Periodismo Ciudadano VS Periodismo Profesional
Periodismo Ciudadano VS Periodismo Profesional
Periodismo Ciudadano VS Periodismo Profesional
RESUMEN
La influencia que Internet ha cobrado en la sociedad y el protagonismo que la interactividad de dicho
medio concede a sus protagonistas, ha llevado a los que ensalzan las excelencias y las virtudes de la Red
a suponer que todos aquellos que intervienen en el proceso comunicativo de este medio electrónico deben
ser considerados periodistas, por el mero hecho de convertirse en agentes activos capaces de difundir
información a un número considerable de público, y, en consecuencia, equiparar dicha actividad con la que
llevan a cabo los profesionales de la información periodística. Nace así el «Periodismo ciudadano» en clara
confrontación y alternativa al Periodismo tradicional, que parece haber perdido el monopolio de la
información. ¿Realmente es posible señalarnos a todos como periodistas?
Palabras clave: Periodismo, Profesión periodística, Periodismo ciudadano, Ciberespacio
1. Introducción
Internet parece haber cambiado los pilares sobre los que hasta ahora se ha
para que cualquier ser humano pueda ser considerado un comunicador social.1 Pero
esto no le convierte en periodista ni lo que hace en Periodismo. Los medios de
comunicación social (internet y los tradicionales prensa, radio y televisión) no pueden
ser calificados únicamente como canales de transmisión de contenidos periodísticos.
La comunicación colectiva goza de una variedad que no se circunscribe solamente al
Periodismo ni se acaba en él. Por los medios de comunicación circulan una amplia
gama de mensajes que responden a diversas clases informativas, entre las que se
encuentra el Periodismo, pero también otras que poco o nada tiene que ver con él
(verbigracia la Propaganda ideológica, la Publicidad y las Relaciones Públicas).
Asimismo los contenidos que se emiten a través de dichos medios masivos no son
exclusivamente informativos (pensemos en los programas educativos o de
entretenimiento, por ejemplo). El Periodismo posee unas maneras y cualidades que le
procuran un carácter singular y único, que no debe ser asimilado con otras formas
informativas y comunicativas ciertamente parecidas pero ni mucho menos idénticas.
Así pues, ni todo contenido mediático es periodístico ni todo aquel que sale o
comunica a través de un medio de comunicación puede ser investido
automáticamente, y por esta simple razón, como periodista.
También es necesario precisar, como ya señalara Jesús CANGA LAREQUI (2001: 41)
que no se debe caer en la equivocación de confundir medio o soporte, e incluso
especialidad informativa, con profesión. Elena REAL ya ha tenido ocasión de referirse
a ello:
“Debemos tener muy claro que “periodismo” y “periodista” son términos que
definen una profesión (o, al menos, el oficio que aún es), mientras que los
vocablos “audiovisual”, “digital” o “escrito” aluden a un soporte; por su parte,
las voces “nacional”, “sociedad”, “local”, “cultura”, etc., se refieren a una
diversidad concreta, bien temática bien espacial, dentro de la misma
información periodística. Por lo que cabe suponer que sólo hay un periodismo
y un único periodista. Estos equívocos vienen dados por tomar como referente
una idea del periodismo basado únicamente en el ejercicio, al tiempo que pecan
de una visión segregadora de la misma actividad. Con esto quiero decir, que el
periodista que trabaja en la red es el mismo que el que lo hace en la televisión,
la radio, la prensa escrita o en una agencia informativa; y que las nuevas
fórmulas, formas y medios de trabajo no modifican la esencia del periodismo.
Se puede transformar (y de hecho lo está haciendo, aunque no al ritmo que
. El último informe sobre el estado de la Sociedad de la Información en España elaborado por Telefónica,
1
correspondiente al año 2006, señala que el desarrollo de la banda ancha en nuestro país ha experimentado
un notable crecimiento. En este concepto, España es el décimo país del mundo por número de conexiones
de esta tecnología que, a finales de enero de 2007, se situaba en torno a los 7 millones, un 40% más que en
el mismo periodo de 2006. Este impulso de la banda ancha ha motivado que el número de internautas crezca
un 16%. Ya casi la mitad de los españoles mayores de 16 años (un 47,9%) declara haber usado internet
alguna vez en los últimos tres meses; un 38,4% afirma haber accedido a la Red en el último mes y casi uno
de cada cuatro ciudadanos (un 23,6%) son usuarios habituales de internet (Periodista Digital, 2007).
