Salomon

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Salomón

1 Reyes 1 – 11

En la tradición bíblica la figura de Salomón está ligada a su sabiduría y sus riquezas. Observa en
el texto:

1. ¿Cuál es el origen de su sabiduría? ¿En qué se manifiesta? ¿Supo aprovecharla?

2. Desde el punto de vista político, el reinado de Salomón supuso un avance importante en la


consolidación del reino. ¿Qué medidas tomó y qué efectos produjeron?

3. Un episodio importante en su vida es la construcción del Templo de Jerusalén. ¿Cuál era el


objeto más importante que se guardaba en él? ¿De dónde procedía?

4. ¿Qué consecuencias tuvieron en su reino las relaciones internacionales de Salomón?

5. ¿Hay algún tema interesante que te haya suscitado este texto y que te gustaría que
comentásemos en clase?

Vejez de David

1 1
El rey David era viejo y tenía muchos años, y por más ropa que le ponían no entraba en
calor. 2Entonces sus siervos le dijeron:
—Que busquen para nuestro señor, el rey, una muchacha virgen que le atienda y le cuide;
ella se acostará en su regazo y dará calor a nuestro señor, el rey.
3
Buscaron, pues, una muchacha hermosa por todo el territorio de Israel. Encontraron a
Abisag, la sunamita, y la llevaron al rey. 4La muchacha era muy hermosa, cuidaba del rey y le
servía. No obstante, el rey no la conoció.

Pretensión de Adonías al trono


5
Adonías, hijo de Jaguit, se enaltecía diciendo: «Yo reinaré». Se procuró un carro, jinetes y
cincuenta hombres que marchaban ante él. 6Su padre nunca le había reprendido diciéndole:
«¿Por qué obras así?». Además él era muy bien parecido y seguía en edad a Absalón. 7Se puso
de acuerdo con Joab, hijo de Seruyá, y con el sacerdote Abiatar, que apoyaban el partido de
Adonías. 8Sin embargo, el sacerdote Sadoc, Benaías, hijo de Yehoyadá, el profeta Natán, Semeí,
Reí y los hombres fuertes que rodeaban a David no estaban a favor de Adonías.
9
Entonces Adonías hizo un sacrificio de ovejas, bueyes y animales cebados junto a la piedra
de Zojélet, que está al lado de la fuente de Roguel, e invitó a todos sus hermanos, hijos del rey,
y a todos los hombres de Judá que servían al rey. 10Pero no invitó ni al profeta Natán, ni a
Benaías, ni a los nobles, ni a su hermano Salomón.

Intervención de Natán y Betsabé ante David


11
Entonces Natán dijo a Betsabé:
—¿No has oído que Adonías, hijo de Jaguit, reina sin que lo sepa nuestro señor David?
12
Ahora atiende: voy a darte un consejo para que salves tu vida y la de tu hijo Salomón. 13Anda,
preséntate al rey David y dile: «¿Acaso no juraste tú, mi señor, el rey, a tu esclava diciendo: “Tu
hijo Salomón reinará en mi lugar y se sentará en mi trono?” ¿Por qué, pues, reina Adonías?».
14
Y, mientras tú estés hablando allí con el rey, yo entraré después de ti y confirmaré tus
palabras.
15
Betsabé se presentó en la habitación del rey. Éste era muy anciano, y Abisag, la sunamita,
lo cuidaba. 16Betsabé se inclinó y se postró ante el rey. El rey le preguntó:
—¿Qué deseas?
17
Ella le respondió:
—Mi señor, tú juraste a tu esclava, por el Señor, tu Dios: «Tu hijo Salomón reinará después
de mí y él se sentará en mi trono»; 18pero en cambio reina Adonías sin que mi señor, el rey, lo
sepa. 19Ha hecho un sacrificio de gran cantidad de toros, de animales cebados y de ovejas, y ha
invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y a Joab, capitán del ejército, pero no ha
invitado a tu siervo Salomón. 20Los ojos de todo Israel están vueltos hacia ti, mi señor, el rey,
para que les anuncies quién se sentará en el trono de mi señor, el rey, en su lugar. 21Sucederá
que cuando mi señor, el rey, descanse con sus padres, mi hijo Salomón y yo seremos
considerados culpables.
22
Todavía estaba ella hablando con el rey, cuando llegó el profeta Natán. 23Se lo anunciaron
al rey diciendo:
—Está aquí el profeta Natán.
Natán se presentó ante el rey, se postró rostro en tierra 24y dijo:
—Mi señor, el rey, ¿has dicho tú: «Adonías reinará después de mí y él se sentará sobre mi
trono»? 25Porque hoy ha bajado y ha hecho un sacrificio de gran cantidad de toros, de animales
cebados y de ovejas, y ha invitado a todos los hijos del rey, a los capitanes del ejército y al
sacerdote Abiatar, los cuales, después de comer y beber en su presencia, han proclamado:
«¡Viva el rey Adonías!». 26Sin embargo, no nos ha invitado ni a mí, tu siervo, ni al sacerdote
Sadoc, ni a Benaías, hijo de Yehoyadá, ni a tu siervo Salomón. 27Si se ha hecho tal cosa por
orden de mi señor, el rey, ¿cómo no diste a conocer a tu siervo quién iba a sentarse en el trono
de mi señor, el rey, después de él?
28
Contestó el rey David:
—Llamadme a Betsabé.
Ella se presentó ante el rey y permaneció de pie en su presencia. 29Entonces el rey juró
diciendo:
—Vive el Señor que me libró de todo peligro, 30que tal como te juré por el Señor, Dios de
Israel, al decirte que tu hijo Salomón reinaría después de mí y que él se sentaría en mi trono, así
lo haré hoy mismo.
31
Betsabé cayó rostro en tierra y postrándose ante el rey dijo:
—¡Viva mi señor, el rey David, por siempre!

Unción de Salomón
32
El rey David ordenó:
—Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, hijo de Yehoyadá.
Cuando ellos se presentaron ante el rey, 33éste dijo:
—Llevaos con vosotros a los siervos de vuestro señor; montad a mi hijo Salomón sobre mi
propia mula y conducidlo a Guijón. 34Allí el sacerdote Sadoc y el profeta Natán le ungirán como
rey sobre Israel. Vosotros haréis sonar el cuerno y diréis: «¡Viva el rey Salomón!». 35Luego
subiréis detrás de él. Él vendrá, se sentará sobre mi trono y reinará en mi lugar. A él le
constituiré jefe sobre Israel y sobre Judá.
36
Benaías, hijo de Yehoyadá, respondió al rey:
—Que sea tal como lo dispone el Señor, Dios de mi señor, el rey. 37Como el Señor ha estado
con mi señor, el rey, que esté así con Salomón y engrandezca su trono más aún que el de mi
señor, el rey David.
38
El sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, hijo de Yehoyadá, junto con los quereteos y
peleteos, bajaron, montaron a Salomón sobre la mula del rey David y lo llevaron a Guijón. 39El
sacerdote Sadoc tomó de la Tienda el cuerno con aceite y ungió a Salomón. Hicieron sonar el
cuerno y todo el pueblo gritó: «¡Viva el rey Salomón!».
40
Todo el pueblo subió detrás de él tocando flautas y regocijándose con una algazara tan
grande que temblaba la tierra con sus voces.
Huida de Adonías
41
Justo al acabar de comer, Adonías y todos los invitados que le acompañaban lo oyeron.
Joab, al escuchar el sonido del cuerno, dijo:
—¿A qué viene ese clamor de ciudad alborotada?
42
Aún estaba él hablando cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Entonces
Adonías le dijo:
—Acércate, pues eres hombre valiente y traerás buenas noticias.
43
Respondió Jonatán a Adonías:
—Al contrario. Nuestro señor, el rey David, ha nombrado rey a Salomón 44y ha enviado con
él al sacerdote Sadoc, a Benaías, hijo de Yehoyadá, junto con los quereteos y peleteos, y le han
montado en la mula del rey. 45Luego el sacerdote Sadoc y el profeta Natán le han ungido rey en
Guijón. Desde allí han subido alborozados y la ciudad está conmocionada. Ése es el tumulto que
habéis oído. 46Después Salomón se ha sentado en el trono real, 47e incluso los siervos del rey han
ido a dar el parabién a nuestro señor, el rey David, diciendo: «Que Dios haga el nombre de
Salomón más excelso que el tuyo, y su trono más grande que tu trono». Entonces el rey se ha
inclinado en su lecho 48y ha hablado de esta forma: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que
hoy ha dispuesto quién va a sentarse en mi trono cuando mis ojos aún lo pueden ver».
49
Todos los invitados de Adonías se atemorizaron, se levantaron y se fueron cada uno por su
lado. 50Adonías tuvo miedo de Salomón y, levantándose, fue y se agarró a los cuernos del altar.

