Confeccion de Plantillas Ortopedicas Modulo 1

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CONFECCIÓN DE PLANTILLAS

ORTOPÉDICAS
TIPO LELIÉVRE
MÓDULO I

Equipo Trabajo Organismo Técnico de Capacitación INTO.


INTRODUCCIÓN

Las anomalías ortopédicas del pie causan gran afección a nivel del aparato
locomotor, produciendo una alteración en la marcha. Consecutivo de esto, pueden
producir alteraciones mecánicas de la extremidad inferior de gran magnitud y
pueden desencadenar en alteraciones ortopédicas que en evolución terminan
resolviéndose con cirugías.
Las Plantillas Ortopédicas tipo Leliévre son productos orto-protésicos indicadas de
primera elección por Médicos Traumatólogos gracias a su efectividad.

Actualmente, las Plantillas Ortopédicas convencionales son fabricadas con


materiales especializados de alta y baja densidad, de acuerdo con el método de
Leliévre que se pueden adquirir fácilmente en nuestro país.

Las técnicas empleadas en el presente Curso de Capacitación están acordes a


nuestra realidad, con relación a los materiales disponibles para su ejecución. La
metodología con este procedimiento en la confección de Plantillas Ortopédicas se
basa en la enseñanza para que nuestros participantes pueden ejecutar de manera
eficiente los contenidos entregados en la capacitación.
MÓDULO 1

FUNDAMENTOS BIOMECÁNICOS EN EL DISEÑO DE ORTESIS PLANTAR

El pie del ser humano, con sus 28 huesos, 55 articulaciones, múltiples ligamentos y
músculos, es una estructura perfectamente adaptada para cumplir con las múltiples
exigencias de apoyo y locomoción del cuerpo humano, así como para la realización
de los movimientos más complejos.

Desde un punto de vista funcional podemos dividir las funciones del pie en:

• Función motora. Gracias a la cual se logra el impulso necesario para caminar,


correr y saltar.
• Función de equilibrio. Ésta se lleva a cabo a expensas de la articulación del
tobillo, los huesos metatarsianos en el antepié y los ligamentos laterales que
actúan a modo de cinchos.
• Función amortiguadora de las presiones. Al correr, el pie permanece sobre el
suelo 0.25 segundos a 12 km/h, soportando un individuo de 70 kg una media
de 110 toneladas durante 1,500 m.

Para fines didácticos, el pie está dividido en tres unidades anatomo-funcionales:

El retropié, que está constituido por el astrágalo, que se articula con el calcáneo y
forma la articulación subastragalina (punto de apoyo posterior).

El medio pie, integrado por el escafoides, que se articula con la cabeza del
astrágalo, el cuboides que se articula con el escafoides y las bases de los
metatarsianos.

El antepié, formado por los cinco metatarsianos y sus respectivas falanges:


proximales, medias y distales con las que constituyen los diferentes rayos del
antepié. La disposición de todos sus huesos entre sí forma una bóveda en la parte
media del pie que le da una gran resistencia para la carga de peso y el esfuerzo
para lo cual se apoya en tres puntos que se conocen como trípode podálico.

Esta bóveda no forma un triángulo equilátero exacto, pero se presta a comparación


ya que sus puntos de apoyo están comprendidos en la zona de contacto con el suelo
formando lo que se denomina impresión o huella plantar. Sus puntos de apoyo son
la cabeza del primer metatarsiano, la cabeza del quinto metatarsiano y la apófisis
del calcáneo. De estos puntos se desprende la formación de tres arcos. Estos son
el arco externo, el arco transverso o anterior y el arco interno o longitudinal. Este
último es el más largo y alto, además de ser el más importante de los tres, tanto
desde el punto de vista estático como dinámico; además es el único visible
clínicamente.

El arco longitudinal o interno comprende cinco huesos que son: el primer


metatarsiano, que sólo descansa en el suelo en el punto de apoyo de su cabeza; la
primera cuña, que no tiene contacto con el suelo; el escafoides tarsal, al cual se le
considera como el hueso. La bóveda plantar no forma triángulo equilátero, pero
posee tres arcos y tres puntos de apoyo, (Álvarez Camarena Ch y col. Desarrollo y
biomecánica del arco plantar www.medigraphic.org.mx) ve en la formación de la
bóveda plantar y que en la edad adulta promedia una elevación de 15 a 18 mm por
encima del suelo; el astrágalo, que es el que se encarga de distribuir a través de la
bóveda los impulsos provenientes de la pierna; y por último, el calcáneo, que
descansa sobre el suelo por su extremo posterior.

El arco externo incluye a tres huesos: el quinto metatarsiano, sobre cuya cabeza
descansa el apoyo anterior; el cuboides, que se encuentra en suspensión y sin
contacto con el suelo, y el calcáneo cuyas tuberosidades posteriores constituyen el
punto de apoyo posterior. Este arco es mucho más rígido que el arco interno, lo que
le permite transmitir adecuadamente el impulso motor del tríceps sural, potenciado
en su mayor parte por el gran ligamento calcáneo cuboideo plantar, cuyos fascículos
profundo y superficial impiden que las articulaciones calcáneo-cuboidea y cuboideo-
metatarsiana se entreabran por su parte inferior bajo la influencia del peso del
cuerpo.

