TC Sobre Indulto de Alberto Fujimori - Infobae
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TC Sobre Indulto de Alberto Fujimori - Infobae
° 02010-2020-PHC/TC
ICA
ALBERTO FUJIMORI FUJIMORI,
representado por GREGORIO
FERNANDO PARCO ALARCÓN -
Abogado
VISTOS
ATENDIENDO A QUE
12. Por su parte, el abogado don Elio Fernando Riera Garro solicita que
este Tribunal Constitucional aclare los efectos de lo resuelto en el
presente expediente frente a la resolución emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos con fecha 7 de abril de 2022.
Refiere al respecto que, hasta la fecha, no se ha realizado un
pronunciamiento formal por parte del Pleno que defina la situación
legal del favorecido don Alberto Fujimori Fujimori, lo cual, a su
entender, vulnera los derechos constitucionales del favorecido al
debido proceso y a la tutela judicial efectiva.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MORALES SARAVIA
PACHECO ZERGA
GUTIÉRREZ TICSE
DOMÍNGUEZ HARO
I. Consideraciones iniciales.
14. Tal como refiere la Corte IDH (cfr. Considerando 37), la base
normativa de esta afirmación se encuentra en el artículo 68.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), el cual
establece que “[l]os Estados Partes en la Convención se comprometen
a cumplir la decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”, y
cuyo contenido reproduce uno de los principios fundamentales del
Derecho Internacional recogido en el artículo 26 de la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados, conforme al cual “[t]odo
tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de
buena fe” (pacta sunt servanda), a lo que cabe agregar que el artículo
27 de esta misma norma internacional dispone que “[u]na parte no
podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de un tratado”.
17. La resolución de la Corte IDH, pone en relieve que “[l]a decisión del
Tribunal Constitucional no efectuó una ponderación que tomara en
cuenta la afectación que tiene el indulto por graves violaciones a los
derechos humanos en el derecho de acceso a la justicia de las víctimas
y sus familiares. La decisión judicial ni siquiera hace la más mínima
referencia a las graves violaciones a derechos humanos por las que fue
condenado Alberto Fujimori, a lo cual se agrega que los representantes
de las víctimas indicaron que éstas no fueron escuchadas” (cfr.
Considerando 40 vi.). A lo que se agrega que tampoco se tomó en
consideración “el hecho de que Alberto Fujimori no ha pagado la
reparación civil a las víctimas impuesta en la condena” (cfr.
Considerando vii.).
18. La Corte IDH señala que “[l]a decisión del Tribunal Constitucional
restituyó el indulto y dispuso la absoluta libertad del condenado sin
valorar si existía una necesidad imperiosa, por la situación de salud del
condenado y sus condiciones de detención, de que no pudiera continuar
cumpliendo la pena privativa de libertad en el centro penitenciario”
(cfr. Considerando 40 i.).
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23. Como se indicó supra, cabe tener presente que, mediante Resolución
del 30 de marzo de 2022, puesta en conocimiento de este Tribunal
Constitucional mediante Oficio 604-2022-JUS/PGE-PPES, “con el
propósito de que no se produzca un daño irremediable al derecho de
acceso a la justicia de las víctimas” (cfr. Considerando 7), la Corte IDH
ya había ordenado al Estado peruano adoptar como medida provisional
“absten[erse] de ejecutar la orden del Tribunal Constitucional del Perú
de disponer la libertad de Alberto Fujimori Fujimori” (cfr. Punto
resolutivo 1), hasta que se pronuncie sobre el fondo de la cuestión, lo
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25. En ese sentido, a continuación, se exponen las razones por las que, a
mi juicio, el Tribunal Constitucional tiene la ineludible obligación
jurídica, institucional y ética, de adoptar las medidas necesarias para
revertir dicha situación.
27. En esa línea, como se dijo, el artículo 68.1 de la CADH, establece que
“[l]os Estados Partes en la Convención se comprometen a cumplir la
decisión de la Corte en todo caso en que sean partes”.
30. Es por ello que el Tribunal Constitucional tiene establecido que las
decisiones de la Corte IDH resultan vinculantes “para todos los poderes
públicos internos, incluyendo, desde luego, a este Tribunal” (cfr.
