Delito de Usurpacion

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INFORME DE INVESTIGACIÓN CIJUL

TEMA: DELITO DE USURPACIÓN


RESUMEN: El presente trabajo aborda el tema de el Delito de
Usurpación, desde el punto de vista doctrinario, normativo y
jurisprudencial, desarrollando entre otros temas: origen del
término usurpación, objeto del delito de usurpación, la usurpación
como delito instantáneo al inicio de la consumación y permanente
en la duración de la actividad, presupuestos para su
configuración, consecuencias y criterios en cuanto a la
prescripción de la acción penal, bien jurídico tutelado,
legitimidad para denunciar.

Índice de contenido
1.DOCTRINA.......................................................2
ORIGEN DEL TÉRMINO USURPACIÓN .................................2
OBJETO DEL DELITO DE USURPACIÓN................................3
2.NORMATIVA......................................................3
CÓDIGO PENAL...................................................3
USURPACIÓN...................................................4
CÓDIGO PROCESAL PENAL .........................................5
EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL.................................5
3.JURISPRUDENCIA.................................................9
USURPACIÓN DELITO INSTANTÁNEO AL INICIO DE LA CONSUMACIÓN Y
PERMANENTE EN LA DURACIÓN DE LA ACTIVIDAD CONSUMATIVA
CONSECUENCIAS PARA CON LA PRESCRIPCIÓN ......................9
BIEN JURÍDICO TUTELADO .....................................10
ILÍCITO DE CARÁCTER INSTANTÁNEO DE EFECTOS PERMANENTES . . . . .11
LEGITIMIDAD PARA DENUNCIAR..................................15

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CARÁCTER PERMANENTE E INSTANTÁNEO DEL DELITO EN RELACIÓN CON


LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL..........................17
PRESUPUESTOS DE CONFIGURACIÓN...............................20
POSESIÓN QUE SE ENCUENTRA AMPARADA POR EL ORDENAMIENTO
JURÍDICO NO CONSTITUYE EL DELITO ...........................29
FINALIDAD DE SU PENALIZACIÓN Y DERECHO PENAL COMO MECANISMO DE
REPRESIÓN...................................................34
CARACTERÍSTICAS Y MODOS DE EJERCER LA POSESIÓN..............35
PRESUPUESTOS PARA SU CONFIGURACIÓN .........................37
CRITERIO SOBRE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL...........42
DELITO DE USURPACIÓN ES COMPETENCIA DE JUEZ PENAL Y NO DE JUEZ
AGRARIO ....................................................43
ALCANCES DEL CONCEPTO CLANDESTINIDAD Y DEBER DE ANALIZAR LA
FACETA SUBJETIVA DEL TIPO...................................45
ANÁLISIS ACERCA DE LOS FALLOS DE CASACIÓN COMO CAUSAL
INTERRUPTORA................................................47
ALCANCES....................................................60

1 DOCTRINA

ORIGEN DEL TÉRMINO USURPACIÓN


[CHACÓN BRAVO Jesús Francisco]1

“La palabra usurpación viene del latín "usurpatio" com puesta a su


vez de los términos usui-rapare, que significa interrupción de la
usucapión.- Paulo deba la siguiente definición: "Usurpatio est
usucapionis interruptio" 10 cual traducido literalmente,
significa: Usurpación es la -interrupción del derecho de usucapir
(1) Ahora bien, la usucapión consiste en la adquisición de la
propiedad por la posesión continuada del objeto durante un cierto
tiempo-en las condiciones que señala la ley.- Los romanos la

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definieron así: "adiectio dominii per contin ationem posse -sionis


temporis lege definí"”

OBJETO DEL DELITO DE USURPACIÓN


[CHACÓN BRAVO Jesús Francisco]2

“El objeto de todo delito debe enfocarse desde dos plintos de


vista, uno material y otro jurídico.- "El objeto jurídico u
objetividad jurídica, dice Marizini es aquel particular bien
interés que el sujeto incriminado lesiona O expone a peligro y en
protección del cual interviene la tu -tela penal".- El objeto
mateaíial es aquel sobre el cual cae la acción física del sujeto,
o sea la cosa o el hombre.- en la usurpación el objeto jurídico es
el amparo a la posesión o tenenciade un. bien inmueble o de un
derecho real de uso , usufructo, habitación y servidumbre o como
dicen Rubianes y Rojas es "el uso y goce pacífico de un inmueble,
en cuanto es ocupado por un sujeto que lo mantiene bajo su esfera
de poder, es decir, no solamente ocupándolo, sino en virtud de
posesión, tenencia o cuasiposesion".- .- El bien material en el
delito de usurpación , está constituido por . la cosa inmueble,
mientras que en el hurto o en el robo está constituido por la cosa
mueble; en estos delitos el apodera-miento se realiza por medio de
la sustracción, en la usurpación el apoderamiento se realiza
desalojando al que lo tiene en su poder porque un inmueble no
puede ser sustraído...”

2 NORMATIVA

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CÓDIGO PENAL3

USURPACIÓN

ARTÍCULO 225.