• Los arcos permiten que exista el espacio suficiente para que coexistan tejidos
blandos, tejidos necesarios para amortiguar los impactos a los que
sometemos a nuestros pies.

• En segundo lugar, un arco permite unas estabilidades mucho mayores a la


hora de ponernos de pie, caminar o correr, haciendo a estos movimientos lo
más regulares, armónicos y equilibrados posibles.
• En tercer lugar, los arcos del pie están diseñados para que la carga que
representa nuestro propio cuerpo se distribuya uniformemente, de manera
que podemos mantenernos de forma erguida.
• En cuarto lugar, los arcos representan estructuras a modo de resorte para
músculos, fascias y ligamentos.
• En quinto y último lugar (pero no por ello menos importante), los arcos le dan
una forma al pie perfecta para adaptarse a todo tipo de terreno y no perder
eficiencia a la hora de movernos sobre las distintas superficies.

Los arcos sufren modificaciones por el efecto de la carga, principalmente el arco


longitudinal, el que puede descender, tanto por laxitud de los ligamentos como por
falta de tensión muscular, lo que ocasiona un desplazamiento de la cabeza del
astrágalo hacia adentro, el eje del pie posterior se desvía hacia adentro, mientras
que el eje del pie anterior lo hace hacia afuera, el pie posterior gira en aducción-
pronación y ligera extensión, mientras que el pie anterior efectúa una desviación en
flexión-abducción-supinación, lo que genera el pie plano valgo elástico de la
infancia.
En el arco externo también se producen desplazamientos verticales del calcáneo;
el cuboides, por su parte, desciende junto con la estiloides del quinto metatarsiano
con un retroceso del talón y avance de la cabeza del quinto metatarsiano.

El arco anterior o transverso se aplasta y se extiende a cada lado del segundo


metatarsiano. La distancia entre los metatarsianos aumenta significativamente, de
modo que esta distancia se ensancha aproximadamente 12 mm en el pie adulto
bajo carga. Los ligamentos articulares son los elementos estáticos del pie que
mantienen unidos los distintos huesos entre sí para darle soporte a los arcos. La
estabilidad estática la dan los ligamentos, mientras que la estabilidad dinámica es
generada por los músculos, que proporcionan resistencia y movimiento. Si se
mantienen en equilibrio las fuerzas evertoras con las invertoras, el pie conserva un
buen balance y, por tanto, la altura fisiológica de sus arcos. Además de la marcha,
el pie tiene entre otras funciones: sujetarse al terreno, patear, trotar, soportar peso,
empujar, correr, saltar, sentir, etcétera.

BIOMECÁNICA DEL ARCO TRANSVERSO

El arco anterior o transverso tiene como puntos de apoyo las cabezas del primer y
quinto metatarsiano, con lo cual las cabezas de los otros tres metatarsianos
normalmente no tienen contacto con el suelo. Sin embargo, en muchas patologías
en las que existe un desbalance entre los músculos intrínsecos del pie, se ocasiona
el aplanamiento de este arco, lo que contribuye a la formación de los dedos en garra
y a la aparición de callosidades plantares de dolor variable. La transmisión de los
impulsos mecánicos se puede leer por la disposición de las trabéculas óseas donde
las trabéculas que nacen de la cortical anterior de la tibia recorren oblicuamente
hacia abajo y atrás para diseminarse en el abanico subtalámico en dirección al
estribo posterior del arco, mientras que aquellas que se originan de la cortical
posterior de la tibia se orientan hacia abajo y hacia adelante en el cuello y cabeza
del astrágalo para atravesar el escafoides, la cuña y el primer metatarsiano

El arco interno conserva su concavidad gracias a los ligamentos y a los músculos


que actúan como tensores, principalmente el tibial posterior, el peroneo lateral largo,
el flexor del primer dedo y el aductor de este. Por el contrario, el extensor propio del
primer dedo, así como el tibial anterior tienden a aplanarlo. La distribución de la
carga sobre los tres puntos de apoyo del pie no es uniforme; se considera que, en
posición erguida, vertical e inmóvil, el peso se distribuye en un 50% hacia el
calcáneo y el otro 50% se divide: un tercio sobre el apoyo antero externo

Los arcos sufren modificaciones por el efecto de la carga, principalmente el arco


longitudinal, el cual puede descender tanto por laxitud de los ligamentos como por
falta de tensión muscular, lo que ocasiona un desplazamiento de la cabeza del
astrágalo hacia adentro, el eje del pie posterior se desvía hacia adentro, mientras
que el eje del pie anterior lo hace hacia afuera, el pie posterior gira en aducción-
pronación y ligera extensión, mientras que el pie anterior efectúa una desviación en
flexión-abducción-supinación, lo que genera el pie plano valgo elástico de la
infancia. En el arco externo también se producen desplazamientos verticales del
calcáneo; el cuboides, por su parte, desciende junto con la estiloides del quinto
metatarsiano con un retroceso del talón y avance de la cabeza del quinto
metatarsiano. El arco anterior o transverso se aplasta y se extiende a cada lado del
segundo metatarsiano. La distancia entre los metatarsianos aumenta
significativamente, de modo que esta distancia se ensancha aproximadamente 12
mm en el pie adulto bajo carga. Los ligamentos articulares son los elementos
estáticos del pie que mantienen unidos los distintos huesos entre sí para darle
soporte a los arcos. La estabilidad estática la dan los ligamentos, mientras que la
estabilidad dinámica es generada por los músculos, que proporcionan resistencia y
movimiento. Si se mantienen en equilibrio las fuerzas evertoras con las invertoras,
el pie conserva un buen balance y por tanto la altura fisiológica de sus arcos.
Además de la marcha, el pie tiene entre otras funciones: sujetarse al terreno, patear,
trotar, soportar peso, empujar, correr, saltar, sentir, etc

