Tema 2 GEOFI
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Tema 2 GEOFI
La movilidad del componente gaseoso terrestre supone el movimiento del aire o viento y la
dinámica atmosférica, debida a las diferencias de presión. La humedad o capacidad de contener
vapor de agua hace posible la evaporación, condensación y posterior precipitación de la lluvia,
nieve o granizo. La capacidad de contener calor y transmitirlo desde los lugares cálidos a los
fríos, permite redistribuir la energía desigualmente repartida por el Sol, determinando como
resultado uno de los elementos fundamentales del clima, la temperatura. La temperatura
depende de:
El tipo de sustrato rocoso (ya que la roca absorbe energía, y el hielo la refleja)
De la latitud y altura sobre el nivel del mar, o de las proximidad a masas de agua.
1. COMPOSICIÓN DE LA ATMÓSFERA
El componente fundamental de la atmósfera es el aire, que son una mezcla de gases, entre las
que se encuentran aerosoles (pequeñas partículas líquidas y sólidas dispersas en su seno). El
Nitrógeno (N2) es el principal compuesto gaseoso y de gran importancia para la nutrición de seres
vivos, y apenas influye en la variación climática del planeta.
Lo mismo podría decirse del Oxígeno (O2), enormemente activo químicamente e imprescindible
biológicamente en la respiración de los seres vivos, y de los gases nobles (argón, neón, helio,
xenón y kriptón).
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ríos e incluso transpiración vegetal, condensándose en minúsculas gotitas para formar nubes
que posteriormente precipitaran en lluvia sobre la superficie, cerrando así el ciclo hidrológico.
Cuando se utiliza el término humedad del aire (cantidad de agua contenida en la masa
atmosférica terrestre) nos referimos, tanto al vapor de agua en estado gaseoso, como a las gotas
líquidas de las nubes. La propiedad del vapor de agua de absorber los rayos infrarrojos de mayor
longitud de onda del espectro solar, evita el brusco enfriamiento que tendría lugar, si la
atmósfera estuviera desprovista de humedad.
Otro gas de interés es el ozono (O3) formado por la absorción de los rayos ultravioletas del Sol,
que descomponen el oxígeno molecular biatómico, convirtiéndolas en moléculas triatómicas.
Este gas impide el paso de radiación ultravioleta perjudicial para la vida en el planeta.
2. LA ESTRUCTURA ATMOSFÉRICA
El aire se va enrareciendo con la altitud, por lo tanto el clima varía entre los primeros kilómetros
próximos a la superficie terrestre y distancias más alejadas. Por ello, existe una estructura
vertical de la atmósfera, que permite dividirla en capas homogéneas diferenciadas entre sí, por
su variado comportamiento térmico. Esas diferencias son el resultado de la diferente composición
gaseosa de cada capa, lo que condiciona su particular dinámica atmosférica.
2.1 LA TROPOSFERA
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En general, la temperatura desciende con la altura más o menos de 0,65 ºC por cada 100
metros, y esta tendencia manifestada como gradiente térmico negativo, se interrumpe
bruscamente al llegar a la tropopausa. Esto se descubrió en el siglo XX, pues se creía que el
descenso continuaba hasta el límite superior atmosférico alcanzando el cero absoluto (-273 ºC).
La altura de la tropopausa es variable y depende de la latitud y estación del año. La estratosfera
se alcanza en los Polos a una altura inferior (aproximadamente 6 Km.), y a una temperatura
superior a (-45 ºC), mientras que en el Ecuador es de 17 Km y (-85 ºC) respectivamente.
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2.2 LA ESTRATOSFERA
Es la segunda capa atmosférica que se extiende desde la tropopausa hasta una altura
aproximada de 50 Km, donde se encuentra la estratopausa (superficie de separación con las
altas capas de la atmósfera). En ella se dan algunos movimientos horizontales de viento,
ausencia casi completa de vapor de agua, y la progresiva rarificación de gases con la altura. Se
puede afirmar que aproximadamente el 95% de la masa atmosférica se encuentra localizado en
los primeros 20 Km desde la superficie terrestre. La temperatura de la estratosfera en las
latitudes medias y altas permanece contante hasta una altura de 18 a 20 Km, aumentando en
3ºC por cada Km de ascensión. El incremento de temperatura es más marcado a partir de los 30
a 35 Km, y la presencia del ozono en esta capa, le ha proporcionado el nombre de ozonosfera. La
existencia del ozono y la capacidad para absorber las radiaciones ultravioleta, explica la elevada
temperatura, pudiendo llegar a alcanzar los 100 ºC. La estratosfera termina, donde acaba la
capa de ozono.
