El Templo Mayor de Tenochtitlan Sistemas3
El Templo Mayor de Tenochtitlan Sistemas3
El Templo Mayor de Tenochtitlan Sistemas3
INAH SEP
TESIS
LICENCIADA EN Arqueología
PRESENTA
A mi madre
A usted
Charlie Chaplin
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
ÍNDICE
ABREVIATURAS⏐VI
LISTA DE FIGURAS⏐VIII
AGRADECIMIENTOS⏐XXII
1.1 Los albores de los trabajos arqueológicos en el centro de la Ciudad de México (1900-
1920)⏐19
1.2 Las investigaciones de 1920 a 1960⏐25
1.2.1 Ignacio Marquina, aportes a la arquitectura de Tenochtitlan⏐28
1.7 Los umbrales del siglo XXI: contribuciones, balance y nuevas perspectivas de estudio en
torno a la arquitectura del Recinto sagrado tenochca⏐50
2.1 El fechamiento de las etapas constructivas del Templo Mayor: Ignacio Marquina, Eduardo
Matos, Emily Umberger, Michel Graulich, Alfredo López Austin y Leonardo López Luján⏐53
2.1.1 Ignacio Marquina 1960⏐54
2.1.2 Eduardo Matos 1981⏐57
2.1.3 Emilie Umberguer 1987⏐60
2.1.4 Michel Graulich 1987⏐63
I
Índice
2.5 Descripción del proceso arquitectónico del Templo Mayor: las etapas y momentos
constructivos⏐97
2.5.1 La Etapa I⏐98
2.5.2 La Etapa II⏐102
2.5.2.1 Los momentos constructivos⏐106
2.5.3 La Etapa III⏐112
2.5.3.1 Los momentos constructivos⏐119
2.5.4 La Etapa IV⏐133
2.5.4.1 Los momentos constructivos⏐137
2.5.5 La Etapa V⏐148
2.5.5.1 Los momentos constructivos⏐151
II
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
3.5 La tierra⏐217
3.6 La madera⏐218
III
Índice
6. CONCLUSIONES⏐397
6.1 Los materiales constructivos⏐398
6.2 La técnica constructiva⏐405
6.3 La secuencia arquitectónica⏐414
6.4 Investigaciones futuras⏐419
IV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
GLOSARIO⏐421
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS⏐433
ANEXO⏐468
Dibujos de detalle de materiales y técnica constructiva⏐469
V
LISTA DE ABREVIATURAS
AA-Arqueología de la Arquitectura
UAC-Universidad de A Coruña
UC-Unidad Constructiva
UEM-Unidad Estratigráfica
VI
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
TM-Templo Mayor
VII
Lista de Figuras y Tablas
LISTA DE FIGURAS
CAPÍTULO 1
Figura 1.1. Figura 1.1. Escalinatas descubiertas por Batres durante las exploraciones de 1900.
Figura 1.2. Plano de ubicación del Templo Mayor de Tenochtitlan de acuerdo con Alfred
Maudslay.
Figura 1.4. Serpiente adosada a la alfarda suroeste de la plataforma del Templo Mayor de
Tenochtitlan, excavada por Manuel Gamio 1913 (Boone 1987: 44).
Figura 1.5. Plano elaborado por Ignacio Alcocer referente a la ubicación del Templo Mayor y
otros edificios del recinto sagrado.
Figura 1.7. Reconstrucción temprana del recinto sagrado de Tenochtitlan, hecha por Ignacio
Marquina.
Figura 1.8. Reconstrucción de 1951 del recinto sagrado de Tenochtitlan realizada por Ignacio
Marquina.
Figura 1.9. Reconstrucción de algunos edificios del recinto sagrado bajo la Catedral
Metropolitana.
Figura 1.10. Excavaciones en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Izq. Detalle de las escalinatas
de la Etapa IVb; Izq. excavación en el patio norte.
Figura 1.11. Área de excavación del Proyecto Templo Mayor, séptima temporada (López Luján
y Chávez Balderas 2010: 299).
Figura 1.13. Ubicación del solar del mayorazgo de Nava Chávez, lugar donde se localizó la
escultura de Tlaltecuhtli y donde actualmente se desarrollan los trabajos arqueológicos del
PTM.
VIII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
CAPÍTULO 2
Figura 2.1. Planta arquitectónica con el estudio de superposiciones realizado por Ignacio
Marquina en 1960.
Figura 2.2. Corte Este-Oeste del Templo Mayor, donde Marquina señala las distintas épocas
del Edificio.
Figura 2.4. Reconstrucción ideal de la vista frontal del Templo Mayor, con sus grandes
secciones. Secciones principales que conforman la unidad arquitectónica TM.
Figura 2.5. Estratigrafía de una habitación de Bixby House, Barre Massachussets de 1845. En la
fase I se muestran los cambios acaecidos a la habitación original (unidad 1) como el
revestimiento de muros y techos con madera (unidades 2 y 3), pintura de la madera en azul,
rojo y marrón (unidades 4-8) y luego se estucaron las paredes y el techo (unidades 9 y 10) y
posteriormente las paredes se tapizaron (unidad 11).
Figura. 2.9. Planta del Templo Mayor donde se marcan las etapas y los momentos
constructivos del edificio. Esta planta está basada en la información topográfica del
levantamiento realizado por el PTM-7.
Figura. 2.10. Excavación del túnel al centro de la escalinatas del lado norte del Templo Mayor,
1989. Subestructura denominada como Etapa I, se observa parte del núcleo de la Etapa II así
como la escultura del chac mool conocida como “El chueco”.
Figura 2.16. Izq. Acamapichtli (1375-1395 d.C). Centro. Huizilíhuitl (1396-1417 d.C). Der.
Chimalpopoca (1417-1427 d.C).
IX
Lista de Figuras y Tablas
Figura.2.17. Detalle del muro noroeste de la fachada poniente de le Etapa III, donde se
observa la continuidad del muro por detrás de la fachada norte de la escalinata III/MES-W-4.
Figura 2.18. Escalinatas de la Etapa III (antes IIb) durante su excavación en la primera
temporada del PTM.
Figura 2.19. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado norte.
Figura 2.20. Planta de la Etapa III del Templo Mayor y diagrama con la secuencia de eventos
constructivos.
Figura 2.21. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado sur.
Figura 2.22 Refuerzo lateral escalonado en la esquina NW de la Etapa III del Templo Mayor
de Tenochtitlan. Der. Contrafuerte escalonado de la 4ª época del templo de Tenayuca.
Figura 2.25. Imagen donde se observa la alfarda NW del pequeño altar parcialmente cubierta
por el piso de la plataforma IV/MPl-W-1.
Figura 2.27. Corte-perfil de la operación 1 del PTM-6 donde se observan los lugares que ocupó
la escultura de serpiente durante las distintas ampliaciones de la plataforma en la Etapa IV.
Figura 2.31. Planta de la Etapa V y sus distintas ampliaciones junto con un diagrama donde se
muestran las diferentes UC y su relación estratigráfica.
Figura 2.33. Vista oriente del fundamento del muro norte de la Etapa V junto con la
plataforma y el talud del momento IV/MF-N-1.
X
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 2.34. Secuencia de pisos de la plaza asociados a la plataforma V/MPl-1 del TM, los
cuales se pueden observar en el tramo de la escalinata dentro del predio del Mayorazgo de
Nava Chávez.
Figura 2.36 Relación de los pisos de la plaza registrados en el Patio Norte del recinto sagrado,
con los dos crecimientos verticales de la Etapa V.
Figura 2.41. Vista de la esquina noreste del TM donde se observa la unión entre las dos
plataformas.
Figura 2.44. Incendio inesperado del techo de un cu de Huitzilopochtli que llamaban Tlacatecca
o Tlacatecan.
Figura 2.45. Diagrama donde se muestra cada una de las subestructuras del TM, las UC que las
constituyen y su relación estratigráfica.
CAPÍTULO 3
XI
Lista de Figuras y Tablas
Figura 3.15. Ubicación de los yacimientos de caliza más próximos a la Cuenca de México.
Figura 3.20. Morillo (1) y tabla (2), piezas elaborados a partir de la madera y que eran utilizadas
en la construcción.
Figura 3.21. Desprendimiento de los bloques de la peña en la cantera de San Bartolo Tenayuca
Figura 3.22. Herramientas como el mazo, el marro y las cuñas son utilizadas en el trabajo de la
cantería.
Figura 3.23. Desbaste primario y secundarios de los bloques de andesita de lamprobolita, para
obtener piezas manejables.
Figura 3.24. Bloques modernos de andesita de lamprobolita utilizados para pavimentos y para
recubrimiento de fachada, similares a los empleados por los mexicas en el Templo Mayor.
Figura 3.25. Desprendimiento de la roca con barreta de metal o madera en la cantera de basalto
de San Juan Totoltepec.
XII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 3.26. Desbaste secundario de los bloques de basalto, mediante la inserción de cuñas en
un orificio previamente realizado por el cantero, para facilitar el quiebre de la roca.
Figura 3.27. Bloques de basalto acumulados a la orilla de la carretera, utilizados como roca para
cimiento.
Figura 3.28. Canteros realizando distintas fases del proceso productivo de la piedra utilizada en
la construcción.
Figura 3.29. Izq. Desprendimiento de piedra en cantera de San Bartolo Tenayuca. Der. Imagen
del Códice Florentino, libro X, folio 17, donde se aprecia el trabajo de desprendimiento de roca.
Figura. 3.31 Bloques parcialmente cortados registrados por Holmes en una cantera cercana a
Mitla, Oaxaca.
Figura. 3.32. Bloques antiguos parcialmente cortados, registrados por Protzen en las canteras
de Rumiqolqa en Perú.
Figura 3.33. Izq. Utensilios colectados en la cantera de Mitla. Der. Martillo y hacha de piedra
localizados en las canteras de Mitla
Figura 3.34. Izq. Martillos de piedra registrados en contexto arqueológico por Protzen en la
cantera de Kachiqhat. Der. Bloque de piedra con huellas de percusión también de Kachiqhat
CAPÍTULO 4
Figura 4.2 Trabajadores no especializados acarreando piedra trabajada y sin trabajar para la
ampliación del templo de Tlatelolco.
Figura 4.3. Traslado de una piedra de San Lorenzo por varios hombres con cuerdas.
Figura 4.4. Lámina donde se observa a un grupo de hombres dando mantenimiento a las
distintas áreas del Templo Mayor.
Figura 4.5. Se observan dos mozos llevando a cuestas madera para el templo. Der. Hombre
cargando leña a principios del siglo XX.
XIII
Lista de Figuras y Tablas
Figura 4.9. Huey tlatoani dando instrucciones para realizar la construcción de una calzada..
Figura 4.14. Hombres arrastrando un bloque de piedra que sería empleado para esculpir el
temalácatl que mandó hacer Moctezuma II.
Figura 4.20. Uso del huictli en labores agrícolas y de construcción durante la etapa colonial.
Figura 4.22. Izq. Joven llevando carga de ramas para el templo. Se aprecia la cinta ixtle tejido
en la frente y el amarre con las cuerdas de la carga. Der. Cargador de leña a principios del siglo
XX donde se observa una cinta gruesa sobre la frente y el atado con cuerdas de la carga. Inf.
Distintas formas de llevar la carga. El individuo en del lado izquierdo lleva un canasto o uacalli;
el personaje al centro sostiene la carga mediante un mecapalli con un soporte de madera; el
mercader a la derecha muestra como se ataba la carga.
Figura 4.23. Representación de la construcción de la Pirámide del Sol pintada por Iker Larrauri
en 1965.
XIV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 4.24. Chinamperos cargando una canoa con tierra de la orilla del lago de Xochimilco,
San Gregorio Atlapulco.
Figura 4.26. Izq. Chinampero de Xochimilco a finales del siglo XIX llevando en su canoa
césped. Der. Canoa cargada de césped, Xochimilco 1890.
Figura 4.28. Representación del trabajo en una cantera prehispánica en Oaxaca pintada por
Iker Larrauri en 1966.
Figura 4.29. Diagrama del proceso del tezontle en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.
Figura 4.31 Diagrama del proceso de la andesita de piroxenos en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.
Figura 4.32. Diagrama del proceso del basalto vitrofídico en la construcción del Templo Mayor
de Tenochtitlan.
Figura 4.33. Diagrama del proceso de la piedra caliza en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.
Figura 4.34. Diagrama del proceso de la piedra cal en la construcción del Templo Mayor de
Tenochtitlan.
Figura. 4.38. Ciclo productivo para la preparación de morteros en la construcción del Huey
Teocalli de Tenochtitlan.
CAPÍTULO 5
Figura 5.1. Mapa conceptual de análisis de las técnicas constructivas en época histórica.
Figura 5.2. Diagrama de flujo del proceso constructivos de la estructura 10L-22 en Copán
XV
Lista de Figuras y Tablas
Figura 5.3. Retícula para el levantamiento de detalles arquitectónicos en las distintas etapas del
Templo Mayor.
Figura 5.5 Izq. Estacas de cimentación prehispánicas localizadas en los alrededores del recinto
sagrado de Tenochtitlan. Der. Detalles del estacado localizado en el barrio de Tlaxcoaque, en
las actuales calles de Rio de la Loza, san Antonio Abad y José Ma. Izázaga.
Figura 5.7. Detalle de estacas hincadas en una chinampa para contener la tierra. Zona
chinampera de Xochimilco.
Figura 5.12. Izq.. Pedraplen elaborado con lajas de andesita de piroxenos para la elevación del
muro norte de la etapa IV/N-MF-1 y la Etapa V. Der. Lajas de pedraplen que cubrió los
braseros y cabezas de serpiente de la plataforma de la etapa IV.
Figura 5.14. Vista de la sección noreste del Templo Mayor donde se aprecian las huellas de las
bases circulares de lajas de andesita de piroxenos y los pilotes.
Figura 5.15. Vista del relleno mediante entortado, utilizado en la construcción de la plataforma
V/MPl-4.
XVI
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 5.18. Operaciones 2 y 6. Improntas de lajas del piso P7 excavadas durante el PTM 6 que
están asociadas a la plataforma IV/MPl-1.
Figura 5.19. Fachada oeste, piedras de basalto de piroxenos que conforman parte del relleno
del firme del piso P1 de la plataforma IV/MPl-3.
Figura 5.20. Operaciones 2 y 6. Improntas de lajas del piso P7 excavadas durante el PTM 6 que
están asociadas a la plataforma IV/MPl-1.
Figura 5.22. Piso P3 de la plaza asociado a la plataforma IV/MPl-2, donde se observa parte de
las losas del piso desmontadas y colocadas bocabajo.
Figura 5.23. Operaciones 2 y 6, Perfil sur. Secuencia del relleno o firme que constituye cada
uno de los niveles de pisos registrados.
Figura 5.24. Distintos niveles del piso de la plaza, asociados a la ampliación de la plataforma
V/MPl-1.
Figura 5.25. Pavimentos de lajas de andesita de piroxenos localizados en el Patio Norte del
Templo Mayor.
Figura 5.26. Técnica de entortado asociada a los pisos de la plaza P6 (V/MPl-W-2 y V/MPl-3)
y P7 (V/MPl-3 y V/MPl-4). Testigo de los pisos de la plaza del recinto sagrado localizado al
sureste de la zona arqueológica del Templo Mayor.
Figura 5.31. Vista de los pavimentos de roca caliza del cuarto norte, emplazado sobre la
plataforma IV/W-MPl-3 del Templo Mayor .
Figura 5.32. Vista general de las distintas escalinatas del Templo Mayor en las Etapas III y IV.
XVII
Lista de Figuras y Tablas
Figura 5.34. Esquema de la técnica constructiva utilizada en las alfardas de la Etapa III/MEsc-
4.
Figura 5.36. Detalle de los bloques de piedra tallados para las escalinatas de la plataforma
V/MPl-W-2.
Figura 5.37. Técnica de sillería empleada en las construcciones contiguas al Templo Mayor
como la Casa de las Águilas y el Edificio A, ambas localizadas en el Patio Norte del recinto
sagrado.
Figura 5.39. Fachada norte de la Etapa II. Detalle de la mampostería concertada utilizada en la
fábrica de los muros.
Figura 5.40. Esquina sureste de la Etapa III. Detalle de las cadenas complejas de cerramiento y
de la mampostería concertada.
Figura 5.41. Esquina noroeste del Templo Mayor. Etapas III y IV con sus ampliaciones.
Detalle de la fábrica de los muros con mampostería careada.
Figura 5.42. Sup. Edificio elaborado mediante la técnica de mampostería donde se puede
apreciar el uso de cadenas sencillas de cerramiento en los extremos de los muros. Inf. Detalle
de las ampliaciones vinculadas a la Etapa III del Templo Mayor, donde se aprecia el uso de la
técnica de mampostería en los aparejos, así como las cadenas sencillas de cerramiento en los
muros.
Figura 5.43. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de sillarejos
en el parejo.
Figura 5.44. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de sillarejos
en el aparejo.
Figura 5.45. Vista suroeste de la plataforma V/MPl-2 del Templo Mayor, donde se aprecia la
técnica de sillares utilizada en el muro y la alfarda.
Figura 5.47. Etapa II, apoyos corridos del adoratorio de Tláloc, fachadas norte y sur.
XVIII
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 5.48. Vista frontal de las basas adosadas en el vano de la entrada del adoratorio de
Huitzilopochtli, Etapa II.
Figura 5.49. Imagen en la que se pueden observar basas adosadas sobre la cual descansaban las
jambas de la entrada.
Figura 5.50. Imagen en la que se pueden observar basas adosadas sobre la cual descansaban las
jambas de la entrada.
Figura 5.51. Vista del pilar norte y la basa adosada. Adoratorio de Tláloc, Etapa II.
Figura 5.53. La habitación sur sobre la plataforma del Templo Mayor de Texcoco.
Figura 5.57. Dibujos del Templo Mayor en los que se representó la techumbre plana con
muros a plomo y en talud.
Figura 5.59. Izq. Templo Mayor de Tlacopan (Códice Telleriano Remensis, fol. 40r); Der.
Techumbre de material perecedero.
Figura 5.61. Técnica constructiva del techo del templo “E” del Patio Blanco en Teotihuacan.
Figura 5.62. Esquema del emplazamiento de los morillos utilizados en la construcción de los
techos en Teotihuacan.
Figura 5.64. Izq. Litografía del templo de Cuauhtochco de José Luciano Castañeda. Der. Perfil
sur del templo de Cuauhtochco
Figura 5.65. Edificio colonial de dos niveles en el cual se observan dos morillos saliendo del
techo.
Figura 5.66. Izq. Primeros Memoriales, fol. 252v. Der. Códice Mendoza, fol. 64r.
XIX
Lista de Figuras y Tablas
Figura 5.67. Representación de un templo en el que podemos observar una viga emplazada
horizontalmente, encima de la cual esta el techo.
Figura. 5.69. Sup. Izq. Desagüe localizado bajo el edificio C, en el patio norte del recinto. Sup.
Der. Conducto subterráneo perteneciente al desagüe localizado en el Patio Norte que pasa por
debajo de la Casa de las Águilas.
Figura. 5.70. Perspectiva desde el NE del Templo Mayor, donde se puede observar la
ubicación de los desagües.
Figura 5.71. Esquema sobre la técnica constructiva del aparejo de los desagües de la Etapa II.
CAPÍTULO 6
Figura 6.1. Izq. Mortero del grupo 1; Der. Mortero del grupo 2.
TABLAS
CAPITULO 2
Tabla 2.1. Relación de Gobernantes Mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
señalada en el plano de Marquina (1960).
Tabla 2.2. Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor Matos
Moctezuma (1981).
Tabla 2.4. Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
descritas por Graulich (1987).
Tabla 2.5. Relación de etapas totales y de etapas parciales con cada sobreposición y gobernante.
López Austin y López Luján.
Tabla 2.6. Identificación de las fechas de los petrograbados. Propuesta de Alfredo López
Austin y Leonardo López Luján en contraste con la de Emily Umberger.
XX
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Tabla 2.7. Tabla 2.7 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa II.
Tabla 2.8. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa III.
Tabla 2.9. Resultados de los cálculos y mediciones obtenido por Ivan Šprajc en el Templo
Mayor de Tenochtitlan, en cada una de las etapas constructivas.
Tabla 2.10. Medidas conocidas de los cuerpos de las Etapas II y III, así como de la superficie
calculada a partir de éstas.
Tabla 2.11. Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa IV.
Tabla 2.13 Propuesta de la secuencia constructiva del Templo Mayor y su relación con los
gobernantes mexicas, a partir del análisis estratigráfico.
Tabla 2.14. Comparación de las distintas propuestas de la secuencia constructiva del Templo
Mayor y su relación con los gobernantes mexicas.
CAPITULO 3
Tabla 3.1 Relación de muestras de roca y argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del
Templo Mayor, para su análisis petrográfico.
Tabla 3.2. Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo
Mayor, para su análisis petrográfico y geoquímico.
Tabla 3.3. Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo
Mayor ordenadas por grupos de acuerdo a los resultados de los análisis petrográficos y
geoquímicos.
CAPÍTULO 4
Tabla 4.1. Clasificación de los morteros con base en sus componentes (cementante y
agregados).
CAPÍTULO 5
Tabla 5.2. Técnicas constructivas en los aparejos de los muros del Templo Mayor.
APÉNDICE 1
Planos de detalle de materiales y técnica constructiva.
XXI
Agradecimientos
Buda
En la fase final de la redacción de la tesis leí un párrafo cuyo contenido se atribuye a Hunter S.
Thompson y que dice lo siguiente: “La vida no debería ser un viaje a la tumba con la intención de
llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino más bien llegar derrapando de lado, entre
una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: !Uf! ¡Qué
viajecito!”.1 Estas palabras explican cabalmente lo que para mi significa el trayecto de un investigador
cada vez que inicia y concluye una nueva pesquisa, y para el cual el alivio llega una vez que pone el
punto final al manuscrito.
Para mi fortuna este periplo de la tesis nunca se transita en soledad. Esta investigación es la suma
de un esfuerzo colectivo de todos aquellos que me brindaron su ayuda, sus conocimientos e
intercambiaron ideas conmigo para enriquecerla y sin los cuales no hubiera podido concretarse.
Con cariño y profundo respeto agradezco a Leonardo López Luján no sólo por haber dirigido
esta tesis, sino también por darme la oportunidad de colaborar en el Proyecto Templo Mayor, por
haber sido mi mentor durante todos estos años y por permitirme madurar como investigadora y
como individuo. Siempre será para mi un ejemplo como académico y como persona.
A mi hermana mayor, Ximena Chávez le doy las gracias por su guía, por su amistad, por la
confianza, por mantenerme en el camino y por esas conversaciones objetivas y puntuales. Si hay
alguien a quien le debo el haber concluido este trabajo es a ti. No sabes cuanto te quiero.
Gracias a Alejandro Villalobos quien desde las aulas despertó mi interés por la arquitectura
prehispánica. Mi querido doc., le agradezco su guía a lo largo de todos estos años, por esas largas
conversaciones (acompañadas de café, galletas y a veces de gomitas), por sus enseñanzas y por su
cariño.
A mi querido profesor Eduardo Matos Moctezuma, le agradezco su apertura ante mis
inquietudes e ideas sobre el Templo Mayor. Guardo en un lugar muy especial de mi memoria aquella
1
Life should not be a journey to the grave with the intention of arriving safely in a pretty and well preserved body, but rather to skid in broadside in a cloud of
smoke, thoroughly used up, totally worn out, and loudly proclaiming “Wow! What a Ride
XXII
tarde en el café La Casa de las Sirenas, donde sostuvimos una larga conversación y discutimos sobre
las etapas constructivas del templo; no hay duda, sus observaciones y precisiones enriquecieron este
trabajo.
A Camila Pascal mi querida hermana, por tantos años de amistad, por escuchar mis largas y a
veces aburridas pláticas llenas de dudas sobre la vida, sobre la arqueología, sobre la arquitectura. Por
compartir mi pasión por los edificios, por los años y experiencias compartidas durante el tiempo que
trabajamos juntas y por su compañía en la travesía de la tesis, muchas gracias.
A Eliseo Padilla un amigo y consejero, partícipe de los buenos y malos tiempos y quien a lo
largo de estos años se ha convertido en un hermano con el que espero contar el resto de mi vida.
A Angel González López por ser un ejemplo de constancia y fortaleza, por tu amistad y por el
tiempo que compartimos trabajando y aprendiendo juntos. A Amaranta Argüelles, Nestor
Santiago Santiago y Alejandra Aguirre Molina por su valiosa amistad, por el tiempo, experiencias,
conocimientos y alegrías compartidas durante mi estancia en el Proyecto Templo Mayor, siempre fue
un placer trabajar con ustedes hombro a hombro.
Mi gratitud a Jaime Torres, quien desinteresadamente aceptó llevar a cabo los análisis
petrográficos presentados en esta tesis. También le doy las gracias a él y su familia por su gentileza y
amistad. A Tulio Cordero, Diana Bustos y Cuauhtémoc Alcántara por su amistad, muchas veces
los amigos son los que te sostienen cuando quieres renunciar. A mi querido Damián Álvarez quien
me soportó en mis peores momentos; no obstante, siempre me animó y lleno esos días de risas. A
Paul Schmidt y Delia Jurado por su cariño y por su ejemplo, los voy a querer siempre.
Le doy las gracias a Tenoch Medina por su cariño y por haber compartido sus conocimientos
conmigo siempre desinteresadamente. A Isabel Medina le agradezco su cariño y la oportunidad de
colaborar como profesor en la ENCRyM, pero también le doy las gracias porque con su ejemplo me
ha enseñado a perseguir mis sueños, su pasión por su profesión es inspiradora. A Karla Martinez le
doy las gracias por su amistad, por ser un encuentro afortunado, por la alegría de trabajar juntas
desde hace dos años, por su apoyo, te quiero pequeña brujilla. A Cecilia Zarate, le doy las gracias
por haber digitalizado los planos presentados en esta investigación, pero más que eso, por su alegría,
qué linda arquitecta vine a conocer gracias a mi tesis. Un reconocimiento especial y un
agradecimiento inmenso a Ricardo Carrasco, Miguel Gómez y Antonio Caballero por haberme
ayudado a realizar el levantamiento de mis dibujos en campo, sin ustedes no habría sido posible
realizarlos. No puedo dejar de mencionar a todos los miembros del Proyecto Templo Mayor y del
XXIII
Museo del Templo Mayor con los cuales tuve la oportunidad de trabajar, aprender y convivir,
siempre serán parte importante de mi vida.
Sin lugar a duda los rumbos de la tesis muchas veces son dudosos y sombríos. El camino se
vuelve interminable, uno se detiene en el pasado y sueña con el futuro, entonces olvidas estar en el
presente. Durante un periodo oscuro por el cual todo tesista ha pasado, yo encontré un espacio en el
que conocí personas valiosas. Cuando pienso en Mónica Pasindo, Eilyf Sermeño y Daniel
Corona (Yi) sólo vienen a mi mente dos importantes expresiones: “More Chi” y “Train Harder”.
Estas dos breves frases encierran un significado muy profundo, “no te rindas” y “da lo mejor”.
Gracias, porque desde entonces aprendí a vivir y volví a sonreír.
A mi querido Isaac Barrientos, que a pesar de que los inicios de nuestra amistad fueron un poco
tropezados te has convertido en un gran amigo. Te doy las gracias por tu tiempo, por los momentos
de interminables risas y por nuestras pláticas profundas sobre la vida y la arqueología. Gracias por
aguantarme en el estrés final de la tesis. Te quiero mucho momi.
Muchas gracias a Grégory Pereira por su amistad de tantos años, por animarme y apoyarme en el
último tramo de la tesis, por enseñarme los caminos de Michoacán y por abrirme las puertas de su
arqueología. Te agradezco por el tiempo y los consejos, pero sobre todo por la confianza y por
encaminarme en esta nueva aventura científica.
No puedo dejar de mencionar a todo el staff del café donde básicamente escribí toda la tesis. Ese
lugar donde muchas veces cubrí dos turnos, donde me convertí en la mejor empleada, pues durante
los últimos seis meses no falte ni una vez, trabajé siete días a las semanas y superé las 12 horas.
Gracias a todos los chicos del café, porque siempre me animaron, por preocuparse por saber como
iba mi tesis, por interesarse en conocerme y por saber que diablos hacía sentada escribiendo tantas
horas al día. No les puedo prometer que no me volverán a ver, pero espero que mi estancia sea
menos frecuente.
Doy las gracias también a aquellos que aunque no vean aquí su nombre de ninguna forma los he
olvidado, simplemente mi lista de agradecimientos se volvería interminable.
Finalmente he dejado para usted mis últimas palabras de gratitud. Gracias por enseñarme que
“A”, “B” y “C” son cosas fundamentales en nuestra vida y que lejos y cerca son cosas relativas. Justo
ahora que termino de escribir mis agradecimientos, viene a mi mente aquella vieja reflexión sobre la
eternidad en la cual me explicabas que aquel poeta del que hablábamos en ese momento, expresaba a
través de su poema que la eternidad se encuentra en el instante, que es un momento breve que
XXIV
se esconde entre los granos del tiempo. Por eso debe saber que su presencia abriga mi existencia,
y que de alguna forma residirá en mis pensamientos y en mi corazón eternamente.
XXV
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Jules Verne
Veinte mil leguas de viaje submarino
Durante el Posclásico tardío el Cu de Huichilobos fue el edificio más importante del Altiplano
Central; en él se ostentó el poder terrenal y simbólico del imperio mexica. Una obra de tal magnitud
implicó la modificación del entorno natural a partir de las labores de infraestructura, mismas que
darían como resultado no solo la edificación de Templo Mayor, sino de la ciudad de Tenochtitlan. La
explotación de los insumos para la construcción, su transformación y transporte tenían como
propósito erigir el templo principal; algunas de estas tareas se repitieron durante su mantenimiento y
en sus distintas ampliaciones y modificaciones. Alrededor de cada una se gestaron importantes
dinámicas sociales, políticas y religiosas que dieron como resultado una obra arquitectónica cuya
gloria trascendió a través de las crónicas del siglo XVI. Así lo constatan las palabras de Cortés a su
majestad Carlos V: “Hay en esta gran ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos de muy
hermosos edificios… y entre estas mezquitas hay una que es la principal, que no hay lengua humana
que sepa explicar la grandeza y particularidades de ella”.1
Pese al asombro que causó el templo, los españoles lo destruyeron en forma sistemática, casi hasta
sus cimientos, nuevos edificios ocuparon su espacio y con el paso del tiempo fue soterrado. Pasaron
más de trescientos años, para que los vestigios de la antigua ciudad y del templo principal emergieran
poco a poco. En 1978, el hallazgo de la escultura de Coyolxauhqui fue un evento que marcó un
1
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
“los logros arquitectónicos de los mayas del Clásico Tardío encarnan una enorme
variedad de experiencias colectivas humanas. Reflejan la prosperidad económica, la
demanda pública, la cosmovisión y expresan relaciones e ideas políticas. Como
consecuencia de la multidimensionalidad de la arquitectura, los edificios pueden ser
estudiados por los arqueólogos a través de una variedad de enfoques analíticos y
epistemológicos”.5
2 Véase Gussinyer (1974: 33); Rojas Rabiela (1984: 51); Molina Montes (1987: 105); Villalobos (1992); Abrams (1998: 23); López Luján
et al. (2003a: 157-158); Villaseñor y Barba (2012:55).
3 Gussinyer (1974); Rojas Rabiela (1984); Villalobos (1992); López Luján et al. (2003a); Villaseñor (2009); Murakami (2010); Villaseñor y
Barba (2011). Véase también Roys (1936); Stevanovic (1997); Taboada (2005).
4 Abrams (1998: 123).
5 Abrams (1998: 123).
2
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
De acuerdo con Mitjana Stevanovic,6 Isabel Villaseñor y Luis Barba,7 estudiar a un edificio
tomando como base los aspectos tecnológicos vinculados con su arquitectura, es la ruta que nos
acerca a la comprensión tanto del desarrollo de tipologías arquitectónicas específicas, como a las
implicaciones laborales y energéticas para la explotación de las materias primas necesarias para la
construcción.8 Stevanovic puntualiza que las tareas vinculadas con la apropiación y la modificación de
las materias primas para la construcción, no deben entenderse como simples habilidades técnicas,
sino como el medio a partir del cual son transformadas en artefactos o productos culturales, a través
de los cuales las relaciones sociales se gestan, se pierden o se renegocian.9
Por su parte, Lawrence Roys10 advierte que las técnicas constructivas además de reflejar el
conjunto de conocimientos técnicos de los constructores,11 también permiten trazar de forma más o
menos precisa la historia cultural de un grupo determinado, de manera parecida a lo que se hace con
materiales como la cerámica.12
En lo que concierne a la arquitectura mesoamericana, Villalobos13 ha señalado que las
edificaciones, al igual que cualquier otro artefacto arqueológico, pueden ser descompuestas en
elementos constitutivos de su forma y sistema constructivo.14 El autor sostiene que conforme se
diversifican las funciones de la construcciones más allá de la vivienda, surgen transformaciones que
impactan de manera importante el espacio urbano en el que se desenvuelven. En este sentido las
implicaciones políticas, sociales y económicas que se gestan alrededor de la arquitectura monumental
tienen relevancia en los estudios relacionados con sociedades complejas.
Villalobos,15 propone aproximarse a los edificios o estructuras antiguas desde una perspectiva
integral. En la que se traten los aspectos ligados al entorno (el clima, la topografía, el tipo de suelo y
los recursos disponibles tanto para la subsistencia como para la construcción) y se identifiquen los
procesos productivos o labores asociados a la construcción, en los distintos momentos de su ciclo de
vida (construcción, mantenimiento y abandono).16 Un análisis arquitectónico de estas características
6 Stevanovic (1997).
7 Villaseñor y Barba (2012).
8 Villaseñor y Barba (2012).
9 Stevanovic (1997: 341).
10 Roys (1936).
11 Véase glosario en esta tesis.
12 Roys (1936: 116).
13 Villalobos (1992).
14 Villalobos (1986c: 37).
15 Villalobos (1992: 80-115).
16 Villalobos (1992: 97).
3
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
permite identificar los niveles de complejidad en los procesos constructivos y reconocer a una escala
mayor de análisis si existe una exportación de tecnología.17
Con respecto al Templo Mayor, pese a la escasez de este tipo de investigaciones, existen trabajos
precursores en el tema de la arquitectura. Una primera aproximación la realizó en su escrito de 1960
Ignacio Marquina,18 donde expuso de manera general rasgos de las técnicas constructivas. A este se
suman los que toman como eje los materiales, como es el caso de Azucena del Carmen Morales
Isunza y Bernd Fahmel19 quienes analizaron los cementantes de algunos edificios de Teotihuacan y de
Tenochtitlan. También están los estudios que ha realizado Leonardo López Luján junto con Jaime
Torres y Aurora Montúfar20 sobre materias primas, y recientemente, con Domenico Miriello21 y otros
colaboradores sobre los morteros.
Hay que agregar que existen otros escritos cuyo enfoque es la arquitectura y sus distintas
vertientes, pero que han centrado su atención en otros inmuebles del recinto sagrado. Destaca por
ejemplo, la exhaustiva disertación que hizo López Luján 22 sobre la Casa de las Águilas, pues no sólo
buscó elucidar la función y el simbolismo del edificio, sino que sumó a su estudio aspectos como las
técnicas y los materiales constructivos. También está el tratado de Bertina Olmedo,23 sobre los
Templos Rojos (Edificios C y F), y el de Camila Pascal García,24 sobre las estructuras A, B y D
emplazadas en el patio norte de la zona arqueológica. Ha estos trabajos hay que añadir los reportes y
descripciones elaboradas sobre la arquitectura de los edificios dentro del recinto y sus alrededores,
como parte de las excavaciones de la línea dos del metro, las exploraciones en la Catedral
Metropolitana y los del Proyecto de Arqueología Urbana, escritos a los que haremos referencia a
través del texto.25 No obstante, en el contexto de los tratados que se han realizado sobre el recinto
sagrado y el Cu de Huichilobos, el tema de los sistemas y técnicas constructivas no ha sido objeto de
ninguna disertación específica hasta la fecha. Este vacío representó un terreno fértil en el cual
cultivamos nuestras inquietudes sobre cómo, con qué y quiénes construyeron el Templo Mayor.
17 Villalobos (1992).
18 Marquina (1960).
19 Morales y Fahmel (1996).
20 López Luján et al. (2003a; 2003b).
21 Miriello et al. (2011; 2013).
22 López Luján (2006a).
23 Olmedo (2002).
24 Pascal García (2012).
25 Entre los trabajos más importantes están los de Jordi Gussinyer (1968; 1969; 1970; 1972; 1973; 1974; 1979), Rubén Cabrera Castro
(1979), los de Álvaro Barrera Rivera (1999), los de Eduardo Matos Moctezuma (1999a; 1999b; 2003), así como los de Raúl Barrera
Rodríguez (2003; 2006; 2014).
4
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Schiffer (1976); Villalobos (1992); Quirós Castillo (1998: 235); Blanco Rotea (1999); Azkarate (2002: 57); Taboada (2005); Caballero
26
5
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
En este aspecto fue necesario avnzar en dos cuestionamientos centrales los cuales son planteados
en el desarrollo de la presente tesis. En principio denotar la existencia de transformaciones técnicas
en la edificación del Huey Teocalli a lo largo del tiempo; y de ser comprobada esta pregunta, entender
cómo se relacionan estos cambios con las estrategias mexicas para el aprovechamiento de los
recursos naturales y humanos destinados a la construcción.
Estas dos cuestiones nos encaminaron a examinar otros aspectos de la edificación. En primer
lugar, para determinar si hubo una variación de las técnicas en el Templo Mayor y poder ubicarlas en
un tiempo y en un contexto específico, fue necesario entender a la construcción como un objeto
dinámico, es decir, un inmueble que se transformó a lo largo de los años.27 A esto hay que sumar el
hecho de que como otros edificios mesoamericanos, el templo principal de los tenochcas posee
varias estructuras superpuestas.
A fin de conocer y documentar los cambios técnicos que tuvo el Huey Teocalli, la primer parte del
análisis se orienta en distinguir, documentar, ordenar y datar de manera relativa las diferentes
subestructuras de la edificación.28 El recurso práctico del cual nos valimos en esta fase fue la
estratigrafía. La aplicación del proceso analítico de las relaciones físicas y estratigráficas permitió
rectificar los límites y los elementos que componen cada subestructura; aportó los instrumentos para
establecer la secuencia diacrónica del edificio e identificar a partir del registro arqueológico del
edificio original y sus modificaciones, los problemas estructurales, las reparaciones y los
remozamientos. Los datos estratigráficos recabados y sistematizados, son los argumentos a partir de
los cuales exponemos un reajuste en la secuencia arquitectónica del edificio, que plantea la existencia
de cinco etapas constructivas y no de siete como lo sostienen las propuestas cronológicas vigentes.29
En este tema, resultó indispensable y enriquecedor conocer qué autores han postulado una
cronología relativa previa de la arquitectura del Templo Mayor, cuáles son sus propuestas, sus
estrategias, los criterios que han utilizado y sus alcances.30 Asimismo, mediante la individualización
estratigráfica de las subestructuras y sus componentes, establecimos y delimitamos sectores de
trabajo, con el fin de hacer un registro metódico y pormenorizado de los sistemas y las técnicas que
permitiera caracterizar y organizar los datos posteriormente. En la última fase del análisis, esta
información sirvió para articular las técnicas con un momento específico de la historia mexica.
6
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La siguiente etapa de trabajo esta enfocada en el registro y análisis de las materias primas
aprovechadas en la arquitectura del templo, pues no podemos desvincularlas de los sistemas y las
técnicas constructivas. Es importante precisar que la caracterización de los materiales no se hizo sólo
con fines descriptivos. En nuestro enfoque, los materiales forman parte de un sistema técnico
específico y activo,31 estrechamente vinculado con los conocimientos y las habilidades de los grupos
humanos que se los apropian y los aprovechan. Esta perspectiva nos permite un acercamiento más
completo y en distintos grados de nuestro objeto de estudio (el edificio).
El examen de los materiales del Templo Mayor lo abordó anteriormente López Luján y Miriello
junto con sus colaboradores,32 por lo cual sus trabajos nos ayudaron a tener una idea general de los
materiales existentes en el recinto sagrado, así como afinar el muestreo que realizamos en el edificio.
Mediante el análisis petrográfico y químico que realizó el geólogo Jaime Torres Trejo,33 se
identificaron los insumos pétreos y los morteros utilizados como aplanados, juntas, enlucidos y
pavimentos, en cada etapa del edificio. Este paso fue fundamental para conocer cuáles son las
características de los materiales; cuáles son sus propiedades físicas y sí estas se relacionan con el lugar
donde se utilizaron en el templo y en la manera en cómo se modificaron; identificar los componentes
de las mezclas; finalmente, determinar si hay materias primas que no se identificaron con
anterioridad. Una vez aclarados estos aspectos, nos enfilamos hacía otras problemáticas ligadas con
las fuentes de obtención y la forma de apropiación de los recursos. En nuestro caso, el análisis
confirmó lo que otros autores ya habían señalado, que algunas materias primas son de origen local y
que también hay presencia de otras que son foráneas. Con estos datos nos fue posible inferir la
disponibilidad de los recursos en la zona y si éstos se obtuvieron a través del comercio o el tributo. A
partir de esta información nos planteamos cuestiones más específicas relacionadas con las estrategias
mexicas para el aprovechamiento y manufactura de los materiales constructivos de origen litológico.
De tal forma, que uno de nuestros objetivos fue comprender la forma de extracción de la piedra en
las canteras prehispánicas, las fases de obtención y talla, así como la manera en que fueron
transportados los insumos desde los bancos de material hasta Tenochtitlan. Para resolver este asunto,
nos auxiliamos de los trabajos experimentales y etnográficos que han llevado a cabo diferentes
31 Sellet (1993: 107). Véase también Schiffer (1972); Villalobos (1992); Quirós (1998).
32 López Luján et al. (2003a; 2003b), (2006a); Miriello et al. (2011; 2013).
33 Torres Trejo (2009).
7
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
34 Holmes (1897); Protzen (1985); Abrams (1994); Hassig (1990); Orfila et al. (1996); Barba y Córdoba (1999); Schreiner (2002, 2003);
Ogburn (2004, 2013); Russell y Dahlin (2007); Murakami (2010, 2015).
35 Rojas Rabiela (1977, 1992); Carrasco (1978); Kubler (1982); Gibson (2003).
8
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
9
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
metodología arqueológica.46
Los planteamientos teóricos y las primeras sistematizaciones de sus procedimientos provienen de
restauradores, arquitectos y arqueólogos italianos, cuyo objetivo era elucidar la historia del edificio a
través de la comprensión del contexto físico en el cual se había desarrollado, que desde su
perspectiva, esta estrechamente vinculado con el aspecto técnico; es decir, con las técnicas
constructivas.47 La génesis de esta problemática de estudio, radica en la necesidad del registro y la
documentación anterior a la restauración y la rehabilitación de los edificios.48 Como observa
Caballero Zoreda,49 previo a la aparición de la arqueología de la arquitectura y sus postulados, las
líneas tradicionales de investigación a partir de las cuales se procuraba fechar y entender las
construcciones, era mediante modelos provenientes de la Historia del Arte y de la Arquitectura,
esencialmente “influidos por modelos previos historiográficos, filológicos (fuentes escritas) y
estilísticos”. Al respecto abro un paréntesis sobre el caso mesoamericano, pues el panorama no es
muy distinto. Durante la mayor parte del siglo XX, el análisis estilístico fue el esquema que destacó
en los trabajos arqueológicos relacionados con la arquitectura; por ejemplo, los de George F.
Andrews o Paul Gendrop para el área maya. Villalobos,50 señala que si bien este enfoque es una
alternativa que permite proponer tipologías y secuencias cronológicas, también una investigación
exclusivamente desde esta perspectiva es muy reducida. El autor pone como ejemplo el concepto de
“elemento diagnóstico”, el cual sólo es cuantitativo, ya que se refiere en exclusiva al número de veces
que aparece un “rasgo” como parte de un sistema arquitectónico y la temporalidad no se considera
relevante, sino más bien como un factor asociado.51 Sobre este mismo asunto, Villalobos afirma que
“la visión sincrónica del concepto de estilo, no sólo limita las apreciaciones en materia del tiempo y
continuidad cronológica, sino que afecta poderosamente las definiciones regionales en el
conocimiento objetivo de la producción de edificios en términos de espacio-tiempo”.52
Volviendo a la “arqueología de la arquitectura”, ésta tiene su origen en Italia y se propagó hacia
otras regiones europeas como Francia, Inglaterra y España en las que tuvo un desarrollo más o
menos paralelo. Sin embargo, es en la Península Ibérica, donde esta corriente se ha establecido
10
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
exitosamente, y en los últimos veinte años un número significativo de investigaciones retoman sus
conceptos teóricos pero principalmente sus procedimientos. Su campo de estudio han sido
esencialmente los grandes conjuntos arquitectónicos europeos como iglesias, catedrales y palacios; no
obstante, en años recientes sus postulados y su metodología han emprendido su tránsito de
contextos puramente históricos hacia periodos arqueológicos más tempranos, como es el caso de
algunos sitios prehispánicos localizados en Jujuy, en el noroeste de Argentina.53
Antes de hablar de cómo concibe la “arqueología de la arquitectura” a una construcción, acotaré
nuestra noción sobre arquitectura, pues este concepto es muy amplio. Siguiendo a William Morris,
entendemos por arquitectura al conjunto de modificaciones y alteraciones introducidas en la
superficie terrestre con el objeto de satisfacer las necesidades humanas,54 en consecuencia puede
tener distintas funciones. En la arquitectura se entrelazan lo social, lo cultural y el medio ambiente,55 y
su forma concreta, “es fruto de una idea o percepción compartida por la colectividad”.56
Dentro del marco conceptual de la “arqueología de la arquitectura”, una construcción es
entendida como un objeto de la cultura material.57 Un artefacto del cual se puede reconstruir su
historia, pues al igual que otros objetos arqueológicos el edificio pasa por distintas fases de un
proceso productivo cuyas evidencias quedan plasmadas en ellos.58 Además, dentro de esta corriente,
el edificio también se considera como un yacimiento arqueológico, el cual está sujeto a procesos
deposicionales del mismo modo que otros yacimientos. Desde estos enfoques, una construcción es
un documento mediante el cual aproximarnos al conocimiento de las sociedades pretéritas.59 En
opinión de Latorre y Caballero:
(1992: 64).
58 Villalobos (1992: 64). Véase también Schiffer (1972: 157-160); Latorre y Caballero (1995: 6-7).
59 Véase Quirós (2002: 28).
11
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
En este mismo orden de ideas, Felipe Criado, Patricia Mañana y colaboradores, coinciden en que
la edificación del espacio es un lazo indisoluble con la construcción social de la realidad, representada
por el cómo se concibe la naturaleza, el espacio, el tiempo, la organización social y la subsistencia. 61
Criado, añade que cada sociedad dispone de ciertas tecnologías que le permiten domesticar y edificar
el espacio; no obstante, estas tecnologías no solo consisten en dispositivos mecánicos (físicos), sino
que incluyen también los dispositivos conceptuales necesarios para poder humanizar ese espacio.62
Sobre la idea del edificio como artefacto, un aspecto que subrayan los investigadores dedicados al
tema, es que tiene un rango de uso y duración mayor que otros objetos, en consecuencia, es proclive
a modificaciones a lo largo del tiempo.63 Tomando en cuenta este aspecto, es necesario tener una
metodología que permita documentar estos cambios desde una perspectiva arqueológica.64 El
instrumento concreto en el cual se asienta el método de la arqueología de la arquitectura es la lectura
“estratigráfica”, pero se auxilia de las tipologías, la arqueometría y del análisis documental.65 La
metodología en conjunto se le denomina análisis estratigráfico de construcciones, aunque la designación
puede variar según el autor que se revise, algunos la llaman estratigrafía vertical, otros lectura de
paramentos o estratigrafía muraria.66
La aplicación de la estratigrafía se debe a que en pocos casos se ha documentado que los edificios
históricos sean homogéneos y tengan una sola etapa constructiva.67 Su uso se fundamenta en la
necesidad de contar con un registro a partir del cual definir de forma más precisa, los periodos
cronológicos de las obras arquitectónicas. Mediante la estratigrafía, “se diferencian, ordenan y datan
las fases por las que han pasado los edificios hasta llegar a su estadio actual, analizando todos los
elementos que los componen y que se les fueron añadiendo históricamente y analizando las distintas
que utiliza una realidad dada (el espacio físico) para crear una realidad nueva: el espacio construido y, por consiguiente, social al que se
confiere un significado simbólico.
63 Villalobos (1992: 79). Véase también Schiffer (1972: 157).
64 Blanco Rotea (1999: 3).
65 Caballero (2004a: 22).
66 Mannoni (1984: 399); Caballero Zoreda (1995: 38; 2000: 122; 2004a: 22); Latorre y Caballero (1995: 10-11); Parenti (1995: 21);
12
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Desde esta realidad, el proceso por el cual pasa un edificio es continuo y las partes que lo
componen forman un sistema complejo que no responde de un modo lineal a las transformaciones
que sobre él se introduzcan.74 Esto ha obligado a los investigadores a incluir dentro del método otros
aspectos para entenderlo e interpretarlo de una forma más integral y desde el punto de vista de la
evolución y modificación de la misma.75 Tal es el caso de las técnicas constructivas y a los procesos
de su construcción. Al respecto, Camila Mileto y Fernando Vegas afirman, “no se puede entender la
estratigrafía aplicada a la arquitectura si no se tienen en cuenta las peculiaridades constructivas de la
misma que obligan a una adaptación o concreción del método”.76
13
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
14
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
15
Estrategias de investigación en torno a la arquitectura del Templo Mayor
pertenecientes a cada época permite reconstruir hasta donde es posible pero con rigor y
seguridad las formas de los varios edificios que se sucedieron”.90
Frente a las ventajas que ofrece el método estratigráfico están la aproximación integral del edificio,
así como la flexibilidad para ser adaptado tanto a contextos arqueológicos como históricos. No
obstante, me parece importante señalar que una de sus desventajas es que sólo permite elaborar
cronologías relativas.91 Para deducir con certitud los períodos históricos en la vida del edificio, es
necesario utilizar instrumentos arqueométricos de datación y conseguir una cronología absoluta.92 En
nuestro caso, la seriación temporal que se presenta del edificio es relativa y se propone a partir de los
datos estratigráficos y de la información histórica.
El texto se ordenó de acuerdo a las necesidades de la investigación. El primer capítulo es el
espacio donde se justifica nuestra investigación y enfoque, y se ubica como parte de una larga cadena
de tratados sobre la arquitectura del Templo Mayor y los estudios mexicas. Se presenta un recuento
historiográfico de los trabajos arqueológicos en torno a la arquitectura del Huey Teocalli y las
construcciones del recinto sagrado, desde principios del siglo XX hasta nuestros días. En este
apartado se brinda un panorama de los datos disponibles sobre el tema de los sistemas, materiales y
técnicas constructivas, así como las distintas estrategias de aproximación que otros investigadores
han utilizado.
El segundo capítulo está enfocado en la secuencia arquitectónica. En esta sección exponemos un
replanteamiento de la secuencia de eventos constructivos acontecidos en el Templo Mayor y una
revisión de las propuestas cronológicas sobre el templo. Se explica y desarrolla el análisis
estratigráfico de construcciones o murario, sus conceptos y definiciones. Se discuten algunos de los
términos ligados a la cronología (secuencia, momento, etapa y época constructiva), y establecemos
los indicadores arqueológicos a partir de los cuales podemos reconocerlo en el edificio. Esta etapa de
la investigación sentó las bases para poder ubicar con mayor precisión las transformaciones técnicas
acaecidas en el edificio.
El tercer capítulo versa sobre los materiales constructivos. Presentamos los datos sobre sus
estructuras de madera, así como el arqueomagnetismo y termoluminiscencia. Latorre y Caballero (1995: 43); Blanco Rotea (1999: 47-
48); Mannoni (2005b: 31); Mileto y Vegas (2010: 153).
16
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
17
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Jules Verne
La Isla Misteriosa
Las investigaciones arqueológicas en el Templo Mayor de Tenochtitlan relacionadas con los sistemas
constructivos y la arquitectura comenzaron en el siglo XX. Después de la Conquista, frailes y
colonizadores volcaron sus esfuerzos en la destrucción de la ciudad y sus templos, donde según su
percepción occidental, los indios de estas tierras llevaban a cabo sus idolatrías para honrar al
demonio. A pesar de la devastación de la ciudad prehispánica, los españoles en sus crónicas exponen
su asombro por la gran Tenochtitlan. En sus escritos los conquistadores centraron su atención en la
explicación de costumbres, rituales y vida cotidiana de los pueblos recién conquistados.1 Diego
Durán y Hernando Alvarado Tezozómoc son quienes más referencias nos otorgan respecto a la
edificación, materiales y constructores que intervinieron en la obra del recinto sagrado de
Tenochtitlan.
Durante los primeros años de la Colonia y hasta bien entrado el siglo XVIII, los estudios de
diversos autores tuvieron como finalidad el entendimiento del recinto ceremonial de los mexicas. La
construcción de la nueva ciudad sobre las ruinas de la urbe precolombina, aunada a la necesidad de
erradicar cualquier vestigio que recordara al viejo orden e interfiriera en el actual, contribuyeron a
que, por casi trescientos años, quedaran ocultos edificios, esculturas y objetos.
Hacia finales del siglo XVIII, con el descubrimiento de la Piedra del Sol, la Coatlicue y la Piedra
de Tízoc, resurge el interés por el pasado, principalmente de viajeros y coleccionistas.2 Es hasta
inicios del siglo XX que los restos arquitectónicos de la urbe tenochca ven la luz después de la
derrota de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521. La Ciudad de México ha sido testigo de diversos
momentos históricos que han contribuido con su modificación a través de los siglos. Por tal motivo,
1 Véase Alvarado Tezozómoc (1987); Cortés (1993); Díaz del Castillo (1994); Durán (2002); Sahagún (1997).
2 Véase Humboldt (1979: 55-59); León y Gama (1792; 1979: 27-54); Matos Moctezuma y López Luján (2012: 15-16).
18
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
no debe extrañarnos que durante todos esos años al construir, crecer y modificarse la urbe, quedaran
expuestos objetos y restos de templos, habitaciones y piezas de distinta índole que pertenecieron al
periodo anterior a la llegada de los españoles. Sin embargo, los trabajos de carácter arqueológico
dieron inicio hasta el año de 1900.
1.1 Los albores de los trabajos arqueológicos en el centro de la Ciudad de México (1900-1920)
En los comienzos del siglo XX iniciaron las obras de drenaje como parte de las labores de
saneamiento en la Ciudad de México. Las operaciones pasaron por el lado norte de la Plaza Mayor,
donde era sabido que estaban enterrados los vestigios de la ciudad prehispánica. Tal hecho, motivó el
inicio de las exploraciones arqueológicas en el centro de la ciudad a cargo del arqueólogo Leopoldo
Batres.
A principios de 1900 cuando Batres se desempeñaba como Inspector General de Monumentos
Arqueológicos, estuvo a cargo de la primera intervención en el centro de la ciudad. Su participación
comenzó en la calle de Santa Teresa, entre la calle de Seminario y las Escalerillas cuyo nombre actual
es el de Guatemala. Esta calle se localiza en la parte norte de la Catedral Metropolitana. Si bien,
Batres3 señala que desde que iniciaron las obras del saneamiento de la ciudad de México, notó la
importancia de las excavaciones en esa área para la arqueología y la historia, decidió esperar a que las
exploraciones avanzaran hasta “la zona en que estaba ubicado el Templo Mayor de Tenochtitlan”.4
En la publicación de 1902 titulada Exploraciones en las calles de las Escalerillas, Batres es explícito en
sus descripciones sobre los elementos procedentes de depósitos rituales. Sin embargo, su relato
concerniente a las edificaciones del recinto sagrado observadas durante su intervención, es escueto y
carente de particularidades; de su escrito podemos rescatar menciones sobre el tamaño de huellas y
peraltes de las escalinatas descubiertas,5 así como del material con el que estaban construidas y
recubiertas. Por ejemplo, el autor menciona que la escalinata excavada estaba “compuesta de cuatro
peldaños, construidos de cal y canto” (Figura 1.1).6 A pesar de lo breve de sus descripciones, es
importante resaltar el aporte de Batres al registrar la profundidad y la distancia mediante la
coincidencia de puntos de intersección de líneas verticales y horizontales, a partir de las cuales marcó
19
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
la ubicación de los objetos descubiertos.7 Esto, sin duda, facilita en la actualidad la localización de sus
descubrimientos y, a la luz de nuevos hallazgos, la complementación de la información recuperada.
En 1901 en la esquina de la calle de Donceles y la primera del Reloj, actualmente Argentina, en el
edificio destinado a la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública, fueron descubiertas bajo el piso
dos impresionantes esculturas; se trata de una cabeza xiuhcóatl8 y un océlotl cuauhxicalli.9
La primera escultura ocupa hoy un lugar en la sala 4 del Museo del Templo Mayor y la segunda
está en la entrada de sala mexica del Museo Nacional de Antropología. Los hallazgos, dieron pié a la
intervención del ingeniero Porfirio Díaz hijo, director de las obras en el edificio y de Batres, en cuya
intervención quedó al descubierto una escalinata.
El historiador mexicano Jesús Galindo y Villa, en su escrito titulado “La escalinata descubierta en
el nuevo edificio de la Secretaría de Justicia e Instrucción Pública”, divulgado en el primer número
del Boletín del Museo Nacional de México, se refiere a los descubrimientos de Porfirio Díaz hijo y Batres
en la calle de Cordobanes. Su escrito resulta interesante. Se trata de una descripción detallada de esta
construcción. En el mes de febrero de 1902, el historiador afirmó que “la Secretaría de Instrucción
en alguna festividad. Véase también Galindo y Villa (1903a: 16-18); (1903b: 229-230).
20
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Pública dispuso que la dirección del Museo mandara sacar fotografías de la escalinata”.10 El registro
incluía la ubicación tridimensional de ésta a partir del nivel del patio. También se midió “la longitud y
huella de cada uno de los escalones; la extensión superficial de las rampas que separan cada
escalinata, y el grado de inclinación”.11 Una parte interesante de este estudio es la indagación sobre el
tipo de materiales aprovechados en la construcción. En el texto podemos encontrar el levantamiento
arquitectónico realizado, que incluyó secciones y alzados de la estructura. Aunque breve, el escrito
resulta un trabajo pionero en el registro y descripción de la técnica constructiva de las edificaciones
del recinto sagrado.
Pocos años después, en 1912, el arqueólogo y fotógrafo británico Alfred Maudslay con motivo del
XVIII Congreso Internacional de Americanistas, presentó la ponencia titulada “A Note of the
Position and Extent of the Great Temple”, publicada ese mismo año.12 Mediante una revisión
cuidadosa de documentos, mapas antiguos y modernos y el uso de las fuentes históricas, Maudslay
situó de manera correcta el Templo Mayor al noreste de la Catedral Metropolitana,13 aspecto que
hasta los trabajos de Gamio fue motivo de controversia (Figura 1.2).
Edmund Guillemin-Tarayre, ingeniero en minas y geólogo francés, arribó a México a mediados
del siglo XIX como miembro de la Comisión Científica Francesa. En 1912 escribió sobre el Templo
Mayor y publicó “Le Grand Temple de Mexico” en el Journal de la Société des Américanistes. El escrito
está basado en pictografías y crónicas de los siglos anteriores referentes al Templo Mayor. En él,
Guillemin-Tarayre trata aspectos sobre la forma del templo, mencionando cuántos cuerpos tenía la
pirámide, el número de escalones, las medidas aproximadas de la base y su altura. Sobre el sistema
constructivo del Huey Teocalli, este investigador afirma lo siguiente: “El templo fue construido sobre
una plataforma maciza de tierra y de piedras, y revestido con bloques de piedra tallados por todas sus
caras”.14 Años más tarde, el autor ampliaría su trabajo en una publicación con el mismo título, pero
que data de 1914. En esta extensión de su escrito encontramos datos sobre las dimensiones del
edificio principal de los tenochcas, algunas notas sobre la ubicación del templo en relación a los datos
obtenidos de las fuentes históricas y de mapas donde se señala su emplazamiento aproximado. En un
breve apartado, el investigador plantea la problemática de las unidades de medidas usadas en los
21
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
15 Guillemin-Tarayre (1914-1919).
16 Gamio (1979: 141); Gonazález y González (2014: 23).
17 Gonazález y González (2014: 28, 32). Este informe inédito que consta de dos páginas, fue publicado recientemente por Carlos Javier
González González (2014: 23-51), en un texto sobre los trabajos arqueológicos de Manuel Gamio, y que forma parte de una
publicación conmemorativa por los 100 años del descubrimiento del Templo Mayor.
18 González González (2014: 28, 29, 31).
22
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de la ampliación IV/MPl-3.
23
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
24
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En la segunda década del siglo veinte, la intensidad de los trabajos arqueológicos disminuye. Al
comienzo de este periodo, el arqueólogo Roque Cevallos Novelo, adscrito a la Dirección de
Inspección de Monumentos Arqueológicos de la República, publica en la revista Ethnos un trabajo
que lleva por título “El Templo Mayor de México-Tenoxtitlan”, donde describe la ciudad
precolombina. En su estudio también encontramos referencias sobre lugares como el mercado de
Tlatelolco, los templos del recinto dedicados a otras deidades, la ubicación de las casas de
Moctezuma I, Moctezuma II y el palacio de Axayácatl. Además, refiere el aumento en las
dimensiones del templo realizado por los gobernantes tenochcas.
Las menciones sobre el sistema constructivo se limitan a la descripción de los materiales con los
cuales estaba hecho el patio y el templo, tal como lo especifica en la siguiente cita: “En el patio del
recinto, sobre el pavimentado de piedras labradas, bruñidas y juntas, se levantaba el Gran Teocalli”. 29
Asimismo, Cevallos menciona las dimensiones aproximadas del templo, la forma en que fue
construido, tomando como base los datos de sus lecturas de las fuentes, así como de los trabajos
arqueológicos realizados por Gamio.
25
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
30 Cuevas (1934).
31 Cuevas (1934: 253).
32 Cuevas (1934: 254). Como veremos en el capítulo dedicado a los sistemas constructivos, los rellenos de la plataforma y los pisos de
la plaza de las últimas etapas del Templo Mayor se caracterizan por su resistencia y dureza. Los cementantes de origen calcáreo y las
cargas de composición ígnea utilizadas en la elaboración de estos morteros, dieron como resultado argamasas duras como las que
menciona Emilio Cuevas.
33 Cuevas (1934: 253).
26
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En lo referente al recinto, este investigador presenta un plano donde ubica al templo y otras
construcciones respecto a la traza actual de la ciudad. Además, podemos hallar datos sobre la
construcción y forma del edificio, tomando en cuenta los basamentos de Teopanzolco y Tenayuca
(Figura 1.5). En el plano del Cu de Huichilobos, la forma en la que el Alcocer representa el
basamento recuerda a la Pirámide del Sol de Teotihuacan. Lo anterior no resulta extraño. Ignacio
Marquina de quien nos ocuparemos más adelante, en una primera reconstrucción que hace del
recinto ceremonial también se inspira en Teotihuacan. Al igual que diversos autores, Alcocer presta
atención a las medidas del templo de Huitzilopochtli y sus aproximaciones se basan en lo expresado
por los cronistas hispanos.
Un acierto que debemos resaltar del trabajo de este investigador es haber incluido los hallazgos
realizados durante excavaciones de carácter arqueológico, integrarlos y confrontarlos con las fuentes
históricas. Lo anterior le permitió relacionar las escalinatas expuestas durante las excavaciones de
Batres en 1900 y las de Gamio en 1913 con periodos de gobierno mexica. Por ejemplo, en la
publicación ya citada, aparece un plano de planta y dos secciones donde el autor muestra las
escalinatas descubiertas, describe sus características así como a qué gobernante puede atribuirse la
construcción. Un ejemplo concreto es la mención hecha por Alcocer sobre la mejora y crecimiento
del templo en época de Ahuítzotl. Las escalinatas que muestra en su plano parecen corresponder a la
registradas por Cuevas en 1933.34
A partir de los años veinte y hasta los inicios de la década de los sesenta, las intervenciones
arqueológicas se ven disminuidas y predominan los escritos apoyados en fuentes históricas. Varios
trabajos de esta época combinan las fuentes históricas con las labores arqueológicas, lo que sin duda
complementa y enriquece los tratados y establece las bases de las exploraciones e investigaciones de
los períodos venideros. Dos buenos ejemplo son los escritos de Ignacio Alcocer e Ignacio Marquina
de quien hablaremos a continuación.
34 Las escalinatas se localizan en la esquina suroeste de la zona arqueológica. Parte de éstas pasa por debajo de la calle de Argentina, y
otra sección actualmente se encuentra expuesta en el predio de Mayorazgo Nava. Las escalinatas forman parte de la plataforma que ha
sido fechada por Matos Moctezuma para la Etapa VI del Templo Mayor.
27
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
28
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Cuando Marquina realizó el estudio de 1928, los trabajos en Tlatelolco aún no comenzaban y en el
Templo Mayor de Tenochtitlan sólo se había descubierto parte de la esquina suroeste del basamento
principal. Por lo tanto, sus interpretaciones sobre el Cu de Huichilobos se sustentaron en las
descripciones y dibujos de las fuentes históricas. En la sinopsis, el autor da referencias vinculadas a la
superposiciones de taludes en el edificio. Así lo describe: “los taludes son semejantes a los que se ven
en Tenayuca y Santa Cecilia, correspondiendo a reconstrucciones del templo en diferentes épocas”.35
Una década después de las excavaciones en Tenayuca, el investigador concluyó un estudio
arquitectónico sobre este edificio que fue publicado por la Secretaría de Educación Pública. En su
apunte, distingue varias etapas constructivas de la pirámide y trata a cada una de manera individual en
su trabajo.36 Esto le permitió observar constantes de diseño, así como semejanzas y diferencias
constructivas en cada etapa. Retomando el método comparativo, Marquina distingue los
monumentos análogos a Tenayuca, el análisis se divide en cinco puntos: 1) estudio particular de cada
monumento; 2) comparación entre ellos; 3) forma en que se hicieron las superposiciones; 4)
comparación con otros monumentos; 5) su orientación. En el análisis arquitectónico encontramos
reconstrucciones hipotéticas de la pirámide en cada una de sus etapas, así como plantas, elevaciones,
cortes y planos del estudio de las superposiciones de estructuras (Figura 1.6).
Los trabajos realizados por Marquina entre 1928 y 1935 sirvieron como base para elaborar la
reconstrucción del Templo Mayor de Tenochtitlan hecha en 1951.37 En su obra Arquitectura
prehispánica, encontramos datos de la constitución del recinto ceremonial de Tenochtitlan y de su
templo principal. Para este estudio, el investigador se basó en el examen de documentos históricos y
tomó en consideración los datos arqueológicos obtenidos de las excavaciones en el centro de la
Ciudad de México y de los basamentos que comparten características similares con el de
Tenochtitlan.38
hasta 1978. El artículo se titula "Templo Mayor Research, 1521-1978", donde aparece una ilustración sin fecha y atribuida a Ignacio
Marquina que muestra una reconstrucción del recinto sagrado de Tenochtitlan. En la imagen, el basamento principal es representado
con características que recuerdan a la Pirámide del Sol en Teotihuacan (Figura 1.7). Consideramos que el arquitecto Marquina elaboró
dicha lámina años antes de su intervención en Tenayuca. La aseveración anterior se basa en dos publicaciones posteriores del autor. La
primera lleva por título Estudio arquitectónico comparativo de los monumentos arqueológicos de México y está fechada en 1928. En el análisis, el
Templo Mayor junto con otros monumentos son considerados por Marquina con características análogas a la pirámide de Tenayuca.
La segunda publicación se intitula Arquitectura prehispánica de 1951; en ésta el investigador muestra una litografía del centro ceremonial y
del Templo Mayor donde las características del basamento son similares a la pirámide de Tenayuca (Figura 1.7). Por lo tanto, pensamos
que la primera ilustración estuvo influida por sus trabajos bajo la tutela de Manuel Gamio en el valle de Teotihuacan alrededor de 1922.
La litografía inicialmente citada pudo haberse realizado en el período comprendido entre 1922 y 1928.
38 Marquina (1990).
29
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
30
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
“exageradas para dar mayor importancia a los hechos de la Conquista”.42 También incluye tratados de
otros autores, los cuales basaron sus escritos en el estudios de los documentos antiguos. Por otra
parte, considera los trabajos arqueológicos de los restos de Tenochtitlan excavados a principios de
siglo y de otros monumentos. Por ejemplo, Tlatelolco, ciudad gemela de Tenochtitlan había
comenzado a ser explorada por Pablo Martínez del Río y Antonieta Espejo en 1944; esto le permitió
contar con un referente tangible de la forma del Huey Teocalli tenochca. Otros datos provienen de sus
estudios previos en Tenayuca y de otras exploraciones llevadas a cabo en las estructuras de
Teopanzolco, Calixtlahuaca, Malinalco y Quauhtochco.
En cuanto al tema de los sistemas constructivos la revisión del manuscrito de Marquina nos
proporcionó datos sobre la técnica de construcción, la forma y las dimensiones del edificio.
Igualmente, obtuvimos información sobre la secuencia arquitectónica del Templo Mayor. En el
31
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Las obras en el centro de la Ciudad de México, así como la construcción de una de las vías de
transporte colectivo más importante, como lo fueron en su momento las líneas uno y dos del Metro,
trajo consigo una invaluable oportunidad a nivel arqueológico. Algunos tramos del trayecto
franquearían los límites del recinto sagrado por lo que resultaba necesaria la intervención
arqueológica. Las obras de cimentación en la Catedral Metropolitana fueron otro hecho significativo
que derivó en trabajos de exploración en el área. Distintos fueron los estudiosos que intervinieron en
estos trabajos. A continuación, destacamos los escritos de los investigadores que pusieron énfasis en
el estudio y de los remantes arquitectónicos prehispánicos.
En 1962 se realizaron obras de ampliación de las avenidas José María Izazaga y Pino Suárez. La
inspección estuvo a cargo del arqueólogo Francisco González Rul, quien desarrolló su carrera
arqueológica en labores relacionadas con rescates y salvamentos. González Rul excavó el área que
ocuparía el conjunto Nonoalco-Tlatelolco, el templo de Toci y el Cihuateocalli ubicado en las calles de
Pino Suárez e Izazaga, entre muchos otros sitios. De sus excavaciones en la avenida Pino Suárez
elaboró un pequeño artículo denominado “Tocititlan”, publicado en los Anales del INAH de 1963.
Debido a las condiciones de exploración, el arqueólogo sondeó únicamente la parte superior del
basamento quedando sin descubrir las fachadas. Sus descripciones únicamente se refieren a la
cimentación del basamento y la descripción del núcleo. En su artículo el autor no profundiza sobre el
tema; sin embargo establece una comparación del sistema constructivo del núcleo del basamento del
cual afirma: “está formado, al igual que en Tlatelolco, por capas paralelas de piedra-laja alternadas
32
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
con capas de tierra aproximadamente de 35 cm., de espesor”.43 Lo anterior queda ilustrado en el corte
que aparece en la misma publicación.
Eduardo Matos Moctezuma participó en el salvamento de un adoratorio ubicado en la calle de
Argentina. La intervención se suscitó por la construcción de un nuevo edificio para la librería Porrúa.
El adoratorio explorado tenía características similares a los templos rojos ubicados al sur y norte del
Templo Mayor y al templo encontrado unos años después por Gussinyer, en sus trabajos atrás de la
Catedral. En 1965 aparece la publicación de estos trabajos en los Anales del INAH bajo el título “El
Adoratorio decorado de las calles de Argentina”. Matos Moctezuma describe la forma, las
dimensiones y las características constructivas del templo. Igual que en otros edificios relacionados
con el recinto sagrado observa la sobreposición de pisos.44
Jordi Gussinyer, arquitecto adscrito al Departamento de Prehistoria del INAH, participó
activamente en los trabajos de salvamento realizados en los años sesenta y setenta. Entonces tuvo la
oportunidad de localizar algunos basamentos relacionados con el centro ceremonial tenochca. En
1968 publicó en el Boletín del INAH el artículo “Hallazgo de estructuras prehispánicas en el Metro”.
En dicha publicación relata sus descubrimientos en el número 140 de la avenida de Izazaga. Al
realizar sondeos “apareció, a una profundidad de casi tres metros una plataforma prehispánica o
adoratorio compuesto de una serie de estructura superpuestas”.45 Independientemente de la
sobreposición de estructuras, de cada basamento Gussinyer relata brevemente el material con que fue
elaborado las construcciones y la técnica constructiva. Un peculiaridad es la descripción de la técnica
constructiva, donde distingue diferencias entre las subestructuras. En este trabajo podemos encontrar
fotografías de los elementos arquitectónicos y un plano de ubicación de los hallazgos.
Pocos años después, en 1970, Gussinyer dio a conocer el reporte denominado “Un adoratorio
dedicado a Tláloc”, publicado también en el Boletín del INAH.46 Este vestigio fue ubicado en el área
que actualmente ocupa la estación del Metro Pino Suárez. Los aspectos relevantes sobre los sistemas
constructivos están relacionados con la superposición de basamentos, en este caso en particular se
trata de dos adoratorios con una planta distinta; uno presenta una planta rectangular y el otro
circular. Asimismo, el investigador refiere que en la estructura fueron hallados hoyos de postes que
posiblemente sostuvieron una techumbre. Los planos de los adoratorios antes mencionados, con
33
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
cortes y perspectivas, son muy útiles. De ellos obtuvimos datos sobre el material de construcción,
como el tezontle utilizado en el relleno y las fachada de las estructuras. Además es posible observar la
colocación de las piedras en las esquinas, remates de alfardas y paramentos.
En el mes de junio de 1970, Gussinyer continua con los trabajos de rescate, pero esta vez en el
área posterior al ábside de la Catedral. En el artículo “Un adoratorio azteca decorado con pinturas”
manifiesta la importancia de la arquitectura como tema de estudio.47 Ahí puede notarse un mayor
énfasis y extensión en la descripción de los materiales, el sistema constructivo y el decorado del
edificio. En 1972 Gussinyer publica “Una base para brasero ceremonial tenochca”,48 hallazgo
realizado entre la calle de Guatemala y Brasil y en 1973 “Rescate de un adoratorio circular mexica”.
Se trata de una estructura de forma circular localizada durante las obras, el escrito no es extenso, pero
proporciona datos importantes sobre el tipo de terreno y la cimentación. Ejemplo de ello es la
siguiente afirmación “Cerca de la zona se excavaron unas largas empalizadas clavadas en el fango del
subsuelo”.49 La reseña de la técnica constructiva del basamento es más amplia que en trabajos
anteriores.
Para 1974, publica un artículo dedicado exclusivamente al tema de la cimentación de edificios.
Lleva por título “La cimentación de edificios prehispánicos en la Ciudad de México, algunas
anotaciones”.50 En este trabajo reitera su interés por los estudios arquitectónicos de las
construcciones prehispánicas, siempre haciendo hincapié en aspectos como la arquitectura, el
urbanismo, el registro de calzadas, particularidades del subsuelo, aunado al estudio de la cerámica,
ofrendas, etc. Sus observaciones le permitieron identificar tres tipos de cimentación en los
monumentos prehispánicos:
47 Gussinyer (1970b).
48 Gussinyer (1972).
49 Gussinyer (1973: 29).
50 Gussinyer (1974).
34
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Gussinyer desarrolla el tema de manera precisa, considerando las limitaciones que se desprenden
de un trabajo de salvamento al tener un área de excavación restringida. Asimismo, aporta
definiciones sobre el concepto de cimiento y deja clara la importancia del sistema constructivo,
expresando que existe gran escasez de datos arqueológicos, refiriéndose específicamente a la ciudad
de Tenochtitlan. En concreto, el autor resalta la importancia de los sistemas constructivos refiriendo
que “son significativos y tan ligados, al mismo tiempo, al ambiente, al desarrollo, a los cambios
sociales y económicos de una determinada cultura”.51
Finalmente, en 1979 elabora una síntesis de la arquitectura prehispánica en los alrededores de la
Catedral. Su artículo forma parte de un conjunto de trabajos coordinados por Constanza Vega Sosa.
En dicho libro sintetizó los escritos que hasta entonces había publicado de manera individual. En
este compendio compara las distintas construcciones estudiadas. Sus opiniones concernientes a la
arquitectura mexica se centran en los materiales de construcción, entre los cuales el tezontle es el más
común. También, advierte la sobreposición de pisos, muros y estructuras.
En el año de 1975, las labores de recimentación bajo la Catedral trajeron nuevamente la
oportunidad de explorar parte de los vestigios de Tenochtitlan. Los trabajos fueron dirigidos por
Constanza Vega y Joaquín García Bárcena, adscritos en ese entonces al Departamento de Prehistoria
del INAH. En las labores intervino un equipo multidisciplinario que trajo como resultado una visión
integral de los datos obtenidos en el rescate. En el volumen de 1979 coordinado por Constanza
Vega, cuyo título es El Recinto sagrado de México Tenochtitlan, excavaciones 1968-69 y 1975-76,52 fueron
compilados parte de los resultados obtenidos durante los trabajos de rescate y salvamento. Entre los
capítulos destacaremos el artículo de Rubén Cabrera (Figura 1.9).