Sentencia recaída en el Expediente 2730-2006-PA/TC, fundamento 12;
subrayado agregado).
31. Y es por ello que como no podía ser de otro modo, en la audiencia
pública que antecedió a la expedición de la Resolución de Supervisión
del 07 de abril de 2022, el Estado peruano expresó que “reconoce el
carácter vinculante de las sentencias y resoluciones emitidas por la
Corte Interamericana” y que, de conformidad con su normativa interna,
las decisiones del Tribunal Constitucional “no pueden ser excluidas del
control convencional de los órganos del Sistema Interamericano” (cfr.
Considerando 9), motivo por el cual en dicha audiencia se dejó
constancia de la “voluntad expresada por el Perú (…) de acatar la
decisión de [la Corte IDH]” (cfr. Considerando 34).
IV. Sobre la medida que debe ser adoptada para acatar la Resolución
de Supervisión del 07 de abril de 2022
39. Así, en relación con cuál es la medida que debe ser adoptada para
cumplir con la obligación de no implementar la sentencia del Tribunal
Constitucional expedida el 17 de marzo de 2022 en este proceso, como
se indicó, es preciso tener presente lo dispuesto por la Ley 27775 -Ley
que regula el procedimiento de ejecución de sentencias emitidas por
Tribunales Supranacionales-, cuyo contenido, por resultar plenamente
compatible con la Constitución, es por supuesto también de obligatorio
cumplimiento para el Tribunal Constitucional.
41. En tal sentido, en este caso, como quedó dicho, el acto inconvencional
está constituido por la sentencia expedida el 17 de marzo último en este
proceso, motivo por el cual, con el objetivo de que, tal como ordena la
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42. Ahora bien, una vez dejada sin efecto la sentencia de fecha 17 de marzo
de 2022, corresponde declarar la improcedencia de las solicitudes de
aclaración de dicha sentencia presentadas.
46. Sobre el particular, la Corte IDH parte de la premisa de señalar que “la
ejecución de la pena (…) forma parte de [la obligación de investigar,
juzgar y, de ser el caso, sancionar, las graves violaciones a derechos
humanos]. [Por tanto,] durante la misma no se deben otorgar beneficios
de forma indebida que puedan conducir a una forma de impunidad (…).
Asimismo, la ejecución de las sentencias es parte integrante del
derecho al acceso a la justicia de las víctimas” (cfr. Considerando 30).
48. Bajo tal premisa, la Corte IDH es clara al señalar que “al analizarse si
la aplicación de una figura jurídica de ‘indulto por razones
humanitarias’ constituye un obstáculo para el cumplimiento de la
obligación de investigar, juzgar y, de ser el caso, sancionar tales
violaciones, es preciso valorar si se produce una afectación innecesaria
y desproporcionada al derecho de acceso a la justicia de las víctimas
de tales violaciones y sus familiares, en cuanto a la proporcionalidad
de la pena impuesta en el proceso judicial y su ejecución” (cfr.
Considerando 45; subrayado agregado).
50. Es así que, por un lado, la Corte IDH advierte que “[l]a figura del
‘indulto por razones humanitarias’ en el Perú normativamente busca el
fin legítimo de garantizar la vida e integridad del condenado” (cfr.
Considerando 54); pero, por otro, también tiene presente que dicha
medida “afect[a] directamente el principio de proporcionalidad (…)
que fue garantizado a través de la labor asignada a los jueces y
tribunales del Poder Judicial de emitir una sentencia que individualizó,
de manera motivada, la fijación de la pena, de acuerdo con la gravedad
de los hechos delictivos y otros factores y circunstancias constatadas a
través del proceso penal” (cfr. Considerando 55), y que, “[p]or
consiguiente, en casos de graves violaciones a los derechos humanos,
en que mediante un proceso penal se fijó una pena proporcional a los
bienes jurídicos afectados, el posterior perdón de la misma por una
decisión del Presidente de la República conlleva una mayor afectación
al derecho de acceso a la justicia de las víctimas de graves violaciones
a derechos humanos y sus familiares en lo que respecta a la ejecución
de la pena dispuesta en la sentencia penal” (cfr. Considerando 56).