ESTUDIO DEL PIE DINÁMICO Y ESTÁTICO

La biomecánica humana es la ciencia que estudia el movimiento y la forma en que


nos movemos los seres humanos. Las alteraciones del aparato
locomotor diagnosticadas precozmente son susceptibles, en gran medida, de
tratamiento y corrección hasta la edad aproximada de los 14 años; de ahí la
importancia de detectar a tiempo dichas anomalías y poner las medidas terapéuticas
necesarias, a fin de evitar daños irreparables en la edad adulta.

El estudio biomecánico de la marcha o pisada consiste en el análisis del pie en


posición estática y dinámica, así como su relación con otras estructuras tal como la
rodilla, la cadera o la columna. Realizando un correcto estudio de la marcha
podemos prevenir la aparición de lesiones musculares y osteoarticulares como los
esguinces de repetición, metatarsalgia, fascitis plantares, espolones calcáneos,
tendinitis, sobrecargas musculares, condropatías, basculaciones pélvicas, etc.

El estudio biomecánico, también, nos sirve para la evaluación pre y post tratamiento
de diversas patologías: después de la realización de una cirugía, después de un
proceso de rehabilitación, etc.

El peso en los pies es uno de los mayores problemas, y es que, aunque muchos
crean que el peso que se carga en la espalda solo la afecta a ella, lo cierto es que
acaba repercutiendo en todo el cuerpo. Las personas suelen soportar un gran peso
diario en la espalda, ya sea por mochilas, bolsos o macutos. Esta costumbre tan
habitual supone un gran esfuerzo para el cuerpo y sobre todo para los pies.
La repercusión variará en función de:

• Cuanto peso se carga: a mayor peso mayor es el estrés al que se someten


los pies.
• Como se lleva o se reparte el peso: la forma en la que se reparte el peso,
no es lo mismo cargarlo a la espalda de manera homogénea o llevarlo todo
en un hombro o en los dos.

Aunque pudiera parecer que los pies están muy lejos de la espalda, lo cierto es que
todo lo que hagamos en el cuerpo acabará repercutiendo en ellos, dado que son el
soporte de este. El pie es una estructura compleja formada por huesos, músculos y
ligamentos que trabajan en equipo para repartir la carga del propio cuerpo y así
poder accionar el proceso de locomoción. Por ello, cuando se aumenta la carga, se
produce un incremento en el estrés de la estructura plantar, que puede llegar a
provocar problemas y cambios en la pisada si este peso se reitera en el tiempo.

Consecuencias del peso en los pies:

• Aumento de la tensión en los tendones, lo que contribuye a la aparición de


tendinitis o roturas fibrilares. Esto se produce cuando los ligamentos y los
tendones se estiran produciendo un aplanamiento de la bóveda plantar.
• Los puntos de presión de la planta del pie se ven afectados debido al peso,
comienzan a aparecer durezas y callosidades, lo que hace que los pies,
además de ponerse feos, comiencen a presentar dolores.

Para evitar o mitigar los daños que provoca el peso excesivo es necesario llevar la
carga de la manera más correcta posible si no se puede evitar. Los bolsos para ir al
trabajo o las odiadas mochilas escolares son elementos de uso diario que no
pueden evitarse, ya que se hacen necesarios para las actividades cotidianas.
MOTORES PRINCIPALES EN LOS MOVIMIENTOS DEL PIE

Nuestros pies realizan trabajos forzados, son mucho más que una simple
plataforma, ya que gracias a sus diferentes estructuras ayudan en a trasladarnos a
todas partes mientras transportan toda la carga del cuerpo. Los músculos pequeños
y grandes del pie se pueden dividir en músculos dorsales y plantares.
Todos los músculos que se encuentran en la zona plantar del pie son compatibles
con los otros músculos y realizan importantes tareas de estabilización del pie. Por
ejemplo, los músculos lumbricales soportan el movimiento de los dedos y permite
que los mismo se junten, además, aumentan la estabilidad de todo el pie. Los
demás músculos de la región plantar del pie garantizan la interacción activa en el
pie que permiten sentarse, absorber golpes y repeler la fuerza ejercida sobre ellos
y le dan al arco plantar soporte y resistencia.

