Estado de Derecho
Estado de Derecho
Estado de Derecho
CURSO: 1-12
INTEGRANTES:
PEÑAHERRERA VEGA YAMILET
QUINTO CHOEZ DAVES
RODRIGUEZ VILLEGAS ANGY
Bajo el estado de derecho, todas las personas son iguales ante la ley. Esto significa que la
ley se aplica de la misma manera a todos los ciudadanos, sin importar su estatus social,
económico o político.
El estado de derecho garantiza los derechos y las libertades individuales, como la libertad
de expresión, la libertad de religión, el derecho a un juicio justo y otros derechos
fundamentales. Las leyes y regulaciones se crean para proteger estos derechos.
3. Separación de poderes:
4. Acceso a la justicia:
5. Transparencia y responsabilidad
En una sociedad que abraza el estado de derecho, el gobierno y sus instituciones son
transparentes en sus acciones y responsables ante los ciudadanos. Esto implica rendición
de cuentas y la capacidad de los ciudadanos para supervisar las actividades
gubernamentales.
El estado de derecho impone límites al poder del Estado para evitar el abuso de autoridad
y garantizar que el gobierno no esté por encima de la ley.
El Estado de Derecho debe estar asegurado bajo una constitución por eso a continuación se
presentará su evolución histórica y las perspectivas futuras desde un punto de vista crítico por
un enfoque que prioriza los derechos humanos y la participación democrática en todos los
niveles de gobierno.
1. Orígenes y Fundamentos
2. Evolución Histórica
A lo largo de los siglos XIX y XX, el concepto de Estado de Derecho ha pasado por
varias fases y modelos, cada uno con sus propias características en los sectores del
Estado, la Sociedad, la Economía y el Derecho. El autor menciona el paradigma liberal y
sus insuficiencias, que llevaron a la construcción del Estado social en el siglo XX.
3. Crisis y Futuro
El estado de derecho presenta una nueva perspectiva tipológica donde se puede observar las
contribuciones y deficiencia desde una perspectiva liberal con las implicaciones políticas.
Este es el paradigma inicial del proceso, con sus ventajas y desventajas. Sus ventajas
incluyen la organización básica del marco jurídico e institucional para una
identificación legal-racional del Estado y el reconocimiento y garantía de derechos y
libertades. Sus desventajas incluyen una baja participación democrática y una
tendencia hacia el abstencionismo en ciertas áreas, como la economía y los derechos
sociales.
2. Estado
En este contexto, hay una prevalencia de posiciones liberales que son recelosas o
incluso directamente contrarias al sufragio universal. Este Estado puede ser
abstencionista en ciertos aspectos, pero también puede intervenir fuertemente en pro
de la propiedad y en cuestiones de orden público y militar.
3. Sociedad
La sociedad en este contexto es individualista y elitista, con baja participación fuera del
ámbito institucional y gubernamental. Hay una consolidación del poder de la burguesía
y una imposición casi absoluta del contrato de trabajo individual.
El presente termino surgió como alternativa dual y gradual a las insinuaciones del modelo
liberal donde se demuestra los rechazos del comunismo burocrático y sus implicaciones,
destacando su colaboración con los sectores defensores del orden bajo el contexto Estado y
Sociedad.
Este concepto surge como una alternativa dual y gradual a las carencias del
modelo liberal, evidentes desde la Primera Guerra Mundial. Se propone una
transformación más progresiva y profunda del orden económico, con figuras como
John Maynard Keynes y Hermann Heller simbolizando este enfoque dual.
2. Estado
3. Sociedad
Se buscaba hacer más reales e iguales para todos las libertades y derechos civiles y
políticos proclamados por la democracia liberal. Además, se reclamaba implantar y
hacer efectivos con carácter de universalidad los derechos sociales, económicos y
culturales derivados de las necesidades básicas.
6. Gradualidad
Conclusión
Tal sistema, y el pacto social partidos-sindicatos que estaba en su base, funcionó con amplia
vigencia y efectividad operativa, no sin altibajos y crisis coyunturales, durante buenos decenios
en algunos de los países más desarrollados y especialmente tras la segunda guerra mundial
hasta los años setenta aprovechando bien el ciclo expansivo de las economías occidentales en
ese período. Así fueron posibles esas políticas redistributivas y de importantes servicios
sociales y presentaciones de bienestar que han caracterizado las mejores e insuprimibles
aportaciones del Estado social garantizado como Estado de Derecho por leyes tribunales. Pero,
por un lado, los complejos procesos de descolonización, no sólo política sino también
económica, a pesar de sus contradicciones y dificultades, por otro, los límites de la financiación
de tales políticas sociales con el marco-no se olvide- del sistema capitalista llevaron a la
situación que se ha denominado, por decirlo con James O'Connor, de (crisis fiscales del Estado),
resumen muy abreviado de los actuales problemas del Estado del bienestar y del Estado social
de Derecho. Ni la economía-se resalta y se reconoce, con unas u otras derivaciones-tiene
posibilidades en ese marco, ni en ninguno-se remacha con acrítica contumacia-, para pretender
financiar esas expansivas políticas sociales, ni el Estado puede, por tanto, comprometerse con
garantías jurídicas, como Estado de Derecho, a proteger tales exigencias, demandas y derechos
fundamentales (crisis de gobernabilidad)
No es este en modo alguno el lugar para una buena crítica frente a los alegatos, circunstancias,
intereses y condiciones de todo tipo, políticas, sociales, jurídicas, económicas o culturales, que
están detrás de esas y otras retorsiones y distorsiones a veces, sin más, reaccionarias que
amenazan al Estado social. Pero que conste, pues, que no pretendo haber dejado refutada aquí
esa filosofía conservadora neoliberal: en otros escritos, no obstante, que puede encontrase
alguna fundada argumentación sobre algunas de estas cuestiones; y, en todo caso, abundantes
libros hay, en contra y a favor, que nos podrán sin duda ayudar para debatir y mejor
comprender y situar esta toma mía de posición. Quiero, por tanto, concluir estas páginas con
una sucinta exposición de ella como alternativa –así la veo yo– que, a partir y sobre la base
fundamental del Estado social, asumiendo muchas de sus conquistas, pueda progresivamente
contribuir a profundizar y hacer más real esa doble participación en que consiste la democracia
y, también, el Estado de Derecho.
Reconozcámoslo así, con sensatas dotes de realismo para las más complicadas y difíciles de
ellas, a pesar de todas las buenas intenciones y voluntades que pudieran, sin duda,
manifestarse. Sin embargo, en modo alguno tales voluntades e intenciones, así como los
valores y principios que las inspiran, carecen de sentido y trascendencia para la acción política,
y jurídica. En consecuencia, tales pretensiones y esperanzas no deben, por tanto, quedar fuera
o al margen de los proyectos de futuro respecto de esas mencionadas transformaciones de
todo tipo, desde económicas a culturales, que en cambio deben siempre impulsarse en el
marco de una sociedad democrática para la necesaria construcción de un correlativo.