54. Así pues, puede observarse que el Tribunal Constitucional, tal como lo
hizo la Corte IDH, había enfatizado la importancia de un juicio de
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55. Es así que, bajo la misma perspectiva, pero con un enfoque más
concreto, la Corte IDH refiere que, “dependiendo de factores como
situación de salud, riesgo a la vida, condiciones de detención y
facilidades para ser atendido adecuadamente (ya sea en el centro penal
o mediante traslado a un centro médico), corresponde al Estado valorar
proporcionalmente cuál es la medida de carácter administrativo o
figura jurídica que permita proteger la vida y la integridad del
condenado, siempre que la misma se otorgue debidamente y siguiendo
un fin legítimo que no signifique únicamente dejar de asegurar la
ejecución de la pena” (cfr. Considerando 52). Precisando a
continuación que, “[e]n casos de graves violaciones de derechos
humanos dicha medida o figura jurídica debe ser la que menos restrinja
el derecho de acceso a la justicia de las víctimas (…) y debe ser
aplicada en casos muy extremos y por una necesidad imperante. Esto
no significa que la figura jurídica o medida que tenga que adoptar el
Estado sea necesariamente una que ponga en libertad al condenado y,
mucho menos, que implique la extinción de la pena. Corresponde
determinar, primeramente, de acuerdo con otros factores, si habría una
medida que permita una atención médica efectiva (por ejemplo,
asegurar que el condenado, de forma efectiva y pronta, pueda acudir a
las citas o procedimientos médicos correspondientes y medidas y
protocolos que permitan una atención médica de urgencia) (…) o si
resulta necesario aplicar una institución jurídica apropiada que
modifique la pena o permita una libertad anticipada” (cfr.
Considerando 53).
56. Para finalmente agregar que, “[p]or tratarse de graves violaciones a los
derechos humanos y tomando en cuenta el desarrollo del Derecho
Penal Internacional (…) resulta necesario que, además de la situación
de salud del condenado, se tomen en cuenta otros factores o criterios
tales como: que se haya cumplido una parte considerable de la pena
privativa de libertad y se haya pagado la reparación civil impuesta en
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57. Así las cosas, en base no solo a lo sostenido por la Corte IDH, sino
también a lo que con anterioridad había enfatizado el Tribunal
Constitucional, puede señalarse que, además de otros factores, el
principal estándar para controlar la constitucionalidad y
convencionalidad de un indulto concedido frente a delitos que
constituyan una grave violación de derechos humanos, está constituido
por verificar si ha existido una argumentación cualificada que no solo
tenga en cuenta los derechos del beneficiario que preventivamente
buscan protegerse con su concesión, sino también la diversidad de
valores constitucionales sobre los que este incide negativamente, entre
los que alcanza un protagonismo singular el derecho de acceso a la
justicia de las víctimas y sus familiares. El elemento medular de dicha
argumentación cualificada, es un juicio de proporcionalidad que
permita determinar con solvencia que no existía otra medida (distinta
del indulto) que, restringiendo en menor grado la debida ejecución de
la condena y el derecho a la justicia de las víctimas y sus familiares,
permitía, a su vez, proteger idóneamente los derechos del interno.
61. En esa línea, tal como lo hace la Corte IDH (cfr. Considerando 54), es
de singular importancia tener presente que el hecho de que don Alberto
Fujimori ha sido condenado por delitos que califican como crímenes
contra la humanidad para el Derecho Internacional Penal y para el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos -es decir, aquellos
que la Corte IDH ha descrito como aquellos que “van más allá de lo
tolerable por la comunidad internacional y ofenden a la humanidad
toda” y cuyo “daño (…) permanece vigente para la sociedad nacional
y para la comunidad internacional, las que exigen la investigación y el
castigo de los responsables” (cfr. Caso Almonacid Arellano y otros vs.
Chile, Sentencia del 26 de septiembre de 2006, párrafo 152; Caso La
Cantuta vs. Perú, Sentencia del 29 de noviembre de 2006, párr. 225 -
es algo jurídicamente inobjetable.