Más allá de los 50 Km, la temperatura desciende otra vez hasta la aparición de una nueva
discontinuidad, denominada mesopausa, situada a 80 Km de altura. La capa atmosférica
comprendida en este intervalo recibe el nombre de mesosfera o alta estratosfera.
Por encima de los 80 Km, la ausencia de aire es casi total, y a los 150 Km, la presión del aire
corresponde casi al vacio neumático, aunque la existencia de estrellas fugaces en este espacio,
pone de manifiesto que la densidad gaseosa es suficiente para provocar calentamiento por
rozamiento, y dar lugar a fenómenos luminosos. La absorción de radiación ultravioleta de menor
longitud de onda aumenta la temperatura del aire de 200 a 300 ºC, aunque en capas más altas
pueden dispararse hasta los 1.000 ºC. Por este motivo también se la conoce por termosfera.
El aire es una mezcla de gases, y sus propiedades se derivan de este particular estado de
agregación de la materia. En general puede definirse a los gases como cuerpos sin forma, ni
volumen propios y con tendencia a dispersarse uniformemente por el espacio. Las propiedades
del aire son las siguientes:
La Movilidad que permite a la materia en estado físico, moverse libremente por el espacio.
En líquidos y sólidos, la menor distancia entre sus moléculas les obliga (por las leyes de
atracción gravitatoria de Newton), a mantener posiciones relativamente fijas entre ellos. El
viento es el aire en movimiento y los movimientos del aire a gran escala (horizontal y
vertical), de gran importancia en la configuración del tiempo y el clima.
La Presión, ya que el aire pesa, y en consecuencia es capaz de ejercer una presión o fuerza
por unidad de superficie, en cualquier punto de la atmósfera. A medida que nos elevamos
en altura, la capa de aire existente por encima se reduce y también su peso. Así pues, a
unos 5 Km, tan sólo queda el 50% de la atmósfera, y a unos 10 Km, el 25%, y la presión
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iría descendiendo con la altitud. Pero, las diferencias de presión en el aire, también
existen en puntos de la superficie terrestre de la misma altitud. Las causas de esta falta
de uniformidad es de origen térmico y dinámico. Si el suelo de calienta, el aire se dilata y
pesa menos, por lo que se mueve verticalmente hacia arriba, dejando un espacio libre que
provoca un descenso de presión. El aire puede ascender o descender por fenómenos
derivados de corrientes de aire en altura, provocando bajas o altas presiones de carácter
dinámico, y estas diferencias de presión terrestre son la causa del movimiento del aire.
La Densidad, ya que el aire más denso se estabiliza, mientras que el menos denso (o de
menor peso), tiende a elevarse (normalmente por calentamiento). Se denomina densidad a
la masa de un cuerpo por unidad de volumen. Su valor es equivalente al peso especifico o
peso unitario (un cuerpo de 20 gr de masa, pesa también 20 gramos). Diversos factores
modifican la densidad del aire, como la humedad, ya que el aire húmedo es más ligero que
el seco (debido a que el vapor de agua es menos pesado que el resto de componentes del
aire). Otro factor importante es la temperatura, ya que los cuerpos al calentarse se dilatan,
aumentando sus dimensiones y volumen. Así pues, una masa de aire caliente ocupa
mayor volumen y al igual que el húmedo, tiende a elevarse, mientras que la masa de aire
frio y seco, por su mayor peso, ocuparía las posiciones más bajas.
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Medida de los elementos climáticos
Presión Atmosférica – En meteorología se suele emplear el milibar (una milésima de bar). El bar es
la unidad de presión atmosférica equivalente a 100.000 pascales (equivalente a la fuerza de 1 Nw
distribuida uniformemente sobre una superficie de 1 m 2). En las proximidades de la superficie
terrestre, la presión atmosférica vale aproximadamente 1 bar.
