Transporte - Calleja Primer y Segundo Parcial
Transporte - Calleja Primer y Segundo Parcial
Transporte - Calleja Primer y Segundo Parcial
Transporte combinado
Cuando se emplean dos o más modos de transporte distintos (diversidad modal) y son independientes cada uno de
ellos en cuanto su instrumentación jurídica (diversidad de contratación).
Transporte multimodal
Se trata de un transporte combinado en cuanto los distintos modos y vehículos utilizados pero considerado como
una sola operación jurídica continuada. Este transporte requerirá de:
- dos o más modos de transporte;
- un solo documento de transporte por la totalidad de la operación;
- un único precio y
- un único sujeto que asuma la responsabilidad por todo el transporte.
Código Comercial derogado. En el CCyC cambió el concepto de comerciante por persona privada y acto de comercia
por actividad económica organizada.
Transitarios, Freight Forwarder, agentes de carga, non vessel operator common carrier (NVOCC)
Según Chami se trata de sujetos de no muy claros contornos que pueden dar a equívocos, por lo cual resulta útil
compararlos con el concepto de operador de transporte multimodal.
Se ha dicho que el forwarder está enlazado con el transportador, el agente de tierra y el corredor marítimo y su perfil
depende de un cuidadoso análisis de los hechos de acuerdo con las circunstancias de cada caso; si asume la función
de transportador es, entonces, responsable del transporte, y se lo ha considerado transportista contractual, aunque
no sea el transportador efectivo o de hecho.
La figura del “transitario” se encuentra desarrollada en el derecho español, cuya legislación lo menciona como
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- Manual de Derecho de la Navegación. Diego Esteban Chami. Ed. AbeledoPerrot. 2010
Caracteres
Unicidad conceptual
Esta disciplina jurídica goza de una unicidad conceptual, sin embargo, no podemos eludir la cuestión vinculada a las
autonomías de otras ramas jurídicas como las del derecho de la navegación por agua y del derecho aeronáutico, en
particular.
¿El contenido específico del derecho marítimo actual basta para conferirle autonomía? Su respuesta es afirmativa,
sin embargo el hecho técnico, el elemento experimental, determina la especialidad del derecho y constituye la
justificación común y el vínculo intimo que unen en un conjunto orgánico todas las instituciones especiales y todo
cuanto se desvíe de las normas del derecho común.
El hecho técnico del desplazamiento de un ente de un punto a otro en el espacio, determina la especialidad de la
disciplina jurídica que hemos adoptado como objeto de estudio.
Pero ello no implica que se declare la autonomía científica del derecho del transporte, en razón de que reconocemos
a las otras disciplinas declaradas autónomas al ser depositarias de principios propios que informan a sus sistemas y a
los cuales el juez debe recurrir por ser más razonables y justos que los del derecho común.
El transporte ha adquirido una innegable y manifiesta identidad didáctica y se ha transformado en una especialidad
dentro del ejercicio de la profesión.
No encontramos incompatibilidad alguna en la aplicación o tratamiento único de sus aspectos sustanciales y en la
aplicación de los sistemas especiales autónomos cuando sus principios se erijan como más razonables y justos en el
caso particular.
Dinamismo
Este carácter refiere a la capacidad de adaptación que esta disciplina tiene a los fines de dar rápida respuesta a las
necesidades humanas que requieren del hecho técnico del transporte. El dinamismo alude a que la normativa del
derecho del transporte se encuentra en permanente evolución.
Internacionalidad
Esta característica se funda en que el transporte –en cuanto a que se desarrolle entre un punto de origen situado en
un Estado y en un punto de destino ubicado en otro; entre dos puntos de un mismo Estado pero con puntos
intermedios que se encuentren en otro país- determina que los ordenamientos jurídicos nacionales o locales sean
incapaces, por si solos, de resolver sus eventuales conflictos que pudieran suscitarse en la celebración,
instrumentación, interpretación o ejecución de los transportes internacionales. Esta dificultad ha persuadido a los
Estados a suscribir un gran número de convenios y acuerdos, tendientes a lograr la unificación necesaria.
Integralidad
El derecho de transporte contiene tanto principios y normas de derecho privado como de derecho público; de
derecho nacional y de derecho internacional. En los transportes que, además constituyen un servicio público, la
intervención estatal resulta evidente.
El factor seguridad de la vida humana amenazada potencialmente en cada transporte de personas o de sustancias
peligrosas o por la eventualidad de que los vehículos sean productores de daños a terceros ajenos al transporte, el
interés del Estado por su comercio exterior y su actividad de fomento, etc., impregnan al derecho del transporte y a
sus instituciones de elementos privatístiscos y publicísticos que se exhiben entremezclados.
Reglamentarismo
El reglamentarismo se presenta sensiblemente acentuado por la complejidad de los sistemas de transporte que
exigen de una reglamentación voluminosa. Piénsese lo atinente al transporte urbano de pasajeros y advertiremos
que la reglamentación es la que posibilita su efectiva realización. Es el reglamento el que actualiza la actividad,
dejando en las leyes de fondo los aspectos sustantivos que involucran a cada modo de transporte.
Politicidad
Toda la materia relacionada con el transporte constituye, o debe constituir una cuestión de Estado. En efecto, siendo
el transporte, en el sentido económico, una herramienta indispensable en la circulación de bienes y servicios, resulta
un elemento esencial en la cadena de abastecimiento y distribución de aquellos.
4. Fuentes del derecho del Transporte: La Ley (derecho nacional, convenciones y estatutos
internacionales); la costumbre; la jurisprudencia; la doctrina.
Las fuentes formales se caracterizan por provenir de agentes externos al intérprete y son hechos sociales imperativos
con suficiente entidad para dirigir su juicio. Son tales la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina. Por otro
lado, las fuentes materiales resultan de la libre actividad científica de los jueces, los cuales, una vez agotadas las
fuentes formales, deben encontrar la regla adecuada al caso traído a su conocimiento.
Fuentes formales: Ley y costumbre.
Fuentes Materiales: Jurisprudencia y doctrina.
La Ley
Derecho nacional.
En primer lugar reconocemos como fuente normativa a la Constitución Nacional, la cual garantiza como derechos
inalienables:
- Navegar, comerciar y transitar (art. 14);
- Declara la libre navegación de los ríos interiores para todas las banderas y con sujeción a los reglamentos que
dicte el gobierno nacional (art. 26);
- Delega en el gobierno nacional el dictado del Código de Comercio, la reglamentación de la libre navegación de los
ríos interiores, la habilitación de puertos y la creación o supresión de aduanas (art. 75);
- Establece la competencia de los tribunales federales para las cuestiones de almirantazgo y jurisdicción marítima
(art. 116);
- Por delegación de las provincias, reserva al gobierno central el dictado de leyes sobre comercio o navegación
interior o exterior (art. 126); etcétera.
El art. 11 de la ley fundamental establece que “los artículos de producción o fabricación nacional o extranjera, así
como los ganados de toda especie, que pasen por territorio de una provincia a otra, serán libres de los derechos
llamados de tránsito, siéndolo también los carruajes, buques o bestias en que se transporten; y ningún otro derecho
podrá imponérseles en adelante, cualquiera que sea su denominación, por el hecho de transitar el territorio”. Por
supuesto, estos derechos deberán ser ejercidos “conforme las leyes que reglamenten su ejercicio” (art. 14).
Del texto constitucional reformado en 1994, surgen como fuente de jerarquía superior a las leyes de la Nación, los
tratados concluidos con las otras naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa
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Sede (art. 75, inc. 22).
Cabe enumerar algunas disposiciones legales relacionadas con la navegación, anteriores a la Constitución de 1853, y
a las que le atribuimos significativa trascendencia; a saber: entre 1813 y 1816, se dictaron normas relacionadas:
Con el cabotaje;
Diversos tratados interprovinciales establecían la libre navegación de los ríos interiores;
El tratado celebrado con Gran Bretaña en 1825 garantizaba el libre ingreso de buques y carga a puertos de ambos
países;
Los tratados suscriptos por la Confederación en tiempos de Rosas y que pusieron término a los conflictos con Gran
Bretaña y Francia (Arana – Southern y Arana – Lepredour respectivamente) determinaron el reconocimiento del
río Paraná como interior de la Confederación y del río Uruguay como común a ésta y a la República Oriental del
Uruguay.
Transporte terrestre
El Código de Comercio ha regulado el transporte terrestre, principalmente el de cosas, su estructura está basada en
un transporte donde los vehículos principales eran las carretas y el ferrocarril. Consecuentemente, sus normas
debieron ser complementadas con otras leyes como la ley 2873 de Ferrocarriles, la 12.346 de Transporte Automotor
juntamente con su dec. Regl. 27.911/39. Lo referido tanto al transporte terrestre de maneras inflamables, explosivas,
corrosivas o peligrosas, como al de aquellas consideradas especiales por su volumen o peso, fue regulado en la ley
13.893.
Entre la normativa nacional aplicable al servicio público de transporte de pasajeros destacamos la Ley de Tránsito
24.449 y su modificatoria 26.363, que regula el uso de la vía pública, siendo de aplicación a la circulación de
personas, animales y vehículos terrestres en la vía pública, y a las actividades vinculadas con el transporte, los
vehículos, las personas, las concesiones viales, la estructura vial y el medio ambiente, en cuanto fueren con causa del
tránsito. Esta ley nacional reconoce como ámbito de aplicación a la jurisdicción federal, pudiendo adherir a la ley los
gobiernos provinciales y municipales (art. 1°).
Los ferrocarriles han sido expresamente excluidos en este plexo normativo.
El dec. 656/94 fija el marco regulatorio del autotransporte público de pasajeros de carácter urbano y suburbano de
jurisdicción nacional, estableciendo el plexo normativo para el otorgamiento de los permisos de explotación.
El dec. 958/92 había hecho lo propio respecto del autotransporte interurbano de pasajeros.
En lo que respecta al transporte internacional de pasajeros, por resol. 263/90 de la Subsecretaría de Transporte, se
puso en vigencia el Convenio de Transporte Terrestre Internacional de los Países del Cono Sur, conforme los
mecanismos del Tratado de Montevideo de 1989; y por resol. 202/92 de la Secretaría de Transporte, se aprueban las
normas para la explotación del servicio de transporte automotor de pasajeros por carretera de carácter
internacional.
El transporte terrestre de cargas se encuentra regulado en la ley 24.653 que fija las normas para la administración del
sistema de transporte de cargas por automotor. En el dec. 105/98 están establecidas las políticas del transporte de
Transporte aéreo
Está plasmado en el Código Aeronáutico de 1967 (ley 17.285).
Regula los siguientes aspectos:
Los principios de la circulación aérea;
La infraestructura referida a la regulación de los aeródromos y a las limitaciones al dominio a través de la
delimitación de la superficie de despeje de obstáculos y obligación de señalizar estos últimos;
Las aeronaves;
La aeronáutica comercial;
La responsabilidad;
Los seguros.
El transporte aéreo comercial fue reglamentado por el dec. 326/82 del 10 de noviembre de 1982.
Transporte multimodal
También denominado “intermodal”, se tipifica cuando el cargador contrata el transporte con un operador de
transporte multimodal (OTM), siendo éste quien asume por cuenta y riesgo propios el transporte de la totalidad de la
cadena que vincula a los distintos modos y a la entrega en destino de la mercadería o carga al consignatario.
Caracteriza esta modalidad, además, la emisión de un solo documento de transporte entre el cargador y el OTM. En
nuestro derecho, el transporte multimodal se encuentra regulado en la ley 24.921.
Transporte terrestre
En el marco del Mercosur, se han logrado acuerdos parciales, siendo los más trascendentes el Acuerdo sobre
Transporte Internacional Terrestre de Montevideo de 1990 y el Acuerdo sobre Transporte de Mercancías Peligrosas
de 1994.
Transporte aéreo
La principal normativa internacional del derecho del transporte, en materia aeronáutica, es la Convención de
Varsovia de 1929 y su modificatoria de La Haya de 1955. El sistema de responsabilidad del transportista aéreo allí
establecido es el que sigue nuestro Código Aeronáutico.
Transporte multimodal
Se reconoce como fuente legislativa internacional en este tema al Convenio de las Naciones Unidas Sobre Transporte
Multimodal Internacional de Mercaderías (Convenio de Ginebra de 1980); y al Acuerdo de Transporte Multimodal del
Mercosur del año 1994.
Transporte espacial
“Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración y utilización del
espacio extraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes” de 1967.
“Acuerdo sobre el salvamento y devolución de astronautas y la restitución de objetos lanzados al espacio
ultraterrestre” de 1968;
“Acuerdo que debe regir las actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes” de 1969;
“Convenio sobre la responsabilidad internacional por daños causados por objetos espaciales” de 1972;
“Convenio sobre el Registro de objetos lanzados al espacio ultraterrestre” de 1975;
“Acuerdo que debe regir las actividades de los Estados en la Luna y otros cuerpos celestes” de 1979.
La costumbre (Apunte del Dr. Martin Calleja sobre la costumbre como fuente del derecho):
1) Importancia: La costumbre es considerada una de las fuentes formales del derecho. En tal carácter, ha jugado un
papel trascendente en el desarrollo y evolución del derecho.
Hacemos esta afirmación convencidos de que la costumbre no sólo ha sido el primer modo de expresión del derecho,
sino que lo fue en exclusividad. Por lo tanto, y en su condición de fuente primara, la costumbre es la manifestación
espontánea del sentimiento jurídico popular.
El carácter espontáneo que tipifica a la costumbre como expresión del derecho, se contrapone a la forma reflexiva y
consciente que distingue a la ley. Así, se advierte que la costumbre nace y actúa a la par de la ley.
El derecho consuetudinario resultó, en gran medida, sustituido por el derecho escrito, principalmente a partir de la
codificación; no obstante lo cual, ha conservado su valor como fuente formal del derecho ya sea de rango superlativo
como en el derecho mercantil (donde van surgiendo nuevas situaciones y negocios jurídicos que imponen nuevos
comportamientos humanos que, en algún momento, serán receptados por la legislación positiva); ya sea como de
reconocimiento más mezquino en el campo del derecho civil. Lógicamente, cuando ante la ausencia de regulación
escrita sobre alguna determinada actividad, los interesados se manifiesten constantemente respecto de ella,
mediante una conducta regular y uniforme, estaremos en presencia de la costumbre.
Jurisprudencia
Resulta de la fuerza de convicción que emana de las decisiones judiciales concordantes sobre un mismo punto. Es la
valoración de los precedentes.
Al carácter estático de la norma positiva, se suma la función dinámica de quien la interpreta, adecua o integra al caso
La doctrina
En la fuente inspiradora de las otras en razón de que la forma está dada por la opinión de los más calificados autores
de la materia. No es una fuente con fuerza creadora del derecho sino informativa. No es una fuente con fuerza
creadora del derecho en forma directa; su función consiste en “informar” a las leyes que se dicten, a las
convenciones internacionales que se suscriban y a los fallos judiciales que se pronuncien.
La importancia de la doctrina deviene manifiesta ya que se ocupa de proponer y criticar soluciones y conceptos,
provocando la permanente evolución del derecho.
Concepto
Según Chami el derecho de la navegación es el conjunto de normas que regulan los hechos, instituciones y relaciones
jurídicas derivadas del ejercicio de la navegación por agua o que son modificadas por ésta.
Se integra por un conjunto de normas de naturaleza constitucional, legal, reglamentaria y conseutudinaria.
Caracteres
Según Chami los caracteres son:
Reglamentarismo: La navegación es un hecho técnico complejo que desarrolla un buque en un medio riesgoso
por el cual se pone en juego de la seguridad de la expedición y consecuentemente la de la vida humana. Por ello,
se ha dicho que es conveniente que las leyes de materia sólo contengan los preceptos básicos orientadores de la
disciplina, y que disposiciones reglamentarias regulen su efectivización. De esta forma, el nacimiento, la vida y la
muerte del buque se encuentran controlados por el Estado en un conjunto de normas de naturaleza
reglamentaria, vinculadas con la construcción, las condiciones de navegabilidad, las inspecciones y las
certificaciones, entre otros aspectos.
Integralidad: Por integralidad se entiende que el derecho de la navegación se integra por normas tanto internas
como internacionales de derecho público como de derecho privado, aun cuando esta última división pudiera
considerarse superada.
El buque al trasladarse pone en contacto el ordenamiento jurídico de diversos países y genera conflictos de leyes.
Para superarlos, se firmaron un sinnúmero de convenios internaciones que dan esta nota de “integralidad” a la
materia, que de esta forma contiene normas tanto de carácter interno como de carácter internacional.
A su vez, el derecho de la navegación comprende tanto normas de derecho público como de derecho privado. Los
riesgos de la navegación, la consecuente necesidad de afianzar la seguridad para preservar la vida humana en el
mar, por un lado, y la conservación del medio ambiente, por el otro, imponen la necesidad de recurrir a normas
de neto carácter público. El comercio por agua, por otra parte, se nutre de normas de eminente carácter privado.
Internacionalismo: El buque pone en contacto a más de un ordenamiento jurídico nacional. Esto genera que, ante
un caso dado, se planteen tanto conflictos de leyes como de competencia. Además, tales conflictos requieren
sistemas de solución de conflictos de leyes justamente para determinar la norma aplicable como el tribunal
competente. Este contacto interjurisdiccional y la necesidad de sistemas de solución constituyen una nota
sobresaliente que es el internacionalismo.
Dinamismo: El derecho de la navegación dio respuesta a los distintos nuevos hechos1 que carecían de regulación
jurídica previa, lo que revela el dinamismo de la materia en lo que constituye la adaptación jurídica al hecho
técnico.
1
Tales como la incorporación del contenedor, que provocó grandes cambios en la infraestructura del transporte que se adoptó a
éste.
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Politicidad: Podemos pensar en la politicidad desde dos puntos de vista. Por un lado, nuestra materia es una rama
del derecho cuyas soluciones tienen una acentuada influencia política. Pero, además de ello, se regula una
actividad que requiere una determinada política para su desarrollo. En el segundo sentido podemos afirmar que
la política naviera en Argentina es oscilante, Por muchas décadas se caracterizó por una marcada intervención del
Estado.
- Autonomía:
Según Chami Simone distingue el particularismo de la autonomía, precisando que denota la existencia de
caracteres propios de una materia, más o menos constantes, distintos a los de otras ramas del derecho, mientras
que la autonomía se dirige a conformar la plenitud del sistema normativo de la disciplina.
Simone destaca que, de la etimología de la palabra de autonomía, que proviene del griego autos, propio, uno
mismo, por sí mismo, y nomos, ley, se desprende que autonomía equivale a gobernarse por la propia ley.
La autonomía es la característica más sobresaliente del derecho de la navegación, pudiendo ser dividida en
autonomía científica, legislativa, jurisdiccional y didáctica.
Respecto de la autonomía científica, la doctrina se ha dividido respecto del alcance de esta característica:
Jean Marie Pardessus sostuvo al derecho de la navegación como original e inmutable en el tiempo y en el espacio.
El avance técnico que se desarrolló a partir a partir de la maquina a vapor y los cascos de acero impactó en el
derecho marítimo y superó la inmutabilidad en el tiempo que predicaba Pardessus. Sin embargo, Georges Ripert
dio nuevos argumentos para robustecer la autonomía al considerar que se trata del derecho de todas las
relaciones jurídicas, en las cuales el mar es el teatro y el comercio marítimo, su objeto y lo subdivide en el
derecho internacional público marítimo, derecho marítimo administrativo, derecho comercial marítimo y derecho
internacional privado marítimo.
La tesis contraria fue expuesta por Julien Bonnecase, para quien, el particularismo era relativo porque reflejaba la
aplicación del derecho privado, civil y comercial, a la actividad marítima.
Diez Mieres, por otro lado, afirma que la autonomía tiene distintos sentidos que concierne a su independencia, a
su forma somática, a su particularismo y a su fuero especial. Afirma que es independiente porque es una rama
que no se encuentra subordinada a un derecho principal, que no forma parte del derecho público ni del privado
porque cuenta con instituciones tanto públicas como privadas. Según este autor, el particularismo acentúa la
singularidad de sus instituciones desde el punto de vista económico –como el armamento, la copropiedad naval,
el seguro y el préstamo a la gruesa, nacidos en el ambiente marítimo- como desde el punto de vista jurídico – la
fortuna del mar, la responsabilidad del armador, las atribuciones del funcionario público del capitán, el
fletamento, las ventas marítimas, el registro y la propiedad marítima- y social – la obligación de asistencia, la
avería gruesa-. La autonomía en su forma somática se revela, según Diez Mieres, no únicamente por existir una
codificación de sus instituciones sino por el divorcio entre las leyes marítimas y las terrestres, como lo demostraba
cuando escribía la existencia de un libro propio con sus instituciones en el Código de Comercio.
Ray afirma que en derecho se puede hablar de autonomía científica, rama especifica o especialidad, según el
Sujetos
Propietario
Propietario de un buque es la persona que figura como titular del dominio.
Según Chami la Ley de la Navegación regula la propiedad naval en las secciones 1° “Del contrato de construcción del
buque y del artefacto naval” (arts. 148 a 153) y 2° “De la propiedad del buque y del artefacto naval” (art. 154 a 163),
del capítulo I “Propiedad y armamento del buque”, título III “Del ejercicio de la navegación y del comercio por agua”.
Además, la sección 3° regula la copropiedad naval.
Se ha dicho que la propiedad naval responde, no pudiendo ser de otra manera, a los principios civilistas pero
presenta características impuestas por el interés público en la actividad navegatoria que imponen ciertas limitaciones
al dominio pleno. Inicialmente, no todas las personas pueden ser titulares de dominio de un buque o artefacto naval.
Por el contrario, se exige un vínculo, aun mínimo, entre quien pretende registrar un buque y su país de registro. Así,
para inscribir un buque o artefacto naval en la matrícula, las personas físicas deben acreditar domicilio en el país,
mientras que las personas jurídicas deben estar constituidas conforme las leyes del país o, en caso de haberse
constituido en el extranjero, deben tener sucursal, asiento o representación permanente en la Nación (art. 52, inc. b
y c).
Además, la inscripción o eliminación de un buque de la matrícula nacional sólo será autorizada bajo condición de que
no afecte intereses públicos (art. 56).
Copropiedad Naval
Las normas sobre copropiedad naval responden a necesidades propias de la navegación, como el conflicto que se
puede suscitar en caso de que el buque requiera reparaciones y medie oposición de algún condómino. Sin embargo,
estamos frente a una institución anacrónica que no suele presentarse sino en casos excepcionales. La importancia y
el valor de los buques impone que los titulares de su dominio y quienes asuman su explotación adquieran formas
societarias definidas.
Normas aplicables
La sección 3° “De la copropiedad naval”, del capítulo I “propiedad y armamento del buque”, del título III “Del ejercicio
de la navegación por agua” regula el tema del subtítulo (arts. 164 a 169).
El art. 164 establece que la copropiedad naval, tanto del buque como del artefacto naval, se rige por las normas del
condominio en cuanto no sea modificada por la sección 3°.
Decisiones de la mayoría
Reparaciones
Decisión de la mayoría
Si la mayoría resuelve repara el buque por considerarlo necesario, la minoría debe respetar esa decisión (art. 166,
párr. 1). Sin embargo, en tal caso, la minoría tiene el derecho de vender su parte a los demás copropietarios al precio
que se fije judicialmente o a solicitar la venta en subasta pública (art. 166).
Derechos de la minoría
En caso de que sea la minoría la que considere que el buque necesita ser reparado, mediando oposición de la
mayoría, la primera puede pedir una pericia judicial para que determina si las reparaciones son necesarias o no (Art.
167, párr. 1°). Si como resultado de la pericia surge que la reparación es necesaria, todos los copropietarios deben
contribuir a dichas reparaciones (art. 167, último párrafo).
Opción de compra
De acuerdo con lo dispuesto por el art. 168, en caso de que un copropietario decida vender su parte a un tercero, los
demás condóminos tienen derecho a adquirir dicha parte. Para ello, el condómino vendedor debe informar a los
demás para que manifiesten su voluntad dentro del tercer día de notificado. Para adquirir la parte, podrán consignar
judicial o extrajudicialmente el precio ofrecido por el tercero. En caso de silencio e inacción, el vendedor puede
disponer libremente de su parte.
Armador
Según Chami el armador es el centro de imputación de la responsabilidad marítima. El art. 170 de la Ley de la
Navegación lo define como “…quien utiliza un buque, del cual tiene la disponibilidad en 1 o más viajes o expediciones,
bajo la dirección y el gobierno de un capitán por él designado, en forma expresa o tácita. Cuando realice actos de
comercio debe reunir las calidades requeridas para ser comerciante…”.
La referencia a la disponibilidad, según Chami es equivoca cuando no incorrecta, porque el armador no tiene la
disponibilidad jurídica del buque, dado que en su condición de tal, el armador no lo puede vender ni gravas. El
artículo se estaría refiriendo a la disponibilidad física del buque, pero pareciera que el concepto aún no es lo
Oponibilidad
El art. 171 de la Ley de la Navegación impone el deber de la inscripción del armador y del contrato que disocie la
figura del propietario de la del armador para que dicha disociación de figuras – propietario/armador- sea oponible a
terceros.
A su vez, el Reginave establece que para poder desempeñarse como armador se requiere estar registrado y
habilitado por la autoridad de la Prefectura Naval argentina (art. 301.0201).
Del citado art. 171 surgen dos reglas y dos excepciones, una a cada regla:
Primera regla: en defecto de inscripción, responden el propietario y el armador solidariamente
El párr. 2°, art. 171, prevé que, en defecto de inscripción, responderán el propietario y armador de manera solidaria
por las deudas generadas por el uso del buque.
Excepción: uso en virtud de un hecho ilícito con conocimiento de los acreedores
La excepción a la responsabilidad solidaria se presenta cuando el armador utiliza el buque en virtud de un hecho
ilícito con conocimiento de los acreedores. Se trata de un empleo fraudulento por parte del armador, que no debe
alcanzar al propietario, porque consagraría una injusticia y por ello quiebra la solidaridad entre ellos aun no estando
inscripto el contrato respectivo.
Segunda regla: inscripto el contrato, responde sólo el armador.
Si en caso de no encontrarse inscripto el contrato, responden ambos solidariamente, a contrario sensu se infiere que,
en caso de inscribirse el contrato de locación u otro que disocie las figuras de propietario y armador, responderá
exclusivamente el armador y no el propietario, por las deudas que genere el buque y la expedición.
Excepción: el propietario responde con el buque por los privilegios que lo graven
La excepción a la segunda regla, según la cual responde solamente el armador, la constituyen los créditos
privilegiados por los cuales responderá igualmente el propietario con el buque sobre el cual recaigan dichos créditos
privilegiados, aun cuando el contrato respectivo estuviera inscripto. Así lo prevé expresamente el art. 171 en su
último párrafo y esta solución surge de las normas que rigen los privilegios.
Cabe destacar que el armador tiene el deber de inscribirse en un registro especial, ello de acuerdo a lo dispuesto en
los arts. 171 y 172 de la Ley de Navegación:
Art. 171. – “La persona o entidad que desempeñe las funciones de armador de un buque de matrícula nacional debe
inscribirse como tal en el registro correspondiente y en la sección respectiva del Registro Nacional de Buques. Las
inscripciones pueden ser cumplidas también por el propietario, cuando el armador las omita.
En defecto de inscripción, responden frente a los terceros el armador y el propietario solidariamente, pero este último
está exento de responsabilidad en el caso de que aquél haya dispuesto del uso del buque en virtud de un hecho ilícito
con conocimiento del acreedor. La responsabilidad a que se refiere este artículo no afecta el ejercicio de los privilegios
que existan sobre el buque, ni el derecho del propietario y del armador a limitar su responsabilidad”.
Art. 172. – “La inscripción de armador de un buque debe hacerse con la transcripción del título o contrato en virtud
del cual adquiere ese carácter. Aquélla se anotará también en el certificado de matrícula del buque”.
Capitán
Según Osvaldo Blas Simone el capitán es el jefe de la expedición navegatoria.
En toda navegación siempre tiene que haber un capitán. No importa el tipo de navegación que realice, ni la
embarcación que emplee. Quien asume la dirección de la navegación, ejerce, nominalmente, esas funciones, aunque
no reciba dicho título.
Se llaman pilotos y patrones, respectivamente, quienes tienen a su cargo las embarcaciones que realizan la
navegación deportiva y la fluvial o portuaria. En la navegación de ultramar se los designa como capitanes, al igual que
en la fluvial, pero, aquí sólo en los buques de gran porte.
La caracterización de la figura del capitán es asaz compleja. En su persona se resumen variadas funciones
pertenecientes al derecho público y al derecho privado, para lo cual se le reconocen las siguientes caracterizaciones:
- Es el jefe de la comunidad navegatoria;
- Forma parte de la tripulación, debiéndoselo considerar el primer ajustado;
- La asunción de las funciones del capital sólo puede hacerse por parte de quien se encuentre debidamente
Habilitación
El art. 104 exige, para formar parte de la tripulación de buques y artefactos navales nacionales, la previa habilitación
e inscripción en el registro a cargo de la autoridad competente. Las habilitaciones se concederán exclusivamente a
capitanes y oficiales argentinos, sean nativos o por opción (art. 112, párr. 1°), sin perjuicio de las excepciones en caso
de falta de argentinos habilitados (Art. 112, párr. 2). Se exigen, como para todo el personal, idoneidad y capacidad,
además de condiciones morales y aptitud física (art. 113).
Formación y capacitación
La formación del capitán es regido por el Regido por el Refocapemm. Entre los títulos que contempla el capítulo 2 se
encuentra el de capitán de ultramar, quien puede asumir la función de capitán sin límite de tonelaje (art. 5.01).
Funciones
Podemos clasificar las funciones del capitán de la siguiente manera:
Propietario
Representante legal
Armador
Judicial
Funciones Privadas Representante
Extrajudicial Activa
Pasiva
Depositario carga
Funciones públicas
Generales: Según lo dispone el art. 1202 el capitán es la persona encargada de la dirección y el gobierno del
buque. De esta forma, la norma confiere al capitán la máxima jerarquía a bordo, porque le otorga la autoridad de
dirección y gobierno.
Delegado de la autoridad pública: El capitán es, además, delegado de la autoridad pública para:
- la conservación del orden a bordo y
- para la seguridad y salvación del buque y la de los pasajeros, tripulantes y la carga.
- Consecuencia de la jerarquía que concede al capitán el art. 120 y de condición de delegado de la autoridad
pública en aquello vinculado con sus funciones, las personas a bordo, tripulantes y pasajeros, deben al
capitán:
Respeto
Obediencia
Funciones de seguridad: El art. 131 impone al capitán, como delegado de la autoridad pública, un conjunto de
deberes vinculados con el mantenimiento de la seguridad del buque, las personas y la carga y para disponer su
salvamento.
Art. 131 – “En su carácter de delegado de la autoridad pública, para la seguridad y salvación del buque, personas
y carga, el capitán está especialmente obligado a:
a) Verificar que el buque sea idóneo para el viaje a emprender y que esté armado y tripulado reglamentariamente;
2
Art. 120 – “El capitán es la persona encargada de la dirección y gobierno del buque”.
3
Art. 124. – “El capitán otorga el testamento marítimo y recibe el testamento cerrado con las formalidades dispuestas por la ley
respectiva, dejando constancia de ello en el diario de navegación. También hace constar en el mismo libro la entrega del
testamento ológrafo”.
4
Art. 125. – “Cuando fallezca a bordo una persona, el capitán levantará el inventario de sus papeles y pertenencias con asistencia
de 2 oficiales del buque y 2 testigos pasajeros, si los hubiera. Con respecto al cadáver está autorizado a tomar las disposiciones
que exijan las circunstancias”.
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Art. 126. – “Los bienes inventariados y el respectivo inventario, así como la copia autenticada de las actas de nacimiento,
defunción, matrimonio o desaparición de personas, y los testamentos otorgados o recibidos a bordo, deben ser entregados por el
capitán a la autoridad marítima o consular, según corresponda, del primer puerto de escala, haciendo mención de ello en la
exposición que en tal oportunidad debe levantar de acuerdo con lo dispuesto en el art. 131, inciso m) y con expresa referencia a la
anotación pertinente del diario de navegación”.
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Oficial de registro civil: El art. 1236 le confiere las funciones necesarias de oficial de registro civil para sentar en el
diario de navegación los nacimientos, las defunciones y los matrimonios que se produzcan o celebren a bordo.
Funciones privadas
Representación legal: Se confiere al capitán la representación legal del propietario y del armador del buque que
no se encuentren domiciliados en el lugar (art. 2017), que se extiende a la representación judicial, tanto activa
como pasiva (art. 202, párr. 1°8). Sin embargo, tal representación legal se circunscribe a todo lo referente al buque
y a la expedición.
Debe estar en continuo contacto con el armador en la medida de sus posibilidades, mantenerlo informado de
todo lo relativo a la expedición y requerirle las instrucciones correspondientes (art. 2149). En caso de embargo,
apresamiento o detención, el capitán debe dar inmediato aviso al armador (art. 217, párr. 2°10).
Depositario de la carga: Según el art. 20511, el capitán es depositario de la carga y de cualquier efecto a bordo y
está a cargo de su cuidado.
Está obligado a proceder:
1) su manipuleo cuidadoso durante las operaciones de carga y descarga,
2) al buen arrumaje y estiba
3) a su custodia y conservación y
4) finalmente a su pronta entrega en puerto.
Estos deberes se extienden desde la recepción de los efectos hasta su entrega (art. 205 párr 2°), sin perjuicio de
que las normas específicas sobre el transporte de mercaderías por agua de la Ley de la Navegación se aplican
exclusivamente desde la carga hasta la descarga (art. 26812). Es decir que los deberes de guardia y custodia del
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Art. 123. - En su carácter de oficial de Registro Civil, el capitán extiende en el diario de navegación las actas de los nacimientos o
defunciones que ocurran a bordo, y las de los matrimonios en artículo de muerte que allí se celebren, ajustando su cometido a lo
dispuesto en la ley respectiva de la Capital Federal y en las complementarias que resulten aplicables.
En caso de desaparición de personas, instruye la información sumaria pertinente, y consigna en el diario de navegación las
circunstancias principales de la desaparición, y las medidas adoptadas para la búsqueda y salvamento”.
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Art. 201. – “El capitán es representante legal del propietario y del armador del buque, no domiciliados en el lugar, en todo lo
referente al buque y a la expedición, sin perjuicio del mandato especial que pueda conferírsele”.
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Art. 202. – “En los puertos donde el armador o el propietario no tengan su domicilio, el capitán ejerce la representación judicial
activa y pasiva de aquéllos en todos los asuntos relacionados con la expedición”..
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Art. 214. – “El capitán, dentro de sus posibilidades, debe mantenerse durante el viaje en continuo contacto con el armador, para
tenerlo al corriente de todos los acontecimientos relativos a la expedición, y requerirle instrucciones en los casos que sean
necesarias”.
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Art. 217. – “Es obligación del capitán por todos los medios que le dicte su prudencia resistir cualquier acto violento que se
intente contra el buque o la carga. Si es obligado a hacer entrega de toda o parte de ella, debe formalizar el correspondiente
asiento en el diario de navegación y justificar el hecho en el primer puerto de llegada.
En caso de apresamiento, embargo o detención dispuestos por un estado, el capitán debe reclamar el buque y la carga, dando
aviso inmediato al armador…”
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Art. 205. – “El capitán tiene en representación del armador, el carácter de depositario de la carga y de cualquier efecto que
reciba a bordo, y como tal está obligado a cuidar de su apropiado manipuleo en las operaciones de carga y descarga, de su buen
arrumaje y estiba, de su custodia y conservación, y de su pronta entrega en el puerto de destino.
Salvo convención expresa en contrario, la responsabilidad del capitán respecto de la carga comienza desde que la recibe y
termina con el acto de la entrega, en el lugar en que se haya pactado, o en el que sea de uso en el puerto de descarga”.
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Art. 268. – “Las disposiciones de la presente Sección se aplican durante el tiempo transcurrido desde la carga hasta la descarga,
al transporte de cosas que se realice por medio de un contrato de fletamento total o parcial, al efectuado en buques de carga
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capitán se extienden más allá del período de aplicación de las normas sobre transporte de mercaderías por agua.
Para estibar la mercadería sobre cubierta, el capitán necesita el consentimiento del fletador o cargador, excepto
en caso de navegación fluvial o lacustre o en aquella en que sea uso transportar la mercadería sobre cubierta
(art. 20313). Recordemos, por otra parte, que la Ley de la Navegación excluye de su normativa a la mercadería
cargada sobre cubierta con la conformidad expresa del cargador (art. 268, último párrafo).
Ahora bien, la función del capitán de custodia de la mercadería se confiere en su condición de representante
legal del armador, como específicamente lo indica el art. 205. Sin embargo, su relación con la carga no se
circunscribe a lo antedicho sino que, además la representación se extiende al fletador o cargador para la
salvaguarda de los intereses de la carga en el puerto que no sea el lugar del domicilio (art. 202, párr. 2).
El capitán o quien lo represente extenderá además los recibos provisorios de la mercadería, asentando en ellos el
estado y la condición aparente de la mercadería (Art. 20414).
Contratos: El art. 21015 lo habilita a celebrar todos los contratos destinados a:
- Equipar,
- Aprovisionar,
- Reparar el buque.
Sin embargo, carece de facultades donde el armador tenga su domicilio o haya un mandatario con poder
suficiente (art. 210).
Recordemos, además, que el art. 17416 consagra la responsabilidad del armador por las obligaciones contractuales
contraídas por el capitán, nuevamente circunscriptas a todo lo relativo al buque y a la expedición.
De ser necesarias reparaciones o pertrechos en puerto extranjero donde no haya otra representación del armador
y no pudiera pedir instrucciones por impedirlo la distancia, el capitán podrá requerir tales reparaciones o
pertrechos con la ratificación de dos oficiales (art. 21117). Obviamente, la dificultad de comunicación por la
distancia es una circunstancia que las comunicaciones modernas convierten en una situación excepcional.
general, al de bultos aislados en cualquier buque, y a todo otro en que el transportador asuma la obligación de entregar la carga
en destino, salvo los casos previstos en el art. 281.
No se aplican al transporte de animales vivos o al de mercaderías efectivamente transportadas sobre cubierta, con la
conformidad expresa del cargador”.
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Art. 203. – “El capitán no puede cargar efectos sobre cubierta sin consentimiento por escrito del fletador o cargador.
Exceptúase la navegación fluvial o lacustre, y aquella en que sea de uso cargar en dicha forma”.
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Art. 204. – “En los recibos provisionales de los efectos que se carguen a bordo, el capitán o quien lo represente hará constar el
estado y condición aparente de la mercadería”.
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Art. 210. – “El capitán está facultado para realizar todos los contratos corrientes relativos al equipo, aprovisionamiento y
reparaciones del buque, salvo en el puerto donde tenga su domicilio el armador o exista un mandatario de éste con poder
suficiente. En este caso el capitán no tiene facultad para realizar gasto alguno relacionado con el buque”.
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Art. 174 – “El armador es responsable de las obligaciones contractuales contraidas por el capitán en todo lo relativo al buque y
a la expedición, y por las indemnizaciones a favor de terceros a que haya dado lugar por hecho suyo o de los tripulantes.
No responde en el caso de que el capitán haya tenido noticia o prestado su anuencia a hechos ilícitos cometidos en fraude de las
leyes por los cargadores, salvo la responsabilidad personal de aquél”.
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Art. 211. – “Si durante el curso del viaje y en puerto extranjero donde no exista mandatario del armador, se hacen necesarias
reparaciones o compra de pertrechos y las circunstancias o la distancia del domicilio del armador no permiten pedir instrucciones,
el capitán, previa exposición ante el cónsul argentino, ratificada por dos (2) oficiales del buque, puede realizar los referidos
actos”.
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Incluso en casos extremos, los arts 21218 y 21319 facultan al capitán a contraer deudas y hasta hipotecar el buque,
de presentarse las siguientes circunstancias:
- carencia de fondos, ratificada por comisario y dos oficiales;
- buque en viaje;
- sin la presencia del armador ni mandatario y
- requerimiento telegráfico del tribunal competente o cónsul en puertos extranjeros, sin resultado.
El art. 213 también dispone que, a falta absoluta de recursos, puede gravar o vender la carga o las provisiones del
buque.
Estas facultades implican que el capitán puede adoptar actos de disposición sobre bienes ajenos, lo que revela el
carácter extraordinario de la figura que hemos señalado como “típica”.
En situaciones de peligro no hay tiempo para dudas, incertidumbres, extensas negociaciones y
consecuentemente es razonable que el capitán, en salvaguarda del buque y la mercadería, suscriba convenios de
asistencia y salvamento en formularios como la Lloyd’s Open Form (LOF), desarrollados por el Lloyd’s de Londres,
en representación tanto del buque como de la carga. Los arts. 201 y 202 confieren tal facultad al igual que el art.
6.2 de la Convención de Londres de 1989 sobre asistencia y salvamento.
También, de acuerdo con lo previsto por el art. 907 del Código de Comercio20, al capitán, como representante del
armador, le corresponde ajustar la tripulación al buque. Está facultado para elegir a los tripulantes como también
a todo personal que preste tareas a bordo. Incluso, puede rechazar tripulantes, estableciendo el último párrafo,
art. 907, del Código de Comercio, que el capitán no puede ser obligado a contratar a persona alguna que no sea
de su satisfacción.
Libros y documentos: El capitán lleva el diario de navegación del buque y asienta en él, de la forma que exige el
art. 8421, los datos que indica el art. 8622 y, en general, todo acontecimiento que afecte el buque, su carga o las
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Art. 212. – “El capitán que durante el viaje se encuentre sin fondos para continuarlo, en puerto donde no se halle el armador o
su mandatario, debe requerirlos al primero por telegrama o por intermedio de exhorto telegráfico del tribunal competente, si
fuere puerto argentino, y por intermedio del consulado argentino, si se tratare de puerto extranjero. Al formular el pedido ante el
tribunal o el consulado, según los casos, debe justificar, con la ratificación del comisario y de dos (2) oficiales del buque, que
carece absolutamente de fondos y que en el puerto no se encuentra el armador ni su mandatario”.
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Art. 213. – “Formulado sin resultado el requerimiento expresado en el artículo precedente, el capitán puede contraer deudas y,
en caso de urgente necesidad, con garantía hipotecaria sobre el buque. A falta absoluta de otro recurso puede gravar o vender la
carga o las provisiones del buque.
Los destinatarios de las mercaderías vendidas en tales casos serán reembolsados por el valor de plaza que tengan en el puerto de
destino a la época de la llegada del buque.
Si dicho valor de plaza es inferior al que se obtuvo en la venta, la diferencia corresponde al destinatario.
Si el buque no puede llegar al puerto de destino, el monto del reembolso se fijará por el precio de venta.
En el caso de haberse gravado la mercadería, su destinatario tiene derecho a que en el puerto de destino le sea entregada lib re
de todo gravamen”.
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Por art. 4° de la Ley N° 26.994 B.O. 8/10/2014 Suplemento, se deroga el Código de Comercio, excepto los artículos 891,892,
907, 919, 926, 984 a 996, 999 a 1003 y 1006 a 1017/5, que se incorporan como artículos 631 a 678 de la ley 20.094.
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Art. 84. – “El diario de navegación y el de máquinas, deben llevarse encuadernados, foliados, rubricados y sellados, hoja por
hoja, por la autoridad marítima y sin interlineaciones, raspaduras ni enmiendas. Los asientos deben ser continuados y datados,
firmados por el capitán los del diario de navegación y por el jefe de servicio de máquinas los del diario de máquinas”.
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Art. 86. – “En el diario de navegación se asentarán los acaecimientos de la navegación y todas las novedades ocurridas a bordo
durante el viaje, relativas a buque, tripulación, carga y pasajeros, y especialmente: a) La situación, derrota y maniobras
realizadas por el buque; b) Las observaciones meteorológicas e hidrográficas efectuadas a bordo; c) Los actos cumplidos por el
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personas a bordo. Además está obligado a exhibir el diario de navegación a las partes interesadas y que se le
saquen copias o extractos de éste (art. 20723).
Si el capitán no hubiera efectuado la exposición que exige el art. 131, inc. m), debe, dentro de las veinticuatro
horas de puesto el buque en libre plática, ratificar acompañado por dos oficiales del buque, los asientos del diario
de navegación mediante protesta ante la autoridad marítima o cónsul argentino en puertos extranjeros. El capitán
podrá obtener copia de dicha protesta al cónsul para enviar el armador y todo interesado puede requerir copia a
la autoridad administrativa, escribano o cónsul correspondiente (art. 20824, último párrafo).
Documentos: Lleva a bordo:
- Copia del contrato de fletamento, si lo hubiera;
- Los conocimientos de embarque de la carga transportada;
- Los documentos aduaneros y otros que fueran impuestos por autoridades administrativas y
- Los documentos del art. 8325.
capitán en su carácter de funcionario público; d) Las actas de los consejos celebrados por los oficiales; c) Toda circunstancia
establecida en leyes y reglamentos”.