Se impondrá prisión de seis meses a tres años:

1) Al que por violencia, amenazas, engaño, abuso de confianza o


clandestinidad despojare a otro, total o parcialmente de la
posesión o tenencia de un inmueble o del ejercicio de un derecho
real constituido sobre él, sea que el despojo se produzca
invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o expulsando a los
ocupantes;

2) Al que para apoderarse de todo o parte de un inmueble, alterare


los términos o límites del mismo; y 3) Al que, con violencias o
amenazas turbare la posesión o tenencia de un inmueble.
Usurpación de aguas.

ARTÍCULO 226.-

Se impondrá prisión de un mes a dos años y de diez a cien días


multa al que, con propósito de lucro:

1) Desviare a su favor aguas públicas o privadas que no le


corresponden o las tomare en mayor cantidad que aquella a que
tenga derecho; y 2) El que de cualquier manera estorbare o
impidiere el ejercicio de los derechos que un tercero tuviere
sobre dichas aguas.

Dominio Público.

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ARTÍCULO 227.-

Será sancionado con prisión de seis meses a dos años o con quince
a cien días multa:

1) El que sin título de adquisición o sin derecho de poseer,


detentare suelo o espacio correspondiente a calles, caminos,
jardines, parques, paseos u otros lugares de dominio público, o
terrenos baldíos o cualquier otra propiedad raíz del Estado o de
las municipalidades. ( NOTA: El párrafo segundo de este inciso fue
DEROGADO por el artículo 3º de la ley Nº 7174 de 28 de junio de
1990, y nuevamente derogado por el artículo 73 de la Ley Forestal
Nº 7575 de 13 de febrero de 1996)

2) El que sin autorización legal explotare un bosque nacional;

3) El que sin título explotare vetas, yacimientos, mantos y demás


depósitos minerales; y 4) El que haciendo uso de concesiones
gratuitas otorgadas por la ley en bien de la agricultura, hubiere
entrado en posesión de un terreno baldío en virtud de denuncio y
después de explotar el bosque respectivo, abandonare dicho
denuncio.

( Interpretado por Resolución de la Sala Constitucional Nº 6361-93


de las 15:03 horas del 1º de diciembre de 1993 )

Si las usurpaciones previstas en este artículo se hubieren


perpetrado en nombre o por instrucciones de una sociedad o
compañía, la responsabilidad penal se atribuirá a su Gerente o
Administrador, sin perjuicio de que la indemnización civil recaiga
también sobre la sociedad o compañía.

4
CÓDIGO PROCESAL PENAL

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EXTINCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL

ARTICULO 30.- Causas de extinción de la acción penal

La acción penal se extinguirá:


(...)

e) Por la prescripción.

ARTICULO 31.- Plazos de prescripción de la acción penal

Si no se ha iniciado la persecución penal, la acción prescribirá:

a) Después de transcurrido un plazo igual al máximo de la pena, en

los delitos sancionables con prisión; pero, en ningún caso, podrá


exceder de diez años ni ser inferior a tres.

b) A los dos años, en los delitos sancionables sólo con penas no


privativas de libertad y en las faltas o contravenciones.

ARTICULO 32.- Cómputo de la prescripción

Los plazos de prescripción se regirán por la pena principal


prevista en la ley y comenzarán a correr, para las infracciones
consumadas, desde el día de la consumación; para las tentativas,
desde el día en que se efectuó el último acto de ejecución y, para
los delitos continuados o de efectos permanentes, desde el día en
que cesó su continuación o permanencia.

La prescripción correrá, se suspenderá o se interrumpirá, en forma


individual, para cada uno de los sujetos que intervinieron en el

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delito.

En el caso de juzgamiento conjunto de varios delitos, las acciones


penales respectivas que de ellos resulten prescribirán
separadamente en el término señalado a cada uno.

ARTICULO 33.- Interrupción de los plazos de prescripción

Iniciado el procedimiento, los plazos establecidos en el artículo


trasanterior se reducirán a la mitad para computarlos a efecto de
suspender o interrumpir la prescripción. Los plazos de
prescripción se interrumpen con lo siguiente:

1. La primera imputación formal de los hechos al encausado, en


los delitos de acción pública.
2. La presentación de la querella, en los delitos de acción
privada.
3. La resolución que convoca por primera vez a la audiencia
preliminar.
4. La obstaculización del desarrollo normal del debate por
causas atribuibles a la defensa, según declaración que efectuará
el Tribunal en resolución fundada.
5. El dictado de la sentencia, aunque no se encuentre firme.

La interrupción de la prescripción opera aun cuando las


resoluciones referidas en los incisos anteriores, sean declaradas
ineficaces o nulas posteriormente.