SISTEMA ARTICULAR DEL PIE

Se conoce como articulación al conjunto de elementos o tejidos que permiten la


unión entre dos o más huesos. De acuerdo con su grado de movimiento podemos
clasificar a las articulaciones en tres tipos:

a) Articulaciones inmóviles o sinartrosis

Están constituidas por dos extremos óseos más un tipo de tejido que une a estos
elementos y que mantiene la rigidez entre las piezas óseas. Este tipo de
articulaciones se encuentran en el cráneo y en los huesos largos en crecimiento.
Las sinartrosis constituyen puntos en donde se produce crecimiento óseo. En
relación con el tipo de tejido dispuesto entre los huesos la sinartrosis se divide en:
sinfibrosis o suturas, en las cuales hay tejido fibroso interpuesto, ejemplo, la sutura
interparietal o sagital y las sincondrosis en las que hay tejido cartilaginoso
interpuesto, ejemplo, la articulación occípito-esfenoidal o la unión diáfisis-epífisis de
un hueso largo. En los sujetos adultos estas sinartrosis sufren procesos de
osificación constituyendo las llamadas sinostosis.

b) Articulaciones semimóviles o anfiartrosis

Permiten leves movimientos y se reconocen dos tipos: las sínfisis, donde los
extremos óseos están unidos por un disco de tejido fibrocartilaginoso, ejemplo, la
sínfisis púbica o las articulaciones entre los cuerpos vertebrales y las sindesmosis,
donde las piezas óseas son mantenidas en posición por una membrana o ligamento
interóseo de tipo fibroso, ejemplo, la articulación tibio-fibular distal.

c) Articulaciones móviles, sinoviales o diartrosis

Articulaciones móviles, cuya diferencia con las precedentes es la presencia de una


membrana sinovial y de un espacio o la cavidad articular entre los extremos óseos.

Elementos de una diartrosis típica:

1. Extremos óseos, adoptan diversas formas, cubiertos por el cartílago articular,


hialino o fibroso según la articulación, lo que le da un aspecto liso o pulido a la
superficie articular. Este cartílago articular no posee inervación ni irrigación.
2. Cápsula articular, manguito fibroso que une las piezas óseas y se inserta en
la periferia de las superficies articulares. La cápsula se continúa con el
periostio.
3. Membrana sinovial, Tejido que tapiza el interior de la cápsula articular sin
sobrepasar al cartílago articular, muy vascularizada produce el líquido sinovial
que ocupa la cavidad articular lubricando los extremos óseos.
4. Meniscos, rodetes, y discos corresponden a tejido fibro-cartilaginoso de forma
especial, presentes en algunas diartrosis. Los meniscos articulares en forma
de placa, se insertan en la cápsula articular y se proyectan en el espacio
articular, interrumpiendo la continuidad de la membrana sinovial y en algunos
casos de la cavidad articular, su función es armonizar las superficies
articulares y amortiguar presiones. Los rodetes articulares corresponden a
anillos ubicados en el borde de las cavidades articulares, como, por ejemplo,
el acetábulo o la cavidad cotiloídea (coxal) o la cavidad glenoídea (escápula)
y cuya función es aumentar la profundidad de la cavidad y mejorar la retención
de la pieza ósea de mayor movilidad de la articulación.
5. Ligamentos, corresponden a bandas de tejido fibroso que refuerzan a la
cápsula articular y de acuerdo con su ubicación se dividen en: intracapsulares,
por ejemplo, los ligamentos cruzados de la rodilla, que están dentro de la
cápsula, pero fuera de la sinovial y los ligamentos extracapsulares que están
ubicados por fuera de la cápsula. Además de los ligamentos, los tendones y
músculos cumplen una función similar, manteniendo las superficies articulares
en posición.

La cápsula, membrana sinovial y ligamentos presentan vascularización e inervación


sensitiva y propioceptiva que informa al sistema nervioso central sobre el grado de
tensión que está soportando la articulación.

Los movimientos que presenta una diartrosis están supeditados a la forma de las
superficies articulares y los ligamentos. Estos movimientos son: flexión, movimiento
que disminuye el ángulo formado por el eje de dos huesos; extensión, antagónico
al anterior, en que aumenta el ángulo formado por el eje de los huesos; abducción,
movimiento en el cual el eje del hueso se aleja de la línea media; aducción,
antagónico al anterior, en el cual el eje del hueso se acerca a la línea media;
rotación, movimiento en el cual el hueso gira alrededor de su eje central;
circunducción, movimiento complejo en el cual el hueso va pasando sucesivamente
por los movimientos anteriores, describiendo durante su acción un cono con sus
bordes.

Sin embargo, en los miembros existen algunos movimientos que ha sido útil
describir y denominar en forma especial. Supinación: movimiento de rotación en el
cual la superficie ventral del miembro superior es llevada hacia adelante (por
ejemplo, al llevar la mano hasta la posición anatómica). Pronación: movimiento de
rotación que lleva la superficie ventral del miembro hacia dorsal, antagonizándose
al anterior. Eversión; es un movimiento en el cual la planta del pie se inclina hacia
lateral mientras que, en la inversión, la planta del pie se inclina hacia medial.

Algunas articulaciones que son constantemente requeridas para mantener la


postura del cuerpo presentan una posición llamada de bloqueo o "de cierre". En esta
posición, las superficies articulares son congruentes y su área de contacto es
máxima. La cápsula y los ligamentos están tensos y mantienen la estabilidad de la
posición articular. Para mantener esta posición de bloqueo la acción muscular es
mínima.

De acuerdo con la forma de las superficies articulares las diartrosis se pueden


clasificar en distintos grupos.