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Art. 207. – “El capitán debe asentar en el diario de navegación, además de los datos mencionados en el art. 86, todo
acontecimiento que afecte al buque, a la carga o a las personas que naveguen a bordo, o cuyo conocimiento sea de utilidad para
cualquier interesado en el viaje. El capitán está obligado a exhibir el diario de navegación en cualquier tiempo, a las partes
interesadas, y a consentir que se saquen copias o extractos del mismo”.
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Art. 208. – “Dentro de las veinticuatro (24) horas de puesto el buque en libre plática, después de su llegada al primer puerto de
escala, el capitán que no haya efectuado la exposición prevista en el inc. m) del art. 131, debe ratificar los asientos del diario de
navegación a que se refiere el artículo anterior mediante protesta levantada ante escribano público en puerto argentino, o ante el
cónsul argentino en puerto extranjero.
Dicha ratificación la hará acompañado de dos (2) oficiales del buque transcribiendo en el acta respectiva las partes pertinentes
del mencionado diario. El capitán puede solicitar a la autoridad consular copia de la protesta, para ser enviada al armador.
Tanto la autoridad que menciona el art. 131, inc. m), como el cónsul y el escribano, deben entregar testimonio de las actas a
cualquier interesado que los solicitare”.
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Art. 83. – “Los buques y artefactos navales, según corresponda, de acuerdo con la reglamentación, deben tener a bordo la
siguiente documentación: a) Certificado de matrícula; b) Libro de rol; c) Certificado de arqueo, de seguridad y de francobordo;
d) Documentación sanitaria; e) Diario de navegación; f) Diario de máquinas; g) Lista de pasajeros; h) Libro de quejas en los
buques de pasajeros; i) Licencia de instalación radioeléctrica; j) Diario de radio, si corresponde de acuerdo con las
reglamentaciones internacionales; k) Un ejemplar de esta ley; l) Los demás libros y documentos exigidos por las leyes y
reglamentos”.
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Reemplazo
Si el capitán falleciera o incapacitara para el comando, será reemplazado en su función por el oficial de cubierta de
mayor jerarquía y en última instancia por el contramestre. El reemplazante tendrá todas las atribuciones del capitán
(art. 128). El Reglamento consultar de la República Argentina (decreto 8714/1963) también contempla un conjunto
de normas vinculadas con el capitán, su impedimento (Art. 136) y procedimiento en caso de falta de reemplazante
(art. 137). Se deberá cuidar que la sustitución recaiga en el primer oficial y, a falta o impedimento de éste, en el
oficial más antiguo de cubierta con similares prerrogativas que el capitán, y si no hubiere entre los hombres de la
tripulación quien se hiciere cargo del mando del buque argentino y no viviera en el lugar el dueño o su
representante, el funcionario consultar podrá nombrar a la persona que haya de tomar la dirección y gobierno de la
nave hasta que su dueño o agente designe el reemplazante, tratando de que tal designación recaiga en persona de
reconocida idoneidad, buenos antecedentes y de preferencia argentino.
Responsabilidad
El capitán tiene responsabilidad y, además, la genera. Tiene responsabilidad por todo aquello que se le impone como
deber y obligación. Aun cuando esté obligado a utilizar los servicios de un práctico, seguirá siendo el directo
responsable de la conducción, maniobra y gobierno del buque, sin perjuicio de la propia responsabilidad del práctico
(art. 134).
Además, el art. 174 consagra la responsabilidad de armador por:
- las obligaciones contractuales contraídas por el capitán en todo lo relativo al buque y a la expedición y
- por las indemnizaciones a favor de terceros por los hechos del capitán y de sus tripulantes.
Se ha sostenido que, aunque sólo sea el representante legal del armador y actúe en tal carácter, no se librea de
responsabilidad si actúa con culpa o negligencia y menos, por supuesto, en caso de dolo.
Reglamento consultar
Intervención consultar de protección y apoyo a la Marina Mercante
El reglamento consultar (decreto 8714/1963) confiere a los cónsules de la República Argentina una función de
protección y apoyo a La Marina Mercante nacional, velando para que los buques zarpen cumpliendo las
disposiciones legales y reglamentarias vigentes (art. 317, párr. 1°). Además, deberán procurar que se brinden a los
buques de bandera nacional todos los derechos, franquicias y exenciones que les correspondan en virtud de
tratados, leyes o prácticas vigentes (art. 317, párr. 2°).
Inicialmente, corresponde precisar que según lo dispone el art. 315 del Reglamento consultar, los funcionarios
consulares son los únicos autorizados a intervenir la documentación marítima de los buques argentinos y de buques
extranjeros que tengan por destino puertos de la República. La norma dispone que deben informar a los capitanes y
agentes marítimos respecto de los requisitos exigidos por las disposiciones locales vigentes a ese efecto.
Documentación marítima
Buques de cabotaje
En caso de buques de cabotaje que hagan el servicio internacional, la obligación del depósito de los documentos
antes vista se morigera y es exigida para el primer viaje y cada 6 meses en los viajes sucesivos, sin perjuicio de que
pueden ser exigidos con otra periodicidad por autoridad consular. Ello es así, sin perjuicio de presentar siempre el
diario de navegación y el libro de rol de la tripulación (art. 320).
Rol de tripulación
Se impone a las autoridades consulares especial cuidado en verificar que el libro de rol de tripulación asiente todas
las altas y bajas, con las firmas reglamentarias (Art. 326).
Ley aplicable
Los poderes y las atribuciones del capitán, así como sus obligaciones, se rigen por la ley del pabellón (art. 601 de la
Ley de la Navegación), y el Tratado de Navegación Comercial Internacional de Montevideo de 1940 establece que
todo lo concerniente al orden interno del buque y a los derechos y las obligaciones del capitán, oficiales y gente del
equipaje, se rigen por la ley del pabellón del buque (art. 21). También dispone que, salvo que se encuentre
comprometido o tienda a comprometerse la seguridad o el orden público del puerto, o lo requiera el capitán o el
cónsul respectivo, las autoridades locales del puerto, en cuyas aguas se encuentre un buque de nacionalidad distinta
al a del puerto, no tienen competencia en lo relativo a la disciplina y mantenimiento del orden interno de dicho
buque (art. 22).
Agente marítimo
Según Osvaldo Blas Simone el agente marítimo es quien realiza las gestiones necesarias para la admisión,
permanencia y salida del buque de los puertos de escala y destino, así como también las gestiones comerciales
propias de la actividad navegatoria (aprovisionamiento del buque, contratación y cobro de fletes, etc.).
Estas actuaciones para que se autorice el ingreso del buque al puerto deberán darse siempre, cualquiera sea el tipo
del buque y cualquiera el tipo de navegación (comercial, de investigación, deportiva, placentera, etc.), y son las que
realiza el agente marítimo, salvo que sean hechas, directa y personalmente, por el capitán, posibilidad poco
frecuente.
Según Chami los agentes marítimos están regulados entre los arts. 193 y 200 de la Ley de la Navegación, título III “De
la navegación y comercio por agua”, título I “Propiedad y armamento del buque”, sección 6° “Del agente marítimo”.
Representación
Representación legal
De acuerdo con lo previsto por el art. 193 de la Ley de la Navegación, el agente marítimo designado para realizar o
que realice ante la Aduana las gestiones relacionadas con atención de un buque en puerto argentino, tiene la
representación de su capitán, propietario o armador. Consecuentemente, corresponde regir su actuación por las
reglas del mandato.
Ese representación es tanto extrajudicial en los asuntos que requieran que el armador esté representado, como en la
celebración de contratos, obtención de suministros, etc., y judicial para intervenir en los litigios que se ventilen ante
los tribunales de justicia, incluyendo las mediaciones correspondientes, tanto activa para demandar como pasiva
para ejercerla cuando los representados son demandados.
Podrá, de tal forma, demandar en representación activa del armador no domiciliado en el lugar, por cobro de fletes,
de salarios de asistencia y salvamento, devolución de contenedores, cobro de demora de contenedores, etc., o
ejercer la representación pasiva recibiendo notificaciones judiciales y extrajudiciales por reclamos por
incumplimiento de contratos de transporte, abordajes, asistencias y salvamento, contribuciones de avería gruesa,
etc., interviniendo en representación del armador en tales causas, incluyendo la mediación como la posterior causa
judicial.
Podrá ejercer la representación ante entes públicos, Dirección Nacional de Migraciones, Administración Nacional de
Aduanas, Senasa, Prefectura Naval argentina, Administración General de Puertos, y ante organismos privados,
cargadores, consignatarios, freight forwarders, terminales portuarias. Además, esa representación del capitán,
propietario y armador podrá ejercerse de manera separada o conjunta.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los agentes marítimos sólo ejercen la representación del capitán,
propietario o armador; no son parte de los negocios o litigios en los que actúen por representación.
Consecuentemente, ejerciendo la representación, no demandan, ni son demandados, a nombre propio por las
deudas de sus principales.
Además, para que la representación tenga lugar, el capitán, propietario o armador no debe estar domiciliado en el
Objeto de la representación
El objeto de la representación se circunscribe a todos los efectos y las responsabilidades del viaje que el buque
realice a o desde puertos argentinos. Así lo prevé expresamente el art. 193. Coincidentemente, en todo lo relativo al
viaje que dicho armador hubiera atendido de aquel buque, el agente marítimo no puede declinar su representación y
consecuentemente comparencia a juicio. Sin embargo, el art. 198 establece como excepción la existencia de
mandatarios especiales con poder suficiente para entender en los hechos vinculados al viaje en el cual el agente
actuó como agente. En tal caso, el agente no estará obligado a representar y comparecer a juicio.
En los supuestos en los cuales se citara juicio el agente marítimo aduanero por cuestiones atinentes a la gestión
náutica del fletante, el agente marítimo aduanero que representa al fletador podrá declinar su intervención,
individualizando en tal caso al agente marítimo confidencial (art. 194, último párrafo).
Cese de la representación
La representación del agente marítimo ante los entes públicos y privados de los arts. 193 y 194 se extiende hasta la
designación de su reemplazante (art. 195, párr. 1) y, en caso de representación judicial, hasta la intervención del
nuevo agente en el proceso judicial (art. 195, último párrafo). Esta disposición tiende a que el capitán, el propietario
y el armador cuenten siempre con representación suficiente por aquel que ha empezado a ejercerla, representación
que subsiste hasta la designación del reemplazante. Pero debe tenerse en cuenta que la solución puede ser
perjudicial para el agente que mantiene su representación si el armador que lo designó, y del que se ha desvinculado,
no designa reemplazante. Por otra parte, la situación es más grave en el caso de tratarse de una representación
judicial, porque se extiende, no ya hasta la designación del reemplazante, sino hasta su presentación en el proceso.
Por supuesto que cesará la representación por extinción del mandato –por ejemplo, en supuestos como la muerte
del propietario representado o del agente-, si fueran personas físicas, o su liquidación, si fueran personas jurídicas.
En caso de cese de la representación, se deberá informar a la Prefectura o dependencia jurisdiccional
correspondiente (art- 601.0309 del Reginave).
Podrán ejercer funciones en cualquier jurisdicción del país, siempre que soliciten que la autorización expedida para
ejercer la función dentro de una jurisdicción se extienda a otra (Art. 601.0308).
Responsabilidad
Se ha dicho que, como el agente marítimo sólo ejerce la representación del capitán o propietario o armador, no
responde personalmente por las deudas de sus representados. Esto claramente establecido en el art. 199, que
dispone que “el agente marítimo, en cualquiera de sus designaciones, no responde por las obligaciones de su
representado…”.
Consecuentemente, el agente marítimo no responde por las obligaciones contractuales de sus principales y no debe
asumir, por ejemplo, el pago de los suministros de combustible, lubricantes, agua, ni los servicios de serenos,
practicaje, remolque, ni es responsable de los daños y perjuicios por incumplimiento de los contratos de transporte,
pasaje, ajuste, ni otros. De igual manera, tampoco debe indemnizar los daños y perjuicios de origen extracontractual
generados, por ejemplo, por abordajes, colisiones con muelles, puentes o por derrame de hidrocarburos, etc.
Tampoco debe salarios de asistencia y salvamento o contribuciones de avería gruesa a cargo de sus principales, ni
salarios de la tripulación del buque.
Sin embargo, se presentan situaciones en las cuales el agente marítimo es o es considerado responsable.
Inicialmente, corresponde considerar que el propio art. 199 dispone que el agente marítimo no responde por las
obligaciones de su representado, salvo la responsabilidad que le corresponda por sus hechos personales. Éstas es una
aclaración innecesaria porque, si no responde por las deudas principales, igualmente va de suyo que responde por
sus propios hechos. Consecuentemente, responde por las obligaciones que frente a terceros hubieran asumido
personalmente. Además, responderá si no ha actuado de conformidad con el mandato o cuando el mandante no
ratificara su gestión (art. 1930 CC). Quedará obligado como principal si la parte con quien contrató conoce los límites
del mandato y si por escrito se hubiera obligado a sí mismo o se hubiera obligado a presentar la ratificación de su
mandante, excepto que se pudiera interpretar que sólo se obligó como deber de mera diligencia (art. 1932 del CC).
Pasados los límites del mandato y no ratificado éste por el mandante, en caso de que la parte con quien contrató no
conociera los límites del mandato, quedará obligado personalmente por cumplimiento del contrato o por daños y
perjuicios (art. 1933 del CC).
Pero, además de tales situaciones de responsabilidad personal por los hechos propios, el art. 199 establece que el
agente marítimo también asumirá la responsabilidad que surja de las leyes y los reglamentos fiscales ya
administrativos. Así, el art. 780 de Código Aduanero establece que los agentes marítimos son solidariamente
responsables con el transportador por los derechos impagos debidos por el transportador. De igual manera, el art.
909 del Código Aduanero extiende al agente marítimo la responsabilidad por las infracciones de las cuales el
transportador sea responsable. Encontramos otro ejemplo en el art. 55 de la Ley de Migraciones 22.439, que dispone
que los agentes marítimos son responsables de la entrada y salida ordenada del país de los pasajeros y miembros de
la tripulación y pueden ser obligados a transportarlos a su costo a la frontera sin perjuicio de la multa de la que
Práctico
Según Chami la navegación por canales, puertos, estuarios, ríos y en general la que se lleve a cabo en aguas
restringidas requiere conocimientos específicos de las características de la zona de navegación –corrientes, mareas,
profundidad, corrimiento de boyas, bajo fondos, etc.- que no se encuentran al alcance de todo capitán. Además, en
esas aguas será habitual el cruce o pasaje con otros buques, lo que acrecienta el peligro de colisión. Estas
circunstancias generan las necesidad de que el capitán sea asesorado por quien se encuentre especializado en la
navegación en el área. Esa persona es el práctico.
El práctico es el consejero de ruta y de maniobra del capitán (art. 145, párr. 1). Además, en ejercicio de sus funciones
a bordo de un buque extranjero, es delegado de la autoridad marítima (art. 145, parr. 1 y art. 13 del Reglamento de
los servicios de practicaje y pilotaje para los ríos, puertos, pasos y canales de la República Argentina). El art. 1 del
reglamento de los servicios (anexo I del decreto 2694/1991) define el practicaje como las tareas que realiza, a bordo
de los buques, el personal habilitado para asesorar al capitán en navegación, maniobras y reglamentación en las
zonas declaradas de practicaje obligatorio o facultativo.
En consecuencia, podemos decir que el practicaje es justamente la tarea de asesoramiento al capitán en la
navegación, las maniobras y la reglamentación vinculada con la navegación. En similar sentido, en el art. 1° del
Reglamento de los servicios, aprobado por decreto 2694/1991, establece que “el practicaje y el pilotaje son las tareas
que realiza a bordo de los buques el personal habilitado para asesorar al capitán en navegación, maniobras y
reglamentación, en las zonas declaradas de practicaje o pilotaje obligatorio o facultativo.
Practicaje y pilotaje
El art. 1° del Reglamento de los servicios distingue el practicaje del pilotaje, estableciendo que el primero, se realiza
en puertos, mientras que la navegación en ríos, pasos y canales se denomina pilotaje.
Características generales
Como notas sobresalientes del servicio de practicaje y pilotaje, mencionamos las siguientes:
Servicio público. El art. 2° del Reglamento de los servicios establece que es un servicio público de interés para la
seguridad de la navegación.
Responsabilidad
El capitán, aun cuando esté obligado a utilizar los servicios de un práctico, seguirá siendo el directo responsable de la
conducción, maniobra y gobierno del buque (art. 134, párr. 1°). Ello es así, sin perjuicio de la propia responsabilidad
del práctico (art. 134, párr. 2°). Es decir que la Ley de la Navegación prevé la responsabilidad directa del práctico por
su defectuoso asesoramiento pero sin liberar por ello al capitán.
La responsabilidad del práctico podrá ser de origen contractual o extracontractual. En el primer caso puede ser
consecuencia del incumplimiento o defectuoso cumplimiento de sus obligaciones frente al armador que contrató sus
servicios. Los daños y perjuicios causados y resarcibles por parte del práctico comprenderán tanto el daño
emergente, como por ejemplo las averías causadas al propio buque por su negligencia, como el lucro cesante,
consecuencia de la inmovilización necesaria para reparar los daños causados por negligencia del práctico y que a su
vez haya causado incumplimiento de contratos de locación, fletamento, transporte, etc., en los que estaba
comprometido el buque.
La responsabilidad extracontractual será la causada a terceros con quien no tiene relación contractual alguna; por
ejemplo por un abordaje o colisiones con muelles u otras obras portuarias, elementos de balizamientos, etc.,
ocurridos por culpa del práctico.
Obligatoriedad
El art. 5°26 impone la obligación de practicaje y pilotaje a todo buque tanto nacional como extranjero, como a todo
convoy de remolque o empuje que navegue en las zonas en las cuales el servicio es obligatorio.
Baqueano
Los banqueanos desempeñan las funciones de piloto de ruta en la navegación fluvial. En la navegación fluvial, el
baqueano equivale al práctico y sus funciones son similares: auxiliar técnico del capitán en cuanto a la navegación y
maniobras, y además lo asesora en cuanto a las reglamentaciones vigentes.
El banqueano puede pertenecer o no a la tripulación del buque. En el primer caso, estará sometido al mismo
régimen que el resto de los tripulantes. En el segundo caso estará sometido a las mismas disposiciones de los
prácticos. En tal sentido, el art. 147 de la Ley de navegación dispone que “Los baqueanos cuando fueren contratados
26
El art. 5 de la ley de navegación no dice nada sobre eso pero el art. Art. 100 dispone que “La autoridad marítima impondrá la
obligación de utilizar prácticos por los buques argentinos y extranjeros, en toda zona donde sea necesario”.
Micaela Cibeyra Página 52
para pilotear un buque de cuya tripulación no forman parte, se regirán por las disposiciones precedentes”.
Según Chami el art 4.05 del Refocapemm establece las condiciones para la obtención del título de banqueano fluvial
para los oficiales fluviales: 1) ser argentino; 2) no superar la edad máxima establecida; 3) aprobar los exámenes que
fije la Armada nacional y 4) computar 10 viajes de ida y 10 viajes de regreso del recorrido completo de la zona para la
cual se presenta dentro de los 3 años precedentes a la fecha del examen, en el empleo de capitán, patrón u oficial
fluvial en buques de propulsión propia de más de 300 toneladas (en el Alto Paraná, 100 toneladas).
Tripulación
Según Osvaldo Blas Simone el contrato de ajuste es el contrato de trabajo que vincula al armador de un buque con
sus tripulantes, estableciendo sus mutuos derechos y obligaciones.
El capitán también integra la tripulación de un buque. Por ello, debe ser considerado el primer ajustado y aplicársele
las disposiciones pertinentes del contrato de ajusto en tanto sean compatibles con sus funciones, sin perjuicio de las
modalidades resultantes del convenio especial que pudiera haber suscripto con el armador por su propia relación
laboral.
Los tripulantes, esto es, quienes trabajan a bordo de un buque en navegación, son también conocidos por el nombre
de gente de mar, correspondiéndoles la total aplicación de los derechos y obligaciones derivados del ajuste.
Comprende tanto al personal destinado a la dirección y gobierno del buque (capitán y oficiales), como a quienes
prestan servicio en cubierta y maquinas (marinería), en los servicios generales o de cámara (cocineros, despenseros,
mozos, camareros, etc.), y en los servicios de sanidad (médicos y enfermeros).
Casi todas las reglamentaciones legales, y aun las convenciones internacionales, extienden el concepto de tripulante
y las previsiones legales correspondientes del contrato de ajuste a todas las personas que trabajan a bordo de un
buque en navegación.
Según Chami el capítulo IV del título II “De las normas administrativas”, bajo el encabezamiento “Del personal de
navegación”, dispone que ninguna persona puede formar parte de la tripulación de los buques o artefactos navales
inscriptos en el Registro Nacional de Buques, ni ejercer profesión, oficio u ocupación alguna en jurisdicción portuaria,
o en actividad regulada o controlada por la autoridad marítima, si no está habilitada ya demás debidamente inscripta
en la sección respectiva del Registro Nacional del Personal de Navegación.
De acuerdo con el art. 105, el personal vinculado con la navegación, es decir tanto el que actúa a bordo de buques y
artefactos navales como quienes ejercen su profesión, oficio u ocupación conexa y que se desempeñen en tierra, se
clasifican en:
a. Personal embarcado.
b. Personal terrestre de la navegación.
Personal embarcado
27
El art. 154 de la Ley de la Navegación incluye en el concepto de buque no sólo el casco, los mástiles, las velas y las máquinas
principales y auxiliares, sino también todas las demás pertenencias, fijas o sueltas, necesarias para el servicio, maniobra,
navegación e incluso adorno del buque, aun separadas temporariamente, excepto a las que se consumen con el primer uso.
Micaela Cibeyra Página 55
sede civil y el carácter de juicio universal que se confiere al proceso de abordaje (arts. 548 al 552).
En nuestro país el abordaje está regulado por los arts. 358 al 370 de la Ley de la Navegación, que contemplan normas
de fondo; por los arts. 548 a 552 que contienen disposiciones procesales; por el art. 604 que regula la legislación
aplicable al instituto y por los arts. 613 y 614 sobre normas de competencia.
Además, nuestro país es parte del a Convención de Bruselas de 1910 sobre abordaje y también ratificó la Convención
internacional sobre competencia civil en materia de abordaje de 1952 y la de competencia penal en materia de
abordaje de 1952.
En 1987 el CMI aprobó las denominadas reglas de Lisboa como guidelines vinculadas especialmente con la extensión
del resarcimiento en caso de abordaje.
Podemos dividir el análisis del abordaje en normas sobre responsabilidad civil y éstas, a su vez, en las de atribución
de responsabilidad (Ley de la Navegación, arts. 358 al 370, y Convención de Bruselas de 1910) y las de extensión del
resarcimiento (Ley de la Navegación, arts- 364 al 368, y reglas de Lisboa del CMI); en normas procesales (arts. 548 al
552 de la Ley de la Navegación) y en normas de derecho internacional privado (Arts. 605. 613 y 614 de la Ley de la
Navegación, el Tratado de Derecho de la Navegación Internacional de Montevideo de 1940 y convenciones de
Bruselas de 1952 sobre competencia civil y competencia penal en caso de abordaje).
Responsabilidad
La Ley de la Navegación, tomando como fuente la Convención de Bruselas de 1910, establece las siguientes
soluciones para los distintos tipos de abordajes:
1. Caso fortuito o fuerza mayor y abordaje dudoso
Si el abordaje fuera causado por un caso fortuito o fuerza mayor o cuando no se pudiera determinar su causa –
abordaje por causas desconocidas, mal denominado dudoso-, el art. 358 establece que cada damnificado soportará
el daño que hubieran sufrido, es decir, cada buque soportará su propio daño. Similar solución establece el art. 2° de
la Convención de Bruselas de 1919 para la unificación de ciertas normas en materia de abordaje.
2. Culpa exclusiva
Si el abordaje hubiera sido causado por culpa exclusiva de uno de los buques, el culpable deberá indemnizar todos
los daños producidos, como lo establecen el art. 359 de la Ley de la Navegación y el art. 3° de la Convención de
Bruselas de 1919 para la unificación de ciertas normas en materia de abordajes.
De similar manera, el abordaje causado por dolo generará responsabilidad del buque cuyo armador o cuya
tripulación incurrió en dolo.
El Código Civil definía a la culpa como la omisión de aquellas diligencias que exigiere la naturaleza de la obligación, y
que correspondiesen a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.
Por dolo debe entenderse tanto un vicio de la voluntad, un elemento integrante del delito civil como el
incumplimiento intencionado de las obligaciones asumidas, siendo éste el que nos interesa como factor imputativo
de la responsabilidad.
El buque al que se impute culpa exclusiva indemnizará los daños que hubiera producido:
- Al otro buque;
- A la carga y demás bienes a bordo del otro buque (equipajes, contenedores, combustibles, etc.);
- A las personas y los bienes a bordo del buque culpable, en todos los casos sin vinculación contractual con el
armador del buque culpable, y
- A los bienes y personas entierra.
Quien alegue la culpa de un buque en un abordaje deberá probar dicha culpa. Se imputó así culpa exclusiva al buque
que, por su excesiva velocidad, embistió a otro amarrado, sin que pueda atribuirse al último responsabilidad alguna
por la deformación que agravó los daños porque su participación fue totalmente pasiva.
3. Culpa concurrente
En caso de culpa concurrente, el art. 360 de la Ley de la Navegación dispone que cada buque es responsable en
proporción a la gravedad de su culpa. Esta solución es la del art. 4°, primer párrafo de la Convención de Bruselas de
1919 para la unificación de ciertas normas en materia de abordajes.
De acuerdo a lo previsto por el art. 360 en el abordaje, los armadores de los buques no serán solidariamente
responsables por los daños materiales, sino exclusivamente por los reclamos provenientes de muerte o lesiones
8. Culpa náutica
El art. 4°, ap. 2°, de la Convención de Bruselas de 1924, y el art. 275, ap a), de la Ley de la Navegación, establecen
como causal de exoneración a la culpa náutica, precisando como tal la última norma citada a los “actos, negligencias
o culpas del capitán, tripulantes, prácticos u otros dependientes del transportador en la navegación o el manejo
técnico del buque, no relacionados con las obligaciones mencionadas en el art. 271”.
Recordemos que la culpa náutica tiene importantes efectos en caso de abordaje, asistencia y salvamento y avería
gruesa. Por ello, suprimir del eximente de culpa náutica provocará consecuencias en estas instituciones.
En caso de abordaje provocado por culpa náutica del capitán o de los tripulantes del buque en el que se transportaba
la mercadería, el interés de la carga no podrá reclamar la proporción de culpa en que incurrió el buque propio,
justamente porque la culpa náutica en que incurrieron el capitán o la tripulación es constitutiva del eximente de
culpa náutica. Consecuentemente, sólo podrá reclamar al otro buque en la proporción de culpa imputable a ese otro
buque.
De manera contraria, si se suprimiera la culpa náutica como causal de exoneración, como lo hacen tanto las reglas de
Hamburgo como las reglas de Rotterdam, el interés de la carga podrá reclamar los daños que hubiera sufrido la
mercadería a consecuencia de un abordaje, tanto contra el buque transportador como contra el o los otros buques
que hubieran intervenido en el abordaje, en proporción al grado de culpa incurrida por cada uno.
9. Abordaje y remolque
La Ley de la Navegación establece las siguientes soluciones para el abordaje de un buque con un convoy de remolque
transporte o convoy de remolque maniobra:
- Cuando la dirección la tiene el buque remolcador, lo que ocurre en el supuesto de remolque de transporte, el
convoy conformado por el buque remolcador y el buque remolcado se considerará un solo buque y se podrá
reclamar contra ambos, consagrándose una responsabilidad solidaria;
- Cuando la dirección la tuviera el buque remolcado, situación que se presenta en el remolque maniobra, la
responsabilidad recae sobre el buque remolcado.
En ambos casos, estas soluciones no obstan las acciones de repetición a las que pudieran tener derecho los
buques de acuerdo con la culpa de cada uno, como también lo dispone el art. 363.
Micaela Cibeyra Página 59
Extensión del resarcimiento
Ley de la Navegación
La Ley de la Navegación contempla normas sobre la extensión del resarcimiento que no modifican las reglas
generales del derecho civil pero que ponen el acento en algunos aspectos en particular. Por supuesto que la gran
modificación respecto del derecho civil es que la responsabilidad del abordaje es limitada, pero ésta no es una
solución exclusiva de las normas sobre extensión del resarcimiento en el abordaje, sino del sistema de
responsabilidad del derecho de la navegación.
La primera norma sobre extensión del resarcimiento (art. 364) dispone que la indemnización debe resarcir los
perjuicios que puedan ser considerados, normal y razonablemente, una consecuencia del abordaje, excluyéndose
todo enriquecimiento injustificado.
El artículo en análisis pone énfasis en aquello que debe ser considerado consecuencias inmediatas, mencionando
aquellas que normal y razonablemente sean consecuencias del abordaje.
Se excluye además todo enriquecimiento injustificado como el que podría sobrevenir de superponer intereses y un
reclamo por pérdida de flete o si se aceptara como periodo de inmovilidad consecuente del abordaje de la
reparación diferida de daños causados en otro accidentes o la de tareas que son parte del mantenimiento periódico
del buque.
Además, el art. 365 de la Ley de la Navegación impone la obligación a los armadores y a sus representantes de
disminuir las consecuencias del abordaje en todo lo que les fuera posible, evitando perjuicios eludibles. Así, por
supuesto, el capitán y el armador deben evitar que el buque se hunda y, de no hacerlo, su naufragio podría no tener
relación causal con el abordaje sino con no haber tomado medidas adecuadas para evitar dicho hundimiento o con la
innavegabilidad del buque.
Según el art. 366, la indemnización, dentro de los límites de causalidad impuestos por el art. 364, debe ser plena. La
norma considera que indemnización plena es poner al damnificado en la misma situación en que se encontraba si el
abordaje no se hubiera producido. La indemnización plena comprenderá el daño emergente y el lucro cesante. El
daño emergente abarcará la reposición del buque si éste se hubiera perdido, valor de reposición que será el que
tenía en el mercado en oportunidad del hecho y no el costo de construcción o de un buque nuevo, porque ello lo
pondría en mejor situación de aquella en la que se encontraba antes del abordaje y constituiría un enriquecimiento
sin causa. En caso de ser necesarias reparaciones, el daño resarcible será su costo, incluyendo materiales, mano de
obra, costo del dique seco, etc. Se incluye, entre los perjuicios resarcibles a cargo de quien hubiera incurrido en
culpa, a los mayores gastos en que incurrió la agencia marítima con motivo del abordaje, control técnico realizado,
gastos administrativos, contratación de las reparaciones, seguimiento de obras, pago de servicios, los que no se
Normas procesales
El capítulo V del título “De las normas procesales” contiene un conjunto de disposiciones que adecuan el
procedimiento a las necesidades probatorias de un hecho ilícito de características técnicas complejas como es el
Privilegios
El crédito por abordaje es privilegiado sobre el buque en el quinto lugar, como lo establece el art. 476, inc e), y se
extiende sobre los demás créditos nacidos en el viaje, como el flete y el precio del pasaje (art. 478) en las condiciones
previstas por el art. 479.
Prescripción
El art. 370, párr. 1°, establece que el término de prescripción de la acción por abordaje es de 2 años computados a
partir de la fecha del abordaje. Según el párr.. 2°, art 379, las acciones de repetición entre buques con culpa
concurrente que hubieran pagado indemnizaciones por muerte o lesiones corporales mayores a las de su proporción
de culpa o las acciones de repetición entre los integrantes de un convoy o tren de remolque, prescriben en el término
de 1 año contado a partir de la fecha de pago.
Naufragio
Según Osvaldo Blas Simone cuando la estructura del buque se ha deteriorado hasta perder su funcionabilidad, se
pierde también su individualidad física y jurídica (navis-fractio, es decir, naufragio), y el auxilio que pueda brindársele
sólo será una recuperación de sus restos, evitando su dispersión.
En este tema la doctrina y legislación parten de un criterio dogmático diferente del civil: los restos de una comunidad
naveganta (buque y carga) no son bienes mostrencos (res nullius), porque no han sido abandonados por sus
propietarios, quienes conservan su dominio aunque no lo ejerzan ni lo manifiesten, por resultar desconocidos. Como
conservan la propiedad, tienen derecho de proceder a la recuperación de esos despojos.
La recuperación o recupero sólo puede darse de restos o despojos náufragos. Su procedencia requiere que el
recuperador realice los siguientes pasos:
a. Que denuncie y proporcione a la autoridad marítima la identificación de los despojos;
b. Que solicite a dicha autoridad el correspondiente permiso;
c. Que similar autorización no hubiera sido solicitada con anterioridad por otra persona;
d. Que reconozca un probable resultado útil;
e. Que el propietario de los bienes a recuperar no hubiera asumido esas tareas.
Luego de esos trámites, el recuperador podrá iniciar las tareas correspondientes. Pero, además durante ellas, y hasta
su finalización, deberá cumplimentar dos obligaciones:
- No suspender o abandonar la tarea iniciada: tiende a no agravar los daños, o evitar que el propietario o un
tercero se ven impedidos de realizar esa misma obra por la autorización conferida al recuperador
- Entregar o consignar al propietario o a la autoridad competente, según corresponda, los bienes recuperados:
ratifica la praesumptio: que el propietario nunca perdió su dominio, sino tan sólo su posesión. Esta entrega o
consignación de los despojos recuperados se constituye, así, en una condición necesaria para que el recuperador
Remuneración
El recuperador tiene derecho a una remuneración que comprenda la compensación de los gastos realizados y de los
daños que pudiera haber sufrido en la tarea, con más una retribución fijada en relación con el éxito obtenido, el
esfuerzo cumplido y riesgos corridos, y el valor de los bienes empleados y recuperados. Esa retribución no podrá ser
superior al valor de los bienes recuperados.
El importe correspondiente deberá ser oblado por el propietario de los restos recuperados, al recibirlos, o en su
defecto con el precio que se obtuviera por su venta. Ambas circunstancias ratifican que esos restos no eran res
nullius y que su propietario no había perdido su dominio.
Hallazgo
El hallazgo tiene por objeto restos náufragos provenientes de un naufragio o accidente en el agua. Pero se diferencia
de aquel porque deriva de un hecho casual. Su imprevisibilidad hace que no deba ser organizado y que el
descubrimiento de los despojos náufragos sea fortuito.
También tiene obligaciones quien encuentra y recoja los restos, debe denunciarlos y entregarlos a la autoridad
competente a buen recaudo.
Quien hallara restos náufragos sólo tendrá derecho a recompensa, no puede apropiárselos, aunque no puedan
reclamados por su propietario. Su monto deberá comprender los gastos realizados con más la recompensa
correspondiente, importe que podrán determinar las normas legales aplicables o el tribunal competente, según haya
definido el legislador.
Recupero Hallazgo
Actividad voluntariamente organizada con la finalidad de Hecho casual, no organizado.
recuperar restos o despojos náufragos, asumiendo quien
las realice los riesgos físicos y económicos
correspondientes
Debe solicitarse y obtenerse consentimiento de la Por su involuntariedad, sólo deberá darse cuenta del
autoridad marítima competente mismo a la autoridad competente después de
producido.
Regulado en los arts. del 387 al 398 de la L.N. Regulado en los arts. 399 a 402 de la L.N.
Las acciones originadas en operaciones de flotamiento, recuperación o derivadas del hallazgo de cosas prescriben a
los 2 años.
Asistencia y Salvamento
Según Chami la asistencia y salvamento es una institución típica del derecho de la navegación por la que se otorga,
cuando se reúnen los requisitos legales, el derecho al cobro de una remuneración a quien presta auxilio a un buque
Institución típica
Estamos frente a una institución típica del derecho de la navegación, resultado de las necesidades que ésta impone,
cuya razón de ser la encontramos en el riesgo de la actividad, que está destinada, en lo inmediato, a incentivar el
auxilio y, más mediatamente, a preservar la seguridad en la navegación y de la vida humana en el mar.
Prestar asistencia y salvamento a los bienes no es obligatorio, excepto en caso del auxilio a otro buque después de un
abordaje (art. 131, inc. 1) y, por supuesto, la obligación legal de acudir al auxilio de la vida humana en el mar queda
fuera de la figura de asistencia y salvamento que se circunscribe al auxilio prestado a los bienes, sin perjuicio de que
en última instancia repercute a favor de la seguridad de la vida en el mar.
Fuentes
Este instituto está regulado por los arts. 371 a 386 de la Ley de la Navegación que contemplan normas de fondo; por
el art. 579, que contiene ciertas disposiciones procesales; por el art. 606 que regula la legislación aplicable al instituto
y por los arts. 671 y 618 sobre normas de competencia. Además nuestro país es parte de la Convención de Bruselas
de 1910 sobre asistencia y salvamento.
Por iniciativa de la Organización Marítima Internacional (OMI), en 1989 se sancionó una nueva convención
internacional sobre asistencia y salvamento que se encuentra en vigencia desde julio de 1996 y que aún no ha sido
ratificada por nuestro país.
Elementos constitutivos
Para que haya derecho al cobro de un salario de asistencia y salvamento se deben presentar los siguientes requisitos,
que podemos denominar elementos constitutivos de la asistencia y salvamento y que menciona el art. 371:
- Servicios de auxilio a un buque en situación de peligro;
- Que los servicios no sean prestados contra la voluntad expresa y razonable del capitán del buque asistido, y
- Que se alcance un resultado útil.
Peligro
Resultado útil
La tarea debe haber sido total o parcialmente exitosa, obteniéndose un resultado útil. Así lo exige expresamente el
art. 371 de la Ley de la Navegación, el art. 2° de la Convención de 1910 y los arts. 12.1 y 12.2 de la Convención de
1989.
Ravena definió el resultado útil a “sustraer al buque del peligro que lo acechaba, y ponerlo en situación de
seguridad”, distinguiendo, de esa forma, dos momentos diferenciables: primero, conjurar el riesgo y, luego, llevar el
buque a un lugar seguro, sin perjuicio de que ambas situaciones puedan superponerse en los hechos o la segunda no
ser necesaria si el buque, sin daños, puede continuar su navegación sin ayuda.
El buque ha superado la situación de peligro con motivo del auxilio recibido y se ha preservado total o parcialmente
la integridad de los bienes en peligro. Consecuentemente, estamos en presencia de este elemento constitutivo de la
figura, sea que es repuesto en puerto seguro, sea que es entregado al armador o a las autoridades. Que el buque, no
obstante el auxilio recibido, haya sufrido daños al hacerse efectivo el peligro al que estaba sometido no afecta el
derecho al cobro de un salario, en la medida que en virtud de los servicios prestado haya, aun con daños, superado la
situación de peligro y conservado cierto valor. Sin embargo, la consecuencia en tal caso será una disminución de la
remuneración por reducción del valor de las cosas salvadas y por haber sido menos exitoso el servicio.
Ravena ha sistematizado el resultado útil:
- Consiste en sustraer a la nave del peligro amenazante o que haya comenzado a producir efectos sobre
aquella;
- Implica, además, poner el buque y los demás bienes en situación segura, esto es, que el peligro haya sido
conjurado;
- Puede haber resultado útil aun con una participación parcial;
- Hay resultado útil aun con éxito parcial;
- Evitar que el armador cause daños a terceros no es resultado útil en el legislativo actual, según el citado autor,
opinión que Chami no comparte.
La exigencia de un resultado útil se ha justificado no sólo en virtud de una disposición expresa de la ley sino, además,
en el resultado no alcanzado en una obligación de resultado y, asimismo, en la teoría de la frustración contractual.
El Convenio de 1989 confiere el derecho a una compensación especial, equivalente a los gastos, e incluso un
porcentual más, aun sin resultado útil en el sentido tradicional, cuando haya riesgo de daño ambiental.
No prestado contra la voluntad expresa y razonable del capitán del buque en peligro
El art. 371 de la Ley de la Navegación requiere que la asistencia y salvamento no haya sido prestada contra la
voluntad expresa y razonable del capitán del buque en peligro. Se trata de un elemento negativo, es decir, que no
debe presentarse.
Para impedir que se genere el derecho al cobro de un salario, la voluntad contraria debe tener los requisitos
siguientes: a) debe provenir del capitán del buque asistido; b) debe ser expresa y c) debe ser razonable.
Se exige inicialmente que sea el capitán, como máxima autoridad a bordo y quien está en mejor condición de evaluar
el peligro de su propio buque, la persona que exprese oposición. En caso de contradicción entre la posición del
capitán y la del armador, prevalecerá la de aquél. La voluntad contraria debe haber sido emitida en forma expresa –
aun verbal, por medio de equipo de radio- y consecuentemente debe haber sido recibida por quien pretende asistir.
Por último, la oposición a recibir asistencia debe ser razonable y entonces debe corresponder a la probabilidad de
que el buque supere la situación de peligro sin el auxilio de quien pretende darlo.
Auxilio de personas
Inicialmente, el auxilio de personas es una obligación legal que no da derecho a cobro de: a) indemnización, b) ni de
salario de asistencia y salvamento, excepto en los casos en los casos en los cuales el art. 371 de la Ley de la
Navegación dispone lo contrario.
Obligación legal
El art. 131, inc k), de la Ley de la Navegación obliga al capitán del buque a acudir al auxilio de las vidas humanas que
se encuentren en peligro en el mar aun de enemigos.
Cesa la obligación, según también lo dispuesto por el art. 131, inc. k), en 3 casos:
- Cuando su cumplimiento signifique un serio peligro para el buque o las personas a bordo;
- Cuando el capitán tenga conocimiento de que el auxilio está asegurado en mejores o iguales condiciones a las
que él ofrece, y
- Cuando tenga motivos razonables para prever que su auxilio será inútil.
El art. 383 establece que el armador y el propietario del buque no son responsables del incumplimiento del capitán
de su obligación de auxiliar a las vidas humanas en peligro que impone el art. 131, inc k).
Recordemos además que el Código Penal tipifica como delito la conducta de quien encontrando perdida o
desamparada a una persona amenazada de un peligro cualquiera omitiera prestarle el auxilio necesario cuando
pudiera hacerlo sin riesgo personal o no diera aviso inmediatamente a la autoridad.
Acreedores
El salario a determinar será único y se distribuirá entre todos aquellos que hubieran prestado tareas de auxilio. Ello
surge con toda claridad del ´párrafo de art. 380 que dispone que “La proporción correspondiente a las personas
extrañas a la tripulación que hayan cooperado en el auxilio, se deducirá del monto total del salario a distribuir”.
En consecuencia, serán acreedores del salario de asistencia y salvamento todos aquellos que hubieran participado en
las tareas de auxilio. Así lo determina el párr. 1°, art. 378, al disponer que “compete al armador del buque auxiliador
y, en su caso, a las personas que cooperen el auxilio, la acción por el cobro de salarios de asistencia y salvamento…”.
Los acreedores del salario de los servicios de asistencia y salvamento prestados por un buque son su armador, por un
lado, y los tripulantes por el otro.
El art. 380 de la Ley de la Navegación establece las siguientes reglas de distribución:
- Primero deben deducirse los gastos incurridos por el armador o por la tripulación;
- El remanente se distribuirá entre el armador y la tripulación, de acuerdo con el esfuerzo realizado por la
tripulación, que será medido teniendo en cuenta la índole de la tarea, si implicó actos de riesgo, arrojo, buceo,
lucha contra incendio, el tiempo empleado por los tripulantes en las tareas, etc.
- Entre los tripulantes, el salario de asistencia y salvamento se distribuirá en proporción al sueldo básico que
perciba cada uno, excepto el del capitán, que será el doble de la proporción correspondiente a su salario básico y,
consecuentemente, la proporción de los demás tripulantes se disminuye a prorrata. El capitán recibe el doble de
la proporción para incentivar las tareas de asistencia porque iniciar este servicio es su decisión. Si la tripulación
estuviera ajustada en parte, se considerará la proporción de cada tripulante y el capitán recibirá el doble de ésta.
- Deducido el porcentual que corresponde a la tripulación, el resto es el salario del armador del buque.
- Finalmente, el art. 380 establece que, aun cuando los gastos insumieran la totalidad del salario, deberá
igualmente apartarse de éste una suma razonable para retribuir al capitán y a los tripulantes.
Privilegio
El crédito de asistencia y salvamento es un crédito privilegiado sobre el buque (art. 476, inc. f), sobre la carga (art.
494, inc. c) y sobre otros créditos nacidos durante el viaje, como el flete y el precio de los pasajes (art. 478) en las
condiciones dispuestas por el art. 479.
Normas procesales
El art. 579, párr. 1°, dispone que tanto el capitán como los tripulantes tienen derecho a intervenir en el juicio en el
que se reclama el salario de asistencia y salvamento. Tanto el capitán como los tripulantes deben ser notificados
personalmente. Sin embargo estos últimos podrán ser citados por edictos por 2 días en el Boletín Oficial y en un
diario de la localidad, si no se conociera su domicilio.
Si el armador no iniciara el juicio correspondiente, el capitán y los tripulantes tienen derecho a intimarlo
judicialmente para que lo haga. En su defecto, pueden continuar por el cobro de la parte proporcional del salario que
les correspondiera (art. 579, párr. 2°).