Temperatura – La escala centígrada fue inventada por el astrónomo sueco Celsius en 1742, y
sobre un termómetro, utilizando la propiedad de la dilatación, se fijaron los valores de 0º C a
100º C, correspondiendo con la temperatura en la que el agua en condiciones normales de
presión llega a helarse o hervir. A cada división se le llamo grado centígrado (º C). Por otro lado,
Farenheit, dio un valor 0º F a la temperatura de la nieve y de la sal de amoniaco en fusión, y a la
temperatura normal del cuerpo humano (100 ºF). De aquí, resulta que la temperatura de fusión
del hielo era de 32 º F y la de ebullición 212 º F.
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Una escala termométrica muy utilizada es la llamada Kelvin o absoluta, con el cero absoluto en (-
237 ºC), temperatura en que la materia quedaría sin movimiento interno, siendo por tanto la
temperatura más baja que se puede alcanzar. La correspondencia entre ambas escalas, siendo T
la temperatura absoluta, y C la centígrada seria: T = C + 273º
Humedad atmosférica – Su medida o humedad absoluta se realiza en peso (gramos) con relación
a una unidad de volumen de aire (m3). Así, una masa de aire, de humedad 25 gr/cm 3,
significaría la presencia de 25 gr de vapor de agua por m 3 de agua. Pero este valor no puede
crecer indefinidamente, y al alcanzar un límite, el aire se satura de humedad. Si pretendiéramos
aumentar la concentración de agua, el aire será incapaz de contener el vapor y se condensará en
líquido. Este nuevo concepto respecto a la saturación es lo que se conoce como humedad
relativa, y se calcula en proporción de % de la humedad absoluta del aire, respecto al estado de
saturación a esa temperatura. H relativa = H absoluta / H saturación x 100
Suponiendo una masa de aire a 20º C con una humedad de gr/cm 3, la humedad relativa seria
(observando el gráfico 2.3, donde la máxima cantidad de vapor de agua a 20º C es de 17,3
gr/cm3), la siguiente:
Esta cantidad de humedad en exceso condensaría en forma de minúsculas gotas disueltas entre
el resto de masa atmosférica, y cuando estas gotas se juntan para formar otras de mayor
tamaño, su peso impide permanecer en suspensión y precipitan en forma de lluvia.
El Sol es la principal fuente de energía que recibe el planeta Tierra, y esta energía alcanza la
superficie calentándola y elevando su temperatura. La Tierra una vez calentada, emite energía
calorífica hacia el espacio exterior. La energía recibida del Sol es en forma de onda
electromagnética de pequeña longitud de onda, con una irradiación a una temperatura
aproximada de 5.700º C, en espectro de onda corta, que alcanza desde rayos X, rayos gamma y
rayos ultravioleta (9%), a todo el espectro visible (41%), y parte de la gama de infrarrojos (50%). Por
su parte, la Tierra emite en onda de mayor longitud de onda, fundamentalmente la franja de los
infrarrojos. Se considera que un 45% de la radiación solar, alcanza de forma directa la superficie
terrestre, y el resto es interceptado por la masa atmosférica, actuando como filtro. El 55% de
energía solar restante que no alcanza el suelo terrestre se distribuye de la siguiente manera:
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Seguidamente el ozono (en la estratosfera), completa la absorción de rayos ultravioleta
más perjudiciales, y por último, el vapor de agua y el anhídrido carbónico realizan el
filtrado de radiaciones infrarrojas. Esta energía absorbida no es siempre constante y
oscila en función de ausencia o presencia de nubes, contenido de dióxido de carbono, etc.
Su valor medio se puede cifrar en un 20% de la energía recibida del Sol.
La segunda forma de filtrar la energía es por reflexión, ya que la parte superior de las
nubes se comportan como una superficie reflectante, pudiendo devolver por reflexión
directa el 25% de la energía recibida. En áreas totalmente cubiertas de nubes el
porcentaje es sensiblemente mayor, pudiendo llegar al 60% de la energía total recibida.
