Virasoro. Filosofía (1) - Cropped

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FILOSOFIA por Micurt A. Virasoro El andlisis de los factores que cooperaron en Ia formacién de la concien+ cia filos6fica hacia 1930 nos permite sacar a luz tres aportes sucesivos, que integran lo que podriamos llamar 1a base constitutiva sobre Ia cual va a tratar de edificarse un pensamiento auténomo, El primero y més lejano en el tiempo es ¢l resurgimiento de los estudios filos6ficos ocurrido en Ja segunda década del siglo por Ja accién de un grupo de estudiantes capitaneados por Coriolano Alberini, que superando un enquistado positivismo, introdujeron el estudio y comentario de autores como Enrique Bergson, Emilio Boutroux, Ravaison, Hamelin, y mas tarde, de los representantes del neaidealismo italiano: Croce, Gentile, Ugo Spirito y otros. La conciencia filoséfica, formada por Ja confluencia de estas dos corrientes de influjo parejo, debe considerarse como el producto de en- contronazo violento, que debié sacudirla en sus mas intimas fibras, y le impidié caer en Ja mera repeticién de sistemas importados. Este mas bajo estrato, constituido por la primera sintesis creadora del pensar argentino, que busca conciliar el vitalismo e intuicionismo bergso- niano y el neoidealismo italiano en un equilibro inestable, dindmico y abierto a otras multiples contribuciones, est representado por los maestros indiscutidos de aquella época, Coriolano Alberini y Alejandro Korn, este iltimo de formacién positivista, pero que habia evolucionado hacia el es- piritualismo bajo la influencia del primero. Ambos fueron maestros de singular prestigio y accién directa sobre sus alumnos. Més brillante y ge- nial Alberini, mds apagado y sobrio Korn, los dos igualmente eficaces en sus empefios de divulgacién verbal. Sus obras escritas en cambio carecen de importancia, por haberse malogrado Ia genialidad del uno en las vicisi- tudes de una politica universitaria absorbente y carecer el otro de todo vuelo metafisico. Una segunda ola de fecundacién se hace efectiva en las ensefianzas de Ortega y Gasset, el verdadero maestro de la generacién, que habia visitado la Argentina en 1916 y 1928, y cuyas conferencias y publicaciones consti- tuyeron un incitante precioso para nuestra naciente espiritualidad. La accién catalizadora de Ortega y Gasset se hizo sentir también indirectamente por FILOSOFIA Cai) la traduccién y divulgacién de Ja bibliografia filoséfica alemana de mayor actualidad y resonancia: la fenomenologia de Husserl que se esforzaba por interpretar en sentido realista, la teoria de los valores de Scheler y el onto- logismo de Hartmann. Como tercer factor, el retorno a la Argentina de estudiosos de filosofia que habian seguido cursos de los mas renombrados maestros europeos: Carlos Astrada, discipulo de Max Scheler y después de Heidegger, cuyas doctrinas fue el primero en dar a conocer entre nosotros, y Juan Luis Guerrero, que habia seguido cursos con el mismo Scheler y dicté a su vuelta a Buenos Aires, en 1928, diversas clases sobre Dilthey, Hartmann, Heidegger y Max Scheler. Desde entonces, puede decirse que el interés por los estudios de la feno- menologia en sus dos exponentes maximos, Husserl y Scheler, ocupa un In- gar preponderante que va a ceder a poco ante la problematica existencialista de Heidegger y sus precursores (Kierkegaard, Dilthey, Nietzsche) y de sus Ultimas derivaciones en Jaspers, Sartre, Merleau-Ponty, etc. Se perfila hacia 1930 una doble actitud en los pensadores argentinos: la de aquellos que, encandilados por los nuevos principios que sobreestiman, al considerarlos como constitutivos de Ja tinica via auténtica del filosofar, se inclinan, con Idgica intemperancia, a denigrar toda otra concepcién, por verla superada y errénea, y la de aquellos que, sin desconocer el importante abono de las nuevas teorias, no aceptan sin embargo disolverse en ellas, sino buscan asimilar todo Jo que tienen de valioso y duradero, por mucho que vengan a violentar y desquiciar sus esquemas anteriores. Este confrontamiento significé para la conciencia filoséfica del momento una crisis fructuosa, por cuando aquella se sintié constrefiida a un titanico esfuerzo para lograr la conciliacién de ambas prospectivas filosdficas, y a mantenerse siempre despierta bajo el aguijén de sus contradicciones, y el sentimiento de inestabilidad la empujé a realizar un