Prescripción
Culpa náutica
Al analizar la responsabilidad del transportador por agua precisamos que el art. 4°, ap. 2°, de la Convención de
Bruselas de 1924, y el art, 275, ap. a), de la Ley de la Navegación establecen como causal de exoneración a la culpa
náutica, precisando como tal la última norma citada a los “actos, negligencias o culpas del capitán, tripulantes,
prácticos u otros dependientes del transportador en la navegación o el manejo técnico del buque, no relacionados
con las obligaciones mencionadas en el art. 271”.
La culpa náutica tiene importantes efectos en caso de abordaje, asistencia y salvamento y avería gruesa. Por ello,
suprimir el eximente de culpa náutica provocará consecuencias en estas instituciones. Así, eliminada la culpa náutica,
en caso de asistencia y salvamento, el interés de la carga que pague un salario de asistencia y salvamento al asistente
luego podrá repetir lo pagado contra el transportador cuyo buque incurrió en culpa náutica. Actualmente, de
acuerdo con la legislación nacional, si medió culpa náutica, no puede hacerlo.
Caracteres
Dinamismo
Según Videla Escalada se lo ha llamado movilidad, y es fácil, al tomar en consideración esta característica, incurrir en
una confusión susceptible de perturbar la perspectiva de la materia: al decir que tiene como carácter específico el
dinamismo, no debe interpretarse que es una disciplina de principios cambiantes y variables, sin solidez en sus
instituciones, sino que debe comprenderse esta interesante cualidad en su justo significado, que refleja la
Internacionalidad
Es una consecuencia del medio donde se desarrollan las actividades reguladas por esta disciplina: el espacio aéreo
es, por esencia, uno solo para todos los países de la Tierra, las fronteras que lo dividen son muy teóricas y las
probabilidades que existen de someterlo a un dominio verdaderamente efectivo son escasas y hasta pueden
calificarse como nulas a partir de ciertas alturas.
Por otra parte, considerado como medio de comunicación, el espacio aéreo presenta una modalidad específica: al ser
uno, une a todos y cada uno de los Estados del globo; hay países que no se comunican entre sí por la tierra firme o
por medio del mar, pero, en cambio, todos se vinculan directamente por la atmosfera.
Para lograr la concreción de la internacionalidad se utilizan dos procedimientos complementarios: la uniformidad y la
unificación legislativa. El primero se manifiesta en la sanción de leyes internas que reproducen lo preceptos de los
convenios internacionales vigentes, de manera tal que los diversos países alcanzan soluciones análogas entre sí y con
las consagradas en aquellas. La unificación señala la adopción de una solución única entre varios Estados mediante la
concreción de acuerdos que la estructuren.
Reglamentarismo
Es una consecuencia del carácter dinámico ya comentado. Proviene de una necesidad de adaptación permanente a
las exigencias de la técnica –que imponen su movilidad y, al mismo tiempo, exigen la multiplicación de los preceptos
positivos-, de manera tal que no basta la simple sanción de leyes generales, sino que los textos deben acumularse
hasta el detalle, circunstancia que exige al legislador delegar, en buena medida, sus facultades en el poder
administrador, para que proceda por vía de reglamentaciones complementarias.
Esto lleva, naturalmente, a un mecanismo especial en la sanción de la ley positiva: las leyes generales deben enunciar
los principios y dictar las reglas más importantes, mientras que un amplio poder reglamentario es requerido para
mantener la vigencia de las instituciones y adecuar las soluciones a las circunstancias cambiantes de esta actividad en
permanente progreso.
Integralidad
Aparece como un carácter distintivo de esta materia debido a que contiene materiales de Derecho Público y Privado,
Interno e internacional, de manera tal que, en cualquier sistemática que se adopte como base para una clasificación,
aparece siempre un doble juego de relaciones que requiere participar precisión.
Autonomía
Algunos autores han sostenido que la especialidad del Derecho Aeronáutico debería ser considerada una materia
regida por criterios propios y totalmente desvinculada de las demás disciplinas jurídicas.
Tal posición debe ser rechazada ya que el Derecho constituye una realidad, tiene unidad sustancial y se basa sobre
Negación de la politicidad
Algunos autores sostienen que la politicidad se pretende significar que el Derecho Aeronáutico está subordinado a
las razones políticas que puedan tener los estados, pero esta aseveración sería grave, por cuanto implicaría aceptar
que se trata de una disciplina de inferior jerarquía, sujeta a influencias ajenas a las nacidas del recto juego de las
grandes virtudes de la justicia y la prudencia, inherentes a todo orden jurídico.
Sujetos
Propietario
El propietario de la aeronave es el titular registral del derecho de dominio. Este concepto que representa el aspecto
estático del vínculo jurídico de un sujeto con una aeronave.
Cabe destacar que el supuesto más común es que el propietario de la aeronave sea, a su vez, el explotador. Atento a
ello, el C.A. dispone en su art. 66 una presunción al respecto “El propietario es el explotador de la aeronave salvo
cuando hubiese transferido ese carácter por contrato debidamente inscripto en el Registro Nacional de
Explotador
El concepto de explotador representa el sujeto dinámico de la actividad aeronáutica, utiliza legítimamente y por
cuenta propia la aeronave, aún sin fines de lucro (art. 65 del Cod. Aeronáutico29).
Los requisitos que debe cumplir son:
- Utilizar por cuenta propia la aeronave.
- Tenencia legitima de la aeronave.
Comandante
El comandante de aeronave es un miembro de la tripulación, a quien le corresponde la dirección de la máquina y que
ocupa una posición clave en materia de aviación.
El capítulo I del Anexo I de la OACI lo define como el piloto responsable de la conducción y seguridad de la aeronave
durante el tiempo de vuelo.
Según la guía para Videla Escalada el comandante de aeronave es el piloto miembro de su tripulación de vuelo que,
cumpliendo los requisitos de idoneidad necesarios, designado por el explotador –salvo que él mismo conduzca su
máquina- y amparado por el ordenamiento jurídico vigente, ejerce el mando a bordo, para la conducción segura, y el
mando legal de la aeronave durante el tiempo necesario para cumplir la operación aérea a su cargo.
El comandante no puede faltar en ninguna aeronave, ello atento a que para cumplir regularmente sus vuelos, la
aeronave requiere una conducción racional.
Al iniciar un viaje, la aeronave puede escapar al contralor directo de su explotador, lo cual torna imprescindible la
presencia de una persona que esté a cargo de la operación, por la incidencia de las responsabilidades
correspondientes a aquél por la actividad cumplida con el aparato.
El Código aeronáutico dispone en el art. 79 que “Toda aeronave debe tener a bordo un piloto habilitado para
conducirla, investido de las funciones de comandante. Su designación corresponde al explotador, de quien será
28
En relación al registro del contrato cabe destacar que el art. 67 dispone que “La inscripción del contrato mencionado en el
artículo anterior, libera al propietario de las responsabilidades inherentes al explotador, las cuales quedarán a cargo exclusivo
de la otra parte contratante. En caso de no haberse inscripto el contrato, el propietario y el explotador serán responsables
solidariamente de cualquier infracción o daños que se produjesen por causa de la aeronave”.
29
Art. 65. – “Este código denomina explotador de la aeronave, a la persona que la utiliza legítimamente por cuenta propia, aun
sin fines de lucro”.
Micaela Cibeyra Página 75
representante.
Cuando no exista persona específicamente designada, se presumirá que el piloto al mando es el comandante de la
aeronave”.
Art. 80.- “En las aeronaves destinadas al servicio de transporte aéreo el nombre de la persona investida de las
funciones de comandante y los poderes especiales que le hayan sido conferidos, deben constar en la documentación
de a bordo. La reglamentación establecerá los requisitos para desempeñarse en el cargo”.
El comandante tiene poder de decisión e inclusive puede contrariar las indicaciones del explotador cuando se
refieren a la realización del vuelo en sí mismo, ya que está facultado para no volar aunque aquel se lo ordene si
considera que existen riesgos que comprometen la seguridad de la operación.
El comandante de una aeronave desempeña a bordo de si vehículo no sólo tareas que no son únicamente las del
empleado privado, sino que encajan en el concepto de oficial público: puede llegar a actuar como titular del registro
civil o desempeñarse como escribano en determinadas circunstancias y, cuando su máquina surca el espacio aéreo
fuera de la soberanía de cualquier país, la nacionalidad de aquélla determina la jurisdicción a que están sometidos
los actos que tienen lugar en su interior y el comandante es, precisamente, la persona que representa a bordo no
sólo la autoridad privada sino también el poder público.
El comandante tiene funciones:
- Técnicas que se encuentran vinculadas directamente con la conducción de la aeronave y constituyen facultades
importantes, a cuyo respecto el comandante no depende del explotador del aparato, sino que cuenta con ellas
por la sola virtud de estar al frente de la máquina, lo que permite calificarlo de jefe técnico de aquella. No
obstante, a pesar de su calidad de jefe técnico de la máquina no aparece con la responsabilidad exclusiva de su
operación, sino que debe compartirla con las organizaciones de infraestructura, especialmente en las zonas del
espacio donde se prestan servicios correspondientes al vuelo por instrumental.
La esencia de estas funciones técnicas consiste en velar por la seguridad del viaje, a cuyo efecto tienen particular
relevancia el cumplimiento de las normas de circulación aérea y la verificación de la preparación de la aeronave
para la operación que debe cumplir.
La importancia de las facultades de decisión del comandante aparece aquí en todo su valor, como lo demuestra
claramente el poder de no iniciar el vuelo si las condiciones son desfavorables o de suspenderlo en el curso de su
realización.
Al respecto, el art. 84 del Código aeronáutico dispone que “El comandante tiene la obligación de asegurarse antes
de la partida, de la eficiencia de la aeronave y de las condiciones de seguridad del vuelo a realizar pudiendo
disponer su suspensión bajo su responsabilidad. Durante el vuelo y en caso de necesidad el comandante podrá
adoptar toda medida tendiente a dará mayor seguridad al mismo”.
Cabe admitir que puede darse un caso en que la operación aérea a emprender quepa dentro de los mínimos
admisibles de seguridad y que, sobre esa base, el explotador decida llevarla a cabo, no obstante lo cual, si el
comandante entiende que las condiciones reinantes pueden poner en peligro la seguridad de vuelvo, está
facultado para suspenderlo.
31
Artículo 26 “En el caso de que una aeronave de un Estado contratante sufra en el territorio de otro Estado contratante un
accidente que ocasione muerte o lesión grave, o que indique graves defectos técnicos en la aeronave o en las instalaciones y
servicios para la navegación aérea, el Estado en donde ocurra el accidente abrirá una encuesta sobre las circunstancias del
mismo, ajustándose, en la medida que lo permitan sus leyes, a los procedimientos que pueda recomendar la Organización de
Aviación Civil Internacional. Se permitirá al Estado donde esté matriculada la aeronave que designe observadores para estar
presentes en la encuesta y el Estado que la realice comunicará al otro Estado el informe y las conclusiones al respecto”.
Micaela Cibeyra Página 89
personas no autorizadas. La remoción o liberación de la aeronave, de los elementos afectados y de los objetos
que pudiesen haber concurrido a producir el accidente sólo podrá practicarse con el consentimiento de la autoridad
aeronáutica”.
De este modo, se evita que por negligencia o desconocimiento de la importancia que pueden revestir algunos
indicios, los custodios de los restos comprometan el éxito de la encuesta.
Finalmente, el Código toma los recaudos necesarios para impedir que razones fundadas en exigencias técnicas
entorpezcan la labor de otras autoridades, como los magistrados judiciales. Sobre esto legisla la parte final del art.
187 “La intervención de la autoridad aeronáutica no impide la acción judicial ni la intervención policial en los
casos de accidentes vinculados con hechos ilícitos, en que habrá de actuarse conforme a las leyes de procedimiento
penal, o cuando deban practicarse operaciones de asistencia o salvamento”.
Las mencionadas disposiciones del Código se complementan con normas reglamentarias que rigen el tema y han
dado lugar a la creación de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación.
Como surge de las normas legales, la Junta cumple importantes funciones, para lo cual aplica su Manual orgánico y
sigue el procedimiento técnico elaborado por la OACI.
32
Nuestra legislación si incluye al ruido como un hecho que da lugar a la reparación de daños.
Micaela Cibeyra Página 94
Art. 161.- “Si existiesen varios damnificados en un mismo accidente y la suma global a pagar excediese de los
límites previstos en el artículo anterior, debe procederse a la reducción proporcional del derecho de cada una, de
manera de no pasar, en conjunto, los límites antedichos”.
Art. 162.- “El explotador no tendrá derecho a ampararse en las disposiciones de este capítulo que limitan su
responsabilidad, si el daño proviene de su dolo o del dolo de personas bajo su dependencia, actuando en
ejercicio de sus funciones”.
Daños sufridos por los terceros en la superficie que deben ser reparados: deben indemnizarse los experimentados
por las personas y las cosas, comprendidos los materiales y morales, ocurridos en las proximidades de un aeródromo
o lejos de allí.
Hay excepciones: los damnificados que se encuentran ligados con el explotador por algún vínculo contractual,
situación contemplada en el art. 25 del Convenio de Roma de 1952.
En resumen, los daños indemnizables comprenden cualquier perjuicio sufrido en la superficie, ligado por un nexo
causal con la operación de una aeronave en vuelo o cualquier cosa o persona caída de la misma, salvo las escasas
excepciones contempladas en las normas positivas.
La acción de responsabilidad se puede iniciar contra el explotador, el propietario, que se desprendió de su derecho
de utilizar la aeronave por un plazo menor de 14 días33 (también el propietario es responsable si no inscribieron el
contrato), y el tenedor ilegítimo son los demandados naturales.
Concepto34
El derecho espacial es la rama de la ciencia jurídica, ciencia del deber ser, que estudia y desarrolla los principios y
normas públicas o privadas, nacionales o internacionales, en lo relativo al desplazamiento por el espacio superior y
las relaciones siguientes, así como el régimen jurídico de dicho espacio superior y de los cuerpos celestes.
33
Art. 3 Convenio Roma “Si la persona que sea el operador cuando se causen los daños no tuviera el derecho exclusivo a usar la
aeronave por un período de más de 14 días, contado a partir del momento en que nació el derecho a usarla, quien lo ha conferido
es solidariamente responsable con el operador, cuando obligado cada uno de ellos en las condiciones y límites de responsabilidad
previstos en éste convenio”.
34
Fuente: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5110387.pdf
35
Fuente: http://www.enciclopedia-juridica.com/d/derecho-espacial/derecho-espacial.htm
Micaela Cibeyra Página 95
los avances de la técnica espacial no impongan la ley del más fuerte o del más desarrollado en la carrera por la
conquista y exploración del espacio. Como secuela, e inseparablemente unidos a ese universalismo jurídico que
trasciende las fronteras nacionales, son los que pudiéramos denominar principios fundamentales del Derecho
espacial, que en síntesis enumeramos a continuación.
1. Libertad de tránsito de cualquier vehículo espacial (sea cual fuere su nacionalidad) por encima del espacio aéreo
de cualquier Estado. (En el espacio ultraterrestre).
2. Libertad de investigación científica, uso y explotación del espacio exterior y los cuerpos celestes.
3. Inapropiabilidad del espacio exterior y sus órbitas y los cuerpos celestes.
4. La investigación científica, exploración, uso y exploración del espacio exterior y los cuerpos celestes debe realizarse
en beneficio de todos los países, sea cual sea su grado de desarrollo económico y científico e incumbe a toda la
humanidad.
5. Proscripción de toda actividad en el espacio exterior y los cuerpos celestes que no tengan fines pacíficos.
6. Cooperación internacional como condicionante de la licitud de la actividad espacial.
7. Responsabilidad de los Estados, tanto por operaciones realizadas por organismos gubernamentales como por
entidades no gubernamentales.
Este cuadro de principios del Derecho espacial que para el Derecho Internacional común constituye un desiderátum
se ha venido concretando a través de las sucesivas resoluciones de las Naciones Unidas y en su mayor parte en los
Tratados internacionales del espacio, como en su momento tendremos la oportunidad de comprobar (V. fuentes del
Derecho espacial).
El ingenio humano no sólo ya ha superado la capa atmosferica - estimada en unos 100 kilómetros- sino que ha
llegado también a la superficie lunar (20 de julio de 1969) y lanza mecanismos tripulados o no que, sin necesitar del
sostén físico del aire, se mueven a velocidades muy elevadas dentro del ámbito cósmico, donde impera el vacío más
o menos absoluto. Incluso ha regulado su régimen de descenso en cuanto a la superficie terrena o lunar, obteniendo
un alto grado de suavidad y seguridad.
Estos artefactos se vinculan con las bases terrestres mediante canales de ondas electromagnéticas que transmiten
tanto información, señales de telemetría y órdenes de comando, como imágenes por televisión u otros
procedimientos.
Al nacer esta actividad se ha creado una nueva rama del derecho, la que se halla en formación y a la cual se ha dado
en llamar derecho espacial.
La asamblea de las naciones unidas se ha pronunciado al respecto, en sucesivos documentos fundados en principios
y normas del derecho internacional; y distintos países y grupos de países están realizando estudios para dictar leyes
internas adecuadas, así como para firmar convenios multilaterales obligatorios.
Tales principios, normas, leyes y convenios tienden a imponer un orden jurídico eficaz en la exploración.
Ocupación y en la explotación futura del prodigioso ámbito espacial que se abre a la actividad del género humano, y
a lograr un convivencia pacífica.
Astronauta 38
El astronauta (término empleado en los textos internacionales sobre el espacio, o el cosmonauta, piloto sideral o
tripulante de vehículo espacial, terminología también utilizada por la doctrina), es la persona habilitada técnica y
legalmente para tripular por sí solo, o en compañía de otros tripulantes, una nave espacial, con objeto de investigar y
explorar el espacio exterior y los cuerpos celestes, como ejecutor de la operación espacial por mandato del Estado o
Autoridad de lanzamiento y como enviado de la Humanidad.
En el estado actual de la navegación espacial, la figura del astronauta no ofrece, desde el punto de vista jurídico, el
interés y la transcendencia del tripulante aeronáutico, ya que su grado de autonomía respecto a los organismos de
control de la navegación y sus facultades de dirección del vehículo, revisten mucha menor amplitud que los que tiene
el personal aeronáutico. Tal diferencia es aún más acusada, si se le compara con el comandante de aeronaves de
transporte, dada la extraordinaria complejidad de funciones que a éste se atribuyen, debido a su poliédrica
condición, como auxiliar del empresario, jefe de la expedición y máximo responsable de la dirección aeronáutica.
De lo expuesto se deduce que el análisis de la condición y régimen jurídico del astronauta, debe ser por fuerza más
simple y reducido que el que corresponde al personal aeronáutico, por hallarse éste ordinariamente integrado por
personas de muy diverso cometido, con un jefe o comandante con especiales funciones y responsabilidades como
queda dicho, en tanto que el astronauta es -al menos en las circunstancias actuales- sólo un tripulante de un vehículo
espacial. Este hecho no impide, sin embargo, señalar algunos principios o reglas fundamentales de lo que cabe
concebir como su estatuto actual, conforme a los Convenios internacionales en vigor y otros principios normativos
36
Fuente: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5110387.pdf
37
Artículo XIII del Tratado dispone que “Las disposiciones del presente Tratado se aplicarán a las actividades de exploración y
utilización de espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, que realicen los Estados Partes en el Tratado, tanto
en el caso de que esas actividades las lleve a cabo un Estado Parte en el Tratado por sí solo o junto con otros Estados, incluso
cuando se efectúen dentro del marco de organizaciones intergubernamentales internacionales”.
38
Fuente: http://www.enciclopedia-
juridica.com/d/astronauta/astronauta.htm#:~:text=El%20astronauta%20(t%C3%A9rmino%20empleado%20en,de%20otros%20tr
ipulantes%2C%20una%20nave
Micaela Cibeyra Página 97
deducidos de lege ferenda, que pudieran venir a completar tal estatuto en un futuro no muy lejano.
En relación con el doble carácter con que cabe contemplarle, podemos determinar el siguiente cuadro de derechos,
obligaciones y responsabilidades.
a) Como ejecutor de la operación espacial por mandato del Estado o Autoridad de Lanzamiento.
Con carácter general, el astronauta (que podrá tener o no la condición de militar conforme el artículo IV, párrafo
segundo de 27 de enero de 1967) deberá cumplir las órdenes que la Autoridad o el Estado mandante le hayan dado
en orden a la operación de que se trate, y, en particular, las instrucciones de los organismos de control y dirección del
vehículo espacial. En concreto y por lo que se refiere a sus obligaciones con el Estado o la Autoridad de Lanzamiento,
debe, conforme al artículo V, párrafo tercero del citado Tratado de 1967, informarles inmediatamente, sobre todos
los fenómenos por él observados en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, que podrían
constituir un peligro para la vida o la salud de los astronautas. Esta obligación -que puede también inscribirse en el
marco de sus deberes como enviado de la Humanidad, ya que la información debe ser retransmitida a los demás
Estados o al Secretario General de las Naciones Unidas- ha de ser cumplida, sin perjuicio de las demás informaciones
y datos que tenga que suministrar durante la operación espacial y una vez terminada ésta.
Además de las prestaciones que, derivadas de su condición de mandatario le corresponden frente al Estado o
Autoridad de Lanzamiento, tiene respecto a los demás Estados, el derecho a la ayuda, asistencia, salvamento y
devolución con seguridad y sin demora, al lugar de origen en caso de aterrizaje forzoso o accidente en territorio
sometido a la jurisdicción de aquéllos.
En lo que se refiere a responsabilidades civiles dimanantes de la operación espacial, aunque el artículo VI del Tratado
de 1967 y el Convenio sobre la responsabilidad internacional por daños causados por objetos espaciales de 29 de
marzo de 1972, establecen la responsabilidad directa del Estado de lanzamiento, nada impide, en puridad de
derecho, que pueda repetir contra el astronauta en el caso de que éste sea culpable.
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- La Costumbre Como Fuente Del Derecho. Martín Calleja.
- Compendio de derecho de la navegación. Osvaldo Blas Simone. Ed. Ábaco de Rodolfo Depalma
- Manual de Derecho de la Navegación. Diego Esteban Chami. Ed. AbeledoPerrot. 2010
- Guía de estudio Marítimo.
- Manual del derecho aeronáutico. Federico N. Videla Escalada. Ed. Zavalia.1978.
- Guía de estudio Aeronáutico.
- https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5110387.pdf
- http://www.enciclopedia-juridica.com/d/derecho-espacial/derecho-espacial.htm
- http://www.enciclopedia-
juridica.com/d/astronauta/astronauta.htm#:~:text=El%20astronauta%20(t%C3%A9rmino%20empleado%20e
n,de%20otros%20tripulantes%2C%20una%20nave
Tipos de contenedores.
Además de los SD descriptos anteriormente, se dará una reseña de otros tipos de containers que se utilizan en el
transporte de cosas y que se presentan generalmente en las versiones de 20 y de 40 pies:
• Refrigerados (RF): Fueron diseñados con equipo propio de generación de frío para el transporte de carga que
requiere temperaturas constantes –sobre o bajo cero- (carne, pescado, fruta, etc.).
• Open Top (OT): Cuentan con un techo removible de lona y son utilizados en cargas pesadas o de dimensiones
extras (maquinarias pesadas, etc.). Permiten ser consolidados (cargados) o desconsolidados (descargados) por la
parte superior.
• Flat rack (FR): Están diseñados sin techo y paredes laterales y se utilizan el transporte de carga de grandes
dimensiones.
Efectos de la contenedorización.
La generalización del uso de contenedores en el transporte de carga, juntamente con las grandes inversiones que
irrigó la reformulación y adecuación de todos los sistemas de transporte al contenedor, tuvo efectos que aún hoy
conmueven tanto a la economía como a la infraestructura y logística aplicadas a la actividad.
Los principales efectos de la contenedorización son los siguientes:
1. Posibilitó la economía de escala en el transporte de carga general, dado que un buque portacontenedores de gran
capacidad reemplaza a más de cinco buques de los convencionales.
2. Produjo regularidad de servicios con buques portacontenedores en todo el mundo, cuya operatoria en puerto no
resulta tan dependiente de la cuestión meteorológica.
3. Causó la transformación de los puertos, los cuales ahora requieren de más playas de contenedores que de
construcciones cerradas para resguardar la mercadería. Las otrora clásicas empresas de estibaje, fueron
reemplazadas o absorbidas en su función por las terminales portuarias. Hoy se exige muchos menos –pero más
calificada- mano de obra.
4. Cambio los transportes terrestres, dado que el contenedor es el “furgón” removible que va montado en el chasis
del camión. Los camiones portacontenedores son, en este sentido playos y con simples y seguros elementos de
fijación del contenedor.
5. Facilitó la celebración de nuevos contratos de transporte, toda vez que la facilidad con que el contenedor se
transfiere de un modo a otro del transporte favoreció la difusión de los transportes combinados, intermodales o
multimodales.
6. Provocó que los Incoterms (modalidades de las compraventas internacionales) fueran adaptados al uso de
contenedores en 1980, 1990 y 2000.
7. Tuvo un efecto multiplicador. En efecto, nacido en interés de los transportistas, se convirtió en un elemento del
equipo de transporte de interés general de todos los intervinientes en él.
8. Se constituyeron Trade and Transport Facilitation Committees (Comisiones para Facilitar el Comercio y el
Transporte) en las cuales participan representantes de la actividad privada, de los gobiernos y de las aduanas.
En síntesis, no se puede obviar la influencia que ha tenido la irrupción del contenedor en la industria de los vehículos
39
Art. 27. – “Todo aeródromo deberá ser habilitado por la autoridad aeronáutica, a cuyo fin ésta se ajustará a las normas
generales que al efecto determine el Poder Ejecutivo.
La autoridad aeronáutica fijará el régimen y las condiciones de funcionamiento, en cada caso”.
40
Art. 29. – “Es obligación del propietario o del usuario, comunicar a la autoridad aeronáutica la existencia de todo lugar apto
para la actividad aérea que sea utilizado habitual o periódicamente, para este fin”.
Micaela Cibeyra Página 110
hidroaviones.
El Anexo 14 de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), se define al aeródromo como el “Área definida
de tierra o de agua (que incluye todas sus edificaciones, instalaciones y equipos) destinados total o parcialmente a la
llegada, partida y movimiento de aeronaves”. En este concepto, destacamos la referencia clara y expresa a la
infraestructura aeroportuaria.
Reglamento General de Uso y Funcionamiento de los Aeropuertos del Sistema Nacional de Aeropuertos
(REGUFA).
El Estado se reserva en exclusividad la habilitación administrativa de los aeropuertos y la reglamentación y
supervisión de su explotación, uso, funcionamiento y administración. Por ello, no significa que deba directamente
operarlos, administrarlos y mantenerlos.
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
La vía pública
Según Callejas las rutas, autopistas, calles, puentes, la vía pública constituyen el ámbito espacial de transporte
terrestre. Las calles, caminos, canales, puentes y cualquier obra pública construida para utilidad o comodidad común
Generalidades
El ámbito de aplicación de la Ley de Tránsito involucra tanto a la circulación de personas, animales y vehículos
terrestres en la vía pública, como a las actividades vinculadas con el transporte, los vehículos, los sujetos, las
concesiones viales, la estructura vial y el medio ambiente, en cuanto fueren con causa del tránsito. Han sido
excluidos expresamente de esta regulación los ferrocarriles (art. 1°).
En esta norma se instituyen como autoridades de aplicación y comprobación de las normas contenidas en la ley, los
organismos nacionales, provinciales y municipales que determinen las respectivas jurisdicciones que adhieran a ella.
La ley faculta a las autoridades locales a disponer, excepcionalmente, exigencias distintas a las de su normativa y su
reglamentación, cuando así lo impongan circunstancias del lugar. No obstante ello, esta prerrogativa está limitada por
la prohibición de alterar el espíritu de la ley, preservando su unicidad y garantizando la seguridad jurídica del
ciudadano.
A los vehículos matriculados en el extranjero que circulen por el territorio nacional se le aplicarán las convenciones
internacionales sobre tránsito vigentes en el país, sin perjuicio de la aplicación de la Ley de Tránsito en los temas no
considerados por tales convenciones (art. 4°).
Reglas de circulación.
Antes de ingresar a la vía pública, el conductor debe verificar que tanto él como su vehículo se encuentren en
adecuadas condiciones de seguridad, de acuerdo con los requisitos legales y bajo su responsabilidad.
En caso de vehículos del servicio de transporte, se les impone a los propietarios el deber de tener organizado a aquél,
de modo que los vehículos circulen en condiciones adecuadas de seguridad, siendo responsables de su
cumplimiento, no obstante la obligación que pueda tener el conductor de comunicarles las anomalías que detecte.
Los conductores tienen un deber de prudencia, deben mantener siempre el dominio del rodado, anticipar las
3. Los Espacios Acuáticos Navegables. a) Los ríos: Concepto. Clasificación. Tratado del
Estos ríos pueden ser fronterizos si separan a dos o más países como frontera política (Rio de la Plata); y sucesivos si
atraviesan distintos Estados (Paraná). Un mismo rio puede ser fronterizo y sucesivo a la vez (ej. el Rhin).
En estos cauces deben regir los principios de libertad de navegación e igualdad de trato. No obstante, se admiten
impuestos remuneratorios como contraprestación por los gastos realizados por el Estado ribereño en la
conservación, mantenimiento y cuidado de la vía navegable y de las infraestructuras necesarias.
Hidrovía Paraguay-Paraná43.
El programa de la hidrovía es uno de los más significativos exponentes de proyecto de integración y desarrollo
regional.
Los ríos Paraguay y Paraná son cursos de agua navegables que sirven de límite político natural a Brasil, Bolivia,
Paraguay y Argentina. El rio Uruguay, límite entre la Argentina y Uruguay, interesa a la Hidrovía porque en este último
Estado se encuentran reemplazados los puertos de Fray Bentos y Nueva Palmira, tramo final de la Hidrovía.
El Tratado de Santa Cruz de la Sierra-Las Leñas sienta las bases de los objetivos en esta materia en los siguientes
términos: “con la finalidad de facilitar las operaciones de transporte de bienes y personas y de comercio que se
realicen en la hidrovía, los países signatarios se comprometen a eliminar gradualmente las trabas y restricciones
reglamentarias y de procedimiento que obstaculizan el desenvolvimiento de dichas operaciones”.
El Proyecto Hidrovía apunta a la integración y desarrollo económico de los cinco países suscriptores del acuerdo,
teniendo en cuenta que la zona geográfica involucrada es una de las más ricas en producción agrícola y mineral del
41
Determinó que el límite exterior del Río de la Plata se encuentra en la línea imaginaria que se extiende desde Punta del Este
(Uruguay) hasta Punta Rasa del Cabo de San Antonio (Argentina); por lo cual, se consideraban aguas interiores desde ese límite
externo hasta su nacimiento. Se mantuvo, además la libre navegación ya establecida.
42
Argentina y Uruguay.
43
Está conformado por Argentina, Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay.
Los canales
Se denominan canales a aquellas vías acuáticas de comunicación que unen los ríos, un río con un mar o dos mares.
En principio (y ante la ausencia de un tratado internacional que establezca un régimen legal especifico), si el canal se
encuentra dentro del territorio de un solo Estado, queda sometido a su exclusiva soberanía. De esta manera, podrá
decidir si lo habilita para la libre navegación o si la restringe. Del mismo modo, podrá fijar las tasas a su arbitrio y
conceder beneficios a buques de algunos Estados, entre otras prerrogativas. Sin embargo, estos principios ceden en
la práctica, en virtud de que la construcción de estos canales requiere de capitales significativos en cuanto a su
magnitud que suelen ser aportados por terceros Estados y además, su ubicación, si es trascendente a los fines de la
comunicación y el comercio interestadual, los torna de interés para toda la comunidad internacional.
Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Ginebra, 1958).
Con la participación de 86 Estados, en esta conferencia se aprobaron cuatro convenciones sobre: mar territorial y la
zona contigua; alta mar; pesca y conservación de los recursos vivos de la alta mar; y plataforma continental.
Quedó consagrado el principio de la soberanía del Estado ribereño sobre el mar territorial y el lecho, subsuelo y
espacio aéreo que se proyecta sobre éste.
Se reconoció en el mar territorial (cuya anchura no determinó) el derecho de paso inocente de todos los buques de
cualquier Estado, en tanto no resulte perjudicial para la paz, el orden o la seguridad del ribereño.
En su mar territorial, quedó establecido que el Estado tiene plena jurisdicción, con la salvedad hecha de la penal, la
cual queda reservada al Estado cuyo pabellón enarbole el buque, siempre y cuando el delito no tenga efectos de
ningún tipo en el Estado ribereño o en su mar territorial; no sea solicitada la intervención local por el capitán del
buque extranjero o el cónsul pertinente; o se trate de un ilícito vinculado al tráfico de estupefacientes.
La zona contigua, que es la que se extiende más allá del límite exterior del mar territorial y hasta cierta distancia, no
podrá medir más de 12 millas marinas (cada milla equivale a 1.852 m), y sobre ella, el Estado ribereño ejercía
derechos jurisdiccionales en materia de seguridad, economía (pesca y recursos naturales), fiscal, migración y sanidad.
Respecto de la alta mar, su tratamiento resultó insuficiente y su determinación se deduce por exclusión, dado que la
Convención sobre esta parte del mar alude a ella como la que no pertenece al mar territorial o las aguas interiores. Al
reconocer el principio por el cual ningún Estado la puede someter a su soberanía, estableció cuatro libertades: de
navegación, de pesca, de instalación de cables y tuberías submarinas y el sobrevuelo.
Las escasas y parciales ratificaciones que merecieron las Convenciones de Ginebra fueron atribuidas a las
insuficientes soluciones aportadas y a la orfandad de contenidos; principalmente respecto del régimen legal del mar
Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Ginebra, 1960).
Participaron 88 Estados. El tema principal se centró en la anchura del mar territorial (que había quedado sin
determinar en la primera conferencia) y el límite de pesquerías. Los intereses incompatibles de distintos Estados
llevaron a que se expusieran también propuestas que no lograron resolver la cuestión por falta de consenso
internacional.
El mar territorial.
Se reafirma que el Estado ribereño ejerce soberanía sobre este, al igual que sobre el espacio aéreo que se le
proyecta, su lecho y subsuelo. La anchura del mar territorial no podrá exceder de 12 millas marinas medidas a partir
de líneas de base determinada de conformidad con la convención. La línea de base normal se encuentra en la línea
de bajamar a lo largo de la costa.
Sobre el mar territorial se dispone el derecho de paso inocente mientras no sea perjudicial para la paz, el buen orden
o la seguridad del Estado ribereño. Se considerará que el paso de un buque extranjero es perjudicial cuando realice
en esa zona alguna de las siguientes actividades:
La zona contigua.
Es el espacio marítimo que se extiende más allá del límite exterior del mar territorial en dirección a la alta mar y
hasta cierta distancia.
La Convención fija la anchura de la zona contigua en un máximo de 24 millas marinas contadas desde las líneas de
base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial.
En la zona contigua el Estado sólo posee competencias limitadas, fragmentarias y especializadas que corresponden a
una concepción analítica del espacio marítimo que constituye su objeto.
La convención le atribuye al Estado ribereño la facultad de tomar las medidas de fiscalización necesarias para
prevenir o sancionar las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o sanitario que
se cometan en su territorio o en su mar territorial.
Legislación nacional.
1. Dentro de los bienes públicos, el código civil mencionaba a “los mares adyacentes al territorio de la
República”, fijando su anchura en una legua marina, la que quedaba extendida a cuatro leguas marinas para el
ejercicio del poder de policía en cuestiones fiscales y de seguridad. La reforma introducida por la ley 17,711
reemplaza la expresión “mares adyacentes” por la de “mares territoriales”, y deja librada la determinación de su
extensión a la legislación especial44.
44
El nuevo CCyC dispone:
Art. 235.- Bienes pertenecientes al dominio público. “Son bienes pertenecientes al dominio público, excepto lo dispuesto por leyes
especiales:
a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la legislación especial, sin perjuicio del poder
jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona económica exclusiva y la plataforma continental. Se entiende por mar territorial el
agua, el lecho y el subsuelo;
b) las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas; se entiende por playas marítimas la
porción de tierra que las mareas bañan y desocupan durante las más altas y más bajas mareas normales, y su continuación hasta
la distancia que corresponda de conformidad con la legislación especial de orden nacional o local aplicable en cada caso;
c) los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y lagunas navegables, los glaciares y el
ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las
aguas subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de extraer las aguas subterráneas en
la medida de su interés y con sujeción a las disposiciones locales. Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde
corre, delimitado por la línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Por lago o laguna se entiende el
agua, sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la misma manera que los ríos;
d) las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la plataforma continental o en toda clase
de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas navegables, excepto las que pertenecen a particulares;
e) el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas jurisdiccionales de la Nación Argentina, de conformidad con los
tratados internacionales y la legislación especial;
Micaela Cibeyra Página 127
2. La ley 17.094 pretende delimitar con precisión la extensión del territorio de la Nación, dado que, por un lado,
las actividades extractivas de naves extranjeras en aguas Argentinas constituyen un hecho grave que no debe ser
ignorado, y por el otro, es firma la intención de continuar los trabajos de investigación en todo lo referente a la
explotación de los recursos minerales, vegetales y animales que tiendan a un desarrollo más intenso del
aprovechamiento del mar argentino. Con ese sentido, la norma extendió la soberanía de la nación Argentina sobre el
mar adyacente a su territorio hasta las 200 millas marinas a contar de la línea de las más bajas mareas. Del mismo
modo extendió esa soberanía sobre el lecho del mar y el subsuelo de la zona submarinas adyacentes al territorio
hasta una profundidad de 200 metros o más allá de ese límite, hasta donde la profundidad de las aguas permita la
explotación de los recursos naturales de dichas zonas. La zona creada por esa Ley es la zona contigua. Asimismo, la
ley reafirma el principio de libertad de navegación y aeronavegación.
3. La ley 20.094 (Ley de Navegación) sienta el principio en virtud del cual en el mar libre y en aguas que no se
encuentren bajo la soberanía de algún Estado, se encuentran sometidos al ordenamiento jurídico de la República los
buques de pabellón nacional, como si fueran territorio argentino, así como las personas que se encuentren a bordo
de dicho buques, y los hechos y actos que en ellos se realizan. Se aplicará la misma disposición a los buques
argentinos mientras realicen el paso inofensivo al mar territorial extranjero, salvo las restricciones impuestas por el
derecho internacional público.
4. La Ley 23.968 se ocupa de determinar las líneas de base del Estado nacional a partir de las cuales se debe
mensurar la extensión de los segmentos marinos de la República. Esta ley ha incorporado como “aguas interiores” a
las superficies acuáticas que antes conformaban el mar territorial. También restableció la zona contigua que había
quedado difusa e incorporó la zona económica exclusiva.
5. Por la sanción de la Ley 24.543, la República Argentina aprobó la Convención de Jamaica de 1982.
f) las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra pública construida para utilidad o comodidad común;
g) los documentos oficiales del Estado;
h) las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos”.
Art. 236 Bienes del dominio privado del Estado “Pertenecen al Estado nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo
dispuesto en leyes especiales: (…) c) los lagos no navegables que carecen de dueño…”.
Art.239.- Aguas de los particulares. “Las aguas que surgen en los terrenos de los particulares pertenecen a sus dueños, quienes
pueden usar libremente de ellas, siempre que no formen cauce natural. Las aguas de los particulares quedan sujetas al control y
a las restricciones que en interés público establezca la autoridad de aplicación. Nadie puede usar de aguas privadas en perjuicio
de terceros ni en mayor medida de su derecho.
Pertenecen al dominio público si constituyen cursos de agua por cauces naturales. Los particulares no deben alterar esos cursos
de agua. El uso por cualquier título de aguas públicas, u obras construidas para utilidad o comodidad común, no les hace perder
el carácter de bienes públicos del Estado, inalienables e imprescriptibles.
El hecho de correr los cursos de agua por los terrenos inferiores no da a los dueños de éstos derecho alguno”.
Micaela Cibeyra Página 128
como característica sobresaliente la de limitar con todos los Estados del planeta y tomar contacto con toda la
superficie –terrestre o acuática- de la Tierra. Consecuentemente, su concepto y delimitación importará, sobre todo,
cuando se deba discernir si estamos frente a un transporte aéreo o a uno espacial, teniendo en cuenta, respecto de
este último, que su ámbito de desarrollo será el del espacio ultraterrestre o exterior.
Según Videla Escalda cuando la circulación aérea se incrementó y requirió la atención de los Estados, éstos, cuanta
habida de sus propios intereses, comprendieron que era ineludible reglamentar debidamente las actividades del
nuevo medio de comunicación (que presentaba además características muy especiales como arma ofensiva y
defensiva frente a la eventualidad de un conflicto bélico) y comenzaron a contemplar la situación jurídica del espacio
aéreo.
Delimitación.
Según Callejas el transporte aéreo se realiza con aeronaves, que son aquellos aparatos o mecanismos que pueden
circular por el espacio aéreo. Resulta necesario delimitar el espacio aéreo en su parte superior, pues el avance
tecnológico dio origen a la llamada “era espacial”. Esta quedó inaugurada cuando la Unión Soviética, en 1957,
produjo el primer viaje espacial poniendo primero en órbita el satélite artificial Sputnik I y posteriormente el II, que
llevaba a la célebre perra Laika.
La reacción estadounidense, en plena Guerra Fría, fue a través del lanzamiento del Explorer I y II en 1958. Comienza
de esta manera la “carrera espacial” entre aquellas dos superpotencias mundiales, se transformó en indispensable la
determinación del límite superior del espacio aéreo, lo cual implica establecer dónde comienza del espacio sideral o
ultraterrestre, pues allí la extensión de esa soberanía en forma ilimitada no parece justificada. Además, ningún
estado reclamó o insinuó una pretensión semejante.
El Comité Científico y Técnico de la ONU, al ser consultado en 1967 sobre la posibilidad de establecer un límite
científico entre el espacio aéreo y el espacio exterior, afirmó que eso no era aún posible, situación que se mantiene
hasta el presente.
Se destacan dos teorías tenidas mayoritariamente en cuenta sobre la cuestión de la delimitación del espacio aéreo:
45
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Libertades_del_aire
Micaela Cibeyra Página 136
Estas libertades se establecieron mediante dos acuerdos. El primero era el Acuerdo sobre Tránsito Aéreo
Internacional. Regulaba las 2 primeras libertades, llamadas libertades técnicas. Otorga a las aeronaves dedicadas a
servicios regulares de transporte las dos primeras libertades, y es una expresión de la teoría de la soberanía
limitada. Además, el Convenio de Chicago de 1944, firmado al mismo tiempo que los otros dos, consagraba en su
artículo 5, las dos primeras libertades para los servicios internacionales no regulares.
El segundo, era el Acuerdo sobre Transporte Aéreo Internacional, que regulaba las 5. Las últimas tres libertades, se
conocen como libertades comerciales. Este no fue ratificado por muchos estados. Aquí se intentó asentar las dos
primeras libertades, y las otras, para las aeronaves civiles y comerciales no dedicadas al transporte regular, porque
para las aeronaves dedicadas a vuelos regulares se requiere autorización especial, para usar las últimas tres
libertades (ya que pueden disponer de las primeras dos libertades por el Acuerdo sobre Tránsito Aéreo
Internacional, el primer acuerdo mencionado). Mediante estos acuerdos se consagra el derecho al tránsito inocente.
3. Otras Libertades:
Sexta libertad: el derecho a que el operador aéreo de un estado transporte tráfico comercial entre otros dos
estados vía su propio territorio.
Séptima libertad: el derecho a que el operador aéreo de un estado transporte tráfico comercial
enteramente fuera de su territorio.
Octava libertad: el derecho a que el operador aéreo de un estado transporte tráfico comercial dentro del
territorio de otro estado (cabotaje).
Novena libertad: Permiso referido a aerolíneas de un estado para operar en régimen de 7ª libertad a partir
del tercer estado más allá de su territorio.
Generalidades.
El espacio ultraterrestre son todos los inmensos ámbitos del cosmos, que se extienden a partir del límite superior del
espacio aéreo nacional en la tierra, y del espacio aéreo que cubre el mar libre, también en la Tierra.
Su naturaleza jurídica sigue cuestionada, pues frente a la nominación de res communis omnium que se caracterizan
por el usum omnibus competere, la idea por la cual el Estado que explora y extrae riquezas de un cuerpo celeste o el
Espacio lo hace en representación de todos los demás Estados, convierte a la cuestión en estrictamente patrimonial;
y dentro de ella, ceñida al derecho de condominio. Para quienes sostienen esta teoría, el espacio ultraterrestre es
una res communis humanitatis.
El dr. Callejas desconoce a la humanidad como sujeto de derecho, considera que el espacio es una res communis
usus, no pudiendo ser objeto de apropiación –total o parcial- por ningún Estado. Al cosmonauta, a quien se le
considera “enviado de la humanidad”, lo es respecto de la especie humana y sin la representación jurídica del
Régimen jurídico.