El arqueólogo Cabrera en su escrito titulado “Restos arquitectónicos del recinto sagrado en
excavaciones del metro y de la recimentación de la Catedral y el Sagrario”, reseña solamente los
hallazgos arqueológicos concernientes a catorce estructuras del centro ceremonial. Su artículo es una
sencilla descripción arquitectónica de los elementos hallados. Cabrera explica que “Fueron varios
factores los que impidieron obtener datos arquitectónicos completos”,53 pues al tratarse de obras de
salvamento “no se cuenta con el tiempo disponible y se carece de elementos necesarios para llevar a
cabo una buena investigación”.54
35
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Las décadas de los sesenta y setenta fueron años de vehemente actividad arqueológica. El
inevitable crecimiento y desarrollo de la Ciudad de México implicó la realización de obras para un
mejoramiento y modernización de la vías de comunicación y transporte de la urbe. Esto trajo consigo
la necesidad de trabajos de rescates y salvamentos arqueológicos, considerando que las obras se
llevarían a cabo en el centro de la ciudad, donde yacían los vestigios de la metrópoli prehispánica. Las
acciones derivadas del desarrollo de la capital posibilitaron entonces la exploración de los remanentes
arquitectónicos precolombinos.
Los textos revisados en este apartado corresponden en su mayoría a escritos cortos publicados
casi a la par de las exploraciones. Sin embargo, la descripción de elementos arquitectónicos resulta
relevante sobre todo cuando se trata de detalles acerca de la técnica y los materiales constructivos, el
emplazamiento y la distribución de varios edificios. Los temas sobresalientes de los artículos
señalados son los datos sobre niveles de ocupación, las etapas constructivas, la forma y las
dimensiones de los edificios, así como opiniones acerca de la calidad de las construcciones, las cuales
resultan enriquecedoras para nuestro trabajo.
36
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
37
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Mayor, la Casa de las Águilas y los edificios aledaños ubicados en el patio norte, el patio Este
denominado patio de los altares, así como el patio sur de la plaza (Figura 1.10).57 En la temporada de
1987 se recuperaron las ofrendas 92 y 93.58 En 1989, se realizó la tercera temporada abriendo dos
túneles en la Etapa II para buscar una subestructura más antigua.59
38
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
son las características formales del edificio, las técnicas constructivas, la cronología, la orientación
astronómica de la estructura y sus características estilísticas. La descripción de los espacios y el
estudio de la secuencia arquitectónica son fundamentales para este tipo de análisis.
Mediante un estudio geofísico y químico fue posible detectar áreas de actividad y subestructuras
del mismo edificio.61 Vale la pena referir la realización de un estudio petrográfico para caracterizar los
materiales pétreos, conociendo con precisión no sólo la materia prima constructiva, sino las posibles
fuentes de obtención de la misma.62 El estudio resulta importante ya que se trata de un trabajo
integral y en el caso particular de la arquitectura, la tipificación de los materiales constructivos nos da
una idea de los que pudieron ser empleados en el Templo Mayor.
39
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
La elaboración del mapa tridimensional computarizado ha permitido contar con datos puntuales y
tener las dimensiones reales de cada etapa del Templo Mayor y sus edificaciones aledañas, así como
realizar corridas de nivel de los pisos visibles que han ayudado a correlacionarlos con una etapa
constructiva específica. Asimismo, los hallazgos previos y posteriores tendrán una ubicación
tridimensional precisa, entre muchos otros beneficios.
En 2015 comenzó la octava temporada del PTM. En esta nueva etapa de exploraciones, López
Luján da continuidad a varios de los objetivos que inició con la séptima temporada. Pero también
65 López Luján (2012: 1939); (2014: 77-78); (2015: 331). López Luján y Chávez Balderas (2010: 294-302).
66 López Luján y Chávez Balderas (2010: 298).
40
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
plantea nuevas metas de trabajo a la luz de los nuevos hallazgos del proyecto y de la información
obtenida a lo largo de estos años.67
En 1991, derivado del Proyecto Templo Mayor fue creado el Programa de Arqueología Urbana,
(PAU), con el objetivo de profundizar en las investigaciones en el área circundante a la zona
arqueológica del Templo Mayor y observar su desarrollo a lo largo del tiempo.68 Los trabajos han
sido coordinados por Eduardo Matos y supervisados sucesivamente por Francisco Hinojosa, Álvaro
Barrera y Raúl Barrera Rodríguez. La creación del programa ha beneficiado el conocimiento de la
configuración del recinto sagrado tenochca. Las circunstancias que motivaron las primeras
excavaciones bajo la Catedral y el Sagrario Metropolitanos fueron la realización de lumbreras para
contrarrestar el hundimiento diferencial de ambos edificios. Los hallazgos pueden sintetizarse en
varios pisos de ocupación, estructuras y subestructuras aledañas al templo principal, plataformas,
ofrendas etcétera, pudiendo recuperar información invaluable sobre el sistema constructivo de los
edificios y datos referentes a la técnica de cimentación.
Años más tarde, el programa excavó varios predios que circundan la zona arqueológica como en
la calle de Justo Sierra, los trabajos en la Casa del Marqués del Apartado y un sin número de rescates
que han permitido recuperar datos y descripciones que complementan la información con la que ya
se contaba y han aportado nuevos datos y elementos para la investigación arqueológica.
De las tareas realizadas en la primera década de vida del PAU existen varias publicaciones que nos
dan acceso a los hallazgos realizados. El primer artículo fruto de los trabajos del PAU lo escribió
Eduardo Matos, se publicó en 1992 y lleva por título “Arqueología Urbana en el Centro de la Ciudad
de México”.69 En este escrito, el investigador expone los objetivos del proyecto, el área de estudio (un
total de siete manzanas del actual centro de la ciudad) y los alcances a largo plazo. De manera
general, da cuenta de los hallazgos más sobresalientes hasta ese momento; por ejemplo, los vestigios
arquitectónicos de diferentes estructuras ceremoniales, que se ubicaban en el lado suroeste del
41
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
recinto sagrado. La mayoría de éstas se registraron al explorar varias de las lumbreras debajo de la
Catedral.70 Para este momento ya estaba en preparación el texto donde Matos Moctezuma y el equipo
de colaboradores del PAU presentarían en extenso los trabajos de investigación derivados de las
excavaciones en esta primera fase de trabajo.71
En 1999 salió el libro Excavaciones en la Catedral y el Sagrario Metropolitanos72 cuyo editor fue Matos
Moctezuma. En dicha publicación se tratan de manera extensa los hallazgos, y uno puedo encontrar
menciones de las subestructuras documentadas, las superposición de los pisos y del sistema de
cimentación prehispánica73 (Figura 1.12). Entre los artículos que versan sobre la arquitectura del
recinto sagrado, está el texto titulado “El rescate arqueológico en la Catedral y el Sagrario
metropolitanos de la Ciudad de México”, cuyo autor es José Álvaro Barrera Rivera. Para nuestra
investigación, es relevante la información que el investigador reporta sobre la cimentación
prehispánica, pues complementó los datos que obtuvimos a partir de los trabajos de Gussinyer y de
Enciso de la Vega.74 Igualmente, recuperamos valiosas referencias sobre los sistemas constructivos de
las estructuras que excavó en diferentes lumbreras.75 En este mismo sentido, el manuscrito
presentado por Alicia Islas Domínguez sobre “El Templo del Sol en el centro ceremonial mexica”,76
aportó información interesante con respecto a los sistemas constructivos. Tal es el caso de su
mención sobre la presencia de camas de lajas, las cuales supone pertenecen al “sistema constructivo
original de la estructura”.77 Esta técnica también la documentamos en el Templo Mayor de
Tenochtitlan. Corresponde a lo que denominamos en nuestro análisis “confinamiento y compactado
del núcleo mediante enlajado”. Más adelante veremos, que esta técnica se empleó en diversas
estructuras del recinto sagrado y en otros edificios de la ciudad de Mexico-Tenochtitlan. También,
Islas se refiere a la existencia de pilotes incrustados en lajas para utilizarlos en el desplante de las
estructuras.78
42
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En al año 2003 salió la segunda publicación producto de los trabajos realizados por el PAU, lleva
por título Excavaciones del programa de arqueología urbana, coordinada también por Matos Moctezuma.79
Entre los apartados que conforman el volumen sobresale el dedicado al rescate arqueológico en la
calle de Justo Sierra 33, escrito por Francisco Hinojosa Hinojosa.80 Entre los hallazgos de época
prehispánica registrados, están un piso con un muro destruido, que tal vez formó parte de una
plataforma destruida en la etapa colonial.81 Hinojosa hace menciona de una viga de 40 m de largo y
30 cm de ancho, cuya función no pudo determinar; no obstante, supone que podría haber formado
parte del sistema constructivo.82 En el mismo libro destaca el artículo de Diego Jiménez Badillo,
relacionado con las excavaciones en Palacio Nacional.83 De los trabajos arqueológicos en esa área
realizados por el PAU, sobresalen la localización y el registro de la fachada sur del Templo de
Tezcatlipoca. En esta publicación, Raúl Barrera y Flor Rivas García84 escriben sobre las exploraciones
en el inmueble que ocupa la librería Porrúa, ubicado en la esquina de las calles de Argentina y Justo
Sierra. Durante las excavaciones en esta esquina se localizó el límite norte de la Casa de las Águilas.
Ambos investigadores reportan la presencia de dos pisos sobrepuestos asociados a la parte externa de
la construcción, y cuya superficie fue compartida por otras edificaciones del recinto sagrado.85 Dentro
de la publicación se suman otros artículos de los diferentes predios excavados, en los cuales hallamos
datos y descripciones de los materiales y elementos arquitectónicos descubiertos.86
Desde 1991 hasta nuestros días, los trabajos arqueológicos realizados por el PAU continúan
aportando nueva e interesante información acerca de los edificios del recinto sagrado tenochca; sobre
su arquitectura y las ofrendas asociadas en algunos casos, así como las propuestas de distintos
investigadores referentes a la interpretación del simbolismo y los rituales llevados a cabo en estas
estructuras.
En 2005 se excavó un predio ubicado en la calle de Guatemala número 22, en el Centro Histórico
de la Ciudad de México.87 De esas exploraciones se deriva un texto intitulado “Ofrenda asociada al
muro con serpientes en Tenochtitlan: análisis en torno al huey tzompantli”, cuyo autor es Alberto Diez
79 Matos Moctezuma (1999c); (2003); (2006); Matos Moctezuma et al. (1996); Matos Moctezuma y Barrera Rodríguez (2011: 72-77);
Terreros Espinoza (2003: 239-255); Hinojosa y Barrera (1998); López Luján y Barrera Rodríguez (2011: 17).
80 Hinojosa (2003: 15-26).
81 Hinojosa (2003: 23-26).
82 Hinojosa (2003: 23).
83 Jiménez Badillo (2003: 98-99).
84 Barrera Rodríguez y Rivas García (2003a: 155: 170).
85 Barrera Rodríguez y Rivas García (2003a: 157-161).
86 Véase Barrera Rodríguez (2003b: 173-190); Barrera Rodríguez et al. (2003c: 197-211); Terreros Espinoza (2003: 239-255).
87 Diez Barroso (2008: 92-107).
43
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Barroso, miembro del PAU en ese entonces. El escrito nos ofrece algunos datos que describen de
manera general la técnica constructiva del relleno y el aparejo del edificio explorado; los pisos de la
plaza asociados, y las esculturas de serpientes que ornamentaban la estructura.88
El año 2006 fue muy importante con respecto a los descubrimientos y trabajos arqueológicos
efectuados por el PAU. En primera está el hallazgo del monolito de la diosa Tlaltecuhtli, el cual se
localizó frente al Templo Mayor, en el predio que antiguamente ocupó la Casa del Mayorazgo Nava
Chávez, también conocida como “la Casa de las Ajaracas”89 (Figura 1.13). Tal descubrimiento ha
permitido el desarrollo de investigaciones sistemáticas y prolíficas en torno a este espacio. Desde
2007, es el PTM quién se encarga de las exploraciones en esta parte de la ZATM,90 bajo la dirección
de Leonardo López Luján.91 Con respecto a la excavación que hizo el PAU del monolito, en el texto
44
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
45
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
estructura descubierta, López Luján y Barrera,99 suponen que podría tratarse de uno de los cinco
momoztli de Tenochtitlan llamados “Cuauhxicalco”.
Figura 1.13. Ubicación del solar del mayorazgo de Nava Chávez, lugar donde se
localizó la escultura de Tlaltecuhtli y donde actualmente se desarrollan los trabajos
arqueológicos del PTM (tomado de Sánchez Reyes 2011: 113).
Entre los escritos producidos por el proyecto y que se refieren a la arquitectura tenemos el artículo
de Enciso de la Vega Salvador titulado “Cimentación con pilotes en el Templo Mayor” de 1980. 100
Un año después, se publicó Una visita al Templo Mayor de Tenochtitlan por Matos Moctezuma (1981).
Este libro es una primera definición arquitectónica basada en la propuesta planteada por Marquina en
su trabajo de 1960 y apoyada en la revisión de fuentes. Es importante considerar que no se trata de
un planteamiento definitivo de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor. Para la época en que
salió este texto, aún no habían concluido los trabajos de la primera temporada de excavaciones. Este
volumen es un impreso de divulgación, el cual esboza de manera breve y en lenguaje sencillo los
hallazgos arquitectónicos del proyecto, exponiendo nociones de una relación cronológica entre las
etapas constructivas y los gobernantes mexicas, con las reservas de una idea sujeta a revisión.101
46
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En 1982 se editó el libro El Templo Mayor: planos, cortes y perspectivas de Eduardo Matos y Víctor
Rangel.102 En los planos observamos la secuencia de exploración de cada una de las secciones de
trabajo, siendo útiles para correlacionar los reportes de excavación y los textos de esas primeras
etapas. En el mismo año se publica Templo Mayor: Excavaciones y Estudios,103 se trata de un manuscrito
donde se presentan los hallazgos realizados hasta esa fecha en el proyecto, los cuales se ordenaron
por secciones de excavación. En este volumen los testimonios relacionados con las ofrendas son
abundantes; no obstante el trabajo resulta útil al tratarse de una sinopsis de los informes mensuales.
Podemos encontrar valiosos apuntes de los restos arquitectónicos hallados día con día. Algunas de
estas notas dan cuenta de los materiales empleados para rellenar, levantar muros y construir las
escalinatas. También acotan la sobreposiciones de pisos y cuerpos, y los acabados de las superficies.
En 1983 se realizó una reunión en Dumbarton Oaks cuyo tema central era el Templo Mayor. Los
trabajos de investigación presentados en este encuentro se compilaron en el libro titulado The Aztec
Templo Mayor. A Symposium at Dumbarton Oaks, fue editado por Elizabeth H. Boone en el año 1987.
De este volumen nos interesa destacar el escrito de Augusto Molina Montes, quien resume la norma
seguida en la arquitectura mexica en comparación con los templos de Tenayuca y Tlatelolco. En su
artículo, recalca la necesidad de una investigación que gire en torno a las técnicas constructivas.104
Los ingenieros Marcos Mazari, Raúl J. Marsal y Jesús Alberrero, publicaron en 1989 un estudio
sobre “Los asentamientos del Templo Mayor, analizados por la mecánica de suelos”. Ya en 1959
habían divulgado un trabajo sobre los suelos en el Valle de México, investigación que tenía como
finalidad conocer las condiciones de éstos y establecer de forma eficaz las cimentaciones de futuras
construcciones. El artículo de 1989 presenta datos del terreno sobre el cual se erigió el recinto
sagrado y da una idea de las modificaciones realizada al terreno. Mazari y Marsal señalan que “Las
pirámides no pudieron ser construidas sobre terreno virgen”,105 dando a entender que los
constructores mexicas pudieron realizar una plataforma artificial para construir primeramente la
ermita de su dios tutelar. Mediante la lectura de su trabajo nos fue posible comprender por qué hay
fallas estructurales en el edificio y las soluciones constructivas seguidas por los mexicas para
contrarrestar estas anomalías.
47
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Por su parte, la restauradora Maria Luisa Franco Brizuela presentó en 1990 Conservación del Templo
Mayor de Tenochtitlan, texto que da a conocer los trabajos de conservación durante las primeras
temporadas de campo.106 Uno de los temas que conformaban parte de su objeto de estudio era la
arquitectura del recinto sagrado. Franco describe de manera general los materiales constructivos de
los rellenos, los muros, los pisos y las alfardas, desglosándolos por etapa. Sin embargo, años más
tarde y a la luz de nuevas investigaciones donde se emplearon técnicas más eficaces para la
identificación de la materia prima utilizada en la construcción, pudo constatarse que algunas
caracterizaciones hechas por Franco fueron inexactas.
En 2002, la arqueóloga Bertina Olmedo llevó a cabo una síntesis arquitectónica y constructiva de
los edificios neoteotihuacanos, plasmada en la obra intitulada Los Templos Rojos del Recinto sagrado de
Tenochtitlan. El trabajo describe los materiales y el sistema constructivo de los templos, su cronología,
la orientación, la pintura mural y las ofrendas asociadas a los edificios.107
Mucho tiempo después y derivado de los análisis realizados para el estudio de la Casa de las
Águilas, López Luján junto con el geólogo Jaime Torres y la bióloga Aurora Montúfar publican un
estudio sobre los materiales del Templo Mayor de Tenochtitlan, en el que incluyen sus posibles
fuentes de obtención.108 En él, caracterizan petrográficamente los materiales litológicos más
abundantes en las construcciones; describen sus propiedades y, mediante el uso de cartas geológicas y
las fuentes documentales logran establecer un vínculo entre las cualidades de las rocas y su presencia
en partes específicas de las construcciones. De manera paralela, indican las áreas más probables de
obtención de las rocas recurriendo a las cartas geológicas, los datos petrográficos y las menciones en
los documentos históricos.
En el 2006 se publica el libro Arqueología e historia del Centro de México. Homenaje a Eduardo Matos
Moctezuma, coordinado por Leonardo López Luján, Davíd Carrasco y Lourdes Cué. Este libro incluye
los artículos cuyo tópico gira en torno a la arquitectura mexica. Salvador Guil’liem Arroyo en
“Tlatelolco: espejo de Tenochtitlan”, presenta una perspectiva de las similitudes arquitectónicas entre
los basamentos principales.109 Por su parte, Anthony F. Aveni retoma los trabajos realizados en los
48
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
años setentas acerca de la orientación de edificios y su relación astronómica en “The Templo Mayor
in Sacred Space”.110
Una de los estudios más recientes sobre arquitectura del Huey Teocalli es el que realizaron Alfredo
López Austin y Leonardo López Luján; lleva por título Monte Sagrado-Templo Mayor. El cerro y la
pirámide en la tradición religiosa mesoamericana y data del año 2009. En este texto, los investigadores
realizan un exhaustivo análisis de la arquitectura del edificio y su simbolismo, asimismo describen
detalladamente cada una de las etapas constructivas del templo.111 En 2012 Camila Pascal García
presentó su investigación sobre los Edificios aledaños al Templo Mayor en el recinto sagrado de Tenochtitlan.
Las estructuras A, B y D, en la cual estudió los distintos aspectos vinculados con la arquitectura
religiosa de los edificios, para comprender su simbolismo y las funciones que desempeñaban dentro
del recinto. La parte central de su trabajo es el análisis arquitectónico y para ello, realizó un
levantamiento de planos detallados de cada estructura, lo cual le permitió diferenciar las etapas de
cada estructura y determinar como se completaban los materiales y los sistemas constructivos.112
Con motivo de los 100 años del descubrimiento del Templo Mayor, se publicó un libro que
conmemora el centenario del hallazgo hecho por Manuel Gamio en 1914. El texto se titula 100 años
del Templo Mayor. Historia de un descubrimiento. En esta publicación, Carlos Javier González narra el por
qué Gamio intervino en las excavaciones de la 2ª calle de Santa Teresa, así como los distintos
acontecimientos en torno a las exploraciones, a través de los informes, oficios y cartas que el
arqueólogo envió a las autoridades de las distintas instituciones y personajes que estuvieron
involucradas en los trabajos.113 En este escrito, González González muestra planos y fotos de la
publicación original digitalizados, así como documentos e imágenes inéditos. En el libro hay otros
artículos que exponen las facetas de Gamio en el ámbito personal y como antropólogo.114 Además,
hay que destacar el texto de Gabriela Sánchez Reyes que lleva por título “El descubrimiento del
Templo Mayor bajo las casas virreinales de la condesa de Peñalva”.115 En el escrito, Sánchez Reyes da
cuenta de quiénes ocuparon y cómo se transformó el espacio que demarcan las calles de Seminario y
la calle de Santa Teresa y que, previo a la conquista, ocupó el Templo Mayor.116
49
Arquitectura del Huey Teoc alli de Tenochtitlan: una revisión historiográfica de los estudios arqueológicos de
los siglos XX y XXI
Concerniente a las investigaciones sobre los materiales constitutivos del Templo Mayor y el
recinto sagrado, hay que mencionar dos artículos muy importantes efectuados por Domenico
Miriello, Luis Barba, Leonardo López y su equipo de colaboradores. El primer texto se intitula
Characterization and provenance of lime plasters from the Templo Mayor of Tenochtitlan (Mexico City) y es del año
2011;117 el segundo se publicó en el 2013 y lleva por nombre como Plasters from Different Buildings of the
Sacred Precinct of Tenochtitlan (Mexico City): Characterization and Provenance. En ambos caso, los
investigadores realizaron un muestreo metódico de los morteros del Templo Mayor y de algunos
edificios del recinto sagrado para conocer la composición de las mezclas. Además, emplearon la
técnica de espectrometría de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo y ablasión con
láser, con la cual examinaron los componentes presentes en los emplastos y los compararon con la
composición geoquímica de las muestras proveniente de distintos afloramientos de rocas calizas.
Esta técnica les permitió determinar la fuente de obtención de la cal en época prehispánica.
1.7 Los umbrales del siglo XXI: contribuciones, balance y nuevas perspectivas de estudio en
torno a la arquitectura del Recinto sagrado tenochca
Ya se cumplieron 100 años de los primeros trabajos arqueológicos en el centro de las ciudad y los
filones de estudio no parecen agotarse. La aplicación de nuevas metodologías de investigación
aunadas al desarrollo y uso de técnicas modernas, han constatado, contrastado y disentido con
hipótesis formuladas a lo largo del tiempo.
El sumario historiográfico sobre los estudios afines a la cuestión arquitectónica nos da cuenta de
los trabajos arqueológicos a lo largo de estos años; existen descripciones sobre el simbolismo, la
técnica y los materiales constructivos, la forma del templo, su orientación así como de aquellos
templos que formaban parte del recinto. Sin embargo, la información es segmentada y las
descripciones escuetas. Dentro de la serie de estudios sobre arquitectura mexica, nuestra
investigación es otra pieza que aportará información relacionada con la complejidad que envolvió a la
construcción, desde la elección del sitio, su edificación (técnicas y materiales) y las diversas
ampliaciones y modificaciones realizadas al templo desde su fundación hasta su fase de desuso a
partir de la conquista.
50
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Una construcción pasa por distintas fases a lo largo de su vida útil; las evidencias de estos cambios
quedan plasmadas y superpuestas en los edificios. De modo distinto a otro tipo de artefactos
estudiados por la arqueología, una construcción posee una vida útil más larga y dinámica, pues la
arquitectura es una práctica social y colectiva donde se involucran procesos productivos derivados de
necesidades biológicas y sociales que demandan una capacidad de adaptación constante. Al
considerar que los inmuebles frecuentemente son objeto de modificaciones desde su primera
construcción, resulta ineludible identificar a partir del registro arqueológico la estructura original y los
cambios surgidos posteriormente por arreglos o remodelaciones dentro de la construcción. Al
respecto, Constanza Taboada opina que:
“la prolongada vida útil y perpetuidad material en el tiempo de las construcciones, por
un lado, y su necesidad y capacidad de adaptarse a los diferentes requerimientos de sus
usuarios, confieren a la arquitectura un alto potencial y una validez como indicador de
los procesos sociales y las elecciones operadas durante la construcción, el uso y las
remodelaciones que puede registrar la arqueología”.1
Investigadores como Alejandro Villalobos2 consideran que todas las construcciones tienen una
historia de vida resultado de un largo proceso de desarrollo. Según señala, cada edificio, conjunto de
estructuras y asentamiento es el fruto de varias generaciones ocupadas en su planificación, edificación
y mantenimiento. Por otra parte, desde la década de los setenta, autores como Schiffer,3 han
planteado que un edificio es un elemento perdurable que forma parte del inventario de un sistema
1 Taboada (2005:140).
2 Villalobos (1992: 132).
3 Schiffer (1972: 157).
51
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
cultural. Por tanto, es susceptible de ser analizado desde la perspectiva de su historia o ciclo de vida.
Así, si tomamos como base el modelo desarrollado por Schiffer,4 la historia de vida de un objeto,
incluyendo a la arquitectura, puede ser resumida en cinco etapas: obtención de materias primas,
manufactura, uso, mantenimiento o transformación y descarte. Cada una de estas fases contendrá
una o más actividades que pueden ser desglosadas y analizadas en forma individual.
Los monumentos del México antiguo se caracterizan en la mayoría de los casos por tener
subestructuras.5 Una particularidad es la sobreposición6 de construcciones sin destruir a las anteriores
o sólo parcialmente. Esta práctica hace de la arquitectura mesoamericana depositaria de información
invaluable, pues al no demoler completamente los edificios, es posible recuperar datos sobre las
características formales y constructivas, así como identificar los cambios y adaptaciones
experimentadas a lo largo del tiempo. No obstante, al tratar el tema de sobreposición o
superposición de estructuras es común encontrar referidos términos como secuencia, etapa,
momento y época constructiva, conceptos que en la literatura arqueológica pocas veces se definen
con claridad y suelen confundirse o usarse como equivalentes. La principal dificultad de utilizar
indistintamente estos términos surge cuando se trata de establecer una relación temporal entre los
elementos7 de un edificio y una construcción anterior o posterior.
Al estudiar estructuras complejas como el Cu de Huichilobos constituido por varias
sobreposiciones de elementos arquitectónicos realizadas a lo largo de diversas generaciones y, donde
la etapa y el momento constructivo coexistieron durante un mismo periodo, es necesario distinguir
los términos antes mencionados para comprender la relación entre cada uno de los componentes del
edificio como son los pisos, las escalinatas, las plataformas, los cuerpos etc.
Este apartado se enfoca en el estudio de la historia arquitectónica de Templo Mayor.
Examinaremos las propuestas y los criterios utilizados por Ignacio Marquina8 y Eduardo Matos
clasifican en dos grupos: los primarios conformados por los elementos sustentantes y los elementos sustentados, y un grupo
secundario constituido por los elementos decorativos. Los elementos sustentantes delimitan el espacio a partir de un plano base y
sustenta la cubierta. Del plano base desplantan los componentes de apoyo continuo como son los muros, y los apoyos discontinuos
que trasmiten las cargas y empujes como son los pilares, las pilastras, las basas, las columnas y los contrafuertes. A partir de los
elementos sustentantes se contiene y limita el espacio para generar una forma en particular. Los elementos sustentados son el techo,
cubierta o marquesina que dan interioridad a la construcción y sirven como aislante de los fenómenos ambientales. Por su parte, los
elementos decorativos no forman parte de la estructura del edificios por lo cual, si se prescinde de ellos la obra sigue en pie. Véase
Ballina (1988: 31-33), Ching (1998: 91-175), Sagre et al. (1985: 39-40), Unwin (2003: 19-22), Villalobos (1992: 80).
8 Marquina (1960).
52
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Moctezuma9 para el fechamiento de las etapas y presentamos de manera breve las propuestas
cronológicas que hacen Emily Umberguer, Michel Graulich, y Alfredo López Austin y Leonardo
López Luján.10 Además, definiremos los términos de secuencia, etapa, momento y época constructiva
y, apoyados en el análisis estratigráfico murario haremos una revisión y replanteamiento de la
secuencia arquitectónica del Huey Teocalli.
Antes de continuar y tomando como ejemplo lo expresado en su momento por Matos
Moctezuma11 y por López Luján,12 me parece oportuno aclarar que de ninguna forma se pretende
establecer una cronología absoluta del Templo Mayor. El análisis de la secuencia arquitectónica del
edificio a partir de la estratigrafía, se presenta sólo como una herramienta metodológica que en un
futuro coadyuve con otras técnicas de fechamiento más precisas, mediante las cuales se pueda lograr
una interpretación histórica de la construcción.
2.1 El fechamiento de las etapas constructivas del Templo Mayor: Ignacio Marquina,
Eduardo Matos, Emily Umberger, Michel Graulich, Alfredo López Austin y Leonardo López
Luján
La seriación de las sobreposiciones del Templo Mayor es un aspecto que ha generado hipótesis y
controversia desde antes que los restos del templo tenochca estuvieran expuestos. La problemática se
debe a que las descripciones históricas generadas alrededor del templo durante el siglo XVI no
concuerdan con los datos arqueológicos.
Desde las primeras intervenciones arqueológicas en Tenochtitlan, los investigadores se percataron
que las antiguas construcciones presentaban modificaciones en sus dimensiones y adosamiento de
elementos arquitectónicos a otros definidos previamente.13 Sin embargo, sería Marquina quien
postularía las primeras hipótesis sobre el fechamiento relativo de las etapas del Templo Mayor y, en
la década de los ochenta, Matos Moctezuma establecería una cronología tentativa del Huey Teocalli
sustentada en las fuentes y en los datos arqueológicos obtenidos por el Proyecto Templo Mayor.
9 Matos (1981).
10 Umberger (1987).
11 Matos Moctezuma (1981: 50).
12 López Luján (2006a: 50).
13 Véase Batres (1990); Gamio (1920); Cuevas 1933; Marquina (1960); Gussinyer (1970); Matos (1981).
53
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Respecto al primer punto, hay que precisar que Marquina indica en los cortes la reutilización en
algunas ocasiones de la superficie de la plataforma para desplatar la siguiente estructura, en otros
casos, el incrementó en las dimensiones del templo lateralmente, pero conservando el mismo nivel de
la plataforma (Figura 2.2). Como detallaremos más adelante, desde nuestra perspectiva el
adosamiento de una estructura a una espacio previo no se considera como una etapa, sino como un
momento constructivo.
14 Marquina (1960:11).
15 Marquina (1960: 11).
16 Gamio (1979).
17 Cuevas (1933).
18 Los restos de las subestructuras visibles en el momento del estudio de Marquina son las que hoy conocemos como: Etapa III, IV,
54
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En cuanto a la relación de un tlatoani con una estructura, el autor propone que la construcción
más antigua de la cual él tiene evidencia pertenece al gobierno de Itzcóatl. Está suposición está
respaldada en los testimonios aportados por las fuentes documentales. Alvarado Tezozómoc19 y
Durán20 describen por ejemplo, que el primer templo era una ermita pequeña, elaborada con
materiales perecederos y de poca calidad. Esta capilla probablemente fue construida durante el
gobierno de Acamapichtli, quien fue el primer tlatoani de Tenochtitlan.
Con base en estas descripciones, Marquina infirió que el primer edificio construido durante el
gobierno de Acamapichtli difícilmente se habría conservado. Bajo esta lógica dedujo que debido a las
circunstancias de sujeción de Tenochtitlan al señorío tepaneca, la primera estructura construida con
materiales durables y de calidad debió coincidir con el reinado de Itzcóatl, pues para esa época los
tenochcas se habían liberado del yugo de los de Azcapotzalco.
Aunque el trabajo de Marquina se vio limitado en muchos sentidos, en otros aspectos resultó muy
enriquecedor. La reconstrucción del recinto sagrado ha permitido tener una imagen tangible del Cu
de Huichilobos y de la distribución aproximada de las construcciones a su alrededor. Además, a
partir de los planos elaborados por el arquitecto es posible ubicar a los templos con respecto a las
55
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
construcciones que los cubren en la actualidad y contar con los límites aproximados del recinto,
mismos que se han modificado y enriquecido a través de los años con los nuevos hallazgos.21 Como
veremos más adelante, el señalamiento de las sobreposiciones del templo ha sido una referencia
obligada para otros investigadores al tratar el tema del fechamiento de las etapas constructivas del
Templo Mayor.
W E
En la Tabla 2.1, se sintetizan las conclusiones del autor respecto a cada una de las subestructuras,
su relación con los gobernantes y su correspondencia con la numeración de las etapas propuesta por
Matos.22 A cada sobreposición se le asignó un número consecutivo sin tomar en cuenta la primera
ermita.
Tabla 2.1
Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
señalada en el plano de Marquina (1960).
56
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
57
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Tabla 2.2
Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo Mayor
Matos Moctezuma (1981)
25 Matos (1982).
26 Matos (1981: 17-19).
27 Matos (1981: 15).
28 Matos (1998:80).
58
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
representación del cerro Coatépec y la materialización del mito del nacimiento de Huitzilopochtli,
cuya tangible manifestación está representada por la escultura de la Coyolxauhqui emplazada sobre la
plataforma en cada una de las etapas del Templo Mayor (Figura 2.3).29
59
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
60
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
entre los que destaca la evocación del primer año del Quinto Sol, que es el año en el cual fue formada
la tierra. La autora señala que este glifo podría tener relación con el cambio de ciclo de 52 años, y
finalmente podría hacer alusión a la hambruna documentada para el año de 1454 d.C. Si bien,
Umberger toma en cuenta como parte de los eventos la sequía en tiempos de Moctezuma I, sostiene
que es poco probable que los mexicas colocaran este glifo con motivo de un hecho fatídico. Por
tanto, ubica este suceso en un segundo plano, y se inclina por la idea de que la fecha conmemora el
inicio de la Quinta Era o el nuevo ciclo de 52 años.35
Contrario a lo expresado por Umberger, López Luján,36 opina que esta fecha calendárica parece
estar relacionada con la escasez de alimentos que enfrentó Moctezuma Ilhuicamina. Tal afirmación se
sostiene a partir de su exhaustivo análisis de la ofrenda 48. Este depósito se colocó sobre un pequeño
altar construido sobre la plataforma de la Etapa IVa, en el lado noroeste del Templo Mayor. Las
características y contenido excepcional (alrededor de 42 individuos infantiles, once esculturas de
tezontle con la efigie de Tláloc, restos óseos de fauna, copal, madera, por mencionar algunos),37
hacen suponer al investigador, que el sacrificio masivo de infantes tiene que ver con un hecho
histórico singular, como lo fue la sequía.38 Como señala López Luján,39 los efectos ocasionados por la
escasez de precipitación pluvial, quedaron registrados en la mayoría de los anales en los cuales se
describe la historia de la Cuenca. Asimismo, la posición de la ofrenda en el templo aunado al
sacrificio masivo de niños en un lugar atípico al que mencionan las fuentes, pueden ser indicio de un
intento desesperado de los mexicas por detener la calamidad a través del ofrecimiento de ricos dones
a los dioses de la lluvia, y por tanto, ser el evento que conmemora la lápida en cuestión.40
En resumen, pese a que Emily Umberger no llevó a cabo un análisis de la arquitectura del templo,
su trabajo es relevante por varios aspectos y entre los más sobresaliente para nuestro estudio están:
1. Exponer otra perspectiva sobre el significado de las fechas calendáricas a partir de las
cuales se ha ubicado en el tiempo algunas estructuras del Huey Teocalli.
2. Destacar el hecho de que no es forzoso que cada gobernante haya agrandado el templo en
todos su frentes.
61
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Tabla 2.3 Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo
Mayor. Umberger (1987)
62
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
sin considerar las modificaciones menores, como es el caso del fragmento de la escalinata en el lado
norte de la etapa II del templo. Asimismo, resalta el hecho de que el número exacto de
subestructuras resulta difícil poder determinarlo. Por una lado, menciona que las estructuras cubiertas
por le etapa II se ubican en un nivel más profundo, y por tanto, se dificulta su exploración. Por otro,
las sobreposiciones más cercanas a la época colonial quizá fueron destruidas.
El investigador belga destaca que, en la nomenclatura de las etapas, Matos Moctezuma hace
distinción entre las ampliaciones realizadas por los cuatro lados (números romanos) y aquellas
ampliaciones que sólo afectaron la fachada frontal del edificio (número romano y letra).45 Al respecto,
el autor se cuestiona si la presencia de modificaciones en una sola fachada obedece realmente a una
intención manifiesta por parte de los constructores, o más bien es resultado de la cercanía con el
nivel colonial. Por tanto, la ausencia de vestigios en las demás fachadas es porque fueron arrasadas
por los conquistadores.46
Por otro lado, Graulich confronta el número de sobreposiciones registradas arqueológicamente
por el PTM-1, con las ampliaciones del Cu de Huichilobos mencionadas en las fuentes documentales
y encuentra varias contradicciones. Según el investigador, la única fuente en la que se hace mención
sobre la obligación de cada tlatoani de edificar un templo más grande que el primero, es en la Historia
de los mexicanos por sus pinturas; no obstante, afirma que este acrecentamiento en cada gobierno del que
se habla, quizás no se refiere necesariamente a la construcción de un nuevo edificio. Graulich 47
supone que también podría ser una alusión metafórica; es decir, un engrandecimiento a través del
sacrificio de víctimas. Del mismo modo, el autor sostiene que al buscar en el texto con mayor detalle
sobre las obras de los tlatoque mexicas, únicamente se refieren dos importantes crecimientos, uno
hecho durante el gobierno de Moctezuma I y el segundo iniciado por Tízoc y finalizado por
Ahuítzotl,48 lo cual se contradice con el número de subestructuras excavadas. En este sentido,
Graulich se pregunta si el autor de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, en realidad sólo se limitó
a dar algunos ejemplos de las ampliaciones más importantes y por eso no menciona las demás.49 Lo
mismo sucede con otras fuentes escritas y pictográficas. Al respecto, el historiador señala que en su
mayoría todas coinciden en varios aspectos: 1) durante los gobiernos de Axayácatl y Moctezuma II al
63
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
64
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
calendárico del principal dios del pulque, Ometochtli, y no al año de 1390 d.C. como lo propone
Eduardo Matos.60 Lo mismo sucede con el glifo 1 Tochtli. Graulich61 señala que en el año 1 Conejo
fue cuando se creó el mundo, y en el calendario es el primero o el último día de un ciclo de 52 años.
Tabla 2.4 Relación de gobernantes mexicas con cada sobreposición del Templo
Mayor. Graulich (1987)
Ya que Graulich excluye a los petrograbados como indicadores cronológicos, aplica el criterio “de
un gobernante para cada ampliación del templo” (Tabla 2.4), tal como lo hizo Matos para algunas de
las etapas. Sin embargo, la forma en que Graulich adaptó esta regla deja fuera las etapas I, II, IIa y
IIb. Esto presenta un problema, pues siguiendo la propuesta del investigador, entonces quizá la
fundación de la ciudad no ocurrió en el siglo XIV, sino tal vez a finales del siglo XIII.62 Por tanto,
propone hacer una revisión crítica de la cronología mexica.63
De la propuesta de Graulich nos interesa resaltar los siguientes aspectos:
65
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
3. En general, descarta el valor cronológico de los glifos vinculados con las ampliaciones del
Templo Mayor.
Tabla 2.5 Relación de et ap as tot ales y de etap as parcia les con cada sobreposición y
gobernante. López Austin y López Luján (2009: 213-214)
III
IIIa Superposición que cubre la ITZCÓATL
fachada septentrional. 1427-1440 D.C.
66
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
IV
IVa Superposición que cubre MOTECUHZOMA ILHUICAMINA
toda la fachada principal 1440-1469 D.C.
ubicada al poniente.
IVb Superposición en la
fachada poniente y AXAYÁCATL
superposición en el lado 1469-1481 D.C.
norte.
V
TÍZOC
1481-1486 D.C.
VI
VIα Revestimiento de la AHUÍTZOTL
escalinata de la plataforma 1486-1502 D.C.
con materiales de mejor
calidad y manufactura.
VII
MOTECUHZOMA XOCOYOTZIN
1502-1520 D.C.
Por otro lado, aunque la propuesta cronológica de Alfredo López Austin y de Leonardo López
Luján, comparte semejanzas con la que realizó Eduardo Matos Moctezuma, es oportuno destacar
que en este caso, los autores pormenorizan respecto al tipo de sobreposiciones y elementos
arquitectónicos que consideran como parte de una etapa parcial a partir de los nuevos datos
arqueológicos. Además, precisan las distintas lecturas que pueden tener los bajorrelieves con fechas
calendáricas, los cuales han utilizado diversos investigadores para fundamentar las cronologías sobre
el Huey Teocalli.
Al respecto, los autores sostienen en que la mayor dificultad al estudiar los petroglifos, está en las
múltiples interpretaciones que pueden hacerse de ellos. Como señalan, éstos puede evocar desde
fechas míticas e históricas, designar días o años, ser nombres de divinidades.66 Sobre este último
hecho, López Austin y López Luján67 advierten, que los distintos petrograbados con la figura de un
conejo (tochtli) pueden aludir a divinidades. Observan que todos estos glifos se concentran en la
mitad sur del templo, la cual está profundamente vinculada con Huitzilopochtli y Coyolxauhqui.
Ellos refieren que: “los dioses lunares, estelares y del pulque reciben genéricamente el nombre de
centzontotochtin (“los 400 conejos”), y que el principal de ellos es Ometochtli (“2-Conejo”). Además, el
nombre Cetochtli (“1-Conejo”) se aplica a la diosa del pulque Mayáhuel, a la deidad terrestre
Tlaltecuhtli y al numen ígneo Xiuhtecuhtli”.68 En este sentido, aun cuando López Austin y López
Luján consideran factible la propuesta de Matos Moctezuma y Umberger sobre el significado
66 López Austin y López Luján (2009: 351).
67 López Austin y López Luján (2009: 351).
68 López Austin y López Luján (2009: 351).
67
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
histórico atribuido a algunos petrograbados, también expresan la necesidad de matizar esta idea, y no
generalizar este tipo de interpretaciones, pues en sus propias palabras, a estos glifos “no puede
atribuírseles en forma segura ni siquiera un valor calendárico, ya que tochtli, calli y ácatl pueden ser
componentes de nombres calendáricos de divinidades, de fechas de eventos míticos, de años del
ciclo xiuhpohualli y —con menores probabilidades— de días del tonalpohualli o ciclo de 260 días”. 69
Asimismo, en Monte Sagrado-Templo Mayor, Alfredo López Austin y Leonardo López Luján, retoman
el debate sobre la identificación de las fechas de los petrograbados que realizó Umberger, y presentan
su propuesta donde contrastan sus datos junto con los de la investigadora norteamericana (Tabla
2.6).70
En los últimos años, las excavaciones realizadas por el Proyecto Templo Mayor han aportado
nueva información concerniente al número de sobreposiciones de los pisos de la plaza y la
plataforma, originando nuevas hipótesis relacionadas con el desarrollo arquitectónico del basamento
principal. Por su parte, los hallazgos del PAU en la zona colindante al Cu de Huichilobos muestran
un número importante de sobreposiciones de pisos y estructuras, que la mayoría de las veces los
investigadores intentan hacer coincidir con las etapas del Templo Mayor. Además, debemos
considerar que el fechamiento de las etapas no involucra sólo el aspecto arquitectónico; también se
ha empleado para fechar los contextos de ofrendas y los contextos funerarios debido a la ineficacia
de otro tipo de indicadores arqueológicos mediante los cuales obtener cronologías absolutas y
relativas.71 Tal es el caso de la cerámica que siguiendo lo expresado por López Luján,72 presenta dos
inconvenientes; por una parte, en las distintas exploraciones efectuadas en el Templo Mayor se han
recuperado pocos restos cerámicos entre cada etapa constructiva.
Por otra, tanto López Luján como López Austin sostienen que aunque este material fuera
abundante, tampoco sería un buen referente, pues el período en que se realizaron cada una de las
ampliaciones del edificio no supera los doscientos años, aspecto que se liga al poco refinamiento que
aún existe de la secuencia cerámica de la Cuenca de México.73 Los análisis de radiocarbono tampoco
han dado buenos resultados. El problema principal está en la contaminación de las muestras con
69 López Austin y López Luján (2009: 213, 357). Véase también López Luján (1993: 73).
70 López Austin y López Luján (2009: 355-356).
71 López Austin y López Luján (2009: 212); López Luján (1993: 73).
72 López Luján (1993: 73).
73 López Austin y López Luján (2009: 212); López Luján (1993: 73).
68
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
materia orgánica más reciente, como resultado de la variación en los niveles del manto freático,
situación que afecta incluso a los contextos del todo sellados.74
69
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
destrucción de las que fue objeto, así como entender los cambios técnicos constructivos y su
evolución a lo largo del tiempo.75
75 Villalobos (1989: 23-24); Blanco Rotea (1999: 7); Caballero Zoreda (2000: 127-128); Mañana et al. (2002: 18-19); Mileto y Vegas
(2003a: 189); (2004: 155); Taboada (2005: 147).
76 Villalobos (1989: 22-23); (1992: 124).
77 Morelos (1993: 77).
78 Taboada (2005: 142).
79 Schiffer (1972: 229).
70
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
constructivo se repite con cada nuevo elemento (pisos, muros, escalinatas etc.) que se edifica. En este
sentido, es válida la afirmación de Villalobos80 acerca de que una secuencia constructiva únicamente
se puede aplicar a una sola construcción, misma que puede estar configurada por varias etapas
constructivas previas, las cuales tienen su propia secuencia o proceso constructivo.
En resumen, en una secuencia se involucra la fuerza de trabajo, las materias primas, el transporte
de los materiales etc., que en conjunto producen espacios y edificios. A partir de lo expuesto líneas
arriba, entendemos por “secuencia constructiva” todas las tareas necesarias cuya finalidad son la
producción de espacios y edificios en el momento presente de la construcción.
71
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
específicas de la estructura, donde pueden ser reutilizadas o aprovechadas partes o una gran parte de
la construcción original,86 pero el edificio continua en funcionamiento.
Para esta clase de reformas que alteran áreas puntuales de una construcción, Noel Morelos utiliza
el término “momento constructivo”, el cual define como “el adosamiento de muros, escalones, la
integración de habitaciones a espacios definidos o el adosamiento de pequeños adoratorios a las
fachadas de las estructuras”.87 Los cambios pueden afectar superficies horizontales como los pisos
internos, los pisos de la plaza, los de la plataformas y de los de cada basamento. También pueden
modificar la altura o el volumen del basamento y superficies como los entrepisos de la plaza o la
plataforma. A este definición, hay que añadir que un momento constructivo no sólo es la suma de
nuevos elementos; también puede ser una desagregación de partes de la estructura. Por otro lado,
Taboada utiliza el término “evento” para referirse a “una acción (adición y/o sustracción)
constructiva materialmente discreta, tecnológica o estructuralmente diferenciable respecto de otra”.88
Además, de acuerdo con la investigadora, un evento:
Estos “eventos” o “momentos” que alteran la estructura original, pueden distinguirse “por las
características que asume la propia construcción, tales como la superposición o anulación de rasgos
arquitectónicos”.90
De esta forma, entendemos como un “momento constructivo”, la integración o remoción
posterior de cualquier elemento arquitectónico a un espacio ya delimitado. Al tratarse de
componentes añadidos ulteriormente, un momento puede coexistir con una etapa durante un mismo
72
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
lapso de tiempo. Asimismo, es posible detectar más de un momento en una etapa, pues pueden
existir casos en los que las intervenciones se hayan efectuado en varias partes de la estructura.
73
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
intermedio entre dos épocas constructivas, probablemente mientras se iban reconstruyendo otras
áreas de mayor importancia. En el segundo caso, una estructura puede quedar cubierta totalmente
por otra, respetando el diseño original y aumentando únicamente las dimensiones (elevación,
extensión y volumen) de la obra.
Es importante acotar que para poder precisar arqueológicamente la diferencia entre una etapa y
un momento constructivo, se debe considerar que cada edificio está constituido por un número
determinado de elementos arquitectónicos que generan y limitan espacios tanto en el plano vertical
como en el horizontal. La elección de cómo se dispondrán los componentes dependerá del medio
físico, del espacio disponible, de los materiales y de las necesidades del grupo constructor, generando
así, modos distintos de combinar los elementos que dan como resultado edificios con formas y
funciones heterogéneas. Sin embargo, es a partir de la combinación de los componentes que es
posible reconocer una unidad arquitectónica en particular.95
En las descripciones del Templo Mayor diferentes autores96 coinciden en que estaba constituido
por una plataforma; cuatro cuerpos escalonados sobrepuestos97 y una doble escalinata sin descansos,
limitada por alfardas y dividida por una doble alfarda al centro. El rasgo distintivo del Huey Teocalli
eran los dos adoratorios que coronaban el último cuerpo; tenían su fachada principal al oeste, se
ubicaban al oriente del último cuerpo, dejando libre la sección oeste, donde estaban colocadas las
piedras de los sacrificios y era el lugar en el cual se efectuaban las ceremonias más importantes
(Figura 2.4).
Los componentes antes señalados, son los atributos a partir de los cuales podemos reconocer la
“unidad arquitectónica denominada Templo Mayor”. Esta entidad puede ser complementada con
otros elementos arquitectónicos y ornamentales, cuya presencia o ausencia no modifica
sustancialmente al basamento. Apoyándonos en lo anterior, una “unidad arquitectónica” son todos
los componentes arquitectónicos esenciales que constituyen a un edificio en forma individual de
acuerdo a su adscripción cultural en un momento histórico determinado.
A partir de la información descrita y para el caso concreto de la “unidad arquitectónica Templo
Mayor”, una etapa constructiva debe cumplir con las siguientes condiciones:
95 Véase Marquina (1928); Andrews (1989); Gendrop (1989); Villalbos (1992); (2006b).
96 Véase Marquina (1960: 41-65); Matos (1981: 17-19); Motolinia (1990:150-51); Torquemada (1995:115); Sahagún (1997:158); López
Austin y López Luján (2009: 215-223, 343).
97 Tal como afirman López Austin y López Luján, aunque en algunos textos se indica que el templo contaba con cuatro cuerpos, “en
otros documentos [la pirámide] puede tener un mayor o menor número de cuerpos” (2009: 343).
74
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Un aspecto que debe tenerse presente con respecto a los monumentos prehispánicos, es que
arqueológicamente se ha documentado la existencia de estructuras parcialmente demolidas, algunas
veces usadas como núcleo en el siguiente edificio y otra veces destruidas. En este sentido, hay que ser
cuidadoso al utilizar el término “etapa constructiva” al estudiar edificios compuestos por varias
subestructuras, como es el caso del Cu de Huichilobos. En el registro arqueológico resulta ideal
encontrar completos cada uno de los elementos arquitectónicos de la unidad para aplicar
adecuadamente el término. El problema se presenta, cuando en la realidad los vestigios están
parcialmente destruidos o se carece enteramente de alguno de los componentes. Tal es el caso de las
capillas que coronaban la construcción. Pese a que eran un rasgo arquitectónico con funciones
rituales y simbólicas importantes, y que fueron construidas expresamente para las dos deidades más
importantes del panteón mexica, Huitzilopochtli y Tláloc. Arqueológicamente sólo podemos apreciar
la evidencia física de su existencia en una de las etapas del templo (Etapa II).98 En tal situación, es
pertinente hacer uso de otro tipo de indicadores, como por ejemplo, las fuentes documentales y
pictográficas, pues a través de ellas es posible suponer la existencia de los adoratorios. Tal como
75
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
señalan López Austin y López Luján, “La similitud de su arquitectura con las referencias pictóricas
da la confianza suficiente de que el patrón se repitió de manera fiel a lo largo del tiempo”.99
La ausencia de los adoratorios responde a distintos motivos. Como testifican los escritos y
pictografías del siglo XVI, a la llegada de los españoles ambos templos estaban presentes, así lo
manifiestan los manuscritos de Sahagún,100 Durán101 y Alvarado Tezozómoc,102 quienes narran su
destrucción durante la Conquista. No obstante, Motolinía103 escribe sobre el desmantelamiento de los
adoratorios en época prehispánica, pues según relata el cronista, “Mutizuma” quería derruir el templo
y “enderezallo” porque el Sol no pasaba por el centro de ambas capillas.
Por otra parte, en las descripciones de los cronistas no es del todo claro el tipo de ampliaciones ni
el número de ellas que realizó cada gobernante mexica.104 Aunque la mayoría de los escritos coinciden
en que cada huey tlatoque tenía la obligación de engrandecer el templo;105 como señala H. B.
Nicholson,106 también es importante tener en cuenta que entre las fuentes históricas disponibles,
existe una gran discrepancia en la información sobre la construcción, la renovación y las ceremonias
religiosas que se llevaban a cabo. En opinión del autor, el Templo Mayor es un buen ejemplo de las
dificultades que se enfrentan cuando se intentan relacionar los eventos descritos en los documentos
históricos, con la arquitectura y la información arqueológica.107 Al respecto, abro un breve paréntesis,
para traer al tema algunas de las reflexiones que han hecho independientemente sobre este tema
Miguel León-Portilla,108 y Nicholson.109
Ambos investigadores coinciden en que los testimonios narrados en náhuatl, las crónicas de los
frailes y conquistadores, así como los manuscritos pictográficos, ofrecen una riqueza de información
sobre las culturas que habitaron el Centro de México durante el Posclásico.110
Aunque, estos documentos brindan una visión sobre la historia local de varios grupos étnicos,
León-Portilla111 indica que no es común encontrar información tan precisa de un solo monumento en
76
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
el que se traten aspectos desde su origen, sus ampliaciones, sus elementos iconográficos e incluso su
destrucción. En este sentido, el Huey Teocalli de Tenochtitlan es una excepción. Desde la perspectiva
de León-Portilla, la riqueza en información permite comparar los vestigios excavados con los
registros escritos y pictograficos.112 En contraste, Nicholson113 opina que, pese a la abundancia de
fuentes etnohistóricas disponibles, también es importante tener en cuenta que entre ellas existen
discrepancias y que es frecuente hallar huecos y contradicciones en la información que presentan; por
tanto, considera primordial analizarlas de manera rigurosa y someter a verificación toda la gama de
datos extraídos.114
112 León Portilla (1987: 71). El autor lleva a cabo una recopilación de los documentos y pictografías de tradición indígenas e hispánica,
en las cuales existen menciones sobre la edificación del Cu de Huichilobos y de sus distintas renovaciones. Véase León-Portilla (1987:
72-84).
113 Nicholson (1955; 596); (1987: 464).
114 Ya en 1955, Nicholson había manifestado su preocupación sobre el problema de una correlación satisfactoria de las tradiciones
históricas nativas de América y las secuencias arqueológicas (1955: 594). Su análisis crítico a algunos de los principales esquemas de
correlación vigentes en ese entonces, le hicieron notar que la principal dificultad era de tipo metodológico (1955: 599-603). Si bien es
cierto que la información derivada de las fuentes documentales, en ocasiones complementa los datos obtenidos del registro material,
también advierte que a veces estos datos se fuerzan (1955: 595-596). En este sentido, para Nicholson, el verdadero reto está en
encontrar los puntos clave mediante los cuales articular la historia y la arqueología, y posteriormente integrar los dos conjuntos de
datos en una síntesis coherente y explicativa (1955: 596). Varias décadas después, Nicholson (1979: 195-198), elaboró una serie de
tablas a partir de una selección y análisis cuidadoso de textos y pictografías provenientes de regiones y tradiciones clave del Posclásico.
En éstas resume y jerarquiza en diez puntos el corpus de datos que se pueden obtener de ellas (1-Dinástica; 2-genealógica; 3-militar; 4-
migratoria; 5-constructiva; 6-fenómenos físicos [astronómicos, climáticos, geológicos]; 7-sociopolíticos; 8-religioso; 9-subsistencia-
económicos; 10-industrial [producción artesanal]. Dependiendo de la categoría, Nicholson presenta los elementos provenientes del
contexto arqueológico a partir de los cuales se puede cruzar información con las fuentes. Por ejemplo, en el caso de la categoría
correspondiente a las “Dinastías”, los monumentos esculpidos, la pintura mural, la cerámica pintada, etc., en los cuales se representan
gobernantes identificados con un signo y acompañados de una fecha, son los elementos arqueológicos mediante los cuales se puede
establecer una conexión con los datos derivados de los documentos (Nicholson 1955: 195).
115 Morelos (1993: 89); Villalobos (2014: 12).
116 Morelos (1993: 89).
77
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Ahora bien, la noción de “época constructiva” de acuerdo con lo expresado por Morelos para el
caso de Teotihuacan, puede utilizarse tanto para una obra arquitectónica particular como para un
conjunto arquitectónico en lo general.117 En el caso de los conjuntos, el rasgo que marca un cambio
es su reconstrucción, la cual no se limita a algunos, sino que como indica el investigador “[en la
segunda época] prácticamente cualquier conjunto teotihuacano fue reconstruido, no importando su
ubicación interna o externa en relación con el núcleo urbano”.118 Otro fenómeno que afectó de forma
generalizada a las estructuras fue la superposición, pues ésta se llevó a cabo en todas las áreas. Este
proceso de superposición a gran escala, modificó en menor o mayor medida a los distintos conjuntos
teotihuacanos.119 En algunos casos, pese a la superposición, se mantuvieron los espacios y la
disposición primigenia de las construcciones; no obstante, en otros “el espacio abierto de la primera
época fue ocupado en la segunda por habitaciones y los espacios de circulación”.120 Hay que agregar,
que, según lo expresado por Morelos,121 en una “época constructiva” hay implícita una mediación de
tiempo más extensa, puesto que las áreas que se reconstruyen son mayores. En el caso de una
estructura particular, al igual que en la “etapa”, la superposición es una de las condiciones para poder
identificar una época. Sin embargo, mientras que en la “etapa” la superposición modifica el área que
ocupa, el volumen y la altura; en la “época” hay una transformación en el diseño y en la función del
edificio. Por ejemplo, Morelos122 indica que en el Conjunto noroeste del Río San Juan, en la segunda
época se conformó una estructura piramidal sobre lo que antes era una habitación. El investigador
señala que este mismo fenómeno se pudo observar en los adoratorios sobre la Calle de los Muertos,
y en la estructura 1 B’ que se localiza al sur de la plaza de la Ciudadela.123
Por su parte, la definición de “periodo constructivo” realizada por Villalobos124 es equivalente a la
de época constructiva descrita en líneas anteriores. Desde la perspectiva del autor, el primer rasgo
para reconocer un cambio de periodo, es identificar variantes significativas en los procedimientos
constructivos o los sistemas de edificación, renovación o adaptación de los mismos.125 Villalobos
78
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
también afirma que otra característica que identifica a un periodo es un cambio cualitativo que
transforma el cometido del edificio.126
En el sitio de la Organera-Xochipala, Rosa Reyna Robles127 adaptó los criterios de Villalobos y
Morelos para establecer los “periodos o épocas constructivas” del sitio. Ella opina que la presencia
de nuevos inmuebles edificados en espacios libres destinados originalmente como patios o espacios
para la circulación, la sobreposición de estructuras cuya construcción modificó o alteró el diseño
original del conjunto o edificio, y la aparición de un nuevo estilo decorativo, son características que
permiten detectar un cambio de época constructiva.128 Sin embargo, la cualidad más relevante es un
cambio en la función del sitio o de las estructuras, como es el caso de la tercera época del sitio.
Reyna129 explica que durante este periodo, el sitio había decaído quedando en ruinas, el lugar había
dejado de funcionar como centro administrativo y religioso. Posterior a su caída arribaron grupos
pequeños de agricultores, quienes se asentaron y edificaron construcciones de tipo doméstico.
Algunos de los edificios de las épocas anteriores fueron reutilizados y divididos con muros toscos
para conformar pequeños cuartos. Los espacios abiertos como plazas también se reocuparon con
construcciones de carácter habitacional en un segundo momento de ocupación.130
Tocante al recinto sagrado de Tenochtitlan, a partir de las excavaciones realizadas bajo la Catedral
Metropolitana y de los vestigios hallados, Matos Moctezuma propone la existencia de dos
importantes momentos de ocupación en el recinto sagrado.131 Las estructuras del primero, se sitúan a
una profundidad de entre 12 a 18 m y cronológicamente se ubican alrededor del año 1390 d.C., por
tanto, son contemporáneas a la Etapa II del Templo Mayor. El segundo grupo está más próximo al
nivel de la superficie, pues se localizaron alrededor de los 8 a 4 m y podrían corresponder al año 1480
d.C.132 Además de la clara distancia vertical entre ambos conjuntos, Matos Moctezuma,133 observa que
entre uno y otro hay un aumento exponencial en las dimensiones de las construcciones. Durante esta
segunda época, los mexicas tal vez como parte de un proyecto arquitectónico más ambicioso,
llevaron a cabo una reconstrucción generalizada del recinto sagrado que afectó su configuración
constructiva de la Organera-Xochipala. Éste sustituyó al talud-tablero con escapulario sencillo e hileras de clavos de piedra colocados
en la superficie remetida del tablero de la primera época.
129 Reyna Robles (2003: 327).
130 Reyna Robles (2005: 327-328).
131 Matos Moctezuma (2002: 76-79).
132 Matos Moctezuma (2002: 76-79); (2006: 214).
133 Matos Moctezuma (2002: 76-79).
79
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
original. Esto quedó evidenciado no sólo por el acrecentamiento de las dimensiones de algunos
edificios, sino también porque éste significó la desaparición de estructuras más antiguas con menores
dimensiones las cuales quedaron cubiertas y fueron sustituidas por las más recientes. También, los
constructores realizaron una reorganización de los espacios. Por un lado, en las áreas que en un inicio
estaban desocupadas fueron integrados nuevos inmuebles,134 esto representó una merma de las
superficies vacías y en la separación entre las edificaciones.135 Por otro, esta modificación en el arreglo
de los espacios también cambió el diseño y la función de algunos monumentos, tal es el caso de los
registrados en la lumbrera 27 durante las excavaciones de la Catedral. De acuerdo con Barrera
Rivera,136 ahí se detectaron tres estructuras, dos de las cuales al principio tenían funciones
independientes; no obstante, en la segunda época fueron unidas para conformar una gran plataforma
(Figura 1.12).
Recapitulando lo expresado por Morelos,137 Villalobos138 y Reyna Robles,139 durante la planificación
de un conjunto ceremonial o uno habitacional son delimitados y distribuidos los espacios, en los
cuales “se realizan actividades definidas”.140 Como puntualiza Villalobos, “la función social de los
objetos arquitectónicos [es prevista] desde el momento mismo de su trazo y nivelación”.141 Desde
esta perspectiva, la ocupación y modificación de los espacios originales del conjunto por nuevas
construcciones parece ser uno de los factores que determinan un cambio de época, puesto que la
forma en que se articulan es un reflejo de las relaciones sociales y de las actividades que se gestan en
torno a ellos.142 Sin embargo no es el único. La aparición de un estilo decorativo distinto al que
predominó en otro tiempo y la reocupación de espacios cuyo uso posterior difiere de su uso
primigenio son causas que sugieren una transición de una época constructiva a otra. En el caso de un
estructura individual, un cambio radical en el concepto de su diseño (su forma, su orientación, su
escala) y en el uso (habitacional, religioso, administrativo, almacenamiento, etc.) del inmueble son
algunas de las características que pueden indicarnos un cambio de época. En este sentido, además de
134 Matos Moctezuma (2006: 208). Véase también Barrera Rivera (1999: 31).
135 Barrera Rivera (1999: 31).
136 Barrera Rivera (1999: 31).
137 Morelos (1993: 39-40, 89-91).
138 Villalobos (1989: 23-24); (1992: 125-126); (2014: 11).
139 Reyna Robles (2005: 327-328).
140 Morelos (1993: 39). Para el caso mesoamericano, de acuerdo con Morelos (1993: 40), las unidades en las cuales se organizan los
espacios son: espacio abierto (de diferentes dimensiones y formas), el cual puede estar rodeado de espacios cubiertos (habitaciones), de
estructuras (basamentos de diferentes alturas y habitaciones) y volúmenes (estructuras en general, sean éstas basamentos piramidales,
plataformas, habitaciones).
141 Villalobos (2014: 11).
142 Véase Morelos (1993: 40); Villalobos (2014: 11-12).
80
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
los indicadores señalados, otras evidencias provenientes del registro material deben apoyar la
hipótesis de un cambio funcional de la estructura.
De acuerdo a lo que hemos definido en esta tesis, una característica que comparten la “etapa” y la
“época” es la inhabilitación material de los espacios, ya sea por sobreposición o por demolición
(parcial o total). Pero la época sufre cambios en las funciones de los espacios o de los edificios.
En el caso de la “época”, la “inutilización física” a la que nos referimos puede tener distintas
causas. Villalobos143 y Taboada144 atribuyen mayor peso a los aspectos culturales al descartar un
edificio, aunque no se excluyen las causas medioambientales. Por su parte, Taboada145 indica que un
cambio sociopolítico puede originar que una obra arquitectónica incumpla con la adecuación
funcional o simbólica del momento. En este sentido, el grupo en el poder puede decidir llevar a cabo
un desmantelamiento (total o parcial) del inmueble o su abandono.146 Villalobos precisa que si bien
puede existir una destrucción sistemática de una edificación, su “función material no culmina en
tanto el grupo productor permanezca, en cuyo caso los cambios serán referidos a transformaciones
relacionadas con nuevas iniciativas procedentes de los grupos dominantes”.147
A mediados de los años setentas surgió en Europa la llamada arqueología de la arquitectura, como
respuesta a las interrogantes planteadas por un grupo de arqueólogos y arquitectos italianos
encargados del estudio y restauración de construcciones medievales. Una de las principales
inquietudes era comprender el entorno histórico y técnico en el cual se había desarrollado una
construcción. Esto significaba establecer un lazo entre los materiales, las técnicas constructivas y la
secuencia arquitectónica del edificio.148
El surgimiento de nuevas problemáticas trajo consigo la necesidad de un método a través del cual
se pudiera identificar, ordenar y datar las diferentes etapas por las que han pasado los edificios. En
consecuencia, la arqueología de la arquitectura implementó el “análisis estratigráfico de paramentos”
81
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
basado en los principios estratigráficos propuestos por Edward Harris149 en su definición de los
estratos verticales.
Harris define diferentes tipos de estratos arqueológicos: los depósitos naturales, los horizontales
antrópicos y los verticales también de formación antrópica. El primer caso corresponde a los estratos
formados a partir de procesos como el crecimiento vegetal o la transportación de material de manera
natural o hecha por el hombre, la cual por sus características se depositará de acuerdo con las formas
naturales de la deposición.150 Al hablar de estratos horizontales antrópicos se hace referencia a la
acumulación intencional de material para la construcción de pavimentos, caminos o relleno de
agujeros y fosas cuya deposición sigue el modelo de superposición.151 Los estratos verticales son
aquellos formados a partir de elementos construidos por el hombre y por lo tanto, poseen
características únicas como su solidez y su permanencia durante periodos largos.152
Los depósitos verticales además poseen superficies horizontales y verticales debido a su
tridimensionalidad. Un piso y un techo son planos horizontales construidos; en cambio, los muros
son superficies verticales. Esta particularidad implica que la estratificación se dará en ambos sentidos.
Por otro lado, los muros como superficies verticales pueden estar recubiertos de muchas formas, lo
cual debe considerarse como un estrato de deposición. La pintura, un enlucido o incluso un nuevo
muro que cubre a uno anterior son depósitos formados sobre uno ya existente, al quedar
superpuestos a cualquiera de las caras de un estrato vertical siguen una relación estratigráfica de
superposición igual que los depósitos horizontales (Figura 2.5).
A partir de las definiciones de Harris, la arqueología de la arquitectura retoma la idea de los
estratos verticales y de acuerdo con Caballero y Utrero153 el edificio se convierte en un yacimiento
sometido a cambios que se reflejan en las distintas técnicas que significan etapas constructivas o
cronológicas cuya ordenación se establece a partir de la estratigrafía muraria.
149 Harris (1991). La estratigrafía arqueológica se ocupa de las relaciones cronológicas y secuenciales que se establecen entre los estratos
y elementos interfaciales, y su composición pedológica, su aspecto topográfico, su contenido artefactual o de otro tipo y la
interpretación de los componentes estratigráficos (Harris 1991: 209).
150 Harris (1991: 75).
151 Harris ( 1991: 76).
152 Harris (1991: 77).
153 Caballero y Utrero (2005: 169).
82
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Fiorini154 denomina al edificio como “Megaestrato”, de acuerdo con el autor el edificio se divide
en capas o unidades estratigráficas más pequeñas a través de las cuales se pueden identificar las
acciones constructivas que han transformado la edificación y establecer las relaciones de
contemporaneidad, anterioridad y posterioridad entre cada componente del edificio. El resultado es
la obtención de una secuencia estratigráfica que junto con el análisis estratigráfico y el apoyo de otras
herramientas de estudio como documentos históricos, técnicas de datación y caracterización de
materiales etc., permiten la lectura, registro e interpretación de los eventos acontecidos durante la
vida útil de un edificio.
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La memoria arquitectónica del Templo Mayor
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
materiales como cascajo, gravas, arenas, limos o arcillas. Los rellenos entre pisos tenderán hacia la
horizontalidad, en cambio los que están limitados por muros, seguirán la forma del elemento que los
confina.
Parenti159 agrega que existen casos en los cuales una abertura como una puerta o ventana es
rellenada con materiales sólidos como ladrillo o adobe. En este caso, los materiales al quedar
confinados por el contorno de las superficies de los elementos que funcionan como cuencas de
deposición, deben considerarse como una excepción a este principio.
85
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
posteriores a los cortados. Por tanto, a partir de éstos se pueden establecer relaciones temporales en
estratigrafía.162
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
durante el análisis. El primer escenario se relaciona con las tareas realizadas al edificar, que pueden
ser consecutivas o simultáneas, en esta situación es poco factible que el registro de los eventos tenga
como resultado una secuencia estratigráfica simple. En segundo lugar, cuando se estudian
construcciones complejas con varias subestructuras y sobreposición de elementos en el plano vertical
y horizontal, la secuencia estratigráfica será multilineal.
Una secuencia multilineal, de acuerdo con Harris,168 desarrolla líneas separadas de evolución, que
se desenvuelven como secuencias unilineales unidas por un evento estratigráfico mayor. En el Cu de
Huichilobos, por ejemplo, la superposición de pisos establece por sí misma una secuencia
estratigráfica unilineal; no obstante, el vínculo estratigráfico que los articula con el resto del conjunto
es la parte del edificio a la cual están asociados, en este caso la plataforma del templo. Por tanto, al
reconocer si la plataforma forma parte de una etapa, es posible vincular a los pisos con un periodo
específico.
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La memoria arquitectónica del Templo Mayor
172 En la estratificación arqueológica las acciones positivas se conocen como estratos verticales (Harris 1991: 77).
173 Las acciones negativas son denominadas por Harris como elementos interfaciales los cuales se forman a partir de la destrucción de
una estratificación preexistente (Harris 1991: 93).
174 Fiorini (2008: 2).
175 Carrasco y Jiménez (2008: 2507).
176 Lacanda (2003: 162).
177 Caballero Zoreda (2004a: 23).
178 Caballero Zoreda (2004a: 23).
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Blanco Rotea179 agrupan las UEM en “actividades”, término equivalente a GE, para después
organizarlas a través de sus relaciones y generar una secuencia temporal cuyo resultado es un
diagrama de actividades o GE. En este orden de ideas Blanco Rotea define a las actividades como
“un conjunto de elementos y sus interfaces que poseen o han poseído una misma función y
pertenecen a un mismo período cronológico”.180 La autora precisa que las actividades o GE no
corresponden a una parte constructiva del edificio en sí, “sino una etapa de la serie estratigráfica que
es el edificio, por lo tanto debe individualizarse por su valor estratigráfico y no por el
constructivo”.181 Siguiendo los expresado por Blanco Rotea, entonces un edificio en un periodo o
etapa específica es la suma de varios GE o actividades. En el caso de edificios históricos y
arqueológicos complejos puede existir más de una construcción que pertenezca a periodos de tiempo
diferentes y por tanto contengan grupos de actividades (GA) o diversos GE.
Una vez que se han agrupado las UEM en GE se realiza un diagrama final mediante el cual se
ubican en un mismo espacio de tiempo a todos los GE “que están en un mismo escalón sincrónico y
pertenecen al mismo momento histórico”.182
Por otra parte, para el caso de la arquitectura mesoamericana donde la masa impera sobre el vacío,
y en la que la superposición y adosado de basamentos era una práctica común en los edificios
cívicos-ceremoniales, pensamos que es importante aislar los elementos que la constituyen desde el
punto de vista estratigráfico, pero también constructivo. Por tanto, para el montaje de las matrices
del Templo Mayor consideramos utilizar las unidades constructivas (UC) a las cuales definimos a
continuación.
De acuerdo con la que suscribe estas líneas, las unidades constructivas se conforman de igual
manera que los GE, es decir, a partir de varias UEM. No obstante, el criterio que utilizamos para
definirlas responde a su función arquitectónica dentro del edificio y no estratigráfica. Las unidades
constructivas o elementos constructivos están constituidas por varias unidades estratigráficas que
comparten relaciones físicas y funcionales, y por tanto pueden ser agrupadas en una misma entidad.
Estas UC deben cumplir con la regla de contemporaneidad entre sí, de otro modo no pueden
considerarse como tales. Por ejemplo, de manera sucinta un piso está constituido por un firme y un
pavimento o recubrimiento; ambos representan individualmente una UEM y cada uno tiene una
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La memoria arquitectónica del Templo Mayor
relación estratigráfica de superposición. Si queremos ser más específicos, el mismo firme del piso
puede estar constituido por varias capas de tierra, argamasa o piedra que se superponen y que
responden a un aspecto técnico. No obstante, a la hora de identificar periodos estas relaciones se
vuelven redundantes y difíciles de expresar en una matriz, así que es más conveniente agrupar tanto
al firme como al pavimento como una unidad constructiva, en este caso el piso. Otro ejemplo es la
plataforma del Cu de Huichilobos la cual cuenta con cuatro muros y una superficie de enrase; cada
paramento y superficie de enrase es una UEM y el conjunto de estas unidades dan como resultado
una UC que es la plataforma.
Ya señalamos que al momento de elaborar las matrices, las UC se representan siguiendo su
relación estratigráfica con otras UC del edificio. Así, dentro de la matriz determinaremos si una
escalinata se adosa o se superpone a otra UC como un muro, un piso u otra escalinata.
En casos como el de Templo Mayor, donde existe una cantidad significativa de sobreposiciones,
pero además contamos con descripciones históricas que esbozan de forma general los principales
elementos arquitectónicos que lo constituían, es de mayor utilidad delimitar las UC que integran al
edificio (cuerpos, plataforma, escalinatas, adoratorios y pisos) para facilitar el estudio de las relaciones
estratigráficas de cada componente con el conjunto. Por tanto, para nuestro caso de estudio
emplearemos las UC como base para elaborar los diagramas o matrices, a partir de los cuales
definiremos las etapas y momentos constructivos del Cu de Huichilobos.
90
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
decir, si están en contacto o no, si están encima, debajo o a lado.184 De acuerdo con Caballero
Zoreda,185 la relación espacial está estrechamente ligada a las acciones constructivas que las originaron
tales como rellenar, cubrir, apoyar, adosar, cortar y unir. Tanto la relación espacial como las acciones
constructivas tienen como finalidad establecer una secuencia temporal que pueden ser de
contemporaneidad, anterioridad o posterioridad (Figura 2.7).186
Dependiendo del edificio la lectura estratigráfica puede ser simple o compleja. Muchas veces es
necesario simplificar las relaciones estratigráficas dejando fuera aquellas que resultan redundantes y
de este modo reducir las líneas de relación.187 Para agrupar a las UEM o UC en un periodo de tiempo
específico se debe considerar su situación dentro de los diagramas o matrices, sus características y las
acciones que los relacionan.
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La memoria arquitectónica del Templo Mayor
1. Igual a (igualdad)
2. Se une a (igualdad)
3. Apoya en/ se le apoya (posterioridad-anterioridad).
4. Cubre a/ cubierto por (posterioridad-anterioridad).
5. Corta a/ cortado por (el elemento cortado es anterior al que lo corta).
6. Rellena/ rellenado por (el elemento que es rellenado es anterior al elemento que lo
92
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
rellena).
La relación de “igual a” determina que una UEM o UC pueden estar separadas por un elemento
como una fosa, pero se puede establecer una correspondencia de igualdad si las características
tipológicas son similares (función, técnica y materiales constructivos). El término “se une a” también
tiene una connotación de igualdad. Esta relación se rige bajo el precepto de que dos elementos, por
ejemplo, dos muros que forman una esquina fueron edificados de manera simultánea y ninguno se
apoya sobre otro, por tanto corresponden al mismo elemento.
El tercer y cuarto casos atañen a los principios de anterioridad y posterioridad, y se aplica en
sentido vertical y horizontal. El primer caso se usa en elementos constructivos como muros y pisos.
Por ejemplo, un paramento que descansa sobre otro ejemplifica adecuadamente la relación anterior.