(Así reformado por el inciso d) del artículo 1 de la Ley N° 8146


de 30 de octubre del 2001)

ARTICULO 34.- Suspensión del cómputo de la prescripción

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El cómputo de la prescripción se suspenderá:

a) Cuando en virtud de una disposición constitucional o legal, la


acción penal no pueda ser promovida ni proseguida. Esta
disposición no regirá cuando el hecho no pueda perseguirse por
falta de la instanciaprivada.

b) En los delitos cometidos por funcionarios públicos en el


ejercicio del cargo o con ocasión de él, mientras sigan
desempeñando la función pública y no se les haya iniciado el
proceso.

c) En los delitos relativos al sistema constitucional, cuando se


rompa el orden institucional, hasta su restablecimiento.

d) Mientras dure, en el extranjero, el trámite de extradición.

e) Cuando se haya suspendido el ejercicio de la acción penal en


virtud de un criterio de oportunidad o por la suspensión del
proceso a prueba y mientras duren esas suspensiones.

f) Por la rebeldía del imputado. En este caso, el término de la


suspensión no podrá exceder un tiempo igual al de la prescripción
de la acción penal; sobrevenido este, continuará corriendo ese
plazo.

Terminada la causa de la suspensión, el plazo de la prescripción


continuará su curso.

ARTICULO 35.- Renuncia a la prescripción

El imputado podrá renunciar a la prescripción.

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3 JURISPRUDENCIA

USURPACIÓN DELITO INSTANTÁNEO AL INICIO DE LA CONSUMACIÓN Y


PERMANENTE EN LA DURACIÓN DE LA ACTIVIDAD CONSUMATIVA
CONSECUENCIAS PARA CON LA PRESCRIPCIÓN
[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]5

"I. [...] para el examen de la prescripción de la acción penal,


debe tomarse en cuenta que esta cámara ha establecido
jurisprudencialmente, según lo dispuesto por el artículo 32 del
Código Procesal Penal, que el delito de Usurpación es instantáneo
pero de efectos permanentes, de modo que, mientras se mantenga la
realización de los actos de usurpación, el simple transcurso del
tiempo no puede generar derecho alguno para el transgresor y, por
ese motivo, mientras éste siga ejecutando la actividad delictiva,
el cómputo de la prescripción no empieza a correr. Nótese que el
artículo recién citado es claro en cuanto a que, tratándose de
delitos de “efectos permanentes”, la prescripción sólo puede
computarse a partir del día en que cese la permanencia. En igual
sentido, la Sala Constitucional se ha manifestado en su voto 2000-
11515 de las 14:39 horas del 21 de diciembre del 2000, donde dijo:
“ …el delito de usurpación no sería imprescriptible, porque como
lo establece el artículo aquí cuestionado –se refiere al 32 Código
Procesal Penal– , el término para contar la prescripción de la
acción penal empezaría a partir del cese de la permanencia de sus
efectos, sea cuando cese la usurpación. En los delitos
instantáneos de efectos permanentes, se repiten sus efectos todos
los días hasta que el ‘usurpador’ abandone la propiedad, de ahí el
calificativo de la permanencia. Ahora bien, para que proceda la
usucapión o prescripción positiva adquisitiva, es necesario contar
con un justo título, que la posesión sea pacífica y pública y que

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exista buena fe del poseedor, es decir, no solamente se adquiere


por el transcurso de diez años, por lo que no es ni constitucional
ni legalmente válido o posible, en virtud de una usurpación, que
como tal es delictuosa y carece de justo y legítimo título,
pretender usucapir, debido a que los requisitos esenciales para
ello están ausentes .” Debe tomarse en cuenta que, acorde con la
sentencia, los actos de usurpación se inician entre el mes de
enero y principios del mes de mayo d el año mil novecientos
noventa y seis (ver folio 556). Además, este asunto se ha
tramitado en su totalidad bajo la vigencia del actual Código
Procesal Penal, por lo que resulta plenamente aplicable lo
dispuesto por el artículo 32 de dicho cuerpo normativo. No se debe
olvidar, en todo caso, que ya durante el debate el juzgador se
había pronunciado sobre la excepción de prescripción interpuesta
por la defensa, la cual fue rechazada con argumentos similares a
los que se expresan en esta resolución (folio 253). Además, en el
propio fallo recurrido se resuelve –respecto a la Usurpación bajo
análisis– que: “ Este delito, de acuerdo con la jurisprudencia
costarricense en materia penal, se clasifica como un delito
instantáneo con efectos permanentes, los que en el caso bajo
estudio se han extendido hasta el día del debate, en que los
imputados han continuado poseyendo de facto, y por otra parte han
tratado de legitimar jurídicamente su actuación simulando la
existencia de los presupuestos fácticos que sirven de sustente
( sic ) al derecho de posesión .” (Ver folio 599). Por ende, debe
considerarse que efectivamente en este caso la acción penal no ha
prescrito y, en consecuencia, este primer reclamo debe ser
declarado sin lugar."

BIEN JURÍDICO TUTELADO

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[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]6

"III. [...] Este Tribunal de Casación – al igual que lo hace el


fallo de instancia- estima que lo relevante en el asunto no es
tanto el titulo mediante el cual se adquiere ese lote, si es que
el padre del fallecido esposo o compañero de la ahora denunciante
Lianet Ruiz Villareal se lo dio o bien se lo entregó mediante un
título jurídico de donación, o que en su caso debe mediar una
escritura publica, pues lo importante es que el tipo penal de la
usurpación tutela también la posesión de los bienes y no
necesariamente la propiedad. De ahí que los procesos sean
agrarios o civiles, que para los efectos del caso no tiene ninguna
importancia, y en que se discute el derecho real de propiedad
sobre el lote objeto de este proceso, no fungen propiamente como
prejudiciales respecto del caso penal, y por ello, nada obsta para
el conocimiento del asunto en vía represiva."

ILÍCITO DE CARÁCTER INSTANTÁNEO DE EFECTOS PERMANENTES


[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]7

" I.- El fiscal Oscar Serrano Pujol ha interpuesto recurso de


casación contra la sentencia de sobreseimiento definitivo que
dictó el Tribunal Penal de Juicio acusando la inobservancia de los
artículos 142 y 369 del Código Procesal Penal, porque carece de
fundamentación la conclusión de la jueza a quo en el sentido de
que en este asunto operó el plazo de la prescripción de la acción
penal, porque mientras la imputada siga ocupando el inmueble (cuya
usurpación se le imputa a ella) debe estimarse que no ha corrido
un sólo día del plazo de prescripción porque el delito de
Usurpación es de efectos permanentes.- El reclamo es de recibo .-
La jueza de mérito consideró que en este asunto ha operado el
plazo de la prescripción porque el delito de Usurpación (artículo
225 del Código Penal) es instantáneo, en este caso se consumó, y

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considerando que el procedimiento se inició el 10 de mayo de 2000,


siendo que desde que se indagó a la imputada (25 de mayo de 2000)
hasta el momento en que se celebró el debate (16 de octubre de
2002) transcurrió el plazo legal sin que mediara ninguna causa que
interrumpiera su cómputo. La jueza a quo expresa además que no
comparte el criterio de este Tribunal de Casación (alude
concretamente al voto N° 117 de las 10:15 horas del 15 de febrero
de 2002) según el cual mientras se mantenga el despojo no corre
siquiera un día de prescripción. La sentencia mencionada dice
así, en lo que interesa: «...como bien lo hace ver el recurrente,
esta Cámara ha estimado que el delito de usurpación es de efectos
permanentes. Se ha expuesto al respecto "... El artículo 32 del
Código Procesal Penal establece un régimen especial para computar
la prescripción, entre otros, en los casos de delitos de efectos
permanentes. Esto tiene su razón de ser pues el imputado en estas
hipótesis se mantiene en cada instante perjudicando los derechos
de las víctimas, no permitiéndole su libre ejercicio. Este es el
caso del delito de usurpación, que es instantáneo pero de efectos
permanentes. Mientras el sujeto activo se localice dentro del
predio o inmueble no corre el plazo de prescripción y menos opera
la reducción del artículo 33 del Código Procesal Penal. Según lo
tenido por acreditado los acusados, al momento del fallo, aún
permanecían dentro del terreno, cuya posesión reclama el
representante de la víctima, lo que implica que l plazo de
prescripción no había empezado a correr. El punto ha sido objeto
de conocimiento por este Tribunal y reiteradamente se ha dispuesto
que el delito de usurpación es instantáneo pero de efectos
permanentes (ver, entre otros, 991-2000, del 22 de diciembre del
2000; 327-00, del 28 de abril del 2000; 436-00 del dos de junio
del 2000, 552-01 de las 10:45 horas del 20 de julio y 2001-734, de
las 10:10 horas del 20 de setiembre, ambos del 2001 y 2002-0064,
de las 11:45 horas del uno de febrero del 2002), lo que impide que
se compute el plazo de prescripción mientras los invasores
permanezcan en el predio..." Este criterio ha sido avalado por la
Sala Constitucional en voto 9917-01 de las 16:26 horas del 26 de

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setiembre del 2001. De tal forme que no empieza a computarse el


plazo de prescripción sino hasta que cese la permanencia. En el
caso en estudio se atribuye a los acusados el delito de usurpación
de dominio público, por haber construido parte del muro dentro del
cauce de Río Segundo. A la fecha se mantiene la perturbación pues
no ha sido derribada dicha construcción lo que llevó a la
formulación y admisión de la acusación. Sobre esos hechos no ha
transcurrido siquiera un día de prescripción...» (TCP, Nº 117 de
las 10:15 horas del 15 de febrero de 2002). La jueza a quo
discrepa de esa jurisprudencia del Tribunal de Casación porque a
su entender crea un estado de inseguridad jurídica y de
desigualdad en la medida que el imputado se mantendría "por
siempre" sometido a la posibilidad de la persecución penal. A
pesar de tales objeciones, este Tribunal de Casación considera que
en la presente causa por el delito de Usurpación no ha corrido el
plazo de la prescripción de la acción penal. Del delito de
Usurpación se puede decir que es instantáneo en el sentido de que
se consuma desde el momento en que se realizan los elementos
constitutivos del tipo penal, pero eso no significa necesariamente
¾ conforme a nuestra legislación ¾ que a partir de ese mismo
momento también corra el plazo de la prescripción. En efecto, el
artículo 32 del Código Procesal Penal dispone lo siguiente:
«Cómputo de la prescripción. Los plazos de prescripción se
regirán por la pena principal prevista en la ley y comenzarán a
correr, para las infracciones consumadas, desde el día de la
consumación; para las tentativas, desde el día en que se efectuó
el último acto de ejecución y, para los delitos continuados o de
efectos permanentes, desde el día en que cesó su continuación o
permanencia. La prescripción correrá, se suspenderá o se
interrumpirá, en forma individual, para cada uno de los sujetos
que intervinieron en el delito. En el caso de juzgamiento
conjunto de varios delitos, las acciones penales respectivas que
de ellos resulten prescribirán separadamente en el término
señalado a cada uno.» Como se puede apreciar en el párrafo
primero del artículo 32 hay una regla general según la cual el