Generosidad de Salomón
51
Le comunicaron a Salomón:
—Mira, Adonías, como tenía miedo del rey Salomón, se ha agarrado a los cuernos del altar
y ha dicho: «Que hoy me jure el rey Salomón que no hará morir a espada a su siervo».
52
Salomón respondió:
—Si es un hombre de bien, no caerá a tierra ni uno de sus cabellos; pero si se encuentra
maldad en él, morirá.
53
El rey Salomón envió gente para que lo bajaran del altar. Vino Adonías, se postró ante el
rey Salomón, y éste le dijo:
—Vete a tu casa.

CONSOLIDACIÓN DE SALOMÓN EN EL TRONO


Instrucciones de David antes de morir

2 1
Cuando se acercaba el día de su muerte, David dio las siguientes instrucciones a su hijo
Salomón:
2
—Yo llego al término de todo lo perecedero. Tú, sé fuerte y pórtate como un hombre;
3
guarda las disposiciones del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, cumpliendo sus leyes y
sus mandamientos, sus normas y sus juicios, tal como están escritos en la Ley de Moisés, para
que tengas éxito en todo lo que hagas y en cualquier parte a donde te dirijas; 4y para que el
Señor cumpla la promesa que hizo acerca de mí: «Si tus hijos guardan sus caminos andando en
mi presencia con sinceridad, con todo su corazón y con toda su alma, entonces no te faltará
descendiente en el trono de Israel».
5
»Ya te enteraste de qué es lo que me hizo Joab, hijo de Seruyá, y de lo que les hizo a los
dos jefes del ejército de Israel, a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Yéter; de cómo los
asesinó derramando sangre de guerra en tiempo de paz, manchando con sangre de guerra la faja
que llevaba a la cintura y las sandalias que calzaba. 6Actúa según tu sabiduría y no permitas que
sus canas bajen en paz al sheol.
7
»En cambio, ten misericordia de los hijos de Barzilay, el galaadita: que sean tus
comensales, porque también ellos me ayudaron cuando yo huía de tu hermano Absalón. 8Junto a
ti está Semeí, hijo de Guerá, benjaminita de Bajurim, que me maldijo con la peor de las
maldiciones el día que yo iba a Majanaim; luego bajó a mi encuentro al Jordán, y le juré por el
Señor: «No te mataré a espada». 9Ahora no lo dejes impune. Tú eres inteligente y sabrás qué has
de hacerle para enviar sus canas ensangrentadas al sheol.

Muerte de David
10
David fue a descansar con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. 11El tiempo
que reinó David sobre Israel fue cuarenta años: en Hebrón reinó siete años y en Jerusalén treinta
y tres. 12Después Salomón se sentó sobre el trono de su padre David y reafirmó con fuerza su
reino.

Ejecución de Adonías
13
Adonías, hijo de Jaguit, se presentó ante Betsabé, madre de Salomón. Ella le dijo:
—¿Vienes en son de paz?
Él respondió:
—En son de paz.
14
Y añadió:
—¿Puedo decirte algo?
Ella contestó:
—Habla.
15
Él dijo:
—Tú sabes que el reinado me pertenecía, y que todo Israel se había fijado en mí para que
reinara; pero el reinado ha cambiado de destino y ha sido para mi hermano, porque el Señor lo
había reservado para él. 16Ahora yo sólo te pido una cosa, no me la niegues.
Ella dijo:
—Habla.
17
Él prosiguió:
—Pídele, por favor, al rey Salomón que me dé como esposa a Abisag, la sunamita, pues a ti
no te lo negará.
18
Contestó Betsabé:
—Está bien. Yo hablaré al rey en tu favor.
19
Betsabé se presentó al rey Salomón para hablarle en favor de Adonías. Al verla, el rey se
levantó, se inclinó ante ella y se sentó sobre su trono. Hizo poner otro trono para la madre del
rey, y ésta se sentó a su derecha. 20Ella le dijo:
—Voy a pedirte sólo algo pequeño, no me lo niegues.
Le contestó el rey:
—Pide, madre mía, que no te lo negaré.
21
Ella dijo:
—Que Abisag, la sunamita, sea dada como esposa a tu hermano Adonías.
22
Respondió el rey Salomón a su madre:
—¿Por qué pides tú a Abisag, la sunamita, para Adonías? ¡Pide ya para él el reinado, pues él
es mi hermano mayor y tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Seruyá!
23
Entonces el rey Salomón juró por el Señor diciendo:
—Que Dios me haga esto y aquello me añada, pues Adonías ha pronunciado tales palabras
contra su vida. 24Ahora, vive el Señor que me ha confirmado, me ha hecho sentar sobre el trono
de mi padre David y me ha edificado una casa como había prometido, que hoy morirá Adonías.
25
Y el rey Salomón mandó a Benaías, hijo de Yehoyadá, que lo matase; y murió.

Destierro de Abiatar
26
Luego, el rey dijo al sacerdote Abiatar:
—Vete a Anatot, a tus campos, pues eres reo de muerte. No te voy a matar hoy, porque
llevaste el arca del Señor Dios delante de mi padre David y porque colaboraste en todo lo que
mi padre emprendió.
27
Salomón privó a Abiatar del sacerdocio del Señor, cumpliendo así las palabras del Señor
pronunciadas sobre la casa de Elí en Siló.

Ejecución de Joab
28
Las noticias llegaron a Joab, que había seguido el partido de Adonías, aunque no había
seguido el de Absalón. Joab huyó a la tienda del Señor y se agarró a los cuernos del altar. 29Le
comunicaron al rey Salomón que Joab había huido a la tienda del Señor y estaba junto al altar.
Entonces Salomón envió a Benaías, hijo de Yehoyadá, diciéndole:
—Vete a matarlo.
30
Benaías entró en la tienda del Señor y dijo a Joab:
—Lo ordena el rey: sal.
Él respondió:
—No saldré. Moriré aquí mismo.
Benaías volvió con el asunto al rey refiriéndole lo que Joab había dicho y lo que le había
contestado. 31El rey le respondió:
—Haz tal como él ha dicho. Mátalo y entiérralo. Así quitarás de mí y de la casa de mi padre
el peso de la sangre inocente que derramó Joab. 32El Señor hará recaer sobre su cabeza la sangre
de dos hombres más justos y mejores que él, la de Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel,
y la de Amasá, hijo de Yéter, jefe del ejército de Judá; sangre que él derramó matándolos a
espada sin que lo supiera mi padre David. 33Que la sangre de éstos recaiga para siempre sobre la
cabeza de Joab y sobre la cabeza de sus descendientes; y que haya paz eternamente para David,
su descendencia, su casa y su trono de parte del Señor.
34
Benaías, hijo de Yehoyadá, subió y le hirió de muerte. Le enterraron en su casa en el
desierto. 35El rey puso en su lugar, al frente del ejército, a Benaías, hijo de Yehoyadá; y al
sacerdote Sadoc lo puso en lugar de Abiatar.

Ejecución de Semeí
36
El rey mandó llamar a Semeí y le dijo:
—Constrúyete una casa en Jerusalén y establécete ahí, pero no salgas a ninguna parte
37
porque el día que salgas y cruces el torrente Cedrón, ten por seguro que morirás; tu sangre
recaerá sobre tu cabeza.
38
Respondió Semeí al rey:
—Está bien: tal como ha ordenado mi señor, el rey, así hará tu siervo.
Semeí habitó mucho tiempo en Jerusalén.
39
Pero después de tres años sucedió que dos siervos de Semeí huyeron adonde estaba Aquis,
hijo de Maacá, rey de Gat, y se lo comunicaron a Semeí:
—Mira, tus siervos están en Gat.
40
Semeí se levantó, aparejó su asno y marchó a Gat, donde estaba Aquis, para buscar a sus
siervos. Semeí fue y trajo a sus siervos de Gat.
41
Cuando le comunicaron a Salomón que Semeí había ido de Jerusalén a Gat y que había
vuelto, 42el rey mandó llamar a Semeí y le dijo:
—¿No te juré por el Señor y te advertí: «El día que salgas y vayas a alguna parte, ten por
seguro que vas a morir»? ¿Y tú no me contestaste: «Está bien, he entendido»? 43¿Por qué,
entonces, no has guardado el juramento ante el Señor y el mandato que te impuse?
44
Y siguió diciendo el rey a Semeí:
—Tú sabías todo el mal que hacías a mi padre David, pues tu corazón era consciente. Ahora
el Señor hace recaer tu maldad sobre tu cabeza 45mientras que el rey Salomón es bendecido y el
trono de David permanecerá firme ante el Señor por los siglos.
46
El rey dio órdenes a Benaías, hijo de Yehoyadá, que salió, y le hirió de muerte. Y la
realeza quedó reafirmada en manos de Salomón.
REINADO DE SALOMÓN

LA SABIDURÍA DE SALOMÓN, DON DE DIOS


Matrimonio con la hija del faraón

3
1
Salomón emparentó con Faraón, rey de Egipto. Tomó a la hija de Faraón y la condujo a la
ciudad de David hasta que terminó de construir su palacio, el Templo del Señor y la muralla en
torno a Jerusalén.

