Valega Mires Manuel MG La Confederación
Valega Mires Manuel MG La Confederación
Valega Mires Manuel MG La Confederación
Asesor:
Lima, 2022
A mi familia y leales amigos que hacen mi vida mejor.
i
Agradecimientos
A Dios TODOPODEROSO, por ser fuente inagotable de fortaleza y misericordia, por ser
el guía que, a pesar de las dificultades, puso en mi camino -y las retiró en algunos casos-
a las personas necesarias para poder alcanzar mis objetivos.
Al Doctor Fernán Altuve-Febres Lores, profesor y maestro universitario, quien, con sus
consejos y siempre sabia tertulia, me dio el interés necesario para abordar la presente
investigación.
Mi eterno agradecimiento a mi padre, Pedro Manuel Martín Valega Núñez del Prado,
quien, con su denodado esfuerzo, confianza en mí, infinito e incondicional amor, así como
su siempre eterna lealtad -lección de vida que atesoro como la mayor herencia dada por
él- me dio la posibilidad de hacer esta maestría, permitiéndome realizarme como
profesional.
ii
A Juan Francisco Rojas Leo, quien siempre ha sido un padre para mí, una persona de
absoluta generosidad y entrega hacia la familia, que siempre me dio el apoyo para poder
desarrollarme como profesional y persona.
A mi hija Raffaella, que me dio el impulso para seguir mis objetivos y sueños, a pesar de
las dificultades. Gracias hija por ser lo más hermoso de mi vida, por ser esa fuerza, esa
energía reparadora y ser, en suma, la mayor manifestación del amor de Dios en mi vida.
A mi amigo, colega, y hermano, Galo Garcés Ávalos, por las largas tertulias sobre la
Confederación Peruano-Boliviana. Sin tu tiempo y conocimiento, la presente
investigación no hubiera podido materializarse.
A Josef Zielinski Flores, hoy colega y cercano gran amigo, quien gracias a su consejo y
guía profundicé mi pasión e interés por las relaciones internacionales y en especial, por
los procesos integradores. Este trabajo, es el siguiente nivel de lo que comencé contigo.
A quien fuera mi alumna, asistente, hoy colega y amiga, María Belén Medicina Leuzzi,
por el apoyo incondicional a la elaboración del presente proyecto.
A mi querida tía María del Carmen Avalos Alarcón, por su enorme cariño, consejos y
aliento para que no claudique y postergue el presente objetivo, hoy alcanzado.
iii
Y finalmente a mi asesor de este proyecto, el PhD Gonzalo Romero Sommer, si bien no
tuve la suerte de tenerlo como profesor durante la maestría, puedo afirmar con total y
absoluta seguridad, que mejor asesor para esta investigación no pude tener. El coincidir
con un historiador de primerísimo nivel, con una formación en ciencia política y
relaciones internacionales, fue indispensable y vital para la concretización del presente
proyecto. Muchísimas gracias Gonzalo por la paciencia y por la confianza en mí y en esta
investigación.
iv
Resumen
La presente investigación tiene como objetivo principal determinar las causas del
confederalismo en Hispanoamérica como medio de integración en el siglo XIX, así como las
razones que llevaron al fracaso a dichos procesos; para ello, se tomará como objeto de estudio
a la Confederación Peruano-Boliviana. Al ser una tesis de carácter histórico, la metodología
ha sido del tipo analítico sintético, utilizando técnicas del tipo analítico-documental. Ello nos
ha permitido llegar a las siguientes conclusiones:
En primer lugar, Los procesos confederados surgen como una manera de asegurar la
supervivencia de los Estados nacionales que nacen de las ex audiencias y/o capitanías
virreinales; sin embargo, la búsqueda de hegemonía por parte de algún Estado, así como la
desconfianza entre las élites de los mismos, terminó por fracasar dichos procesos.
Palabras Claves:
Integración, Estado, Confederación, Federación, Nación, Hispanoamérica, Virreinatos,
Audiencias, Independencia Hispanoamericana, Perú, Bolivia, Confederación Peruano-
Boliviana.
v
Abstract
The main objective of this research is to determine the causes of confederalism in Hispanic-
America as a means of integration in the 19th century, as well as the reasons that led to the
failure of these processes. To this object, the Peruvian-Bolivian Confederation will be taken as
a case study. This thesis has a historical approach, for this reason, the methodology we used is
the synthetic analytical type, accompanied by techniques of the analytical-documentary type.
This allowed us to reach the following conclusions:
In the first place, the confederative processes arose as a way to ensure survival among the
national states that are born from the former audiences and/or viceregal captaincies; however,
the search for hegemony by some national states, as well as the distrust between the elites of
each state, caused the failure of these processes.
Secondly, unlike Europe where the nation built the state, in America the state built the nation
on the basis of viceregal administrative dependencies such as Real Audiencia or captainships.
In this sense, the creation of the North and South Peruvian States, added to Bolivia, sought a
balanced coexistence between the three old Real Audiencias of Lima, Cuzco and Charcas.
And, thirdly, the Peruvian-Bolivian Confederation was unable to consolidate itself on the
international scene due to the lack of a common geopolitical projection among its members;
as well as mistrust among the elites of the states themselves, who put their own interests and
those of their own state first, rather than the common interests of the confederation.
Keywords:
Integration, State, Confederation, Federation, Nation, Hispanic America, Viceroyalties, Real
Audiencias, Hispanic-American Independence, Peru, Bolivia, Peruvian-Bolivian
Confederation.
vi
Índice
Pág
Agradecimientos ii
Resumen v
Índice vii
Introducción 1
vii
3.2.3. La religión como tercera fase de la integración 49
3.2.4. La cultura como cuarto fases de integración 51
3.3. Sobre las características de un proceso integracionista 55
Conclusiones 98
Bibliografía 102
Anexos 107
Anexo 1: Tratado de la Confederación y Unión Perpetua de las Trece Colonias 107
Anexo 2: Decreto del 28 de Octubre de 1836 (Establecimiento de la CPB) 117
Anexo 3: Ley Fundamental de la Confederación Perú – Boliviana 119
viii
Introducción
Cuando hablamos de Ciencia Política, hablamos de una rama de las Ciencias Sociales,
relativamente nueva, en comparación con otras, tales como la Sociología, Historia por dar
algunos ejemplos.
Esta, tiene como finalidad estudiar fenómenos y hechos bajo las relaciones del poder de
diversos actores que se relacionan entre sí. A estas relaciones de poder entre individuos
llamaremos política, la cual es el espacio, medio o nexo a través de la cual el poder entre los
sujetos que se relacionan entre sí, se ejerce.
Por ello, no es errado afirmar que el objeto de estudio nuclear en la politología, es el poder.
Pero, ¿qué es el poder? Esta interrogante ha sido acuñada por diversos filósofos y académicos
a lo largo de la historia de la humanidad, encontrando una pluralidad de definiciones, según la
perspectiva con la que se estudie y finalmente, sobre la base formativa y filosófica del autor.
En ese sentido, la presente investigación presentará una serie de definiciones que permita
responder a la interrogante.
Sin perjuicio de lo antes señalado líneas arriba, entendemos que la política son relaciones de
poder; sin embargo, vemos que estas relaciones tienen proyecciones locales y externas.
Cuando hablamos de locales, nos referimos a las relaciones entre individuos y colectivos -
grupos, sociedades, entre otros- que se relacionan en un determinado espacio o territorio bajo
determinadas reglas, ya sean de conducta, convencionales o jurídicas -Pacto Social.
Por externas, vemos ya no a sujetos naturales -seres vivos o conjunto de estos- sino a
organizaciones político-administrativas que se interrelacionan en el escenario internacional. Es
decir, la máxima proyección de los colectivos y grupos de individuos de un territorio,
relacionándose como una entelequia jurídica con otros afines o semejantes, con la
particularidad que estas relaciones son mucho más flexibles al no existir un pacto social
internacional que regule las relaciones entre estos, sino por el contrario, una costumbre o un
1
derecho mucho más consuetudinario1 carente de medios coercitivos ante el incumplimiento
del mismo.
Por ello, es que el enfoque de la presente maestría, abarca un concepto más amplio -y a opinión
personal- más completo sobre el estudio de la Ciencia Política al presentar un programa de
“Ciencia Política y Relaciones Internacionales”, porque el estudio politológico no se
circunscribe únicamente a los individuos en un frente local, sino que también se observa la
proyección externa de la política, al estudiar las relaciones internacionales.
Este problema general nos plantea el objetivo de determinar las causas del confederalismo
1
Acorde con Bazán Cerdán, en la revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, edición Enero –
Junio del 2005, el derecho consuetudinario es: “Es aquel conjunto de normas morales de observancia general
que en forma uniforme y permanente regulan los intereses públicos y privados de una colectividad con la
particularidad de ser conservadas y transmitidas por herencia social. En ambos casos la doctrina es unánime en
cuanto requiere que confluyan dos elementos imprescindibles para que una costumbre califique como fuente de
derecho: a) uso repetitivo y generalizado; y b) conciencia de obligatoriedad.”
2
Al hablar de duración o de “perdurar” nos referimos a periodos extensos y duraderos que incluso se
extendiesen hasta nuestros días; sin embargo, muchas de las antiguas confederaciones de la región, tales como
las Provincias Unidas del Rio de la Plata, la Confederación Granadina, o la misma Confederación Peruano-
Boliviana, tuvieron una duración muy corta o se transformaron en Estados Unitarios o Federales.
2
como medio de integración en los primeros años de vida independiente de los Estados, y las
razones que llevaron al fracaso de dichos procesos.
Ante ello, la presente investigación buscará demostrar que, los procesos confederados surgen
con el objetivo de asegurar la supervivencia de los Estados que nacen de las ex audiencias y/o
capitanías virreinales; sin embargo, la búsqueda de hegemonía por parte de algún Estado al
interior del proyecto confederado, así como los intereses de algunas élites y colectivos
contrarios a dicho proyecto, terminó por hacerlo fracasar.
De forma más específica de cara a la integración confederada, se buscará explicar que este
proceso de integración tiene como punto de partida y sostén, cuatro fases sociológicas:
Supervivencia, Economía-bienestar, religión y Cultura. Estas fases, para que generen dichos
procesos, necesita que los Estados que apuesten por una integración, encuentren en dicho
proceso, el medio por fortalecerse y garantizar su supervivencia en el escenario
internacional. Seguidamente, garantizando la seguridad, es necesario generar un bienestar
y prosperidad que sostenga dicha integración, por ello se considera como segunda fase la
economía y bienestar, porque es a través de esta que se genera la riqueza y recursos
necesarios para garantizar, no solo el bienestar de la población, sino la seguridad misma de
los Estados. Y finalmente la religión y cultura, porque cuando existen valores y
cosmovisiones afines entre los individuos y sociedades de los Estados que se integran, es
más fácil construir una “nueva” sociedad, o en su defecto una “más grande” que se nutre de
las sociedades de los Estados constitutivos.
3
Lamentablemente, el proceso de independencia, trajo consigo la creación -artificial- de un
nuevo Estado, bajo el beneplácito de élites locales de lo que fuera la antigua audiencia de
Charcas, así como de élites extranjeras -Gran colombinas principalmente- que veían en la
creación de este “nuevo” Estado, Bolivia, el debilitamiento del Perú, el cual era considerado
un adversario y peligro a los intereses de Simón Bolívar y de su proyecto nacional de la Gran
Colombia por haber sido cuna y centro del poder hispano.
Este proyecto Confederado, liderado por el Mariscal Andrés de Santa Cruz, de alguna forma
buscó revertir esta separación, para restituir la unidad histórica de estos territorios y buscar a
través de esta integración, la creación de un actor de peso en la región. Para ello, buscando
consolidar la integración entre Bolivia y el Perú, este último, fue fraccionado sobre la base
histórica de lo que fueron las antiguas audiencias de Lima y Cuzco respectivamente, creándose
los estados Nor-Peruano y Sur-Peruano, quienes, junto a Bolivia, constituirían una
confederación de tres Estados.
Diversas fuentes historiográficas, consideran este hecho como la imposición de los intereses
bolivianos sobre los peruanos, en tanto que se debilitó a este último al dividirlo en dos nuevos
Estados. Sin embargo, la presente investigación buscará demostrar que esta lectura es errada,
ya que a diferencia de Europa, donde la Nación construyó al Estado, en América el Estado
construyó a la Nación sobre la base de dependencias administrativas virreinales tales como
audiencias o capitanías. En ese sentido, la creación de los Estados Nor y Sur Peruanos,
sumados al Estado boliviano, buscó una convivencia equilibrada entre las tres antiguas
audiencias de Lima, Cuzco y Charcas.
Finalmente, en lo que respecta a las causas del fracaso del proyecto confederado, se buscará
establecer que la visión individual de los Estados, así como la priorización de intereses
nacionales sobre los comunitarios debilitaron los procesos integradores, haciendo hincapié en
evidenciar la relevancia y necesidad de tener claro los intereses geopolíticos que se persiguen
a través de la integración, así como una visión conjunta de las pretensiones entre sus miembros.
4
CAPÍTULO 1: APROXIMACIONES TEÓRICAS E
HISTÓRICAS AL OBJETO DE ESTUDIO.
En primer lugar, es necesario dar una definición general de qué es la historia. Acorde con el
diccionario de Oxford “es la Disciplina que estudia y expone, de acuerdo con determinados
principios y métodos, los acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que
constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente”
(2021).
Como se observa, es una disciplina que estudia los hechos y procesos pasados, desde una
pluralidad de principios y métodos. Esto quiere decir, que, para un mismo hecho, existen varias
metodologías e interpretaciones históricas. Para la presente investigación nos enfocaremos en
la Escuela de los Annales 3
3
Existen una gran variedad de enfoques o escuelas históricas. No se considera necesario mencionar todas o
cada una de ellas para la presente investigación, por ello nos enfocaremos únicamente en la Escuela de los
Annales.
5
1.1.1. Historiografía de la Escuela de los Annales
La Escuela de los Annales, tiene la particularidad de entender la historia como un proceso, una
relación de hechos relacionados y concatenados entre sí. Cada hecho o acontecimiento
histórico que se estudia bajo este enfoque historiográfico, no debe verse como un hecho
aislado, sino como el resultado de un proceso que lo antecede y que finalmente es consecuencia
de hechos anteriores que precedieron al objeto estudiado.
Esta escuela tiene como exponentes a Marc Bloch (1886-1944) y Lucien Febvre (1878-1956)
quienes, en el siglo XX, desarrollan esta metodología, rompiendo la hegemonía metodológica
de la escuela clásica y positiva de la historiografía.
Asimismo, acorde con Garcés Ávalos, el gran aporte de la Escuela de los Annales radica en
una visión multidisciplinaria y trasversal, que se nutre de otras ciencias para poder desarrollar
un análisis completo que permita llegar a una aproximación histórica lo más semejante con su
realidad (2016).
6
En la misma línea de Garces Ávalos, se considera que este enfoque metodológico nos permite
comprender mejor los hechos históricos. Tomando el ejemplo de Bloch para entender el hecho,
no basta con verlo, asimismo, hay que tener perspectiva que nos permita no solo ver el árbol,
sino el bosque y el ecosistema en donde está inmerso. De esta forma se mide acertadamente la
importancia y trascendencia del hecho que se estudia (1995, p. 112).
En síntesis, por lo antes expuesto, la Escuela de los Annales va a ser la metodología histórica
sobre la cual abordaremos la presente investigación, al comprender que el surgimiento de la
Confederación Peruano-Boliviana, no es un hecho aislado en su momento-tiempo histórico,
sino el resultado de un proceso que muy posiblemente tiene su origen en la organización y
administración de los diversos virreinatos sudamericanos.
1.2. El poder
Acorde con el profesor Bertrand Russell, podemos definir al poder como la producción de los
efectos que se desea (2008). El profesor Álvaro Carvajal Villaplana, en su artículo referente a
la noción del poder en la obra de Bertrand Russell, considera que:
El ser humano existe un impulso hacia el poder, esta tendencia natural se refleja en
las emociones y los sentimientos, los que conforman el deseo por el poder y la gloria.
La única manera de obtener la gloria es por medio del poder, tanto el deseo de poder
como el deseo de gloria son idénticos, uno conduce al otro, están estrechamente
aliados. (2013, p 2)
Asimismo, Russell considera que existen varias formas de poder según los fines y utilidad que
persiguen. Como primera forma encontramos el poder sobre los seres humanos y el poder
sobre la materia muerta o las formas no humanas de la vida (Russell, 2008, p.24). Respeto al
primero antes mencionado, este se subdivide en tres categorías más:
7
(…) por el poder físico directo sobre su cuerpo, por ejemplo, cuando es encarcelado
o muerto (…); por las recompensas y los castigos utilizados como alicientes, por
ejemplo, dando o retirando empleos (…) y (…) por le influencia en la opinión, por
ejemplo, la propaganda en su sentido amplio (Russell, 2008, p.25).
Max Weber, esboza una conceptualización del poder sobre la base de la imposición; es decir,
la capacidad de imponer la voluntad en una relación social, a pesar de eventual resistencia que
se pudiera dar. (1964)
No obstante, es oportuno señalar que Weber diferencia entre poder y dominación, mientras
que el primero es una fuerza que se impone aun contra la voluntad del otro y sin importar los
motivos o causas que generen una resistencia -finalmente doblegada. El segundo involucra una
probabilidad que un mandato sea acatado; es decir, que un sujeto ordene eficazmente a otro.
En esta relación de dominación, los individuos están supeditados a relaciones de subordinación
debido al orden4 (1964).
Asimismo, para Foucault, el poder designa relaciones entre individuos que, de alguna forma,
constituyen un colectivo, asociación o grupo; y para ejercerlo, se utilizan técnicas de
amaestramiento, procedimientos de dominación, y sistemas para obtener la obediencia (Ávila
– Fuenmayor, 2006)
Y finalmente según el profesor Karl Deutsch nos da la siguiente definición sobre poder:
(…) el poder se puede concebir como el instrumento por el cual se obtienen todos
los demás valores, de la misma manera en que una red se emplea para atrapar peces.
Para muchas personas, el poder es también un valor en sí mismo; en realidad para
algunos, es a menudo, el premio principal. Dado que el poder funciona a la vez como
un medio y un fin, como red y como pez, constituye un valor clave en la política
(Detsch, 1976, p.41)
4
Podríamos considerar por “orden” a un conjunto de reglas o al ordenamiento jurídico mismo.
8
Las definiciones desarrolladas por estos autores, nos muestra una serie de perspectivas
particulares sobre qué es el poder. Por ello, a modo de síntesis, se considera en primer lugar
que el poder no solamente es un fin, un objetivo que todo ser humano anhela, sino también un
medio; es decir, una relación dialéctica entre una capacidad innata e interior humana; pero
también un fin sobre el cual esa capacidad llega a materializarse (Deutsch). En segundo lugar,
es una capacidad natural que poseen los individuos para imponer la voluntad personal (Weber),
un cambio sobre el espacio físico o natural que nos rodea (Russell); en tercer lugar, una
potencialidad, ya que es la capacidad de obtener un bien u objetivo futuro (Hobbes) o un medio
de dominación basado en la figura de quien lo ejerce o sobre la base de instituciones y
organizaciones que se generan al interior de la sociedad (Foucault). Sin perjuicio de lo antes
señalado, con lo cual se coincide; se decanta por un concepto más primigenio y simple -pero
no por ello menos acetado- como el señalado por Max Weber.
Habiendo ya dejado sentado el enfoque historiográfico sobre el cual será abordado la presente
investigación, es necesario hacer una breve presentación de los diversos enfoques filosóficos
que serán las “herramientas” sobre las cuales abordaremos el caso de estudio. En ese sentido,
se ha optado por señalar la escuela del liberalismo / idealismo, la del realismo clásico y el
constructivismo.
En el Occidente Clásico primó el Idealismo, toda vez que, remonta sus orígenes con
Aristóteles; a través de su obra denominada “Ética Nicomáquea”, la cual explica que el hombre
es un ser social por naturaleza y que, a través de la razón, es precisamente que el hombre
9
termina actuando con ética. Axelrod sostiene que “es a través de la ética que se busca alcanzar
la justicia como la mayor de las virtudes.” (1994)
Bien decía Axelrod que con el Idealismo se logra poner en práctica las virtudes y la ética; y,
con ello, la moral para lograr la justicia y con ello la armonía y paz entre los diferentes actores.
(1994)
Jiménez González sostiene: “Desde sus orígenes, los idealistas rechazaron la idea de que los
conflictos eran una condición natural de las relaciones entre Estados y que sólo podían ser
superados mediante el equilibrio de políticas de poder y la formación de alianzas en contra de
las naciones que amenazaran el orden mundial.” (2009)
Para mantener la paz y armonía entre los diferentes actores internacionalistas, los idealistas
apostaron por la creación de un organismo internacional que conservara dicho objetivo (Henry,
1904), idea graficada inicialmente por Dante Alighieri en su escrito “De Monarchía” en el
lejano siglo XIII.
Para el siglo XVII, los idealistas vuelven a insistir en la necesidad de establecer organismos
internacionales cuyo fin sea la contención de los Estados a fin de que exista paz y orden
mundial. Destacan por estas ideas Rousseau, Bentham y Kant, principales promotores de la
Confederación o Liga de Estados, especialmente Kant con su obra “La Paz Perpetua” (Kant,
1985, p. 16) en donde se sostiene que la razón, por encima de todo, brindará la libertad y justicia
a las relaciones internacionales. Para tal fin –culminación de conflictos–, que requiere de una
transición del individualismo al constitucionalismo, se necesita de un acuerdo federal entre los
10
Estados.
Es por esta razón que afirmamos que el Idealismo no es del todo preciso en sus diagnósticos,
pues parte de nociones incompletas que terminan estrellándose con la realidad, como hecho
contrario a lo que propone. Para empezar, el ser humano, a diferencia de cualquier otro ser
vivo, se distingue principalmente por su intelecto y su capacidad de razonar (la inteligencia, la
razón, el ser pensante) para distinguir lo correcto de lo que no; sin embargo, el egoísmo,
sumado a su propia libertad, termina por alterar el resultado de lo que, en teoría, según el
Idealismo, deberíamos realizar, independientemente de los efectos o consecuencias que su
actuar pueda conllevar.
Luego, los idealistas tomando esta premisa, lo trasladan a las organizaciones político-
administrativas para que estos logren la paz, pero para alcanzar este fin y que la paz se
mantenga con el pasar del tiempo, es necesaria la existencia de un organismo internacional,
con carácter moral y ético, propio de la voluntad estatal.
Por ello, la corriente idealista aporta a la ciencia política y las relaciones internacionales el
componente racional y moral, es decir, la razón como elemento principal para distinguir los
componentes morales y poder alcanzar fines tales como la justicia, armonía y paz, pero omite
elementos intrínsecos a la naturaleza humana tales como el egoísmo y la propia libertad que
afectan o distorsionan dicho componente racional y dificulta o imposibilita mantener
constantemente en el tiempo los fines que el idealismo persigue.
11
No obstante, para fines del siglo XX, el idealismo tiene una evolución a lo que se conoce dentro
de la filosofía política como el liberalismo, ello debido a un proceso multidimensional llamado
globalización; el cual, gracias al avance de las tecnologías se acortan las brechas
comunicacionales en el mundo, permitiendo un intercambio fluido, dinámico y prácticamente
en simultaneo de la información. Ello sumado, a una aplicación de ideas económicamente
liberales y promotoras del libre comercio, en gran medida por el triunfo del modelo capitalista
y librecambista tras el fin de la guerra fría, así como por los lineamientos del Consenso de
Washington en la región.