El segundo caso se emplea para determinar la conexión entre muros y recubrimientos o entre dos o
más capas de enlucidos. En ambos casos se aplican los principios establecidos por la ley de la
superposición estratigráfica.
El quinto tipo de vínculo indica que un elemento “que corta” siempre será posterior al elemento
“que es cortado”. Esta relación coincide con la ley de la continuidad original y la relación de unidades
separadas de Harris. La última categoría “rellena o rellenado por” señala que una unidad o una parte
de ella ha sido rellenada por otra y, por tanto, se establece una relación de anterioridad y
posterioridad, así que en la matriz estos elementos se superponen. Este tipo de relación se puede
aplicar en puertas, ventanas o cualquier otro tipo de oquedad que ha sido tapiada.
93
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Una vez descritas las bases en las que se fundamenta la estratigrafía muraria, damos paso a la
descripción de su aplicación para la elaboración de la secuencia arquitectónica del Huey Teocalli
tenochca.
Los instrumentos que empleamos para llevar a cabo el análisis fueron el mapa topográfico 3D,
elaborado por el equipo de trabajo de Leonardo López Luján y Saburo Sugiyama durante la séptima
temporada del PTM, los planos levantados durante la primera etapa de excavaciones del PTM por
Eduardo Matos Moctezuma y Víctor Rangel,194 los alzados de detalles constructivos realizados para
esta tesis y los elaborados por los alumnos del Taller de Bienes Culturales III de la ENCRyM,195 así
como los recorridos sistemáticos efectuados en cada una de las etapas para una reconocimiento
visual directo de los elementos del edificio. A partir de estas herramientas de trabajo, disectamos cada
elemento del templo con el objetivo de entenderlos individualmente y posteriormente reunirlos para
obtener la secuencia temporal de la construcción.
Mediante el mapa topográfico tridimensional y los planos de la primera temporada del PTM,
delimitamos las etapas previamente establecidas por Matos Moctezuma y registramos los
componentes arquitectónicos que constituyen a cada una. Asimismo, el plano topográfico permitió
tener vistas de plantas, alzados y perspectivas del edificio y por tanto fue posible demarcar con mayor
precisión cada elemento y establecer las relaciones estratigráficas entre cada UC. Por otro lado, los
planos de detalles constructivos sirvieron para completar la información estratigráfica, pues además
de los nexos físicos, la clase de materiales, su fábrica y la forma de utilizarlos en los aparejos fue lo
que nos dio las herramientas para elaborar las tipologías constructiva, las cuales según lo escrito por
Caballero Zoreda, tienen “valor cronológico relativo”.196
Las etapas asentadas por Matos Moctezuma sirvieron para definir los sectores de trabajo, los
cuales son equivalentes a una etapa total o parcial descrita por el investigador. Una vez segmentado el
edificio en bloques, el siguiente paso fue identificar y precisar los elementos que componían cada
área para después agruparlos en UC (las escalinatas, la plataforma, los pisos, los cuerpos del
94
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
95
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
se hizo a partir de los alzados generales y de detalle, así como con los dibujos de planta, sobre las
cuales se trazaron los límites establecidos según la cronología de Matos Moctezuma. Posteriormente,
comenzamos el estudio con la etapa más antigua conocida “Etapa II”, donde numeramos las UEM
iniciando con el número 2001. El análisis estratigráfico puede ser tan específico como los objetivos
de la investigación lo determinen, por ejemplo se puede numerar cada escalón de una escalinata. Para
el Templo Mayor consideramos que cada muro de las fachadas de los cuerpos fuera UEM y, en el
caso de las escalinatas y alfardas se consideraron también como una sola UC, pero cada tramo de
escalinata y cada alfarda son individualmente una UEM.
Durante gran parte de los recorridos en el sitio realizamos varios esquemas “en sucio” así como
un listado donde describimos las características generales de los elementos y su relación con otros
componentes. Esto permitió que a la hora de numerar las UEM sobre los planos y alzados y llenar
las fichas de registro obtuviéramos la mayor cantidad de datos para establecer una relación
estratigráfica y simplificar de manera adecuada estas relaciones.
2.5 Descripción y propuesta de la secuencia arquitectónica del Templo Mayor: las etapas y
las momentos constructivos.
En este apartado expongo los datos estratigráficos y su interpretación a partir del análisis. La
información se dividió por etapas y momentos constructivos. En cada uno se describen las unidades
constructivas, su correlación estratigráfica y los vínculos físicos que comparten. Con anterioridad
hemos indicado que en las fuentes documentales hay una serie de descripciones sobre la
construcción y las ampliaciones del Huey Teocalli; no obstante, tal como lo han manifestado
Graulich,202 Nicholson,203 López Austin y López Luján204 en sus respectivos estudios, pese a estas
menciones, resulta complejo tratar de correlacionar estas descripciones con la información
arqueológica. Sin embargo, con el fin de integrar y complementar el conjunto de datos obtenidos del
análisis y ubicar en el tiempo cada una de las subestructuras del Templo Mayor, así como las acciones
constructivas y destructivas de las cuales fue objeto el edificio, retomaremos la información
proveniente de lo los textos históricos y de los investigadores especializados en el tema (Figura 2.9).
97
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
2.5.1 La Etapa I
Se ha denominado como Etapa I a los restos que se conservan de la construcción más antigua
conocida y parcialmente explorada del Templo Mayor, excavada en dos temporadas distintas del
PTM. En la primera temporada se realizó un pozo de sondeo junto a la piedra de los sacrificios en
lado de Huitzilopochtli. En esa ocasión se registró la constitución del núcleo, los límites y
profundidad del téchcatl, así como una ofrenda asociada a la piedra. En 1989 se llevó a cabo una nueva
exploración en la cual se hizo un túnel al centro de la escalinatas de ascenso al adoratorio de Tláloc
de la Etapa II. En esa ocasión se documentaron los restos de un piso, dos escalones y una cabeza de
piedra unida a su base con estuco la cual ocupaba una posición similar a la del chac mool. La
disposición de la escultura permite suponer que el edificio tenía una orientación similar a la
construcción que le sucedió (Figura 2.10 y 2.11).
98
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
¿Cuándo se construyó esta estructura? Es una pregunta difícil de responder, puesto que hasta el
momento el edificio no ha sido excavado extensivamente ni tampoco su interior, de tal forma que no
puede confirmarse ni descartarse la existencia de un inmueble más antiguo. De acuerdo con lo
expresado en los distintos documentos, al llegar los mexicas al islote y bajo su condición de pueblo
99
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
“Pues compremos la piedra, la madera, pues aquello con los que viven en el agua, los
que están en el agua, el pez, el ajolote, y la rana, el camaroncito, el aneneztli, la culebra de
agua, la mosca de los pantanos, el gusanillo lagunero, y el pato, el cuachilli, el ánade,
todos los pájaros habitantes del agua, pues ello con los que compraremos, la piedrecita,
la maderita, luego dijeron, pues así se haga… y luego fueron cuando fueron a vender
algo, fueron a comprar algo, luego se regresaron hacia acá, vinieron, vinieron a coger la
piedra, la madera, no grande, nomás toda pequeñilla, y la madera nomás también así,
nada gruesa, nomás toda delgadilla la madera, luego ya con esto le cimienta las estacas a
la orilla de la cueva, entonces allá echaron la raíz de él, el poblado, la casa de él, el teocalli
206 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 63,65); Códice Aubin (fol. 25v); Torquemada (1975-1983: lib. VIII, cap. XI, 216-217);
Códice Ramírez (1987: 32-33); Alvarado Tezozómoc (1987: 231); (1998: 67.68); Chimalpáhin (1982: 78); (1997: 75, 77); Durán (2002: 92).
Véase también Graulich (1987); León-Portilla (1987: 72-75); López Austin y López Luján (2009: 191-192).
207 Alvarado Tezozómoc (1998: 67.68); (1987: 33, 231); Códice Ramírez (1987: 33); Durán (2002: 92).
208 Durán (2002: 93).
209 Durán (2002: 93).
210 Códice Ramírez (1987: 33).
211 Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65).
100
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de él, Huitzilopochtli, y pues él nomás todo pequeñillo era el oratorio y cuando apareció
la piedra, cuando apareció la madera, luego ya comienzan el oratorio, lo apuntalaron”.212
“Hagamos un lugar para el sitio donde vimos el águila estar encima del tunal… y así
cortaron alguna cantidad de céspedes, y fueron alargando y ensanchando el sitio del
águila… y así dende adelante que tenían hecho gran pedazo de poblazón y gran solar de
tierra [entonces] dijeron: compremos a los tepanecas de Azcapotzalco y tezcucanos su
piedra y madera… [con la cual] estacaron la casa del ídolo Huitzilopochtli”.213
Acerca del tema que nos compete, Alvarado Tezozómoc nos deja ver que los mexicas, después de
establecerse y construir el primer adoratorio de Huitzilopochtli, concentraron sus esfuerzos en
extender los límites del terreno a través del cegado. Hasta que consiguieron ensanchar un buen
trecho de tierra, se decidieron a solicitar e intercambiar insumos con los tepanecas; no obstante, el
cronista no menciona cuánto tiempo paso entre un momento y otro.214 Asimismo, en la descripción
de Alvarado Tezozómoc podemos ver que estos materiales se utilizaron tanto para la edificación de
la ciudad como para los fundamentos del Cu de Huichilobos.
Entonces, ¿la Etapa I podría ser la primera estructura de mampostería que cubrió al modesto
templo de tierra que edificaron los mexicas a su llegada al islote? Esta conjetura nos parece todavía
muy arriesgada, dado que no hay suficientes datos arqueológicos que nos permitan asegurar que no
hay otra subestructura. Desde el punto de vista del arquitecto Marquina,215 la condición de provincia
sujeta impidió a los mexicas realizar grandes obras arquitectónicas, entre ellas la construcción del
Huey Teocalli. Fue hasta el gobierno de Itzcóatl cuando se erigió la primera construcción de piedra.
López Austin y López Luján,216 también resaltan la precaria situación de los mexicas en sus primeros
años como tributarios, así como la inexistencia de menciones en las fuentes en las que se atribuya a
101
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Acamapichtli alguna ampliación importante del Templo Mayor. Por su parte, Lombardo de Ruíz217
opina que durante el gobierno del primer tlatoani probablemente todos los edificios de la ciudad eran
de carrizo, con excepción quizás del templo principal. Sin embargo, las excavaciones bajo la Catedral
Metropolitana han comprobado la existencia de edificios construidos con mampostería y que
pertenecen al que se ha señalado como el momento de ocupación más antiguo del recinto sagrado.
Según lo enunciado por Matos Moctezuma,218 este grupo de edificaciones podrían haberse realizado
hacia 1390 d. C., año con el cual relaciona también a la Etapa II del Huey Teocalli (Figura 1.12).
De ninguna forma podemos aseverar que la Etapa I corresponda al edificio que recubrió al primer
oratorio de barro. Lo más que podemos proponer de manera hipotética es que, tal como supone
Matos, estas construcciones junto con la Etapa II se realizaron a finales del siglo XIV durante el
gobierno del primer tlatoani de Tenochtitlan. Por tanto, correspondería a las estructuras primarias a
partir de las cuales se configuró el recinto. Tal vez esta subestructura se construyó algunos años
después de la fundación de la ciudad tenochca o posiblemente en el periodo previo a la elección de
Acamapichtli como tlatoani.
2.5.2 La Etapa II
Son 92 UEM que constituyen la Etapa II y a las cuales hemos agrupado en 12 UC que corresponde a
dos cuerpos del basamento (UC 201 [a,b,c,d,e,f)] y UC 202 [a,b,c,d,e,f)]), las escalinatas de la fachada
poniente junto con sus alfardas (UC203), los desagües (UC206 y 207) y a cada una de las
habitaciones ubicadas en la cúspide (UC204 y 205) (Tabla 2.7). Los pisos interiores también se han
considerado como UC, pero en su nomenclatura se han mantenido las siglas “P” para referirse al
piso y el número ordinario consecutivo para señalar la sobreposición. Dentro de la matriz los pisos
se vinculan con el elemento constructivo al que están asociados directamente.
Una vez tomada la decisión por parte de los mexicas de agrandar el templo, la estructura de la
Etapa I dejó de funcionar y se utilizó como núcleo del siguiente edificio designado como Etapa II.
La relación física que se mantiene entre ambas estructuras es “cubierto por”, pues la Etapa I quedó
envuelta por el edificio de la Etapa II. Desde el punto de vista estratigráfico entre ambas estructuras
se mantiene un vínculo anterior-posterior ya que la estructura II se superpone al edificio I (Figura
2.12 y 2.13).
102
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
De la estructura II están expuestos dos cuerpos del basamento, ocho escalones de la escalinata
norte y nueve peldaños del lado sur. De las alfardas centrales y norte están descubiertos en su
totalidad los remates en forma de dado, pero de su talud únicamente sobresalen 80 cm. Como ya
hemos indicado con anterioridad, en su mayoría las fuentes coinciden en que el basamento del
templo estaba compuesto posiblemente por cuatro cuerpos, aunque López Austin y López Lujan219
advierten la variabilidad en el número según los textos que se consulten. Con fines únicamente
explicativos y para poder numerar los dos cuerpos que sobresalen de la estructura, hemos tomado
como base la cifra probable de que la pirámide tuvo cuatro cuerpos. De tal forma que el último
cuerpo sobre el cual se ubican los adoratorios dedicados a Huitzilopochtli y Tláloc, se le ha
denominado como “cuerpo IV” y al penúltimo “cuerpo III”. Con respecto a las capilla, en ambas se
conservaron los muros de arranque en talud, parte de la cornisa y de los paramentos verticales que
formaban el panel superior, así como los apoyos adosados y aislados que sostenían las jambas y el
dintel de los accesos a los adoratorios. En la parte oriente aún permanecen las canaletas por donde se
evacuaba el agua de las techumbres. Dos pisos sobrepuestos están asociados al interior y exterior de
las capillas; el más antiguo se ha denominado como P2 y el más reciente P1. Todo el edificio posee
un aparejo homogéneo caracterizado por el uso de una técnica de mampostería concertada, la cual
fue revestida con estuco para cubrir las irregularidades de la superficie. Aunque la continuidad física
entre una sección del lado sur del templo y el resto del edificio está interrumpida por un corte
transversal consecuencia de la construcción de un colector de aguas negras (UC700) a principios del
siglo XX, es evidente una conexión entre los tramos separados por identidad y tipología, ya que los
elementos aislados al sur son la continuación y esquina de los paramentos de los cuerpos al norte y
hay una concordancia entre los materiales y la técnica empleada en su aparejo.
Referente a la serie de pasos que siguieron los mexicas para edificar el templo, podemos decir que
la UC (201) que corresponden al penúltimo cuerpo y a los extremos ponientes de la escalinata eran
construidos de forma simultánea; es decir, al momento de elevar los paramentos de las fachadas
también se iban emplazando los escalones y alfardas (UC203). En los informes y fotos de la
excavación del túnel realizado en 1989 en el lado norte de la escalinata, no hallamos menciones sobre
la existencia de un talud que confinara el núcleo y sobre el cual se montaran posteriormente los
103
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
peldaños. Por tanto, podemos afirmar que la escalinata se construía de forma sincrónica a la
elevación de los cuerpos.
Una vez que el cuerpo alcanzaba la altura planeada, se sobreponía el siguiente cuerpo y de forma
paralela se continuaba con la instalación de los escalones para confinar el relleno. La base de los
muros exteriores e interiores de las capillas quedaban insertos en el núcleo del último cuerpo, así que
eran construidos simultáneamente con el basamento y por tanto son contemporáneos. Tomando en
cuenta lo anterior, los paramentos de ambos adoratorios no desplantaban del piso (P2), sino que éste
y el siguiente nivel se adosaron a la sección sobresaliente de la base de los muros. En consecuencia,
las paredes son anteriores a las superficie de los pisos P2 y P1. Es posible que con las primeras
hiladas de los apoyos haya sucedido algo similar; no obstante no podemos afirmarlo pues no se
aprecia en el sitio. Lo que sí podemos decir es que las basas del adoratorio sur y los pilares del lado
norte quedaban por debajo del piso P2 y P1, así que estratigráficamente los apoyos son anteriores a
los pisos. Por otra parte, las banquetas localizadas al fondo de cada habitación se adosaron una vez
definido el espacio interior de las capillas, así que son posteriores. Por otro lado, los desagües
(UC206 y UC207) se edificaron de manera sincrónica a los paramentos externos de los adoratorios,
físicamente están “unidos a” los muros, por consiguiente son contemporáneos.
Para aproximarnos a las dimensiones del basamento tomamos como referencia la longitud total en
dirección N-S y E-W de la base del único cuerpo que está completamente excavado (numerado en
esta tesis como IV). En su fachada oriente tiene una extensión de 35.24 m y en el coronamiento del
cuerpo mide 34.81 m. En ambos casos las medidas consideran la sección cortada por el colector y
para obtenerlas se proyectó una línea sobre el mapa topográfico 3D. Tocante a la extensión máxima
en la base del cuerpo de E-W es de 13.48 m y su altura es de 2.5 m. Por otra parte, las escalinatas
tienen una longitud de 29.37 m desde el remate norte hasta donde fueron cortadas por el tubo de
drenaje; no obstante, su extensión total aproximada debió estar cercana a los 31 m ya que la sección
que falta es el remate sur y su contraparte en el extremo norte mide 1.90 m. La escalinata
septentrional tiene una longitud de 14.62 m, considerando los remates que la flanquean; la del lado
meridional mide 13.84 m.
Concerniente a los adoratorios, la base exterior de la fachada oriente de la capilla de Tláloc,
medida en sentido N-S es de 14.96 m, mientras que la fachada norte tiene una longitud de 7.23 m y la
sur de 7.17 m. La altura de los muros en talud hasta la cornisa que sobresale es de 1.85 m en la
esquina SW del cuarto y de 1.81 m en el extremo NW, y la cornisa tiene una altura de 10 cm. Los
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
pilares ubicados en la entrada de las capillas están separados entre 5 cm y 8 cm de los muros; el del
lado norte mide 1.42 x 1.13 x 1.53 m, el del extremo sur mide 1.40 x 1.06 x 2.22 m. En ambos casos
no se consideraron en las medidas las basas adosadas a los pilares. La basa norte está adosada al
panel sur del pilar tiene unas dimensiones de 40 cm x 34.66 x 1.26 m; la basa sur es una extensión del
pilar y mide 1.86 x 25.70 cm x 1.26m.
Las dimensiones del adoratorio sur varían un poco. El talud norte tiene una extensión de 7.15 x
1.83 m de alto. La fachada oriente mide 13.18 hasta donde lo cortó el colector, no obstante, en la
fachada poniente se conservaron 49 cm de la esquina norte del muro, su contraparte mide 2.67 m, así
que faltan aproximadamente 2.18 m por lo cual el muro Este debió tener una extensión aproximada
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La memoria arquitectónica del Templo Mayor
de 15.38 m. Las basa norte mide 2.12 m x 1.43 x 76 cm de alto desde el piso P2, por su parte la basa
sur mide 2.27 m x 1.46 x 66 cm de alto desde el piso P1.
220 Gómez Mont (1979g). Véase también Matos Moctezuma (1982; 1999).
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El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La escalinata fue registrada y desmontada a finales de la década de los setentas para dejar expuesto
el adoratorio de Tláloc y el chac mool que estaban cubiertos por ésta (Figura 2.14 y 2.15). Hay que
señalar que no hay evidencia de la continuación de la escalinata al sur; al respecto, hemos planteado
dos posibles explicaciones. Una posibilidad, es que la escalinata haya sido desmontada cuando se
construyó la Etapa III del Templo Mayor, para reutilizar algunos materiales en la siguiente escalinata
o en otras partes de la nueva edificación. También es factible que los mexicas nunca hayan edificado
107
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
los escalones al sur; y por tanto, las hileras de peldaños septentrionales sean evidencia de un intento
inconcluso de elevar la altura del templo.
El momento II/MEs-NW-1 al parecer es un crecimiento vertical del edificio en el cual los
constructores mantuvieron los límites de la estructura original, pues la escalinata se colocó como una
extensión de la anterior y durante la excavación no se registraron elementos arquitectónicos que
indicaran la existencia de un acrecentamiento hacia los lados o al frente del basamento; no obstante,
también pudo tratarse de un intento malogrado.
La escalinata UC208 cubrió a la unidad (UC204 adoratorio norte) y al piso P1; por tanto,
estratigráficamente son anteriores al momento constructivo II/MEs-NW-1. Con respecto a la
escalinata original de la estructura (UC203), la UC208 se apoyó sobre el último escalón de ésta,
aunque conservando la distancia de una huella para mantener la continuidad entre ambas, así que
existe una relación de anterioridad (UC203) y posterioridad (UC208). Asimismo, podemos decir que
esta ampliación no sólo es la continuación de la escalinata; también marcó el periodo en que todos
los elementos arquitectónicos emplazados en la cúspide del templo aparentemente dejaron de
funcionar y fueron sustituidos. Sin embargo, corresponde a un momento constructivo, pues este
crecimiento preservó su relación de contemporaneidad con otros elementos de la Etapa II, tales
como los cuerpos y la escalinata (Figura 2.12).
Figura 2.14. Izq. Excavaciones de la Etapa II donde se observa la escalinata (II/MEs-W-1) adosada que cubrió
el adoratorio de Tláloc (Foto Proyecto Templo Mayor memoria gráfica 1998: 55). Figura.2.15. Der. Escalinata
(II/M ES-W-1) que cubrió al c hac m ool (Foto AMTM).
108
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
421).
226 Nicholson (1987: 467).
227 León-Portilla (1987: 75).
228 López Austin y López Luján (2009: 203).
229 León-Portilla (1987: 75).
109
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
ordenar y edificar la ciudad,230 y en el Códice Ramírez se describe que en sus tiempos fue cuando “los
mexicanos edificaron la ciudad de México y comenzaron a mejorarse y a tener algún lustre”.231
Tocante al periodo de Huitzilíhuitl, es Durán quien describe que este gobernante de igual forma
que su padre y pese a la sujeción tepaneca, gobernó en un ambiente aparentemente pacífico y que
“Empezó a poner leyes y ordenanazas en su república… y así por cosa muy señalada e importante
tenía entre las cosas el aumento de su templo y el culto de sus dioses”.232 Sobre estos fragmentos,
Nicholson233 opina que son muy generales y no especifican realmente que estos dos tlatoque hayan
ampliado el templo. Con respecto al párrafo de Durán, López Austin y López Luján,234 sostienen que
el dominico no se refiere en específico a Huitzilíhuitl, “sino a los tlatoque mexicas en general, como
constructores del templo”.235
Figura 2.16. Izq. Acamapichtli (1375-1395 d.C). Centro. Huizilíhuitl (1396-1417 d.C).
Der. Chimalpopoca (1417-1427 d.C) (tomado del C ódice Florentin o, Lib. VIII. f. 1r).
Continuando con lo expresado por los especialistas en el tema, Nicholson236 afirma que es en el
reinado de Chimalpopoca, cuando en las fuentes se habla de una renovación del Templo Mayor,237
concretamente en los Anales de Tlatelolco. Según se especifica en dicho texto, un año después de
asentarse Cuauhtlatoatzin como gobernante de Tlatelolco, estalló la guerra tepaneca y “se acabó de
edificar el teocalli de Tenochtitlan”.238 Por su parte, León-Portilla indica que en los Anales de Cuauhtitlan
se habla de que el tercer tlatoani mexica pretendió agrandar el templo, empresa interrumpida por su
110
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
muerte repentina. El párrafo del que nos habla León-Portilla dice lo siguiente, “Maxtlaton…
sentenció a muerte a Chimalpopocatzin, el cual murió en Tenochtitlan. Cuando éste quería agrandar
el templo de los tenochcas, llamado de Huitzilopochtli”.239 En este mismo orden de exposición, me
parece pertinente destacar un parágrafo de Alvarado Tezozómoc, en el cual describe lo que los
señores dicen a Itzcóatl inmediatamente después de asumir el trono: “Nieto muy preciado y querido
nuestro… mirad que este cargo y trabajo que ahora tomais, le tuvieron y trajeron vuestros
antepasados á cuestas, mirando, gobernando y haciendo justicia, acrecentando la casa de
Huitzilopochtli”.240 Tal como sucede con el párrafo de Durán dedicado a Huitzilíhuitl y analizado por
López Austin y López Luján,241 esta mención es muy general y más bien parece tratar de describir la
obligación que asumía cada tlatoni de engrandecer el Huey Teocalli.
Los testimonios anteriores nos enfrentan al escollo de poder responder cuál gobernante construyó
la Etapa II del Templo Mayor, puesto que con excepción de la mención de los Anales de Cuauhtitlan
sobre Chimalpopoca, ninguna de las demás fuentes vincula de manera concreta a los otros dos
tlatoque con un engrandecimiento del templo. No obstante, si retomamos los párrafos en los cuales se
hace notoria la obligación de cada gobernante de edificar el Cu de Huichilobos, así como la inquietud
que manifiesta Acamapichtli con respecto a este deber, podríamos considerar otras posibilidades. Tal
como se especifica en el Códice Ramírez y en la crónica de Durán, pese a su condición de pueblo
tributario, los mexicas comenzaron a edificar y a desarrollar la ciudad de Tenochtitlan con la llegada
de Acamapichtli. Según lo expresa el fraile dominico, este periodo de sosiego se mantuvo durante el
reinado de Huitzilíhuitl. Entonces ¿podría Acamapichitli haber iniciado la construcción de la Etapa II
del templo de Huitzilopochtli y continuar esta labor su vástago y sucesor? No podemos aseverarlo,
pero sí sugerirlo. Asimismo, tampoco podemos obviar que, pese a la aparente estabilidad de la cual
gozaron ambos mandatos, los mexicas seguían bajo el yugo de Azcapotzalco. En este sentido,
también es sugerente que Huitzilíhuitl no fuera quien concluyó la obra sino su sucesor. Sobre este
asunto, López Austin y López Luján242 señalan que, con Chimalpopoca, los mexicas iniciaron un
periodo de mayor desahogo económico y político, debido al parentesco que tenía con Tezozómoc,
señor de Azacapotzalco: tal como apuntan, quizás el tercer tlatoani trató de sacar ventaja de esta
condición para agrandar el edificio. Sin embargo, la muerte de su abuelo y la subida al trono de su tío
111
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Maxtla selló su fatídico destino. Poco tiempo después fue asesinado y aparentemente su cometido
quedó truncado.
Considerando los puntos expuestos y afín a la cronología de Matos Moctezuma,243 ubico
temporalmente el inicio de la construcción de la Etapa II durante el mandato de Acamapichtli.
Conjeturo que debido a la condición de los mexicas como tributarios, la edificación tomó varios
años, de tal suerte que quizá Huitzilíhuitl y Chimalpopoca continuaron con la obra. Ya que el tercer
tlatoani tenía un vínculo consanguíneo directo con el señor de Azcapotzalco, propongo que tal vez
fue Chimalpopoca quién finalmente concluyó el templo y que éste fue quien mandó subir el nivel de
las escalinatas (III/MES-N-1), quizá con el propósito de elevar las capillas; sin embargo, su
fallecimiento inesperado probablemente dejó la obra inconclusa.
112
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
oriente está descubierto en su totalidad el segundo cuerpo; el primero sólo se excavó parcialmente, y
el tercero fue destruido completamente. En la sección media de cada lado del templo se emplazaron
los desagües (UC305 y UC306), de los cuales se observan algunos tramos. En la fachada norte está
parcialmente excavado el segundo cuerpo y en la esquina NW están presentes los arranques del
cuerpo III. De la escalinata poniente (UC304) se aprecian los peldaños, pero una gran parte fue
derruida y los materiales que conformaban los estribos y las alfardas fueron removidos en época
prehispánica tal vez para reutilizarlos en las ampliaciones posteriores (Tabla 2.8).
La mayor parte de la destrucción del basamento se llevó a cabo durante la etapa precolonial,
cuando se ampliaron las escalinatas del edificio (en cuatro ocasiones) y al construir el basamento de la
Etapa IV. Posteriormente, la demolición sistemática realizada por los conquistadores afectó a las
estructuras más recientes del edificio, pero es probable que parte de la Etapa III haya sido demolida
porque formaba parte del núcleo de la estructura de la Etapa IV. Hacia el siglo XX el costado sur del
edificio fue “cortado” transversalmente por la construcción del drenaje (UC700) durante las obras de
saneamiento de la ciudad de México, así que hoy en día las escalinatas y la fachada oriente están
separadas de la estructura. No obstante, la similitud de los aparejos permite establecer una conexión
entre las partes como elementos propios de la misma etapa.
Sobre la escalinata de la Etapa III (UC304) hay varios puntos qué precisar. En primer lugar, en los
informes y planos de la primera temporada del PTM, se indica que la escalinata (UC310) sobre la que
se localizaron recargadas las figuras antropomorfas de piedra es la gradería inicial de la Etapa III.
Pero al comparar la relación estratigráfica de esta unidad con otros elementos del conjunto,
concluimos que ésta es una ampliación posterior, y por tanto corresponde a uno de los cuatro
agrandamientos que tuvo la escalinata y no al original, así que la ubicamos dentro de los momentos
constructivos.244
Entonces ¿cuál es la primer escalinata de le Etapa III? Suponemos que la denominada IIb
(UC304) en la secuencia arquitectónica de Matos Moctezuma,245 fue la que se construyó inicialmente
(Figura 2.17), pues ésta coincide mejor en proporción y dimensiones con el resto de la estructura de
la Etapa III. Sin embargo, el obvio desmantelamiento de la escalinata del cual fue objeto en época
prehispánica, y la escasez de evidencia arqueológica que indique la existencia de las alfardas tanto
laterales como centrales, nos hace pensar que tal vez se trató de un primer intento malogrado.
113
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Tabla 2.8 Numeración de las UEM y las UC que corresponden a la Etapa III
114
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Esta escalinata está bastante derruida. La mayoría de los mampuestos de las huellas de los
escalones fueron desmontados; no obstante, pese a la destrucción, las hiladas que la conformaron
aún pueden distinguirse con claridad. De la alfarda sur no quedó evidencia, pues el colector atravesó
el área dónde debía haber estado situada. De su contraparte norte, únicamente se distingue lo que
suponemos formó parte de su núcleo, así como segmento del paramento NW (UC 303a) de la
fachada oeste, con el cual probablemente se unía la alfarda (Figura 2.18). En relación a los taludes
centrales, no poseemos los datos suficientes para admitir o descartar su existencia.
Tal como se mencionó, la escalinata IIb (EIII) no mantiene ningún vínculo físico con alguno de
los elementos arquitectónicos de la Etapa II, pero sí con los de la estructura que la envolvió (Figuras
2.8, 2.17, 2.18 y 2.20). Según se puede observar, pese a sus condiciones, su extremo noroeste
mantiene una conexión física directa con parte del núcleo que conformó el relleno de dos de los
cuerpos del basamento (cuerpo II y III) y quizá de la alfarda.246 También, en este extremo es posible
notar que el tope de las hileras parece estar demarcado por el inicio del relleno, aspecto que nos hace
suponer que éste fue el límite original de los escalones. Un rasgo importante de la UC 304 (antes IIb)
es que corresponde a una escalinata semi-remetida igual que la de la Etapa II; tal vez por eso, cuando
se excavó se consideró como un aumento frontal de la Etapa II. Sin embargo, es notorio que esta
cualidad se fue modificando gradualmente en los subsiguientes crecimiento de la escalinata, puesto
que el cuarto agrandamiento (III/MES-W-4) sobresale varios metros de la estructura. Desde este
momento, este rasgo se convirtió en la pauta al edificar las escalinatas del Templo Mayor; no
246 La numeración de los cuerpos de esta etapa se realizó a partir de los elementos expuestos y en orden ascendente.
115
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
ETAPA IIa
Figura 2.19. Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado norte
(tomado de Matos y Rangel 1982: plano 42; modificado por O. Quezada).
Continuando, con la secuencia, de la plataforma (UC307) sólo se aprecia parte del plano superior
al SW. El arranque de los muros del primer cuerpo quedaba inserto dentro del núcleo de la
plataforma; por tanto los muros se construían de manera simultánea, aunque mantienen un vínculo
anterior-posterior pues uno se superpone al otro. Lo mismo sucedía con los cuerpos II y III. Las
116
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
escalinatas frontales se erigían a la par de cada cuerpo, así que cada tramo mantiene una relación de
contemporaneidad con cada nivel del basamento. Otro elemento constructivo que se edificaba de
forma sincrónica con los cuerpos eran los desagües, ya que los tramos debían ser ensamblados
siguiendo la pendiente de los paramentos. El último paso era revestir los muros con el estuco, así que
esta actividad siempre era posterior al levantamiento de las escalinatas y los basamentos
superpuestos, pero anterior a la aplicación del enlucido.
En cuanto a las medidas de la estructura estimamos que su base en dirección N-S pudo ser de casi
de 56 m y de E-W de 40 m o más, pues el filo superior de cuerpo I en su fachada Este mide 52.30 m,
mientras que su base en el lado Sur es de 32 m. El cuerpo II que es el único completamente expuesto
en todas sus fachadas, en su cara oriente tiene una longitud de 48 m en dirección N-S y de 44.30 m
en su enrase. Su base en el lado sur mide 29.30 m y la línea superior del cuerpo 28.30 m. El cuerpo
III está parcialmente destruido, pero su medida máxima en la base de la fachada sur es de 25.94 m.
Según se observa en la planta de la estructura (Figura 2.8), en la etapa III los mexicas incrementaron
la superficie del templo de manera considerable con respecto a la etapa II; no obstante, no es posible
establecer una comparación directa de la extensión entre los cuerpos de la Etapa III y la II y calcular
con precisión cuánto aumentaron sus dimensiones, puesto que en ninguno de los dos casos
conocemos el número total de cuerpos.
Desde el punto de vista histórico, pensamos que el aumento en la superficie del Templo Mayor
puede indicar que se llevó a cabo durante un momento de prosperidad de los mexicas. Ya que para el
acrecentamiento del edificio era necesario contar con suficiente materia prima y un número
importante de mano de obra.
117
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Figura.2.20 Planta de la Etapa III del Templo Mayor y diagrama con la secuencia de
eventos constructivos (información topográfica PTM-7, dibujo O. Quezada).
118
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
El momento de escalinata III/MES-W-1 está a 2249.01 msnm, mientras que el momento III/MES-W-2 tiene una altura de 2246.47
247
119
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
momento III/MES-W-3. Actualmente está expuesto un tramo de 2.35 m y se aprecian tres peldaños
incompletos.
Referente a los vínculos físicos y estratigráficos con otros elementos del conjunto, el momento
III/MES-W-2 (UC310) y el III/MES-W-3 (UC311 y 312), tiene una conexión estratigráfica de
superposición entre ambos elementos y un lazó físico de “cubierto por/cubre a”, por tanto el que se
superpone y cubre es posterior al que fue cubierto. Tal como sucedió en el caso anterior, no tenemos
datos suficientes para asegurar que ésta escalinata fue utilizada, sólo podemos proponer que se trata
de un segundo intento de incrementar de manera frontal la fachada poniente; y que su construcción
se realizó en algún momento posterior al momento III/MES-W-1 y previo a la construcción del
momento III/MES-W-3.
ETAPA IIa
Figura 2.21 Corte E-W de las etapas constructivas del Templo Mayor, lado sur
(tomado de Matos y Rangel 1982: plano 42; modificado por O. Quezada).
120
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
peldaños.
Esta modificación al igual que las dos crecimientos anteriores está deteriorada, aunque el
segmento del sur presenta buen estado de conservación y se aprecian mejor definidos los escalones.
El tercer crecimiento en su tramo sur se “superpone a” III/MES-W-2 y hay una distancia entre
ambos de 1.60 m. Asimismo, ambos segmentos del momento III/MES-W-3 fueron tapados
completamente por los peldaños de la cuarta ampliación, ya que éstos se emplazaron tomando como
referencia los escalones del crecimiento que les antecedió.
Algún tiempo después mientras continuaba en funcionamiento la Etapa III se amplió por cuarta
ocasión la escalinata ¿A caso los tres incrementos anteriores no cumplieron con las expectativas de
los constructores mexicas? Es una idea válida pero sólo podemos considerarla como una hipótesis.
El cuarto agrandamiento lo hemos denominado como III/MES-W-4 o UC313 y 314 es el mejor
preservado de todos, conservó gran parte de su recubrimiento de estuco y los peldaños presentes
están completos.
La longitud total de la escalinata considerando el corte que dejó el colector moderno es de 38.14
m, su altura en el área excavada es de 3.90 m a plomo, en talud es de 4.88 m aproximadamente y
sobresale del basamento 5.00 m en su conexión con la parte superior del tercer cuerpo (SW) y 5.85 m
en su unión con la base del segundo cuerpo (SW), pues se adosó a la fachada poniente. Asimismo, en
el lado sur hay 15 peldaños excavados y en el septentrional únicamente 11. Durante las excavaciones
del PTM-1 los arqueólogos registraron ocho esculturas antropomorfas recargadas sobre el lado sur
(UC325 a,b,c,d,e,f,g,h) y tres en el lado norte de la escalinata (UC325 i,j,k).
Esta modificación “se apoyó” sobre los paramentos que flanquean cada lado de la fachada oeste)
y “cubrió” al crecimiento III/MES-W-3 (UC311 y 312), además, parece haber “cortado” parte de los
extremos de las escalinatas III/ MES -W-1 (UC308 y 309) y III/MES -W-3 (UC310). En ambos casos
se considera como un evento posterior, pero coetáneo a la Etapa III.
Pienso que con la cuarta ampliación los constructores buscaron que la escalinata sobresaliera
bastante del basamento. En la arquitectura mesoamericana la escalinata no era únicamente el
elemento que permitía el ascenso a la cúspide donde se ubicaban los adoratorios, también demarcaba
la fachada principal de la construcción. Cabría preguntarse, si este elemento empezó a cobrar
importancia a partir de la Etapa III, no como un elemento autónomo, sino como un componente
que magnificaba el frente del edificio y generaba en el espectador una sensación de amplitud y
solidez.
121
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
No sabemos con exactitud hasta donde llegaban las hileras de los escalones de las tres
ampliaciones previas; no obstante, si consideración las proporciones y el límite de las hileras de los
peldaños de la Etapa III al menos en su lado norte, es posible observar que el paramento norte del
talud no quedó a paño de la esquina NW de la fachada (UC 303 a y b), sino que los constructores lo
recorrieron aproximadamente 3 m en sentido N-S.
Como ya señalamos, la cuarta ampliación de la escalinata significó un cambio en el diseño, puesto
que en las etapas II y III las alfardas laterales sobresalían poco del basamento, así que los peldaños de
la cima quedaban alineados con el enrase del último cuerpo dando un efecto visual de una escalinata
semi-remetida. Sin embargo, la distancia que existe entre el basamento y el muro de la alfarda y la
inclinación del talud, nos hace pensar que quizá en el momento III/MES-W-4, los escalones finales ya
no estaban alineados con los cuerpos y en consecuencia la escalinata resaltaba mucho.
En Tenayuca se presenta un caso similar. Desde la primer época del templo hasta la tercera, la
escalinata está más próxima al basamento así que parece estar semi-remetida. A partir de la cuarta
época se advierte un incremento frontal de la escalinata y como los peldaños pierden su alineación
con respecto a los cuerpos del templo, este elemento sobresale completamente de él.249
De manera simultánea a la construcción de la cuarta escalinata, los mexicas ampliaron la fachada
norte (UC3015 a,b,c y 316 a,b), añadiendo a la esquina NE y NW un tramo de 2.25 m. Sabemos que
este crecimiento afectó al segundo y tercer cuerpos del basamento, pero desconocemos si esta
modificación se llevó a cabo en el primer cuerpo y en la plataforma también, pues estos permanecen
aún sin explorar. En nuestra nomenclatura, este momento quedó registrado como III/MF -N-1.250
Al edificar el acrecentamiento norte los constructores utilizaron como apoyo el paramento
septentrional de la fachada anterior para encofrar el relleno. Ya que los muros del momento III/MF-
N-1 se “apoyan sobre” la UC301 de la Etapa III son posteriores a ésta.
Por otro lado, hemos ubicado esta ampliación como contemporánea al crecimiento de la
escalinata III/MES-W-4 pues comparten similitud en su técnica constructiva. En uno y otro se utilizó
la mampostería careada para edificar los paramentos de muros y alfardas, así como los mismos
materiales constructivos.
Una vez concluida la ampliación del muro norte del momento III/MF-N-1 y de la escalinata
III/MES-W-4, los constructores añadieron en la fachada NW un nuevo elemento constructivo, que
122
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
251 De acuerdo con Villalobos (comunicación personal, marzo 2016), un refuerzo lateral de la alfarda puede ser una extensión en la
base de ésta y que se proyecta más allá de la fachada del edificio o escalinata pero integrados a éstos.
252 El contrafuerte escalonado es un elemento que Marquina identifica en la pirámide principal de Tenayuca. Este elemento se adoso en
el ángulo formado entre la alfarda y los cuerpos de la pirámide entre la 4ª y 5ª época. (Marquina 1935; 70; 2010: 71).
253 Para ampliar la información véase Marquina (1935; 2010).
254 Véase en esta tesis el apartado relativo a la técnica de mampostería, capítulo 5.
123
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
del momento III/MF-N-1 fue un factor que, aunado a la inestabilidad del terreno, pudo provocar
empujes laterales del relleno y un deslizamiento en los paramentos de la ampliación. En este sentido,
suponemos que tal vez para corregir esta falla, mediante el adosamiento del refuerzo lateral, los
mexicas trataron de fortalecer el ángulo NW formado por el paramento de la fachada y el talud
externo de la alfarda. Por tanto, es válido llamar a este elemento “contrafuerte” o “refuerzo lateral”.
Figura 2.22. Izq. Refuerzo lateral escalonado en la esquina NW de la Etapa III del
Templo Mayor de Tenochtitlan. Der. Contrafuerte escalonado de la 4ª época del
templo de Tenayuca (fotos O. Quezada).
Otro aspecto que observamos con respecto al contrafuerte, es que éste al parecer equilibró las
dimensiones de la fachada noroeste en relación a su contraparte suroeste. Suponemos que la
extensión de la fachada ocasionó un desajuste en las dimensiones de lado norte con respecto a la
escalinata ocasionado por el crecimiento de la cuarta ampliación, pues al menos en el lado norte ésta
se desfasó en sentido N-S casi 3.00 m de donde se presume iniciaba la alfarda de la gradería original.
No contamos como datos suficientes para asegurar sí al sur la escalinata mantuvo los márgenes
originales o también se movieron; por tanto, únicamente podemos proponer como una hipótesis que
los constructores recorrieron los límites sólo al norte, dejando una fachada frontal demasiado corta,
aunque no lo suficiente para producir visualmente la sensación de que el lado de Tláloc era más
pequeño que el de Huitzilopochtli.255 Para sustentar lo antes señalado tomamos como base la línea de
255 Las distintas mediciones realizadas en los templos dobles de Tenayuca, Taltelolco, Tenochtitlan y Teopanzolco dejan constancia de
124
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
desplante del cuerpo III de cada extremo del basamento en su fachada poniente, pues ambos son
factibles de ser medidos. En el lado sur hay una longitud N-S de 3.55 m desde la esquina exterior de
cuerpo hasta donde topa con la alfarda. En su extremo opuesto hay una distancia de 2.70 m, por lo
cual la diferencia es de 85 cm. Al ampliar la fachada norte, la longitud del tercer cuerpo en este
mismo lado es de 4.30 m medida que sobrepasa a la del flanco sur. No obstante, si medimos el
mismo lado pero considerando al que hemos llamado “refuerzo lateral escalonado” la distancia se
reduce a 1.55 m y a 2.30 m en la base del segundo cuerpo en contraste con los 3.90 m en el lado sur.
¿Además de su función estructural, el contrafuerte se colocó con el fin de disminuir las dimensiones
de la esquina noroeste con respecto al suroeste? Es una posibilidad que no podemos descartar. Sin
embargo, en nuestra opinión su función principal fue reforzar la esquina NW del basamento. En
cualquiera de los dos casos, el factor que parece vincular a ambos es la ampliación del costado norte.
Lo anterior podría esclarecer por qué en la Etapa III el contrafuerte se edificó exclusivamente del
lado norte.
En otro orden de ideas, traigo al tema mi proposición con respecto a los límites y elementos
constructivos que se relacionan con la Etapa III y sus ampliaciones.
Como señalé previamente, en los informes y planos de la primera temporada del PTM,256 se indica
que la Etapa II tuvo tres ampliaciones de la fachada poniente identificadas por Matos Moctezuma257
como IIb, IIc y IId. Asimismo, tanto Ignacio Marquina258 como Eduardo Matos, cada uno en su
tiempo y con la información y datos arqueológicos disponibles en ese entonces, coinciden en que la
escalinata sobre la que se localizaron recargadas las figuras antropomorfas de piedra, es la gradería
inicial de la Etapa III. Sin embargo, nuestra aproximación a partir del análisis de las relaciones físicas
y estratigráficas que mantienen cada uno de los componentes arquitectónicos entre sí, me hacen
pensar en otras posibles explicaciones y plantear una hipótesis alterna a la de Eduardo Matos e
Ignacio Marquina.
la existencia de variaciones en las medidas entre el lado norte y sur del basamento, donde el extremo septentrional siempre es más
pequeño por centímetros o metros respecto del sur. Véase Guilliem Arroyo (2006); López Austin y López Luján (2009); Marquina
(1935), (2010).
estaban descubiertas las escalinatas al sur del colector de principios de siglo, así que el toma en cuenta la esquina suroeste del
basamento y esta sección de las escalinatas (véase Marquina 1960, lámina 1).
125
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Como ya expuse, los acrecentamiento vinculados con la Etapa II (IIb [E-III], IIc [ III/MES-W-1] y
IId [III/MES-W-3]), no guardan ninguna conexión física con algún elemento constructivo de esta
subestructura. También, he indicado que la escalinata IIb (EIII) armoniza mejor en proporción,
longitud y elevación con los elementos del basamento de la Etapa III y que el extremo norte de las
hiladas de los escalones, está visiblemente demarcado por el relleno del núcleo del segundo y tercer
cuerpo de la estructura. Asimismo, documentamos en el costado norte de la fachada poniente, que el
muro de su tercer cuerpo en sentido N-S, pasa por la parte posterior de la escalinata III-MES-W-4
(antes EIII) y que el talud de la alfarda se apoyó sobre el muro; es decir, mantienen una relación
física de “se apoya en” y una estratigráfica de “sobreposición”, lo cual nos permitió ubicarla como
una ampliación más tardía.259
Los crecimientos frontales IIc (III/MES-W-1), III/MES-W-2; IId (III/MES-W-3) corresponden a
fragmentos incompletos de escalinatas; pero, de igual forma que la gradería IIb (EIII), éstos
muestran una mayor correspondencia con la elevación de la estructura de la Etapa III. Como
resultado de la destrucción de la cual fueron objeto estas escalinatas, han perdido su conexión física
directa con los extremos del basamento, pero no su vínculo estratigráfico, que en todos los casos es
de superposición; por tanto, mantienen una relación de “anterior-posterior” entre ellas junto con la
escalinata IIb (EIII), así como con el cuarto y mejor conservado agrandamiento (III/MES-W-4).
Sobre la base de los datos recogidos y analizados, propongo como hipótesis que el perímetro
inicial de la Etapa III llegaba hasta la escalinata que está completamente derruida y la cual Matos
denominó como IIb. Es posible que durante las tres primeras ampliaciones al poniente de las
escalinatas, los constructores hayan mantenido los límites de las otras fachadas. Fue hasta el cuarto
incremento de la gradería que los mexicas extendieron la longitud del costado norte.
Ya que la escalinata III/MES-W-4, la ampliación del costado norte III/MF-N-1 y el refuerzo o
contrafuerte lateral III/MCON-NW-1 comparten la misma técnica constructiva en los aparejos de los
muros y los cerramiento concluyo que se edificaron de manera consecutiva durante el mismo
periodo.
En lo que respecta a las causas del crecimiento de la fachada norte, éstas pudieran atribuirse a
posibles fallas estructurales del basamento como consecuencia de la inestabilidad de la superficie,
pero también a modificaciones en la orientación de la estructura. En relación a esto, suponemos dos
259 Véase en esta tesis figura 2.7; véase también Carandini (1997: 66).
126
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
posibles causas conectadas con el origen de la ampliación septentrional. Una de ellas se refiere al
arreglo en la alineación del basamento de la cual derivó la necesidad de hacer ajustes en las
dimensiones de la estructura. Para este asunto retomamos algunos datos y observaciones hechas por
Iván Šprajc en su estudio de las orientaciones de edificios en el Centro de México.
Mediante diversas mediciones en taludes, paramentos, muros y otros elementos constructivos del
Templo Mayor, Šprajc260 determinó la existencia de dos grupos de orientaciones, el primero
corresponde al edificio de la Etapa II y el segundo a las ampliaciones a partir de la Etapa III
identificada por Marquina y Matos (Tabla 2.9). En un trabajo previo al de Šprajc, Arturo Ponce de
León había notado en sus mediciones y cálculos que las construcciones posteriores a la Etapa II no
conservaron la misma orientación que ésta, presentando una desviación y valores menores respecto
al azimuth de la Etapa II. Las mediciones de Šprajc, indican que la orientación de la Etapa II, al
menos en su eje este-oeste es distinta a la de las siguientes superposiciones, y que la orientación del
Templo Mayor cambió a partir de su Etapa III (Matos y Marquina).261 Según argumenta el
investigador, el registro del punto poniente en el horizonte al parecer era lo que determinaba la
orientación del edificio.262 Asimismo, señala que es posible que la orientación que presenta la Etapa II
y la cual posiblemente marcó la traza de la ciudad en la etapa temprana de Tenochtitlan, quizás no
era funcional en ambos sentidos de observación, y tal vez este hecho motivó el cambio de
orientación en la siguiente estructura (Etapa III de Matos Moctezuma y Marquina).
Tabla 2.9. Resultados de los cálculos y mediciones obtenido por Ivan Šprajc en el
Templo Mayor de Tenochtitlan, en cada una de las etapas constructivas.
127
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
De acuerdo con Šprajc, el cambio de orientación del edificio pudo proyectarse junto con la
desición de agrandar nuevamente el Cu de Huichilobos.263 De ser válida su conjetura, es posible que
pese a lo planeado, y ya que la Etapa III es la primer subestructura que presenta un incremento
exponencial tanto en su superfcie como en su elevación, haya representado dificultades para los
constructores al momento de reorientarla.
Como complemento de lo expresado vale la pena traer a colación un pasaje de la obra de
Motolinía, donde describe el deseo del tlatoani mexica de destruir el Templo Mayor debido a que la
orientación del edificio estaba desfasada. Según lo documentado por el franciscano, “caía estando el
sol en medio del Uichilobos, que era equinoccio, y porque estaba un poco tuerto lo quería derrocar
Mutizuma y enderezallo ”.264 Con respecto al tema constructivo, este pasaje nos deja entrever que la
alineación astronómica del Huey Teocalli constituyó un desafío para los arquitectos del templo. El
problema de mantener una misma orientación en distintas etapas del edificio no estriba soló en la
clase y la precisión de los instrumentos empleados en las mediciones. En el caso de los mexicas, el
suelo inestable era causa de hundimientos constantes e irregulares y como consecuencia, el
basasmento se desplazaba de manera horizontal,265 estas situaciones no facilitaban mantener alineado
el eje del edificio.266
Sí la ratificación de la orientación y los puntos de avistamiento se realizaban una vez que la
edificación estaba ya muy avanzada, suponemos que era poco factible derrumbar el edificio o una
parte de él. La demolición era un procedimiento más complejo y costoso que además podía afectar la
estabilidad de la construcción. Sugiero que para solucionar el problema sin afectar la totalidad de la
estructura, los mexicas optaron por añadir un tramo a los cuerpos, a partir del cual poder ampliar la
superficie de la plazoleta donde estaban los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc. De este modo
podían adecuar el pasillo por donde se presupone se hacían algunas de las observaciones. Aunque los
constructores prehispánicos seguramente tenían marcadores mediante los cuales establecer la
alineación que tendría la estructura al construirse, difícilmente podían tener un completo control
visual durante la edificación, así que los ajustes debían hacerse una vez que la obra estaba casi o
totalmente construida. Al respecto, llama la atención que los añadidos en los cuerpos del basamento
hechos por los mexicas en las etapas III y IV siempre hayan sido hacia el norte y no en ambos lados
128
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
del templo, situación que tal vez pudiera tener relación con los desplazamientos que menciona Šprajc
en su texto. Esta hipótesis es arriesgada, pero me parece pertinente resaltar este detalle.
Pasando a otro tema, de igual forma que con el resto de las ampliaciones del Huey Teocalli no
podemos dejar de preguntarno ¿a cuál de los tlatoque incumbió la tercer ampliación del templo? En
las distintas propuestas cronológicas que existen sobre el Templo Mayor, con excepción de
Graulich,267 los demás investigadores268 coinciden en asignar este crecimiento con Itzcóatl, dignatario
que gobernó entre 1427 y 1440 d.C (Figura 2.23).
129
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Una año después se iniciaron las hostilidades contra Cuihtláhuac, señorío ubicado también en la zona
de agua dulce.274 De esta batalla salieron victoriosos los mexicas y al poco tiempo, emprendieron la
construcción del Cu de Huichilobos.275 Según relata Torquemada, “Vuelto Itzcohuatl desta guerra de
Cuitláhuac, comenzó en esta ciudad de México el templo del ídolo llamado Cihuacohuatl… y luego,
el año siguiente, se hizo también el de Huitzilopochtli”.276 De acuerdo con Nicholson, la ampliación a
la que se refieren Torquemada, Durán y Alvarado Tezozómoc pudo realizarse alrededor de 1431
d.C.,277 fecha con la cual López Austin, López Luján278 y Matos Moctezuma279 también coinciden.
Además de lo escrito en las crónicas, Matos280 relaciona la fecha “4 caña” (equivalente al año 1431
d.C.), localizada en el primer cuerpo de la fachada oriente para apoyar su hipótesis.
A partir de los aspectos indicados por los especialistas y tomando en cuenta lo descrito en las
fuentes, es posible relacionar al menos una ampliación importante del Cu de Huichilobos durante el
gobierno de Itzcóatl. Pero ¿es la Etapa III el edificio que amplió el cuarto tlatoani de Tenochtitlan?
Sin duda es osado afirmarlo; no obstante, consideramos que existen elementos a partir de los cuales
proponerlo como una hipótesis.
Según se observa en la planta general del edificio (Figura 2.8) hay un marcado contraste e
incremento entre las dimensiones de la Etapa II y la III. Ya que no tenemos el mismo número de
cuerpos expuestos entre cada subestructura, no es sensato hacer una comparación directa. Sin
embargo, hemos hecho una tabla con las medidas conocidas de los cuerpos existentes en cada una,
así como el cálculo de su área para tener una idea general de sus dimensiones (Tabla 2.10). También
hemos tomado como referencia la distancia entre las escalinatas con el fin de comparar el espesor
aproximado del relleno entre las graderías de la Etapa I, II y III. Sí tomamos en cuenta que entre la
escalinata frontal de la Etapa I y la II el grueso del relleno al poniente no supera el 1.50 m;281 y entre
la Etapa II y la III282 en la misma dirección oscila alrededor de los 10 m, entonces podemos suponer
que para la tercera ampliación la extensión y el espesor del relleno al oeste es casi cinco veces mayor,
Etapa II.
282 Como ya argumentamos, nosotros proponemos que la escalinata IIb corresponde al límite original de la Etapa III y es a partir de
130
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
esto sin considerar los cuatro crecimientos posteriores de la fachada.283 Asimismo, en el plano general
(Figura 2.8), es posible apreciar que a pesar de que la segunda subestructura se utilizó como parte del
núcleo, aún así fue necesario emplear una gran cantidad de tierra y piedra para rellenar el basamento
de Etapa III.
Tabla 2.10 Medidas conocidas de los cuerpos de las Etapas II y III, así como de la
superficie calculada a partir de éstas (información topográfica PTM-7)
Obedeciendo a lo expresado en las fuentes documentales, los primeros años de la historia mexica
están plagados de dificultades debido a su condición de pueblo dependiente de Azcapotzalco. La
mayoría de las veces, los materiales constructivos eran adquiridos mediante la compra o el
intercambio, y quienes edificaban eran los mismos pobladores de Tenochtitlan. Es claro que esta
situación no impidió a los mexicas erigir su ciudad y sus templos; sin embargo, la restricción de los
recursos materiales y humanos probablemente hizo que la actividad constructiva fuera intermitente y
tomara más tiempo el concluir las obras. Asimismo, ya que los insumos constructivos hasta cierto
punto eran limitados, es lógico suponer que las dimensiones de las estructuras fueran modestas. En
este sentido, el aumento en la superficie y la altura de la Etapa III, nos hace pensar que la obra se
realizó en una época de prosperidad para los mexicas, pues no sólo había que reunir la suficiente
tierra y piedra para los rellenos y los aparejos, sino también conseguir la cal y los agregados para las
mezclas, además de contar con los recursos humanos esenciales.
283Al respecto hay que precisar que en la fachada oriente la distancia entre las subestructuras siempre fue menor, no obstante, sí existe
un crecimiento proporcional. La separación entre la Etapa II y III en el lado Este es cercano a los 4 m y al norte y sur es superior a los
6 m.
131
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Como apuntan López Austin y López Luján,284 la derrota de Maxtla y la alianza política entre las
cabeceras de Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan en tiempos de Itzcóatl fue el inicio de la hegemonía
mexica como conquistadores. Mediante las ofensivas militares al sur de la cuenca, Tenochtitlan no
sólo logró apropiarse del territorio y de los materiales para construir, sino también de la mano de
obra. Durán285 y Alvarado Tezozómoc286 describen que, tras ser vencidos los xochimilcas, fueron
obligados a construir una calzada desde Xochimilco hasta la capital tenochca (Figura 4.9). Desde esta
perspectiva, es posible suponer que, dada la nueva condición de los mexicas, no sólo era viable
agrandar el Huey Teocalli, sino también hacerlo de manera significativa. Hay que añadir que la
participación forzada en las obras públicas como parte del tributo impuesto a los pueblos
conquistados287 incrementó la fuerza laboral y posiblemente permitió llevar a cabo las actividades
vinculadas con la construcción en periodos menos prolongados.
Como expondremos más adelante, gracias al análisis de los procedimientos constructivos fue
posible identificar variaciones en las técnicas de los aparejos. En el caso de la Etapa III y sus
ampliaciones parciales, documentamos que éstos muestran un técnica menos refinada con respecto a
la Etapa II. Sí para el momento en que se amplió la Etapa III, Tenochtitlan ya contaba con los
insumos materiales y humanos necesarios ¿por qué la técnica constructiva es menos sofisticada?
Sobre este asunto nos extenderemos en el quinto capítulo; sin embargo, consideramos pertinente
subrayar desde ahora que hemos interpretado este cambio como una resolución sociopolítica por
parte del tlatoani, cuyo interés era engrandecer con prontitud el templo de Huitzilopochtli dejando en
un segundo plano la técnica constructiva. Al respecto, vale la pena traer aquí la mención de
Chimalpáhin en su quinta relación. Según narra el cronista, en los inicios de las hostilidades hacia los
tepanecas y los chalcas, mientras Itzcóatl pedía a su pueblo que empuñaran sus escudos, los mexicas
decían “¿Cómo nos mirarán nuestros vecinos? Edifiquemos una casa para nuestro dios. Y enseguida
comenzaron los mexicas [a edificar] su templo”,288 empresa en la que intervino toda la población,
incluso las mujeres.289
132
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Sobre la base de las ideas expuestas y de manera análoga a la propuesta de Matos Moctezuma,290
supongo que la Etapa III fue la primera gran ampliación realizada por los mexicas al separarse de
Azcapotzalco. Asimismo, a partir del análisis, propongo que el límite inicial de la estructura
corresponde a la escalinata antes denominada como IIb, y que durante el funcionamiento de esta
subestructura, se realizaron cuatro crecimientos de la escalinata frontal (III/MES-W-1; III/MES-W-2;
III/MES-W-3; III/MES-W-4), se añadió un muro de refuerzo (III/MCON-NW-1) y se extendieron las
dimensiones de la fachada norte ( III/MF-N-1).
2.5.4 La Etapa IV
Al construir la Etapa IV los mexicas ampliaron bastante el perímetro del edificio y acrecentaron
también su altura. De este crecimiento documentamos 102 UEM y 33 UC, así como las diversas
relaciones estratigráficas que esta etapa mantuvo con los diferentes componentes arquitectónicos
tanto contemporáneos como pretéritos. Hay que señalar que los momentos asociados a esta etapa
comparten la misma técnica constructiva. Sin embargo, es a partir de las relaciones físicas que
mantienen con otros elementos constructivos lo que permitió ubicarlas como posteriores. Tal es el
caso de los crecimientos de las escalinatas frontales de la fachada poniente, las dos elevaciones de la
plataforma, el adosamiento al muro septentrional de la fachada, entre otros.
De la estructura original sólo queda la base, tramos del talud del primer cuerpo, las escalinatas
frontales y restos del contrafuerte sur. Probablemente, una parte de la construcción se desmanteló
cuando se amplió por quinta ocasión el templo, pero sin lugar a dudas, el resto del basamento fue
arrasado por los conquistadores cuando destruyeron la última ampliación. Como en los casos
anteriores, la sección sur muestra un corte este-oeste causado por la construcción del drenaje el cual
dividió esta área del edificio. A este crecimiento están asociados los pisos de la plaza P7 y P6, los
cuales muestran características similares en sus procedimientos constructivos y en todos los casos se
adosaron directamente a la plataforma.291
La estructura muestra homogeneidad en su aparejo, el cual corresponde a una mampostería
careada, con características similares a las de la etapa anterior, aunque en esta nueva ampliación los
albañiles sustituyeron las cadenas de cerramiento simples por las complejas. Asimismo, para cubrir
todas las superficies se utilizó mortero del grupo 2 y se identificó una variación en la mezcla
133
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
(subgrupo 1).292 Referente a cómo era la fachada frontal de la plataforma, contamos con la
información aportada por las exploraciones dirigidas por López Luján en el PTM-6.293 Los resultados
de los trabajos indican que los tres ejes principales que demarcaban cada lado del templo así como el
centro eran distintos entre sí. En el lado del numen de la guerra se registraron varios escalones que
llevaban a la parte superior de la plataforma; en cambio, en el extremo de Tláloc había una amplio
talud que remataba con un panel vertical. El centro estaba demarcado por dos alfardas decoradas con
una moldura en forma de moño y coronadas por remates rectangulares en forma de dado. Esta
configuración sería modificada en la última ampliación de la plataforma.
En relación a la secuencia estratigráfica de los eventos constructivos que llevaron a cabo los
mexicas, podemos decir que una vez establecida la superficie de desplante, se construía la base del
templo que era la plataforma (UC401 y 425), cuya altura es de 3.20 m medidos desde el piso P7 (más
temprano) en la esquina SE. La altura de la base permitió a los mexicas dar un uso prolongado tanto
a la plataforma como al edificio, pues según lo documentado por López Luján294 la superficie se
niveló en seis ocasiones más. Cada lado de la base se edificaba de forma simultánea junto con los
peldaños que permitían ascender a la plataforma. Antes de que la base alcanzara su altura máxima, los
albañiles colocaban varias hiladas del primer cuerpo (UC402 y 427). De este modo quedaba
afianzado junto con el relleno de la plataforma. Las escalinatas de ascenso a los adoratorios (UC403)
también se levantaban de manera sincrónica a los muros del primer cuerpo. El muro de refuerzo
escalonado o contarfuerte295 (UC404) era una elemento que se construía una vez que el edificio había
alcanzado la altura deseada, pues éstos se erigían sobre la plataforma y sus paramentos se recargaban
sobre la fachada oeste y el muro exterior del talud de la escalinata. El paso final era el acabado de la
superficies y consistía en un revestimiento con estuco.
Para determinar las dimensiones aproximadas de la base, tomamos como referencia el borde
superior de la plataforma para tener una medida continua, ya que la sección inferior no está expuesta
totalmente. Este elemento mide en sentido norte-sur mide 59.30 m, mientras que en dirección este-
oeste tiene una longitud de 60 m dando como resultado una planta casi cuadrada. La superficie
292 Torres (2009: 79); Miriello et al. (2011: 1125-1133). Miriello y colaboradores señalan que a partir de la Etapa IV, las muestras
analizadan presentan agregados de tezontle, aspecto que es consistente con los resultados del estudio petrográfico y químico de Torres
(2009), quien ubica a esta clase de morteros dentro del subgrupo 1 del grupo 2.
293 López Luján (2006b: 8-9).
294 López Luján (2006b: 8-10).
295 Como discutimos en el apartado anterior, suponemos que la función principal de los refuerzos escalonados es como soporte lateral
134
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
135
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
136
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
296Esta nivelación en la nomenclatura de Matos Moctezuma (1981), (1999) corresponde a la Etapa IVa. López Luján (2006b) a partir
de las excavaciones en el PTM-6 nombró a este piso como Etapa IVa-1.
137
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Las causas de la nivelación no son del todo claras, pero tal como indica López Luján297, las cuatro
sobreposiciones de los pisos de la plaza (P7, P6, P5 y P4) habían disminuido considerablemente la
altura de la plataforma. También compartimos la opinión de López Luján sobre la posibilidad de que
durante este periodo los mexicas renovaron algunas de las esculturas que ornamentaban la
plataforma, entre ellas la de la Coyolxauhqui.
138
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Otros dos elementos que al parecer son contemporáneos al momento de la plataforma IV/MPl-
W- 2 son las unidades constructivas (UC418) y (UC419). Se trata de dos pequeñas escalinatas
localizadas al norte (UC418) y este (UC419). de la plataforma. Cada una contaba con tres peldaños y
en ambos casos el tercero sólo conservó el peralte. Asimismo, cada escalón recubierto de estuco
tenía una altura estimada de 30 cm, por lo cual la elevación de la escalinata debió ser de 90 cm
aproximadamente. Por tanto, suponemos que el desplante del primer peldaño se hizo sobre el piso
P3 ya que éste se localiza a esa profundidad desde el último piso de la plaza (P1). Ambas escalinatas
se “adosaron” a los paramentos norte y este de la plataforma y quedaron “cubiertas” por el piso P1
de la plaza cuando se realizó la última ampliación de la plataforma IV/MPl-W-3.
Sobre su función, se ha planteado que permitían a los encargados de encender el fuego la
ascensión a la plataforma sin necesidad de ingresar por el frente, pues los braseros se localizaban en
las fachadas laterales de la base. Hay que señalar que las exploraciones del PTM-1 no revelaron la
existencia de una escalinata similar en el lado sur del basamento.
139
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Tiempo después, el tlatoani en funciones mandó realizar una nueva ampliación de la plataforma
(IV/MPl-W-3 [UC407]). Para el momento en que se llevó a cabo este crecimiento los constructores
ya habían elevado el nivel de los pisos de la plaza seis veces (P7 a P2), así que las escalinatas y alfardas
situadas al frente de la plataforma estaban casi cubiertas.
140
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Austin y López Luján298 han realizado una descripción y un análisis profundo. Tocante a su función
litúrgica los investigadores proponen dos hipótesis. Según señalan, en las fuentes documentales se
hace mención de las penitencias de sangre que hacían los militares de alto rango ante la imagen de
Huitzilopochtli. Suponen que en estos cuartos se realizaba dicha ceremonia o al menos parte de
ella.299 La segunda hipótesis se relaciona con el hecho de que estos cuartos no se construyeron sobre
la plataforma a partir de la Etapa V, y que además comparten similitud tanto en su planta
arquitectónica como en su programa iconográfico con la Casa de las Águilas.300 En un trabajo
anterior, López Luján301 ha propuesto la existencia de un circuito ritual que incluye al Templo Mayor
y la Casa de las Águilas, y el cual esta relacionado con la ceremonia que precedía la coronación del
tlatoani. A partir de los datos arqueológicos, los especialistas sugieren que inicialmente los ritos
previos a la investidura del dignatario electo, se realizaban en los cuartos ubicados en la plataforma y
que paulatinamente se fueron trasladando hacia un espacio análogo mayor, en este caso, la Casa de
las Águilas.302 Lo cual explicaría por qué a partir de la Etapa V ya no se construyeron estos cuartos
sobre la plataforma del Huey Teocalli.
Volviendo a nuestro tema, determinamos que los aposentos norte (UC415) y sur (UC416) son
contemporáneos a la plataforma IV/MPl-W-3, pues ambos desplantan del piso de esta ampliación.
Los muros de ambas habitaciones que están situados al occidente, se “adosaron” al panel norte y sur
de los contrafuertes (IV/MCon-NW-1 [UC415] y IV/MCon-SW-1[UC416]).
Además, durante ese periodo el altar localizado al noroeste de la plataforma dejó de estar en
funcionamiento, pues al construir el aposento ubicado al NW, el pequeño adoratorio quedó
“cubierto”. El uso de las habitaciones junto con la plataforma IV/MPl-W-3 se prolongó por varios
años antes de quedar en desuso. Así lo demuestran las tres sobreposiciones de pisos de piedra caliza
(P1, P2 y P3) al interior de los aposentos norte y sur. Además, es indiscutible que lo constructores
pretendían mantener en funcionamiento la plataforma por más tiempo y extender sus dimensiones
hacia el poniente, pues sobre la superficie de ésta se localizaron restos de una escalinata. Este
crecimiento corresponde a la UC 410 y se ha denominado como momento IV/Esc-W-3. Se localiza
encima de la plataforma al sur, al frente de la escultura discoidal de la Coyolxauhqui, por lo cual
141
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
suponemos que esta ampliación tenía como objetivo “cubrir” las tallas de las serpientes que
ornamentaban los taludes, la de la diosas de la luna, los peldaños y alfardas de subida a la cima del
templo, así como extender las dimensiones de la plataforma hacia el poniente para poder colocar las
nuevas efigies de piedra.
Además, durante ese periodo el altar localizado al noroeste de la plataforma dejó de estar en
funcionamiento, pues al construir el aposento ubicado al NW, el pequeño adoratorio quedó
“cubierto”. El uso de las habitaciones junto con la plataforma IV/MPl-W-3 se prolongó por varios
años antes de quedar en desuso. Así lo demuestran las tres sobreposiciones de pisos de piedra caliza
(P1, P2 y P3) al interior de los aposentos norte y sur. Además, es indiscutible que lo constructores
pretendían mantener en funcionamiento la plataforma por más tiempo y extender sus dimensiones
hacia el poniente, pues sobre la superficie de ésta se localizaron restos de una escalinata. Este
crecimiento corresponde a la UC 410 y se ha denominado como momento IV/Esc-W-3. Se localiza
encima de la plataforma al sur, al frente de la escultura discoidal de la Coyolxauhqui, por lo cual
proponemos que esta ampliación tenía como objetivo “cubrir” las tallas de las serpientes que
142
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
ornamentaban los taludes, la de la diosa de la luna, los peldaños y alfardas de subida a la cima del
templo, así como extender las dimensiones de la plataforma hacia el poniente para poder colocar las
nuevas efigies de piedra.
La ubicación de esta escalinata nos hace pensar que los mexicas tuvieron la intención de ampliar
nuevamente la fachada del templo y reutilizar una vez más la plataforma. Sin embargo, las sucesivas
nivelaciones de los pisos de la plaza habían reducido bastante la altura de la plataforma, que para
entonces medía tan sólo 1.15 m. Con base en lo anterior, especulo que el proyecto constructivo fue
replanteado para tener una base más alta y, en consecuencia, los mexicas decidieron no sólo ampliar
la plataforma sino todo el templo, dando paso así al siguiente crecimiento que afectó a toda la
edificación.
En relación al posible dignatario encargado de llevar a cabo la cuarta ampliación del Cu de
Huichilobos, Marquina,303 Matos Moctezuma,304 Umberger,305 López Austin y López Luján 306
proponen que fue Moctezuma Ilhuicamina, quinto tlatoani mexica que ascendió al poder en el año de
1440 d.C. y gobernó por casi treinta años (Figura 2.30).
143
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Revisemos entonces lo que nos dicen las crónicas sobre los trabajos constructivos en la época de
Moctezuma I. En un fragmento de la Historia de los mexicanos por sus pinturas, se indica que en el “año
125 de la fundación de México se renovó y se hizo muy grande [el templo de] Huitzilopochtli”.310
Sobre este mismo evento, en su tercera relación, Domingo de Chimalpáhin describe en el año 6
Tochtli equivalente al año cristiano de 1446 d. C., los mexicas solicitaron maderos grandes para
cubrir la casa de Huitzilopochtli.311 Y en su séptima relación, el cronista narra que Moctezuma
Ilhuicamina y Cihuacóatl Tlacaelel solicitaron piedra a la provincia de Chalco para edificar la casa de
Huitzilopochtli.312 Nicholson,313 basado en el pasaje antes citado de la Historia de los mexicanos por sus
144
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
pintura, estima que en el año 1447 d. C pudo hacerse el primer engrandecimiento a cargo del quinto
tlatoani.
En la Crónica X, Alvarado Tezozómoc y Durán sitúan la primer reedificación de Huehue
Moctezuma unos doce o trece años después del inicio de su gobierno, es decir, entre 1452 y 1453
d.C. Durán describe que “Huehue Moctezuma estuvo de paz y quietud, que fueron doce o trece
años, con mucha paz y quietud y sosiego… [entonces] determinó de edificar el templo de su dios
Huitzilopochtli”,314 pues como él mismo señala “la casa que tiene no es conforme a su
merecimiento”.315 Por su parte, Alvarado Tezozómoc narra que “pasados algunos años dijo el rey
Moctezuma al Cihuacóatl Tlacaeletzin general y oidor, ¿paréceme que ha muchos días que estamos
muy ociosos? Comencemos pues y labremos el templo y casa de Tetzahuitl abusion
Huitzilopochtli”.316 Alvarado Tezozómoc continua se relato e indica que pocos días después de la
victoria obtenida por los mexicas en Cuextlan y Tuxpan, Moctezuma decidió que la gente de estos
pueblos vinieran para que “ensalzasen y aventajasen la altura de la casa y templo de
Huitzilopochtli”,317 para después sacrificar ahí a los huastecos. También, menciona que los
pobladores de la costa “después de haber hecho el gran Cu muy alto, le hicieron gradas, y en medio
se puso el tajón a donde habían de ser muertos los tales esclavos habidos”.318 Sobre este asunto,
Durán afirma que algunos días después de la guerra contra los huastecos, Tlacaelel le recordó a
Moctezuma “la obra del templo que había empezado a hacer”,319 así como de la piedra que debía
labrarse para el sacrificio de los cautivos de guerra.
Los expresado en los párrafos anteriores nos hacen preguntarnos ¿es posible que antes de
comenzar la batalla contra los huastecos, el tlatoani ya hubiese emprendido las obras en el Huey
Teocalli o al menos tenía planes de ampliarlo nuevamente? Y en tal caso ¿una vez culminadas las
ofensivas se dio continuidad a los trabajos de construcción? De acuerdo con Nicholson320 si se
considera el periodo y los eventos que menciona Durán, es posible que la ampliación a la que alude
haya iniciado en 1452/1453 d.C. y posiblemente se haya continuado y finalizado en 1554/1555 d.C.
Sobre este mismo asunto, Durán y Alvarado Tezozómoc aportan información sobre una segunda
145
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
ampliación del templo. Según sus descripciones, este segundo crecimiento lo realizó Moctezuma
Ilhuicamina en el periodo en que los mexicas estaban en guerra contra Oaxaca. Durán321 narra que en
esta época el tlatoani mandó llamar nuevamente a los señores de Tezcoco y de Tlacopan y les
compartió su voluntad de acabar el templo.322 Asimismo, sostiene que fueron llamados los maestros
para medir la “traza” y “asiento del edificio”.323 Sobre estas menciones, Nicholson324 indica que, la
intervención de los mexicas en Oaxaca aparentemente se realizó varios años después, durante el
mandato de Ahuítzotl. Sin embargo, el historiador señala, que si se toma como válida la posibilidad
de una incursión en Oaxaca durante el gobierno de Moctezuma I, entonces la segunda ampliación del
templo debió ocurrir en 1458/1466 d.C. En los dos casos anteriores, Nicholson advierte que el
problema con las descripciones provenientes de la Crónica X es que suelen ser más temáticas que
cronológicamente exactas, lo que a veces provoca confusiones;325 en todo caso, sugiere tomar con
cautela estas posibilidades.326
Por otro lado, Chimalpáhin en su séptima relación afirma que en el año de 1467 “los mexicas
tenochcas comenzaron a renovar la casa del diablo Huitzilopochtli”.327 Asimismo, en las Relaciones
originales de Chalco Amaquemecan, el mismo cronista recalca este suceso de lo cual dice: “1-Caña. 1467.
Reanudación de la construcción del templo para el diablo Huitzilopochtli, que habían emprendido
los mexicas tenochcas”.328
A partir de los pasajes presentados y considerando el cuidadoso estudio de Nicholson,329 es
posible suponer al menos dos engrandecimientos importantes y quizás un tercero, mientras estuvo
en el poder Moctezuma Ilhuicamina. Pero ¿esto es consistente con la información arqueológica? Los
El conjunto de datos provenientes del análisis estratigráfico y de los estudios que nos anteceden,330
indica que en la Etapa IV los mexicas acrecentaron de forma importante la superficie del basamento.