Petición de Salomón a Dios


2
El pueblo todavía ofrecía sacrificios en los lugares altos porque no estaba construido el
Templo al nombre del Señor. 3Salomón amaba al Señor y caminaba en los preceptos de su padre
David, pero aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 4El rey fue a
Gabaón a ofrecer allí sacrificios porque era el lugar alto más importante. Salomón ofreció mil
holocaustos sobre aquel altar.
5
En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en sueños durante la noche. Y Dios le dijo:
—Pide qué quieres que te dé.
6
Salomón respondió:
—Tú obraste con gran misericordia hacia tu siervo, mi padre David, y él caminó en tu
presencia con fidelidad, justicia y rectitud de corazón. Mantuviste con él gran misericordia y le
concediste un hijo que se sentara sobre su trono tal como sucede hoy. 7Ahora, Señor, Dios mío,
Tú has hecho reinar a tu siervo en lugar de mi padre David. Yo soy un niño pequeño que no sé
conducirme; 8tu siervo está en medio del pueblo que Tú te elegiste, un pueblo numeroso que no
puede ser contado ni censado debido a su multitud. 9Concede a tu siervo un corazón dócil para
juzgar a tu pueblo y para saber discernir entre el bien y el mal. Pues, ¿quién podrá juzgar a tu
pueblo siendo éste tan grande?
10
Fue grato a los ojos del Señor que Salomón hubiera pedido tal cosa. 11Y Dios le respondió:
—Porque has hecho esta petición y no has pedido para ti ni muchos años, ni riquezas, ni la
vida de tus enemigos, sino que pediste para ti discernimiento para escuchar juicios, 12mira que
yo he obrado según tus palabras: te he dado un corazón sabio e inteligente; hasta el punto que
no ha habido antes otro como tú, ni existirá después. 13Además te he concedido lo que no has
pedido para ti: riquezas y gloria tales, que ningún rey te igualará en todos tus años. 14Y si sigues
mis caminos guardando mis leyes y mis mandamientos como los siguió tu padre David, yo
prolongaré tus años.
15
Se despertó Salomón y resultó que había sido un sueño. Entró en Jerusalén y se detuvo
ante el arca de la alianza del Señor; ofreció holocaustos, sacrificó víctimas pacíficas y dio un
banquete a todos sus servidores.

Juicio de Salomón
16 17
Entonces llegaron hasta el rey dos prostitutas y se presentaron ante él. Una de ellas le
dijo:
—Perdón, mi señor, esta mujer y yo vivíamos en la misma casa y, estando con ella allí, yo
di a luz. 18Al tercer día de haber dado yo a luz, también ella dio a luz. Vivíamos juntas sin que
hubiera ningún extraño con nosotras en casa; sólo estábamos en casa nosotras dos. 19Una noche
murió el hijo de esta mujer porque ella se recostó sobre él. 20Entonces se levantó durante la
noche, se llevó de mi lado a mi hijo mientras tu sierva dormía y lo acostó en su regazo; y a su
hijo muerto lo acostó en el mío. 21Cuando me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo,
estaba muerto; pero me fijé bien en él a la luz de la mañana y resultó que no era el hijo que yo
había dado a luz.
22
Respondió la otra mujer:
—No, mi hijo es el que está vivo, y el tuyo es el muerto.
Pero la primera decía:
—No, tu hijo es el muerto, y el mío, el que está vivo.
Así discutían delante del rey.
23
Entonces dijo el rey:
—La una dice: «Mi hijo es éste, el que está vivo; el tuyo es el muerto». La otra dice: «No, tu
hijo es el muerto; el mío, el que está vivo».
24
Y el rey añadió:
—Traedme una espada.
Enseguida presentaron la espada al rey, 25y el rey ordenó:
—Partid en dos al niño vivo. Dad una mitad a ésta, y otra mitad a la otra.
26
La mujer de la que era el hijo vivo, al conmovérsele las entrañas por su hijo, suplicó al rey:
—Por favor, mi señor, dadle a ella el niño que está vivo. No lo matéis.
Pero la otra decía:
—Que no sea ni para mí ni para ti. Que lo partan.
27
Entonces habló el rey y dijo:
—Dadle a la primera mujer el niño que está vivo, y no lo matéis. Ella es su madre.
28
Todo Israel se enteró de la sentencia que había dictado el rey, y sintieron temor ante él
porque veían que la sabiduría de Dios estaba con él para administrar justicia.

La corte y administración de Salomón

4 1
El rey Salomón reinaba sobre todo Israel. 2Éstos eran sus ministros: Azarías, hijo de Sadoc,
era sacerdote; 3Elijóref y Ajías, hijos de Sisá, eran secretarios; Josafat, hijo de Ajilud, era
canciller; 4Benaías, hijo de Yehoyadá, estaba al frente del ejército; Sadoc y Abiatar, eran
sacerdotes; 5Azarías, hijo de Natán, estaba al frente de los gobernadores; Zabud, hijo de Natán,
era sacerdote privado del rey; 6Ajisar, era mayordomo, y Adoniram, hijo de Abdá, estaba al
frente de la recaudación.
7
Salomón tenía para todo Israel doce gobernadores que proveían al rey y a su palacio; a cada
uno le tocaba proveer un mes al año. 8Éstos eran sus nombres: Ben-Jur, en la montaña de
Efraím; 9Ben-Déquer, en Macás, Saalbim, Bet-Semes, Elón y Bet-Janán; 10Ben-Jésed, en
Arubot, a quien le corresponde Socó y toda la región de Jéfer; 11Ben-Abinadab, en toda la zona
de Dor; su esposa era Tafat, hija de Salomón; 12Baaná, hijo de Ajilud, en Tanac, Meguido y todo
Bet-Seán que está junto a Saretón, debajo de Yizreel, desde Bet-Seán hasta Abel-Mejolá y hasta
más allá de Yocmeam; 13Ben-Guéber, en Ramot-Galaad, al que pertenecían las aldeas de Yaír,
hijo de Manasés, que están en Galaad; y también el monte de Argob que está en Basán, sesenta
ciudades grandes amuralladas y con cerrojos de bronce. 14Ajinadab, hijo de Idó, en Majanaim;
15
Ajimaas —que también se había casado con una hija de Salomón, Basemat—, en Neftalí;
16
Baaná, hijo de Jusay, en Aser y Bealot; 17Josafat, hijo de Parúaj, en Isacar; 18Semeí, hijo de
Elá, en Benjamín; 19Guéber, hijo de Urí, en las regiones de Galaad, en la de Sijón, rey de los
amorreos, y en la de Og, rey de Basán. Había un único gobernador de la región.
20
Judá e Israel eran tan numerosos como las arenas de la orilla del mar. Comían, bebían y
eran felices.

Paz y prosperidad del reino


5 1
Salomón gobernaba en todos los reinos comprendidos desde el Río hasta el país de los
filisteos y la frontera de Egipto. Éstos le pagaron tributo y fueron vasallos de Salomón mientras
vivió. 2El aprovisionamiento diario de Salomón incluía treinta cargas de flor de harina, sesenta
cargas de harina corriente, 3diez bueyes cebados, veinte toros de pasto y cien ovejas; aparte de
gacelas, gansos y aves de corral. 4Él, en efecto, dominaba en todo el otro lado del Río, desde
Tifsaj hasta Gaza, y sobre todos los reyes del otro lado del Río. Gozó de paz con todos los
territorios de alrededor. 5Judá e Israel vivieron tranquilos, cada hombre bajo su parra y su
higuera, desde Dan hasta Berseba, durante todos los días de Salomón. 6Salomón poseía cuatro
mil caballos de tiro y doce mil de montar. 7Cada uno de los gobernadores, el mes que le tocaba,
proveía al rey Salomón y a cuantos se acercaban a su mesa sin que permitiesen que faltara nada.
8
Cada uno, según su turno, traía cebada y paja para los caballos y corceles al lugar en el que el
rey se encontraba.