Esto trajo consigo a que el idealismo avance más allá de la razón y centre su estudio de las
relaciones internacionales en la libertad y la cooperación, pero sin desconocer ese origen ético
y racional primigenio, enfocando su análisis en la cooperación interestatal, basados en
relaciones de confianza mutua en aras de alcanzar la paz y la prosperidad.
Acorde con Merke “El liberalismo es mucho más que una teoría de relaciones internacionales.
Es, ante todo, una tradición intelectual de especulación sobre el progreso humano fundado en
la libertad individual como principio central. El Liberalismo defiende los derechos civiles y
políticos, la propiedad privada y la igualdad de oportunidades ante la ley, porque considera que
la libertad es la base del progreso humano” (2014, p 24).
12
Por ello, en el liberalismo, la interdependencia es un componente que facilita a la paz global y
por lo tanto los Estado deberían apuntar a una convivencia pacífica y cooperativa.
La interdependencia, por último, eleva los costos del conflicto armado porque hay
mucho en juego en una relación de interdependencia como para darla por concluida
a cambio de una guerra cuyos beneficios suelen ser difíciles de estimar. Puesto de
otro modo, los liberales plantean una correlación positiva entre interdependencia y
paz. (Merke, 2014, p26)
1.3.2. Realismo
Acorde con Sotomayor, “la política internacional se resume en un juego constante de
equilibrios militares entre los más poderos, en el cual los Estados débiles poseen pocas
opciones (seguir al líder o sufrir las consecuencias). En concreto, el Realismo ofrece una visión
escéptica sobre la diplomacia y pone el énfasis en los asuntos de seguridad (guerra, disuasión
y conflicto armado (…))” (2014, p.13). Teniendo como objeto protagónico de las relaciones
internacionales a los actores estatales, sin que ello signifique que no existan otro tipo de
actores; solo que, para esta corriente, el rol que terminan desempeñando es uno secundario.
Por otro lado, los detractores de esta corriente, consideran un componente amoral -y en algunos
casos hasta inmoral- muy arraigado de esta corriente. Algo que, a opinión propia, es muy
alejado de la esencia misma de esta corriente. El realismo no parte su análisis o interpretación
de las relaciones internacionales sobre la base de un ideal, un deber ser; parte sobre una realidad
-muchas veces incómoda-, la conflictividad y violencia propia de las relaciones -no solo
internacionales- sino hasta personales. Por ello, reconociendo esa naturaleza “negativa” propia
de la individualidad humana, es que el realismo presente una lectura sobre la “realidad” y no
sobre lo que debería ser o se aspira a ser.
Para dar más profundidad a lo antes señalado, hablaremos de lo que a criterio propio se
considera los padres del realismo clásico, por ser el punto de partida sobre lo cual se sostiene
esta corriente.
13
I. Nicolás Maquiavelo
Si bien es cierto que el realismo encuentra sus tempranos orígenes en la filosofía griega, es
correcto afirmar, también, que esta corriente surge, formalmente hablando, a mediados del
siglo XVI con Nicolás Maquiavelo a raíz de su obra – que, a la fecha, es lectura obligatoria
para todo aquel que desea formarse en Ciencia Política – denominada “El Príncipe”.
Sin perjuicio de ello, conviene precisar como una suerte de “primer” realismo al contenido de
la obra del historiador y militar ateniense, Tucídides, autor de “La Historia de la Guerra del
Peloponeso”
Ahora bien, conviene destacar que antes de la ruptura entre la política y la moral, planteada
como se ha dicho anteriormente por Maquiavelo, las relaciones de poder en la política
internacional del medioevo se caracterizaban por ser principalmente aristotélicas-tomistas, es
decir que se basaban en la búsqueda de la verdad y por consiguiente eran idealistas, donde la
influencia no solo aristotélica de la razón y la virtud, sino la moral cristiana eran la columna
vertebral de diversos aspectos de la vida humana, entre ellas la política y la academia.
5
El realismo, no niega la existencia de la moral o la importancia de la misma, simplemente no la considera una
variable necesaria para su análisis ni trata de entender la incongruencia entre la moral y la conducta humana.
14
La sociedad y la política italiana a finales de los años 1400 e inicios de los 1500 d.C.,
específicamente en Firenze6 y con Lorenzo II de Médici, fueron objeto de estudio de
Maquiavelo. De hecho, la obra “El Príncipe” fue dedicada a éste. Maquiavelo reconoció,
correctamente, que el egoísmo es el elemento principal que define la voluntad del ser humano
y lo que finalmente distingue la razón de lo moralmente correcto. De ahí que, los principios
aristotélicos y tomistas, que buscan la verdad, no son exactos cuando se contrastan con la
realidad. Dado que es finalmente ese componente, tan propio de la naturaleza humana, el
egoísmo, es el elemento distorsionador, que tanto Aristóteles como Santo Tomás, no lograron
ponderar acertadamente en su momento al momento de desarrollar sus postulados.
En resumen, queda claro que para que el hombre obtenga sus intereses y cumpla sus deseos
debe ser egoísta. Maquiavelo reconoció que el humano tiene por naturaleza la ambición y la
agresividad para que finalmente pueda, así, mantener lo que tiene y a su vez aspire a más.
6
Vocablo italiano cuya traducción en castellano es “Florencia”, precisamente el estado italiano ubicado en el
norte de la región central de Italia y la cuna del Renacimiento.
15
En gran parte se piensa y opina que los postulados de Maquiavelo, fomenta el caos y
anarquismo; sin embargo, muy por el contrario, son parte de una tendencia natural -más7- del
hombre. Maquiavelo sostiene la idea de un Estado fortalecido y competente para neutralizar la
naturaleza humana, a través del orden y el poder, los cuales deben mantenerse.
Bien decía Napoleón Bonaparte que “El fin justifica los medios.” – frase célebre que
erróneamente se le atribuye a Nicolás Maquiavelo, pero que se acuña por el emperador francés
en su ejemplar de “El Príncipe”.
En suma, es correcto afirmar que Nicolás Maquiavelo es el punto de partida sobre el cual se
inicia y desarrolla la corriente realista, tanto en el plano interno como externo (estatal e
internacional). La concepción de partir de una posición moral como el “deber ser” o los ideales
propios de la razón y la virtud no son del todo propios del ser humano en tanto este, por
naturaleza, tiene una tendencia al egoísmo.
El hombre buscará – y hará – todo lo que sea necesario para satisfacer sus deseos y necesidades.
Sobre esta concepción y premisa es que se “grafica” la política como un instrumento para
domar la negatividad humana, instando a la separación de la moral del que ostenta o tiene el
poder (quien gobierna o el Estado mismo) sobre la moral propia. La corrupción y matanzas a
las que alude el profesor Sabine cuando interpreta la obra de Maquiavelo nos recuerda que
para que el Estado o el gobernante sean fuertes – se entiende que, de esas épocas, en tanto los
tiempos de hoy cambiaron al existir un Estado de Derecho, con separación de poderes y límites
al respeto de los Derechos Humanos y la dignidad misma del ser humano– era necesario
matar, pues solo así se podía conseguir mayor dominio y expansión territorial y con ello, el
poder. (Sabine, 1994, p. 272)
7
Se considera que una tendencia más, porque también existen tendencias naturales a elementos positivos como
la bondad, solidaridad y empatía, elementos tan propios de la naturaleza humana, como el egoísmo y violencia.
Por ello no es errado afirmar que el ser humano es una dualidad entre un bien y un mal y que finalmente por
medio de la razón y la libertad, opta por el sendero que considera más favorable seguir.
16
Por ello Maquiavelo plantea la relativización de la moral, al señalar la existencia de dos
tipos, una social, ceñida a la convivencia y armonía social y la moral del Príncipe, destinada
a garantizar el poder y el orden del gobierno en aras de proteger a los súbditos. Por este
motivo, un mismo hecho, dependiendo del enfoque con el que se evalué, podría ser o no
inmoral dependiendo de quien también lo realizase (1978).
Sabine narra que gran parte de los escritos de Hobbes se originaron por la Guerra Civil Inglesa,
en tanto ésta fue un cúmulo de conflictos – armados – entre los monarcas y parlamentaristas
de los años 1642 a 1651. El apoyo al gobierno absoluto y la necesidad de influencias desde el
lado del monarca significaba, en pensamiento hobbesiano, la “monarquía absoluta”.
Citando al profesor Sabine, “Hobbes (…) se esforzó por hacer ese sistema lo suficientemente
amplio para que pudiera explicar, a base de principios científicos, todos los hechos naturales,
incluyendo la conducta humana, tanto en sus aspectos individuales como en los sociales.”
(1994, p. 353)
17
Hobbes buscaba explicar todo lo que acontecía con la conducta del hombre por medio de dicho
método. Para Hobbes, la política y la psicología debían encaminarse a ciencias y como tales
exactas.
Empecemos por definir a la fase irracional. En esta dimensión, Hobbes explica que el hombre
asegura su supervivencia de manera individual y egoísta. Así pues, de una forma “salvaje”,
atropellando a otros, el hombre asegura conseguir sus necesidades. Por esta razón es que a esta
fase se le denomina también “pre-social”, pues frente a las carencias que tiene el hombre frente
a otros seres vivos, éste las reemplaza con su intelecto.
Es precisamente el intelecto o inteligencia que lleva al hombre a obtener otros medios para
sobrevivir y garantizar su seguridad en la sociedad – lo que se denomina como la fase racional
18
o social.
Precisamente la estructura del poder que gobierna y organiza a las personas se explica en su
obra, “El Leviatán”. En este texto, nos cuenta que la existencia de los seres más fuertes suprime
a lo más débiles y para ello, junto con el egoísmo propio del hombre, se requiere
necesariamente de un monopolio que controle la fuerza (absolutismo) para garantizar la
convivencia pacífica. Así, para Hobbes, la única forma de obtener el orden y el bienestar para
lograr la buena convivencia, era la existencia de un único ente superior que ostente el poder
absoluto, figura aplicable a los Estados (Hobbes, Leviatán, 2003).
Bien señala Hobbes que la cesión del poder es conveniente para el orden público, pues el
Estado podrá controlar a los sujetos que propician el desorden o caos a través de herramientas
y mecanismos de castigo útiles.
Ahora bien, ¿cuál es la relación entre Hobbes y el Realismo? El pensamiento de Hobbes media
en el Realismo toda vez que engloba, a través del método científico, la supervivencia como
elemento principal (estímulo) de la conducta del hombre. Líneas arriba se explicó que Hobbes
distingue lo racional de lo irracional en los hombres y que ello finalmente concluye, al igual
que Maquiavelo, en que el ser humano es egoísta por naturaleza y que lucha por sus intereses
e intenciones. Esta lucha, la cual es constante con otros sujetos lleva al hombre mismo a pactar
con sus semejantes para ceder los poderes propios de cada individuo, a un ente supremo que
monopoliza el poder por medio de la fuerza, quien a su vez garantiza la seguridad, el orden y,
por consiguiente, la supervivencia de la sociedad.
19
Si bien el Absolutismo se encuentra obsoleto en el Occidente, no cabe duda que fue uno de los
mayores aportes del pensamiento hobbesiano en su momento. No obstante, ello, es cierto
afirmar, también, que las cesiones de poder, contenidas en el contrato social (Constitución) aún
permanecen vigentes en los Estados y ello es también un aporte de Hobbes.
Hasta aquí, se ha analizado la idea de la corriente realista clásica. Es correcto afirmar que hay
muchos más autores que desarrollan el Realismo, sin embargo, para la presente investigación
se ha centrado en buscar a aquellos autores que resaltan las figuras del individuo y del Estado,
sobre todo en este último que es el escenario principal donde se originan las relaciones
internacionales, dado que cada Estado ostenta poder por medio de su soberanía, territorio y
nación.
Acorde con Carvajal H, “a Hans Morgenthau se lo ha denominado como el padre del estudio
“científico” de la política internacional y los principios de su teoría realista bien podrían
considerarse como una suerte de aplicación contemporánea del “realismo” de Maquiavelo en
el plano mundial” (2007).
Es oportuno señalar que cuando señalamos la obra de diversos académicos que pertenecen a
determinadas escuelas o corrientes filosóficas -como en este caso la del realismo-, es oportuno
señalar que el aporte que cada uno da a la escuela o enfoque filosófico al que pertenece, es
parte de un proceso que lo precede y donde lo innovado se concatena a lo ya antes señalado.
20
Se puede señalar sin temor a caer en equivocación, que, en la escuela realista, todos los autores
pertenecientes a esta corriente han esbozado su obra y aportes a la que podríamos denominar
“cadena”, donde cada aporte es un eslabón que va concatenado desde el origen -Maquiavelo-
hasta nuestros días. Es decir, cada innovación o aporte añade un eslabón más a la cadena
haciéndola más grande y precisa a las necesidades de su momento tiempo histórico.
En ese orden de ideas, la obra máxima -en opinión personal- de Morgenthau, “Política Entre
Naciones” presente seis puntos nucleares sobre los cuales se debe entender y analizar el
realismo político en nuestros días, especialmente aplicado a las relaciones internacionales:
1. La política, como la sociedad en general, está gobernada por leyes objetivas arraigadas
en la naturaleza humana, que es invariable; por lo tanto, es posible desarrollar una
teoría racional que refleje estas leyes objetivas (Morgenthau, 1986).
Como vemos de este primer punto, el autor logra reconocer (y de alguna forma
reconciliar hasta cierto punto) el componente moral – racional, del idealismo con la
visión del realismo al reconocer que existe leyes objetivas arraigadas en la naturaleza
humana que forma parte intrínseca de ese mundo interior del ser humano. Es decir,
reconoce una naturaleza dual del individuo en donde no solo existe un egoísmo o
violencia como bien reconoció Maquiavelo, sino también elementos o reglas sociales
arraigadas en nuestro interior -razón, espíritu, etc.- que también influyen y afecta nuestra
conducta.8
8
Este punto es sumamente valioso, porque reconoce planteamientos teóricos del mundo jurídico de la corriente
del IUSNATURALISMO, que plantea exactamente lo mismo, es decir, hay leyes o normas que forman parte
natural de nuestra naturaleza misma como humanos, tales como la defensa de la vida o el orden social, solo que
estas difieren en su entendimiento y aplicación según la civilización a la que se pertenezca, ello por la pluralidad
de cosmovisiones y culturas que componen a la humanidad.
21
Lord Palmerston, ministro británico de Relaciones Exteriores de 1846 a 1851 sostenía:
“Las naciones no tienen amigos o enemigos permanentes, solo intereses permanentes.”
A esta frase, quien escribe, le hizo una adaptación personal: “Los Estados no tienen
amigos, tienen intereses comunes.” Sobre el particular, esto da una idea general de cómo
el Realismo tiene un carácter pragmático y amoral, pues esta corriente político filosófica
interpreta y conduce las relaciones internacionales, tomando en cuenta las relaciones y
posiciones de poder de los actores. (Valega Mires, 2018, p. 39)
3. El realismo asume que el interés definido como poder es una categoría objetiva
universalmente válida, pero no con una definición fijada de una vez y para siempre. El
poder es el control del hombre sobre el hombre. (Morgenthau, 1986)
Reconoce la dualidad planteada por Maquiavelo sobre la moral del príncipe -la moral
estatal o del gobernante- y la moral social, sobre la cual, dependiendo a quien se evalúa,
un mismo hecho puede tener distintas connotaciones morales, la cuales muchas veces
genera tensión en la sociedad.
Esto podríamos asociarlo y contrastarlo con lo señalado por Hobbes sobre los impulsos
vitales -los cuales hay que verlos en el presente caso como “interés”-, los cuales se
22
obtienen al satisfacer necesidades fundamentales tales como seguridad y bienestar, que
es lo que finalmente rige e impulsa nuestra vida. Esto es lo que muchas veces lleva a
trasgredir límites o pautas morales
Este punto ahonda lo ya desarrollado sobre el primer punto del autor; por ello,
simplemente queda mencionar que amplía y reconoce la dualidad moral de la naturaleza
humana, donde no solo existe una predisposición a lo egoísta o violento, sino también a una
tendencia moralmente positiva que trasciende a la pluralidad de culturas, ello basado sobre
la búsqueda de los impulsos vitales descritos por Hobbes: seguridad y bienestar.
1.3.3. Constructivismo
Este enfoque es relativamente nuevo, en relación al idealismo / liberalismo o realismo. No
obstante, por ello, no deja de tener un aporte sumamente interesante al momento de analizar y
estudiar las relaciones internacionales y la ciencia política en general.
Los constructivistas sostienen que el comportamiento de los Estados se define sobre la base
del pensamiento, identidad y normas sociales de las élites 9 (Mingst & Arreguín-Toft, 2014).
Ello, por ser las élites los conductores de la sociedad y los que finalmente ostentan el poder
político al interior del Estado. En ese sentido, no es errado afirmar que los intereses u objetivos
que persiguen los Estados en el escenario internacional, son el reflejo de la identidad social de
9
Es decir, sobre componentes “espirituales” como bien señala Rudolf Smend en su teoría del Estado, la cual
será explicada en el próximo capítulo.
23
la nación o naciones que lo componen. Ello porque finalmente el Estado es la proyección del
pueblo o la nación que lo componen.
Otra propuesta teórica muy valiosa que aporta el constructivismo es su percepción del poder.
“Visto desde una perspectiva discursiva: el poder de las ideas, la cultura, y el lenguaje. El poder
está presente en todo intercambio entre actores, y la meta de los constructivistas es encontrar
las fuentes del poder”. (Mingst & Arreguín-Toft, 2014)
Para esta corriente filosófica, la fuente del poder está en las ideas, y cómo éstas modelan y
modifican la identidad de las naciones, sino del Estado mismo al ser el reflejo de los primeros10.
Para los internacionalistas que finalmente se identifican con esta corriente, “las estructuras
claves del sistema internacional son sociales y que las identidades y los intereses de los actores
(fundamentalmente Estados, pues éstos son todavía los actores más relevantes del sistema
internacional) son construidos en buena medida por dichas estructuras”. (Mingst & Arreguín-
Toft, 2014)
Por ello el constructivismo estudia las relaciones internacionales tomando como objeto de
estudio, las normas y prácticas de individuos y colectividades.
En ese orden de ideas, cuando afirmamos, citando al padre de la Geopolítica Friedrich Ratzel
y su discípulo Rudolf Kjellén, que el Estado es un organismo viviente, bajo una premisa del
constructivismo, no deja de ser errada, ya que los pueblos necesitan difundir sus rasgos
culturales más allá de su ambiente original y que a su vez, los contactos con otras poblaciones
permiten el desarrollo de las regiones11. Asimismo, los pueblos y naciones están en constante
10
Un ejemplo de la contribución del constructivismo puede apreciarse en las discusiones respecto a la soberanía.
El constructivismo no ve la soberanía como algo absoluto, sino como un concepto cuestionable. Sus teóricos
subrayan que los estados jamás han tenido control exclusivo sobre sus territorios, pero la soberanía del Estado
siempre ha sido debatida y continuará siéndolo por nuevas formas institucionales y necesidades nacionales
emergentes. (Mingst & Arreguín-Toft, 2014)
11
Esto se materializa, por ejemplo, con la globalización donde cada vez es mayor el intercambio cultural entre
las diversas poblaciones del mundo.
24
desarrollo y cambio, pudiendo considerarlo como seres “dinámicos”, cuyos intereses están en
constante evolución, debido a una relación dialéctica con el medio ambiente que los rodea y
las necesidades e intereses internos del colectivo. Estos a su vez se terminan proyectando en el
Estado, haciendo también que sus intereses sean dinámicos y por consiguiente seres en
constante desarrollo. (Ratzel, 1942) (Kjellen, 1916).
A modo de síntesis, se optó por estas tres corrientes filosóficas, por darnos distintas
perspectivas que en su conjunto nos van a dar las herramientas necesarias para analizar el
proceso de integración que dio paso a la Confederación Peruano-Boliviana y así como el
fracaso de la misma, ya que no solo abordaremos al Estado – o Estados- como objetos únicos,
sino a los individuos y sus múltiples características inmateriales que terminan repercutiendo
en los procesos sociales.
25
CAPÍTULO 2: LA DIALÉCTICA DE LA POLÍTICA Y EL
DERECHO
¿Por qué mencionar al Derecho para la presente investigación? Porque la Política y el Derecho
son inseparables, una depende del otro y viceversa. Los acontecimientos y desenvolvimiento
de la primera generan consecuencias en el segundo. Frente a un suceso, surge un efecto y ante
éste una normativa. De ahí que se sostiene que el Derecho regula la realidad; y, con el pasar
del tiempo va creando y reformando normas, porque la realidad es cambiante y la política
también. Aristóteles decía correctamente que el ser humano es un ser político, recordemos el
término de zoon politikón, cuya traducción es “animal político”. Ello nos lleva a concluir que
efectivamente la realidad del hombre es una realidad política y como tal recae en el Derecho.
Dicho esto, los procesos de integración surgen de las necesidades políticas: tras un conflicto,
se requiere volver al estado anterior (equilibrio), fomentando paz y armonía para evitar un
nuevo conflicto.
Koskenniemi sostiene que la política tiene dos alcances: (i) el estatal o local que se da dentro
de un delimitado territorio y en donde las relaciones de poder se materializan entre sujetos en
una organización político-administrativa que salvaguarda sus intereses; y, (ii) el internacional
o externo donde hay más de una organización político-administrativa que interactúa con
símiles (2005). Definido esto, tenemos dos ramas del Derecho. Una orientada en la Política
Estatal y otra relacionada a la Política Internacional. La primera es estrechamente ligada al
Constitucionalismo (Derecho Constitucional) y la segunda, al Derecho Internacional /
Procesos de Integración.
La realidad política presenta una serie de hechos como conflictos, anarquía, desconciertos,
entre otros, los cuales requieren de soluciones. Es ahí que, frente a estos hechos, surgen las
consecuencias jurídicas que finalmente terminan en normas que regulan el caos para fomentar
la convivencia y las buenas costumbres. En otras palabras, el Derecho es el medio que tiene la
Política para poder ordenarse y así alcanzar la estabilidad y armonía entre Estados y
26
sociedades.
Finalmente, la Política Internacional tiene como visión y finalidad conservar el orden, armonía
(paz) y equilibrio de poderes entre los Estados y se apoya en el Derecho Internacional para
lograr ello. El Derecho Internacional se divide en, principalmente, dos ramas: El Derecho
Internacional Público y el Derecho Internacional Privado. En la presente investigación, se hará
mayor énfasis en el primero, dado que esta vertiente del Derecho Internacional tiene como
centro de estudio y campo de acción a los Estados y la coexistencia de los mismos para
mantener el orden y estabilidad en el plano internacional. Sin embargo, conviene aclarar que
dicho objetivo se trata de conseguir a través de una perspectiva idealista; y, como ya se ha
explicado en qué consiste esta corriente, se concluye que dicho objetivo (la coexistencia entre
los Estados de manera ordenada, pacífica y armoniosa) no siempre es alcanzable.
12
Por Pacto Social hacemos referencia a lo que hoy en día denominamos “Constitución Política del Estado”.
27
aclarar que dichas necesidades son tan remotas como la historia del ser humano mismo.
Tanto la evolución como el desarrollo social del hombre, se han visto acompañados de la
violencia, conflictos y enfrentamientos de todo tipo. Los conflictos son innatos a la naturaleza
humana. Sin perjuicio de ello y pese a la existencia latente de los conflictos, surgía también la
necesidad de convivir, lo que desencadenó en formar las naciones.