Aquellos que estén interesados en consultar con más detalle los datos de este estudio pueden hacerlo en
http://www.telefonica.es/sociedaddelainformacion.
2
. Esta claro que internet ha venido a aumentar con creces estas posibilidades, pero no por ello el Periodismo ha
disminuido su razón de ser en este sentido. Habrá de adaptarse, como es lógico, pero ni mucho menos
pierde su esencia y fundamento originario.
3
. María Jesús CASALS nos refiere que el interés periodístico posee un doble cariz: general o público. El primero
comprende aquellos hechos, acontecimientos y fenómenos que son importantes o trascendentes para una
amplia comunidad de personas. Por su parte, el interés público lo constituyen los hechos, acontecimientos
o fenómenos de trascendencia social, aunque con menor importancia, que forman parte de la existencia
humana, de la naturaleza de las cosas y de la preferencia de un público masivo (CASALS CARRO, 2005: 194).
4
. Factor que muchos han apuntado para justificar su desaparición o pérdida de protagonismo en el nuevo
contexto digital. Ahora –afirman quienes así piensan– que todos podemos acceder directamente a la
información ya no precisamos del periodista para enterarnos de lo que ocurre a nuestro alrededor, bien en
el espacio inmediato circundante bien a miles de kilómetros de distancia. Pero la función de periodista tiene
un mayor cometido que limitarse a servir de mera correa de transmisión.
5
. Por objetividad no nos referimos a una tendencia filosófica, social o política. Aludimos a una actitud –que ha
de convertirse en virtud– que debe estar siempre presente en la información de hechos, como acompañante
indispensable de la veracidad del periodista que se esfuerza por conocer fielmente lo ocurrido y
transmitírselo en ese modo al público.
6
. Lo que aquí hemos venido apuntando sobre las características del trabajo periodístico se reflejan –además de
en la ética y la deontología profesional, claro está– en la teoría de los géneros, que no han perdido su
importancia y vigencia. Véase para estos últimos CASALS CARRO, 2005 y MARTÍNEZ ALBERTOS, 2006.
7
. En distinción con el Periodismo, la actualidad aún presente no constituye un rasgo esencial.
8
. Para un análisis más detallado de las diferencias entre estos distintos tipos de información puede consultarse:
BENITO JAÉN, 1995; CASALS CARRO, 2005; REAL RODRÍGUEZ, 2005b y 2006.
9
. Que está lamentablemente contagiando, junto con otras formas comunicativas de dudosa legitimidad, al
verdadero Periodismo. Aunque éste es, evidentemente, otro problema. En este sentido, alguien puede
afirmar que no toda la presa rosa se conduce de igual manera, que también la hay que practica una
información respetuosa y prudente. Cierto es que la prensa del corazón tiene sus clases y grados, pero las
características que la definen se alejan de los patrones propiamente periodísticos.
10
. Por la que será reconocido como periodista en ejercicio.
11
. Estas labores pueden asimismo ser realizadas por un periodista titulado si está cualificado y lo cree oportuno
la empresa comunicativa. Pero no necesariamente, por cuanto no se trata de tareas específicamente
periodísticas. El periodista no es un tecnólogo de la información. Sólo los cámaras o reporteros gráficos
podrán ser considerados periodistas en ejercicio cuando acrediten el título oficial de licenciado en
Periodismo y, al darse de alta en el Colegio de periodistas, justifiquen debidamente esta dedicación
profesional. Para aquellos que deseen abordar con más detenimiento la cuestión sobre qué puede ser
considerado o no ejercicio periodístico –en ese doble vertiente de lo que ha de ser, por un lado, materia
exclusiva del periodista y, por otro, campo compartido con colaboradores ya intelectuales ya técnicos– les
recomendamos leer REAL RODRÍGUEZ, 2003 y 2005b.
12
. Por supuesto, en virtud de su libertad humana, el periodista puede ser mendaz y transgredir sus obligaciones
ético–deontológicas. Incurriendo entonces en una mala praxis del ejercicio periodístico y en un mal uso de
su función informativa. También se espera del médico que cure y salve vidas humanas y, sin embargo,
puede provocar la muerte de una forma consciente y voluntaria. Está en su decisión autónoma actuar de un
modo u otro, pero no cabe duda de que la primera opción es consustancial a su misión en la sociedad. La
segunda constituye una desviación inaceptable que la comunidad no puede ni debe tolerar. Lo mismo ocurre
con el periodista.
acuerdo con nuestro texto constitucional) que le han sido confiadas por el conjunto de
la sociedad, dada la dificultad que el propio colectivo social tiene de poder
desarrollarlas con el debido cuidado por sí mismo, a pesar de los avances tecnológicos.