Y durante el tiempo que estuvo en funcionamiento, las modificaciones más importantes se realizaron
en la plataforma la cual tuvo tres aumentos frontales (IV/MPL-W-1, IV/MPL-W-2, IV/MPL-W-3), en la
escalinatas principal la cual tuvo dos incrementos al frente (IV/MES-W-1, IV/MES-W-2), así como un
146
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
crecimiento del costado norte del primer cuerpo del edificio (IV/MF-N-1). Sí los crecimientos antes
señalados se consideran en forma individual, entonces el número de ampliaciones que afectaron al
edificio superan a las que se alude en los textos.331 No obstante, es preciso subrayar que con base en
los análisis de las relaciones físicas, estratigráficas y de las técnicas constructivas, algunas de las
modificaciones parciales se han agrupado como parte de tres eventos de remodelaciones de la Etapa
IV. Tal es el caso de los momentos IV/MPL-W-1, IV/MES-W-1, IV/MCON-NW Y SW-1, IV/MF-N-1,
que suponemos son contemporáneos pues comparten relaciones físicas y una misma técnica
constructiva. El segundo grupo corresponde al momento IV/MPL-W-2 de la plataforma y el tercero
lo integran los momentos IV/MPL-W-3 y IV/MES-W-2.
Tomando en cuenta lo anterior y semejante a la propuesta de Matos,332 proponemos como
hipótesis que la Etapa IV posiblemente es el primer engrandecimiento que realizó Moctezuma I del
Huey Teocalli y el cual sitúa Nicholson333 aproximadamente en 1447 d.C. Asimismo, suponemos que el
primer evento de remodelación que tuvo la cuarta ampliación corresponde a los momentos IV/MPL-
W-1,334 IV/MES-W-1, IV/MCON-NW Y SW-1 y IV/MF-N-1. Como ya se expuso, este momento
constituyó el crecimiento frontal más significativo de la escalinata principal con una distancia de 6 m
con respecto de la original, pues incluso se agrandaron los refuerzos laterales de las alfardas, se niveló
la superficie de la plataforma y encima se construyó un pequeño altar en el extremo noroeste.
¿Cuándo sucedió esta remodelación? Sí consideramos factible la idea de la ampliación intermedia
descrita en la Crónica X y que Nicholson335 estima se realizó casi poco después de la ofensiva contra
los huastecos, entonces podríamos ubicar el inicio de la obra en los años de 1452 y 1453 d.C. y su
conclusión entre 1454/1455 d.C. En este orden de ideas, pensamos que tal vez el segundo
crecimiento se edificó con escasa diferencia del anterior. Al respecto, conviene destacar que a esta
elevación de la plataforma se asocia el estreno del monolito discoidal de la Coyolxauhqui, descubierta
en 1978 y cuya fecha tentativa de inauguración de acuerdo con Matos Moctezuma es 1469 d.C. No
obstante, con base en los datos arqueológicos obtenidos durante las excavaciones de la sexta
temporada del PTM,336 López Luján337 propone que la escultura se situó originalmente sobre la
331 Graulich (1987: 127); Nicholson (1987: 465); López Austin y López Luján (2009: 203).
332 Matos (1981: 50).
333 Nicholson (1987: 467).
334 En la nomenclatura de Matos esta plataforma es la denominada como IVa y López Luján la designa como IVa-1.
335 Nicholson (1987: 469). Véase también López Austin y López Luján (2009: 204).
336 López Luján (2006b).
337 López Luján (1993: 193-200).
147
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
2.5.5 La Etapa V
La Etapa V está constituida por 57 UEM y un total de 9 UC. Sin considerar las ampliaciones, hoy en
día están visibles elementos constructivos como la plataforma, las escalinatas de ascenso a la base y a
la cúspide, restos del contrafuerte suroeste y del talud norte del primer cuerpo del basamento, así
como partes de los pisos de la plaza asociados a este crecimiento (Figura 2.30, Tabla 2.12). La técnica
que homogeneiza a los elementos arquitectónicos es la de sillarejo, la cual se distingue principalmente
en los paramentos de la base y en los muros de los cuerpos. El material constructivo preponderante
es el tezontle (vitrófido basáltico de piroxenos) en sus distintas tonalidades, le sigue el basalto
vitrofídico y la andesita de lamprobolita.
Tras varios incrementos del nivel de la plataforma en la Etapa IV, el espacio se tornó insuficiente
y los alarifes en turno decidieron acrecentar las dimensiones de la base, pera también las de todo el
templo. Para elevar la base, los trabajadores usaron como superficie de desplante el último piso de la
plaza asociado a la Etapa IV (P1). La nueva plataforma incrementó su altura 80 cm con respecto a la
que le antecedió y su elevación total desde el piso fue de 1.85 m. Tomando como línea de referencia
la escalinata incompleta IV/MES-3, los mexicas extendieron la plataforma 12 m al poniente y casi 14
m hacia los extremos norte y sur. Siguiendo una metodología análoga a la de las etapas anteriores, los
constructores delimitaron el área que ocuparía el nuevo edificio y levantaron los muros y rellenaron
inexactos, pues buena parte de su delimitación la hizo tomando como base el número de escalinatas expuestas en ese momento. Él
consideró a la segunda ampliación de la escalinata (IV/ MES-W-2 [IVb]) como la tercera sobreposición.
148
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
el basamento a la par. La base de los paneles del primer cuerpo así como la de las escalinatas
principal, eran construidas de forma simultánea a la plataforma, pues una vez alcanzada la altura
previamente determinada y que gran parte de la base había sido rellenada y apisonada era necesario
emplazar el asiento de los muros del cuerpo y de la doble gradería (Figura 2.27).341
341El fundamento o asiento de los taludes del primer cuerpo mide 1.05 m, de los cuales 62 cm quedaban por debajo de la plataforma y
los 43 cm restantes sobresalían quedando como un zócalo sobre el cual se desplantaban los taludes.
149
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
150
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
151
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
342 Durante los trabajos de registro arquitectónico del templo notamos que las escalinatas del basamento y de la plataforma pueden
considerarse parte de la fachada. Advertimos también que, en algunos casos, los constructores las ampliaban sin que eso implicara el
crecimiento de los muros de la cara poniente del edificio, por tanto, se tomó la decisión de otorgarles un número como UC y en caso
de que estos fueran modificados individualmente darles una nomenclatura particular.
343 Véase López Luján (2006b: 19).
344 V/MEsPl-1.
152
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Esta reforma presenta varias relaciones estratigráficas que permiten percibir la complejidad de la
estratigrafía muraria. En primer lugar, los constructores desmontaron una sección del muro poniente
(UC506), iniciando a 7.80 m de la esquina suroeste de la plataforma, el tramo destruido mide
aproximadamente 1.57 m de altura y 5.70 m de largo. El desmantelamiento se hizo en sentido
153
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
inverso, es decir, se realizó desde el enrase hasta el nivel donde se emplazó el piso de la plaza P5.
Posteriormente esta área fue rellenada con los nuevos materiales que conformaron el paramento.
Estratigráficamente tenemos tres estratos. El primero corresponde al muro que fue cortado (UC505);
el segundo a la interfacie o línea de corte (UC506) misma que podríamos comparar con una fosa y
que marca la pérdida de continuidad del estrato original, y el tercero el nuevo muro (UC507) que
corresponde al estrato que rellenó el área demolida. Entre las tres UC antes mencionadas existe una
relación estratigráfica de superposición y corte mediante las cuales podemos establecer los vínculos
anterior-posterior y determinar que corresponden a periodos distintos en el tiempo, aunque con el
resto del conjunto siguen manteniendo un lazo de contemporaneidad. La modificación en el muro se
nombró como V/MPL-W-2.
Con la escalinata y la alfardas se da un caso similar, sólo que en este caso no hay una superficie de
corte, pues ambos elementos sirvieron como base para sostener a los nuevos. En este sentido, los
siete peldaños y los taludes (UC507) se apoyaron sobre los mismos elementos, por tanto
estratigráficamente hay un estrato que se superpone y en consecuencia es posterior. Hay que añadir
que la ampliación frontal de la escalinata con respecto a la que le antecedió fue mínima, dejando
únicamente una distancia de 10 a 15 cm donde se rellenó con tierra compactada.
Como se verá en los subsiguientes capítulos, la técnica de construcción de los momentos V/MPl-
154
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
W-2 y V/MEsPl-3 y que López Austin y López Luján347 identifican como la Etapa VIα es muy
representativa, pues hay una sustitución de los materiales que hasta entonces habían predominado en
elementos arquitectónicos como las escalinatas y muros del templo. Tal es el caso del vitrófido
basáltico de piroxenos (tezontle) y la andesita de lamprobolita (piedra color rosa), las cuales se
remplazaron por basalto vitrofídico, un tipo de roca con apariencia similar al tezontle pero con una
composición mineralógica distinta. En este orden de ideas, la manufactura de la piedra también
transmutó hacia una técnica más refinada, representada por la sillería, aspecto que implicó para los
constructores la participación de mano de obra especializada y probablemente una mayor inversión
en las horas de trabajo. 348 Esta técnica se utilizó en otras edificaciones del recinto sagrado
En relación a los niveles de piso de la plaza que hemos asociado con estas ampliaciones están los
pisos P6 y P7,349 ambos elaborados con lajas de andesita de piroxenos. El piso P6 corresponde al
nivel asociado al desplante de la escalinata, el cual se elevó de forma simultánea al remozamiento del
muro V/MPl-W-2 y de los nuevos peldaños. El piso P6 corresponde a uno de los aumentos más
importantes en el nivel de la superficie de la plaza, pues se elevó 1.40 m, una altura que varía según la
fachada del templo donde se mida.
Aunque en la sucesión estratigráfica de los pisos de la plaza, P5 es anterior a P6, es importante
señalar que sobre todo en las proximidades a la plataforma V/MPl-1 y V/MPl-2, el piso P6 se
emplazó directamente sobre el piso P4 de la plaza, que corresponde al pavimento de losas
rectangulares de andesita de lamprobolita; por tanto, la continuidad del estrato correspondiente al
piso P5 se cortó. Esto significa que los constructores mexicas llevaron a cabo un desmantelamiento
sistemático de la mayor parte del piso P5, lo cual explica por qué en torno al templo la conexión
física entre este piso y la plataforma V/MPl-1 del TM se perdió casi en su totalidad en todos los
flancos. Del piso P5 se conservan sólo algunos segmentos aislados al norte que mantienen un
vínculo físico con el TM, así como los segmentos sobre la escalinata de la fachada poniente. Al sur
los fragmentos conservan su relación física con el piso P4, pero no con el Cu de Huichilobos y al
oriente no hay evidencia de la presencia del piso P5.
secuencia de etapas de los edificios A, B y D del Patio Norte, Pascal García (2012: 92-95) basada en la cronología propuesta por Matos
Moctezuma, ubica temporalmente a los pisos P6 y P7 como contemporáneos a la Etapa VII y los denomina como Etapa VII-1 y
Etapa VII-2.
155
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Estos datos son importantes para comprender por qué el piso P6 alcanzó una elevación máxima
de 1.40 m, los cual resultó en una reducción significativa en la altura de la plataforma dejando
expuesto entre 60 y 80 cm de los muros. Además, con el aumento de la superficie de la plaza,
quedaron cubiertos en su totalidad algunos de los edificios del recinto sagrado, por ejemplo, la Etapa
2 del Edificio B y la Etapa 3 del Edificio A. También quedó cubierta parte de la Etapa 4 de la Casa
de las Águilas.
Cabe destacar que con la elevación del pavimento P6 hay un cambio significativo en los materiales
elegidos para conformar la superficie del piso y en la técnica de manufactura, puesto que para este
momento los apisonados de tierra y piedra son sustituidos por un concreto elaborado a partir de cal y
agregados de origen volcánico que dieron una mayor resistencia a la superficie.
Algunos años después, los mexicas elevaron la superficie de la plaza aproximadamente 80 cm. La
base del nuevo pavimento (P7) se emplazó sobre el tercer peldaño llegando su nivel de enrase a la
altura del cuarto escalón. Este nivel de la superficie mantuvo vínculos físicos y estratigráficos con los
cuatro momentos constructivos de la plataforma de la Etapa V, puesto que se montó en orden
ascendente sobre el tercer escalón del remozamiento V/MPl-W-2, se adosó a la fachada norte de la
plataforma V/MPl-1 y corresponde al nivel de la superficie tanto de la plataforma V/MPl-3 como
V/MPl-4.
Previamente indicamos que la base del templo alcanzó su máxima extensión a partir del momento
V/MPl-1, pero la altura de la base se aumentó en dos ocasiones más. A partir de los testigos
arquitectónicos localizados al noroeste del templo, fue posible registrar las relación estratigráfica que
estos elementos mantuvieron con la Etapa V (Figura 2.36).
156
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
350Matos Moctezuma (1981: 50) designó a esta ampliación en su cronología como Etapa VII. Véase también López Austin y López
Luján 2009: 211).
157
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
perdido, aspecto que dificulta determinar si este crecimiento fue contemporáneo a la Etapa V o
corresponde a una nueva ampliación del basamento. Como hasta el momento no contamos con
evidencia suficiente que nos permita aseverar que después de la Etapa V los mexicas ampliaron una
sexta ocasión el Cu de Huichilobos, hemos ubicado hipotéticamente al cuarto crecimiento de la
plataforma como contemporáneo a la Etapa V. No obstante, no descartamos que en un futuro,
mediante nuevas exploraciones y estudios, encontrar otros indicadores a partir de los cuales reajustar
nuestra proposición (Figura 2.36).
El conjunto de datos estratigráficos y su análisis nos permite proponer como hipótesis que la
última ampliación total que hicieron los mexicas del Cu de Huichilobos fue la Etapa V y que tuvo
tres crecimientos de la base del templo V/MPL-1 (ETAPA VI), V/MPL-3 (ETAPA VII), V/MPL-4, así
como un remozamiento de la fachada poniente de la plataforma V/MPL-W-2 (Etapa VIα). Pero
¿quién mandó edificar la quinta ampliación del Cu de Huichilobos? Tanto Marquina351 como
158
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Veamos qué nos dicen Diego Durán y Alvarado Tezozómoc sobre las obras durante el mandato
de Axayácatl. Las primeras referencias que hay en torno a trabajos de edificación vinculados al
recinto sagrado, aparecen después de la conquista definitiva de Tlatelolco por los mexicas en 1473
d.C. Según el texto de Durán, una vez concluida la plática con Tezozomoctli, señor de la provincia
de Tenantzinco, el tlatoani mexica dio continuidad a algunas obras, pues tal como indica el dominico,
“el rey estaba ocupado en edificar el lugar de la piedra del sol, la cual habían labrado por su mandato
los canteros”.356 El fraile también refiere, que una vez concluido el trabajo de los especialistas en la
talla, el tlatoani dispuso edificar en lo alto del templo los lugares donde serían emplazadas las mesas
para los sacrificios.357 En este mismo pasaje encontramos mención de la petición de maderas olorosas
de cedro y otras resistentes como el pino, las cuales se ocuparían para techar el espacio donde se
159
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
emplazarían las piedras para el sacrificio.358 En relación a este asunto, Hernando Alvarado
Tezozómoc también narra este hecho. Él señala, que el tlatoani ordenó a sus mensajeros ir
Matlatzinco para solicitar tablones y vigas de cedro para el templo.359 Tal irrupción culminó con la
sujeción de los matlatzincas y la muerte de algunos de ellos para el estreno de las mesas de sacrificio
con motivo de la fiesta de Tlacaxipeualiztli.360
León Portilla indica que en el Códice en Cruz, bajo la imagen del Templo Mayor de Tenochtitlan
aparece el glifo 1 Pedernal que corresponde al año de 1480 d.C, fecha que liga con una obra del
templo poco antes de la muerte del tlatoani. Considerando esta mención, supongo que de haberse
llevado una ampliación del templo tal vez las obras constructivas empezaron tras la caída del señorío
de Tlatelolco, pues como se narra en las fuentes, Axayácatl consagró sus primeros años de mandato
al asedio y conquista de la ciudad vecina. Por tanto, es posible que en este tiempo no se haya dado
prioridad a la actividad constructiva, incluso, es muy significativo que las primeras menciones que
hacen Durán y Alvarado Tezozómoc sobre obras relacionadas con el templo son posteriores a la
caída de los tlatelolcas.
160
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Otro aspecto por el cual relaciono la ampliación de la Etapa V con Axayácatl y no con Tízoc es el
lapso de su mandato, pues aunque Axayácatl murió a corta edad, estuvo al frente del señorío de
Tenochtitlan durante doce años, en contraste con los cinco años de mandato de su sucesor. Además,
de acuerdo con los cronistas, Tízoc fue un tlatoani que mostró poco interés por engrandecer el
imperio y la casa de Huitzilopochtli, razón por la cual aparentemente fue asesinado. La muerte
sorprendió al joven Axayácatl en 1481 d.C y fue sucedido por Tízoc en el mismo año.
En la historia constructiva del Templo Mayor y su relación con los gobernantes mexicas, es a
Tízoc a quien se vincula con la construcción de la Etapa V y a Ahuítzotl con los restos de la
plataforma nombrados como Etapa VI (V/MPL-1).362 Mediante la lectura de los vínculo estratigráficos
que mantienen los muros de la plataforma V/MPL-1 (Etapa VI) junto con los paramentos de la
plataforma de la Etapa V, se pudo determinar la inexistencia de los cuerpos superpuestos que daban
altura al edificio; por tanto, se comprobó que esta construcción corresponde a una modificación
parcial de la quinta subestructura del TM, en la cual sólo se extendió la base del templo en cada uno
de sus frentes y no a un engrandecimiento total del Cu de Huichilobos.
A partir de la precisión de las características arquitectónicas de esta subestructura en conjunto con
la información obtenida de algunos textos históricos, ubico cronológicamente la construcción del
momento V/MPL-1 con el gobierno de Tízoc (Figura 2.38). Asimismo, supongo que tal vez él inicio
las obras de remozamiento de la fachada poniente de la primera ampliación V/MPL-W-2.
De manera general, los dos primeros cronistas coinciden en que este tlatoani empezó las labores de
construcción después de la batalla y sacrificio de los matlatzincas.
En el texto del fraile dominico, parece que la obra efectuada por Tízoc se circunscribió a una
parte del templo que no había sido concluida, aunque no explica con precisión a cuál se refiere.
Como una propuesta tentativa y ya que a partir de la Etapa V sólo se documentaron crecimientos en
la plataforma, supongo que esta parte inacabada que menciona Durán podría corresponder a la base
del templo. Pero revisemos primero el relato completo del cronista:
161
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Figura 2.39 Tízoc (1481-1486 d.C.). Có dice F lor entin o, lib. VIII,
fol. 2r.
A diferencia del relato de Durán, en el de Alvarado Tezozómoc se precisa que la ampliación que
lleva a cabo Tízoc abarcó los cuatro flancos del Huey Teocalli. Según narra, una vez que Tízoc tomó el
mando del señorío, hizo la promesa de que “por él se había de acabar de labrar y ensanchar todo
punto el templo de Huitzilopochtli, que comenzó su padre el viejo Moctezuma Ilhuicamina”.364 El
cronista también menciona que Tízoc mandó encalar el templo y que llamó a los canteros para que
esculpieran el téchcatl, así como las imágenes que ornamentarían las ermitas en la cúspide.
Domingo de Chimalpahin, en el Primer Amoxtli Libro. Tercera Relación de las Historias Originales
ofrece otra versión y nos aporta información sobre las actividades ligadas a la construcción del
Templo Mayor, en distintos años del gobierno de Tízoc.
La primera mención que hace es en la fecha 2 Calli (1481 d.C.). Según el cronista, al morir
Axayácatl, Tízoc dio continuidad a los trabajos en el Cu de Huichilobos que éste dejó sin terminar.
Transcribo el párrafo completo: “Aquí en este vino a morirse Axayacatzin, quien asumió el mando
en Tenochtitlan trece años. Y después de él, Tízocicatzin dio comienzo al aposento de
Huitzilopochtli, pues solamente la otra mitad hizo Tízocicatzin”.365 Continuando en este texto de
Chimalpahin, para el año de 1482 d.C., Tízoc ordena a los chalcas traer “maderas de arrastre, las
162
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
cuales se arrastraron de allá, de las laderas del Popocatépetl, del lugar del nombre Xochiquiyauhco;
fueron enormes árboles los que se arrastraron”.366 Es en el año 4 Ácatl, 1483 d.C en nuestro
calendario, que se colocó el firme de la casa que habitaba el diablo Huitzilopochtli.367 Esta mención es
muy importante, pues hasta cierto punto es la única que nos ofrece un dato a partir del cual suponer
y relacionar la construcción de la base V/MPL-1 (ETAPA VI) del TM con el gobierno de Tízoc. De
acuerdo con Chimalpahin, es hasta 1487 d.C. que finalmente se inaugura “la casa que ocupaba
tlacatecólotl Huitzilopochtli”,368 para lo cual fueron sacrificados los cautivos tziuhcohuacas, mazatecas y
tlahpanecas.
Este mismo cronista, pero en su séptima relación afirma que fue en el año de 1482 d.C cuando
por órdenes de Tízoc se demolió el Huey Teocalli para ser agrandado y, en ese mismo año se les asignó
como tarea a los chalcas llevar madera proveniente de la Sierra Nevada.369 Y da como fecha de
inauguración del gran teocalli el año de 1487 d.C.370 En la versión de las Relaciones de Chalco Amaque
mecan, se indica que en el año 4 Caña “fue el estreno del adoratorio y casa donde viviría el brujo
agorero que hablaba por Huitzilopochtli. Con este motivo, grandísimas fiestas hicieron los mexicas
tenuchcas”.371 Más adelante indica la construcción del templo se hizo en seis años (1487 d.C.), pero
que algunos otros señalan que fueron ocho años (1489 d.C.).372
Con excepción de Chimalpahin, en ninguno de los pasajes se especifica cual área del Cu de
Huchilobos se modificó. Sin embargo, es necesario rescatar algunos elementos para poder
argumentar que Tízoc fue a quien incumbió extender la plataforma de la Etapa V (V/MPL-1) y que tal
vez, él inicio los trabajos para remozar la fachada oeste de la base (V/MPL-2 [VIα]):
163
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
3) En el texto de Alvarado Tezozómoc hay una referencia directa a dos actividades que en la
secuencia constructiva se realizaban al final: el encalado de los muros y el labrado de las
efigies que se emplazaban en el templo.
4) En la séptima relación Chimalpahin refiere una demolición, así como la orden del tlatoani
para traer materiales constructivos (madera).
5) Chimalpahin indica que Tízoc terminó de edificar una mitad del Templo Mayor, pues su
antecesor la dejó inacabada.
6) También, Chimalpahin precisa que fue Tízoc quien puso el firme de la casa de
Huitzilopochtli.
Debido al poco tiempo que Tízoc estuvo al frente de Tenochtitlan y a su reticencia de emprender
las actividades que se le demandaban como cabeza del imperio, es poco plausible que haya podido
impulsar una construcción de las dimensiones que alcanzó el Huey Teocalli en su Etapa V. Pese a ello,
los tres cronistas hablan de acciones que realizó Tízoc en su tiempo para finalizarlo.
Con base en las observación de las relaciones estratigráficas que comparten el piso P1 de la plaza
y los momentos constructivos IV/MPL-W-3 (IVa-3/IVb),V/MPL-1 y la Etapa V, propongo que
después del quinto crecimiento general del TM, Axayácatl junto con sus alarifes advirtieron una
notable reducción de la superficie para edificar y convinieron en extender la base para demarcar los
confines entre el Cu de Huichilobos y los edificios que lo rodeaban. Pero tal vez, la muerte repentina
de Axayácatl interrumpió esta empresa y por tanto, fue trabajo de su sucesor concluirla. En este
punto, las afirmaciones de Durán, Alvarado Tezozómoc y Chimalpahin sobre finalizar la parte
inacabada del templo y hacerlo por sus cuatro frentes toma sentido, pues de manera distinta a las
Etapas III y IV, donde los crecimientos de la plataforma sólo fueron al poniente, en la Etapa V, tres
de las plataformas asociadas se agrandaron por sus cuatro flancos.
Pero ¿de dónde viene esta idea de la falta de espacio? Esto se deduce a partir de la relación que
esta base mantiene con otros edificios del recinto,373 así como los vínculos físicos que tiene con los
subsiguientes crecimientos del mismo Huey Teocalli. En este orden de ideas, las excavaciones
realizadas en varios puntos del recinto sagrado, evidencian un apogeo constructivo generalizado, el
cual alcanzó su punto máximo de desarrollo a finales del gobierno de Axayácatl. Las exploraciones
373 López Luján (2006a: 55); Olmedo (2002: 67-68); Pascal García (2012: 90-93).
164
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
bajo la Catedral Metropolitana, muestran como el trazo primigenio del recinto cambió radicalmente
entre finales del siglo XIV y mediados del siglo XV.374 Algunos de los edificios acrecentaron tanto su
tamaño que desplazaron paulatinamente a otras construcciones hasta cubrirlas totalmente.
En otros casos, las estructuras no sólo fueron cubiertas, sino que cambiaron por completo su
configuración inicial. El aumento de algunas estructuras parece ser el resultado de la importancia que
fueron adquiriendo con el tiempo de manera individual. Un buen ejemplo es la Casa de las Águilas.
Este edificio, localizado en el costado norte del Templo Mayor, no sólo incrementó sus dimensiones
entre su Etapa 1 y su Etapa 4, sino que los constructores modificaron su aspecto, tal como lo
demuestra la exhaustiva investigación realizada por López Luján.375 Este investigador atribuye este
hecho a un probable cambio en las funciones y en el significado religioso del edificio.
De los inmuebles a los costados del Templo Mayor, la Casa de las Águilas es el que muestra uno
de los incrementos más significativos en su Etapa 2. Según señala López Luján,376 esta estructura
incrementó once veces su superficie con respecto a su etapa anterior, aspecto que le permite
englobar no sólo a su primer subestructura, sino que posiblemente a otras construcciones
contemporáneas (Figura 2.39). Estos datos son muy importantes, pues este investigador ubica
temporalmente la Etapa 2 de la Casa de las Águilas con la Etapa IVb y la Etapa V de la cronología
arquitectónica de Matos Moctezuma.377 Aunque en nuestra secuencia la Etapa IVb corresponde al
momento IV/MPL-W-3, lo relevante es que este crecimiento exponencial de la Casa de las Águilas,
coincide con el periodo en que se construye la Etapa V del Huey Teocalli y con el piso P1 de la plaza.
En este sentido, con seguridad la ampliación de este edificio previno a los constructores sobre una
notable reducción en la superficie libre para edificar.
Continuando con esta misma idea, pese a que el Cu de Huichilobos era el corazón a partir del cual
se ordenó la ciudad y los edificios al interior del recinto, cada estructura en torno a él cumplía una
función individual y formaban parte de un discurso simbólico y religioso que sólo adquiría sentido en
conjunto, sin olvidar también que dentro de este discurso tenía que existir un equilibrio urbano. Por
tanto, conscientes de este hecho, tal vez los calquetzane y los tetzotzonque advirtieron que, de seguir con
tal ritmo constructivo, tarde o temprano terminarían por absorber a las construcciones aledañas y
165
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
como medida, demarcaron la extensión definitiva que ocuparía el Templo Mayor para mantener la
armonía con el resto del conjunto arquitectónico.
Además de extender la plataforma para delimitar el área del Huey Teocalli, también se buscaba tener
una base ancha quizá para aparentar un edificio más grande. Como se aprecia en la (Figura 2.39) los
constructores adosaron a paño de la estructura anterior la primera ampliación de la plataforma y este
paso lo repitieron en la siguiente ocasión que elevaron la base (V/MPL-3), sólo que en este último
caso en un solo evento constructivo ampliaron por completo la plataforma.
Asimismo, ya que a partir de este momento se detuvo el crecimiento a los extremos de la base y
los subsiguientes agrandamientos serían en sentido vertical, entonces fue menester de los
constructores preparar una superficie sólida que soportara el peso del edificio, así como los empujes
laterales del mismo. Como se detallará en extenso en el capítulo 4, el relleno de las ampliaciones de la
base de los momentos V/MPL-1 (Etapa VI) y V/MPL-3 (Etapa VII) es muy distinto, pues además de
usar tierra y piedra, los constructores comenzaron a usar módulos circulares equidistantes,
elaborados con lajas y en los que se hincaron pilotes de madera.378 Aquí traemos en extenso el
testimonio de Chimalpahin sobre la petición de madera en el año de 1482 d.C.: “También en ese
entonces el tlatohuani Tizocicatzin nos asignó por primera vez a los chalcas la tarea de llevar a rastras
grandes árboles, los cuales hubo que ir a traer desde el sitio nombrado Xochiquiyauhco, que está a un
lado del Popocatépetl”.379 Aunque la petición de madera es referida constantemente por los cronistas
en diversos pasajes relacionados con la construcción del Cu de Huichilobos, en este caso podemos
asociar de manera directa el dato histórico junto con los materiales registrados arqueológicamente.380
Otro dato importante para sostener el argumento de la planeación de la extensión de la
plataforma desde tiempos de Axayácatl, es la permanencia del mismo nivel de la superficie de la plaza
durante un lapso prolongado, pues es bien conocido que las condiciones del terreno sobre el cual se
edificó el TM favorecían el hundimiento generalizado del templo y de los diferentes edificios al
interior del recinto. Por tanto, era una práctica constante la elevación de los pisos la cual está bien
documentada en los informes del PTM en sus distintas temporadas.381 Entonces, es muy significativo
378 Esto no sólo se refleja en la técnica empleada para construir esta ampliación de la plataforma, algunos años más tarde, dos de los
pisos de la plaza (P5 y P6) asociados al momento V/MPl-1, muestran que los mexicas estaban buscando fabricar un terreno con mayor
resistencia, para subsanar la inestabilidad y la falta de dureza de la superficie y tal vez, aplazar el hundimiento de los edificios.
379 Chimalpahin (1998: II, 117).
380 En las excavaciones en torno a esta plataforma Matos Moctezuma (1982) registró una importante cantidad de pilotes de madera
166
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
que los mexicas hubieran quizás mantenido el nivel del piso de la plaza durante casi 17 años.382 Pues
fue hasta que se finalizó la construcción de la base V/MPL-1 que se comenzó nuevamente a elevar el
terreno de la plaza. A este crecimiento se asocian los pisos P1 (IV/MPL-3/ETAPA V) y P2, P3 y P4 de
la Etapa V.
Para las obras emprendidas por Tízoc, Chimalpahin da como fecha de inicio el año 1482 d.C., es
decir, un año después de comenzar su gobierno. De acuerdo con las características de la plataforma
V/MPL-1, es viable que las labores duraran poco tiempo y que se inaugurara entre los años 1483 o
1484 d.C. Asimismo, posiblemente se mantuvo sin modificaciones un par de años, hasta que se
emprendieron las tareas para remozar su fachada poniente (V/MPL-2 [VIα]), tal vez muy cerca del
fin del mandato de Tízoc. Como ya vimos, esta renovación comprendió el desmontaje de parte de
los muros frontales, así como de las alfardas y las escalinata. Para restituirlos fue necesario tallar
varios sillares de piedra que posteriormente fueron ensamblados, los cuales dieron un nuevo aspecto
a la fachada y con ello se introdujo al TM la técnica de sillería.
382 Sí la plataforma IV/MPl-3 (IVa-3/IVb) se construyó tal como supongo alrededor de 1467 d.C. y la utilización del pisos P1
(secuencia de pisos registrados durante el PTM-6) perduró hasta la conclusión de la plataforma V/mpl-1, la cual estimo entre los años
1482-1484 d.C., entonces este piso habría estado en funcionamiento aproximadamente 17 años.
167
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
168
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Pero ¿por qué vinculo el momento constructivo V/MPL-2 [VIα] con Ahuítzotl? Una de las
razones se debe a que en las distintas fuentes consultadas hay un el señalamiento constante en
relación a que Ahuítzotl culminó la edificación del Huey Teocalli que dejó inacabada Tízoc. Tanto
León-Portilla como Nicholson coinciden en que la renovación del templo comenzó ca. 1483 d.C. y
estuvo a cargo del séptimo dignatario y concluida e inaugurada por su sucesor en 1487 d.C.386
385 Matos Moctezuma (1981:45,50); Umberger (1987: 422-423); López Austin y López Luján (2009: 213-214).
386 Véase León-Portilla (1987: 79); Nicholson (1987:472); López Austin y López Luján (2009: 205).
169
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Retomemos una vez más algunos párrafos de los textos históricos que hablan de este hecho.
Comenzaré con el relato de Domingo de Chimalpahin, en el cual afirma que fue en el año 8 Ácatl,
1487 d.C. fue cuando se inauguró la casa de Huitzilopochtli: “Aquí en éste se dedicó el templo de
Huitzilopochtli. Y allí murieron cautivos tziuhcohuaca y mazateca y tlahpaneca, con los cuales se
dedicó”.387 El estreno del templo pudo haberse realizado casi a finales del año, durante la veintena de
Panquetzaliztli en la cual se celebraba el nacimiento de Huitzilopochtli, pues Chimalpahin indica que
en esa fecha “murieron tlahtoque cuando ocurrió la fiesta de Huitzilopochtli; se dedicó el templo de
Huitzilopochtli en el templo de México”.388 En su octava relación este mismo cronista insiste en que
cuando se encendió fuego “los mexicas tenochcas celebraron una solemne fiesta, y el teocalli fue
inaugurado con el sacrificio de muchos cautivos”.389
En lo Anales de Tlatelolco,390 se narra que en el año 6 Calli equivalente a 1485 d.C. murió Tízoc y que
al día siguiente que fue 7 Cozcacuauhtli se detuvo la construcción del Huey Teocalli. Más adelante se
cuenta que “En el año 7 Tochtli [1486] se asentó Ahuitzotzin, el cual terminó la edificación del teocalli.
En el año 8 Ácatl [1487] se dedicó el teocalli de Tenochtitlan, con cautivos de Tziuhcóhuac”.391 Por su
parte, Ixtlilxóchitl también da la misma fecha para la inauguración del templo.392
En los dos casos anteriores sólo se da cuenta de la fecha en que se reinician los trabajos
constructivos y cuando se culmina y estrena el templo; no obstante, no hay datos mediante los cuales
asociar de un modo más directo la información contextual con la histórica.
Prosigamos con lo mencionado en las narraciones. De acuerdo con Durán, fue en el segundo año
del mandato de Ahuítzotl “que fue de mil cuatrocientos ochenta y siete, que ellos contaban ocho
Cañas, [que] determinó de dar fin al edificio del templo y acavarllo de perfeccionar y hacer en su fin
y perdición”.393 Más adelante, el dominico indica que Ahuítzotl “mandó llamar todos los canteros, á
los que les mandó que luego se pudiese por obra el acabar el templo de su dios, con toda diligencia
posible, los cuales sin ninguna tardanza empezaron a labrar las piedras que faltaban y pusieron todas
las figuras que en la pintura vimos”.394 Como se indicó con antelación, el momento (V/MPL-2 [VIα])
es una superficie desmontada que posteriormente se rellenó con nuevos materiales. Para dar una
170
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
nueva apariencia se tallaron sillares para los muros, alfardas y escalinatas de la plataforma. En este
sentido, tal vez el encargo que hace Ahuítzotl a los canteros para que tallaran las piedras y las
esculturas que faltaban, me hace suponer que se trata de esta modificación. Por otro lado, pese a que
en los textos de los cronistas las referencias sobre las labores constructivas emprendidas en el
gobierno de Tízoc se refieren principalmente al Templo Mayor, también hay que considerar que
otros edificios del recinto presentan modificaciones similares al momento V/MPL-2 [VIα], tal es el
caso de la Etapa 4 de la Casa de las Águilas,395 la Etapa 3 del edificio A y la Etapa 2 del edificio B del
Patio Norte.396 Por tanto, es plausible pensar que sí Tízoc inició obras similares a las del Cu de
Huichilobos en otras estructuras, no haya tenido tiempo de culminar con la empresa constructiva.
Tocante a la plataforma V/MPL-3, propongo como hipótesis que tal vez se edificó a finales del
siglo XV y principios del siglo XVI, como resultado de las inundaciones que sobrevinieron por la
construcción del caño para traer el agua desde Coyoacán.
Revisemos primero que dicen las crónicas sobre este asunto. En los Anales de Tlatelolco397 se da
como fecha de inicio de las obras de Acuecuéxatl el año de 1499 d.C. y se indica también que en
1500 d.C. fue cuando se levantó el albarradón para contener el cauce del agua. Por su parte,
Chimalpahin afirma que fue en 1499 d.C. cuando se inundó la ciudad, pues según narra fue en este
tiempo “cuando brotó impetuoso y se desbordó el Acuecuéxatl de Coyuhuacan”.398 Aunque esta
catástrofe parece tomar al tlatoani por sorpresa, según las fuentes, el gobernante de Coyoacan le había
advertido que algo así podía suceder. De acuerdo con el relato de Chimalpahin, Ahuítzotl mandó
traer a Tzutzumatzin, cuando estuvo frente al tlatoani mexica, éste le informo “que si el Acuecuéxatl
era llevado a México causaría muchos destrozos. Dizque era un agua embrujada, pues la había
encantados un gran brujo llamado Cuécuex que ahí tenía su baño”.399 Sin atender a lo dicho por el
señor de Coyoacan, Ahuítzotl continuó con su cometido de traer el agua, pero al poco tiempo “el
agua se precipitó con tanta fuerza que se desbordó e inundó a México”.400
En término similares se expresa Durán con respecto a este acontecimiento, aunque su narración
es más extensa y por tanto, nos brinda más detalles. El fraile dominico apunta que al finalizar los
funerales de Tlacaélel, Ahuítzotl notó que la ciudad perdía su hermosura, frescura y fertilidad en
171
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
época de secas, como resultado de la mengua en el nivel de agua en los canales, por tal motivo, el
tlatoani mandó traer el agua de Acuecuexco.401 Tzutzumatzin, señor de Coyoacan dio respuesta a los
mensajeros del señor de Tenochtitlan y les dijo:
“que él estaba presto y aparejado á le dar el agua, porque él y toda su república eran
su vasallos y obligados á le obedecer, y que el agua antes les era partido dárselas; pero
que primero que la llevase le quería advertir que aquellas fuentes de cuando en cuando
rebasaban y salían de madre, y que esto hacían sin tener presa ni violencia ninguna y que
se derramaban y hacían mucho daño en la ciudad, y así temía que haciéndole fuerza y
violencia subiría demasiado y que anegaría la ciudad de México”.402
La advertencia del señor de Coyoacan hacia Ahuítzotl le costó la vida. Según Durán,403 le echaron
una cuerda, lo ahogaron y lo lanzaron al pedregal. A los pocos días de terminada e inaugurada la
obra, el cierre de los cauces naturales por donde fluía el agua ocasionó que empezara a subir el nivel
del agua y al cabo de cuarenta días se comenzó a anegar la ciudad. El agua aumentó de tal forma que
empezó a cubrir el cerro de Tepetzinco o Peñón de los Baños.404 Entonces, Ahuítzotl mandó
construir una albarrada con estacas gruesas de encino para evitar que el agua continuara entrando a la
laguna.405
Pese a la construcción del dique, la ciudad se colmó tanto de agua que sólo se podía transitar
mediante canoas, pues los caminos de tierra habían quedado anegados y se perdieron las cosechas de
maíz de los sembradíos en las chinampas.406 De tal forma que el huey tlatoani tuvo que pedir consejo a
los señores de Tetzcoco y de Tlacopan, quienes recomendaron cegar los ojos de agua y destruir el
albarradón para que el agua siguiera su cauce natural.407 Sobre este asunto Ixtlilxóchitl da su propia
explicación, en la cual afirma que el señor de Tetzcoco después de entrevistarse con Ahuítzotl
“convocó a todos los arquitectos de su reino y con ellos se fue con mucha gente y muchas canoas
172
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
cargadas de estacas, cespedería, cal y otros materiales a Huitzilopochco, y llegado al ojo de agua y la
metió dentro de una fuerte caja y cerca de argamasa”.408
De los testimonios presentados se sobreentiende que los esfuerzos por bajar el nivel del agua en la
ciudad fueron infructuosos. De tal forma que Ahuítzotl mandó traer como tributo una gran cantidad
de canoas y balsas de madera, pues en la ciudad “no se podía andar á pié enjuto, porque estaban los
patios de las casas y templo con dos palmos largos409 de agua cubiertos: las casas Reales y de Señores
ya no se podían habitar: muchas casas de la gente plebeya estaban ya delante del agua”.410
Chimalpahin presenta una narración parecida con respecto al tributo solicitado por Ahuítzotl. Él
señala que a causa de la inundación “comenzaron a pedir a los mexicas cierto número de canoas, de
maderas rajadas y de piedras a los chalcas, que tuvieron que llevárselas”.411 Según parece la ciudad se
volvió inhabitable, la gente vivía y guardaba sus pertenencias en las canoas que se repartieron.412 Así,
no quedó otro remedio que reedificar por completo la metrópoli:
“mandó el rey que toda la redondez de la tierra y de las provincias sujetas a México,
acudiesen á él a reedificar, lo cual fue luego puesto por obra, á donde acudieron todas las
provincias y naciones con estacas, césped, tierra, piedra con la que cegaron toda el agua
en los lugares que había entrado, quedando debajo del agua muchos de los edificios
antiguos y tornaron a reedificar a México, de mejores y mas curiosos y galanos edificios,
porque los que tenían eran muy antiguos y edificados por los mismo mexicanos, en
tiempo de su pobreza y poco valor”.413
Concerniente a este episodio, la versión de los hechos de Alvarado Tezozómoc dice que debido a
la catástrofe, algunos buscaron refugio en el Cu de Huichilobos y no hubo más remedio que rehacer
muchos de los edificios dentro y fuera del recinto sagrado:
173
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
“el daño tan grande, porque hasta las reales casas se cayeron, que fue necesario
acogerse en el Templo de Huitzilopochtli, se vieron precisados al reparo; para esto
estacaron el Tecpan y el palacio se labró y fundó de nuevo… acabado de labrar el
palacio, luego se dio la orden para hacer las casas de los señores y de los demás
mexicanos”.414
Es momento de hacer una pausa en los relatos para extraer de ellos, los datos a partir de los cuales
construir un argumento coherente, de por qué se atribuye la construcción de la plataforma V/MPl-3
a Ahuítzotl. Además del hecho reiterativo en las distintas narraciones sobre la inundación que asoló
por completo a Tenochtitlan, está la referencia que hacen Durán, Alvarado Tezozómoc y Fernando
de Alva Ixtlilxóchitl sobre la reconstrucción de la ciudad, así como la mención de cegar las áreas
anegadas, aspecto que corresponde a un procedimiento constructivo bien conocido por los mexicas.
Conjuntamente, se enfatiza en que muchas estructura antiguas quedaron sumergidas y se
construyeron otras totalmente nuevas. En el contexto puramente arqueológico, uno de los
indicadores que permite al arqueólogo detectar inundaciones es la presencia de limo en los perfiles
estratigráficos.415 En el caso del Templo Mayor este aspecto es más difícil de observar, pues hasta
nuestros días existe una fluctuación en los niveles freáticos y la composición del sustrato corresponde
principalmente a limos y arcillas.416
Uno de los indicadores indirectos que podríamos relacionar con una elevación inusual de agua es
un aumento considerable en la altura de la superficie de la plaza o de la base del templo. Según los
informes de excavación,417 así como las mediciones que realicé de las superficies expuestas en las
distintas fachadas asociadas a la Etapa V del Huey Teocalli, el promedio de altura entre cada elevación
del piso de la plaza oscila entre 40 y 60 cm. De tal forma que los pisos P6 y P7 vinculados con la
Etapa V, corresponden a los incrementos más importantes en el nivel de la plaza, pues el piso P6
tiene una altura mínima de 75 cm y una máxima de 1.50 m418 y el piso P7419 elevó la superficie de la
plaza casi 1 m.
es desde el piso P4 esto le da una altura mayor con respecto a la siguiente sobreposición. Véase también López Luján (2006a: 56);
Pascal García (2012: 92).
174
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
419 El piso P7 corresponde a la última elevación que se hizo del piso de la plaza de la cual se tiene registro hasta el momento. López
Luján (2006a: 56); Matos Moctezuma (1981: 45); Pascal García (2012: 91).
420 López Luján (2006a: 56).
421 Pascal García (2012: 94).
422 La elevación del nivel del piso de la plaza (P7) alcanzó una altura entre 96 cm y 1 m. Tan solo el relleno que se depositó es de 80 cm
y el espesor de la mezcla que conformó el pavimento junto con las lajas oscila entre 15 y 25 cm. De hecho, algunos segmentos de este
pavimento que aún se conservan y están emplazados sobre la escalinata de la plataforma V/MPl-W-2 [Etapa VIα], tienen la altura de
un peldaño, es decir 24 cm.
423 López Luján (2006a: 56).
424 Olmedo (2002: 60).
425 Pascal García (2012: 74-87).
175
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
plataforma el cual se sobrepuso a paño de la base anterior, y del cual sólo se conservó un segmento
que está emplazado al norte de la estructura. Asimismo, el piso de la plaza P7 es la superficie con la
cual se vincula a este crecimiento.
Tocante al gobierno de Moctezuma Xocoyotzin, los documentos históricos dan cuenta de
distintas obras constructivas y renovaciones en edificios importantes que llevó a cabo, pero no hay
menciones específicas sobre una ampliación u otro tipo de modificaciones realizadas en el Huey
Teocalli de Tenochtitlan (Figura 2.42).426 En su texto de 1987, León-Portilla nos ofrece una extensa
lista de fuentes etnohistóricas que de acuerdo con el investigador, registran los proyectos del huey
tlatoani por engrandecer el templo así como de la destrucción del Cu de Huichilobos a la llegada de
los conquistadores españoles.427 Revisemos algunos de los párrafos a los que se refiere León-Portilla.
Por ejemplo, Alvarado Tezozomoc relata que una de las obras que hizo Moctezuma II fue labrar una
piedra más grande para colocarla en el Cu de Huichilobos. Según narra el cronista, Moctezuma se
había dado cuenta que no había hecho ninguna obra por la cual pudiera ser recordado, así que “llamó
a Cihuacóatl para que le mandase labrar para el templo de Huitzilopochtli; que fuese mayor y dos
codos más alta que la que allí estaba”.428 Esta empresa parece haber estado destinada al fracaso, pues
después de desprendida la roca de la peña, los canteros y la gente que acudió para su arrastre no
pudieron moverla, las cuerdas para jalarla se rompieron en varias ocasiones y una vez que pudieron
transportarla hasta el puente de Xoloco, ahí se quebró el puente y la piedra se hundió.429
Este acontecimiento fue una de los muchas desventuras que Moctezuma interpretó como un mal
presagio y que antecedieron a la conquista de Tenochtitlan. Por otro lado, en la narración de Durán,
176
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
previo al labrado de la piedra para el Templo Mayor, afirma que Moctezuma II ordenó edificar un
templo donde estarían reunidos todos los dioses, un edificio que recibía el nombre de Coateocalli. El
testimonio en extenso del dominico dice los siguiente: “Pariecióle al rey Moctezuma que faltaba un
templo que fuese conmemoración de todos los ídolos que en esta tierra adoraban, y movido con celo
de religión mandó que edificase, el cual se edificó contenido en el de Huitzilopochtli, en el lugar que
son agora las casas de Acevedo”.430 Tal como señala Sanchez Reyes, 431 las Casas de Acevedo estaban
ubicadas entre las calles del Reloj (Argentina) y Cordobanes (Donceles), esquina que hoy ocupa la
Casa del Marqués del Apartado.
Es en los Anales de Cuauhtitlan, donde se da una referencia más explícita acerca de las intenciones
de Moctezuma de engrandecer el Cu de Huichilobos, aunque al parecer esta construcción nunca se
llevó a cabo. En el relato se afirma que Moctezuma II en conversación con el señor de Cuitláhuac le
dijo: “Me ha parecido necesario que sea de oro la casa de Huitzilopochtli y que dentro sea de jade y
plumajes de quetzal. Para ello se requiere el tributo del mundo”.432 En respuesta, Tzompantecuhtli le
hizo saber al tlatoani que, de llevar a cabo tal labor, sería la ruina del pueblo, afrenta que le costó la
vida no sólo a Tzompantecuhtli sino también a su prole.
Por su parte, aunque Nicholson433 sostiene que después de las obras de Ahuítzol no hay
menciones en los documentos sobre una nueva ampliación del Templo Mayor; no obstante, el
investigador señala que al menos en dos escrito se sugiere que Moctezuma II encomendó algunos
trabajos relacionados con la reparación o modificación del edificio. Una de estas menciones aparece
en el libro XII, folio 2, del Códice Florentino, donde se indica que dos años antes de la llegada de
Cortés, de manera inexplicable se “incendió un cu de Huitzilopochtli que llamaba tlacatecca”434 por lo
cual se presume que fue necesario cambiar su techumbre (Figura 2.43). La otra referencia es la que
hace Motolinía,435 donde se narran las intenciones de Moctezuma Xocoyotzin de destituir el templo
pues durante la fiesta de Tlacaxipehualiztli que caía en el equinoccio, el Sol no pasaba por en medio del
Cu de Huichilobos.
Entonces ¿Moctezuma Xocoyotzin realizó obras para ampliar el Templo Mayor? Como en los
casos anteriores, la ambigüedad de los testimonios que ofrecen las fuentes históricas hace poco
177
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
razonable afirmarlo. Sin embargo, considerado los párrafos extraídos de los documentos
presumiblemente Moctezuma II tuvo el propósito de engrandecer y embellecer el templo, aunque no
se clarifica si su intención era ampliarlo por completo o una parte específica. En todo caso, sí realizó
actividades constructivas vinculadas con el Cu de Huichilobos, propongo como hipótesis que la
extensión vertical de la plataforma V/MPl-4 se realizó entre 1502 y 1520 d.C. y por tanto, tocó al
noveno tlatoque mexica.
178
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
IV/MPL-W-2 (P3-P2)/
V/MPL-3 (P6-P7)
MOCTEZUMA XOCOYOTZIN MOMENTO
1502-1521 d.C. V/MPL-4 ¿? (P7)
179
La memoria arquitectónica del Templo Mayor
Figura 2.45. Diagrama donde se muestra cada una de las subestructuras del TM, las
UC que las constituyen y su relación estratigráfica.
180
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
ÉPOCA II
AHUÍTZOTL SOBREPOSICIÓN 5 ETAPA VI ETAPA VI ETAPA VI V/ MPL-W-2 (CONCLUSIÓ) (P6)
1486-1502 ETAPA VIα V/ MPL-3 (P6-P7) (VII Matos)
MOCTEZUMA ETAPA VII ETAPA VII ETAPA VII V/ MPL-4 ¿? (P7) (VII Matos)
XOCOYOTZIN
1502-1521
181
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Jules Verne
Viaje al centro de la tierra
182
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Centro de México. A finales de la década de los noventa, López Luján5 realizó un estudio de los
materiales constructivos provenientes de la Casa de las Águilas, su trabajo incluyó un muestreo de
otras zonas del recinto sagrado incluido el Templo Mayor, mediante un análisis petrográfico,
determinó las probables fuentes de obtención de las materias primas.6
Desde otra perspectiva también ligada a la arquitectura, investigadores como Abrams7 y Bollard8
en Copán, Barba, Córdova9 y Tatsuya Murakami10 en Teotihuacan, han encontrado que al convertir
el volumen de los materiales de construcción en estimación de gasto de tiempo y labor, se obtienen
datos cuantitativos y parámetros de comparación para determinar el grado de desarrollo de una
sociedad.
Por su parte, Murakami insiste en la importancia de hacer trabajos experimentales constructivos,
no solo para estimar los costos de mano de obra, sino también para evaluar la validez de las
mediciones que son publicadas.11 Hay que destacar que para su investigación doctoral, Murakami
realizó un trabajo experimental, el cual consistió en la edificación de una plataforma con fachadas
tipo talud-tablero.12 Este experimento lo diseñó con el objetivo de estimar los costos de mano de
obra en tareas específicas de la construcción de estructuras en Teotihuacan.13 Para sus cálculos utilizó
los costos obtenidos por Charles Erasmus y Elliot Abrams respectivamente, cuyas mediciones se
sustentan en el trabajo experimental y las observaciones etnográficas. Al igual que Abrams,14
Murakami estimó la inversión de trabajo tomando en cuenta el tipo de material (tierra, piedra,
morteros), las fases del proceso constructivo (la obtención, el transporte, la manufactura y el
ensamblaje) y los elementos arquitectónicos de la estructura que reprodujo (el núcleo, los muros, la
escalinata y los taludes).15
Thomas Schreiner,16 también ha realizado trabajo experimental y etnográfico relacionado con la
fabricación de cal y las implicaciones técnicas para los mayas del Preclásico, particularmente en
183
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Nakbé, al norte del Petén.17 De su investigación destacan dos aspectos. Primero, su acercamiento con
los caleros mayas que mantienen la fábrica artesanal de la cal, le permitió documentar diferentes tipos
de hornos tradicionales para la quema;18 variaciones en los materiales y en la forma de construir los
hornos, así como en su funcionamiento e incluso registró algunas prácticas rituales asociadas con la
quema; desde mezclar tabaco con la cal apagada, hasta prohibir la presencia de una mujer cerca de un
horno de cal, solo por mencionar algunas.19 En segundo, presenta los datos de consumo y
producción comparativos entre hornos tradicionales y hornos coloniales, información recabada a
partir de las quemas experimentales que hizo.20
En Sudamérica, Jean-Pierre Protzen es otro investigador cuyo interés por el estudio de los
materiales constructivos, en particular por la extracción y talla de la piedra utilizada en algunas
construcciones Incas, lo llevaron a realizar investigaciones en canteras prehispánicas y labores
experimentales.21 En 1982 comenzó su estudio en el área de Cusco, donde se localizan dos de los
yacimientos más importantes que fueron explotados en el apogeo del imperio Inca. El primero es
Rumiqolqa, el cual está ubicado a 35 km al sureste de Cusco, y corresponde a un afloramiento de
andesitas. El segundo es Kachiqhata; ésta se localiza al suroeste de Ollantaytambo, y de ahí se extrajo
granito rojo.22 Este acercamiento tuvo varios objetivos. Uno de ellos era caracterizar las rocas que
emplearon los incas en los muros.23 De esta manera, Protzen se dio a la tarea de recorrer varias
canteras antiguas en los alrededores de Cusco, algunas de la cuales habían sido documentadas desde
el siglo XIX.24 Protzen también tenía gran interés en conocer los procedimientos para la extracción
de las rocas, qué fases de la talla se llevaban a cabo en la cantera y cuáles a pie de obra.25 A través de
su registro, el investigador pudo identificar diferencias en las etapas de extracción y talla en los dos
yacimientos estudiados.26 Además, su trabajo experimental le permitió inferir la manera en que los
canteros desbastaban la piedra, hasta conseguir bloques perfectamente escuadrados, y aproximarse a
17 Las investigaciones de Schreiner, se desarrollaron como parte del Proyecto Regional de Investigación Arqueológica del Norte del
Petén (PRIANPEG), cuyos objetivos eran la comprensión de las implicaciones sociales y ambientales del uso masivo de cal en el área
maya, durante la época prehispánica (Schreiner 2001: 356).
18 Schreiner (2001: 357).
19 Schreiner (2001: 361); (2003: 481).
20 Schreiner (2001: 358-361).
21 Protzen (1985: 161-182).
22 Protzen (1985: 162).
23 Hay que precisar que los incas no siempre eligieron las materias primas pétreas de los afloramientos cercanos, algunas fueron traídas
desde yacimientos distantes, sobre todo aquellas que se utilizarían para revestir edificios importantes. Véase Ogburn (2004: 419); (2013:
49).
24 Protzen (1985: 162).
25 Protzen (1985: 165).
26 Protzen (1985: 169).
184
Los materiales constructivos del Templo Mayor
las formas de extracción de los materiales litológicos empleados por los Incas. Protzen y Nair27
asimismo han realizado estudios comparativos referentes a las técnicas utilizadas para cortar y tallar
los bloques de los aparejos entre Tiahuanaco y algunos sitios Incas.
También en Sudamérica, desde hace varios años, Dennis Ogburn28 ha hecho recorridos
sistemáticos en canteras que fueron explotadas por los Incas y que se localizan en distintas regiones
de Ecuador y Perú. En la primera fase de su investigación, Ogburn colectó muestras geológicas para
su análisis con el objetivo de caracterizar las materias primas, identificar las canteras, documentar su
extensión y registrar aspectos relacionados con su infraestructura. Posteriormente, amplió su
muestreo a otros sitios. A partir de su estudio, Ogburn no solo ha identificado distintas canteras, sino
también una variabilidad en los recursos empleados en la arquitectura, así como evidencias del
aprovechamiento de materias primas que fueron transportadas desde regiones distantes hasta el sitio
de la construcción.29 Estos aspectos tienen implicaciones económicas y sociopolíticas muy
significativas. Por un lado, son un indicador de un control sobre los yacimientos y la mano de obra,
pues las tareas de extracción y de talla, así como la transportación de los bloques por un trayecto de
casi 35 km, requerían de una importante inversión de trabajo. Por otro, sugieren que únicamente los
grupos en el poder podían costear este tipo de arquitectura.30
Regresando a Mesoamérica, en el último lustro se han realizado estudios importantes sobre
materiales constructivos en esta área. Por ejemplo, Isabel Villaseñor31 llevó a cabo una investigación
arqueológica de insumos, para la edificación en el área maya enfocado en los morteros. Su trabajo
tuvo como directriz, el estudio de la producción de los enlucidos de cal en las tierras bajas mayas, y
cómo su tecnología de elaboración cambió a través del tiempo. Asimismo, Villaseñor y Elizabeth
Graham,32 presentan en 2010 los resultados preliminares sobre el uso de agregados de origen
volcánico, utilizados para la fabricación de morteros hidráulicos en las tierras bajas mayas.
En Teotihuacan, Murakami, Gregory Hodgins y Arleyn Simon,33 hicieron un estudio centrado en
el grado de calcinación de la cal, aspecto que se relaciona con la organización y especialización en el
trabajo de su producción y con la calidad de los morteros. Las muestras colectadas las analizaron
185
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
186
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Hace ya algún tiempo que los arqueólogos han recurrido a otras disciplinas de la ciencia en la
búsqueda de respuestas más concretas y sustento para sus interpretaciones arqueológicas. Éste es el
caso de la geología, de la cual adopta los principios de la estratigrafía arqueológica y retoma técnicas
como la petrografía y los análisis geoquímicos, entre otros. El uso de estos procedimientos permite
precisar las características de los suelos, de las rocas, los componentes de artefactos como la cerámica
y determinar el origen de los materiales. Al elegir la petrografía sobre otras técnicas debe tomarse en
cuenta que se trata de un procedimiento destructivo, por lo tanto, los materiales o las áreas a
muestrear deben seleccionarse cuidadosamente.
Para conocer los materiales pétreos utilizados en las distintas etapas de la construcción del
Templo Mayor, correlacionar las características de las rocas y los componentes de los morteros con
su función constructiva, y deducir la procedencia de las materias primas, se realizó en el contexto de
la sexta temporada del PTM un análisis petrográfico sobre muestras provenientes de pavimentos
(plaza y plataforma), muros, y escalinatas de cada una de las ampliaciones del Templo Mayor. El
estudio fue realizado por el geólogo Jaime Torres Trejo. Mediante la aplicación de esta técnica junto
con otras fuentes de información, se pudieron obtener datos para desarrollar cada uno de los puntos
señalados.
187
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
38 Los estudios realizados a las muestras de argamasas los trataremos en un apartado distinto.
39 Torres (2009).
40 Juan Carlos Cruz Ocampo (comunicación personal, 2007). Véase también Kerr (1965: 3-35); Goldberg y Macphail (2006: 352-362).
41 Juan Carlos Cruz Ocampo (comunicación personal, 2007).
42 Torres (2009).
43 Jaime Torres (comunicación personal, 2008); Véase también Torres (2009).
44 Torres (2009).
188
Los materiales constructivos del Templo Mayor
189
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La Cuenca de México está rodeada por cadenas montañosas derivadas del vulcanismo acontecido a
lo largo de varios millones de años. Entre estas se encuentran la Faja Volcánica Transmexicana o Eje
190
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Neovolcánico del cual forma parte la cuenca. De acuerdo con Francisco Mooser,45 la Cuenca de
México se divide fisiográficamente en tres zonas: la meridional, la septentrional y la nororiental. En la
zona meridional se ubica la Sierra Nevada, la Sierra de las Cruces (oeste), la Sierra del Chichinautzin
(sur) y las elevaciones de la Sierra de Guadalupe (norte), el Cerro Chiconautla y la Sierra de
Patlachique; en la zona nororiental se ubica la Sierra de Pachuca y la Sierra de Río Frío. Asimismo, la
zona septentrional y la meridional se unen a través de la Sierra de Guadalupe y del Cerro
Chiconautla. Con respecto a la ubicación de los lagos de la cuenca, el de Xaltocan y el de Zumpango
están en el lado norte, al centro se localiza el de Texcoco y al sur los de Chalco y Xochimilco.
El Terciario Medio fue un periodo caracterizado por la presencia de volcanes estratificados y
grandes depósitos de lavas, tobas y brechas que erosionaron el área, evitando la conservación de
topoformas importantes. La Sierra de Xochitepec localizada al oeste del Ajusco y Xochimilco
pertenece a este periodo y en ella abundan los depósitos de andesitas basálticas, andesitas francas con
anfíbolas y piroxenos, dacitas y lutitas.46
Durante el Plioceno existió una intensa actividad volcánica cuyo resultado fue la formación de la
Sierra Nevada, la Sierra de la Cruces y la Sierra de Guadalupe. Ésta última pertenece a la formación
denominada Chiquihuite que incluye a los cerros Chiquihuite y Tenayuca. A esta fase también
corresponden las elevaciones del Peñón de los Baños y el Cerro de Santa Isabel, donde podemos
encontrar depósitos andesíticos de hornblenda, dacitas y en menor cantidad riolitas y piedra pómez.47
Hacia el Pleistoceno se inició la última etapa del vulcanismo con la formación de glaciares como el
Iztaccíhuatl y el Popocatépetl. En este periodo se crearon los Cerros de Chiconautla, Chimalhuacan,
de la Estrella y el Peñón del Marqués. Estos dos últimos están compuestos principalmente por
brecha volcánica básica, piroclastos vesiculares también conocidos como tezontle.48 Por otro lado,
una serie de efusiones lávicas dieron origen a los conos escoreaceos en la Sierra del Chichinuatzin,
los depósitos en esta zona son basálticos de distinta composición como basaltos con cuarzo, basaltos
sin olivino, andesitas basálticas, andesitas de anfíbolas y piroxenos.
En este mismo periodo, Mooser,49 Enrique Santoyo y colaboradores,50así como Díaz Rodríguez 51
apuntan que la Cuenca de México se rellenó a partir de estratos de arenas, gravas y cenizas
191
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
provenientes de los depósitos fluviales de esa época, que aunados a las corrientes de lavas, crearon
una extensa planicie donde se formaron lagos someros sobre capas impermeables de cenizas. Estos
depósitos son sumamente plásticos y al disminuir las cargas o la presión en los acuíferos se reduce el
volumen, provocando hundimientos.
De acuerdo con Mooser,52 la actividad volcánica iniciada en el Pleistoceno continúa generando
hasta nuestros días conos volcánicos como el Xitle, cuya formación se estima hace 2400 años. Hacia
la Sierra del Chichinuatzin también se ubican conos escoreaceos de aparición reciente (Figura 3.3).
Como se puede apreciar, la Cuenca de México está constituida principalmente por depósitos de
rocas ígneas extrusivas, acumuladas durante miles de años. Los afloramientos de piedra fueron
aprovechados por los pobladores prehispánicos de la cuenca para la construcción. Asimismo, existen
documentos y pictografías del siglo XVI como la Pintura del gobernador, alcaldes y regidores de México,53
que testifican el aprovechamiento de yacimientos pétreos durante la Colonia para edificar las
192
Los materiales constructivos del Templo Mayor
viviendas y los templos. En este mismo sentido agregaremos que, en nuestros días, subsisten
yacimientos en continua explotación para extraer materiales empleados en la construcción.
Cuando los mexicas arribaron al lago de Texcoco para asentarse definitivamente, su primera tarea
fue construir una ermita para su dios Huitzilopochtli. La tarea no resultó sencilla: al ser un pueblo
sujeto al señorío tepaneca, el acceso a los materiales de construcción estaba restringido. Durán54
describe la reunión que tuvieron los principales para discutir cómo podrían conseguir los
implementos necesarios para levantar el Huey Teocalli. La solución relata el cronista, fue enviar a
hombres y mujeres a recolectar pescados, ranas, aves y toda clase de sabandijas que se
intercambiarían en el mercado por piedra, cal y madera para edificar el templo.
De acuerdo con Durán55 y Alvarado Tezozómoc,56 las materias primas obtenidas por los
tenochcas eran pequeñas y de poca calidad. Este aspecto contrastaría con la posición privilegiada de
los mexicas muchos años después. Hacia 1440, cuando Tenochtitlan ya era un estado independiente
y su poder y dominio se había ido consolidando, los pueblos sujetos tenían la obligación de tributar
arena, piedra, cal e inclusive colaborar en los trabajos de la construcción; así lo refiere la siguiente
cita:
“dijo el rey [Moctezuma I] que fuesen a dar aviso a los de Azcapotzalco a los
de Coyoacan y a los de Xochimilco y a los de Cuitláhuac, Mizquic y Culhuacan y a
la provincia de Texcoco para que acudan luego a la obra y a hacer lo que les fuere
mandado, con los materiales de cal, piedra, madera, todo lo que les fuere menester, y
para esto elijan mensajeros que vayan a todas estas provincias a percibir a los señores
que luego provean en cómo se traiga con brevedad”.57
La expansión del imperio mexica proporcionó a Tenochtitlan la posibilidad de explotar los bancos
de material a través de los señoríos dependientes, garantizando así la calidad de los insumos.
Al recorrer la zona arqueológica del Templo Mayor, salta a la vista del observador el predominio
193
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de la piedra como material constructivo. El negro, el rojo, el gris y el rosa de las rocas que hoy
colorean al templo de Huitzilopochtli. En otro tiempo estaban disimuladas por el blanco del estuco.
Una mirada más detallada nos permite descubrir la predilección de los mexicas por el tezontle
utilizado en el corazón y la fachada de los templos, en oposición a la roca caliza cuya presencia se
limita a pocas etapas y a un área muy específica del edificio. La preferencia de una material sobre
otro, responde a distintos motivos como pueden ser sus características físicas, su abundancia, la
facilidad para transportarlo y muy probablemente la cercanía al área de la construcción.
A continuación describimos cada uno de los materiales pétreos identificados y analizados en
orden de abundancia. Definimos sus propiedades, los sectores del templo donde se localizan así
como los afloramientos identificados como potenciales zonas de extracción prehispánica.
58 Se trata de pequeñas cavidades que se formaron por burbujas de gases producidas durante el enfriamiento de la roca.
59 Véanse Foerster (1942: 29); Ruiz (1911: 15); Torres (2009: 65).
60 Torre (2009).
61 Torres (2009: 65).
62 Ruiz (1911: 15); López Luján et.al (2003a: 142); Torres (2009: 65).
194
Los materiales constructivos del Templo Mayor
sufrió ninguna modificación. En las fachadas del templo de las Etapas II, III, y IV sólo se labró una
de sus caras; en algunas ocasiones se buscó que la vista más plana quedara expuesta para facilitar la
tarea de colocar el enlucido. El tezontle tallado se utilizó para construir los sillares de las cajas de las
ofrendas, las escalinatas, banquetas, alfardas y pisos de la plaza, así como las fachadas de las últimas
etapas del templo. También se empleó como piedra esquinera y en algunos casos tenemos evidencia
de que los sillares se tallaron una vez dispuestos en el edificio, para darle forma a los desagües
localizados en las fachadas orientales de las Etapas II y III del Cu de Huichilobos. Como roca molida
o tezontlalli se aprovechó para elaborar los morteros utilizados en los pavimentos de la plaza y de la
plataforma de las últimas etapas del Huey Teocalli.63
El uso del tezontle como material constructivo aparece registrado en algunas fuentes
documentales. Durán64 menciona el llamamiento hecho por Moctezuma I a las provincias de
Texcoco, Culhuacán, Xohimilco, Tacuba, Coyoacan y Azcapotzalco, a quienes demandó traer piedra
pesada para el cimiento, piedra liviana para el edificio, madera y cal. Para la misma época, Domingo
Chimalpáhin en su Quinta Relación escribe que los representantes de los señoríos sujetos a
Tenochtitlan después de haber escuchado al gobernante mexica, le dijeron: “señores nuestros, ¿qué
se necesita? [a lo cual contestaron] piedra dura y tezontle”. 65
195
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Los resultados obtenidos del análisis petrográfico indican que el tezontle es una roca de
procedencia local. Los bancos de material más cercanos al recinto sagrado se localizan en el Peñón
de los Baños, el Peñón del Marqués, el Cerro de la Estrella y la Sierra de Santa Catarina.66 Sobre el
Peñón del Marqués o peñol de Tepepulco, Durán67 apunta que era el lugar de donde se sacaba la piedra
liviana utilizada en los edificios tenochcas (Figura 3.5).
Por su parte, López Lujan y colaboradores,68 señalan que los afloramientos de la isla de
Tepetzinco o Peñón de los Baños se ubicaban a tan sólo 2.8 km de Tenochtitlan; el Cerro de la
Estrella y el Peñón del Marqués estaban entre 9.3 y 10.8 km de distancia respectivamente del Cu de
Huichilobos, siendo los yacimientos más alejados los ubicados en la Sierra de Santa Catarina (Figura
196
Los materiales constructivos del Templo Mayor
3.5).
3.3.2 El basalto
Es una roca volcánica de tipo ígnea extrusiva en la que predominan el color gris oscuro y el negro. Su
textura es afanítica por lo cual es difícil distinguir a simple vista los minerales que la conforman, se
distingue por ser de grano fino, tener una estructura vesicular, ser muy compacto, pesado y duro. Los
basaltos poseen una resistencia de 350 a 450 ㎞/㎠ a la compresión.69 Estas cualidades los
69 La resistencia a la compresión de un material se define como el máximo esfuerzo que puede soportar un material bajo una carga de
aplastamiento antes de fracturarse o deformarse (Alejandro Villalobos, comunicación personal, 2005).
70 Torres (2009: 40).
71 Esta variedad del basalto probablemente es la que usaban los mexicas para elaborar las piedras para moler o métlatl. Sahagún (1997:
284).
72 López Luján et al.(2003a: 142-144).
73 López Luján et al. (2003a: 142-144).
74 El autor ubica temporalmente el uso de este material en el piso de la plaza en la Etapa IVb del Templo Mayor y la Etapa 2 de la Casa
de las Águilas
197
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Con respecto al uso del basalto como material constructivo, Alvarado Tezozómoc75 relata que
durante el mandato de Moctezuma Ilhuicamina se llevó acabo una ampliación del templo de
Huitzilopochtli. Para tal obra, Tlacaélel envió a sus embajadores que solicitasen a los señores de
Chalco piedra pesada (tlacuahuáctetl), piedra liviana (tezontle) y cal. Esta piedra pesada de acuerdo con
Durán76 era destinada para elaborar los cimientos del templo.
198
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Torres77 indica que los depósitos de basaltos más cercanos al área de estudio se localizan en el
Peñón de los Baños, la Sierra de Santa Catarina y Chimalhuacan. Sin embargo, las zonas con mayor
abundancia de afloramientos de basalto estan al sur de la Cuenca de México, en el Pedregal de San
Ángel y en Xochimilco. Ésta última era una provincia de la cual Tenochtitlan también recibía tributo
de materiales (Figura 3.7).
(Figura 3.8).80
Los mexicas utilizaron las andesitas de piroxenos para elaborar los pavimentos de la plaza en
algunas etapas del recinto sagrado. En el piso P1 asociado a la plataforma IV/MPl-3 las lajas
presentan aristas irregulares en la cara expuesta, en cambio, en los pisos P5 y P1 asociados a las
plataformas V/MPl-1 y V/MPl-2 respectivamente, las lajas son muy lisas y con bordes más regulares.
Con esta piedra se elaboraron las plantillas de cimentación de los basamentos, las zapatas, piedras
maestras de los paramentos, para confinar los rellenos y además sirvieron como apoyos en las
alfardas. Esto se debe probablemente a su dureza y resistencia. Las andesitas también las podemos
encontrar como tapa y base en las cajas de ofrendas y en los drenajes descubiertos en el Patio norte
del recinto.
77 Torres (2009: 40).
78 Torres (2009).
79 Torres (2009: 45).
80 Foerster (1942: 14); López Luján et al. (2003a: 146).
199
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Cuando Bernal Díaz del Castillo 81 relata sus impresiones sobre las plazas y patios del recinto
ceremonial, describe que los pisos de los patios estaban empedrados con grandes losas blancas y muy
lisas. El cronista probablemente hace alusión a los pisos elaborados con andesitas de piroxenos; los
pavimentos registrados arqueológicamente para las últimas etapas del Templo Mayor están
elaborados con este tipo de roca.
Por otra parte, Alvarado Tezozómoc82 indica que después de la inundación de la ciudad, Ahuítzotl
mandó cerrar el ojo de agua de Acuecuéxatl. Para esta labor se necesitaron varios buzos que utilizaron
piedras azuladas que recibían el nombre de iztapáltetl para cerrar el ojo de agua. De acuerdo con
López Luján,83 iztapáltetl probablemente era el nombre utilizado en náhuatl para designar a la andesita
de piroxenos.
La Sierra de Guadalupe a la cual pertenecen los Cerros de Santa Isabel-Peñón, el del Guerrero y el
de los Gachupines junto con el Peñón de los Baños, son los afloramientos más próximos a
Tenochtitlan. Humberto Hernández y Honorio Ramírez84 y Torres85 indican que en la Formación de
Santa Isabel-Peñón, las andesitas aparecen en forma de lajas por lo cual es factible que de está zona
se extrajeran la rocas usadas en el Cu de Huichilobos.
200
Los materiales constructivos del Templo Mayor
201
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
202
Los materiales constructivos del Templo Mayor
el Tenayo, el Gordo y el Botano. Las muestras obtenidas del cerro Tenayo comparadas con las del
Templo Mayor, establecen que los mexicas extrajeron de esta región la roca utilizada en la
construcción del Huey Teocalli (Figura 3.10).
González Aparicio90explica que la actual Calzada Vallejo era la Calzada de Tenayocan, la cual
cruzaba desde Tenayuca hasta Tlatelolco, aspecto que probablemente facilitó el transporte de la
piedra proveniente de esta localidad. Por su parte, López Luján et al.91 y Torres92 indican que las
elevaciones antes citadas, se encontraban a las orillas del Lago de Texcoco, aproximadamente a 12㎞
de Tenochtitlan situación, muy favorecedora para el acarreo de material a través del lago.
90 Pasado y Presente de la Región de Tenochtitlan. La obra de Luis González Aparicio (2006: 81-85).
91 López Luján et. al (2003a: 145).
92 Torres (2009: 48).
93 Torres (2009: 69).
94 Foester (1942: 29); Ruíz (1911: 17).
95 Ordóñez y Lazo (1904: 31); Ruiz (1911: 17).
96 Pascal y Quezada (2009); Pascal García (2012: 180-181).
203
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Pese a las cualidades propicias para la talla de la toba, los mexicas la aprovecharon poco en los
aparejos o en las cadenas de cerramiento de los muros, tal vez como resultado de las inclusiones o
gabarros que la constituyen, los cuales la hacen una roca muy heterogénea y que tiende a disgregarse
con facilidad.98
Las áreas de extracción más cercanas al Templo Mayor se localizan al poniente y noroeste de la
Cuenca de México, en la Sierra de las Cruces, a la cual pertenecen los afloramientos de los Remedios,
Chiluca y Echegaray en el Estado de México.99 Ezequiel Ordóñez y Agustín Lazo100 a principios del
siglo XX realizaron un recorrido en la Sierra de la Cruces, donde identificaron dos importantes
canteras de chiluca cuya explotación se ubica a principios de la época colonial.
De acuerdo con los autores, la cantera de San Lorenzo Totolinga (Figura 3.12), localizada al
oriente de la barranca con el mismo nombre comenzó a ser explotada aproximadamente en 1567; al
parecer, fue de este yacimiento del cual se extrajo la piedra para construir la Catedral Metropolitana.
El filón dentro de la Hacienda de Echegaray probablemente se empezó a trabajar en el siglo XVII y
aportó una cantidad importante de material empleado en la construcción de edificios coloniales.
