Revolucion Del 10 de Noviembre
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Revolucion Del 10 de Noviembre
CAPITULO VIL
perú: ,8,„.
árbol de la libertad.
Crecía su confianza al considerar la 'fermentación que rei-
pEr.ú : 1810. 83
naba en dichas provincias del alto Perú , i la corrupción de
las mejores tropas que mandaba el presidente Nieto, pues
voluntarios de
que , compuestas
en
gran parte de los cuerpos
arribeños i patricios de Buenos-Aires , habian mostrado una
decidida adhesión al sistema de su rebelde capital, por cu
razón se habia visto precisado Nieto á desarmarlas.
ya
El de Potosí, como el mas
próximo al peligro,
gobernador
aceleró la marcha de 600 provinciales al mando del coronel
don Indalecio González de Socasa, militar esforzado i decidido,
sagaz ,
virtuoso é inteligente pero poco práctico en los lances
,
pronto.
Los gefes Nieto i Paula Sanz se veian animados de I06
mas nobles sentimientos de honor i virtud ; pero les faltaba
la entereza , el vigor i la energía que se requiere para gober
nar los pueblos en tiempo de discordias civiles. No
creyendo
que la relajación de costumbres fuese tan
aquellos común en
países, empeñaron
se calmar las
agitaciones públicas con
en
aspiraciones ambiciosas ,
no
podia menos de producir el fatal
resultado de que la autoridad fuese desairada, i de que á su
al general Ocain-
pios de la república argentina su sumisión ,
po la circulación por
,
todas las demás provincias de sus pape
les incendiarios, su escitacion á seguir el mismo ejemplo, i
sus disposiciones guerreras para llamar
la atención del ejército
realista.
una ocasión
podian los cochabambinos haber elegido
No
mas propicia para sus inicuos designios. Aquel atentado tras
mientos ostruyó
militares, parte de los bien combi
se una
nía mui activa con los disidentes de La Paz, por ios valles del
partido de Sicasica.
Conociendo Ramírez la urgente necesidad de parar los pro
ciplina ,
se retiraron precipitadamente' luego que hubieron sa
mando , aunque de
po , hombre absolutamente nulo para el
escelente carácter, i el otro su mayor Balcarce, el que si
para dirigir aquella fuerza,
se
bien tenia alguna disposición
perdía todo el fruto de sus medianos conocimientos con su
quien hacia desconfiar del buen éxito de las armas del Rei , i
sí las desavenencias que habian principiado entre Córdova i
González. Era el primero altanero i presuntuoso; i engreido
con su propio mérito, no veia en don Indalecio sino un
gefe
subalterno, adocenado, é inesperto en el arte de la guerra.
Este por el contrario estaba lleno de modestia , de mode
ración i de templanza; i conociendo por lo tanto las fatales
consecuencias que habia de producir la pretensión de Córdo
va al mando de aquellas armas, si él persistía en conservarlo,
55 duda. Luego
¿á qué enviarles tropas que no necesitan ni
55 han solicitado ? La junta ha puesto bien en claro su traición.
55 El
ejército de mi mando sostiene los derechos de Fernan-
55 do VIL El
gobierno de Buenos-Aires no podrá arrancarnos
?5 de las manos las banderas, sino espirando todos al rededor de
fusión en el campo
enemigo, que hasta las tropas mas distan
tes de la acción
epiedaron acobardadas, midiendo ya con el de
seo el camino
por donde debían emprender su fuga. El cen
tro abandonó su posición ; el comandante de artillería los dos
contra él.
Después en
que se peni ó el tiem
de varios debates
el éxito, fue designado por co
po mas precioso para asegurar
mandante de la espedicion, compuesta de 900 hombres, el ma
Córdova. Entra este gefe esforzado en
yor general don José
Tupiza el dia 6 de noviembre; el enemigo habia evacuado
aquel pueblo en el dia anterior, i se habia situado á dos le
la angostura del rio : la villa
guas de distancia mas abajo de
de Tarija ausilió á esta sazón al general Balcarce con 200
hombres mandados por el vizcaíno Larrea. Balcarce levanta
su campo de la
angostura, i pasa á ocupar el pueblo de Naza
reno , situado al frente de Suipacha : la lentidud de Córdova
trarios ,
i no hallan mas esperanza para salvar sus vidas , que
entregarse á una
fuga precipitada. Todo se perdió en esta des
batalla: dos cargas de plata, artillería, tiendas de
graciada
campaña municiones de guerra i boca , i cuantiosos despo
,
pechos ,
debe ser trasmitida á la mas remota posteridad ,
des
collando particular el último rasgo de heroísmo que dio en
en
esta ocasión el
impávido i pundonoroso Paula Sanz. Después
de haber protestado en alta voz que su larga carrera militar
no tenia mancha
alguna i que habia conservado una cons
,
jurado sacrificarse.
histórica de estas
Quedará suspensa por ahora la relación
provincias ,
hasta la época de 1 8 1 1 , en la que se continuará