• Articulaciones esferoideas, en que un segmento de esfera macizo se


corresponde con un segmento de esfera hueco, por ejemplo, la articulación del
hombro, la articulación de la cadera. Éstas permiten movimientos de flexión,
extensión, abducción, adducción, rotación y circunducción. Son poliaxiales, ya
que presentan tres ejes de movimiento.
• Articulación condílea, en que un segmento elipsoideo convexo se corresponde
con una cavidad elíptica, por ejemplo, la articulación radiocarpiana. Esta
permite movimientos de flexión, extensión, abducción, adducción y
circunducción, siendo imposible el movimiento de rotación. Son biaxiales con
dos ejes de movimiento.
• Articulación en silla de montar en que una superficie cóncava en un sentido y
convexa en otro se corresponde con otra recíproca encajando perfectamente.
Por ejemplo, la articulación esterno-clavicular. A este nivel se pueden realizar
movimientos de flexión, extensión, aducción, abducción y circunducción. Son
biaxiales.
• Articulación en bisagra, en las de este tipo una superficie articular tiene forma
de polea con un canal y dos vertientes y se corresponde con una superficie
opuesta. Por ejemplo, la articulación húmero-ulnar. Permite movimientos de
flexión y extensión solamente. Son uniaxiales, con un sólo eje de movimiento.
• Articulación trocoide, permite sólo movimientos de rotación, corresponde a un
cilindro óseo que gira en un anillo osteoligamentoso. Por ejemplo, la
articulación radio-ulnar proximal. Permite sólo la rotación axial. Son
uniaxiales.
• Articulación plana o artrodias, en la cual dos facetas óseas levemente
cóncavas o convexas se corresponden permitiendo sólo pequeños
desplazamientos entre sí, ejemplo, las articulaciones entre los procesos
articulares de las vértebras.

En algunas articulaciones la membrana sinovial presenta prolongaciones que están


en relación con músculos y tendones constituyendo las bolsas serosas que tienen
por función facilitar el desplazamiento de estos elementos. Eventualmente estas
bolsas serosas pueden independizarse de la sinovial articular.

Tróclea astragalina

La tróclea astragalina tiene forma de un segmento de cilindro de unos 105 o. En el


plano horizontal es de 4 a 6 mm más ancha por delante que por detrás. Debido a
esta forma en cuña, los planos que pasan por sus bordes laterales son convergentes
hacia atrás formando un ángulo abierto hacia adelante de unos 5o.

Vista por su parte superior, la superficie de la tróclea es ligeramente acanalada, lo


que contribuye a su estabilidad dentro de la mortaja.

En el plano longitudinal, las caras laterales son muy diferentes: la interna se halla
poco desarrollada y su arco total es ligeramente inferior al de la externa. Esta última
es mucho más amplia y su arco es superior; su radio de curvatura es mayor que el
de la interna. Esta morfología hace que, cuando existe un movimiento de flexo
extensión en el plano sagital, haya otro de aducción-abducción en el plano
transversal.

Mortaja tibioperonea

Está formada por la parte más distal de los huesos de la pierna. Por parte de la tibia
intervienen 2 superficies articulares: la cara inferior de su extremidad distal, que, al
igual que la tróclea astragalina, es más ancha por delante que por detrás y la cara
externa del maléolo tibial para articularse con la cara interna del astrágalo. Por parte
del peroné interviene la parte interna del maléolo peroneal, que se articula con la
carilla correspondiente del astrágalo.

Los 2 maléolos son ligeramente divergentes en su porción anterior para adaptarse


a la parte anterior de la tróclea astragalina; también los planos que pasan por las
carillas articulares de ambos maléolos son convergentes hacia atrás.

El maléolo interno tibial se halla poco desarrollado y su principal acción mecánica


es mantener las fuerzas de tracción que le llegan a través del ligamento deltoideo.
El maléolo externo peroneal es mucho más potente y distal que el interno y encaja
con la amplia carilla articular del astrágalo. Trabaja a compresión impidiendo que el
talón se derrumbe en valgo.

Como vemos, pues, la mortaja tibioperonea encaja exactamente con la tróclea


astragalina. Tiene forma de un semicilindro de unos 65o, es decir, cubre más de la
mitad de la superficie troclear, lo que confiere una gran estabilidad a la articulación.

Independientemente de la morfología ósea comentada, que confiere al tobillo una


gran estabilidad, existen también unas estructuras capsuloligamentosas que
participan en la estabilidad de la articulación y que forman parte del mecanismo de
aprehensión elástica del astrágalo dentro de la mortaja tibioperonea. Según este
concepto, el astrágalo quedaría encerrado en un círculo elástico con unos topes
óseos: el pilón tibial, los maléolos y la subastragalina. La cápsula y los ligamentos
de la articulación tibioperoneoastragalina serían los responsables de dar elasticidad
al conjunto.

Aparte de todas las estructuras comentadas, para el mantenimiento del pie en


posición fisiológica es absolutamente necesario que la pinza maleolar sujete el
astrágalo manteniendo el talón correctamente alineado.

Talón

Visto por detrás, el talón debe seguir la línea de Helbing (vertical que pasa por el
centro del hueco poplíteo y por el centro del talón), o bien desviarse en unos 5 o de
valgo, lo cual contribuye a amortiguar el choque del talón con el suelo durante la
marcha.

