Julio Vasquez-Muestra
Julio Vasquez-Muestra
Julio Vasquez-Muestra
E l texto aborda varios temas de singular interés en la pintura Teoría e Historia del Arte, Universidad de Chi-
La morada de la luz. Julio Vásquez Cortés, historia de un coleccionista anómalo • P. E. ZAMORANO – R. GUTIÉRREZ
chilena del siglo XX. En primer lugar la historia de Julio Vásquez le y Doctor en Historia del Arte, Universidad
Complutense de Madrid (1987). Actualmente
Cortés a quien hemos llamado, con justificadas razones, como un
es Profesor Titular de la Universidad de Talca,
“coleccionista anómalo”. Don Julio, que fue un empleado público, Chile, en donde es, además, Director del Ins-
calígrafo del Ministerio de Relaciones Exteriores, logró reunir con tituto de Estudios Humanísticos. Ha sido In-
perseverancia y pocos recursos un importante conjunto de obras vestigador Responsable en varios proyectos
de los artistas pertenecientes a la generación de 1913. Se trató de del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología de
una acción de coleccionismo focalizada en un grupo de pintores Chile, FONDECYT, y autor de numerosos libros
chilenos, en su momento de escasa cotización en el mercado lo- y artículos científicos. Dentro de sus libros más
importantes están El pintor Fernando Álvarez
cal, vinculados al coleccionista por lazos de amistad y parentesco.
de Sotomayor y su huella en América, Universi-
La progresiva importancia de estos pintores en la historiografía dad de La Coruña, España (1994); Gestación de
la escultura en Chile; la figura de Nicanor Plaza,
artística local y la circunstancia de que se le singularice como un Ediciones Artespacio, Santiago de Chile (2012);
grupo de perfiles estéticos y culturales coincidentes, dice relación Memorias de Fernando Álvarez de Sotomayor.
con el hecho que su producción artística, como conjunto, no se Ediciones Universidad de Santiago de Compos-
desperdigó, pudiendo ser reunida y proyectada por la acción de tela, España (2016); El Museo nacional de Be-
este coleccionista. Fue así como en 1958 la colección fue recibida llas Artes: historia de su patrimonio escultórico.
por la Universidad de Concepción, formando parte sustantiva de Colección Museo Nacional de Bellas Artes, San-
su Pinacoteca. tiago de Chile, enero 2016.
Este texto es un eslabón necesario para conocer un poco más a RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES (Resistencia,
Argentina, 1967). Catedrático de Historia del
este singular coleccionista, su sensibilidad e inquietudes, com-
Arte en la Universidad de Granada (España).
prender también cómo fue conformando su colección y cómo, Miembro de la Academia Nacional de la Historia
finalmente, los cuadros llegaron a la Pinacoteca penquista. (Argentina). Su línea de investigación principal
es el Arte Contemporáneo en Latinoamérica.
Los antecedentes que construyen el presente texto provienen, PEDRO EMILIO ZAMORANO PÉREZ Ha comisariado varias exposiciones y publicado
principalmente, del Archivo del crítico español Antonio Romera, RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES más de 200 estudios sobre estos temas entre
con quien don Julio tuvo una relación estrecha. Las cartas que le libros, capítulos y artículos, destacando en los
enviara Vásquez Cortés a Romera, entre 1952 y 1958, han sido últimos años los siguientes libros: Libros ar-
sustanciales para construir este relato. La morada de la luz. gentinos. Ilustración y modernidad, 1910-1936
(Buenos Aires, 2014), Rómulo Rozo. Tallando la
Julio Vásquez Cortés, historia Patria (Bogotá, 2015), Alhambras. Arquitectura
neoárabe en Latinoamérica (Granada, 2016),
de un coleccionista anómalo Memorias de Fernando Álvarez de Sotomayor
(Santiago de Compostela, 2016), Manuel Án-
geles Ortiz. Memoria de la Argentina (Granada,
2017), Patrimonio y modernidad en Latinoamé-
rica. Revistas de arte y arquitectura (1940-1960)
(Bogotá, 2017) y Canarias y América. Puentes
artísticos en el siglo XX (Gáldar, 2018). Ha im-
partido cursos en numerosas instituciones pú-
blicas y privadas de Europa y América.