Los aspectos sobresalientes del “Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la
exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes” son:
1. Bien común internacional: La exploración y utilización del espacio ultraterrestre deberán hacerse en provecho y
en interés de todos los países, sea cual fuere su grado de desarrollo económico y científico, e incumben a toda la
humanidad.
2. No discriminación: Estará abierto para su exploración y utilización a todos los Estados sin discriminación alguna
en condiciones de igualdad y en conformidad con el derecho internacional y habrá libertad de acceso a todas las
regiones de los cuerpos celestes.
3. Apertura a la investigación: Estará abierto a la investigación científica, y los Estados facilitarán y fomentarán la
cooperación internacional en dichas investigaciones.
4. Inapropiabilidad: El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrán ser objeto de
apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación ni de ninguna otra manera.
Consecuentemente, su naturaleza jurídica es de la de res communis usus.
5. Sujeción al derecho internacional: Los Estados partes en el Tratado deberán realizar sus actividades de
explotación y utilización, de conformidad con el derecho internacional incluida la Carta de las Naciones Unidas en
interés del mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y del fomento de la cooperación y la
comprensión internacionales.
6. Fines pacíficos. No militarización: Los Estados parte en el tratado se han comprometido a no colocar en órbita
alrededor de la tierra ningún objeto portador de armas nucleares ni de ningún otro tipo de armas de destrucción
en masa; a no emplazar tales armas en los cuerpos celestes; y a no colocar tales armas en el espacio ultraterrestre
en ninguna otra forma. El espacio exterior se utilizara exclusivamente con fines pacíficos por todos los Estados
partes en el Tratado. Se prohíbe establecer en los cuerpos celestes: bases, instalaciones y fortificaciones militares,
efectuar ensayos con cualquier tipo de armas y realizar maniobras militares. No se prohíbe la utilización de
personal militar para investigaciones científicas ni para cualquier otro objeto pacífico y tampoco se prohíbe la
utilización de cualquier equipo o medios necesarios para la exploración de la Luna y de otros cuerpos celestes con
fines pacíficos.
7. Condición jurídica del cosmonauta: Se considerará a todos los astronautas como enviados de la humanidad en el
Bibliografía:
Concepto de automotor.
Naturaleza jurídica.
Según el artículo 1º, la transmisión del dominio de los automotores deberá formalizarse por instrumento público o
privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros desde la fecha de inscripción en el Registro
Nacional de la Propiedad del Automotor.
Se considera al vehículo automotor un bien registrable, categoría que responde a la moderna clasificación de los
bienes que emerge del valor económico y social que éstos tienen y que han impuesto la instauración del especial
régimen de publicidad registral regulado en el RJA.
Identificación.
Cada automotor, durante su existencia como tal, se identifica en todo el país por una codificación de dominio
formada por letras y números (sistema alfanumérico), la que figura en el título y demás documentación. Dicha
codificación es reproducida en placas (patentes) de identificación visibles exteriormente, que deben lucir en las
partes delantera y trasera del automotor.
Exigencias técnicas.
La ley de tránsito dispone las exigencias mínimas técnicas (sistema de frenado, dirección, suspensión, rodamiento
permanente, relación potencia-peso) que deben cumplir los vehículos que circulan por la vía pública.
A los vehículos destinados al transporte de carga y de pasajeros se les exige poseer los dispositivos especiales que la
reglamentación exige.
Los vehículos que se destinen al servicio de transporte de pasajeros deberán estar diseñados específicamente para
esa función con las mejores condiciones de seguridad de manejo y comodidad del usuario, debiendo contar con
salidas de emergencia en relación con la cantidad de plazas. En los del servicio urbano, el motor deberá estar
dispuesto en la parte trasera del vehículo y el sistema de suspensión requerido es el neumático. Se les obliga a
poseer dirección asistida; caja automática para cambios de marcha; aislación termoacústica ignífuga o que retarde la
propagación de llama; y tener el puesto de conductor diseñado ergonómicamente y con asiento de amortiguación
propia.
En los vehículos de transporte destinados a cargas peligrosas, emergencias o seguridad, sus acoplados deben tener
un sistema de acople para idéntico itinerario y otro de emergencia con dispositivo que lo detenga si se separa. La Ley
26.363 incorporó que la Agencia Nacional de Seguridad Vial dispondrá la instalación de doble bolsa de aire para
amortiguación de impactos, sistema antibloqueo de frenos y otros dispositivos tendientes a la prevención de
accidentes y daños a las personas.
Se exige que los automotores deben ajustarse a los límites sobre emisión de contaminantes, ruidos y radiaciones
parásitas. Tales límites y procedimiento para detectar las emisiones serán los que disponga la reglamentación.
El vehículo de carga.
Por dec. 105/98 se aprobó la reglamentación de la Ley 24.653 (Transporte Automotor de Cargas), el cual instituyó el
Registro Único del Transporte Automotor (RUTA) que funciona en el ámbito de la Secretaría de Transporte y que
46
El material rodante de servicio no se encuentra afectado al transporte comercial, pero siempre desplazará personas
(trabajadores o técnicos) o cosas (herramientas u otros elementos ej. repuestos).
Micaela Cibeyra Página 146
Marienhoff desarrolla el concepto de “universalidad pública” considerando como tal al conjunto de bienes públicos
que forman un todo destinado a un fin único. En esta idea se incluye a los conjuntos de bienes del Estado afectados a
la prestación de servicios públicos como las explotaciones de teléfonos, ferrocarriles, líneas aéreas, etc. Su
reconocimiento de bien del dominio público resulta de su carácter de “obra destinada a la utilidad o comodidad
común”.
Canosa destaca que los contratos de concesión de servicios ferroviarios, el principio general aplicable es aquel por el
cual los bienes de que dispone el concesionario para el cumplimiento del contrato pertenecen al dominio público
ostentado sólo su tenencia con relación a ellos.
Los ductos.
El ducto o tubería es un verdadero vehículo de transporte. Sin embargo, siendo su particular característica la de
conducir el elemento transportado sin trasladarse juntamente con lo que desplaza en su interior, tal circunstancia
obliga a señalar los aspectos que consideramos necesarios sobre este elemento que conforma, junto a otros, el
sistema de transporte por tuberías.
La carga que desplazan estas construcciones se destaca por constituir un conjunto de bienes necesarios para la vida y
el funcionamiento de una comunidad (combustible derivados del petróleo, agua, electricidad) los cuales resultan, a la
vez, generalmente escasos.
Los Estados que tienen reserva de estos bienes han transformado al ducto en un factor de poder que ejercen a través
de la sola potestad de decidir sobre la apertura y cierre de sus válvulas.
Concepto.
El ducto es una construcción compuesta por tubos unidos que conforman en todo estanco, con una entrada y una
salida operable desde el exterior, destinada generalmente al desplazamiento de un determinado fluido (por ej.
hidrocarburos, agua, gas, electricidad).
Este conducto admite ser instalado tanto tierra adentro como tierra afuera. Por consiguiente, existirán ductos bajo y
sobre la superficie terrestre y acuática.
El sistema de transporte por tuberías requiere de una infraestructura determinada, esencialmente compuesta por
estaciones de bombeo, por plantas de almacenamiento y por centros de distribución.
En suma, es una construcción fija de tuberías o conductos, destinados al desplazamiento de fluidos materiales o
inmateriales.
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
Criterios.
Hay dos tendencias doctrinarias. Están quienes defienden un criterio restringido del concepto y quienes adhieren a
un concepto amplio y abarcador del vehículo en estudio.
Los criterios restringidos exigen que las construcciones flotantes, para ser jurídicamente buques, deban reunir
cualidades especiales como estar provisto de “acta de nacionalidad”, tener “autonomía de propulsión”, registrar un
“tonelaje aceptable”, etcétera.
Los criterios amplios reclaman en el concepto buscado un elemento unificador capaz de darle trascendencia jurídica
a esa cosa llamada buque.
La doctrina se ha agrupado en torno a dos elementos unificadores a tal fin, los cuales la han dividido en dos
vertientes. Un sector de la doctrina considera que debe ser considerado como elemento diferenciador a “la aptitud
para navegar”; en tanto que otro sector de aquélla, afirma que tal elemento está dado por “el destino de la
navegación” de la construcción flotante. El primero importa una exigencia presente y actual, mientras que el segundo
constituye una categoría teleológica que se requiere del bien para ser jurídicamente un buque.
Concepto legal.
Nuestra Ley de la Navegación reconoce su antecedente en el Códice della Navigazione italiano, el cual definió al
buque como cualquier construcción destinada al transporte por agua, aun con fines de remolque, pesca, deporte o
con cualquier otro fines. Dicho concepto debe interpretarse como toda construcción flotante destinada a navegar.
Malvagani manifiesta su adhesión al establecer que en el art. 2 de su Proyecto que “…es buque toda construcción
flotante destinada a la navegación. Cualquier otra construcción flotante auxiliar de la navegación, pero no destinada
a ella, aunque pueda desplazarse sobre el agua por cortos trechos para sus fines específicos, es un artefacto naval”.
Por otra parte, este autor prescindió de incluir la exigencia legal que la construcción flotante pueda transportar cosas
o personas, toda vez que navegar, en su criterio, siempre significa transportar materialmente unas y/u otras.
Según Ulpiano, se entiende por buque el que navega en el mar, en los ríos o en alguna superficie acuática, aunque
sea un bote.
La Ley de navegación define al buque como toda construcción flotante destinada a navegar por agua.
El elemento diferenciador elegido por la ley, y que hace que una construcción flotante sea jurídicamente buque y
Naturaleza jurídica.
Los buques son verdaderos bienes registrables, con regímenes especiales, en los que los Estados que controlan la
El concepto asociado a la existencia de buques sin tripulación, o buques autónomos, no es nueva; el año 1973, el
escritor alemán Rolf Schonknecht, en su libro Buques y transporte del mañana, planteaba que en el futuro habrían
buques en los cuales los capitanes, desempeñarían sus funciones desde oficinas en tierra, mientras que a bordo,
existirían computadores que se encargarían de la navegación de las naves.
Durante los años 80, del siglo XX, se comenzó a discutir en Japón acerca del desarrollo de buques inteligentes que
pudiesen ser operados sin tripulaciones. Sin embargo, estas ideas comenzaron a perder fuerza, cuando las compañías
navieras niponas, comenzaron a contratar tripulaciones de bajo costo.
Algunos años después, en la década de 1990, el renombrado diseñador de buques Kai Levander, padre del vice
presidente de innovación tecnológica de la empresa Rolls-Royce, Oskar Levander, argumentó que un buque podía
navegar distancias cortas sin tripulación mediante la utilización de dispositivos G.P.S., guiados por estaciones de
tráfico marítimo y asistidos solo en los últimos tramos por Prácticos. Casi en la misma época, el arquitecto naval
alemán Volker Bertram sugirió que una combinación de inteligencia artificial y tele operación podría permitir el
desplazamiento de buques sin tripulación. Sin embargo, estas propuestas no prosperaron debido a los altos costos de
instalación y mantenimiento que implicaba a las agencias navieras. El año 2007, el tema nuevamente salió a flote,
gracias a un documento preparado por un grupo de europeos acerca del desarrollo de la industria marítima.
Aunque este documento sugirió que podría ser deseable una automatización más avanzada y sensores mejorados, no
llegó a plantear una automatización completa.
Cinco años después, inspirados por esta idea, grupos europeos de investigación iniciaron un proyecto colaborativo
47
https://revistamarina.cl/revistas/2018/3/jcrawfordc.pdf
48
https://www.mascontainer.com/buques-autonomos-que-normas-aplicar-o-establecer-normas-distintas/
Micaela Cibeyra Página 156
conocido como MUNIN, con el propósito de desarrollar un concepto viable de buque mercante no tripulado. Las
áreas de investigación cubren navegación autónoma, propulsión y maquinaria automatizada, comunicaciones y
conectividad costera, sistemas de redundancia y eficiencia, como asimismo, un grupo de análisis del marco legal.
El proyecto MUNIN concluyó que la aplicación del concepto de los buques no tripulados puede y será aplicado en
aquellos lugares y bajo condiciones que permitan una operación mas segura y económica. Respecto de la
conectividad se estableció que en ciertas regiones el ancho de banda satelital es restringido y los costos de
comunicación son muy altos, no haciendo atractiva una solución de control remoto. Asimismo, se concluyó que la
adaptación conceptual era más conveniente aplicarla en buques nuevos y no
adaptarla a buques ya existentes. Decidieron que las funciones de vigilancia y control de la nueva nave serían
ejecutadas por un operador en el centro de control de tierra.
El nombre.
Todo buque tiene que tener un nombre el cual no puede ser igual al de otro buque de las mismas características. Si
bien nuestra Ley de la Navegación establece tal principio, cabe poner de manifiesto que la tendencia en el derecho
comparado es la de asegurar la estabilidad del nombre, a los fines de evitar errores o maniobras fraudulentas. La
autoridad de aplicación (en nuestro país, la Prefectura Naval Argentina) es quien debe autorizar el nombre o el
cambio de éste. Los buques que enarbolan pabellón nacional deben exhibir su nombre en forma bien visible en la
cara de popa. La costumbre internacional ha impuesto que nombre del buque luzca también en el casco, sobre
ambas bandas (de estribor y babor) a la altura de la proa.
La nacionalidad.
La nacionalidad de los buques alude a la relación o vínculo legal que los une al Estado cuya bandera enarbolan. La
importancia de la nacionalidad del buque está dada porque se extenderá a esa comunidad viajante el orden jurídico
que rige en el país del pabellón. Esa ley de la respectiva bandera será la aplicable en aguas no soberanas de ningún
Estado. Ese pabellón o esa nacionalidad le otorgan derecho al buque a la protección diplomática del Estado
pertinente, privilegios y prerrogativas en el cabotaje nacional, derecho al tratamiento de buque neutral en
situaciones de guerra, etc. Luego, deviene necesario, en este tema, no separar jamás el término “nacionalidad” del
de “pabellón”. En la opinión de Martín Calleja, éste es el criterio correcto aplicable al reconocimiento de nacionalidad
a los buques, a su justificación, a sus alcances e importancia.
Siempre se le exigió al buque tener una nacionalidad y nada más que una, ya que de lo contrario caería en las la de
ejercer la piratería. Esa sospecha, en la actualidad, cede ante tantos casos en que por razones de persecución política
o racial, muchas personas se han hecho a la mar en precarias embarcaciones clandestinas, innominadas e
indocumentadas que, en modo alguno, pueden merecer el calificativo de “piratas”. Lo mismo debe decirse de los
buques de nuevos Estados que tienen bandera pero que aún no han sido reconocidos como tales.
La nacionalidad de ser concreta con la inscripción en el registro de buques de un Estado y se exterioriza mediante el
uso del pabellón.
El número de matrícula.
Todo buque debe estar inscripto en el registro especial de un Estado. Es el llamado “registro de matrícula” que da
origen al “puerto de matrícula”. Al buque así matriculado se le asigna un determinado número de inscripción. La ley
de navegación define al número de matrícula como el de la inscripción en el registro correspondiente y establece el
El tonelaje de arqueo.
Es un modo de individualización de los buques en cuanto a su capacidad interna; y como tan se encuentra y regulado
en nuestra Ley de Navegación. Consecuentemente, se trata de expresar su capacidad y no su peso.
La unidad de medida para determinar el volumen de un buque en las toneladas de arqueo Moorson, que equivale a
La copropiedad naval.
Sobre un buque puede, por un lado, existir un solo propietario que ejerce en virtud de tal calidad, en forma exclusiva
y excluyente, su derecho de propiedad sobre aquel; o, por el otro, pueden ser varias personas las titulares de ese
derecho de dominio sobre distintas partes indivisas.
El art. 164 de la Ley de Navegación establece que serán de aplicación supletoria a este instituto las disposiciones del
condominio del CCyC en todo lo que no esté modificado en esta sección.
En la copropiedad naval prevalece el principio de la toma de decisiones por las mayorías.
El art. 165 determina un sistema de simples mayorías para la conformación de la voluntad del grupo de
copropietarios, las cuales se computaràn de acuerdo con el valor de la parte de cada uno de ellos. Admite que la
mayoría pueda estar constituida por un solo copropietario y reserva al órgano jurisdiccional competente la decisión
en caso de empate.
Cuando el buque, a juicio de la mayoría, requiera de reparaciones, la minoría está obligada a aceptar la decisión,
salvo su derecho de transferir las partes respectivas a los otros copropietarios, al precio que se fijare judicialmente o
a solicitar la venta en pública subasta (art. 166). Si fuera la minoría la que considera que el buque necesita ser
reparado en contra de la decisión de la mayoría, aquélla tiene la facultad de solicitar que se practique una pericia. Si
el informe pericial resulta que la reparación es necesaria, todos los copropietarios estarán obligados a contribuir.
El tema vinculado con la reparación del buque excede el interés de los copropietarios, dado que velar por la
seguridad de la navegación y la protección de la vida humana (expuestas a grave riesgo si el buque no está en
debidas condiciones de navegar), es una actividad, en principio, propia e Indelegable del Estado.
Si la venta del buque es decidida por la mayoría, la minoría puede exigir que aquélla se realice por el sistema de la
subasta pública. Si la minoría solicita la venta por innavegabilidad o por otras razones graves o de urgencia para los
intereses comunes, y la mayoría se opone, el tribunal competente decidirá la controversia planteada en forma
sumaria.
Concepto.
Las sociedades de clasificación son instituciones que se ocupan de certificar el valor técnico del buque en cuanto su
construcción, características, mantenimiento y navegabilidad. Ray destaca su importancia respecto del
asesoramiento que brindan a constructores, armadores, aseguradoras, cargadores, compradores, locatarios o
fletadores de buques y, en general, a todos los interesados en la navegación y en el comercio internacional.
Objeto.
Estas instituciones se ocupan de clasificar a los buques de acuerdo con determinados criterios aplicables a su calidad
Responsabilidad.
Ante la hipótesis de errores u omisiones que se deriven en graves consecuencias para quienes se han valido de los
informes técnicos emanados y emitidos por la sociedad de clasificación, éstas tienden a incorporar cláusulas
limitativas y exonerativas de responsabilidad que merecen ser especialmente consideradas en cuanto a su validez y
oponibilidad.
1. Entre la sociedad y el armador que pretende clasificación para el buque del cual dispone (aun para buques en
construcción) o la aseguradora que solicita un informe, Ripert señala que, por el monopolio de hecho que ejercen
estas sociedades, por su situación excepcional, por la importancia y profusión de sus publicaciones, y el estado de
la oferta con carácter permanente frente al público, al ser aceptada por el armador, aquéllas no pueden rehusar el
examen del buque y la entrega del certificado correspondiente. La relación contractual emergente podrá ser la del
mandato, locación de servicios o de obra, según los casos.
Respecto de la validez de las clausulas limitativas o exonerativas de responsabilidad las opiniones han dividido a
la doctrina y a la jurisprudencia. Fernandez las considera invalidas dado el tinte cuasi monopólico de la actividad
que ejercen las mencionadas sociedades y el carácter de contrato de adhesión de la convención celebrada. Ray al
destacar la utilidad que estas instituciones prestan a todos los interesados en la navegación (que están
representados en sus consejos directivos) y a la navegación misma, así como también el bajo costo de los servicios
que realizan y la falta de fin de lucro que las inspira, propone se resuelva esta cuestión analizándose
determinadamente el contrato y los hechos respectivos, para luego pronunciarse sobre la validez de las cláusulas
de irresponsabilidad, las que deberán pasar el tamiz de la razonabilidad y el de su no afectación al orden público.
Según Callejas la contratación con una sociedad de clasificación descansa en la profesionalidad que importa la
realización habitual de determinadas tareas, obras o servicios por parte de aquellas. Luego, el carácter
eminentemente técnico de la prestación obsta a la pretendida irresponsabilidad de las sociedades de clasificación.
La compraventa.
Es el contrato en virtud del cual el vendedor se obliga a transferir el dominio de un buque al comprador, debiendo
éste abonarle como contraprestación un precio cierto en dinero o en divisa extranjera.
En el caso de buques mayores, el contrato debe formalizarse en escritura pública o en documento privado
autenticado bajo pena de nulidad. Si el contrato fuese celebrado en el extranjero y el buque perteneciese a la
matrícula nacional, el instrumento pertinente deberá ser otorgado por el cónsul argentino respectivo, quien debe
remitir testimonio autorizado al Registro Nacional de Buques. Para que el contrato surta efectos respecto de terceros,
La prescripción adquisitiva.
En la forma de adquirir la propiedad del buque por el mero transcurso del tiempo durante el cual se lo poseyó con
ánimo de dominio y de buena fe, pacífica y públicamente y con justo título.
La adquisición de la propiedad del buque no es automática, sino que requiere de reconocimiento judicial a través de
una sentencia que así lo determine, debidamente inscrita en el Registro Nacional de Buques.
La Ley de Navegación dispone que la adquisición de un buque con buena fe y justo título prescribe la propiedad por
la posesión continua de 3 años. Si faltara alguna de las condiciones, la prescripción se opera a los 10 años.
Los aspectos de fondo o sustanciales del instituto de la usucapión, se regirán por lo normado en el derecho común.
Confiscación.
Constituye un modo de derecho público de adquisición de la propiedad de un buque por el Estado. Esta figura
jurídica es de naturaleza penal y accesoria, prevista para infracciones o delitos en los que el buque resulta ser un
instrumento necesario, como por ej. el contrabando o la piratería. El Código Aduanero prevé, en forma expresa en su
art. 876 “el comiso del medio de transporte y de los demás instrumentos empleados para la comisión del delito,
salvo que pertenecieran a una persona ajena al hecho y que las circunstancias del caso determinaren que no podía
conocer tal empleo ilícito”.
Requisa.
Si bien encuentra su fuente en el art. 2512 del Cod. Civil, representa un instituto del derecho público. Así “Cuando la
urgencia de la expropiación tenga un carácter de necesidad, de tal manera imperiosa que sea imposible ninguna
forma de procedimiento, la autoridad pública puede disponer inmediatamente de la propiedad privada bajo su
responsabilidad”.
En caso de catástrofe, guerra, epidemias, etc., el Estado puede requisar un buque para fines de traslado de
evacuados, provisión de alimentos a la tropa, atención y traslado de enfermos, etcétera.
De esta manera, puede ser sostenido que el Instituto de la requisa constituye una categórica reafirmación de la
función social de la propiedad privada.
Apresamiento.
Es un modo de adquisición de la propiedad de un buque que es propio del derecho internacional público.
Necesariamente reconoce como presupuesto básico el estado de guerra y consiste en el apoderamiento de un buque
enemigo de uno neutral en la medida que éste último hubiera violado la neutralidad que expresan a través de su
bandera.
Al solo efecto ilustrativo, cabe recordar que el viejo Código de Comercio, en su art. 866, parr. 3°, mencionaba
expresamente al apresamiento y que la Constitución Nacional, en su art. 75, inc. 26, determina que corresponde al
Congreso de la Nación “facultar al Poder Ejecutivo para ordenar represalias y establecer reglamento para las presas”.
Funciones.
1. Inscripción: Deben ser inscriptos en Registro Nacional de Buques todos los buques, embarcaciones o artefactos
navales, sean de propiedad privada o estatal, así como también todos los documentos en virtud de los cuales se
constituyan, transmitan, declaren, modifiquen o extingan derechos reales sobre los buques, embarcaciones y
artefactos navales de la matrícula nacional.
La Ley de Navegación obliga a inscribir en el Registro los contratos de locación y de fletamento a tiempo,
construcción de buques y artefactos navales, etc. En ese Registro se deben inscribir los armadores.
2. Toma de razón: En función del Registro tomar razón de todos los instrumentos por los cuales se pongan
Secciones.
El Registro Nacional de Buques se divide en tres secciones:
1. División contralor y verificación registral: Esta dependencia fija aranceles y se expide sobre la procedencia de las
inscripciones solicitadas.
2. División matrícula: Es la que se ocupa de la inscripción de los buques, yates y artefactos navales en la matrícula
nacional, juntamente con sus modificaciones, transformaciones o eliminaciones que eventualmente
experimenten.
3. División dominio: Su función es la de inscribir los instrumentos que importen la creación, modificación o
extinción de derechos reales sobre los buques y artefactos navales; los instrumentos o sentencias judiciales que
adjudiquen derechos reales o partes en indivisas; las sentencias judiciales por las que se declaren, constituyan
modifiquen, transmitan o extingan derechos reales sobre buques o artefactos navales; las órdenes judiciales por
las que se dispongan embargos, interdicciones o cualquier otra medida que afecte la libre disposición de los
buques o artefactos navales, nacionales o extranjeros, etc.
A los fines prácticos, cabe recordar que el art. 40 del Reglamento Orgánico del Registro impone a los escribanos y
funcionarios públicos la obligación de tener a la vista el título pertinente inscripto en el Registro y el certificado que a
tal efecto éste expida, antes de autorizar documentos de transmisión, constitución, modificación o cesión de
derechos reales sobre buques o artefactos navales.
En el mismo sentido, resulta útil destacar que ante la falta u omisión de la reinscripción de los embargos,
interdicciones e inhibiciones, se produce la cancelación automática de tales asientos a los cinco años. La hipoteca, en
tanto no se prevea en el contrato que la constituyó un plazo mayor, queda cancelada automáticamente a los tres
años. La cancelación del asiento registral importa la pérdida de toda eficacia u oponibilidad frente a terceros.
Según Chami rigen la hipoteca las normas de la sección 5° “De la hipoteca naval”, del capítulo IV “Del crédito naval” y
el subsidio, las disposiciones del derecho común en cuanto no estén en contradicción con las específicas de la
hipoteca naval.
El art. 499 dispone que los buques mayores –de diez o más toneladas de arqueo- pueden ser hipotecados y que los
buques menores –de menos de diez toneladas de arqueo- pueden ser gravados con prenda.
Buque en viaje
Constituida en jurisdicción Argentina
Según lo dispone el art. 505, en el supuesto de constituirse una hipoteca en jurisdicción argentina, estando el buque
en viaje, ésta debe anotarse en el certificado de matrícula del buque mientras se encuentre en viaje. A tal efecto, el
jefe del Registro Nacional de Buques dirigirá un requerimiento vía telegráfica a la autoridad marítima del puerto
argentino en el cual se encuentre el buque y, si estuviera en puerto extranjera, al cónsul argentino.
Subrogación real
Indemnización por daños materiales, no reparados
El art. 507 establece ciertas reglas sobre subrogación real, estableciendo que sólo los siguientes créditos integran la
hipoteca:
a. Indemnizaciones originadas en daños materiales no reparados sufridos por el buque.
b. Contribuciones en avería común por daños materiales no reparados, sufridos por el buque.
c. Las indemnizaciones por daños no reparados, sufridos por el buque con motivo de una asistencia y salvamento,
siempre que el auxilio se haya prestado con posterioridad a la inscripción de la hipoteca en el Registro Nacional de
Buques.
d. Las indemnizaciones de seguros por averías no reparadas sufridas por el buque o por su pérdida.
Respecto de los buques en construcción, la subrogación real sólo podrá operar en los inc. a) y d), porque durante la
construcción no podrá haber avería gruesa (inc b) ni asistencia y salvamento (inc. c).
Intereses
Ley aplicable
De acuerdo con el art. 598, los derechos reales de garantía se rigen por la ley del pabellón del buque y,
consecuentemente, la hipoteca se rige por dicha ley.
A su vez, el art. 600 establece que las hipotecas y cualquier otro derecho de garantía sobre buques de nacionalidad
extranjera, regularmente construidos y registrados según sus leyes, son válidos y producen efectos en la república si
existe reciprocidad del respectivo Estado. Por su parte, el art. 31 del Tratado de Navegación Comercial Internacional
de Montevideo de 1940 da validez y efectos en los demás Estados a las hipotecas o cualquier otro derecho real de
garantía sobre buques de la nacionalidad de uno de los Estados, cuando hayan sido regularmente constituidos y
registrados según sus leyes.
Tribunal competente
Las partes indudablemente incluirán en el instrumento de la hipoteca una cláusula que determine los tribunales que
resultarán competentes para intervenir en la ejecución hipotecaria. En caso contrario, lo serán los tribunales del
domicilio del deudor o del lugar de cumplimiento de la obligación de pago.
Privilegios marítimos
Según Chami los privilegios marítimos cumplen un rol importante como fomento del crédito naval. Recordemos que
los privilegios son, según el art. 3875 del CC, “el derecho dado por la ley a un acreedor para ser pagado con
preferencia a otro…”.
Se ha dicho que el régimen de privilegios es uno de los temas más complejos del derecho a causa de la incorrecta
sistematización que les brindó el codificador y por su marcado casuismo.
Los privilegios sólo tienen virtualidad en caso de presentarse dos condiciones. La primera es una insuficiencia del
activo para afrontar el pasivo, porque si todos los acreedores están en condiciones de cobrar, no es de vital relevancia
quién cobra primero. La segunda condición es que existan motivos para que el legislador considere, por razones de
política legislativa, que unos créditos deben cobrar antes que otros. De no presentarse alguna de ellas, los privilegios
carecerían de razón para existir, porque si hubiera bienes suficientes para afrontar las deudas, no tendrían
importancia quién cobra primero y, si el legislador no diera prioridad a unos créditos frente a otros, todos cobrarían a
prorrata.
Distintas razones, como la equidad, el carácter alimentario o el bien público motivan la preferencia que se otorga a
Caracteres generales
Podemos señalar los siguientes caracteres generales de los privilegios, algunos de los cuales están contemplados en
la sección 1° del capítulo IV “Del crédito naval”:
1. Como primera regla, el art. 471 establece que los privilegios marítimos son preferidos a cualquier otro privilegio
general o especial, consagrando el ius preferendi; ello coincide con lo dispuesto por la Ley de Concursos y
Quiebras, cuyo art. 241, inc 6°, reconoce a los privilegios marítimos y cuyo 243, inc 1°, establece que los
privilegios marítimos se rigen por su ordenamiento, es decir, por el orden de la Ley de la Navegación.
2. Además, el derecho persecutorio complementa el derecho de preferencia, porque posibilita al acreedor el cobro
de su crédito al desposeer de la cosa sobre la que cae el privilegio, consagrando el ius persequendi.
3. Inmediatamente, establece el principio de subrogación legal, según el cual el privilegio se traslada de pleno
derecho sobre el precio o indemnización obtenido por el buque (art. 472).
4. El art. 474 establece la extensión del privilegio a los intereses por 1 año, excepto los correspondientes a la
hipoteca, que se extiende por 2 años según lo dispuesto por el art. 510 de la Ley de la Navegación.
5. El art. 475 dispone que la cesión del crédito privilegiado implica, de pleno derecho, la cesión de su privilegio.
6. Los privilegios sobre el buque, artefacto naval y otros créditos se ordenan por viaje y los del último son preferidos
a los viajes anteriores (art. 482).
7. El art. 476 establece 2 grupos de privilegios, 6 en el primero y 6 créditos privilegiados en el segundo; entre ellos se
ubica el crédito privilegiado del acreedor hipotecario (art. 476, último párrafo).
8. Los créditos marítimos no requieren inscripción en registro alguno, como sí exigen inscripción los privilegios
aeronáuticos (art. 58, párr. 2° del Código Aeronáutico).
Excepción
La excepción a la regla de graduación en el orden establecido en el art. 476 está dada por los créditos de asistencia y
salvamento, contribución en avería gruesa y gastos de remoción de restos náufragos del inc. f), art. 476. Estos
créditos tienen preferencia sobre todo otro crédito que gravase el buque al momento de llevarse a cabo las
operaciones que los originaron. Así lo establece el párr. 3°, art. 480. El fundamento de esta excepción es que los
créditos de asistencia y salvamento y de contribución en avería gruesa se generan para la seguridad de la navegación
y tienden a mantener intacto el buque como asiento de los créditos privilegiados. De tal forma, si quienes llevan a
cabo el servicio de asistencia o quienes contraen, por ejemplo, un gasto bonificable en avería gruesa no tienen tal
preferencia, no llevarían a cabo el servicio ni contraerían el gasto y el buque se perdería, en perjuicio del propietario
y de los demás acreedores privilegiados que verían así perdidos su asiento del privilegio y la garantía de su crédito.
Los gastos por remoción de restos náufragos permiten recuperar los restos y brindan seguridad a la navegación,
circunstancia que también justifica la excepción.
Excepciones
Rige la misma excepción a la segunda regla, es decir, que los privilegios que garanticen créditos por asistencia o
salvamento, gastos re remoción de restos náufragos y contribución en avería gruesa tienen preferencia sobre los
demás que graven el buque al momento en que se efectuaron las operaciones que los originaron (art. 480, párr. 2°).
Por ejemplo, entre dos créditos por asistencia y salvamento, correspondientes a un mismo viaje, tendrá preferencia
el último en el tiempo, por los mismos motivos que analizamos al comentar la excepción a la segunda regla.
Otra excepción está dada por los créditos de los incs. f), h), i) y j) que gradúan en orden inverso al de la fecha en que
nacieron (art. 480, párr. 4°). En el caso del inc. f), esto es, los créditos por asistencia y salvamento, remoción de restos
náufragos y contribuciones en avería gruesa, el motivo es el mismo que genera la excepción a la regla de orden en un
mismo viaje, es decir, alentar tales créditos. En los demás casos –inc. h), por los créditos que provengan del contrato
de locación, fletamento o transporte; inc. i), corresponde a los créditos por suministros de productos o de materiales
a un buque para su explotación o conservación, e inc. j), es decir, los créditos por construcción, reparación o
equipamiento del buque o por gastos de dique-, la preferencia tiende a promover la explotación de los buques
mediante contratos de utilización y transporte y el suministro de efectos y su reparación y equipamiento.
Otras reglas
El privilegio del constructor presenta además las siguientes reglas:
a. No se extinguen por la transferencia de la propiedad a terceros porque en caso contrario sería muy sencillo
burlar los derechos del constructor (art. 491);
b. Por el contrario, una vez entregado el buque al comitente, es decir terminada la obra, el privilegio del
constructor sobre el buque en construcción se extingue y su crédito pasa a tener el lugar establecido por el
art. 476, inc. j), sobre el buque entregado.
Tercera regla y excepción: en un mismo inciso a prorrata, excepto incs. c) y e) art. 494
En un mismo inciso del art. 494 concurren a prorrata, excepto los créditos del inc. c), créditos por asistencia y
salvamento y por avería gruesa, y del inc. e), créditos por deudas contraídas por el capitán sobre la carga, que se
ordenan de manera inversa a la fecha de su nacimiento, porque los últimos al generarse son los que permiten
preservar incólume la garantía.
Ley aplicable
Los privilegios se rigen por la ley del pabellón del buque, conforme lo dispone el art. 598. Cuando un embargo es
fundado en la existencia de un crédito privilegiado, el embargo mismo, el derecho a embargar, como toda otra
medida precautoria, se regulará por la ley de situación del buque (art. 611). Contrariamente, en ese mismo supuesto,
la determinación si el crédito por el cual se acciona constituye o no un crédito privilegiado, se regulará por la ley del
pabellón (art. 598).
Tribunal competente
Cualquiera sea la naturaleza jurídica que se confiera a los privilegios, un derecho real, un derecho personal o una
característica de los créditos, los privilegios serán objeto de discusión litigiosa de manera conjunta con el crédito o
tema de fondo de que se trate. Por lo tanto, la Ley de la Navegación no contempla normas para determinar el
tribunal competente para dirimir litigios sobre privilegios, porque serán competentes los tribunales a los que les
corresponde conocer en los créditos respectivos o donde tramite el juicio de acreedor privilegiado sobre el buque.
Copropiedad naval
En caso de copropiedad naval, para poder embargar otro buque del mismo propietario en el supuesto del art. 532,
inc. b), el art. 533 exige identidad de condóminos en ambos buques.
Embargo ejecutivo
Para el embargo ejecutivo de buques no se aplican las restricciones impuestas por los arts. que anteceden al 535 que
establece esta regla. Por ej., entre las restricciones que no se aplican debemos mencionar la exigencia de que el
buque sea embargado en el puerto donde su propietario tenga su domicilio o establecimiento principal. Sin embargo,
la inaplicabilidad de restricciones para el embargo ejecutivo no implica, por ej., que se pueda alterar la regla del art.
534 y que en el supuesto en el cual el crédito haya sido generado por un buque sujeto a un contrato de locación se
pueda embargar otro buque del locador que no generó el crédito, o en caso de que el crédito haya sido generado por
un buque sujeto a un fletamento a tiempo que se pueda embargar otro buque del fletante, porque en tal caso se
estaría embargando un buque que no pertenece al deudor.
Interdicción de salida
La interdicción de salida es una medida accesoria al embargo que impide su salida de puerto. La interdicción de
salida de un buque extranjero se encuentra implícita en la orden de embargo, considerando que el embargo no se
trabará en registro alguno y que, consecuentemente, sin la interdicción la medida carecería de la fuerza necesaria
para afianzar el crédito. Contrariamente, respecto de un buque nacional, se presume que volverá a puertos
nacionales y, en consecuencia, debe ser perdida y ordenada expresamente por el juez, como lo establece el art. 539,
párrs. 2° y 3°.
Se ha dicho que la Ley de la Navegación intenta evitar perjuicios innecesarios cuando se puede garantizar el crédito
mediante el embargo exclusivamente, sin la interdicción de salida, excepto que existan motivos que justifiquen la
medida accesoria de interdicción de navegar del buque nacional. Sin embargo, también se decretó la interdicción de
salida de buques de bandera nacional porque se consideró que de esa forma se fortalece la garantía que confiere el
Inembargabilidad relativa
Son situaciones en las cuales los buques, que normalmente son embargables, se tornan, por diversos motivos, en
inembargables, a saber:
1. Buques privados pero pertenecientes al Estado nacional, provincial o municipal, si el propietario renuncia a
ampararse en la limitación de responsabilidad del propietario armador contemplada por la Ley de la Navegación a
partir del art. 175; la solución debería ser la misma si se renunciara a la limitación de responsabilidad de la que
fuera beneficiario en virtud de una norma distinta a la Ley de la Navegación, como por ej. un convenio
internacional; si renuncian a limitar su responsabilidad, renuncian a responder exclusivamente con el buque y,
como el Estado se presume solvente, carece de sentido embargar un buque para afectarlo al pago de una deuda
cuando todo el patrimonio del Estado estará afectado al pago de esa deuda como consecuencia de la renuncia al
derecho a limitar la responsabilidad.
2. Buques cargados y listos para zarpar; en este caso prevalecen los intereses afectados por el embargo, como la
mercadería cargada. Esta regla es consecuencia del principio según el cual “la expedición debe cumplirse”;
determinar cuando el buque se encuentra cargado y listo para zarpar es una cuestión de hecho que dependerá de
las circunstancias del caso, pero pueden tomarse como pautas, la finalización de la operación de carga, la
presencia de remolcadores, el despacho aduanero del buque, el despacho por parte de la Prefectura Naval
argentina, etc.
Sin embargo, aun los buques cargados y listos para zarpar pueden ser embargados en los siguientes casos:
Cuando la deuda haya sido contraída para:
- Reparar el buque o
- Aprestarlo (el art. 541, c, incorrectamente dice “y”) o
- Aprovisionarlo, o
Cuando el crédito sea posterior a la carga del buque
En estos casos, como los créditos han sido contraídos para permitir la expedición (reparar, aprestar, aprovisionar o
créditos posteriores a la carga), es razonable que en tales casos se pueda embargar el buque porque de lo
Ley aplicable.
El art. 611 establece que el derecho de embargar se regula por la ley de su situación. Similar solución establece el art.
4° del Tratado de Derecho de Navegación Comercial Internacional. La ley de situación rige los requisitos y las
condiciones del embargo preventivo. Correctamente se ha sostenido que el derecho de embargar se regula por la ley
de situación de buque, la lex rei sitae (art. 611 de la ley 20.094) y, en consecuencia, el embargo de un buque en
puerto argentino se rige por la legislación nacional y la procedencia del embargo de un buque extranjero queda
sometida a lo dispuesto por el art. 532.
Sin embargo, si entre los requisitos para la procedencia de un embargo se encuentra que el crédito sea privilegiado,
corresponde señalar que el régimen de privilegios no se regula por la ley de situación que se aplica al embargo, sino
por la ley de bandera del buque que rige los privilegios (art. 598). Esto es así porque la configuración del “privilegio”
es una cuestión de carácter sustancial que, como tal, se rige por la ley de nacionalidad del buque, conforme lo prevé
el art. 598. Incluso los tribunales han intimado a las partes a acompañar debidamente traducida la legislación
Tribunal competente
Los tribunales nacionales serán competentes para embargar un buque en los supuestos previstos por los arts. 531 y
532. Los buques nacionales pueden ser embargados preventivamente por créditos privilegiados en cualquier puerto
de la República, por otros créditos donde el propietario del buque tenga su domicilio o establecimiento principal y
por créditos ajenos al buque, a su explotación o a la navegación, cuando se reúnan los requisitos exigidos por la
legislación común. En caso de buques extranjeros, los buques extranjeros surtos en puertos nacionales pueden ser
embargados preventivamente por créditos privilegiados y por aquellos contraídos en territorio nacional en utilidad
del buque y, finalmente, por créditos ajenos a su actividad, cuando sean exigibles ante los tribunales del país.
El art. 10 del Tratado de Montevideo de 1940 contempla el embargo pedido por los nacionales o los extranjeros
domiciliados en cualquiera de los Estados parte del Tratado de Montevideo, respecto de los buques de nacionalidad
de alguno de dichos Estados, cuando se encuentren en la jurisdicción de los tribunales del otro. La norma establece
también el procedimiento relativo al embargo, al levantamiento o a la detención judicial del buque y los incidentes a
que pueden dar lugar están sujetos a la ley del juez o del tribunal que ordenó tales medidas.
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- Manual de Derecho de la Navegación. Diego Esteban Chami. Ed. AbeledoPerrot. 2010
- Compendio de derecho de la navegación. Osvaldo Blas Simone. Ed. Ábaco de Rodolfo Depalma
- https://revistamarina.cl/revistas/2018/3/jcrawfordc.pdf
- https://www.mascontainer.com/buques-autonomos-que-normas-aplicar-o-establecer-normas-distintas/
Criterios
El concepto de aeronave se nutrió de distintos criterios, que obtienen su denominación según los requisitos o
factores que exigen que un bien sea considerado jurídicamente aeronave.
1. El criterio amplio requiere que el aparato pueda sustentarse en el espacio aéreo. Éste ha sido adoptado en la
Convención de París de 1919 para la cual es aeronave “cualquier aparato capaz de sostenerse en la atmósfera
gracias a la reacción del aire”. La objeción que merece este criterio refiere a su excesiva amplitud, la cual posibilita
que se considere que dentro del concepto de aeronave queda incluido hasta un globo infantil o un paracaídas.
2. El criterio intermedio impone como exigencia adicional a la sustentación la aptitud para circular por el espacio
aéreo.
3. El criterio restringido pone su acento en la aptitud del aparato para transportar personas o cosas. La acepción del
término transporte, aquí considerada, es la que alude al desplazamiento físico. Este criterio fue adoptado por el
Códice della Navigazione de Italia según el cual “se entiende por aeronave cualquier mecanismo apto para el
transporte por aire de personas o cosas de un lugar a otro”.
Concepto legal.
El Código Aeronáutico, en su art. 36 dice “Se consideran aeronaves los aparatos o mecanismos que puedan circular
en el espacio aéreo y que sean aptos para transportar personas o cosas”.
Nuestros codificadores han adherido al criterio restringido de la doble aptitud; es decir, la de circular en el espacio
aéreo y la de transportar personas o cosas. Estas aptitudes, además, resultan concurrentes, razón por la cual ambas
revisten la calidad de indispensables para calificar al aparato o mecanismo de que se trate como aeronave
jurídicamente considerada.
De esta manera, son jurídicamente aeronaves los globos aerostáticos, los dirigibles, los aviones, los helicópteros, los
planeadores, etc., pero no lo son los paracaídas y globos sonda por ejemplo.
Para elaborar la definición de aeronave debió haber sido determinado el elemento objetivo (construcción o artificio
creado por el hombre) para luego completarlo con el elemento finalista o teológico que responda al “para qué” fue
construido. Ese elemento es el “destino” asignado al aparato o mecanismo, el cual es el de circular por el espacio
aéreo. El transportar personas o cosas, en esta hipótesis, será siempre una consecuencia ineludible.
Entonces, la aeronave puede ser definida como toda construcción destinada a circular por el espacio aéreo. El
Naturaleza jurídica.
Las aeronaves son bienes registrables.
La más calificada doctrina en derecho aeronáutico, sin embargo se ha aferrado a considerar a la aeronave como cosa.
Sin perjuicio de ello, también se ha destacado que en atención a que la regulación jurídica de la aeronave la aproxima
al tratamiento de los inmuebles, se la ha llegado a considerar una cosa “cuasi inmueble”.
El Código Aeronáutico, en su art. 49, le concede a la aeronave la naturaleza jurídica de “cosa mueble registrable”.
Martin Calleja, recuerda la summa divisio rerum en cosas muebles e inmuebles ha sido superada por el alto valor que
han adquirido muchas de las primeras (buques, aeronaves). Por ello, nos parece más acertado proceder al reemplazo
de aquella vieja clasificación de cosas muebles e inmuebles por la de bienes registrables o no registrables. En esta
idea la aeronave siempre será un bien registrable, siguiendo, el criterio expuesto en la Ley de la Navegación respecto
de los buques.