Estabilidad del talón. En posición fisiológica,


el talón forma en el plano frontal un ángulo de
5-15o con la vertical, y en el plano sagital, un
ángulo de unos 30o. Astrágalo y calcáneo,
separados de la pinza maleolar y de sus
conexiones musculoligamentosas, se
derrumban en valgo y en equino. El astrágalo
cae hacia delante, abajo y dentro del
calcáneo. Para que esto no ocurra existen
unas estructuras que mantienen el talón en
los planos frontal y sagital.
Antepié

Cuando se examinan los diversos tipos


de antepiés se observa una
variabilidad en la terminación anterior
de los dedos y los metatarsianos que
dan origen a las llamadas fórmulas
digital y metatarsal.

Fórmula digital.

Según la longitud relativa de los dedos, los pies se clasifican en pie griego, cuando
el dedo gordo es más corto que el segundo y cada uno de los siguientes va
haciéndose más corto con relación al segundo; pie cuadrado, cuando el dedo gordo
es aproximadamente igual al segundo y los demás van decreciendo en longitud, y
pie egipcio, cuando el dedo gordo es más largo que el segundo y los demás
progresivamente más cortos.

Fórmula metatarsal.

Si examinamos radiografías de antepiés, encontramos 3 tipos de terminación de los


metatarsianos: index minus el primer metatarsiano es más corto que el segundo y
los demás cada vez más cortos, index plus minus el primero y el segundo son
sensiblemente iguales e index plus el primer metatarsiano es más largo que el
segundo.

Hemos de resaltar que cualquiera de estos tipos de fórmula, metatarsal o digital, es


completamente normal y pueden combinarse entre sí de forma indiferente. Ahora
bien, existe mayor frecuencia de alteraciones biomecánicas del antepié en los casos
del dedo gordo largo de tipo egipcio. Cuando se combina con un metatarsiano débil,
corto y en varo, aparece el hallux valgus. Cuando lo hace con un primer
metatarsiano index plus, potente y recto, existe una predisposición al hallux
rigidus o a la sesamoiditis.

Articulaciones de acomodación

Articulaciones subastragalina y de Chopart. Su acción se ejerce conjuntamente, por


lo cual las estudiamos en el mismo apartado.

La subastragalina se halla formada, a su vez, por 2 articulaciones: una


posteroexterna y otra anterointerna. Ambas tienen una sección irregularmente
esférica, pero con la particularidad de que, en la posterior, la parte convexa se
encuentra en la carilla inferior (calcánea), mientras que la anterior se encuentra en
la superior (astragalina).

Además de la cápsula articular, ambas subastragalinas se hallan unidas por una


serie de formaciones ligamentosas: en la parte externa, en el seno propiamente
dicho, se encuentran unas fibras muy laxas, la retinácula. Más hacia dentro,
hallamos el ligamento cervical, que impide la inversión del pie. Hacia la parte interna,
ya en el canal del tarso, se encuentra el potente ligamento interóseo
astragalocalcáneo.

Viladot et al6 han comprobado la riquísima inervación de estos ligamentos. Es


interesante resaltar que las terminaciones nerviosas se hallan localizadas
especialmente en la parte externa del seno, en las fibras laxas de la retinácula. En
cambio, casi no existen en el interior del ligamento interóseo. La irritación de estas
terminaciones nerviosas provoca el cuadro doloroso conocido como síndrome del
seno del tarso y, en casos extremos, produciría un reflejo axónico, principal
responsable de la contractura de los peroneos tan frecuente en la patología de la
región y que da lugar al pie plano contracto.

La articulación de Chopart se halla formada, en la parte externa, por la superficie


articular anterior del calcáneo y la posterior del cuboides. Ambos huesos se
encuentran unidos por el potente ligamento calcaneocuboideo inferior, que, con sus
2 fascículos, estabiliza el denominado pie calcáneo o pie de apoyo.

Por la parte interna se halla formado por la cara articular anterior de la cabeza del
astrágalo, de forma esférica, y por la carilla articular posterior del escafoides, de
forma cóncava. Esta última ve ampliada su superficie articular en la parte inferior
por el ligamento calcaneoescafoideo plantar o ligamento en hamaca, que constituye
un importante soporte plantar para la cabeza del astrágalo e impide su caída. En la
parte interna y plantar se encuentra también el fascículo directo del tendón tibial
posterior que, al insertarse en el tubérculo del escafoides, contribuye a estabilizar la
cabeza del astrágalo en posición. En la artritis reumatoidea se afecta
frecuentemente la articulación astragaloescafoidea y el tendón del tibial posterior.
La lesión de estas estructuras provoca la caída de la cabeza del astrágalo lo que da
lugar a la formación de un pie planovalgo característico de esta enfermedad. En la
parte externa de la cabeza del astrágalo se halla el ligamento en Y de la articulación
de Chopart, el cual está formado por 2 fascículos de origen común en la porción
dorsal de la apófisis mayor del calcáneo; el interno se dirige al escafoides y el
externo, al cuboides, manteniendo la estabilidad de la articulación. Algunos autores
denominan a este conjunto de estructuras que forman la articulación
astragaloescafoidea coxa pedis, por su semejanza con la articulación de la cadera.
Los movimientos de la articulación subastragalina se realizan en torno al eje de
Henke, que penetra por la cara superointerna del cuello del astrágalo, pasa a través
del seno del tarso y sale por la parte posteroexterna del calcáneo. Forma un ángulo
de 16o con el plano longitudinal y de 42o con el transverso.