autoexamen, un devela- miento de sus fuentes y sus Ultimos fundamentos, un repensamiento del fenomenismo kantiano, por un lado, pues las nuevas teorias osaban significar una liquidacién expresa del neokantismo, y por otto, sobre Jos pasos de Croce y Gentile, una codiciosa aproximacién a las més abruptas mesetas del idealismo alemn: Fichte, Schelling y sobre todo Hegel (Vasallo, Virasoro). Una idéntica peregrinacién hacia el idealismo es dable observar, en el campo opuesto de la fenomenologia y el existencialismo, en Carlos Astrada, cuyas obras y cursos oficiales sobre esos autores pueden considerarse los mas rigu- rosos y completos en lengua castellana. En el periodo que va desde 1930 a 1960, el pensamiento argentino se orde- na y desenvuelve dentro de cuatro grupos 0 direcciones que mantienen in- dudables contactos, sin abdicar por eso de su autonomia, El mas numeroso quizis es el de los estudiosos que, deslumbrados por la aparente fertilidad y rigor de la fenomenologia, se afilian abiertamente a ella. Tratase de una fe- ro 278 MIGUEL A. VIRASORO nomenologia mas o menos desinterpretada a través de Ortega y Gasset y sus discipulos de la Revista de Occidente. A este grupo pertenece, por ejemplo, Francisco Romero, que se estanca en Max Scheler, cuyas doctrinas gnoseolé- gicas sigue casi al pie de la letra, con una imprecisa concepcién de la trascen- dencia y con prescindencia de todo el proceso filoséfico ulterior (Heidegger, Jaspers, Sartre, Merleau-Ponty, Whitehead, etc.). Dentro de esta corriente se incluyen también otros pensadores mas jévenes, como Pucciarelli, E, Estiti, Rafael Virasoro, Sanchez Reulet, Adolfo Vazquez, Gonzalo Casas, cuya pasién filoséfica ha sabido asumir y concretar, en sintesis personales, las mas diver- sas floraciones filoséficas del siglo. Estas filosofias viéronse enriquecidas, en algunos de ellos, con aportaciones originales (el individualismo moral de Virasoro y el transcendentalismo creador de Sanchez Reulet), y en otros me- diante una integracién con el pensamiento escolistico y antiguo (Adolfo Vaz- quez, Gonzalo Casas). Otros, como Diego Pré, Luis Ferré, Agoglia, F. Maffei, Zucchi, etc.), surgidos también a la vida del espiritu en pleno auge de las nuevas corrientes, escapan a todo encasillamiento, por su inclinacién al estudio de los grandes problemas y creadores de la filosofia tradicional. Sobresalen, particularmente, los trabajos del primero sobre Aristételes, en tanto que Agoglia y Maffei se orientan dentro de una linea preferentemente platénica, Luis Farré, espiritu amplio y abierto a todas las direcciones del pensar se ha destacado por sus estudios sobre estética y como historiador de nuestra filosofia, en especial con referencia a este periodo que consideramos. Entre los que se encontraban, ya hacia 1930, en posesién de un pensamien- to personal, y no se dejaban influir mayormente por Jas nuevas doctrinas, debe nombrarse antes que a nadie, por la fuerza de su personalidad de excepcién, a Macedonio Fernandez, que acababa de publicar, en 1928, su obra principal: No todo es vigilia la de los ojos abiertos. Sustenta un subje- tivismo extremo fundado en la pasién; tanto el Ser como el yo se resuelven en la Sensibilidad. El entendimiento sdlo es la mera crémica de nuestros estados sensibles, y en ellos adviene Ja plenitud del Ser. Sostiene una especie de existencialismo, al margen de todo conocimiento de Kierkegaard. Iden- tifica la existencia y el yo: “toda concepcién de 1a existencia sin mi es concebir aquello en que yo soy nada.” Asi, dice: “defino mi doctrina de plenitud, continuidad y eternidad de toda sensibilidad, de la unica sensibi- lidad”, que se da siempre como presente y en el presente. Sus tres tesis prin- cipales son: que sdlo existe lo sentido, totalmente inteligible y transparente, pero incomunicable y valido para cada sujeto; que el Ser se identifica con el estado sensible, que éste es ayoico, pues el yo seria para el estado una externalidad tan genuina como Ja materia. Macedonio Fernandez es uno de Jos exponentes mas originales de nuestra filosofia, Atormentado, contra- dictorio, caético, se ha interesado mas en vivir intimamente su filosofia que en Ilevar sus pensamientos a sus ultimas implicaciones, Macedonio Fernan- dez puede ser considerado, al par que Kiergekaard y Nietzsche, como una FILOSOFIA 279 existencia de excepcién, en la que hace explosién un nuevo