Documentación de vuelo.
En nuestro ordenamiento jurídico, la cuestión relativa a la documentación obligatoria que deben llevar las aeronaves
a bordo se encuentra legislada en el Código Aeronáutico.
El Art. 10 dispone que “Ninguna aeronave volará sin estar prevista de certificados de matriculación y
aeronavegabilidad y de los libros de a bordo que establezca la reglamentación respectiva. Las aeronaves que se
construyan, reparen o sufran modificaciones, no efectuarán vuelos sin haber sido previamente inspeccionadas y los
trabajos aprobados por la autoridad aeronáutica o por técnicos expresamente autorizados por ésta. Igual
procedimiento se seguirá cuando haya vencido el certificado de aeronavegabilidad de las aeronaves”.
Por su parte, el art. 18 del Código, refiriéndose a las aeronaves extranjeras, establece que para realizar actividad
aérea en territorio argentino, deben estar provistas de certificados de matriculación y aeronavegabilidad, libros de a
bordo y licencias del equipo radioeléctrico, en su caso.
Además, el art. 85 “El comandante de la aeronave registrará en los libros correspondientes, los nacimientos,
defunciones, matrimonios y testamentos, ocurridos, celebrados o extendidos a bordo y remitirá copia autenticada a
la autoridad competente… “.
En la Convención de Chicago de 1944, varias de sus normas se refieren a los libros y documentos que deben llevar las
aeronaves. Así, en el art 29 se establece “Toda aeronave de un Estado contratante dedicada a la navegación
internacional llevará los siguientes documentos:
1. Certificado de matrícula.
2. Certificado De aeronavegabilidad.
3. Licencias apropiadas para cada miembro de la tripulación.
4. Diario de a bordo.
5. Si está provisto de aparatos de radio, la licencia de la estación de radio de la aeronave.
6. Si lleva pasajeros, la lista de nombres de los mismos, con indicación del lugar de embarco y de destino.
7. Si transporta carga, un manifiesto y declaración detallada de la carga”.
49
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/if-2019-reglamento-vant-rs-885.pdf
Micaela Cibeyra Página 203
Ala fija.
Ala rotatoria.
Aeróstatos.
Cautivos
Por otro lado, cabe destacar que todo VANT o SVANT deberá ser inscripto con anterioridad al inicio de las
operaciones en el Registro Nacional de Aeronaves de la ANAC, con la sola excepción de los Clase A de uso
recreativo50.
Asimismo, todo sujeto que pretenda operar un vehículo aéreo pilotado a distancia o un sistema de vehículos aéreos
pilotados a distancia deberá contar con una autorización expedida por la ANAC.
50
La Resol. 527/2015 dispone en relación al uso recreativo o deportivo. Operación del vehículo aéreo pilotado a distancia o del
sistema de vehículos aéreos pilotados a distancia por diversión, esparcimiento, placer o pasatiempo o con fines terapéuticos y sin
otra motivación. Por ello, no se considera uso recreativo o deportivo el uso de estos vehículos para:
1) la fotografía o filmación no consentida de terceros o de sus bienes o pertenencias;
2) la observación, intromisión o molestia en la vida y actividades de terceros;
3) la realización de actividades semejantes al trabajo aéreo.
Micaela Cibeyra Página 204
Actualmente, la ANAC trabaja en la evaluación de diversos prestadores de servicios para instalar inhibidores en los
aeropuertos que impidan el uso de vehículos aéreos pilotados a distancia sin la debida autorización. El paso más
inmediato será el Aeropuerto Jorge Newbery debido a la concentración geográfica de drones y a la necesidad de
aplicación de este tipo de tecnologías.
Legislación51
Además del reglamento y la Resolución mencionados en el punto anterior, en nuestro país los VANTS se encuentran
reglamentados a través de la siguiente normativa:
Resolución 336/2020: Implementación de la Resolución ANAC Nº 880/2019 referida a Vehículos Aéreos No
Tripulados y Sistemas de Vehículos Aéreos No Tripulados.
Resolución ANAC N° 11/2021: Vehículos Aéreos No Tripulados - Enmienda RAAC Parte 61.
Resolución ANAC N° 11/2021 anexo 1 : Anexo I - Certificado de competencia de piloto a distancia.
Resolución ANAC N° 11/20211 anexo 2 : Certificado de competencia del Instructor de vuelo de VANT/VANTS.
Resolución ANAC N° 11/2021 anexo 3 : Libro de vuelo del piloto a distancia y del Instructor de vuelo de
VANT/VANTS.
51
https://www.argentina.gob.ar/anac/vant-svant/reglamento-vant-svant/referencia-normativa
Micaela Cibeyra Página 205
Resolución ANAC N° 13/2021 : Enmienda de la Parte 67 de las RAAC - Incorporación del Certificado Médico
Aeronáutico.
Disposición DNSO Nº 24/2021 : Programas de Instrucción VANT/SVANT.
Disposición DNSO Nº 24/2021 anexo 1 : Programa de Instrucción de Piloto a Distancia (VANT/SVANT).
Disposición DNSO Nº 24/2021 anexo 2 : Programa de Instrucción de Instructor de vuelo (VANT/SVANT).
Derecho comparado52
Estados Unidos
Así comenzando con los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) su legislación aérea civil se encuentra regulada por
la Administration Regular Federal Aviacion (en adelante FAA) institución creada por el Congreso de Estados Unidos en
1958, siendo la normativa específica de DRONES la denominada Part 107 63, que ha tenido su enmienda luego de
una consulta participativa el 28/06/2016. La filosofía de la FAA, para la elaboración de esta regulación actualizada,
fue trabajar conjuntamente tanto con operadores como con fabricantes de DRONES (UAS, por su sigla en inglés
Unmanned Aircraft Systems, como son llamados por esta institución) con la finalidad de que a través del intercambio
abierto y participativo de información se pueda lograr prontamente la eliminación del riesgo llevando mejoras
practicas a la regulación. La naturaleza jurídica que la regulación part 107 dispone para los DRONES es la de
aeronaves, para los propósitos de los estatutos y reglamentos de la FAA, incluido lo que corresponde a su registración
y certificación teniendo esta calidad de aeronaves dada por la FAA desde el caso Pirker, leading case que marcó lo
necesaria que era la regulación de DRONES, en los Estados Unidos.
Francia
Otro de los países que ha desarrollado una amplia normativa, que además posee definiciones muy detalladas para
regular los DRONES, es Francia y esto se debe a que ese estado posee un interés particular en el crecimiento del
sector, visualizándolo como una solución para varias actividades. La regulación francesa sobre aeronaves no
tripuladas, es el Decreto DEVA152852A del 17/12/201566, "para el diseño de las aeronaves civiles que operan sin
nadie a bordo, las condiciones de empleo y capacidad requerida de personas que utilizan" (DEVA152852A) el que
determina, que la naturaleza jurídica de los DRONES es la de aeronaves, denominándolos Unmanned Aircraft, o su
sigla UAV, estableciendo como autoridad de aplicación de la norma al Ministerio de Aviación Civil. 66
DEVA1528542A . Conception des aéronefs civils qui circulent sans personne. Ministère de L'Écologie, du
Développement Durable. Francia. (17 de diciembre de 2015). 100 En sus primeros artículos establece los conceptos
técnicos básicos así como normas generales, dentro de las definiciones se encuentran las de UAV (DRONES) según
sea su forma de vuelo en relación al control del aparato por el piloto remoto, así se encuentran los DRONES de
control manual, que son aquellos en donde en todo momento el piloto remoto mantiene el control en tiempo real
del vehículo aéreo no tripulado, los automáticos, que son aquellos donde su trayectoria es programada con
anterioridad al vuelo pero el piloto remoto puede suspender o modificar la operación en cualquier momento y los
52
https://repositorio.uesiglo21.edu.ar/bitstream/handle/ues21/15125/DE%20LA%20CANAL%20CLAUDIA.pdf?sequence=1
Micaela Cibeyra Página 206
"stand alone" que son los vuelos automáticos sin posibilidad de intervención del piloto remoto. En base a estas
formas de vuelo el Decreto DEVA152852A realiza una clasificación de los DRONES según sean usados para
operaciones a la vista, con apoyo de observador o autónomas. Así en el caso de de vuelo a la vista (VLOS) no
condiciona el peso de las aeronaves, para los vuelos con apoyo de un observador, que tiene la responsabilidad de
garantizar la seguridad del vuelo informando sobre potenciales peligros al piloto, las aeronaves no deben superar los
2 Kg. ni la altura máxima de de 50 m., y los vuelos autónomos solo quedan limitados a aeronaves que no posean una
masa mayor a 1 Kg. y que no tengan una duración mayor a los 8 minutos También determina aquellos aparatos
aéreos no comprendidos dentro de la reglamentación indicando como parte de los mismos a las aeronaves que se
utilizan en espacios cerrados.
Sujetos
La convención constitutiva de la hipoteca es un contrato y, admitida esa calificación, los sujetos del acto son:
El propietario de la aeronave;
El acreedor hipotecario.
Deudor del crédito garantizado, si se trata de un gravamen constituido en seguridad de una deuda ajena.
Cabe afirmar que, en materia de capacidad, el propietario de la aeronave hipotecada debe tenerla en la medida más
amplia.
Objeto
La hipoteca aeronáutica puede tener por objeto las aeronaves. Para algunos autores sólo las aeronaves plenamente
terminadas y provistas de certificados de aeronavegabilidad pueden ser inscriptas en el Registro y, por consiguiente,
hipotecadas. Frente a esta posición extrema, sucesivas ampliaciones del campo del objeto de esta garantía admiten
que se constituya sobre aeronaves en construcción, sobre los motores que integran su grupo motopropulsor, sobre
otros accesorios y repuestos, sobre flotas aéreas o sobre empresas tomadas como unidades integrales, con todo su
contenido y patrimonio.
Videla Escalda considera admisible a las aeronaves, individual o conjuntamente, como integrantes de una flota aérea
y, aun en construcción, a sus partes indivisas y a sus motores.
En cuanto a la aeronave en sí misma, poco cabe decir, por cuanto constituye el objeto típico de la hipoteca
aeronáutica.
La aeronave es apta para ser asiento de un derecho real de hipoteca por la característica especial que define su
naturaleza jurídica, es decir, su registrabilidad.
Conforme a las normas que rigen este tipo de derechos, la aeronave, objeto de una hipoteca, comprende la totalidad
de los materiales, aparatos, instrumentos y accesorios que la integran, salvo que existan disposiciones especiales al
respecto.
La hipoteca se extiende a los accesorios incorporados a la aeronave, por cuanto ese conjunto de cosas integra la
Forma
Efectos
Se trata de un derecho de garantía, destinado a asegurar el cobro de un crédito, por lo cual su efecto final puede ser
la ejecución de la aeronave gravada. Para que ello ocurra y la hipoteca sea ejecutada por el acreedor, el derecho de
éste debe ser exigible, a lo que cabe agregar, que el gravamen debe estar registrado.
A ello se adiciona que, por tratarse de un derecho real, sus efectos se reflejan primordialmente en las facultades del
propietario, ya que sobre la cosa hipotecada tienen vigencia simultánea dos derechos subjetivos diversos: el dominio
y la hipoteca.
Esto en cuanto a los interesados directos, ya que también el gravamen hipotecario puede entrar en colisión con algún
otro derecho sobre la aeronave, como el emergente de un contrato de arrendamiento, por ejemplo, lo que aconseja
dividir la consideración del tema.
Desde el primer punto de vista, pues, los efectos del derecho real, derivados de su contenido, se concretan en las
Privilegios aeronáuticos
Las normas incluidas en el Convenio de Ginebra de 1948 los privilegios están tratados como complemento
Naturaleza jurídica.
Se le atribuye a la nave espacial de naturaleza jurídica de bien registrable.
El art. 8 del “Tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los Estados en la exploración del espacio
extraterrestre, incluso la luna y otros cuerpos celestes” establece que el Estado parte en cuyo registro figura el objeto
lanzado al espacio ultraterrestre, retendrá su jurisdicción y control sobre tal objeto, así como sobre todo el personal
que vaya en él, mientras encuentre en el espacio ultraterrestre o en un cuerpo celeste. De la misma manera, esta
norma establece que el derecho de propiedad de los objetos lanzados al espacio ultraterrestre, incluso los objetos
que hayan descendido o se construyan en un cuerpo celeste, y de sus partes componentes, no sufrirá ninguna
alteración mientras esté en el espacio ultraterrestre, incluso en un cuerpo celeste, ni a su retorno a la tierra. Cuando
estos objetos o las partes componentes de ellos sean encontrados fuera de los límites del Estado parte en el tratado
en cuyo registro figuran, deberán ser devueltos a ese Estado parte en el Tratado en cuyo registro figuran, deberán
proporcionar los datos de identificación que se le soliciten antes de efectuarse dicha restitución.
Por lo tanto, si un Estado no inscribiera a una nave espacial en el registro establecido por el Tratado, se expone a
perder tanto los derechos de jurisdicción sobre ella, como a que los demás Estados se les desconozcan. De esta
manera, como sostiene Ferrer, “la no inscripción importaría lisa y llanamente la voluntad de abandonar la propiedad
de ese vehículo, por lo que ésta podría ser adquirida por la ocupación de otro Estado o los particulares”. Esta
afirmación conlleva a concluir que, si la falta de inscripción importa el abandono de la jurisdicción; y si consecuencia
de ello es la caducidad del derecho a reclamar, entonces se ha tipificado el abandono de la propiedad de la nave
espacial por parte del Estado responsable o del particular que consintió el lanzamiento con esta irregularidad.
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- Manual del derecho aeronáutico. Federico N. Videla Escalada. Ed. Zavalia.1978.
- https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/if-2019-reglamento-vant-rs-885.pdf
- https://www.argentina.gob.ar/anac/vant-svant/reglamento-vant-svant/referencia-normativa
- https://repositorio.uesiglo21.edu.ar/bitstream/handle/ues21/15125/DE%20LA%20CANAL%20CLAUDIA.
pdf?sequence=1
Según el CCyC comentado la importancia del transporte desde el punto de vista personal, social, internacional y
económico es considerable, porque permite la traslación de las personas y de las cosas, a veces a lugares distantes,
con fines personales, familiares, profesionales, sociales, culturales, económicos, etc., satisfaciendo necesidades
vitales de las poblaciones, al par que, desde el punto de vista económico y comercial, contribuye a aumentar el valor
de las mercaderías por el hecho de su conducción a lugares en los cuales resultan más necesarias y donde su precio
es mayor.
Nos referimos al transporte como hecho jurídico y económico perfectamente definido, que debe distinguirse de la
mera traslación o desplazamiento físico de personas o cosas, que existe siempre, porque los vehículos destinados al
transporte propiamente dicho (trenes, automotores, y, en su caso, aeronaves, buques, etc.) necesariamente deben
trasladar a las personas encargadas de su conducción y mantenimiento y a las provisiones necesarias tanto para el
vehículo como cuando es necesario para la tripulación.
El transporte puede constituir un mero hecho, como ocurre con el transporte de la propia persona o de cosas de su
pertenencia; puede constituir una simple relación de transporte, como sucede cuando una persona, en virtud de
haber vendido una cosa mueble, la transporta hasta la casa del comprador conforme a lo pactado en el contrato de
compraventa; en el caso, la prestación principal es la entrega de la cosa en virtud del contrato de compraventa, y el
transporte de esa cosa enajenada es solo una prestación accesoria, que estará regulada, no por las normas del
contrato que aquí estudiamos, sino por el de compraventa. Y también puede constituir un contrato o hecho jurídico,
como ocurre con el transporte de personas o de cosas ajenas, que puede ser gratuito o benévolo u oneroso.
Dentro del transporte oneroso se distinguen diversas formas de utilización de los vehículos destinados a él: su
locación (tripulados y equipados, o no), el fletamento, total o parcial, y sus diversas formas, y dentro de ellas el que
jurídica y técnicamente se denomina transporte de personas y transporte de cosas.
Definición
El contrato de transporte es aquel en el cual una parte llamada transportista o porteador contrata directamente con
las personas que ha de conducir (pasajeros) o que le entregan las cosas para su transporte al destino convenido
(cargadores), que se comprueba con el boleto o billete de pasaje (para el transporte de personas) y con la carta de
Según el CCyC de INFOJUS en el contrato en comentario el transportista o porteador asume una obligación de
resultado al pactar llevar las personas o las cosas sanas y salvas —o en el estado en que se encontraban al momento
de recibirlas— al destino convenido. Por otro lado, el pasajero o cargador se obliga a pagar el precio acordado como
contraprestación por el servicio prestado.
Si bien la definición se refiere a “trasladar ( ...) de un lugar a otro”, debe entenderse que la responsabilidad del
transportista se inicia cuando recepta la persona o la cosa y concluye al entregarlas sanas y salvas o en el estado en
que fueron recibidas, respectivamente, y en el destino acordado, tal como establece el art. 1288 CCyC.
Por otro lado, cabe destacar que el art. 1281 dispone el Ámbito de aplicación “Excepto lo dispuesto en leyes
especiales, las reglas de este capítulo se aplican cualquiera que sea el medio empleado para el transporte. El
transporte multimodal se rige por la ley especial”.
Según el CCyC comentado de Infojus el artículo indica que las normas de este capítulo se aplican al contrato de
transporte con excepción de lo establecido en las leyes especiales con relación al transporte multimodal.
Algunas de las leyes especiales son: Código Aeronáutico (17.285), Ley de Navegación (20.094), Ley de Regulación del
Transporte y Distribución de Gas Natural (24.076), Ley de Hidrocarburos —transporte por tuberías o ductos—
(17.319 y su modificatoria 27.007), Ley de Distribución, Transporte y Generación de Energía Eléctrica —transporte y
distribución de electricidad— (24.065) y Ley General de Ferrocarriles —transporte multimodal, ferroviario y
subterráneos— (2873).
Naturaleza jurídica a partir del Código Civil y Comercial de la Nación. Ahora de consumo.
Como consecuencia de su naturaleza (deber de seguridad) en el derecho argentino, ante la aplicación combinada de
los textos de la Constitución nacional y de la ley 24.240, ambas normas instauran la tutela de los consumidores y
usuarios con la denominada obligación de seguridad.
Con las nuevas disposiciones debemos decir, en primer lugar, que –en cuanto al tipo de obligación que trae
3. Caracteres.
Según Losada, además del carácter de consumo que se ha explicado lo ha caracterizado como un contrato
consensual, oneroso, bilateral, conmutativo, nominado, de ejecución continuada, típicamente comercial o no; en
muchos casos, de adhesión e intuitu personae.
Es consensual, dado que queda perfeccionado con el mero consentimiento de las partes y desde ese momento
comienzan a surgir sus efectos, sin necesidad de que medie la entrega de la cosa, la concurrencia del pasajero o la
traslación de ellos, debido a que son cuestiones inherentes al cumplimiento del contrato, pero que no hacen a la
naturaleza propia de aquel. La jurisprudencia ha reconocido al transporte como un contrato que se formaliza por el
simple acuerdo de partes, acuerdo que no solo debe expresar la decisión de transportar, sino también la totalidad de
los términos del contrato, tales como recorrido, precio y, si es mercadería, calidad y cantidad de la cosa transportada.
A tal fin, es importante que en cada caso se analice la fuerza vinculante de la oferta pública del transportista y su
efecto con la aceptación por parte del pasajero o expedidor de la mercadería.
Debemos también reconocer que existe una parte de la doctrina y jurisprudencia en contra de este carácter, y así lo
señalan Fernández y Gómez Leo, pues “parte de la doctrina ha sostenido que es un contrato real, por entender que
no existe sin la entrega de los efectos, como ocurre con el depósito, el mutuo o préstamo de consumo, y la prenda.
Es la teoría que sigue la jurisprudencia francesa: por entender que mientras la entrega no tenga lugar, solo existe una
promesa de transporte, que es un contrato innominado, pero no un contrato de transporte; la diferencia entre la
teoría real y la teoría consensual, es meramente teórica, pues con cualquiera de ellas existirá siempre un contrato
entre las partes antes de la entrega de la cosa, contrato del cual surgen derechos y obligaciones para las partes.
Es bilateral, puesto que genera derechos y obligaciones recíprocos para las partes contratantes, pudiéndoselo
considerar como un contrato perfectamente sinalagmático.
Las Partes
Transportista o Porteador
El porteador, acarreador, conductor o transportador es la parte que asume el riesgo de cumplir la obligación de
resultado, que se traduce en la traslación de las cosas o personas al lugar convenido, ya sea por medios propios o
ajenos. De este modo, entendemos por transportista aquella persona que se va a encargar de hacer efectivo ese
traslado, sin importar que la propiedad de los medios utilizados para llevarlo a cabo sean o no de él, dado que dicha
circunstancia –la titularidad del medio- no hace a la calidad de transportador, sino que es el vínculo jurídico que lo
ata a la contraparte –cargador o pasajero- el que le va a otorgar dicho carácter.
Puede ser una persona física o jurídica. Parte de la doctrina, tanto nacional como extranjera, ha discutido la
necesidad de la organización en torno a una empresa. Al respecto, cabe señalar que Pisani entiende que la empresa
denota un concepto económico, no jurídico; se la puede definir como aquella “organización de los factores de la
producción” o como “actividad económica organizada de bienes y servicios para la producción o intercambio e
bienes y servicios para la producción o intercambio de bienes y servicios”. Losada, coincidiendo con Gaggero afirma
que “la empresa no es un sujeto (empresario, individual o social) ni un objeto de derecho (establecimiento). Es el
esquema organizativo o instrumento con que su titular (empresario) desarrolla su actividad comercial profesional
(comerciante).
Dentro de la estructura de la empresa, en torno de la cual figura la idea de agente de transporte, habrá que distinguir
entre el principal (es decir, aquel que asume la obligación de efectuar el transporte) y sus colaboradores y auxiliares
(nos referimos, entre otros, al agente de carga, al comisionista de transporte, agente de turismo).
Transitarios, Freight Forwarder, agentes de carga, non vessel operator common carrier (NVOCC)
Según Chami se trata de sujetos de no muy claros contornos que pueden dar a equívocos, por lo cual resulta útil
compararlos con el concepto de operador de transporte multimodal.
Se ha dicho que el forwarder está enlazado con el transportador, el agente de tierra y el corredor marítimo y su perfil
depende de un cuidadoso análisis de los hechos de acuerdo con las circunstancias de cada caso; si asume la función
de transportador es, entonces, responsable del transporte, y se lo ha considerado transportista contractual, aunque
no sea el transportador efectivo o de hecho.
La figura del “transitario” se encuentra desarrollada en el derecho español, cuya legislación lo menciona como
intermediario y organizador del acarreo y precisa alguna de sus funciones, como por ejemplo, el cumplimiento de las
formalidades administrativas necesarias para llevar a cabo el transporte, las de consolidación y desconsolidación de
cargas y la coordinación de las diferentes fases del transporte internacional.
Por otra parte, los agentes de carga y los “freight forwarders” han sido descriptos como profesionales encargados de
realizar tareas de intermediación entre usuarios y porteadores sin asumir responsabilidad por la ejecución del
porteo.
Los NVOCC son los que en el derecho español fueron mencionados como operadores de transporte multimodal no
operadores de buque, es decir, aquellos que no ejecutan por sí el trayecto marítimo, distinguiéndolos de los
Cargador
También llamado remitente, expedidor o proponente del contrato, en el caso del transporte de cosas o mercaderías
es quien entrega las cosas objeto del contrato de transporte, ya sea que lo haga de manera directa o indirecta,
mediante un mandatario, pero siempre a su nombre, sin importar si es o no el propietario de las cosas a transportar.
Puede también reunir la calidad de destinatario cuando consigne las mercancías a su propio nombre,
recibiéndolas por si, por un mandatario factor o empleado. En definitiva, al decir de Soler Aleu, es aquel
Recibidor o consignatario.
El destinatario, consignatario o recibidor es la persona a la que se remiten los efectos o mercancías objeto
del transporte; es quien los recibe en el lugar del destino. La existencia del destinatario es eventual, puesto
que ya hemos expresado que el cargador puede consignar los efectos a su nombre. La doctrina mayoritaria
no lo incluye como sujeto de la relación contractual, puesto que tiene un derecho autónomo y distinto del
contrato.
El Pasajero
Es toda persona que resulta transportada y que con su solicitud de prestación del servicio va a dar lugar al inicio del
contrato.
Por otra parte, en cuanto al carácter de pasajero, siguiendo a Romualdi, Losada dice que constituye un hecho o acto
jurídico que no es el resultado de un necesario acuerdo formal de voluntades. Se llega a esa conclusión a partir del
hecho de que pasajero es quien resulta transportado, con independencia de la existencia de boleto o billete de
pasaje. En algunos casos por la expresa referencia normativa, y en otros, conforme a lo resuelto por la jurisprudencia.
En definitiva, pasajero es toda persona que se encuentra a bordo de un medio de transporte con consentimiento del
transportista, con derecho a ser transportada. Su presencia presume la existencia del contrato, quedando a cargo de
quien invoque lo contrario demostrarlo. Como puede apreciarse, la calidad de pasajero requiere el consentimiento
del transportista sin exigencia de formalidad alguna. Así, la persona que viaja de manera ostensible hace presumir
este consentimiento, lo que no ocurre con quien lo hace de manera clandestina, por lo que este último no reviste tal
carácter.
Transportista Contractual: Es quien realiza el contrato de transporte. Ej. Hago un contrato con Iberia para que me
traslade de Buenos Aires a Madrid.
Transportista Efectivo: Es quien efectivamente realiza el transporte por el motivo que fuere, continuando en el
ejemplo anterior Iberia no me puede transportar entonces le pide a aerolíneas argentinas que realice el transporte
efectivo, en este caso aerolíneas argentinas es el efectivo y el contractual Iberia.
El CCyC dispone en el art. 1716 que “La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una obligación,
Transporte de mercancías
En el contrato de transporte de mercancías por tierra, el CCyC asigna un criterio objetivo de indemnización con
independencia del perjuicio efectivamente padecido por el acreedor, sin que sirva de excusa el hecho de la existencia
de una autorización administrativa para el uso de la cosa riesgosa o para la realización de su actividad ni el uso de
técnicas de prevención (arts. 1286, 1756 y ss CCyC; art. 270 RGF). No se trata de una reparación integral de todos los
daños. El daño resarcible se limita al valor que tendrían los efectos en el tiempo y lugar de entrega (art. 1311 CCyC).
Respecto de las cosas sujetas a disminución de peso o medida por su naturaleza, las partes pueden establecer un
límite convencional exclusivamente para el caso de que la disminución sea consecuencia de la naturaleza de las
cosas, aunque en el caso del transporte automotor no puede tratarse de cláusulas generales predispuestas (art. 1312
CCyC), en tanto en el transporte por ferrocarril se encuentran regulados expresamente los casos en que procede (art.
285 RGF).
De igual modo se ha establecido que al valor de la mercadería como daño indemnizable deberá adicionarse el valor
del flete efectivamente pagado a la transportadora. No obstante ello, y teniendo presente lo ya expuesto respecto de
la eliminación de las diferencias entre responsabilidad contractual y extracontractual, así como también la extensión
de la reparación del daño dispuesta en los arts. 1738 y 1757 del CCyC, en los que, si bien en el último ha sido excluido
para el transporte de cargas, entendemos que se trata de un error o una omisión en la redacción, sobre todo
teniéndose presente la jurisprudencia en que se ha basado la Comisión Redactora, se reconoce la procedencia del
resarcimiento del daño moral, caso en que es necesaria la prueba de su existencia a cargo del damnificado que lo
reclama.
El hecho dañoso
De manera muy genérica, podemos afirmar que la fuente de las obligaciones surgidas del transporte es, en principio,
de naturaleza contractual y la base en la cual radica el incumplimiento será casi siempre la culpa, siendo la conducta
dolosa una acreditación que quedará a cargo del damnificado que la invoca, al menos en el ámbito del transporte
aéreo y naval. De ahí entendemos que no existen diferencias entre los distintos modos del contrato de transporte, en
términos generales.
Supuestos especiales
Destacamos los siguientes:
a. La sobreventa o sobrerreserva confirmada de pasajes, que en el transporte aéreo originalmente solía cubrir los
eventuales pasajeros confirmados que no se presentaban mediante listas de espera de pasajeros sin reserva, ha
desarrollado la práctica comercial de la sobreventa de pasajes, para compensar a los viajeros que no se presentan
a realizar el viaje. Esta práctica, al igual que la lista de espera, mereció una normativa específica para regular las
obligaciones del transportista que incumple con sus obligaciones; sin embargo, ha recibido alguna crítica por
parte de la jurisprudencia y algunos reparos en cuanto a su alcance.
Ello produce una demora en el inicio del viaje por una causa imputable al transportista, la que debe ser
diferenciada del retraso en el inicio de ejecución del contrato por imposibilidad en la partida (art. 350 LN; art. 12 a
anexo I 1532/98), caso en que la obligación de indemnizar es excepcional. En la sobreventa existe una decisión del
transportista de tomar el riego de que la cantidad de personas que se presenten a embarcar, con reserva
confirmada, sea superior a la capacidad del equipo que se vaya a utilizar para ejecutar el contrato.
Cabe preguntarse si la conducta del supuesto en cuestión se limita a un incumplimiento contractual culposo o si
puede encuadrarse en el concepto de culpa grave e incluso dolo. La jurisprudencia más extendida lo ha calificado
con el concepto de incumplimiento contractual deliberado o doloso, sosteniendo que es una conducta temeraria
debido a la inobservancia de los deberes inherentes a una conducta comercial responsable y respetuosa de los
derechos de los pasajeros.
Por otra parte, tal calificación de la conducta del transportista implica que no va a poder ampararse en los límites
cuánticos previstos normativamente.
b. En el transportista por agua, el art. 340 de la LN dispone que el transportista pierde el derecho a la limitación
cuántica de responsabilidad en caso de dolo o por temeridad o conciencia de la probabilidad de producir el daño.
Este supuesto es de aplicación tanto para el transporte de personas como para el de sus equipajes. En este
transporte los límites no solo caen por dolo, sino también cuando la lesión provenga de un acto temerario y con
conciencia de la probabilidad de producirlo (arts. 278 y 290 LN).
c. En el transporte multimodal se utiliza para la caída del límite el concepto de culpa grave (Art. 28 LTM). Estas
conductas podrían caber en la calificación de un acto-culpa con representación o culpa consciente. No obstante,
estos conceptos de ambas normativas pueden ser asimilados a la culpa con previsión o consciente. El juez tiene la
facultad de evaluar la conducta de las partes y establecer que reúnen esas características y, en función de ello,
El factor de imputabilidad
En el transporte terrestre cosas el transportador tiene que acreditar que ha realizado todas las diligencias y medios
practicados por las personas exactas en cumplimiento de sus deberes en casos semejantes, para que los efectos o
artículos no se deterioren.
Losada entiende que si bien el CCyC sostiene la culpa como un factor de atribución importante al momento de
evaluar la ruptura del contrato, no menos cierto es que se ha eliminado sustancialmente la diferencia con el riesgo,
pues ambos tienen la misma jerarquía y, a su vez, la culpa reviste el carácter de norma clausura del sistema o factor
residual de atribución, solo en caso de silencio y laguna normativa sobre el factor atributivo (arts. 1721).
Al respecto, los fundamentos de la Comisión Redactora del Anteproyecto expresan que únicamente cuando no hay
ninguna norma, ni es posible una aplicación analógica, operará la culpa, por cuanto, “si hay un supuesto en que hay
una cosa riesgosa o una actividad riesgosa, nada impide su aplicación analógica, porque implica definir un supuesto
de hecho similar al contemplado en la norma.
Para el transporte terrestre de personas, en tanto, la doctrina y la jurisprudencia mayoritariamente sostienen que la
responsabilidad es objetiva, salvo algunos casos en los que se ha considerado la existencia de un sistema subjetivo,
con culpa presumida. La postura mayoritaria se inclina por la responsabilidad objetiva, basada en la idea del riesgo
profesional y el deber de seguridad asumido por todo transportista al momento de celebrar el contrato.
En el transporte por agua la doctrina es casi unánime en afirmar que las normas que establecen los factores de
imputabilidad en los diversos modos de ejecución del contrato de transporte tienen un factor de imputabilidad
subjetivo.
La LN reitera a la culpa como un factor de imputabilidad en el art. 330.
Respecto del transporte por aire, el CA, en su art, 142, establece que el transportador se exime de responsabilidad si
acredita haber adoptado, él o sus dependientes, todas las medidas necesarias o que le fuere imposible tomarla.
Ciertamente con mayor precisión en cuanto al factor de imputabilidad, el art. 275, inc. o, luego de un conjunto de
eximentes casuísticas, establece una regla general basada en la ausencia de culpa. Concordantemente, la
jurisprudencia ha sostenido de manera prácticamente unánime que “en materia de contrato de transporte rige el
sistema de responsabilidad subjetiva. En el sistema de Montreal de 1999 cabe distinguir dos supuestos. En uno el
límite es de 113.100 DEG, y en ese caso la responsabilidad es objetiva; cuando es sin límite, la responsabilidad es de
carácter objetivo (pero se requiere que se demuestre la culpa en su obrar por parte del transportador –art. 21, inc. 1
y 2 CA-).
Aeronáutico en clase vimos cosas diferentes, sobre la responsabilidad. Ver unidad correspondiente
La relación de causalidad.
La relación de causalidad es una adecuación entre el factor de imputabilidad y el daño, ella constituye el hecho a ser
evaluado por el juez, al efecto de determinar si existen elementos fácticos que justifiquen el resultado de dicha
acción.
a. La debida diligencia o la adopción de medidas necesarias: Es una causal que aparece como distintiva; es común a
todos los modos de transporte, con la excepción del multimodal, que solo se refiere al concepto de culpa.
Para Ortiz de Guinea, la debida diligencia o las medidas necesarias son una causal distinta de las previstas en los
arts. 162 y 184 del Cód. Comercio. Montiel y Videla Escalada sostienen que la responsabilidad aeronáutica y
marítima se ven atenuadas con relación a las cláusulas de dicho ordenamiento.
Según Videla Escalada no resulta adecuado apreciar la debida diligencia en abstracto, pues el transportista tiene
demostrar que frente al hecho concreto adoptó las medidas necesarias de un transportista diligente. Igual criterio
ha seguido la jurisprudencia en el transporte terrestre para evaluar la conducta del transportista, cuando alega la
existencia de un caso fortuito o fuerza mayor.
Es decir que el transportista siempre deberá acreditar, en cada supuesto, la existencia de caso fortuito o fuerza
mayor, teniendo en cuenta el deber de seguridad y el riesgo profesional de la actividad. Es en este aspecto donde
se vinculan las dos causales, que aparecen normativamente como distintas, pero que en realidad, en concreto,
son una única causal de excusación del transportista. Debida diligencia o medidas necesarias son conceptos que
están vinculados con la actividad profesional –habitual y lucrativa- del sujeto, siendo en consecuencia la debida
El transporte benévolo
El transporte benévolo, llamado también de complacencia, amistoso, de cortesía, de amistad, o de favor, se
caracteriza por la voluntad del conductor de llevar en el vehículo a otro, ya sea a solicitud de éste, o por invitación de
aquél; traslado que es independiente de toda relación jurídica anterior que vincule al transportado con el
transportador. Consiguientemente, entendemos que no queda comprendido dentro del ámbito de aplicación de
estas normas, no solo porque es gratuito sino fundamentalmente porque no se configura un contrato.
Fallos
“MERAVIGLIA, Graciela R. c. COSTA CRUCEROS SA s/ lesión y/o muerte de pasajero transporte Marítimo” (Tribunal:
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala III. Fecha: 30/05/2017. Publicado en: LA LEY
11/09/2017, 11/09/17, 10 - LA LEY 25/10/2017, 5, con nota de Karina M. Barreiro; Cita Online:
AR/JUR/30855/2017):
Voces: DAÑOS Y PERJUICIOS ~ DEFENSA DEL CONSUMIDOR ~ EXCEPCION DE PRESCRIPCION ~ INDEMNIZACION ~ LEY
DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR ~ LEY DE NAVEGACION ~ RELACION DE CONSUMO ~ TRANSPORTE DE PERSONAS ~
TRANSPORTE MARITIMO
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, sala III(CNFedCivyCom)(SalaIII)
Fecha: 30/05/2017
Partes: Meraviglia, Graciela R. c. Costa Cruceros SA s/ lesión y/o muerte de pasajero trans. marítimo
Publicado en: LA LEY 11/09/2017, 11/09/2017, 10 - LA LEY 25/10/2017 , 5, con nota de Karina M. Barreiro;
Cita Online: AR/JUR/30855/2017
Hechos:
Una persona inició una demanda contra una empresa de cruceros solicitando la reparación de los daños que sufriera
con motivo del accidente ocurrido en una de sus flotas, en oportunidad del descenso, cuando el buque habría
colisionado contra un muelle en forma abrupta, provocándole las lesiones que describe. La demandada interpuso la
excepción de prescripción. El juez y la Cámara la rechazaron.
Sumarios:
1. El plazo de prescripción de una acción tendiente a la reparación de los daños y perjuicios padecidos por una
pasajera de un crucero luego de sufrir un accidente al momento de descender de un buque debe analizarse a la luz
de las disposiciones de la Ley de Defensa del Consumidor, en tanto que, si bien la relación jurídica establecida por las
partes se encuentra subsumida dentro del marco del contrato de transporte de personas regulado por la ley 20.094
de Navegación. Lo cierto es que el vínculo que une al transportista o porteador, en cuanto proveedor del servicio, con
el pasajero como usuario o consumidor, constituye una típica relación de consumo.
Texto Completo:
2ª Instancia.- Buenos Aires, mayo 30 de 2017.
Considerando: 1. La señora Graciela R. Meraviglia inició demanda de daños y perjuicios contra Costa Cruceros
Sociedad Anónima, con motivo del accidente ocurrido en el crucero Costa Favolosa, en oportunidad del arribo del
mencionado buque al puerto de la Ciudad de Buenos Aires el 07 de marzo de 2014. Señala la actora que se embarcó
para realizar un crucero, que el desarrollo del viaje fue satisfactorio y que cuando inició el trámite del descenso, el
buque colisionó contra el muelle en forma abrupta, provocándole los daños y perjuicios que describe.
Al contestar la demanda, Costa Cruceros SA interpuso la excepción de prescripción con fundamento en lo dispuesto
en el art. 345 de la Ley de Navegación. Dicha defensa fue respondida por la parte actora a fs. 53/59vta.
“SEQUEIRA WOLF, Germán Ariel c/ UNITED AIRLINES INC. s/ sumarísimo”. (Tribunal: Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala II. Fecha: 27 /08/18. Id SAIJ: FA18030004)
Sumario: La controversia entre un pasajero y una línea aérea debe sujetarse a las reglas del juicio sumarísimo, de
acuerdo con la regla dispuesta en el art. 53 de la Ley N°24.240, dado que la regulación especial de la referida
normativa que fija el tipo de trámite aplicable a las acciones judiciales regidas por dicho ordenamiento, prevalece por
sobre las normas procesales generales. Los pasajeros que contratan los servicios de una aerolínea no son otra cosa
que consumidores en los términos de la Ley de Defensa del Consumidor, dado que son parte de una relación de
consumo al adquirir los servicios de una empresa dedicada al transporte aéreo internacional, en forma onerosa y
como destinatarios finales, sea en beneficio propio o de su grupo familiar, por lo que no pueden quedar excluidos de
las disposiciones legales53.
Causa n° 4310/2018
SEQUEIRA WOLF, GERMAN ARIEL c/ UNITED AIRLINES INC s/SUMARISIMO
Buenos Aires, de agosto de 2018. SM
VISTO: el recurso de apelación subsidiariamente interpuesto a fs. 46/48, contra la providencia de fs. 45; y
53
http://www.saij.gob.ar/camara-nac-apelaciones-civil-comercial-federal-federal-ciudad-autonoma-buenos-aires-sequeira-wolf-
german-ariel-united-airlines-inc-sumarisimo-fa18030004-2018-08-27/123456789-400-0308-1ots-
eupmocsollaf?utm_source=newsletter-semanal&utm_medium=email&utm_term=semanal&utm_campaign=jurisprudencia-
federal
Micaela Cibeyra Página 259
CONSIDERANDO:
I.- En el auto referido, en lo que aquí interesa, el señor juez de grado desestimó lo solicitado por el actor al punto XIII
de fs. 38 e imprimió a las presentes actuaciones el trámite ordinario.
Esa decisión fue recurrida por el actor en tanto considera que corresponde sustanciar la causa mediante juicio
sumarísimo de conformidad con lo previsto en el art. 53 de la Ley N°24.240. En este sentido, advierte que la
providencia cuestionada no ha cumplido con los requisitos previstos por la propia normativa para dejar sin efecto el
imperativo de imprimir el trámite del proceso de conocimiento más abreviado, como ser la solicitud de parte y la
resolución fundada.
II.- Así planteada la cuestión, a juicio de esta Sala la regulación especial de la ley de defensa del consumidor que fija
el tipo de trámite aplicable a las acciones judiciales regidas por ese ordenamiento prevalece por sobre las normas
procesales generales.
Sobre este punto, se debe recordar que los pasajeros que contratan los servicios de una aerolínea no son otra cosa
que “consumidores” en los términos de la Ley N°24.240, es decir, son parte en una relación de consumo al adquirir
los servicios de una empresa -en el caso, dedicada al transporte aéreo internacional-, en forma onerosa y como
destinatarios finales, sea en beneficio propio o de su grupo familiar (conf. art. 1º, texto según Ley N°26.361, B.O.
7/4/08). Por ende, no puede sostenerse que queden excluidos, en forma total y generalizada, de las restantes
disposiciones de la Ley N°24.240. Es el propio art. 63 de la Ley de Defensa del Consumidor el que morigera la
excepción que consagra permitiendo aplicar la ley de manera supletoria, claro que, en todas aquellas cuestiones
procesales que no impliquen apartarse de las normas especiales (conf. Sala III, causa n°2.790/12 “Fortunato, José
Claudio c/ American Airlines y otros s/ pérdida/daño de equipaje” del 4/12/2012). Entre esas cuestiones está lo
atinente al trámite previsto en el último párrafo del art. 53, el que dispone que para este tipo de contiendas debe
sujetarse el procedimiento a las reglas del proceso de conocimiento más abreviado.
En efecto, la controversia debe sujetarse a las reglas del juicio sumarísimo, de acuerdo con la regla dispuesta en el
art. 53 de la Ley N°24.240. No juega en la especie el supuesto del art. 321, inciso 1°, del código de rito y nada permite
afirmar que las hipótesis contempladas en esa norma sean acumulativas. Antes bien, el conflicto suscitado
encuadraría en la regla del inciso 3° del citado art. 321, primer párrafo, del C.P.C.C.N., prevé la aplicación del
procedimiento del juicio sumarísimo en los supuestos como el presente.
Por todo ello, oído el señor Fiscal General, esta Sala
RESUELVE: Revocar la providencia apelada en cuanto imprimió al proceso el trámite ordinario, estableciendo que la
causa se sustanciará a través de las reglas de los juicios sumarísimos.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
“MONTERO, Miguel Angel y otros c/ LAN ARGENTINA S.A. s/ daños y perjuicios” (Tribunal: Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala III. Fecha: 11/06/15.
Buenos Aires, 11 de junio de 2015.
VISTO: el recurso de apelación interpuesto por la parte actora a fs.141, fundado a fs.143/145 y vta., cuyo traslado fue
Para resolver la excepción de prescripción opuesta por la demandada a fs. 98/114, cuyo traslado fuera contestado
por la actora a fs. 126/128.
I.- Que a fs. 98/114 se presenta la demandada oponiendo excepción de prescripción. Para ello sostiene que el art.
228 del C. Aeronáutico establece la prescripción anual de la acción de indemnización por daños causados a los
pasajeros, equipajes o mercaderías transportadas y la Resolución 1532/98 en su art. 20 dispone que cualquier acción
por daños se extinguirá si no se lleva a cabo una acción dentro del año en el caso de transporte interno.
Refiere que la cancelación del vuelo que fundamenta la demanda tuvo lugar el 6/6/2011 y la mediación prejudicial se
cerró el 17/09/12, por lo que la acción se encuentra prescripta.
Señala que el reclamo se encontraba prescripto el 6/8/12; que la mediación prejudicial fue iniciada ya operado el
plazo de un año que establece el art. 228 del C. Aeronáutico y la Resolución 1532 y que dichas disposiciones
específicas sobre prescripción, contenidas en la normativa aeronáutica, hacen inaplicable aún en forma supletoria, la
ley 14.240 y su plazo de prescripción de tres años, por imperio del art. 63 que dicha norma establece.
Argumenta que el vuelo que los actores contrataron fue un vuelo de cabotaje regido por el C. Aeronáutico; que los
arts. 1 y 2 de dicha normativa refuerzan la exclusión del art. 63 de la ley 24.240 al disponer que las leyes análogas
están penúltimas en la lista de normas aplicables y solo en el caso de que una cuestión no esté específicamente
comprendida en el Código. Conferido traslado, la actora lo contesta solicitando su rechazo (conf. fs. 126/127).