Hay una delegación tácita por parte del público en el periodista13. Esto pone a los
periodistas ante el compromiso profesional y también ante el compromiso público o
social de cumplir adecuadamente con los requerimientos de la información
periodística, porque si no lo hacen así están dejando a los ciudadanos desamparados
en el disfrute o ejercicio del derecho a la información que les corresponde. Ser
periodista no es tanto un derecho como una responsabilidad, y su ejercicio no puede
estar sujeto a arbitrariedad o capricho alguno. “Nadie puede informar si no cumple una
función informativa; nadie puede ejercitar el derecho humano a la información si no
es para realizar la justicia informativa; nadie puede invocar el deber oficial o
profesional de informar si no es para dar perfecto cumplimiento al derecho de los
demás. La información es en sí una función pública, con independencia de que sus
agentes sean públicos o privados” (SORIA, 1991: 14)
Es, por tanto, la satisfacción del deber de informar (correlativo al derecho que
todos disfrutamos), en la especialidad que al Periodismo le corresponde, el que
identifica al periodista frente al resto de los ciudadanos sin distinción profesional, es
decir, que no se comportan al igual que él consagrando su quehacer diario a las
obligaciones y responsabilidades que la práctica periodística conlleva. Resulta
indispensable, pues, diferenciar entre el uso y disfrute de un derecho constitucional y
el derecho al ejercicio profesional de una actividad determinada. Disparidad que para
algunos resulta bastante obvia, pero no así para una nada desdeñable y aparente
mayoría que no parecen reparar en ella (o simplemente la menosprecian) y echan
mano, una y otra vez, del argumento falaz que niega al Periodismo la categoría de
profesión e impide que el periodista pueda ser alguien más que un transmisor de
mensajes (REAL RODRÍGUEZ, 2005a: 508–509).
La empresa informativa (y esto conviene recalcarlo por cuanto el periodista suele
ser un profesional por cuenta ajena) está afectada, de igual manera, por todos aquellos
deberes profesionales que soporta el periodista, lo que se traduce en la obligación,
entre otras cosas, de disponer las condiciones para que los periodistas puedan cumplir
adecuadamente su responsabilidad pública. La Ética periodística (valedora de las
prerrogativas que el Periodismo debe cumplir) también atañe a los empresarios, que
no deben dejar que se diluya y quede postergada frente al legítimo objetivo del
beneficio económico. Una información concebida sólo como mercancía pierde su
. Esta delegación tácita del derecho a la información no puede extrañarnos porque es la misma que se da en
13
otras profesiones y que resulta necesaria a medida que se va haciendo más compleja la vida social. De igual
modo, todos tenemos derecho a la educación, a la salud, a defendernos en un juicio, a procurarnos una
vivienda digna, etc., y no por ello nos ponemos a realizar cada uno por nuestra cuenta tales atribuciones.
La sociedad delega ciertos cometidos de alto valor social en unos profesionales que previamente ha
formado para que puedan ejercer su función o prestar su servicio con idoneidad y solvencia.
. El concepto Wiki –base de la gigantesca enciclopedia on line hecha por los propios internautas, Wikipedia–
14
consiste en crear páginas webs en las que los usuarios pueden escribir, corregir o editar texto. Al hilo de esta
nueva manifestación de participación ciudadana, ha surgido el proyecto Wikinoticias que pretende ser un
gran espacio (tan amplio como la gente quiera) donde cada cual vaya elaborando y colaborando en las
informaciones que le plazcan.