Sabiduría de Salomón
9
Dios también concedió a Salomón una sabiduría y una inteligencia muy notables y un
corazón tan grande como la arena de las orillas del mar. 10La sabiduría de Salomón sobrepasaba
la sabiduría de todos los hijos de oriente y toda la sabiduría de Egipto. 11Fue el más sabio de
todos los hombres, más que Etán, el ezrajita, y más que Hemán, Calcol y Dardá, hijos de Majol.
Su fama se extendió por todas las naciones de alrededor. 12Pronunció tres mil proverbios, y sus
canciones fueron cinco mil. 13Habló acerca de las plantas, desde el cedro que está en el Líbano,
hasta el hisopo que brota en las paredes. Disertó sobre animales de carga, aves, reptiles y peces.
14
De todos los pueblos venían a escuchar la sabiduría de Salomón gentes enviadas por todos los
reyes de la tierra que habían oído hablar de su sabiduría.

CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO Y DEL PALACIO


Alianza con el rey de Tiro
15
Jiram, rey de Tiro, envió a sus siervos a Salomón porque se enteró de que le habían ungido
rey en lugar de su padre, y Jiram había sido desde siempre amigo de David. 16Salomón mandó
decir a Jiram:
17
—Tú conociste a mi padre David, y sabes que él no pudo construir un Templo en honor
del nombre del Señor, su Dios, a causa de las guerras que le envolvieron hasta que el Señor
puso a sus enemigos bajo las plantas de sus pies. 18Ahora, el Señor, mi Dios, me ha concedido
tranquilidad por todas partes; no tengo adversarios ni guerras. 19Por tanto, he decidido construir
un Templo en honor del nombre del Señor, mi Dios, tal como el Señor habló a mi padre David
diciendo: «Tu hijo, al que estableceré sobre tu trono después de ti, edificará el Templo en honor
de mi nombre». 20Ahora, pues, ordena que corten cedros del Líbano para mí. Mis siervos
acompañarán a los tuyos, y yo te pagaré el jornal de tus siervos tal como lo establezcas, porque
tú sabes que no hay entre nosotros quien entienda de cortar árboles como los sidonios.
21
Cuando Jiram oyó las palabras de Salomón, se alegró mucho y exclamó:
—Bendito sea hoy el Señor, pues ha concedido a David un hijo sabio para ese pueblo
numeroso.
22
Y Jiram mandó decir a Salomón:
—He escuchado el mensaje que me enviaste. Cumpliré todos tus deseos sobre las maderas
de cedro y de abeto. 23Mis siervos las bajarán desde el Líbano hasta el mar. Yo las transportaré
en balsas por mar hasta el lugar que me indiques. Las descargaré allí y tú te las llevarás. Por tu
parte, cumplirás mi deseo suministrándome alimentos para mi casa.
24
Jiram proporcionaba a Salomón toda la madera de cedro y de abeto que éste quería. 25Y
Salomón le entregaba a Jiram veinte mil cargas de trigo para el alimento de su casa y veinte
cargas de aceite de oliva prensada. Todo esto entregaba Salomón a Jiram año tras año. 26El
Señor otorgó sabiduría a Salomón, tal como le había prometido. Hubo paz entre Jiram y
Salomón, y ambos sellaron una alianza.
Preparativos para la construcción del Templo
27
El rey Salomón reclutó gente de todo Israel, y el reclutamiento llegó a treinta mil hombres.
28
Enviaba alternativamente al Líbano diez mil al mes: un mes estaban en el Líbano y dos meses
en sus casas. Al frente del reclutamiento estaba Adoniram. 29Salomón tenía además setenta mil
hombres para el transporte y ochenta mil canteros en la montaña, 30sin contar a los encargados
por él para estar al frente del trabajo: tres mil trescientos que dirigían a la gente que realizaba la
obra. 31El rey ordenó que se extrajeran piedras grandes, piedras costosas para cimentar el
Templo con piedras sillares. 32Luego las labraban los canteros de Salomón, los de Jiram y los
guiblitas, y preparaban las maderas y las piedras para edificar el Templo.

Inicio y descripción de la construcción

6 1
El año cuatrocientos ochenta de la salida de los israelitas del país de Egipto, el cuarto año
del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv, es decir, el segundo mes, se comenzó a
construir el Templo del Señor. 2El Templo que el rey Salomón construyó al Señor tenía sesenta
codos de largo, veinte de ancho y treinta de alto. 3El vestíbulo delante del Santuario del Templo
medía veinte codos conforme al ancho del Templo, y diez codos desde el frontal del Templo.
4
Puso en el Templo ventanas con marcos y celosías. 5Edificó, adosada al mismo Templo, una
galería que rodeaba los muros del Templo, el Santuario y el Santo de los Santos; y construyó
habitaciones laterales todo alrededor. 6A lo ancho, la galería de abajo tenía cinco codos, la del
medio seis y la tercera siete, porque puso salientes por fuera alrededor del Templo para que las
vigas no entrasen en los muros del Templo.
7
La construcción del Templo se realizó con piedra tallada en la cantera, de modo que
durante la construcción no se oía ni el martillo, ni el cincel, ni ningún instrumento de hierro. 8La
entrada a la galería de abajo estaba al lado derecho del Templo; por una escalera de caracol se
subía a la galería de en medio, y de ésta a la tercera. 9Cuando terminó de edificar el Templo, lo
cubrió con artesonados y paneles de cedro. 10Construyó la galería de cinco codos de altura por
todo el Templo y la adosó al Templo con vigas de cedro.

Promesa del Señor a Salomón


11
Entonces la palabra del Señor llegó a Salomón diciendo:
12
—Éste es el Templo que tú estás construyendo, y si caminas según mis leyes, cumples mis
normas y guardas todos mis mandamientos caminando según ellos, Yo mantendré contigo mi
promesa que hice a tu padre David. 13Habitaré en medio de los israelitas y no abandonaré a mi
pueblo Israel.

El interior del Templo


14
Salomón terminó de edificar el Templo. 15Recubrió el interior de las paredes del Templo
con maderas de cedro; revistió el interior de madera, desde el suelo del Templo hasta la parte
que toca el techo. También cubrió el suelo del Templo con madera de abeto. 16En la parte
posterior del Templo recubrió veinte codos con madera de cedro, desde el suelo hasta lo alto de
las paredes; y los destinó a camarín o Santo de los Santos. 17El Templo, es decir, el Santuario de
delante, medía cuarenta codos. 18El cedro en el interior del Templo tenía bajorrelieves de frutas
y guirnaldas de flores. Era todo cedro sin que se viese la piedra.
19
Dispuso el Santo de los Santos en el interior, al fondo del Templo, para colocar allí el arca
de la alianza del Señor. 20El Santo de los Santos era de veinte codos de largo, veinte de ancho y
veinte de alto, y lo recubrió de oro puro. El altar, en cambio, lo hizo de cedro. 21Salomón
también recubrió el interior del Templo de oro puro. Colocó unas cadenas doradas delante del
Santo de los Santos y las recubrió de oro. 22Recubrió de oro todo el Templo, absolutamente
todo, y el altar para el Santo de los Santos también lo revistió de oro.
23
Puso en el Santo de los Santos dos querubines de madera de olivo de diez codos de altura.
24
Un ala del querubín medía cinco codos, y otros cinco la otra, de forma que tenía diez codos de
un extremo al otro de las alas. 25El otro querubín también medía diez codos; los dos querubines
tenían la misma medida y la misma forma. 26La altura de un querubín era de diez codos, y lo
mismo la del otro. 27Situó los querubines en medio de la parte interior del Templo, y éstos
extendían sus alas de forma que el ala de un querubín tocaba una pared y el ala del otro
querubín tocaba la pared de enfrente. Sus otras dos alas se tocaban, ala con ala, en el centro del
Templo. 28También revistió de oro los querubines. 29Labró todas las paredes alrededor del
Templo con bajorrelieves de querubines, palmas y guirnaldas de flores por dentro y por fuera.
30
También recubrió con oro el suelo del Templo, tanto el interior como el exterior.
31
Para la entrada del Santo de los Santos hizo puertas de madera de olivo con jambas de
cinco molduras. 32Las dos hojas de la puerta eran de madera de olivo y sobre ellas labró
bajorrelieves de querubines, palmas y guirnaldas de flores que revistió de oro aplicándolo sobre
los querubines y las palmas. 33De igual modo, hizo para la entrada al Santuario jambas de
madera de olivo con cuatro molduras 34y dos puertas de madera de abeto; los dos batientes de
cada una de las puertas eran giratorios. 35Labró relieves de querubines, palmas y guirnaldas de
flores, y los recubrió de oro.
36
También construyó el atrio interior con tres hileras de piedras sillares y una de vigas de
cedro.

