Texto Plano PSI UEII P61
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ÉTICA
Pensamiento Social
de la Iglesia
UNIDAD 2: PRINCIPIOS DEL PENSAMIENTO SOCIAL DE LA IGLESIA
TABLA DE CONTENIDOS
Esquema .......................................................................................................................... 3
Breve Descripción del Capítulo ........................................................................................ 4
Objetivo............................................................................................................................ 4
Esquema
En esta unidad, hablaremos acerca de los principios del Pensamiento Social de la Iglesia;
su origen, sus objetivos y sus aplicaciones. La Doctrina Social, a través del tiempo y de las
distintas encíclicas elaboradas, menciona diez principios básicos que permiten regular la
vida en sociedad.
Los principios permanentes que constituyen la base para la enseñanza social de la Iglesia
son cinco: el destino universal de los bienes, el bien común, la solidaridad, la
subsidiaridad y la participación. Estos principios mencionados tienen como finalidad el
respeto de la dignidad humana y es a partir de ellos que se derivan otros principios más
que abordan los distintos ámbitos del ser humano.
Es menester definir, en primera instancia, el significado de la palabra principio, vocablo
derivado del latín principium que quiere decir “comienzo, primera parte”; por lo tanto,
hace referencia al primer instante de algo, al primer momento de la existencia de algo.
En sí, los principios están presentes dentro de algunas áreas con significados distintos,
pero a nosotros nos interesa conocer el significado de principios como ley moral, es así,
que se trata de una ley o regla que se debe seguir con el fin de conseguir cierto propósito.
Objetivos
Los principios se refieren a las proposiciones o criterios doctrinales que orientan toda la
acción moral social desde una visión cristiana del hombre y de la sociedad. Tienen
carácter teórico, práctico y validez universal. Son teóricos porque recogen conceptos
que desde un análisis filosófico y teológico tratan de explicar la realidad del hombre y
de la sociedad. Son prácticos porque impulsan a la construcción de un orden social más
acorde con la visión humanizadora de la sociedad. Y tienen validez universal, en la
medida que expresan pilares del orden moral natural o verdades de fe, aunque su
formulación pueda variar según las circunstancias.
Estos en su conjunto constituyen la primera articulación de la verdad de la sociedad, que
interpela toda conciencia. En efecto, el hombre no puede evadir la cuestión de la verdad
y del sentido de la vida social, ya que la sociedad no es una realidad extraña a su misma
existencia.
“De ahí que, por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de
persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de
darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia,
a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro
ser puede dar en su lugar” (CEPES, 2016).
Cada persona, cualquiera sea su raza, su sexo, su edad, su religión, su nivel económico,
su inteligencia, sus logros o cualquier otra característica que sea causa de diferencias,
es digna de respeto. No es lo que ustedes hacen o tienen lo que les da derecho a ser
respetados, sino el hecho de ser, un ser humano, es el que establece su dignidad. Debido
a esta dignidad, la persona humana, en la óptica católica, no es nunca un medio, sino
siempre un fin.
Los valores morales que se forjan en el seno familiar, expresan y proclaman la dignidad
humana, ya que refuerzan el crecimiento espiritual de la persona y lo comprometen a
participar en la vida social para la consecución del bienestar común.
Toda persona, desde el momento de su concepción hasta su muerte natural, tiene una
dignidad inherente y un derecho a la vida en conformidad con esta dignidad (Maloney,
1999).
Sin participación, no pueden obtenerse los bienes que cualquier institución social pone
a la disposición de la persona. La persona humana tiene derecho a no ser privada de
participar en esas instituciones que son necesarias para el desarrollo humano.
Creemos que encontramos a Cristo en las personas necesitadas. La parábola del Juicio
final juega un papel importante en la tradición de la fe católica. Desde sus orígenes, la
Iglesia ha enseñado que seremos juzgados por lo que hayamos escogido hacer o no hacer
ante los hambrientos, los sedientos, los enfermos, las personas sin techo, los presos...
Hoy la Iglesia expresa esta enseñanza mediante los términos: opción preferencial por los
pobres. ¿Por qué un amor preferencial por los pobres? ¿Por qué poner en primer lugar
Lo contrario de rico y poderoso es pobre y sin poder. Si el bien de todos, el bien común
debe prevalecer, debe orientarse una opción preferencial hacía los que sufren por
ausencia de poder y por los efectos de la privación. De otro modo, el equilibrio necesario
para mantener el tejido de la sociedad se romperá en detrimento de todos.
Tratar a los iguales con igualdad es una manera de definir la justicia, que de manera
clásica se ha comprendido, como el hecho de dar a cada uno lo que le corresponde.
Subyacente a esta noción de igualdad está el simple principio de justicia, una de las más
precoces sensaciones éticas que siente el ser humano en crecimiento, es el sentido de
lo que es justo y de lo que no lo es (Maloney, 1999).
Para empezar, podríamos mencionar a la solidaridad como una virtud moral de la cual
gozamos los seres humanos y que forma parte de nuestra identidad espiritual.
Como habíamos nombrado en páginas anteriores, la enseñanza principal que nos dejó
Jesucristo, es amar al prójimo como a nosotros mismo, de aquí se desprende
inmediatamente la necesidad de ser solidarios y comprender la magnitud, la
importancia y la trascendencia de la práctica de este valor y principio social.
“El principio de solidaridad implica que los hombres de nuestro tiempo cultiven aún más
la conciencia de la deuda que tienen con la sociedad en la cual están insertos:
La solidaridad está presente en todas las esferas sociales; en el ámbito político, por
ejemplo, cuando se brinda asilo político en el extranjero a personas perseguidas en su
país de origen, con el fin de garantizarle al asilado oportunidades para que desarrolle su
vida con normalidad.
Dentro de una sociedad democrática encontramos distintos niveles de acción, cada uno
con sus funciones específicas, nos referimos de manera general a los niveles
concentrados en la comunidad política y en la sociedad civil.
La comunidad política está constituida por las funciones del estado y por los organismos
e instituciones públicas y gubernamentales, mientras que la sociedad civil, se define
como todas aquellas instituciones u organizaciones voluntarias de tipo económico,
social, cultural, recreativo, político o profesional, constituidas por ciudadanos comunes
y corrientes, que buscan ayudar a los demás o servir de mediadores entre los individuos
y el Estado (Gómez, 2008).
Es «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a
cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección»
(Gaudium et Spes, núm. 26). Es superior al interés privado, está unido inseparablemente
al bien de la persona humana y compromete a los poderes públicos. Tiene un doble
sentido. En primer lugar, indica la apertura de las personas y los grupos a los intereses
generales. Y, en segundo lugar, señala el conjunto de indicaciones generales para que
las personas y los grupos sociales puedan desarrollarse integralmente.
Es conveniente mirar este esqueleto en el que se mueve el PSI; por supuesto hacer
entrar estas enseñanzas sociales católicas en el centro de la fe. Al realizarlo afirmamos
que lo que creemos está a la fuente de los que hacemos. Para los cristianos, no hay
solamente verdades que creer, sino también verdades que hay que poner en práctica.
El reto es éste, pasar de lo doctrinal a lo práctico a la luz de los principios y valores. "La
misión de la Iglesia no es sólo ofrecer a los hombres el mensaje y la gracia de Cristo,
aunque de suyo se refiere a la salvación de los hombres, se propone también la
restauración del orden temporal" (AA., 5). Guía a los cristianos en el cumplimiento de
sus obligaciones como ciudadanos de este mundo.
Esta Encíclica hace un resumen, un elogio a la Rerum Novarum de León XIII de los temas
de carácter social resaltando los temas sobre el nuevo sistema económico y el desarrollo
industrial que habían ocasionado una fuerte división de clases sociales. Resalta además,
el modo cómo León XIII asume el problema de los obreros sin pasar por el liberalismo ni
por el socialismo. El Papa Pío XI recuerda también los frutos que dio la encíclica: el hecho
de que los gobernantes que tuvieron que reconstruir el mundo después de la primera
guerra mundial. Pío XI retoma las enseñanzas del Papa León XIII sobre la capacidad que
la Iglesia tiene de intervenir en los problemas económicos y sociales con oportunas
líneas e indicaciones por parte del Magisterio (Papa-Pio-IX, 1931).
El mensaje central de la Encíclica Solicitudes Rei Socialis es un llamado que el Papa hace
las cristiano, ya que Todos los hombres de buena voluntad a vivir la solidaridad como
resumen de la Doctrina Social de la Iglesia en el momento histórico actual. Propone
como prioridad la dignidad y sociabilidad del hombre, como mecanismo necesario para
entender la transición del hecho de la interdependencia, y el ejercicio de la convivencia
pacífica a la solidaridad como virtud natural para acabar en la solidaridad cristiana: esto
es, el ejercicio de la caridad. Se señala también el doble riesgo del individualismo y del
colectivismo, de los que conviene huir. El artículo, que desarrolla también el
fundamento del dominio del hombre sobre la tierra, ofrece diversas ideas sobre el
ejercicio práctico de la solidaridad, y acaba con una discusión de la compatibilidad de la
economía de mercado con solidaridad (Juan-Pablo-II, Solicitudes Rei Socialis, 1987).
2.2.9 LAUDATO SI
Laudato Si’ es una encíclica del Papa Francisco. Se centra en el cuidado del entorno
natural y de todas las personas; y, en cuestiones más amplias explica la relación entre
Dios, los seres humanos y la Tierra. El cuidado de nuestra casa común», refuerza los
temas clave. Es una Encíclica como una carta pública del Papa que profundiza en la
doctrina católica sobre un tema, a menudo a la luz de los acontecimientos actuales.
“Laudato Si” se dirige a cada persona que habita este planeta. Por lo tanto, ofrece por
una parte de un diálogo continuo dentro de la Iglesia Católica, entre los católicos y el
mundo en general (Papa-Francisco, 2015).
entre todos y a la creación. Además, destaca que en la casa común todos vivimos como
una familia y propone acciones concretas para restaurar el mundo y superar los males
generados por la crisis de la pandemia, que ahora se ha convertido en una crisis
sanitaria, económica, social y política. Sostiene que la paz, no será posible si las naciones
y los pueblos siguen luchando entre sí; el diálogo, porque cada uno encuentra su
plenitud en el otro; el fortalecimiento del multilateralismo y el no a todo tipo de guerra;
la lucha contra la globalización de la indiferencia y la promoción de la inclusión social
(Papa-Francisco, Fratelli Tutti, 2020).
Bibliografía
Gómez, J. (2008). ¿Subsidiaridad? ¿Eso con que se come? Infraestructura en acción, 30.
https://es.slideshare.net/daniymiriam/rerum-novarum-4122203
https://es.slideshare.net/gabrielita1819/solicitudo-rei-socialis
https://es.slideshare.net/EnyaOtakuGamerTsundere/populorum-progressio-42427983