Universidad de Concepción
Generación del 13. De izquierda a derecha, de pie:
Exequiel Plaza, Claudio de Alas, Tony Rogers (empresario
teatral), Alberto Lobos, Alberto Romero, Pedro Luna,
José Backhaus, Lautaro García, Julio Ortiz de Zárate,
Camilo Mori y Alfredo Lobos. Sentados, al centro: Julio
Vásquez Cortés, Tortola Valencia (bailarina española),
Carlos Predes Saldías y Luis Johnson. Sentados, en el
suelo: Enrique Lobos, Manuel Gallinato, Fernando
Meza y Julio Walton.
Generación del 13. De izquierda a derecha, de pie:
Exequiel Plaza, Claudio de Alas, Tony Rogers (empresario
teatral), Alberto Lobos, Alberto Romero, Pedro Luna,
José Backhaus, Lautaro García, Julio Ortiz de Zárate,
Camilo Mori y Alfredo Lobos. Sentados, al centro: Julio
Vásquez Cortés, Tortola Valencia (bailarina española),
Carlos Predes Saldías y Luis Johnson. Sentados, en el
suelo: Enrique Lobos, Manuel Gallinato, Fernando
Meza y Julio Walton.
PEDR O EMILIO ZAMORANO PÉREZ
RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES
La morada de la luz.
Julio Vásquez Cortés, historia
de un coleccionista anómalo
Trabajo realizado en el contexto del proyecto Fondecyt
“Construcción de archivo de Antonio Romera: revisión del canon
historiográfico de la pintura chilena” (1170874), 2017-2021.
ISBN 978-956-227-511-8
Editorial Universidad de Concepción
Colección Paseante
Primera edición, octubre de 2021
Biblioteca Central, Of. 11, Campus Universitario
Fono (56-41) 204590 - Casilla 160-C, Correo 3
Concepción - Chile
E-mail: [email protected]
Web: editorial.udec.cl
Derechos reservados.
Prohibida su reproducción total o parcial, por cualquier medio o procedimiento,
incluidos la reprografía y el tratamiento informático, sin permiso escrito del titular de los derechos.
4 Presentación
7 Antecedentes
16 Coleccionismo de pequeña escala
22 Julio Vásquez Cortés: un coleccionista anómalo
40 Los itinerarios de la colección
53 Correspondencia de Julio Vásquez Cortés a Antonio Romera
63 La familia Vásquez Cortés: la más retratada
67 Referencias bibliográficas
PRESENTACIÓN
5
Este libro se orienta en esa dirección. Pedro Emilio
Zamorano Pérez y Rodrigo Gutiérrez Viñuales, auto-
res de esta inédita investigación, dan cuenta de la di-
mensión de un personaje hasta ahora aparentemente
secundario: la del coleccionista Julio Vásquez Cortés,
quien es revelado aquí como la figura central que dio
vida al valioso patrimonio artístico que legara a Chile,
a través de la Universidad de Concepción.
En efecto, La morada de la luz. Julio Vásquez Cortés,
historia de un coleccionista anómalo entrega antecedentes
inéditos de este personaje casi desconocido: su relación
cercana con los pintores del Trece, su afanes personales
como coleccionista y los esfuerzos por entregar su he-
rencia patrimonial a instituciones que dieran garantía
cierta del resguardo y la integridad de la colección para
las generaciones futuras.
Sin duda este libro es una importante contribución
para comprender aspectos difusos del origen de nues-
tra Colección Generación del 13, aporte que propicia-
rá, a su vez, nuevas investigaciones que enriquezcan la
historia del arte en Chile.
6
ANTECEDENTES
7
Esta situación no es tan ajena a lo sucedido en Chile
con algunos coleccionistas, dentro de los cuales, y a efec-
tos de dar un contexto a este trabajo, comentaremos los
casos de Eusebio Lillo, Luis Álvarez Urquieta, Fernando
Lobo Parga, Pascual Baburizza y Ricardo Mac Kellar.