Aparte de la absorción y reflexión directa, las moléculas de los gases y partículas de polvo,
dispersan parte de la luz, desviándola en todas las direcciones. La dispersión de luz
consiste en la separación de los distintos colores que integran la luz solar (rojo, amarillo,
verde, azul, etc.). Solamente la gama de azules son los que llegan a la superficie, de ahí
que el color del cielo sea azul. Como consecuencia de la dispersión, parte de la energía
solar es devuelta al especio, perdiéndose para siempre (un 10%), mientras que el resto se
dirige a la Tierra en dispersión decreciente (un 20%).
Del 100% de energía recibida del Sol, únicamente el 45% alcanza el suelo (insolación),
perdiéndose el 55% restante en el proceso de filtrado atmosférico y escape hacia el exterior. De
ese 45% de insolación, una parte, según el albedo del suelo receptor (porcentaje de energía
reflejada), se pierde hacia el exterior. Este hecho es importante, ya que dependiendo del material
que recibe la insolación, así como la inclinación de los rayos solares, el porcentaje de energía
reflejada es mayor o menor. Así pues, el albedo del agua para radiaciones verticales es bajo (2%),
dedicando gran parte de la energía en calentar la Tierra, y es extremadamente alto en la nieve o
hielo (45-88%), lo que significa que la superficie se calentara menos, oscilando el resto entre
bosques, campos y suelos en general.
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La última fase se refiere a la radiación emitida por el suelo, presentando la Tierra un doble
comportamiento, el receptor de energía solar y emisor hacia el exterior. La atmosfera en
presencia de nubes, se comporta como una pantalla térmica, que devuelve calor a la superficie,
impidiendo que durante la noche, las temperaturas desciendan excesivamente por ausencia de
radiación solar. Este efecto ha sido definido como efecto invernadero, al permitir la entrada de
radiación de onda corta y dificultar que la de mayor onda escape al exterior. La superficie
terrestre, pese a recibir 45 calorías de cada 100, emite por irradiación 120 calorías, y de ellas,
105 son absorbidas por la atmósfera, y 15 escapan al exterior. Esto es posible, porque la
atmósfera como cuerpo caliente, irradia igualmente energía de onda larga, compensando las
pérdidas en superficie.
Por último, la superficie terrestre utiliza dos nuevos mecanismos de transformación de calor. El
primero es la evaporación del agua y su paso a la atmósfera, que es devuelto en la condensación.
El segundo, es comunicar calor a las capas bajas de la atmósfera, que sufren un movimiento
ascensional convectivo. Ambas cantidades de energía calorífica pueden ser tasadas en 20 y 10
calorías respectivamente (por cada 100 solares que alcanzan la Tierra). En conclusión, del 45%
de la energía recibida del Sol (onda corta), la Tierra devuelve un 15% al exterior en onda larga, y
el 30% restante es empleado en los mecanismo atmosféricos de condensación y movimiento del
aire.
El primer factor deriva del movimiento de traslación de la Tierra, con trayectoria elíptica, siendo
la causa de que la distancia entre ambos astros no sea siempre la misma. La órbita de la Tierra
varia de ser casi circular (excentricidad baja de 0,005), a ser ligeramente elíptica (excentricidad
alta de 0,058). La excentricidad actual es de 0,017, y por tanto, la diferencia entre el mayor
acercamiento al Sol y la mayor distancia es sólo del 3,4% (5,1 millones de Km). Esta diferencia
explica que la energía recibida en el perihelio de Enero (momento de mayor proximidad de la
Tierra y el Sol), sea superior al 7%, a la correspondiente al apelio de Julio (momento de mayor
lejanía).
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5.2 INFLUENCIA DE LA ALTURA DEL SOL
El segundo factor afecta a la cantidad de insolación recibida, ya que la altura del Sol esta
medida por la inclinación de los rayos solares respecto a la horizontal terrestre. Así en el
Ecuador, de latitud 0º, la altura de los rayos solares es de 90º (90º -0º = 90º), y en el resto de
puntos de la superficie terrestre, la altura solar disminuye con la latitud. Por ejemplo, a 40º de
latitud (N o S), la altura del Sol sería (90º - 40º = 50º), y en los polos, de latitud 90º, seria nula
(90º - 90º = 0).
Otro factor de la altura solar es la estacionalidad. La inclinación del plano de la eclíptica respecto
al Ecuador a lo largo del año, es la causa de que los rayos solares sean perpendiculares al
mismo, únicamente en los equinoccios de primavera y otoño. Durante medio año, el Sol incide
con mayor perpendicularidad en el hemisferio Norte y lo mismo ocurre en el otro media año en el
hemisferio Sur. Más allá de los trópicos de Cáncer y Capricornio, el Sol no alcanza nunca la
verticalidad (situación límite propia de los solsticios de verano e invierno.
El desigual recorrido en longitud de los rayos solares a través de la atmósfera sería una
consecuencia de la latitud. Como se aprecia en la figura 2.9, a menor cantidad de radiación
recibida por unidad de superficie, en altas latitudes, habría que añadir la superior perdida
derivada del mayor espesor atmosférico que deben atravesar los rayos solares.
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Pero, el principal factor atmosférico causante de la diferente llegada de radiación solar al suelo
es la presencia de la nubosidad. En general, la insolación en algunas áreas, como el Ecuador, es
bastante inferior a la que corresponde por su latitud, por el carácter nuboso de su atmósfera.
Por otro lado, el aire seco de los desiertos tropicales permite una penetración más fácil de la
energía solar.
Otra diferencia proviene de la distinta manera en que tierras y mares aprovechan la energía que
les llega. Mientras el agua tiene mayor capacidad de almacenamiento de energía solar, la tierra
rápidamente la devuelve a la atmósfera. Varias son las causas:
El albedo del suelo es más elevado que el del mar, por lo que también es superior la
cantidad de energía reflejada y que no llega a ser absorbida.
También es mayor la facilidad con que las ondas electromagnéticas del Sol pueden
penetrar en el agua, donde hasta un 20% de la radiación alcanza una profundidad de 9 m.
La conductividad del calor hacia el interior es también más alta.
La altitud y exposición de la vertiente a los rayos solares modifican la cantidad de radiación solar
que alcanza la superficie terrestre. Con cielos despejados, las altas cumbres reciben una
insolación mayor que a nivel de mar, por la menor masa atmosférica que participa en la labor de
filtrado. En latitudes medias la intensidad de radiación solar se incrementa entre un 5% y 15%
cada 1.000 m de elevación. Esta energía recibida se pierde con facilidad, al no existir el efecto
pantalla cuando la radiación llega a la superficie, pero tampoco cuando se disipa en el espacio.
Esto explica las amplias oscilaciones térmicas existentes entre el día y la noche.
La exposición a los rayos solares, sobre todo en latitudes medias es muy elevada. En el
hemisferio Norte, la solana o área de montaña situada en el Sur, recibe mayor cantidad de
insolación, como consecuencia de la mayor perpendicularidad de los rayos solares. La situación
inversa se presenta en la umbría o área Norte. El fenómeno se manifiesta de manera contraria en
el hemisferio Sur, donde la zona norte más próxima al Ecuador recibe mayor insolación.
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tierra-mar y la importancia del filtrado de la atmósfera. Los valores máximos se localizan a lo
largo de los trópicos, principalmente el Trópico de Cáncer, bloques continentales africano y
asiático, desierto del Sahara, noroeste de la India, y en menor medida la costa oeste americana.
En el hemisferio Sur, destacan bandas y valores de radiación sobre el continente africano y
australiano, donde el aire seco de los desiertos subtropicales, permiten una máxima penetración
de radiación solar, cosa que no ocurre en la nubosa franja ecuatorial.
El que la nubosidad sea mayor en los océanos que en los continentes, se aprecia en el hecho de
que las isolíneas de radiación se inflexionan hacia los Polos, cuando pasan por encima de los
continentes, y hacia el Ecuador cuando lo hacen por encima de los océanos.