Los movimientos de la articulación de Chopart se realizan alrededor de 2 ejes. El


longitudinal forma un ángulo de 15o con el plano horizontal y de 9o con el plano
sagital, se dirige de arriba abajo, de delante a detrás y de dentro a fuera. A través
de él se realizan los movimientos de abducción-aducción. El segundo eje es oblicuo
y se dirige de arriba abajo, de dentro a fuera y de delante a atrás formando un ángulo
de 52o con el plano horizontal y de 57o con el plano sagital. Alrededor de este eje
se realizan los movimientos de flexión y extensión del medio pie.

Las articulaciones del tobillo, subastragalina y de Chopart, tal como dice Inmann,
trabajan de forma conjunta. Se puede comparar la articulación subastragalina con
una bisagra que conecta un elemento vertical (la pierna) con uno horizontal (el pie).
La rotación interna de la pierna se acompaña de una eversión del pie, y la rotación
externa, de una inversión.

Durante la marcha, en el momento


de contacto del talón con el suelo,
la tibia realiza un movimiento de
rotación interna, el tobillo efectúa
una flexión plantar y el retropié se
coloca en valgo. En esta posición
los ejes en el plano frontal de la
articulación astragaloescafoidea y
calcaneocuboidea se encuentran
en posición paralela, lo que
permite libertad de movimiento en
su interior.
Esta flexibilidad que adquiere el pie sirve para amortiguar el impacto del pie con el
suelo y la adaptación al terreno. En el momento de iniciar el despegue la tibia realiza
una rotación externa y por acción del tríceps sural y del tibial posterior el tobillo
realiza una flexión plantar y el retropié se sitúa en varo. En esta posición los ejes de
las articulaciones astragaloescafoidea y calcaneocuboidea se hacen divergentes y
queda bloqueada la articulación mediotarsiana. En esta situación el pie adquiere
una rigidez que le permite soportar todo el peso del cuerpo sobre el antepié.
ESTRUCTURA DE CARGA Y MOVILIDAD

CINÉTICA Y CINEMÁTICA DEL ASTRÁGALO

El astrágalo es el responsable de distribuir las fuerzas que, procedentes de la tibia,


se reparten en el interior del pie. Para un correcto conocimiento de esta función que
desempeña el astrágalo es importante el estudio de sus sistemas trabeculares. Ello
es debido a que, al ordenarse las láminas óseas según las líneas de fuerza, los
sistemas trabeculares nos dan una representación plástica del trabajo del hueso.

1. Sistema de proyección posteroinferior: Está formado por una serie de


trabéculas que, partiendo de la tróclea astragalina, se dirigen hacia abajo y
hacia atrás para llegar a la carilla articular posterior de la articulación astrágalo
calcáneo. El conjunto hace que las cargas procedentes de la tibia lleguen al
suelo a través de las partes blandas del talón.

2. Sistema de proyección anterior o Tibioescafoideo: Las trabéculas parten


de la tróclea astragalina y se dirigen hacia abajo y hacia delante hasta terminar
en la carilla articular del escafoides.

Los haces trabeculares del astrágalo están en conexión con los sistemas
trabeculares del calcáneo descritos por
ARANDES y VILADOT (1) y con los del
escafoides, de tal forma que las fuerzas
recibidas por el astrágalo desde la tibia son
transmitidas al resto del pie a través de las
articulaciones subastragalina anterior,
posterior y la articulación astrágaloescafoidea.
Distribución de las cargas
En situación de apoyo bipodal el 75% de la carga se transmite al calcáneo y el 25%
al antepie.
Cinemática

El astrágalo, por su situación en el interior del pie,


participa en los movimientos del tobillo, de las
articulaciones subastragalina y de Chopart.
Articulación del tobillo. A través de éste se
realizan los movimientos de flexo-extensión del
pie. Movimientos de flexión y extensión

CINÉTICA Y CINEMÁTICA DE LOS METATARSIANOS

Cinética

Articulaciones entre los huesos del tarso anterior. Corresponden al grupo de las
artrodias, tienen muy poca movilidad sólo algún movimiento de deslizamiento y su
función es de mera adaptación.

Articulación de Lisfranc. Su misión es la de adaptación al suelo del apoyo


metatarsal. De Doncker y Kowalski8 han hecho una cuidadosa revisión de la
fisiología de la articulación de Lisfranc. Estos autores consideran 3 articulaciones
tarsometatarsianas:

a) interna, formada por la primera cuña y el primer


metatarsiano;
b) media, formada por 2 cuñas y los 2 metatarsianos centrales,
c) externa, constituida por el cuboides y los 2 metatarsianos
externos.

Cinemática
La posibilidad de movimiento en la articulación de Lisfranc media es mucho más
limitada que la de las articulaciones de Lisfranc laterales. La central sería
prácticamente rígida, en tanto que la externa y la interna tendrían una amplia
movilidad hacia abajo y hacia dentro. La central actúa como el cuerpo de un pájaro;
las laterales, como las alas. Estas últimas tendrían un efecto estabilizador. El primer
metatarsiano y los 2 últimos se dirigen hacia abajo cuando levantamos el pie del
suelo, mientras que se colocan en el plano horizontal cuando se carga el pie. Por
esto, con el pie en descarga bajan más el primero y el quinto metatarsianos,
apareciendo el arco trasverso, cosa que no ocurre con la bipedestación.