Expresa que la prescripción es un instituto de carácter restrictivo. Observa que ninguno de los supuestos
aprehendidos por el art. 228 del C. Aeronáutico es el aplicable a la acción entablada en la causa y afirma que dichos
incisos no pueden ser interpretados con carácter extensivo.
Precisa que la acción entablada no encuadra en lo dispuestoporelart.228, inc.1)en tanto no se trata de una acción por
daños causados a los pasajeros, equipajes o mercaderías transportadas, ya que no reclama por daños a su persona,
equipajes ni mercaderías transportadas, sino que el reclamo versa acerca de los daños producidos con posterioridad
y luego de cancelado el transporte de pasajeros y por incumplimiento de lo dispuesto en el art. 12 de la resolución
1532/98 y la ley de defensa del consumidor. También narra que la acción no se encuadra en los incisos 2, 3 y 4 del
art. 228 del C. Aeronáutico.
Argumenta que resulta de aplicación el plazo de prescripción previsto en el art. 50 de la ley 24.240.
Por último, manifiesta que el demandado se estaría alzando contra sus propios actos, ya que no resultaría lícito que
repute como prescripta una obligación respecto a la cual ofreció abonar cierta suma el 6/8/12, agregando que el sr.
Representante del Fisco también considera que el presente caso se rige por la ley 24.240.
A fs. 131 la sra. Defensora Oficial se adhiere a las alegaciones vertidas por la actora.
II.- Que la prescripción es el medio por el cual el transcurso del tiempo opera la modificación substancial de un
derecho en razón de la inacción de su titular, quien pierde la facultad de exigirlo compulsivamente (conf. Llambías,
Tratado de Derecho Civil, Obligaciones”, T| III, pág. 304, pto. 2005).
La prescripción comienza su curso cuando la acción se encuentra expedita. Así, relacionando los arts. 3956 y 3949 del
Código Civil que dan el concepto de prescripción, se advierte que la inacción del titular se vincula al ejercicio de la
acción que acompaña a todo derecho creditorio (conf. Lafaille, “Curso de Obligaciones”, Biblioteca Jurídica Argentina,
buenos Aires, 1926, T I, pág. 435; Bueres Alberto, Mayo Jorge, “Aspectos Generales de la prescripción liberatoria”, en
Revista de Derecho Privado y Comunitario y “La prescripción” Nro. 22 Ed, Rubinzal Culzoni, año 2000).
Sentado lo anterior, corresponde analizar cuál es el plazo de prescripción aplicable al caso de autos.
Que en las presentes actuaciones el actor promueve demanda contra “Lan Argentina SA” reclamando la suma de
$54.149 con más sus intereses y costas en concepto de devolución de los importes abonados por pasaje de ómnibus,
devolución de gastos, daño punitivo y daño moral.
Aduce que en el mes de mayo de 2011 adquirió 4 pasajes aéreos a Bariloche, con regreso programado para el día
6/6/11. Relata que la demandada le comunicó que el viaje de vuelta no se realizaría por las cenizas volcánicas, por lo
III.- Que el art. 228 del C. Aeronáutico establece: «Prescriben al año:1) La acción de indemnización por daños
causados a los pasajeros, equipajes o mercancías transportadas. El término se cuenta desde la llegada al punto de
destino o desde el día en que la aeronave debiese haber llegado o desde la detención del transporte o desde que la
persona sea declarada ausente con presunción de fallecimiento; 2) Las acciones de reparación por daños causados a
terceros en la superficie. El plazo empieza a correr desde el día del hecho. Si la persona lesionada no ha tenido
conocimiento del daño o de la identidad del responsable, la prescripción empieza a correr desde el da en que pudo
tener conocimiento pero no excediendo en ningún caso los tres años a partir del día en que el daño fue causado; 3)
Las acciones de reparación por daños en caso de abordaje. El término se cuenta desde el día del hecho. 4) Las demás
acciones derivadas del contrato de transporte aéreo que no tengan expresamente otro plazo. El término se cuenta
desde la fecha de vencimiento de la última prestación pactada o de la utilización de los servicios y a falta de éstos,
desde la fecha en que se formalizó el contrato de transporte (Inciso incorporado por art. 1° de la ley n°22.390, B.O.
13/2/1981.)»
El art. 20 inc. b) de la Resolución 1532/1998 (B.O. 10/12/1998), establece respecto a la prescripción de acciones, que
cualquier derecho por daños se extinguirá si no se lleva a cabo una acción dentro del año en el caso del transporte
interno o de los dos años en el transporte internacional, considerados desde la fecha de arribo al destino o desde la
fecha en que la aeronave debió haber arribado o desde la fecha en que se detuvo el transporte.
Conforme al relato de los hechos efectuado en el escrito inicial, la acción incoada se encontraría incluída dentro del
supuesto del inciso 4) del art. 228 del C. Aeronáutico.
En lo atinente al plazo de prescripción de la presente acción, no puede prosperar la aplicación de la Ley de Defensa
del Consumidor como lo pretende la actora, puesto que no cabe duda que en las presentes actuaciones -y al sólo
efecto de determinar la naturaleza de la acción impetrada y el plazo de prescripción aplicable-se trata de una
demanda fundada en un hecho originado en la actividad aeronáutica, extremo que determina la aplicación del plazo
específico de prescripción que prevé la ley en la materia; es decir; el art. 228 del Código Aeronáutico. En efecto, la
Excma. Cámara –Sala III- sostuvo -en una situación similar a la presente-que cuando el supuesto sometido a decisión
encuadra en previsiones específicas de la ley especial no existen razones valederas que, como principio, autoricen a
descartarlas ya apartarse de ellas(doctrinadecausas7748/05del 6-2-07; 1041/05 del21- 09-09; 6802/02 del 18-5-10 y
3.644/06 del 16-04-13) (conf. CNCiv. y Com. Fed., Sala III, «Marconi Victoria Elsa c/Aerolíneas Argentinas SA
s/incumplimiento de contrato», causa n° 7.210/11 del 28/06/13).
Por otra parte, cabe señalar que el art. 67 dela ley 24.240 establece que «Para el supuesto de contrato de transporte
aéreo, se aplicarán las normas del Código Aeronáutico, los tratados internacionales y, supletoriamente, la presente
ley .La ley 26.361pretendió derogarlo, pero esa derogación fue vetada por el decreto de promulgación 565/2008.
En los considerandos de este decreto se argumenta que «las normas de defensa al consumidor nacen con la finalidad
de actuar como correctores en los contratos de oferta masiva» y «no constituyen normas de fondo sino que resultan
reglas protectivas y correctoras, siendo complementarias y no sustitutivas de la regulación general contenida en los
códigos de fondo y la legislación vigente». Se entiende que ellas «tienen por objeto actuar como efectivo control de
cláusulas contractuales predispuestas en los contratos de adhesión, cuando el Estado Nacional no interviene
mediante un control genérico» en la correspondiente actividad, y que en el caso se realiza «un control específico con
cuerpos normativos especiales (Código Aeronáutico, Reglamentación del Contrato de Transporte Aéreo y Tratados
Internacionales que integran el Sistema de Varsovia), con controles tarifarios, de autorizaciones de los servicios a
prestarse, de habilitaciones del personal, de aeronaves, de talleres de mantenimiento y de horarios, rutas,
frecuencias y equipos con los cuales se cumplirá»; que el derecho de los usuarios «está reglamentado en la
Resolución Nº 1532 de fecha 27 de noviembre de 1998 del ex Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos,
Condiciones Generales del Contrato de Transporte Aéreo»; y que el texto observado «dejaría en pugna el principio de
orden constitucional que otorga prioridad a los Tratados Internacionales sobre el orden interno».
Ponderando la fecha del hecho por el cual se reclama en autos (6/6/11), la fecha en que se celebró de mediación
(17/9/12, conf. fs. 2) y la fecha de inicio de la acción (26/12/12, conf. fs. 15 vta.), cabe admitir la defensa opuesta por
la demandada y declarar prescripto el reclamo de autos. Con costas (art. 68 del C. Procesal).
IV.- Por los fundamentos expuestos,
RESUELVO: Hacer lugar a la excepción de prescripción opuesta por la demandada. Con costas a la actora vencida (art.
68, CPCC).
Bibliografía:
- Código Civil y Comercial Comentado. Tratado exegético. Director General: Jorge Horacio Alterini. Ed.
Thomson Reuters La Ley. Tomo 6.
- Código Civil y Comercial de la Nación comentado / Gustavo Caramelo; Sebastián Picasso ; Marisa
Herrera. - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Infojus, 2015.
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- Derecho del Transporte. Francisco R. Losada. Ed. ASTREA 2018.
- http://www.saij.gob.ar/camara-nac-apelaciones-civil-comercial-federal-federal-ciudad-autonoma-
buenos-aires-sequeira-wolf-german-ariel-united-airlines-inc-sumarisimo-fa18030004-2018-08-
27/123456789-400-0308-1ots-eupmocsollaf?utm_source=newsletter-
semanal&utm_medium=email&utm_term=semanal&utm_campaign=jurisprudencia-federal
- https://www.calz.org.ar/wp-content/uploads/2017/04/Fallo-Meraviglia.pdf
Concepto.
Ver unidad VIII.
Naturaleza jurídica.
Según el CCyC comentado la doctrina se ha pronunciado de muy diversas maneras respecto de este tema.
Así, se ha expresado que se trata de:
Locación y depósito: Porque el transportador se obliga a hacer una cosa y a recibir los objetos a transportar,
custodiarlos y restituirlos.
Locación de obra, depósito y locación de cosa: Fundándose, en cuanto a las dos primeras figuras, en las mismas
razones explicadas en el parágrafo anterior, y la última, debido a que el transportador se obliga a hacer usar y
Partes
Ver unidad VIII.
Ámbito de aplicación
Ver unidad VIII.
Oferta al público
Art. 1283.- “El transportista que ofrece sus servicios al público está obligado a aceptar los pedidos compatibles con
los medios ordinarios de que dispone, excepto que exista un motivo serio de rechazo; y el pasajero o el cargador están
obligados a seguir las instrucciones dadas por el transportista conforme a la ley o los reglamentos.
Los transportes deben realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que haya varios simultáneos, debe darse
preferencia a los de mayor recorrido”.
Según el CCyC parte de la doctrina entiende que pese a estar ubicada esta norma en el ámbito de las disposiciones
generales solo corresponde la aplicación al transporte de pasajeros y no de carga; otros, contrariamente, consideran
que si bien la disposición hace referencia solo al transporte de cosas también es extensivo al de personas.
Por nuestra parte creemos que se encuentran comprendidos en el ámbito de aplicación de esta norma tanto el
transporte de cosas como de pasajeros. Funda tal conclusión no solo en la ubicación metodológica de la norma sino,
de un lado, en los antecedentes, pues el art. 1283 del Código Civil y Comercial es similar al art. 204 del Código de
Comercio derogado que obligaba al transportista a recibir la carga y transportarla. Del otro, en la ley 12.346 y
modificatorias que establecen que el transporte de pasajeros es un servicio público.
Plazo y retraso
Art. 1284 “El transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo pactado en el contrato o en los horarios
establecidos y, en defecto de ambos, de acuerdo a los usos del lugar en que debe iniciarse el transporte”.
Según el CCyC comentado la norma en glosa establece tres formas de determinar el plazo para las entregas. En
primer lugar, en el término pactado y según los horarios preestablecidos. En segundo término, en defecto de alguno
de los dos extremos citados, en el término o plazo pactado o en los horarios preestablecidos. Y en tercer lugar,
siempre que no se hubiere pactado plazo ni horarios, de acuerdo a los usos del lugar en que debe iniciarse el
transporte.
Asimismo, es importante tener en cuenta que en muchos casos el plazo de entrega está establecido en una
reglamentación particular, la que corresponderá considerar integrada al contrato. Es decir, el art. 1284 se aplicará en
su defecto y en segundo término, pues habrá que integrar el artículo en comentario con la citada reglamentación
particular (conf. arts. 963 y 964, Código Civil y Comercial).
El art. 1284 del Código Civil y Comercial es similar a los arts. 187, 188, 189 y 190 del Código de Comercio derogado,
en cuanto establecían que el transportista debía transportar las cosas recibidas en los plazos que establecen los
preceptos legales y reglamentarios, o la convención —o, en su defecto, por el primer viaje que haga al punto donde
debe entregarlas—, perdiendo el flete o una parte proporcional de él en caso de retardo (arts. 187, 188, 189 y 190),
con facultad de elegir itinerario que prefiera, a no ser que expresamente se hubiera convenido un itinerario
determinado.
Por otro lado, el art. 1285 dispone que “Producido el retraso en el traslado de las cosas transportadas, si el
transportista no prueba la causa ajena, pierde una parte del flete proporcional al retraso, de modo tal que pierde el
total si el tiempo insumido es el doble del plazo en el que debió cumplirse. Lo dispuesto por este artículo no impide
reclamar los mayores daños causados por el atraso”.
El art. 1285 del Código Civil y Comercial regula las consecuencias jurídicas del retraso en el transporte de cosas, pese
a ser una norma ubicada dentro de las disposiciones generales.
El supuesto de hecho contemplado en la norma como retraso en el transporte de cosas transportadas se configura
cuando el mismo no se realiza en el término pactado en el convenio y según los horarios preestablecidos, y si no se
hubiere pactado plazo y/u horarios, de acuerdo a los usos del lugar en que debe iniciarse el transporte. Asimismo,
lógicamente, se configurará este supuesto de hecho cuando no se observen los plazos reglamentarios incorporados
al contrato.
La consecuencia del atraso en el traslado de cosas es la pérdida de parte del flete proporcional al retraso. Si el tiempo
del retraso es el doble del plazo en el que debió cumplirse el traslado, se pierde la totalidad del flete.
La única forma de liberarse de la pena o sanción establecida en caso de retraso es la prueba de la causa ajena por el
transportista. La causa ajena se establecerá según lo dispuesto en los arts. 1726 a 1736 del Código. Generalmente
son consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con un hecho productor del daño, que no tiene
Responsabilidad
Art. 1286 “La responsabilidad del transportista por daños a las personas transportadas está sujeta a lo dispuesto en
los artículos 1757 y siguientes.
Si el transporte es de cosas, el transportista se excusa probando la causa ajena. El vicio propio de la cosa
transportada es considerado causa ajena”.
Instrumento contractual
El título de contrato es el boleto o billete de pasaje que se suele adquirir en el lugar de la partida, aunque no existe
inconveniente que pueda extenderse durante el viaje y aun en el lugar de destino, según la operatividad del
transporte de que se trate. Normalmente se extiende este boleto o billete en forma innominada, quedando facultado
el porteador o transportista a exigir su exhibición al subir al vehículo o durante el trayecto, cuando lo crea
conveniente, o en el momento de concluir el viaje, control que puede ser realizado por el conductor o por
inspectores destacados especialmente a ese efecto.
Extensión de la responsabilidad
Art. 1291 CCYC “Además de su responsabilidad por incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución, el
transportista responde por los siniestros que afecten a la persona del pasajero y por la avería o pérdida de sus cosas”.
El art. 1286 del Código Civil y Comercial establece la responsabilidad objetiva del transportista de personas en los
términos de los arts. 1757 del Código Civil y Comercial y siguientes; el art. 1291 lo hace responsable por el
Tener presente que en clase vimos que es Subjetiva (pero se presume la culpa sino que se aplican las causales de
exoneración) y que es solidaria e integral.
Art. 1306.- Entrega. “El transportista está obligado a entregar la carga en el mismo estado en que la recibió, excepto
causa ajena. Si la ha recibido sin reservas, se presume que ella no tenía vicios aparentes y estaba bien acondicionada
para el transporte. El destinatario no está obligado a recibir cosas con daños que impidan el uso o consumo que les
son propios”.
Art. 1310.- Responsabilidad por culpa. “Si se trata de cosas frágiles, mal acondicionadas para el transporte, sujetas a
fácil deterioro, de animales o de transportes especiales, el transportista puede convenir que sólo responde si se
prueba su culpa. Esta convención no puede estar incluida en una cláusula general predispuesta”.
Supuestos contemplados
Se admite el pacto de cláusulas de limitación de responsabilidad cuando se trate de cosas frágiles, mal
acondicionadas para el transporte, sujetas a fácil deterioro, de animales o de transportes especiales.
Empero, ni siquiera en estos casos se podrá limitar la responsabilidad del transportista si se prueba su culpa. Es decir,
no habrá una liberación o eximente total de responsabilidad, y se deberá establecer que el transportista solo
responderá si se prueba su culpa.
Forma
De conformidad con lo dispuesto en los arts. 984, 986, 988, 989, y concs. del Código Civil y Comercial se establece
que esta cláusula de limitación de responsabilidad no puede estar incluida en una cláusula general predispuesta. Es
decir, deberá ser una cláusula particular, negociada individualmente.
Resulta pertinente recordar que en materia de contratos con cláusulas predispuestas se establece de modo general
(art. 988 del Código Civil y Comercial) que se deben tener por no escritas:
a. las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;
b. las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos del predisponente que
resultan de normas supletorias;
c. las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previsibles.
Pérdida natural
Art. 1312.-“En el transporte de cosas que, por su naturaleza, están sujetas a disminución en el peso o en la medida
durante el transporte, el transportista sólo responde por las disminuciones que excedan la pérdida natural. También
responde si el cargador o el destinatario prueban que la disminución no ha ocurrido por la naturaleza de las cosas o
que, por las circunstancias del caso, no pudo alcanzar la magnitud comprobada”.
Limitación de responsabilidad.
Art. 1313.- “Los que realizan habitualmente servicios de transporte no pueden limitar las reglas de responsabilidad
precedentes, excepto en el caso del artículo 1310”.
Excepciones
Ahora bien, siendo que el fundamento de las cláusulas limitativas de responsabilidad en el contrato de transporte
finca en los particulares riesgos que debe afrontar el transportista tanto respecto a las personas, a la carga y al medio
transportador, el art. 1310 del Código Civil y Comercial establece excepciones a la prohibición general de su pacto,
teniendo en consideración la naturaleza de las cosas.
El art. 1310 del Código Civil y Comercial admite el pacto de cláusulas de limitación de responsabilidad, aun cuando se
trata de una persona humana o jurídica que se dedica habitualmente a la prestación de servicios de transporte, si se
trata de cosas frágiles, mal acondicionadas para el transporte, sujetas a fácil deterioro, de animales o de transportes
Delimitación de responsabilidades
El transporte sucesivo se configura cuando hay varios transportistas que ejecutan el mismo contrato de
transporte. En ese caso, cada transportista sucesivo tiene derecho de hacer constar en su carta de porte o
en un documento separado el estado en el que ha recibido las cosas transportadas. De ese modo se
delimita la responsabilidad de cada uno de ellos. De no existir salvedad alguna, se presume que el
transportista recibió las cosas en buen estado y sin vicios aparentes (arg. art. 1306 del Código Civil y
Comercial).
Bibliografía:
- Código Civil y Comercial Comentado. Tratado exegético. Director General: Jorge Horacio Alterini. Ed.
Thomson Reuters La Ley. Tomo 6 y 8.
- Código Civil y Comercial de la Nación comentado / Gustavo Caramelo; Sebastián Picasso ; Marisa
Herrera. - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Infojus, 2015.
- Derecho del Transporte. Francisco R. Losada. Ed. ASTREA 2018.
Partes
Según Chami la Convención de Bruselas establece que “transportador” comprende al propietario del buque o al
fletador que ha hecho un contrato de transporte. La mención de propietario o fletador parece meramente
ejemplificativa. La referencia a la celebración del contrato denota que no se contempló al transportista efectivo sino
al contractual.
El art. 267 de la Ley de la Navegación precisa que “se entiende por transportador a la persona que contrata con el
cargador el transporte de mercaderías, sea propietario, armador o fletador, o quien tenga la disponibilidad del
buque. Esta expresión no comprende al agente marítimo o intermediario”. Puede advertirse que se contempla sólo al
transportista contractual al hacerse referencia a quien contrata el transporte. Ese transportista contractual podrá ser
el propietario del buque, un armador no propietario o simplemente un fletador a tiempo que no sea armador. Por ser
sólo un representante se excluye al agente marítimo en una norma redundante que pretende descartar cualquier
pretensión de responsabilizar al agente marítimo.
En el documento aprobado en la XXXIV Conferencia del CMI de París de 1990 se precisaron 3 problemas
interpretativos en relación con el transportista: a) la identificación de éste; b) el derecho a reclamar contra el
transportista real o efectivo y c) la responsabilidad del transportista real.
Respecto de la identificación del transportista, el art. 298 inc. a) de la Ley de la Navegación, establece que el
conocimiento de embarque llevará la mención del nombre y el domicilio del transportador. Similar solución prevé el
art. 15, ap. c), de las reglas de Hamburgo. Las Reglas de La Haya-Visby no contemplan previsión similar.
Sin embargo, los problemas que podría generar la identificación del transportista suelen superarse en nuestro país
con la proverbial fórmula de reclamar contra el “capitán y/o propietario y/o armador” del buque que transportó los
efectos, circunstancia que no requiere identificar el nombre del transportista que sea demandado. Al capitán se lo
responsabiliza como depositario de la carga –art. 205 de la Ley de la Navegación-; al armador, como titular de la
actividad navegatoria y, al propietario, en virtud del crédito privilegiado que tiene asiento en el buque en los
términos del art. 476, inc. g), de la Ley de la Navegación. La representación legal del capitán propietario y armador,
reconocida al agente marítimo por el art. 193 de la Ley de la Navegación, permite la fácil notificación de las
demandas judiciales por el incumplimiento del contrato del transporte.
2. Ámbito de aplicación
Según Chami el art. 603 de la L.N. prevé que las obligaciones del contrato de transporte se regirán por la ley del lugar
donde deba ejecutarse dicha obligación.
Resulta muy importante destacar que la norma prevé que se aplicará la legislación del país donde deba cumplirse la
obligación y no el contrato. Consecuentemente, diversas obligaciones de un mismo contrato, cuyo lugar de
cumplimiento se encuentre en distintos países, serán regidas por diferente legislación. Así, por ej. un contrato de
transporte en el que la mercadería debe ser entregada en la Argentina y cuyo flete es pagadero en el extranjero, será
regido, en cuanto a la obligación de entregar la mercadería, por la legislación argentina, mientras que la obligación de
pago del flete estará regulada por la legislación del país en el que deba pagarse ese flete.
El Tratado de Montevideo sorbe navegación comercial internacional, en su art. 26 dispone que, cuando los contratos
de fletamento y de transporte de mercaderías o de personas deban tener su ejecución en alguno de los Estados
parte del tratado, se rigen por la ley vigente en dicho Estado. Dispone también que no se tome en cuenta el lugar de
su celebración, ni la nacionalidad del buque. Establece, a su vez, que el puerto de descarga de las mercaderías o de
desembarque de las personas será considerado como lugar de ejecución del contrato. El Tratado de Montevideo
adopta así un criterio distinto al que luego tomó la L.N., porque considera, no el lugar de ejecución de cada
obligación, sino el de ejecución del contrato. Como el contrato puede temer obligaciones que deban cumplirse en
distintos Estados, para establecer un lugar único de ejecución para todas las obligaciones adoptó, como obligación
más característica, la descarga de las mercaderías o el desembarque de los pasajeros. Consecuentemente, de
acuerdo con el Tratado de Montevideo, la ley del Estado de descarga de la mercadería se aplicará a todas las
obligaciones, incluso a aquellas cuyo lugar de ejecución fuera otro.
Se consagra así el criterio lex loci executionis. En el caso en el que el lugar de cumplimiento sea nuestro país y, en
consecuencia, el caso sea regido por la legislación nacional, se deberá establecer si se aplica la Convención de
Por otro lado, el Art. 268 de la L.N. dispone que “Las disposiciones de la presente Sección se aplican durante el tiempo
transcurrido desde la carga hasta la descarga, al transporte de cosas que se realice por medio de un contrato de
fletamento total o parcial, al efectuado en buques de carga general, al de bultos aislados en cualquier buque, y a
todo otro en que el transportador asuma la obligación de entregar la carga en destino, salvo los casos previstos en el
artículo 28154.
No se aplican al transporte de animales vivos o al de mercaderías efectivamente transportadas sobre cubierta, con la
conformidad expresa del cargador”.
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Art. 281. – “Las normas de esta Sección, sólo pueden ser modificadas o dejadas sin efecto:
a) Cuando el transportador renuncie, total o parcialmente, a las exoneraciones, o amplíe su responsabilidad y obligaciones,
dejando constancia de ello en el conocimiento que se entregue al cargador; pero esta renuncia o ampliación no altera la
responsabilidad del propietario o armador del buque, prevista en esta Sección, salvo su consentimiento expreso;
b) Cuando se trate de cargamentos en los cuales la naturaleza y condición de las cosas a transportar y las circunstancias y
términos en que deba realizarse el transporte sean tales que justifiquen la concertación de un convenio especial, siempre que no
haya sido expedido un conocimiento y que las condiciones del acuerdo celebrado se hagan figurar en un recibo o documento que
será "no negociable", dejándose constancia en el mismo de ese carácter. En ningún caso, lo establecido precedentemente puede
aplicarse a los cargamentos comerciales ordinarios embarcados en el curso de las operaciones comerciales corrientes, ni a las
obligaciones del transportador referentes a la navegabilidad del buque que sean de orden público”.
Micaela Cibeyra Página 300
aquellas al costado del buque (alongside) o bajo sus plumas o aparejos (ship’s tackle o sous palan). La inclusión de
la cláusula F.I.O. (free in and out) o las más específicas F.I.O.S. (f.i.o. stowed) o F.I.O.S. and trimmed, no deroga la
responsabilidad del transportador, pues sólo imponen al cargador o al consignatario los gastos de carga o
descarga, respectivamente, y
e. Está obligado el porteador a dar aviso al consignatario de la llegada del buque al puerto de destino (notice of
arrival).
Sobre el buque: En general, estas obligaciones son comunes a las correspondientes a los contratos de fletamento,
como ser: poner en estado de navegabilidad el buque al inicio del viaje, tripulándolo y equipándolo adecuadamente
(idoneidad absoluta) y en relación con el tipo de mercancías a transportar, tanto para su carga como para su cuidado
(idoneidad relativa).
También debe iniciar y cumplir el viaje en los plazos publicitados anticipadamente, siguiendo la ruta habitual, salvo
los casos de justificada desviación.
De igual forma debe mantener las tarifas y condiciones de trasporte que ofreciera y publicitara. Las empresas de
buques de líneas regulares (liners) hacen público sus ofrecimientos de fecha de salida de los mismos, puertos de
escala, precios, etc., que constitsuyen ofertas públicas que obligan a quien las emite, aunque el aceptante sea
innominada y se concrete posteriormente.
55
Art. 272. – “Ni el transportador ni el buque son responsables por las pérdidas o daños que sufran las mercaderías, originados
Micaela Cibeyra Página 305
Se deja a salvo el derecho reconocido al transportador en el presente artículo, de dar por concluido el viaje en el
puerto de arribada”.
- Art. 295. – “Antes de comenzar la carga, el cargador debe suministrar por escrito al transportador una declaración
de embarque que contenga un detalle de la naturaleza y calidad de la mercadería que será objeto del transporte,
con indicación del número de bultos o piezas, cantidad o peso, según los casos y las marcas principales de
identificación”.
- Art. 301. – “El cargador puede exigir al transportador, agente o capitán, hasta tres (3) originales de cada
conocimiento”.
- Art. 313. – “En los casos del artículo 286 y, en general, siempre que el buque resulte innavegable por causas
fortuitas o de fuerza mayor y las mercaderías queden a disposición de los cargadores en un puerto de escala, el
flete se debe proporcionalmente al recorrido efectuado por el buque hasta el lugar en que se declara la
innavegabilidad”.
Declaración de embarque
El Art. 295 de la L.N., contempla la declaración de embarque que debe suministrar el cargador al transportador por
en la innavegabilidad del buque, siempre que se pruebe que se ha desplegado una razonable diligencia para ponerlo en estado de
navegabilidad, armarlo, equiparlo y aprovisionarlo convenientemente con sus bodegas, cámaras frigoríficas o frías u cualquier
otro espacio utilizado en el transporte de mercadería en condiciones apropiadas para recibirlas, conservarlas y transportarlas”.
Micaela Cibeyra Página 306
escrito, antes de comenzar la carga. La norma prevé que la declaración de embarque contenga un detalle de la
naturaleza y calidad de la mercadería a ser transportada, incluyendo el número de bultos o piezas, la cantidad o el
peso, según los casos y las marcas principales de identificación. No es costumbre que se emita una declaración de
embarque, sino que es el propio cargador quien llena los datos en el formulario del conocimiento de embarque y lo
entrega al agente marítimo para su firma. Recordemos que se ha dicho repetidamente que la circunstancia de que
sea practica corriente que el cargador llene el conocimiento de embarque no quita a éste su función de verdadero
recibo de la carga a bordo.
Recibos provisorios
Una vez cargada la mercadería a bordo, el art. 297, párr. 2°, dispone que el capitán debe entregar al cargador los
recibos provisorios con las menciones del art. 295, es decir, con las que hayan sido incluidas en la declaración de
embarque, esto es, la naturaleza y calidad de la mercadería a ser transportada, incluyendo el número de bultos o
piezas, la cantidad o el peso, según los casos, y las marcas principales de identificación. Los recibos provisorios tienen
por función acreditar la entrega y recepción de la carga a bordo, sin perjuicio de los demás medios de prueba
admisibles en materia comercial. Así lo dispone expresamente el art. 297 último párrafo.
Cierta dificultad han presentado las observaciones de los recibos provisorios en los transportes a granel. Montiel ha
precisado que nada impide asentar, en el conocimiento de embarque, constancias relativas a hechos ocurridos
durante el lapso que media entre la emisión del recibo y su canje por aquel. En el caso analizado por Montiel, se trató
de asentar en el conocimiento la fumigación que efectuó el cargador luego de emitidos los recibos provisorios que
por supuesto no mencionaban tal circunstancia.
Plazo
Precisa, entonces, que tal emisión debe efectuarse en el término de 24 hs de concluida la operación de carga de la
mercadería. Se trata, por supuesto, del conocimiento “embarcado” y se emite cuando la mercadería está cargada a
Personas habilitadas
El art. 298 establece que podrán emitir el conocimiento de embarque, el transportador, el capitán o el agente
marítimo. Similar disposición encontramos en el art. 301.
Se ha discutido si la obligación personal del transportador, lo es también del agente marítimo. Consideramos que
cuando el art. 298 establece que el transportador, capitán o agente marítimo deben entregar al cargador los
respectivos conocimientos, no impone una obligación personal al capitán ni al agente marítimo. Por el contrario, el
agente marítimo debe entregar el conocimiento en su calidad de representante legal del capitán, propietario y
armador del buque (art. 193), y el capitán, también en su calidad de representante legal del propietario y armador
del buque (art. 202). El único que tiene una obligación personal de emisión del conocimiento de embarque es el
transportador.
Deber de veracidad
El art. 296 dispone que el cargador garantiza al transportador la exactitud del contenido de la declaración de
embarque. A su vez, establece que el cargador deberá indemnizar al transportador todos los daños y perjuicios que
sufra con motivo de alguna mención inexacta. El derecho a esta indemnización no modifica en forma alguna –según
también lo prescribe el art. 296- la responsabilidad, ni las obligaciones del transportador frente a toda persona que
no sea el cargador. Mencionemos también que el art. 279 libera al transportador de toda responsabilidad por daños
o pérdidas, cuando el cargador hubiere hecho conscientemente una falsa declaración respecto de la naturaleza y el
Categorías de conocimiento
El art. 304 contempla las formas de emisión tanto del conocimiento “embarcado” como el conocimiento “para
embarque”.
Dispone que se podrán emitir a la orden, al portador o nominativos. Establece, a su vez que, así emitidos, serán
transferibles con las formalidades y los efectos que establece el derecho común. Si se emite al portador, se transfiere
por medio de la simple entrega; si es a la orden o nominativo, por medio de endoso; si fuera nominativo no
negociable, mediante una cesión.
Conocimiento directo
Los conocimientos directos son aquellos que se han emitido para amparar el transporte en distintos modos de
transporte y están contemplados por el art. 306. Esta norma establece que las disposiciones de la Ley de Navegación
se aplicarán exclusivamente al trayecto por agua. Sin embargo, también dispone que las cláusulas de tal
conocimiento de embarque rigen durante todo el transporte hasta la entrega de la mercadería en destino, y no
pueden ser alteradas por los conocimientos de embarque rigen durante todo el transporte hasta la entrega de la
mercadería en destino, y no pueden ser alteradas por los conocimientos que se otorguen por trayectos parciales.
Estos documentos parciales deben mencionar que la mercadería se transporta bajo un conocimiento directo.
Sea waybills
Son documentos de transporte “no negociable”, circunstancia que constituye su característica. Su exhibición no es
necesaria para obtener la entrega de la carga en destino, sino que la mercadería será entregada a quien se
identifique como el consignatario de dicho conocimiento. En la XXXIV Conferencia de París, el Comité Marítimo
Mercaderías peligrosas
El art. 4, ap. 6, de la convención, como el art. 283 de la Ley de la Navegación, contemplan el régimen legal de las
mercaderías peligrosas, distinguiendo si han sido cargadas sin conocimiento y consentimiento del transportador o
con él:
Cargada sin conocimiento del transportador: En caso de mercadería cargada sobre cubierta, sin conocimiento del
transportador, ésta puede ser desembarcada en cualquier tiempo, forma y lugar antes del arribo a destino y, de
no ser esto factible, puede ser destruida o transformada en inofensiva. Ello no aparejará indemnización alguna a
6. Transporte en contenedores.
Según Chami el contenedor significó una extraordinaria revolución en el ámbito del transporte en general y del
marítimo en particular.
El contenedor moderno surgió en el tráfico de la costa este de EEUU a mediados del siglo pasado y se ha difundido a
todos los tráficos del mundo para distintas mercaderías.
Redujo el tiempo de las operaciones de carga y de descarga y consecuentemente disminuyó la estadía de los buques
en puerto, optimizando su explotación. El contenedor brindó seguridad a la carga y la protege de las condiciones
ambientales como la lluvia, el agua de mar y la acción del sol y, además, evita el pillaje reduciendo los daños y la
siniestralidad en el transporte de mercaderías por agua porque, si bien no es un embalaje, indudablemente cumple
un rol de protección de la mercadería.
No fue el contenedor que se adecuó a la infraestructura, sino que, por el contrario, camiones, trenes y, los buques se
adaptaron al contenedor. Con la irrupción del contenedor, los puertos, requirieron amplias superficies de almacenaje.
Además, se necesitaron nuevos equipos, surgieron las grúas de pórtico y las trastainers.
Además, el contenedor provocó innovaciones jurídicas. Recordemos que surgió lo que se dio en llamar “la regla del
contenedor” para determinar el límite de responsabilidad y se tornó anacrónica la exclusión del transporte sobre
cubierta del ámbito de las Reglas de La Haya-Visby, porque los contenedores son transportados normalmente sobre
cubierta sin que ello implique necesariamente incrementar el riesgo a que se encuentra sometida la mercadería. Por
otra parte, el contenedor house, consolidado sin intervención del transportador, confirió nuevos brios de validez a las
cláusulas de reserva y modificó la carga de la prueba en el transporte por agua.
La Ley de Transporte Multimodal define al contenedor como “…un elemento o equipo de transporte que constituya
un compartimento total o parcialmente cerrado, destinado a contener y transportar mercaderías…”.
Se exige también que el contendor haya sido fabricado según las exigencias técnico constructivas, de conformidad
con las normas IRAM.
56
Art. 174 – “El armador es responsable de las obligaciones contractuales contraidas por el capitán en todo lo relativo al buque y
a la expedición, y por las indemnizaciones a favor de terceros a que haya dado lugar por hecho suyo o de los tripulantes.
No responde en el caso de que el capitán haya tenido noticia o prestado su anuencia a hechos ilícitos cometidos en fraude de las
leyes por los cargadores, salvo la responsabilidad personal de aquél”.
Micaela Cibeyra Página 316
de responsabilidad.
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Art. 280. - Es absolutamente nula y sin efecto toda cláusula de un contrato de transporte o de un conocimiento, que exonere o
disminuya la responsabilidad del transportador, propietario o armador del buque, o de todos ellos en conjunto, por pérdidas o
daños sufridos por las mercaderías, o que modifique la carga de la prueba, en forma distinta a la prevista en esta Sección. Esta
Micaela Cibeyra Página 321
es de un mínimo de orden público desde la carga hasta la descarga. De esta forma, como consecuencia del
fraccionamiento del contrato de transporte, en el periodo posterior a la descarga de la mercadería de a bordo
prevalece la autonomía de la voluntad y las partes pueden pactar libremente sus derechos y obligaciones. El límite
a tal autonomía de la voluntad en tal caso será de orden público, porque dichas convenciones de parte no deben
ser contrarias al orden público, como lo exigen tanto el art. 284 de la LN, como el art. 7 de la Convención de
Bruselas.
Por su parte, la Convención de Bruselas de 1924 dispone en su art. 3° ap. 8°, la nulidad de toda clausula o
convención que exima al transportador o al buque de su responsabilidad, que la atenue o que ceda el beneficio
del seguro al transportador.
De esta manera, se consagró un sistema imperativo que sólo puede ser modificado en beneficio del interés de la
carga.
Clausulas nulas
Las clausulas nulas en virtud del art. 280 de la Ley de la Navegación son las siguientes:
1. La cláusula exonerativa por la cual se pretende liberar de responsabilidad al transportador;
2. La cláusula limitativa por la cual se disminuyen los límites de responsabilidad previstos legalmente;
3. La cláusula por la cual el beneficio del seguro de la mercadería sea cedido, directa o indirectamente, al
transportador u otros transportistas; si se admitiera tal clausula, se produciría la anómala situación por la cual,
quien podría reclamar la indemnización al asegurador de la carga, sería el propio transportador que la dañó;
4. La cláusula que modifica la carga de la prueba de una manera no prevista legalmente.
El art. 3° ap. 8 de la Convención de Bruselas de 1924, establece la nulidad de las tres primeras clausulas antes
mencionadas.
Limitado: Se trata de una responsabilidad limitada, es decir, que existe un tope cuantitativo en la extensión del
resarcimiento, más allá del cual el transportista no responderá.
Casuistico: En un sistema de responsabilidad que contempla causales de exoneración casuísticas, de típica
raigambre anglosajona. El sistema no se caracteriza por contemplar una única causal genérica, como lo es, por ej.
el caso fortuito o la fuerza mayor. Contrariamente, se adopta un listado de eximentes de responsabilidad
específicas, como la innavegabilidad, la culpa náutica, el incendio, los malos tiempos, guerras y revoluciones,
cuarentena, huelgas y lock-outs, etc.
El sistema de causales de exoneración se “cierra” con una causal genérica como es la falta de culpa del
transportista, sus empleados o agentes, en los términos del art. 4° ap. 2° inc q) de la convención y del art. 275 de
la LN.
Causales de exoneración
Las causales de exoneración determinan cuándo el transportista podrá, a pesar de haber mediado un incumplimiento
contractual, liberarse de responsabilidad consecuente a su incumplimiento.
nulidad comprende la de la cláusula por la cual el beneficio del seguro de la mercadería, directa o indirectamente, sea cedido a
cualquiera de ellos.
Micaela Cibeyra Página 322
Clasificación de las causales de exoneración
- Genéricas y específicas: Las causales son genéricas cuando comprenden un conjunto de situaciones de hecho,
como el caso fortuito o la fuerza mayor, que contempla el art. 275 inc d) de la LN, o falta de culpa del art. 275 inc
o) del art. 4° ap 2° inc q) de la Convención de Bruselas de 1924.
Son especificas cuando, por el contrario, la eximente comprende un solo hecho individual y único estamos frente
a una causal singular como, por ejemplo, todos los eximentes del art. 275, a excepción del caso fortuito y la fuerza
mayor del inc. d) y la falta de culpa del inc. o).
- Hecho propio o hecho ajeno: Hecho propio son las que requieren la prueba de un hecho de aquel a quien se
imputa responsabilidad. La prueba de falta de culpa del art. 4 ap. 2° inc. q), de la Convención de Bruselas de 1924,
como la prueba de haber desplegado una diligencia razonable para poner el buque en condiciones de
navegabilidad para exonerarse de responsabilidad por innavegabilidad sobreviniente (art. 4 ap, i° de la
Convención de Bruselas de 1924 y art. 272 de la LN), constituyen ejemplos eximentes del hecho propio.
Hecho ajeno: Estos eximentes requieren la prueba de un hecho que no emana del transportador, sea de
naturaleza o de terceros, como por ejemplo, todos los eximentes del art. 275, a excepción del inc. i), que requiere
la prueba de un hecho propio como es la falta de culpa.
Positivas y negativas: Positivas son los eximentes que requieren la prueba de un hecho positivo, como la prueba
de haber ejercido una diligencia razonable para poner el buque en estado de navegabilidad, armarlo, equiparlo y
aprovisionarlo convenientemente, con sus bodegas, cámaras frigoríficas o frias y cualquier espacio utilizado en el
transporte de mercaderías en condiciones apropiadas a recibirlas, conservarlas y transportarlas, del art. 4 ap, 2 1)
de la Convención de Bruselas de 1924 y del art. 272 de la LN.
Negativas: Son las causales de exoneración que imponen la prueba de un hecho negativo como la “falta de culpa”
del inc. o) art. 275 de la LN y inc. q) art. 4 ap 2 de la Convención de Bruselas de 1924. Ello sin perjuicio de los
hechos negativos, como la falta de culpa, se prueben con hechos positivos, como los requeridos para probar la
diligencia.
Hecho que lo conforma
Por el hecho que conforma la causal, las podemos clasificar en eximentes: a)relacionados con la navegación y con
el buque; b) hechos asimilables al caso fortuito y la fuerza mayor; c) hechos vinculados a la mercadería y con la
culpa del cargador y d) constitutivos de otros supuestos, según se expone en el siguiente gráfico:
La LN dispone en el art. 275. – Ni el transportador ni el buque son responsables de las pérdidas o daños que tengan
su origen en:
a) Actos, negligencias o culpas del capitán, tripulantes, prácticos u otros dependientes del transportador en la
navegación o en el manejo técnico del buque, no relacionados con las obligaciones mencionadas en el art. 271;
b) Incendio, salvo que sea causado por culpa o negligencia del transportador, armador o propietario del buque que
deberán ser probadas por quienes las invoquen;
c) Riesgos, peligros y accidentes del mar o de otras aguas navegables;
d) Caso fortuito o fuerza mayor;
e) Hechos de guerra;
f) Hechos de enemigos públicos;
g) Detenciones por orden de la autoridad o por hechos del pueblo, embargo o detención judicial;
h) Demoras o detenciones por cuarentena;
i) Hechos u omisiones del cargador o propietario de la mercadería, de su agente o de quien los represente;
Fundamento de la limitación
Como fundamento de la limitación, se ha sostenido que el armador no puede controlar la actividad del capitán y los
tripulantes por la distancia en que se encuentra la expedición. Así, no habría mediado ni culpa in eligendo ni in
vigilando.
Los límites
La LN determina en su art. 27858 un límite de responsabilidad para el transporte de mercaderías por agua, de 400
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Art. 278. – “La responsabilidad del transportador o del buque por las pérdidas o daños que sufran las mercaderías en ningún
caso excederá del límite de cuatrocientos pesos argentinos oro (a$o. 400) por cada bulto o pieza perdidos o averiados, y si se
trata de mercaderías no cargadas en bultos o piezas, por cada unidad de flete. Exceptúase el caso en que el cargador haya
declarado, antes del embarque, la naturaleza y valor de la mercadería, que la declaración se haya insertado en el conocimiento, y
que ella no haya sido impuesta por exigencia administrativa del país del puerto de carga o de descarga. Esta declaración, inserta
en el conocimiento, constituye una presunción respecto al valor de las mercaderías, salvo prueba en contrario que puede producir
el transportador. Las partes pueden convenir un límite de responsabilidad distinto al establecido en este artículo, siempre que
Micaela Cibeyra Página 333
pesos argentino oro, por cada bulto o pieza perdido o averiado, o por unidad de flete, si se tratara de mercadería no
cargada en bultos o piezas. La Convención de Bruselas de 1924 adopta un límite de 100 libras esterlinas por cada
bulto o unidad den su art. 4° ap. 5°. A su vez, el art. 9, párr. 1°, dispone que las unidades monetarias se entiendan en
valor oro y su párr. 2° hace referencia a la libra esterlina. Consecuentemente, la unidad cuenta es la libra esterlina
oro.
Prescripción
El término de prescripción en el contrato de transporte es de 1 año. Así lo establecen el art. 293 de la LN y el art. 3 ap
6° párr. 4° de la Convención de Bruselas de 1924.
El término se cuenta desde la terminación de la descarga. Si no hubieran sido descargadas las mercaderías, el plazo
se computará desde la fecha en que debieron ser descargadas. Si el embarque nunca fue cargado, el término se
computará desde la fecha en que el buque zarpó o debió zarpar (art. 293 de la LN).