204
Los materiales constructivos del Templo Mayor
3.3.5 La caliza
Es una roca sedimentaría con una textura no clástica101, de color gris claro que presenta una
superficie intemperizada y un color gris oscuro en la zona que no está deteriorada y tiene una
101Una roca sedimentaria no clástica es de origen químico, tiene como mineral principal la calcita (CaCO3); en la literatura geológica
anglosajona son conocidas como limestone. Los sedimentos de origen químico son precipitados, es decir, los cristales individuales están
unidos por enlaces químicos (Goldberg y Macphail 2006: 24-26).
205
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
una dureza de 3 en la escala de Mohs. Esto implica que es un material suave y fácil de trabajar103
(Figura 3.14).
Como material de construcción, la caliza104 tiene poca presencia en la arquitectura del Templo
Mayor.105 Esta roca se localiza únicamente en los pavimentos en los cuartos situados sobre la
plataforma del templo en los costados norte y sur y que están asociados a las ampliaciones IV/MPl-
1, IV/MPl-2y IV/MPl-3. Como quedó asentado en el esbozo sobre la geología del área, la Cuenca de
México está constituida fundamentalmente por rocas de origen volcánico. En cambio, los bancos de
calizas más próximos a Tenochtitlan se ubican en Apaxco, Estado de México al sur de Tula; al norte
de Pachuca y de Progreso Obregón, Hidalgo; al sureste de Puebla y en la región de Cuautla,
Cuernavaca y Xochicalco en el Estado de Morelos. (Figura 3.15).
206
Los materiales constructivos del Templo Mayor
207
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
hipótesis relacionadas con el impacto ambiental por la producción de la cal utilizada en los morteros.
A finales de la década de los noventas, Barba y Córdova108 publicaron una investigación en la que
cristalizaron las ideas de Margain y además destacaron las implicaciones energéticas y tecnológicas de
la producción de la cal. En trabajos más recientes, Barba109 junto con otros investigadores han
identificado el origen de las rocas calizas usadas en Teotihuacan.110 López Luján111 en su estudio
sobre los materiales constructivos de la Casa de las Águilas determinó que las proporciones de cal y
de los materiales de carga varían en las argamasas dependiendo de la etapa constructiva.
Otros aspectos que se pueden estudiar tomando como base el análisis de las argamasas, son las
distintas tradiciones constructivas implicadas en su elaboración y los cambios tecnológicos.112 Por
ejemplo, Villaseñor y Aimers113 estudiaron muestras de morteros provenientes de dos sitios mayas,
Calakmul y Palenque. Además de identificar la composición de las mezclas a través de la petrografía y
la fluorescencia de rayos X, los investigadores encontraron variaciones en los agregados, una
disminución en el uso de la cal y una paulatina sustitución por materiales arcillosos durante el Clásico
Terminal. Ambos autores suponen que este cambio tiene relación con una crisis sociopolítica y con
la incapacidad para poder organizar las actividades en torno a la producción de la cal; no obstante, no
descartan que la producción intensiva de cal haya derivado en una deforestación. Y que para el fin
del Clásico, los lugares donde podían abastecerse de madera para la quema estuvieran más alejados
de la zona de producción. En este sentido, los materiales arcillosos tienen como ventaja que no
necesitan ser quemados; sin embargo, señalan que para apoyar esta hipótesis se requiere de un
estudio paleoambiental.114
En sitios arqueológicos españoles de época medieval se han realizado estudios similares, tal es el
caso del trabajo dirigido por Blanca Guarás115 en la Catedral de Santa María Victoria-Gesteiz en
España, donde identificó una diferencia en la composición de los morteros relacionada con su
función constructiva. Por su parte, José Rodríguez Gordillo116 obtuvo resultados similares a los de
spectrometry). Esta técnica permite analizar una gran cantidad de elementos traza y tierras raras, con rapidez y precisión. [La traducción
es mía (Barba et al. 2009)].
111 López Luján (2006a: 68-74).
112 Villaseñor y Aimers (2009: 25-50). Véase también Villaseñor y Barba (2012: 11:41).
113 Villaseñor y Aimers (2009: 25-50).
114 Villaseñor y Aimers (2009: 42).
115 Guarás (2003: 147-149).
116 Rodríguez Gordillo (2005: 180-181).
208
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Guarás, pero en la Iglesia del Salvador y en la Antigua Lonja en Granada. En el caso específico del
Templo Mayor de Tenochtitlan y del recinto sagrado, los análisis de los morteros que llevaron cabo
Miriello y asociados,117 fueron encaminados a determinar la composición de las mezclas y para
identificar la procedencia de la cal y los agregados.
Para el estudio de las argamasas del Cu de Huichilobos se recolectó un conjunto de 18 muestras
que fueron analizadas también por el geólogo Jaime Torres.118 Los ejemplares se tomaron en cada
etapa y momento constructivo y se dividieron en dos áreas: de circulación (escalinatas, pavimentos de
la plaza y la plataforma); de revestimiento (enlucidos de muros, alfardas etc.), para conocer si existen
diferencias en las cargas y la composición entre ellas (Tabla 3.2).
Para este análisis se utilizaron dos técnicas que se complementan entre sí: la petrografía y la
geoquímica. En el primer caso la técnica de preparación de las láminas es diferente. Una vez obtenida
la muestra se realizó una consolidación con una resina en el laboratorio para obtener un bloque
209
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
resistente, a partir del cual se elaboró una lámina delgada.119 El estudio geoquímico es una técnica
destructiva que permite conocer la química global de la matriz específicamente de los componentes
inorgánicos. Los minerales minoritarios dentro de la matriz de la muestra auxilian en la obtención de
información acerca de la procedencia de los materiales.120
Para complementar la información incluimos los estudios y resultados provenientes del análisis de
20 muestras de morteros del Templo Mayor obtenidos por D. Miriello y su grupo de trabajo.121
210
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Miriello y asociados125 observan otras diferencias entre las muestras. La primera de ellas, y quizá la
más importante, es que dentro de las mezclas provenientes de las Etapas II y III el tezontle no forma
parte de los agregados. Desde el inicio de la Etapa IV los albañiles comenzaron a añadir el tezontle
combinado con otras arenas en los amasijos y, a partir de la Etapa V hasta la última ampliación los
morteros se constituyeron principalmente con tezontle. A continuación desglosamos los
componentes de los morteros así como, las probables zonas de procedencia.
Tabla 3.3 Relación de muestras de argamasa tomadas de las distintas ampliaciones del Templo Mayor
ordenadas por grupos de acuerdo a los resultados de los análisis petrográficos y geoquímicos.
211
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
212
Los materiales constructivos del Templo Mayor
porosas. Las investigadoras indican que hay dos clases de cales hidráulicas, “las naturales” y “las
artificiales”; las primeras provienen de rocas calizas con altos contenidos arcillosos; las segundas se
obtienen mediante el agregado intencional de arcillas durante la quema de la cal.135 También hacen
mención de las cales puzolánicas, cuyas propiedades son similares a las hidráulicas pero requieren de
la incorporación de agregados reactivos.136
Es importante hacer estas distinciones, pues en el Templo Mayor de Tenochtitlan se identificaron
argamasas que al parecer corresponden a cales puzolánicas, no sólo por el tipo de agregados
identificados, sino también por su dureza.137
La cal utilizada en Tenochtitlan no es un material de origen local. Los afloramientos de roca caliza
más próximos a la Cuenca de México se localizan al sur de Tula en Apaxco y del Estado de México;
al norte de Progreso Obregón y de Pachuca Hidalgo; al sureste de Puebla en Tepeacac, y en la región
de Cuernavaca, Cuautla y Xochicalco, en el Estado de Morelos.
Como la cal es un material constructivo procesado, resulta difícil determinar arqueológicamente
como era transportada a Tenochtitlan. Tal vez, los tlamemes llevaban la cal apagada en sus canastos; de
este modo, podían evitar quemaduras provocadas por la reacción del material con el sudor del
individuo.138 No obstante, Barba139 señala que esto representaba un aumento en el peso de la carga,
debido a la adición del agua para el apagado de la cal. Entonces, transportar la “cal viva”, parece ser
más ventajoso, ya que el tlameme llevaría una carga más liviana. En este sentido, Barba140 supone que
de ser este el caso, los cargadores debieron tener una forma muy eficiente de empacarla para evitar el
contacto directo con la piel.
A partir de las crónicas del siglo XVI podemos inferir que este insumo se podía conseguir en
ambas formas. Por ejemplo, Cortés141 menciona que la cal se vendía junto con la piedra y la madera
en el mercado de Tlatelolco. Por su parte, Sahagún142 indica que los vendedores de cal en el mercado
a veces vendían la cal viva y otras veces apagada.
Por su parte, Durán143 expone que cuando Moctezuma Ilhuicamina realiza el llamamiento de las
213
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
provincias sujetas, señala claramente que la cal debía ser traída por los pueblos de Tierra Caliente,144
aunque el fraile no especifica las condiciones en las que se tributaba el material. Asimismo, algunas de
las provincias del señorío tepaneca entregaban una gran cantidad de cal a Tenochtitlan;
aproximadamente 400 cargas. Los poblados descritos en el Códice Mendoza según Barlow145 eran
Atotonilco de Pedraza (Tula),146 en el Estado de Hidalgo y Apaxco, en el Estado de México (Figura
3.15).
Hay que resaltar que en el periodo mexica la producción de la cal tenía ya muchos años de
desarrollo y perfeccionamiento tecnológico, que muy posiblemente incluía la distribución del material
a los territorios que no lo elaboraban localmente. Desde el periodo Clásico y hasta finales de la
colonia, la cal fue un material de alta demanda para la construcción. Esto nos hace suponer que
existían áreas encargadas de la explotación, producción y reparto de la cal. Los documentos revisados
apuntan a la región de Tula como una localidad que jugó un papel importante desde épocas muy
tempranas en la manufactura de este insumo para la Cuenca de México.
Para el periodo Clásico, Barba y Córdova147 habían propuesto que la región de Tula era de donde
probablemente se explotaban las canteras de roca caliza que se exportaba a Teotihuacan. En
recientes investigaciones, Barba y su grupo de trabajo148 analizaron muestras de canteras en Tula,
Puebla y Cuernavaca, y las compararon con especimenes arqueológicos. Sus resultados indican que la
cal utilizada en el conjunto residencial teotihuacano de Teopancazco proviene de los afloramientos
de Tula. Además, los autores sostienen que el sitio de Chingu tuvo una participación importante en la
explotación de las canteras de caliza en el Clásico.
En los estudios realizados por Miriello y colaboradores,149 se siguió una metodología similar a la
utilizada por Barba y Córdova para Teopancazco.150 En el caso del Templo Mayor también se utilizó
la espectrometría de masas con fuente de plasma de acoplamiento inductivo y ablasión con láser,
para examinar los componentes presentes en los emplastos y compararlo con la composición
geoquímica de las muestras proveniente de distintos afloramientos de rocas calizas, localizados en el
Estado de Hidalgo, cerca de Tula, Morelos y Puebla. A partir de los análisis, los investigadores
144 Los pueblos de Tierra Caliente como los denomina Durán se localizaban en el actual Estado de Morelos y Guerrero.
145 Barlow (1992: 53-57).
146 También se le conoce como Atotonilco de Tula y se localiza en el Estado de Hidalgo, próximo al Estado de México.
147 Barba y Córdova (1999: 170-171).
148 Barba et al. (2009: 529-530).
149 Miriello et al. (2011); (2013).
150 Barba et al. (2009).
214
Los materiales constructivos del Templo Mayor
concluyen que la composición de las muestras provenientes del Templo Mayor y de las obtenidas de
los yacimientos en Tula son iguales. Asimismo, que los afloramientos de los cuales importaron la cal
los mexicas fueron los mismos en todas las ampliaciones del edificio.
Es de llamar la atención que cronistas como fray Diego Durán151 y Alvarado Tezozómoc152
sostengan que la cal era traída de los poblados de Tierra Caliente, es decir de las áreas ubicadas en los
actuales estados de Morelos y Guerrero. Al respecto, Miriello y su equipo153 opinan que esto podría
explicarse ya sea porque Durán no estaba bien informado sobre este acontecimiento, o porque
posiblemente la cal solicitada a estos pueblo para construir la fachada norte del Cu de Huichilobos
se empleó en una zona distinta.
Hay que agregar que durante la Colonia la cal era producida por los poblados al norte de la
Cuenca de México. Zumpango, Citlaltépec, Xaltocan, Hueypoxtla y Tequixquiac eran algunas de las
localidades que realizaban esta actividad. No obstante, tal como lo afirma Gibson,154 la región de Tula
continuó siendo el principal proveedor de cal durante este período.
215
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
216
Los materiales constructivos del Templo Mayor
lado, testifica el amplio conocimiento técnico y el manejo de cada uno de los componentes
aprovechados en la elaboración de las argamasas por parte de los constructores mexicas. Por otro
lado, las variaciones en la composición de las muestras de un mismo elemento constructivo, pero en
diferentes etapas del templo denota un perfeccionamiento paulatino de los procesos de elaboración
de los morteros.
Como veremos en el capítulo dedicado a los sistemas constructivos, las rocas utilizadas como
material de edificación dependían en gran medida de los aglutinantes para unirlas entre sí. Ruiz 171
afirma que la buena o mala preparación de las mezclas y su empleo acertado o no, influyen de modo
decisivo en la calidad de una construcción.
3.5 La tierra
De los materiales no pétreos la tierra fue uno de los elementos con mayor uso en las construcciones
del recinto sagrado de Tenochtitlan. Se aprovechó esencialmente como material de relleno en los
basamentos, pisos, escalinatas y entre cada ampliación de los diferentes templos. Franco172 apunta
que en los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc en la Etapa II se utilizó tierra como aplanado en
algunos paramentos con pintura mural. En la Casa de las Águilas, López Luján 173 también
documentó la utilización de tierra para los aplanados de los muros de la etapa 2.
La tierra utilizada en los distintos rellenos es de color café oscuro, tiene una textura arcillosa y en
ocasiones arcillo-limosa, la consistencia es muy plástica y presenta un alto contenido de material
orgánico. Los ingenieros Raúl Marsal y Marcos Mazari174 muestrearon el subsuelo del centro de la
Ciudad de México a finales de los sesenta, los resultados mostraron que los componentes minerales
más abundantes en las arcillas analizadas eran la ilita, montnorilonita, caolinita, haloysita, fosiles y la
ribeckita. Las muestras arqueológicas tomadas por López Luján175 de los diferentes rellenos de la
Casa de las Águilas, presentaron minerales tales como la montnorilonita, la albita, haloysita y la
ribeckita, que son similares a los hallados por Marsal y Masari. Tanto los ejemplares de los ingenieros,
como las muestras provenientes de la Casa de las Águilas y de otras áreas del recinto sagrado de
217
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
3.6 La madera
Los elementos constructivos elaborados con madera fueron de gran importancia a nivel estructural
en la arquitectura de Tenochtitlan. Se utilizaron principalmente en jambas, dinteles, vigas y pilotes
para la cimentación. En el Templo Mayor son pocos los elementos de madera que se conservaron.
En la Etapa II se recuperaron restos de jambas de madera en el adoratorio de Tláloc.182 Contreras y
Luna183 reportan el hallazgo de estacas de madera utilizadas en el sistema de cimentación
prehispánico y que fue adoptado en la época colonial.
La presencia de pilotes de madera ha sido reportada en varias construcciones del recinto sagrado y
176 Reyes Cortés (1978:52-71) y (1979:17-20); Reyes y García Bárcena (1979:21-25); Montúfar (1999: 111-115).
177 Reyes Cortés (1978: 66-71).
178 Montúfar (1999: 112).
179 López Luján et al. (2003a: 149).
180 Durán (2002: 93).
181 Durán (2002: 433).
182 Gómez Mont (1982: 233-240).
183 Contreras y Luna (1982: 76).
218
Los materiales constructivos del Templo Mayor
en otras fuera de él. Tal es el caso de los adoratorios ubicados en el área de Pino Suárez, donde
Gussinyer184 destaca el uso de empalizadas de madera rematadas con gruesos tablones del mismo
material, colocados horizontalmente como cimientos. En los templos ubicados bajo la Catedral
Metropolitana, varios investigadores señalan el uso de estacas de madera clavadas en el piso para
soportar las construcciones prehispánicas (Figura 3.18).185
En la arquitectura de Tlatelolco también existen varios registros de la presencia de madera
asociada a la arquitectura. Espejo186 indica la existencia de pilotes o estacas de madera al nivel del
cuarto cuerpo de la Etapa II del Templo Mayor de Tlatelolco. María de Jesús Sánchez y Alberto
Mena187 describen el uso de pilotes de madera que formaban parte de la Acequia Tezontlalli. Los
arqueólogos señalan que las especies de madera utilizadas eran ahuehuete (Taxodium sp.), oyamel o
abeto (Abies sp.) y sauce o ahuejote (Salix sp.). Por su parte Margarita Carballal y colaboradoras188
hallaron tres dinteles de madera en la zona de la plaza bajo el edificio de Relaciones Exteriores, que
corresponden a la especie Pinus tecote o pino.
Las identificaciones taxonómicas realizadas en ejemplares del recinto sagrado tenochca, indican
que las especies utilizadas para elaborar los pilotes son pino (Pinus sp.), Abeto (Abies sp.) y ahuejote
(Salix sp.).189 Las especies de madera registradas son características de zonas con altitudes entre los
2500 y 4000 msnm y corresponden a los climas fríos y templados. Áreas con estas características se
localizaban en los alrededores de la Cuenca de México. Desde el bajo hasta el alto pie de monte y las
219
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
sierras (Sierra Nevada, Sierra de las Cruces, Sierra de Guadalupe y Sierra de Santa Catarina), tenían
suelos propicios para el crecimiento de bosques cuyas especies madereras fueron explotados durante
la época prehispánica.190
Sahagún191 especifica que de los árboles más grandes como los cipreses silvestres se extraía la
madera para los edificios. De los pinos se obtenía madera suave empleada en el servicio del templo y
de los dioses (Figura 3.19). A los árboles secos o caídos les llamaba quáutli y los utilizaban para hacer
vigas, láminas y leña. Otra especie de árbol era el tlatlapantli cuya madera verde o seca era
aprovechada para elaborar uapalli o tablas que podían ser delgadas o gruesas, largas o cortas,
redondas o planas (Figura 3.20).
Madera de ciprés, pino, cedro, roble y fresno podían comprarse en el mercado. Los morillos,
postes, pilares de madera, tablas, tablazones y tajamaniles192 se vendían junto con la leña trozada.193
Tanto Hernán Cortés194 como Bernal Díaz del Castillo195 describen la venta en el mercado de
Tlatelolco de madera labrada, sin labrar, tablas, vigas y tajos.
Los morillos, vigas y tablones también llegaban a Tenochtitlan como parte del tributo impuesto a
190 Véase Sanders et al. (1979: 87-89); Niederberger (1987: I, 52-54); Montúfar (1999: 115).
191 Sahagún (1997: 660-663).
192 Véase glosario en esta tesis.
193 Sahagún (1997: 571).
194 Cortés (1993: 63).
195 Díaz del Castillo (1994: 172).
220
Los materiales constructivos del Templo Mayor
los señoríos conquistados. En la foja 6v de la Matrícula de Tributos196 y la lámina 32r del Codex
Mendocino197 aparece indicado que la provincia de Quauacan enviaba 1200 vigas, 1200 tablas y 1200
morillos.198 Asimismo, a Chalco le fue mandado traer morillos y estacas para el cimiento del caño que
llevaría el agua de Acuecuexco a Tenochtitlan.199
221
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
222
Los materiales constructivos del Templo Mayor
días para terminarse. La inserción de la dinamita tiene como finalidad desprender varios bloques
grandes de rocas al mismo tiempo.202
Una vez que los fragmentos son separados de la peña se lleva a cabo un segundo proceso de
selección de los bloques para iniciar el desbaste primario. Éste consiste en extraer tramos manejables
de piedra para labrar. En esta primera etapa, el cantero ubica las zonas de fractura de la roca,
localizadas en las vetas que cruzan horizontalmente la piedra y permiten desprender con facilidad los
trozos de material. En estos puntos, el picapedrero utiliza una herramienta denominada picadera, con
ella realiza los orificios203 donde colocará dos o tres cuñas de metal; antes de disponerlas se rocía agua
sobre los huecos, lo cual favorece el quiebre de la roca204 (Figura 3.22).
Llevado a cabo este paso, se comienza a percutir la piedra con un mazo hasta conseguir su
resquebrajamiento. En esta fase de trabajo, el material aún no está listo para usarse ya que se trata de
segmentos pétreos todavía muy grandes (Figura 3.23). Una vez conseguida la fragmentaciòn del
material en piezas de fácil manejo, se repite el procedimiento.
El objetivo del desbaste secundario es obtener piezas maniobrables y con un tamaño adecuado.
En esta etapa de la talla se efectúa la reducción final de la roca; se consiguen las preformas cuya
diferenciación va de acuerdo al uso que tendrán posteriormente (Figura 3.23).
202 La mayoría de los afloramientos aprovechados en la Sierra de Guadalupe se ubican dentro de áreas habitadas, por lo cual el uso de
dinamita para extraer grandes fragmentos ha hecho que varias canteras hayan dejado de explotarse por considerarse un riesgo para los
habitantes de la zona. Una de las canteras que se dejó de trabajar por esta causa es la del cerro Tenayo, ubicada a pocos metros de la
pirámide de Tenayuca.
203 Los orificios son de poca profundidad no sobrepasan los 5 mm de espesor.
204 De acuerdo con los canteros, al entrar el agua en contacto con el calor desprendido por el metal de las cuñas, permite el rápido
223
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Toda la piedra de la mina presenta una fractura recta donde el espesor de las preformas varía
dependiendo de la separación existente entre las vetas de la roca. Mientras más próximas se
encuentren unas de otras, el grosor de la piedra se reduce y por lo tanto su uso cambia. Así, los
canteros las dividen en roca para cimiento, para recubrimiento de pavimentos y para fachadas. Los
picapedreros realizan la separación del material al terminar el desbaste secundario de cada bloque de
piedra y los depositan en el montón destinado a cada uso de la roca.
Las preformas agrupadas como material para cimiento suelen tener los lados irregulares, miden
entre 30 cm y 40 cm por lado, y entre 25 cm y 40 cm de espesor. En estos casos las vetas están muy
separadas por lo cual las piezas de este tipo tienen un grosor importante.
Las piezas agrupadas en el cúmulo de piedra para pavimento son fragmentos regulares, con forma
rectangular, un largo de 80 cm a 120 cm y un espesor que oscila entre los 12 cm y los 18 cm. Estas
224
Los materiales constructivos del Templo Mayor
mismas características las podemos observar en las losas de andesita utilizadas en los pisos del
Templo Mayor (Figura 3. 24).
Las rocas en el conjunto del material para fachada son las piezas con menor espesor de los tres
grupos, no sobrepasa los 5 cm de grosor. El largo de las piezas oscila entre los 40 cm y 60 cm y su
ancho entre 30 cm y 50 cm. Su forma puede ser trapezoidal, cuadrangular o rectangular y son las
preformas más difíciles de obtener (Figura 3.24).
Existe un cuarto grupo constituido por la roca proveniente del desecho de talla. Son trozos
irregulares con diferentes tamaños y espesores que se venden como cascajo para relleno. En esta
misma categoría los canteros incluyen a la piedra bola. Se trata de la misma roca, sin embargo las
vetas no están alineadas horizontalmente por lo cual no se pueden obtener bloques regulares para
pisos o fachadas. Lo anterior demuestra que los picapedreros aprovechan todo el material
proveniente de la talla.
205Domingo de Chimalpain (1998:173) en su séptima relación menciona que los pobladores de Ecatzingo fueron a trabajar a
Amecameca, pues eran sus vasallos desde hacía 113 años. Asimismo, Gibson (2003:17-18) refiere que el poblado de Ecatzingo
formaba parte del señorío xochimilca, sin embargo, en un momento no precisado por el autor, algunos poblados incluyendo los de
Ecatzingo pasaron a formar parte del territorio de los chalcas, quienes hacia el siglo XV fueron anexados al territorio dominado por los
mexicas.
225
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
226
Los materiales constructivos del Templo Mayor
227
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
3.7.3 La labor en las canteras o tetlapanaloyan según algunas fuentes del siglo XVI
En relación a la manera de trabajar las minas de piedra para la construcción durante el periodo
mexica, aunque no contamos con la evidencia arqueológica suficiente, al revisar los datos registrados
por los cronistas y los materiales constitutivos del Templo Mayor, podemos inferir que el proceso de
apropiación y talla de los tezozonque eran aproximados a los descritos anteriormente.
El oficio de cantero aparece descrito por Sahagún,208 quien refiere que aquellos dedicados al
trabajo de picapedreros debían de ser diestros en labrar cualquier piedra; tenían que saber desbastar,
esquinar, resquebrajar con la cuña, hacer arcos y esculpir artificiosamente la roca.
De acuerdo con Durán, Moctezuma II mandó traer la piedra para elaborar el temalácatl. El tlatoani
hizo llamar a todos los canteros de México Tenochtitlan para que buscaran por todas partes una
piedra grande y ancha para esculpirla. Escuchado el mandato del señor Moctezuma, los trabajadores
de la piedra “se repartieron por todas las partes que supieron se podía hallar y viniendo á la provincia
de Chalco en un lugar que llaman Aculco, que es hacia Tepollula, junto al río que baxa de
Amecamecan, hallaron en un cerrillo, del lugar nombrado, una piedra muy poderosa y apropiada para
lo que su rey quería y pretendía”.209 Algo que cabe destacar de la cita anterior es el conocimiento que
tenían los lapidarios sobre la geología de la región y de las características físicas de la piedra, para
elegir la roca adecuada y poder elaborar el objeto deseado.
Una vez encontrada la cantera o tetlapanaloyan,210 se dio aviso al tlatoani quien mandó a gente de las
provincias de Xochimilco, Iztapalapa, Cuitláhuac, Mexicaltzinco y Huitzilopochco para que llevaran
los utensilios como sogas y palancas para traer la piedra a Tenochtitlan.211 Después de haber
seleccionado el lugar, los canteros comenzaban con el proceso de extracción de la roca. Al respecto
Durán relata lo siguiente:
“los cuales fueron a lugar donde la piedra estaba y empezaronla á descarnar y á desasir
de donde estaba asida, y auiéndola descarnado y puesto de manera que podía sacar, fue
Monteçuma avisado para que mandase ir la gente, el qual lo mando y acudió toda la mas
228
Los materiales constructivos del Templo Mayor
gente que se pudo llevar de los pueblos arriba dichos, los quales fueron con sus sogas y
palancas y otros adereços y instrumentos para aquel menester”.212
Alvarado Tezozómoc en su versión del mismo hecho narra que Moctezuma II hizo llamar a los
albañiles y canteros de los cuatro barrios Teopan, Moyotlan, Atzacualco y Cuepopan y les pidió que fueran
a buscar piedra pesada (basalto) para labrar otra piedra similar a la que estaba encima del Cu de
Huichilobos. El cronista indica que la piedra fue hallada en Acolco, delante de Ayotzinco. Para desasir
la roca “fue menester ir diez o doce mil indios á sacarla de donde estaba para ponerla en un razo para
labrarla, bajada al llano la labraron con las mismas labores que las otras … en breve se acabo, por
andar en labor y obra treinta oficiales con picos de pedernal”.213 De acuerdo al testimonio anterior,
aparentemente la elaboración de las preformas se realizaba directamente en la cantera, lo que
seguramente facilitaba el transporte de los materiales.
En el libro X del Códice Florentino214 aparece una lámina donde se observa el proceso de trabajo en
las minas prehispánicas y a partir de la cual, podemos proponer la existencia de similitudes en los
procedimientos prehispánicos con las técnicas actuales de cantería (Figura 3.28).
229
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En la imagen se aprecia a un grupo de individuos llevando a cabo varias tareas en una cantera. En
el plano superior de la lámina se advierte claramente que tres personajes parecen estar separando de
la peña los bloques de piedra. En la misma imagen pero en otro plano, se distingue a los
picapedreros desbastando una pieza grande de roca. El resquebrajamiento del bloque coincide con la
reducción primaria que se realiza en la actualidad, después del desprendimiento de la piedra. En el
plano inferior de la lámina sobresalen dos personajes preparando preformas aparentemente de una
base de columna (Figura 3.29 y 3.30).
La elaboración de preformas de objetos de piedra en los mismos yacimientos es una actividad que
ha sido documentado por diversos investigadores. Pastrana215 indica que en las minas de obsidiana
explotadas por los mexicas, la reducción de los grandes bloques se realizaba en el interior de la
cantera para facilitar su transporte y entre las canteras se concentraban los talleres, donde se
elaboraban las preformas de núcleos prismáticos, raspadores e instrumentos bifaciales que
posteriormente se enviarían a los centros de población para continuar con la talla. Susan Gillespie 216
señala que durante las excavaciones arqueológicas en la cantera del Llano del Jícaro en el Cerro de
230
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Cintepec, Veracruz fueron encontradas las preformas de esculturas del periodo Formativo junto con
los útiles y desechos de talla.
En la misma imagen pero en otro plano, se distingue a los picapedreros desbastando una pieza
grande de roca. El resquebrajamiento del bloque coincide con la reducción primaria que se realiza en
la actualidad, después del desprendimiento de la piedra. En el plano inferior de la lámina sobresalen
dos personajes preparando preformas aparentemente de una base de columna.
Cabe mencionar que hacia finales del siglo XIX, el explorador William Holmes217 reportó la
existencia de dos canteras aledañas a Mitla. En ellas documentó la existencia de bloques de roca
aparentemente reducidos por los picapedreros en el mismo sitio para después transportarlos a la
zona de la construcción (Figura 3.31). En este mismo sitio, las exploraciones realizadas por Nelly
Robles218 sugieren que el labrado de las grandes piezas de construcción se hacía en la misma cantera.
La investigadora refiere que las minas se convirtieron en verdaderos talleres como lo testifican las
preformas, los desechos de talla y los instrumentos líticos hallados en las excavaciones. Por otra
parte, en los yacimientos de roca caliza ubicados en Calakmul, se encontraron las preformas de
231
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
piezas utilizadas tanto en la construcción como en la elaboración de altares.219 En este caso, Miriam
Gallegos Gómora220 opina que los bloques de piedra no se trabajaban a detalle en la misma cantera,
ya que en las excavaciones no se registró evidencia de cantidades importantes de desechos de talla.
Figura. 3.31 Bloques parcialmente cortados registrados por Holmes en una cantera
cercana a Mitla, Oaxaca (tomado de Holmes 1897: 281-282).
Por otro lado, en las canteras peruanas de Kachiqhat y Rumiqolqa, Protzen encuentra notables
diferencias entre ambas cantares con respecto a la cantidad de desechos de talla.221 Debido al tipo de
formación geológica del yacimiento de Kachiqhat, los bloques de roca están a nivel de la superficie,
por tanto, no es necesario realizar un desprendimiento de la piedra ni un desbaste de reducción. Tal
como indica Protzen,222 probablemente los canteros seleccionaban bloques que cumplieran con sus
especificaciones y llevaban pocas modificaciones en el yacimiento. También, señala que tal vez, el
trabajo fino y los ajustes de las piezas se hacían directamente en el lugar de la construcción. De este
modo, el investigador explica la poca abundancia de desechos relacionados con la talla y la
extracción. En el caso de Rumiqolqa, Protzen documentó una mayor cantidad de desechos, así como
bloques en distintas fases de desbaste.223 En estos dos casos, la densidad de los desechos de talla y
extracción, así como la cantidad de bloques trabajados parecen relacionarse con las características de
los afloramientos y de las rocas, pero también con dos diferentes tipos de explotación.
232
Los materiales constructivos del Templo Mayor
Figura 3.33 Izq. Utensilios colectados en la cantera. Der. Martillo y hacha de piedra
localizados en las canteras de Mitla (tomado de Holmes 1897: 284).
233
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
De vuelta a Mesoamérica, hacia la época de la llegada de los conquistadores, los canteros contaban
con un instrumental aparentemente limitado. Sahagún232 señala que los picapedreros utilizaban las
234
Los materiales constructivos del Templo Mayor
cuñas para agrietar la piedra. Alvarado Tezozómoc233 menciona que el labrado de las rocas se hacía
utilizando pedernales recios y agudos. La dureza de la roca era importante para soportar los impactos
del marro y poder quebrar las piezas. Asimismo, Durán234 informa sobre el uso de sogas, palancas y
otros instrumentos para extraer los bloques de la matriz de piedra.
“Llegados los que avian de arrastrar la piedra, que eran yndios sin número … los
Xuchimilcas ataron una gruesa soga y larga á la piedra, y otra los de Cuitláuac y otra los
de Mizquic y otra los de Culuacan y otra los de Iztapalapa y otra los de Mexicatzinco y
otra los de Uitzilopochco, y la gente de cada pueblo animando, empezaron a tirar de ella
con mucha voçería y alarido”.235
Aunque la cita anterior relata el traslado de un bloque para labrar una escultura, la presentamos
porque deja claro que el transporte del material pétreo no fue un asunto sencillo. Las losa pesadas de
piedra muchas veces rompían las sogas utilizadas para jalarlas y era necesario sustituirlas
frecuentemente. Además, como lo expone el siguiente testimonio, se requería de un número
importante de individuos para este trabajo. Alvarado Tezozómoc236 describe como Axayácatl ordenó
construir un nuevo temalácatl para el templo de Huitzilopochtli. Envió un mensaje a las provincias
cercanas de Azcapotzalco, Coyoacan, Chalco, Mízquic, Tezcoco y Huatitlan para que fueran a traer la
piedra de una peña en las faldas de la Sierra Grande de Coyoacan. El cronista narra que para esta
labor, acudieron cerca de cincuenta mil hombres con sogas gruesas y carretoncillos para trasportar la
piedra.
235
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
George Kubler237 narra que durante los primeros años de la Colonia, se reclutó un número
importante de individuos únicamente para el acarreo de materiales utilizados en la reconstrucción y
edificación de nuevos edificios en la ciudad. Por ejemplo, para la construcción de las fachadas de la
galería de las Casas de Cortés, el autor indica que cuatrocientos indígenas transportaron durante dos
días la piedra utilizada para la escalera y se llevaron cerca de ocho días en llevar las ocho piedras para
el zócalo de las columnas. De acuerdo con Kubler,238 el gran número de individuos requeridos para
realizar determinadas actividades relacionadas con la construcción, se debía principalmente a la falta
de mano de obra calificada. Esta afirmación contrasta con la opinión de Ross Hassig,239 respecto a la
eficiencia de los sistemas de transporte en la época precolonial. Sobre este tema, Hassig240 señala que
los tlamemes se emplearon como forma de transporte para el traslado de mercancías en el Valle de
México igual que en toda Mesoamérica; no obstante, en la Cuenca de México también se contaba con
el sistema de canoas vía lacustre, que conectaban a Tenochtitlan con las provincias contiguas en
tierra firme. Las zonas ubicadas al oeste del lago, enviaban la mercancía utilizando porteadores, las
que podían trasladar las cargas mediante canoas aprovechaban este sistemas pues “el tráfico de
canoas no sólo era más eficiente y más barato, sino en muchos casos, la ruta acuática era más breve
que los caminos por tierra”.241 Entonces, podemos decir de manera general, que en la época
prehispánica destacaban dos importantes sistemas de transporte: los tlamemes encargados de llevar a
cuesta las cargas por tierra y el sistema de canoas a través del lago.242
Aunque la mayoría de los yacimientos de donde eran extraídos los materiales pétreos se
encontraban en las cercanías de la Cuenca de México y, en muchos casos próximos a la zona lacustre,
los insumos debían ser arrastrados desde las canteras hasta las orillas del lago para ser transportados
en las canoas hacia Tenochtitlan.243 Tal es el caso del señorío de Chalco, del cual López Luján244
basado en los escritos de Durán y Alvarado Tezozómoc, señala que esta provincia era la más alejada
de Tenochtitlan, por lo tanto, aquellos que transportaban los materiales debían recorrer un mayor
cortaran y transportaran vigas de madera hasta las orillas del lago para su embarque a la capital. Por su parte Gibson (2003: 236) relata
que a principios de la Colonia, los españoles siguiendo el modelo prehispánico exigían aportaciones de bienes materiales en cargas de
canoas diarias de piedra, madera y otros materiales para el servicio de los funcionarios reales.
244 López Luján (2003a: 140).
236
Los materiales constructivos del Templo Mayor
trecho para llevar las materias primas. La distancia entre la isla y Chalco era aproximadamente de
unos 38 km. De acuerdo con el autor, esta distancia se acortaba porque la piedra y otros materiales
constructivos sólo se transportaban parte de la travesía a pie y el resto de la jornada se realizaba en
canoas.
Si bien los dos tipos de transporte antes mencionados eran los principales, en las fuentes también
podemos encontrar menciones que aluden a la utilización de la tracción humana para el
desplazamiento de bloques grandes de piedra, mediante el arrastre directo de la carga o con la ayuda
de un vehículo deslizado con troncos, cuerdas y palancas.245 Este tipo de transporte, probablemente
fue el que se utilizó con frecuencia para trasladar la piedra destinada para esculpir obras de gran
formato, como por ejemplo, los monolitos de la Coatlicue, la Tlatecuhtli, la Piedra del Sol o la
Coyolxauhqui, entre otros.246
Diego Durán describe la utilización de “sogas y palancas y de otros aderezos y instrumentos”,247
para llevar la piedra que se tallaría para la fiesta del desollamiento. Según el relato de Durán, al
llamamiento acudió un sin número de personas, quienes para arrastrar la piedra ataban cuerdas
gruesas y largas y junto con la ayuda de palancas cada pueblo tiraba de ella.248 Por su parte, Alvarado
Tezozómoc menciona la utilización de una especie de “carretoncillo”. El cronista narra, que en la
época en que gobernaba Moctezuma II, éste mandó labrar una gran piedra, la cual se trajo desde
Acolco, usando muchos “carretoncillos”.249 Esta forma de desplazar la piedra esta representada en el
folio 189v del Códice Durán (Figura 4.14). Al respecto, López Luján250 supone que estos carretoncillos
de los que se habla en las fuentes, eran una especie de trineo deslizado sobre troncos e impulsado
con cuerdas y palancas. En el caso particular del monolito de Tlatecuhtli, el investigador supone que
este método fue el que se utilizó para remolcar el bloque hasta el margen norte del lago de Texcoco,
donde se montó sobre una balsa construida especialmente para trasladarlo a Tenochtitlan, cuya
distancia aproximada desde Tenayuca eran 10 km.251
245 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299); López Luján y Fauvet-Barthelot (2012: 89); López Luján
(2012: 400).
246 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299); López Luján y Fauvet-Barthelot (2012: 89); López Luján
(2012: 400).
247 Durán (2002: 553-554).
248 Durán (2002: 553-555).
249 Alvarado Tezozómoc (1987: 662-263). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987: 398).
250 López Luján (2010: 52-53); López Luján (2012b: 400); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299).
251 López Luján (2010: 52-53); López Luján y Chávez Balderas (2010: 299).
237
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Por otro lado, tlameme o tameme era el nombre que recibían los cargadores encargados de
transportar mercancías por largas distancias.252 También, mecapallo o cacaxe era la voz nahua para
designar a los porteadores. Morante López,253 afirma que los ganapanes tenían una de las actividades
más duras dentro de la sociedad mexica, ya que su actividad consistía en transportar entre 20 y 30 kg
sobre su espalda durante gran parte del día, en viajes que podían durar varias semanas, tal vez esta sea
una de las razones por las cuales los tlamemes participaron con poca frecuencia en el transporte de los
materiales constructivos, exceptuando quizá el acarreo de cal. Hassig,254 puntualiza que en el sistema
de transporte terrestre prehispánico intervenían varios factores, tales como el terreno, las cargas, y la
distancia. De acuerdo con el investigador, cuanto más pesada la carga, la distancia recorrida era más
corta, “un tlameme, solo llevaría pesadísimas cargas a lo largo de menores distancias totales”.255 Al
respecto traemos al tema lo dicho por Barba y Córdova,256 quienes estiman que para Teotihuacan los
estibadores debieron recorrer una distancia aproximada de 60 km con la carga a cuestas. En este
sentido, vale la pena recordar que las caleras más próximas a Templo Mayor se localizaban entre los
actuales estados de Hidalgo y Puebla, por tanto, las cargas tributadas a Tenochtitlan debían recorrer
buena parte del trayecto por tierra, para después ser transportadas a través del lago (Figura 3.35).
El predominio del sistema de canoas se debió a dos aspectos: a las rutas establecidas a través de
diferentes puntos de la región que permitían la entrada y salida de todo tipo de mercancías, y a su
capacidad de carga. Hassig257 estima que un tlameme podía llevar una carga máxima de 23 kilogramos
recorriendo una distancia de 21 a 28 kilómetros por día. En cambio, en una canoa se podía
transportar cerca de 1200 kilogramos, dependiendo del tamaño en la misma jornada de trabajo. Así,
la cantidad de insumos se multiplicaba casi 50 veces en el mismo tiempo, y facilitaba el arribo a
252 Morante López (2009: 73).
253 Morante López (2009: 73).
254 Hassig (1990: 42).
255 Hassig (1990: 42).
256 Barba y Córdova (1999: 177).
257 Hassig (1990: 157). El autor también indica que el volumen y el peso de las cargas transportadas en las canoas podía variar. Además
la capacidad de acarreo podía ir desde 460, 805 hasta 1196 kilogramos (Hassig 1990: 73).
238
Los materiales constructivos del Templo Mayor
258Pérez Negrete (2005: 61-63) señala que la Península de Iztapalapa era un banco de material desde la época prehispánica e indica la
presencia de una cantera prehispánica al sur del cerro.
239
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Los recursos humanos fueron un aspecto crucial en la edificación del Templo Mayor y de las
distintas obras públicas que se realizaron en la ciudad de Tenochtitlan. En los inicios del pueblo
mexica como una nación carente de autonomía y poderío, eran los propios habitantes quienes
aportaban su trabajo en las obras que poco a poco configuraron la urbe. Tras su emancipación como
provincia sujeta al estado tepaneca, los mexicas comenzaron a beneficiarse de la mano de obra que se
exigía como tributo tanto a las comarcas aliadas como a las que habían sido conquistadas.
En la economía prehispánica del Posclásico Tardío, cada persona estaba obligada a pagar un
tributo en trabajo o en especie, el cual podía realizarse de forma voluntaria o forzada en algún
momento y según fuera requerido por el Estado. Esta clase de tributación recibía el apelativo de
téquitl y abarcaba distintos ámbitos, desde la producción agrícola hasta la elaboración de bienes
domésticos, suntuarios y por supuesto las obras públicas.1
Los trabajos de infraestructura de la ciudad, así como la edificación de los templos y los inmuebles
de carácter administrativo estaban a cargo del gobierno, quien los planeaba y los ejecutaba.2 De
hecho, Sahagún habla de la existencia de un espacio ubicado dentro del recinto sagrado que era el
cuicacalli, donde los señores y los tiachcauan y los telpochtlatoque que eran los maestros del telpochcalli
acudían y “aguardaban lo que les había de mandar el señor, para hacer algunas obras públicas”.3 El
1
Carrasco (1978: 29-30).
2
Carrasco (1978: 41); Rojas Rabiela (1991: 17).
3
Sahagún (1997: 466).
240
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
franciscano también informa sobre la casa de los mayordomos conocida como calpixcacalli o
texancalli,4 donde el tributo en especie era almacenado, pero además según una glosa del Códice
Mendoza (Figura 4.1) era el lugar en el cual se reunían los señores para hablar sobre distintos aspectos
de las obras públicas.
Para llevar a cabo las labores, se llamaba a la gente mediante el coatéquitl5 que era la forma de
organización para las obras públicas. Los grupos convocados contribuían con piedra, tierra, cal, arena
y lo que les fuera solicitado, incluyendo la mano de obra, tributo que era reunido por los calpixque o el
tequitlato,6 para posteriormente ser repartido de acuerdo con las necesidades de la construcción en
turno. Al respecto, Carrasco7 informa que tanto los mayordomos y los mandones estaban a cargo de
organizar la producción, ya que eran los que disponían de los materiales constructivos y los alimentos
para mantener a los obreros durante su estancia en la construcción.
Algunas de las tareas designadas a los grupos convocados para ayudar en Tenochtitlan era el
mantenimiento de las obras ya existentes (limpieza, remozamiento o levantamiento de muros
caídos).8 Tal es el caso de los palacios y jardines de Nezahualcóyotl, donde acudían trabajadores de
los pueblos colindantes y entre sus obligaciones se encontraba el servicio, adorno y limpieza de los
mismos.9
4
Carrasco (1978: 41); Sahagún (1997: 467).
5
Rojas Rabiela (1977: 6); (1992: 21); Carrasco (1978: 42); Gibson (2003: 227);
6
Rojas Rabiela (1977: 9).
7
Carrasco (1978: 41).
8
Durán (2002: 383).
9
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 210).
241
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Cuando un nuevo edificio iba a ser construido o ampliado, estas actividades empezaban con la
extracción de la piedra en las canteras, el transporte a pie de obra, las modificaciones de los
materiales, así como su emplazamiento en el edificio.10 Las tareas estaban tan organizadas que según
indican Durán11 y Alvarado Tezozómoc12 a cada conjunto de hombres se les asignaba construir un
lado del edificio. Para organizar a la gente se formaban cuadrillas13 compuestas por 20 hombres o
cetecpantli. Si la construcción ameritaba la presencia de más trabajadores, entonces la gente era
agrupada en una unidad mayor constituida por cinco veintenas de hombres o macuiltecpantli que
formaba una cuadrilla de 100 personas. Así en un llamamiento podía haber varias o cientos de
cuadrillas compuestas por 20, 50 o 100 personas. Alva Ixtlilxóchitl14 reporta que al llamamiento para
la edificación de las casas, palacios y templos de Texcoco acudieron cerca de doscientas mil personas
cada día.
A cada cuadrilla se le asignaba un capataz, cuya función era vigilar que la tarea establecida se
llevara a cabo en tiempo y forma. Durán afirma, sobre los capataces que en cada barrio había:
Asimismo, entre los encargados había una diferenciación dependiendo del número de persona a
su cargo. Así por ejemplo, el tequitlato identificado como el tlatoani del trabajo era quien tenía a cargo
cinco cuadrillas de veinte hombres (Durán los nombra centuriones). Rojas Rabiela16 señala que el
nombre genérico de los cuadrilleros que tenían la supervisión de una o cinco veintenas era tepixqui y
10
Rojas Rabiela (1992: 21).
11
Durán (2002: 281-282).
12
Alvarado Tezozómoc (1987: 65-66).
13
Rojas Rabiela (1977: 7).
14
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 174-175).
15
Durán (2002: 372).
16
Rojas Rabiela (1977: 9).
242
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
su significado literal era vigilante de gente. La investigadora precisa que los capataces eran escogidos
de entre la misma cuadrilla y debían ser los más conocedores y capacitados.17
Por otra parte, no todas las cuadrillas laboraban al mismo tiempo. Debido a que las obras públicas
en su mayoría implicaban varios meses al año de trabajo, éstas se rotaban por periodos semanales.
Alva Ixtlilxóchitl menciona que aquellos que acudían a los llamamientos para los servicios y
mantenimiento de los palacios y templos iban en “turnos y tandas”.18 Por otra parte, Alvarado
Tezozómoc19 informa que en la ampliación del Cu de Huichilobos y la elaboración de la piedra de
los sacrificios, ambas ordenadas por Moctezuma Ilhuicamina, los albañiles provenientes de
Azcapotzalco y Coyoacan tardaron cerca de dos años en terminar la obra. El mismo autor afirma que
en la talla y labrado de la efigie de Moctezuma Xocoyotzin en Chapultépec, los canteros trabajaron
treinta días.20 En este mismo orden de ideas, vale la pena precisar que según el relato del cronista
durante las jornadas de trabajo se establecían los periodos de inicio, descanso y término de las
labores. Así, el almuerzo de los canteros era al amanecer. El trabajo iniciaba a las nueve y recibían la
merienda a las tres de la tarde.21 Muchos años después, el sistema de rotación fue adoptado por la
encomienda durante la etapa colonial.22
En el caso de los mexicas, el reclutamiento de grupos numerosos de trabajadores les generó
enormes ventajas. Por un lado, facilitó el poder reunir los materiales constructivos tanto locales
como foráneos. Por el otro, al momento de edificar era factible cubrir grandes extensiones de terreno
relativamente en periodos cortos. Tanto el número de ampliaciones totales como los agrandamientos
parciales del Cu de Huichilobos, así como la incesante actividad constructiva que mantuvo la ciudad
de Tenochtitlan son prueba de lo antes dicho. No obstante, la desventaja a nivel técnico se aprecia
fundamentalmente en la fábrica de los muros. Como veremos posteriormente, durante las etapas de
mayor auge constructivo el trabajo de la piedra es poco refinado, particularmente para el aparejo de
los paramentos, donde los mampuestos se transformaron poco y la presencia de especialistas del
trabajo en la piedra es escasa.
17
Rojas Rabiela (1977: 9).
18
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 210). Alvarado Tezozómoc también menciona el trabajo por tandas. Según el cronista la gente de la obra
“cada día se remudaban, unos iban y otros venían” (1987: 417).
19
Alvarado Tezozómoc (1987: 318-320).
20
Alvarado Tezozómoc (1987: 668).
21
Alvarado Tezozómoc (1987: 663).
22
Rojas Rabiela (1977: 16); Kubler (1982: 145-146); Gibson (2003: 229-232).
243
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
En los primeros años del virreinato, se mantuvo el mismo tipo de organización laboral de la etapa
prehispánica. Según afirma Kubler,23 para las edificaciones coloniales se movilizaron grandes
conjuntos de trabajadores indígenas con poca preparación. Sin embargo, este sistema no era del todo
funcional para los colonizadores, pues a pesar de agrupar grandes masas de trabajadores no había una
correcta planeación, dando como resultado errores de diseño y de cálculo que se acentuaban ante la
falta de mano de obra calificada.24 Hay que añadir que de acuerdo con Gibson,25 los españoles
clasificaron la labor indígena en dos rubros: 1) trabajo calificado en el cual estaban los oficiales que
tenían oficios como carpinteros y albañiles; 2) labor no calificada desempeñada por los macehualtin o
jornaleros.
Regresando a la época prehispánica, el panorama dentro de la organización laboral no era muy
distinto. Aunque ésta se basó en un modelo que fue la concentración masiva de mano de obra
constituida principalmente por obreros no especializados, la existencia de oficiales en las obras
públicas figura de forma explícita en algunos documentos históricos y en el contexto arqueológico es
posible vislumbrar su intervención en los edificios.
23
Kubler (1982: 146).
24
Kubler (1982: 150-151).
25
Gibson (2003: 397).
26
Durán (2002: 282).
27
Anales de Tlatelolco (2004: 94).
244
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Tal como sucede hoy en día, dentro de la construcción, estos acuciosos trabajadores
desempeñaban las actividades más pesadas en las que se requería de fuerza y resistencia física.
Quizás, por esta razón, Alvarado Tezozómoc se refiere a ellos como “gente de guerra”.28
Entre las diligencias que desempeñaba, se encontraban la carga, la descarga y el acarreo de los
materiales y de las herramientas que utilizaban (Figuras 4.2 y 4.3). Los macehualtin también intervenían
en la fase final de la construcción del templo, que era el desplazamiento y colocación de los
ornamentos. De igual forma, suponemos que cuando eran renovadas las esculturas o eran removidas
para su reutilización, fueron los trabajadores no especializados los encargados de estas tareas.29 Al
respecto traemos dos pasajes de la obra de Durán y Alvarado Tezozómoc. Por ejemplo, en el arrastre
de la piedra elegida para elaborar el temalácatl, Moctezuma Xocoyotzin dispuso “un sin número de
indios”.30 Tocante al desplazamiento de las esculturas del lugar donde eran trabajadas por los
canteros al espacio asignado dentro del Cu de Huichilobos u otros edificios, Alvarado Tezozómoc
dice, que una vez terminado el cuauhxicalli encargado por Axayácatl se mandó traer gente proveniente
de Tenochtitlan y de las ciudades sujetas para que subieran la piedra a su sitio en la parte alta del
templo.31
28
Alvarado Tezozómoc (1987: 399).
29
Véase López Luján (2006b: 8); (2010: 75).
30
Durán (2002: 553).
31
Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
245
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
hombres para realizarlas con prontitud.32 Precisamente, en la construcción del caño de Chapultepec
edificado en tiempos de Chimalpopoca se dice que los mexicas “alegres y contentos, empezaron con
gran cuidado y prisa a sacar céspedes y hacer balsas y carrizos para hacer camino por donde el agua
viniere, y en breve tiempo… trajeron el agua a México”.33 Presumiblemente, durante las distintas
ampliaciones del templo, este grupo de trabajadores participó activamente en su demolición,
desmontaje y selección de materiales útiles para el siguiente agrandamiento.
Los trabajadores tenían a cargo también labores de mantenimiento al templo y de los edificios en
general (Figura 4.4). Torquemada34 declara que de “haber algo caído o en mal estado”, ya fuera una
pared o parte de un edificio, inmediatamente los oficiales encargados acudían a arreglarlo.
Además de los servicios de mantenimiento, traer leña para conservar encendido el fuego era una
labor encargada a los macehualtin, pero también a los jóvenes del Calméca y el Telpochcalli quienes
debían ir al cerro, cortarla y después transportarla a la ciudad a través del lago (Figura 4.5).35
Entre las cuadrillas de macehualtin había grupos de trabajadores con destrezas específicas que
recibían el apelativo de oficiales y los cuales posiblemente desempeñaban funciones similares a las del
maestro de obras en la actualidad. Bernal Díaz del Castillo habla de ellos y menciona que en
Tenochtitlan “tenían de canteros y albañiles, carpinteros, que todos entendían en las obras de sus
casas; y tenían tantas cuantas querían”.36 Éstos eran considerados como trabajadores especializados y
por lo tanto intervenían en trabajos muy específicos.
32
Alvarado Tezozómoc (1987); Durán (2002).
33
Durán (2002: 114).
34
Torquemada (1976: III, 213).
35
Sahagún (1997: 172); Rojas Rabiela (1977: 10-11).
36
Díaz del Castillo (1994: 170).
246
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Figura 4.5. Izq. Se observan dos mozos llevando a cuestas madera para el templo
(Cod ex M en docino 1979: fol. 62r). Der. Hombre cargando leña a principios del siglo
XX (tomado de la Fototeca-INAH).
Los oficiales ocupaban un lugar relevante en el ámbito social y económico mexica. Para llegar a ser
un especialista se debía pasar por varias etapas, Sahagún37 afirma que el hombre diestro en cualquier
oficio mecánico primero era aprendiz y después se convertía en maestro (Figura 4.6).
Dentro de sus competencias “el buen oficial entiende bien el oficio de fabricar e imaginar
cualquier obra… es muy apto y diestro para trazar, componer, ordenar, aplicar cada cosa por sí”.38
Entre los especialistas relacionados con la construcción se encuentran los albañiles, canteros,
37
Sahagún (1997: 553).
38
Sahagún (1997: 553).
247
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Uno de los oficiales que tuvo una presencia constante y relevante en la construcción de las
distintas ampliaciones del Templo Mayor fue el albañil. Aunque la técnica identificada con estos
constructores en el Cu de Huichilobos es la mampostería, la cual ha sido considerada como una
técnica poco refinada por algunos estudiosos de la arquitectura prehispánica,39 la realidad es que
estos especialistas introdujeron importantes innovaciones estructurales en el edificio, principalmente
en la cimentación de la estructura, aspecto que deja de manifiesto su buena instrucción.
La voz común para designar al albañil era calquetzani o calquetzqui que significa constructor de
casas40 y calquezanime o calquetzque era el plural. Otro vocablo con el que se nombraba al albañil era
39
Kubler (1982: 146); Molina Montes (1987: 103).
40
Molina (1571: II, 12.).
248
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
tlaquilqui, término que también alude al oficio de encalador. Lo antes dicho sugiere una división y
especialización de tareas dentro de un mismo grupo de oficiales.
Sahagún afirma que entre las destrezas del buen albañil estaba “hacer mezcla, mojándola bien y
echar tortas de cal y emplanarla y bruñirla o lucirla bien”.41 Además de las tareas antes mencionadas,
otras actividades que tenían a su cargo era la construcción de los cimientos y la elevación de los
muros siguiendo las especificaciones del alarife principal (Figura 4.8). Asimismo, debían elegir y
calcular la cantidad de los materiales de acuerdo con cada uno de los elementos arquitectónicos que
serían construidos.42 Su trabajo era fundamental, pues medían, trazaban y decidían el tipo de técnica
constructiva acorde a las características del terreno.43 Además, debían supervisar el preparado de las
mezclas que se emplearían para las juntas, el piso y los revestimientos de la superficies.
En la actualidad, entre los albañiles de una obra existen distintos rangos que van desde el peón, el
asistente, el oficial, el capataz hasta el encargado de obra. Las fuentes documentales no son tan
puntuales con respecto a la jerarquía que existía entre este gremio de oficiales; no obstante, el folio
40r del Códice Durán (Figura 4.9) es muy ilustrativo para entender la división del trabajo así como la
distinción de categorías que existía entre los albañiles de acuerdo con su nivel de capacitación.
En primer plano y a la derecha de la imagen se distingue al tlatoani instruyendo a los señores de
Tacuba, Coyoacán y Azcapotzalco para colaborar en la edificación de la calzada encomendada a los
de Xochimilco. Además de ser los señores que instruían a los calpixque para que llevarán a cabo los
llamamientos y la recolección del tributo, también eran quienes trasmitían las especificaciones sobre
41
Sahagún (1997: 554). Véase también Códice Florentino (lib. X, fol. 18).
42
Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
43
Durán (2002: 282).
249
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
lo que habría de ser edificado o reparado.44 En el margen superior izquierdo se advierte a dos
hombres que sujetan y estiran un cuerda la cual se utilizaba para medir, pero también para trazar la
línea del camino o calzada. Al centro del dibujo están dos hombre en cuclillas, cada uno lleva un
huictli y en la esquina inferior izquierda se observa otro personaje que sostiene una vara recta con la
cual parece estar haciendo zanjas. Los individuos descritos comparten una característica: todos visten
de forma sencilla. Los que sostienen la cuerda únicamente tienen una manta atada en la cintura que
les cubre los genitales. Debido a la sencillez de su atuendo y por el tipo de trabajo que desempeñan,
suponemos que se ubicaban en la categoría de peones, es decir, el nivel más bajo dentro del grupo.
Con respecto a los que están en cuclillas y el que sujeta una vara alargada, estos están cubiertos del
torso con mantas blancas lisas. Aunque su vestimenta es sencilla, está compuesta por más elementos,
situación que hemos interpretado como una distinción jerárquica que los ubica como asistentes o
aprendices de calquetzanime y no de peones.
En este mismo sentido, llama la atención el individuo localizado por debajo de los sujetos con la
cuerda, así como el hombre en el borde inferior de la imagen. El primero está cubierto con una
manta blanca sin decoración y parece estar dando indicaciones a los otros dos hombres con el huictli.
El segundo hombre también parece dar instrucciones, no obstante su vestimenta es distinta. Su
manta es más elaborada; está decorada con franjas horizontales rojas y lleva cubiertos los talones de
ambos pies. Sobre este par de personajes, pensamos que se trata nuevamente de calquezanime o
maestros albañiles cuya función era trasmitir las necesidades de la obra a los ayudantes y dirigir los
44
Véase Torquemada (1976); Alvarado Tezozómoc (1987); Durán (2002).
250
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
procedimientos a seguir; sin embargo, entre uno y otro también hay una jerarquía representada por la
diferencia en el tipo de vestimenta.
Para distinguir y designar a los albañiles especializados en determinada actividad se empleaban
apelativos diferentes. Así, por ejemplo, a quien rellenaba de piedra y mezcla las zanjas de los
cimientos se les conocía como tlatetocani.45 Al encalador se le nombraba como tlaquilque46 y al que
daba el acabado final a la superficie tlapetlauani que significa el que acicala o bruñe algo (Figura
4.10).47 Rémi Siméon48 emplea el término tlacalaniqui para identificar al albañil u obrero que pule,
bruñe y aplana. No todas las superficies estaban recubiertas con mortero de cal; algunas se revestían
con lodo como las paredes interiores de los adoratorios de la Etapa II. En este caso el encargado de
revocarlas era el tlaçoquiui, es decir “el que cubre con barro, revoca con argamasa, enluce”.49
Los tlaquilque no sólo revestían los muros y los pisos; también les correspondía preparar las
mezclas. Su trabajo requería cuidado; debían seleccionar de manera adecuada los agregados, así como
las proporciones correctas de agua, cal y arenas para obtener una argamasa con una adecuada
consistencia, cohesión y plasticidad. Los dos grupos de morteros documentados que se emplearon en
el Templo Mayor a lo largo de sus distintas ampliaciones y que hemos descritos con anterioridad, son
indicadores del nivel de especialización que tenían estos oficiales y que fueron depurando a lo largo
del tiempo. Asimismo, en el manejo de la cal había que ser cuidadoso, ya que ésta podía adquirirse de
dos maneras: viva o apagada.50 Según relata Alvarado Tezozómoc, para el caño construido en
tiempos de Chimalpopoca, el tlatoani solicitó al señor de Azcapotzalco diversos materiales entre los
que se encontraba la cal viva.51
Para cada tipo de cal los tlaquilqui debían efectuar un proceso de transformación diferente para
elaborar las mezclas; por tanto, el calero debía estar bien capacitado con el fin de evitar el desperdicio
de los materiales así como accidentes entre los trabajadores y en la misma construcción.52 Al
respecto, habría que mencionar cómo afectó la mala preparación de las mezclas durante la época
45
Molina (1571: II, 132).
46
Molina (1571: II, 134).
47
Molina (1571: II, 131).
48
Siméon (2004: 556).
49
Siméon (2004: 577).
50
Sahagún (1997).
51
Alvarado Tezozómoc (1987: 237).
52
Véase Margain (1966); Barba y Córdova (1999); Palma Linares (2009); Villaseñor y Schneider (2013).
251
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
colonial. Kubler53 señala que los indígenas llegaron a sustituir la cal por ceniza y como consecuencia
varias construcciones se dañaron o se vinieron abajo.
Continuando con los oficios, los caleros fueron otro grupo de oficiales cuya especialización es
producto de una larga tradición mesoamericana, la cual permaneció presente muchos años después
de la conquista hispánica.54 De acuerdo con Palma Linares;55 las primeras evidencias de explotación
de canteras de caliza en el Altiplano datan del 2500 a.C., hacia la época Clásica56 se intensificó el
aprovechamiento de esta materia prima, particularmente en Teotihuacan y para el Posclásico esta
actividad estaba plenamente consolidada.
Al oficial de la cal se le nombraba como tenextlati que significa “el que quema o hace cal”57 o “el
que cuece o quema en horno de cal”.58 Entre sus labores estaba conocer la calidad y características de
la piedra. Los informantes de Sahagún59 mencionan que las rocas de mejor calidad era la llamada
cacalótetl (caliza). Posteriormente debían extraer y desbastar la piedra caliza para obtener la cal y por
último cocerla en los hornos destinados a esta actividad. Una vez que se obtenía la cal ya fuera viva o
apagada la vendía en el mercado o enviaban las cargas pedidas como tributo.
La cal como materia prima fundamental para la elaboración de morteros y estucos tuvo un alta
demanda durante la época prehispánica. Tenochtitlan recibía periódicamente cargas de cal de lugares
como Atotonilco de Pedraza (Figura 4.11).60 Así que a diferencia de otros oficiales cuyo trabajo se
53
Kubler (1982: 170).
54
Margain (1966); Kubler (1982); Barba y Córdova (1999); Gibson (2003); Palma Linares (2009); Barba (2013).
55
Palma Linares (2009: 228).
56
Barba y Córdova (1999); (Barba 2013).
57
Molina (1571: II, 99).
58
Molina (1571: II, 99).
59
Sahagún (1997: 570).
60
Barlow (1992); López Luján et.al. (2003a); Palma Linares (2009); Villaseñor y Barba (2013).
252
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
circunscribía primordialmente a las épocas de construcción, los caleros eran un grupo que laboraba
casi todo el año para poder abastecer a la ciudad.
Las cargas de cal no sólo se utilizaban para la fábrica de los morteros y enlucidos durante las
épocas de intensa actividad constructiva, sino también cuando se necesitaba remozar los edificios. En
el caso particular de los aplanados y enlucidos de estuco, existen diversos agentes que en el pasado
contribuían a su deterioro. La lluvia y la humedad eran las principales causas, tal como sucede en la
actualidad, estos agentes fomentan la aparición de microorganismos y sales que con el tiempo
disminuyen gradualmente la resistencia de los aplanados y propicia su desprendimiento.
En el pasado, para conservar en óptimas condiciones a los templos, el tlatoani o el cihuacóatl
enviaban cada cierto tiempo a los encaladores para que resanaran las superficies afectadas. A veces la
proximidad de alguna festividad o la entronización de un gobernante eran otra buena oportunidad
para llevar a cabo actividades de mantenimiento.
Durán afirma que para la coronación de Ahuítzotl, Tlacaélel solicitó a los encaladores “que
encalasen y remendasen lo que estaba descostrado y mal encalado”.61 Hay que agregar que la cal
además de emplearse en la construcción, se usaba como pigmento, así como en la nixtamalización
del maíz para elaborar las tortillas.62 Consecuentemente, los almacenes debían estar bien abastecidos
durante todo el año para tener suficiente cal.
En el contexto arqueológico, durante las temporadas del PTM y los trabajos de conservación
realizados en la zona arqueológica, se ha documentado evidencia del remozamiento de muros y
pisos. Las diversas capas de enlucido sobre los aplanados son prueba de los constantes renovaciones
61
Durán (2002: 383).
62
López Luján et al. (2005: 21-23); Palma Linaras (2009: 231).
253
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
efectuadas sobre la superficie. Suponemos que las capas de enlucido próximas al aplanado,
corresponden al revestimiento que se colocaba para dar el acabado final a las fachadas y los estratos
más lejanos, conciernen a las rehabilitaciones hechas a los edificios durante su funcionamiento.
Otro grupo de oficiales que tuvieron un papel relevante en la construcción del templo fueron los
canteros o tezozonque,63 cuyo renombre quedó asentado en las narraciones de los cronistas hispanos.
Al respecto Zorita dice lo siguiente:
Los tezozonque eran llamados por el tlatoani generalmente para efectuar la talla de las esculturas
que ornamentaban el Huey Teocalli y en ocasiones para labrar la imagen del propio gobernante (Figura
4.12). No obstante, también intervenían junto con los albañiles en las decisiones constructivas del
templo y otras obras públicas.65 Se dice que Moctezuma Ilhuicamina ordenó venir a los mejores
canteros de Texcoco, Tacuba, Coyoacán, Azcapotzalco, Chalco y Xochimilco para labrar las figuras
de “cada dios sujeto a Huitzilopochtli”66 y les consultó sobre la altura, forma y ancho del
basamento.67 La figura del cantero no se limitaba al trabajo de la piedra, como lo señala fray
Bernardino de Sahagún.68 Entre las actividades para las que estaba calificado el tezotzonqui, estaban
proyectar una casa, también se encargaba de los cimientos y de manufacturar las esquinas de los
muros.
Tal como sucedía en otras actividades de la construcción, en la labor de la cantería había una
división laboral. A partir de nuestro acercamiento al trabajo actual en algunas canteras, hemos
63
Molina (1571: II, 109.).
64
Zorita (1909: 295-296).
65
Alvarado Tezozómoc (1987: 356, 417, 451, 662); Durán (2002: 224, 391, 552-553).
66
Alvarado Tezozómoc (1987: 356).
67
Alvarado Tezozómoc (1987: 356).
68
Sahagún (1997: 554).
254
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
observado que en la extracción de piedra hay una distribución en las tareas, las cuales pueden llevarse
a cabo de forma simultánea o consecutiva, y realizadas por uno o varios individuos.
En nuestros días, en los yacimientos de andesita y basalto que hemos visitado parece no existir
una marcada división del trabajo. La mayoría de los canteros conocen y efectúan cada uno de los
pasos involucrados en la extracción y talla de la piedra; sin embargo, las actividades se rotan para
optimizar el trabajo. Por ejemplo, en las pedreras de San Juan Totoltepec y San Bartolo Tenayuca,
algunos trabajadores se encargan de hacer los socavones en la parte baja de la peña para extraer
material, mientras que otros llevan a cabo el desprendimiento de los bloques en la parte alta de la
cantera. Otro grupo de picapedreros realizan el desbaste de los bloques ya separados al tiempo que
ellos mismos o algún ayudante tienen la tarea de acarrear la piedra y estibarla en la zona de carga. Por
ultimo, el llenado de los camiones es una actividad donde participan todos.
Regresando a la época prehispánica, los canteros también se dividían las operaciones en el
yacimiento de acuerdo con su grado de especialización. A los encargados de sacar la piedra se les
conocía como tequixti o tequixtiani y al que cavaba para sacar la piedra se le denominaba tetatácac.69
En la representación de los canteros localizada en el Códice Florentino se distingue claramente la
existencia de grupos de trabajo. Por un lado estaban los encargados de desprender la piedra de los
peñascos y del acarreo al lugar del desbaste; otro conjunto de trabajadores estaba comisionado para
reducir los bloques, mientras que los canteros más especializados realizaban las preformas y
aparentemente el trabajo más fino (Figuras 3.28 y 4.13).
69
Molina (1571: II, 105.).
255
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Las crónicas también dejan entrever quienes estaban a cargo de ciertas actividades. Por ejemplo,
los responsables de buscar la roca adecuada para esculturas o la construcción, eran los oficiales de la
piedra que conocían las propiedades físicas de las rocas y los lugares donde hallar el material
adecuado. Los maestros canteros no separaban la piedra de la peña. Una vez que identificaban la roca
adecuada daban aviso al tlatoani, quien enviaba a los hombres necesarios para esta tarea.70 Asimismo,
quienes tenían como misión trasladar los materiales provenientes de las canteras eran los trabajadores
menos especializados. De acuerdo con Durán,71 para este tipo de misiones se desplegaba un número
importante de hombres, especialmente cuando se debía arrastrar piedras de grandes dimensiones
(Figura 4.14).
Aunque a los llamamientos de las obras públicas eran convocados tanto la gente común como los
especialistas, es probable que aquellos enviados al tetlapanaloyan para desbastar y desasir la piedra
hayan sido los aprendices de tetzozonque, ya que como mencionamos en capítulos previos, los
canteros debían dominar cada tarea de su oficio, incluyendo el desbaste de la piedra en sus distintas
70
Alvarado Tezozómoc (1987: 662); Durán (2002: 553).
71
Durán (2002: 553-554).
256
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
fases.72 Por otro lado, los documentos históricos no precisan si las actividades en torno a la
extracción de roca eran simultáneas o consecutivas. Sin embargo, Durán73 y Alvarado Tezozómoc74
señalan que a las pedreras eran enviados un número importante de trabajadores con el propósito de
aventajar las labores. Hay que considerar que el material extraído para la construcción era abundante;
por tanto, requería de un trabajo más intenso y bien organizado. Si bien no contamos con los datos
suficientes, nos inclinamos a pensar que cada actividad en las canteras estaba bien delimitada y cada
grupo trabajaba de forma simultánea.
Con respecto al oficio de la cantería, éste era desempeñado casi en su mayoría por hombres. Por
lo que llama la atención la imagen del folio 4 del Códice Azcatitlan, donde se observa a una mujer
sosteniendo un cincel con el que parece estar labrando un casa (Figura 4.15).
1
Figura 4.15. Representación de una mujer realizando
trabajo de cantería (Co dex A zcatit la n, fol.4).
De acuerdo con los informantes de Sahagún, las mujeres destacaban en el ámbito doméstico
donde debían ser diestras en tejer, labrar, guisar y preparar bebidas.75 Los oficios que ejercían eran
como hilanderas, costureras, médicas, guisanderas, entre otros76 y fuera del hogar vendían productos
elaborados por ellas como tamales, tortillas y distintos guisados en el mercado;77 en las obras públicas
no sobresalían. Suponemos que su contribución en estas labores se circunscribió a la preparación de
los alimentos que se enviaban para dar de comer a los trabajadores. La lámina a la que nos referimos
corresponde a un entorno más doméstico, pues atañe al asentamiento de los mexicas en
72
Sahagún (1997: 554).
73
Durán (2002: 553).
74
Alvarado Tezozómoc (1987: 662).
75
Sahagún (1997: 549).
76
Sahagún (1997: 560-561).
77
Sahagún (1997: 567).
257
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Tepemaxalco antes de su arribo al islote. Sobre esta imagen cabría preguntarse dos cosas. Por un
lado, si durante la migración la mujer tuvo un rol más activo en algunas tareas de la construcción. Por
el otro, si una vez que el grupo se asentó en Tenochtitlan su participación en la obra disminuyó para
desarrollar otras tareas, aspecto que limitó su incursión sólo en momentos muy particulares, tal como
el que relata Domingo de Chimalpahin al referirse a la ampliación que hizo Itzcóatl del templo: “y los
mexicas comenzaron a edificar su templo; [donde] hasta las mujeres, a pesar de la guerra iban a traer
piedras del río, pues se combatía en Xochitlán y en Tlatenanco”.78
Otro de los oficios ligado a la construcción era la carpintería. Entre las destrezas de estos oficiales
estaban “cortar con hacha, hender las vigas y hacer trozos, y aserrar, cortar ramos de árboles y
hender con cuñas cualquier madero”.79 El trabajo del carpintero no se circunscribía sólo a elaborar
los morillos, tablas, tablones y pilotes para la construcción, sino que debía conocer las cualidades de
los distintos árboles para obtener madera de buena calidad y adecuada para cada tipo construcción.
Entre los oficiales que trabajaban la madera hay que distinguir entre el leñador y el carpintero.
El leñador recibía el nombre de cuauhqui.80 Cortaba, partía y cercenaba la madera con un hacha,81
también la descortezaba y limpiaba, y era quien abastecía de materia prima al carpintero (Figura 4.16).
Los productos que ofrecía en el mercado eran originarios de diferentes géneros de árboles como
el ciprés, el cedro y el pino. No sólo vendían el material en bruto, también proporcionaban
productos semi-elaborados como tablas, tablazones, postes y morillos, los cuales pasaban por una
78
Chimalpahin (1998: 385).
79
Sahagún (1997: 554).
80
Molina (1571: II, 86).
81
Sahagún (1997: 571).
258
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
segunda fase de transformación a cargo de los carpinteros. Probablemente por esta razón los
leñadores no eran considerados como oficiales, sino como mercaderes o tratantes.
El carpintero era nombrado como cuauhxinqui,82 su oficio era transformar la madera en objetos
útiles muebles e inmuebles para consumo humano. El quehacer del carpintero en la construcción
estaba enfocado principalmente en la elaboración de jambas, dinteles, vigas, viguetas y morillos, los
cuales se colocaban en los vanos y en las techumbres de los edificios (Figura 4.17 y 4.18). Estos
oficiales también llevaba a cabo el tallado de la madera, tal como se aprecia en los dinteles de
Tlatelolco.83
Las actividades a cargo del carpintero, como lo explica Sahagún, eran “medir y compasar la
madera con nivel y labrarla con la juntera para que vaya derecha, y acepillar, emparejar y entarugar”.84
Este oficial además de fabricar las piezas para los elementos constructivos del edificio donde fueran
requeridos. También intervenía en la edificación, pues tenía como tarea ensamblar las piezas de los
entramados, así como “encajar unas tablas con otras y poner las vigas en concierto sobre las
paredes”.85 Como veremos más adelante, la presencia de elementos como las jambas y pilotes de
82
Molina (1571: II, 87).
83
Carballal et al. (2008).
84
Sahagún (1997: 554).
85
Sahagún (1997: 554).
259
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
cimentación son testigo de la intervención de los carpinteros en las distintas ampliaciones del Cu de
Huchilobos.
Otro especialista que también intervino en algunas obras públicas, pero que no está descrito como
parte de los oficiales es el buzo, también nombrado como atlan calaqui o atlan calaquini.86 Estos
especialistas eran llamados para dar mantenimiento a los afluentes de agua que circundaban la ciudad.
En el relato de Durán se narra que Ahuítzotl ordenó la presencia de los mejores maestros para
construir el caño que llevaría el agua desde Coyoacan hasta Tenochtitlan y entre los expertos
convocados estaban los buzos, quienes tenían como encargo limpiar el agua de los manantiales y
“cerrar todos los desaguaderos y venas por donde desaguaban”.87 Como es sabido, la construcción de
este caño provocó una inundación que devastó por completo a la ciudad. Para mitigar el daño, el
tlatoani mandó traer nuevamente a los buzos quienes se sumergieron en las aguas para cerrar los ojos
de agua que alimentaban al manantial. Alvarado Tezozómoc88 indica que estos hombres amarraron
grandes y largas sogas de hasta cien estados a las cuales habían amarrado piedras de las llamadas
iztapáltetl89 y se sumergieron para tapar con estas lajas los nacientes de agua. Una vez cumplida la
tarea, Ahuizotl los recompensó a cada uno con “diez cargas de mantas muy ricas, de las de a ocho y
diez brazas de largo y de menos, y les dio suma de riquezas y esclavos”.90
86
Siméon (2004: 59).
87
Durán (2002: 432).
88
Alvarado Tezozómoc (1987: 567).