diario surcoreano Oh, MyNews, pionero en esta iniciativa, que sólo demanda a sus
nuevos reporteros un buen dominio del inglés e ingresar en una ficha sus datos
personales. Estos son todos los requisitos previos necesarios para comenzar a trabajar
como periodista. Incluso reciben una pequeña gratificación económica por sus
esfuerzos y desvelos en la caza de noticias. Estos peculiares colaboradores aportan un
70% del contenido del periódico. Una cifra nada desdeñable. Los periodistas
profesionales por su parte se encargan de supervisar el material que les llega de estos
espontáneos periodistas, y de la producción de aquellos temas que requieren más
dominio del oficio. La participación de la audiencia en la elaboración de contenidos
no concluye aquí. Además de publicar en el diario, los ciudadanos pueden escribir
comentarios al pie de las noticias, algo cada vez más habitual en los periódicos de
internet (MESO AYERDI, 2005: 15). A Oh, MyNews le han seguido Flickr, YouTube,
Scoopt15, NowPublic16... . Aquí en España, se han sumado a esta búsqueda de la
participación ciudadana diarios como Qué!, 20 minutos, Gennio calle, Reportero
Digital17, La Vanguardia, El Correo..., y las páginas webs de los programas
informativos de La 2 o Antena 3 TV (que ofrecen la posibilidad de su emisión en
televisión, vinculando así ambos medios). Como práctica generalizada, casi todas las
ediciones electrónicas de los grandes diarios tradicionales invitan a los usuarios a
incluir sus propias observaciones debajo de cada noticia y, además, brindan tanto la
posibilidad de enlazar con blogs hechos por periodistas o colaboradores habituales del
diario como que el usuario cree su propio blog dentro del medio. A esta nueva realidad
se la ha bautizado como Periodismo 3.018.
15
. En 15 meses ha conseguido registrar a 12.000 colaboradores en 97 países.
16
. Que se autodenomina una red informativa y participativa, que incluye imágenes e historias procedentes de
sus más de 31.000 periodistas ciudadanos en 130 países.
17
. Una creación del también periódico electrónico Periodista Digital, que pretende dar cobertura a la
información local elaborada por los propios usuarios.
18
. Este término fue acuñado por Dan GILMOR, columnista del San José Mercury News y uno de los primeros
bloggers del mundo. En España fue introducido por el periodista Juan VARELA, quien define así dicho
concepto: “Periodismo 1.0 es el que traspasa contenido tradicional de medios analógicos al ciberespacio.
Periodismo 2.0. es la creación de contenido de y para la Red. Periodismo 3.0. socializa ese contenido y a
los propios medios” (VARELA, 2005: 20). El Periodismo 3.0. se presenta como la capacidad ya no sólo de
transmitir información al usuario, sino de que éste puede transformarla y adaptarla.
profesión que merece y está llamada a ser, con todo lo que este término implica19. En
la concepción del Periodismo–profesión, el periodista ya no puede seguir cimentando
la conquista de su condición por la simple realización de la práctica profesional. El
periodista ya no es el que hace esto o lo otro, sino el que está capacitado para hacer
esto o lo otro, el que se ha preparado convenientemente para el ejercicio profesional
del Periodismo…, esté o no desempeñando cualquiera de los actos propios que lo
caracterizan20. La cuestión de la formación adquiere así un peso fundamental en el
proceso de profesionalización del Periodismo. Sólo una enseñanza de calidad fuera de
toda duda conduce a la existencia de periodistas competentes y altamente cualificados,
que hacen posible a su vez una información, una opinión y una comunicación de
indiscutible categoría. Esa educación debe estar en condiciones de responder a las
exigencias que le demandan tanto la sociedad como una información y comunicación
periodística en continuo desarrollo.
19
. Para que haya una profesión es preciso cumplir las siguientes características formales: servicio esencial para
la sociedad; vocación; actividad diferenciable de otras; actos propios definidos; exclusividad de
competencias; intrusismo perseguible; centro formativo de grado superior; titulación específica facultativa
para el ejercicio; colegiación obligatoria; control del acceso a la profesión y de su ejercicio; organización
profesional que garantice la autonomía y la independencia; código deontológico; estatuto profesional;
norma laboral generalizada; dedicación principal, estable y que constituya el primordial medio de vida. Para
que cada uno de estos rasgos se desarrollen con el verdadero sentido que se les supone y espera, es preciso
que se sustenten sobre los dos pilares básicos: titulación académica específica y colegiación, ambas con
carácter obligatorio.
20
. Porque la condición de periodista no cesa nunca. La única distinción que cabe establecer es entre el periodista
que ejerce y el que no dicha actividad profesional.
21
. Así lo indica la alternativa presentada por la FAPE, que la designa erróneamente como Facultad de
Periodismo, inexistente en nuestro país.