El término puede ser prorrogado por acuerdo de partes, posterior al evento que da lugar a la acción (art. 293 último
conste en el conocimiento y no sea inferior al fijado precedentemente. El transportador no podrá prevalerse de la limitación de
responsabilidad si se prueba que el daño resultó de un acto o de una omisión de aquél, realizado con la intención de provocarlo o
bien temerariamente y con conciencia de la probabilidad de producirlo.
Cuando un "container" o cualquier artefacto similar sea utilizado para acondicionar mercaderías, todo bulto o unidad enumerado
en el conocimiento como incluido en el "container" o artefacto similar, es considerado como un bulto o unidad a los fines
establecidos en este artículo. Fuera del caso previsto se considera al "container" o artefacto similar como un bulto o unidad.
La conversión del argentino oro a pesos argentinos deberá efectuarse de acuerdo con lo establecido en el art. 176”.
Micaela Cibeyra Página 334
párrafo, de la LN).
Acciones de repetición
El art. 294 admite que las acciones de repetición del transportador o del buque, contra el cargador o contra terceros,
sea ejercida después de la expiración del plazo de 1 año previsto en el art. 293.
La condición para tal ejercicio de acciones de repetición es que la persona que vaya a ejercer la acción de repetición
notifique su reclamo a aquel contra quien va a repetir, en el término de 6 meses. Ese plazo es computado desde: a)
que se efectuó extrajudicialmente el pago que se pretende repetir o b) desde que se notificó de la demanda del
reclamo que luego se pretende repetir. Se trata de un término de caducidad destinado a informar al tercero que se
iniciará una acción de repetición en su contra.
A su vez, la acción de repetición prescribe en el término de 1 año. Dicho plazo se computa desde la notificación que
se menciona en el mismo artículo o desde la sentencia que se dicte contra el transportador o contra el buque,
Ámbito de aplicación
Según su art. 2 las reglas de Hamburgo resultarán aplicables a todos los contratos de transporte marítimo
internacional, sea cual fuere la nacionalidad del buque, del porteador, del porteador efectivo, del consignatario o de
cualquier persona interesada (art. 1, ap 2°), cuando:
- El puerto de carga previsto en el contrato de transporte marítimo se encuentre en un Estado contratante;
- El puerto de descarga previsto en el contrato de transporte marítimo se encuentre en un estado contratante;
- Uno de los puertos facultativos de descarga se encuentre en un Estado contratante y sea el puerto efectivo de
descarga;
- El conocimiento de embarque u otro documento que haga prueba del contrato se emita en un Estado
contratante, o
- El conocimiento de embarque u otro documento que haga prueba del contrato estipule la aplicación de las reglas
de Hamburgo.
Responsabilidad subjetiva
Las reglas de Hamburgo de 1978 contienen como anexo II un common understanding, en el que se precisó que la
responsabilidad del transportador está basada en el principio de la presunción de culpa. Esto quedará evidenciado al
analizar seguidamente las causales de exoneración. La principal es la adopción de todas las medidas que
razonablemente podían exigirse para evitar el hecho y sus consecuencias. Probada la diligencia, se elimina la culpa
como factor imputativo de responsabilidad y el transportador marítimo se libera de responsabilidad. Sí, no habiendo
culpa, no responde, ello comprueba que el sistema es de base subjetiva.
Responsabilidad limitada
El art. 6 ap 1 de las reglas fijan una limitación de 835 DEG59 por bulto u otra unidad de carga transportada o de 2,5
unidades de cuenta por kilogramo de peso bruto de las mercaderías dañadas o pérdidas, si esta cantidad es mayor.
En su art. 6° ap 1 b) las reglas establecen un límite por retraso de 2,5 veces el flete que deba pagarse por la
mercadería que haya sufrido por retraso, pero nunca superior al flete total. Esta solución es inapropiada, porque no
cabe considerar un límite distinto al caso de retraso respecto del de pérdidas o daños. Ello es así considerando que el
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Es una unidad de cuenta creada en 1969 por el FMI, desde 1973 se lo integra por medio de una canasta de monedas que
componen actualmente el dólar estadounidense, el euro, la libra esterlina y el yen.
Micaela Cibeyra Página 337
retraso puede producir perjuicios tan importantes como los originados en pérdidas o daños. La responsabilidad
acumulada por pérdida o daños y la de retraso no podrán superar la limitación establecida para el caso de pérdida
total de la mercadería (art 6 ap 1 c).
Se franquea el límite cuando media dolo personal o temeridad del transportista (art. 8° ap 1).
Retraso y pérdida
Se regula específicamente como incumplimiento del transportador el retraso, situación que se configura cuando la
mercadería no fue entregada: a) en el plazo expresamente acordado o b) en el plazo en el que sería razonable exigir
la entrega a un porteador diligente, atendidas las circunstancias del caso (art. 5 ap 2).
Se las considerará perdidas si no han sido entregadas en el término de 60 días desde la expiración del plazo de
entrega (art. 5 ap 3)
Causales de exoneración
Adopción de todas las medidas que razonablemente podían exigirse para evitar el hecho y sus consecuencias: El
art. 5 ap 1 de las reglas, dispone que el transportista se liberará de responsabilidad si acredita que adoptó todas
las medidas que razonablemente podían exigirse para evitar el hecho y sus consecuencias.
Incendio: Las reglas de Hamburgo contemplan el incendio como eximente de responsabilidad en su art. 5 ap 4, en
una formulación y redacción de por sí confusa. Se prevé que el transportista será responsable de la pérdida, el
daño o el retraso en la entrega causados por un incendio si se prueba que ha mediado culpa del porteador, sus
empleados o agentes en su producción o en la adopción de las medidas exigibles para apagarlo o evitar su
propagación (art. 5 ap 4 inc a I y II). La carga de la prueba de la culpa se impone en el interés de la carga, que debe
acreditar tal culpa para responsabilizar al transportador.
Si en la producción del incendio mediara culpa de los dependientes el transportista, éste no podría liberarse de
responsabilidad como ocurre en el sistema de las Reglas de La Haya. Por otra parte, las reglas de Hamburgo
prevén, a pedido del reclamante o del transportista, la realización de una investigación de las causas y
circunstancias del hecho (art. 5 ap 4 inc b).
Salvamento de vidas o mercaderías: Las reglas de Hamburgo eximen de responsabilidad al transportista por las
medidas adoptadas para el salvamento de vidas en el mar o por las medidas razonables adoptadas para el
salvamento de mercaderías en el mar, conforme lo establece en su art, 5 ap 6. La innovación consiste en la
exigencia de que las medidas tendientes al salvamento de bienes sean “razonables”.
Factores concurrentes: El art. 5 en su ap 7 dispone que, cuando concurran en la producción de la pérdida, del
daño o del retraso en la entrega, por un lado, la culpa o negligencia del transportador y, por el otro, otra causa
distinta, el transportador será responsable sólo en la medida en que el perjuicio hubiera sido ocasionado por la
culpa o la negligencia del transportador. Se establece que el transportador deberá probar “el importe” que no
puede atribuirse a su culpa o negligencia.
Culpa náutica: Las reglas de Hamburgo de 1978 no incluyen como eximente a la culpa náutica.
Mercadería peligrosa
Las reglas de Hamburgo contemplaron la mercadería peligrosa en su art. 13. Se establecen como obligaciones del
cargador: a) informar al transportista el carácter peligroso de la mercadería; b) señalarla con marcas o etiquetas; c)
de ser necesario, informar al transportista las precauciones a adoptarse. De no hacerlo y de no conocer el
transportista el carácter peligroso de la mercadería por otro medio; 1) las mercaderías podrán ser descargadas,
destruidas o transformadas en inofensivas en cualquier momento sin lugar a indemnización alguna; 2) el cargador
será responsable de los perjuicios sufridos por el embarque de tales mercaderías. Si la mercadería constituyera un
peligro real para la vida humana o bienes, se la podrá descargar, destruir o tomar inofensiva, sin derecho a
indemnización alguna, excepto derecho a la contribución de avería gruesa.
Esta norma revela el ansia reglamentarista de las reglas de Hamburgo con normas excesivamente detallistas, como la
que establece que si el transportador conoce el carácter peligroso por otro conducto no podrá descargarla,
destruirla, ni tornarla inofensiva, ni el cargador será responsable de los perjuicios sufridos. Pero la norma, en su afán
de regular, olvida precisar cuándo el transportador debe haber tenido conocimiento del carácter peligroso de la
carga, porque parece lógica la solución en el caso de conocer tal carácter hasta el momento de cargarla y zarpar, pero
no si lo conoce después.
Prescripción
El término de prescripción establecido por el art. 20 ap es de 2 años, que podrá ser prorrogado mediante declaración
escrita hecha por el aquel contra quien se dirige la acción, hecha al reclamante y que podrá ser reiterada
posteriormente en prórroga de dos periodos.
Conclusión
El sistema de La Haya-Visby contempla la extensa de causales de exoneración antes vista, entre ellas, la paradójica
culpa náutica, que pudo ser abreviada y simplificada contemplando causales genéricas similares al caso fortuito y la
fuerza mayor del sistema continental, la culpa del cargador y el vicio propio de la cosa y el desvío para la asistencia y
salvamento, entre otras.
Transportes comprendidos
Ámbito de aplicación general
Para resultar aplicable, el art. 5 impone una doble exigencia: por un lado, que el lugar de recepción y el de entrega se
encuentren en Estados diferentes y, además de ello, si difieren, que el puerto marítimo de carga y el de descarga
también se encuentren en Estados diferentes. Deberá ser entonces geográficamente internacional tanto el trayecto
marítimo entre los puertos de carga y de descarga, como el trayecto total si fuera distinto, es decir, el tránsito entre el
lugar de recepción y el de entrega en destino. No se exige que los Estados sean contratantes.
Además, el art. 5 exige una internacionalidad jurídica y requiere que alguno de los puntos de contacto se encuentre
en un Estado contratante:
Sistema de responsabilidad
Periodo de responsabilidad del porteador
Cabe aclarar que la responsabilidad del transportista, según la Convención de Bruselas, se extenderá desde la carga
hasta la descarga.
La solución de las reglas de Hamburgo de 1978 es distinta y su aplicación abarca el periodo durante el cual está bajo
custodia del porteador durante el transporte y en los puertos de carga y descarga, es decir que se aplican de “puerto
a puerto”.
Ahora, finalmente, las reglas de Rotterdam disponen su aplicación, no ya desde la carga hasta la descarga ni de
“puerto a puerto” exclusivamente, sino durante todo el periodo de custodia por parte del transportador, es decir, de
“puerta a puerta”.
Retraso
Se define el retraso como la entrega de la mercadería fuera del plazo indicado en el contrato de transporte. Es decir,
se exige la estipulación de un plazo (art. 21) y no se considera retraso cuando la entrega se efectúe fuera del término
en el cual razonablemente debiera entregarse, si no se hubiera previsto expresamente el término. A su vez, para
Límites de responsabilidad
El art. 59 establece una limitación de responsabilidad de 875 DEG por bulto u otra unidad de carga o a 3 DEG por
kilogramo de peso bruto de las mercancías que sean objeto de reclamación o litigio, si esta última cantidad es mayor.
La limitación por bulto es un 5% superior y la prevista por kilo es un 20% superior a la establecida por las reglas de
Hamburgo para similares supuestos. Para los países parte de las Reglas de La Haya-Visby, cuya limitación es de 666,67
DEG por bulto y 2 DEG por kilo, las reglas de Rotterdam configuran un incremento de los límites, aun cuando sea
reducido. Contrariamente, para Argentina implica una reducción drástica.
No regirán los limites cuando el cargador haya declarado el valor de las mercancías y esa declaración se haya incluido
en los datos del contrato, o cuando el porteador y el cargador hayan acordado un límite superior al límite de
responsabilidad establecido en el presente artículo (art. 59.1).
Libertad contractual
Por su condición de contrato de adhesión y los abusos que implicaron las clausulas exonerativas, limitativas y
atributivas de jurisdicción de los conocimientos de embarque, el contrato de transporte de mercaderías por agua es
regulado por normas de un mínimo de orden público que no pueden derogarse sino en beneficio del interés de la
carga. El art. 79.1 consagra una solución similar y fulmina con nulidad cualquier cláusula de un contrato de transporte
que a) excluya o límite, directa o indirectamente, las obligaciones del porteador o de una parte ejecutante marítima;
b) excluya o límite, directa o indirectamente, la responsabilidad del porteador o de una parte ejecutante marítima
por el incumplimiento de alguna de sus obligaciones; c) disponga la cesión al porteador, o alguna de las personas
mencionadas en el art. 19, el seguro de las mercancías.
Así, entre las opciones de crear un sistema imperativo, inmodificable tanto para disminuir como aumentar la
responsabilidad del transportador (two ways mandatory) o un sistema que sólo impida disminuir dicha
responsabilidad (one way mandatory), se optó por esta última solución y las partes pueden aumentar la
responsabilidad del transportador.
Contrariamente, las obligaciones y la responsabilidad del cargador, del destinatario, de la parte controladora, del
tenedor o del denominado cargador documentario no pueden ser excluidas ni limitadas, pero tampoco aumentadas
(art. 79.2). Respecto de la responsabilidad del interés de la carga se adopta, entonces, un sistema de orden público,
inmodificable tanto para disminuir como para aumentar su responsabilidad (two ways mandatory).
Animales vivos
Contratos de volumen
El art. 1,2 define el “Contrato de volumen” como aquel que prevea el transporte de una determinada cantidad de
mercancías en sucesivas remesas durante el periodo en él convenido. Para la determinación de la cantidad, el
contrato podrá prever un mínimo, un máximo o cierto margen cuantitativo. A su vez, el art, 80 establece normas
especiales para los contratos de volumen. Así, permite estipular derechos, obligaciones o responsabilidades mayores,
pero también incluso menores que los prescriptos en las reglas. Para apartarse de los términos de las reglas: a) en el
contrato de volumen deberá constar de manera visible que contiene condiciones que se apartaran del régimen de las
reglas; b) además, se exige que el contrato de volumen: i) haya sido individualmente negociado o ii) especifique de
manera visible cuales de sus cláusulas o secciones contienen tales condiciones; c) también se debe dar al cargador la
oportunidad de concretar un contrato de transporte cuyas condiciones se amolden al sistema de las reglas y se le dé
aviso de dicha oportunidad; y d) que la estipulación que se aparte de las reglas: i) no sea incorporada al contrato por
remisión a otro documento, ii) ni figure en un contrato de adhesión que no esté sujeto a negociación.
Se dispuso que ninguna lista pública de precios y servicios del porteador, ningún documento de transporte, ni un
documento electrónico de transporte o documento similar podrán ser considerados un contrato de volumen.
El contrato de volumen no podrá dejar sin efecto las obligaciones vinculadas con la navegabilidad (aps. a+ y b+, art.
15), ni el deber de información que debe suministrar el cargador según el art. 29, vinculada con las precauciones para
la manipulación y el transporte de la mercadería y, en especial, con la mercadería peligrosa (Art, 32).
AMBITO DE APLICACIÓN Solo aplicable a los contratos Aplicable a cualquier Se aplica a todo contrato de
instrumental documentados mediante contrato de transporte por transporte instrumentado por
conocimientos de embarque. mar. cualquier instrumento.
(No incluye a los animales Admite el documento
vivos) electrónico
OBJETO/CAUSA DE LA Pérdida o daño a las Pérdida, daño y demora Pérdida, daño y retraso.
OBLIGACIÓN de responder mercaderías.
del transportista
MONTO DE LA LIMITACIÓN 100 Libras Esterlinas por 835 DEG por carga o bulto o 875 DEG por bulto u otra
cuantitativa bulto, pieza o unidad. 2,5 DEG por Kg. Peso bruto si unidad de carga, o a 3 DEG
1968: 10.000 Franco Poincaré esta última es mayor. por kilogramo de peso bruto
1979: 666,67 DEG (Derecho Retraso: 2 ½ del flete que de las mercancías que sean
Especial de Giro - FMI) por deba ser pagado, sin exceder objeto de reclamación o
carga o bulto o 2 SDEG por Kg. la cuantía total del flete litigio, si esta última cantidad
es mayor, salvo cuando el
cargador haya declarado el
valor de las mercancías y esa
declaración se haya incluido
en los datos del contrato, o
cuando el porteador y el
cargador hayan acordado un
límite superior al límite de
responsabilidad establecido
en el presente artículo.
PÉRDIDA DEL BENEFICIO DE Dolo Dolo o Culpa Temeraria Dolo o conducta temeraria.
LA LIMITACIÓN cuantitativa Declaración del Valor de la
Mercadería
Bibliografía:
- Manual de Derecho de la Navegación. Diego Esteban Chami. Ed. AbeledoPerrot. 2010
- Compendio de derecho de la navegación. Osvaldo Blas Simone. Ed. Ábaco de Rodolfo Depalma
- http://www.doctorcalleja.com.ar/Lomas.htm
2. Concepto, partes
Concepto
Según Chami el contrato de transporte de pasajeros o contrato de pasaje no es un contrato de utilización de buque,
porque éste tiene en miras el traslado del pasajero de un lugar a otro y su desembarco sano y salvo, y no la
transferencia de la tenencia, ni la puesta a disposición de un buque que caracteriza los contratos de utilización.
Por otro lado, según Osvaldo Blas Simone el contrato de pasaje es el contrato de transporte que tiene como sujeto y
motivo del mismo al pasajero. Por esta razón, comprende el traslado por agua de una persona de un lugar a otro con
más, según los casos, los cuidados y el ofrecimiento de bienes y servicios (alimentación, hospedaje, atención médico
hospitalaria y transporte de equipaje) que impone su condición humana.
Partes
Las partes son: el trasportista y el pasajero.
3. Ámbito de aplicación
Según Osvaldo Blas Simone la LN específica la normativa sobre el transporte de personas, al que llama “transporte de
personas”, dividiéndola en 3 aspectos: “Normas generales”, “Transporte de pasajeros en líneas regulares” y
“Transporte gratuito y amistoso” (Arts. 317 a 353).
Art. 5º de la L.N. dispone que “Las disposiciones de la Ley de navegación rigen en todo el territorio nacional y se
aplican a todo tipo de navegación por agua, excepto en lo que estuviere diversamente dispuesto”.
Según Losada desde principios del siglo XX se buscó regular la protección de los servicios de transporte de pasajeros
regular la protección de los servicios de transporte de pasajeros por agua y fue objeto de preocupación temprana de
conferencia y convenciones internacionales; Losada se ciñe a tratar la Convención de Atenas de 1974, ratificada por
nuestro país mediante la ley 22.178 y modificaciones introducidas por la Convención de Atenas de 2002.
Caracteres.
Según Osvaldo Blas Simone, el contrato de pasaje es consensual, sinalagmático, de adhesión, oneroso y, según el
caso, intuitu personae.
Aquí también, aunque sea consensual, el contrato necesita ser probado por escrito. El billete, pasaje, ticket o boleto
hace prueba de la conclusión del contrato y debe contener: El lugar y fecha de emisión, nombre y domicilio del
Elementos.
Según Losada los elementos esenciales del contrato de transporte son los comunes a cualquier otro contacto; es
decir, los sujetos y su capacidad para contratar, el consentimiento, la causa, el objeto y la forma. Sin embargo, el
contrato de transporte se encuentra integrado por otros tipos de elementos propios y característicos, que son los
relativos a la existencia de la convención, llamados personales o subjetivos; los objetivos, que son las mercancías o
personas –según el tipo de contrato- y el precio o tarifa y, por último, los elementos dimensionales, que son la
distancia y el tiempo.
Elementos objetivos
Son los siguientes:
Las personas: El contrato de transporte de personas tiene por objeto una obra o resultado que promete el
porteador, obra que se debe realizar y verificar en el tiempo señalado por la ley o la convención, en condiciones
adecuadas, previstas en la reglamentación, y cuyo resultado es trasladar sano y salvo al pasajero al lugar de
destino.
Debe, por lo tanto, proporcionar durante el trayecto todas las seguridades para que no sufran los pasajeros en su
integridad física o personal; el porteador garantiza la seguridad personal de los pasajeros, dado que esa seguridad
está ínsita en el contrato de transporte; dimana de su naturaleza, como un elemento natural. El porteador, al
garantizar la seguridad de los pasajeros, les está diciendo que ha adoptado todas las providencias necesarias y las
diligencias conducentes al fin prometido; es decir, que los llevará sanos y salvos al lugar de destino.
El equipaje: En cuanto al equipaje del viajero, este constituye un accesorio del contrato, cuyo transporte es
gratuito dentro de los máximos establecidos en las diferentes reglamentaciones, y no es posible escindirlo del
principal, puesto que es un derecho inherente al boleto de pasaje.
El precio o tarifa: Es la contraprestación que recibe el porteador del cargador o pasajero, por el acto de traslación
que cumple. Cuando el transporte reviste el carácter de comercial, se efectúa por el porteador con un propósito
Elementos dimensionales
Son el tiempo y la distancia. Ambos pueden ser convencionales –es decir, fijados por las partes- o impuestos, según
se trate de servicios públicos, por el órgano regulador específico. En particular, la regulación suele ser más estricta
respecto de los servicios de pasajeros que los de carga. Este elemento es importante a los efectos de determinar si el
transporte se realiza o no con retardo. Si se trata de un servicio regulado, los honorarios serán los que establezca la
Administración; si no, deberá constituirse en mora al transportista, para poder verificarse el retardo.
Forma.
Según Losada el contrato de transporte de pasajeros se prueba mediante el llamado billete de pasaje o boleto,
situación que debe hacerse extensiva a todas aquellas formas electrónicas o similares de emisión (decr. 1479/09),
conforme a las reglamentaciones vigentes para cada caso (art. 318 LN; art 225 CA y art. 2 res. ST 1027/05).
La inexistencia del billete de pasaje o boleto no obsta a la existencia del contrato (Arts. 141 y 142 RGF; art 114 CA;
art. 318 LN), sin perjuicio de la caída de los limites resarcitorios previstos en el transporte por agua y por aire (art.
114 CA; art. 318 LN), y así lo ha receptado de manera pacífica la jurisprudencia, en cuanto a que hay contrato aun sin
la correspondiente emisión, irregularidad o pérdida del documento.
Cuando se trata de requisitos formales, que en todo caso pueden dejarse librados a las facultades regulatorias de las
autoridades administrativas de aplicación, se puede regular de manera común, dado que en los hechos existen
similitudes formales y de práctica de las partes que justifican plenamente la posibilidad de establecer esa solución
normativa.
En cuanto al transporte de equipaje, siempre debe realizarse la distinción entre el equipaje de bodega o registrado y
el que permanece en custodia del pasajero. La documentación que se emite solamente se refiere al registrado o de
bodega. El que permanece en custodia del pasajero no requiere la obligación de emitir un documento determinado,
dado que sigue bajo su custodia.
Independientemente de la denominación y los requisitos que cada marco regulatorio establece (art. 174 RGF; art.
117 CA; art. 334 LN; art. 3 res. ST 1027/05), estos documentos funcionan en la práctica como un constancia de recibo
del equipaje. Su emisión no afecta la existencia del contrato (Art. 175 RGF; art. 118 CA; art. 334 LN).
Hospedaje
Alimentación
Ver en obligaciones del transportador.
Depósito.
Art. 335. – “El transportador no es responsable de las pérdidas o sustracciones de especies monetarias, títulos,
alhajas u objetos de gran valor pertenecientes al pasajero, que no hayan sido entregados en depósito”.
Limitación de la responsabilidad
La responsabilidad por muerte o lesiones corporales del pasajero es limitada a la cantidad de 1500 pesos argentinos
oro, excepto pacto en contrario que fije un límite superior (art. 331). Se establece que la conversión del argentino oro
a pesos argentinos se regirá por lo previsto en el art. 176.
Es importante señalar que, de acuerdo con lo que dispone el art. 341, los límites de responsabilidad que se
consagran a favor del pasajero no modifican los del régimen de limitación de responsabilidad del propietario
armador. Consecuentemente, en caso de generarse responsabilidad, el transportador podrá ampararse en cualquiera
de dichas limitaciones.
Equipaje de bodega
El art. 366, parr. 1 estable que el transportador será responsable por la pérdida o por los daños que sufra el equipaje
de bodega, excepto que el transportador pruebe que la causa que generó tales daños no le es imputable. Estamos
ante una típica presunción simple de culpa, que se destruye con la prueba de la falta de culpa por parte del
transportador.
Limitación de la responsabilidad
De acuerdo con lo dispuesto el art. 337 de la Ley de la Navegación, la responsabilidad del transportador estará
limitada a los siguientes valores:
1) 150 pesos argentinos oro para el equipaje de bodega (80 pesos argentinos oro para el transporte fluvial) y
2) 100 pesos argentinos oro para el transporte del equipaje de cabina (50 pesos argentinos oro para el transporte
fluvial),
3) 350 pesos argentinos oro en caso de pérdida o daños de vehículos que se transporten, incluyendo el total del
equipaje que se lleven en o dentro de aquél.
Estamos frente a un sistema de un mínimo de orden público y, consecuentemente, como lo dispone el art. 337, los
límites pueden ser dejados de lado por acto expreso entre las partes exclusivamente para fijar uno mayor.
La conversión del argentino oro a pesos argentinos se ajustará de acuerdo con lo establecido en el art. 176.
Reiteramos que los límites de responsabilidad que se consagran a favor del pasajero no modifican los previstos en el
capítulo I, sección 4°, es decir, el régimen de limitación de responsabilidad del propietario armador.
Consecuentemente, en caso de generarse responsabilidad, el transportador podrá ampararse en la limitación que le
resulte más favorable (art. 341).
Deber de notificación
El art. 338, parr. 1, exige que el pasajero notifique al capitán toda pérdida o daño que sufra el equipaje de cabina.
Debe hacerlo inmediatamente después de ocurrido y siempre antes del desembarco.
El párr. 2, art 338, dispone que respecto del equipaje de bodega, la notificación deberá hacerse en el acto de la
entrega, si el daño es aparente, o del día en que debieron ser entregados si el equipaje se ha perdido.
Se requiere que en todas las hipótesis el pasajero informe también el monto del perjuicio sufrido, lo que en muchos
casos no puede hacerse con exactitud. No obstante, no se prevé sanción alguna en caso de omisión del monto.
De no efectuar las notificaciones, se producirán las siguientes consecuencias jurídicas para el pasajero:
- Perderá todo derecho a reclamo respecto del equipaje de cabina;
- Se presumirá que el equipaje de bodega le fue entregado en buen estado y conforme con la guía de equipaje,
admitiendo prueba en contrario.
Daños nucleares
En caso de daños causados por accidentes nucleares, las disposiciones que regulan el transporte de pasajeros no
impedirán que se apliquen los convenios internacionales y las leyes que rijan dicha responsabilidad (art. 343).
Prescripción
Las acciones que derivan del contrato de transporte de pasajeros y del contrato accesorio de equipajes prescribirán
en el plazo de 1 año desde la fecha del desembarco del pasajero o, en caso de muerte, desde la fecha en que debió
desembarcar. Si el pasajero falleciera después del desembarco, la prescripción se computará a partir de la fecha del
deceso. No obstante, el término no puede ser mayor de 3 años desde la fecha del accidente (art. 345).
Transporte ocasional
Por el contrario, en caso de transporte gratuito de personas y equipajes llevado a cabo por quien no es transportador
habitual de pasajeros, la responsabilidad de ese transportador ocasional se rige por las disposiciones de la sección 6.
Sin embargo, el pasajero deberá probar la culpa del transportador y la limitación de responsabilidad será la mitad de
la establecida en la sección 6 (art. 353).
Carga de la prueba
La característica principal del sistema es la carga de la prueba. El Convenio de Atenas de 1974 también distingue si la
muerte o las lesiones fueron causadas por siniestros marítimos o no. De esta forma, consagra la regla general según
la cual, no tratándose de un siniestro marítimo, incumbirá al pasajero demostrar la culpa o negligencia del
transportador por agua. Contrariamente, cuando la muerte, las lesiones corporales, los daños o la pérdida del
equipaje de camarote sean consecuencia directa o indirecta de siniestros marítimos, la culpa del transportador se
presumirá.
Los siniestros marítimos que contempla el art. 3.3. son:
- Naufragio
- Zozobra
- Abordaje
- Varadura
- Explosión
- Incendio o
- Deficiencia del buque.
El transportador podrá liberar o atenuar su responsabilidad si la muerte, las lesiones corporales o los daños en el
equipaje fueron causados total o parcialmente por la culpa o negligencia del pasajero (art. 6).
Equipaje
Se trata de un contrato accesorio al transporte de pasajeros.
Carga de la prueba
Equipaje Relacionado Se presume culpa
No Se debe probar la culpa
Bodega Se presume la culpa
Competencia
Se establece la competencia de los siguientes tribunales:
1. del Estado de residencia habitual o sede comercial del demandado;
2. del Estado donde se encuentren los puntos de partida o destino indicados en el contrato;
3. del Estado del domicilio o residencia habitual del demandante, si el demandado tiene un establecimiento
comercial en éste y está sujeto a su jurisdicción;
4. del Estado de concertación del contrato de transporte si el demandado tiene un establecimiento comercial y está
sujeto a su jurisdicción.
Limitación de responsabilidad
Los límites. Los límites de responsabilidad para el primer tramo de responsabilidad son de 250.000 DEG (art. 4) y para
el segundo tramo, de 400.000 DEG (art. 6).
Opción de límite mayor. Se contempla la posibilidad de que los Estados consagren mayores límites de responsabilidad
a los previstos en el protocolo –art. 7 ap. 2- del texto consolidado. Esta solución puede generar incertidumbre y
contraría la unificación normativa que debe procurar un convenio internacional. Se opusieron a esta opción la ICS y
International Group of P & I Clubs.
Enmienda de los límites. Para evitar una conferencia diplomática en cada oportunidad en que los límites de
responsabilidad queden desactualizados, en el art. 23 se dispuso un procedimiento especial para modificarlos. La
actualización de los límites ahora puede ser decidida por el comité jurídico de la OMI por mayoría de dos tercios de
los Estados presentes, pero nunca menos de la mitad total de los Estados parte. Para iniciar el procedimiento se
requiere el pedido, por parte de por los menos la mitad de los Estados parte del convenio, pero nunca menos de 6. A
su vez, se establecen ciertos topes a los aumentos, como no permitir que se examinen antes de 5 años desde que el
convenio quedó abierto a la firma, ni permitir que se aumenten los límites más del 300% ni una cuantía que exceda
Transporte de equipaje
Pérdida o daño al equipaje de cabina. Por la pérdida o daño del equipaje de cabina responde el transportista si media
culpa o negligencia que se presume en caso de sucesos relacionados con la navegación (art. 3, inc 2, del texto
consolidado). En los demás casos, el pasajero deberá probar la culpa del transportista.
Pérdida o daño al equipaje de bodega. En caso de pérdida o de daño al equipaje de bodega debe responder el
transportista, excepto que pruebe que de su parte no hubo culpa.
Jurisdicción
Se contemplan como competentes a elección del demandante los tribunales los siguientes lugares:
1. residencia o domicilio social del demandado;
2. origen o destino del transporte señalados en el contrato de transporte;
3. domicilio o residencia del demandante, si el demandado tiene allí su domicilio social
4. lugar en que se concertó el contrato de transporte, si el demandado tiene allí su domicilio social.
Se prevé la posibilidad de acordar la jurisdicción de uno de dichos Estados o ir a arbitraje. Esto es razonable porque
se permite tal acuerdo luego de los hechos evitando eventuales imposiciones previas por parte del transportista.
Bibliografía:
- Manual de Derecho de la Navegación. Diego Esteban Chami. Ed. AbeledoPerrot. 2010
- Compendio de derecho de la navegación. Osvaldo Blas Simone. Ed. Ábaco de Rodolfo Depalma
- Derecho del Transporte. Francisco R. Losada. Ed. ASTREA 2018.
- Guía de estudio Marítimo.
Condiciones de la IATA.
Según Videla Escalada la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) se trata de una entidad que elabora
normas de Derecho Aeronáutico, ya que sus resoluciones se aplican en un campo de vigencia dilatado, que abarca la
superficie total de la tierra, característica más que suficiente para explicar el interés que despierta entre los
Naturaleza jurídica
Por su esencia jurídica se trata de un contrato típico o nominado, que cuenta con una estructura legal determinada,
para el ámbito internacional, por el Convenio de Varsovia y el Protocolo de La Haya, a los que habrán de
complementar los Protocolos de Montreal de 1975, ratificados por nuestro país por la Ley 23.556.
No obstante su tipicidad, debe recordarse la utilidad que presenta la aproximación de cualquier figura contractual
con las convenciones que le han servido de fuente remota y cuyas características fundamentales se manifiestan en su
propia sistematización.
Su naturaleza puede aproximarse a la locación de obra, en que el locador es el transportista y el opus consiste en el
60
Folchi sostiene al respecto que el “concepto de overbooking supone, en primer término, la existencia de un ‘exceso de
reservas’ y no de ‘exceso de ventas’ o ‘sobreventa’, como a veces se denomina en español a esta circunstancia, que desde hace
muchos años preocupa al mundo del transporte aéreo. En rigor, el exceso de ventas corresponde al termino oversale en inglés.
En este sentido, es sabido que una línea aérea puede vender muchos más billetes de pasajes en una semana que los pasajeros
que puede transportar en ese lapso y esto no produce automáticamente el overbooking. Este último tiene lugar cuando la línea
aérea confirma, para un vuelo determinado, mayor cantidad de reservas o de asientos que los posibles de utilizar en dicho vuelo.
O sea que una cosa es la venta de un pasaje por una línea aérea para una determinada ruta pero sin determinación de día, hora y
número de vuelo, y otra es cuando estos datos se han estampado en el billete de pasaje respectivo agregando las conocidas
letras ‘OK’ o ‘reserva confirmada0 y así queda registrado en la base de datos computarizada de la empresa área a través del
llamado ‘billete electrónico’.
Micaela Cibeyra Página 387
los derechos del pasajero, usuario o turista.
61
https://www.calz.org.ar/wp-content/uploads/2017/04/Overbooking-NORMATIVA-APLICABLE-04_12-17.pdf
Micaela Cibeyra Página 388
reclama esta indemnización ante la empresa, pero no se recibe respuesta? ¿Se puede exigir judicialmente?, En
principio sí, para lo cual el usuario consumidor necesitará tiempo y dinero.
Antecedentes Jurisprudenciales:
Estimo oportuno mencionar dos fallos significativos que comprenden la temática de la cual es objeto el presente
artículo.
- “Thomson, Diego c/Iberia Líneas Aéreas de España S.A. sala III de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Civil y
Comercial. 04/12/07”
El Sr. Thomson debía viajar desde Madrid hasta Buenos Aires, y le informaron que su vuelo había sido sobrevendido.
Espero más de 11 horas en la capital española, e Iberia le ofreció un resarcimiento de 300 euros - tal como dictaba
hasta 2004 el reglamento de la Unión Europea–. Sin embargo, Thomson, no aceptó y les inició una demanda por
daños y perjuicios. La Sala III de la Cámara mencionada decidió que existía dolo en la sobreventa. "La sobreventa
implica un incumplimiento contractual que cabe calificar de doloso, puesto que se ha convertido en una práctica
voluntaria, habitual y descomedida de las compañías aéreas. La mencionada práctica responde, pura y
exclusivamente a los intereses comerciales de la empresa y a la vez se traduce en una total desconsideración hacia el
pasajero", explica el fallo, firmado por el juez Guillermo Antelo.
En este caso se condenó a Iberia Líneas Aéreas de España S.A. a abonar la suma de $5.000 pesos. Este fallo es uno de
los más representativos ya que sentó las bases de un cambio hacia el amparo de los derechos de los usuarios,
dejando en claro que el incumplimiento por overbooking responde solo a intereses económicos de las empresas de
transporte.
- Córdoba, Hilda Mariana Raquel y Otro c/ Iberia Líneas Aéreas de España S.A. y Otro s/ Incumplimiento de contrato.
Juzgado Nacional de 1ra instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 6. Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(15/07/2015).
Se establece por primera vez la procedencia del daño punitivo a una pasajera y su hija menor discapacitada, por el
incumplimiento incurrido por la demandada, que envió a las actoras a San Pablo a tomar un vuelo inexistente. Se fijó
$ 5.000 para cada actora, además de daño moral estipulado en $ 20.000 para cada una de ellas. El fallo es de primera
instancia, y actualmente se encuentra a resolución de la Alzada.
Conclusiones:
Según lo expuesto podemos ver que el overbooking es una práctica abusiva, pero, aun así, legal. La falta de
regulación en el código aeronáutico hizo que, para solucionar estas problemáticas, según vimos, se asemejen los
pasajeros de trasporte aéreo a los usuarios/consumidores y se le aplique como tal la ley especial de Defensa al
Consumidor. Así es como nuestros tribunales en numerosas situaciones han entendido que esta práctica constituye
un beneficio únicamente para las empresas. Denegarle el embarque a un pasajero, es limitarle la libertad sobre
donde pasar tiempo de su vida. Ya la doctrina entendió en reiteradas oportunidades que pérdida de tiempo no
constituye otra cosa más que pérdida de vida, por lo cual debe indemnizarse. Surge casi inevitablemente el
Fallo: CNCiv. y Com. Fed., sala III, 22/12/92, Beiroa, Rodolfo R. c. Aerolíneas Argentinas.
Transporte aéreo internacional de personas. Argentina – EUA – Argentina. Overbooking. Incumplimiento doloso.
Responsabilidad. Daño moral. Naturaleza punitiva-resarcitoria.
El doctor Vázquez dijo: Rodolfo Roberto Beiroa adquirió el 28/12/87 dos pasajes aéreos a la empresa transportista
"Aerolíneas Argentinas Sociedad del Estado", para efectuar un viaje Buenos Aires – Miami - Buenos Aires, para él y su
hijo. El día 24/2/88 adquirió otro pasaje igual para su esposa, señalando que el primer tramo se cumplió
normalmente el 6/7/88, manifestando que el regreso fue fijado para el 24/7/88, en el vuelo 303 de las 11,50 hs.
habiéndose reconfirmado la vuelta en dos oportunidades.
Relata que el día pactado los viajeros se presentaron a embarcar no pudiendo hacerlo pues se les manifestó que el
vuelo estaba sobrevendido y todas las comodidades agotadas, haciéndolo recién el 26/7/88 en un vuelo de Lan Chile.
Expresa que tal hecho, así como la demora en regresar a Buenos Aires le produjeron diversos daños y perjuicios por
los cuales acciona.
II. La sentencia de fs. 195/197 vta., rechazó la demanda incoada contra Aerolíneas Argentinas, con costas a cargo de
la actora.
El decisorio fue recurrido por la perdidosa, la que expresó agravios a fs. 228/229 vta., los que fueron contestados por
su contraria a fs. 231/232 vuelta.
Se agravia la recurrente, en síntesis, de que el a quo efectúa una valoración incorrecta de los hechos, de la normativa
aplicable y de la equidad del reclamo impetrado, por cuanto a su entender el incumplimiento contractual de la
demandada está debidamente acreditado ya que ésta no probó haber actuado con la debida diligencia.
III. Antes de iniciar el análisis de los agravios, debo aclarar que resulta innecesario volver a realizar una descripción
fáctica del diferendo planteado, ya que tal circunstancia fue debidamente efectuada por el a quo mediante una
detallada relación de los hechos, lo que me autoriza a remitirme a ella por razones de brevedad.
Creo del caso recordar, asimismo, que los jueces no se hallan compelidos a seguir a las partes en todos sus
argumentos, ni a examinar una a una todas las pruebas aportadas a la causa, sino en la medida que lo consideren
conducente para dilucidar el litigio (conf. CSJN, Fallos: 250:36; 225:280; 320, entre otros; esta sala, causa 7248 del
Que debe tenerse por cierto que el actor y su grupo familiar sufrió, efectivamente, contratiempos en su viaje de
regreso desde Miami, inconvenientes que se tradujeron a la postre, en una prolongación del viaje por 2 días.
Asimismo la propia accionada reconoce expresamente en su responde de fs. 74/77 la emisión de los pasajes; que la
ruta consignada en los mismos era Buenos Aires – Miami – Buenos Aires; que Aerolíneas Argentinas procedió a
endosar los referidos pasajes a los efectos de ser utilizados, modificando la ruta originaria por la de Miami – Santiago
– Buenos Aires; que según consta en sus registros los pasajes originariamente emitidos por su mandante fueron
reconfirmados días antes de la partida del vuelo.
Que según surge de las presentes actuaciones, dicha imposibilidad de viajar, con los pasajes ya previamente
reconfirmados en varias oportunidades, en el día y hora estipulados, se debió a que el pasaje estaba colmado por la
existencia de sobreventa de pasajes o de "overbooking" (v. en tal sentido el testimonio del señor Darío Felipe Etchart
a fs. 103 vta./104, cuyos dichos e idoneidad no fueron observados por la demandada en el estadio procesal
oportuno).
V. Lo expuesto lleva a definir la conducta de la empresa transportadora como de incumplimiento contractual, siendo
irrelevante, a este solo efecto, el análisis de la determinación de la ocurrencia de "overbooking" o sobreventa, en la
medida en que, no habiéndose demostrado una causal eximente de la inejecución del contrato de transporte aéreo
de pasajeros, sus consecuencias patrimoniales pesan sobre la obligada en forma ineludible (CNFed. Civil y Com., abril
23-1969, Ed, 28-429; ídem sala III, 11/11/81; ED, 98-216 y muy recientemente esta misma sala en la causa "Rodríguez
Santorum c. TAP" del 21/12/92).
Empero no resulta ociosa la calificación irregular de la conducta de la demandada es decir su determinación a los
fines de establecer la extensión del resarcimiento debido por la accionada, toda vez que dicha práctica resulta por lo
menos temeraria y negligente en cuanto constituye una inobservancia de los deberes inherentes a una conducta
comercial responsable y respetuosa de los derechos de los pasajeros, así como de sus legítimos intereses personales
y patrimoniales.
Vale decir que, sentada la validez del billete de pasaje, existen dos causas probables por las cuales se ha incumplido
el contrato de transporte: un error en la registración de la reserva o bien la sobreventa, hipótesis ésta que cuenta con
En esta disyuntiva, ya que lo manifestado por la accionada en el sentido de que los actores perdieron el vuelo por
haber llegado tarde a la estación aérea, carece de seriedad a tenor de las probanzas de estos actuados; así pues me
inclino a otorgarle un mayor grado de probabilidad a la sobreventa, atento a las razones expuestas y a la
consideración de que en la operación de reservas el error humano debe estar necesariamente previsto mediante
mecanismos de control computarizados. Por otro lado, la posibilidad del error no ha sido alegada por la accionada.
Lo hasta aquí expuesto autoriza a presumir un supuesto de "overbooking" o sobreventa de pasajes, circunstancias
que cabe señalar como un agravante del incumplimiento contractual verificado.
La jurisprudencia internacional ha juzgado severamente esta práctica estructurando su criterio sobre la base del
llamado "bumping" o rebote –situación que consiste en impedir embarcarse a una persona con pasaje-
entendiéndose que constituía una práctica discriminatoria inaceptable, tal como ocurrió en los EE.UU. de
Norteamérica en el caso "Ella Fitzgerald c. Pan American World Airways" aplicándose en dicho decisorio el Acta de
Aviación Civil de 1938.
Con posterioridad, en el caso "Wills c. T.W.A." el tribunal resolvió que la falla de una aerolínea en proporcionar un
asiento debidamente reservado a un cliente, resulta una discriminación injusta (p. 1140) manifestando luego que la
práctica del "overbooking" constituye una conducta temeraria.
En el mismo sentido se pronunció el tribunal interviniente en el caso "Archibald c. Pan Am" manifestando que el
pasajero que prueba que posee una reserva confirmada y que esta prioridad no fue respetada ni cumplida, sería
bastante para establecer que una preferencia o discriminación ha ocurrido y ello da lugar a daños punitivos (p. 1143).
Particular interés reviste el caso "Neder Ralph c. Allenghany Airlines" en el que se demandó a la Aerolínea por
discriminación y fraudulenta falsedad a raíz de un caso de "overbooking". Este fue el primer caso que llegó a la Corte
Suprema de los EE.UU. la que estableció que la sobreventa constituía un comportamiento malicioso contra los
pasajeros y el grupo consumidor y condenó a la empresa con U$S 61 por daños compensatorios y U$S 50.000 por
daños punitivos (conf. "The Journal of Air Law and Commerce" v. 54, Summer 1989, number 4, Overbooking and
denied boarding legal response in the last decade, ps. 1135/1183).
Que, en síntesis, la transportista incumplió con su obligación de obrar con la debida diligencia, obligación de medio
que le está impuesta conforme la figura típica en la que enmarca el contrato de transporte aeronáutico (conf.
Malbrán, Manuel, "El principio de responsabilidad en la Convención de Varsovia", en Revista de Jurisprudencia
VI. Cuadra ahora establecer la procedencia del reclamo por daño moral, debiendo aclarar previamente que bajo este
concepto el actor reclama aquel producido directamente por la inejecución del contrato en cuanto lo deja en un país
extranjero sin posibilidades inmediatas de regresar a su domicilio.