89
Esta piedra se ha identificado con las andesitas de piroxenos. Véase López Luján (2003a: 146).
90
Alvarado Tezozómoc (1987: 567).
91
Durán (2002: 553).
92
Rojas Rabiela (1997: 28); (2008: 118).
260
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
podido identificar tres: el de hoja, el axoquen con mango zoomorfo y el que era a manera de pala. Por
otra parte, en la colonia el uso de este instrumento se perpetuó tanto para la construcción como para
el trabajo agrícola. Así se aprecia en las láminas 38v y 39v de la Pintura del gobernador, alcaldes y regidores
de México o Códice Osuna (Figuras 4.20 y 5.6).
Los tetzozonque además del huictli, empleaban instrumentos como mazas grandes y pequeñas para
poder desbastar las bloques desasidos de la peña. A las mazas grandes se les conocía como
ueitlatetzotzonaloni93 y las de tamaño regular tlatetzotzonaloni. Estaban conformadas por un mango de
madera y en el extremo una cabeza de piedra. Los picos de pedernal también eran para el trabajo más
fino tanto los canteros como los carpinteros empleaban cuñas, cinceles (uiteconi)94 y plomada; de esta
manera podían cortar la piedra y la madera, y obtener cantos bien escuadrados.
Figura 4.19. Izq. Representación de una obra realizada durante el gobierno de Tízoc, probablemente la
ampliación del Templo Mayor (Cod ex A zcatítlan, fol. 20). Der. Tecu ht li y mandón encargados de reparar las
calles y puentes que llevan al templo (Co dex M en docino 1979: fol. 64r).
Para el carpintero, su instrumento más importante era el hacha o tlaximaltepuztli la cual aparece
representada en varios códices con un mango de madera curvo y una cabeza de metal. Para cortar y
cepillar la madera utilizaban un instrumento similar al hacha pero sin mango. En el Códice florentino,
entre las utensilios asociados al carpintero, estaba una especie de serrucho, aunque es probable que
éste corresponda a las herramientas de transición entre el periodo prehispánico y el colonial (Figura
4.21).
93
Siméon (2004: 658).
94
Siméon (2004: 756).
261
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Los encaladores además de usar el huictli para mezclar, empleaban la artesa nombrada como
quauhtexpétlatl,95 una especie de cernidor o criba ovalada y la llana para alisar las superficies. De éstas
últimas se han registrado varias en distintos contextos arqueológicos mesoamericanos. Eran
fabricadas con rocas de origen volcánico como el basalto y el tezontle.
Otros implementos usados tanto por los albañiles como por los canteros y carpinteros, fueron las
cuerdas o maromas como las describe Alva Ixtlilxóchitl, las cuales fueron utilizadas para jalar las
piedras para las esculturas y arrastrar las maderas empleadas para techar96 o para la cimentación.
De los bancos de material a Tenochtitlan, las materias primas se transportaron a través de canoas
y cargadas por los tlameme, pero al interior de la construcción el mecapalli y el uacalli fueron los
instrumentos con los que los trabajadores se encargaban trasladar los materiales. El mecapalli era una
banda de algodón o de fibra de ixtle tejida que iba sujeta por sus extremos a dos cuerdas las cuales
sostenían la carga (Figura 4.22).97 Rubén Morante López explica que:
95
Simeón (2004: 413).
96
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 181).
97
Morante López (2009: 70).
262
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
“la banda se colocaba en la frente del cargador para protegerlo, ya que su cabeza y
cuello tenían una doble función: en primer lugar, equilibraban el bulto a partir de la
frente y en segundo, distribuían el peso por todo el cuerpo del cargador, a manera de que
no hubiera un sólo músculo que no recibiese parte de la carga”.98
En algunos casos, los objetos se sostenían directamente con las cuerdas como la madera, el césped
y las piedras de tamaño considerable. Tal como se aprecia en algunas láminas del Códice Azcatitlan
(fol. 14); del Códice Florentino (lib. XI, fol. 110), y del Códice Mendoza (fol. 60r, fol. 62r), (también véase
figuras 4.5, 4.8, 4.19 y 4.26). En otras ocasiones se utilizaba el uacalli principalmente para manejar
arenas y tierra (Códice Florentino, lib. XI, fol. 230).
Figura 4.22. Izq. Joven llevando carga de ramas para el templo. Se aprecia la cinta
ixtle tejido en la frente y el amarre con las cuerdas de la carga (Cod ex Men docino,
1979: fol. 62r). Der. Cargador de leña a principios del siglo XX donde se observa una
cinta gruesa sobre la frente y el atado con cuerdas de la carga (fondo Y-C.B. Waite y
W. Scott, fototeca del INAH). Inf. Distintas formas de llevar la carga. El individuo
en del lado izquierdo lleva un canasto o uaca lli; el personaje al centro sostiene la
carga mediante un m ecap alli con un soporte de madera; el mercader a la derecha
muestra como se ataba la carga (Có dice F lor entin o 1979: lib. X, fol. 29v).
98
Morante López (2009: 71).
263
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
99
Cuando nos referimos a la frase “distintos grupos” lo hacemos en el sentido más amplio; es decir, a personas provenientes de
diversas provincias organizadas en cuadrillas a las cuales se les asignaba cumplir determinadas tareas, por lo que suponemos que en
algunas cuadrillas había hombres que pertenecían a distintos poblados y se les organizaba de acuerdo con sus habilidades y nivel de
capacitación para determinados trabajos.
264
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
265
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Los céspedes son otro material que el tlatoani solicitaba con frecuencia para la edificación. Éstos se
empleaban principalmente en la ciega del lago. Al igual que la tierra, los pastos eran materiales que se
utilizaban sin modificación y se adquirían de las cercanías al recinto, por lo que los procesos
involucrados se reducían a su obtención y transporte a la zona de trabajo. Era una tarea relativamente
sencilla que podían realizar varios trabajadores y no había necesidad de un instrucción especializada.
Los jóvenes estudiantes del telpochcalli acudían con céspedes cuando era necesario arreglar o dar
mantenimiento a un área del templo, así lo muestra la glosa en la lámina 63r del Códice Mendoza
(Figura 4.25).
Figura 4.26 Izq. Chinampero de Xochimilco a finales del siglo XIX llevando en su
canoa césped (fondo Hugo Brehme, fototeca del INAH); Der. Canoa cargada de
césped, Xochimilco 1890 (fondo Felipe Teixidor, fototeca del INAH).
266
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En los trabajos del manantial de Acuecuexco, Ahuítzotl solicitó a la nación xochimilca acudir a la
obra con “instrumentos para sacar céspedes”,100 por lo que deducimos que los pastos se cortaban de
las zonas circundantes a la construcción para limpiarla y posteriormente ir secando los alrededores
donde se construiría (Figura 4.26).
Por otra parte, suponemos que el secado del lago era una actividad que no sólo se realizaba en las
etapas de construcción, sino de forma paulatina a través del año, pues desecar amplias extensiones
tomaba tiempo, especialmente si se deseaba tener una superficie lo suficientemente firme para
edificar.
4.2.2 La piedra
Para el aprovechamiento de la piedra en la construcción del Templo Mayor, así como de otras
obras públicas fue necesario el desarrollo de diversas actividades, ya que se utilizaron distintas clases
de piedra y, dependiendo del lugar donde fueron empleadas, se les dio un tratamiento diferente.
El ciclo productivo de la piedra requería de un grupo de profesionales bien organizados, los cuales
acudían de manera multitudinaria a los afloramientos cuando se iniciaba una obra pública o se
edificaba un nuevo edificio religioso o administrativo. Hay que acotar que el trabajo en los
yacimientos no se limitaba a las épocas de edificación de grandes obras, pues según indican Durán y
Cortés en los mercados era posible conseguir piedra para la construcción.101 Por consiguiente,
existían grupos de oficiales que laboraban de manera independiente a lo largo del año y de este modo
mantenían al alcance de la población las materias primas necesarias par levantar sus casas o darles
mantenimiento.
Las labores vinculadas a la explotación de las piedras usadas en el Huey Teocalli (tezontle, caliza,
basalto de piroxenos, basalto vitrofídico, andesita de lamprobolita y de piroxenos) fueron muy
similares. Las etapas por los que pasó un bloque hasta obtener la forma definitiva fueron:
100
Durán (2002: 432).
101
Véase Cortés (1993: 63); Durán (2002: 93).
267
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
5. Acabado.
Los canteros seleccionaban las peñas de donde se desprendían los bloques más grandes, los cuales
eran sometidos a dos y hasta tres etapas de desbaste para obtener los bloques someramente
desbastados. El trabajo de la piedra en las canteras abarcaba únicamente hasta la fase de obtención de
preformas; esto se debía principalmente a que en la construcción de los distintos edificios del recinto
sagrado no se trabajaba con piezas estandarizadas, así que tanto los albañiles como los canteros
podían variar o ajustar los elementos en la marcha (Figura 4.27 y 4.28).
268
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Pensamos que en la mayoría de los casos, entre las primeras fases del proceso de desbaste y la talla
estaba un paso intermedio que correspondía al acarreo.102 La mayoría de los bancos de material se
localizaban en los alrededores de la cuenca y próximos al lago, así que los trabajadores debían
arrastrar las piedras más grandes hasta la zona donde estaban las canoas. Los bloques manejables
eran atados a la espalda de los cargadores, quienes los transportaban de este modo al área de
embarque (Figura 4.5).
Posterior a la descarga se iniciaba con la etapa de manufactura de la piedra, con la cual se
elaboraba cada uno de los elementos arquitectónicos del edificio. La talla tenía como objetivo darle
definición geométrica a los bloques, aunque no siempre se realizaba este paso. Materiales como el
tezontle y el basalto de piroxenos se depositaban en los rellenos del basamento y de los pisos de la
plaza respectivamente sin modificar, por tanto no pasaban por la fase de manufactura (Figura 4.29).
El tezontle también se aprovechó para dar altura a los peldaños de las escalinatas, como se describirá
más adelante; en muchos casos se uso sin haber sido trabajado, por lo que tampoco entró en la fase
de modificación.
102
Hay que precisar que las fases de desbaste por las cuales pasaban las materias primas pétreas, dependían en gran medida de su uso.
De este modo, algunas piezas en las primeras etapas de reducción podían ser acarreadas hasta el lugar donde se encontraban las canoas.
269
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
lamprobolitas se utilizó principalmente en las esquinas de los muros, en los peldaños de las
escalinatas y los pavimentos de la plaza (Figura 4.30 y 4.31). La andesita de piroxenos se utilizó en el
confinamiento del relleno del basamento y en los pisos de la plaza.
Figura 4.29. Diagrama del proceso del tezontle en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.
Los albañiles trataron de seleccionar piezas con formas regulares, pero como se observa en los
pisos aún visibles, esto no siempre fue posible, lo que indica que las piezas se utilizaban casi como
salían de la cantera. Otro indicador son los márgenes disparejos y las esquinas irregulares que
muestran el poco trabajo al que fueron sometidos este tipo de piedras. Así, las acciones involucradas
en su manufactura se circunscribían a desbastes en áreas como bordes o esquinas únicamente para
ajustar las piezas si era necesario. Posiblemente este trabajo lo realizaban los mismos albañiles, pues
era una actividad que tomaba poco tiempo, ya que en la fase de modificaciones sólo se realizaban
tareas de corte y no de talla.
Además de utilizarse en los rellenos, el tezontle se empleó profusamente en los muros de los
cuerpos y adoratorios. En este sentido, el número de operaciones vinculadas a la manufactura de las
piezas está estrechamente ligada al tipo de técnica de mampostería o de sillería empleada, ya que la
técnica elegida determinaba la geometría de las piezas y por tanto la cantidad de material que se
eliminaba (Figura 4.29). Así, para la mampostería careada donde sólo se labraba la cara exterior del
paramento, los albañiles seleccionaban piezas de tamaños similares y desbastaban un lado de la
piedra, trabajo que se podía realizar en uno o dos pasos. En cambio, los bloques en los que se
270
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
empleó la mampostería concertada debían ser trabajados tanto en sus márgenes de junta como de
asiento; por tanto, los albañiles, además del paso de elección de piezas con características y formas
similares, debían labrar las piezas con márgenes más o menos regulares, operación que requería de
varias fases de labra, entre las que se encuentran el delineado de la forma mediante una serie de
golpes de desbaste y el emparejado de los márgenes. Aunque los cantos no se tallaban a detalle y las
piezas no recibían un acabado fino, sí había un trabajo de desgaste en el lado expuesto de la piedra
para conseguir una superficie lo más plana posible.
Con el fin de aproximarnos al tiempo que tomaban estas actividades aparentemente sencillas y
poco especializadas, traemos al tema el trabajo de Tatsuya Murakami,103 quien replicó el labrado de
piedra para estimar el costo de tiempo en la edificación de superficies en Teotihuacan. Según lo
documentado por el arqueólogo, los trabajadores que labraron piezas del tamaño de un canto rodado
únicamente en dos caras, tardaron alrededor de 15 minutos utilizando cinceles y martillos metálicos.
El investigador calcula que en época prehispánica para cubrir una superficie de 2 m2 x 0.5 m de
profundidad se labraban aproximadamente 0.33 m3 de piedra por día. Para el caso de la estructura
residencial (10L-22, en Copán Honduras) analizada por Abrams y Bolland,104 estimaron que en el
labrado de la mamposterías intervinieron aproximadamente 50 trabajadores y se invirtieron 68 días
de trabajo. En este sentido, habría que considerar que en trabajos más detallados como el labrado de
103
Murakami (2010: 202); (2015: 270).
104
Abrams y Bolland (1999: 282).
271
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Figura 4.32. Diagrama del proceso del basalto vitrofídico en la construcción del
Templo Mayor de Tenochtitlan.
105
Abrams, calcula que una persona podía tallar una superficie de 321 cm2 por hora, en una escultura con motivos simples; en cambio,
una persona que talla una escultura más compleja, sólo podía cubrir una superficie de 89 cm2 en el mismo tiempo. Abrams (1994: 49).
Véase también Murakami (2010: 202-203); (2015).
272
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Las piezas para muros, alfardas y escalinatas que se realizaron mediante las técnicas de sillarejos y
sillares implicaron un mayor número de pasos en la secuencia de actividades. Para esta técnica se
usaron materiales como el tezontle y el basalto vitrofídico (Figura 4.29 y 4.32), así que desde el
yacimiento los canteros seleccionaron bloques de mayores dimensiones. Ya en la obra, las piezas
pasaban por varias fases de desbaste hasta obtener la forma y tamaño deseados. Posteriormente, los
canteros debían igualar las superficies, quitando las irregularidades y sobrantes del perfilado burdo,
esta operación se repetía hasta conseguir piezas con una talla fina o media.
En el caso de los sillares se llevaron a cabo tareas de alisado en cada cara de las piezas para
otorgarles una apariencia lisa. De esta manera los albañiles podían ajustarlas a hueso y pintarlas con
una capa delgada de enlucido. De acuerdo con lo relatado por Durán,106 para el alisado y pulido tanto
los lapidarios como los canteros empleaban arena y una especie de esmeril.
La piedra caliza fue una roca utilizada como material para el recubrimiento de pisos, así como
para la elaboración de morteros. En este sentido, la roca pasó por distintos procesos de
transformación de acuerdo con su destino final. Las calizas utilizadas en la fábrica de losas para
pavimentos pasaron por una secuencia de operaciones similares a las del tezontle y el basalto
vitrofídico.
Una vez extraída la piedra de la cantera, los trabajadores la acarreaban a pie hasta las orillas del
lago donde cargaban las canoas. A pie de obra y mediante varias etapas de desbaste se perfilaban las
losas rectangulares, mismas que pasaron por las fases de acabado como el alisado y pulido. Aunque
es una piedra que por sus propiedades se trabaja con relativa facilidad, las etapas que presuntamente
tomaban más tiempo eran el delineado geométrico y el perfilado de las piezas, pues en estas tareas se
eliminaba una gran cantidad de material. El desbaste debía ser controlado, ya que los canteros
trataron de manufacturar piezas con forma, espesor y tamaño más o menos estandarizados (Figura
4.33).
Por otra parte, debido que las losas de caliza se emplazaron como pavimento y no fueron
recubiertas, debían tener un buen terminado, por lo cual pensamos que en este procedimiento
también se dedicaron varias horas de trabajo y se designó a un grupo de hombres para llevar a cabo
esta actividad.
106
Durán (2002: 487).
273
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Figura 4.33. Diagrama del proceso de la piedra caliza en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.
107
Schreiner (2001: 358).
108
Russell y Dahlin (2007: 410).
274
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
maestros caleros experimentados en todos los pasos para la quema de la cal, estaban familiarizados
con la obtención tanto de la piedra como de la leña, sabían de que rocas se lograba una cal de buena
calidad y las especies madereras más eficientes para la quema.109 También es posible que para estas
tres tareas intervinieran grupos de obreros distintos: los canteros encargados de la explotación de las
calizas, los leñadores quienes proporcionaban la madera y los caleros quienes se encargaban de
quemar y apagar la cal, cada uno con su propias organización y división del trabajo interna. Sin
embargo, nosotros nos inclinamos por la primera propuesta.
La quema de la cal muy probablemente se realizó en un área próxima al yacimiento y no a pie de
obra, ya que operativamente era más complejo transportar la gran cantidad de leña necesaria para
quemar la suficiente cal con la cual se cubrirían las superficies de los edificios. Al respecto, Schreiner
afirma que:
“El tiempo necesario para producir cal aumenta significativamente si los materiales
tienen que ser transportados, aunque sea por distancias cortas. Esto puede entenderse
fácilmente si se piensa que para una calera promedio, que produce con una eficiencia de
5:1, habría que transportar 10 cargas de madera húmeda y dos de caliza para cada carga
de cal viva que se produzca”.110
Figura 4.34. Diagrama del proceso de la piedra cal en la construcción del Templo
Mayor de Tenochtitlan.
109
Schreiner (2001: 358), llevó a cabo la construcción de un horno tradicional para quema de cal, con la ayuda de un calero tradicional
maya de 77 años. Russell y Dahlin (2007: 410) realizaron sus experimentos a partir de la ayuda de tres informantes mayas.
110
Schreiner (2001: 363). Véase también Hassig (1990: 42).
275
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Por su parte, Russell y Dahlin,111 sugieren que quizá las caleras estaban en las proximidades de los
yacimientos donde se podía encontrar la mejor caliza. En Teotihuacan, por ejemplo, Barba y
Córdoba y Murakami,112 coinciden en que la producción de cal se llevó a cabo en los alrededores de
Tula, lugar de donde provenía el material, pues en el sitio no se contaba con los insumos suficientes
para transformar la piedra. Para poder calcinar la caliza se necesitaba una gran cantidad de
combustible (madera) para producir una combustión cercana a los 900º C, que es a la temperatura en
la que se produce el óxido de calcio (CaO) o cal viva.113
Para Tenochtitlan suponemos que sucedía algo similar, pues en las fuentes está asentado que este
señorío recibía varias cargas de cal al año, por tanto el material llegaba ya transformado. Los únicos
casos registrados en las fuentes sobre la presencia de piras dentro del recinto sagrado eran las que se
ocupaban para el rito funerario de la cremación de los grandes señores.114
A diferencia de las piras de cremación donde la elección del sitio para colocarlas estaba influida
por cuestiones de carácter simbólico, en el caso de la cal era el aspecto técnico el que imperaba, pues
para poder alcanzar las altas temperaturas que eran necesarias para quemar la cal, ésta debía tener
buena oxigenación y un lugar donde no se concentrara el humo producido, ya que la combustión
podía durar varias horas o días dependiendo del tamaño de la calera y del combustible.115
Pero, ¿cómo se llevaba a cabo la calcinación de la cal? De acuerdo con los estudios etnográficos
realizados en el área maya por Schreiner,116 las caleras tradicionales son estructuras de troncos
apilados y comprimidos (pueden ser circulares, cuadradas o rectangulares), construidas al aire libre
que funcionan como verdaderos hornos. Estas estructuras pueden construirse a nivel de la superficie,
en el lecho rocoso o en hoyos excavados en la tierra. Asimismo, Schreiner117 indica que hay distintas
maneras de apilar la leña (Figura 4.35); tales variaciones están relacionadas con la búsqueda de una
combustión más eficiente, para facilitar el flujo de aire y la salida de los gases.
En lo que se refiere a Teotihuacan, Barba y Córdova118 afirman que hasta el momento no se tiene
evidencias de hornos para la quema de la cal; no obstante, indican que no son un requisito
111
Russell y Dahlin (2007: 413).
112
Barba y Córdova (1999: 170, 174); Barba et al. (2009: 541-542); Murakami (2010: 192).
113
Schreiner (2001: 357); Russell y Dahlin (2007: 408); Murakami (2010: 354); Villaseñor y Scheneider (2013: 97).
114
Chávez Balderas (2007: 157-163).
115
Schreiner (2001: 359) observó que una calera con un 1 m de diámetro tarda aproximadamente un día en consumirse; en cambio, la
calcinación en una calera con un diámetro de 20 m toma alrededor de tres días.
116
Schreiner (2001: 357). Véase también Russell y Dahlin (2007: 409-410); Villaseñor y Aimers (2009: 28-29); Barba (2013: 34).
117
Schreiner (2001: 357).
118
Barba y Córdova (1999: 174).
276
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
indispensable para este proceso, pues la calcinación también pudo realizarse mediante hogueras
abiertas o emparrilados.119
Otro punto técnico importante para la quema era el combustible. Schreiner120 ha observado que
los caleros del Petén seleccionan las llamadas “maderas de agua” que provienen de árboles suaves y
con alto contenido de humedad.121 De acuerdo con este investigador, este tipo de leña permite una
quema limpia y provee el aislamiento necesario para mantener la zona de quema al centro del
horno.122 Luis Barba añade que: “la madera húmeda evita la pérdida lateral por radiación del calor
generado en la pira y el vapor sobrecalentado sirve para disminuir la temperatura de calcinación de la
roca caliza, así como para elevar rápidamente la temperatura de la combustión”.123 De acuerdo con
Schreiner,124 Russell, Dahlin,125 y Barba,126 los hornos elaborados con maderas húmedas y recién
119
Barba y Córdova (1999: 174). Véase también Barba (2013: 31).
120
Schreiner (2001: 357, 361).
121
Schreiner (2001: 361) indica que las especies de maderas preferidas de los caleros en las Tierras Bajas Centrales son el chacah (Bursera
simaruba), jobo (Spondias mombin), yaxnik (Vitex gaumeri), ocobat, mano de león (Dendropanax arboreus), jocote (Crescencia cujete), salan, tamail
y botan (Sabal morrisiana). También indica que las maderas que producen demasiado carbón son descartadas, tal es el caso del chico
zapote (Manilkara zapota), ramón (Brosimum alicastrum), pimiento (Pimenta dioica), subin (Acacia doilichostachya) y zapotillo (Achras zapota).
Véase también Russell y Dahlin (2007: 410-412).
122
Schreiner (2001: 361).
123
Barba (2013: 34).
124
Schreiner (2001: 357)
277
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
cortadas son los más eficientes, pues en aquellos construidos con maderas secas, el fuego quema
rápidamente la leña, producen gran pérdida de calor y es difícil controlar la temperatura; el resultado
es una calcinación inapropiada de la roca que afecta de manera directa la calidad de los morteros.127
La selección de maderas suaves como combustible para la quema de la cal, contrasta con las
especies elegidas para la cremación. Al respecto, Chávez Balderas,128 indica que en el caso de las piras
funerarias el mejor combustible para una buena combustión provenía de las maderas duras, “como el
mezquite [pues] permiten alcanzar temperaturas altas, mientras que el pino y el junípero, que son
suaves, no son tan buenas para la combustión”.129
En ambas situaciones, el conocimiento adquirido por el leñador y los encargados de las piras a
través del trabajo constante, se conjuntaba para determinar qué especie de leña proporcionaba un
combustible propicio, y en el caso particular de la cal, con cual producir de manera eficiente una
material de buena calidad. Como indicamos antes, las propiedades del combustible no sólo inciden
de forma directa en la temperatura de la hoguera, sino también en el grado de calcinación de la
piedra. Murakami130 apunta que a una mayor temperatura se elimina una mayor cantidad dióxido de
carbono (CO2), lo que da como resultado una cal de alta calidad. En cambio, cuando la temperatura
a la que se calcina la caliza no es lo suficientemente elevada, la piedra no se alcanza a quemar
completamente por lo que se obtiene cal de baja calidad. Russell y Dahlin,131 observaron también
que sí la piedra no está el tiempo suficiente a altas temperaturas, sólo se quema el exterior de la roca.
En este sentido, el grado de combustión además de ser un reflejo de una habilidad técnica,
también lo era de la inversión de tiempo que se dedicaba a esta actividad, pues tal como señalamos, el
proceso de combustión podía durar horas o días, por tanto, era necesario contar con personal
dedicado únicamente a mantener atizado el fuego para realizar una quema homogénea. Este aspecto
está intrínsecamente ligado al gasto de recursos humanos para obtener el combustible adecuado y
lograr una cal de altos estándares.
125
Russell y Dahlin (2007: 410-412).
126 Barba (2013: 34).
127 Murakami (2010: 354).
128 Chávez Balderas (2007: 157-158).
129 Chávez Balderas (2007: 157).
130 Murakami (2010: 354-355).
131 Russell y Dahlin (2007: 414).
278
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Una vez obtenida la cal, ésta pasaba por el proceso de apagado; es decir, a la cal viva o recién
quemada se le agregaba agua para hidratarla.132 El resultado de este procedimiento permitía contar en
la obra con cal apagada para mezclarla con los agregados que conformarían los morteros (Figura
4.36).
La elaboración de argamasa se realizaba a pie de obra y requería de otras fases de trabajo en las
cuales participaba otro grupo de trabajadores. Entre los pasos para manufacturar morteros están:
132 Barba y Córdova (1999: 174); Barba (2013: 30); Murakami et al. (2013: 962); Villaseñor y Schneider (2013: 98).
279
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Entre los agregados inorgánicos identificados en los morteros del Templo Mayor se encuentran el
cuarzo, los feldespatos y el tezontlalli (Figura 4.37). Estos elementos se derivan de rocas de origen
volcánico presentes en la Cuenca de México y que se adquirían muy probablemente de los mismos
afloramientos de donde se traían las rocas para la construcción. Además, tanto Morales Isunza y
Fahmel,133 como Miriello y asociados134 en sus respectivos análisis, han registrado la presencia de
arcillas como parte de los aditivos de las mezclas. Las mezclas también podían contener agregados de
origen orgánico como plantas, elementos que de acuerdo con Hansen y Castellanos,135 ayudaban
principalmente a reducir el encogimiento y agrietado. Para el Templo Mayor, Miriello y
colaboradores,136 reportan la presencia de fragmentos de carbón en una de las muestra analizadas.
Tanto los agregados de origen orgánico como los inorgánicos tenían como objetivo ayudar a darle
cohesión a las argamasas, disminuir su retracción, estabilizar su volumen y darle textura.137 Además,
Alonso Olvera,138 indica que los morteros utilizados para rellenar juntas u oquedades grandes
necesitan agregados más gruesos y angulosos; en cambio, los mezclas empleadas para ribetear, dar
acabado o recubrir superficies suelen tener cargas más finas, pues este tipo de morteros deben ser
más plásticos y maniobrables.
Dentro de este marco, Murakami139 apunta que la presencia de diferentes agregados en las mezclas
prehispánicas puede considerarse como indicador de la existencia de múltiples fórmulas para
elaborarlas. En el caso del Templo Mayor se ha determinado la existencia de dos tipos de morteros
identificados a partir de sus agregados.140 Las fórmulas identificadas no son contemporáneas; es decir,
no se emplearon de forma diferencial en elementos del templo, pero sí es posible agruparlas con
distintas ampliaciones del edificio. En este sentido, los dos métodos reconocidos son el fruto de la
experimentación de varios años y generaciones en la producción de morteros y no necesariamente de
280
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Hay que añadir que los dos grupos principales de morteros también marcan dos épocas en la
industria arquitectónica del Templo Mayor y del recinto sagrado. No solo son recetas de mezclas
distinguidas a partir de las cargas, sino también se pudo identificar que corresponden a técnicas para
281
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
edificar diferentes. También, son grupos de morteros claramente reconocibles en distintas etapas
constructivas del Huey Teocalli y con periodos específicos en la historia de los mexicas. Este último
punto los trataremos en extenso en el capítulo dedicado al análisis de las técnicas constructivas.
El paso final para preparar las mezclas era añadir los agregados a la cal. Según afirma Murakami142
éstos podían añadirse a la pasta durante el apagado de la cal o justo antes de su aplicación. Una vez
lista la pasta era aplicada en las distintas superficies del edificios, como pavimentos, juntas y muros
(Figura 4.38). Como veremos más adelante, cada tipo de mezcla se aplicó sin distinción tanto a pisos
como muros, es decir, no se prepararon morteros con fórmulas diferentes para darles mayor
resistencia a los revestimientos empleados en una superficie de tráfico como los pisos, la cual tiende a
un mayor desgaste por la circulación constante de los individuos. Lo que si pudimos documentar es
la variación en el grosor de los revestimientos, aspecto que está vinculado con la técnica de
manufactura utilizada en la fábrica de los paramentos.
282
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
283
¿Cómo se construyó el Templo Mayor de Tenochtitlan?
La mano de obra, su organización y la preparación de las materias primas
Tabla 4.1. Clasificación de los morteros con base en sus componentes (cementante y
agregados)
284
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Juan Rulfo
El llano en llamas
La comprensión del desarrollo arquitectónico del Templo Mayor desde un punto de vista histórico y
técnico nos ha llevado a establecer un lazo entre los materiales, las técnicas constructivas y la
secuencia arquitectónica del edificio. Como se puntualizó en los capítulos anteriores, la aplicación
metodológica de la estratigrafía no sólo permitió identificar fases constructivas, sino que coadyuvó en
el estudio de las técnicas, sus transformaciones y las actividades en torno a uno de los edificios más
importantes del Posclásico Tardío. Además de la descripción y taxonomía de los elementos y sus
materiales constructivos, dentro de esta investigación se buscó vincularlos con otros aspectos del
contexto social, por ejemplo, con la forma de explotación de los recursos para la construcción y la
organización del trabajo.
En términos generales, distintos investigadores comparten la idea de que la técnica constructiva
engloba una serie de actividades y oficios no siempre bien diferenciados cuya finalidad es el edificio.1
El diseño de la construcción, la elección y tratamiento del material, la puesta en obra, la decoración y
los acabados donde intervienen el arquitecto, el albañil, el cantero, el carpintero y el encalador son
variables que resultan en distintos tipos de manufactura.2
Distinguir y definir tipológicamente una técnica constructiva desde la arqueología implica
reconstruir un ciclo productivo y reconocer el contexto tecnológico, social y económico que ha dado
lugar a una construcción.3 Para Quirós las técnicas constructivas están determinadas por varios
factores a los que agrupa en tres categorías:
1) Los individuos que impulsan y promueven una obra, es decir, quienes poseen los medios
económicos y formas de dominio social (en el caso de los edificios de carácter religioso,
administrativo y habitacional de la clase gobernante).
1
Véase Villalobos (1992); Stevanovic (1997); Caballero y Utrero (2005).
2
Caballero y Utrero (2005: 171). Véase también Villalobos (1992: 73-77).
3
Mannoni (1988: 410-414); Villalobos (1989: 22); Giannichedda y Mannoni (2003: 33-34).
285
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Antes de abordar por completo nuestro tema, precisaremos los conceptos de técnica y sistema
constructivo. La clarificación de estos términos permitirá un mejor entendimiento del contenido de
este capítulo. El vocablo técnica tiene varios acepciones en el diccionario. La primera de ellas la define
como conjunto de métodos, procedimientos o recursos de los cuales se sirve una ciencia, arte u
oficio. Otra acepción la describe como la pericia, habilidad y perfeccionamiento para emplear los
procedimientos y recursos en la elaboración y obtención de objetos de distinta naturaleza.5 Tomando
como base la definición anterior, entendemos por técnica constructiva al conjunto de procedimientos
y métodos de edificación que permiten realizar una obra arquitectónica.
Ligados a las técnicas constructivas están los procedimientos de edificación. De manera general
un procedimiento es definido como el modo de ejecutar determinadas acciones que suelen llevarse a
cabo de la misma forma, con una serie común de pasos claramente definidos que permiten realizar
4
Quirós (2005: 82). Véase también Villalobos (2006b: 127-130).
5
Diccionario de la Lengua Española (2001); Camacho (2007: 716).
286
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
6
Diccionario de la Lengua Española (2001).
7
Villalobos (1992: 428).
8
Monjo Carrio (2005: 38).
9
Monjo (2005: 38).
10
Véase capítulo 2, apartado 2.2.1
11
Villalobos (1992: 97).
12
Abrams (1998: 125-126).
13
Schiffer (1972: 157-160).
287
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
donde las actividades sucedan de manera lineal. De acuerdo con Abrams,14 la variabilidad en los
procesos dependen de cada sitio y las tareas realizadas pueden ser simultaneas o consecutivas.
Asimismo, en ocasiones alguna etapa del proceso puede ser omitida. Por ejemplo, la piedra utilizada
como relleno generalmente no es modificada, por lo que no pasa por un proceso de manufactura
(Figura 5.2).
14
Abrams (1998: 126).
15
Schiffer (1972: 158-160).
16
Abrams (1998: 126).
17
Abrams (1998: 126) utiliza el término lateral cycling. No obstante, de acuerdo a la definición de Schiffer (1996: 28) lateral cycling
corresponde al cambio de usuario de un artefacto; es decir, se trata de una transferencia del objeto de individuo a individuo o de un
grupo social a otro, pero que no implica la alteración del artefacto. Consideramos que el término reciclaje se ajusta de un modo más
adecuado al uso que se les da a los materiales en esta fase del proceso. En su definición de reciclaje Schiffer (1996: 29) apunta que
corresponde a la etapa en la que los artefactos después de un periodo de uso regresan al proceso de manufactura. Es decir, el artefacto
se convierte nuevamente en materia prima para convertirse en un nuevo producto.
288
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
y por lo tanto su existencia”.18 Estos elementos están definidos por componentes constructivos, los
cuales conforman todo lo edificado y tienen individual o colectivamente funciones y objetivos
específicos.19 A la combinación de estos componentes arquitectónicos y a su organización funcional
es lo que Monjo20 define como sistema constructivo. Muños y Vidal21 añaden que el grupo de
elementos forman una unidad completa y autónoma (el edificio) que es susceptible de ser
subdividida.
Desde otra perspectiva, Villalobos propone que un sistema constructivo está integrado por
subsistemas y componentes. Los subsistemas son los procedimientos de construcción aplicados para
obtener algún elemento específico del edificio como muros, bóvedas, armazones de madera, etc. Y
los componentes del sistema son los recursos materiales y humanos.22
Tomando como base las definiciones anteriores, entendemos por sistema constructivo al conjunto
de materiales y técnicas de distinta complejidad, que organizadas entre si, combinadas de cierta forma
y siguiendo determinados procedimientos permiten construir un edificio o elemento arquitectónico.
Al considerar las definiciones precedentes, es valido afirmar que un edificio es un sistema
constructivo compuesto de varios subsistemas. Estos subsistemas han sido agrupados por algunos
autores23de la siguiente manera y a los cuales nos apegaremos para describir al Templo Mayor:
18
Orozco (2008: 10).
19
Orozco (2008: 10).
20
Monjo (2005: 37).
21
Muños y Vidal (2004: 737).
22
Villalobos (1987: 102).
23
Villalobos (1992); Chanfón (1997: 267); Unwin (1997: 19-23); Norberg-Schulz (2001: 104-108); Roth (2003: 19-45); Monjo (2005:
37-49); Orozco (2008: 10-11). Para el área maya Muñoz y Vidal (2004: 737-742) agrupan a los sistemas en: 1) muros de carga y cubierta
vegetal; 2) muros y bóvedas de aproximación; 3) muros de carga y forjados o entrepisos; 4) dinteles y pilares; 5) sistema de encajuelado.
289
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Durante varios siglos se gestó y desarrolló una tradición constructiva en Mesoamérica de la cual
los mexicas también formaron parte. El sistema de plataformas, el uso de corazas o muros de
contención, la sobreposición de estructuras y su reutilización como núcleo, son rasgos distintivos de
la mayoría de las construcciones prehispánicas. Asimismo, la orientación de los basamentos
piramidales, la frontalidad de las edificaciones marcada por las escalinatas y las alfardas, son otras
constantes arquitectónicas en Mesoamérica. Como describiremos líneas más adelante, varias de estas
constantes fueron retomadas por los constructores tenochcas en sus edificaciones.24
En esta sección al igual que en el último capítulo de la investigación, recapitulamos e integramos
los datos resultantes de los apartados sobre la secuencia arquitectónica y los materiales. A partir de
esta información, se expone cada uno de los sistemas y técnicas constructivas que configuraron al
Templo Mayor de Mexico Tenochtitlan en sus distintas etapas, así como sus transformaciones. Se
retoman y delinean de manera general las condiciones medioambientales y geológicas del sitio,
aspectos que repercutieron en las decisiones técnicas tomadas por los alarifes prehispánicos.
De este modo damos paso al último tema de nuestro estudio: los sistemas constructivos.
24
Véase Marquina (1928); (1990); Gussinyer (1974: 35); Gendrop (1989); Villalobos (2006b).
25
Se define como la forma de colocar los distinto materiales silíceos o pétreos de los muros (Villalobos 2006a: 72).
26
Quirós (2005: 102).
290
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
27
Este tipo de técnicas son categorías que Quirós (2005) ha empleado en su estudio de técnicas constructivas en algunos edificios
religiosos del periodo Medieval en las ciudades de Pisa y la Toscana noroccidental. La referencia hacia su trabajo responde a fines
metodológicos y no comparativos.
28
Caballero (2010: 108).
29
Véase el glosario en esta tesis.
291
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Etapa II son las únicas en las que se dibujó la extensión total de cada uno de sus muros internos y
externos.
Durante el levantamiento en campo se realizó una primera caracterización de los materiales
pétreos basados en su color y textura, así como en los datos proporcionados por la identificación
mineralógica llevada a cabo por López Luján30 en la Casa de las Águilas. En cada una de las piedras
dibujadas se colocó una sigla de identificación; por ejemplo, si la piedra era de tezontle negro se
abreviaba como TN en el dibujo. Esto permitió una tipificación preliminar desde campo de los
materiales utilizados en cada uno de los elementos constructivos como paramentos, escalinatas,
alfardas, etc. Por otro lado, ayudó a seleccionar las áreas de muestreo para la caracterización
petrográfica y química de los materiales constructivo del Templo Mayor.31 Una vez obtenidos los
resultados del análisis realizado por Torres,32 se incorporó la información a los dibujos y de este
modo se estableció la diferenciación de los materiales constructivos.
Para tener un control de nuestros datos y una mejor comprensión del contexto en campo, cada
una de las áreas dibujadas se indicaron en la planta general del templo, la cual se redibujó a partir del
mapa topográfico tridimensional realizado en la séptima temporada del Proyecto Templo Mayor.33
Los planos de campo se hicieron sobre papel milimétrico a una escala de 1:20 y posteriormente
fueron digitalizados y redibujados en el programa AutoCad. Con el objetivo de integrar de forma
gráfica la información obtenida del estudio petrográfico y químico de las piedras y morteros, al
momento de redibujar los planos se otorgó una textura distintiva a cada material. De este modo las
descripciones y exposición de las técnicas se tornan más comprensibles.
Para completar y complementar la información de las técnicas constructivas, utilizamos los
alzados del Templo Mayor efectuados en el Taller de Bienes Culturales Inmuebles III, a través del
proyecto Plan de Conservación de la Estructura: Templo Mayor, México D.F., dirigido por el
arquitecto Tenoch Medina y realizado por los alumnos de la maestría en Conservación y
Restauración de la ENCRyM.34
30
López Luján (2006a: 61-68). Véase también López Luján et al. (2003a: 137-166).
31
Véase en esta tesis el capítulo 3.
32
Torres (2009).
33
López Luján (2012: 1940); (2015: 331); López Luján y Chávez Balderas (2010: 298).
34
Agradezco al Arq. Tenoch Medina el haber proporcionado los alzados de todas las fachadas y de las distintas etapas constructivas
del Templo Mayor, ya que permitieron completar la información con la que ya contábamos.
292
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Además de los alzados se hizo un registro fotográfico de los detalles constructivos para
complementar las observaciones realizadas in situ. Al ser los dibujos una representación sintetizada de
los componentes más importantes, algunas veces se pueden llegar a omitir datos o plasmarlos puede
llegar a ser difícil por más detallado que sea el dibujo. De este modo, el uso de la fotografía coadyuvó
a un registro más preciso.
Para el análisis se tomaron como base algunos de los criterios para la clasificación de muros
propuesta por Mannoni.35 El primero de ellos tiene que ver con los componentes de los edificios.
Cuando se trata de elementos construidos a partir de materiales pétreos, Mannoni36 sugiere realizar
un estudio petrográfico, ya que determina en gran medida la forma aproximada de las piezas
dependiendo de su patrón de fractura. Lo anterior lo pudimos constatar al analizar las muestras de
andesita de lamprobolita, roca cuya estratificación natural permite obtener caras planas, dando como
resultado una técnica de trabajo más sencilla y menos costosa.37 Otras cualidades de los materiales
como su dureza y resistencia nos ayudan a dilucidar el por qué se utilizaron para la construcción de
determinados componentes del edificio.
35
Mannoni (2005).
36
Mannoni (2005: 17).
37
Véase en esta tesis el capítulo 3.
293
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
38
Mannoni (2005:17).
39
Mannoni (2005: 18).
40
Véase la sección correspondiente a los morteros y su composición en el capítulo 3.
41
Mannoni (2005: 19).
294
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Desde la construcción del primer templo consagrado al numen tutelar de los mexicas, el Templo
Mayor se mantuvo casi constantemente en obra. Prueba de ello son las múltiples ampliaciones,
adosamientos y modificaciones documentadas en los contextos arqueológicos y en los registros
históricos. Así lo narra la Historia de los mexicanos por sus pinturas:
“en el segundo año de la población de México, comenzaron los mexicanos a echar los
cimientos al grande y crecido templo de Huitzilopochtli, el cual fue creciendo mucho,
porque cada señor de los que en México sucedió hacía en él una cinta tan ancha como la
primera que estos primeros pobladores hicieron; y así los españoles le hallaron muy alto
y muy fuerte y ancho, y era mucho de ver”.42
En la construcción y reedificación del Templo Mayor hay una clara relación entre su simbolismo y
la hegemonía política y económica que desarrollaron los mexicas a lo largo de su historia. También es
una realidad que el emplazamiento de toda la ciudad marcó una batalla constante de los edificadores
con el entorno físico; hundimientos, inundaciones y sismos son algunos de los fenómenos que
afectaron a la urbe. Ante este escenario, las experiencias constructivas y el reconocimiento de las
deficiencias y atributos del medio ambiente, brindó a los mexicas la oportunidad de generar
estrategias técnicas a partir de las cuales corregir, mejorar, aprovechar y continuar edificando.
Ya señalamos en capítulos precedentes que cada una de las ampliaciones del Cu de
Huichilobos preservó sólo algunas partes del edificio. No obstante, es importante que el lector tenga
este aspecto en consideración, porque la exposición de las técnicas y sistemas constructivos se
desarrolla a partir de los elementos conocidos y registrados arqueológicamente.
42
Historia de los mexicanos por sus pinturas (2002: 65).
43
Cimiento de edificio (Molina 1571: II, 161).
295
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
edificio. Este cimiento es sólido e inmóvil, su función es suplir la falta de firmeza de los terrenos y
soportar el peso proporcionado por la construcción sin deformarse. Por lo general, las fundaciones
son obras enterradas elaboradas en mampostería, hormigón, ladrillos u otros materiales.44 Gussinyer
añade que, en las construcciones prehispánicas, una fundación también puede considerarse como “el
apoyo sobre el que se asienta la construcción superior”.45 Esta afirmación es significativa, ya que uno
de los elementos que se encuentra en un número importante de edificios mesoamericanos es la
plataforma, la cual además de establecer una jerarquía entre los edificios de un mismo conjunto y en
algunos casos tener una función ritual y simbólica, desde el punto de vista constructivo tenía como
objetivo sostener al edificio emplazado encima de ésta.
En el caso de Tenochtitlan, los arquitectos mexicas enfrentaron varios inconvenientes y
dificultades técnicas al edificar el templo. Los sistemas de fundación jugaron un papel decisivo como
resultado de la poca capacidad de carga y los asentamientos diferenciales del terreno donde se
construyó el Cu de Huichilobos. Con respecto a las propiedades del suelo, hay que recordar que la
Cuenca de México es endorreica y está rodeada por varias elevaciones y un extenso sistema de
lagos.46 A este sistema pertenece el antiguo Lago de Texcoco, el cual era el más grande y salado y se
ubicaba en una de las zonas con menor elevación de la cuenca.47 En algunos sectores existieron
varios islotes. Entre los más importantes se encuentran los de Tenochtitlan, Tlatelolco, Nonoalco,
Tlalpan, Mixhuca, el Peñón de los Baños y el Peñón del Marqués.
Los estudios del subsuelo de Marsal y Mazari,48 indican que las zonas de la ciudad ubicadas en las
faldas de la Sierra de las Cruces están formadas por terrenos compactos, areno-limosos con alto
contenido de gravas. Al sur de la ciudad, en la zona del Pedregal, los suelos están compuestos por
derrames basálticos, ideales para la cimentación de estructuras. Sin embargo, el subsuelo en la zona
del lago es un terreno inestable, los depósitos son arcillosos o limosos orgánicos que cubren estratos
44
Véase Téllez (1907: 16-17); Gussinyer (1974: 35); Roth (2003: 572); Camacho (2007: 390).
45
Gussinyer (1974: 34.)
46
A este sistema pertenecen los antiguos lagos de Xaltocan y Zumpango localizados al norte de la cuenca, los de Chalco y Xochimilco
en el lado sur, y al centro el Lago de Texcoco (Sanders 1979: 84). Además de los afluentes mencionados, el Valle de México tenía ríos
que alimentaban el lago y afloraban numerosos manantiales de agua dulce como los de Chapultepec, Coyoacán, Xochimilco y
Churubusco, los manantiales de agua salada en Iztapalapa y los de aguas termales en el Peñón de los Baños y el Pocito de Guadalupe
(González Aparicio 2006: 49; Santoyo et al. 2005: 36). Santoyo et al. (2005: 36) apunta que existían aproximadamente treinta ríos que
alimentaban al lago, entre los más importantes están el río Cuautitlán, el Tepotzotlán, el Magdalena Contreras, el Tlalnepantla, además
del de los Remedios, el de Amecameca y el de Tlalmanalco.
47
Sanders (1979: 84) afirma que el punto más bajo del lago se ubicaba a 2235 msnm, para este mismo lugar, Marsal y Masari (1959: 16)
señalan que la altura más baja del Valle de México se encuentra a 2240 msnm y esta última es la cota de nivel que González Aparicio
(2006: 35) señala para el lago de Texcoco.
48
Mazari et al. (1959: 20).
296
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de arcillas volcánicas comprensibles, intercaladas con capas de arcilla limpia que descansan sobre
capas de arenas o gravas, estas particularidades los convierten en suelos blandos.
Santoyo y colaboradores,49 señalan que la formación de los suelos arcillosos blandos en la zona
del lago son consecuencia de un proceso de depositación y alteración de material aluvial y cenizas
volcánicas, combinado con periodos en los cuales bajaba el nivel del lago formando capas duras de
material.
Por otro lado, aunque las inundaciones y los hundimientos provocados por la inestabilidad del
terreno se convirtieron en los principales problemas a los que se enfrentaron los mexicas, los sismos
fueron otro factor que influyó en las soluciones técnicas utilizadas en la cimentación, así como causas
de la remodelación y refuerzo del Templo Mayor y de otros edificios del recinto sagrado. Los Anales
de Tlatelolco dan cuenta que en la fecha 13 calli (1453 d.C.) hubo un temblor que hizo que se abriera la
tierra y se destruyeran las chinampas.50 Otro terremoto acaeció en el año 9 ácatl (1475 d.C.), en
tiempos de Axayácatl, según afirma Domingo de Chimalpahin “se movió la tierra; arreció tanto que
muchos cerros se deshicieron, reventaron y se hundieron muchas casas”.51 Hacia 1496 d.C. durante
el gobierno de Ahuítzotl, hubo “un eclipse de sol… también entonces hubo un temblor muy fuerte,
y se hendió la tierra en muchas partes”.52
Tocante a la sismicidad de la zona, la Cuenca de México se localiza en la porción central del Eje
Neovolcánico Transmexicano, donde cruzan las fallas Zacamboxo y Clarión, provenientes del
Pacífico y el Golfo de México y cuyas trayectorias se aproximan a la región del valle.53 Santoyo y
asociados indican que la intensidad sísmica en un sitio está relacionada con las características del
subsuelo.54 En este sentido, la movilidad en la cuenca es consecuencia de los suelos tan compresibles,
causada por las arcillas que se comportan como un material elástico y tienden a intensificar las ondas
sísmicas. Por esta razón, los temblores en la zona centro de la ciudad se sienten con mayor fuerza.55
Las excavaciones arqueológicas han dejado al descubierto cómo los antiguos constructores de la
ciudad trataron de sopesar las deficiencias del terreno con distintos tipos de fundaciones, las cuales
49
Santoyo et al. (2005: 28-29).
50
Anales de Tlatelolco (2004: 91).
51
Chimalpahin (1997: 179).
52
Chimalpahin (1997: 223); (1998: I, 497).
53
Figueroa (1971: 238).
54
Santoyo et al. (2005: 77).
55
Figueroa (1971: 239); Santoyo et al. (2005: 77).
297
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
56
Téllez (1907: 16-17).
57
Gussinyer (1974: 35).
58
Gussinyer (1974: 36-37).
59
Gussinyer (1974: 37).
60
Gussinyer (1974: 38).
61
Gussinyer (1974: 38).
298
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Además de funcionar como apoyo, las plataformas eran eficientes para resistir los temblores. Al
respecto Margain comenta que una de las ventajas y peculiaridades de la arquitectura mesoamericana
“es el uso de una base amplia piramidal [la plataforma] adecuada para soportar terremotos”.62
La cimentación a partir de pilotes de madera es una de las más conocidas, especialmente porque
su uso se extendió durante la etapa colonial en México. Esta técnica consistía en hincar sobre el suelo
húmedo una gran cantidad de estacas, generalmente alineadas y acomodadas a distancias fijas que
favorecían la consolidación del terreno sobre el cual se levantaría la construcción.63 La sección de las
estacas que iría clavada en el suelo era puntiaguda. De este modo penetraban y se fijaban mejor al
terreno. Sin embargo, en el suelo suave de la Cuenca de México los pilotes nunca quedaban
completamente fijos. En otras ocasiones la sección superior del pilote también era afilada para
hincarla y fijarla con el muro de mampostería que sería levantado, formando un pilote-muro.64 Sobre
los pilotes se depositaban varias capas de piedra y posteriormente se construían los muros de
mampostería del edificio (Figura 5.5). En el caso de los edificios coloniales los pilotes se emplearon
para los inmuebles grandes y pesados como la Catedral (Figura 5.6). Este sistema se combinó con el
emparrillado de madera, el cual se colocaba sobre la empalizada.65
62
Margain (1979: 62).
63
González Rul (1963: 69); Gussinyer (1974: 39); Barrera Rivera (1999: 45).
64
Gussinyer (1974: 39); Matos (2002: 232).
65
Téllez (1907: 10).
299
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Por otra parte, estos tres sistemas de fundación no se limitaron meramente al recinto sagrado,
también abarcaron otros ámbitos de la ciudad como fueron las plazas, calzadas, áreas habitacionales
entre otros.
La cimentación de las principales calzadas de la ciudad de Tenochtitlan comparten algunas
características con los sistemas de fundación de los edificios, aunque presentan algunas variantes.
Por ejemplo, la Calzada de Iztapalapa se construyó mediante piedra pequeña66 y arcilla apisonada
con un acabado en talud, similar al sistema de terrenos consolidados y apisonados. En la edificación
de la Calzada del Tepeyac o de Guadalupe, Carballal y Flores67 registran en la calzada la presencia de
basaltos, cantera rosa, y en menor frecuencia, tezontles,68 los cuales quedaban contenidos por estacas
ubicadas en los bordes externos de la calzada. En este caso, la mampostería fue reforzada por los
pilotes con la intención de evitar los empujes horizontales derivados de los asentamientos naturales
del terreno, así como aquellos ocasionados por el uso.
66
Las autoras no especifican el tipo de piedra, pero consideramos que pudo haber sido rocas pesadas como el basalto y la andesita.
Como señalamos en capítulos, anteriores las rocas empleadas en la cimentación debían de ser rocas duras y pesadas, que pudieran
soportar los esfuerzos verticales de los edificios que sostenían. En el caso de las calzadas el tratarse de espacios destinados al tráfico,
también debían ser resistentes.
67
Carballal y Flores (1989: 198).
68
Posiblemente se trate de andesita de lamprobolita. Los yacimientos correspondientes a la formación del Chiquihuite están muy
próximos (véase el capítulo correspondiente a los materiales constructivos en este mismo texto).
300
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En la construcción de la calzada de Xochimilco, Durán69 afirma que fue necesario cegar el lago y
utilizaron la piedra y la tierra como materias primas para llevar a cabo esta tarea.
Concerniente al Templo Mayor, de las cinco etapas constructivas registradas únicamente en las
que atañen a las etapas III, IV y V y sus momentos de ampliación y superposición de la plataforma,
fue factible documentar los sistemas de fundación del edificio. El tipo de cimentación muestra
variaciones como resultado de ser una obra que dista en proporciones de otras construcciones del
recinto sagrado. Estas variaciones también están en relación con la etapa constructiva.
El sistema que predomina en las ampliaciones antes mencionadas es el de plataforma, al cual los
mexicas integraron el sistema de pilotes en las ampliaciones V/MPl-1 y V/MPl-3 para brindarle más
solidez a la estructura. Asimismo, el sistema de plataforma se combinó con el de emplazamiento
sobre terrenos consolidados y apisonados, ya que los pavimentos de los cuales desplantan las
plataformas se elaboraron mediante estas técnicas. Como este procedimiento corresponde al sistema
de circulación horizontal, únicamente haremos una descripción general y lo expondremos en extenso
en el apartado dedicado a este sistema.
Figura 5.6. Piedras para los cimientos de la Catedral (Cód ice Osu n a
o Pintur a d el go ber nad or, alca ld es y regi dor es de M éxico, fol. 39v).
69
Durán (2002: 163).
70
At zo t zon a es la voz que Alonso de Molina registra para referirse a la acción de hacer cimiento de una pared, el cual se realiza sobre
tierra apisonada (Molina 1571: II, 9).
301
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
consistió en un terreno consolidado y apisonado. Una empresa que seguramente les tomó algunos
años a los mexicas para poder establecer un área lo suficientemente extensa y firme para edificar.71
Las fuentes históricas describen que, al fundar la ciudad de Tenochtitlan, los mexicas lo hicieron
sobre un islote en medio del Lago de Texcoco y como estrategia para ganar terreno se dieron a la
tarea de cegar parte del mismo lago.72 Para levantar los cimientos del templo de Huitzilopochtli los
constructores emplearon tierra proveniente de las orillas de lago, pastos, tules y piedra y con estos
materiales construyeron poco a poco una plancha para hacer los cimientos de la ciudad sobre el
agua.73
A grandes rasgos podemos decir que la superficie encima de la cual se edificaron las plataformas
de las etapas IV y V, las ampliaciones IV/WMPl-1, IV/WMPl-3 y V/MPl-1, se consolidó mediante
grandes piedras de basalto, capas de tezontle y arcilla apisonada proveniente del lago. En lugar de
colocar una capa de estuco como la que describe Gussinyer, los albañiles recubrieron el área con un
pavimento de lajas de andesita de piroxenos que sirvió de base para emplazar las hiladas de piedra
que constituirían la plataforma. Además de los materiales antes citados, cronista como Durán
mencionan como parte de la técnica de consolidación el uso de pilotes, los cuales se hincaban a
distancias equidistantes y entre ellos se depositaba tierra y piedra. Al respecto, el dominico señala lo
siguiente: “empezaron hacer esta casa … haciendo cimiento encima del agua con tierra y piedra que
entre aquellas estacas echaban, para después fundar sobre aquella plancha y trazar la ciudad” 74
(Figura 5.7).
71
Véase Mazari et al. (1989: 155, 179).
72
Alvarado Tezozómoc (1987: 231); Durán (2002: 92).
73
Durán (2002: 93).
74
Durán (2002:93).
302
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Los momentos IV/W-MPl-2, V/MPl-W-2, V/MPl-3 y V/MPl-4 del Templo Mayor no fueron
construidos directamente sobre el piso de la plaza, sino encima de las plataformas que les
precedieron a cada una, por lo tanto no las consideramos dentro de las fundaciones que combinaron
ambos sistemas.
75
Véase López Austin y López Luján (2009: 265-341).
76
Chávez Balderas (2007: 319-321).
77
Morelos (1993: 77-78).
78
Véase Villalobos (1992: 305); Pérez Negrete (2005: 340-341).
303
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
La plataforma particular o zapata como la designa Pérez Negrete,79 es la base del edificio mediante la
cual se le proporciona altura y se hace una diferencia entre el nivel de plaza y el propio templo.
Como una plataforma general permite nivelar grandes superficies de ella puede edificarse más de
un edificio e incluso contener conjuntos habitacionales o ceremoniales con espacios abiertos como
patios y plazas. En Teotihuacan por ejemplo, varios de los conjuntos que conforman el área
habitacional desplantan de plataformas generales.80 Otros casos documentados son los referentes al
Templo del Fuego Nuevo en Iztapalapa y a la Organera en Xochipala Guerrero, donde se
construyeron este tipo de plataformas con la intención de corregir la cúspide del cerro sobre la cual
se edificaron.81
Como ejemplo de plataforma particular, podemos citar el templo principal de Tenayuca, donde la
pirámide fue edificada sobre una base de poca altura, a partir de la cual desplantaban los cuerpos del
edificio.82 Esto permitía al basamento adquirir altura con respecto a la plaza y a los altares ubicados
en los costados norte y sur de la misma. De este modo el templo principal denotaba su jerarquía
dentro del conjunto ceremonial.
El Cu de Huichilobos también se edificó a partir de una plataforma particular. Su relevancia no
sólo radica en su contenido simbólico representado por varios elementos iconográficos. Al analizar
las características del suelo, resalta su importancia desde el punto de vista estructural como base de
apoyo al resto de la estructura (Figura 5.8). Sobre este elemento hay pocas referencias desde el punto
de vista constructivo; no obstante, Durán nos ofrece un valioso testimonio de cómo se construyó el
asiento del templo durante una de las ampliaciones hechas por Moctezuma Ilhuicamina. El clérigo
refiere que el gobernante mandó traer a los maestros, quienes midieron y trazaron el lugar donde se
construiría el templo de Huitzilopochtli. Una vez hecho, emitieron su recomendación y señalaron
que “sería acertado hacer sobre estacas una plancha y cimiento de cien braças en quadro, donde se
fundase el edificio y circunferencia del templo”.83
Suponemos que esta plancha y cimiento sobre la que se habla era la plataforma, ya que este
elemento rodeaba a los demás cuerpos del basamento. Continuando con el relato del eclesiástico, una
vez que fueron medidas “las cien braças en quadro hicieron la estacada y haciendo una plancha de
79
Pérez Negrete (2005: 340-342).
80
Morelos (1993: 78).
81
Pérez Negrete (2005: 340); Reyna Robles (2005: 308, 324).
82
Marquina (1935: 80).
83
Durán (2002: 282).
304
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
argamasa siguieron el edificio y empezó a crecer con tanta presteça, que en muy poco espacio lo
subieron en gran altura”.84
Figura 5.8. Detalle de la plataforma particular del Templo Mayor (Izq. Códic e
Flor entin o 1979: lib.XII, fol. 42v. Der. Códic e Florentino 1979: lib. XII, fol. 30v).
Basados en el relato del dominico, el proceso constructivo del templo a pie de obra se iniciaba
con el consenso de los alarifes, quienes determinaban las dimensiones y altura del templo y
posteriormente, sobre la superficie de desplante que podía ser un pavimento o un basamento
anterior, se construían los cimientos de la casa de Huitzilopochtli.
Alva Ixtlilxóchitl85 y Motolinía86 hablan que el cimiento del Templo Mayor de Tezcoco y
Tenayuca respectivamente, tenían un cimiento ancho que conforme iba subiendo el nivel del edificio
se iban estrechando los basamentos.
En las nueve plataformas analizadas, los muros de contención o corazas son la base del sistema
constructivo, su función es contener el núcleo o relleno del basamento. El sistema de contención por
medio de corazas se utiliza cuando los materiales del relleno superan su ángulo natural de reposo87 y
su uso estructural también los rebasa. Las corazas permiten remontar los materiales más allá de su
ángulo natural y se utilizan para impedir los desplazamientos laterales de los materiales; en el caso del
Templo Mayor también servían como fachada. El material predominante en los muros es el tezontle
y en las ampliaciones tardías los constructores incorporaron piedras de basalto vitrofídico.
84
Durán (2002: 282-283).
85
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 184).
86
Motolinía (1990: 50).
87
Villalobos (2006a: 67).
305
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
88
Esta altura corresponde al muro de la plataforma de la Etapa IV, el de la Etapa III mide 37 cm, pero no está completamente
excavado por lo cual no fue posible medir la altura total.
306
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
89
Este piso corresponde al piso P1 de la ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 excavado durante la sexta temporada del PTM.
Véase López Luján (2006b: 19, 162).
307
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
plataforma de la Etapa V como en la ampliación V/MPl-1, en el desplante de los muros los albañiles
emplazaron bloques de tezontle de 35 cm de alto por 64 cm de ancho y 60 de profundidad y
prescindieron de piedras maestras bajo el pavimento como lo realizaban en las etapas más tempranas.
Otro rasgo que distingue a ambos basamentos es que los constructores prescindieron de las piezas de
andesita de lamprobolita para manufacturar las cadenas de cerramiento. Es probable que el labrado
de mampuestos con bordes más regulares, formas más homogéneas y una espiga más extensa y
mejor trabajada, permitieron a los calquetzanime asentar de manera estable los bloques y aparejarlos de
tal manera que se uniera cada extremo de los muros sin necesidad de incluir otro tipo de piezas y
materiales.
Para henchir el basamento se utilizó tezontle y tierra apisonada en la Etapa V. En el caso de la
ampliación V/MPl-1, además del tezontle y la tierra, los arquitectos mexicas hincaron pilotes de
madera y alrededor les hicieron una base circular con lajas de andesita de piroxenos para confinar la
estacada y aumentar la solidez del núcleo (Figura 5.9). Este mismo procedimiento se repitió en la
edificación de la plataforma V/MPl-3; en cambio, en la ampliación V/MPl-4 se utilizó un entortado
de lajas de andesita de lamprobolita, de piroxenos y basalto vitrofídico con una mezcla de cal y
tezontlali para conformar el relleno.90 Al respecto, es significativo decir que Alva Ixtlilxóchitl91
menciona que el cimiento de las casas construidas por Nezahualcóyotl era de una argamasa muy
dura.
Hay que añadir que en el caso de las plataformas en las que se usaron las basas con pilotes éstas se
emplazaron únicamente en las fachadas septentrional, meridional y occidental. El relleno del área
frontal se realizó con piedra y tierra compactada.
En lo relativo al remozamiento de la fachada poniente de la plataforma nombrada V/W-MPl-2, se
presenta un cambio importante en la fábrica de los muros. En este caso se empleó la técnica de
sillería, la cual consiste en el uso de piezas escuadradas y en cuyo proceso productivo intervino un
grupo de especialistas en el trabajo de la piedra.
Para la renovación de la fachada se desmontó un área cercana a los 50 m de largo por 1.54 m de
altura. Este tramo se restituyó posteriormente con sillares de tezontle y basalto vitrofídico los cuales
se cortaron, labraron y tallaron en forma rectangular. La regularidad de las piezas permitió a los
albañiles asentarlas en hiladas horizontales. En cuanto al tamaño de los sillares podemos decir que la
90
La forma de rellenar se tratará con más detalle en el apartado dedicado en esta tesis al núcleo de la estructura.
91
Alva Ixtlilxóchitl (1891: II, 175).
308
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
altura promedio de las piezas es de 20 cm. También registramos piezas con alturas regulares de 30,
40, y 50 cm, aunque con menor frecuencia.
Con respecto al ancho, hay una mayor variabilidad ya que los sillares documentados miden desde
10 hasta 90 cm. Debido a esta disparidad, suponemos que las piezas se tallaban a pie de obra de
acuerdo con las necesidades de la fábrica. Por otro lado, como los canteros dejaron rectas las líneas
de corte de los sillares y planas las caras de junta, lecho y sobrelecho, los albañiles pudieron situar los
bloques sin necesidad de utilizar un mortero; es decir, quedaron a hueso. Los canteros también
dejaron alisada la superficie de la cara del paramento por lo que los encaladores únicamente
dispusieron una capa muy delgada de pintura (no mayor a los 3 mn de espesor) terminado que
contrasta con el revestimiento de estuco de 2.5 cm de los muros que flanquean este remozamiento y
que corresponden a la ampliación anterior.
La técnica de sillería también se utilizó en otros edificios aledaños al Cu de Huichilobos. Por
ejemplo; en la Casa de las Águilas, donde los constructores también desmontaron un tramo de las
fachadas frontales del edificio y las remozaron con sillares de tezontle y basalto vitrofídico. La fábrica
de las cuatro fachadas de los edificios denominados A, B y D contemporáneos a la ampliación de la
plataforma V/MPl-1 y V/MPl-2 se elaboraron mediante sillares, así como la escalinata localizada
debajo de la Casa del Marqués del Apartado y las ubicadas en el antiguo Palacio del Arzobispado.
Como veremos más adelante, en las construcciones de grandes dimensiones como la Casa de las
Águilas o el Huey Teocalli la complejidad del proceso productivo que envuelve a la sillería fue uno de
los factores que limitó su uso en áreas muy específicas de estos edificios. En cambio, en los
309
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
monumentos con una menor extensión, permitió a los constructores cubrir con sillares un superficie
más extensa.
5.3.2 El núcleo
Sobre la forma de rellenar los templos de Anáhuac Toribio de Benavente dice que estaba contenido
por “una pared maciza [y el interior ] henchíanlo de piedra, lodo, o de barro o de adobe; otros de
tierra bien tapiada.”92
A partir del registro arqueológico conocemos que para contener el material que constituye el
núcleo de los basamentos que conforman el Templo Mayor, los arquitectos desarrollaron un sistema
de relleno y compactación que replicaron en otras edificaciones. Tal como sucede con otros sistemas,
el relleno presenta algunas variaciones en la técnica a lo largo de las distintas ampliaciones a partir de
las cuales hemos reconocido transformaciones en la manera de edificar.
Los materiales que conformaron el núcleo en todas las etapas constructivas y ampliaciones del
templo fueron el tezontle y la tierra. De manera similar a otros sitios mesoamericanos, en el Cu de
Huichilobos una constante es el desmantelamiento parcial de la estructura y su uso posterior como
núcleo de la nueva construcción. Las variaciones en el relleno no están en función de la clase de
materias primas aprovechadas, sino de la proporción de los materiales y la forma de utilizarlos.
El análisis arquitectónico llevado a cabo en las distintas etapas del Templo Mayor ha permitido
registrar cuatro formas diferentes de rellenar el núcleo: 1) técnica de confinamiento mediante muros
de contención; 2) técnica de confinamiento del núcleo con muros de contención y tramos de
enlajado; 3) técnica confinamiento del núcleo con muros de contención y afianzado con pilotes; 4)
técnica de entortado de cal y piedra confinado con muros de contención y enlajado.
92
Motolinía (1990: 50).
93
Las piedras que constituyen el núcleo de esta etapa no fueron identificadas mineralógicamente. No obstante, posiblemente la piedra
utilizada corresponda a vitrófidos báslticos de piroxenos que es el tipo de material empleado para la construcción de los muros en esta
etapa.
310
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
realizó utilizando muros cuya función era impedir el desplazamiento de los materiales del núcleo y a
su vez fungían como fachada de los cuerpos del basamento.
Durante la construcción de la Etapa III aumentó significativamente el área, volumen y altura del
Huey Teocalli. Como consecuencia, hubo un incremento en el acarreo de materiales como la piedra y
la tierra para el relleno.94
El núcleo está constituido por los remanentes de la Etapa II, por piedras de tezontle sin trabajar y
lodo proveniente de las orillas del lago.95 Otros materiales que aparecen dentro del relleno, aunque
en menor escala, son restos de cerámica, lítica y fragmentos de estuco.
A grandes rasgos, el procedimiento para rellenar, es depositar capas de tierra compactada y
mezclada con piedras de tezontle rojo y negro de 12 a 37 cm de largo por 15 a 27 cm de ancho en
promedio.96 Gómez Mont97 indica que en la fachada oriente el relleno estaba constituido por
tezontles más pequeños (8 a 19 cm) y tierra arcillosa poco compacta. Para contener el núcleo se
levantaron muros de contención en talud que le dieran una mayor resistencia, además de conformar
la fachada de los cuerpos.
En las ampliaciones de las escalinatas (Etapa III/MEs-1, MEs-2 y MEs-3, III/MEs-4) y del muro
norte y oeste (Etapa III/MF-N-1 y MF-W-1), se aprovecharon los mismos materiales que para el
núcleo en la Etapa III. No obstante, la diferencia más notable es que el área rellenada disminuyó
entre cada ampliación y como resultado aminoró la cantidad de materia prima. Por otro lado, durante
la construcción del siguiente muro o escalinata, los paramentos de la etapa o momento anterior
fueron aprovechados para apoyar el núcleo, el cual quedaba entre dos planos inclinados formando
una especie de cajón que daba al relleno una mayor compactación y solidez.
Las corazas que encofran el núcleo están sujetas a los empujes que ejercen los materiales
contenidos en su interior, a las presiones resultantes del peso del propio muro, así como al de los
cuerpos superpuestos. Además, cada una de las materias primas seleccionadas poseen
particularidades físicas y químicas que las distinguen; por lo tanto, la elección y porcentaje de cada
una de ellas pudo llegar a condicionar la estabilidad de la estructura.
En el caso de la Etapa III, en los informes de excavación no encontramos una referencia precisa
vinculada a la proporción de tierra y piedra que se utilizó en la conformación del núcleo. Lo más que
94
Matos Moctezuma (1979g: 1); (1982: 42).
95
Matos Moctezuma (1979d: 2); (1982: 39); Gómez Mont (1979f: 10).
96
Gómez Mont (1979f: 8).
97
Gómez Mont (1979c: 8).
311
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
podemos señalar apoyados en los registros fotográficos, es que el porcentaje de tierra y tezontle
estaba equilibrado. Por otro lado, si consideramos que el tamaño de la piedra aprovechada no era
muy grande (está en un rango de 12 cm a 37 cm) es muy probable que los constructores hubiesen
aumentado la cantidad de tierra para obtener un núcleo más compacto.
En este sentido, es pertinente señalar, que en la construcción los rellenos con una mayor cantidad
de sedimento, suelen ser menos sólidos. Esto se debe a que en las arcillas son comunes los cambios
químicos o físicos, los cuales llegan a modificar algunas de sus cualidades como la cohesión, la
adherencia y la contracción.98 Por ejemplo, en un relleno donde la roca es unida a base de lodo, la
perdida de humedad tiene como efecto una disminución en su volumen, lo que origina oquedades,
deslizamiento y reacomodo entre los materiales.
En un terreno caracterizado por suelos arcillosos, muy compresibles y con asentamientos
diferenciales como en el que se fundó Tenochtitlan, el uso de una mayor proporción de tierra en los
rellenos del basamento trajo como resultado una disminución en la capacidad de carga de los
paramentos, deslizamiento y empujes laterales en los muros. Esta deficiencia obligó a los
constructores a implementar mecanismos técnicos para impedir el desplazamiento de los muros.
La constitución del núcleo de la Etapa IV no difiere significativamente de las edificaciones que le
precedieron. Como base del relleno se aprovecharon los remanentes de la Etapa III y se
complementaron con piedra y tierra. El material seleccionado para el relleno fue el tezontle, aunque
es probable que los mexicas utilizaran también piedras de basalto y andesita de piroxenos.99 Este tipo
de roca es más densa y pesada que el tezontle, por lo que su aprovechamiento en el relleno de los
cuerpos fue menos frecuente. Matos Moctezuma100 también indica la presencia de fragmentos de
estuco revueltos con la tierra.
Siguiendo el procedimiento de la etapa anterior, los mexicas mezclaron capas de tierra
compactada con el tezontle, actividad que se realizaba de manera sincrónica al alzado de los muros.
Los elementos arquitectónicos, ornamentales y votivos cubiertos por el relleno eran protegidas por
una capa de lodo que amortiguaba el peso de las rocas, las cuales también se disponían
cuidadosamente para no maltratar los pisos, muros, ofrendas y esculturas.
98
Juárez y Rico (1985: 246-247).
99
Matos (1982: 29). Véase también el registro fotográfico de excavación de la Ofrenda 8 (ATMTM).
100
Matos Moctezuma (1982: 29).
312
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En cada nueva ampliación se aprovechó el plano superior de la plataforma anterior como base.
Para conformar el núcleo se depositaba una capa de tierra apisonada. Encima del sedimento los
constructores colocaban un entramado de piedras de tezontle sin trabajar y ocasionalmente basalto.
Algunas veces se ponía una capa de piedras pequeñas (principalmente tezontle) que por efecto de
gravedad iban cubriendo los espacios que quedaban entre las rocas más grandes y a la par se
depositaba tierra que era compactada. Cada uno de estos pasos era repetido por los albañiles hasta
obtener la altura deseada de los paramentos.
El área frontal de las fachadas de las etapas V, V/MPl-1 y V/W-MPl-2 fue rellenada
aprovechando la escalinata anterior a cada una y el resto del espacio se rellenó con piedra de tezontle
y tierra húmeda bien compactada.
101
Matos Moctezuma (1978a: 4); (1982: 20-21); Matos Moctezuma et al. (1979: 5).
313
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
afianzadas con el sedimento. En los espacios entre las rocas se ponían pedruscos pequeños que
tenían como objetivo formar cuñas y de esta manera conformar una liga sólida.
El uso de enlajado o piedraplen se implementó como sistema de relleno y compactación en los
muros de los cuerpos del basamento, así como de la plataforma. Por ejemplo, en la ampliación oeste
de la plataforma IV/W-MPl-3 y en los cuartos ubicados en los extremos norte y sur de ésta, se
observa la presencia de las lajas de andesita de piroxenos que forman cada trecho del muro. En la
plataforma de la Etapa V sucede algo similar (Ver DT-04, anexo Etapa V). Esta capa de piedra
pesada brindó una mayor estabilidad a los taludes al confinar el relleno en módulos.
A partir del registro arquitectónico y de los informes de excavación, hemos reconocido tres
medidas estándares entre la distancia a la que se colocaban cada tramo del piedraplen: la primera es
de 35 cm, la segunda de 45 cm y la tercera de 55 cm. Estos módulos podían combinarse entre sí o
emplearse una sola medida. Por ejemplo, de acuerdo con Matos Moctezuma,102 en el relleno que
cubrió la plataforma de la Etapa IV, la cama de lajas que cubría el cuello de la serpiente excavada por
Gamio103 y el siguiente nivel de pedraplén era de 45 cm. En la misma plataforma pero en su lado
noreste se emplazaron tres niveles de lajas. El primero se colocó sobre el entrecalle de la plataforma,
entre este nivel y el segundo hay una distancia de 52 a 55 cm (dependiendo de donde se tome la
medida y del grosor de las lajas). Entre el segundo y tercer nivel de lajas hay una distancia de 35 cm y
el trecho entre el piedraplen y el inicio del piso de la plataforma de la Etapa V es de 43.5 cm a 45 cm
(Figura 5.10, 5.11; DT-04, anexo Etapa IV).
102
Matos Moctezuma (1982: 21-22).
103
Esta serpiente se ubica en el eje norte- sur que divide a la plataforma de la Etapa IV en el lado sur.
314
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Este cambio en la forma de rellenar se refleja en otros edificios al interior y en los alrededores del
recinto sagrado. Tal es el caso de la Casa de las Águilas, la Estructura A, el Templo del Sol debajo del
Sagrario Metropolitano y el Templo de Toci. En la etapa 3 de la Casa de las Águilas, López Lujan104
registró que los muros externos del edificio, están hechos con piedras irregulares de tezontle entre las
que a cierta distancia se intercalan hiladas de andesita de piroxenos que le dan mayor cohesión.
También, Rubén Cabrera, reporta que en la excavación de la Estructura A con sobreposiciones A1,
A2 y A3 se localiza bajo el Sagrario Metropolitano. Los muros de la subestructura A1 están
elaborados con bloques irregulares de tezontle y alternados con lajas grandes. De acuerdo con
Cabrera, las hiladas de lajas “sobresalían del lado del muro a intervalos regulares, equidistantes cada
55 cm unos de otros”.105 El arqueólogo señala que las lajas tenían una doble función: “consolidar el
relleno de piedras y lodo del núcleo y recibir el muro del paramento evitando el desplazamiento”.106
Referente a esta misma estructura, Islas Domínguez107 informa también la presencia de una cama de
lajas como parte del sistema constructivo, aunque no indica a que distancia se encuentra cada lecho
de lajas con respecto al otro.