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plazo de la prescripción comienza a correr, para las infracciones


consumadas, desde el día de la consumación, pero hay una regla
especial según la cual para los delitos continuados o de efectos
permanentes, el plazo de prescripción comienza a correr desde el
día en que cesa su continuación o permanencia. Se trata de una
regla especial en relación a la general porque no cabe duda de que
algunos delitos, a pesar de instantáneos, pueden ser además, con
motivo de la modalidad de ejecución de la conducta por parte del
autor, delitos de efectos continuados o de efectos permanentes,
como es el caso del delito de Usurpación, pues este delito se
consuma, según sea su modalidad (téngase presente que el artículo
225 del Código Penal contempla tres acciones diferentes), cuando
se ha realizado el despojo (art. 225 inciso1°), la alteración
(art. 225 inciso 2°) o la turbación (art. 225 inciso 3°), pero es
evidente que cada una de tales conductas puede ser de efectos
permanentes en tanto que al mantenerse la acción típica también se
prolonga en el tiempo la situación ilegítima creada y perdura la
limitación al ejercicio de la posesión del inmueble para el sujeto
pasivo, como efecto de que la conducta no cesa. Lo mismo cabe
decir de otros delitos tales como la « Violación de domicilio »
(art. 204 CP), la « Privación de libertad sin ánimo de lucro »
(art. 191 CP) o el « Secuestro extorsivo » (art. 215 CP), en los
que la persistencia de la situación ilícita depende de la voluntad
del autor, de modo que realiza el tipo no solo el haber provocado
la situación, sino también dejar que ésta se mantenga. Aunque la
jueza de mérito discrepe de la jurisprudencia de este Tribunal de
Casación no da argumentos que pudieran justificar razonablemente
variar el criterio jurisprudencial que se ha venido sosteniendo y
que coincide con el que ha expresado la Sala Tercera de la Corte
Suprema de Justicia, en el sentido de que la Usurpación es un
delito instantáneo aunque de efectos permanentes (cfr. Sala
Tercera, V-373-F de las 14:55 horas del 30 de noviembre de 1990 y
del Tribunal de Casación la N° 812 de las 10:50 horas del 3 de
octubre de 2002). La inseguridad jurídica o trato desigual ante
la ley derivaría en realidad de la tesis contraria, esto es, si se

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admitiera la tesis del a quo en el sentido de que sí puede llegar


a prescribir la acción penal en contra de acciones delictivas que
se mantienen indefinida o ininterrumpidamente en el tiempo, como
sucede, por ejemplo, en casos de Secuestro extorsivo. Como
ilustración se puede señalar que algunos autores argentinos, por
ejemplo Omar Breglia Arias y Omar R. Gauna, también caracterizan
de la manera aquí expuesta al delito de Usurpación, al decir " Es
delito doloso, instantáneo, pero de efectos permanentes ..."
(«Código Penal y Leyes Complementarias Comentado, Anotado y
Concordado», Editorial Astrea, 2° ed., 1987, pág. 664),
coincidiendo con el significado que en la doctrina se da al delito
permanente como " El que, una vez consumado, prolonga la violación
jurídica, que la voluntad del autor puede en cualquier momento
hacer que cese; así en la detención ilegal, en el rapto ..."
(Cabanellas de Torres, Guillermo: «Diccionario Jurídico
Elemental», Editorial Heliasta, 1998, pág. 116). Por todo lo
expuesto se declara con lugar el recurso, se anula la sentencia y
se ordena el reenvío del proceso al competente para su nueva
sustanciación. Notifíquese. "

LEGITIMIDAD PARA DENUNCIAR


[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]8

" I- Recurso del Lic. Bonilla Juncos, apoderado judicial especial


del querellante. En virtud de los argumentos que se expondrán al
resolver el primer motivo del recurso presentado por las partes,
esta Cámara se pronuncia, prioritariamente, sobre el sexto reclamo
que plantean los impugnantes y que se refieren a la falta de
legitimación del querellante y del órgano de la acusación. Según
lo exponen los recurrentes, ignora el juez que Mario Salgado
Muñoz, sí tenía legitimidad para interponer la denuncia, ignorando
que según prueba documental, se trata del arrendatario del
inmueble y que además, es socio Radio Guanacaste S. A. Además, en

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la causa, existen dos víctimas, una de ellas el señor Salgado