Bien se ha analizado y comentado que el concepto de “Pacto Social” se trata o desarrolla por
primera vez con el padre del Absolutismo, Thomas Hobbes; y, a su vez, con Jean Jacques
Rousseau y John Locke. Sin perjuicio de ello, conviene aclarar que no necesariamente este
concepto haya aparecido con estos autores o pensadores. De hecho, el Pacto Social se remonta
desde mucho antes, pues es un acuerdo que emana del Poder Constituyente entre todos los
sujetos de una sociedad y determina así los derechos y obligaciones de éstos para estructurar
las organizaciones político-administrativas; y, determinar así las relaciones de éstas con los
individuos mismos. Cuando el Pacto Social se materializa, ocurre, en palabras de Kelsen, la
positivización, es decir la Constitución o Carta Magna, que es, justamente, lo que estudia el
Constitucionalismo.
El resultado final es la existencia del “Leviatán”, quien Hobbes lo definía como el modelo de
Estado Absoluto; no obstante, indistintamente que en la actualidad el modelo de Estado
absoluto es inexistente en occidente, la teoría o visión del Estado como ese “ser todo poderoso”
que ostenta el poder y el monopolio de la violencia como resultado de la renuncia o sesión del
poder individual de cada sujeto, se aplica en la actualidad en los diversos modelos de Estado
(democracias parlamentarias, presidencialistas, entre otras).
28
2.1.1. Teoría del Estado
Dicho esto, se procederá, brevemente, a desarrollar la Teoría del Estado, tomando como
referencias al jurista alemán más importante del Positivismo Jurídico, Hans Kelsen y Rudolf
Smend, este segundo, también jurista alemán, pero poco hablado o estudiado en América.
Ambos juristas alemanes establecieron un debate importante sobre la Teoría del Estado, la cual
pasaremos a analizar.
Smend sostuvo una postura contraria a Kelsen y es precisamente a este debate, que se originan
las hipótesis de esta investigación, respecto a que los procesos de integración, nacen de las
necesidades propias de la política internacional, pero que, por sus propias características, tienen
un mayor acercamiento al Constitucionalismo. Entendido esto, procederemos a hacer las
reseñas de Hans Kelsen y Rudolf Smend, analizando sus pensamientos.
En línea con Juan Antonio García Amado: “Para Kelsen el Estado carece de toda realidad
sustancial y previa al derecho, el Estado es un << ordenamiento jurídico relativamente
centralizado >> Existirían derechos preestatales, ordenamientos jurídicos carentes del grado
de centralización institucional, que caracteriza los Estados, y también en nuestra época, el
ordenamiento jurídico internacional, sería un ejemplo de derecho sin Estado. Lo que Kelsen
rechaza es que exista una realidad del Estado previa o distinta de la de un ordenamiento
jurídico. Allí donde no hay ordenamiento jurídico no hay Estado en ninguna forma. El Estado
carece de toda realidad que no sea la de un derecho que vale y está vigente en un determinado
territorio (Kelsen, 2009, p. X).
29
El pueblo/nación es el elemento nuclear y hasta incluso el más resaltante componente del
Estado. Sin pueblo no hay Estado, es su esencia. Recordemos a Hobbes cuando decía en “El
Leviatán” que los individuos (sujetos) ceden sus distintos tipos de poder a una entidad suprema,
con personalidad distinta a los mismos individuos (Hobbes, Leviatán, 2003). En otras palabras,
es el pueblo/nación que da su poder y la renuncia expresa del ejercicio propio de la violencia
al Estado. Es imposible hablar de Estado, sin “Poder Constituyente”, el mismo que emana de
estos y que, al final, constituye al Estado mismo.
De ahí que, Kelsen entiende que el pueblo/nación sea el “espíritu” del Estado, pues las
características de un Estado son el reflejo de su gente, entendido como el idioma, la historia,
la moral y la cosmovisión reflejada en la normativa jurídica. En tal sentido, es correcto decir
que el Estado es la visión de la moral del pueblo y cuando el Estado no contempla las
características del pueblo, aparecen los conflictos, pues se atenta contra el Pacto Social.
En cuanto al territorio, se define como aquel espacio geofísico respecto al cual el pueblo/nación
se encuentra ubicado. En términos más politológicos y de relaciones internacionales, el
territorio es el límite físico del alcance del poder estatal (Valega Mires, 2018), así como la
materialización física del Estado. Es a través de este que se desarrolla la interrelación física
con otros actores -Estados-, pues de acuerdo a los límites territoriales es donde cada Estado
ostenta y ejerce su poder frente a otros; y, por ende, su soberanía.
Respecto al gobierno, como elemento articulado del Estado, se precisa como una organización
y no como un concepto abstracto. Se trata, pues, de una estructuración sobre la cual el Estado
se presenta sobre su pueblo y territorio, también como sobre la comunidad internacional,
puesto que es el gobierno quien ejerce la representación del Estado en el escenario
internacional.
30
Un primer concepto interesante sobre soberanía encontramos en la obra de los profesores,
Novak Talavera y García-Corrochano Moyano, quienes señalan lo siguiente:
En una visión más aplicada las Relaciones Internacionales, encontramos lo señalado por
Krasner, que desarrolla el concepto de “Soberanía Legal Internacional”, la cual es entendida
como un reconocimiento dado a entidades independientes, con territorio y capaces de realizar
acciones en el escenario internacional asociando. Es en suma “la habilidad de controlar los
movimientos transfronterizos o actividades internas, y las reglas y principios tales como el
reconocimiento de entidades jurídicamente independientes” (2001)
Por todo lo antes señalado, acorde con Valega Mires, se puede definir a la soberanía como
“(…) la manifestación por excelencia del poder estatal, aplicado a sus diversos campos,
principalmente dentro de su propio territorio y las personas que habitan dentro de este, así
como los actos que estos, unilateral y libremente, realizan dentro del escenario internacional
31
en concordancia con el pleno poder y libertad que ostentan” (2018).
En cuanto al Poder Ejecutivo, éste se encarga de poner en práctica el Derecho Punitivo para
garantizar la seguridad de la nación y del Estado mismo, respecto de amenazas internas o
externas, es en suma el que ejerce la violencia cedida por la población. Sobre el Poder
Legislativo, esta norma en base al Pacto Social, desarrollando la constitución a través de la
creación normativa. Finalmente, el Judicial, es el encargado de resolver las controversias entre
los individuos y las partes (sujeto – sujeto o sujeto – Estado), es el encargado de impartir
justicia y aplicar los componentes normativos -usualmente códigos o cuerpos legales.
Si bien Kelsen reconoce los componentes morales y éticos del Pacto Social, él explica que,
cuando este acuerdo se materializa (positiviza) en la “Ley de Leyes”, es decir, la Constitución,
el Estado nace, existe y se mantiene a lo largo del tiempo. (2009, pp. 44-45). De ahí que, Kelsen
entiende al Estado como una construcción de normas jurídicas, bajo la cual los individuos
conviven.
Por esta razón, se ha comentado que las necesidades políticas originan y crean Derecho,
particularmente las necesidades políticas estatales o locales. El Derecho busca y persigue la el
fomento del orden a fin de garantizar y salvaguardar la seguridad y el bien común social. En
32
ese sentido, el Constitucionalismo es el elemento jurídico por el cual la política estatal o local
cumple con sus fines.
En primer lugar, Rudolf Smend, forma parte de la escuela Hegeliana. La obra denominada
“Fenomenología del Espíritu” contempla los lineamientos o principios académicos sobre la
cual comprende el concepto de realidad y conocimiento. El vocablo “fenomenología” deviene
del griego “phainomemon”, cuyo significa es “que resplandece” o que “se manifiesta”. En
síntesis, la idea central de esta obra es “cómo se va manifestar el espíritu” (Hegel, 2016). Hegel,
busca estudiar cómo se presentan las distintas etapas de la conciencia y sus etapas: la sensible,
la autoconciencia y la del saber absoluto.
De las tres etapas, la que más útil consideramos para la presente investigación es la de –
“autoconciencia”. Ya que es en esta etapa, en la que el individuo al haber comprendido
anteriormente que, todo lo real y físico que lo rodea no es estático, sino por el contrario, es
dinámico al encontrarse en un constante desarrollo y evolución, lleva a que la conciencia del
individuo, establezca el valor de lo real en sí; es decir, la percepción del mundo físico a través
de los sentidos, sumado a las experiencias previas registradas en la conciencia, es lo que
termina de dar forma al mundo que rodea a la persona. Es en ese proceso cuando, según
palabras del propio Hegel “se manifiesta la conciencia, ésta se conoce a sí misma y se
desenvuelve” (2016). El autoconocimiento y el desarrollo de la conciencia se conciben como
“dialéctica”.
33
Juan Antonio García Amado señala: “Smend pretende elaborar una doctrina de la Constitución
en pugna con las tesis de la teoría jurídica y constitucional del positivismo y particularmente
contra la doctrina de Kelsen y su Escuela, la Escuela de Viena que tilda de formalista. Rechaza,
Smend, una doctrina constitucional que vea en la Constitución meramente como norma
jurídica, con el argumento de que la Constitución de un Estado es plasmación o cristalización
de una realidad objetiva, la realidad del Estado13 (Kelsen, 2009, p. X).
Citando a García Roca, Smend define la Constitución como “(…) la ordenación jurídica de la
integración política de los ciudadanos en el Estado y, por ello, también el fruto de la eficacia
integradora de sus normas, muy especialmente de sus valores y derechos fundamentales. La
singularización de las normas constitucionales como normas de cultura, que recaban
fundamentaciones extranormativas.” (1988, p. 271)
Hans Kelsen entiende al Estado como un ente jurídico y con propia personalidad jurídica,
independiente de su pueblo/nación y con un fin en sí mismo. Caso contrario, para Rudolf
Smend, el concepto y búsqueda de lo que es el Estado lo lleva a la Ciencia del Espíritu, la cual
entiende que sujeto y comunidad no son realidades independientes, si no conexas y recíprocas
en un círculo cerrado, donde se presenta una conjunción entre las mayorías de miembros del
mismo (2009, pp. XII y XIII; Smend, 1985, p. 57).
En ese sentido, se entiende que Smend mantiene la posición de que el Estado solo existe a raíz
de que sus individuos lo busquen, por medio de un proceso de integración con otros. Esa
búsqueda se denomina “espíritu”. La coexistencia de dialectos, idiomas, costumbres, historias,
cosmovisión y moral, crean lo que se denomina como “el espíritu de la nación”.
“(…) que su principio constitutivo (en este caso, el de la mayoría de individuos) tenga en sí
fuerza integradora –a mayor convergencia de características, mayor fuerza-, y por otro de que
13
Para Rudolf Smend, dicha realidad objetiva es lo que él llama “integración”, que se constituye sobre
elementos que él define como “mónadas espirituales” (Smend, 1985, pág. 57).
34
esa fuerza integre realmente a toda la comunidad política.
La eficacia integrada se halla condicionada por la existencia de una comunidad de valores que
no es cuestionada por la lucha política porque se mantiene a salvo de ella, comunidad de
valores que dota de pautas normativas a la lucha y le da su sentido como función integradora
de la vida del grupo.” (Smend, 1985, p. 87)
Así, cuando los grupos de individuos no compartan o no se quieran vincular con los valores y
sus elementos características, se apartarán automáticamente del Pacto Social, de manera que,
la integración se imposibilitará y quedará abolida. (Smend, 1985, p. 87).
Sin embargo, no existe, bajo ningún supuesto, una integración plena sin una comunidad
material de valores. Así como tampoco es plausible la integración a través de valores
sustantivos si no hay formas funcionales (Smend, 1985, p. 92). Esta afirmación evidencia que
Rudolf Smend valoraba la importancia de positivizar (normar materialmente) la cosmovisión
ética y moral de la comunidad y las estructuras del poder. (Lucas Verdú, 1987; García Roca,
1988). Paralelamente, esto también se presenta en la vida psicológica y física del individuo
humano, pues un poder superior o fuerte, que, con facilidad puede sobrepasar lo colectivo, es
la pieza para la esencia del Estado.
14
Smend no discute del todo la postura de Kelsen, sino que discrepa en la interpretación y en el orden de
importancia que realiza sobre los elementos que conforman el Estado. Mientras que, para Kelsen, la integración
es la consecuencia lógica de la Constitución, para Smend la integración es lo que da origen a la Constitución.
Ambos reconocen y coinciden en los elementos de sus posturas, en lo que discrepan es en el orden del proceso
constitutivo del Estado.
35
Lo antes citado, Smend lo define como “integración material”, la cual satisface las necesidades
de poder de los sujetos, no solo en el Derecho Punitivo, sino también en el anhelo y activación
de la comunidad dentro del Estado. En otras palabras, que los individuos sean partícipes del
Estado (burócratas o ejército) para cumplir con el civismo dentro y fuera del mismo.
En suma, la divergencia entre la Teoría del Estado de Kelsen y la de Smend, está, justamente
en que el segundo entiende al Estado como una diversidad de individuos que actúan bajo un
poder jurídicamente estructurado. Esto quiere decir que, “el espíritu” de la comunidad es el
elemento que constituye el Estado; y, a raíz de ello es que surge el Pacto Social. Por su parte,
Kelsen, que también reconoce y menciona a los componentes espirituales, indica que éstos son
los que inspiran las normas que finalmente integran la Ley de Leyes que ordena y compone al
Estado.
Así pues, se concluye que ambos pensadores, Kelsen y Smend no son tan contrarios como se
podría pensar. De hecho, sus ideas parten de una misma base, la cual se estructura
distintamente. Por su parte Smend es el “espíritu” de la comunidad lo que crea al Estado y es
a raíz de ese “espíritu” que se crea la Constitución, mientras que, para Kelsen el Estado es el
Derecho y sin este no puede haber el primero.
Queda claro, pues, que el Pacto Social proviene de todos los sujetos que componen un
pueblo/nación y que ese colectivo, con sus propios caracteres, se conforma bajo la cosmovisión
con que este conjunto de individuos contempla la realidad, con el fin de satisfacer sus deseos
y necesidades (supervivencias y bienestar). Por esta razón los Estados, desde un fin
contemporáneo, son la proyección de la colectividad dentro de las relaciones internacionales.
De ahí que, cada Estado contempla características propias del ser humano, en tanto su origen
y creación son humanos.
36
Aunque si bien existen autores que descartan los postulados anteriores, como el caso de De
Vega, conviene comentar sus pensamientos, pese a que no se compartan15:
“Debe reconocerse en primer lugar (…) cuáles son los derechos naturales de todos
y proclamarlos (…) Para seguir el orden natural de la organización social hay que
proceder, antes de toda ley constitucional, a la redacción de un pacto social. Este
acto debe ser intermedio entre la declaración de derechos, que le sirve de base, y la
Constitución, a la que sirve de barrera y regulador. Si el pacto social difiere de una
simple declaración de derechos, difiere más aún de un acto constitucional. Hacer un
pacto social es redactar el instrumento por el que ciertas personas consienten formar
una asociación con tales o cuales condiciones previas. Hacer una Constitución, por
el contrario, es únicamente determinar la forma de gobierno (…) En un caso se crea
la sociedad, en el otro se organiza.” (1998, p. 28)
15
No compartimos la posición de De Vega porque el pacto social no es una simple declaración de derechos de
los sujetos. El Pacto Social, además de derechos contempla deberes y su efectividad depende de mecanismos
de control y coerción para sancionar a aquellos que atenten contra lo establecido. De ahí que, radica la
importancia de materializarlo en la Constitución.
37
2.2. Alcance internacional o externo de la política: Breve reseña y
características del Derecho Internacional Público en las relaciones
internacionales.
Garcés Ávalos señala que el Derecho Internacional Público nace en el año 1555 d.C., a raíz de
la Paz Religiosa de Augsburgo, un tratado suscrito por Fernando I de Augsburgo y las fuerzas
de la Liga Esmalcalda, a través del cual se cerró la disputa religiosa de la reforma protestante.
En dicho tratado, se establecerían, por primera vez en la historia los principios de: (i)
Soberanía; (ii) No intervención; y, (iii) Prohibición del uso de la fuerza (20016).
Posteriormente, en el año 1648, con la Paz de Westfalia, los tres principios antes mencionados
se internacionalizaron, afianzándose así el Nuevo Orden y el Derecho Internacional per sé. De
ahí que, la Paz de Westfalia es tan importante, pues es el hito del Derecho Internacional
Público.
Hasta aquí, se han detallado los antecedentes del Derecho Internacional Público, por lo que
continuaremos con su definición. Para Lauterpacht el Derecho Internacional Público es el
Derecho de la Comunidad Internacional, es decir, al conjunto de actores y organismos
internacionales. Sin embargo, Garcés Ávalos lo define así: “(…) es el cuerpo de normas de
conducta, ejecutable por sanción externa, que confiere derechos e impone obligaciones,
aunque no de forma exclusiva, sobre Estados soberanos y que deben su validez tanto al
consentimiento de los Estados expresado en la costumbre y tratados, y también a la existencia
de una comunidad internacional conformada por Estados e individuos.” (2016)
Oppenheim nos dice que es un conjunto de reglas basadas en la costumbre y que se aplican a
las relaciones entre los Estados, las cuales se “positivizan” (se norman) en tratados,
convirtiéndose estas costumbres en acuerdos vinculantes (Oppenheim, 1961).
Álvarez Londoño afirma que es un conjunto de reglas aplicadas a los sujetos de la sociedad
internacional, es decir Estados y organizaciones internacionales (2007). Para Garcés Ávalos,
la obra de Álvarez Londoño se interpreta como: El Derecho Internacional Público contempla
38
un conjunto de normas, algunas prescriptivas y otras permisivas que regulan las relaciones en
los Estados, a fin de que éstos, como actores internacionales coexistan pacíficamente y puedan
satisfacer sus intereses de manera pacífica (2016).
Por otro lado, es correcto afirmar que al Derecho Internacional Público se le conoce también
con el nombre de “Ius Gentium”, es decir, el “Derecho de Gentes”. El motivo de ello es porque
el “Ius Gentium” era en la antigua Roma, un derecho para personas pertenecientes de otras
organizaciones o lugares. No obstante, otros autores como el caso de Rodríguez Carrión,
sostienen que el “Ius Gentium” se parecería más al Derecho Internacional Privado, mientras
que las leyes de embajadas, tratados y derecho de guerra, consistirían el ámbito de aplicación
del Derechos Internacional Público (2006).
Al Derecho Internacional Público se le critica porque no cuenta con alguna figura de autoridad
internacional que ostente el suficiente poder legal y político para imponer nuevas reglas de
carácter vinculantes sobre todos los actores internacionales (Estados), ordenar cumplir la
solución o terminación de disputas entre los Estados y la falta de instituciones de
fortalecimiento de “la libertad”
Maestre nos dice: “(…) no existe la sociedad general, La única regla de comportamiento
internacional es, pues, la libertad, es decir, la ausencia de reglas.” (2007, p. 316)
Bajo esta misma línea de Maestre, este autor explica “(…) a diferencia de los individuos, los
estados no tienen por qué conformarse con un código que les atribuya derechos positivos, por
la sencilla razón de que tal código no existe. En efecto, para que el derecho se pueda ejercer,
39
es preciso, necesariamente, que exista un espacio social en el interior del cual la colectividad
pueda imponer la aplicación de la ley (este es, precisamente, el Estado de Derecho).” (2007, p.
316)
Otros autores señalan de manera reiterativa que el Derecho Internacional Público no es preciso
ni claro del todo, en tanto encuentra sus orígenes en la costumbre. Las normas consuetudinarias
no son eficaces ni completamente disuasivas para asegurar su cumplimiento. Se tiene,
simplemente, por sentado que la costumbre es fuente de derecho, pero no existe mecanismo o
herramienta, a diferencia de una norma positiva o código, que regula un hecho y
posteriormente una consecuencia jurídica. Esto hace que las nomas positivas, como las
codificadas o nominales tengan un ámbito de aplicación más directo e incluso eficiente.
Ahora bien, muy aparte de las principales críticas que aluden los diferentes autores al Derecho
Internacional Público, se es de la opinión que ello no es motivo para descalificar los aportes
que ha efectuado este Derecho en la historia. Basta con mirar en retrospectiva las relaciones de
los Estados a lo largo del tiempo. Se ha tenido que, por períodos notoriamente considerables,
la armonía entre los Estados se ha mantenido, sin perjuicio de ello, también es cierto que a la
fecha existen roces o conflictos entre diferentes actores internacionales, precisamente por las
críticas comentadas (la falta de eficacia en la aplicación de tratados por contravención a
intereses propios y la costumbre como fuente de derecho que no es de aplicación directa).
Para graficar este punto, se puede mencionar a la Segunda Revolución Industrial, que conllevó
a la creación de diferentes productos y bienes gracias a la invención e innovación de nuevas
formas de producción masiva, como lo son el petróleo, luz eléctrica, el acero, el caucho, así
como el desarrollo de nuevas tecnologías. Elementos que hicieron que los Estados incitaran el
imperialismo; es decir, la consecuente búsqueda de territorios ajenos a los suyos para explotar
las materias primas y con ello continuar con la producción. El imperialismo motivó la lucha
por obtener los “mejores” territorios, precisamente aquellos donde se obtenían los “mejores”
recursos. Ello finalmente conllevó a una serie tensiones, roces y conflictos que terminaron por
fracturar la armonía que el Derecho Internacional Público había alcanzado y que dieron lugar
a la inevitable Primera Guerra Mundial en 1914.
40
Ante la desgracia que significó la Gran Guerra para el Derecho Internacional Público, porque
se puso en evidencia las “grietas” de éste, es que surge una nueva corriente, a la cual ya hemos
hecho mención anteriormente, caracterizada por un enfoque más filosófico, basado en las ideas
y la razón, es decir el “Idealismo”. De alguna forma el Idealismo fue una forma de “resetear”
al Derecho Internacional Público. A continuación, detallaremos el por qué, analizando los
catorce (14) puntos de Wilson, como principal rector de las relaciones internacionales.
Así pues, los catorce (14) puntos de Wilson aportan por primera vez a la historia la creación
de una organización internacional para salvaguardar la paz, estamos hablando de La Sociedad
de Naciones.
Ahora bien, ¿por qué hacer alusión al Idealismo y a los catorce (14) puntos de Wilson como
las influencias del Derecho Internacional Público? Precisamente porque es a partir de las
vivencias y errores, que se aprende para no volver a cometerlos. La reintroducción de la moral
y el idealismo dentro del Derecho Internacional Público se halla en el primer punto de
Wilson16, el cual contempla la moral y la conjuga con la transparencia y honestidad. Se trata
de la Buena Fe entre los Estados, los cuales se orientan a los tratados o acuerdos que estos
suscriben.
16
Punto 1. Convenios abiertos y no diplomacia secreta en el futuro.
41
motivar ni originar tensiones o especulaciones entre los actores internacionales.
Los matices idealistas aportan en cierta medida a los Estados el cumplimiento de la moral, el
“deber ser”, “lo correcto” y lo pactado entre éstos, construyéndose así una visión ideal de
“comunidad internacional”. Dado que no existen organizaciones lo suficientemente poderosas
como para legislar y hacer cumplir eficaz y prontamente la normativa, es que los Estados – por
cumplir con lo correcto – acatan y cumplen los acuerdos.