Eusebio Lillo (1826-1910) fue un actor relevante
e influyente en el espacio de la cultura local. Perso-
na de amplios conocimientos e inquietudes artísticas
y culturales, como producto de sus viajes e intereses
intelectuales, fue poeta, periodista, empresario y polí-
tico. Autor también de la letra del Himno Nacional de
Chile, quizá su legado más importante al país. Como
representante de la élite ilustrada criolla, integró, ade-
más, la Comisión de Bellas Artes entre 1887 y 1903, E. Lillo
entidad que ejerció un rol tutelar en la institucionali-
dad artística del país, en lo relativo a los procesos de
formación, difusión y patrimonio. Don Eusebio tuvo
un particular interés por coleccionar obras de arte, lle-
gando a conformar una interesante galería de pinturas
y dibujos, que superaba las 120 obras. El historiador
Carlos Silva Vildósola recuerda la casa de Lillo como
“un verdadero museo formado por un amateur de un
gusto exquisito, por un viajero refinado, por un artis-
ta con un sentimiento profundo del arte, de lo bello,
de las plácidas emociones que causan aquellas obras”1.
1
Silva Vildósola, Carlos, Eusebio Lillo. Poesías. Santiago: Nascimento,
Santiago de Chile, 1923, pp. 8-10.
8
A su muerte, Lillo dejó testamentada su voluntad de
traspasar esta pinacoteca a la colección del Museo Na-
cional de Bellas Artes. Según Marisol Richter, “su pi-
nacoteca demuestra que la historia del Museo estuvo
estrechamente ligada con sus benefactores, cuyas do-
naciones determinaron y construyeron su acervo desde
sus inicios en 1880”, agregando que aunque la acepta-
ción de la colección “… no estuvo exenta de polémicas
y presiones al interior de la institución, Lillo consiguió
su propósito, y su colección de 124 pinturas ingresó al
museo”2. Según Ricardo Bindis3, esta colección cons-
tituyó la más significativa aportación de cuadros a la
colección del Museo, con obras tan importantes como
“La perla del mercader”, de Alfredo Valenzuela Puel-
ma.
Otro de los coleccionistas locales que destaca du-
rante la primera mitad del siglo XX fue Luis Álvarez
Urquieta (1877-1945), un estudioso de la pintura chi-
lena, miembro de la Academia de Historia de Chile
y autor de varias publicaciones importantes sobre el
2
Richter, Marisol, “El legado de pinturas de Eusebio Lillo al Museo
Nacional de Bellas Artes”. Colecciones Digitales, Subdirección de Inves-
tigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, Santiago de Chile,
2018, p. 18.
3
Bindis, Ricardo, “El coleccionismo en Chile”, Colección Eugenio
Mandiola Solar; obras maestras de la pintura chilena, Catálogo editado
con ocasión de la exposición de la Colección Eugenio Mandiola Solar
“Maestros de la pintura chilena”, en la Galería de Jorge Carroza López,
Ograma S. A. Santiago de Chile, 1992, p. 18.
9
arte chileno4, quien logro conformar una valiosa ga-
lería de pintura nacional. Una colección, en palabras
de su autor, “… a la que nos ligan infinitas sensacio-
nes, recuerdos, alegrías y tristezas, anexos a nuestra
peregrinación por el mundo”5. Esta colección recibió,
también, elogiosos comentarios de parte de Ricardo
Richon Brunet6, quien, en carta enviada a Álvarez Ur-
quieta el 9 de julio de 1928, habla sobre la hermosa
tarea que había emprendido de “formar una galería de
arte puramente chileno, en la que estarían representa-
dos todos los pintores nacionales”. Valora también el
entusiasmo, la cultura y el profundo amor del colec-
cionista por la pintura nacional y la galería que había
4
Consignamos las siguientes publicaciones de Luis Álvarez Urquieta:
La pintura en Chile durante el periodo colonial, publicación de la Acade-
mia Chilena de la Historia, Santiago de Chile, 1923; La pintura en Chile,
colección Álvarez Urquieta, Santiago de Chile, 1928, Imprenta la Ilus-
tración, y El artista pintor José Gil de Castro, publicación de la Academia
Chilena de Historia, correspondiente de la española, Empresa Periodísti-
ca El Imparcial (San Diego 67), Santiago de Chile, 1934; El artista pintor
Carlos Chatworthy Wood Taylor. Prócer de la Independencia sudamericana,
Publicaciones de la Academia Chilena de la Historia, correspondiente
de la Española, Santiago de Chile, Imprenta Universitaria, 1936; Breve
historia de la pintura en Chile, algunos juicios y nómina de los cuadros de
la Colección Luis Álvarez Urquieta, Santiago, 1938.