22
. La Asociación de la Prensa de Murcia, precursora del Colegio de Periodistas de esta Comunidad Autónoma,
quiso inicialmente instaurar la colegiación obligatoria y establecer la titulación académica específica en
Periodismo como única forma de acceso posible al Colegio y al ejercicio de la profesión, tras superarse un
periodo transitorio en el que se aceptarían además dobles y triples vías. Sin embargo, esto hubiera dado
lugar a la existencia de dos clases de colegios profesionales en el campo periodístico: los propiamente
dichos y los que amparados bajo una legalidad que vulneran (¿se puede encontrar mayor incongruencia?)
se denominan y operan como tales. Las diferencias hubieran sido ostensibles, no sólo en lo que se refiere
a la obligatoriedad o no de pertenencia para ejercer como periodista, sino también en lo relacionado a la
titulación académica exigida para ello (ya que no todos los Colegios abogan por las mismas, véase REAL
RODRÍGUEZ 2003 y 2006). Esto hubiera desencadenado discriminaciones que no convenía infravalorar,
amén de haber creado una seria dificultad en relación con la libre circulación de profesionales en territorio
nacional. ¿Cómo se las hubiese ingeniado el futuro Consejo General de Colegios de Periodistas de España
–que pronto verá la luz– para actuar y hablar con una sola voz? La polémica estaba servida. Finalmente, la
presión política surtió los efectos deseados y el anteproyecto de ley fue modificado para crear otro nuevo
“Colegio” voluntario. Madrid, en cambio, a través de la Asociación de Periodistas de esta Comunidad, ya
ha anunciado que se acogerá al modelo de la libre colegiación. Andalucía y País Vasco, desean igualmente
recuperar sus encuentros con los Gobiernos autónomos correspondientes para buscar un nuevo impulso en
la creación de un Colegio de Periodistas, pero no han manifestado todavía –al menos oficialmente– cual
será su postura: si retomar el intento de Murcia o claudicar igualmente siguiendo los pasos de Madrid. En
2006, la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares tuvo que renunciar a constituir un Colegio de
adscripción obligatoria para los periodistas. Claro que en este caso se pretendía sacar adelante un híbrido
colegial de periodistas y publicitarios y relaciones públicas (ya que allí existe una asociación profesional
conjunta). Un despropósito corregido y aumentado. La profesora Elena REAL abogó entonces por la fórmula
de dos Colegios separados. Finalmente, sólo salió adelante el Colegio Oficial de Publicitarios y Relaciones
Públicas, siguiendo la estela ya iniciada por Cataluña y Valencia, que no tienen ningún complejo en apostar
sin ambages por su condición obligatoria.
23
. Los Colegios profesionales no son como afirman sus detractores caducos residuos del pasado, símbolos de
los intentos del Gobierno de controlar la sociedad civil, sino todo lo contrario: el instrumento jurídico
adecuado para proteger la indispensable autonomía de los profesionales frente al poder político, los partidos
políticos y los grupos económicos y empresariales.
24
. Al tiempo que supera las contrariedades y absurdos de una descripción basada únicamente en la idea del
Periodismo como simple actividad. Véase REAL RODRÍGUEZ, 2003 y 2006.
con objetivos bastardos, ajenos a los bienes internos que este tipo de comunicación
social procura y regenta.
– Las empresas periodísticas (hoy cabría denominarlas como industrias culturales
ya que son entidades multi–nacionales y pluri–mediáticas que tienen al Periodismo
como otro negocio más) son un apéndice de los poderes políticos, económicos e
ideológicos para los que actúan como grandes gabinetes de comunicación en pro de su
conveniencia, y supeditándolo todo a una cuenta de resultados óptimos, balances
positivos y beneficios garantizados.
– El Periodismo está siendo desplazado por otras formas informativas, que no se
conforman con ser ellas mismas sino que quieren instalarse en el espacio propio del
Periodismo. La Propaganda ideológica, la Publicidad, las Relaciones Públicas y el
Marketing político, por citar los ejemplos más evidentes, están adoptando la forma de
Periodismo pero suplantando su fondo, intoxicándolo con sus características propias,
que sin embargo resultan ajenas y muchas veces contrarias (por no decir letales) al
quehacer periodístico.
– La concentración mediática, aunque la Comisión Europea parece afirmar lo
contrario, no es un buen compañero de viaje para el necesario pluralismo informativo.
La solución no pasa únicamente –como sostiene la Comisión– en instaurar códigos
éticos internos que promuevan la diversidad de opiniones25, sino en lograr mecanismos
que hagan realidad la autonomía e independencia de los periodistas, tanto en el seno
de sus empresas como en el conjunto de la sociedad.
– El Periodismo independiente no existe como tal. Hoy en día es pura entelequia.