Uno de los aportes más importantes del Idealismo, como se ha indicado anteriormente, en
conjunto con los catorce (14) puntos de Wilson, fue La Sociedad de Naciones. El Punto 14.
Dice: “La creación de una asociación general de naciones, a constituir mediante pactos
específicos con el propósito de garantizar mutuamente la independencia política y la integridad
territorial, tanto de los Estados grande como de los pequeños”
La Sociedad de Naciones fue un ensayo-error del Punto 14., en tanto si bien se originó con
buenos propósitos, tuvo grandes ausencias políticas que terminaron por quebrarla. Algunos de
estos errores – garrafales – fueron: (i) la no inclusión de los Estados Unidos de Norteamérica,
quien fue el Estado promotor de la creación de este organismo internacional; y, (ii) el
aislamiento, por mucho tiempo, de otros actores de relevante importancia de ese momento (la
Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas y Alemania), por motivos ideológicos.
42
la manera en que los Estados acuerden y lo acordado sea aplicado, esto será respetado y no hay
por qué resquebrajarlo (2016).
Tras este análisis, se concluye que el Derecho Internacional Público es útil y hasta incluso
necesario para mantener el orden en las relaciones internacionales después de un intervalo de
caos o conflicto bélico. La historia mundial nos ha probado esto a raíz de todas las guerras que
la humanidad ha enfrentado. Desde el imperialismo originado por la Revolución Industrial
hasta la Segunda Gran Guerra, donde, precisamente, después de estos períodos y tensiones
bélicas, el Derecho Internacional Público busca mantener la cooperación y paz entre los
Estados. Sin embargo, como los intereses (el realismo) es lo que finalmente moviliza a los
Estados, el Derecho Internacional Público aparece como un instrumento organizador del
escenario internacional, sin garantizar, necesariamente la conservación de la paz. Por tanto,
queda evidenciado, así, que la visión del Derecho Internacional Público es idealista y por tanto
utópica.
43
CAPÍTULO 3: EL ESTADO Y LA INTEGRACIÓN COMO
PROCESO POLÍTICO.
La integración es innata a los seres humanos por ser seres sociales por naturaleza, destinados
a convivir. Dado que a través de la vida en sociedad y la integración entre individuos,
generamos las oportunidades y momentos para garantizar nuestra subsistencia frente a otros
sujetos, colectivos e incluso especies
En vista a que las organizaciones político – administrativas son visiones de los caracteres
espirituales de los pueblos que las constituyen, éstas actúan en las relaciones internacionales
influenciadas por necesidades básicas, que, al mismo tiempo motivan a los individuos:
bienestar y supervivencia. Esto en concordancia con los planteamientos teóricos presentados
en los capítulos anteriores. Al igual que con los individuos, esta necesidad de supervivencia y
bienestar se proyectan en organizaciones político-administrativas, las cuales a su vez fomentan
momentos de tensión, roces, conflictos y violencia con otros, pero en distintos escenarios de
poder o vigor, lo que termina desencadenando la extinción o absorción por otros actores
superiores.
A inicios del siglo XIX, en América Hispana, se comenzaron a edificar una serie de procesos
integracionistas sobre las latentes repúblicas independientes, que buscaban sobrevivir y a la
vez el bienestar común.
44
Por tal razón, es necesario que primero se aborde un análisis histórico de dicho proceso político
de integración de las diferentes organizaciones político – administrativas, para que, una vez
desarrollada la idea, se pueda entender el porqué de dicho proceso integracionista peruano –
boliviano, concretado en la Confederación Peruano-Boliviana, así como las causas de su
disolución.
Para empezar, es preciso comentar sobre los sujetos que componen este tipo de organizaciones.
Estamos refiriéndonos a los seres humanos como elementos nucleares. Los caracteres,
necesidades y conductas de éstos se reflejan o presentan como tales en estos organismos
jurídicos, que a la fecha si bien se llaman Estados, han existido complejamente inferiores,
desde que el hombre se asentó.
La integración como tal, es un proceso político que se desarrolla en cuatro (4) momentos,
entendidos como fases17, tanto en las organizaciones político – administrativas, como los seres
humanos. Al consolidarse cada momento, se da paso al siguiente; por ello, se puede afirmar
que existe una concatenación entre cada uno, que al consumarse y consolidarse se genera el
efecto deseado: La integración.
Biológicamente hablando, los seres humanos, en comparación a otras especies animales, son
inferiores en lo que respecta a fuerza física, resistencia, velocidad y otros factores físicos –
biológicos. No obstante, la hegemonía y predominio humano en este mundo y que nos
diferencia de cualquiera otra especie son la inteligencia, la conciencia y la razón.
17
Esta visión de las “fases” de la integración, tiene su punto de partida en una teoría de autoría propia
desarrollada en un trabajo de investigación previo titulado “DE LA CONFEDERACIÓN GERMÁNICA AL
II REICH, EL ORIGEN POLÍTICO DEL DERECHO DE INTEGRACIÓN”
45
La inteligencia y que, con el paso del tiempo fue desarrollándose aún más, como parte del
proceso evolutivo del ser humano, concedió compensar la falta de factores físicos y biológicos
que otras especies animales tienen. Gracias a ello, es que el Homo Sapiens Sapiens pudo
entender que la vida en sociedad aumentaba sus posibilidades de supervivencia. Asimismo,
gracias a la inteligencia logramos desarrollar un elemento fundamental propio de nuestra
naturaleza humana: La conciencia. El elemento nuclear que permite reconocer nuestra propia
existencia, así como los fenómenos naturales que nos rodea.
Es a partir de este momento en que comienzan a aparecer las primeras tribus o colectividades
primitivas, quienes en un inicio eran nómades, cazadores y recolectores para que, más adelante,
se conviertan en sedentarios, dedicados a la agricultura y la domesticación de otras especies
para su compañía y alimentación para finalmente, después de siglos, se formen las primeras
organizaciones político – administrativas, entendidas como las civilizaciones que la historia
estudia.
Sin perjuicio de ello, a medida que la familia crece, es más complejo que el páter familia
mantenga el rol de autoridad y protector, pues su poder y fuerza termina debilitándose frente
al aumento de miembros. Paralelamente ocurre lo mismo cuando una colectividad crece;
complicándose así la garantía de supervivencia y bienestar común al ser más difícil identificar
o establecer un líder o protector capaz de garantizar la supervivencia del colectivo.
Aguilera Barchet, cuenta: “Cuando el hombre es trashumante y los grupos humanos son
pequeños, la organización y dirección del grupo suele encomendarse al individuo que mejor
puede asegurar la supervivencia de todos. Aunque suele ser auxiliado en su tarea por otro
46
miembro del grupo – el hechicero, el brujo, el druida, el sumo sacerdote – que por ser el más
sabio mantenía la tradición cultural de la tribu y actuaba como intermediario de las fuerzas
sobrenaturales. Desde el punto de vista de la cohesión social, lo que mantiene unido al grupo
es esencialmente el afán de sobrevivir en un medio considerablemente hostil y difícil, y en
torno a esa función se organizaba la vida (…)” (2014, p. 36)
“El hombre tiende naturalmente a asociarse: esa es la última explicación de los grupos
familiares, aldeanos, y de la comunidad política. La Polis, por ser el único grupo social
autárquico, es anterior a la familia y al individuo, que se encuentran en la misma relación en
que se hallan las partes con respecto al todo.” (Restrepo Abondano, 1989, p. 84)
Bajo el análisis del autor antes citado, se desprende que cuando los seres humanos se unen,
automáticamente deviene el líder o “fenómeno de la autoridad”, donde algunos ordenan y
otros, siguen. Asociarse implica asumir la existencia de seres con mayores capacidades o
cualidades llamados autoridades.
18
Aguilera Barchet desarrolla este concepto, pero en palabras simples significa “cohabitación”.
47
No obstante, el inconveniente de las Polis griegas era que sólo eran útiles para un gobierno y
administración local – estatal y no externo – internacional, en tanto su visión no era
expansionista si no citadina. De ahí que, cuando las Polis llegaban al tope de su densidad
poblacional, se convertían en insostenibles y daban paso a las fundaciones de nuevas colonias
que culminaban por independizarse de las matrices. (Aguilera Barchet, 2014, p. 47)
De esta manera, con el sedentarismo y las primeras actividades económicas se dieron paso a
los procesos de integración entre los colectivos de individuos (familias), quienes descubrieron
que intercambiando y cooperándose entre sí se vivía mejor, en tanto el comercio propiciaba un
ambiente común, pero a la vez permite el bienestar necesario para seguir creciendo.
El crecimiento económico y el bienestar común gracias al comercio, sentaron las bases para la
noción de territorio, así como el sentido de pertenencia sobre el mismo, en donde los poblados
se asocian de a pocos para convertirse en urbes (Aguilera Barchet, 2014, p. 43). En este
contexto, la economía, como medio y herramienta para satisfacer necesidades y el bienestar,
se convierte en la pieza primordial para los procesos integracionistas de los colectivos antiguos,
lo que ello contribuye, también, en los otros procesos de los organismos político –
administrativos, pues es a través del bienestar económico que se sientan las bases para los
procesos integradores entre los Estados, con mayor frecuencia durante la edad moderna.
48
3.2.3. La religión como tercera fase de la integración
Mientras las colectividades crecen en masa y en número, las autoridades o líderes necesitan
contar con las habilidades necesarias para garantizar la supervivencia y bienestar común. Para
ello, se necesita de una fuente legítima de poder y autoridad, dado que la fuerza física ya no
basta para controlar a la colectividad, y el poder económico no necesariamente es garantía del
ejercicio hegemónico de este.
Entender que la religión es la siguiente fase del proceso de integración, puede resultar
complejo. Sin embargo, para graficar esta afirmación, se hablará sobre la civilización egipcia:
“La egipcia no es una civilización urbana a diferencia de la civilización del valle del
Indo. Las aldeas que surgen en torno a las riberas del Nilo hacia el 4,000 a. C., mil
años después no han logrado convertirse en ciudades, a pesar de un exorbitante
crecimiento demográfico. Por eso fue relativamente sencilla la unificación de Egipto
bajo el poder teocrático de un faraón, el cual económicamente debía asegurar la
supervivencia de su pueblo, ya que este dependía de la ordenación de los cultivos
que propiciaban las crecidas anuales del Nilo. Para lo cual el faraón, un
intermediario entre los hombres y la divinidad, gobernaba mediante <<decisiones
inspiradas>>, con lo que aseguraba la cohesión de la sociedad egipcia.” (Aguilera
Barchet, 2014, p. 37)
Del texto citado se deduce que mientras más grande sea la colectividad, tanto en lo que respecta
a número de individuos como extensión territorial, ésta requiere de un sistema político idóneo
y ad hoc para mantener su unión. Por tal razón es que la religión resultó ser de mucha
importancia para llegar a tal fin, en tanto los orígenes de los distintos códigos éticos o morales
transcienden a la naturaleza del hombre. No obstante, la religión no se considera como única
fuente del poder legítimo de la autoridad, en tanto ésta cumple otra función, aún más
primordial, consistente en mantener la unión de la colectividad.
Respecto a este punto, conviene mencionar como ejemplo a la comunidad judía, la cual tuvo
que pasar años sin un territorio, pero que, a pesar de ello, se mantuvo unida por sus creencias.
49
Aguilera Barchet nos cuenta que:
Además, la religión no solo cohesiona al colectivo de personas, sino que, a la vez, influencia y
construye la cosmovisión de éste, dado que establece las bases éticas y morales sobre las cuales
los sujetos y sus sociedades desenvuelven sus propias culturas y tradiciones (Valega Mires,
2018).
Por citar otro ejemplo, se puede referir al cristianismo. El cristianismo sentó las bases de la
cosmovisión occidental, pues desde que el Imperio Romano de Occidente cayó, la Iglesia
Católica es quien detenta el orden social. De hecho, la Iglesia es considerado un ente de poder.
Asimismo, es correcto afirmar que el cristianismo, es natural del Occidente y es tan esencial
que incluso es parte de la cultura, arraigándose en Europa y, consecuentemente en América.
(Aguilera Barchet, 2014, pp. 81-82)
En suma, podemos considerar que la religión es la siguiente fase del proceso integrador por las
siguientes razones: en primer lugar, por ser una fuente de legitimidad del poder político o de
la autoridad de turno -ello desde las civilizaciones más antiguas, como el pueblo hebreo o los
egipcios, hasta los reyes en la edad media- ya que la fuente del poder proviene de los designios
de una entidad superior -Dios- que establece quién es el gobernante. En segundo lugar, porque
la religión forma la moral de los individuos y por consiguiente la moral social; elemento
indispensable al momento de constituir un pacto social y para aportar a la construcción de una
cultura e identidad propia del colectivo.
50
3.2.4. La cultura como cuarto fases de integración
La cultura es la última fase del proceso de integración. Se trata de la finalización de un largo
proceso que se desarrolló paulatina y paralelamente con el mismo individuo y las otras tres
fases; (i) instinto de supervivencia; (ii) economía; (iii) religión.
Aunque los conceptos de la RAE son óptimos, es necesario desarrollar una definición propia
para comprender la importancia de la cultura como última fase del proceso integrador, tanto
para los individuos como de las organizaciones político – administrativas.
Ahora bien, ¿por qué la cultura es el cuarto pilar de integración? ¿Cuál el producto de un
proceso eslabonado con los otros pilares antes explicados?
51
se consiguieron a raíz de la interacción de los colectivos de individuos con el medio
geográfico que lo rodea, tratando de asegurar sus deseos para sobrevivir y alcanzar el
bien común.
Rostworowski nos narra que, para que los Incas se hayan expandido en las costas del
norte, centro y sur del Perú, éstos astutamente, buscaban integrar a su imperio, reinos
pequeños, utilizando la persuasión militar y el obsequio de regalos para su
reconocimiento como autoridad. De esta manera, los incas establecían con la
continuación de su imperio como orden ya existente, pero sumándose elementos
comunes al Tahuantinsuyo; el idioma oficial que era el quechua, la veneración a los
dioses Viracocha, Inti, Apus, Pacha mama, Mama Quilla, entre otros, el uso de
herramientas específicas, vestimentas especiales, etc. (2013).
52
del ambiente que los rodea (en el caso de los incas: Inti – Sol, Mama Quilla – Luna,
Apus – Cerros y así sucesivamente).
Las civilizaciones son entidades culturales. Las ciudades, las regiones, los diferentes
grupos étnicos, las nacionalidades, los grupos religiosos y otros comprenden entidades
que tienen diferentes culturas y distintos niveles de heterogeneidad cultural.
(Huntington, 2001, p. 126)
“La cultura de una ciudad del sur de Italia puede ser distinta de una ciudad de la
Italia del norte, pero ambas tendrán en común una cultura italiana que las distingue
de las ciudades alemanas. Las comunidades europeas compartirán, a su vez, rasgos
culturales que las diferencien de las comunidades árabes o chinas. Pero árabes,
chinos y occidentales no son ya; sin embargo, parte de ninguna entidad cultural más
amplia. Constituyen Civilizaciones.” (2001, p. 126).
53
Huntington define civilización como:
Hasta aquí hay que cuestionarse: ¿por qué los procesos de integración se realizan entre
organizaciones político – administrativas de una misma civilización? Respondiendo a
esta interrogante, por las similitudes.
“Los pueblos que pertenecen a civilizaciones distintas tienen puntos de vista diferentes
sobre las relaciones entre Dios y el hombre, el individuo y el grupo, el ciudadano y el
Estado, entre padres e hijos, entre marido y mujer, e igualmente opiniones distintas
sobre la relativa importancia de los derechos y las responsabilidades, de la libertad y la
autoridad, de la igualdad y la jerarquía.” (Huntington, 2001, pp. 127-128)
54
3.3. Sobre las características de un proceso integracionista
Las relaciones entre los Estados, entendidos como los principales actores internacionales,
conllevan a una serie de desenvolvimientos y consecuencias que pueden convertirse en
positivas o negativas. En el plano positivo, una buena relación entre Estados –basada en
intereses, como ya se ha explicado anteriormente– originaría una alianza o incluso un proceso
de integración, frente a un enemigo en común; mientras que, en el plano negativo, una mala
relación, terminaría en un conflicto, como es el caso de actos hostiles o de índole bélica.
En ese sentido, entender las características de un proceso de integración implica a que nos
enfoquemos, primero, en las relaciones entre los Estados y las consecuencias que éstos generan
en el ámbito internacional.
Como se refiere en la cita de Robles Morchón líneas arriba, existe diferencia entre el Derecho
Comunitario, también llamado Derecho de la Integración y el Derecho Internacional. La
disparidad entre ambos Derechos encuentra su origen en tres conceptos clave: (i) la
coexistencia; (ii) la cooperación; y, (iii) la integración. Cada concepto involucra un eslabón,
que, mediante una correcta interacción entre Estados, termina por convertirse en una fuerte
cadena. A continuación, analizaremos a cada uno de éstos en el mismo orden presentado.
55
al lado de>>, sin que ese existir exija un esfuerzo especial de colaboración; simplemente se
convive en una relación más o menos armoniosa.
La coexistencia entre Estados es la meta mínima, y por eso mismo esencial, del Derecho
Internacional. Cuando la coexistencia pacífica se deteriora y aparece el conflicto, allí está el
Derecho Internacional para intentar que la paz se restablezca. El Derecho Internacional, en esta
acepción primaria, no se propone otra meta que regular la paz y la guerra (y, en general, los
conflictos entre los sujetos de Derecho Internacional, que principalmente son los Estados).”
(Robles Morchón, 1996, p. 30)
19
Referencia a la canción oficial de la República Argentina denominada “La Marcha de las Malvinas”.
56
• En cuanto a el concepto de “integración”:
La “integración” es definida por la RAE como la acción y el efecto de integrar; o, integrarse.
Por tanto, se entiende como la acción de fusionarse, convertirse en uno, enlazarse. En el campo
de las relaciones internacionales, es correcto afirmar que la integración es el nivel más alto de
interacción entre los Estados, pues con ésta, los Estados cuentan ya con una consecuencia y
convergencia jurídica plena, consignándose así el nacimiento de un nuevo ente jurídico
denominado “organismos supranacionales”, cuya definición la explica el maestro Robles
Morchón, conforme a la cita líneas abajo:
“En ella los agentes participantes no sólo cooperan, sino que crean una entidad
nueva en la que se integran, un nuevo ser jurídico que asume una personalidad
distinta a la de los Estados que han acordado crearla; esa nueva entidad se propone
la realización de determinadas acciones o políticas que los Estados no pueden ya
realizar por sí mismos independientemente, puesto que han acordado que sea la
nueva entidad la que asuma ese papel. Mientras que en la cooperación los Estados
siguen siendo ellos mismos los que actúan cooperando, en la integración es el nuevo
ente el sujeto de las acciones, si bien es cierto que el nuevo ente puede ordenar
acciones a los Estados miembros; pero, en todo caso, lo relevante es que éstos no
son los sujetos últimos de las decisiones adoptadas.” (1996, p. 30)
Así pues, un organismo supranacional asigna sus propuestas a los Estados que lo conforman
para que dichos Estados ejerzan unidos y a la par una única unidad referida como bloque. El
actuar de estos determina el cumplimiento del tratado que constituye la organización de dicho
bloque.
Queda claro que los procesos de integración permiten alcanzar los efectos de la materialización
de un organismo supranacional. Por tanto, es importante entender que los procesos de
integración nacen única y exclusivamente de la voluntad de los Estados. “(…) la característica
más notoria de los procesos de integración es que nace de la libertad de los Estados, en tanto
éstos quieran llegar a integrarse con otros Estados, delimitando las formas, medios y
determinaciones, ya sean de índole comercial, política, aduanera, defensiva, etc.” (Valega
Mires, 2018, p. 136).
57
Asimismo, la característica primordial y que debe pasar para que exista este nivel de
integración es, finalmente la cesión de la soberanía.
Para que la cesión de soberanía se lleve a cabo, es fundamental la confianza entre las partes,
pues para que un Estado ceda a otro Estado su soberanía o parte de ésta a fin de que sean
consignadas en el organismo supranacional, el cual se ha desarrollado anteriormente, no solo
basta la cooperación estatal, sino también la absoluta confianza y la buena fe entre ambos entes
estatales. Los procesos de integración implican la renuncia irrefutable de los Estados
cooperantes a su soberanía en las formas que éstos hayan sido cedidos por los tratados o
acuerdos tomados (Valega Mires, 2018).
Es por tal razón que, los organismos supranacionales no generan derechos interestatales, sino
un propio y único derecho que se integra o fusiona con los derechos locales y estatales de los
Estados parte.
20 Para la presente investigación, si bien el autor hablar del Derecho Comunitario, debemos entenderla y leerla
como la integración entre actores estatales, es decir, la integración como un proceso de las relaciones
internacionales.
58
Sin que ello signifique que los Estados dejen de ser entes políticos soberanos, estos
han pactado entre sí la renuncia al ejercicio de determinadas parcelas de su
soberanía, transfiriéndolas a una nueva entidad los poderes correspondientes.
A modo de síntesis, tenemos que, los elementos principales del proceso de integración de los
Estados, en el ámbito y plano internacional son básicamente tres según lo señalado por Valega
Mires:
Libertad: Deseo o necesidad que surge de los Estados para querer o no integrarse o
cooperarse entre sí. Algo similar como la libre determinación de los pueblos.
21 Para la presente investigación, si bien el autor hablar del Derecho Comunitario, debemos entenderla y leerla
como la integración entre actores estatales, es decir, la integración como un proceso de las relaciones
internacionales.
58
Confianza: Construida a partir de la buena y plena relación entre Estados a lo largo
del tiempo, partiendo del principio de la buena fe para lograr así un objetivo o meta
en común.
60
CAPÍTULO 4: DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA, A LA
AMÉRICA INDEPENDIENTE.
Lo antes presentado nos da los lineamientos teóricos sobre los cuales se buscará demostrar
nuestras hipótesis; por ello, en lo que resta de la presente investigación, se presentará el caso
práctico para poder corroborar lo ya antes señalado.
El virreinato del Perú fue una organización territorial del Imperio español, fundada en el año
1542, cuya capital fue la ciudad de Lima. Junto con el virreinato de Nueva España, fueron las
posesiones ultramarinas más importantes para la corona española. No obstante, es importante
señalar, que el virreinato del Perú, fue el principal y más importante virreinato en Sudamérica
durante el periodo virreinal, siendo incluso dicho territorio último bastión y foco de resistencia
real al proceso de independencia. (Haring,1958).
61
territorios ultramarinos al poder directo del monarca. En palabras de Aguilera Barchet, (…)
con carácter general puede decirse que la colonización de la América española estuvo
férreamente sometida a la autoridad absoluta del rey en la medida en que las Indias formaban
jurídicamente parte de la Corona de Castilla (2014).
Esta división administrativa dio paso a un elemento nuclear para la creación de los Estados
americanos: Las Audiencias, que como bien se ha señalado anteriormente, tuvieron un rol
preponderante sobre la autoridad del Virrey y sobre lo que finalmente serviría de prototipo
para la estructuración de nuevos Estados, tales como Bolivia, Chile, Argentina, Perú, entre
otros.
Esto nos pone un aspecto muy importante para tener en consideración. Mientras que, en
Europa, la nación es lo que dio paso a la creación de los Estados (por ejemplo, los alemanes a
lo que sería Alemania, los francos, a Francia, por dar unos ejemplos), en América fueron los
Estados u organizaciones político-administrativas, los que finalmente terminarían creando a
las naciones del nuevo mundo.
