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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA

FACULTAD DE PSICOLOGIA

LA RELACION INDIVIDUAL ENTRE


TERAPEUTA-PACINTE, Y LA ETICA

ASIGNATURA:

ETICA, CIENCIA Y PSICOLOGIA

GRUPO: 207

NOMBRE DEL ALUMNO:

GALVEZ CHIQUETE EDGAR RENE

LOPEZ CARRASCO LEISLANY GUADALUPE

NOMBRE DEL PROFESOR:

BORBON ACHOTGUI MARIA GUADALUPE

Culiacan.Sin Viernes 03 de junio


INTRODUCCION

Ética del inicio de la relación psicológica hace referencia al primer contacto

entre terapeuta y cliente o personas que personalmente o por intermedio de sus

familiares llegan ante el psicoterapeuta para solicitar ayuda, etapa que arranca

desde la primera consulta, su abordaje en la que se activa la ética del inicio de la

relación psicológica, entre lo que se considera los deber es del psicoterapeuta

como: El de informar al paciente sobre su formación o capacitación profesional,

El consentimiento informado y sus características, El juicio diagnostico

preliminar, Información sobre el proceso psicoterapéutica que se va a

implementar en él, Debe dejar claro sobre los derechos del paciente como el

derecho a decidir sobre si acepta o no el tratamiento, Decidir sobre la decidir el

momento en que quiere finalizar el tratamiento o La relación, a realizar cualquier

pregunta y a recibir la respuesta adecuada, El derecho a evitar ciertas técnicas

terapéuticas, El derecho a revisar sus datos personales constantes en

su historia clínica, ay su confidencialidad, la comunicación de los mismos a

terceros cuando sean necesario o en el caso de que se requiera remitir a otros

terapeutas, él debe hacerlo. También es importante los aspectos éticos sobre el

juicio diagnóstico y el poder que ello representa y que es lo que se haga con él y

la posibilidad de manipulación ética, como el caso delos diagnósticos de los

estados totalitarios contra los disidentes, o la sola publicación de haber recibido

tratamiento ya puede generar imagen negativa en el paciente.


ÉTICA DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL ENTRE TERAPEUTA Y

PACIENTE.

Ética del inicio de la relación psicológica:

El consentimiento válido: desde el principio de autonomía y la regla de

veracidad, aplicándolos al inicio de la relación psicológica o psiquiátrica

debemos abordar al inicio de las primeras entrevistas, los objetivos

fundamentales de la terapia y la suficiente información para que el paciente

pueda consentir de manera libre y sin coacción, sobre los pasos a seguir durante

el proceso terapéutico. Cuando el paciente no está en postura de poder decidir

será el terapeuta el que tendrá que discernir si el paciente es incompetente, y

deberá ser autorizado por su representante legal para poder iniciar de manera

éticamente correcta. Se puede elaborar un formulario donde se establezcan las

reglas del juego y el cual se puede entregar al final de la primera consulta asi el

paciente tendrá oportunidad de leerlo y reflexionarlo antes de volver a su

próxima cita. Puede entregarlo firmado como parte de aceptar el acuerdo mutuo

para el inicio de la psicoterapia. Formulario para el consentimiento válido inicial

puede contener: Información de la capacitación del terapeuta: Título, universidad

a la que asistió, especialidad, talleres y la orientación psicológica que este

maneja. Información sobre el proceso psicoterapéutico: explicación de en qué

consiste la terapia, los procesos de la terapia, análisis de sus problemas y cómo

es que estos podrían evolucionar con la terapia. Como parte de la ética

profesional del terapeuta, debe dar a conocer los derechos que el paciente tiene:

derecho a iniciar y finalizar la terapia cuando el paciente lo considere necesario.

Derecho a preguntar acerca de los métodos que terapeuta está utilizando.


Derecho a evitar ciertas técnicas terapéuticas. Derecho a revisar datos que se

refieran a su proceso como paciente. Derecho a la confidencialidad de sucesiones

terapéuticas. Si es de su interés, podrá proporcionar sus datos y proceso a alguna

institución que el paciente solicite. Las excepciones al deber de confidencialidad

son cuando: exista una amenaza grave de cometer un daño corporal o

psicológico a sí mismo o alguien más o a la sociedad. Si el juez lo ordena bajo

pena, en ese caso el terapeuta está legalmente obligado a dar información

específicamente descrita en la orden judicial. Otros aspectos: duración de la

terapia. Costo de la terapia. Podrá consultar cualquier pregunta de los párrafos

anteriores mencionados. Acuerdo mutuo para el inicio de la psicoterapia:

manifestar acuerdo en iniciar la terapia, en el precio y en la duración y en su

terminación. Manifestar que está consciente del proceso. Manifestar que está de

acuerdo con todo lo establecido y en recibir la terapia. En la primera entrevista

con el paciente es donde se ve con claridad la importancia de qué las escuelas de

psicología y psiquiatría formen a los terapeutas con amplio conocimiento de las

posibilidades y limitaciones de las diversas terapias. Ya que probablemente el

paciente no tenga conocimiento de qué terapia podría ser la más adecuada para

su situación y de esta manera el paciente en la primera entrevista de terapia

puede ser canalizado a donde sería mejor atendido su conflicto personal.

Juicio diagnóstico y poder terapéutico: el poder psicológico o psiquiátrico se

ejerce sobre los individuos o sobre la sociedad, en buena parte a través del

diagnóstico. Y como todo acto de poder puede ser altamente manipulador en la

medida que encierra una prescripción implícita de cuál debe ser el futuro de los

individuos implicados. El diagnóstico de un terapeuta puede ser influido por los


presupuestos subyacentes al sistema de interpretación y al concepto de

enfermedad mental que éste tenga. El diagnóstico de un paciente tiene una

implicación ética, ya sea para beneficio o para manipulación, desacreditación y

castigo de los miembros de la sociedad. Existen ocasiones donde hay interés

económico, político o afectivo en pugna, los psicólogos y psiquiatras intervienen

para legitimizar diagnósticos en los conflictos legales ya sean individuales,

grupales o incluso entre naciones. Existen autores que dicen que el diagnóstico

está influido por la “fe” que se le tiene a la teoría que el psicólogo práctica. El

principal medio que tiene los psicólogos para diagnosticar es el Test, aunque aún

presentado dificultades técnicas se han ido resolviendo, pero no todo está

resuelto. Cinco problemas en relación a los test

1. Asunto de lo que se considera normal. Se usa el criterio estadístico para lo que

sea considera normal.

2. El problema de la validez: si el Test realmente describe lo que pretende

describir.

3. Errores de interpretación: debido a la subjetividad del psicólogo.

4. El problema del informe psicodiagnóstico: al intentar reconciliar datos

contradictorios se puede dejar de lado información importante.

5. El asunto del adecuado balance de los datos positivos y negativos encontrados

en el Test: El terapeuta resalta los aspectos positivos frente a los negativos,

dejando de lado los negativos que son los que ayudarán a evolucionar al

paciente. La asociación americana para el counseling y desarrollo), ha

desarrollado una serie de patrones éticos para el uso de test en la relación


psicológica. Su código de ética establece que: los psicólogos deben saber para

qué son, cómo se relaciona con el paciente y cómo pueden ser usados los

resultados. Diferentes test demandan diferentes niveles de competencia para

hacerlos, calcularlos e interpretarlos. Los Test no pueden ser usados

aisladamente sin otros datos relevantes de la persona. Sus resultados deben ser

puestos en perspectiva con otros datos relevantes del contexto. Este último.

Alude a los prejuicios que se dan en los Test en los últimos años, la previene a

los psicólogos sobre la implicancia ética que tienen que tener en cuenta en la

interpretación de sus resultados a las diferencias de tipo socioeconómicas, étnica,

o cultural de los diferentes grupos de pacientes. Tanto los que elaboran los test

como lo psicodiagnósticadores son conscientes de estas variables y tratan de

evitarlas buscando validar el Test en distintos grupos y poblaciones.

Ética del transcurso de la relación psicológica. Una vez que el psicólogo hace

una apreciación del paciente decide si quiere o no ayudar al paciente y no es

posible continuar si este piensa que la persona no necesita ayuda.

Objetivos terapéuticos e implicación ética:

1. Promoción de la autonomía. 2. Promoción de la armonía. 3. Promoción de la

perfección de la naturaleza humana. Cada uno de estos modelos contiene una

imagen utópica del hombre y la sociedad y dentro de la ética todos tienen sus

valores y contra valores. El primero de esos objetivos es señalado como el único

objetivo éticamente justificable de una psicoterapia, es favorecer la autonomía

del ser humano.

El objetivo de una terapia está orientado a satisfacer el mejor interés del

individuo y la insistencia se pone en lo que son las necesidades del sujeto como
tal.

