Practica Constitucional
Practica Constitucional
Practica Constitucional
● ASIGNATURA:
● TEMA:
● PRACTICA CALIFICADA
● DOCENTE:
● ALUMNOS:
CUSCO-2023
Analizar y resolver casos prácticos sobre procesos constitucionales de derechos
para comprender su aplicabilidad y fundamentos.
El señor Juan Pérez descubrió que un periódico local ha publicado detalles íntimos
de su vida privada sin su consentimiento, dañando su imagen y la de su familia.
El proceso de habeas data es empleado para proteger dos derechos específicos: el acceso
a la información pública y la autodeterminación informativa. El primero, implica que
toda persona puede solicitar sin expresión de causa la información que requiera y
recibirla de cualquier entidad pública, en el plazo legal. El segundo derecho protege este
proceso constitucional a que los servicios informáticos, computarizados o no, públicos o
privados, no suministren informaciones que afecten la intimidad personal y familiar.
Ello implica, según lo dispuesto por el artículo 61° del Código Procesal Constitucional,
conocer, actualizar, incluir y suprimir o rectificar la información o datos referidos a su
persona que se encuentren almacenados o registrados en forma manual, mecánica o
informática, en archivos, bancos de datos o registros de entidades públicas o de
instituciones privadas que brinden servicio o acceso a terceros.
Asimismo, el derecho antes señalado implica también hacer suprimir o impedir que se
suministren datos o informaciones de carácter sensible o privado que afecten derechos
constitucionales.
El derecho a la privacidad se define como la libertad, la facultad que toda persona tiene
de desenvolverse en el ámbito social, familiar o personal, de acuerdo a sus propios
patrones de conducta, hábitos o costumbres. Por lo que nadie debe inmiscuirse en ella,
si no es con su autorización. El derecho a decidir en qué medida compartirá con los
demás sus pensamientos, sus sentimientos y los hechos de su vida personal, comprende
los aspectos muy particulares de la identidad individual, la voz, la imagen, la edad, la
nacionalidad, la salud, los hábitos sexuales, las ideas religiosas, políticas, filosóficas, la
situación patrimonial, financiera; en suma, sus datos estrictamente personales. Por otro
lado, la imparable revolución de las TIC ha dado lugar a que este derecho se regule
jurídicamente a fin de proteger la libertad y la intimidad, amenazados por el acopio de
datos y la existencia de sofisticados sistemas de registros automatizados en entidades
públicas y privadas.
El bien tutelado es la reserva de la intimidad, que no haya injerencia por parte del
Estado ni de particulares; se protege a través de la acción judicial de Hábeas Data. La
base legal se encuentra en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Cabe precisar que, si bien es cierto que el derecho a la información forma parte de los
derechos fundamentales de tercera generación, cuya base es el principio de solidaridad,
su límite es el derecho a la privacidad e intimidad de las personas. “…por ser derechos
subjetivos, no son derechos absolutos que pueden ejercitarse sin ninguna limitación”
(Pauner, 2014, p. 97). Nos encontramos así frente a dos derechos humanos
aparentemente en pugna; por un lado, el derecho a la información, que constituye un
elemento esencial para el desarrollo de la persona y de la sociedad; y por el otro, el
derecho a la privacidad de todo ser humano que merece respeto y garantía de mantener
su propio espacio de privacidad e intimidad libre de injerencias; particularmente, frente
al abuso que pudiera cometer la informática en el acceso, distribución y manipulación
de datos personales, por las enormes posibilidades de almacenar, procesar y transmitir
una ilimitada cantidad de información, que podría causarle daño. “… como internet,
donde la información circula por canales no protegidos, encriptados, que a su vez,
generan grandes y complejos problemas de seguridad y confidencialidad” (Flores, 2011,
p. 58). Esta realidad exige crear una serie de mecanismos preventivos y de control, que
limiten, regulen y sancionen el accionar de las entidades públicas y privadas cuando
tengan relación directa con el tratamiento de datos e información de índole personal,
buscando un equilibrio entre estos dos derechos.
Autodeterminación informativa
Otro de los derechos fundamentales que se desprende del derecho a la privacidad, y que
tiene relación directa con el Hábeas Data es la autodeterminación informativa, que es un
derecho de tercera generación, cuya característica esencial es la solidaridad, ya que para
su real garantía exige la acción mutua, tanto de la persona, el Estado y las entidades
públicas y privadas. “Encontramos en la solidaridad la razón de ser de los derechos de
tercera generación, como en su momento lo fue la libertad y la igualdad para los
derechos de primera y segunda generación respectivamente” (Marecos, 2011, p.50).