Fecha de terminación del Templo


37
El año cuarto, en el mes de Ziv, se pusieron los cimientos del Templo del Señor; 38y el año
undécimo del mes de Bul, que es el octavo mes, se terminó el Templo en todos los detalles
según su proyecto. Lo construyó en siete años.

Construcción del palacio real

7 1
Salomón empleó trece años en construir su palacio, hasta que éste quedó totalmente
acabado. 2Construyó el edificio llamado Bosque del Líbano, de cien codos de largo, cincuenta
de ancho y treinta de alto, sobre cuatro hileras de columnas de cedro, y vigas de cedro sobre las
columnas. 3Una techumbre de cedro descansaba sobre el armazón que se había colocado encima
de las cuarenta y cinco columnas, quince en cada hilera. 4Y había tres filas de ventanas con
celosías, unas frente a otras en grupos de tres. 5Todas las puertas y ventanas tenían marco
rectangular, y quedaban ventana frente a ventana en grupos de tres. 6Levantó también un pórtico
con columnas de cincuenta codos de largo y treinta de ancho; y delante de éste, otro pórtico con
columnas y un tejadillo por delante. 7También levantó el pórtico del trono donde administraba
justicia, el llamado Pórtico de la Justicia, con un techo de cedro cubriendo todo el pavimento.
8
La residencia en la que él habitaba, en otro atrio dentro del pórtico, tenía la misma estructura.
Construyó también otra residencia con un pórtico semejante para la hija de Faraón, a la que
Salomón había tomado como esposa.
9
Todo esto, desde los cimientos hasta las cornisas, y desde los muros exteriores hasta el atrio
principal, estaba construido de piedras costosas, labradas a escuadra y cortadas con la sierra por
delante y por detrás. 10Los cimientos eran de piedras costosas, piedras grandes de diez y de ocho
codos. 11La parte de arriba era también de piedras costosas, labradas a escuadra, y de madera de
cedro. 12El atrio principal tenía alrededor tres hileras de piedras labradas y una de madera de
cedro, igual que el atrio interior del Templo del Señor y que el pórtico del palacio.

Las columnas del Templo


13
El rey Salomón mandó traer a Jiram desde Tiro. 14Éste era hijo de una viuda de la tribu de
Neftalí y de padre tirio. Trabajaba el bronce y dominaba la técnica, la ciencia y el arte para
realizar cualquier trabajo en bronce. Se presentó al rey Salomón y realizó todos sus encargos.
15
Hizo dos columnas de bronce, cada una de dieciocho codos de altura y doce de
circunferencia; su grosor era de cuatro dedos y estaban huecas por dentro. 16Luego fabricó dos
capiteles de bronce fundido para ponerlos sobre las columnas: un capitel tenía cinco codos de
altura, y cinco el otro. 17Tejió una especie de red con cadenillas para los capiteles que coronaban
las columnas; siete para un capitel y siete para el otro. 18Labró dos hileras de granadas alrededor
de las redecillas para adornar los capiteles que coronaban las columnas; así lo hizo en cada
capitel. 19Los capiteles que coronaban las columnas del pórtico tenían forma de lirio y medían
cuatro codos. 20Los capiteles que coronaban las dos columnas llevaban alrededor, en la parte
superior que sobresalía de la redecilla, doscientas granadas en hilera; así en uno y otro capitel.
21
Levantó las columnas delante del pórtico del Santuario: puso en pie la de la derecha, y la llamó
Yaquín; luego puso en pie la de la izquierda, y la llamó Boaz. 22En lo alto de las columnas
quedaba una especie de lirio. Así quedó acabada la obra de las columnas.

La gran pila de bronce


23
Luego fabricó un depósito de metal fundido, de diez codos de diámetro, perfectamente
redondo, y de cinco codos de alto; su circunferencia era de treinta codos. 24Por debajo del borde
lo rodeaban bajorrelieves de frutos; dos hileras de bajorrelieves fundidos al mismo tiempo que
el depósito. 25Descansaba sobre doce toros: tres miraban al norte, tres al oeste, tres al sur y tres
al este. El depósito se asentaba sobre ellos, y éstos tenían sus partes traseras hacia dentro. 26El
grosor del depósito era de un palmo, y su borde parecía el borde del cáliz de una flor de lirio.
Tenía una capacidad de dos mil medidas.

Los diez lavabos de bronce


27
Hizo también diez lavabos de bronce; cada uno de cuatro codos de largo, cuatro de ancho y
tres de alto. 28Estaban hechos de la siguiente forma. Tenían unos paneles que iban insertados
entre molduras. 29En los paneles que iban entre las molduras había leones, bueyes y querubines;
y lo mismo sobre las molduras. Por encima y debajo de los leones y bueyes, había guirnaldas de
flores, que habían sido repujadas. 30Cada lavabo tenía cuatro ruedas de bronce, con ejes también
de bronce, y cuatro pies con unos soportes fundidos debajo del aguamanil, cada uno en el lado
opuesto a las guirnaldas. 31La embocadura del lavabo era redonda, de codo y medio, y sobre la
embocadura había diversas entalladuras; los paneles de la embocadura eran cuadrados y no
redondos. 32Las cuatro ruedas estaban debajo de los paneles, y los ejes de las ruedas unidos al
lavabo; cada rueda tenía codo y medio de altura. 33Esas ruedas eran como suelen hacerse las
ruedas de un carro, con sus ejes, llantas, radios y cubos, pero todo de fundición. 34Los cuatro
soportes, en los cuatro ángulos del lavabo, habían sido fundidos al mismo tiempo que el lavabo
y formaban un cuerpo con él. 35En la parte superior del lavabo había una especie de círculo de
medio codo y, en este punto, los ejes y los paneles formaban un solo cuerpo con él. 36Sobre las
planchas, los ejes y los paneles grabó querubines, leones y palmas, según el espacio de cada
uno, y, alrededor, guirnaldas de flores. 37Así fabricó los diez lavabos, con el mismo molde, la
misma medida y la misma forma. 38Hizo también diez aguamaniles de bronce: cada uno tenía
una capacidad de cuarenta medidas y medía cuatro codos. Puso un aguamanil en cada uno de los
diez lavabos. 39Después colocó los lavabos: cinco a la derecha del Templo y cinco a la
izquierda. El depósito de bronce lo colocó al lado derecho del Templo, mirando al sur.

Riqueza y esplendor del Templo


40
Jiram fabricó también los calderos, los badiles y los aspersorios y concluyó todo el trabajo
para el rey Salomón en el Templo del Señor: 41las dos columnas, las esferas de los capiteles que
coronaban las dos columnas y las dos redecillas para adornar las dos esferas que coronaban las
columnas; 42las cuatrocientas granadas para las dos redecillas, las dos series de granadas en cada
redecilla para adornar las esferas de los capiteles que coronaban las columnas; 43los diez lavabos
y los diez aguamaniles sobre los lavabos; 44el depósito y los doce bueyes debajo de él; 45los
calderos, los badiles y los aspersorios.
Todos los utensilios que hizo Jiram para el rey Salomón en el Templo del Señor eran de
bronce bruñido. 46El rey los mandó fundir en moldes de arcilla en la cuenca del Jordán, entre
Sucot y Saretón. 47Salomón hizo fundir tal cantidad de utensilios que no podía calcularse el peso
del bronce.
48
Salomón hizo también todos los objetos que había en el Templo del Señor: el altar de oro,
la mesa de oro sobre la que se ponían los panes de la proposición; 49los candelabros de oro puro
colocados delante del Santo de los Santos, cinco a la derecha y cinco a la izquierda, con flores,
lámparas y tenacillas de oro; 50las copas, los cuchillos, los aspersorios, los incensarios y los
ceniceros de oro puro; los goznes de las puertas de la cámara interior del Santo de los Santos y
de las puertas del edificio del Templo, también de oro.
51
Quedó completada la obra que realizó el rey Salomón para el Templo del Señor. Después
Salomón llevó los objetos consagrados por su padre David, la plata, el oro y los utensilios, y los
depositó en el tesoro del Templo del Señor.