63. Los criterios vertidos por el tribunal penal son compatibles con las
condiciones que la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional
considera que copulativamente deben caracterizar a un acto delictivo
para que constituya un crimen de lesa humanidad, es decir, “a) cuando
por su naturaleza y carácter denota una grave afectación de la dignidad
humana, violando la vida o produciendo un grave daño en el derecho a
la integridad física o mental de la víctima, en su derecho a la libertad
personal o en su derecho a la igualdad; b) cuando se realiza como parte
de un ataque generalizado o sistemático; c) cuando responde a una
política (no necesariamente formalmente declarada) promovida o
consentida por el Estado; y, d) cuando se dirige contra población civil”
(cfr. Sentencia recaída en el Expediente 0024-2010-PI/TC, fundamento
49).
64. Por lo demás, que los crímenes cometidos por el denominado Grupo
Colina constituyen crímenes de lesa humanidad es algo que con
anterioridad ya había señalado el Tribunal Constitucional
expresamente. (cfr. Sentencia recaída en el Expediente 4587-2004-
PA/TC, fundamentos 78 y 81 b.).
65. De hecho, cabe recordar que cuando en el año 2012, a través de una
Ejecutoria Suprema de la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema
de la República, se pretendió negar que los referidos delitos cometidos
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68. Al constituir una grave violación a los derechos humanos, una de las
obligaciones internacionales a las que se refiere este Tribunal que
derivan de la comisión de un crimen de lesa humanidad, es que los
Estados prima facie deben abstenerse de “suprimir los efectos de la
sentencia condenatoria” (cfr. Corte IDH, Caso Molina Theissen vs.
Guatemala, Sentencia del 3 de julio de 2004, párrafo 83; Caso 19
Comerciantes vs. Colombia, Sentencia del 5 de julio de 2004, párrafo
263; Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú, Sentencia del
8 de julio de 2004, párrafo 232; Caso Tibi vs. Ecuador, Sentencia del 7
de septiembre de 2004, párrafo 259; Caso Masacre Plan de Sánchez vs.
Guatemala, Sentencia del 19 de noviembre de 2004, párrafo 99; Caso
de las Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador, Sentencia del 1 de
marzo de 2005, párrafo 172; Caso Huilca Tecse vs. Perú, Sentencia del
3 de marzo de 2005, párrafo 108, entre otros). Más concretamente en
el Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia, la Corte IDH ha sostenido que,
en los casos de graves violaciones a los derechos humanos, “el Estado
deberá abstenerse de recurrir a figuras como la amnistía, el indulto, la
prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad,
así como medidas que pretendan impedir la persecución penal o
suprimir los efectos de una sentencia condenatoria” (cfr. Sentencia del
12 de septiembre de 2005, párrafo 97; subrayado agregado).
72. De otro lado, tal como quedó acreditado, nunca existió algún
inconveniente en las ocasiones en las que, por alguna razón, don
Alberto Fujimori debió ser trasladado a una clínica; a lo que se agrega
que, tal como bien refiere la Corte IDH, incluso en la hipótesis de que
el interno, por alguna circunstancia, pueda requerir atención médica
inmediata y, como consecuencia de ello, necesitar ser traslado a un
centro clínico con prontitud, en ningún momento se brindó argumento
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74. Pues bien, si bien la Corte IDH no adoptó una posición institucional
propia respecto de estos serios cuestionamientos relacionados con la
concesión del indulto a don Alberto Fujimori, sí ordenó al órgano
jurisdiccional competente del Estado peruano tenerlos en cuenta al
controlar su constitucionalidad y convencionalidad; así como también,
por supuesto, ordenó que se tengan en cuenta los estándares
desarrollados para determinar su validez o invalidez.
75. Por ello, tal como se verá a continuación, tanto el Juzgado Supremo de
Investigación Preparatoria, al emitir la Resolución 10, de fecha 03 de
octubre de 2018, como la Sala Penal Especial de la Corte Suprema de
República al confirmarla a través de la Resolución 46, de fecha 13 de
febrero de 2019 (corregida mediante Resolución 48), tuvieron en
cuenta tales criterios y resolvieron dejar sin efecto la Resolución
Suprema 281-2017-JUS, de fecha 24 de diciembre de 2017, que
concedió indulto a don Alberto Fujimori.