5
Álvarez Urquieta, Luis, “Dos palabras” (texto introductorio) en Ca-
tálogo Museo Nacional de Bellas Artes, Cincuentenario de su fundación
1880-1930. Catálogo de la Exposición Extraordinaria. Santiago de Chi-
le, Imprenta Siglo XX, p. 9.
6
Richon Brunet, Ricardo, carta a Luis Álvarez Urquieta. Reprodu-
cida en Catálogo Museo Nacional de Bellas Artes, Cincuentenario de su
fundación 1880-1930. Catálogo de la Exposición Extraordinaria. Santia-
go de Chile, Imprenta Siglo XX, pp. 6 -7.
10
formado, además de sus conocimientos y vínculos con
los medios artísticos e intelectuales del país. La colec-
ción, de 167 obras7, fue traspasada al Museo Nacional
de Bellas Artes en 1928, dando origen al libro La pin-
tura en Chile, colección Luis Álvarez Urquieta. El texto
tiene un particular interés, ya que esbozó un primer
intento de articulación de la historia de la pintura na-
cional y, a la vez, generó las bases de un primer guión
curatorial para el Museo Nacional. A partir de esta
colección, podríamos decir, se constituye la primera
sistematización historiográfica de la pintura chilena. A
este respecto, Onofre Jarpa se refiere a la colección en
los siguientes términos: “Con grande amor al arte, con
voluntad decidida y una constancia a toda prueba, el
señor don Luis Álvarez Urquieta ha logrado reunir un
L. Álvarez Urquieta
lote de cuadros de pintores chilenos que difícilmente
podría presentar otro aficionado y coleccionista. No
son las grandes telas lo que vemos sobresalir en esta
colección: es la historia de la pintura nacional”8.
Fernando Lobo Parga (1916-1973) fue otro de los
coleccionistas que formó su galería de obras con un
sentido histórico, llegando a reunir cerca de cuatro-
cientas obras. En el archivo del historiador Antonio
7
Bindis, Ricardo, Op. cit., p. 5.
8
Jarpa, Onofre, “Introducción” al libro La pintura en Chile, colección
Álvarez Urquieta, Imprenta La Ilustración, Santiago de Chile, julio de
1928, p. 5.
11
Romera9 encontramos un documento de fecha 12 de
junio de 1970 que, bajo el nombre “Informe sobre la
Colección Lobo Parga”, entrega datos sobre este in-
teresante conjunto de pinturas, señalándola como la
colección privada “más importante en su género” de
las existentes en el país. “Lo más destacado del grupo
de telas –señala el crítico español– no es solo la cali-
dad intrínseca de ellas considerada aisladamente, sino
el hecho de constituir una serie vertebrada, una armo-
nía orgánica y de ofrecernos en este orden de cosas un
panorama del arte nacional y un testimonio de lo que
han sido las artes visuales en el país durante su corta
e intensa vida”. La colección, según información que
nos reporta Romera en este documento, abarcaba un
conjunto de obras desde el siglo XVII hasta ese mo-
mento. “Desde el pintor anónimo de la Adoración de
los Reyes Magos, hasta las piezas entrañables de Rei-
naldo Villaseñor (1962)”. Entre esos dos extremos se
habría hallado presente la mayor parte de los maestros
chilenos, dentro de los cuales menciona a Ernesto Mo-
lina, “con su exquisita obra ‘La italiana’”, continuando
con obras importantes de Pedro Lira, Alberto Valen-
zuela Llanos, Alfredo Valenzuela Puelma, Juan Fran-
cisco González, Ramón Subercaseaux, Julio Fossa Cal-
derón, Pablo Burchard y Luis Strozzi. Según comenta
9
Archivo en poder de uno de los autores de esta publicación.
12
Ricardo Bindis, en julio de 1970 el Banco del Estado
tuvo intenciones de adquirir la colección, que contabi-
lizaba 378 piezas, iniciativa que, lamentablemente, no
prosperó diluyéndose la colección luego de la muerte
de Lobo Parga.