Muñoz y la otra, el señor Brenes Calvo, quien ejercía la posesión
directa del inmueble y que es quien interpuso la denuncia, según
consta a folio primero. El yerro reclamado, tiene fundamento. Sin
ningún motivo jurídico o probatorio, el juez decreta la falta de
legitimidad para actuar de parte de Mario Salgado Muñoz. Ignora
el juez que en el delito de usurpación se protege, en principio,
la posesión, en su dimensión fáctica y no con las formalidades que
asume, erróneamente, el juzgador. Es evidente, como bien lo
apuntan los impugnantes, que desde el principio, uno de los
ofendidos plenamente legitimados para denunciar el hecho, era el
señor José Mario Brenes Calvo, cuya denuncia consta a folio
primero. El ciudadano citado, ejercía la posesión del inmueble, de
tal forma que el proceso se inicia, sin duda alguna, por una
actuación procesal de un sujeto plenamente legitimado para actuar
en el proceso. Este elemento lo ignora el a-quo, decretando,
impropiamente, la ilegitimidad de la actuación del órgano acusador
y del querellante y del actor civil. No se requería que fuese un
representante de Radio Guanacaste o de Sociedad Tagama S.A. la que
debía interponer la denuncia. Bastaba que lo hiciese una de las
víctimas directas del hecho. Por otra parte, el juez ignora, que
la persona que aparece en el contrato arrendamiento como
arrendatario, es el señor Mario Salgado Muñoz, situación que lo
convierte en otra víctima directa del hecho; esta prueba lo
acredita como víctima directa del delito, sin que sea
trascendental que conforme al contrato el bien se destine al uso
de Radio Guanacaste y al canal cuarenta y nueve, porque el titular
de la posesión jurídica corresponde al arrendatorio, que también
es denunciante y querellante. En la sentencia, la autoridad
judicial no menciona las razones por las que a pesar de existir
la supuesta irregularidad desde antes de cumplirse con los actos
procesales de la etapa intermedia, la declara en sentencia sin que
hayan variado los requisitos jurídicos que justifican la
participación de la víctima. Efectivamente, desde la audiencia
preliminar, (ver folio 291), se estableció que José Mario Brenes

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Calvo asistía a tal acto en condición de víctima. En estas


condiciones, la decisión del juez contiene una fundamentación
insuficiente, pues no menciona las razones jurídicas o probatorias
por las que se emite criterio sobre un extremo que ya se había
discutido dos años antes de la celebración del juicio oral y
público. Frente a un tema sobre el que ya existía un
pronunciamiento, el a-quo no identifica las nuevas circunstancias
que legitiman su decisión. En virtud de lo resuelto, considera
esta Cámara que el proceso se inició legítimamente y por esta
razón se resuelven los otros reclamos planteados por los
recurrentes.

CARÁCTER PERMANENTE E INSTANTÁNEO DEL DELITO EN RELACIÓN CON LA


PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL

[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]9

" II - En el primer motivo del recurso de Casación planteado por


el querellante, acusa la violación del inciso d- del artículo 369
del Código procesal penal. Estima el impugnante que el a-quo no
consideró que la usurpación es un delito continuado y que los
actos propiamente usurpatorios cesaron el veintiuno de junio del
año dos mil uno, por lo que ante esta situación, este delito no
estaría prescrito, de manera que el delito no estaría prescrito,
debiendo condenarse al encausado, quien fue indagado por ese
hecho, circunstancia que no fue tomada en consideración por la
autoridad judicial. Estas mismas argumentaciones se reiteran en
el tercer motivo del recurso de la parte querellante y actora
civil, como constitutivas de violación del inciso j-, es decir,
como motivo de Casación por el fondo, acusando la inaplicación del

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artículo 83 del código penal y el 31, 32 y 33 del código procesal


penal, referente a las disposiciones sobre prescripción. De igual
forma, el representante del Ministerio Público acusa yerros de
motivación, por inobservancia de los artículos 142, 363, inciso
b-, 369, inciso d-, todos del código procesal penal. Según lo
expone el representante del Ministerio Público, la sentencia
contiene vicios esenciales en la fundamentación intelectiva, pues
no se analiza, como corresponde, las acciones de destrucción del
humedal, la usurpación, la desobediencia a la autoridad y los
otros ilícitos que se le atribuyen. El reclamo es atendible. En
la sentencia no se valoró, como correspondía, los actos descritos
en la acusación y en la querella y que podrían constituir el
delito de usurpación, que como se ha expuesto, es un delito
instantáneo de efectos permanentes, cuyo régimen de prescripción
requiere una valoración específica. Como bien lo expresa el
recurrente, la acusación contiene una secuencia de hechos, siendo
el último acto usurpatorio el que se produjo el 21 de junio del
2001, hecho que se evidencia muy bien en el informe policial
número ofc-00-ORO-2001, visible a folio 63 y siguientes. El
juzgador ignoró lo que resolvió el juez de la etapa intermedia,
que señaló que los actos atribuidos al acusado, son ilícitos que
se vienen dando en forma escalonada y no es sino hasta en abril
del dos mil uno en se da el último acto. (ver folios 105 a 109).
Por otra parte, se produce la indagatoria del endilgado el doce de
julio del dos mil uno (ver folio 111 y 113) y el veinte de agosto
del año dos mil uno (ver folio 101), actos que evidencian que al
encausado se le imputaron todos los hechos que contiene la
acusación, produciéndose el acto interruptor al señalarse, por
primera vez, a la audiencia preliminar, el nueve de julio del año
dos mil dos (ver folio 144). El juez no examinó las razones por
las que considera que a pesar de la reiterada jurisprudencia de
esta Cámara (ver votos, entre otros, votos del Tribunal de
Casación Penal números 670-97, 213-96, 706-97), el delito de
usurpación no es un delito instantáneo, sino que es de efectos
permanentes, determinación que tiene especial relevancia, porque