Como tal, faculta a los individuos decidir qué datos son los que pueden o no ser
conocidos, autorización que debe ser expresa, porque es ella quien controla la
información o los datos que se refieren a su persona, que no es más que la forma de
preservar su privacidad, frente al peligro de las bases de datos y al uso de las nuevas
tecnologías y sus potentes herramientas de acopio y procesamiento, que ha generado
nuevas modalidades de amenaza y agresión a los derechos y libertades, tipificados como
delitos informáticos. Por los que toda persona debe contar con efectivas garantías
legales que protejan el tratamiento de sus datos personales. Es así que, “Las nuevas
condiciones de ejercicio de los derechos humanos han determinado una nueva forma de
ser ciudadano en el Estado de Derecho de las sociedades tecnológicas (…) (Marecos,
2010, p. 52).
Datos sensibles
Es así que los datos sensibles solo pueden ser acopiados cuando existan o se justifiquen
razones de interés general, por mandato judicial, para fines estadísticos o científicos. En
caso de registrarlos a través de medios digitales, las entidades públicas y privadas están
obligadas de contar con políticas de privacidad, plasmadas en documentos que señalen
con claridad los mecanismos de protección en el manejo de la información de sus
clientes, usuarios, proveedores y empleados.
“Datos personales. Toda información sobre una persona natural que la identifica o la
hace identificable a través de medios que pueden ser razonablemente utilizados” (Ley
N° 29733, Artículo 2. 4). La protección de datos personales está íntimamente
relacionada con la autodeterminación informativa, la privacidad y con el proceso de
agravio constitucional de Hábeas Data. Su reconocimiento se encuentra en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Las leyes sobre la materia en
esta parte de América Latina, han sido influenciadas por el Modelo Europeo,
particularmente por la directiva europea 95/46 (Vásquez, 2012, p. 33). Uno de los
últimos países en aprobar la Ley de Protección de Datos Personales, Ley N° 29733
(2011), ha sido el Perú, dos años después se aprobó el Reglamento que entró
plenamente en vigencia el año 2015. Es de notar que en la sociedad y en casi todas las
organizaciones públicas y privadas, es aún incipiente la cultura de protección de datos
personales, la ciudadanía desconoce que forma parte de sus derechos fundamentales y
que tiene la titularidad sobre ellos, cuyo registro, manipulación y transferencia sin su
consentimiento, en particular con las nuevas tecnologías de la información, puede
ocasionar daños y perjuicios con graves repercusiones en su vida personal, social o
profesional. “Cuanto más avanza la sociedad de la información, más se sabe, cada día,
acerca de nosotros” (Corte Suprema de Justicia, 2010, p. 15).
El contenido de los datos personales lo conforma todos aquellos que lo identifique, del
cual se obtiene un perfil de la persona a través del origen étnico, nombre, sexo,
domicilio, nacionalidad, profesión, estado civil, créditos, situación crediticia,
enfermedades, orientación política, religión, filosofía, etc.
Son los antecedentes que permiten conocer a un individuo desde diversos ámbitos.
“Cuanto más avanza la sociedad de la información, más se sabe, cada día, acerca de
nosotros” (Corte Suprema de Justicia, 2010, p. 15).
Los adolescentes mayores de 14 años solo pueden ser detenidos por la policía si
cometen un delito flagrante (evidente).
Los adolescentes mayores de 14 años solo pueden ser detenidos por la policía si
cometen un delito flagrante (evidente).
Lleva una botella de agua con bicarbonato. Enjuagarte la boca con esto te ayudará frente
a los gases lacrimógenos.
Cubre tus brazos y piernas. Evita telas como franela pues tu sudor potencia el efecto del
gas.
Si tienes cabello largo, hazte una cola o usa una gorra o pañuelo. El gas se impregna en
el cabello.
Puedes llevar impreso un hábeas corpus para solicitar tu libertad si eres detenido.
También puedes solicitar el hábeas corpus de manera verbal.
No firmes documentos ni actas sin antes leerlos. Si no estás de acuerdo con el texto del
documento, nadie puede obligarte a firmar.