Pascual Baburizza Soletic (1875-1941), nacido en
la actual Croacia, se radicó en Chile en 1892, cuando
había cumplido 17 años de edad. Como coleccionista
de arte, logró reunir cerca de un centenar de obras,
muchas de las cuales había adquirido en sus viajes a
Europa. La pinacoteca contaba con importantes obras
de artistas del siglo XIX, entre ellos Boudin, Isabey,
P. Barburizza
Harpiguies, Ziem, Hernri Rousseau y Julio Romero
de Torres, entre otros. Este empresario, que a lo lar-
go de su vida gozó de prestigio y fortuna, testó a su
muerte una parte importante de su patrimonio artísti-
co. Según reza su testamento, en su artículo Noveno:
“Lego mis cuadros de mi casa habitación de Valparaíso
al Museo de Bellas Artes de Santiago, para iniciar la
fundación de un Museo de Bellas Artes en Valparaíso
o Viña del Mar o para incrementar las obras de uno ya
existente en cualesquiera de esa ciudades. Es condición
de este legado que los cuadros queden en una de estas
dos ciudades”10. Una parte importante de estas obras
10
Torres Dujusin, Isabel, La vida de un croata: Pascual Baburizza So-
litic, Ediciones Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, Chile, 2003, p.
126.
13
forman parte de la colección que se exhibe en el Museo
Baburizza de Valparaíso11.
Ricardo Mac Kellar Jaraquemada (1928-2019),
otro coleccionista interesante, logró reunir a lo largo
de 60 años una importantísima colección de pintura
nacional. Mac Kellar, que fue también un estudioso
de la pintura chilena, coleccionó un conjunto de obras
que superaba los 400 cuadros. Una parte de ese patri-
monio, de alrededor de 150 obras, fue donado por el R. Mac Kellar
14
y, a veces, también de iniciativas, y que no hay una
acción pública eficiente destinada a registrar la pro-
ducción de los creadores nacionales.
De este modo nuestras principales colecciones pú-
blicas nos ofrecen relatos parciales e incompletos de la
historia artística local, evidenciando omisiones sensi-
bles especialmente en el registro historiográfico de los
artistas y grupos generacionales más recientes.
15
COLECCIONISMO DE PEQUEÑA ESCALA
16
cuadros que De Rokha sube en su auto y lleva al sur, a
los pueblos y villorrios donde trata de venderlos como
sea”12. La venta de cuadros, que concilia con otras ac-
tividades académicas y de creación literaria, representó
un importante sustento económico en la sufrida vida
del vate. “... yo salgo, sudando, a vender cuadros, sí,
a vender cuadros para comer como catedrático”13. La
ausencia de galerías o exposiciones periódicas en las
provincias –contadas las excepciones de Valparaíso y
Concepción– propició esta suerte de primer ejercicio
de descentralización del mercado artístico en un país
que –por entonces y todavía– concentraba fuertemen-
te sus procesos artísticos relacionados con la forma-
ción, el patrimonio y la difusión artística en la capital.
Recién en la medianía de los años sesenta, con la crea-
ción de los Colegios Regionales Universitarios, luego
sedes regionales, dependientes de la Universidad de
Chile y la Universidad Técnica del Estado y al tenor de
los programas formación profesional y de Extensión
de estos planteles, se fueron generando carreras artísti-
cas y programas de exposiciones que propiciaron tanto
la formación de colecciones institucionales, como la
oportunidad de desarrollar este tipo de coleccionismo
que hemos denominado como de “pequeña escala”.
12
Bisama, Álvaro Mala lengua: un retrato de Pablo de Rokha, Alfagura,
Santiago de Chile, 2020, p. 107.
13
Op. cit., p. 121.
17
Estas instituciones educacionales derivaron a partir de
1981 en universidades regionales autónomas, como
fue el caso de las universidades de Tarapacá, Antofa-
gasta, La Serena, Talca, Chillán y Temuco. El desarro-
llo y consolidación de estos planteles, la creación de
carreras artísticas en ellos y la oferta de un programa
sostenido de exposiciones en sus programas de exten-
sión favorecieron la formación de audiencias y el co-
leccionismo en regiones.