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como lo establece el artículo 32 del código procesal penal, el


cómputo de la prescripción en los delitos de efectos permanentes,
como la usurpación, comienza a correr desde el día en que cese la
continuación o permanencia de los efectos. En la usurpación, la
acción del sujeto activo desplaza o excluye la posesión del
ofendido, de manera que su ejecución provoca un efecto permanente:
impedir que la víctima ejerza, en toda su extensión, su derecho de
posesión. En la usurpación, dadas las características de su
ejecución y su propia naturaleza, supone, en principio, que las
acciones de invasión y de disposición del fundo, suponen, siempre,
sin que se requiera una expresa declaración, que el infractor se
mantiene en el fundo y que impide el ejercicio pleno de la
posesión a la víctima y denunciante. No se requiere, como
erróneamente lo sugiere el a-quo, demostrar y afirmar que el
infractor se mantiene en el fundo, pues las acciones violentas que
caracterizan el tipo delictivo, suponen, siempre, la exclusión del
poseedor legítimo y original. Salvo casos excepcionales, las
acciones del usurpador, tal como las describe el tipo delictivo,
siempre suponen, por su naturaleza y por experiencia, la exclusión
de la posesión del dueño o poseedor legítimo del inmueble. Este
es un presupuesto que ignora el a-quo, suponiendo que en toda
usurpación debe demostrarse que el sujeto activo se mantiene en el
inmueble. Esta exigencia no se ajusta a la propia naturaleza del
ilícito, según se expuso. Tampoco examina el juzgador los motivos
por los que no considera que la destrucción de los humedales, no
es un delito de efectos permanentes, en cuyo caso, el grave e
irreparable daño a la naturaleza es un efecto permanente de tal
entidad, que mantiene vigente la pretensión punitiva e impide la
prescripción de la acción penal. Respecto de este delito, existen
una serie de actos cuyos efectos no examina, específicamente, el
a-quo. Las acciones de usurpación y de destrucción de humedales
en las que incurrió el encausado, se reiteraron en varias
ocasiones, evidenciando en cada uno de los ilícitos comentados, la
permanencia de su actividad delictiva. La destrucción de humedales
supone un efecto permanente frente a los intereses difusos y

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colectivos que tutela la norma penal comentada. El juez ignoró


todos los elementos mencionados, lo que constituye un vicio por
fundamentación omisiva, pues asume, sin mayores razones, que los
hechos se trata de delitos instantáneos y sin expresar ningún
matiz o circunstanciación, absuelve al encausado. Debió expresar
las razones por las que considera que a pesar de las
particularidades sobre el régimen de prescripción en los delitos
de efectos permanentes, en el caso en examen, tal concepto es
inaplicable. "

PRESUPUESTOS DE CONFIGURACIÓN
[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]10

I.- PRIMER MOTIVO POR LA FORMA: Violación del debido proceso .


En su primer reclamo por supuestos vicios in procedendo, el
defensor público del imputado Melesio Jiménez Carrillo reclama la
inobservancia de los artículos 39 y 41 de la Constitución
Política; 1, 13, 18, 176, 178, 361 y 369 del Código Procesal
Penal, por violación del debido proceso y de la oportunidad de
defensa. Según lo indica el recurrente, una vez leída la acusación
y la querella, él interpuso un reclamo por actividad procesal
defectuosa y una solicitud de sobreseimiento (los que no fueron
resueltos por el juez de instancia), pues al encontrarnos ante un
delito de acción pública dependiente de instancia privada
(artículo 18 inciso c del Código Procesal Penal), sólo la parte
legitimada puede interponer la denuncia, y sólo contándose con
dicho acto puede el Ministerio Público ejercer la acción penal. La
finca en disputa es patrimonio y propiedad del Estado, por lo cual
es inalienable e imprescriptible y sobre ella no se puede alegar
ningún derecho de propiedad o posesión por parte de terceros. De
acuerdo con la información Posesoria N° 323-3-95, ese terreno es