Debe señalarse que en el ámbito de la responsabilidad contractual, como es la del sub lite, la determinación del daño
moral es siempre facultativo de los jueces y por ende su admisión se encuentra supeditada a mayores exigencias que
cuando se trata de responsabilidad extracontractual (conf. art. 522, Cód. Civil; nuestros trabajos "Responsabilidad
aquiliana del Estado y sus funcionarios", p. 189, Ed. Abaco, Buenos Aires, 1990; "Responsabilidad contractual de la
administración pública", ps. 44 y sigtes. /56 y sigtes./73 y sigtes., Ed. Abaco, Buenos Aires, 1992).
Es decir que en materia contractual la reparación puede o no ser concedida por el juez, quien está facultado para
apreciar libremente el hecho generador y las circunstancias del caso e imponer o librar al deudor de la reparación del
daño moral (conf. Borda, C., "Tratado de Derecho Civil Obligaciones", t. I, ps. 194/196, Ed. Perrot, Buenos Aires, 1976;
Llambias, J. J., "Tratado de Derecho Civil-Obligaciones", t. I, ps. 352/353, Ed. Perrot, Buenos Aires, 1978, Colmo, A.,
"De las obligaciones en general", ps. 124/130, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1961). Siendo su concesión –reitero-
mucho más restrictiva que en los daños causados por culpa aquiliana (conf. nuestros trabajos cit. precedentemente,
en especial "Responsabilidad contractual…", ps. citadas).
Empero, también se ha dicho que: "… la tendencia jurisprudencial, marcada por precedentes de esta Cámara,
estableció que no es pertinente la indemnización del daño moral en supuestos viajes que resulten frustrados, con
fundamento en que no cualquier molestia o inconveniente basta para tenerlo por configurado y en que la ley no ha
dispuesto su indemnización como una forma genérica válida para todas las hipótesis. No obstante esta sala, en dos
recientes pronunciamientos, consideró que las circunstancias que caracterizaban a esos casos especialmente cuando
el pasajero es dejado sin su contrato de transporte en un paraje o país que no es el de su origen o domicilio
permanente, aconsejaban apartarse de dicha tendencia. Además no puede desconocerse la seriedad y la intensidad
del disgusto y las molestias que significó para el actor y su familia la retención de los pasajes por parte de la
demandada sobre todo cuando ello importó en principio la frustración del viaje…" (conf. esta sala, causa 3961 del
18/2/87; 0126 del 31/3/81; 3801 del 15/4/86 y 3702 del 3/9/86; ídem sala II, causas 6672 del 4/4/78; 5874 del
5/12/78 y 7262 del 23/4/78). Por lo que puede concluirse que el daño moral resulta indemnizable tratándose del
incumplimiento del contrato de transporte de pasajeros en casos como el sub lite (conf. esta sala causas cit.; sala I,
causas 7337 del 17/2/78; 7650 del 21/7/78; sala II, causas 6478 del 4/4/78; 7107 del 18/4/78, entre otras).
En la presente causa se observa que la renuencia de la demandada excede, en el ámbito de sus consecuencias, las
En tal circunstancia es razonable admitir que la falta de cumplimiento del contrato produjo en el actor una profunda
conmoción, desasosiego e indefensión sobre todo cuando debió esperar dos días para embarcar de regreso a su país.
Debe destacarse en este punto la conducta observada por la accionada. En ese sentido debe señalarse que la
transportadora, a tenor de las circunstancias del caso, debió haber observado una mayor diligencia y preocupación
en lo inmediato, aunque con posterioridad se adoptase una decisión acorde con su criterio.
Sobre la base de lo expuesto, creo razonablemente justo reconocer la ocurrencia cierta de un daño que supera la
mera molestia o el fastidio para configurar una grave afección en el espíritu del actor.
A ello debo agregar que, como he venido sosteniendo reiteradamente, la reparación relativa al agravio moral
persigue a mi entender un doble carácter, es decir que tanto cumple con una función ejemplar imponiéndose al
responsable a título punitivo, sin perjuicio de reconocer su condición preponderantemente resarcitorio y con ello se
trate de proporcionar a la víctima una compensación por haber sido injustamente herido en sus íntimas afecciones
(conf. esta sala, causas 5002 y 6117 del 14/11/89; 6066 del 7/2/90; 6411 del 20/3/90; 6621 del 10/5/90; 7168 del
14/12/90, entre muchas otras).
VII. Sobre tales bases y merituando las constancias de autos, no existiendo en el sub examen elementos totalmente
precisos para fijar el importe a indemnizar, pero que estando probado el daño y ante la obligación de pronunciarme,
propongo, si mi voto es compartido, por todo concepto, en base al art. 165 del Cód. Procesal que se fije la suma de
$ 1200, para resarcir la indemnización reclamada, que motiva la expresión de agravios, en la cual además no se
insiste en determinados aspectos iniciales. Este importe se fija a la fecha de la sentencia apelada (29/4/92); y se
establece prudencialmente, sobre la base del art. 520 del Cód. Civil que dispone para la responsabilidad contractual,
a diferencia de lo que acontece con la extracontractual o aquiliana, que se responde sólo por las consecuencias
directas e inmediatas del incumplimiento de la obligación (conf. nuestro trabajo "Responsabilidad contractual…" ya
citado). También computo para decidir el comportamiento de la Aerolínea por entonces estatal, que luego del
incumplimiento inicial, actuó no desamparando al pasajero hasta cumplir con su obligación lo cual, como lo
manifiesta en su contestación de la demanda nos encontramos aquí, frente a un "mal cumplimiento de dicho
contrato" antes que con un "incumplimiento total".
De ahí en más, y hasta el efectivo pago, el monto de condena devengará un interés computable a la tasa promedio de
la caja de ahorro común que publique el Banco Central de la República Argentina capitalizable mensualmente (conf.
Por todo lo expuesto, voto: por que se revoque la sentencia apelada y se haga lugar a la demanda en la forma
establecida en los considerandos precedentes. Las costas de ambas instancias se imponen a la demandada vencida
(art. 68, Cód. Procesal).
Los doctores Bulygin y Amadeo, por análogos fundamentos, se adhieren al voto precedente.
Por lo deliberado y conclusiones establecidas en el acuerdo precedentemente transcripto, el tribunal por unanimidad
de votos resuelve: revocar la sentencia de fs. 195/197 y hacer lugar a la demanda por la suma de $ 1200 a la fecha de
la sentencia apelada (29/4/92), con más la tasa promedio de interés de la caja de ahorro común que publique al
Banco Central de la República Argentina, capitalizable mensualmente. Costas de ambas instancias a cargo de la
demandada.- A. R. Vázquez. E. Bulygin. O. D. Amadeo.
62
https://cedaeonline.com.ar/tag/protesto/
63
https://www.anac.gov.ar/anac/web/index.php/1/268/reclamos-quejas/plazos-para-reclamos-y-acciones
Micaela Cibeyra Página 399
caso, el transportador aéreo está obligado a pagar una suma que no excederá del importe de la suma declarada salvo
que pruebe que este importe es superior al valor de la entrega en el lugar de destino para el pasajero.
En caso de carga, la responsabilidad del transportador aéreo se limita hasta una suma equivalente en pesos a los 17
derechos especiales de giro por kilogramo; salvo que el expedidor hubiera efectuado la “declaración especial de
valor” al momento de la remisión de los bultos al transportador y abonado la tasa pertinente, si hubiera lugar a ello.
En tal caso, el transportador aéreo está obligado a pagar la suma declarada, a menos que pruebe que este importe es
superior al valor real de la entrega en el lugar de destino para el expedidor.
En casos de retardo, la responsabilidad del transportador aéreo se limita a una suma equivalente en pesos a los 4.150
derechos especiales de giro.
Tales limitaciones resultarán inoponibles al damnificado en caso de dolo.
La falta de reclamo (protesta) dentro de los plazos indicados hará presumir que se entregaron en buen estado salvo
prueba en contrario y torna inadmisible toda acción contra el transportador aéreo, salvo en caso de fraude de éste.
La acción de indemnización por daños prescribe a los dos años.
En el transporte aéreo interno o de cabotaje de personas, la responsabilidad del transportista por lesiones o muerte
del pasajero está limitada hasta la suma equivalente en pesos a mil argentinos oro. La acción de indemnización por
daños prescribe al año.
En el transporte aéreo internacional de personas no hay límite respecto la responsabilidad patrimonial del
transportista. La acción de indemnización por daños prescribe a los dos años.
Código aeronáutico.
Art. 148. – “La recepción de equipajes y mercancías sin protesta por el destinatario, hará presumir que fueron
entregados en buen estado y conforme el título del transporte, salvo prueba en contrario”.
Art. 149. – “En caso de avería, el destinatario debe dirigir al transportador su protesta dentro de un plazo de tres das
para los equipajes y de diez das para las mercancías, a contar desde la fecha de entrega.
En caso de pérdida, destrucción o retardo, la protesta deberá ser hecha dentro de los diez días siguientes a la fecha en
que el equipaje o la mercancía debieron ser puestos a disposición del destinatario.
La protesta deberá hacerse por reserva consignada en el documento de transporte o por escrito, dentro de los plazos
previstos en los párrafos anteriores.
La falta de protesta en los plazos previstos hace inadmisible toda acción contra el transportador, salvo el caso de
fraude de éste”.
Código aeronáutico:
Título VII: Responsabilidad
ARTICULO 139. – El transportador es responsable de los daños y perjuicios causados por muerte o lesión corporal
sufrida por un pasajero, cuando el accidente que ocasión el daño se haya producido a bordo de la aeronave o
durante las operaciones de embarco o desembarco.
ARTICULO 140. – El transportador es responsable de los daños y perjuicios sobrevenidos en casos de destrucción,
pérdida o avería de equipajes registrados y mercancías, cuando el hecho causante del daño se haya producido
durante el transporte aéreo. El transporte aéreo, a los efectos del párrafo precedente, comprende el período
durante el cual los equipajes o mercancías se encuentran al cuidado del transportador, ya sea en un aeródromo o a
bordo de una aeronave, o en un lugar cualquiera en caso de aterrizaje fuera de un aeródromo.
El período de transporte aéreo no comprende el transporte terrestre, marítimo o fluvial, efectuado fuera de un
aeródromo, a menos que alguno de tales transportes haya sido efectuado en ejecución de un contrato de transporte
aéreo con el fin de proceder a la carga, o a la entrega, o al transbordo. En estos casos se presumir , salvo prueba en
contrario, que los daños han sido causados durante el transporte aéreo.
ARTICULO 141. – El transportador es responsable de los daños resultantes del retraso en el transporte de pasajeros,
equipajes o mercancías.
ARTICULO 142. – El transportador no será responsable si prueba que él y sus dependientes han tomado todas las
medidas necesarias para evitar el daño o que les fue imposible tomarlas.
ARTICULO 143. – La responsabilidad del transportador podrá ser atenuada o eximida si prueba que la persona que
ha sufrido el daño lo ha causado o contribuido a causarlo.
ARTICULO 144. – En el transporte de personas, la responsabilidad del transportador, con relación a cada pasajero,
queda limitada hasta la suma equivalente en pesos a mil (1000) argentinos oro, de acuerdo a la cotización que éstos
tengan en el momento de ocurrir el hecho generador de la responsabilidad. Esta cotización será fijada por el órgano
competente de la Administración nacional.
ARTICULO 145. – En el transporte de mercancías y equipajes, la responsabilidad del transportador queda limitada
hasta una suma equivalente en pesos a dos (2) argentinos oro por kilogramo de peso bruto. Todo ello, salvo
declaración especial de interés en la entrega hecha por el expedidor al transportador en el momento de la remisión
de los bultos y mediante el pago de una tasa suplementaria eventual; en tal caso el transportador está obligado a
pagar la cantidad declarada, a menos que pruebe que es menor al valor de la mercadería o equipaje o que dicha
cantidad es superior al interés real del expedidor en la entrega.
En lo que respecta a los objetos cuya guarda conserva el pasajero, la responsabilidad queda limitada hasta una suma
equivalente en pesos a cuarenta (40) argentinos oro de total.
En cambio, podrá ser fijado un límite mayor mediante pacto expreso entre el transportador y el pasajero.
ARTICULO 147. – El transportador no tendrá derecho a ampararse en las prescripciones de este capítulo que limitan
su responsabilidad, cuando el daño provenga de su dolo, o del dolo de algunas de las personas bajo su dependencia,
actuando en ejercicio de sus funciones.
ARTICULO 148. – La recepción de equipajes y mercancías sin protesta por el destinatario, hará presumir que fueron
entregados en buen estado y conforme el título del transporte, salvo prueba en contrario.
ARTICULO 149. – En caso de avería, el destinatario debe dirigir al transportador su protesta dentro de un plazo de
tres das para los equipajes y de diez das para las mercancías, a contar desde la fecha de entrega.
En caso de pérdida, destrucción o retardo, la protesta deberá ser hecha dentro de los diez días siguientes a la fecha
en que el equipaje o la mercancía debieron ser puestos a disposición del destinatario.
La protesta deberá hacerse por reserva consignada en el documento de transporte o por escrito, dentro de los
plazos previstos en los párrafos anteriores.
La falta de protesta en los plazos previstos hace inadmisible toda acción contra el transportador, salvo el caso de
fraude de éste.
ARTICULO 150. – Si el viaje previsto hubiese sido interrumpido o no se hubiese realizado, el pasajero tiene derecho
al reembolso de la parte proporcional del precio del pasaje por el trayecto no realizado y al pago de los gastos
ordinarios de desplazamiento y estada, desde el lugar de aterrizaje al lugar más próximo para poder continuar el
viaje, en el primer caso, y a la devolución del precio del pasaje en el último.
El pasajero que no se presentase o que llegase con atraso a participar del vuelo para el cual se le haya expedido el
billete de pasaje o interrumpiese el viaje, no tendrá derecho a exigir la devolución total o parcial del importe. Sin
embargo, si la aeronave partiese con todas las plazas ocupadas el transportador deberá reintegrar el ochenta por
ciento del precio del billete de pasaje.
ARTICULO 151. – El transporte que haya de ejecutarse por varios transportadores por vía aérea, sucesivamente, se
juzgar como transporte único cuando haya sido considerado por las partes como una sola operación, ya sea que se
formalice por medio de un solo contrato o por una serie de ellos. En este caso, el pasajero no podrá accionar sino
contra el transportador que haya efectuado el transporte en el curso del cual se hubiese producido el accidente o el
retraso, salvo que el primer transportador hubiese asumido expresamente la responsabilidad por todo el viaje.
Si se trata de transporte de equipaje o mercancías, el expedidor podrá accionar contra el primer transportador, y el
destinatario, o quien tenga derecho a la entrega, contra el último; ambos podrán además accionar contra el
transportador que hubiese efectuado el transporte en el curso del cual se haya producido la destrucción, pérdida,
avería o retraso. Dichos transportadores serán solidariamente responsables ante el expedidor, el destinatario o
quien tenga derecho a la entrega.
ARTICULO 152. – En caso de transportes sucesivos o combinados efectuados en parte por aeronaves y en parte por
cualquier otro medio de transporte, las disposiciones del presente código se aplican solamente al transporte aéreo.
Las condiciones relativas a los otros medios de transporte podrán convenirse especialmente.
El usuario podrá demandar tanto al transportador con quien contrató como al que ejecutó el transporte y ambos le
responderán solidariamente por los daños que se le hubiesen originado, sin perjuicio de las acciones que pudieran
interponerse entre ellos. La protesta prevista en el artículo 149 podrá ser dirigida a cualquiera de los
transportadores.
ARTICULO 154. – La pérdida sufrida en caso de echazón, así como la resultante de cualquier otro daño o gasto
extraordinario producido intencional y razonablemente por orden del comandante de la aeronave durante el vuelo,
para conjurar los efectos de un peligro inminente o atenuar sus consecuencias para la seguridad de la aeronave,
personas o cosas, constituir una avería común y ser soportada por la aeronave, el flete, la carga y el equipaje
registrado, en relación al resultado útil obtenido y en proporción al valor de las cosas salvadas.
1) La acción de indemnización por daños causados a los pasajeros, equipajes o mercancías transportadas. El término
se cuenta desde la llegada al punto de destino o desde el día en que la aeronave debiese haber llegado o desde la
detención del transporte o desde que la persona sea declarada ausente con presunción de fallecimiento;
2) Las acciones de reparación por daños causados a terceros en la superficie. El plazo empieza a correr desde el día
del hecho.
Si la persona lesionada no ha tenido conocimiento del daño o de la identidad del responsable, la prescripción
empieza a correr desde el da en que pudo tener conocimiento pero no excediendo en ningún caso los tres años a
partir del día en que el daño fue causado;
3) Las acciones de reparación por daños en caso de abordaje. El término se cuenta desde el día del hecho.
4) Las demás acciones derivadas del contrato de transporte aéreo que no tengan expresamente otro plazo. El
término se cuenta desde la fecha de vencimiento de la última prestación pactada o de la utilización de los servicios y
a falta de éstos, desde la fecha en que se formalizó el contrato de transporte. (Inciso incorporado por art. 1° de la
Ley N° 22.390 B.O. 13/2/1981.)
SISTEMA DE RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL: la responsabilidad del transportista nace del incumplimiento de las obligaciones emanadas del
contrato de transporte.
SUBJETIVA: basado en la teoría de la culpa. El transportista responde por su actuar imprudente o negligente. Es de
culpa presumida, lo cual significa una inversión de la carga de la prueba, ya que es quien tiene la posibilidad de
demostrar su falta de culpa. Quien reclama por daños debe demostrar el mismo y la relación contractual y por su
parte el transportista debe demostrar que actuó diligentemente y que el daño se produjo por alguna de las causales
de exoneración.
Excepciones:
a) Si prueba que él y sus dependientes han tomado todas las medidas necesarias para evitar el daño o que les fue
imposible tomarlas, es lo que en nuestro derecho llamamos caso fortuito (aquella circunstancia que no pudo
preverse) o fuerza mayor (aquella circunstancia que pudo preverse pero aún así no pudo evitarse)
b) En el caso de mercadería y equipajes, si prueba que el daño proviene de falta de pilotaje, de conducción de la
aeronave o de navegación, ya que dichas funciones corresponden al fletante.
c) Si prueba que la persona lesionada ha causado el daño o contribuido al mismo. Según el caso puede exonerarse
de responsabilidad o disminuirse la misma.
d) Cuando el daño ha provenido de la deficiente identificación de la mercadería por parte del cargador.
e) Cuando el interesado no haya realizado la protesta dentro de los plazos fijados, ya que implica caducidad de los
derechos.
IMPERATIVA: existe un mínimo de orden público en lo que respecta a la exoneración y limitación de responsabilidad
debido a que el transportista es la parte dominante del contrato y tiene la finalidad de proteger al pasajero o al
propietario de la carga. Son nulas las cláusulas que limiten por menos o exoneren de responsabilidad al transportista.
LIMITACIÓN:
Se aumenta el límite cuantitativo de responsabilidad para daños corporales hasta 250.000 Francos Poincaré por
pasajero.
Quedan fuera de los montos fijados para cada indemnización los costos y costas del proceso.
PROTOCOLO ADICIONAL NÚMERO 1 QUE MODIFICA EL CONVENIO PARA LA UNIFICACIÓN DE CIERTAS REGLAS
RELATIVAS AL TRANSPORTE AÉREO INTERNACIONAL FIRMADO EN VARSOVIA EL 12/10/1929
LIMITACIÓN:
En cuanto a la limitación de los montos indemnizatorios correspondientes a la limitación de la responsabilidad, los
protocolos adoptan como nueva moneda el D.E.G. (Derechos especiales de Giro), unidad de cambio del F.M.I.
(Fondo Monetario Internacional) reemplazando al Franco Poincaré.
Los montos quedan de la siguiente forma:
a) Por daños corporales o muerte del pasajero es de 8.300 D.E.G..
b) Por daños a equipaje de bodega o mercancías es de 17 D.E.G. por kilogramo declarado en el talón de equipaje o
carta de porte.
c) Por daños a equipaje de mano es de 332 D.E.G. por pasajero.
PROTOCOLO ADICIONAL NÚMERO 2 QUE MODIFICA EL CONVENIO PARA LA UNIFICACIÓN DE CIERTAS REGLAS
RELATIVAS AL TRANSPORTE AÉREO INTERNACIONAL FIRMADO EN VARSOVIA EL 12/10/1929, MODIFICADO POR EL
PROTOCOLO HECHO EN LA HAYA EL 28/09/1955 Montreal – CANADÁ - 25 de septiembre de 1975
Este protocolo se aplica a aquellos estados que hayan ratificado Varsovia de 1929 y también La Haya 1955. Tiene
efecto para aquellos estados que hayan ratificado la convención de Guadalajara de 1961 en lo que respecta a sus
referencias a Varsovia de 1929. Recordemos que Argentina no es país ratificante de Guadalajara 1961. Como dato
ilustrativo, podemos decir que Guadalajara separó las figuras del transportista contractual y efectivo.
LIMITACIÓN:
Fija los montos indemnizatorios de la limitación de la responsabilidad en D.E.G. y duplica el valor para los daños
personales con respecto al Protocolo I.
Los montos quedan de la siguiente forma:
a) Por daños corporales o muerte del pasajero es de 16.600 D.E.G..
b) Por daños a equipaje de bodega o mercancías es de 17 D.E.G. por kilogramo declarado en el talón de equipaje o
carta de porte.
c) Por daños a equipaje de mano es de 332 D.E.G. por pasajero.
PROTOCOLO ADICIONAL NÚMERO 3 QUE MODIFICA EL CONVENIO PARA LA UNIFICACIÓN DE CIERTAS REGLAS
RELATIVAS AL TRANSPORTE AÉREO INTERNACIONAL FIRMADO EN VARSOVIA EL 12/10/1929, MODIFICADO POR
LOS PROTOCOLOS HECHOS EN LA HAYA EL 28/09/1955 Y EN GUATEMALA EL 8/03/1971
Montreal – CANADÁ - 25 de septiembre de 1975
Este protocolo se aplica a aquellos estados que hayan ratificado Varsovia de 1929 y también La Haya 1955. Tiene
LIMITACIÓN:
Fija los montos indemnizatorios de la limitación de la responsabilidad en D.E.G. y establece un límite superior a los
otros protocolos.
Agrega el límite de indemnización por retraso y unifica el límite para ambos equipajes, prescindiendo del peso y
limitándolo por pasajero.
Los montos quedan de la siguiente forma:
a) Por daños corporales o muerte del pasajero es de 100.000 D.E.G.. por el total de las indemnizaciones.
b) Por retraso en el transporte de pasajeros es de 4.150 D.E.G. por pasajero.
c) Por daños a mercancías es de 17 D.E.G. por kilogramo declarado en la carta de porte.
d) Por daños a equipaje de mano y en bodega es de 1.000 D.E.G. por pasajero.
PROTOCOLO ADICIONAL NÚMERO 4 QUE MODIFICA EL CONVENIO PARA LA UNIFICACIÓN DE CIERTAS REGLAS
RELATIVAS AL TRANSPORTE AÉREO INTERNACIONAL FIRMADO EN VARSOVIA EL 12/10/1929, MODIFICADO POR EL
PROTOCOLO HECHO EN LA HAYA EL 28/09/1955
Montreal – CANADÁ - 25 de septiembre de 1975
Establece la responsabilidad del transportista de carga postal únicamente ante la administración postal
correspondiente.
LIMITACIÓN:
Permite al transportista limitar su responsabilidad aún no emitiendo los documentos que acreditan el transporte o lo
haga en forma irregular.
SUBJETIVIDAD:
Establece la Responsabilidad objetiva
Agrega causales de exoneración:
a) un acto de guerra o un conflicto armado;
b) un acto de autoridad pública ejecutado con relación a la entrada, la salida o el tránsito de la mercadería
CONVENIO PARA LA UNIFICACIÓN DE CIERTAS REGLAS PARA EL TRANSPORTE AÉREO INTERNACIONAL MONTREAL
1999
SUBJETIVIDAD:
El establecimiento de responsabilidad objetiva del transportista aéreo en muerte o lesiones corporales a los
pasajeros.
Para el equipaje de mano la responsabilidad se mantiene de base subjetiva
Para la mercadería se establece también la responsabilidad de base subjetiva y como causales de exoneración:
a) la naturaleza de la carga o un defecto o un vicio propio de la misma;
b) el embalaje defectuoso de la carga, realizado por una persona que no sea el transportista o alguno de sus
dependientes o agentes;
c) un acto de guerra o un conflicto armado;
d) un acto de la autoridad pública ejecutado en relación con la entrada, la salida o el tránsito de la carga.
Para el retraso la responsabilidad se mantiene de base subjetiva
La limitación cuantitativa se establece en:
Muerte o lesiones a los pasajeros: objetiva hasta 100.000 D.E.G. por pasajero. Para valores superiores a este, podrá
exonerarse si prueba que:
a) el daño no se debió a la negligencia u otra acción u omisión indebida del transportista o sus dependientes o
agentes; o
b) el daño se debió únicamente a la negligencia u otra acción u omisión indebida de un tercero.
Daño causado por retraso en transporte de personas = 4.150 D.E.G. por pasajero.
Destrucción, pérdida, avería o retraso de equipaje = 1.000 D.E.G. por pasajero
Destrucción, pérdida, avería o retraso de carga = 17 D.E.G. por kilogramo
(*) Si bien la República Argentina no ha ratificado la Convención Guatemala de 1971, entiendo que hemos adherido a
la misma, debido a que los 4 protocolos se han ratificado por medio de la ley Nº . 23556. En el Artículo 7 inc.2. del
Protocolo 3 dice: “La ratificación del Presente Protocolo por un Estado que no sea parte en el Convenio de Varsovia,
modificado en La Haya en 1955 o por un Estado que no sea parte en el Convenio de Varsovia, modificado en La Haya
en 1955 y en la ciudad de Guatemala en 1971 implicará la adhesión a la Convención de Varsovia, modificada en La
Haya en 1955, en la Ciudad de Guatemala en 1971 y por el Protocolo de Montreal de 1975.”
64
https://www.iata.org/contentassets/03864c2c5f5145dfb0558f17133414fd/2017-03-09-01-sp.pdf
Micaela Cibeyra Página 416
Una buena planificación de las infraestructuras es determinante para un crecimiento sostenido del turismo en
Japón. El desarrollo del tráfico internacional del aeropuerto Tokio Haneda, la privatización del aeropuerto de Sendai
y de los aeropuertos de Osaka, Kansai e Itami; y los continuos esfuerzos para mejorar la competitividad mediante la
reducción de costes y la optimización de las infraestructuras son todos bienvenidos.
"No hace mucho que los aeropuertos japoneses eran los más caros del mundo. Y aunque no han dejado de ser
caros, Kansai y Narita han pasado de estar entre los diez aeropuertos más caros del mundo a ocupar la 13ª y 23ª
posición, respectivamente. Avanzamos por la senda correcta, pero todavía queda mucho por hacer, en particular en
Haneda, donde la subida de las tasas frena el crecimiento", dijo Alexandre de Juniac, consejero delegado de la IATA,
en su discurso de hoy ante la Cámara de Comercio Americana en Japón.
La IATA urge una regulación económica de los aeropuertos que garantice el equilibrio entre los intereses públicos y
empresariales. Como infraestructuras de primer orden, los aeropuertos son un elemento clave en la construcción de
la competitividad de un país. Sin embargo, en su calidad de proveedores exclusivos de servicios, no siempre existe el
incentivo para potenciar este importante papel.
"Es un problema real para las aerolíneas. En este entorno altamente competitivo, las aerolíneas han reestructurado
y mejorado la eficiencia de sus operaciones y han logrado aumentar su rentabilidad, incluso a pesar de la caída del
45% que han experimentado las tarifas aéreas promedio desde el año 2000, al tiempo que los costes globales
aeroportuarios aumentaban un 29%", apuntó De Juniac.
Los primeros resultados de la privatización de los aeropuertos japoneses han sido positivos. En las últimas semanas
se han firmado acuerdos para la reducción de las tasas en los aeropuertos de Kansai y Sendai. "Es un comienzo
positivo, sobre todo teniendo en cuenta que en Japón no existe regulación económica al respecto. Espero que Japón
haya encontrado una fórmula que funcione a largo plazo. La comunidad mundial de la aviación seguirá de cerca la
evolución", dijo De Juniac.
Eficiencia y capacidad
Además de ser competitivos y asequibles, los aeropuertos deben ser eficientes y proporcionar
capacidad suficiente para satisfacer la demanda del mercado. Para abordar el crecimiento, la
IATA urgió a Japón un plan integral para el desarrollo de una infraestructura de transporte
aéreo más competitiva:
Smart Security. En enero, Japón estrenó Smart Security en el Aeropuerto Internacional de Kansai. Smart Security
ofrece una experiencia mejor del pasajero y una seguridad más eficaz. El próximo aeropuerto será Narita, donde el
estudio para su puesta en funcionamiento ya ha finalizado. De Juniac animó a Japón a tenerlo listo para los Juegos
Olímpicos de 2020.
Terminales eficientes. Si bien Japón es un líder en tecnología de autoservicio para operaciones domésticas, los
viajeros internacionales no disfrutan de las mismas ventajas. Con el fin de optimizar la eficiencia de las terminales
antes de los Juegos Olímpicos, la IATA destacó la necesidad de implementar el uso de la tarjeta de embarque móvil y
de las etiquetas de equipaje impresas en casa o en los quioscos del aeropuerto.
Eficiencia del espacio aéreo. La IATA expresó su apoyo a las acciones conjuntas para la renovación de los sistemas
Y VISTOS: el recurso de apelación interpuesto por la demandada a fs. 258, -fundado a fs. 261/277vta.,
cuyo traslado fue contestado a fs. 279/282vta.- contra la resolución de fs. 256/257vta., y
CONSIDERANDO:
I. Ana Gabriela Wayngarten promovió demanda por daños y perjuicios contra la empresa Delta
Airlines SA, como consecuencia de la muerte de su madre Alicia Noemí Monastersky, hecho ocurrido el día 12 de
abril de 2007, al arribar al aeropuerto de la ciudad de Atlanta, estado de Georgia, Estados Unidos de América, en una
aeronave de la demandada. El óbito se produjo a raíz de un Tromboembolismo Pulmonar, también denominado
Síndrome de la Clase Turista. Reclama el daño moral que el hecho le produjo en los términos del art. 1078 del Código
Civil (v. fs. 49/50, acápite V).
A fs. 129/155, se presentó Delta Air Lines Inc., Sucursal Argentina y opuso al progreso de la acción
de la actora -en lo que aquí interesa-, las siguientes excepciones: a) falta de legitimación pasiva y/o incorrecta
individualización del demandado; b) caducidad de la acción, y c) en subsidio de ésta, la prescripción de la acción.
En relación a la falta de legitimación pasiva, sostuvo que el sujeto demandado, Delta Airlines SA
no coincide con la denominación social de su mandante, Delta Air Lines Inc., circunstancia que determina que no
pueda ser condenado; con respecto a la caducidad de la acción, manifestó que la acción intentada había caducado
por el transcurso de los plazos prescriptos por el art. 29 de la Convención de Varsovia-La Haya; en subsidio alegó que
la acción estaba prescripta por haber transcurrido el plazo que prevé el art. 228 del Código Aeronáutico.
Corrido el pertinente traslado, la actora lo contestó a fs. 158/160, solicitando el rechazo de las
excepciones interpuestas por la demandada.
II. El magistrado de la anterior instancia desestimó la excepción de falta de legitimación pasiva.
Para así decidir, sostuvo que la propia demandada había reconocido en su contestación haber realizado el transporte
aéreo en el que viajaba la madre de la accionante. Al ser ello así, la incorrecta individualización de la accionada no
revestía entidad suficiente como para admitir la defensa incoada. Las costas, las impuso por su orden (v. fs. 256,
consds. I y II).
En cuanto a la caducidad de la acción alegada, estimó que no correspondía aplicar en la especie
el instituto de la caducidad a que aludía el art. 29 de la Convención de Varsovia-La Haya, en razón de que el reclamo
intentado por la actora debía ser considerado como el ejercicio de un derecho propio ajeno al vínculo contractual es
decir, “iure hereditatis”. En consecuencia, estaba regido por las normas que gobernaban la responsabilidad aquiliana
o extracontractual. En relación a las costas, se las impuso a la demandada (v. fs. 256 “in fine”/257, consds. III y IV).
Con respecto a la prescripción articulada en subsidio, hizo mérito de que como el sub examine se
trataba de un supuesto de responsabilidad extracontractual, se debía aplicar el plazo bienal establecido por el art.
4037 del Código Civil, y como dicho plazo no se encontraba agotado, desde el momento en que se celebró la
audiencia de mediación, juzgó que la defensa debía ser rechazada, con costas (v. fs. 257/257vta., consds. V, VI y VII).
III. La decisión originó el recurso de apelación aludido, interpuesto por la demandada, quien
insiste con el planteo de caducidad de la acción -en los términos del art. 29 de la Convención de Varsovia-La Haya,
más allá de la naturaleza de la acción intentada- y en subsidio la prescripción de la misma.
IV. Que los fundamentos que informa la resolución apelada, resisten incólumes las críticas
formuladas por el apelante.
En efecto, no resulta aplicable a la especie de autos el plazo de caducidad que prevé el art. 29 de
la Convención de Varsovia-La Haya. Ello es así, porque la actora no celebró un contrato de transporte aéreo con Delta
Air Lines Inc., titular de la aeronave que transportó a la occisa, sino que ejerce un derecho en nombre propio y el
menoscabo que la muerte de la víctima causa a sus herederos es propio de éstos. Ellos son terceros frente al
responsable aunque el causante hubiera estado vinculado contractualmente con él. Desde este punto de vista, la
acción resarcitoria debe entenderse incoada “iure proprio” y regida por los principios que gobiernan la
Bibliografía:
- Manual del derecho aeronáutico. Federico N. Videla Escalada. Ed. Zavalia.1978.
- Derecho del Transporte. Francisco R. Losada. Ed. ASTREA 2018.
- Guía de estudios de aeronáutico.
- https://cedaeonline.com.ar/tag/protesto/
- https://www.anac.gov.ar/anac/web/index.php/1/268/reclamos-quejas/plazos-para-reclamos-y-acciones
- Cuadro de responsabilidad, articulo de daño moral y de responsabilidad:
http://www.doctorcalleja.com.ar/Lomas.htm
- https://www.iata.org/contentassets/03864c2c5f5145dfb0558f17133414fd/2017-03-09-01-sp.pdf
Caracteres
Diversidad modal: Se emplean 2 o más modos de transporte distintos, pero considerándoselos como una sola
operación jurídica continuada.
Unidad de contratación: Se emite un solo documento de transporte entre el cargador y el OTM por la totalidad de
la operación.
Un precio o flete: Se paga un solo precio por cada modo de transporte.
Único responsable: Solo existe un sujeto que asume la responsabilidad por todo el transporte, siendo este quien
asume por cuenta y riesgo propios el transporte de la totalidad de la cadena que vincula a los distintos modos.
Ámbito de aplicación
Se dispone al respecto que se aplica al transporte multimodal de mercaderías realizado en el ámbito nacional y al
transporte multimodal internacional de mercaderías cuando el lugar de destino previsto contractualmente por las
partes se encuentre situado en jurisdicción de la República Argentina.
Puede afirmarse que la aclaración de que la presente ley “se aplica al transporte multimodal de mercaderías
realizado en el ámbito nacional y al transporte multimodal internacional de mercaderías” solo resulta justificable
frente al reconocimiento de la autonomía del derecho comunitario como orden jurídico diferente, determinante de
una tercera categoría de transporte, pero en este caso la ley no tiene aplicación en ese ámbito, por imperio de la
propia normativa comunitaria.
En cuanto a la vigencia espacial de la ley, el proyecto aprehende el contrato como ámbito de aplicación cuando el
lugar de destino previsto contractualmente por las partes se encuentre situado en jurisdicción de la República
Argentina, excluyendo la posibilidad de aplicación de la lex loci celebrationis, dejando en consecuencia solo aplicable
la regla de la lex loci excecutionis al transporte multimodal, cuando en la Argentina se ubica el lugar de ejecución del
contrato.
En definitiva, esta ley resulta aplicable a los siguientes supuestos: a) cuando se trate de transportes multimodales
realizados o efectuados en el territorio de la República Argentina; b) cuando se trate de transportes multimodales
efectuados entre países del Mercosur, pero cuyo destino final sea la República Argentina, y c) cuando se trate de
transportes multimodales provenientes de otros países, pero cuyo lugar de destino sea la Argentina.
Reglas Procesales
La LTM contiene una serie de disposiciones procesales, de las que brevemente daremos cuenta: a) dentro de los
cinco días de producido y constatado el daño, pérdida o demora el consignatario debe dar aviso al OTM, caso
contrario se presume que le fue entregada en buen estado (art. 39); b) dado el aviso, tanto el OTM como el
consignatario están obligados ante el pedido de cualquiera de ellos a una revisión conjunta del hecho reclamado,
pudiendo en caso de desacuerdo solicitar una pericia judicial para establecer el motivo, origen y monto del daño (art.
40); c) la prórroga de jurisdicción es nula y resultan competentes los tribunales federales, salvo el sometimiento a
tribunales o árbitros extranjeros luego de producido el hecho generador de la causa (art. 41), y d) el OTM puede
pedir la citación de los transportistas efectivos o de los depositarios efectivos, a fin de que tomen intervención en el
Mercaderías Peligrosas
Para Zucchi son aquellas que, por sus características, son susceptibles de ocasionar por si mismas perjuicios a los
medios de transporte o a la carga, pudiéndose citar como ejemplo la nafta, la pólvora, la nitroglicerina o la bencina,
entre otras.
La LTM dispone al respecto que el expedidor debe señalar adecuadamente la mercadería peligrosa y sus envases,
mediante etiquetas normalizadas o marcas, y debe informar al operador de transporte multimodal sobre el carácter
peligroso de aquella y sobre las precauciones que deban adoptar. De no hacerlo así, será responsable ante el
operador de transporte multimodal de los perjuicios resultantes de la expedición de esa mercadería, la que en
cualquier momento podrá ser descargada, destruida o transformada en inofensiva, según lo requieran las
circunstancias o por orden de la autoridad pública, sin que ello dé lugar a indemnización alguna (art. 34, LTM).
A su vez, para determinar el carácter peligroso de la mercadería se deben tomar como base las recomendaciones que
al respecto establezca la ONU, teniendo en cuenta las nueve clasificaciones que dicta la Organización Marítima
Internacional (art. 35, LTM).
En palabras de Zucchi, el art. 35 “fue objeto de crítica por la Asociación Argentina de Agentes de Carga Internacional
(AAACI) con el argumento de que toma los parámetros de la Organización Marítima Internacional (OMI), que rige
obviamente para al transporte marítimo, pero al tratarse de transporte multimodal, sostiene la entidad que nuclea a
los agentes de carga, falta contemplar las normas que emiten otras entidades vinculadas a los otros modos de
transporte, es decir OACI e IATA para los modos terrestres y aéreo. Una vez más se advierte la incidencia excluyente
del criterio maritimista para las soluciones que requiere el multimodalismo, característica de esta ley”.
Convención de Ginebra
El desarrollo del transporte multimodal internacional trajo aparejada la necesidad de buscar soluciones jurídicas a los
inconvenientes y conflictos que planteaba esta nueva actividad.
65
https://www.dipublico.org/10870/convenio-de-las-naciones-unidas-sobre-el-transporte-multimodal-internacional-de-
mercancias-ginebra-24-de-mayo-de-1980/
Micaela Cibeyra Página 428
Fue así que el Instituto para la Unificación del Derecho Privado (UNIDROIT) planteara tempranamente estos
problemas en 1965, por sugerencia de la Comisión Económica para Europa (CEE), y se elaboró un proyecto tomando
como base el proyecto anterior y las Reglas de Tokio, adoptadas en el Congreso del Comité Marítimo Internacional,
en 1969. A raíz de esas iniciativas, la CEE y la OMI prepararon un proyecto conjunto conocido corno Convención TCM,
en cuya redacción, al igual que en las oportunidades anteriores, no participó América Latina. Luego, por iniciativa del
Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, se decidió convocar a una conferencia conjunta en las Naciones
Unidas para tratar el proyecto de Convención de Transporte de Cargas Multimodal. Tanto en la UNCTAD como en las
reuniones organizadas con la colaboración de la CEPAL (en Brasilia para los países de la Cuenca del Plata; en México y
Centroamérica, y en Lima para el Grupo Andino), se adoptó una actitud común y definida, en el sentido de
considerar, de modo unánime, que el proyecto de Convención TCM era incompleto y que no satisfacía las
necesidades de América Latina, en particular, ni las de los países en desarrollo en general, sin cuya participación fue
preparado, por lo que se creó un grupo intergubernamental integrado por sesenta y seis países, encargado de
elaborar un anteproyecto de convenio sobre transporte multimodal internacional. Después de seis períodos de
sesiones, en más de siete años de negociaciones, el grupo intergubernamental elevó su informe a la Conferencia de
Plenipotenciarios, que en su segundo período de sesiones aprobó el Convenio sobre Transporte Multimodal
Internacional el 24 de mayo de 1980, con el voto de ochenta y tres países. Entrará en vigor a los doce meses
siguientes, contados a partir del momento en que treinta Estados sean parte contratantes.
El Convenio está precedido por un preámbulo, tiene cuarenta artículos y un anexo. Su contenido se divide en ocho
partes, que tratan los siguientes temas: "Disposiciones generales" (Parte I); "Documentación" (Parte II);
"Responsabilidad del operador de transporte multimodal" (Parte III); "Responsabilidad del expedidor" (Parte IV);
"Reclamaciones y acciones" (Parte V); "Disposiciones complementarias" (Parte VI); "Cuestiones aduaneras" (Parte
VII), y "Cláusulas finales" (Parte VIII). El anexo se refiere a "Disposiciones sobre cuestiones aduaneras relativas al
transporte multimodal internacional de mercancías" (arts. 1° a 6°).
El Convenio ha sido ratificado solo por once países y es probable que nunca entre en vigor.
66
https://unctad.org/es/system/files/official-document/tradewp4inf.117_corr.1_es.pdf
Micaela Cibeyra Página 429
transporte multimodal elaboradas en cooperación con la secretaría de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
Las Reglas, están destinadas a ser aplicadas universalmente en el comercio internacional y los medios bancarios
internacionales las considerarán aceptables. Sin embargo, como las Reglas sólo abarcan una parte del contenido
usual del contrato de transporte multimodal, el operador de transporte multimodal (OTM) que desee basar en ellas
su contrato de transporte multimodal tendrá que incluir, para atender sus necesidades particulares, otras cláusulas
relativas a cuestiones como estiba discrecional, itinerario, flete y gastos, privilegios, abordaje por culpa común de
ambos buques, avería gruesa, jurisdicción y arbitraje y ley aplicable. Tales cláusulas adicionales pueden verse
también, desde luego, sobre cuestiones regidas por las Reglas, pero sólo si no están en contradicción con ellas.
Cabe destacar que la primera regla habla sobre su aplicabilidad y dispone que las Reglas no se aplican si no se hace
remisión a ellas. La remisión a las Reglas es posible incluso en el caso del tráfico de puerto a puerto y cuando se tiene
el propósito de ejecutar un transporte unimodal.
Las partes que habiéndose remitido a las Reglas las hayan incorporado a su contrato deben evitar incluir
estipulaciones que se aparten de su tenor y entren así en contradicción con ellas. En la Regla 1.2 se establece que las
partes, al hacer remisión a las Reglas, conviene en que éstas prevalecerán sobre cualquier estipulación en contrario.
Por otro lado, se contemplaron los siguientes temas en las reglas:
- Definiciones (regla 2)
- Valor probatorio de los datos contenidos en el documento de transporte multimodal (regla 3)
- Obligaciones del operador de transporte multimodal (regla 4)
- Responsabilidad del operador de transporte multimodal (regla 5).
- Limitación de la responsabilidad del operador de transporte multimodal (regla 6)
- Pérdida del derecho del operador de transporte multimodal a la limitación de la responsabilidad (regla 7).
- Responsabilidad del expedidor (regla 8)
- Aviso de pérdida o daño de las mercancías (regla 9)
- Prescripción (regla 10)
- Aplicabilidad de las Reglas a las acciones fundadas en la responsabilidad extracontractual (regla 11)
- Aplicabilidad de las Reglas a los empleados o agentes del operador de transporte multimodal y a otras
personas a cuyos servicios éste recurra (regla 12)
- Ley imperativa (regla 13).
Bibliografía:
- Derecho del Transporte. Francisco R. Losada. Ed. ASTREA 2018.
- Derecho del Transporte. Martín Calleja. Ed. Ad-Hoc 2010.
- https://www.dipublico.org/10870/convenio-de-las-naciones-unidas-sobre-el-transporte-multimodal-
internacional-de-mercancias-ginebra-24-de-mayo-de-1980/
- https://unctad.org/es/system/files/official-document/tradewp4inf.117_corr.1_es.pdf
- http://www.loa.org.ar/legNormaDetalle.aspx?id=294