TRASLADO DEL ARCA Y DEDICACIÓN DEL TEMPLO


Traslado del Arca de la Alianza

8 1
Entonces Salomón congregó en Jerusalén ante él a todos los ancianos de Israel, a todos los
jefes de las tribus y a los cabezas de familia de los israelitas, para trasladar el arca de la alianza
del Señor desde la ciudad de David, esto es, desde Sión. 2Todos los israelitas se reunieron en
torno al rey Salomón en el mes de Etanim, es decir, el mes séptimo, con motivo de la fiesta.
3
Llegaron todos los ancianos de Israel. Los sacerdotes cargaron con el arca 4y subieron el arca
del Señor, junto con la Tienda de la Reunión y todos los objetos sagrados que había en la
Tienda. Los subieron los sacerdotes y los levitas. 5El rey Salomón y toda la comunidad de Israel
que se le había unido sacrificaron con él, ante el arca, un número incalculable de ovejas y de
bueyes. 6A continuación los sacerdotes introdujeron el arca de la alianza del Señor en su lugar
reservado, el camarín del Templo, el Santo de los Santos, debajo de las alas de los querubines.
7
De esta forma, los querubines con las alas extendidas sobre el lugar del arca protegían desde
arriba el arca y sus varales. 8Como los varales eran muy largos, sus extremos se veían desde el
Santo delante del camarín, pero no se veían desde fuera. Allí están hasta el día de hoy. 9Dentro
del arca no había nada más que las dos tablas de piedra que había puesto allí Moisés en el
Horeb, cuando el Señor pactó la alianza con los israelitas al salir éstos del país de Egipto.
10
Y cuando los sacerdotes salían del Santuario, la nube llenó el Templo del Señor. 11Y los
sacerdotes no pudieron permanecer allí ni realizar su sacrificio a causa de la nube, porque la
gloria del Señor había llenado el Templo del Señor. 12Entonces exclamó Salomón:
—El Señor ha dicho que habita en la nube oscura.
13
Y yo he construido un Templo, morada para ti,
un lugar para que habites siempre.

Oración en la Dedicación del Templo


14
Luego el rey volvió su rostro y bendijo a toda la asamblea de Israel, mientras toda la
asamblea de Israel permanecía en pie. 15Y dijo:
—Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que habló por su boca a mi padre David y cumplió
con su mano lo que dijo: 16«Desde el día que saqué a mi pueblo Israel de Egipto, no he escogido
de entre todas las tribus de Israel ninguna ciudad para edificar en ella un Templo donde
estuviese mi nombre. Elegí a David para ponerlo al frente de mi pueblo Israel». 17Mi padre
David se propuso edificar un Templo en honor del nombre del Señor, Dios de Israel; 18pero el
Señor le dijo a mi padre David: «Has proyectado edificar un Templo en honor de mi nombre, y
has hecho bien en tener ese proyecto; 19pero tú no edificarás el Templo, sino que será tu hijo,
salido de tus entrañas, el que edificará el Templo en honor de mi nombre». 20Y el Señor ha
mantenido la palabra que pronunció. Yo he sucedido a mi padre David, me he sentado en el
trono de Israel, tal como me lo prometió el Señor, y he edificado el Templo en honor del
nombre del Señor, Dios de Israel. 21Allí he dispuesto un lugar para el arca que contiene la
alianza que el Señor estableció con nuestros padres cuando los sacó del país de Egipto.
22
Luego Salomón se colocó delante del altar del Señor, a la vista de toda la asamblea de
Israel, y levantando las manos hacia el cielo 23dijo:
—Señor, Dios de Israel, no hay Dios como Tú, ni arriba en el cielo, ni abajo en la tierra: Tú
guardas la alianza y la fidelidad con tus siervos que caminan en tu presencia con todo su
corazón. 24Tú mantuviste a tu siervo David, mi padre, lo que le habías prometido; hablaste por
tu boca y cumpliste con tu mano, como se ve en el día de hoy. 25Ahora, Señor, Dios de Israel,
cumple a tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste al decirle: «No te faltará ante mí un
descendiente que se siente en el trono de Israel; pero sólo si tus hijos guardan sus sendas,
caminando en mi presencia como tú has caminado ante mí». 26Ahora, Señor, Dios de Israel, que
se confirmen tus palabras, las que Tú dijiste a tu siervo David, mi padre. 27Pero, ¿acaso puede
Dios habitar realmente en la tierra? Si el cielo y los cielos de los cielos no pueden contenerte,
¡cuánto menos este Templo que yo he edificado! 28Atiende la oración de tu siervo y su súplica,
Señor, Dios mío, escuchando el clamor y la oración que tu siervo pone hoy ante ti. 29Ten los
ojos día y noche atentos a este Templo, al lugar del que dijiste: «Allí estará mi nombre», y
escucha la oración que tu siervo te dirige en este lugar. 30Escucha el clamor que tu siervo y que
tu pueblo Israel te presenten en este lugar. Tú lo escucharás en el lugar de tu morada, en el cielo;
lo escucharás y les perdonarás.
31
»Cuando alguno peque contra su prójimo y pese sobre él un juramento imprecatorio, si el
juramento es presentado ante tu altar en este Templo, 32Tú escucharás en el cielo: actuarás y
harás justicia a tus siervos condenando al malvado, haciendo recaer su palabra sobre su cabeza,
y declarando justo al justo retribuyéndole según su justicia.
33
»Cuando tu pueblo Israel caiga ante sus enemigos por haber pecado contra ti, si se vuelve
hacia ti, confiesa tu nombre, te suplica y eleva su clamor en este Templo, 34Tú escucharás en el
cielo: perdonarás el pecado de tu pueblo Israel y lo harás volver a la tierra que diste a sus
padres.
35
»Cuando se cierre el cielo y no haya lluvia porque hubiesen pecado contra ti, si rezan en
este lugar y confiesan tu nombre, y se convierten de sus pecados al ser castigados, 36Tú
escucharás en el cielo: perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, les mostrarás el
buen camino por el que han de ir, y concederás la lluvia sobre la tierra que diste en herencia a tu
pueblo.
37
»Cuando en el país haya hambre, peste, tizón, añublo, langosta o pulgón; cuando le cerque
su enemigo en alguna de las ciudades; cuando haya cualquier plaga o enfermedad, 38toda
oración y toda súplica que haga cualquiera perteneciente a tu pueblo Israel, al reconocer la plaga
de su corazón y extender sus manos hacia este Templo, 39Tú escucharás en el cielo, lugar de tu
morada: perdonarás y actuarás; retribuirás a cada uno según su conducta, pues conoces su
corazón, ya que sólo Tú conoces el corazón de todos los hombres. 40Así te temerán todos
mientras vivan sobre la tierra que diste a nuestros padres.
41
»Incluso el extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, cuando venga de un país lejano
por causa de tu nombre 42—pues se oirá hablar de tu gran nombre, de tu mano poderosa y de tu
brazo extendido—, cuando venga y rece en este Templo, 43Tú escucharás en el cielo, lugar de tu
morada, y obrarás según todo aquello por lo que clame a ti el extranjero, para que todos los
pueblos de la tierra reconozcan tu nombre, te teman lo mismo que tu pueblo Israel, y sepan que
tu nombre es invocado en este Templo que yo te he edificado.
44
»Cuando tu pueblo salga a la guerra contra sus enemigos por el camino que Tú lo envíes,
si te imploran vueltos hacia la ciudad que has elegido y al Templo que he edificado en honor de
tu nombre, 45Tú escucharás en el cielo su súplica y su clamor, y les harás justicia.
46
»Cuando pequen contra ti —pues no hay hombre que no peque—, y te irrites contra ellos y
les entregues en manos del enemigo que los lleve cautivos a su país, lejos o cerca, 47si estando
en la tierra a la que han sido conducidos, recapacitan en su corazón y se convierten, y claman a
ti en su cautividad diciendo: «Hemos pecado, hemos obrado mal, somos culpables»; 48si se
convierten a ti con todo su corazón y toda su alma en el país de sus enemigos al que fueron
conducidos, y te suplican vueltos hacia la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que te has
elegido y al Templo que yo he edificado en honor de tu nombre, 49Tú escucharás su súplica y su
clamor en el cielo, lugar de tu morada, y les harás justicia: 50perdonarás a tu pueblo lo que pecó
contra ti, y todas las rebeldías con las que se rebelaron contra ti, y les concederás misericordia
por parte de quienes los llevaron cautivos, que se apiadarán de ellos. 51Porque son tu pueblo y tu
heredad, a los que Tú sacaste de Egipto, de en medio de un horno de hierro. 52Tus ojos estarán
atentos al clamor de tu siervo y al clamor de tu pueblo Israel; les escucharás en todo lo que te
pidan. 53Tú los separaste para ti como heredad de entre todos los pueblos de la tierra, tal y como
hablaste por medio de Moisés, tu siervo, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, Señor,
Dios mío.

