Un Mundo Feliz
Un Mundo Feliz
Un Mundo Feliz
inglés de prosa enciclopédica y a la vez visionaria. Nieto de Thomas Henry Huxley, que
había sido el principal defensor de la teoría de la evolución en tiempos de Darwin,
En 1932 publicó otra gran obra, Un mundo feliz, tal vez su libro más importante y uno de
los que lo hizo más conocido: una ficción futurista de carácter visionario y pesimista de una
sociedad regida por un sistema de castas, y donde imagina una sustancia o droga
llamada soma, utilizada con fines totalitarios. Un mundo feliz ocupa un lugar de privilegio
entre las ficciones distópicas del siglo XX, junto a novelas como 1984, de George Orwell,
y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury. En 1936 publicó Ciego en Gaza, de carácter
autobiográfico, en el que desarrolló la contraposición entre intelecto y sexo.
El soma es una sustancia (droga) que hace a la población ser feliz y separarlos de los
pensamientos y sentimientos de odio, frustración y tristeza
Sistema de eugenesia
Este método se centra en la creación de humanos a partir de tubos de ensayo para evitar
errores, eliminando genes indeseados con el fin de “perfeccionar” la especie humana, es
decir, busca la uniformización del producto humano. El objetivo de este sistema es el de
conseguir individuos satisfechos continuamente, para ello son diseñados genéticamente.
Es una sociedad mecanizada, deshumanizada en la que los individuos creen ser libres pero
que, sin embargo, están controlados y determinados desde su “creación”. Es un sistema que
quiere “garantizar” la felicidad, con seres prescindibles. Un régimen en el que no caben las
emociones, las cuales son paleadas con sustancias artificiales. Una dictadura “vestida” de
democracia. ¿Acaso este sistema no es como la “dictadura perfecta” que describió su autor?
Huxley fue un hombre que valoraba la religión como un mecanismo necesario para el
porvenir de una sociedad, una religión de valores y de sentidos transcendentes que permiten
enfrentar el sufrimiento, pero descartaba una religión de amor como es el cristianismo. Es
significativo que en el libro iguale a Jesucristo con el águila Pukong, porque para Huxley la
religión tiene su valor por sí misma, independientemente del contenido de su revelación o
su mística, cuestión que le resulta indiferente.
En la novela, la procreación ha sido totalmente mecanizada fuera del seno materno, las
relaciones estables están prohibidas y la sexualidad es únicamente un mecanismo de
diversión con un implacable sistema de medidas anticonceptivas y el aborto como garantía
si algo de lo anterior falla. El propio Huxley, comentando su obra, señaló respecto a esa
primacía de lo sexual que “a medida que la libertad política y económica disminuye, la
libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar”