Danza Eterna

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Danza eterna

En la danza efímera de nuestra vida,


Aprendemos a soltar, sin ninguna despedida, Aquellas almas que alguna
vez amamos tanto, Como las hojas de un árbol que caen en un manto,
Con la ligera brisa del viento aunque el cielo este completamente
despejado.

En ese adiós que no deseamos, descubrimos el don de poder amarnos,


de crecer, de florecer, de ser el quien quiero ser.
Las manos de quienes un día estuvieron entrelazadas,
Dejan espacio para nuevas alboradas.

El tiempo nos da la enseñanza de ser valientes,


A soltar apegos, a poder ser conscientes,
Que en el fluir constante de la existencia,
Soltar a las personas, es una senda de presencia,
donde uno gana nuevas páginas de experiencia en el libro de nuestra
viveza.

Aprender a soltar, no significa ser un adiós eterno,

Sino una travesía de un viaje hacia un amor más tierno y sincero,

Donde las almas se cruzan sin medida,

En el eterno baile de la vida.

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En el rincón secreto de mi ser,

un suspiro dulce empieza a florecer,

el amor se despierta, sin razón ni por qué,

y mi corazón a ti empieza a pertenecer.

Tus ojos, dos luceros en la noche,

iluminan mi camino.

Tus manos, un refugio cálido y tierno,

en ellas hallé un amor eterno.

En tu risa encuentro melodía y calma,

en tu voz, un canto que mi alma embalsama,

cada gesto tuyo, un regalo de la vida,

en tu presencia, siento que el mundo gira.

Enamorado estoy, sin remedio ni cura,

pues en ti encontré mi razón y mi locura,

te miro y siento que el tiempo se detiene,

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Por este amor que mi corazón ahora siente.

En el jardín de mi existir, flor radiante, mi musa, mi amor, mi eterna amante. En tus


ojos hallé estrellas en la penumbra, poesía viva, en tu mirar alumbra.

Eres la melodía que en mi pecho suena, un verso que en mi alma resuena. Tus
labios, la tinta que en mis días escribe, en cada beso, el amor se vive.

Bajo el cielo de tus abrazos cálidos, mi corazón tarde en versos nítidos. Eres la rima
que en mi pecho florece, un poema que el alma estremece.

Tus risas, notas que endulzan el viento, en la partitura de nuestro amor, un aliento.
Caminamos juntos, como versos entrelazados, en el libro de la vida, somos capítulos
amados.

Eres la poesía que mi pluma dibuja, la luz que en mi camino relumbra. En la sinfonía
de nuestros días compartidos, en cada línea, tu amor queda grabado.

Así, en el lienzo de nuestra historia escrita, eres la poesía más hermosa, bendita. A
tu lado, el corazón en versos late, mi amada, eres mi poesía, mi mejor parte

3
En el crepúsculo suave de nuestro lazo,

mi amado, eres mi sol y mi abrazo.

Bajo el cielo estrellado de tu mirada,

florecen versos de amor, sin medida.

Tus manos, cálidas como el atardecer,

tejen caricias que hacen renacer.

En el poema de nuestras noches compartidas,

tu amor, dulce melodía, nunca olvidada.

Eres el verso que mi corazón recita,

la esencia misma de mi vida infinita.

Tus besos, pinceladas en mi lienzo,

pintando sueños, como un eterno comienzo.

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En cada risa que compartimos al viento,

se entretejen recuerdos en el firmamento.

Eres el susurro suave en mis días grises,

mi refugio seguro en todos mis matices.

Bajo el manto de estrellas que nos guía,

te entrego mi amor en poesía.

Eres el motivo de mi canción eterna,

mi amado, en cada página, mi eterna ternura.

Así, en el verso de nuestro destino,

mi corazón encuentra su camino.

Eres mi poesía, mi sueño cumplido,

en este viaje de amor, contigo unido.

En el rincón del alma donde el amor reposa,

mi corazón escribe una tierna prosa.

Eres mi sol en días de gris tormenta,

la melodía que mi corazón alimenta.

Tus ojos, faros que guían mi sendero,

en su reflejo encuentro mi anhelo sincero.

Eres la brisa suave que acaricia mi piel,

mi refugio, mi paz, mi cielo fiel.

5
Bajo el manto de estrellas que nos abraza,

nuestro amor crece con cada esperanza.

Eres el verso que mi alma suspira,

en cada beso, en cada caricia.

Tus abrazos son versos que riman,

en cada gesto, el amor se anima.

Eres la poesía que danza en mi ser,

un poema que no deja de florecer.

Juntos tejemos líneas de felicidad,

en este libro de amor, nuestra realidad.

Eres el capítulo que siempre quiero leer,

mi amor, contigo quiero envejecer.

Así, en la trama de esta dulce poesía,

eres la inspiración que alegra mi día.

Mi compañero, mi amigo, mi confidente,

contigo, el amor es eternamente.

En el espejo de mi propia esencia,

reflejo de una vida en permanencia.

En el silencio de mi ser profundo,

resuena la poesía de este segundo.

6
Soy el autor de mis días y noches,

en el libro de la existencia, soy los broches.

Mis pasos escriben versos en la arena,

en el escenario del tiempo, mi propia escena.

En las páginas de mi piel marcada,

historias vividas, risas y jornadas.

Soy el héroe y el villano de mi cuento,

en el ocaso y el alba, me reinvento.

En el eco de mis pensamientos,

se construye un poema, ligero y lento.

Soy la sinfonía que en mi alma resuena,

un verso que en mi interior se encomienda.

Mis cicatrices cuentan de batallas ganadas,

en cada línea de mi historia, la verdad hallada.

Soy el arquitecto de mis propios sueños,

en el vasto universo, soy uno de los dueños.

Que esta poesía para mí mismo sea un canto,

una celebración del ser que soy en este encanto.

En el eco de mi propia voz, encuentro melodía,

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poesía viva, en el teatro de mi propia vida.

En las sombras de mi alma desgarrada,

se esconde una tristeza, eterna y pesada.

En el silencio de la noche sin estrellas,

mis pensamientos son sombras, oscuras huellas.

El corazón pesa como plomo en el pecho,

una tormenta interna, un constante deshecho.

En el laberinto de mi mente enredada,

la esperanza se desvanece, dejando nada.

Las lágrimas son versos que caen en el abismo,

un poema triste, un lamento sin entusiasmo.

El eco de la soledad resuena en mi ser,

una melodía sombría, difícil de entender.

Pero en este túnel de penumbras densas,

busco una luz, una salida inmensa.

Aunque la tristeza sea un manto denso,

sigo buscando un respiro, un renacer intenso.

Que en este poema oscuro encuentre consuelo,

y que el mañana traiga un alivio sincero.

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La depresión es una batalla ardua y fría,

busquemos juntos la luz que al alma guía.

Bajo el cielo plomizo de melancolía,

donde las lágrimas son versos en poesía.

Un suspiro se desliza, frágil y quebrado,

en el eco de un corazón desolado.

Las sombras bailan con la tristeza,

en un vals silente, sin ninguna belleza.

En el lienzo de la noche solitaria,

se pintan susurros de una pena necesaria.

Las estrellas lloran en su destello,

un lamento silencioso en el firmamento.

El viento susurra secretos de dolor,

como un testigo mudo de un corazón en desamor.

En cada rincón, se esconde la nostalgia,

un eco triste que se aferra con ventaja.

Las lágrimas caen como lluvia serena,

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un poema triste, una tristeza que envenena.

El silencio se viste con un manto gris,

en la sinfonía de un adiós, un matiz.

La tristeza es la tinta que emborrona el papel,

una canción melancólica que el alma revela.

Pero en el ocaso de este poema sombrío,

quizás encuentres un destello de alivio.

Porque tras la lluvia, el sol renacerá,

y en la tristeza, la esperanza florecerá.

Un atardecer sosegado,

donde el sol se oculta tras el horizonte cansado.

Suspiros danzan en la brisa melancólica,

como hojas secas que el viento acaricia.

En el rincón de la melancolía profunda,

se sumerge el alma, en silencio se hunda.

Las sombras abrazan con abrazo frío,

un poema triste, un lamento baldío.

Las nubes grises, paleta de la nostalgia,

pintan el cielo con tonos de desventaja.

Las lágrimas del tiempo caen con pesar,

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una melancolía que se empeña en perdurar.

En el eco de los recuerdos añorados,

se enredan suspiros, en versos desgarrados.

En el susurro de la lluvia que cae lenta,

se esconde la tristeza, silente y atenta.

En cada nota de una canción olvidada,

resuena la melancolía, triste y abatida.

El corazón, un poeta en su propia despedida,

escribe versos con tinta desvaída.

Pero en la melancolía, hay una belleza,

una poesía triste que el alma endereza.

En la quietud del duelo, florece la calma,

como un suspiro sereno en esta paleta de alma.

En los Andes, donde el sol abraza las cumbres, donde la tierra respira leyendas y
rumores. Entre picos de nieve y valles de colores, la poesía andina canta sus versos
en lumbres.

En la altitud, donde el cóndor alza su vuelo, se despiertan los ecos de un sentir


sincero. Las montañas guardan secretos del tiempo, poesía que se teje con cada
viento.

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Los quipus cuentan historias en nudos, mientras los ríos murmuran antiguos
murmullos. En cada aldehuela, un eco ancestral, donde la poesía es un lazo
espiritual.

Los rayos del sol acarician los rostros, como caricias divinas en sutiles trozos. La
luna, testigo de los amores eternos, refleja en lagos sus versos tiernos.

En las danzas de la chakana, símbolo sagrado, se escribe la poesía, con pasos


entrelazados. Los colores de las vestimentas cuentan su cuento, en cada pliegue, la
esencia del momento.

En los Andes, la poesía es vida en cada aliento, un himno que resuena en el vasto
firmamento. Con quenas y zampoñas, la melodía se desata, en la poesía andina, la
tierra se arrebata.

Así, entre montañas y cielos infinitos, la poesía andina es un eco bendito. En cada
rincón, en cada alba que se asoma, los versos andinos resuenan con aroma.

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Pachamama, madre tierra, te canto con aliento. Eres la esencia que nutre cada
rincón, en tu regazo, la poesía se viste de canción.

Tus montañas altivas tocan el cielo, testigos de historias que cuentan en anhelos.
Bajo el sol ardiente y el cielo sereno, eres la musa de versos que en el alma
resueno.

En tus praderas, donde la hierba suspira, se entreteje la poesía que en el viento


mira. Cada flor, un poema que nace en tu suelo, una promesa de vida en tu manto
tierno.

Tus ríos serpentean como versos que fluyen, llevando consigo secretos que el
corazón intuyen. El canto del agua, melodía en armonía, una sinfonía que en tu
pecho germina.

Bajo la luna que ilumina tus vastas llanuras, Pachamama, tu magia se despierta en
ternuras. Las estrellas, puntos de luz en tu manto nocturno, testimonian la poesía
que en tus entrañas retorno.

En tu piel morena, la diversidad se entrelaza, cada ser, cada elemento, en armonía


abraza. Pachamama, en tu abrazo encontramos refugio, poesía viva, en tu ser,
encontramos el abrigo.

Te celebramos con respeto y gratitud, por cada ciclo, por cada latido, por cada fruto.
Pachamama, en tu regazo, en tu ser divino, la poesía fluye, eterna y genuina.

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Cusco, tu trono de esplendor inmortal,

donde el Inti resplandece en su altar.

Machu Picchu, ciudad entre nubes erguida,

poesía en piedra que la historia cautiva.

Viracocha, creador en el firmamento,

dios tejedor de destinos y viento.

Los dioses caminaban entre mortales,

entre mitos y realidades, relatos colosales.

En el Qoricancha, templo dorado,

la luz del sol danzaba, oro consagrado.

Los chasquis, mensajeros veloces del imperio,

portadores de la palabra en un lazo sincero.

Los tambos, postes de descanso en el camino,

testigos mudos de un imperio divino.

La red de caminos, venas de conexión,

pulsando vida en cada dirección.

Los quipus, nudos que hablaban en códigos,

registraban historias en sus enredos intrincados.

Cada tejido, expresión de arte sublime,

en las manos del tejedor, la poesía se dibuje.

Oh, Incas, gobernantes de un tiempo ancestral,

en susurros de los vientos, su eco esencial.

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En las piedras talladas y en el sol reverente,

la poesía Inca es un canto eternamente.

En las huellas que dejaron en la tierra,

resuena la grandeza de su legado de guerra.

Los Incas, poetas de un imperio grandioso,

su poesía persiste en cada rincón hermoso.

En las aulas donde el conocimiento florece,

la educación es la luz que el alma estremece.

Profesores, guías en el camino del saber,

en sus manos, el futuro empieza a renacer.

En el silencio de las bibliotecas que susurran,

la educación es la llave que el mundo abraza.

Cada libro es un portal a un universo vasto,

donde el saber se cultiva, inmenso y elocuente..

La educación es el faro que ilumina mentes,

abriendo puertas a nuevos horizontes incidentes.

En cada pregunta, en cada respuesta hallada,

la sabiduría es semilla en tierra abonada.

En la danza de números y letras que se entrelazan,

la educación es el ritmo que corazones abraza.

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Laboratorio de experimentos y descubrimientos,

en sus misterios, se forjan los cimientos.

Maestros y maestras, héroes sin capa,

con vocación de luz, en la senda que empapa.

Estudiantes, soñadores de realidades por crear,

la educación es el puente para transformar.

En el aula digital o en el rincón del saber,

la educación es riqueza que nunca perecerá.

Cada lección, un verso en el libro de la vida,

la educación es la poesía que el mundo precisa.

Bajo el velo de la noche serena,

la poesía sensible se despierta,

como un susurro que en el alma resuena,

una melodía que el corazón concierta.

Se viste de palabras delicadas,

como pétalos de rosas en la brisa,

y en sus versos, almas enamoradas

encuentran refugio en su suave risa.

Es un eco de suspiros y anhelos,

un viaje en la penumbra del sentir,

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donde los sentimientos son destellos,

y el papel se convierte en un latir.

Cautiva con la luz de la emoción,

teje versos con hilos de sensibilidad,

pinta paisajes de pura inspiración,

como un cuadro que cobra vida en la intimidad.

La poesía sensible, un lazo etéreo,

que une al poeta con el universo,

un puente que se forma en lo más misterioso,

donde lo efímero se convierte en verso.

Así, en el rincón de la poesía sensible,

se encuentran las lágrimas y las risas,

un río de emociones, un fluir incomprensible,

que en cada estrofa revela nuestras dichas.

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AMOR SECRETO

En el silencio de la noche callada,

florece el jardín de un amor secreto,

como un susurro que el viento guarda,

un fuego que arde en el pecho discreto.

Entre sombras danzan los suspiros,

un ballet de emociones en la penumbra,

donde los corazones son testigos,

de un amor que en susurros se alumbra.

En el rincón oculto de los sentimientos,

se esconde la llama de un amor prohibido,

como un verso que se escribe entre vientos,

un secreto que late en lo más escondido.

Los ojos se cruzan en la penumbra,

un lenguaje que solo ellos comprenden,

un pacto que el alma siempre zambulle,

en las aguas profundas de un amor que se enciende.

Se entrelazan las manos en la sombra,

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un roce fugaz, un contacto clandestino,

como hojas que bailan con la alfombra,

un amor secreto, un fuego divino.

Aunque el mundo desconozca la trama,

en el corazón late con fuerza el deseo,

un suspiro que se convierte en llama,

un amor secreto, silente y misterioso.

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