Manual Del Instructor
Manual Del Instructor
Manual Del Instructor
INVESTIGACIÓN
Gestion
a la
felicidad
en tu
trabajo
Sonríe
Manual más
del instructor
y eleva tu
motivación
y
productivid
ad
La felicidad es un estado del ánimo que supone una satisfacción. Quien está feliz
se siente a gusto, contento y complacido. De todas formas, el concepto de
felicidad es subjetivo y relativo. No existe un índice de felicidad o una categoría
que haya que alcanzar para que alguien se considere como una persona feliz.
Contar con unos trabajadores felices supone para la empresa disponer de una
plantilla más comprometida y productiva. Este estado de ánimo también contribuye
a la fidelización de los empleados y su retención en la empresa, mejora el clima
laboral y la relación entre los miembros del equipo, incrementa su creatividad y
predisposición frente a nuevos retos, e impulsa el crecimiento y desarrollo
profesional de los empleados.
Y es que son muchos los estudios que certifican que los empleados
felices son más productivos que los que no lo son. Prueba de ello
es que la infelicidad en el entorno laboral también puede llegar a provocar otros
problemas en la empresa como el estrés laboral, el aumento del absentismo de los
trabajadores o la rotación excesiva de puestos de trabajo.
1 La felicidad es el estado natural del ser humano: El estado normal de los seres
humanos es un constante fluir de emociones. Las emociones son como el
clima, se encuentran en un continuo cambio.
2 El segundo mito contiene la idea de que estar feliz es sentirse bien.
Lamentablemente esto tampoco es así.
3 Por último el tercer mito es que si no eres feliz, es porque eres defectuoso o
no eres normal. La realidad es que si no eres feliz, eres normal. La vida es
difícil y desafiante, no siempre pero a veces sí que los es
En primer lugar, el "proceso de adaptación" tiene que ver con las fluctuaciones a lo
largo del tiempo basadas en la forma en que los empleados se adaptan a los
cambios. Los cambios en el lugar de trabajo pueden aumentar (o disminuir) la
felicidad, pero después de un período temporal, los empleados tienden a volver a
su nivel original de felicidad (llamado "estado de equilibrio") una vez que se han
adaptado a la nueva situación. El diseño longitudinal de estos estudios permitió
examinar la evolución de la felicidad en el lugar de trabajo desde el pasado hasta
el presente.
La gente es más feliz los fines de semana que los días laborables, lo que es
atribuible al hecho de que, en comparación con el trabajo, las actividades de fin de
semana proporcionan una mayor autonomía y relación. Sin embargo, la
experiencia afectiva asociada con el fin de semana no se limita a los
eventos que tienen lugar el sábado y el domingo.
Según el director de cultura y personas del estudio de hays o people and culture
director, “la felicidad en el trabajo está mucho más vinculada con las relaciones
personales que con aspectos más técnicos como el salario o el horario”.
Por lo tanto, ir contento al trabajo todos los días sería una cuestión de actitud más
que de condiciones meramente técnicas como el salario o la misma conciliación
laboral.
Oxitocina como base de la lealtad: este elemento químico aparece como resultado
del contacto físico, aumentando la confianza y lealtad con el equipo. En un
ambiente laboral se puede traducir en la unión y el fortalecimiento de vínculos para
convertirlos en relaciones de amistad. De ahí la importancia de medir indicadores
como el engagement.
2. Felicidad y trabajo
La felicidad en el trabajo es más que solo obtener buenos resultados y una
inversión adecuada. Factores individuales como la personalidad, la percepción, el
manejo del estrés y la inteligencia emocional influyen en cómo nos sentimos en el
entorno laboral.
Celebrar el éxito, por mínimo que sea, es una forma efectiva de reconocer el
esfuerzo de los empleados y fomentar un sentido de pertenencia y valor en la
organización.
En este entorno, el líder debe cambiar no guardarse dentro del título y la posición,
y debe cambiar porque cuando un entorno cambia, aquellos que se adapten son
los que sobrevivirán. Los autores llaman a su modelo sharp porque destruye los
mitos de la felicidad y el liderazgo que son:
Liderar en 2022
Lo que sucedió con la pandemia es que aceleró un proceso que ya estaba
teniendo lugar. Durante mucho tiempo, el pensar en la felicidad de los
trabajadores en el mundo laboral ha sido una rara avis, un privilegio del que
gozaban aquellos que tenían managers que se preocupaban por ello.