Hay demasiados intereses espurios que inciden sobre él. La convergencia audiovisual
malogró la libertad y autonomía que la prensa escrita llegó a tener antes de que las
empresas se decidieran a participar de las licencias de radio y televisión (esto se
originó al abrirse el mercado al ámbito privado). Después vendría la anexión de otras
formas rentables de negocio cultural (editoriales, imprentas, discográficas,
productoras, distribuidoras, operadoras de cable, gestoras de medios, promotoras de
publicidad...). La gran inyección económica que se necesita para mantener estos
grandes emporios mediáticos nos ayuda a comprender –pero no a compartir– su
docilidad y complicidad con los poderes fácticos. Internet puede romper con esta
dinámica, pero no nos olvidemos que también son empresas las que hacen posible que
los usuarios puedan disponer de este servicio en línea, que reciben de los gobiernos la
consabida licencia para operar.
. Con fecha de 16 de enero de 2007, la Comisión Europea presentó en Bruselas un “Documento de Trabajo de
25
los servicios de la Comisión sobre el pluralismo en los medios de comunicación” [SEC (2007) 32], en
respuesta a la preocupación expresada por el Parlamento Europeo y las organizaciones no gubernamentales
sobre la cuestión de la concentración de los medios de comunicación y sus efectos sobre el pluralismo y la
libertad de expresión. Aquellos que estén interesados en su consultan pueden acceder a una versión en
inglés en:
http://ec.europa.eu/information_society/media_taskforce/pluralism/index_en.htm
7. A modo de conclusión
¿Qué hacer ante esta situación? El Periodismo es una especie en peligro de
extinción y nadie da la voz de alarma. Ante este gris, casi negro, panorama al
Periodismo sólo le puede salvar la profesión. Pero la de verdad, la que no encierra
trampas, falsedades ni dobleces. La que pretende ante todo el bien general de la
comunidad a la que sirve, lejos de entregarse en manos del mejor postor, defendiendo
contra viento y marea su labor social frente a todo tipo de presiones, ya externas ya
internas, que sólo desean suplantarla por otra más acorde a sus prebendas. Si el
Periodismo queda supeditado exclusivamente a los intereses de la industria
comunicativa, si su información de actualidad de claro interés público se transmuta en
marketing y propaganda, si el periodista desalmado campea por sus fueros…, poco
más queda ya de él salvo un nombre hueco, carente de su valor original. Se mantiene
el significante, expira el significado. Una burda patraña que muy pocos aciertan a
vislumbrar. Triste porvenir el que tenemos ante nosotros, pero al que nos negamos a
asistir impávidos. Si queremos que esta situación en la que se encuentra el Periodismo
se reconduzca, habremos de empezar a colocar los pilares necesarios. La
profesionalidad del periodista no puede desarrollarse si la profesionalización del
Periodismo no camina en la dirección adecuada. Empecemos, pues, por reasignar,
oportuna y apropiadamente, los papeles que a cada cual corresponden en el proceso
informativo–comunicativo. El público–audiencia, qué duda cabe, es el que dota de
sentido el trabajo periodístico. Pero sólo el profesional de la información periodística,
convenientemente titulado y colegiado, puede estar a la altura de sus exigencias. Unos
requerimientos a los que la profesionalización servirá de amparo para su más perfecta
realización. No podemos permitirnos un Periodismo sin Periodismo ni periodistas.
8. Referencias Bibliográficas, Hemerográficas y Webgráficas
ALONSO, Juan Francisco
2006: “El público es el nuevo periodista”, en ABC de las Artes y de las Letras,
776, 16 al 22 de diciembre, pp. 62-63.
AZNAR, Hugo
2005: Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Barcelona, Paidós.
BECERRA NAVARRO, Ana Belén
2005: “El periodista digital: perfil de un nuevo comunicador” (Comunicación
presentada al VI Congreso Nacional Periodismo Digital, 20-21 de enero).
Disponible en la dirección electrónica: (Consulta: 8/02/2007)
http://www.dosdoce.com/pagina_nueva_88.htm
BELLA, Paloma
2006: “Periodistas 3.0.: de plumillas a activos ciudadanos digitales”, en SABÉS,
F. (ed.): Análisis y propuestas en torno al periodismo digital (Libro de Actas
VII Congreso Nacional Periodismo Digital, 2-3 de marzo). Huesca,
Asociación de la Prensa de Aragón, pp. 36-43.