Identifica a los policías que te detienen. Pide sus nombres y apellidos. Sus nombres o su
negativa de identificarse deben ir en tu declaración.
Si has sido maltratado, debes decirlo y denunciarlo. Es necesario que esto aparezca en tu
declaración y en el acta de detención.
Tienes derecho a ser examinado por médicos legistas. Si has sido maltratado o
golpeado, debes informarlo. Si eres mujer, tienes derecho a que una enfermera esté
presente durante la revisión.
Pide el nombre del fiscal a cargo o, en todo caso, el número de fiscalía. Tu abogado
puede llamar a la fiscalía.
Nadie puede revisar tus conversaciones (celular) sin tu autorización o una orden
judicial.
Así que lo que debe de hacer ella es presentar un Hábeas corpus restringido: Empleado
cuando la libertad física es objeto de molestias, incomodidades o perturbaciones y que
configuran una limitación en menor grado.
El proceso de hábeas corpus protege la libertad individual y los derechos conexos, como
la prohibición de la prisión por deudas, prohibición de la servidumbre, entre otros,
reconocidos en el artículo 2 inciso 24 de la Constitución. El habeas data, por su parte,
tutela dos derechos específicos, el acceso a la información pública y la
autodeterminación informativa, reconocidos en los incisos 5 y 6 del artículo 2 de la
Carta constitucional.
Cabe precisar que esta no es una lista cerrada, porque el artículo 3 de la Constitución
establece que los derechos fundamentales reconocidos en su artículo 2 […] no excluye
los demás que la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan
en la dignidad del hombre, o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado
democrático de derecho y de la forma republicana de gobierno».
Además, su Cuarta Disposición Final y Transitoria señala que las disposiciones que
reconocen derechos y libertades «[…] se interpretan de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales sobre las
mismas materias ratificados por el Perú». Esta disposición es reiterada por el artículo V
del Título Preliminar del CPConst., que establece: «El contenido y alcances de los
derechos constitucionales protegidos por los procesos regulados en el presente Código
deben interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las decisiones adoptadas
por los tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados
de los que el Perú es parte».
En este bloque también podemos considerar a la jurisprudencia del propio TC, en tanto
sus sentencias de inconstitucionalidad de la ley y sus precedentes desarrollan diversos
aspectos de los derechos fundamentales. Por ejemplo, la sentencia sobre la reforma del
régimen de pensiones del Decreto Ley 20530 desarrolló diversos aspectos de la garantía
institucional a la seguridad social y del derecho a la pensión (sentencia del Exp. 0050-
2004- PI/TC y otros expedientes acumulados); la sentencia sobre el amparo en materia
laboral desarrolló los aspectos constitucionales del derecho al trabajo (sentencia del
Exp. 0206- 2005-PA/TC); la sentencia que a propósito de la declaración como zona
rígida del Centro Histórico de Lima desarrolló el derecho de reunión (sentencia del Exp.
4677-2004-PA/TC), entre otras muchas,
Por lo señalado, la jurisprudencia del TC, junto a los otros instrumentos normativos, se
integra al material interpretativo para determinar el contenido esencial o
constitucionalmente protegido de los derechos.
Así, afirma que el derecho a la salud abarca, por un lado, la atención de salud oportuna
y apropiada; y, por otro, los factores que determinan la buena salud, tales como el agua
potable, la nutrición, la vivienda y las condiciones ambientales y ocupacionales
saludables, entre otros (Tribunal Constitucional, 2005, fundamento 2).
Al respecto, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC, 1966) ha delineado el contenido minimo del derecho a la salud -que incluye
el derecho a entornos saludables- precisando que el mejoramiento de todos los aspectos
de la higiene ambiental e industrial entraña, en particular, la necesidad de velar por el
suministro adecuado de agua limpia potable y la creación de condiciones sanitarias
básicas; la prevención y la reducción de la exposición de la población a sustancias
nocivas, tales como la radiación y sustancias quimicas nocivas u otros factores
ambientales perjudiciales que afectan directa o indirectamente a la salud de los seres
humanos (art. 12, numeral 2, literal c).
Por las razones expuestas, el derecho a la salud requiere del goce de las condiciones o
factores biológicos, sociales y culturales, así como el acceso a los bienes y servicios
sanitarios, solo así se podrá alcanzar el disfrute adecuado de la salud.