Bendición sobre el pueblo


54
Cuando Salomón terminó de elevar al Señor todas estas oraciones y súplicas, se levantó de
delante del altar del Señor, donde había estado de rodillas con las manos extendidas hacia el
cielo. 55Puesto de pie, bendijo a toda la asamblea de Israel con fuerte voz diciendo:
56
—Bendito sea el Señor que ha concedido tranquilidad a su pueblo Israel tal como había
prometido; no ha fallado ni una sola de cuantas cosas buenas prometió por medio de su siervo
Moisés. 57Que el Señor, Dios nuestro, esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; que
no nos abandone ni se aleje de nosotros. 58Que atraiga hacia Él nuestros corazones para que
caminemos en todas sus sendas y guardemos sus mandamientos, leyes y normas que dio a
nuestros padres. 59Que estas palabras mías con las que he clamado al Señor lleguen, de día y de
noche, al Señor, Dios nuestro, para que haga justicia a su siervo y a su pueblo Israel en todo
tiempo, 60de forma que todos los pueblos de la tierra conozcan que el Señor es Dios y no hay
otro. 61Que vuestro corazón sea íntegro para el Señor, Dios nuestro, que caminéis según sus
preceptos y que guardéis sus mandatos como el día de hoy.

Dedicación del Templo


62
El rey, y todo Israel con él, ofrecía sacrificios ante el Señor. 63Salomón ofreció sacrificios
pacíficos inmolándolos al Señor: veintidós mil de ganado mayor y ciento veinte mil de ganado
menor. Y el rey y todos los israelitas dedicaron el Templo al Señor. 64Aquel día el rey consagró
el centro del atrio que está delante del Templo del Señor, pues allí hizo el holocausto, la
oblación y la ofrenda de las grasas de los sacrificios pacíficos, ya que el altar de bronce que
había delante del Señor era demasiado pequeño para contener el holocausto, la oblación y la
ofrenda de las grasas de los sacrificios pacíficos. 65En aquella ocasión, Salomón y con él todo
Israel, una enorme asamblea reunida desde la frontera de Jamat y desde el río de Egipto,
celebraron fiesta ante el Señor, Dios nuestro, durante siete días. 66Al octavo día despidió al
pueblo; ellos bendijeron al rey y, alegres, marcharon a sus tiendas con el corazón lleno de gozo
por todos los bienes que el Señor había concedido a su siervo David y a su pueblo Israel.

Nueva promesa de Dios a Salomón

9 1
Cuando Salomón terminó de edificar el Templo del Señor, el palacio real y todos los
proyectos que Salomón se había propuesto realizar, 2el Señor se apareció a Salomón por
segunda vez como se le había aparecido en Gabaón. 3Le dijo el Señor:
—He escuchado tu oración y la súplica que has elevado ante mí. He santificado este Templo
que tú has construido para que permanezca mi nombre en él eternamente, y mis ojos y mi
corazón estarán siempre ahí. 4Si tú caminas en mi presencia como caminó tu padre David, con
sencillez de corazón y rectitud, cumpliendo todo lo que te he mandado y guardando mis leyes y
mis normas, 5Yo consolidaré para siempre el trono de tu realeza sobre Israel, tal como prometí a
tu padre David: «No te faltará un descendiente sobre el trono de Israel». 6Pero si vosotros y
vuestros hijos me abandonáis y no guardáis mis mandamientos y mis leyes tal como os he
propuesto, sino que seguís a otros dioses, les dais culto y los adoráis, 7Yo suprimiré a Israel de
la tierra que les he dado, apartaré de mi vista la casa que he consagrado a mi nombre e Israel
servirá de proverbio y de fábula entre todos los pueblos, 8y este Templo se convertirá en ruinas.
Todos los que pasen ante él quedarán estupefactos, silbarán y preguntarán: «¿Por qué ha obrado
así el Señor con este país y este Templo?». 9Y les responderán: «Porque abandonaron al Señor,
su Dios, que había sacado a sus padres del país de Egipto y siguieron a otros dioses, les
adoraron y les dieron culto; por eso el Señor ha traído sobre ellos toda esta desgracia».

FAMA INTERNACIONAL Y ACTIVIDAD COMERCIAL DE SALOMÓN


Pago de Salomón a Jiram
10
Pasados veinte años, después de que Salomón construyera los dos edificios, el Templo del
Señor y el palacio real, 11y de que Jiram, rey de Tiro, hubiera proporcionado a Salomón madera
de cedro y de abeto y todo el oro que necesitó, el rey Salomón entregó a Jiram veinte ciudades
en la región de Galilea. 12Jiram salió de Tiro para ver las ciudades que le había dado Salomón
pero no le gustaron. 13Entonces dijo:
—¿Qué ciudades son éstas que me has dado, hermano mío?
Y las llamó País de Cabul, hasta el día de hoy.
14
Jiram había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.

Salomón constructor y comerciante


15
Éste fue el motivo del reclutamiento que hizo el rey Salomón: edificar el Templo del
Señor, su propio palacio, el Miló y la muralla de Jerusalén, Jasor, Meguido y Guézer. 16Faraón,
rey de Egipto, había subido y ocupado Guézer, y la había incendiado matando a los cananeos
que habitaban en ella. Después la había dado como dote a su hija, esposa de Salomón.
17
Salomón reconstruyó Guézer, Bet-Jorón de Abajo, 18Baalat y Tamar en la región del desierto,
19
así como todas las ciudades granero que él poseía, las ciudades de los carros y de la caballería,
y cuanto Salomón dispuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio de su
dominio. 20A toda la población que había quedado de los amorreos, hititas, perezeos, jeveos y
jebuseos, que no era israelita, 21a sus descendientes que quedaron en el país después de ellos y
que los israelitas no pudieron exterminar, Salomón los empleó en trabajos forzados hasta el día
de hoy. 22Sin embargo, de entre los israelitas Salomón no sometió a nadie a servidumbre, pues
eran guerreros, servidores suyos, sus jefes y oficiales encargados de sus carros y de sus
caballerías. 23Los jefes de los capataces que estaban al frente de las obras de Salomón eran
quinientos cincuenta; éstos vigilaban a la gente que trabajaba en las obras.
24
Cuando la hija de Faraón se trasladó a la ciudad de David, al palacio que Salomón le había
construido, entonces construyó el Miló.
25
Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios pacíficos tres veces al año en el altar que había
construido para el Señor, y quemaba perfumes delante del Señor; así completó el Templo.
26
Además el rey Salomón construyó una flota en Esión-Guéber, situada junto a Elat, en la
costa del Mar Rojo, en el país de Edom. 27Y Jiram envió a sus siervos en la flota, marineros
expertos en el mar, con los siervos de Salomón. 28Cuando llegaron a Ofir, recogieron
cuatrocientos veinte talentos de oro y se los llevaron al rey Salomón.

Visita de la reina de Sabá


10 1
La reina de Sabá, al enterarse de la fama que Salomón tenía en nombre del Señor, vino
para ponerlo a prueba con enigmas. 2Entró en Jerusalén con un espléndido séquito: camellos
cargados de aromas, de gran cantidad de oro y de piedras preciosas. Se presentó a Salomón y le
expuso todo lo que tenía pensado. 3Salomón respondió a todas sus preguntas; no hubo ninguna
cuestión desconocida para el rey, ninguna que éste no resolviese. 4Cuando la reina de Sabá vio
toda la sabiduría de Salomón, el edificio que había construido, 5los manjares de su mesa, las
habitaciones de sus siervos, el porte de sus criados y sus indumentarias, así como sus bodegas y
los holocaustos que ofrecía en el Templo, se quedó sin aliento 6y dijo al rey:
—Es verdad lo que he oído en mi tierra sobre ti y sobre tu sabiduría. 7No he dado crédito a
esas noticias hasta que he venido y lo he visto con mis ojos, aunque ciertamente no estaba
informada ni de la mitad. Sobrepasas en sabiduría y riquezas las noticias que había escuchado.
8
Dichosas tus mujeres y dichosos tus siervos, que están siempre junto a ti y escuchan tu
sabiduría. 9Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en ti sentándote en el trono de
Israel, en virtud del amor del Señor hacia Israel para siempre, y te ha constituido rey para
ejercer el derecho y la justicia.
10
Ella regaló al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de aromas y piedras
preciosas. Nunca llegó tal cantidad de aromas como la que la reina de Sabá regaló al rey
Salomón.
11
También la flota de Jiram, que transportaba el oro de Ofir, trajo de Ofir gran cantidad de
madera de sándalo y piedras preciosas. 12Con la madera de sándalo, el rey hizo las gradas del
Templo del Señor y del palacio real, así como cítaras y arpas para los cantores. Nunca más llegó
madera de sándalo, ni se vio hasta el día de hoy.
13
El rey Salomón regaló a la reina de Sabá todo lo que ella quiso y pidió al rey, además de lo
que él le dio como regalo real personal. Después ella emprendió el regreso y volvió a su país
acompañada de sus siervos.