Pero nunca fue un aspecto principal.
El proceso que aceleró el covid-19 es que en la actualidad centrarse en el
bienestar de los trabajadores es esencial y necesario. La gente hoy en día busca
en sus trabajos algo que va mucho más allá de una nómina a final de mes. Están
buscando un sentido del propósito, una conexión con otras personas, un
desarrollo y crecimiento personal. Si los jefes quieren conservar a sus mejores
trabajadores, deben centrarse en su bienestar. Es una necesidad.
Hoy en día, se tiene la creencia de que hay que trabajar muy duro para llegar a
alcanzar tus objetivos y poder así ser feliz, ¿verdad? Pues no es así, o al menos,
yo no lo creo. Si tienes este concepto de la felicidad, la estás considerando como
una meta. Y cada vez que llegas a ella, te pones otra.
Por tanto, esa felicidad que se supone que te aporta dicha meta, es muy corta en
el tiempo, puesto que cuando la alcanzas, vuelves a fijarte otra.
Es decir, que, si tu concepto de felicidad es alcanzar una meta, estás en una
búsqueda constante de la felicidad que no llegará nunca.
Muchas personas se marcan objetivos pensando que cuando lleguen a
alcanzarlos conseguirán la felicidad absoluta. Estos pertenecen a ese grupo de
personas que ven la felicidad como la meta y no como el camino.
Sin embargo, las personas que entienden así la felicidad viven en una continua
frustración. Esto es debido a que nunca llegan a ser felices, puesto que siempre
están buscando la felicidad. El ansia de llegar a alcanzarla, les juega malas
pasadas.
en cambio, si le das la vuelta a la situación, y tratas de ser feliz cada
día para alcanzar el éxito, la cosa cambia, ¿no crees?
En el ámbito del trabajo pasa lo mismo. Si te marcas objetivos para llegar a ser
feliz, estarás tan centrado en llegar a esos objetivos que no te estarás permitiendo
disfrutar del presente, del camino. Seguramente estés estresado pensando en
cómo llegar a conseguir tu objetivo.
2. Creatividad
Las personas felices, por norma general, también son más creativas. El buen
humor fomenta la creatividad. Te hace estar mucho más receptivo, tener mayor
inspiración y, por tanto, mejores ideas. Tener buenas ideas se traduce en buenos
proyectos. Estos proyectos se llevan a cabo con una buena planificación y
ejecución, el resultado es probable que ser exitoso en tu trabajo contribuye
directamente a que seas más feliz.
3. Energía
Al mismo tiempo, las personas que son felices, suelen ser personas muy
enérgicas. Les gusta la actividad, aprovechar el tiempo, disfrutar de cada
momento. El ser una persona activa te hace mucho más productiva ya que estás
en continuo movimiento, siempre buscando soluciones y con una alta capacidad
de motivación. La base de la productividad es una buena gestión de tu energía,
para aprovechar tus recursos al máximo, y si eres feliz tendrás más energía para
acercarte a tus objetivos.
4. Facilidad en el aprendizaje
Las personas felices son personas a las que les gusta aprender y enriquecerse,
son amantes del conocimiento ya que se preocupan por seguir mejorando día a
día, crecer, desarrollarse. Tener esta actitud hace que tengas una mente mucho
más despierta, que seas mucho más receptivo, y todo ello te permite
que aprendas con mayor rapidez.
El conocimiento te hace tener una mente mucho más abierta. Hace que seas
capaz de ver las distintas opciones y que tengas una gran capacidad de
entendimiento y razonamiento. Todo esto al mismo tiempo contribuye a que seas
mucho más productivo.
Tu trabajo es el lugar donde más tiempo pasa durante la semana. Por ende, tus
compañeros son las personas con quienes más convives en tu vida. Tener una
buena relación con ellos y entablar una comunicación eficaz es fundamental para
la productividad laboral y para tu estabilidad emocional.
En los tiempos actuales en los cuales es normal competir con los compañeros
para lograr un ascenso, un premio o una felicitación puede ser algo difícil para
permitir que los demás progresen o les vaya bien.
Pero a veces, puede ocurrir todo lo contrario y que tu personalidad choque con la
de otros colegas, y pueda convertirse en un conflicto a la hora de coordinarse en
la jornada diaria.
Tengas una relación cerca o distante con tus compañeros, es importante tener
presente que todos trabajan bajo un mismo objetivo, y que representa a la misma
empresa. Está claro que el clima puede ser más tenso o distendido, pero, ante
todo, debe ser productivo y debes saber enfocarte en el cumplimiento de las
tareas.
Trabajo en equipo
Dedica un tiempo para conocer a las personas que trabajan contigo, así podrás
encontrar intereses en común y así entablar conversaciones e incluso una buena
relación.
Escucha.
Si tus compañeros sienten que estás dispuesto a escuchar lo que
tienen para decir e incluso valoras sus opiniones, no tardarás
demasiado en ganarte su respeto.
Se simpático.
En ocasiones los profesionales están tan atareados que olvidan sonreír, lo que
podría llegar a enviar un mensaje equivocado al resto. Tres cosas que nunca
debes olvidar: conocer el nombre de tus colegas, decir buenos días y buenas
noches cada jornada de trabajo.
Ofrece tu ayuda.
En toda oficina existen algunos hábitos o costumbres, como por ejemplo: reunirse
una vez a la semana. Puede que al principio no te sientas del todo cómodo, si
quieres entablar buenas relaciones con tus compañeros será fundamental que
asistas.
Probablemente esto que ya lo sabías, y sin embargo, las personas más discretas
pueden ser tentadas por un chisme de descanso (comida). Aunque la sociedad
tiene sus reglas, creo que hablo por muchos cuando digo que estamos cansados
de escuchar las endemoniadas frases:” es que no es lo ideal”, “idealmente es
mejor de esta manera”, “eso sería lo ideal”. Sí, es agotador pensar demasiado en
las cosas cuando no salen cómo tú quisieras o cuando no se hacen de la manera
que tú normalmente lo harías. Claro, es inevitable escuchar lo que otros dicen
delante de ti, pero lo que puedes hacer es comprometerte con estas siguientes
funciones:
No opinar sobre la situación o la persona de la que hablan, aunque estés de
acuerdo con lo que tus compañeros dicen. Cuando se den cuenta que no
eres ese tipo de personas, evitarán bombardearte con tontearías porque les
dará vergüenza tu madurez.
No te dejes influenciar por lo que los demás digan de otros, pues puede que
sea mentira. Es injusto juzgar a los demás sobre la base de una situación
en la que ni siquiera estuviste presente.
Cada uno tiene un pasado. Todos en algún nivel estamos marcados por
una situación de nuestro pasado o somos sensibles a ciertos temas. Si
Aprendes a respetar eso, lo que digan de los demás o de ti, no te quitará el
sueño.
Repetitivas: Este tipo de actividades son las que más fácilmente pueden
delegarse a los colaboradores con menos experiencia. Son acciones
monótonas, que no requieren de gran esfuerzo, pero que a la larga restan
bastante tiempo. Por ejemplo, copiar y pegar información o actualizar listas
de correo electrónico.
Proyectos grandes o que requieren mucho tiempo: Este tipo de proyectos
son ideales para dividir en tareas pequeñas y distribuir entre varias
personas.
Enseñables: Si son tareas que no requieren de algún conocimiento que solo
tú puedes proporcionar, entonces son aptas para delegarse.
Requieren habilidades que no dominas: Ser líder no significa saber hacer
todo bien. Reconoce cuáles tareas no son tu fuerte y delega a quienes
consideres que tienen potencial para hacer un mejor trabajo.
Saber delegar implica segmentar los proyectos en tareas y elegir a
los miembros del equipo que mejor puedan desempeñar cada una de ellas de
acuerdo a sus capacidades. También implica capacitar para conseguir la máxima
eficiencia con la mínima supervisión.
Para alcanzar las metas que esperas, es conveniente delegar resultados en lugar
de métodos. Si bien es importante explicar cómo hacer las cosas, debes entender
que cada persona es distinta, y es posible que a alguien se le facilite alcanzar un
mismo objetivo tomando un camino distinto. Sé flexible al permitir que cada
colaborador aborde los problemas a su manera, siempre y cuando se mantengan
dentro del rango aceptable y se obtengan los resultados en tiempo y forma.
La ergofobia es fobia a trabajar. Pero no nos referimos a ese malestar general que
experimentan un alto porcentaje de personas que preferirían estar de vacaciones.
¿sientes verdadero pánico solo de pensar que tienes que ir al trabajo? En ese
caso, puede que padezcas este trastorno del estado de ánimo.
Uno de los síntomas que te ayudarán a reconocer si padeces este mal es que
notes que el miedo que te provoca es excesivo o irracional. Salvo que hayas
vivido un hecho concreto que localice el comienzo de tu ergofobia, es difícil
determinar el origen de este profundo malestar. Puede convivir con
otros trastornos generados en el ámbito laboral, como un estrés
desmedido, una situación de acoso laboral o el síndrome de desgaste profesional
o burnout. Pero también puede haber influido mucho la situación generada por
la pandemia.
Director general
Director/a del departamento
Director/a de área
Responsable de centro de trabajo
Responsable de área geográfica
Encargado/a
Sincera
¿Quién no conoce a alguien que se dedica a criticar a su superior mientras no está
presente? Las consecuencias de este tipo de comportamientos pueden ser
nefastas para la construcción de vínculos personales y profesionales. Si crees que
existe algún problema, lo mejor es que lo trates de manera directa con la otra
persona. De este modo, evitarás malentendidos o comportamientos hipócritas que
pueden afectar al ritmo de trabajo. Además, es recomendable que cumplas con tu
palabra en toda circunstancia.
De aprendizaje
Empática
Todos tenemos problemas fuera de nuestro trabajo que nos hacen atravesar días
mejores y peores. Dado que el malestar no entiende de jerarquías, es fundamental
crear un vínculo empático entre responsable y empleado o empleada. Además, si
hay confianza, una persona ajena a nuestro círculo social más
cercano puede aportarnos una visión muy distinta del problema.
En algunos casos es imposible, pero merece la pena que nos planteemos cómo
llevarte bien con tu jefe… aunque sea solo un poquito. Al final se trata de
averiguar cuál es la mejor manera de enfocar la relación con nuestro superior
directo. Por eso vamos a revisar algunas claves para lograrlo de manera realista y
adecuada a vuestros respectivos roles.
Sin embargo, analizamos poco la cuestión de cómo llevarte bien con tu jefe. No es
que nuestra relación tenga que ser idílica o que sean los mejores amigos, pero sí
debemos pensar cómo debe ser la relación entre un jefe y los miembros del
equipo que dirige de manera que resulte saludable para ambas partes.
Pretender imposibles
Las relaciones nos cambian, pero solo si a nivel individual estamos abiertos y
dispuestos a dejarnos influir por el otro. Tu jefe tiene sus carencias (o
características que a ti no te gustan) y algunas de ellas no van a transformarse en
virtudes solo porque tú te empeñes en ello.
Por supuesto, si lo que te planteas es cómo llevarte bien con tu jefe no intentes
suplantarle, haciendo de jefe de tu jefe, dirigiendo sus actividades o sugiriéndole
indirectamente cómo tiene que hacer su trabajo.
Por mucha confianza que se tenga, él o ella es tu superior y hay que conservar
ciertas distancias si quieres saber cómo llevarte bien con tu jefe. Que convivan no
significa necesariamente que sean amigos, y que tú le aprecies no quiere decir
que él/ella te aprecie de la misma manera.
Cada uno tiene diferente responsabilidad dentro de la relación, no son dos iguales
que trabajan juntos. En algún momento puede que las cosas se tuerzan, que
tenga que ponerse serio contigo o que tengan que afrontar la solución de un
problema grave que los implica a ambos. Será más fácil fluctuar entre un registro
serio y otro más distendido si tiene los roles bien diferenciados y no superado
ciertas barreras.