Es obvio, que parte de la insolación que recibe el suelo, caliente el aire de la superficie. El calor
absorbido por el suelo sirve para elevar su temperatura, y para poner en marcha determinados
mecanismos atmosféricos como la evaporación o el movimiento del aire. A los factores intrínsecos
que modifican la insolación y el comportamiento térmico diferencial de la superficie terrestre
(altura del sol, nubosidad, distribución de tierras y mares, altura sobre el nivel del mar), habría
que añadir los factores extrínsecos que condicionan las características climáticas de un lugar
determinado de la Tierra. El movimiento de masas de aire y aguas marinas, transportan calor (o
frío) y humedad (o sequedad), a lugares donde las condiciones térmicas e higrométricas son muy
diferentes del lugar de origen.
El resultado final del calentamiento del aire es la obtención de una determinada temperatura, y
por los muchos factores internos y externos que condiciona este calentamiento, la distribución
de la temperatura no es uniforme, ni espacialmente, ni a lo largo del tiempo. Para facilitar su
estudio se diferencia, una temperatura de superficie (medida a una distancia corta del suelo, e
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introduciendo las variaciones que se producen en altura). Existen dos estructuras térmicas del
aire diferenciadas, en superficie y vertical, y en lo relativo a la variación temporal, se distingue
entre la oscilación diaria de temperatura, y la fluctuación estacional anual.
El termino, hace referencia a la temperatura del aire que está en contacto con la superficie, y a
fin de hacer comparable la medición térmica en diferentes puntos del globo, se ha convenido
realizar la misma en idénticas condiciones (evitando la radiación directa del Sol sobre el
termómetro y a una altura constante del suelo de entre 1,5 a 2 metros).
DIFERENCIACIÓN TÉRMICA DE LA TROPOSFERA
6.1.2 LA OSCILACION TÉRMICA DIARIA
Las variaciones de insolación por el diferente comportamiento térmico del día y la noche, se pone
de manifiesto en el ascenso y descenso rítmico de la temperatura del aire, denominado ciclo
diario. La variación de verticalidad de los rayos solares por el día, es la causa del desigual
reparto de insolación durante las horas de luz, sumándole la ausencia de radiación por la noche.
La curva representativa de la radiación solar absorbida por el suelo es una línea parabólica, con
el valor máximo al mediodía (momento de mayor perpendicularidad de los rayos solares). En las
horas centrales del día (cuando el excedente de radiación recibida es mayor), la temperatura del
aire aumenta, mientras que por la noche, la atmósfera cede calor a la superficie, tendiendo a
disminuir la temperatura.
En el perfil del ciclo diario de temperatura del aire, existe un cierto desfase respecto al máximo
de insolación, como producto de la inercia térmica de la superficie terrestre, lo que explica que la
temperatura máxima del aire se produzca entre las 12 del mediodía a las 6 de la tarde. El aire va
perdiendo su calor almacenado y alcanza su temperatura más baja hacia las 6 de la mañana.
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Otro valores a tener en cuenta, son la amplitud térmica diaria = (Tmáx día – Tmin noche), y la
temperatura media diaria (que se calcula como valor medio de las dos temperaturas extremas).
Cuando no se dispone de termómetros de máximas y mínimas, se suelen tomar como
temperatura media la registrada a las 9 de la mañana.
Los factores geográficos y estacionales son decisivos en la oscilación térmica diaria, así como la
latitud y estación del año. En latitudes templadas (sobre todo en verano con ausencia de
nubosidad), la diferencia térmica entre día y noche son muy marcadas. Lo mismo pasa en zonas
de alta montaña o regiones subtropicales desérticas, por la debilidad de la protección
atmosférica, y donde la continentalidad también juega a favor de hacer mayores las diferencias
diarias de temperatura. Por el contrario, la presencia de océanos o capas nubosas en países
tropicales explican las débiles oscilaciones de temperatura entre día y noche.
Las temperaturas medias mensuales a lo largo del año, dan lugar a una curva de temperatura
oscilatoria, con máximos y mínimos. Se define como temperatura media mensual al valor
promedio de las temperaturas medias de cada uno de los días del mes. Se tomarían los valores
de las temperaturas medias de cada uno de los días del mes, y su suma la dividiríamos por 31.