En este modelo parte de la base de qué no es posible encontrar qué es lo normal

y lo sano; y opta pragmática y teóricamente por orientar los objetivos del

proceso terapéutico según los valores del sujeto. Intenta que el individuo a través

de su propia autoconciencia experimente aquellas vivencias, pensamientos o

sentimientos que le hagan estar conforme consigo mismo. No importa si eso

incluye indiferencia hacia la sociedad o hacia los demás debido a que tiene el

derecho a vivir como le parece. La meta es promover el autocontrol y la

autoestima sin ejercer influencia indebida sobre la persona y sin cuestionar su

modo de valores. b) derecho a la intimidad y confidencialidad de los datos: Los

objetos de este derecho a la intimidad y a la confidencialidad se refieren al

mismo hecho de informar si una persona ha sido paciente o es paciente

actualmente del psicoterapeuta. La información transmitida en confidencia

durante la relación psicológica. Informaciones relativas al diagnóstico o a los

hechos necesarios para la prestación de los servicios o tratamientos transmitidos

en confidencia entre el paciente y el terapeuta o entre miembros de la familia del

paciente. Excepciones a la norma de confidencialidad: Revelación de datos con

consentimiento del paciente, mediante un escrito de consentimiento firmado por

el paciente, para proteger la integridad del psicoterapeuta. Revelación de datos

de niños o incompetentes: se diferencia el proceso de niños menores de 12 años

al de adolescentes mayores de 12 años. Ningún dato debe darse a los padres sin

que el hijo mayor de 12 años exprese su consentimiento, al menos que éste

ponga en riesgo la vida o integridad física o psíquica de terceros, o en

situaciones en que sea imprescindible para la recuperación de la autonomía del


menor para su progreso terapéutico. Acceso del sujeto a sus propios datos: Como

parte del derecho a la intimidad y autonomía respecto a todo lo que concierne al

individuo, tiene también derecho a acceder a sus propios datos, si esto está

registrado como historia clínica o de cualquier otra manera. Acceder a aquellos

datos que son objetivos como resultados de su diagnóstico hechos con

metodología científica, pero no podrá tener acceso a los que son comentarios del

psicólogo o hipótesis o apuntes que sean hechos durante el proceso de

diagnóstico o tratamiento psicológico ya que estos pertenecen a la intimidad del

profesional por el hecho de ser provisorios, circunstanciales y subjetivos y como

tales son propiedad intelectual y profesional y el paciente no tendrá derecho a

reivindicarlos. Manipulación de la dependencia y de la contra transferencia: Por

contratransferencia entendemos aquí el conjunto de sentimientos y expresiones

experimentados por el psicólogo hacia el paciente. Y de la misma manera que

por la transferencia del paciente experimenta una distorsión en la percepción que

tiene del terapeuta, al psicólogo le pasa algo similar al respecto a su paciente.

Esos sentimientos pueden ser positivos, amor, aceptación, simpatía, etc. o

pueden ser negativos, rechazo, odio, antipatía etc. El problema ético no está en

que como terapeutas experimente ese tipo de sentimientos, sino las

consecuencias negativas que pueden derivarse por no buscar tomar conciencia de

ellos y no evitar sus efectos distorsionantes en el proceso de recuperación de la

autonomía que le debe facilitar al paciente. Las principales consecuencias

perjudiciales que eso podría tener son, que el psicoterapeuta distorsiona la

percepción de la realidad del paciente eludiendo el tratamiento de ciertos temas o

insistiendo en otros, “pase a la acción” en cuanto a los deseos eróticos o


socioafectivos, incremente una actitud de protección que mantenga el paciente

en una continua dependencia. El tema del soborno sexual entre los terapeutas y

las personas, que generalmente se trata entre profesionales varones y pacientes

mujeres no es un asunto excepcional en la práctica psicológica o psiquiátrica.