En el basamento ubicado entre las calles de Justo Sierra y Argentina excavado por Raúl Barrera y
Flor Rivas, se documentó la presencia de lajas de andesita de piroxenos como parte del sistema
104
López Luján (2006a: 73).
105
Cabrera (1979: 57).
106
Cabrera (1979: 57).
107
Islas Domínguez (1999: 54).
315
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
constructivo del muro. Barrera y Rivas108 afirman que la presencia de estas lajas era para conferirle
consistencia al paramento.
En construcciones aledañas al recinto sagrado como el Templo de Toci, González Rul menciona
que el sistema constructivo del núcleo del basamento “está formado, al igual que en Tlatelolco, por
capas paralelas de piedra-laja alternadas con capas de tierra… aproximadamente de 35 cm de
espesor”.109 Esta técnica es una variante de la del Templo Mayor, ya que el relleno lo componen
únicamente capas de tierra apisonada las cuales quedaban selladas y consolidadas mediante el
piedraplen. En el Cu de Huichilobos, además de la tierra, se agregó tezontle para dar mayor solidez al
núcleo.
Figura 5.12. Izq.. Pedraplen elaborado con lajas de andesita de piroxenos para la
elevación del muro norte de la etapa IV/N-MF-1 y la Etapa V (foto O. Quezada).
Der. Lajas de pedraplen que cubrió los braseros y cabezas de serpiente de la
plataforma de la etapa IV (tomado de Matos Moctezuma 1982: 22).
108
Barrera y Rivas (2003: 161)
109
González Rul (1963: 69).
110
Espejo (1996: 255).
316
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En el caso de los edificios del recinto sagrado, la identificación de este sistema junto con otros
elementos constructivos (el aparejo de los muros, el trabajo de la piedra y el tipo de materias primas)
y arqueológicos permitirá en fases posteriores a esta investigación, establecer si estos edificios son
contemporáneos a la ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 (IVa-3/IVb) o se construyeron
durante la Etapa V (Figura 5.11).
111
Contreras y Luna (1978b: 7); (1979: 13).
112
Códice Florentino (lib. XI, fol. 119v).
113
Molina (1571: II, 9).
114
Este nivel del piso de plaza está asociado a la última ampliación de la plataforma IV/W-MPl-3 y a la Etapa V, ya que la superficie
fue reutilizada.
317
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Cada base sujetaba entre 5 y 8 pilotes, y tenía como función afianzar cada conjunto de estacas y
otorgarles estabilidad. Una vez fijados los maderos, se comenzaba a rellenar con tezontle y arcilla. El
núcleo se compactaba conforme se ponían las hiladas de la coraza o muro de contención hasta
obtener la altura deseada de la plataforma (Figura 5.13)
318
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
área y volumen obligara a los arquitectos mexicas a buscar un sistema que les permitiera trasmitir las
cargas y contener los empujes de manera eficiente. Como indicamos en los párrafos previos
dedicados a la cimentación, el sistema de pilotaje permitió a los constructores conformar un terreno
consolidado encima del cual levantar edificios tan grandes como el Cu de Huichilobos.
115
Hinojosa y Barrera (2003: 149-151).
319
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
tezontle. El núcleo presenta una variante, ya que en este caso los constructores emplearon cajones de
relleno elaborados con piedra y argamasa que después eran llenados con el entortado. El sistema de
relleno mediante cajones ha sido documentado en edificaciones como la Casa de las Águilas, donde
López Luján116 registra un muro de basaltos en la Etapa 1 y un muro de tezontles en la Etapa 3 a
partir de los cuales supone la existencia de compartimentos que contenían el relleno. Barrera
Rivera117 también menciona la presencia de muros que conforman cajones para contener el núcleo
de una de las estructuras ubicadas bajo la Catedral Metropolitana. De la misma manera, Hinojosa y
Barrera118 registran cajones en uno de los basamentos excavados al noroeste de la zona arqueológica.
Aunque hay estructuras en las que se emplearon los cajones constructivos, es importante tener en
consideración que no en todos los edificios del recinto sagrado se utilizó este sistema, por lo que no
podemos considerarlo como una constante en la forma de rellenar.
116
López Luján (2006a: 68, 72).
117
Barrera Rivera (1999: 31).
118
Hinojosa y Barrera (2003: 149).
320
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
incumbe a los pisos de los cuartos situados en los extremos norte y sur de la plataforma de la Etapa
IV/MPl-1,2,3, así como a los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc en la Etapa II.
119
En esta tesis entendemos como piso o suelo, la superficie artificial que se hace para nivelar. Un piso puede estar constituido por
varias capas de distintos materiales que le proporcionan resistencia y durabilidad.
321
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
afianzado el poder del Estado, tanto el gobernante en turno como su alarife principal podían
disponer de mano de obra calificada y tener acceso a los afloramientos más importantes.
A partir de las exploraciones de la primera y la sexta temporadas del PTM,120 han quedado al
descubierto los pisos de los momentos constructivos de la plataforma IV/MPl-1, 2 y 3, la Etapa V y
del momento V/MPl-1.
Con respecto a la nomenclatura de los pisos es importante aclarar que, a diferencia de otros
elementos arquitectónicos del Templo Mayor, los pisos de la plaza se consideraron como
componentes independientes debido a que los mexicas elevaron constantemente sus niveles por
diversas circunstancias, así que a una misma etapa o momento constructivo se puede encontrar
asociado más de un piso. Para la nomenclatura de éstos asignamos únicamente la P que indica que se
trata de un piso y un número consecutivo para señalar la cantidad de niveles documentados por etapa
o momento constructivo. Como elemento de referencia para asociarlos con un periodo específico de
tiempo se eligió la base o plataforma del Cu de Huichilobos, ya que ésta siempre está en contacto
con los pavimentos de la plaza.
Como resultado del sondeo intensivo realizado durante el PTM-6,121 se tiene información más
detallada de la secuencia de sobreposición de los pisos asociados a las plataformas IV/MPl-1, 2 y 3.
Debido a esto, decidimos mantener la secuencia en la que fueron ordenados y numerado los distintos
niveles para facilitar el cotejo de los datos con los informes de excavación.122En el caso de la
plataforma a la cual están asociados, ésta mantiene la nomenclatura con respecto a las etapas y
momentos constructivos propuesta en esta tesis.
Con respecto a la Etapa V y los momentos V/MPl-1, V/MPl-W-2 y V/MPl-3, aunque también
contamos con excelentes registros, en este caso los pisos aparecen descrito, pero no enumerados.
Por tal motivo, les asignamos un número consecutivo tomando como guía los pisos visibles
actualmente y que están directamente asociados a la etapa y momentos antes citados, comenzando la
numeración con el piso más antiguo.123
120
Véase Matos Moctezuma (1982: 17-70) y López Luján (2006b: 3).
121
Véase López Luján (2006b: 8-10, 162-165, 172-174).
122
La numeración de los pisos está ordenada en el sentido descendente que sigue la excavación, por lo tanto el piso P1 es el más
tardío.
123 Tocante al criterio de numeración, la cifra de inicio corresponde al nivel de ocupación más antiguo.
322
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
124El piso P1 del momento IV/MPl-3 corresponde también al piso P1 de la Etapa V. Se trata de un superficie reutilizada que sirvió
como base para emplazar la plataforma de la siguiente etapa. Como señalamos en capítulos previos, este nivel de ocupación tuvo un
amplio periodo de funcionamiento que abarcó desde la última ampliación de la plataforma IV/MPl-3, hasta la primera ampliación de la
plataforma de la Etapa V, denominada como V/MPl-1. Véase en esta tesis capítulo II.
323
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Como primer paso, los albañiles transportaron en canoas la tierra que extraían de las orillas del
lago (Figura 5.17),125 por lo cual suponemos que este material se depositó húmedo. Una vez que el
lodo estaba a pie de obra, otro grupo de trabajadores se encargaba de compactar, nivelar y emparejar
la tierra. El objetivo de la compactación de la arcilla era aumentar su cohesión y en consecuencia su
resistencia y capacidad de carga.126 La tierra apisonada recibía el nombre de tlahuitectli que significa
“tierra asentada a golpes” (Figura 5.18).127
El instrumento para apisonar la tierra probablemente fue el huíctli, tal como se observa en el folio
227r del libro XI del Códice Florentino (Figura 5.17), aunque en el inventario de términos de Molina,
encontramos que él registra dos vocablos que hacen referencia al pisón: tlaxixilihuani y tlatehuiloni.128
125 Las muestras analizadas por la Dra. Aurora Montúfar de la tierra colectada durante las excavaciones del PTM-6, revelan la presencia
de micromoluscos y ostrácodos. Estos organismos provienen de cuerpos de agua que pueden ser dulce o salada, por lo que deducimos
que la tierra empleada para la construcción de los pisos de la plaza proviene de las orillas del lago. Véase López Luján (2006b: 107),
véase también en esta tesis capítulo 3, apartado 3.5.
126 Véase Das (2001: 52-59).
127 Códice Florentino (lib. XI, fol. 227).
128 Molina (1571: I, 96).
324
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En lo que respecta a los piso P7, P6, P5 y P4, no se encontraron los restos de las lajas que
conformaban el pavimento. No obstante, a partir de las improntas detectadas en la excavación del
pisos P7 de la operación 2, suponemos que éstos estuvieron recubiertos con lajas de andesita de
129 En construcción se le denomina pavimento la capa superior de material que recubre la superficie de un suelo y cuya finalidad es
rematar un piso por medio de una superficie plana, dura y decorativa, por la cual pueda andarse con comodidad pero que sea resistente
al roce. Cusa (1981: 9); Enciclopedia de Arquitectura Plazola (2001).
325
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
piroxenos, mismas que se desmontaron para reutilizarse en por lo menos seis ocasiones, incluyendo
los pisos P2 y P1 del momento IV/MPl-2,3 (Figura 5.20).
La reutilización de materiales constructivos era una práctica común en la arquitectura
mesoamericana.130 En el caso de los mexicas, el registro arqueológico da cuenta de un
desmantelamiento parcial y sistemático de las estructuras para utilizarlas como núcleo de la siguiente
construcción. El material producto de la demolición se utilizaba en el relleno. Un indicador de esta
actividad son los restos de estuco adheridos a las piedras y la tierra que se localizan frecuentemente
dentro de éste. En el caso de los pisos, los obreros desmontaban las piedras del pavimento en buen
estado y las usaban nuevamente en el siguiente nivel de piso. Aunque en algunos casos desmontaron
un área extensa de lajas, como el caso de los pisos de asociado a las plataformas IV/MPl-1,y 2, en
otros sólo removieron algunas zonas como en los pisos asociados a la plataforma V/MPl-1 y 2.
130 Marquina (1935: 78). Margain (1966: 159); Gussinyer (1974: 33).
326
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
pudieran cubrirse bien los espacios entre las piedras. El rango de las dimensiones de las lajas se
encuentra entre los 30 cm y 1 m de largo por 37 cm a 80 cm de ancho. La heterogeneidad en el
tamaño y forma de las lajas no permitía que las piezas embonaran adecuadamente, por lo que la junta
entre cada una fluctúa entre 3 y 12 cm.
Finalmente, hay que añadir que el uso de la técnica del apisonado se prolongó hasta la Etapa V y
la ampliación de la plataforma V/MPl-1, ya que el piso P1 del último agrandamiento de la base del
templo en la Etapa IV se reutilizó como superficie de desplante (Figura 5.21 y 5.22)
En relación al piso P3, se siguió la misma técnica para la construcción del firme que en los otros
pisos registrados. No obstante, en este caso el alarife en turno eligió el tezontle como material para el
recubrimiento del piso de la plaza. Sobre esta roca se tallaron cinco lados para perfilar los polígonos
regulares en forma de rectángulo. Los márgenes no están completamente escuadrados; los cantos son
discontinuos; la cara superior de las piezas es llana y algunos bloques fueron trabajados con figuras
en relieve (Figura 5.21). Algunas de las formas registradas son fechas calendáricas, figuras
antropomorfas, zoomorfas y fitomorfas.131 Estas losas formaban parte de un discurso relacionado
con el simbolismo del Huey Teocalli.
Retomando la descripción de las piezas, la sección en contacto con el firme del piso se labró en
forma de espiga, siguiendo el mismo procedimiento que con los mampuestos de los muros. Las
piezas presentan dimensiones variables, aunque la mayoría de los bloques miden alrededor de 31 cm
x 37 cm x 17, por lo que se trata de piezas pequeñas comparadas con las manufacturadas con
327
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
andesita de piroxenos de los pisos precedentes. Tras su funcionamiento, estas losas se desmontaron
parcialmente para conformar el relleno del piso P2.132
Para cubrir la extensa superficie de la plaza fue necesario manufacturar cientos de baldosas de
tezontle, así como contar con obreros familiarizados con las técnicas de cantería. Sin embargo, el
trabajo poco cuidado en el corte y escuadrado de las piezas nos hace suponer que en la manufactura
de estas baldosas intervinieron obreros que, a pesar de conocer el arte de la cantería, no eran muy
diestros.
328
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
nuestro dios”.133 Para esta época, aunque Tenochtitlan tenía más de trece años de haberse
emancipado de los tepanecas y poco a poco había ido fortaleciendo su poder sobre otras
demarcaciones, aún no había podido establecer el control en las provincias, como es el caso de
Chalco, por lo que en los llamamientos éstos no se sentían obligados a comparecer.
A los señores Quatéotl y Toteocitecuhtli,134 jefes de esta ciudad se les solicitó piedras grandes para
hacer algunas esculturas y figuras con las cuales adornar el templo a Huitzilopochtli. Entre la piedra
requerida por los mexicas estaba “alguna piedra grande pesada y con alguna piedra liviana, pues esa la
teneis de sobrada en estos cerros, para el edificio del templo de nuestra ciudad”,135 una petición a la
que se rehusó el señorío de Chalco, cuyo consecuencia fue el desencadenamiento de una pugna entre
ambas provincias.
Retomando la cuestión de la técnica poco detallada en el trabajo de las losas de tezontle,
consideramos posible que haya estado ligada a la relación poco fraternal entre los mexicas y los
chalcas. Hay que recordar que en la ciudad de Chalco no sólo había importantes afloramientos de
basalto y tezontle, sino también una larga tradición y prestigio en el trabajo de la piedra, por lo que
durante la primera ampliación del Templo Mayor realizada por Moctezuma “el viejo” no sólo se le
negó las materias primas a Tenochtitlan, sino también la posibilidad de obtener la mano de obra. Así
lo constata la respuesta ásperas y airosas de los chalcas al declinar el llamamiento: “mexicanos: aquí
no emos de encubrir y callar la respuesta de toda esta comunidad de tigres y águilas… los cuales
responden absolutamente que no quieren, ni es su voluntad en cosa ninguna ayudar ni servir a los
mexicanos”.136
Ante esta oposición y mientras se resolvía el conflicto, suponemos que el tlatoani y el cihuacóatl
optaron por delegar el trabajo de la piedra a las provincias que sí acudieron al llamamiento y
mandaron traer la piedra de los yacimientos circunvecinos. Entre las provincias que se reunieron y se
encargaron de la construcción citadas por Durán137 y Alvarado Tezozómoc138 estaban Texcoco,
Xochimilco, Culhuacan, Cuihtláhuac, Azcapotzalco, Tlacopan, Coyoacan y Míxquic.
133 Durán (2002: 183-184). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987: 288-289).
134 En Alvarado Tezozómoc (1987: 289) aparece escrito como Tonteoziuhteuctli.
135 Durán (2002: 185-186). En la Crónica Mexicana se dice a que los señores de Chalco se les pide que se les “favoreciesen con un poca
de piedra pesada, tezontle, liviana” para la edificación del templo. Alvarado Tezozómoc (1987: 289).
136 Durán (2002: 186).
137 Durán (2002: 184).
138 Alvarado Tezozómoc (1987: 287).
329
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
330
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
miden en promedio 1.00 m de largo y llegan hasta los 4 m.139 También registramos piezas medianas
que se encuentra en un rango de 60 cm a 90 cm. El ancho de las piezas oscila entre los 62 cm hasta
1.12 m aproximadamente. Con respecto al grosor, algunas lápidas tienen 8 cm de espesor y otras
alcanzan hasta los 18 cm. Como explicamos en el capítulo referente a los materiales, el grosor de este
tipo de roca depende de la distancia que hayan entre las vetas.
P4
Por otro lado, aunque las losas son en su mayoría polígonos regulares, los márgenes son
disparejos principalmente en las zonas de corte. Las uniones entre las piedras están muy separadas,
llegando a tener hasta 20 cm de distancia. En este caso, el constructor colocó piedras más pequeñas
para disminuir el espacio y facilitar el ajuste.
A pesar de la disparidad en el tamaño y los costados de las piezas, el aparejo del pavimento es
continuo. Asimismo, las losas se emplazaron tomando como guía los dos ejes principales del templo.
Por ejemplo, las piezas ubicadas en el lado sur se acomodaron con su eje mayor en sentido norte-sur;
en cambio, las piezas ubicadas al Este y Oeste del templo se orientaron con su extremo más largo en
dirección oriente-poniente.
En relación al piso P5, éste representa la última superficie artificial construida mediante la técnica
del apisonado. En el patio sur y oeste de la plaza se han encontrado sólo áreas pequeñas de estas
losas, por lo que suponemos que una gran parte fueron reutilizadas en los pisos posteriores. Al
oriente, las lajas están prácticamente ausentes, y en el lado norte se conservó un área más extensa
recubierta con estas piezas.
El firme del P5 lo constituye tierra comprimida, cuyo espesor oscila entre 10 y 20 cm
dependiendo de la pendiente. En relación al pavimento, éste presenta un cambio en la calidad de la
139 En el lado sur del templo se localiza una losa fracturada en dos partes que mide 4.13 m.
331
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
materia prima empleada, aunque se utilizaron lajas de andesita de piroxenos. Éstas carecen de aristas
en su superficie, por lo que son completamente lisas. Al parecer las vetas son más regulares, lo que
permitió a los canteros extraer piezas sin elevaciones, obteniendo una superficie uniforme sobre la
cual caminar (Figura 5.25). Este cambio en las características de las losas tal vez podría indicar que las
piezas se extrajeron de una peña distinta. Aunque para sostener esta hipótesis, es necesario llevar a
cabo estudios de elementos traza en las muestras de roca, para complementar los resultados
petrográficos.
Es muy probable que tras varios años de explotación de las minas de andesita de piroxenos, los
canteros hayan descubierto la veta de la cual se obtenían estas lajas de mejor calidad para los
pavimentos. Tal como señalamos en el apartado sobre la explotación de canteras, en el caso de la
andesita de lamprobolita, de un mismo filón podían obtenerse lajas para piso o fachada, así como
piedra amorfa para el cimiento.
Retomando las características de las lajas, si bien las piezas presentan formas irregulares, los
márgenes son rectos lo que facilitó a los albañiles emplazar y aparejar las lajas del pavimento. Las
lajas miden de 58 a 85 cm de largo, de 23 a 37 cm de ancho y de 6 a 10 cm de espesor. En algunos
casos los bordes rectos de las piezas permitieron reducir las juntas hasta 3 cm; sin embargo, en
ocasiones la forma irregular de las lajas hacía imposible ajustarlas, por lo que la separación podía
llegar hasta los 15 cm o más. Con respecto a la altura total del piso, ésta es de 20 cm. En esta
sobreposición, los constructores también trataron de disponer las lajas tomando como base su eje
mayor de acuerdo con el lado del templo. Al sur y norte, las piezas se emplazaron con la sección más
larga en sentido norte-sur. En el caso del Patio Norte, a partir de la esquina SW de la Casa de las
332
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Águilas los albañiles cambiaron el sentido de las lajas colocando su eje mayor en sentido oriente-
poniente, lo que sugiere que los constructores tomaron como guía la fachada poniente de este
edificio para cambiar la dirección de las lajas del pavimento.
333
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
clase de mezclas se aprovecharon de manera generalizada en los pisos y en los recubrimientos de los
basamentos.
Regresando al periodo Posclásico Tardío, en las narraciones de Sahagún puede leerse que la arena
de tezontle era un aditivo del cual se podían obtener morteros de gran resistencia y durabilidad. El
fraile afirma que el “tezontlalli… es y se usa para mezclar con la cal y hácela muy fuerte, véndese
mucho aquí en México, para los edificios”. 144
Para la construcción del firme de los pisos P6 (V/MPl-W-2 y V/MPl-3) y P7 (V/MPl-3 y V/MPl-
4), los albañiles prehispánicos emplearon morteros del grupo 1,145 arcilla y piedras de tezontle. El
procedimiento constructivo consistió en una capa de 10 a 15 cm de arcilla sobre la superficie del
pavimento del piso P5 y del piso P4 en algunas áreas del Patio Norte y del Patio Sur.146 Encima se
ponían piedras medianas y pequeñas de tezontle sin trabajar y arriba se vertía el amasijo de cal y arena
de tezontle. Las rocas pequeñas miden en promedio 12 cm por lado y las más grandes miden 22 cm
por lado; algunas llegan hasta los 27 cm de largo. Sobre la mezcla aún sin fraguar se extendía un
nuevo lecho de piedras de tezontle y tierra que formarían la siguiente capa del entortado. Esta capa
era cubierta nuevamente por un mortero y este procedimiento se repetía varias veces hasta llegar al
nivel deseado (Figura 5.25). En el caso del piso P6, los albañiles pusieron una capa de piedra pequeña
antes de depositar la mezcla del firme. El mortero del firme tiene las mismas características del
amasijo del entortado, sólo que el espesor promedio de la argamasa es de 24 cm. Sobre la mezcla
fresca los constructores dispusieron las lajas que conformaron el pavimento.
Acerca del piso P7 asociado a la ampliaciones de la plataforma V/MPl-3 y V/MPl-4, se utilizó la
misma técnica antes citada. No obstante, registramos una variante que consiste en la disminución del
grosor de la capa de mezcla que se colocaba entre cada cama de tezontle, por lo cual las capas de
piedra y argamasa están bien delimitadas. En el piso P6 el calquetzi vertió una mayor cantidad de
mortero, lo que dio como resultado capas poco definidas, dando la apariencia de un tramo contínuo.
Tocante al material utilizado para el embaldosado del pavimento de ambos pisos, los mexicas los
revistieron con lajas de andesita de piroxenos con las mismas características de las empleadas en el
piso P5. Según se aprecia en las fotografías de registro de la primera temporada del PTM y en los
informes de excavación, una gran parte de las lajas del pisos P6 fueron desmontadas y reutilizadas en
por consiguiente parte de la capa de tierra se depositó encima del firme del piso.
334
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
el siguiente nivel de piso (Figura 5.26 y 5.27, DT-06, Anexo Etapa V).147 Antes de poner las piezas, se
depositaba una mezcla encima de la cual se iban aparejando las lajas; en el relleno de las juntas se
utilizó una mezcla de las mismas características que la utilizada en le firme.
Debido a que la mayoría de las lajas tienen formas irregulares, el aparejo de las lajas es
discontinuo. Por otro lado, a pesar de ser piezas con márgenes rectos y aristas agudas, la
heterogeneidad en su forma impidió un ajuste a hueso, así que la distancia entre las uniones es de 5 a
10 cm.
En relación al tamaño de las lajas, éste no difiere significativamente de las del piso P5. El largo
fluctúa entre los 55 y los 82 cm, el ancho de los 27 a los 40 cm y el espesor entre 4 y 6 cm.
La técnica de entortado también la detectaron Hinojosa y Barrera148 en los límites exteriores de la
zona arqueológica. Según señalan los arqueólogos, el tercer nivel de piso excavado asociado al
basamento ubicado en las calles de Luis González Obregón y Argentina, es un entortado de rocas
volcánicas -probablemente de tezontle- aglutinadas con argamasa de cal y arena.
147 Gutiérrez (1979c: 6); (1981a: 2); Matos Moctezuma (1982: 62-63). Véase también en el ATMTM el informe fotográfico de las
excavaciones en el patio norte del recinto sagrado (1981).
148 Hinojosa y Barrera (2003: 151-152).
335
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
En las fuentes documentales son pocas las menciones concernientes a la composición de los
pavimentos del Cu de Huichilobos; no obstante, Bernal Díaz del Castillo comenta de forma general
como eran los patios del recinto sagrado de Tlatelolco. Según relata el conquistador vieron “los
grandes patios y cercas donde está el gran cu… y el mismo patio y sitio todo empedrado de piedras
grandes, de losas blancas y muy lisas”.149
Aunque Bernal Díaz del Castillo describe la ciudad de Tlatelolco, la imagen que retrata el cronista
comparte similitudes con el piso P7 asociado a la palataforma V/MPl-3 y V/MPl-4, particularmente
el detalle de que las losas utilizadas eran lisas. Como se precisó en párrafos anteriores, una de las
características que marca una diferencia en torno a la selección de materias primas entre las etapas
anteriores a la Etapa V, es precisamente la homogeneidad de la superficie de las lajas, las cuales están
libres de aristas.
336
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
337
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
comienza a incorporar arenas de tezontle. Asimismo, Miriello y asociados150 observan que en las
mezclas de este periodo también se reutilizan fragmentos de estuco en el aglutinante. En cuanto al
espesor del firme de los pisos de las plataformas IV/MPl-1, 2 y 3, éstos miden en promedio 10 cm.151
Como terminado se dispuso una delgada capa de enlucido de cal (Figura 5.30).
Referente a los cuartos localizados en los extremos norte y sur de la ampliación de la plataforma
IV/W-MPl-3, se documentaron tres sobreposiciones de pisos (P1, P2 y P3). La construcción de estos
planos presenta características muy parecidas a la fábrica de los pisos de la plaza. Para elevar la
superficie se pusieron capas intercaladas de arcilla apisonada con piedra de tezontle. Una vez
alcanzado el nivel, los albañiles colocaron las losas de caliza en tonalidades que van del color crema al
gris (Figura 5.31).
338
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
339
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
340
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
341
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
alcanzar el cuerpo de la torre principal entre las cuarenta torres que había, mientras que Bernal Díaz
del Castillo160 suma 140 peldaños. Por su parte, Sahagún brinda más detalles sobre las escalinatas del
Huey Teocalli y afirma lo siguiente: “están bien estrechas y derechas, de abajo hasta arriba”.161
342
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
tipo de piedra que se aprovechó esporádicamente para construir las huellas y su uso se registró
únicamente en el momento III/W-MEs-4, el cual corresponde a una ampliación frontal de la
escalinata (Figura 5.33).
El procedimiento constructivo en cada una de las ampliaciones de la escalinata es muy similar.
Como se detalló anteriormente, el núcleo está constituido por los remanentes de la escalinata que
precedió a la siguiente ampliación, así como por piedra y tierra compactada. En el caso de las
ampliaciones con un área más grande para rellenar, se aumentó la cantidad de piedra; ejemplo de ello
son los momentos constructivos III/W-MEs-1 y IV/W-MEs-1.
De modo distinto, en aquellos agrandamientos en los que la escalinata anterior quedaba muy
próxima a la nueva, la proporción de tierra aumentaba y la cantidad de piedra disminuía. Tal es el
caso de la ampliación de la escalinata de la plataforma IV/W-MEs/Pl-2, excavada en la operación 9
durante la sexta temporada del PTM. 162
De manera simultánea al depósito del relleno constructivo, se emplazaron las hiladas que elevaban
el peldaño. Cada escalón estaba constituido por dos hileras de piedras de tezontle manufacturadas de
manera irregular. Sólo en la plataforma del momento IV/W-MEs-3 y de la Etapa V se colocó una
hilera de tezontles. Las piezas en su mayoría corresponden a tezontles sin trabajar, los cuales son de
formas ovaladas y miden en promedio 12 cm por lado. Aunque en menor proporción, también se
utilizaron mampuestos labrados en forma rectangular. Estas piezas tienen márgenes irregulares, las
esquinas sin escuadrar y sus dimensiones no superan los 15 cm de ancho y los 10 cm de grosor
máximo. Es factible que los bloques rectangulares hayan sido piezas reutilizadas provenientes
principalmente de los paramentos desmontados de las etapas y momentos anteriores, ya que
343
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
comparten similitudes con los mampuestos utilizados en los aparejos de los muros. Además, su baja
concentración en las escalinatas sugieren que probablemente no fueron hechos ex profeso para
edificar las escalinatas, ya que se combinaron esporádicamente con una mayoría de piedras no
trabajadas, tal como se registró en los muros de las mismas ampliaciones.
Con respecto a las escalinatas de las plataformas de los momentos IV/W-MEs/Pl-2, V/W-
MEs/Pl-2 y V/W-MEs/Pl-3, se registró una plantilla de lajas de andesita de piroxenos de
aproximadamente a 10 cm por debajo del piso de la plaza. En la parte media de las lajas se dispuso la
primera hilada de los peldaños que conformarían los escalones y posteriormente ésta quedaba
cubierta con losas del pavimento de la plaza.
Por otra parte, la disparidad de las piezas utilizadas en las hiladas de los peraltes trajo como
resultado juntas irregulares de 2 a 5 cm y en algunos casos hasta de 8 cm. Tal y como sucedió en los
paramentos de las mismas etapas y momentos, en las escalinatas se usaron ripios para poder asentar
las piezas y reducir la distancia entre ellas. Los fragmentos de piedra son principalmente de tezontle,
pero en algunos casos identificamos que los constructores usaron pedazos de lajas de andesitas de
piroxenos y de lamprobolita. Estos ripios no superan los 5 cm de alto, aunque en algunos casos se
registraron piezas de 3 cm de espesor por 7 cm de ancho.
Una vez que se colocaron las dos hileras de la contrahuella, el calquetzqui disponía las piezas de
andesita de lamprobolita que formarían la huella de los escalones. Los mampuestos utilizados en casi
todas las escalinatas mantuvieron unas dimensiones muy similares, con un ancho promedio de 38
cm, 42 cm de largo y 10 cm de grosor. La variante que registramos con respecto a las dimensiones de
las piezas de andesita de lamprobolita corresponde a las utilizadas en la ampliación IV/W-MEs-2,
donde los mampuestos tienen un ancho máximo de 1.02 m, un largo máximo de 57 cm y un grosor
de 6 cm (Ver DT-02, Anexo Etapa IV). Tomando en consideración lo anterior, inferimos que, si bien
las preformas de este tipo de roca se obtenían desde la cantera, el tetzozonqui recortaba las piezas a pie
de obra para ajustarlas.
En casi todas las ampliaciones predominaron dos formas en los bloques de andesita. La primera
corresponde a los mampuestos rectangulares y la segunda a los de planta trapezoidal. Ambos tipos
aparecen en todas las etapas y se combinaron de manera indistinta. En la mayoría de los casos, los
albañiles trataron de colocar la testa de los mampuestos en sentido este-oeste para permitir que la
sección más larga de las piezas quedara incrustada dentro del relleno y de este modo se ponía la
primera hilada del siguiente peldaño.
344
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
345
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
subsecuentes ampliaciones del Huey Teocalli sí se conservaron las cuatro alfardas. El tubo del drenaje
sólo seccionó las escalinatas del lado sur dejando algunos peldaños visibles.
La construcción del talud que compone cada alfarda se realizó siguiendo la misma técnica
utilizada en los paramentos de los cuerpos; es decir, está constituida por una coraza de tezontles
irregulares unidos con lodo y con un núcleo de piedra y arcilla compactada. El material predominante
en el aparejo es el vitrófido basáltico de piroxenos y en las cadenas de cerramiento de los muros se
usó andesita de lamprobolita combinada con sillares de tezontle. Para el cuerpo del talud los albañiles
usaron piezas sin trabajar y otras se labraron burdamente. Una característica que permite identificar
los bloques quebrados es que éstos conservaron la forma natural de la piedra; es decir, presentan
formas y tamaños irregulares, bordes sinuosos y cantos sin escuadrar. En algunos casos es posible
identificar en la cara frontal una sección cóncava que indica que se trata de un bloque partido.
Asimismo, la porción de las piezas en contacto con el núcleo se desbastó en forma de trapecio con el
fin de empotrar los mampuestos en el relleno.
Por otra parte, consideramos que las piezas que presentan un trabajo burdo probablemente
fueron quebradas y desbastadas por los propios albañiles, quienes seleccionaban los mampuestos
según los iban pidiendo los encargados de levantar los muros. En contraparte, los bloques con una
mejor talla requerían mayor trabajo y más tiempo, por lo cual suponemos que esta tarea estaba a
cargo del grupo de tetzozonque.
Tocante al aparejo de las alfardas, de acuerdo con los datos registrados desde el momento III/W-
MEs-4 y hasta el momento V/W-MEs/Plat-3, los mampuestos quebrados se combinaron con
bloques labrados toscamente y otros con forma rectangular provenientes quizá de construcciones
anteriores (Ver DT-01, Anexo Etapa IV). En contraste, las alfardas y remates en la Etapa II a pesar
de haber sido construidos mediante la técnica de mampostería. En el aparejo predominan los bloques
con formas regulares donde destacan las formas rectangulares, aunque la talla no es fina ya que los
cantos son redondeados y los bordes sinuosos (Figura 5.34).
En todos los casos se utilizaron cadenas de cerramiento en los extremos para reforzar los taludes
y los muros de los remates. En la Etapa II, las cadenas son simples y siguen el mismo procedimiento
que el de los muros del edificio; es decir, se usaron piezas bien escuadradas, con bordes rectos y
talladas en la cara frontal. Los mampuestos se aparejaron con la tabla164 hacia el frente y se alternó un
346
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
bloque a tabla con uno a soga. En esta etapa únicamente se utilizó el tezontle como material en
constructivo en el aparejo de las cadenas y los muros.
Con respecto a las alfardas posteriores a la Etapa II, los albañiles pusieron de manera consecutiva
dos piezas a soga y una a tabla en el aparejo, lo que proporcionó mayor estabilidad y solidez a los
refuerzos, además de emplear como material principal la andesita de lamprobolita (Ver DT-06,
Anexo Etapa II).
A partir del agrandamiento frontal de la escalinata III/W-MEs-4, se colocaron a la misma altura
que los bloques a tabla de las cadenas piezas de andesitas de piroxenos y de lamprobolita en forma
horizontal, con el objetivo de asentar y afianzar el muro inclinado de la alfarda. Probablemente, estas
piezas son el antecedente de la plantilla de lajas que se comenzó a utilizar en los muros a partir de la
Etapa IV.
Cada pieza a tabla tiene en promedio 45 cm de alto, un ancho de 32 cm y un grosor de 10 cm en
los bloques de andesita de lamprobolita y de 17 cm en las piezas de tezontle. Los bloques a soga
tienen entre 32 y 46 cm de ancho. Con respecto a las lajas de andesita de piroxenos, el grosor fluctúa
entre los 5 y los 12 cm, y su longitud entre los 40 y los 66 cm.
En suma, la disposición asimétrica de las piezas en los taludes de las alfardas y muros a plomo de
las mismas, es resultado de la disparidad en la forma de los mampuestos. Sólo en los remates y
347
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
alfardas de la Etapa II se documentaron áreas donde parece haber habido una selección meticulosa
de bloques con características parecidas en forma y dimensiones; no obstante, aún en estas piezas la
talla es tosca. Por tanto, los bloques no se ajustan adecuadamente y quedan espacios entre los
mampuestos que oscilan entre 1 cm y 12 cm. Como resultado, es común la presencia de ripios tanto
en las alfardas como en las escalinatas.
348
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Con relación a las alfardas, éstas están integradas por un talud con una pendiente de 50º, una
moldura doble en forma de moño y un remate con una inclinación de 80º que lo hace lucir casi
349
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
vertical. En su construcción se empleó como materia prima el basalto vitrofídico 165 y las piezas se
unieron a hueso. El aparejo de las alfardas está constituido por sillares rectangulares que varían en su
dimensiones y los cuales se dispusieron a tabla y tizón. Tal como sucede con las bloques de las
escalinatas, las piezas utilizadas en las alfardas no muestran patrones definidos con respecto al ancho
ya que tenemos sillares que oscilan entre 10 y 92 cm.
Tocante a la altura de las piezas, registramos tres módulos. El primero corresponde a los segmentos
de piedra con una altura de 14 +-2 cm; el segundo a los bloques de 24 +-1 cm y el tercero a aquellos
con una altura de 44 +-2 cm. También documentamos piezas que llegan a medir hasta 52 cm, pero
éstas aparecen esporádicamente.
En los extremos del talud, los albañiles emplazaron los sillares más anchos y más altos, es decir,
aquellos que miden entre 60 x 42 y 92 cm x 44 cm. Al centro se colocaron las piezas más pequeñas y
alargadas en forma de rectángulo. Estos bloques corresponden a los sillares cuyo alto se encuentra en
los rangos de 12 a 24 cm. En la moldura en forma de moño doble se usaron las piezas rectangulares
correspondientes al módulo de 14 cm.
Con respecto a la talla de la sillería, consideramos que en su manufactura estuvo involucrada
mano de obra especializada. Esta afirmación tiene como fundamento dos aspectos. El hecho de
contar con piezas trabajadas en todos sus lados con biseles a escuadra y caras planas. Por otra parte,
165Este material también se utilizó en la construcción de las escalinatas de la Casa de las Águilas. Al respecto López Luján señala que
“el basalto vitrofídico…fue utilizado fundamentalmente en los rellenos de la etapa 3 y en las alfardas de la etapa 4”. (López Luján
2005: 64).
350
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
pese a tener sillares con patrones reconocibles en cuanto a su altura, el ancho de las piezas varía
mucho. Tomando en cuenta lo anterior, suponemos que durante el emplazamiento de los sillares los
tetzozonque se encargaban de cortar y tallar los bloques de piedra a pie de obra. De esta manera, los
constructores podían ajustarlos según las necesidades que se presentaran en el propio aparejo, ya que
los sillares eran ensamblados a hueso y debían encajar a la perfección.
Por otra parte, la técnica de sillares también se utilizó en otros edificios del recinto sagrado, como
en la Casa de las Águilas, los edificios A, B, D, H e I del patio norte, las escalinatas localizadas debajo
de la Casa del Marqués del Apartado, las que forman parte del acceso al templo de Tezcatlipoca
situadas debajo del antiguo Arzopbispado, así como las excavadas por Eladio Terreros bajo la calle
de Donceles.166
Tal como sucedió en el Templo Mayor, en el caso de la Casa de las Águilas esta técnica afectó
sólo a las escalinatas y alfardas de la fachada frontal de la última etapa. Así lo indica López Luján: “La
operación K en la Casa de las Águilas… en lo que toca a los materiales constructivos y la técnica de
manufactura señalemos que las nuevas escalinatas muestran asombrosas semejanzas con las de la
etapa VIα del Templo Mayor.”167
En contraste, los edificios A, B, D, H e I fueron edificados en su totalidad mediante esta técnica
en sus etapas más tardías.168 En ambos casos, la introducción de la técnica de sillares coincide con las
últimas ampliaciones de la plataforma de la Etapa V del Cu de Huichilobos (Figura 5.36).
166 Véase Del Olmo (2003: 221-222); ); Terreros (2003: 242); López Luján (2006a: 56); Pascal (2012: 70-86).
167 López Luján (2006a: 56).
168 Pascal García (2012: 70-86).
351
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
169 Villalobos (1992: 94); (2010: 61). Los muros de contención forman parte de lo que Villalobos denomina sistema de relleno-
contención-nivelación. Este sistema consiste en “el depósito de materiales que, como relleno, describen ángulos proporcionalmente
mayores según su granulometría y humedad, estos ángulos -llamados de reposo-, describen taludes con respecto a la horizontal y su
régimen de cargas es gravitacional, es decir que en condiciones normales no presentan movimientos y permanecen estables. En caso de
elevar los ángulos, ya sea por incremento de materiales o humedad, el régimen de cargas se transforma y consecuentemente aparecen
empujes laterales que desplazan superficialmente la base del relleno, hasta alcanzar una vez más su ángulo de reposo” (Villalobos 1992:
94). De acuerdo con Villalobos (1992: 94), los muros de contención son una coraza de mampostería que permite elevar una
construcción más allá del ángulo natural de reposo de los materiales.
352
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La técnica usada para construir los paramentos es lo que nos permitió agruparlos y distinguir los
avances en su manufactura. De manera general los hemos dividido en dos: 1) los muros fabricados
mediante mampostería; 2) los paramentos edificados mediante sillería. La técnica de mampostería
con sus distintas variantes es una práctica recurrente desde la Etapa II hasta la IV y deja de utilizarse
depuesta a partir de la Etapa V, lo que marcó un cambio en algunos de los procesos de edificación
Otra características distintiva entre los muros de las diversas ampliaciones es la clase de trabazón
que se usó para ligarlos entre sí. Hemos diferenciado dos tipos: 1) las cadenas de cerramiento
sencillas, compuestas por una línea de mampuestos careados en las caras de junta, lecho y sobrelecho
y aparejados a tabla170 y testa;171 2) las cadenas complejas, formadas por piezas que se alternaban a
testa y canto172 en cada cara de los muros, de tal forma que ambos quedaban engarzados. En este tipo
de encadenamiento predominan las piezas de andesita de lamprobolita y la trabazón abarcaba
aproximadamente un área de 80 cm a 1 m por cada lado del muro.
Tal como sucede con otros subsistemas y elementos del Templo Mayor, el uso de la mampostería
aparece desde las etapas más tempranas y su sustitución por la técnica de sillares es parcial y se da en
las etapas finales. En seguida detallamos cada una de las técnicas empleadas en los muros de
contención del edificio.
353
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
cerramiento de los muros, a los que se les dio un acabado alisado. El tipo de aparejo utilizado es de
tipo cementíceo “de cal y canto”, toda la liga de la mampostería se llevó a cabo con lodo y las
uniones exteriores se rellenaron con mortero (grupo 2).
Este tipo de mampostería se utilizó en la Etapa II tanto en los paramentos de los cuerpos como
en los muros exteriores de los adoratorios y en los paramentos sur, este y oeste de la Etapa III
(Figura 5.39 y 5.40, DT-04, anexo Etapa II; DT-03, anexo Etapa III). Aunque en ambas etapas
predominan las piezas labradas en varias de sus caras, en menor proporción se utilizaron bloques
trabajados por un solo lado o sin trabajar. El material que destaca en las dos etapas es el tezontle en
sus distintas tonalidades rojizas, violáceas y negras.
Como cimiento de los muros, el calquetzi ponía en la base piedras labradas y sin labrar de basalto,
andesita de piroxenos y tezontle. Esta base quedaba por debajo del enrase de los cuerpos. En el caso
de las etapas II y III no podemos determinar la profundidad del cimiento, pero sobresale del nivel de
piso como un zócalo entre 5 y 10 cm dependiendo de la pendiente. Asimismo, la primera hilada del
paramento se colocaba en la parte media de las rocas de cimiento.
Conforme se levantaba el nivel del muro, los albañiles iban encadenando las esquinas de cada
pared. El encadenamiento de los muros de la Etapa II se realizó mediante cadenas sencillas, cuya
tabla y canto de los sillares quedaba siempre al frente de las fachadas oriente y poniente (Ver DT-06
y 04, anexo Etapa II). Cada pieza se talló en cinco caras, excepto la que quedaba en contacto con el
núcleo; en todos los casos se utilizaron bloques de tezontle. En los adoratorios se siguió el mismo
procedimiento, aunque en la base del talud de cada esquina se colocaron bloques de 1.20 m de alto.
En las esquinas de la Etapa III se pusieron cadenas complejas manufacturadas principalmente con
losas de andesita de lamprobolita intercaladas con piezas de tezontle (Ver DT-03 y 04, anexo Etapa
354
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
III). Este tipo de encadenamiento dio mayor estabilidad a los muros en talud, aspecto que contrasta
con la decisión de los maestros de obras de utilizar nuevamente cadenas sencillas en la ampliación del
muro de la fachada norte (III/MF-N-1) (Ver DT-02, anexo Etapa III).
Una vez alcanzado el nivel máximo del muro, los albañiles situaron losas de andesita de
lamprobolita y piezas escuadradas de tezontle como cierre y remate de los paramentos. En la Etapa
II se combinaron las piezas de andesita y tezontle, en la III se aprovechó con más frecuencia la
andesita de lamprobolita.
Con respecto a las dimensiones de las piezas, registramos mampuestos desde 10 x 12 cm hasta 35
x 42 cm en los de forma cuadrangular desde 10 x 20 cm hasta 52 x 24 cm en aquellos donde
predomina los contornos rectangulares. Las piezas de andesita de lamprobolita presentan un grosor
constante de 10 cm; con respecto a su ancho las piezas se encuentran en un rango de 40 a 65 cm.
355
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Las ampliaciones en las que registramos este tipo de mampostería son la fachada norte y oeste de
la Etapa III (III/N-MF-1, III/W-MF-1), los muros laterales y frontales de las alfardas de las
escalinata III/MEs-4 y los paramentos del refuerzo norte de la misma etapa (III/N-MCon-1). En la
Etapa IV y las ampliaciones de la plataforma y las escalinatas (IV/W-MPl-1, IV/W-MPl-2, IV/W-
MPl-3, IV/N-MF-1, IV/MEs-1, IV/MEs-2) también se construyeron con esta técnica (Figura 5.41).
En todos los casos antes mencionados, el material predominante en los cuerpos de los
paramentos es el tezontle y en destacan las formas irregulares. Los mampuestos presentan poco
trabajo en su labrado. En algunas piezas se busco la cara más plana y en otras únicamente se
colocaron sin modificar. A pesar de la heterogeneidad en las formas y los márgenes irregulares, los
albañiles trataron de asentar las piezas en hileras más o menos regulares utilizando mampuestos con
formas y tamaños parecidos; en algunos casos fue necesario el uso de ripios para calzarlos.
Para elevar los muros de las distintas ampliaciones de la plataforma de la Etapa IV, los obreros
utilizaron lajas de andesita de piroxenos como base de desplante. En las alfardas de la escalinata
IV/MEs-2, los albañiles también colocaron sobre la sección media de las lajas las primeras hiladas
tanto de los escalones como de los taludes.173 Estas lajas quedaban unos 10 cm por debajo del piso de
la plaza o por debajo de la plataforma en el caso de las escalinatas. Su función era semejante a la de
las zapatas corridas de cimentación moderna, ya que debían sustentar los muros y distribuir de
manera homogénea la carga.
Tocante a la manera de trabar las esquinas de los muros, en el paramento norte de la Etapa III y
en el contrafuerte se utilizaron las cadenas sencillas hechas con losas de andesita de lamprobolita,
siguiendo el mismo procedimiento y aparejo que en la Etapa II. Cabe destacar que la decisión de
colocar uniones simples en puntos tan importantes como el contrafuerte y las esquinas de los muros,
probablemente contribuyó en el deslizamiento del muro (Figura 5.42). En las esquinas de las alfardas
tanto de las escalinatas III/MEs-4, Etapa IV, IV/MEs-1 y IV/MEs-2 se adoptó una variante de las
cadenas sencillas. Esta consistía en emplazar dos piezas a canto y una a tabla y según pudimos
documentar en la escalinata IV/MEs-2, casi en el inicio del talud se dispusieron losas de 60 a 90 cm
de alto.
Si cada poblado seguía su propia pauta, entonces las fachadas del templo deberían presentar una
disparidad en su aparejo como un indicador de los distintos constructores que intervinieron en la
356
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
manufactura de los muros. Aunque los elementos constructivos que conforman la unidad
arquitectónica de la Etapa III como los de la IV se edificaron mediante una técnica de mampostería
diferente, en cada uno de ellos hay homogeneidad en la fábrica de los aparejos, por lo cual
deducimos que éstos fueron edificados manteniendo los mismos criterios constructivos.
Figura 5.41. Esquina noroeste del Templo Mayor. Etapas III y IV con sus
ampliaciones. Detalle de la fábrica de los muros con mampostería careada (foto O.
Quezada).
Figura 5.42. Sup. Edificio elaborado mediante la técnica de mampostería donde se puede
apreciar el uso de cadenas sencillas de cerramiento en los extremos de los muros, (Có dice
Flor entin o 1979: lib. XI, fol. 242v). Inf. Detalle de las ampliaciones vinculadas a la Etapa III
del Templo Mayor, donde se aprecia el uso de la técnica de mampostería en los aparejos,
así como las cadenas sencillas de cerramiento en los muros (foto O. Quezada).
Por otro lado, el cambio en la construcción de la ampliación III/N-MF-1 del muro norte, las
escalinatas III/MEs-4 y el contrafuerte III/N-MCon-1 parece responder a cánones que buscan la
simplificación de los procedimientos. El incremento constante en las dimensiones del templo y de los
periodos relativamente cortos en los que se llevaban a cabo las modificaciones y ampliaciones,
aumentaba la necesidad de un mayor volumen en la fuerza de trabajo, la cual a su vez requería de un
357
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
adiestramiento que dependía del nivel de experiencia de los individuos que acudían a los
llamamientos. En este sentido, mediante la aplicación de una técnica menos especializada no era
preciso dedicar mucho tiempo en la instrucción de los trabajadores ya que las modificaciones a la
materia prima pétrea eran mínimas. Por lo tanto, en un intervalo de tiempo más corto se podía cubrir
un área mayor y elevar los muros más rápido.
5.3.5.1.2.1 El sillarejo
Son piezas labradas toscamente en forma rectangular, con dimensiones que oscilan entre los 26 cm
de alto por 37 a 45 cm de ancho. Los márgenes de junta, lecho y contralecho de los sillarejos están
trabajadas, pero no están completamente a escuadra. La sección de los bloques ubicada en el
trasdós174 se talló en forma de espiga con sección trapezoidal y de semicírculo irregular. Para unir los
materiales se utilizó el lodo y entre las juntas se empleó mortero del grupo 2, ya que pese a tener una
mejor factura las piezas no embonaban adecuadamente y quedaba una espacio de 1 a 2 cm entre las
uniones (Figura 5.43).
Este tipo de técnica se utilizó para construir los muros de la plataforma y los cuerpos del
basamento a partir de la Etapa V y en las ampliaciones V/MPl-1, V/MPl-3 y V/MPl-4. La materia
prima más abundante es el tezontle en sus tonalidades oscuras y en orden de importancia le sigue el
basalto vitrofídico.
En los muros de la plataforma de la Etapa V y la ampliación V/MPl-1 se situaron en la parte baja
y en las esquinas las piezas más grandes; éstas tienen una altura de 30 cm y su longitud es de hasta 64
cm aproximadamente. A paño de los bloques utilizados como guía, los albañiles procuraron poner
sillarejos con dimensiones homogéneas para disminuir el espacio de las uniones y conseguir hiladas
regulares. En lo que respecta a la Etapa V el aparejo es de hiladas regulares, ya que la altura de las
piezas es más o menos constante y las variaciones se presentan en el ancho de las mismas. Por otro
lado, como se puede apreciar en los alzados de la fachada sur de la ampliación V/MPl-1, los sillarejos
presentan una mayor variedad en la forma y tamaño. Se combinaron piezas con una altura desde 10
hasta 40 cm, un ancho de 20 hasta 52 cm. Las formas que destacan son las rectangulares lo que dio
358
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
como resultado un aparejo irregular de sillarejos. Este mismo fenómeno sucedió en los paramentos
localizados al norte y que corresponden a los momentos V/MPl-3 y V/MPl-4.
Para trabar las esquinas no fue necesario usar cadenas de cerramiento como las que hasta
entonces se habían empleado. Al parecer, a partir de la plataforma de la Etapa V, los constructores
dejan de usar las cadenas simples y complejas en los muros de las plataformas, como resultado de la
profundidad de los sillarejos y las presencia de caras más planas, lo que permitió utilizar una sola
pieza para conformar la esquina que unía cada paramento.
En cuanto a los muros del primer cuerpo de la Etapa V, se utilizó una técnica similar a la antes
mencionada con algunas variaciones. En primer lugar, para elevar el muro los albañiles construyeron
un zócalo con un espesor máximo de 48 cm, el cual quedaba un metro por debajo del enrase de la
plataforma y estaba asentado sobre un enlajado de piezas de andesita de piroxenos. Los bloques que
constituyen el aparejo son sillarejos de tezontle y basalto vitrofídico. Algunos ya no presentan espiga
en la sección del trasdós del muro porque están trabajados por todas sus caras. En otras piezas aún
se observa la sección trapezoidal que era incrustada en el núcleo.
Una vez edificado el zócalo, sobre su sección media era situada la primera hilada del talud, el cual
tenía una inclinación de 75º. En cuanto al arreglo de las piezas, éstas se acomodaron en hiladas
regulares.
El talud de la alfarda sur de la escalinata y una parte del muro del contrafuerte presentan un
aparejo irregular y se combinaron sillarejos con mampuestos concertados. La fábrica en esta área no
es muy clara ya que fue reconstruida, por lo que no se conservó en su totalidad el aparejo original.
La esquina suroeste de la Etapa V formaba parte de los hallazgos exhibidos en el Museo de
Etnografía cuando estaba en funcionamiento. Como se aprecia en fotografías de la época, la
reintegración volumétrica de la esquina suroeste se llevó a cabo antes de las excavaciones de 1978.175
La esquina suroeste formaba parte de los hallazgos exhibidos durante el funcionamiento del Museo Etnográfico ubicado al sur del
175
Templo Mayor.
359
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
La introducción del sillarejo como parte de la fábrica de los muros marca un periodo en el que los
constructores de Tenochtitlan están depurando su técnica constructiva y, al cual podemos considerar
como una transición hacia una técnica con mayor grado de complejidad como lo fue la sillería. Se
observa una selección más cuidadosa de los materiales no sólo al elegir un tipo de roca sobre otra,
sino también en la búsqueda de piezas con menos impurezas o fisuras. Asimismo, hay un aumento
en la inversión de tiempo dedicado al tallado de la piedra, aunque aún no es una labor muy refinada,
si requiere de un nivel de especialización de quienes estaban dedicados a esta parte del proceso. Otro
aspecto importante es que se comienzan a manufacturar piezas con dimensiones más estandarizadas,
cuyo resultado es una fábrica homogénea con respecto a los dos tipos de mampostería anteriormente
utilizadas (Figura 5.44, DT02-Anexo).
Figura 5.44. Vista sur del muro de la plataforma V/MPl-1 donde se observa el uso de
sillarejos en el aparejo (foto O. Quezada).
Los puntos antes señalados son indicadores de un sistema productivo de la construcción mejor
articulado, puesto que los procesos productivos implicados en la edificación presentan una mayor
diversificación en las tareas. En las técnicas de mampostería careada y concertada la mano de obra
menos especializada tiene una presencia más activa. Esto se debía a que un número importante de
tareas como el acarreo de material dentro de la misma obra, el desbaste y labrado de los mampuestos,
así como la preparación de la mezcla eran ejecutadas por los mismos albañiles. Muchas de estas
actividades eran hechas por el común de la gente que era convocada en los llamamientos. Alonso de
Zorita afirma que todos sabían “labrar vna piedra y vn madero y hazer vna casa simple, torcer vn
cordel y vna soga y los otros oficios que no demandan mucho arte o sutiles ynstrumentos.”176 En
360
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
cambio, el trabajo del cantero al pie de la construcción estaba limitado principalmente a cortar y tallar
las piezas colocadas en las esquinas para cerrar los muros.
En la técnica del sillarejo, el cantero tiene mayor presencia, porque además de tallar las piedras
esquineras, también se encargaba de elaborar cada una de las piezas aparejadas en los paramentos.
5.3.5.1.2.2 La sillería
Los sillares son piedras talladas en forma de paralelepípedos bien escuadrados en todas sus caras.
Esto permite asentarlos y unirlos a hueso. En el Templo Mayor únicamente la fachada oeste de la
plataforma V/MPl-W-2 fue revestida con piezas de esta clase (Figura 5.44). Los sillares se emplearon
en el remozamiento de las escalinatas, las alfardas y una sección de cada extremo de la fachada
poniente. Como en las fábricas anteriores, el muro de contención es sencillo y sirve como fachada y
también detiene el núcleo.
Para manufacturar las piezas se registró el uso casi exclusivo de basalto vitrofídico. Durante las
ampliaciones V/MPl-2 y V/MEsPl-2 la escoria volcánica es sustituida casi en su totalidad por esta
variante de basalto cuya apariencia externa es muy similar al tezontle, aunque no su composición
mineralógica. A diferencia de la primera, el basalto vitrofídico, es más duro pero la cantidad de vidrio
en su matriz permite tallarlo con relativa facilidad.177 En este mismo orden de ideas, los afloramientos
de este tipo de basalto se ubican a orillas del lago, los más grandes están al sureste en las
inmediaciones de Chalco y al oriente, rumbo a Texcoco.
Retomando el trabajo de manufactura de los sillares, la definición geométrica de los bloques
corresponde en su mayoría al rectángulo. Los canteros trabajaron tres módulos diferentes de altura
de la piezas que son: 10, 20 y 30 cm. En el caso de las alfardas, además de las medidas antes descritas,
se utilizaron bloques de 40 y 50 cm de alto. En lo que respecta a la longitud de los sillares, presentan
mayor variabilidad, en consecuencia no pudimos determinar patrones, pero registramos sillares
desde 22 hasta 54 cm.
La talla y corte de las piezas se hizo cuidadosamente, pues los planos son perpendiculares y las
aristas están a escuadra. De esta manera el albañil podía sentar los sillares a lecho y a contralecho178 y
177 Para más detalles sobre esta roca véase en esta tesis capítulo 3, apartado 3.3.2.
178 Sentar a lecho: colocar los sillares de tal forma que las capas de estratificación natural queden paralelas al plano de hilada. Sentar los
sillares a contra lecho: colocar los sillares con las capas de estratificación perpendiculares al plano de hilada (Diccionario de la Real
Academia de la Lengua 2001).
361
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
las caras de junta sin necesidad de una mezcla. El acabado alisado de la cara frontal de los sillares
permitió cubrirlos únicamente con una lechada de cal.
En el remozamiento de la cara frontal de la plataforma los constructores desmontaron un poco
más 50 m de largo de la fachada poniente por 1.54 m de altura. No fue posible medir la totalidad del
área removida porque parte de la alfarda y el muro norte pasan por debajo de la calle de Argentina y
no han podido ser excavados. En el caso del extremo sur, están expuesto 16 m que incluyen el muro
de la plataforma (5.20 m), la alfarda (3.85 m) y una sección de la escalinata (6.95 m) (Figura 5.45). En
el área que comprende el Mayorazgo de Nava Chávez, están descubiertos 24 m de la escalinata y
alrededor de 7 m de la misma escalera aún están cubiertos por la calle de Guatemala.
Una vez desmontada la parte frontal de la fachada, los trabajadores se encargaron de regularizar el
asiento del muro y dejaron endejas179 en los lados para poder trabar los sillares. Algunos bloques
presentan cortes transversales para ensamblarlos con los sillarejos de la fábrica anterior (V/MPl-1).
Por otra parte, los sillares se aparejaron en hiladas regulares en su mayoría a soga y en algunas
ocasiones a tizón, además cada línea quedó solapada con la siguiente.
Referente a esta técnica, en los escritos de los conquistadores encontramos algunas breves
menciones. Como señalamos previamente, antes de la introducción del sillarejo y el sillar en la
edificación del Cu de Huichilobos, los canteros solamente eran llamados para trabajos muy
específicos como era labrado de las esculturas. Pocas son las alusiones sobre su presencia como
encargados de actividades constructivas, como es el caso de Alvarado Tezozómoc,180 quien menciona
que Axayácatl mandó edificar el lugar donde quedaría asentado el cuauhxicalli. De acuerdo con el
cronista, el tlatoani solicitó que se trajera:
“a los buenos oficiales canteros, para que se ocupen luego en ello; y mandó que se
tantease la cantidad que había menester para asentarse, [el sitio debía medir]… poco más
de veinte brazas en cuadro y ocho estados de altura; y venidos todos los oficiales mandó
que comenzasen la obra de la misma forma que ellos la habían trazado”. 181
179 Es el dentado que se deja en un muro cuando dos partes del mismo se levantan en épocas distintas, para que la que se ejecute
posteriormente pueda quedar trabada y de continuidad a la superficie.
180 Alvarado Tezozómoc (1987: 417).
181 Alvarado Tezozómoc (1987: 417). Véase también Durán (2002: 323).
362
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Los canteros que participaban en las obras de construcción del Cu de Huichilobos eran llamados
por el tlatoani. Sin embargo, aquellos que podían costear una obra de cantería muy probablemente
acudían al mercado para abastecerse de los materiales necesarios y de la mano de obra. Cortés187
afirma que en el mercado de Tlatelolco se conseguía piedra labrada y sin labrar.
Retomando los aspectos relacionados con las fábricas de piedra, la sillería es una técnica vinculada
a la cantería. Esta distinción no se debe únicamente a la forma de las piezas empleadas, sino a las
182 Alvarado Tezozómoc (1987: 451).
183 Durán (2002: 391).
184 Durán (2002: 391).
185 Cortés (1993: 50).
186 Díaz del Castillo (1994: 159).
187 Cortés (1993: 63).
363
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
A diferencia de los distintos tipos de mampostería, donde son pocos los requerimientos técnicos
en cuanto al labrado de la piedra, en la técnica de sillería las piezas deben cumplir ciertas
especificaciones. Por ejemplo, cada cara debe constituir un plano rectangular (Figura 5.46). Para
cumplir con esta pauta es necesario contar con los utensilios adecuados como cuñas, macetas y una
escuadra. Estos instrumentos permiten al cantero trazar los contornos que después desbastará hasta
obtener la forma deseada. Para alisar la superficie de los sillares (particularmente la que estará en la
cara frontal) se utilizan otro tipo de herramientas. Todas estas actividades tienen su dificultad, pues
se debe evitar resquebrajar y astillar las esquinas. Además, cada una de las tareas requiere de un
tiempo de ejecución que puede variar dependiendo de la complejidad del material y de las piezas que
se estén tallando.
En el área maya, Abrams188 estima que un cantero actual que elabora una escultura con motivos
simples como barras, puntos y rostros, talla un promedio de 321 cm por hora. En cambio, el avance
se reduce en una escultura con motivos complejos donde puede tallar solamente 89 cm en el mismo
tiempo. Para el tallado de piezas de mampostería, Abrams señala que en el labrado de 1 m3 de
mampuestos trabajados por cinco lados con herramientas de piedra, se requieren por lo menos de 11
personas por día en una jornada de ocho horas aproximadamente.189
En el caso de la talla de sillares no necesariamente tiene que haber un aumento en la cantidad de
personas laborando en dicha actividad, pero sí puede haber una elevación en el número de horas o
364
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
días invertidos en su manufactura. Esto dependería en gran medida de la premura con la que debían
realizarse los trabajos.
Tabla 5.2. Técnicas constructivas en los aparejos de los muros del Templo Mayor
TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EN LOS APAREJOS DE LOS MUROS DE CONTENCIÓN
ÉPOCA I ÉPOCA II
EN LA INDUSTRIA EN LA INDUSTRIA
ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR ARQUITECTÓNICA DEL TEMPLO MAYOR
GRUPO 1 GRUPO 2
TÉCNICA DE MAMPOSTERÍA TÉCNICA DE SILLARES
SUBGRUPO 1 SUBGRUPO 2 SUBGRUPO 1 SUBGRUPO 2
MAMPOSTERÍA MAMPOSTERÍA SILLAREJO SILLERÍA
CONCERTADA CAREADA
365
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
En relación a los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, se utilizaron los apoyos continuos como
los muros, apoyos aislados como pilares y columnas y apoyos adosados como las basas (tepepechtli).
En los cuartos norte y sur de la plataforma V/MPl-3 se emplearon columnas como apoyos.
Los materiales pétreos elegidos para la construcción de cada uno de los elementos presentan
variantes en el tipo de roca, en el trabajo sobre las piezas y en el aparejo. En el relleno de los apoyos
continuos se aprovechó el tezontle en su estado natural; en cambio, en el exterior se trabajaron
piezas en forma de polígonos regulares. En los pilares y basas predomina la andesita de
lamprobolita,. Referente a las columnas de los cuartos emplazados sobre la plataforma los albañiles
seleccionaron la caliza.
En todos los casos, la mampostería concertada es la técnica predominante. El aparejo es de cal y
canto, las uniones al núcleo se hicieron con arcilla y las exteriores se rellenaron con mortero
siguiendo el mismo procedimiento que con los paramentos de los cuerpos. Con respecto a los pilares
y basas, las piezas de andesita de lamprobolita se emplazaron a soga y a tizón.
366
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
dimensiones, se usaron fragmentos de piedras más pequeñas para calzar y nivelar cada una de las
hiladas. Los muros internos se construyeron utilizando la técnica de mampostería careada.
Los apoyos perimetrales son los elementos sustentantes principales que soportaban la mayor carga
de la cubierta, por lo que tienen un ancho de 1.20 m. Al interior de la capilla los paneles que forman
los compartimentos en los extremos de la banqueta son una extensión de los apoyos corridos; no
obstante, su ancho es menor, por lo que la carga que soportaban de la techumbre debió haber sido
menor. Estos soportes en el lado de Huitzilopochtli miden 70 cm y los del adoratorio de Tláloc
miden 85 cm.
Figura 5.47. Etapa II, apoyos corridos del adoratorio de Tláloc, fachadas norte y sur
(cortesía de Tenoch Medina, véase Chávez Flores et a l. 2010).
Como los apoyos continuos recibían la mayor carga de la cubierta, los albañiles mexicas
reforzaron las cadenas de cerramiento de los muros con piezas escuadrados de tezontle. Para la base
eligieron las piezas más grandes (1. 20 m de alto por 50 cm de ancho), las cuales se colocaron de
manera vertical siguiendo la inclinación del muro. En el panel en contacto con las basas y los pilares
se combinaron bloques de andesita de lamprobolita con tezontle para fortalecer esta sección de las
capillas, ya que encima de ésta descansaba probablemente el dintel de los vanos de cada entrada .
367
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Entre los muros de ambos adoratorios no existe una diferencia significativa; no obstante, sí hay
algunas variantes constructivas. Los muros externos son en talud y los internos son a plomo. Para el
aparejo de los muros externos se emplearon piezas parcialmente trabajadas y en las paredes interiores
se utilizaron piedras sin labrar como acabado se colocó un enjarre de lodo sobre el cual se pintaron
motivos alusivos al simbolismo de cada capilla. La trabazón de las esquinas se hizo mediante cadenas
simples de cerramiento similares a las de los cuerpos. Para recubrir y emparejar la superficie exterior
se colocó una argamasa de cal con agregados de cuarzo y feldespatos cuyo espesor es de 2 a 2.5 cm.
Figura 5.48. Vista frontal de las basas adosadas en el vano de la entrada del
adoratorio de Huitzilopochtli, Etapa II (foto O. Quezada).
368
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En torno a la manufactura, los mampuestos emplazados en las basas presentan bordes desiguales
y las caras son rugosas. En la actualidad en las canteras de donde se extrae andesita de lamprobolita,
durante el cuarteado y desbaste se obtienen preformas con una geometría similar a las registradas en
el contexto arqueológico. Como resultado del corte presentan un acabado irregular y áspero en los
costados. En el caso de las basas de la Etapa II, es probable que las preformas traídas al pie de obra
hayan sido seccionadas a un tamaño manejable y la irregularidad de sus márgenes indica que no se
realizó una talla posterior (Ver DT-01 y 02, anexo Etapa II).
En la capilla de Tláloc, al pilar norte se le adosó una basa angosta y baja de 34 cm de ancho por 37
cm de alto y 1.16 m de longitud para poder colocar la jamba. La basa sur es una extensión del pilar y
mide 36 cm de ancho, 26 cm de alto y 1.24 m de longitud.
En cuanto al aparejo, los mampuestos se colocaron a soga y tizón. Los albañiles emplearon
fragmentos del mismo tipo de piedra como calzas. Como sucede con el resto de la mampostería de
esta etapa, las piezas se unieron con un mortero del grupo dos, el cual también sirvió para elaborar la
mezcla aplicada en el revestimiento. Finalmente, encima del grueso recubrimiento se colocó un
enlucido fino de estuco.
En las imágenes de las distintas clases de edificios documentados por Sahagún en el Códice
Florentino, podemos identificar elementos arquitectónicos que también han sido reconocidos en el
registro arqueológico. Unos de éstos son los apoyos sobre los que descansaban las jambas del vano
de la entrada. En el folio 244r del libro XI del Códice Florentino (Figura 5.49), podemos observar una
habitación o casa común, cuyos apoyos forman una figura en L que es continua con el muro y sobre
la que descansan las jambas que sostienen el dintel de la entrada. Se trata de apoyos adosados los
cuales tienen características similares a las basas registradas en la capilla de Huitzilopochtli.
369
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
En el folio 126v del Códice Durán (Figura 5.49), los apoyos de la capilla sur son más bajos y anchos
que los del lado norte, características que coinciden con los elementos registrados
arqueológicamente. Aunque en la ilustración no se aprecia claramente si se trata de apoyos aislados o
adosados.
La lámina 41v del Códice Aubin (Figura 4.50) es muy significativa porque en ella se representaron
tanto los apoyos adosados como los aislados. En la capilla del numen de la guerra, el apoyo de las
jambas se delinearon como una banqueta continua que une cada extremo de los muros, imagen que
evoca a las basas adosadas a los muros de la Etapa II. En el adoratorio de Tláloc se dibujaron los
soportes separados, tal como fueron registrados arqueológicamente.
370
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
371
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
grosor de los mampuestos oscila entre 8 y 20 cm. Por consiguiente, algunas hileras podían estar
constituidas por un sillar o dos para ajustar la altura del más grueso. Los pilares fueron reforzados en
las esquinas mediante cadenas simples con bloques de tezontle cuatrapeados y piezas de andesita de
lamprobolita. La disparidad en el tamaño de los mampuestos no permitió a los albañiles asentar bien
las piezas, así que las juntas son gruesas y oscilan. Los albañiles tuvieron que nivelar las hiladas con
piedras pequeñas.
Para regularizar la superficie, los encaladores prepararon un mezcla de cal, con arenas de cuarzo y
feldespatos (grupo dos), de la cual colocaron varias capas llegando a tener un grosor de 2 a 3 cm.
Una vez conseguida una superficie homogénea, se aplicó un encalado fino de estuco sobre el cual se
pintaron barras y círculos y otros elementos relacionados con el simbolismo del numen de la lluvia.198
Como acabado se colocó un enlucido, encima del cual se pintó el pilar con motivos geométricos y se
emplearon colores como el azul, el blanco, el negro y el rojo.
Tocante a la presencia de apoyos aislados en otras áreas del Cu de Huichilobos, en el folio 112v
del Códice Ixtlilxóchitl están representados los cuartos ubicados sobre la plataforma que flanqueaban
los extremos noroeste y suroeste del Templo Mayor de Texcoco (Figura 5.52). Encima de la
plataforma del momento IV/MPl-3 del Huey Teocalli fueron descubiertos los restos de dos
habitaciones muy similares a las de la imagen antes mencionada.
198 Referente a los motivos pintados en las capillas y su simbolismo véase López Austin y López Luján (2009: 376-389).
372
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
El cuarto sur fue excavado por Manuel Gamio en 1914, mientras que la habitación norte quedó al
descubierto durante las exploraciones realizadas por el PTM-1 en 1980. En ambas excavaciones no
se localizaron huellas o restos de las basas y elementos sustentantes de la cubierta. Únicamente en el
aposento sur, sobre la línea frontal que daba acceso al cuarto, se registró una pieza circular de piedra
caliza a nivel del piso de aproximadamente 32 cm de diámetro. No obstante, al no encontrar otros
elementos similares en la otra habitación, resulta aventurado asegurar que este elemento formaba
parte de los apoyos del pórtico.
Poco se puede decir con tan pocos datos. Al no encontrar evidencia de la presencia de basas es
factible que para sostener el techo los albañiles emplearan únicamente maderos gruesos que
empotraban directamente sobre el piso y que como ya indicamos eran llamados tlaquetzalli o
tlaquetzalmimilli (Figura 5.53).
La Casa de las Águilas es otro edificio en el cual se documentaron las basas en las que se
emplazaron los pilares y las columnas que sostenían el techo (Figura 5.54). El pórtico estaba
circundado por basas de planta rectangular manufacturadas con mampuestos de andesita de
lamprobolita.199 Tal como se registró en los adoratorios de Huitzilopchtli y Tláloc, los fustes de la
Casas de las Águilas no estaban hincados sino apoyados directamente sobre la mampostería.
A partir de los casos presentados, pensamos que los constructores no empotraban los maderos en
el alma de las basas, pues la carga de la techumbre quedaba distribuida entre los apoyos continuos,
los muros internos y los apoyos aislados y adosados.
373
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
374
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
fragilidad de la madera fue necesario remover los restos de las jambas para poder conservarlos; no
obstante, aún permanecen sobre las pilastras las improntas a partir de la cuales podemos estimar sus
dimensiones (Figura 5.55).
De los dinteles no quedó evidencia. La única referencia cercana a Tenochtitlan son los
recuperados en Tlatelolco por Carballal y colaboradores,203 quienes registraron tres dinteles. Cada una
de las piezas mide 2.50 m de largo, 50 cm de ancho y 25 cm de espesor (Figura 5.56). Las
dimensiones de estos elementos nos permite suponer que las vigas colocadas en los vanos del Cu de
Huichilobos habrían tenido un ancho y un espesor cercanos al de los de Tlatelolco, es decir, eran
piezas gruesas y resistentes.
Como en otros casos, los escasos restos recuperados en contexto arqueológico dejan poco que
decir y muchas preguntas qué hacer. Tomando como base las imágenes existentes del Huey Teocalli y
de otros edificios prehispánicos, tratamos de inferir donde estuvieron situados los dinteles con
relación a los apoyos.
En la mayoría de las ilustraciones, los extremos del dintel aparecen empotrados en el panel frontal
de la fachada y otra parte se ve sostenida por las jambas. En sitios como Becán, Uxmal y
Dzibilchaltún, se han documentados casos en los que los dinteles de piedra y madera que están in situ.
En estos lugares, los dinteles están solamente recargados sobre los apoyos de piedra y quedan
202 Gómez Mont (1979e: 6); Gutiérrez (1979e: 6); (1979i: 4); Hinojosa (1979h: 10); Matos (1982: 44,48).
203 Carballal et al. (2008: 54).
375
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
parcialmente unidos con los muros laterales y superiores.204 Esto se debe a que la mampostería se
construía antes de colocar los maderos; es decir, se dejaba el espacio para empotrarlos y
posteriormente se continuaba con la edificación de los paramentos.205
En el caso de Quauhtochco, Medellín Zenil206 reporta que las vigas utilizadas en la edificación de
los sobrados no sólo estaban sostenidas por un grupo de pilares, sino que además fueron incrustadas
a los muros (Figura 5.63).
A manera de propuesta, suponemos que, en las capillas del Templo Mayor el dintel además de
haber sido sostenido por los pilares y las jambas de madera, también lo era por los muros laterales.
Esta proposición nos remite a la sugerencia hecha por Gómez Mont durante las excavaciones de
1979, en la cual planteó que las jambas de madera halladas en los adoratorios eran decorativas, dado
que no formaban parte del alma de las basas y pilares. La investigadora concluyó que estos elementos
no tenían capacidad portante, aspecto con el cual no concordamos. Al respecto nos gustaría hacer
algunas precisiones. Si bien, es innegable que una gran parte del peso de los dinteles parece haber
sido sostenido por los muros en talud y a plomo cuyo espesor es de 120 cm, así como por los
soportes adosados de mampostería. No obstante, es importante considerar que el dintel es un
elemento horizontal sometido a esfuerzos de flexión, cuyo punto más frágil es el centro. Por
consiguiente, el claro no debía ser muy ancho para evitar que la viga cediera ante el peso de los
materiales encima de él.207
204 Véase Andrews et al. (1985: 44); (1987a: 55); Ordaz Tamayo (2004: 159-161).
205 Ordaz Tamayo (2004: 159).
206 Medellín Zenil (1952: 36).
207 Villalobos (comunicación personal septiembre 2008).
376
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La entrada del adoratorio de Huitzilopochtli tiene un umbral con un vano de 5.97 m. El vano está
flanqueado por las basas rectangulares de mampostería sobre las que se dispusieron las jambas de
madera. La puerta de la capilla de Tláloc tiene un vano de 6.13 m y está limitado por los pilares y las
soportes de madera encima de las basas. En el caso de la capilla sur, la distancia total medida desde el
extremo inferior izquierdo de la basa norte hasta el extremo derecho de la basa sur es de 10.37 m,
por lo cual la longitud de la arquitrabe debió ser muy cercana a los 11 m, ya que los extremos de la
viga quedaban empotrados en los muros.208 Con respecto a cómo estaba distribuida la carga del
dintel, probablemente más de la mitad del madero era sostenido equitativamente por las jambas,
cuyas dimensiones aproximadas eran de 2.07 m (norte) y 2.14 m (sur), lo que reducía el vano a 5.97
m.