62
El referido autor nos remite a lo dicho por Juan Ignacio Gorriti, influyente letrado rioplatense,
que definía que la nación podía entenderse de dos modos: O como gente que tiene un mismo
origen o un mismo idioma, aunque pertenezca a diversos Estados, o como una sociedad
constituida bajo un solo gobierno. En caso está la América Hispana o al menos la América del
Sur, tal como lo estuvieron los griegos de la Antigüedad o lo están los italianos22.(Chiaramonte,
2016),
Acorde con Garriga, las audiencias tienen su origen en el reino medieval de Castilla, donde el
rey era quien resolvía los problemas jurisdiccionales. Ello generó una necesidad en las que el
22
En el primer concepto, podríamos argüir que lo que se constituyó con el mestizaje en Hispanoamérica fue la
creación de una nación “hispanoamericana”, ya que se tenía un mismo origen (el mestizo), el idioma e incluso
una historia común. No obstante, cuando nos enfocamos en las naciones que constituyen los nuevos Estados,
ahí calza la segunda definición, ya que, según Gorriti, también se puede constituir una nación sobre la base de
un gobierno.
23
En palabras de De la Puente Brunke, en el caso del virreinato del Perú, fueron audiencias subordinadas la de
Quito y la de Charcas originalmente, seguidamente con la de Cuzco (2010).
24
Aporte de las revoluciones liberales
63
rey escuchaba las querellas planteadas por los súbditos, rodeándose de letrados y funcionarios
probos cuyo asesoramiento al monarca, ayudaba a resolver los casos, dándose de esta forma lo
que se conocerían como audiencias públicas (1994).
Por ello, el origen de las Audiencias -como institución virreinal- tiene su origen en las
audiencias públicas, ya que, por la constante ausencia física del monarca, estos oidores en
representación del mismo monarca, aplicaran justicia, como una función derivada del mismo
soberano. (Garriga 1994, p. 47-49)
En palabras de Clavero, tanto el virrey como la Audiencia representaban al rey. Siendo este
primero quien la presidía. Por otro lado, otra de las funciones que ejerció la Audiencia, era la
de Cancillería, en su condición de custodio del “sello real”, el cual facultaba la emisión de
normas de mayor jerarquía dentro del sistema monárquico, en el mismo grado y nivel que si
las hubiera emitido el mismo rey. Por ello, al ser custodio del sello y quienes juzgan, son el rey
mismo (1996).
Si bien a los ojos de nuestros tiempos, el Estado -al menos en occidente- tiene su origen en el
Estado liberal producto de la revolución francesa, con separación de poderes y el
reconocimiento de derechos fundamentales, así como ciertas garantías de corte constitucional,
en el momento – tiempo histórico en la que se articulan y organizan estos nuevos territorios
pertenecientes a la corona de Castilla y posteriormente al Imperio Español, no podemos hablar
de una conceptualización de Estado como ente abstracto o entelequia jurídica, o articulación
de un poder constituyente derivado; sino de una organización político-administrativa en torno
al poder absoluto del soberano.
Es necesario por ello aplicar o verlo desde la visión de un absolutismo clásico, donde en suma
y en palabras de Luis XIV de Francia “El Estado soy yo” -en alusión al mismo monarca. Por
ello, toda institución adscrita a la monarquía, en suma, era una representación o una derivación
del poder absoluto mismo del monarca.
64
La estructuración político-administrativa de la américa hispánica, pone en evidencia que estos
territorios, no eran colonias, sino parte integral del imperio, con las mismas instituciones
administrativas que se aplicaban en la península ibérica, por ello no es errado afirmar que los
virreinatos americanos, eran España.
Esta situación de caos, descontento y desorden como consecuencia del reinado de José
Bonaparte, trajo consigo que se crearan juntas autónomas de gobierno, buscando -al menos en
un primer momento- la restauración de los Borbones en el trono. Sin embargo, el caos
peninsular, afectó notablemente el orden y el “status quo” en los virreinatos, puesto que las
ideas liberales, propias de la revolución francesa, llevadas y difundidas a lo largo y ancho de
toda Europa por las guerras napoleónicas, terminó por germinar en el nuevo continente,
llevando a que ideas de libertad comenzaran a orquestarse dentro las élites de los Virreinatos
de Nueva Granda y del Río de la Plata, siendo los máximos representas de este proceso, la
corriente libertadora del norte, liderada por Simón Bolívar, y la corriente libertadora del sur,
por José de San Martín.
25
En la historiografía de España, al proceso de lucha y resistencia contra la ocupación francesa se le conoce
como guerra de independencia española, siendo el levantamiento del 2 de mayo de 1802, una de las fechas de
mayor semblanza.
65
4.2.1. Independencia peruana
A diferencia de otros virreinatos, donde las élites abrazaron las ideas del liberalismo y la
institución de un nuevo orden, a través de la ruptura de lazos políticos con España, el caso del
Perú no fue así.
En primer lugar, por ser el centro del poder político -y militar- español en américa. Es
importante recordar que el primer virreinato que se estableció en Sudamérica fue el del Perú,
sobre la base de este, es que siglos posteriores se constituyeron el de Nueva Granada y el del
Rio de la Plata; no obstante, el rol o preponderancia política de estos no llegó a ser similar a la
del Perú -en gran medida por haber sido ese virreinato, la cuna de un anterior imperio, el Inca
y el primer virreinato en Sudamérica. (Manrique, 1995).
En segundo lugar, por la enorme cantidad de recursos naturales -minas, tierras fértiles, entre
otros. Esto permitió a que el poder económico de este virreinato, en líneas generales a lo largo
de su historia, fuera sumamente importante. A su vez, esto permitió constituir una élite criolla,
que, gracias a la explotación de dichos recursos26, seguido del monopolio comercial con
España, generó una de las oligarquías más poderosas -y fieles- en Hispanoamérica (Manrique,
1995).
En tercer lugar, porque Lima era la puerta de entrada de todos los avances culturales y sociales
provenientes de Europa. No es errado afirmar que Lima era el centro cultural hispano en el
Nuevo Mundo. Es gracias a la entrada de elementos culturales españoles, que, a través de un
proceso de mestizaje con las culturales y pueblos originales, se edifica una nueva identidad
cultural en este sector del mundo; es decir, gracias a la interacción de estas dos civilizaciones
-la hispana y la andina- la hispanidad, como civilización, se amplía a ser una de las más ricas
y poderosas por más de cuatro siglos. Asimismo, como muestra de ello, el virreinato del Perú,
fue el que más nobleza tuvo en su interior -con mayor cantidad de títulos nobiliarios, no solo
para los criollos o españoles provenientes de la “República de Blancos”, sino para las élites
26
En gran medida dicha explotación se permitió gracias al sistema de encomiendas, que facultaba a los
“terratenientes” utilizar mano de obra indígena, la cual fue poco a poco sustituida con el comercio de esclavos.
66
indígenas “República de Indios”, herederos de la nobleza incaica y de otros reinos, cuyos
títulos les fueron reconocidos por la corona española. (Manrique, 1995)
Es por ello, que, ante este contexto de bienestar y bonanza para las elites virreinales del Perú,
a lo largo de toda la existencia de dicha organización político-administrativa, ideas
revolucionarias contra el “status quo” no calaron con gran profundidad y pluralidad como en
otros sectores periféricos al poder de Lima27. Por esta razón, el proceso “libertador” peruano,
no es uno endémico, que nazca de las mismas élites, sino es un proceso exógeno, una
imposición extranjera en aras de salvaguardar sus intereses, los cuales no eran del todo
satisfechos por el poder virreinal español.
Como muestra de ello, encontramos la composición del Ejército Libertador Del Perú, al
mando del General José de San Martín
Si bien, la independencia es proclamada el 28 de Julio de 1821, esta fue más declarativa que
fáctica, ya que el poder virreinal migró a lo que fuera la audiencia del Cuzco, desde donde
empezó y mantuvo férrea resistencia a las fuerzas patriotas28 al mando del último virrey del
Perú, José de la Serna y Martínez de Hinojosa.
27
Con esta afirmación, no negamos la existencia de levantamientos o intentonas revolucionarias anti virreinales
como las de Tupac Amaru II, por citar un ejemplo, sino que estas en comparación con las de Nueva Granada,
Chile, Rio de la Plata, no llegaron a consolidarse ni a popularizarse dentro de las élites, sean criollas o indígenas.
28
Es importante recordar, que desde que comenzaron las revoluciones independentistas, el Ejército Real del
Perú, suprimió muchas de estas, haciendo que independencias de Chile o Provincias Unidas del Río de la Plata
67
4.2.2. Independencia boliviana
Como bien ya se señaló, la independencia del Perú, fue meramente declarativa, puesto que el
poder virreinal se trasladó a la Audiencia de Cuzco, desde donde se realizaron acciones de
resistencia e intento por restaurar el poder virreinal a manos del Virrey La Serna.
Acorde con Natalia Sobrevilla, en su obra “Andrés de Santa Cruz, caudillo de los Andes”,
corrobora lo antes dicho,
Santa Cruz era un hombre ligado a los militares; se entrenó desde temprana edad en
las milicias hispanas y a los 17 años tuvo su primer encuentro la guerra. Estos
hombres estaban convencidos de que el área alrededor del lago Titicaca debía
conservar su unión política, incluso después de que fuera dividida con la creación
del virreinato la Plata en 1776. Cuando las principales ciudades de este virreinato
(Chuquisaca, La Paz y posteriormente Buenos Aires) crearon juntas para gobernar
a nombre del rey de España en 1809 y 1810, los pueblos del sur peruano organizaron
ejércitos para impedir que las provincias cercanas al lago se separaran del virreinato
del Perú. (2015)
De lo antes señalado, observamos desde ya una relación muy ligada al sur del Perú, siendo el
lago Titicaca el punto geográfico de reunión de este pueblo altiplánico, indígena y criollo que
llevaba siglos de estrecha relación cultural, religiosa, económica y comercial.29 Adicional a
ello, esta relación estrecha se materializa en el mismo nombre histórico sobre el cual se conoció
el actual territorio de Bolivia: Alto Perú. Desde ya, la conceptualización de un “gran espacio
geográfico” compuesto por el bajo y al Perú ya era reconocido.
no estuvieran aseguradas mientras el poder virreinal todavía se mantuviera; por ello, era menester, si se quería
garantizar la independencia de las nuevas repúblicas, liberar al Perú aun en contra de las élites y pueblo peruano.
29
Como ejemplo de lo antes señalado, podemos hablar de las relaciones complementarias entre las minas de
Huancavelica que suministraban el mercurio necesario para la explotación de los yacimientos de plata de las
minas de Potosí. Sin contar con las enormes rutas comerciales entre el sur del Perú y el Alto Perú, siendo Tupac
Amaru II uno de los principales comerciantes dedicados a este rubro, y ante la subida de impuestos al rubro,
junto a factores de índole personal por el reconocimiento de títulos nobiliarios, inició su revolución.
68
No obstante, y sin perjuicio de lo antes señalado, el Alto Perú fue cuna de levantamientos que
contribuyeron el proceso de independencia, a pesar de tener, junto con el Virreinato del Perú
o “el bajo Perú”, una clara inclinación en favor del sistema virreinal. Ya para los años 1779 y
1781, se produjeron levantamientos indígenas liderados por Tomás Katari, y Túpac Katari,
quienes tenían una férrea oposición a la excesiva carga impositiva, abusos realizados en la mita
y el desconocimiento de derechos y títulos nobiliarios. (Soux, Asebey Claure, Barragán, Cajías
Fernando, & Seoane de Capra, 2014)
La junta de 1810 en Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, fue un punto de
quiebre al dominio virreinal en dicho territorio. Dados los últimos acontecimientos de captura
y destitución de Fernando VII, la junta Central de Sevilla reemplazó al virrey Liniers en 1809
y nombrado a Baltasar Hidalgo de Cisneros (Soux, Asebey Claure, Barragán, Cajías Fernando,
& Seoane de Capra, 2014)
No obstante, dicho nombramiento no duraría mucho, puesto que el 24 de mayo los más
radicales presionaron a Hidalgo de Cisneros para que presente su renuncia, hecho que así
sucedió. El 25 de mayo, al día siguiente, se reunió nuevamente el Cabildo, para que esta vez
los cabildantes más radicales lograran imponerse estableciéndose “La Primera Junta de
69
Gobierno”, presidida por Cornelio Saavedra siendo nombrados como secretarios Mariano
Moreno y Juan José Pasos; y como vocales Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel
Azcuénaga, Manuel Alberti, Juan Larrea y Domingo Matheu, siendo una de sus primeras
medidas un “Plan Revolucionario de Operaciones” propuesto por Mariano Moreno, con la
finalidad de garantizar y profundizar el proyecto político naciente revolucionario, el cual es el
primer chispazo de independencia y autonomía -fuera de la influencia de la corona española-
rioplatense. (Soux, Asebey Claure, Barragán, Cajías Fernando, & Seoane de Capra, 2014)
Dentro de los planes y alcances del referido plan, estaba el de asegurar la unión de todas
aquellas provincias fuera de Buenos Aires y en especial, las periféricas del Alto Perú, por ello
se estableció una expedición militar en aras de garantizar la integridad territorial. No obstante,
No obstante, esta decisión de cara a retornar el Virreinato del Perú, generó una seguidilla de
expediciones rioplatenses hacia la Audiencia de Charcas, las cuales una a una llegaría a ser
suprimidas por el Ejército Real del Perú, consolidándose la incorporación Charquina al
Virreinato del Perú, después de casi 50 años aproximadamente. Sin embargo, el quiebre del
poder Monárquico en Junín con la batalla de Junín, y posterior derrota definitiva de las fuerzas
monárquicas en Ayacucho, terminó por definir los destinos de libertad en la América Hispana,
no siendo ajena a este destino Charcas. Ahora el debate se esgrimía sobre incorporarse a la
70
naciente república del Perú, a las Provincias Unidas del Río de la Plata o constituir una nueva
República bajo la influencia de Bolívar y afín al proyecto Gran colombino bolivariano.
.
No obstante, a pesar del apoyo de los cabildos, el Mariscal Sucre, quien había comandado a
las tropas patriotas en el Alto Perú y había sido el vencedor de Ayacucho, vio la necesidad de
restablecer un sistema de gobierno provisional que pudiera ser controlado por él mismo
mientras se convocaba una Asamblea Deliberativa que definiera el futuro de este territorio:
Independencia como nueva república, incorporación al Perú o a las Provincias Unidas del Río
de la Plata. No obstante, y hasta que se realizara dicha asamblea, Sucre asumió un poder
provisorio, una especia de gobierno pre-republicano. (Soux, Asebey Claure, Barragán, Cajías
Fernando, & Seoane de Capra, 2014)
71
República de Bolivia, siendo esta aprobada por 37 de los 48 votos posibles. De esta manera,
nace Bolivia. Nace bajo la satisfacción de los intereses Gran colombinos que no querían ni un
Perú grande y poderoso o una más grande Provincias Unidas del Río de la Plata, que pudieran
cuestionar y retar la hegemonía Gran Colombiana en la América independiente, la cual estaba
bajo el dominio personalísimo del dictador Simón Bolívar.
Por otra parte, contrastando los procesos independentistas, vemos que la transformación de
organizaciones político-administrativas, dependientes de la corona española -aunque con cierto
grado de autonomía-, a Estados independientes, puede explicarse bajo lo señalado ya por
Russell, cuando señala que los Estados son seres vivos que crecen, se desarrollan y mueren: el
proceso de independencia es la transformación y posterior muerte de un viejo orden, que da
paso a uno nuevo: Los Estados del Perú y Bolivia. Asimismo, también podemos entenderlo
desde el enfoque del constructivismo, donde las ideas y posiciones de las clases dirigentes
terminaron por modificar, no solo la política exterior de dichos virreinatos, sino transformar la
misma organización político administrativa. Asimismo, dicho proceso de transformación, en
donde se terminó de imponer una posición sobre la otra (la libertad, por encima de la lealtad a
España) se materializó en la guerra de independencia que azotó a todo el continente.
Finalmente, al analizar bajo el enfoque de las fases de integración a las repúblicas de Bolivia
y Perú, como elementos a integrarse, encontramos una estructura que sí podía dar paso a un
proceso integrador.
En primer la fase de supervivencia, ambos tenían enemigos que hacían peligrar la existencia
estos en el caso del Perú, la influencia de Bolívar así como la Gran Colombia, que tenía
identificado al Perú como un adversario a sus planes de hegemonía; por lado Boliviano, el afán
de las Provincias Unidas del Río de la Plata que añoraban reincorporar la vieja audiencias de
Charcas al proyecto republicano independiente, para consolidar y empoderar más su posición
de poder y dominio en el extremo sur de Sudamérica.
72
CAPÍTULO 5: LA CONFEDERACIÓN PERUANO-
BOLIVIANA: NACIMIENTO, FORMACIÓN,
OPOSICIÓN Y DISOLUCIÓN.
En ese sentido, antes de abordar los orígenes propiamente dichos del a Confederación
Peruano-Boliviana, es necesario establecer qué es una confederación, qué similitudes tienen
con otros modelos de integración y qué lo diferencia de los mismos.
En ese sentido, antes de abordar los orígenes propiamente dichos del a Confederación Peruano-
Boliviana, es necesario establecer qué es una confederación, qué similitudes tienen con otros
modelos de integración y qué lo diferencia de los mismos.
73
manera, se constituye una “supranacionalidad temporal” en favor de un eventual gobierno
“nacional” o “central”, ya que este puede revocarse y retornar al estado anterior a la unión por
parte de los miembros.
Por ello, la Confederación es más que un modelo de integración, es un modelo de unión política
de Estados que delegan parcelas muy limitadas de soberanía en favor de una organización
político-administrativa “macro” -que aglutina a los miembros-, en aras de facilitar una
cooperación específica. Es, en todo caso, una fase primigenia o inicial de integración.
Como ejemplo de ello, podemos encontrar lo señalado por Aguilera Barchet, quien presenta el
siguiente ejemplo sobre los orígenes de los Estados Unidos de América,
30
El referido autor señala a su vez que este primer acuerdo constitucional careció de mecanismos institucionales
para ejecutar lo acordado, lo que dificultó notablemente los aspectos operativos de esta unión.
31
Para mayores alcances, revísese el acápite de “Anexos” de la presente investigación, donde se incorpora lo
señalado por el referido documento.
32
Artículo 2do del referido documento.
74
base de parcelas de soberanía cedidas en favor de esta organización político-administrativa;
sino por el contrario preservaba la soberanía estatal, generándose básicamente una delegación
de la representación estatal a nivel internacional, por medio de la personería internacional de
la Confederación misma33 así como un pacto de defensa conjunto y una política militar
integrada sobre la base de la cooperación y constitución de una fuera militar confederada.
Esta integración tan puntual y limitada lo podemos entender porque la guerra contra Inglaterra
se mantenía, generando cierto temor o desconfianza por parte de los Estados, de constituir un
gobierno central poderoso que pudiese limitar o restringir la libertad y autonomía local -similar
a lo realizado por la metrópoli. Por ello, con el objetivo de asegurar y proteger la
independencia, el Congreso Continental es que se articula una estructura administrativa débil
y limitada.
No obstante, al finalizar la guerra de independencia, esta unidad defensiva entre los Estados,
se volvió innecesaria, razón por la cual el Ejército Continental se disolvió, permaneciendo una
pequeña fuerza “nacional”. De esta forma cada Estado volvió a tener su propio ejército y en
algunos casos su propia armada.
Dos rasgos característicos, de una Confederación, en palabras del profesor Carreras, son las
siguientes:
a) Las instituciones que lo componen tienen dos particularidades: Su órgano superior está
compuesto por representantes de los gobiernos de los Estados miembros -que ejercen
una especie de función similar a la de un embajador-, aplicando lo establecido por sus
gobiernos respectivos. Y los acuerdos que se establecen, solo generan obligaciones
sobre los Estados miembros, mas no los ciudadanos. De esta forma, la obligatoriedad
de los acuerdos o normas confederadas serán obedecidas o aplicadas por los
individuos, en la medida que sus Estados así lo exijan. De esta forma, no se establecen
relaciones jurídicas entre la confederación y los ciudadanos, sino entre la confederación
33
Artículo 3ero, 7mo y 9no del referido documento.
75
y los Estados. (De Carreras,2005)
Posterior a lo ya mencionado sobre los Estados Unidos de América, vemos que esta unión
política o proceso primigenia de integración por parte de las Trece Colonias, terminaría
consolidándose y potenciándose a través de la adopción de un modelo federal, el cual muchas
veces es confundido con el confederal. Por ello, es importante definirlo y diferenciarlo.
Acorde con Rivera García, en el pensamiento calvinista se suele reconocer la existencia de tres
pactos que a menudo se celebran simultáneamente: un pacto religioso entre Dios y el pueblo,
el cual consiste en una unión entre desiguales porque solo se derivan obligaciones de los
hombres frente a Dios (2013).
Un pacto civil que a su vez se suele escindir en dos: uno entre todos los miembros
de la comunidad política, es decir, entre iguales, y por ello se asemeja a un contrato
o pacto o social. (…)
76
Y un segundo contrato entre el pueblo y el sumo magistrado34, el cual supone una
alianza entre sujetos desiguales, pero de él se derivan obligaciones recíprocas: el
pueblo conserva la soberanía, la majestad, y, al mismo tiempo, se compromete a
obedecer al magistrado. Obediencia que no es incondicional, pues el magistrado
debe atenerse a la ley fundamental de la que él no es autor. (Rivera García, 2013).
Lo señalado por Rivera García, coincide también con lo señalado por Pierre-Joseph Proudhon,
que estableció
la tesis de que el Estado sólo debía intervenir en aquellos casos en que las unidades
inferiores que forman el cuerpo político no puedan hacerlo; reconocía que el
contrato federal equivale a un pacto sinalagmático y conmutativo «cuya condición
34
Para fines “Estatales” o de organizaciones político-administrativas, el término magistrado, debe entenderse
como el gobierno nacional o federal, es decir la máxima autoridad política de los diversos pueblos o colectivos.
Es decir, la visión de un pacto civil entre los miembros de la comunidad política, se debe entender como la
constitución propia del Estado, miembro de la Federación, y el contrato entre el pueblo y sumo magistrado,
“como la constitución federativa”
77
esencial es que los contratantes se reserven siempre una parte de soberanía y acción
mayor de la que ceden»; admitía igualmente, que el poder federal, el órgano de la
gran colectividad, «no puede absorber las libertades individuales, corporativas y
locales que son anteriores a él, puesto que le han dado nacimiento, sólo ellas le
sostienen» y, además, son superiores al poder central; y, por último, que el principio
federal une la moderna lucha por la igualdad con la tradición, con las libertades
corporativas y locales heredados de época pasadas. (Proudhon, 1985)
En una concepción de división federativa, los federados no pierden sus derechos porque del
pacto federal no surge un sujeto con poder ilimitado como lo es el soberano o leviatán
hobbesiano, por ello, el federalismo es una unión con autonomías, con libertades, que queda
plenamente definida en pacto irrevocable, donde se asegura la unión e integración, pero sin
que se pierda la libertad del ejercicio político propio de la organización político-administrativa
pre federal.