El coleccionismo de pequeña escala concentró la
obra de dos tipos de artistas. En primer lugar los artis-
tas locales, que residían y desarrollaban sus proyectos
desde la provincia. Aun cuando los ejemplos son mu-
chísimos, para los efectos de este estudio citaremos,
a modo de ejemplo, los casos de Orlando Mellado,
en Talca; Baltazar Hernández, en Chillán; Pedro Ol-
mos, en Linares; Iván Contreras y Albino Echeverría,
en Concepción, y Ricardo Anwandter, en Valdivia. De
otra parte encontramos un grupo de artistas de ma-
yor visibilidad nacional que actuaban en los circuitos
académicos o comerciales de Santiago, dentro de los
cuales destacan los pintores de la generación de 1940.
Se trata de un conjunto de artistas, muchos de ellos
14
Cruz, Isabel, Historia de la pintura y la escultura en Chile desde la
Colonia al siglo XX, Editorial Antártica, Santiago de Chile, 1984, p. 400.
18
formados en la Escuela de Bellas Artes de la Univer-
sidad de Chile y que comienzan su producción crea-
tiva alrededor de esa década. Entre ellos destacamos a
Fernando Morales Jordán, Raúl Ulloa Burgos, Benito
Ramos Catalán, Carlos Pedraza, Sergio Montecino,
Ximena Cristi, Manuel Gómez Hassan, Augusto Bar-
cia, Ana Cortés, Eduardo Ossandón, Inés Puyó, Israel
Roa, Reinaldo Villaseñor, Hardy Wistuba y Arturo Pa-
checo Altamirano, entre otros. La obra de estos artistas
tuvo algo especial que interesó a estos coleccionistas.
Según Isabel Cruz, “en la mayor parte de estos pinto-
res resurge el amor por la naturaleza chilena, por las
escenas costumbristas, por los interiores, la esplendi-
dez de un bodegón o la plasticidad de una figura en
meditación”14. Su lenguaje estético grosso modo estu-
vo más cercano a lo figurativo, conjugando elementos
tanto del impresionismo como del expresionismo. En
esto marcaron un acento distinto a otros movimien-
tos artísticos nacionales de ese entonces, tales como
los geométricos del grupo Rectángulo, luego Forma
y Espacio15, liderados por Ramón Vergara Grez, o los
15
El grupo Rectángulo fue fundado en 1955 por Ramón Vergara
Grez y Gustavo Poblete e integrado inicialmente por Matilde Pérez, Elsa
Bolívar, Ximena Cristi, Maruja Pinedo y Uwe Grumann. En 1965 se
refunda como Movimiento Forma y Espacio, integrándose varios artistas
más.
19
llamados “Informalistas”, del Grupo Signo16, en don-
de destacan los artistas José Balmes y Gracia Barrios.
Las obras de los artistas de 1940, en especial sus
paisajes, reencontraban a los coleccionistas con luga-
res, personajes y objetos conocidos, y esto despertó su
interés. El tamaño de las obras, de mediano forma-
to, también fue un buen aliado, ya que guardaba una
armoniosa proporción con los muros del chalet. De
este modo se fueron formando pequeños conjuntos
de obras que, las más de las veces, no pasaban de una
docena de cuadros. Estas colecciones solían tener su
“nave insignia”, honor que muchas veces correspondía
a una vista de Angelmó de Arturo Pacheco Altamira-
no, cuando no de un bodegón con flores de Carlos Pe-
draza o una acuarela de Wistuba, a modo de ejemplo.
16
Formado en los inicios de la década de los sesenta, integró a los
pintores José Balmes, Gracias Barrios, Alberto Pérez y Eduardo Martínez
Bonati.
20
Retrato de Julio Vásquez Cortés,
Exequiel Plaza. Dibujo - Lápiz grafito, papel, 20,7 x 16,1 cm.
Pinacoteca Universidad de Concepción
21
JULIO VÁSQUEZ CORTÉS17: UN COLECCIONISTA
ANÓMALO
17
Las noticias biográficas de este coleccionista son bastante escasas.
Sin embargo, por lo que se desprende del recorte de prensa que más
abajo se cita, en donde se señala que Julio Vásquez Cortés tenía 70 años
cuando se hizo la nota, entendemos que el año de su nacimiento habría
sido en 1884.
18
Isamitt, Carlos, “Los pintores que comenzaron su figuración alre-
dedor del año 1913”, Conferencia, agosto/septiembre N° 3, Universidad
de Chile, 1946, p. 53.