80. Así las cosas, considero que tanto la Resolución 10, de fecha 03 de
octubre de 2018, expedida por el Juzgado Supremo de Investigación
Preparatoria, como la Resolución 46, de fecha 13 de febrero de 2019
(corregida mediante Resolución 48), emitida por la Sala Penal Especial
de la Corte Suprema de República, se encuentran debidamente
motivadas, por lo que corresponde desestimar la demanda.
S.
MONTEAGUDO VALDEZ
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Previamente, hay que señalar que cuando la Corte IDH emite una
sentencia en la que declara la responsabilidad internacional de un Estado
por la violación de derechos humanos, procede a ordenar una serie de
medidas de reparación; siendo que la propia Corte IDH determinó que la
supervisión del cumplimiento de sus sentencias es uno de los elementos
que componen su función jurisdiccional. La efectividad de lo ordenado en
sus sentencias depende de su ejecución, por lo que ella misma supervisa
que los Estados cumplan las reparaciones que dispuso y la evaluación de
tal supervisión las plasma a través de resoluciones en las que decide si el
Estado cumplió, cumplió parcialmente o no cumplió con las reparaciones
ordenadas. Es este mecanismo el que utilizó para el presente caso
particular.
Por tanto, para el caso concreto del presente expediente, en el marco del
cual se expidió la sentencia cuestionada por la Corte IDH, no se advierte
una obligación explícita para el Tribunal Constitucional de declarar la
nulidad o de dejar sin efecto o revocar su sentencia que se derive de la
resolución de la Corte IDH de 7 de abril de 2022; aunque sí deberá
abstenerse de realizar algún acto que implique su implementación.
Cabe señalar que en sus tres (3) últimas comunicaciones – remitidas hasta
el 7 de junio de 2023 -, el Procurador Supranacional ha venido pidiendo
información sobre el estado actual del presente expediente y si el Tribunal
Constitucional ha resuelto el pedido de aclaración. Así, en su Oficio
N°D000269-2023-JUS7PGE-PPES, de fecha 7 de junio de 2023, el
Procurador Supranacional ya no solicita información en el tenor antes
expuesto, aunque nuevamente pide conocer el estado actual del presente
expediente y si el Tribunal Constitucional resolvió el pedido de aclaración.
En esa dirección del effet utile, el artículo 123 del Nuevo Código Procesal
Constitucional dispone sobre la ejecución de resoluciones de la
jurisdicción supranacional:
Nótese además los propios términos utilizados por la Corte IDH en los
puntos resolutivos 2 y 3 de su resolución de supervisión de cumplimiento
de sentencia con relación a la sentencia del Tribunal Constitucional:
Se advierte que expresamente la Corte IDH alude tanto al deber del Estado
peruano de “abstenerse” de implementar la sentencia del Tribunal
Constitucional, como al cumplimiento relacionado a “no ejecutar” dicha
sentencia; con lo cual, es claro que para la Corte IDH tal resolución no
puede ser ejecutable.
1
Véase https://www.youtube.com/watch?v=n1DCR5oA4bw ; específicamente los
siguientes tramos, 1h:19 minutos (afirma, aludiendo a una comunicación cursada por el
entonces Presidente de la República, que “se compromete a cumplir cabalmente con
las resoluciones que la Corte pueda emitir en estos casos”), 1h:53 minutos (expresa que
la posición del Estado es que “respetará la decisión del Corte”), 1h:57 minutos y 1h:59
minutos (señala que “reafirma su compromiso que acatará la resolución de la Corte”.
2
Peña Silva, Francisco (2020). “Los actos unilaterales de los Estados como fuente formal
del derecho internacional público. En: Revista de Derecho (Valdivia), vol. XXXIII, núm. 2,
diciembre, p. 184.
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3
Ramón-Fernández, Tomás (2014). “Sobre el control constitucional de los decretos de
indulto”. En: Revista de Administración Pública, núm. 194, Madrid, mayo-agosto, pp.
220-221.
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4
Pinto, Mónica (1997) “El principio pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas
para la regulación de los derecho humanos”. En: Abregú, M y C. Courtis (comps.). La
aplicación de los tratados de derechos humanos por los tribunales locales. Buenos
Aires: Editores del Puerto-CELS, p. 163.
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S.
OCHOA CARDICH