modo de vivir y sentir la realidad. Su influencia ha sido s6lo marginal y se ha hecho sentir mas en el campo de la literatura, entre los jévenes que hicieron sus primeras armas en las revistas Inicial, Proa y Martin Fierro, En cambio, es casi des- conocido por Ios filésofos, que no han sabido asimilar su problematica casi cadtica, pero que quizés pueda Iegar a constituirse en una de las rutas por donde Ja conciencia argentina deba aventurarse a la conquista de su su intimidad. Con igual independencia ha realizado su obra Alberto Rougés (1880- 1945), cuyo libro Las Jerarquias del ser y la eternidad, desatrolla 0 expone una concepcién del mundo inspirada en Bergson y en la tradiciéa neopla- ronica y agustiniana. Su pensamiento ha sido estudiado en forma exhaus- tiva por Diego F. Prd, al que debemos también un extraordinario trabajo sobre la personalidad y doctrina de Coriolano Alberini, En un plano infe- rior, pero siempre deniro de esta tesitura personal realizaron su obra algunos escritores a los que una muerte prematura les impidié rendir frutos de madurez: Gustavo Franceschi, Ventura Pezzolano, Sail Taborda. En esta misma linea debe considerarse el grupo numeroso de pensadores catélicos que bregan por un resurgimiento de Ia filosofia neotomista. Sus principales representantes son Nimio de Anquin, Juan Sepich y Octavo N. Derisi. Se caracterizan por un amplio conocimiento de la fenomenologia y el existencialismo que combaten, pero sin dejar por ello de sentirse enrique- cidos por sus adversarios. Dentro de esta direccién debe destacarse a Ismael Quiles, que opone a la idea de ec-sistencia heidegeriana, comprendida como “un estar fuera del ser”, su concepto opuesto de in-sistencia, o “residir en sus propios fundamentos”, concepto que viene desenvolviendo, lenta pero teso- neramente, y que a nuestro juicio encierra el peligro de derivar hacia el pelaganismo. Debe mencionarse también entre los pensadores catdlicos a Herndn Benitez, Enrique Pita, Tomas Casares, Julio Meinvielle, etc. Una posicién intermedia es la de aquellos que asimilan con espiritu critico Jas nuevas doctrinas, y en particular el existencialismo espiritualista de Kier- kegaard, Marcel, Fabro, pero no para dejarse defini por ellas sino mas bien integrandolas en una sintesis en la que confluyen todos los grandes mo- mentos de las filosofias de Occidente y Oriente (respectivamente, Vassallo y Fatone), Con equivalente amplitud, Astrada, formado en Ja fenomenologia de Husserl y el existencialismo de Heidegger, retrocede hasta Hegel y amplia asi ilimitadamente las perspectivas de su filosofar, en tanto que el autor de este articulo intenta cumplir el mismo proceso, pero en sentido inverso: asumir el existencialismo desde Hegel, pero tomando como base de reduccién no ya la Légica y la Enciclopedia sino la Fenomenologia del Espiritu. Esta suprema sintesis de la especulacién origina asi dos doctrinas diversas, aunque parcialmente concordantes: el Humanismo de la libertad de Astrada y el Existencialismo dialéctico del autor de este articulo, Ambas concepcio- 280 MIGUEL A. VIRASORO nes son de cardcter preferentemente inmanentista. A ellas se contraponen los transcendentalismos espiritualistas de Angel Vassallo y Vicente Fatone: el primero se destaca sobre un fondo personalista y cristiano; el segundo es mistico e impersonal. Es necesario reconocer entonces, en la Argentina, algunas doctrinas filo- séficas personales, mas 0 menos en formacién, pero que carecen en todo caso de resonancia efectiva en nuestro ambiente. Cabe preguntar ahora: jexiste una escuela filoséfica, un grupo de estudiosos inspirados en una obra original o conjunto de ideas-fuerzas capaz de movilizar sus voluntades creadoras? Existe un maestro reconocido de la juventud? En Ia Argentina no hay escuelas filosdficas, Hay distintas tendencias con- dicionadas por doctrinas extranjeras en las que encuentran inspiracién. El pensador argentino trabaja aislado y sin ninguna resonancia, y por Jo comin bajo el sentimiento de no ser 61 mismo mas que una resonancia, un eco mas © menos perdido, y en la mayoria de los casos desfigurante y trivializante (cuando no se trata de descontrolados plagiarios, de los que tenemos ejem- plo en nuestras altas esferas y cuya denuncia pertenece mas a la crénica de Ja delincuencia que a la historia de nuestra cultura).

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