Riqueza y esplendor de Salomón


14
El peso del oro que cada año llegaba al rey Salomón era de seiscientos sesenta y seis
talentos de oro, 15sin contar el que procedía de los tributos de los recaudadores y del comercio
de los mercaderes así como de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país.
16
El rey Salomón fabricó doscientos grandes escudos de oro puro empleando seiscientos
siclos de oro en cada escudo, 17y también trescientos escudos normales de oro puro, para los que
empleó treinta minas de oro en cada escudo. El rey los colocó en la casa llamada Bosque del
Líbano.
18
También fabricó el rey un gran trono de marfil y lo recubrió de oro finísimo. 19El trono
tenía seis gradas y el respaldo era curvo en la parte superior; tenía brazos a un lado y a otro del
asiento, y había dos leones erguidos junto a los brazos. 20Doce leones estaban de pie sobre las
gradas, seis a cada lado. Nunca se había hecho algo igual en ningún reino.
21
Todos los vasos en los que bebía el rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la casa
Bosque de Líbano también era de oro puro. No había plata, pues no era apreciada en los tiempos
de Salomón. 22El rey tenía en el mar la flota de Tarsis con la flota de Jiram. Una vez cada tres
años llegaba la flota de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
23
El rey Salomón sobrepasó a todos los reyes de la tierra en riquezas y sabiduría. 24Todo el
mundo trataba de ver al rey Salomón para oír la sabiduría que Dios había infundido en su
corazón. 25Cada cual le traía un regalo: objetos de plata y de oro, ropas, armas, perfumes,
caballos y mulas; esto todos los años.
26
Salomón se hizo con carros y caballería. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil
caballos, instalados en las ciudades de los carros y en Jerusalén junto a él. 27El rey consiguió que
la plata en Jerusalén fuera tan abundante como las piedras, y los cedros como los sicómoros en
la Sefelá. 28Los caballos de Salomón procedían de Egipto y de Quevé. Los mercaderes del rey
los compraban en Quevé a precio concertado: 29una cuadriga importada de Egipto costaba
seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. De esta forma, se importaban también
para todos los reyes hititas y para los de Siria por mediación de los mercaderes del rey.
DEBILIDAD DEL REINADO DE SALOMÓN
Pecados del rey

11 1
El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras: además de la hija de Faraón, a mujeres
moabitas, amonitas, idumeas, sidonias e hititas, 2procedentes de los pueblos sobre los que el
Señor había dicho a los israelitas: «No os unáis con ellas, y que ellas no se unan con vosotros
porque inclinarán vuestro corazón tras sus dioses». Pero Salomón se inclinó a ellas por amor.
3
Tuvo setecientas esposas con rango de reinas y trescientas concubinas. Sus mujeres le
pervirtieron el corazón. 4Cuando Salomón llegó a la ancianidad, ellas inclinaron su corazón tras
dioses extraños y su corazón no fue por entero para el Señor, su Dios, como había sido el
corazón de su padre David. 5Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo
de los amonitas. 6Salomón hizo el mal a los ojos del Señor y no se entregó completamente al
Señor como su padre David. 7Entonces edificó Salomón un lugar alto a Camós, ídolo de Moab,
en la montaña que hay frente a Jerusalén, y a Milcom, ídolo de los amonitas. 8Hizo otro tanto
para sus mujeres extranjeras, que quemaban perfumes e inmolaban víctimas a sus dioses.
9
El Señor se irritó contra Salomón porque había apartado su corazón del Señor, Dios de
Israel, que se le había aparecido dos veces 10y le había ordenado precisamente esto: no ir de
ningún modo tras dioses extraños. Pero él no guardó lo que le mandó el Señor.

Anuncio de la división del reino


11
Entonces dijo el Señor a Salomón:
—Por lo que has consentido, sin guardar mi alianza ni los preceptos que te ordené, te
retiraré el reinado y se lo daré a un siervo tuyo. 12Pero, en atención a tu padre David, no lo haré
en tus días sino que lo retiraré de manos de tu hijo. 13Sin embargo, no le retiraré todo el reino;
dejaré una tribu a tu hijo en atención a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí.

Enemigos exteriores
14
El Señor suscitó un adversario a Salomón: Adad, el idumeo, que era de la estirpe real de
Edom. 15Cuando David conquistó Idumea, Joab, jefe del ejército, al subir a enterrar a los caídos,
exterminó a todos los varones de Edom 16—y Joab permaneció allí seis meses con todo Israel
hasta matar a todos los varones de Edom—. 17Pero Adad, con algunos idumeos siervos de su
padre, huyó a Egipto. Adad era entonces un muchacho. 18Partieron de Madián y llegaron a
Parán, donde reclutaron algunos hombres. Después entraron en Egipto y se presentaron ante
Faraón, rey de Egipto, que le proporcionó casa, le facilitó alimento y le adjudicó tierra. 19Adad
encontró gracia a los ojos de Faraón, que le dio por esposa a su cuñada, la hermana de la reina
Tajpenés. 20La hermana de Tajpenés le dio un hijo, Guenubat, y Tajpenés lo crió en el palacio de
Faraón; Guenubat vivió con Faraón, entre los hijos de Faraón. 21Cuando Adad se enteró en
Egipto de que David había descansado con sus padres y de que Joab, jefe del ejército, había
muerto, dijo a Faraón:
—Déjame que vaya a mi tierra.
22
Faraón le preguntó:
—¿Qué te falta conmigo, que intentas volver a tu tierra?
Respondió:
—Nada, pero, por favor, déjame ir.
23
El Señor le suscitó además otro adversario, Rezón, hijo de Eliadá, que había huido de su
señor Hadad-Ézer, rey de Sobá. 24Reunió en torno a sí a algunos hombres y se hizo jefe de una
banda. Como David los perseguía, huyeron a Damasco, se establecieron allí y dominaron
Damasco. 25Fue enemigo de Israel durante todo el tiempo de Salomón, lo mismo que aquel
malvado de Adad que odió a Israel y reinó en Siria.

Elección de Jeroboam como rey de Israel


26
Jeroboam, hijo de Nebat, efraimita de Seredá, cuya madre era viuda y se llamaba Seruá,
siendo siervo de Salomón se rebeló contra el rey. 27El motivo de rebelarse contra el rey fue el
siguiente: Salomón estaba construyendo el Miló y rellenando el desnivel de la ciudad de su
padre David. 28Jeroboam era fuerte y vigoroso. Salomón, viendo que el joven era trabajador, lo
nombró inspector de toda la prestación de la casa de José.
29
Por aquel entonces Jeroboam salió de Jerusalén y el profeta Ajías de Siló se lo encontró
por el camino. Éste vestía un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo. 30Ajías se quitó
el manto nuevo que llevaba y lo rasgó en doce trozos. 31Entonces dijo a Jeroboam:
—Toma diez trozos, pues así dice el Señor, Dios de Israel: «Voy a desgarrar el reino de la
mano de Salomón y te daré a ti diez tribus. 32Él conservará una tribu en atención a mi siervo
David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel. 33Porque ellas me
abandonaron y adoraron a Astarté, diosa de los sidonios, a Camós, dios de Moab, y a Milcom,
dios de los amonitas, y no siguieron mis caminos practicando lo que es justo a mis ojos, ni mis
leyes, ni mis normas, como su padre David. 34Pero no quitaré de sus manos todo el reino, sino
que a él lo mantendré como príncipe todos los días de su vida en atención a mi siervo David, al
que elegí, que guardó mis mandatos y preceptos. 35Quitaré el reinado de manos de su hijo y te lo
daré a ti sobre diez tribus. 36A su hijo le dejaré una tribu, para que mi siervo David tenga
siempre ante mí una lámpara en Jerusalén, la ciudad que escogí para poner allí mi nombre. 37Te
aceptaré a ti y reinarás en todo lo que desees; serás rey sobre Israel. 38Si obedeces todo lo que te
ordene, caminas en mis sendas y practicas lo que es justo a mis ojos guardando mis leyes y mis
mandamientos como lo hizo mi siervo David, Yo estaré contigo, estableceré firmemente tu casa,
como establecí la de David, y te entregaré Israel. 39De esta forma humillaré a la descendencia de
David; aunque no para siempre».
40
Salomón intentó matar a Jeroboam, pero Jeroboam se dio a la fuga y huyó a Egipto, junto a
Sisac, rey de Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Salomón.

Fin del reinado de Salomón


41
El resto de las hazañas de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el
libro de los hechos de Salomón? 42El tiempo que Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel
fue de cuarenta años. 43Después, Salomón descansó con sus padres y fue enterrado en la ciudad
de su padre David. Tras él reinó su hijo Roboam.

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