78
5.2. Nacimiento de la Confederación Peruano-Boliviana
Los primeros años de vida independiente para ambos nuevos Estados fue sumamente caótico,
ello por apostar a un modelo estatal que si bien era el resultado de la “moda” alrededor del
mundo -estado liberal, republicano-, la historia demuestra que “el ADN político” de las
poblaciones del bajo y alto Perú estuvo ligado estrechamente al absolutismo monárquico: sea
la teocracia de los reinos preincaicos, el mismo incanato y el virreinato. En donde la
personificación del Estado estaba establecida por la sucesión de una familia, sea por origen
divino -incanato- o por acuerdo de pacto social35. Por ello, al apostar por un modelo
republicano, donde nunca existieron instituciones de esta índole, que hicieran viable la
consolidación de la república, es que vemos el abrumador caudillismo tanto en el Perú como
Bolivia.
35
Es importante señalar la posibilidad de haber establecido una monarquía constitucional en el bajo Perú como
bien lo señaló San Martín durante su protectorado, por ser más acorde con la idiosincrasia de la población y con
la tradición e historia política de la misma. De haberse consumado el modelo monárquico, muy posiblemente
habría existido una mayor estabilidad durante los primeros años de vida independiente. No obstante, la
intromisión de Bolívar, significó para el Perú, alejarse de las ideas monárquicas, la pérdida de territorios tales
como Guayaquil -o incluso el Alto Perú-, la abolición de las instituciones indígenas virreinales que daban un
orden social y en suma la entrada al caos y desgobierno propio de una sociedad desorientada que apostó por
una moda, más que por su propia tendencia política natural. Hecho que no fue casualidad, porque de haberse
configurado orden y estabilidad para el pueblo del Perú y en suma para el Estado Peruano, muy probablemente
la tradición imperial del Incanato y del Virreinato, hubiera significado la absorción de las nuevas repúblicas
sudamericanas, hecho que atentaba contra el modelo y sistema dictatorial y personalista que buscó imponer
Bolívar.
79
proyecto nacional, una visión de país, a diferencia de otras repúblicas, donde si bien hubo caos
también en sus inicios, esta fue menor a lo vivido por Perú y Bolivia.
Por otra parte, también se ganó el desprecio de las poblaciones indígenas y afroamericanas al
restituir la esclavitud, así como la división de las tierras comunales indígenas, el tributo
indígena, la mita y los pongüajes, con el objetivo de contribuir con la economía nacional.
(Basadre, 2002). Y sin contar con la expropiación de la ciudad de Guayaquil que pasó a formar
parte de la Gran Colombia.
Dentro de este escenario lesivo a todas luces para los intereses nacionales del Perú, Bolívar
promulga la denominada “Constitución Vitalicia”, la cual establecía un poder ejecutivo con
amplias atribuciones, vitalicio y con derecho a designar un sucesor (una dinastía36), un
Congreso hereditario -similar a la cámara alta en Gran Bretaña- y una administración y
centralizada, autoritaria y militarista. Este modelo bolivariano se replicó para La Gran
Colombia, Bolivia y para el Perú. (Basadre, 2002)
36
Si bien este modelo, era más afín con lo que se ha denominado “ADN político”, el rechazo a la persona de
Bolívar no hacía factible la consolidación de este proyecto.
80
Por lado boliviano, encontramos una historia similar -y en opinión personal en gran medida
por las mismas causas ya antes señaladas-, los primeros años de vida independiente estuvieron
caracterizados por la fuerte inestabilidad política, así como las amenazas externas que hacían
peligrar la integridad territorial y la soberanía misma del propio Estado. Como muestra de ello,
podemos hacer referencia a la invasión brasileña a la provincia oriental de Chiquitos, lo cual
trajo como respuesta de la recién independiente república, al mando de José de Sucre, vencedor
de Ayacucho, que se enviara al ejército libertador si es que las fuerzas brasileñas no se
retiraban.
Otro hecho similar, lo encontramos con la invasión peruana a Bolivia de 1828, a manos del
General Gamarra -que contaba con la autorización del presidente La Mar-, quienes veían con
extrema desconfianza la permanencia de Sucre como presidente de Bolivia, así como la
permanencia de efectivos gran colombinos en dicho territorio. Ello, por las tensiones que
venían elevándose entre La Gran Colombia y el Perú, las cuales explotarían con la guerra Gran
Colombo-peruana de 1828. (Barragán Romano, Rossana; Lema Garrett, Ana María; Mendieta
Prada (Coordinadoras); Peres-Cajías, José; Ucullo Pereira, Andrea, 2014).
Con el triunfo de la invasión peruana a las fuerzas de Sucre, el Estado Boliviano, abolió la
constitución vitalicia impuesta por Bolívar, se retiraron las fuerzas gran colombinas del
territorio y se estableció la renuncia de José de Sucre como presidente. De esa forma, el Perú
logró cerrar la amenaza de la retaguardia y poder centrar sus fuerzas en el norte, ante el
inminente conflicto con las fuerzas de Bolívar desde la Gran Colombia. . (Basadre, 2002)
A partir de ese momento, Santa Cruz, asume la presidencia de Bolivia, logrando darle más
estabilidad que la que llegó tener el Perú. No obstante, las ideas de unión o integración entre
estos incipientes Estados recién independizados seguían cuajándose, aunque con distintas
visiones.
Dentro de las ideas nucleares que sostienen a esta corriente, es la visión de un mismo pueblo-
nación, divididos en dos Estados u organizaciones político administrativas37, el cual tiene una
historia común, tanto prehispánica como virreinal, mismo idioma, fe. En palabras de Kelsen y
Smend, “componentes espirituales del pueblo”, es decir, un mismo espíritu -entendiendo que
el pueblo-nación, es el componente espiritual del Estado, repartido en dos organizaciones
político administrativas. Por ello, la idea de la creación de Bolivia, como un estado separado
del bajo Perú responde, para quienes comparten la presente corriente, a intereses extranjeros -
principalmente de Bolívar- por debilitar el poderío del Perú y crear una especie de “estado
tapón” entre Lima y Buenos Aires.
El problema con esta visión de unionismo o integración, es sobre qué base se iba a constituir
la unión: sobre la hegemonía de Lima, la hegemonía de Bolivia, o sobre un modelo más
equitativo e igualitario entre los miembros. Sobre esta interrogante, encontramos a las máximes
efigies de estas vertientes: Agustín Gamarra (bajo-peruano), Antonio Gutiérrez de la Fuente
(bajo-peruano) y Andrés de Santa Cruz (alto-peruano).
37
Si quisiéramos hacer un paralelismo, podríamos hablar del II Reich o Imperio Alemán y Austria, una misma
nación germana, separados por dos Estados, aunque con la particularidad de ostentar diferentes credos -el
protestante luterano alemán, y el católico austriaco. En el caso de Perú y Bolivia, ambos pueblos comparten una
misma religión, pudiendo ser más homogéneos en componentes espirituales / inmateriales.
82
El “triunvirato” Santa Cruz-Gamarra-Gutiérrez, que propició la creación la logia
Independencia Peruana en 1829, ni tenía un mismo camino ni buscaba un mismo
fin. La unión de Bolivia y Perú era vista de modos radicalmente distintos entre el
primero y los dos siguientes. Para Gamarra y Gutiérrez de La Fuente, la
reintegración del territorio injustamente separado era una meta. (…). No era un
esfuerzo por buscar equilibrios y un rol justo y proporcional entre las tres grandes
regiones de sus territorios, era, simple y sencillamente, la absorción de Bolivia bajo
la égida de Lima. (Parkerson, 2018, p. 26)
Por otro lado, Santa Cruz, no veía la integración entre ambos como una absorción sobre la
hegemonía de uno u otro, puesto que ya tenía identificado que el constante caudillismo, mal
endémico del alto y bajo Perú, podría ser una amenaza al proyecto integracionista. En ese
sentido, el consideraba necesario restaurar la antigua visión de audiencias y sobre esa constituir
a los Estados que configurarían la Confederación Peruano-Boliviana:
Para desarrollar más los matices de esta idea, daremos paso desarrollar la vida, obra y legado
del -en opinión personal- padre del unionismo peruano-boliviano: el Mariscal Andrés de
Santa Cruz.
83
5.2.2. Santa Cruz, padre de la Confederación Peruano-Boliviana.
En palabras de Natalia Sobrevilla, la zona donde Santa Cruz pasó la mayor parte de su vida y
dejó su huella más grande rara vez es tomada en cuenta como una unidad. Esto se debe en gran
medida a que hoy en día Perú y Bolivia son dos repúblicas distintas. (2014, p,12)
En esa misma línea encontramos lo dicho por Natalia Sobrevilla, quien señala
La idea de patria era para el joven orureño, como para todos quienes combatieron
los casi 16 años de guerra por la libertad (criollos, mestizos e indígenas), la de
derrotar al imperio español y la de crear una gran nación americana. Los sacrificados
nombres y mujeres que lucharon en lo que hoy es territorio de Bolivia, no tenían
conciencia de que lo hacían por la futura nación que se llamó Bolivia, estaban
inmersos -como todos los demás- en la confrontación no resuelta entre las corrientes
libertadoras del norte y del sur bajo el paraguas de las jurisdicciones virreinales de
Lima y Buenos Aires y sus respectivas audiencias. (Parkerson, 2019, p. 19-20)
84
hispanoamericana, resultante del mestizaje del mundo americano y español, la cual fue
disgregada en las naciones derivadas de los nuevos Estados.
Durante los años inmediatamente posteriores a la guerra, todos los combatientes del
bando victorioso recibieron la ciudadanía en los países a los cuales ayudaron a libera
Este fue el caso de Santa Cruz, que, si bien había nacido en La Paz, se sentía y
actuaba como peruano, especialmente en los primeros años después de la
independencia. Incapaz de impedir la creación de Bolivia, Santa Cruz optó por el
segundo mejor resultado posible: la unión de la nueva república con el Perú.
(Sobrevilla, 2014)
De esta forma ante la separación de lo que para Santa Cruz fue siempre su patria, “El Gran
Perú”, entendido como la unión indivisible entre el bajo y alto Perú, la Confederación fue el
resultado natural para iniciar un proceso integrador, a través de una unión en primer momento
político militar, que de haberse podido consolidar, hubiese podido dar paso a un estado
plenamente integrado y unido en un sistema federal, como pasó con los Estados Unidos de
Américo, o varios años después con la Confederación Germánica que diera paso al II Reich.
La Confederación fue planteada por Santa Cruz no solo porque creía que este era el
mejor arreglo político posible, sino también como un intento de afrontar su
problemática identidad. Ella resultaba atractiva para muchos que, como él, se sentían
ligados a más de una zona, y crecieron a finales del periodo colonial enfrentando el
surgimiento de fuertes sentimientos nacionalistas Lo interesante de la propuesta de
Santa Cruz -Y en esto siguió cerca de Bolívar- era la importancia depositada en que
las identidades "nacionales separadas coexistieran dentro de la estructura estatal de
85
la unión. 1836 escribió que Perú debía desaparecer y ser convertido en dos Estados
que se confederarían con Bolivia. Los tres conformarían un gran espacio político el
cual cada uno conservaría su individualidad e independencia. (Sobrevilla, 2014)
De hecho, Santa Cruz fue el propulsor de uno de los dos grandes proyectos
nacionales, el primero el ya citado de Olañeta y Sucre, y el segundo el suyo propio,
que intentó, en un momento germinal en el que la formación de las realidades de los
nuevos Estados sudamericanos recién comenzaba en los Andes centrales, mantener
la coherencia, solidez y proyección histórica de lo que había sido el corazón imperial
incaico y español antes de la independencia.
Para mediados de 1836, el Perú vivía un estado de anarquía. Inmerso en una cruenta guerra
civil entre el presidente, general Luis José de Orbegoso, y el general Felipe Salaverry, quien
se autoproclamó Jefe Supremo del Perú en febrero de 1835, y fue paulatinamente extendiendo
su autoridad en el resto del país. Este hecho, generó que el General Orbegoso se replegara al
sur del Perú, instituyendo a Arequipa, como sede de su gobierno. (Basadre, 2002).
86
Cruz y este último. En dicha reunión se planteó la idea de establecer la Confederación Peruano-
Boliviana. De esta forma, Gamarra, con apoyo de Santa Cruz y de Bolivia, ingresaría al Perú
por Puno, ocupando Cuzco, declarando la independencia del estado Sur peruano (Basadre,
2002).
Producto de la invasión de Gamarra en el sur del Perú, el presidente Orbegoso -en un acto
desesperado por la guerra civil y ahora con este tercer elemento al sur del Perú, próximo a su
sede de gobierno, en Arequipa- solicitó ayuda al Mariscal Santa Cruz, amparándose en la
autorización otorgada por el congreso peruano en 1834, que le facultaba solicitar ayuda
extranjera en caso que peligrara la República. (Basadre, 2002).
De esta forma, Santa Cruz, al encontrar una posibilidad con mayor ventaja dada por el
presidente Orbegoso, decide firmar el pacto de ayuda con el presidente peruano el 15 de junio
de 1835. Comprometiéndose a enviar al ejército boliviano a restablecer el orden en el Perú,
acto seguido, se establecería una Asamblea representativa en lo que sería el Estado Nor-
peruano y otra en el Sur, los cuales constituirán a los dos nuevos estados del “bajo Perú”. Este
acuerdo, fue considerado por el Mariscal Gamarra como una dura traición y una ruptura de lo
que previamente ya habían pactado; por ello, es que este se aliaría con Salaverry para hacer
frente a la “invasión” boliviana (Basadre, 2002).
Estas coaliciones, Orbegoso – Santa Cruz / Gamarra – Salaverry, llevó a una serie de
enfrentamientos que tendría como resultado final, el exilio del Mariscal Gamarra y el
fusilamiento de Salaverry tras la derrota de la Batalla de Socabaya, el 7 de febrero de 1836.
Con la pacificación del Perú, la siguiente fase, de cara a la creación de la Confederación
Peruano-Boliviana, era la instauración de las asambleas tanto en el norte como sur del Perú.
Los departamentos del sur (Cuzco, Ayacucho, Arequipa y Puno) se reunieron en Sicuani,
dando paso a la creación del Estado Sur Peruano, designando como Supremo Protector a Santa
Cruz. Acto seguido, fue la instauración de la asamblea de los departamentos del norte, reunidos
en Huara (Lima, Junín, Amazonas y La Libertad), constituyéndose de esta manera el Estado
Nor peruano, siendo Supremo Protector, el Mariscal Andrés de Santa Cruz. Por el lado
87
boliviano, se constituyó el Congreso de Tapacarí, dando su beneplácito al proyecto
confederado de su presidente. (Basadre, 2002). De esta forma el 28 de Octubre de 1836, el
Mariscal Andrés de Santa Cruz promulga el Decreto de Establecimiento de la Confederación
Peruano-Boliviana.38
Ante esta nueva modificación territorial -el fraccionamiento del bajo Perú- se convocó el
Congreso de Tacna, para que, a través de los representantes plenipotenciarios de los tres
Estados, se estableciera la estructura administrativa, así como la creación de las instituciones
confederadas. El texto final, el Pacto de Tacna3940 (1837) fue un tratado internacional suscrito
por los representantes de los tres Estados, que terminaría por fungir como texto constitucional
de la nueva confederación. En este tratado o pacto, se establecía que cada Estado preservaría
su propio gobierno, sin perjuicio de la creación de un gobierno central, denominado
“Protectorado” así como un ente legislativo bicameral confederado. La jefatura del gobierno
central sería denominada “Protector de la Confederación”, la cual tendría una duración de diez
años, con reelección inmediata. (Basadre, 2002)
38
Revisar Anexos
39
Es importante señalar, que los representantes plenipotenciarios fueron designados por el mismo Santa Cruz,
lo cual de alguna manera no satisfizo los intereses o expectativas de las élites de los tres Estados. Este hecho se
intentó reparar con un nuevo Congreso, el cual no llego a darse por las guerras en las que cayera inmersa la
Confederación Peruano-boliviana.
40
Revisar Anexos
88
Como se observa con este proceso, el Confederalismo, es más una unión o cooperación que
una integración. En todo caso, podemos considerar al confederalismo como el primer peldaño
de un proceso integrador que naturalmente desemboca en un modelo federal41, ello en
concordancia con lo señalado por Robles Mochón que señala que no solo basta una actitud
pasiva de buena convivencia, sino el alcanzar metas u objetivos comunes de forma coordinada
y estructurada. En este caso, se considera que como objetivo común – e incluso global- de
todos aquellos procesos confederativos, fue la defensa y asistencia militar mutua y recíproca
entre los Estados miembros -principalmente en el frente externo y en algunos casos para el
restablecimiento del orden interno. Si analizamos el contexto independentista
hispanoamericano -o incluso el de las Trece Colonias- la principal amenaza a la independencia
de los nuevos Estados eran las potencias europeas o fuerzas realistas.
Se entiende esta legación como una consecuencia al temor propio de la concentración del poder
que terminara por arrebatar la tan ansiada soberanía estatal que los nuevos estados lucharon
por conseguir. Por ello no podemos hablar de una organización supranacional propiamente
dicha, ya que no estamos ante una cesión o renuncia expresa de parcelas de soberanía en esta
nueva organización político-administrativa constituida por Estados. Lo cual permitía que el
Estado pudiera recuperarla y retirarse si es que así sus intereses lo consideraban beneficioso.
Esto se fundamenta y explica en lo señalado por Hobbes, que todos los seres vivos se
relacionan en la realidad buscando obtener impulsos vitales que satisfagan un deseo natural de
41
Como ejemplo a ello, tenemos a los Estados Unidos de América, o Las Provincias Unidas del Río de La Plata
/ Argentina, que, si bien en un primer momento apostaron por un modelo confederado, finalmente terminaron
decantando en una república federal. De igual modo podemos considerar a la Confederación Germana y
posterior Imperio Alemán
89
supervivencia y de bienestar. Al ser los Estados, proyecciones de los pueblos y naciones que
los componen, no es errado afirmar que los Estados actúan en el escenario internacional
buscando los mismos impulsos vitales que satisfagan seguridad y bienestar. Sin embargo, es
justamente la falta de supranacionalidad y la facilidad de recuperar la soberanía delegada, lo
que hace que la confederación sea considerada como una fase muy incipiente de integración,
por la misma fragilidad con la que esta se estructura y articula, la cual permite que amenazas
exógenas como endémicas terminen por destruir dicho proceso.
Asimismo, esto podríamos definirlo como “estructuras” que sostienen el proceso confederado,
pero es necesario centrarnos en lo que en la visión de la dialéctica denominaríamos
“superestructuras”.
En el caso puntual vemos que efectivamente, el fin de supervivencia y seguridad ante amenazas
internas y externas se llegó a cumplir en un primer momento -la pacificación del Perú a pedido
de Orbegoso es una muestra de ello- así como garantizar la supervivencia e integridad de
Bolivia frente a Argentina por Tarija. Esta primera fase, vemos un enfoque realista de las
relaciones internacionales, dado que el contexto en donde se aplica el confederalismo, es uno
de amenazas a la integridad y existencia misma de los Estados.
90
confederado, no es posible consolidar una fase económica en un proceso integrador, cuando
las élites no tienen definido el norte hacia donde se dirigen42.
42
Nuevamente es necesario enfocarnos en simultaneo en el constructivismo, puesto en este aspecto, son las
élites las que influyen y determinan la conducta del actor estatal. Incluso con el mismo realismo, ya que la falta
de coincidencia en los intereses, es lo que finalmente suscita el conflicto
91
A nivel interno, encontramos los siguientes ejemplos:
Para sus críticos bolivianos hay dos Santa Cruz: el gestor del ordenamiento y la
organización de la nación prácticamente en bancarrota y anarquía que recibió en
1829, y el aventurero que en 1835 se embarcó en la quimera de la Confederación, la
cual acabó destruyendo lo que había hecho hasta entonces. La mayor acusación en
su contra es que era “más peruano que boliviano” (Parkerson, 2019, p 16)
Esto de alguna manera se sustenta lo antes señalado, en el hecho que Santa Cruz, al
momento de aceptar la presidencia de Bolivia, solicitó al congreso peruano que se le
permitiera ser presidente manteniendo la nacionalidad peruana. Este hecho terminó por
generar desconfianzas y recelos en ambos lados del Lago Titicaca, porque tanto el bajo
como el alto Perú lo veían como un extranjero, leal al otro Estado.
Para sus críticos peruanos, era uno más de los caudillos que pugnaban por la
preeminencia, igual que Agustín Gamarra o Luis José de Orbegoso, y parte de un
periodo convulso en el que la Confederación fue un episodio más. Desde esa óptica,
además, Santa intentó debilitar al Perú dividiéndolo en dos países para sentar la
preeminencia boliviana sobre los dos Estados más débiles. (Parkerson, 2019, p 16)
Santa Cruz Enfrentó mucha oposición de los líderes peruanos, que lo habían
considerado un compatriota, pero ahora usaban su lugar de origen para restarle
legitimidad. Aceptó así ser presidente de Bolivia solo cuando advirtió que jamás
sería visto como peruano debido al accidente de su nacimiento. Incluso en este
momento su identidad se encontraba en proceso de cambio, y sus muchas cartas de
esta época muestran cuán difícil fue para él abandonar su sentimiento de ser peruano.
Su lealtad a su país de adopción era tal que incluso solicitó permiso al Congreso del
Perú para que se le permitiera ser presidente de Bolivia conservando su nacionalidad
92
peruana (Sobrevilla, 2014)
En esa misma línea encontramos también la postura de Cecilia Méndez que pone en
evidencia el desprecio por parte de las élites Nor peruanas y principalmente costeñas que
despreciaban a Santa Cruz por su origen “extranjero” y ser de origen indígena (2000).
Puede considerarse como un hecho atribuible al mismo Santa Cruz, el hecho que este
proceso, respondió a los intereses de líderes particulares (Orbegoso, el mismo Santa Cruz,
Gamarra en un primer momento) y no necesariamente a intereses colectivos. No existen
registros de la época que reivindiquen masivamente la idea de una nacionalidad “gran
peruana” sino por el contrario, la idea de nacionalidad sobre la base de los nuevos Estados.
Es decir, nuevamente referirnos a que, en Hispanoamérica, el Estado termino por construir
a las naciones independientes, y no fueron las naciones independientes quienes
construyeron el Estado.
De haber sido de esa manera, hablaríamos probablemente de esta visión de “Patria Grande”
de Bolívar o de un solo Estado Hispanoamericano independiente de España. Por el
contrario, la independencia significó la destrucción de una nación hispanoamericana y la
creación de micro nacionalidades derribadas de los estados nacientes.
Esto de alguna manera pone en evidencia sobre el constructivismo, en el sentido que no solo
basta con la fuerza de las ideas de las élites, sino que estas a su vez tienen que tener una
capacidad de arrastre hacia las masas o bases populares, que sostengan y fortalezcan el
proyecto nacional que se busca construir. Esto último a su vez se hace explícito ante la falta
de representantes estatales designados por los mismos Estados y no por el Supremo
Protector (Méndez, 2000).
Otro factor determinante para el fracaso del proyecto confederado, fue la falta de claridad
sobre el modelo de desarrollo que se tendría que aplicar: ¿Un librecambismo o un modelo
proteccionista? Esa contraposición entre las élites costeñas y nor peruanas principalmente
93
(librecambistas) y los sur peruanos y bolivianos (proteccionistas) (Manrique, 1995) llevó al
enfrentamiento entre las clases dirigentes; ello sumado al caudillismo endémico, terminó
por impedir que se consolide el proyecto de Santa Cruz. (Gootenberg, 1997).