CINÉTICA Y CINEMÁTICA DEL CALCANEO

Cinética

Significado del término calcáneo; Según la lengua latín, la palabra calcáneo se


refiere a la unión de dos vocablos, estás dos palabras son: “Calx” que significa talón
y el sufijo “Aneus” que quiere decir que pertenece. Juntos forman el término
“Calcaneus” que tiene como significado hueso perteneciente al talón. La articulación
de Chopart se halla formada, en la parte externa, por la superficie articular anterior
del calcáneo y la posterior del cuboides. Ambos huesos se encuentran unidos por
el potente ligamento calcaneocuboideo inferior, que, con sus 2 fascículos, estabiliza
el denominado pie calcáneo o pie de apoyo.

La cara anterior del calcáneo articula con el hueso cuboides, estando su mayor parte
recubierta por cartílago. La cara superior también tiene un alto porcentaje de su
superficie recubierta por cartílago, ya que es la zona de contacto con el astrágalo.
La articulación entre calcáneo y astrágalo se conoce como articulación subtalar y,
aunque su rango de movimiento no es excesivamente amplio, tiene una función
importante a la hora de estabilizar la marcha. Especialmente al caminar por terrenos
irregulares. La parte posterior del hueso se conoce como tuberosidad del calcáneo
y en ella se inserta el tendón de Aquiles, transmitiendo las fuerzas ejercidas por el
gemelo para realizar el movimiento de flexión plantar (ponerse de puntillas).

Cinemática

Con el astrágalo fijo, el calcáneo realiza 4 movimientos:

a) descenso de la porción anterior, en flexión, colocándose en equino;


b) desplazamiento hacia dentro en aducción, colocándose en varo;
c) gira hacia dentro, haciendo que su cara plantar mire hacia dentro y
colocándose en supinación, y
d) movimiento de deslizamiento hacia atrás del calcáneo, de forma que la
extremidad anterior de éste queda en una situación más posterior a la del
astrágalo.
Este conjunto de movimientos constituye la inversión del pie, que alcanza los 30 o.
En la eversión, que alcanza los 10o, los movimientos se hacen en sentido contrario,
de manera que el calcáneo se coloca en talo, en valgo, en pronación y hacia
adelante del astrágalo.

FORMAS DE LOS ARCOS


DEL PIE
El ser humano es un mamífero plantígrado, pero a diferencia de otros, la
configuración morfológica de la planta del pie se ha descrito como medio domo o
bóveda con tres puntos de apoyo principales y que, al juntar ambos pies, se forma
una bóveda completa (Snell, 2002). El arco plantar longitudinal medial (APLM) se
ha reconocido como el principal y más importante componente, tanto en la estática
como en la dinámica de la bóveda plantar, debido a que es el que posee mayor
longitud y altura y porque es la estructura con mayor incidencia en la absorción,
acumulación y devolución de fuerzas gravitacionales durante los apoyos (Kapandji,
2010).

Según la altura del arco, tradicionalmente se han identificado tres tipologías de pie:
normal, plano y cavo. Pies planos y cavos se han reconocido como factores
predisponentes de lesiones, sobre todo durante la práctica de actividad física y
deportiva (Razeghi & Batt, 2002; Shiang et al., 1998; Kulthanan et al., 2004), ya que,
según la altura del arco, se modifican las áreas de apoyo plantar y con eso también
el patrón de distribución de presiones. Un pie plano centra las presiones sobre el
hueso navicular, factor predisponente a fracturas por estrés (Chuckpaiwong et al.,
2008). Un arco elevado también tiene mayor relación con lesiones, provocadas
principalmente por el aumento de presión sobre los puntos de apoyo y por el
aumento de tensión en la fascia plantar (Burns et al., 2005; Hreljac et al., 2000).

La altura del APLM ha sido evaluado de diversas maneras, no obstante, el método


más empleado ha sido el estudio de la huella plantar debido a la facilidad que
supone su obtención, como por los buenos indicadores de confiabilidad y validez
que presenta (Cavanagh & Rodgers, 1987). La obtención de la huella plantar
presenta altas correlaciones con métodos radiográficos (Villarroya et al., 2009) y se
utiliza incluso como estándar de oro para la validación de equipos más sofisticados
como escáneres o baropodógrafos (Urry & Wearing, 2005).
BIBLIOGRAFÍA

https://www.medigraphic.com/pdfs/orthotips/ot-2010/ot104c.pdf
https://www.elsevier.es/es-revista-revista-espanola-reumatologia-29-articulo-
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https://www.exapuni.com/carreras/apunte/Universidad%20de%20Buenos%20Air
es/Medicina/Anatom%C3%ADa/Boveda%20Plantar%20Kapandji/897/0
https://g-se.com/huella-plantar-biomecanica-del-pie-y-del-tobillo-propuesta-de-
valoracion-bp-b57cfb26db4ec3
http://articulos.sld.cu/rehabilitacion-bio/category/mecanica-del-pie/
https://repositorio.unican.es/xmlui/handle/10902/7078
Heijnen L., Heim M., In der Maur, H., Jansen, R. (2008). Calzado común y calzado
ortopédico. Federación Mundial de Hemofilia.
O'Neal, L. W., Pfeifer, M. A., Bowker, J. H., & Levin, M. E. (2008). El pie diabético.
Elsevier Health Sciences España.
(https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-
95022017000100015

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