Darle seguridad
No tienes que ser agresivo o enérgico para aportar a tu jefe una imagen de
seguridad, basta con que le transmitas confianza en ti mismo y comprensión de
las instrucciones que se te dan. Por supuesto, también debes comunicarle y
hacerle ver que el trabajo está bien hecho. Los jefes al final valoran más los
resultados que las palabras.
No dejarse intimidar
Algunos jefes pueden ser duros, inaccesibles o imponer mucho por su nivel de
autoridad y conocimientos. Sea como sea, también son personas: se equivocan,
enferman, se agobian, dudan… respetar a tu jefe no es vivir con miedo, sino saber
observarle con sus cualidades y sus defectos para que os podáis
comunicar de una manera fluida.
Es cierto que, sobre todo cuando acabamos de llegar a una empresa, o cuando
sentimos que por alguna razón nuestro rendimiento está en entredicho, apretamos
el acelerador y queremos demostrar intensamente nuestras capacidades. Sin
embargo, muchas veces eso nos puede llevar a sobreactuar o a resultar
cargantes: no es el mejor método cuando lo que está en cuestión es cómo llevarte
bien con tu jefe.
Destine cinco minutos de su jornada para organizar las actividades pendientes que
tenga, ¡le va a venir muy bien!
Planificar lo que tenemos que hacer y cuándo lo vamos a hacer puede ayudarnos
a disminuir el estrés, con frecuencia el estrés nos atasca en el panorama general y
por lo tanto, es útil tomar un gran problema y descomponerlo en pequeños pasos
prácticos.
Envíe un mensaje a alguien
Lo de abrazar un árbol sí que funciona, igual que ver las estrellas o la luna
llena. Dedique algunos minutos de su día a contemplar el mundo, de hecho, puede
hacerlo por medio de videos relajantes de la naturaleza en Internet.
La gente pasa mucho tiempo pensando en cosas buenas que no sucedieron, pero
que podrían haberlo hecho. Sin embargo, ¿qué hay de las cosas buenas que sí
pasaron? No hay sentido en atascarse en lo que no fue, principalmente porque el
“hubiera hecho” no existe, el pasado ya no se puede alterar. Mirar hacia atrás para
quedarnos allá solo impide valorar lo que sí tenemos: el hoy.
¿Cómo sería la vida sin algunas de esas cosas que da por sentado? ¿Sin la
posibilidad de ver, sin mamá o papá, sin fiestas en la adolescencia, sin mascota,
sin la casa que tiene? Nuestra invitación es a que recuerde en este
momento algo bueno de su vida para realmente apreciarlo.
Haga planes.
Antes de dormir en la noche, piense en tres cosas buenas que le hayan pasado en
el día. No tienen que ser increíbles, se trata de objetivos cumplidos o simplemente
situaciones que le hicieron sentir mejor. Por supuesto, también puede pensar en
por qué ocurrieron.
¡Infaltable! Una de las mejores y más conocidas estrategias que la gente usa para
sentirse mejor es la música. Es bien sabido que la música puede influir en el
estado de ánimo de muchas maneras, nos gusta particularmente el
hecho de que puede hacer que nuestros buenos estados de ánimo
sean aún mejor.
psicológica: el voluntariado.
Es bien conocido que el ejercicio reduce las hormonas del estrés, alivia la
depresión y la ansiedad. En efecto, investigadores de la Universidad de
Vermont encontraron que las personas activas son más felices y están más
satisfechas con sus vidas.
Puede lograr cambios positivos en usted haciendo ejercicio con
pesas, crossfit o pilates. Puede trotar, caminar, saltar la cuerda, subir
escaleras, patinar, montar en bicicleta, nadar, etc. La lista de opciones es larga,
tiene muchas posibilidades pagas y gratuitas, con mancuernas y otras
herramientas o sin ninguna.
¡La actividad física ayuda a tener una vida larga, saludable y feliz!
3.4 ¿Cómo aplicar esto en la vida laboral?
Ser flexible. Abra la mente, cambiar de opinión no le hace débil. El cambio no es
una opción, es la única opción.
Ser optimista. Enfréntese a las dificultades con buen ánimo y perseverancia. Creer
que algo va a salir bien contribuye a aumentar las posibilidades de que así sea.