Como muestra de esto último podríamos mencionar a Ramón Castilla, prominente figura
peruana, originario de Tarapacá y miembro de una familia poderosa de las élites costeñas
del sur del Perú, que venía con malos ojos el proyecto confederado, por considerarlo una
visión hegemónica de Bolivia sobre el Perú y por afectar los intereses económicos
particulares. Otro caso lo encontramos con Agustín Gamarra, que, si bien coincidía en una
unidad político-administrativa entre el bajo y alto Perú, esto tenía que establecerse bajo la
hegemonía del Perú -como una unidad y no como dos Estados fragmentados- incorporando
a Bolivia, sometiéndole a los intereses costeños y por ende librecambistas.
Ante esa limitación, la proyección geopolítica de Chile, según Portales, estaba dirigida hacia
el océano pacífico, por lo tanto, tenía que alcanzar la hegemonía del pacífico sur, para ello
94
su análisis establecía una “suma cero” en relación a su competidor natural: el puerto del
Callao y por consiguiente el Perú. Por las características geográficas, el Perú tenía una
potencialidad más grande que la chilena, ello por lo basto, rico y diverso del territorio
peruano; por ello, todo elemento o hecho que fortaleciera al Perú, terminaba por debilitar a
Chile. En esa lógica geopolítica, Portales veía la consolidación del proyecto confederado
como la condena para Chile de querer consolidar la tan añorada hegemonía en el pacífico
sur.
En paralelo, las disputas territoriales entre Bolivia y Argentina por las provincias de Tarija
y Jujuy, no fueron ajenas al teatro de operaciones confederado. Bajo el mando del general
Otto Braun, las fuerzas confederadas también derrotaron a la Confederación Argentina en
la batalla de Montenegro. (Basadre, 2002)
95
Si bien en un primer momento lograron vencer y derrocar al presidente Nor peruano –
Orbegoso, quien asumió una posición anti confederada y anti chilena-, estableciendo en la
presidencia a Agustín Gamarra tras el triunfo del combate de Portada de Guías (1838).
A pesar del triunfo, los “Restauradores” tuvieron que abandonar Lima, que fue
reconquistada por las fuerzas confederadas. Ello llevo a que se modifique el teatro de
operaciones, estableciéndolo en el Callejón de Huaylas, donde finalmente Santa Cruz es
derrotado en la batalla de Yungay, un 20 de enero de 1839. (Basadre, 2002)
Esta derrota obligó a Santa Cruz a buscar refuerzos en el Estado Sur Peruano; no obstante,
triste fue su sorpresa al descubrir que generales bolivianos, destacados en dicho territorio,
Ballivian y Velasco, se le habían sublevado, perdiendo así toda esperanza por restablecer
una fuerza de reconquista y salvar su tan amada Confederación Peruano-Boliviana. De esta
manera hace efectiva su renuncia como Supremo Protector el 20 de febrero de 1839 y con
ella dando fin a su proyecto confederado. (Basadre, 2002)
¿Qué significó la consolidación de los intereses nor peruanos y de las élites librecambistas?
En primer lugar, significó definir un modelo de desarrollo económico, el cual no lograba
establecerse ante las disputas de las élites andinas del sur; las cuales estaban más integradas
con las de Bolivia; ello como consecuencia de la sinergia e interdependencia económica
desde tiempos virreinales. Se podría considerar que, tras esto, se comienza a construir un
Perú que enfoca su desarrollo mirando al Pacífico, pero descuidando y dándole la espalda
al Ande; hecho sumamente paradójico puesto que es esa zona geográfica, donde se
concentra la mayor riqueza natural del país y a la vez, la de menor desarrollo y mayor
desigualdad incluso hasta nuestros días.
96
Finalmente, la falta de una visión geopolítica que trascienda más allá del caudillo, y que
termine por ser interiorizada por las élites sociales, contribuyó enormemente al fracaso de
la Confederación. Porque no se logró -o en todo caso se subestimó- la amenaza que
representaba la doctrina portaliana no solo para el Perú, sino para la misma Bolivia, ya que
a partir de esta es que se genera el punto de partida para que finalmente se desencadena en
la Guerra del Pacífico. Tampoco se logró comprender las potencialidades que esta unión
hubiera generado de haberse consolidado, al existir una sinergia y una enorme diversidad
de recursos, hablar de un Gran Perú, como hegemón del Pacífico Sur americano no hubiera
sido descabellado de haber existido un proyecto nacional, más allá de los sueños del
Mariscal Andrés de Santa Cruz. Sin embargo, los intereses particulares del Estado
Norperuano, así como de las élites costeñas impidieron la consolidación de este proyecto.
97
Conclusiones
La historia del Perú, junto con la de Bolivia, comparten elementos, muchas veces hasta
idénticos. Pero si algo es característico es lo convulsa de nuestra historia y la seguidilla de
sucesos -incluso hasta trágicos- que nos muestran a organizaciones político-administrativas
carentes de consolidarse como Estados o de tener un proyecto geopolítico viable y bien
definido que permita el desarrollo de nuestros pueblos. Ante esta situación es que se escogió
un periodo común en nuestra historia, si bien corto, con bastante potencialidad que
tristemente no logró cuajarse.
98
sorprender que las organizaciones confederadas tuvieran muy poco poder o capacidad de
acción; ello, como consecuencia del temor propio de los Estados a la concentración del
poder que hubiera arrebatado la tan ansiada soberanía estatal que los nuevos Estados
lucharon por conseguir. Por ello, no podemos hablar de una organización supranacional
propiamente dicha, ya que no estamos ante una cesión o renuncia expresa de parcelas de
soberanía en esta nueva organización político-administrativa constituida por Estados.
99
de los Estados.
Cuando el proceso Confederado del Gran Perú lo contrastamos en la siguiente fase, vemos
que sí existía una sinergia entre el Estado sur peruano y Bolivia; sin embargo, no existía una
posición homogénea al interior de las élites económicas sobre el modelo económico a
seguir: las élites costeñas y norperuanas, apostaban por un modelo librecambista (Manrique,
1995), mientras que las élites andinas por el proteccionismo. Esta divergencia, fue
determinante para condenar al fracaso el proyecto confederado, no es posible consolidar un
proceso integrador cuando no se tiene claro la forma y medio sobre el cual se quiere
constituir dicho proceso.
Esto termina por ser la causa principal del fracaso del proyecto confederado, ya que como
bien lo señala el constructivismo, “el comportamiento de los Estados se define sobre la base
del pensamiento, identidad y normas sociales de las élites”. Al existir dentro de la
Confederación un Estado -el Nor peruano- con una visión discordante con los otros dos -Sur
peruano y Bolivia-, al existir puntos divergentes y opuestos entre sí, es difícil construir,
mantener y consolidar un proyecto integrador, dado que la oposición de visiones entre las
élites finalmente termina por generar un enfrentamiento de cara a alcanzar la hegemonía,
que fue lo que finalmente terminó sucediendo apoyado por los intereses geopolíticos de
100
actores externos como Chile y Las Provincias Unidas del Rio de la Plata.
101
Bibliografía
Aguilera Barchet, B. (2014). Entre Estado y nación Sociedad, poder y derecho, de la prehistoria a la
integración Europea. Madrid: Instituto de Estudios Jurídicos Internacionales.
Álvarez Londoño, L. F. (2007). Derecho Internacional Público (Cuarta ed.). Bogotá: Pontificia
Universidad Javeriana.
Barragán Romano, Rossana; Lema Garrett, Ana María; Mendieta Prada (Coordinadoras); Peres-
Cajías, José; Ucullo Pereira, Andrea. (2014). Bolivia, su historia, Tomo IV Los primeros cien
años de la República 1825-1925. La Paz: Plural Editores.
Bazán Cerdán, F. (2005). El estado del arte del derecho consuetudinario: Caso del Perú. Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 51-82.
Bodin, J. (2006). Los seis libros de la República. (P. Bravo Gala, Ed.) Madrid: Tecnos.
Clavero, B. (1996). La monarquía, el derecho y la justicia. En E. Martínez Ruis, & M. De Pazzis, Las
jurisdicciones. Madrid: Actas Editorial.
De la Puente Brunke, J. (2010). LAS REALES AUDIENCIAS DEL PERÚ. Audiencias y Chancillerías en el
gobierno de las Indias (págs. 1-22). Sevilla: Facultad de Geografía e Historia. Facultad de
Derecho Universidad de Sevilla.
102
Deutsch, K. W. (1976). Política y Gobierno. México DF.: Fondo de Cultura Económica.
García Roca, J. F. (1988). Sobre La Teoría Constitucional de Rudolf Smend (A propósito del libro de
Pablo Lucas Verdú La Lucha contra el positivismo jurídico en la República de Weimar).
Revista de Estudios Políticos (Nueva Epoca), 269-276.
Henry, A. (1904). The De Monarchia of Dante Alighieri. Boston and New York: Houghton, Mifflin
and Company.
Hobbes, T. (1940). Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiastica y civil. (M.
Sánchez Sarto, Trad.) México : Fondo de Cultura Económica.
Jiménez González, C. (julio de 2009). Teoría de las Relaciones Internacionales. Obtenido de Teoría
de las Relaciones Internacionales:
https://teoriarelacionesinternacionales.files.wordpress.com/2009/07/idealismo1.pdf
Kelsen, H. (1995). Teoría General del Derecho y del Estado. (E. García Máynes, Trad.) México:
Universidad Autónoma de México.
Kelsen, H. (2009). El Estado como integración. Una controversia como principio (Segunda Edición
ed.). Madrid: EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANAYA, S.A.).
Koskenniemi, M. (2005). From Apology to Utopia - The Structure of International Legal Argument".
Cambridge: Cambridge University Press.
103
Krasner, S. (2001). Abiding Sovereignty. International Political Science Review, Vol. 22, N° 3 , 229-
251.
Lauterpacht, H. (1970). International Law: Being the collected papers of Hersch Lauterpacht (Vol.
I). (E. Lauterpacht, Ed.) Cambridge: Cambridge University Press.
Lucas Verdú, P. (1987). La lucha contra el positivismo jurídico en la República de Weimar. La teoría
constitucional de Rudolf Smend. Madrid: Tecnos.
Méndez, C. (2000). INCAS SI, INDIOS NO: APUNTES PARA EL ESTUDIO DEL NACIONALISMO EN EL
PERÚ (Documento de Trabajo N° 56). En I. D. PERUANOS, Serie Historia N° 10. Lima:
Instituo de Estudios Peruanos.
Merke, F. (2014). Liberalismo. En T. Legles, A. Santa Cruz, & L. Zamudio González, Introducción a
las Relaciones Internacionales: América Latina y la Política Global (págs. 24-36). Ciudad de
México: Oxford University Press.
Mingst, K., & Arreguín-Toft, I. M. (2014). Essentials of International Relations. New York: W. W.
Norton & Company .
Morgenthau, H. J. (1986). Política Entre las Naciones. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano.
Novak Talavera, F., & García-Corrochano Moyano, L. (2000). Derecho Internacional Público. Tomo
I: Introducción y Fuentes. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú e Instituto de Estudios Internacionales.
Oppenheim, L. (1961). Tratado de Derecho Internacional Público (Vol. I). Barcelona: Bosch, Casa
Editorial.
104
Ramírez Bacca, R. (2010). Introducción teórica y práctica a la investigación histórica. Guía para
historiar en las ciencias sociales. Medellín: Universidad Nacional de Colombia.
Ramírez Echeverri, J. D. (2010). Thomas Hobbes y el Estado absoluto: del Estado de razón al Estado
de terror. Medellín: Universidad de Antioquía.
Ratzel, F. (1942). Die Gesetze des räumlichen Wachstums der Staaten. Petermanns Geographische
Mitteilungen, 42, 97-107 [trad. al castellano por M.Díaz: “Las leyes del crecimiento
espacial de los Estados. Una contribución a la Geografía científico-política. Geopolítica(s).
Revista de estudios sobre espacio y poder, 135-156.
Real Academia Española. (01 de Octubre de 2016). Diccionario de la Lengua Española. Obtenido de
https://es.oxforddictionaries.com/definicion/historia
Robles Morchón, G. (1996). Elementos del Derecho Comunitario. Madrid: MAPFRE, S.A.
Rodríguez Carrión, A. J. (2006). Lecciones de Derecho Internacional Público (Sexta ed.). Madrid:
Tecnos.
Rostworowski, M. (2013). Historia del Tahuantinsuyu (Segunda edición ed.). Lima: Instituto de
Estudios Peruanos.
Sobrevilla Perea, N. (2015). Andres de Santa Cruz caudillo de los Andes. Lima: PUCP; IEP.
Sotomayor, A. C. (2014). Realismo. En T. Legler, A. Santa Cruz, & L. Zamudio González, Introducción
a las Relaciones Internacionales: América Latina y la Política Global (págs. 13-24). Ciudad
de México: Oxford University Press.
Soux, M. L., Asebey Claure, R., Barragán, R., Cajías Fernando, M. S., & Seoane de Capra, A. M.
(2014). Bolivia, su historia, Tomo III Reformas, rebeliones e independencia 1700-1825. La
Paz: Plural Editores.
105
Valega Mires, M. (2018). De la Confederación Germnánica al II Reich, El Origen Político del Derecho
de Integración (Tesis para optar el título profesional de Abogado. Lima: Universidad de
Lima.
106
Anexos
Artículo 1.
La denominación de esta Confederación será "Los Estados Unidos de América".
Artículo 2
Cada Estado conserva su soberanía, libertad e independencia, así como todo su poder,
jurisdicción y derecho de delegados expresamente por esta Confederación a los Estados
Unidos cuando actúen por medio de su Congreso medio de su Congreso.
Artículo 3
Los Estados mencionados constituyen por el presente acto una firme liga de amistad entre
sí, para su defensa común, la protección de sus libertades y su bienestar mutuo y general, y
se obligan a auxiliarse unos a otros en contra de toda violencia que se haga a todos o
cualquiera de ellos, o ataque que se les lance, por motivos religiosos, de soberanía,
comerciales o con cualquier otro pretexto.
Artículo 4
Con el fin de asegurar y perpetuar mejor el intercambio y amistad recíprocos, entre los
pueblos de los diferentes Estados incluidos en esta Unión, los habitantes libres de cada uno,
hecha excepción de los indigentes, vagabundos y prófugos de la justicia, tendrán derecho a
todos los privilegios e inmunidades de los ciudadanos libres de los diversos Estados y los
43
https://web.archive.org/web/20070807082947/http://urquizadenis.com.ar/Documentos%20Fundamentales%2
0del%20Constitucionalismo/Articulos_de_Confederacion_y_Union_Perpetua.htm (Revisado el 20 de mayo
del 2022.)
107
habitantes de cada Estado podrán entrar libremente en cualquier otro y salir de él en la
misma forma, así como gozar de todos los privilegios industriales y comerciales, pero
quedando sujetos a las mismas obligaciones, cargas y restricciones de los habitantes del
Estado de que se trate, siempre y cuando dichas restricciones no alcancen hasta impedir que
los bienes importados en cualquier Estado puedan ser extraídos de él o transportados al
Estado en que habita su propietario; en la inteligencia, asimismo, de que ningún Estado
podrá establecer impuesto, derechos o limitación algunos sobre las propiedades de los
Estados Unidos o de cualquiera de ellos.
Artículo 5
Para la mejor gestión de los intereses generales de los Estados Unidos, anualmente, y de la
manera que prescriba la Legislatura de cada Estado, se nombrarán delegados que deberán
reunirse en un Congreso el primer lunes de noviembre de cada año, en el concepto de que
los Estados se reservan la facultad de retirar a todos sus delegados o a alguno de ellos, en
cualquier época del año y de enviar otros en su lugar para lo que falte de ese período.
§Ningún Estado tendrá menos de dos representantes en el Congreso ni más de siete y
ninguna persona podrá ser delegado más de tres años durante un período de seis, ni se
permitirá que los delegados ocupen cargo alguno que dependa de los Estados Unidos, por
el cual reciban directa o indirectamente un sueldo, honorario o emolumento de cualquier
clase.
§Cada Estado proveerá al sostenimiento de los delegados que envíe a las reuniones
comunes, así como de los que sean miembros del comité de los Estados, durante el tiempo
que funcionen como tales.
108
§Cada Estado gozará de un voto al resolverse cualquier cuestión por los Estados Unidos,
cuando se reúnan en su Congreso.
§La libertad de hablar y discutir en el Congreso no dará motivo a inquisiciones o
acusaciones en tribunal alguno ni en otro lugar fuera del Congreso y los miembros de éste
se hallaran a salvo de arrestos y prisiones durante el tiempo que empleen en dirigirse a él,
asistir a sus sesiones y regresar de ellas, a no ser por causa de traición, delito grave o
perturbación del orden público.
Artículo 6
Ningún Estado podrá, sin consentimiento de los Estados Unidos a través de su Congreso,
acreditar o recibir embajadores, ni celebrar conferencias, arreglos, alianzas o tratados con
ningún monarca, príncipe o Estado; tampoco será lícito a persona alguna que ocupe un
puesto remunerado o de confianza de los Estados Unidos o de cualquiera de éstos, aceptar
cualquier dádiva, emolumento, empleo o título, de parte de un monarca, príncipe o Estado
extranjero, y ni los Estados Unidos constituidos en Congreso, ni ninguno de ellos, estarán
facultados para conceder títulos de nobleza.
§Los Estados no podrán celebrar entre sí tratado, confederación o alianza, sean de la clase
que fueren, sin consentimiento del Congreso de los Estados Unidos, en que se especifiquen
exactamente los propósitos a que tiende y el tiempo que estará vigente el tratado,
confederación o alianza de que se trate.
§Los Estados no podrán sostener navíos de guerra en tiempo de paz, como no sea en el
número que los Estados Unidos, por conducto de su Congreso, juzguen necesario para la
defensa del Estado en cuestión o de su comercio; ni mantener fuerzas militares en tiempo
109
de paz, salvo, únicamente en la cantidad que a juicio del Congreso de los Estados Unidos
sea precisa para guarnecer los fuertes que requiera la defensa del Estado a quien se otorgue
permiso al efecto; pero todo Estado conservará en todo tiempo una milicia bien organizada
y disciplinada, dotada de armas y pertrechos suficientes, y proveerá y tendrá en arsenales
públicos, constantemente listas para utilizarlas, el número debido de piezas de campaña, de
tiendas, armas, municiones y equipo para campamento.
§Se prohíbe a los Estados emprender la guerra sin autorización de los Estados Unidos
otorgada a través de su Congreso, excepto cuando un Estado sea invadido por el enemigo o
posea noticias ciertas en el sentido de que alguna nación india ha determinado invadirlo y
el peligro sea tan inminente que no permita esperar a que se consulte a los Estados Unidos
por el intermedio de su Congreso; abanderar buques o navíos de guerra o expedir patentes
de corso o represalia, salvo después de que el Congreso de los Estados Unidos haya
declarado la guerra y solamente contra el reino o Estado objeto de dicha declaración y contra
los súbditos del mismo, y con sujeción a las reglas que el repetido Congreso establezca,
exceptuándose el caso de que un Estado se halle infestado por piratas, en el cual será lícito
equipar navíos de guerra para combatirlos, así como sostener a dichas embarcaciones entre
tanto que la amenaza continúe o hasta que los Estados Unidos determinen otra cosa por voz
de su Congreso.
Artículo 7
Cuando algún Estado reclute fuerzas terrestres para la defensa común, todos los oficiales
hasta el grado de coronel serán designados por la legislatura del referido Estado que haya
levantado dicha tropa o de la manera que dispusiere y todas las vacantes serán cubiertas por
el Estado autor de las designaciones originales.
Artículo 8
Todas las cargas consecuencia de la guerra y todos los gastos a que den lugar la defensa
común o el bienestar general y que hayan sido autorizados por el Congreso de los Estados
Unidos se sufragarán por un tesoro común, el que se alimentará por los diversos Estados
proporcionalmente al valor de la tierra de cada uno que haya sido otorgada a alguna persona
110
o deslindada por ella, entendiéndose que tanto dicha tierra como los edificios que contenga
y sus mejoras se valuaran conforme al sistema que los Estados Unidos señalen al efecto de
tiempo en tiempo.
Artículo 9
Los Estados Unidos, constituidos en un Congreso, tendrán el derecho y poder, únicos y
exclusivos, de decidir sobre la paz y la guerra, excepto en los casos que menciona el artículo
sexto; de enviar y recibir embajadores; de celebrar tratados y alianzas, con tal que ningún
tratado de comercio coarte la facultad de las legislaturas de los distintos Estados; de exigir
a los extranjeros los mismos impuestos y derechos a que estén sujetos sus habitantes o de
prohibir la importación o exportación de cualquier género de artículos o mercancías; de
expedir reglas para resolver en todos los casos qué presas de mar o tierra serán legales y de
qué manera serán divididas o adjudicadas cuando su captura se deba a las fuerzas terrestres
o navales al servicio de los Estados Unidos; de otorgar patentes de corso y represalia en
tiempo de paz; de integrar tribunales que juzguen los delitos y piraterías que se cometan en
alta mar y de establecer los que deban conocer de apelaciones en todos los casos de presas
y resolver en definitiva sobre ellos, a condición de que los miembros del Congreso no sean
designados como jueces de los referidos tribunales.
§Los Estados Unidos, representados por su Congreso, serán también jueces de última
instancia cuando se apele de cualesquiera disputas y controversias que existan actualmente
o surgieren en el futuro, entre dos o más Estados, con respecto a sus fronteras, jurisdicción,
o toda otra causa, y esta autoridad se ejercerá de la siguiente manera: cuando la autoridad
legislativa o ejecutiva, o un apoderado legítimo de cualquier Estado que tenga un conflicto
con otro, presente una demanda al Congreso en que se exponga el asunto en cuestión y se
solicite que se le oiga sobre él, el Congreso dispondrá que se notifique a la autoridad
legislativa o ejecutiva del otro Estado que participe en la controversia y fijará fecha para la
comparecencia de las partes por medio de representantes con arreglo a derecho, a quienes
111
se ordenará que de común acuerdo nombren comisionados o jueces que formen un tribunal
encargado de oír el caso a debate y de fallarlo; pero si no pudieren concertarse, el Congreso
propondrá a tres personas provenientes de cada uno de los Estados Unidos y cada parte
tachará alternativamente un nombre de la lista así formada, empezando por el demandante,
hasta que el número de ellos se reduzca a trece; de dicho número se tomarán al azar no
menos de siete nombres ni más de nueve, según disponga el Congreso, y en presencia de
esta corporación, y las personas cuyos nombres se obtengan de la manera descrita, o cinco
cualesquiera de ellas, serán los comisionados o jueces a quienes competerá conocer de la
controversia y resolverla en definitiva, con tal de que la mayoría de los jueces que entiendan
en la causa concurran en la sentencia; y si cualquiera de las partes omitiere estar presente el
día señalado y no tuviere para ello motivos que el Congreso estime bastantes o si, estándolo,
se negare a tachar los nombres, el Congreso procederá a proponer a las tres personas
procedentes de cada Estado y el secretario del repetido cuerpo a tachar en representación de
la parte ausente o renuente, y la sentencia del tribunal que se nombre en la forma antes
prescrita será definitiva y pondrá término al litigio; y si cualquiera de las partes rehusare
someterse a la autoridad de semejante tribunal o comparecer o defender su demanda o causa,
el tribunal procederá, no obstante, a pronunciar sentencia, que también será definitiva y
concluyente, y en ambos casos la sentencia y las acusaciones se archivarán con los
documentos del Congreso para seguridad de las partes interesadas, en el concepto de que
antes de que cada comisionado forme parte del tribunal, deberá prestar juramento ante uno
de los jueces del Tribunal Supremo o Superior del Estado en que se ventile la causa, de oír
y fallar bien y lealmente el asunto en cuestión, conforme a lo mejor de mi inteligencia, sin
favoritismo, inclinación, ni esperanza de recompensa, y de que a ningún Estado se le privará
de su territorio para beneficio de los Estados Unidos.
