La Confederación Perú
La Confederación Perú
La Confederación Perú
El objetivo de la Confederación Peruano-Boliviana era crear un Estado confederado que uniera los territorios de
Perú y Bolivia, para restaurar los circuitos comerciales que habían articulado el sur peruano y Bolivia desde épocas
prehispánicas, pero se truncó cuando el Alto Perú, fue incorporado al virreinato del Río de la Plata (1776-1814) y
más adelante, con la creación de Bolivia en 1825. Este proyecto cuyo principal promotor fue Andrés de Santa Cruz,
fue rechazado por Chile y algunos sectores del país, por resultar contrario a sus intereses.
CONFLICTOS PREVIOS
En el Perú, el gobierno del presidente Luis José Orbegoso enfrentó una fallida rebelión al mando del general Agustín
Gamarra quien, tras su fracaso, se instaló en Bolivia. Allí sostuvo conversaciones con el presidente Andrés de Santa
Cruz, quien le propuso unir ambos países sobre la base de tres Estados confederados: Estado Nor peruano, Estado
Sur Peruano y Estado Boliviano. Gamarra y Santa Cruz dieron el primer paso invadiendo el Cuzco.
En Lima, Orbegozo había sido destituido por el general Felipe Santiago Salaverry, enemigo de Gamarra. Orbegozo
negoció secretamente con Santa Cruz para que el ejército del general boliviano ocupara el Perú y le devolviera la
presidencia, mientras que Orbegozo reconocería la creación de los tres Estados de la Confederación. Esta alianza
provoca que Gamarra retirara su apoyo al presidente de Bolivia y se aliara con Salaverry. Tras ser derrotado en la
batalla de Yanacocha por las tropas de Santa Cruz, Gamarra huyó hacia Lima, pero allí fue desterrado por los
partidarios de Salaverry. Por su parte, Salaverry fue vencido por Santa Cruz en la batalla de Socabaya y fusilado
junto a sus partidarios en la plaza de armas de Arequipa el 18 de febrero de 1836.
Santa Cruz convocó la asamblea de Huaura, donde se creó el Estado Nor Peruano; la asamblea de Sicuani, donde se
creó el Estado Sur Peruano; y la asamblea de Tapacarí, donde se creó el Estado Boliviano, que serían la base de la
Confederación. Finalmente, el 28 de octubre de 1836, reunió en Tacna a los representantes de cada Estado y se
acordó la creación de la Confederación y el nombramiento de Santa Cruz como protector por diez años renovables.
Santa Cruz quería devolverle al interior del Perú la hegemonía que había perdido frente al centralismo limeño y para
ello promulgó la Constitución autoritaria de 1837.
LA OPOSICIÓN CHILENA
Con dicho propósito, en octubre de 1837 desembarcó en el sur del Perú un ejército comandado por Manuel Blanco
Encalada y conformado por tropas chilenas y disidentes peruanos de Santa Cruz. Esta fuerza, denominada Ejército
Restaurador, no consiguió alcanzar sus objetivos, puesto que Blanco Encalada, evitando batirse con un enemigo
numéricamente superior, se involucró en las querellas de la política local, logrando la firma del tratado de
Paucarpata. Al regresar a Chile, Blanco Encalada y la paz de Paucarpata fueron repudiados tanto por el pueblo como
por el Gobierno, de modo que se organizó una nueva expedición, esta vez a cargo del general Manuel Bulnes.
El ejército de Bulnes desembarcó cerca de Lima en agosto de 1838, donde debió enfrentar graves inconvenientes.
En lugar de dilapidar energías en ocupar la capital peruana e inmiscuirse en las querellas políticas locales, el general
Bulnes se concentró en aniquilar el poder militar del mariscal Santa Cruz, mediante maniobras de evasión y
hostigamiento que derivaron en una marcha paralela de ambos ejércitos hacia el norte del Perú.
Después de meses en que sólo acontecieron escaramuzas aisladas, Santa Cruz fracasó en su intento de apoderarse
de ambas riberas del río Buin, frente a la tenaz defensa presentada por una centena de soldados encabezados por el
cacique abajino Juan Colipí. Desanimado por esta derrota y desprovisto de equipamiento luego de la captura de la
armada peruana en el combate naval de Casma, el ejército confederado se reagrupó cerca del pueblo de Yungay, en
torno al cerro Pan de Azúcar, posición considerada como inexpugnable. Sin embargo, el 20 de enero de 1839, Santa
Cruz fue derrotado definitivamente por un ataque frontal del ejército chileno, en el que se combinaron la astucia de
su comandante y la valentía a toda prueba de sus hombres y mujeres.
Tras el triunfo en Yungay, José Zapiola compuso el "Himno a la Victoria de Yungay", dando forma explícita al
sentimiento nacionalista que se había generado durante la guerra.