Las consecuencias perjudiciales que los pacientes han anunciado con más

frecuencia al respecto de esto se encuentran, entre sufrir pérdida de confianza en

cualquier terapeuta del sexo opuesto y en la misma psicoterapia, depresión,

angustia, rechazo, perjuicio en la relación sexual, sentimientos de haber sido

explotadas y abandonadas. La asociación americana de psicología prescribe

terminantemente este tipo de conductas en el transcurso de una relación

terapéutica. Comentarios similares nos merece toda circunstancia en la que el

terapeuta se involucre en cuestiones de negocios con sus pacientes. Desde el

punto de vista ético la utilización del poder para que el psicoterapeuta obtenga

beneficios económicos a su favor puede calificarse sin más como una

explotación. Relacionado con la manipulación económica que puede hacer el

psicólogo a través del poder desigual que tiene con su paciente se refiere a la

temática social de los honorarios profesionales, el psicoterapeuta podrá usar

algunos procedimientos que lleguen a ser cuestionables desde el punto de vista

ético que puede usar para fomentar la dependencia y utilizar frases como pronto

se pondrá mejor, ya lo superará, usted aparenta estar mucho mejor que la última

vez, o realmente está haciendo grandes progresos, son formas de uso no

infrecuente por parte de los terapeutas y que tienen como consecuencia que se

mantenga la dependencia entre el psicólogo y su paciente. d) ¿Neutralidad ante

los valores éticos del paciente?: Hemos afirmado que otro principio de
equivalente entidad igualmente imperativo para todo profesional es la igual

consideración y respeto por todo el ser humano. El psicólogo sin duda tiene que

respetar a quien tiene adelante y lo requiere como profesional. Pero tampoco

puede permanecer indiferente ante violaciones flagrantes de la dignidad y de los

derechos de la persona humana llevada a cabo por sus pacientes en terceros;

especialmente si quién es el perjudican son seres indefensos. Hay situaciones en

que puede constituir un deber moral romper la relación terapéutica y la

neutralidad, para plantearle abierta y sinceramente al paciente el repudio que

merecen determinadas acciones suyas que van en contra de la declaración

universal de los derechos del hombre. De otra manera la indiferencia del

psicólogo, actitudes repudiables se volvería complicado con esas faltas éticas, e

incluso complicidad con el delito. Aprender ética no es sólo saber cuáles son los

grandes principios o normas, sino aprender a discernir cuál es la forma correcta

de actuar en cada circunstancia concreta. Ahí es donde adquiere enorme

importancia la interacción con los colegas y la participación o consulta de los

comités de ética profesional; aun cuando la incertidumbre sea una característica

muy consustancial a la tarea de ser un “homo eticus” e) El psicólogo que se

desequilibra repentinamente: Agotamiento psíquico, depresión, manía, psicosis

de todos los tipos, son algunos de los imprevistos que pueden aparecer en los

psicoterapeutas en no menor incidencia que la que se da la población en general.

No es asunto que corresponde a los pacientes sino a los colegas, el deber de

evitar que un psicólogo o psiquiatra que empieza a sufrir un proceso de deterioro

patológico y siga dañando sus pacientes. Es importante que exista un comité de

ética en cada asociación profesional para resolver este tipo de casos solamente
complejos ya que estos comités podrían asesorar a cualquier psicólogo que crea

que un colega está presentando problemas psicológicos o psiquiátricos severos

como también tiene la función de brindar toda la información necesaria a los

pacientes patológicos en sus terapeutas y decide tomar la decisión de dejar o

continuar la relación psicológica.

Ética de la terminación de la relación terapéutica. Se han clasificado en tres

categorías las definiciones de lo que se considera mejoría de las terapias: un

buen funcionamiento social, sentido íntimo de bienestar, integración de valores y

proyectos personales. El asunto de juzgar cuando una persona ha logrado esto, en

parte es un problema de sujeto, pero también depende del terapeuta. La pregunta

que planteaba Freud decía hay tal cosa que sea un fin natural para el análisis, o

sea en realidad lo que se hace es conducirlo a este fin, se sigue planteando en la

actualidad. Freud propone como criterio, el de verificar si el cambio producido

en el paciente ha sido lo suficientemente profundo como para que nada

sustancialmente nuevo se espere, una vez finalizada la relación o dicho en otras

palabras cuando se haya alcanzado de la mejor manera posible las condiciones

necesarias para el funcionamiento del ego. En ese sentido habría que decir que

un análisis siempre es imperfecto y no que no tiene fin. La APA en su código

ético establece claramente que un psicólogo debe transferir su paciente a otro

terapeuta en caso de qué no disponga habilidades para hacer progresar a la

persona. Éste es un criterio en el que todo terapeuta, en teoría está de acuerdo.