§Todas las controversias que se refieran a derechos privados sobre tierras, que se reclamen
a virtud de diferentes concesiones de dos o más Estados, se resolverán, en definitiva, al
solicitarlo ante el Congreso de los Estados Unidos cualquiera de las partes, en cuanto sea
posible en la misma forma prescrita para la decisión de las disputas entre los Estados sobre
su jurisdicción territorial. Será preciso que las jurisdicciones de los Estados concedentes
hayan sido definidas en lo que respecta a dichas tierras y frente a los demás Estados que
112
aprobaron las concesiones, así como que a la vez se sostenga que las concesiones de que se
habla o cualquiera de ellas, se extendieron antes del arreglo celebrado en materia de
jurisdicción.
§Los Estados Unidos tendrán autoridad, actuando en su Congreso, para designar un comité
que funcione durante el receso de dicho cuerpo y se denominará "Comité de los Estados",
el cual se compondrá de un delegado por parte de cada Estado; para designar los demás
comités y funcionarios civiles que pueden ser necesarios para administrar los asuntos de los
Estados Unidos bajo su dirección y para nombrar a uno de sus miembros que presida, en el
concepto de que a ninguna persona se le permitirá que desempeñe el puesto de Presidente
durante más de un año en cualquier período de tres; para determinar las sumas de dinero
que se requieran y que habrán de recaudarse para las atenciones de los Estados Unidos y
para autorizar su distribución y erogarlas para costear los gastos públicos; para tomar dinero
prestado o emitir pagarés comprometiendo el crédito de los Estados Unidos y debiendo
trasmitir a los Estados individuales, cada medio año, una relación de las sumas que se
reciban en préstamo o emitan de esta manera; para construir y equipar una marina; para
ponerse de acuerdo sobre la cantidad de fuerzas terrestres y para dirigir requisiciones a cada
113
Estado para que suministre su cuota en proporción al número de habitantes blancos de cada
entidad: dicha requisición será obligatoria y en vista de ella la legislatura de cada Estado
nombrará los oficiales pertenecientes a cada regimiento, reclutará los soldados, los vestirá,
armará y equipará en forma marcial, a expensas de los Estados Unidos, y los oficiales y
soldados así vestidos, armados y equipados deberán dirigirse al lugar fijado al efecto, dentro
del tiempo señalado por el Congreso de los Estados Unidos; pero si éstos, tomando en cuenta
las circunstancias que concurran, juzgaren conveniente que algún Estado no levante tropas
o que lo haga en número inferior a su cuota y que algún otro reclute una cantidad superior
a la que le corresponde, este contingente extraordinario será alistado, vestido, armado y
equipado con arreglo al mismo sistema de la cuota del Estado de que se trate, a no ser que
la legislatura del mismo considerase que no se puede prescindir sin peligro de tal número
adicional, caso en el cual reclutará, proveerá de oficiales, vestirá, armará y equipará la
proporción de dicha cantidad suplementaria de que estime que puede prescindirse con
seguridad; y los oficiales y soldados a quienes se vista, arme y equipe como se ha explicado,
se dirigirán al lugar indicado dentro del tiempo que haya acordado el Congreso de los
Estados Unidos.
§El Congreso de los Estados Unidos estará facultado para suspender sus sesiones a fin de
continuarlas en cualquier época dentro del año y en cualquier lugar de los Estados Unidos,
114
siempre que el período de suspensión no dure más allá de seis meses, y publicará cada mes
una relación diaria de sus labores, hecha excepción de aquellas partes que se relacionen con
tratados, alianzas u operaciones militares y a su juicio exijan mantenerse en reserva, y en el
diario se harán constar los votos afirmativos o negativos de los delegados de cada Estado
sobre cualquier cuestión, cuando así lo solicite un delegado, y a los delegados de cualquier
Estado o a alguno de ellos que lo soliciten se les proporcionará copia de dicha relación
diaria, salvo las porciones que antes se exceptúan, con el objeto de que la hagan del
conocimiento de las legislaturas de los diversos Estados.
Artículo 10
El Comité de los Estados, o nueve cualesquiera de sus miembros, estarán autorizados para
ejercitar durante los recesos del Congreso aquellas de las facultades de éste que los Estados
Unidos, a través de su Congreso, estimen conveniente conferirles de tiempo en tiempo,
mediante el consentimiento de nueve Estados, a condición de que no podrá delegarse a dicho
Comité potestad alguna para cuyo ejercicio exigen estos Artículos de Confederación el voto
de nueve Estados, expresado en el Congreso en que se reúnen.
Artículo 11
Al adherirse el Canadá a esta Confederación y a las disposiciones dictadas por los Estados
Unidos, tendrá derecho a todos los beneficios de esta Unión y se le dará participación en
ellos; pero no se admitirá a ninguna otra colonia, a menos de que tal admisión sea aceptada
por nueve Estados.
Artículo 12
Todos los pagarés que se emitan, las cantidades que se reciban en préstamo y las deudas
que se contraigan con autorización del Congreso antes de que se reúnan los Estados Unidos
en cumplimiento de la presente Constitución, se estimará y considerará que son a cargo de
los Estados Unidos y que para su pago y finiquito se comprometen solemnemente en este
acto los mencionados Estados Unidos y la fe pública.
Artículo 13
115
Cada Estado acatará las decisiones de los Estados Unidos cuando actúen en su Congreso,
con relación a todas las cuestiones que somete a ellos esta Confederación. Y los Artículos
de Confederación serán observados en forma inviolable por todos los Estados y la Unión
será perpetua, y tampoco se hará en lo sucesivo alteración alguna en ninguno de ellos, a
menos de que tal reforma sea aprobada en un Congreso de los Estados Unidos y confirmada
en seguida por las legislaturas de todos los Estados.
§Y dado que quiso el Gran Gobernador del mundo mover los corazones de las Legislaturas
a las que respetuosamente representamos en el Congreso a que aprobaran los dichos
Artículos de Confederación y Unión Perpetua y nos autorizan para ratificarlos, sabed que
nosotros, los delegados que suscribimos, por el presente ratificamos y confirmamos
plenamente y en su integridad todos y cada uno de los referidos Artículos de Confederación
y Unión Perpetua y todas y cada una de las materias y cosas que contienen los mismos, en
ejercicio del mandato y facultades que se nos confirieron al efecto; y empeñamos y
obligamos solemnemente la palabra de nuestros respectivos electores en el sentido de que
acatarán las determinaciones de los Estados Unidos por conducto de su Congreso, con
relación a todas las cuestiones que les somete esta Confederación. Y que los Artículos que
la forman serán observados inviolablemente por los Estados que respectivamente
representamos y que la Unión será perpetua. En prueba de lo cual firmamos este documento
de nuestra propia mano en el Congreso. Dado en Filadelfia, en el estado de Pennsylvania,
el nueve de julio del año de Nuestro Señor mil setecientos setenta y ocho, y tercero de la
independencia de los Estados Unidos.
116
Anexo 2: Decreto del 28 de Octubre de 1836 (Establecimiento de la
Confederación Perú-Boliviana)44
ANDRÉS SANTA-CRUZ,
Capitán General y Presidente de Bolivia, Gran Mariscal Pacificador del Perú, Supremo
Protector de los Estados Sud y Nor-Peruanos, Encargado de las relaciones exteriores de los
tres Estados,
CONSIDERANDO:
I. Que por el artículo 2º de la declaratoria de la independencia del Estado Sud-
Peruano, datada en Sicuani al 17 de marzo de 1836, se comprometió él á unirse
por vínculos de confederación con el Estado que se formara en el Norte, y con
Bolivia;
II. Que por la ley de 22 de julio de 1835 se prestó la república de Bolivia á
confederarse con los Estados que se formasen en el Perú;
III. Que la Asamblea de Huaura, al proclamar independiente al Estado Nor-Peruano
en 6 de agosto de 1836, lo declaró en el articulo 1º confederado con el Estado
Sud-Peruano y con Bolivia;
IV. Que por el articulo 4º del primero de los tres instrumentos predichos, por el 11º
del tercero, y por el 3º de la ley de 19 de junio de 1836, dada en Tapacarí por el
congreso extraordinario de la república de Bolivia, estoy amplia y plenamente
autorizado para iniciar, arreglar y resolver cuanto concierna al objeto de
complementar la confederación preindicada, y llevarla á su perfección;
V. Que por el congreso de Bolivia estoy competentemente facultado para dirigir las
relaciones exteriores de aquella república; y revestido por las asambleas de
Sicuani y Huaura, de toda la plenitud del poder público;
VI. Que interesa satisfacer los deseos de los pueblos, tan manifiestamente
44
https://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/Constituciones/Ecpb1836.pdf (Revisado el 27 de julio del
2022.)
117
pronunciados por la confederación, acelerar la época de la nueva organización
social de los tres Estados susodichos, y regularizar sus relaciones con las
potencias entrañas;
Decreto:
Art. 1º Queda establecida la Confederación Perú-Boliviana, compuesta del Estado Nor-
Peruano, del Estado Sud-Peruano y de la República de Bolivia.
Art. 2º El Congreso de Plenipotenciarios, encargado de fijar las bases de la Confederación,
se compondrá de tres individuos por cada uno de los tres Estados susodichos y se reunirá
en la villa de Tacna el 24 de enero del entrante año; á cuyo fin, por la Secretaria general se
invitará al Gobierno de la República de Bolivia, y al del Estado Sud-Peruano, para que
nombren los Ministros que á cada uno corresponde.
Art. 3º Mi Secretaria General será el órgano preciso para todas las comunicaciones que
hubieren de expedirse ó recibirse relativas a la Confederación Perú-Boliviana.
118
Anexo 3: Ley Fundamental de la Confederación Perú - Boliviana
(1 ° de Mayo de 1837)45
Con esta intención el Gobierno de la República del Norte del Perú ha nombrado Ministros
Plenipotenciarios al Ilustrísimo señor Obispo de Trujillo Doctor Don Tomas Dieguez de
Florencia, Comendador de la Legión de Honor del Perú; al Señor Doctor D. Manuel
Telleria, Ministro de la Ilustrísima Corte Superior de Justicia de Lima, Condecorado con
la medalla del Libertador, y Oficial de la Legión de Honor del Perú; y al señor Coronel
de Ejército Don Francisco Quiros, Oficial de la Legión de Honor del Perú.
45
https://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/constituciones_ordenado/CONSTIT_1837/Lcpb1837.pdf
(Revisado el 20 de mayo del 2022)
119
El Gobierno de la República de Bolivia , al Ilustrísimo señor Arzobispo de la Plata, doctor
D. José María Mendizabal, Gran Legionario de la Legión de Honor de la República ; al
muy ilustre Señor Ministro de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia doctor Pedro
Buitrago, Comendador de la Legión de Honor é individuo del Senado; y al Señor Coronel
Intendente de Ejército Miguel María de Aguirre, Gran Legionario de la Legión de Honor,
Benemérito á la Patria en grado heroico y eminente, condecorado de pacificadores del
Perú.
Y el Gobierno de la República del Sud del Perú, al Ilustrísimo señor Obispo de Arequipa,
Doctor D. José Sebastián de Goyeneche y Barreda, Prelado doméstico de Su Santidad y
asistente al sacro solio Pontificio, comendador de la Legión de Honor del Perú; al Señor
Coronel de ejército Don Juan José Larrea, comendador de la Legión de Honor, Prefecto
y comandante General del departamento de Ayacucho, Ministro honorario de la
Ilustrísima Corte Superior de Justicia del Cuzco y oficial de la Legión de Honor del Perú.
Art. 1º La República de Bolivia y la de Nor y Sud del Perú se confederan entre sí. Esta
confederación se denominará Confederación Perú-Boliviana.
120
Art. 3º El presente pacto es la ley fundamental de la confederación, y las tres repúblicas
confederadas se obligan á sostenerlo.
Art. 6º Cada una de las repúblicas tendrá un Gobierno propio con arreglo á sus leyes
fundamentales y á este tratado. Más las tres repúblicas confederadas tendrán un Gobierno
general con las atribuciones señaladas por este mismo tratado.
Art. 8º El poder legislativo general se ejercerá por un congreso dividido en dos cámaras,
una de senadores y otra de representantes.
Art. 9º La cámara de senadores se compondrá de quince miembros: cinco por cada una
de las repúblicas confederadas.
Art. 10º Los senadores serán nombrados por el Jefe Supremo de la confederación de entre
los propuestos por los colegios electorales de cada departamento.
121
Art. 11º Para ser elector de departamento se requiere:
2º Ser natural del departamento ó tener domicilio en él con arreglo á las leyes:
Art. 12º El colegio electoral de cada departamento propondrá para cada senador dos
individuos, de los que el uno sea natural del departamento ó tenga domicilio en él, y el
otro que haya nacido en cualquier pueblo de la república que represente.
3º Una renta de mil pesos al menos, procedente de bienes raíces; ó patente que acredite
una entrada industrial de dos mil pesos al año:
4º No haber sido condenado por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada á pena
corporal ó infamante, ni tener juicio criminal pendiente, en que se hubiese declarado por
juez competente haber lugar á formación de causa.
Art. 14º Pueden además ser senadores, sin tener el tercer requisito del articulo precedente:
1º Los Arzobispos y Obispos:
122
4º Los que hubiesen servido por más de cuatro años en alguno de los Ministerios de
Estado de la Confederación, ó de las repúblicas confederadas:
5º Los que hubiesen desempeñado misiones diplomáticas con aprobación del gobierno
general:
Art. 15º Los senadores son inamovibles, y solo dejarán de serlo por destitución del cargo,
ó por haber sido condenados á pena corporal ó infamante en sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, todo conforme a las leyes:
Art. 16º La cámara de representantes se compondrá de ventiun individuos, siete por cada
una de las repúblicas confederadas, y elegidos todos por el congreso general de la
confederación, de entre los electos por los colegios electorales de cada una de las
repúblicas confederadas para su respectiva cámara.
3º Tener una renta anual al menos de quinientos pesos, procedente de bienes raíces, ó
patente que acredite una entrada industrial de mil pesos al año:
123
4º No haber sido condenado á pena corporal ó infamante, por sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, ni tener pendiente juicio criminal en que se hubiese declarado
por juez competente haber lugar á formación de causa.
Art. 18º Pueden además ser representantes sin tener el tercer requisito del artículo
precedente, los comprendidos en el articulo catorce, y los Ministros de las Cortes
superiores de Justicia.
Art. 19º Los representantes durarán seis años en el ejercicio de sus funciones, y se
renovarán por tercios. Los electos por primera vez saldrán a la suerte en la primera y
segunda reunión del congreso general, quedando el ultimo tercio para renovarse en la
tercera reunión.
Art. 20º El Congreso General de la Confederación se reunirá cada dos años, y sus sesiones
durarán cincuenta días, prorrogables hasta otros tantos, á juicio del Ejecutivo General. El
Gobierno General de la Confederación podrá convocarlo extraordinariamente, para
alguno ó algunos asuntos determinados, y en tal caso el Congreso no podrá ocuparse en
otros negocios que los propuestos por el mismo Gobierno.
Art. 21º La reunión ordinaria del Congreso General se verificará alternativamente en cada
una de las tres repúblicas confederadas. El congreso extraordinario se reunirá donde
señale el Gobierno General.
Art. 22º Es atribución del congreso general elegir en el periodo legal al Protector de la
confederación, de entre los candidatos que en terna doble presenten los congresos de las
tres repúblicas, debiendo componerse una terna de individuos nacidos en la república que
la forme, y otra de los nacidos en las dos restantes.
124
Art. 23º Son atribuciones especiales del senado:
3º Decretar por sí solo premios, honores y recompensas en favor de los que hicieren
grandes y distinguidos servicios á la confederación:
1ª Iniciar todos los proyectos de ley relativos á los ramos que pertenecen al gobierno
general con arreglo á este tratado, excepto los que por el artículo precedente pertenecen
al senado:
125
de la inversión de los fondos concedidos en el periodo anterior:
3ª Iniciar los proyectos de ley para señalar los contingentes del ejército, armada y dinero
con que cada república debe concurrir al servicio de la confederación:
5ª Iniciar los proyectos de ley que conciernan á la alta ó baja del ejército y marina en los
tiempos de paz y guerra:
Art. 25. Toda ley será aprobada por las dos cámaras del congreso general y sancionada
por el ejecutivo general, y las leyes que este observare no serán consideradas hasta la
siguiente legislatura. En caso de que la nueva legislatura insista con dos tercios de sus
sufragios se tendrá por sancionada la ley.
2º Para considerar las observaciones del Gobierno general contra las leyes que hubieren
aprobado ambas cámaras:
126
Art. 27. El poder ejecutivo de la confederación reside en el Jefe supremo de ella, y en los
Ministros de Estado. El Jefe supremo será llamado Protector de la Confederación Perú-
Boliviana.
Art. 28. El Protector durará en el ejercicio de sus funciones diez años, y podrá ser reelecto
si no ha sido condenado por el senado á la destitución de su empleo. El primer congreso
general le señalará las insignias, el tratamiento y sueldo de que debe gozar. Por ahora
llevará como distintivo un escudo guarnecido de brillantes
al pecho, pendiente de una cadena de oro, y en el cual estén las armas de la confederación
y el penacho del color que se designa para la bandera de la confederación.
5ª Concluir por sí solo los tratados con otras potencias y ratificarlos con aprobación del
127
Senado:
10ª Arreglar todo lo concerniente al comercio exterior con otras naciones, establecer y
dirigir las aduanas generales y la administración general de correos y nombrar los
empleados de ambas oficinas:
11ª Nombrar los Ministros de las Cortes Supremas de las tres repúblicas de entre los
propuestos en terna por sus respectivos Senados:
12ª Presentar á la Silla Apostólica los Arzobispos y Obispos de las tres repúblicas, a
propuesta en terna de los mismos Senados; conceder ó negar el pase á las bulas, breves
y rescriptos Pontificios concernientes á la institución y consagración de los Arzobispos
y Obispos de las tres repúblicas, previo consentimiento del Senado: en receso de este,
con dictamen de la Corte Suprema de Justicia de la república á que corresponda el
agraciado:
13ª Elegir á los Presidentes de las repúblicas confederadas de la terna de individuos que
proponga el Congreso de cada una de ellas, de entre los propuestos con mayor número
de sufragios por los Colegios Electorales en los periodos que señale la Constitución
respectiva:
14ª Ejercer el poder ejecutivo de la república en que se hallare, en conformidad con sus
leyes propias:
15ª Instalar el Congreso General y manifestarle por medio de un mensaje el estado, los
progresos y las necesidades de la confederación, con presencia de los mensajes
128
particulares que cada uno de los Presidentes de las repúblicas le pasará con este objeto:
17ª Dirigir y reglamentar los Colegios militares y de marina y nombrar sus empleados:
18ª Iniciar ante las legislaturas de las repúblicas confederadas proyectos de ley relativos
á la educación pública y mejoras en la administración de justicia:
19ª Iniciar ante las cámaras del Congreso general todos los proyectos de ley que por el
presente tratado son de las atribuciones respectivas de las cámaras.
Art. 31. El Protector creará los Ministerios de Estado que juzgue necesarios para el
servicio de la confederación.
129
no lo hiciere en los tres primeros días siguientes á su instalación los verificará el
Presidente del Senado.
Art. 33. El Poder Judicial general se ejercerá á prevención en las causas de Almirantazgo,
y en las que resulten por contratos con el Gobierno general, por las Cortes Supremas de
las repúblicas confederadas, y en los juicios nacionales contra los funcionarios
expresados en el artículo 23, por un tribunal especial compuesto de tres Magistrados de
cada una de las Cortes Supremas, nombrados por ellas mismas, que serán convocados
por el Senado al lugar donde se hubiere reunido el Congreso. El Senado, en este caso,
nombrará el Fiscal que deba promover y fenecer el juicio.
Art. 34. Cada república pagará las deudas que hubiere contraído antes de este pacto. Las
contraidas por la antigua República Peruana se dividirán, lo mismo que sus créditos, entre
las dos repúblicas Nor y Sud Peruanas, á juicio del Congreso General.
Art. 35. Cada una de las repúblicas confederadas tendrá á lo menos un puerto mayor para
mantener el comercio con las naciones extranjeras.
Art. 36. Cada una de las repúblicas conservará su moneda, la que circulará en todo el
territorio de la confederación. Conservará también sus armas y pabellón en el interior de
su territorio.
Art. 37. La bandera de la confederación será de color punzó por ser común á las tres
repúblicas. En su centro se verán las armas de la confederación, que son las de las tres
repúblicas entrelazadas por un laurel; el diseño lo dará el Protector.
130
Art. 38. Siempre que la experiencia ofrezca dificultades que retarden ó embaracen la
ejecución del presente tratado, podrá el Protector de la confederación convocar una dieta
general que las remueva y que le dé perfección con arreglo al voto general de las tres
repúblicas.
Art. 39. La dieta general de que habla el artículo anterior, se compondrá de once
diputados por cada república, elegidos con arreglo á sus leyes propias y autorizados
ampliamente para hacer las reformas que crean convenientes. Los elegibles deberán
reunir las calidades que este tratado exige para los senadores.
Art. 40. La dieta reformará estas bases por mayoría absoluta de sufragios de cada una de
las diputaciones de las repúblicas confederadas.
Artículos Transitorios
Art. 41. En consideración á los votos explícitamente emitidos por los Congresos de
Sicuani, Tapacarí y Huaura, el congreso plenipotenciario proclamará Protector de la
Confederación Perú Boliviana para el primer periodo al Capitán General Andrés Santa-
Cruz, quien continuará en el pleno ejercicio de las atribuciones de que fue investido por
los expresados congresos, hasta la reunión del primero de la confederación.
Art. 42. El Protector de la confederación convocará el primer congreso general á los seis
meses de haberse terminado la guerra actual con Chile, en el punto que tuviere á bien
señalar, dictando para el efecto el reglamento de elecciones de senadores con arreglo á
este tratado.
131
Art. 43. Para la reunión del primer congreso general, los representantes serán elegidos
por sus gobiernos respectivos de entre los diputados designados para cada una de las
repúblicas.
Art. 44. Ratificado que fuere el presente tratado por cada uno de los gobiernos de las
Repúblicas contratantes y canjeadas las ratificaciones, á lo mas dentro de cinco meses
contados desde la fecha, el Protector prestará ante el Gobierno de la república, en cuyo
territorio se encuentre, el siguiente juramento:
"Yo, N.; juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, y prometo á la
confederación Perú-Boliviana desempeñar fiel y legalmente el cargo de Protector que me
confía. Proteger por todos los medios la Religión Cristiana, Católica, Apostólica,
Romana: cumplir y hacer cumplir el pacto fundamental y las leyes de la confederación;
respetar las particulares de cada Estado, contra cuya libertad, integridad é independencia
no permitiré atentado alguno. Si asi no lo hiciere, Dios y la patria me lo demanden."
Art. 45. Del presente tratado, que es el pacto y ley fundamental de la confederación, se
extenderán los ejemplares necesarios, suscriptos por los Ministros plenipotenciarios de
las tres repúblicas contratantes, y refrendados por los Secretarios de sus Legaciones.
132