Suponemos que en el adoratorio norte el dintel era más corto, aproximadamente de 9 m, ya que la
longitud desde el extremo inferior izquierdo del pilar norte hasta el extremo inferior derecho del
soporte sur es de 8.40 m, quedando el vano de 6.13 m. Como los pilares de mampostería son más
altos que las basas del templo sur, los elementos portantes que recibían mayor peso eran los apoyos
continuos, así como los apoyos aislados de mampostería y en menor proporción las jambas.
A partir de lo anterior, podemos afirmar lo siguiente: aunque las jambas de madera no recibían
toda la carga del dintel sí tenían una función como elementos portantes. Una de ellas fue reducir los
amplios vanos de las entradas sin necesidad del uso de un apoyo central, por lo cual concluimos que
su función no era únicamente decorativa.
El uso de un material de origen orgánico en la construcción representó un reto para los mexicas,
ya que su tiempo de duración es limitado y la exposición al ambiente lo convertía en un elemento
susceptible al deterioro. Tal como indicamos, la madera como materia prima orgánica es más
propensa al deterioro que la piedra. Desde el punto de vista constructivo es un material resistente,
pero su durabilidad es limitada y demanda un mantenimiento frecuente para evitar daños a la
construcción. Algunas de las principales afectaciones a las cuales es propensa la madera están
vinculadas a los insectos, los hongos, el polvo, la luz, la humedad, etc. Los cambios de temperatura
también afectan a la madera y provocan su deformación, por ejemplo, con el frío tiende a contraerse
mientras que el calor provoca su dilatación al igual que la humedad.
208En la actualidad se deja como apoyo para cada extremo de los dinteles un sobrante de 20 cm por lado en las vigas menores a 2 m.
En las piezas superiores a los 2 m se dejan 25 cm en cada extremo (Ing. Rubén Quezada Espinoza, comunicación personal, noviembre
2011). Debido a las dimensiones de los dinteles de los adoratorios es probable que el sobrante en cada extremo fuera mayor a los 25
cm.
377
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Santiago Vignote e Isaac Martínez209 afirman que, así como existen maderas resistentes
mecánicamente, las hay con mayor o menor tolerancia a los agentes bióticos o abióticos que las
degradan. Por lo tanto, la elección de los árboles de los cuales se obtienen piezas para edificar, no
sólo debe estar basada en su dureza, sino también en la resistencia a las plagas y al ambiente.
En la época prehispánica eran bien conocidas las cualidades de los árboles y a partir de ellas se
determinaban los usos. Sin embargo, también es un hecho que los quauhxinquime estaban
familiarizados con los elementos que afectaban la madera. Los informantes de Sahagún, describen
cómo eran los gusanos que se criaban dentro de los maderos a los que llamaban quauhocullin210 y de
los cuales se dice lo siguiente: “son muy blancos, y siempre están dentro del madero… tienen un
piquito muy recio; barrenan el madero y andan dentro de él, y estos son los que se llaman
carcoma”.211 Para Tenochtitlan no tenemos una referencia de que estos insectos hayan dañado la
madera de alguno de los edificios, pero en Tlatelolco, Carballal212 afirma que los maderos localizados
presentaban horadaciones como resultado de un apolillamiento. En opinión de Carballal,213 el daño
causado por los insectos a los dinteles de Tlatelolco, trajo como consecuencia la remoción de las
piezas y obligó a los constructores a sustituirlas por arquitrabes nuevas. Esta afirmación sugiere que
las piezas no estaban fijas totalmente a la estructura de mampostería, lo cual permitía a los obreros
llevar a cabo labores de mantenimiento como cambiar las vigas dañadas.
Además de las plagas, otro factor que influye en la necesidad de sustituir la madera de manera
periódica es el tratamiento que recibe antes de ser utilizada como material, ya sea para la ebanistería o
la construcción. Uno de los procedimientos más antiguos es el secado natural de la madera, cuya
finalidad es “eliminar el agua de la savia… al desaparecer el agua la oxidación se hace más lenta, las
substancias de la savia se hacen impropias para la alimentación de los microorganismos y, además
crece su resistencia”.214
No hay menciones concretas sobre si los quauhxinquime realizaban un tratamiento previo al uso de
la madera, pero es claro que la madera provenía de árboles secos, ya fuera que estuvieran de pie o
caídos.215
378
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Es probable que los constructores hayan tenido en consideración todos estos factores y buscaron
no sólo alargar la vida útil de los materiales orgánicos, sino también desarrollar estrategias que
permitieran remplazar las piezas dañadas sin afectar la estructura. En el periodo Clásico, por ejemplo,
los teotihuacanos no realizaban las uniones de los techos con los muros de manera directa, tal como
afirma Margain,216 en Atetelco se colocaban unas vigas de madera encima de las cuales se
acomodaban los morillos transversalmente para formar la base de la cubierta. De esta manera era
más fácil nivelar las vigas, pero además permitía darles mantenimiento a las construcciones al poder
“cambiar aquellos morrillos que con el uso y el tiempo lo requirieran, sin destruir el muro ni su
aplanado de hormigón y cal, el cual, en la mayoría de los casos, estaba pintados en forma por demás
elaborada”.217
análisis en extenso de los adoratorio ubicados en la cúspide del Templo Mayor, en el cual combinan la información arqueológica y
arquitectónica junto con la proveniente de los documentos históricos y pictográficos, para aproximarse a su significado.
219 Véase Marquina (1928: 80-82); Medellín Zenil (1952: 33-38); Seler (1968: 270); Solis (1986: 75).
379
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
380
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de las casas no son tejados, sino azoteas y Cervantes de Salzar227 indica que los techos de las casas
eran planos.
El asombro de los españoles con respecto a las cubiertas según lo relata Cervantes de Salazar,228 se
debía a que en España había una mayor variedad en la forma de las techumbres. Algunas eran de dos
aguas cubiertas de tejas y terminadas en caballete; otras eran de cuatro vertientes; también tenían
construcciones con techo plano. En cambio, en la ciudad de Tenochtitlan había una mayor
homogeneidad con respecto a las techumbres.
Tocante al Templo Mayor de Tenayuca, Motolinía afirma que los sobrados encima de los
adoratorios eran “todos terrados”.229 Esta afirmación nos permite suponer que tanto los desvanes
como las azoteas compartían similitudes en cuanto a su técnica constructiva, tal como lo
describiremos más adelante.
Fig. 5.57. Dibujos del Templo Mayor en los que se representó la techumbre plana
con muros a plomo y en talud (Izq. C od ex Teller ia no-R em en si s, fol.39r; Der.
Prim ero s M emoria les 1993: fol. 269 v).
Por otro lado, aunque en las pictografías del templo mexica siempre se ilustra plano el techo, esta
característica no era privativa de las construcciones religiosas. Así lo demuestran las ilustraciones de
los edificios seculares como las casas de los señores y otras construcciones administrativas de
Tenochtitlan (Figura 5.58). Asimismo, el sistema de terrado no estaba generalizado en todos los
381
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
edificios. En algunos casos, la techumbre de los templos así como de los espacios habitacionales
también podía estar elaborada a partir de un armazón de madera cubierto con paja. Según la
narración de Hernán Cortés230 a Carlos V en su primera Carta de Relación, las viviendas en algunos
poblados del territorio veracruzano eran hechas con piedra y otras se fabricaban de adobe con techo
de paja. En el folio l40r del Códice Telleriano-Remensis,231 el techo del templo doble del señorío de
Tlacopan se unificó con una cubierta de paja (Figura 5.59). También, en algunas láminas del Códice
Florentino232 las casas habitación fueron dibujadas con un techo fabricado con materiales perecederos
(Figura 5.59).
Con respecto al sistema de terrado mencionado por Motolinía para el templo de Tenayuca, éste
consistía en colocar una o dos vigas maestras encima de las que se disponía una cama de varas o
382
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
tablas mediante las cuales se cerraban los claros. Posteriormente, se depositaba una capa de tierra y
cal, así como un recubrimiento superior que podía ser de cal y de este modo se formaba un piso o
una azotea.233
Algunos componentes de los techos y desvanes aparecen descritos en el Códice Florentino, en el cual
se especifica que las vigas o soleras que se emplazaban horizontalmente sobre los muros recibían el
nombre de quauhtentli234 y a los morillos colocados encima de ellas se les denominaba quammimilli 235
(Figura 5.60). La tierra con la que se hacía el barro aplicado tanto en las paredes como en los pisos de
los terrados se caracterizaba por ser muy pegajosa.236 A esta tierra se le nombraba como tlapantlalli
sobre la que Sahagún dice lo siguiente: “a la tierra con que hacen los tlapancos, y también la tierra que
ha caído de los tlapancos de las casas derrocadas, llámanla tlapantlalli, que quiere decir de terrados”.237
Figura 5.60. Representación de vigas y morillos (Izq. Có dice F lor entino, lib. XI, fol.
119v. Der. Có dice F lor entin o 1979: lib. XI, fol. 120).
383
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Como los claros del templo “E” del patio blanco no eran muy amplios, no fue necesario colocar
apoyos como columnas o pilares en la parte interna, por lo cual los constructores usaron como
elementos sustentantes únicamente los muros corridos. En otros edificios como el templo “S” del
Patio Pintado donde los claros eran más amplios, fue necesario colocar pilastras y vigas para reducir
la distancia y poder emplazar los morillos (Figura 5.62).
Para el Templo Mayor de Tenochtitlan, suponemos que la cubierta de la ermita primigenia era de
céspedes, tal como lo relatan Durán y Alvarado Tezozómoc y como se aprecia en el folio 25v del
Codex Aubin (Figura 5.63). Sin embargo, conforme los mexicas pudieron adquirir otro tipo de
materiales como la piedra y la madera, optaron por una técnica que les permitió tener una techumbre
duradera, como es el caso del terrado.
No hay suficientes datos arqueológicos para determinar cómo se construyó la techumbre del
Templo Mayor; sin embargo, los cronistas describieron con mayor detalle el interior de los
384
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
adoratorios donde estaban ubicados los desvanes.239 Al respecto, vale la pena traer al tema lo dicho
por Ángel María Garibay, quien indica que el vocablo tlapanco define a los sobrados de una casa, pero
también se refiere al techo o azotea de una construcción.240 Por lo anterior, pensamos que la técnica
usada en la construcción de los desvanes y techumbres eran similares. Como trataremos más
adelante, los procedimiento aplicados en la edificación de los sobrados prehispánicos, así como los
restos de los desvanes documentados en los edificios de Castillo de Teayo y Cuautochco, en
Veracruz, coinciden con la descripción de los cronistas hispanos. Sobre Castillo de Teayo, Eduard
Seler241 describe que hay evidencia de un segundo nivel al interior del templo, el cual parece haber
sido levantado a partir de vigas hincadas desde el piso y que los muros cercanos al techo eran más
delgados con respecto a los de la base.
Concerniente a Cuauhtochco, Medellín Zenil242 refiere que el procedimiento para la fábrica de los
desvanes consistía en emplazar una viga maestra recargada en los muros en cada nivel, así como en
los apoyos emplazados en la planta baja (Figura 5.64). Encima de las trabes estaban colocados los
maderos secundarios que formaban los sobrados, los cuales quedaban recargados sobre la viga
principal y parcialmente empotrados en el muro -se registraron poco más de 70 vigas colocadas en su
posición original- y para afianzar los sobrados se dispusieron en cada esquinas ocho vigas como
tirantes.243
385
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Figura 5.64. Izq. Litografía del templo de Cuauhtochco de José Luciano Castañeda
(tomado de Robles 2009: 66). Der. Perfil sur del templo de Cuauhtochco (tomado de
Medellín Zenil 1952: 35).
Por otro parte, la técnica del terrado no era desconocida por los europeos, situación que permitió
que su uso se perpetuara durante la Colonia en la edificación de los entrepisos.244 El procedimiento
utilizado en el virreinato era muy similar al prehispánico, en ambos se disponían vigas de arrastres
encima de las cuales se situaban transversalmente los maderos que salvaban el claro.245 En el folio
242v del Códice florentino, es posible apreciar una edificación colonial de dos niveles, en el área de la
azotea se aprecia lo que parece representar una viga de madera emplazada longitudinalmente. Sobre
esta viga se colocó un morillo en cada extremo y encima de estos elementos se edificó un techo
plano (Figura 5.65).
Los componentes arquitectónicos como la soleras o quauhtentli y los apoyos verticales de madera
de base cuadrada o tlalquetzalli que han sido registradas arqueológicamente en el sitio arqueológico de
Teotihuacan y en algunos sitios de Veracruz, fueron representadas en algunos códices. Estas piezas
únicamente se distinguen en aquellas imágenes en las cuales los edificios fueron ilustrados de perfil.
En éstas la solera está dibujada horizontalmente con los extremos recargados sobre los muros,
apoyada encima de otra viga emplazada verticalmente la cual está arriba de un soporte
386
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Por otra parte, existe una lámina en el Códice Laud (Figura 5.67) donde el quauhtentli se dibujó con
los extremos asentados sobre dos apoyos verticales. Uno de ellos descansa encima de un madero
ubicado en la parte posterior del templo, de forma parecida a las imágenes de los códices antes
mencionados. Pero en este caso, el extremo frontal de la trabe descansa sobre otro soporte
demarcando claramente un espacio interior conformado por una estructura de madera y
mampostería.
387
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Los maderos dibujados en los códices ya citados, podrían interpretarse como indicadores
indirectos de la presencia de un forjado en el interior de algunos edificios, el cual era sostenido por
vigas y muros. Con respecto a la existencia de una estructura de madera dentro de las capillas del
Templo Mayor, contamos con los informes de excavación de Gómez Mont, Hinojosa Hinojosa y
Gutierrez Sansano en el PTM-1, donde señalan la presencia de apoyos de madera recuperados sobre
la banqueta en el interior de los adoratorios de Huitzilopochtli y Tláloc, así como las menciones en
las fuentes históricas de las cuales nos ocuparemos a continuación.
Al respecto, cronistas como Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y López de Gómara, hacen
alusión a la presencia de madera en el interior de las capillas como parte de la estructura. López de
Gómara246 afirma que la capilla estaba labrada de masonería de madera. El relato de Bernal Díaz del
Castillo247es breve; sólo menciona que por encima de los altares había una tablazón.248 Tal vez, el
armazón al que se refiere el militar corresponda con los sobrados al interior de los adoratorios.
Por su parte, Hernán Cortés narra cómo era el interior de las mezquitas de Tenochtitlan: “Son tan
bien labradas así de cantería como de madera… porque toda la cantería de dentro de las capillas
donde tienen los ídolos, es de imaginería y zaquizamíes, y el maderamiento es todo de masonería y
muy pintado de cosas de monstruos y otras figuras y labores”.249
López de Gómara abunda en la descripción del esqueleto de madera dentro de las capillas: “Y
tenía cada capilla tres sobrados, uno encima de otro, y cada cual bien alto y hecho de artesones; a
cuya causa se empinaba mucho el edificio sobre la pirámide, y quedaba hecha una muy grande torre y
muy vistosa, que se parecía de muy lejos”.250
El artesón al cual se refiere Gómara corresponde a la técnica para construir techos a partir de una
estructura en forma de artesa invertida251 conformada por vigas de madera.252 El artesonado era una
técnica bien conocida por los habitantes del viejo continente, ya que diversas construcciones con
estilo mudéjar tenían techos fabricados con esta técnica. Los procedimientos europeos eran muy
similares a los prehispánicos. En ambos casos se construía un armazón de madera con soleras encima
como un término marítimo empleado para describir el conjunto de tablas con que se recubren las cubiertas y los costados de las
cubiertas de las embarcaciones (Diccionario de la Lengua Española 2001).
249 Cortés (1993: 63).
250 López de Gómara (2007: 154).
251 Véase glosario en esta tesis.
252 Véase el glosario en esta tesis.
388
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
de los muros del techo, las cuales se nivelaban y después se ajustaban las vigas que formarían cada
lado de las cuatro aguas del techo. De manera transversal a la estructura, se colocaba un madero
llamado nudillo. Sobre las vigas que formaban la artesa se ponía en sentido opuesto vigas más
delgadas y arriba de ellas una capa aislante de barro y después la teja.253 Según lo señala Chanfón
Olmos,254 éste fue el procedimiento utilizado para construir techos planos en la Nueva España, lo
que se debió probablemente a la similitud con la técnica prehispánica para fabricar las techumbre de
este tipo.
Volviendo al Templo Mayor, son varios los dibujos en los que la parte superior de las capillas se
caracterizó en forma de artesa o trapecio como lo informan clérigos y conquistadores. Un ejemplo de
ello es la lámina del Códice Ramírez (Figura 5.68). Los muros en talud, además de haber permitido a
los constructores elevar varios metros el techo, tal como afirma López de Gómara,255 también redujo
el claro de la cubierta y probablemente disminuyó la necesidad de emplear columnas o pilares que
hubieran tenido que ser emplazados al centro de la cámara. Tocante a la fábrica de los muros, en la
mayoría de las imágenes se aprecia que eran de mampostería, así que la madera sólo se podía
observar en el interior de los templos.
389
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
Por su parte, Francisco Hinojosa también reporta la presencia de restos de madera sobre la
banqueta de los adoratorios, específicamente en el lado sur, donde sin dar mayores detalles el
390
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
arqueólogo afirma los siguiente: “se retiró la madera sobre la banqueta en el lado sur del templo de
Huitzilopochtli y quedó también consolidada y restaurada la pilastra sur. En cuanto a la madera, se
envió a la Dirección de Restauración para su tratamiento”.261 En este caso, el compartimiento mejor
conservado es el del extremo norte cuyas dimensiones son 2.13 m de largo por 53 cm de ancho.
391
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
La arquitectura moderna define el desagüe como el conducto mediante el cual se da salida a las
aguas y se divide de acuerdo con el tipo de agua que transportan: 1) pluviales, cuya función es
evacuar el líquido proveniente de los escurrimientos por lluvia; 2) residuales, encargados de desalojar
las aguas resultantes de la higiene personal, de los desechos sanitarios y de la limpieza de las
viviendas.263
Con respecto al sistema de drenaje pluvial, Álvaro Palacios Ruiz señala lo siguiente: “es el
conjunto de obras (sumideros, colectores, canales, etc.), cuya función es interceptar y conducir hacia
un sitio previamente seleccionado las aguas de origen pluvial, de modo que ellas no causen u originen
problemas de inundación en la urbanización”.264
A partir de las excavaciones de la línea 2 del Metro y de los trabajos realizados bajo la Catedral y el
Sagrario Metropolitanos, se documentaron tramos de los conductos que formaban una red de
distribución de agua dulce y, probablemente también de captación y desalojo del agua de lluvia en la
ciudad de Tenochtitlan. Además de los conductos subterráneos, López Luján265 identificó en la Casa
de las Águilas un sistema de drenaje constituido por un impluvium, en el cual convergían las aguas
provenientes del compluvium.266 De acuerdo con el investigador, mediante una pendiente las aguas eran
dirigidas hacia la coladera de un extremo, debajo de la cual se ubicaba un depósito por el cual eran
desalojadas (Figura 5.69).
Figura. 5.69. Sup. Izq. Desagüe localizado bajo el edificio C, en el patio norte del
recinto sagrado (foto Proyecto Templo Mayor, ATMTM). Sup. Der. Conducto
subterráneo perteneciente al desagüe localizado en el Patio Norte que pasa por
debajo de la Casa de las Águilas (foto. O. Quezada).
lluvia. Este sistema es característico del domus o vivienda romana. Camacho (2007: 269).
392
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
En cuanto al Templo Mayor, en las etapas II y III se registraron los albañales que sacaban el agua
de lluvia de la azotea de cada capilla, la cual presumiblemente era conducida hacia los drenajes
ubicados bajo los pisos de la plaza en el lado norte. Este sistema se exploró durante la primera
temporada de excavaciones del PTM. El desagüe de la Etapa II se excavó entre los meses de abril y
septiembre de 1979, por la arqueóloga Mercedes Gómez Mont.267 Los conductos de la Etapa III se
exploraron un año antes, aproximadamente en el mes de junio de 1978 por las arqueólogas Diana
Wagner e Isabel Gutierrez (Figura 5.70).268
En la Etapa II los caños están situados en la fachada oriente del templo y dividen por la mitad a
cada adoratorio; son poco profundos y están abiertos. Del lado sur están expuestos únicamente 6.39
m y 5.19 m del lado norte, ambos canales tienen un ancho de 15 cm y una profundidad de 15 cm que
entre la unión del enrase y el talud aumenta hasta 20 cm por la pendiente de 6º mediante la cual se
evitaba el estancamiento del agua.
De la misma forma que en los muros, en la construcción de los desagües se usó exclusivamente el
tezontle. Las paredes laterales de ambas canaletas están formadas por los mampuestos del talud, para
elaborar la depresión del cause tallaron piezas rectangulares que oscilan entre los 7 y los 13 cm de
ancho, y entre 8 y 10 cm de alto. La técnica utilizada en la elaboración de los bloques es muy similar a
267 Véase informe mensual de abril a septiembre de 1979 en el ATMTM; también véase Matos Moctezuma (2002).
268 Véase informe mensual de junio de 1978 en el ATMTM.
269 Los autores realizaron esta reconstitución arquitectónica del Templo Mayor con base en la información arqueológica existente hasta
la fecha y en la descripción de las fuentes documentales y pictográficas. Véase López Austin y López Luján (2009).
393
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
la de los muros, aunque las piezas presentan cantos más regulares (Figura 5.71; DT-03, anexo Etapa
II).
En el desagüe norte, en la sección que corresponde al desplante de los muros se pusieron piezas
de tezontle de entre 83 y 110 cm para conformar los extremo del conducto. En el centro se utilizaron
pequeños mampuestos rectangulares. En el aparejo de la base del conducto se dispusieron una o dos
piezas, dependiendo del tamaño del mampuesto. Se dejó un espacio de 2 cm entre cada uno de los
bloques. Como acabado se elaboró un revestimiento de cal con agregados de cuarzo y feldespatos.270
Los caños registrados en la Etapa III también están ubicados en la fachada oriente del basamento,
en el eje que divide por la mitad a cada capilla y siguen la inclinación de los paramentos. Se trata de
canaletas aparentemente menos elaboradas que las de la etapa anterior, ya que se componen por
piezas individuales de tezontle, las cuales fueron labradas en su sección media para manufacturar las
zanjas (Ver DT-01, anexo Etapa III).
De estos desagües únicamente están visibles 6.37 m en el lado sur que corresponden al primer y
segundo cuerpos del basamento. En el extremo norte está explorado sólo 4.67 m del canal. Las
piedras empleadas en la fábrica del desagüe tal vez se colocaron de manera simultánea al
levantamiento del muro. Están conformados por una sucesión de bloques individuales de tezontle
desbastados y tallados al centro. Como los desagües se manufacturaron a partir de piezas separadas,
270 Véase en esta tesis el grupo dos de argamasas en el capítulo III, apartado 3.3.1
394
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
395
El análisis de los sistemas y las técnicas constructivas en el Templo Mayor de Tenochtitlan
insignes laberintos, jardines, baños, fuentes, estanques, lagunas, acequias de agua que corrían por
debajo de tierra y en partes ocultas que sin ser vistas se comunicaban con la laguna grande”.273
Torquemada, también evoca los conductos subterráneos construidos en el señorío de Texcoco:
“Tenía enfrente de sus palacios un estanque y alberca de agua, tan grande como toda la cuadra de su
casa; estaba también cercado y íbase a él por debajo de la tierra, por una bóveda que entraba en la
esquina del estanque, y entraba en él una canoa”.274
Al respecto, sólo añadiremos que los estanques a los que se refiere Torquemada junto con los
conductos subterráneos pudieron haber tenido varias funciones. Desde la captación de agua y su
almacenamiento para tener un abasto constante del líquido, así como receptáculos que una vez
llenos, evacuaban el agua que corría a través de la red de conductos secundarios y alimentaba los
caños mayores de los que habla Hernan Cortés,275 y los cuales distribuían el vital líquido en toda la
ciudad. De este modo, a través de esta red se lograba el abasto en otras zonas de la ciudad y se
mantenían un flujo constante del agua.
396
Conclusiones
6. Conclusiones
Ernest Hemingway
Tras el camino andado, resulta imposible negar que la trascendencia del Templo Mayor de
Tenochtitlan como objeto social permeó distintos campos de la vida política, económica y
religiosa del pueblo mexica. Al inicio de esta investigación, cuando los objetivos aún no
estaban del todo definidos, fueron mis primeras lecturas sobre el tema, las que me ayudaron a
vislumbrar una veta poco explorada e interesante y una oportunidad para contribuir al
conocimiento arqueológico. Sin duda, el ámbito mejor estudiado del edificio es el relacionado
con la esfera religiosa, donde a través del tiempo y desde el punto de vista de diversas
disciplinas, se han efectuado disertaciones importantes en torno al simbolismo y a los rituales.
Pese a la monumentalidad que alcanzó el edificio durante el periodo prehispánico, la temática
vinculada a su construcción ha sido de poco interés. Fue entonces que encaminé mis
inquietudes a este filón escasamente estudiado. Como sucede en toda investigación, partí del
trabajo ajeno para elaborar el propio. En este caso, a pesar de la abundante bibliografía, la poca
información sobre el tema hizo la travesía difícil, no había opción, trabajé con lo que tenía y al
final hubo buenos resultados los cuales condenso en este epílogo.
Las reflexiones originadas del estudio de la arquitectura del Templo Mayor, cuyas líneas
principales de trabajo fueron el análisis de los materiales y de las técnicas constructivas, nos
permiten afirmar lo siguiente: el Huey Teocalli tenochca es un claro reflejo del desarrollo
constructivo que alcanzó el pueblo mexica durante el Posclásico Tardío. Las transformaciones
técnicas registradas en cada etapa del templo son un indicador del control social de la
producción, así como del bagaje y desarrollo técnico de quienes intervinieron en cada
subestructura del basamento. En este sentido, el análisis de las técnicas y los materiales se
tornan relevantes, pues se presentan como una contribución a los métodos de investigación
397
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
arqueológica, a través de los cuales se puede realizar una aproximación social y económica de la
producción arquitectónica, pues como apunta Quirós:
Es también relevante señalar que durante las revisiones bibliográficas de los textos donde se
habla de la arquitectura del Cu de Huchilobos y del recinto sagrado, encontramos que en su
mayoría los autores coinciden de manera explícita o tácita, en que la técnica empleada por los
mexicas para la construcción de sus edificios era poco refinada y sin cambios significativos a lo
largo del tiempo. La utilización del método estratigráfico, aportó los fundamentos mediante los
cuales discutir algunos de estos planteamientos, y determinar no sólo que sí hubo
transformaciones técnicas importantes, sino además, establecer que los avances de éstas no
fueron continuos, y que inclusive, hubo retrocesos técnicos que cronológicamente se
vincularon a periodos de transición o hasta de prosperidad económica y política.
En este último apartado resumo y concluyo los resultados obtenidos del estudio, así como
algunas observaciones finales y presento de manera general una propuesta para futuras
investigaciones alrededor de la arquitectura del Templo Mayor de Tenochtitlan.
398
Conclusiones
399
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Desde una perspectiva más compleja, el análisis de los materiales aportó datos significativos
referentes a la organización en el trabajo, al contexto social y al entorno económico vinculado a
la edificación del templo, ya que los mexicas llevaron a cabo distintas estrategias alrededor de la
apropiación y la explotación de los insumos para la construcción:
Durante el periodo en el cual los mexicas estuvieron sometidos al señorío de Azcapotzalco,
los recursos de la construcción se adquirieron en su mayoría a partir de terceros, pues éstos se
compraban o intercambiaban (etapas I y II). La presencia de un intermediario limitó el alcance
de las mejores materias primas, y quizá también la realización directa por parte de los mexicas
de algunos procesos. Por ejemplo, la selección, la extracción y la elaboración de las preformas
desde el yacimiento. También se observó la existencia de una menor variación en el tipo de
insumos pétreos utilizados; el tezontle y la andesita de lamprobolita son los que destacan por
su abundancia.
A partir del momento en el cual los mexicas alcanzan su autonomía (Etapa III (Itzcóatl)), se
advierten los cambios que dan cuenta del control paulatino sobre los recursos. Por ejemplo, el
aumento en las dimensiones del basamento tuvo como consecuencia directa un incremento en
la cantidad de materiales usados para la construcción en general, así como en la demanda de
mano de obra para las distintas fases de la producción (extracción, transporte y puesta en
obra). Además, como referimos previamente, se comenzaron a introducir otro tipo de rocas
como el basalto vitrofídico (Etapa III) y la piedra caliza (Etapa IV Moctezuma Ilhuicamina).
Esta última corresponde a un material exógeno a la zona lacustre, circunstancia que refleja el
creciente poder de un Estado en plena expansión, puesto que se comenzaron a explotar
afloramientos a los que en un principio no se tenía acceso. Por otro lado, los mexicas
empezaron a articular y estrechar relaciones con otras provincias con el fin de obtener e
importar recursos materiales desde lugares alejados a los márgenes del lago.
Desde nuestra perspectiva, la documentación en el contexto arqueológico de una materia
prima importada (en este caso la piedra caliza), también denota que dentro de la construcción
existen materiales que se consideran bienes de prestigio, lo cual se expresa por el lugar que
éstos ocupan dentro de la construcción y cómo se trabajan. Vale la pena recordar que la caliza
se eligió por lo menos en tres ocasiones distintas, como material de revestimiento para los
pavimentos de las dos habitaciones emplazadas en cada costado de la plataforma del Templo
Mayor (Momento IV/W-MPl-3).
400
Conclusiones
401
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
lugares donde estaban las rocas y en cuáles podían encontrar las de mejor calidad.4 En segundo
lugar, el sitio donde se construyó la ciudad y el templo obligó a los edificadores a desarrollar
estrategias eficaces para el acarreo de los materiales por dos razones: a) por una lado, esta la
necesidad de trasladar una gran cantidad de materiales durante intensos periodos de trabajo; b)
por otra parte, existe la exigencia de transportar los insumos usados en la construcción a través
del lago, ya que una gran parte del trayecto se recorría por esta vía. Así, la cercanía de los
afloramientos, en particular los de piedra, reducía la distancia entre las zonas de extracción y de
embarque, y de este modo se facilitaba a los trabajadores el arrastre de las piedras más grandes,
así como el traslado de los bloques que debían llevar a cuestas hasta el lugar donde se
encontraban atracadas las canoas.
Figura 6.1 Izq. Mortero del grupo 1; Der. Mortero del grupo 2. (foto
O.Quezada).
402
Conclusiones
en bajas proporciones.5 Este tipo de morteros son suaves y tienen menor resistencia pues
pueden deshacerse fácilmente al ejercer presión sobre ellos.
Como puede notarse, a través del estudio se establecieron por un lado diferencias
tipológicas de acuerdo con su composición, así como herramientas de datación cronológica
relativa, puesto que cada grupo se relacionó con periodos específicos del edificio, mismos que
es factible reconocer en otras construcciones del recinto.
Otro de los objetivos que nos planteamos a partir de este análisis fue la identificación de los
usos constructivos de las mezclas.6 En nuestro caso, no se encontró una variación en el manejo
de los morteros dependiendo de su función constructiva. Ambos grupos se usaron para el
revestimiento de superficies horizontales y verticales (pisos, muros y escalinatas), así como en
la unión de piedra. No obstante, es importante mencionar que a pesar de no encontrar
diferencias en el uso constructivo de las argamasas de acuerdo a su composición, sí se
identificó que a partir de la Etapa V las mezclas del grupo 1 fueron sustituyendo
paulatinamente a la tierra en los firmes de los pisos de la plaza y de la plataforma, así como en
el relleno constructivo de las últimas ampliaciones de la base del templo (V/W-MPl- 2,
V/MPl-3 y V/MPl-4), procedimiento que parece tener relación con la fábrica de superficies
más sólidas. Este aspecto marcó un cambio en la forma de construir y por tanto, se presenta
como un indicador de un avance técnico y de formas más complejas de organización. A través
del reconocimiento de estos dos grupos de argamasas, nos aproximarnos no sólo a la
identificación de los procedimientos técnicos implicados en su producción, sino también a su
transformación en el tiempo.
Ligado al punto anterior, es fundamental traer al tema los procedimientos relacionados con
la explotación de la cal, puesto que ésta es la base de los morteros. En Tenochtitlan, la cal fue
una materia prima muy importante, pues su aprovechamiento fue casi ininterrumpido durante
el tiempo que estuvo en funcionamiento el Templo Mayor. Si bien la preparación de las
mezclas contempló múltiples procedimientos técnicos, tan solo la obtención de la cal involucró
un mecanismo productivo bien sistematizado, puesto que para la transformación de la piedra
caliza en cal se necesitaban varios pasos y la intervención de grupos de individuos
especializados en cada una de las actividades, los cuales tenían una organización específica al
403
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
interior de su gremio. Y, en este sentido, el poder en turno debió ejercer un control sobre la
producción de este material.
Entre los grupos involucrados en la producción estaba el tetzotzonqui, encargado de la
explotación de los bancos de piedra; le seguía el quauhqui quien se ocupaba de conseguir la
madera utilizada como combustible para la quema de la cal y, finalmente, el tenextlati cuyo
trabajo consistía en calcinar la piedra. El calero era uno de los oficios con un alto grado de
capacitación y especialización, pues como bien apuntan Villaseñor y Barba:
Antes de poder mezclarla con los agregados para la preparación de los morteros, ésta debía
pasar por otro proceso, el apagado, el cual era realizado por el calero en el mismo lugar de la
transformación o a pie de obra. Además de los procedimientos mencionados, los análisis de
morteros permitieron caracterizar a la cal como un material exógeno a la ciudad de
Tenochtitlan, y apoyados con el estudio realizado por Miriello8 y colaboradores, quienes
precisan la zona desde la cual se traía la cal, fue posible entender la compleja organización que
existió en torno al transporte, intercambio y tributo de esta materia prima.
En lo que se refiere a la transportación, los tlameme tuvieron un papel relevante, puesto que
desde los bancos de Tula hasta los márgenes del lago, este grupo llevaba a cuestas las cargas de
cal que venían a la ciudad como tributo o al mercado para ser intercambiadas o vendidas. El
resto del trayecto lo realizaban otros individuos, pero en canoa vía lacustre. Tal como sucedió
con otros materiales, durante los años en que los mexicas estuvieron bajo el dominio tepaneca,
la cal se obtuvo a partir del intercambio o de su compra en los mercados y, es posible, que en
este tiempo no siempre pudieran adquirir la de mejor clase, pues la calidad de este insumo tiene
estrecha relación con una técnica y figuras profesionales especializadas, lo cual elevaba el costo
de la producción y por tanto su valor. Acorde con las fuentes documentales, en esta época los
404
Conclusiones
405
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
asociadas a estos acrecentamientos, fue cuando el pueblo mexica dio los primeros pasos en la
organización de la producción arquitectónica, cuyos frutos se verían reflejados años más tarde,
no sólo en el Templo Mayor, sino en la esplendorosa ciudad de Mexico-Tenochtitlan, tan
admirada por los conquistadores hispanos. Aunque es claro que desde la fundación de la
ciudad, los constructores tenían un proyecto urbano-arquitectónico expresado en el trazo de
calzadas y acequias, en el emplazamiento de los barrios, la disposición de los edificios y en la
construcción de obras de servicio público como el abastecimiento de agua potable, también
hay que decir, que tales trabajos junto con la edificación del Huey Teocalli se llevaron a cabo con
medios limitados y con mano de obra local que en su mayoría estaba poco especializada (Etapa
II).
De igual manera, pudimos constatar que la apropiación y control de los recursos tanto
materiales como humanos que comenzaron a ejercer los mexicas una vez que alcanzaron su
autonomía (etapas III y IV), no significó un cambio inmediato en la manera de construir ni
tampoco en un manejo más eficiente de los recursos. Sin duda, en la segunda fase -que atañe a
la Etapa V y sus distintas ampliaciones- se distingue por un cambio en el empleo de algunos
materiales constructivos, pues aunque la piedra continuó siendo la base en la construcción, el
uso de la tierra disminuyó en los rellenos del basamento y se sustituyó casi por completo en los
pisos de la plaza por entortados de cal.
Asimismo, en los inicios de la Etapa V comenzó la rápida transición de la mampostería a la
sillería, pasando por la fábrica de sillarejos, así como por la producción de morteros de mayor
dureza y resistencia (grupo 1). Esto parece ser un indicador de que todos los aspectos que
constituyen el sistema de producción arquitectónica están mejor articulados (recursos
materiales-humanos-técnicos) y, aunque dentro del contexto histórico de Tenochtitlan
continuaron las desavenencias con las provincias ahora sujetas a la Triple Alianza, los mexicas
ya tenían plenamente consolidados los mecanismos mediante los cuales contar no sólo con las
materias primas necesarias (locales y foráneas), sino sumar a sus filas mano de obra
proveniente del exterior. De la misma forma, a pesar de que en las obras continuaron
participando obreros no especializados, es notoria la intervención más constante de los grupos
de oficiales (canteros, caleros y albañiles). En este sentido, el reconocimiento de los actores
ligados a la construcción del templo fue muy importante, puesto que se realizó no sólo a través
de las fuentes escritas, sino también, con base en las evidencias arqueológicas emanadas del
análisis de las técnicas constructivas.
406
Conclusiones
El sistema de contención a partir de corazas fue un método que los alarifes prehispánicos
mantuvieron durante casi todo el tiempo que estuvo en funcionamiento el Templo Mayor,
aunque con algunas variantes, particularmente en el aparejo de los muros y en el núcleo.
Pensamos que la continuidad de este sistema se debió a que se trata de un procedimiento con
un amplia tradición constructiva y que fue aprovechado en distintas áreas de Mesoamérica.
Además este método no sólo ofrecía estabilidad, sino también podía ser adaptado a distintos
tipos de terrenos y a diversas clases de materiales. En el caso de Tenochtitlan, fue acogido y
adecuado a las características del lugar y desde este punto de vista fueron las particularidades
del terreno las que marcaron la pauta en las innovaciones de las técnicas relacionadas con la
solidez del núcleo. Por ejemplo, a través de los años, los constructores modificaron la manera
de rellenar, combinaron las proporciones de los materiales e introdujeron nuevos elementos
técnicos como fueron el enlajado, los pilotes de madera con módulos de lajas y la utilización de
entortados de cal, aspectos que expresan la búsqueda de un mejoramiento en la estabilidad de
la estructura con miras a edificar un templo más grande y suntuoso.
Otro de los procedimientos registrados en todas las etapas y que compete a las dos épocas
arquitectónicas es la reutilización de materiales. Se trata de una práctica que corresponde a un
paso específico en el ciclo productivo del edificio y en la fábrica de nuevos elementos
arquitectónicos. Joseph Alchermes10 define esta práctica desde dos perspectivas, por un lado,
como una adecuación integral de los edificios y, por otro, como la reutilización de materiales
recuperados de estructuras para la elevación de nuevas. A partir del enfoque de Schiffer11 el
reciclaje de artefactos, comprende el direccionamiento de un elemento que empieza desde que
concluye su uso y pasa nuevamente por el proceso de manufactura para convertirse en un
elemento similar o en otro diferente.
En el Templo Mayor se ha identificado que las losas y lajas de piedra usadas en los
pavimentos o en las escalinatas a veces eran desmontadas cuando se subía el nivel del piso o se
ampliaba la escalinata. En algunos casos, las banquetas o pavimentos conformados por relieves
escultóricos se desmantelaban y se usaban como parte del relleno.12 De igual forma, las piedras
de muros e incluso restos de estucos han sido registrados como parte del relleno de las
estructuras.13 Miriello y colaboradores,14 en la caracterización de morteros que hicieron del Cu
407
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
durante la Etapa IV (véase López Luján 2006b) corresponderían a la noción de ciclaje lateral, pues durante algunos periodos se
les dio continuidad. No sólo mantuvieron su función sino que preservaron su posición como parte del discurso iconográfico
del edificio .
408
Conclusiones
17 En la segunda parte del capítulo 4 puede encontrarse descrito en detalle en que consiste esta técnica.
409
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
clase de revestimiento de los pavimentos (en los pisos externos se usaron losas de piedra de
distinta clase, en los pisos interiores se aplicó una pasta plástica del grupo 2 de morteros). En
cuanto a la segunda época, el cambió sobrevino con la ampliación de la Etapa V, aunque éste
no fue inmediato ni generalizado. Todavía en los pisos externos asociados a la primera
ampliación de la plataforma (V/MPl-1) se manejó la técnica de apisonado, pero con una clara
disminución en la proporción de piedra (Pisos P1-P5). A partir del remozamiento de la fachada
poniente (V/MPl-2) se modificó por completo la forma de elevar las superficies, pues se
realizó básicamente usando capas de mortero (grupo 1 [Pisos P6-P7]) combinados con capas
de piedra y en los pisos interiores, la utilización de mezclas con distinta preparación y
composición empezó desde los inicios de la quinta etapa.
Tal como sucedió con los pisos, las técnicas usadas en los aparejos de los muros también se
clasificaron en dos grandes grupos, la mampostería que se utilizó desde la Etapa II has la IV y
la técnica de sillares que se inició a partir de la Etapa V (Tabla 5.2).
Hay que puntualizar que la técnica de sillería quedó circunscrita a segmentos muy
particulares del Templo Mayor (fachada frontal de la plataforma V/W-MPl-2). Pienso que tal
hecho tuvo relación con la duración que tomaba manufacturar cada uno de los sillares -éstos se
labraban de manera individual-. Ya que hubiese tomado un lapso largo producir cada una de
las piezas indispensables para cubrir la superficie del edificio, recordemos que para el momento
en que se introdujeron los sillares las dimensiones de la base del templo estaban muy cerca de
los 100 m por lado. Algo similar ocurrió con otros edificios contemporáneos con un amplia
extensión, por ejemplo la Casa de las Águilas.18 Sin embargo, en aquellas construcciones con
superficies menores como los Edificios A, B y D, emplazados al norte del recinto sagrado, sí se
usaron sillares en todas sus fachadas.19 Tocante al Cu de Huchilobos, es menester indicar que,
aunque el sillarejo antecedió a la sillería en la arquitectura del templo, en un momento ya
precisado ambas convergieron, y de hecho, el uso del sillarejo se mantuvo hasta las últimas
ampliaciones del edificio (Tabla 5.2 y Figura 6.2).
Continuando, la diferenciación y agrupamiento de los aparejos con base en los criterios
tecnológicos ya mencionados, nos llevó a establecer que durante las primeras etapas del
Templo Mayor (etapas II, III y IV), los calquezanime (albañiles) fueron la fuerza laboral primaria
410
Conclusiones
20 En la talla es donde el cantero define los márgenes para obtener aristas rectas y áreas planas y en el acabado el cantero busca
alisar y pulir para conseguir una superficie homogénea.
21 Emilio Calleja (comunicación personal 2007). Véase también (de la Torre s/f: 4).
22 Al labrar las piezas, el cantero sustrae materia prima, pero al mismo tiempo debe asegurarse de obtener márgenes rectos y
ser cuidadoso pues los sillares deben tener dimensiones estandarizadas para que embonen adecuadamente con las otras piezas
del muro.
411
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
escuadra y un acabado uniforme. Por tanto, los oficiales de la piedra debían mantener una
supervisión constante sobre estas actividades para asegurar la simetría de los bloques.
Como puede notarse, el trabajo individualizado sobre cada pieza hacía que algunas tareas
tomara más tiempo ejecutarlas. Sobre las ideas expuestas hay que precisar lo siguiente, pese a
que en algunos periodos de la construcción del Templo Mayor preponderó un determinado
grupo de oficiales, de ninguna forma significó la ausencia de uno u otro, más bien su
intervención fue mucho más limitada, y se enfocó en actividades y áreas específicas. Esto se
nota especialmente en el caso de los canteros, quienes durante las etapas de apogeo de la
412
Conclusiones
23 Villaseñor (2010: 73). La traducción del original es mía, “…the economic, social, environmental and technological circumstances constitute
a background which influences the decision-making during all steps of plaster production”.
24 Durán (2002: 91-95).
25 Al respecto, traemos al tema lo dicho por Lemonnier sobre el concepto “technolgical choices [elecciones tecnológicas]”(1992;
2002: 4-5); y que, Villaseñor (2010: 73) retomó para interpretar los rasgos tecnológicos en su análisis de morteros. En general,
este enfoque plantea que los actores involucrado en el proceso de manufactura de un determinado objeto cultural, en
413
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
La quinta y última gran ampliación (Época II) que afectó a todos los frentes del Huey
Teocalli, corresponde un periodo en el cual el Estado Mexica había logrado establecer un
equilibrio político y social-tanto al interior como al exterior-que los favoreció
económicamente.26 Y las mejoras generalizadas en las técnicas de los distintos subsistemas del
edificio, parecen correlacionarse con las condiciones estables de ese momento.
La propuesta de análisis del edificio tomando como guía la estratigrafía muraria, proporcionó
buenos resultados y se lograron varios de los objetivos formulados al inicio de la investigación.
Una de las metas alcanzadas corresponde a la propuesta que hemos hecho de reajuste en la
historia constructiva del templo, mediante la cual pudimos ubicar en el tiempo y en un
contexto las transformaciones técnicas ocurridas en el Huey Teocalli. Al respecto es preciso
señalar que, si bien el trabajo de Ignacio Marquina fue pionero en el estudio arquitectónico del
Cu de Huichilobos, así como en establecer una primera propuesta de la historia constructiva
del edificio, es Matos Moctezuma quien a partir de las excavaciones del Proyecto Templo
Mayor, marcará la pauta sobre la explicación histórica del edificio, y en torno a su trabajo, han
fluctuado distintas ideas sobre la cronología relativa del templo que apoyan su proposición o
que por el contrario están en contra.27 Producir
Como se argumentó ampliamente en el segundo capítulo, en nuestro caso, la secuencia de
las etapas no se desvincula del marco de referencia previo, ni tampoco da una solución
cronológica absoluta del edificio. La extremada destrucción del templo y sus ampliaciones solo
nos acerca a una comprensión parcial de él. Frente a esta realidad, la aplicación de esta
metodología permitió a quien suscribe estas líneas, plantear un reajuste en la historia
arquitectónica del templo con base en un método que aporta rigor a los datos. El proceso
analítico de las relaciones estratigráficas y físicas compartidas entre los elementos
arquitectónicos de una misma estructura, y su correlación con las diferentes subestructuras que
ocasiones, toman decisiones tecnológicas basados en consideraciones no técnicas –la religión, la política, cuestiones de género,
entre otras- que muchas veces no tienen que ver con la utilidad del artefacto o la efectividad de los materiales (2002: 5). En
este sentido, estas elecciones que en su mayoría resultan en innovaciones tecnológicas (en nuestro caso es una involución), son
provocadas por los individuos de un grupo particular que adoptan resoluciones tecnológicas específicas, en una situación en la
que otras opciones se podrían haberse llevado a cabo.
26 Durante su gobierno, Moctezuma I estableció las ordenanzas que permitieron reglamentar varios aspectos de la vida política,
económica, religiosa y social del Estado mexica. (Durán 2002). Véase también Alvarado Tezozómoc (1987).
27 Matos Moctezuma (1981); Graulich (1987); Umberger (1987); López Austin y López Luján (2009).
414
Conclusiones
constituyen al Templo Mayor, dio como resultado, establecer los indicadores arqueológicos
mediante los cuales reconocer los componentes arquitectónicos del Cu de Huichilobos que se
construyeron en un solo evento y por tanto, identifican a una etapa constructiva (plataforma,
cuerpos superpuestos, escalinatas, adoratorios), así como aquellos (muros, escalinatas,
contrafuertes, pisos, etc.) que por su vínculo físico y estratigráfico con los elementos originales
de cada subestructura, fueron integrados al edificio posteriormente (momentos constructivos).
Por desgracia, en algunos casos no nos ha sido posible definir la secuencia con claridad, pues la
evidencia es muy fragmentaria. Pese a ello, los datos junto con la información proveniente de
los documentos históricos, ayudaron a ubicar al edificio en distintos periodos de la historia
mexica y proponer algunas modificaciones en la sucesión de etapas.
Como se observa en la tabla 2.13, propongo que el Templo Mayor de Tenochtitlan habría
tenido cinco etapas constructivas y cerca de una veintena de modificaciones parciales divididas
en cada subestructura. Asimismo, el número de sobreposiciones de pisos de la plaza que han
podido registrarse arqueológicamente y que están vinculadas directamente con el Cu de
Huichilobos asciende a catorce, siete de ellas están asociadas a la Etapa IV y las otras siete a la
Etapa V.
En el contexto histórico, el periodo de funcionamiento de las Etapas I y II se ubicó entre
los años 1325 a 1427 d.C. La primera construcción probablemente se comenzó a edificar poco
tiempo después de que los mexicas arribaron al islote de Tenochtitlan y tal vez se terminó de
construir a finales del siglo XIV. La Etapa II inicia con la entronización del primer tlatoani
mexica, Acamapichtli, en 1395 d.C, y como ya se detalló en el capítulo 2, el templo se mantuvo
en obra hasta la llegada de Chimalpopoca al gobierno en 1417 d.C, quien posiblemente intentó
modificar la altura del último cuerpo y construir unos nuevos adoratorios, pero tal vez su
muerte repentina dejó inconclusa esta tarea y quedó como único testigo la escalinata al norte
del templo (II/MCEsc-1). De este modo, ambas estructuras se engloban dentro del periodo
histórico en el cual Tenochtitlan dependía de Azcapotzalco.
Las etapas III, IV y V del Huey Teocalli corresponden a la época en que Tenochtitlan ya era
autónoma, y a partir de este periodo inició un apogeo constructivo en al cual el edificio
permaneció en obra durante casi cien años. La Etapa III probablemente se comenzó a edificar
en 1427 d.C y se mantuvo en funcionamiento hasta 1440 d.C. En este periodo los
constructores aumentaron la superficie del templo y propongo que agrandaron en cuatro
ocasiones distintas la escalinata poniente y una vez la fachada norte. En tiempos de
415
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
416
Conclusiones
417
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
generalizado del recinto y las constantes variaciones en el nivel de lago que a veces anegaban la
ciudad, parecen haber sido otras de las razones por las cuales se modificó la altura y la
extensión de la plataforma. Al respecto, hay que señalar que se encontró una correlación entre
el aumento de la superficie de la plaza y los crecimientos de la plataforma, pues las constantes
elevaciones de los pisos iban modificando la altura de la base. En algunos casos ésta quedaba
tan corta que fue necesario remontarla. Lo anterior se ejemplifica adecuadamente con los
momentos constructivos IV/MPl-W-1, IV/MPl-W-2 y IV/MPl-W-3. Además de los aspectos
antes citados, detrás de los crecimientos de la plataforma de la Etapa V influyeron otras
circunstancias. El tipo de técnica utilizada en el relleno y núcleo muestran la búsqueda de una
fundación más sólida. Conjuntamente, el momento V/MPl-1 determinó los límites de máxima
extensión que alcanzaría el templo. Por otro lado, en el crecimiento V/MPl-3 parece
corresponder con la fuerte inundación que hubo en Tenochtitlan durante el gobierno de
Ahuítzotl.
En relación a la extensión de los muros adosados en la fachada norte del Cu de Huichilobos
(III/MF-N-1 y IV/MF-N-1), propongo que están ligados con el cambio en la orientación del
edificio ocasionado por aumento drástico en la su superficie del templo. Como expuse en el
capítulo 2, tal hecho causó algunos cambios en el diseño del edificio, entre los que destacan la
introducción de un “contrafuerte” al norte del edificio, los cuatro crecimientos de las
escalinatas y el adosamiento del muro norte. Asimismo, Sprajc registra un cambio en la
orientación del Templo Mayor a partir de la Etapa III.29 A partir de estos datos, consideré
posible que todas estas modificaciones provocaron un desajuste con los puntos de
avistamiento.30 Como presuntamente éstas observaciones se hacían en la cumbre de templo, tal
vez los constructores no notaron la desviación en los puntos, sino hasta que empezaron a
edificar las capillas. Por tal motivo, pienso que tuvieron que adosar la extensión del muro norte
y de este modo recorrer los adoratorios y alinearlas nuevamente con los puntos de
observación. Conforme se continuó edificando, es muy factible que los alarifes mexicas fueron
corrigiendo el error en la desviación, lo cual explicaría por qué en la Etapa IV pese a que
también se extendió un tramo de la fachada norte (IV/MF-N-1), el ancho del muro es mucho
menor al de la Etapa III, y por qué en la Etapa V no hay evidencia de una extensión similar.
29 Sprajc (2001).
30 Ver Capítulo 2 en esta tesis y Sprajc (2001).
418
Conclusiones
acuerdo con el investigador, el costo puede ser medido y expresado en unidades de tiempo como persona por día y/o persona
por hora. La elección de las unidades de medida es arbitraria y depende de los objetivos de la investigación.
34 Abrams (1994).
419
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
420
Glosario
Glosario
A hueso
Junta Seca; mampostería o pavimento carente de mortero o cementante en las juntas de las piezas, la
estabilidad del sistema se obtiene por el peso propio de los materiales en un régimen de
compresiones verticales.1
A pié de obra:
Las actividades y procedimientos ejecutados en la proximidad o sitio mismo de la edificación o
excavación.2
Ablación
Pérdida de consistencia en la base de un material depositado, tal que permite su libre flujo horizontal.
Este efecto es perceptible en la pérdida de consistencia basal en los núcleos de basamentos que
conducen a su fractura en las corazas.3
Agregados
Materiales inertes que se ligan con un mortero, barro u otra cosa para formar el concreto.4
Alarife
Constructor, maestro de obra, albañil, arquitecto.5
Albañal
Canal, alcantarillado o conducto que da salida a las aguas negras.6
Alfarda
Son los muros que contienen lateralmente una escalinata, siguiendo el desarrollo rampante de la
misma.7
Alma 1
Núcleo de un sistema constructivo.8
Alma 2
Refuerzo interno de madera de un muro, pilar o pilastra de mampostería.9
1
Villalobos (2006: 2).
2
Villalobos (2006: 3).
3
Villalobos (2006: 7).
4
Gendrop (2009: 12).
5
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
6
Gendrop (2009: 13).
7
Villalobos (2006: 50).
8
Villalobos (2006: 54).
9
Gendrop (2009: 16).
421
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Alma Aligerada
Cuando el núcleo del sistema constructivo presenta materiales que proveen masa con disminución de
peso. Inserción de materiales de bajo peso específico en la coraza o núcleo de un muro o apoyo.10
Alma Llena:
Núcleo solidificado de mampostería o material de relleno inserto en una masa de mortero.11
Alzado
Es la representación de un objeto en el plano de proyección horizontal de la montea geométrica.
Dibujo de la apariencia en corte, fachada, perfil o sección de un edificio.12
Anilla
Cada uno de los anillos que sirven para colocar colgaduras o cortinas, de manera que estas puedan
deslizarse fácilmente.13
Aparejo
Forma en que quedan colocados materiales como ladrillos, bloques y/o sillares en una
construcción.14
Aparejo cementíceo:
"Cal y canto". "calicanto". Mampostería de piedra con mortero de pasta de cal u otro cementante, la
geometría de las piezas que le conforman puede ser regular o irregular y en todos las diferentes tipos
de aparejos ciclópeos u ortogonales.15
Apisonar
Compactar mediante un pisón la tierra u otra cosa.17
Aplanado
Revoque, enlucido, estucado.18
Apoyo
Elemento constructivo que recibe las cargas o empujes de la cubierta al piso, cimentación u otro
elemento estructural. Existen varias clases de apoyos como son los continuos (muros), los
10
Villalobos (2006: 54).
11
Villalobos (2006: 54).
12
Villalobos (2006: 58).
13
Gendrop (2009: 21).
14
Gendrop (2009: 22).
15
Villalobos (2006: 74).
16
Villalobos (2006: 77).
17
Gendrop (2009: 22).
18
Gendrop (2009: 22).
422
Glosario
discontinuos (entrepaños de muro), apoyos aislados (pilar, columna, puntal, ménsula) y apoyos
aislados (contrafuerte, pilastra).19
Argamasa:
Mezcla plástica acuosa de materiales cementantes, cargas y aditivos. Su aplicación en la edificación es
en calidad de aplanados, morteros y recubrimientos arquitectónicos.20
Árido
En construcción, a las arenas que se utilizan en los morteros también se les denomina como áridos.21
Arquitrabe
Elemento horizontalmente, sobre los coronamientos o capiteles de sus apoyos; antecede al
entablamento o cornisamiento ornamental en una fachada.22
Artesa
Cajón cuadrilongo de madera, empleado en albañilería para mezclar yeso, los cuatro lados son
oblicuos y se va angostando en las sección hacia el fondo.23
Artesones
Elemento constructivo poligonal, cóncavo, moldurado y con adornos, que dispuesto en serie
constituye el artesonado.24
Artesonado:
Plafón ornamental en el intradós de una bóveda o arquería, conformado por polígonos regulares o
artesones.25Los adornos con artesones en su mayoría están fabricados tablas, viguetas o paneles de
madera o yeso. El artesonado fue utilizado por los romanos para aligerar el peso de las cubiertas, por
medio de una sucesión de cavidades rectangulares.26
Basa
Apoyo donde descansa alguna cosa o elemento. Base donde descansa una o varias columnas.27
Basamento
Base o fundamentación de una construcción que sostiene el resto.28Especie de gran zócalo, largo y
continuo que sirve de base a una construcción. En Mesoamérica designa cualquier subestructura o
plataforma, constituida generalmente por una pirámide truncada u otro elemento.29
19
Gendrop (2009: 22).
20
Villalobos (2006: 77).
21
Rodríguez (2005: 174).
22
Villalobos (2006: 103).
23
Camacho (2007: 55).
24
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
25
Villalobos (2006: 104).
26
Camacho (2007: 55).
27
Camacho (2007: 81).
28
Camacho (2007: 81).
29
Gendrop (2009: 32).
423
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Bloque
Trozo de piedra sin labrar.30
Cadena de cerramiento
Una cadena en construcción es un tipo de aparejo en sentido vertical que se coloca en las esquinas
cuya función es reforzar los muros.31
Cadena de remate
La cadena de remate refuerza la sección o inferior de un muro.
Canal
Cauce artificial, conducto de agua, caño o tubo por donde se lleva el agua para darle salida. El
conducto puede ser cerrado o abierto.32
Canto
Es la cara lateral de mayores dimensiones de un sillar o ladrillo.
Cara de junta
Es la superficie lateral de un sillar o mampuesto que queda en contacto con otros mampuestos en un
aparejo.
Cemento
Compuesto calizo, natural o artificial, cocido o pulverizado que se emplea como aglomerante en
muchas obras de fábrica.33
Cepa
Foso u hoyo por lo general grande, como los que se abren para la cimentación de un edificio.34
Cimiento
Parte de la estructura que se halla generalmente bajo tierra y sirve para sustentar el edificio y repartir
las cargas o empujes sobre el terreno.35
Concreto
Hormigón armado. Véase también Hormigón.36
30
Gendrop (2009: 33).
31
Camacho (2007: 120); Gendrop (2009: 42).
32
Camacho (2007: 111).
33
Gendrop (2009: 48).
34
Camacho (2007: 120); Gendrop (2009: 49).
35
Gendrop (2009: 53).
36
Gendrop (2009: 60).
424
Glosario
Contrafuerte
Elemento masivo vertical adosado a un muro, que sirve para fortalecerlo.37
Contrahuella
Plano vertical de un escalón o peldaño.38
Delantal
Moldura.39
Desagüe
Conducto de salida de las aguas.40
Desplante
Parte inferior de un elemento arquitectónico como muros.41
Enjarre
Acción de aplanar una pared.42
Enlucido
Revestimiento de una pared con mortero de cal, yeso u otra mezcla para dar un acabado uniforme y
terso.43
Enmaderamiento
Obra hecha de madera o cubierta con ella, como una pared, un techo, un artesonado.44
Enrase
Lecho superior de un muro u otro elemento constructivo dispuesto de forma horizontal, como base
y apoyo para asentar otro elemento.45
Entrecalle
En la arquitectura prehispánica es el ancho remetimiento que separa una moldura o dos volúmenes.46
Estructura
Distribución y orden de las partes de un edificio. También se refiere al esqueleto o parte sustentante
de un edificio que, se compone básicamente de cubierta, soporte y cimentación. En términos
generales se refiere a un edificio.47
37
Camacho (2007: 216); Gendrop (2009: 62).
38
Gendrop (2009: 62).
39
Gendrop (2009: 71).
40
Gendrop (2009: 72).
41
Gendrop (2009: 74).
42
Camacho (2007: 325).
43
Gendrop (2009: 80).
44
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
45
Gendrop (2009: 80).
46
Gendrop (2009: 81).
425
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Fábrica
Cualquier construcción o parte de ella, hecha con piedra, ladrillo o argamasa. También obra negra o
albañilería de un edificio.48
Grada
Peldaño o escalón de una escalera.49
Hormigón
Mezcla compuesta de agua, arena y grava y un aglutinante (generalmente cemento) y que al fraguar y
endurecerse, adquiere consistencia monolítica y resistencia.50
Imaginería
Se refiere a la talla o pintura de imágenes sagradas.51
Jamba
Cada una de las piezas verticales que están a los lados de un vano y sostienen un arco o dintel.
Limitan verticalmente puertas y ventanas.52
Junta
Espacio que entre las superficies de las piedras o ladrillos contiguos de una pared y que suele
rellenarse con barro o mezcla.53
Lecho
Capa más baja de materiales dispuestos en los cimientos de un edificio. Superficie inferior de una
piedra o mampuesto
Limón
Pieza que sirve de apoyo de una escalera del lado del vano.54 Véase también alfarda.
Maestra
Hilera de piedras o baldosas para señala el área a edificar.55
Maderamiento
Véase enmaderamiento.56
47
Gendrop (2009: 90).
48
Camacho (2007: 369); Gendrop (2009: 92).
49
Gendrop (2009: 102).
50
Gendrop (2009: 107).
51
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
52
Camacho (2007: 447).
53
Gendrop (2009: 117).
54
Gendrop (2009: 125).
55
Gendrop (2009: 128).
56
Véase también Diccionario Filológico Comparado de la Lengua Castellana (1916).
426
Glosario
Mampostería
Piedras que se colocan a mano de manera individual, aparejadas y unidas entre sí por un
aglomerante.57La mampostería se diferencia de los sillares ya que en ésta se usan piedras irregulares
pero trabajadas de tal forma que encajan entre sí.
Mampostería careada
Es aquella donde las piezas fueron labradas únicamente en la cara frontal o de fachada.
Mampostería concertada
Consiste en labrar las caras de junta y de paramento de los mampuestos en formas poligonales mas o
menos regulares y que pueden ser asentadas y aparejadas con mayor facilidad.
Mampostería ordinaria
Consiste en colocar piedras de diferentes tamaños aparejadas irregularmente.
Mampuesto
Piedra sin labrar que se coloca en la obra a mano.58
Mortero
Es un agregado artificial de varios componentes para uso constructivo, ya sea con una función
estructural o para unir y/o revestir otros elementos de la construcción. Los elementos integrantes de
un mortero son una mezcla de aglomerantes o cementos inorgánicos como arcillas, cal, yeso etc., que
se combinan con agua y otros componentes inorgánicos u orgánicos como aditivos para mejorar su
resistencia.59
Muro
Pared o tapia que se divide dependiendo de su posición o función dentro de la estructura.60
Muro de carga
Muro que transporta carga de una edificación o parte de ella, llevándola a otros elementos
estructurales o a los cimientos.61
Muro de contención
Está destinado a contener el empuje del material de relleno, los cuales pueden ser n talud o
verticales.62Esta clase de muros tienen como función contener los empujes horizontales.63
Núcleo
Relleno interior de un basamento artificial o macizo central de mampostería.64
57
Camacho (2007: 470).
58
Gendrop (2009: 129).
59
Rodríguez (2005: 173-174).
60
Gendrop (2009: 142).
61
Camacho (2007: 517).
62
Gendrop (2009: 142).
63
Camacho (2007: 517).
64
Gendrop (2009: 148).
427
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Pavimento
En construcción recibe el nombre de pavimento la capa superior del suelo, cuya ulterior finalidad es
rematar un piso por medio de una superficie plana, dura, decorativa, de manera que no sólo pueda
andarse con comodidad por encima, sino que sea resistente al desgaste.65
Pedraplen
Dique de relleno de piedras lanzadas a granel.66
Piedras perimetrales
Son las que se apoyan directamente sobre el suelo bruto y señalan el arranque de una construcción en
su perímetro exterior.67
Piedra angular
La que en los edificios hace esquina juntando y sosteniendo dos paredes.68
Piedra guía
Pieza del cimiento a partir del cual desplanta una construcción.69
Pilar
El pilar es un “elemento estructural vertical de sección cuadrada, circular o poligonal cuya función es
recibir las cargas verticales y trasmitirlas a los cimientos”. La diferencia entre la pilastra y el pilar es
que este último es un elemento sustentante aislado.70
Pilastra
Soporte estructural de sección cuadrada o poligonal adosado a un muro.71
Pilote
Poste o barra de metal, madera o concreto, que se hinca en los terrenos para trasmitir las cargas a
capas inferiores más resistentes.72
Pilotaje
Conjunto de los pilotes de cimentación.73
Piso
Superficie horizontal natural o artificial de las habitaciones, calles o caminos. También planta o nivel
de vivienda.74
65
Enciclopedia de Arquitectura Plazola (2001).
66
Camacho (2007: 568).
67
Gendrop (2009: 158).
68
Gendrop (2009: 159).
69
Gendrop (2009: 159).
70
Camacho (2007: 577).
71
Camacho (2007: 578).
72
Camacho (2007: 580).
73
Gendrop (2009: 160).
428
Glosario
Plataforma
Superficie elevada, plana y lisa, usualmente desgajada en todo su exterior , que constituye la cara
superior del terraplén, ya sea que permanezca descubierta o sirva de terraplenado elevado sobre el
cual se desplantan una o varias construcciones.75
Puzolana
Son productos naturales de origen volcánico. Reducidas a polvo y mezcladas con cal (apagada)
adquieren propiedades hidráulicas o sea que se endurecen con el agua.76
Relleno
Acción y efecto de rellenar. Puede ser de tierra, arena, cascajo etc.77
Revestimiento
Cubierta de un material diferente que el de la base.78
Revocar
Enlucir o pintar las paredes exteriores de un edificio.79
Ripio
Es el cascajo o los fragmentos que sobran en una construcción y que se utilizan para rellenar huecos
o hendiduras.80
Sillar
Piedras labradas bien escuadradas en todas sus caras.
Sillarejo
Sillar pequeño toscamente labrado y cuyas biseles no están completamente a escuadra.
Sillería
Conjunto de sillares tallados y asentados en hileras.
Sobrado o sobradillo
Desván. Guardapolvo de un balcón. También tejadillo que se coloca sobre los balcones para
protegerlos de las lluvias.81
Sobrelecho
Cara superior de un sillar o mampuesto sobre el que se asienta otro.
74
Gendrop (2007: 584).
75
Gendrop (2009: 161).
76
Margain (1966: 180).
77
Gendrop (2009: 178).
78
Camacho (2007: 637).
79
Gendrop (2009: 180).
80
Camacho 2007: 638).
81
Camacho 2007: 687).
429
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Soga
Es la dimensión mayor de un ladrillo o sillar. En la construcción de muros es disponer la sección de
mayores dimensiones de un sillar en posición horizontal en un aparejo.82
Solar 1
Terreno donde se ha edificado o que se destina para una edificación.83
Solar 2
Revestir el suelo con ladrillos, losas u otro material.84
Solera
Es el madero colocado horizontalmente sobre el que descansan otros maderos horizontalmente,
inclinados o verticalmente.85
Subestructura
En arquitectura y arqueología es común el uso del vocablo subestructura, el cual describe a una
construcción anterior al edificio más superficial e indica el uso de un espacio definido previamente
cuya forma y función original pudo o no haber sido modificada.
Sobreposición
Entendemos los términos sobreposición o superposición como el incremento en las dimensiones de
una determinada estructura, construida encima de otra envolviendo al edificio anterior el cual, pudo
conservarse completo o haber sido destruido parcialmente.
Tabla
Es la cara o lado mayor de un sillar o ladrillo.
Tablazón
Agregado de Tablas.86Sinónimo de andamiaje, entramado y armazón.
Tejamanil
Tajamanil o tejamanil es una tira delgada, que colocada de un modo en que un extremo quede debajo
de otra tira suple la función de un teja para hacer techos de madera.87
Terrado
Sistema constructivo de cerramiento, que consiste en colocar sobre la viguería una cama de varas,
tablas o tejamanil, encima de ésta una capa de tierra y cal, y un recubrimiento superior de ladrillo o
simplemente de cal, ya sea para formar piso o azotea según el caso.88Cubierta plana y transitable de
82
Camacho (2007: 689).
83
Gendrop (2009: 188).
84
Gendrop (2009: 188).
85
Camacho (2007: 689); Gendrop (2009: 188).
86
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001). Véase también Gendrop (2009: 192).
87
Gendrop (2009: 192).
88
Gendrop (2009: 198).
430
Glosario
Testa
Es la cara o lado de menor dimensión de un ladrillo o sillar.
Tirante
Viga de madera horizontal inferior de una cubierta, que corre en sentido transversal, uniendo los
pares a la altura de la solera; trabaja a tracción y contrarresta los empujes.90
Tizón
Es la dimensión menor de un ladrillo o sillar. En un aparejo es cuando se coloca un ladrillo o un sillar
con su dimensión menor en sentido horizontal en un paramento.91
Tlalmo moztli
Altar de tierra o humilladero.92
Tlapantli
Azotea o terrado.93
Trasdós
Es la cara posterior del muro que está en contacto con el núcleo o material contenido
Viga
Elemento constructivo que soporta cargas y las trasmite a puntos definidos salvando un claro.94
Viga maestra
Es la que va de un apoyo a otro y sostiene varias vigas secundarias o cuerpos constructivos
superiores.95
Volumen
Espacio ocupado por un cuerpo. Corpulencia de una cosa.97
89
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
90
Camacho (2007: 729).
91
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
92
Molina (1571: 124).
93
Molina (1571: 124).
94
Camacho (2007: 793).
95
Camacho (2007: 793).
96
Camacho (2007: 793).
97
Gendrop (2009: 219).
431
El Templo Mayor de Tenochtitlan: sistemas, materiales y técnicas constructivas
Zapata
Zarpa o grueso que se le da a los cimientos por ambos lados, con relación a la pared que estos
sostienen.98
Zaquizamí
Desván o sobrado comúnmente a teja vana.99 También, enmaderamiento de un techo.100
Zarpa
Parte que excede en un cimiento fuera del desplante del muro.101
Zócalo
Base o pedestal que se ubica en la parte inferior de una edificación u obra para elevar los elementos
constructivos a un mismo nivel.102
98
Gendrop (2009: 224).
99
Camacho (2007: 807).
100
Diccionario de la Real Academia de la Lengua (2001).
101
Camacho (2007: 807).
102
Camacho (2007: 807).
432
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ANEXO
DIBUJOS DE DETALLE DE MATERIALES Y TÉCNICA CONSTRUCTIVA
468
ETAPA II
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
W E
T E M P L O M A Y O R
E T A P A I I
Indica nivel
I
I
Mortero grupo I
A
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
P
Toba
A
T
E
1 cm 5 cm
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
20 cm 1m
Plano:
Apoyo corrido y basa, adoratorio sur
FACHADA NW, ETAPAII
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
W E
2.78 1.62
Indica nivel
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
2.07
0.71
Ricardo A. Carrasco
1 cm 5 cm
20 cm 1m
Plano:
Basa adosada y apoyo corrido
ADORATORIO SUR, ETAPAII
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
Indica nivel
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Ricardo A. Carrasco
1 cm 5 cm Plano:
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
S N
E T A P A I I
3.05
Indica nivel
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
2.20 Toba
2.60
Ricardo A. Carrasco
0.52
Plano:
20 cm 1m
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
N SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
Indica nivel
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Ricardo A. Carrasco
Plano:
Cuerpos y adoratorios
FACHADA ESTE, ETAPAII
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-05
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
W E
E T A P A I I
Indica nivel
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
I
dolmit 0.006
Toba
A
P
A
T
E
Ricardo A. Carrasco
Plano:
Esquina NW, cuerpos y adoratorios
ETAPAII
20 cm 1m
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-06
ETAPA III
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
S N
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Dibujó:
1 cm 5 cm
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
20 cm 1m
Plano:
Desagüe lado sur
FACHADA ESTE ETAPAIII
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
S N
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Dibujó:
Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Esquina Noreste, cuerpo II
ETAPA III Y III-MF-N-1
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
W E
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
CUERPO III
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Dibujó:
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
CUERPO I
Plano:
Esquina Suroreste, cuerpo I, II, III
1 cm 4 cm ETAPA III
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
N S
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Cadenas complejas de
Mortero grupo II
cerramientos
dolmit 0.006
CUERPO II
Toba
Basalto vitrofídico
Dibujó:
Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Esquina Suroreste, cuerpo II
ETAPA III LADO SUR
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
ETAPA IV
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
E W UBICACIÓN
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Cadenas de cerramiento
Mortero grupo II
de la alfarda Laja (andesita de piroxenos)
dolmit 0.006
Toba
Basalto vitrofídico
Lajas horizontales
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
N S
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
1 cm 4 cm
50 cm 2m
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Alfardas centrales y escalinata
ETAPA IV/M Esc-W-2
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Basalto vitrofídico
1 cm 5 cm
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
20 cm 1m Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Isométrico esquina Noroeste
PLATAFORMA IV/MP1-W/3
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
169
S N
ETAPA IV IV/MF-N-1
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
CUERPO 1
Toba
Basalto vitrofídico
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
1 cm 5 cm Miguel A. Gómez
Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Esquina Noroeste, Cuerpo 1
ETAPA IV y IV/MF-N-1
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
N S
SIMBOLOGÍA
Piso de la plataforma Indica cota a paño
Línea de nivel
Indica orientación
desmontada
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Plantilla de lajas
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Nivel del piso Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Esquina Noroeste, Fachada Norte
ETAPA IV, MOMENTO IV/NP1-W-3
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
ETAPA V
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Tezontle Rojo
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledano
Miguel A. Gómez
1 cm 4 cm
50 cm 2m
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Esquina Noroeste, Fachada Norte
ETAPA IV, MOMENTO IV/NP1-W-3
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
W E
169
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Tezontle Rojo
Dibujó:
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-01
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
W E
Mortero grupo II
Toba
Tezontle Rojo
30 cm 1.5 m
Dibujó:
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Detalle aparejo de sillarejo
FACHADA SUR,ETAPA V/MPI-1
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-02
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
N S
SECCIÓN MURO
0.18
ETAPA V/MPL-3
SIMBOLOGÍA
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
ETAPA V MPL-2
Toba
Basalto vitrofídico
Tezontle Rojo
1.66
MURO W
MPL-1
Dibujó:
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
1 cm 5 cm Plano:
Muro adosado
ETAPA V/MPI-1 y V/MPI-2
20 cm 1m
Escala: Clave de Plano:
1:30
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-03
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
W E
cubrir unión
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Etapa V-MPL-2
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Tezontle Rojo
Restos nivel
de piso P6
Alfarda de Etapa
V/MPL-1
Dibujó:
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
1 cm 5 cm
Plano:
Alfardas vista norte
20 cm 1m ETAPA V/MPL-1 y V/MPL-2
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-04
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
169
Alfarda
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
V/MPL-1
Etapa
Toba
Etapa V/MPL-2
Basalto vitrofídico
Muro SW
Vitrófido basáltico de piroxenos
Tezontle Rojo
Piso P3
V/MPL-1
Etapa
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledan
Miguel A. Gómez
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Detalle en isométrico plataforma
1 cm 4 cm
VISTA SW, ETAPA V/MPL-1 y V/MPL-2
25 cm 1m
Escala: Clave de Plano:
1:25
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-05
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
Línea de nivel
Indica orientación
Técnica de entortado
Indica linea de tierrra
con piedra
Mortero grupo I
Andesita de lamprobolita
Mortero grupo II
Toba
Tezontle Rojo
Puzolana
Técnica de entortado
con piedra
Dibujó:
Osiris Quezada Ramírez
Ricardo A. Carrasco
Joselyn V. Toledan
1 cm 5 cm Miguel A. Gómez
Digitalizó:
20 cm 1m Cecilia Sánchez Zarate
Plano:
Nivel del piso de la plaza P4/P5 Detalle técnica de entortado piso
de plaza Sureste
ETAPA V, MPL-W-2, V/MPL-3 Y 4
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-06
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS DE
T E M P L O M A Y O R
UBICACIÓN
Momento V/MPl-4
SIMBOLOGÍA
Línea de nivel
Indica orientación
Indica linea de tierrra
Mortero grupo I
Mortero grupo II
Toba
Basalto vitrofídico
Tezontle Rojo
Puzolana
Etapa V
Dibujó:
1 cm 5 cm
Osiris Quezada Ramírez
40 cm 2m Ricardo A. Carrasco
Miguel A. Gómez
Digitalizó:
Cecilia Sánchez Zarate
Plano: Detalle,
Niveles de plataformas Etapa V,
piso y corte de V/MPl-1,
etapas
V/MPl-3 y V/MPl-4
contructivas
FachadaETAPAS
LADO NORTE, norte V, VI Y VII
Cotas:
Fecha:
METROS
JULIO 2012
DT-07