En este sentido un instrumento adecuado es el uso del consentimiento válido

escrito desde el inicio del proceso. Si en aquel entonces celebró la toma de

conciencia del camino a recorrer, de las metas que se desea y de los objetivos
alcanzar ahora es posible evaluar sobre una cierta base objetiva si sea logrado

esas metas o no. Pero debe tenerse en cuenta que la formulación inicial de las

metas que se aspiren como instrumento no elimina la incertidumbre de cuando

establecer el momento oportuno para concluir simplemente facilita la resolución

de esa interrogante. Existen problemas éticos que surgen a propósito de

determinados tipos de pacientes, en particular éticos que se plantean con la

asistencia a los enfermos mentales crónicos, menores, ancianos y personas que

tienen una temática religiosa como centro de su problema personal: Ética en la

relación con el enfermo mental crónico: respecto al enfermo psiquiátrico de tipo

severo podemos agruparlos en tres grandes títulos: es personalizada y digna al

enfermo mental crónico, ética de la internación hospitalaria, problemas de la

desinstitucionalización forzosa o irresponsable. a) Asistencia personalizada y

digna: basados en el axioma que afirma que no hay enfermedades sino enfermos,

cada caso debe tratarse de una forma personalizada y única, poniendo al

individuo por encima de los criterios estandarizados de asistencia.

La personalización asistencial como actitud ética implica la siguiente

característica.

1. Accesibilidad: que la persona puede tener fácil acceso a los servicios y al

personal terapéutico.

2. Relación: que hay adecuada comunicación y empatía entre el paciente y el

equipo terapéutico.

3. Comunicación: que el diálogo sea no sólo entre el paciente y los miembros de

su familia con el equipo terapeuta, sino entre los distintos sectores y servicios

sanitarios que brindan asistencia psico psiquiátrica al sujeto.


4. Individualidad: que las necesidades específicas del paciente individual y no

los criterios generales, sean los que se usan para decidir el tratamiento en cada

caso.

5. Conjunción: que haya coincidencia y comprensibilidad de todos los elementos

que componen un tratamiento integral El Lugar De At Homicidal y competencia

de acciones.

6. Flexibilidad: que ninguna planificación preestablecidas teóricamente cobra

prioridad sobre la evaluación individual de cada sujeto y la manera como va

alcanzando los objetivos terapéuticos, que la dosificación de todo tratamiento se

haga siempre según las posibilidades del individuo.

7. Continuidad: que la asistencia sea permanente y continuada en el tiempo. Es

indudable que una asistencia personalizada es la más acorde, con una ética de

respeto a la dignidad del enfermo mental. Pero el criterio de la personalización se

aplica de manera particular a las distintas alternativas de vida y asistencia que

pueda tener un enfermo mental crónico.

Ética de la hospitalización del enfermo mental: cuáles son las condiciones que

permiten justificar éticamente una internación compulsiva o sin el

consentimiento del sujeto. La asociación americana de psiquiatría justifica la

internación compulsiva en las siguientes situaciones: Cuando la persona sufre

severa enfermedad mental o trastorno de la personalidad que incapacitan para

valerse por sí misma y pone en riesgo su vida o la vida de terceros o puede

causar daño daños irreparables al mismo sujeto o severos perjuicios a otros.

Cuando la persona es incapaz de hacer un consentimiento válido para ingresar a

un hospital o para recibir el tratamiento psiquiátrico imprescindible. Cuando hay


una razonable posibilidad de qué ese desorden puede ser tratable en el medio

hospitalario o en la alternativa institucional menos restrictiva. En caso de que el

paciente no puede hacer el consentimiento para la internación compulsiva,

CONCLUSION

Después de terminar esta investigación llegamos a la conclusión que el terapeuta

de hoy, más que el de cualquier tiempo, se ve abocado a negociar con múltiples

poderes, derivados del saber cultural, la aplicación de la tecnología el acceso a la

información y las relaciones de mercado que median en la prestación de los

servicios de salud, para cumplir su función de curador o cuidador. Por eso, más

que un curador-cuidador el terapeuta de hoy se ve como un mediador entre el

paciente y los sistemas de salud, mediación que se ve atravesada por conflictos

éticos que exigen ser abordados ampliamente durante el proceso de formación de

los profesionales de salud. Por todas estas razones, los expertos coinciden en

señalar que la relación terapeuta-paciente será el eje central del modelo

organizativo en salud y que los profesionales de la salud deberán adaptarse a

ella, debiendo por tanto generar en los profesionales del futuro, a través de la

formación en valores, las actitudes que les permitan entablar un nuevo tipo de

relación terapeuta-paciente, más igualitaria, en la que los pacientes son

conscientes de su derecho a la información, a la autonomía, y no aceptan de

quienes los atienden actitudes paternalistas o autoritarias.


BIBLIOGRAFIA
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