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6.1.4 DISTRIBUCION DE TEMPERATURAS SOBRE LA SUPERFICIE DEL GLOBO TERRESTRE
Para evitar el efecto de la variación de temperatura por la altitud (0,65 ºC por 100 m de media
global), y poder establecer resultados comparativos, se reduce la temperatura de cada lugar
según la altura. Así, una estación situada a 800 m de altitud, si su temperatura es de 13 ºC, se
deberá aumentar en 0,65 x 8 = 5,2 ºC, mientras que la temperatura reducida a nivel del mar
será 13 ºC + 5,2 ºC = 18,2 ºC.
Estos factores son de tipo intrínseco (debidos a la diferencia de insolación, como la altura solar,
comportamiento diferencial de tierras y mares, nubosidad, etc.), y extrínseco (en relación a la
influencia del movimiento de masas de aire y las corrientes oceánicas). De esta manera se
transfieren las propiedades térmicas de determinados lugares de origen a los de destino.
Las condiciones climáticas no se forman exclusivamente donde se forman los efectos térmicos,
ya que una región continental puede estar afectada por masas de aire marítimas, si una vez
formada en el océano, penetra empujada por los vientos hacia el continente. El movimiento más
importante es el de la corriente de aire dirección Oeste-Este en latitudes medias (30º a 60º). La
parte Occidental de los continentes es invadida por masas de aire marinas, originando inviernos
más templados y veranos más frescos. En la parte Oriental, las masas de aire han perdido sus
primitivas propiedades, continentalizándose. Estas masas de aire no siempre entran con
facilidad en el continente, como es el caso de las cordilleras occidentales de América, que actúan
de barrera, desecando las masas de aire procedentes del mar, y restringiendo su acción a una
estrecha franja litoral. En Europa es diferente, ya que la disposición montañosa en la misma
dirección que la corriente marina, permite su cómodo acceso al continente.
En latitudes tropicales, el fenómeno se invierte, y las corrientes frías refrescan las fachadas
occidentales, mientras las corrientes cálidas recalientan las orientales.
En las figuras 2.14 y 2.15 se representan los mapas de isotermas de temperaturas reducidas a
nivel del mar, de los meses de Enero y Julio. Se aprecia como las isotermas presentan un
cierto paralelismo zonal y una gradación progresiva en sentido descendente, desde Ecuador
hacia los Polos. Este es un hecho que refleja el carácter zonal de la radiación absorbida por la
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superficie como consecuencia de la insolación. El desplazamiento relativo hacia el Norte (Enero)
o hacia el Sur (Julio) de las isotermas, manifiesta la influencia estacional.
La penetración de aire marítimo hacia el interior continental en latitudes medias del hemisferio
Norte, introduce un nuevo elemento diferencial en la distribución de isotermas. En América del
Norte, la barrera montañosa impide esta penetración, y las diferencias térmicas en latitud son
más marcadas y las isotermas se presentan más juntas. En Europa, las isotermas están más
separadas, provocando la suavización térmica en latitud por la acción del aire cálido del mar.
Conviene remarcar las diferencias para un mismo océano, o continente, entre las fachadas
orientales y las occidentales. Ello se aprecia fácilmente, comparando los valores de temperatura
en dos estaciones meteorológicas situadas en la misma latitud. En latitudes altas, las costas
occidentales de los continentes (u orientales de los océanos), mantienen la temperatura más
elevada que las costas orientales continentales (u occidentales de los océanos). En regiones
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tropicales, la disimetría térmica se invierte, siendo una consecuencia de la acción térmica de la
corriente marina sobre las aguas que bañan.
Una de las circunstancias que transforma las condiciones normales del gradiente térmico es el
calentamiento o enfriamiento muy pronunciado de la superficie terrestre. Por la noche (en
ausencia de radiación solar), el aire superficial se encuentra más frio, que el de la parte superior,
produciéndose lo que se denomina inversión térmica. Un fenómeno similar puede producirse por
diferentes causas como, una formación nubosa a poca altura, o un mar de nubes en valles
montañosos, explicarían el déficit de radiación de las capas bajas de la atmósfera. Esta inversión
térmica también puede producirse por el contacto de dos masas de aire de diferente naturaleza.
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