22
PEDRO EMILIO ZAMORANO PÉREZ (Santiago
de Chile, 1953). Magíster en Artes mención
E l texto aborda varios temas de singular interés en la pintura Teoría e Historia del Arte, Universidad de Chi-
La morada de la luz. Julio Vásquez Cortés, historia de un coleccionista anómalo • P. E. ZAMORANO – R. GUTIÉRREZ
chilena del siglo XX. En primer lugar la historia de Julio Vásquez le y Doctor en Historia del Arte, Universidad
Complutense de Madrid (1987). Actualmente
Cortés a quien hemos llamado, con justificadas razones, como un
es Profesor Titular de la Universidad de Talca,
“coleccionista anómalo”. Don Julio, que fue un empleado público, Chile, en donde es, además, Director del Ins-
calígrafo del Ministerio de Relaciones Exteriores, logró reunir con tituto de Estudios Humanísticos. Ha sido In-
perseverancia y pocos recursos un importante conjunto de obras vestigador Responsable en varios proyectos
de los artistas pertenecientes a la generación de 1913. Se trató de del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología de
una acción de coleccionismo focalizada en un grupo de pintores Chile, FONDECYT, y autor de numerosos libros
chilenos, en su momento de escasa cotización en el mercado lo- y artículos científicos. Dentro de sus libros más
importantes están El pintor Fernando Álvarez
cal, vinculados al coleccionista por lazos de amistad y parentesco.
de Sotomayor y su huella en América, Universi-
La progresiva importancia de estos pintores en la historiografía dad de La Coruña, España (1994); Gestación de
la escultura en Chile; la figura de Nicanor Plaza,
artística local y la circunstancia de que se le singularice como un Ediciones Artespacio, Santiago de Chile (2012);
grupo de perfiles estéticos y culturales coincidentes, dice relación Memorias de Fernando Álvarez de Sotomayor.
con el hecho que su producción artística, como conjunto, no se Ediciones Universidad de Santiago de Compos-
desperdigó, pudiendo ser reunida y proyectada por la acción de tela, España (2016); El Museo nacional de Be-
este coleccionista. Fue así como en 1958 la colección fue recibida llas Artes: historia de su patrimonio escultórico.
por la Universidad de Concepción, formando parte sustantiva de Colección Museo Nacional de Bellas Artes, San-
su Pinacoteca. tiago de Chile, enero 2016.
Este texto es un eslabón necesario para conocer un poco más a RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES (Resistencia,
Argentina, 1967). Catedrático de Historia del
este singular coleccionista, su sensibilidad e inquietudes, com-
Arte en la Universidad de Granada (España).
prender también cómo fue conformando su colección y cómo, Miembro de la Academia Nacional de la Historia
finalmente, los cuadros llegaron a la Pinacoteca penquista. (Argentina). Su línea de investigación principal
es el Arte Contemporáneo en Latinoamérica.
Los antecedentes que construyen el presente texto provienen, PEDRO EMILIO ZAMORANO PÉREZ Ha comisariado varias exposiciones y publicado
principalmente, del Archivo del crítico español Antonio Romera, RODRIGO GUTIÉRREZ VIÑUALES más de 200 estudios sobre estos temas entre
con quien don Julio tuvo una relación estrecha. Las cartas que le libros, capítulos y artículos, destacando en los
enviara Vásquez Cortés a Romera, entre 1952 y 1958, han sido últimos años los siguientes libros: Libros ar-
sustanciales para construir este relato. La morada de la luz. gentinos. Ilustración y modernidad, 1910-1936
(Buenos Aires, 2014), Rómulo Rozo. Tallando la
Julio Vásquez Cortés, historia Patria (Bogotá, 2015), Alhambras. Arquitectura
neoárabe en Latinoamérica (Granada, 2016),
de un coleccionista anómalo Memorias de Fernando Álvarez de Sotomayor
(Santiago de Compostela, 2016), Manuel Án-
geles Ortiz. Memoria de la Argentina (Granada,
2017), Patrimonio y modernidad en Latinoamé-
rica. Revistas de arte y arquitectura (1940-1960)
(Bogotá, 2017) y Canarias y América. Puentes
artísticos en el siglo XX (Gáldar, 2018). Ha im-
partido cursos en numerosas instituciones pú-
blicas y privadas de Europa y América.
Universidad de Concepción