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administrado por JAPDEVA conforme a la Ley N° 3091 del 31 de julio


de 1973. El alegato carece de razón . El tema que aquí se
plantea, esto es, la inexistencia e imposibilidad absoluta de un
derecho de propiedad o de posesión de la parte ofendida sobre el
inmueble objeto del conflicto (por tratarse de un terreno
propiedad del Estado), ello a efectos de la configuración del
delito de usurpación, también se toca en el segundo motivo por el
fondo de este recurso, aunque las conclusiones y reclamos que allí
se exponen a partir de dicha cuestión, resultan diversos. Debido a
ello, es claro que lo que aquí se indicará será igualmente
aplicable a los argumentos que se plantean en dicho acápite por
yerros in iudicando. En realidad, el planteamiento que nos ocupa
parte de varias premisas de fondo erróneas, las cuales conducen al
impugnante a conclusiones improcedentes, pues no es cierto
-conforme él lo entiende- que sobre los bienes propiedad del
Estado no puedan ejercerse actos de posesión por parte de
terceros, siendo que -además- el recurrente parece confundir la
posesión con el derecho de propiedad , pues ambos institutos
jurídicos son de muy diversa índole. Si bien es cierto los bienes
inmuebles del Estado no podrían adquirirse por parte de terceros
(dominio o derecho de propiedad) por medio usucapión o
prescripción positiva, ello de ningún modo implica que sobre
aquellos no puedan ejercerse actos de simple detentación (poder de
hecho sobre la cosa), aún siendo éstos de naturaleza ilegítima
conforme al Derecho Civil, pues afirmar lo contrario implicaría
cerrar los ojos a la realidad. Asimismo, el hecho de que en un
caso concreto se dé una situación de este tipo, no significa que
quien ejerza esos actos de posesión (o incluso de simple
detentación, en algunos supuestos aún ilícita civilmente) pueda
ser impunemente inquietado o despojado por cualquier tercero, ni
tampoco que en dicha hipótesis el sujeto pasivo no merezca tutela
por parte del ordenamiento jurídico. Admitir la tesis del
recurrente fomentaría un grave caos o anarquía, pues cualquiera
que detente un inmueble en tales condiciones bien podría ser
despojado o inquietado por quien estime ser titular de un mejor

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derecho, sin necesidad de que éste deba acudir a los tribunales de


justicia, quedando dicha conducta impune, todo lo cual legalizaría
la justicia privada o de propia mano y acarrearía desorden e
inseguridad sociales. Debido a esto es que la doctrina ha
entendido que el delito de usurpación no tiene relación directa
con cuestiones relativas al derecho de propiedad que regula el
Derecho Civil (el cual deberá discutirse en otra sede), sino que
el bien jurídico tutelado es la simple detentación o poder de
hecho sobre una cosa (en algunos supuestos aún la ilegítima,
conforme al Derecho Civil), de tal modo que aún el propietario
podría incurrir en tal figura en perjuicio del poseedor del
inmueble. Nótese que al respecto el tipo que se regula en el
artículo 225 del Código Penal hace alusión a la posesión o
tenencia (simple detentación) de un inmueble, de donde para su
configuración no se requeriría que la parte ofendida sea el
legítimo propietario del terreno, tal y como de manera impropia lo
entiende quien recurre. En tal sentido se ha dicho “… Presupuesto
del despojo.- Es la existencia de una posesión o tenencia o de un
derecho real de uso, usufructo, servidumbre o anticresis. La
enumeración podía considerarse redundante, porque los derechos
reales a los cuales la ley se refiere son protegidos en la medida
en que se manifiestan como tenencia o posesión del inmueble … el
paralelismo entre este delito y el de hurto es muy marcado, porque
la protección penal llega, diríamos, hasta los límites mínimos de
legalidad de la tenencia y, a fortiori, están comprendidas las
situaciones que representan un derecho mejor (posesión legítima,
derecho real). La legislación italiana hace referencia a la
posesión pacífica, con lo cual se distingue el mero hecho de tener
la cosa, del hecho de tenerla legítimamente. Para nosotros, la
situación es semejante, puesto que la ley se refiere a la mera
tenencia. Basta, por lo tanto, la existencia de un poder de hecho
y consolidado sobre la cosa. El único que no reviste ese carácter
es el poder adquirido por despojo del poseedor, mientras éste se
encuentra autorizado para repeler la invasión o para recobrar el
bien de propia autoridad, de acuerdo al artículo 2470 del CC. Tal

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vez en este sentido puede considerarse ampliada la figura con


relación a la ley anterior, por cuanto abarca toda forma de
tenencia y no solamente la posesión … en Derecho Penal, no cabe
duda de que quien usurpa un inmueble del simple tenedor comete un
delito …”, Soler (Sebastián); “ DERECHO PENAL ARGENTINO ”,
editorial TEA, Buenos Aires. 2ª edición, 7ª reimpresión, 1976.
Tomo IV, páginas 452 y 453. Como se colige de lo transcrito, el
presupuesto para la configuración de este delito es la existencia
de una posesión o tenencia sobre un inmueble (poder de hecho),
cuyo único requisito sería que la misma se ejerza de forma
pacífica. Además, resulta curioso que SOLER hace referencia a que
se trata de un poder de hecho y consolidado sobre la cosa, y de
seguido aclara que el único que no reviste ese carácter es el
poder adquirido por despojo del poseedor, mientras éste se
encuentra autorizado para repeler la invasión o para recobrar el
bien de propia autoridad, de acuerdo al artículo 2470 del Código
Civil argentino (en nuestro caso sería el numeral 305 de dicho
cuerpo normativo), de donde se entiende con facilidad que en
aquellos supuestos en los cuales la acción de despojo sea actual ,
el despojado podrá repeler la fuerza con la fuerza. Lógicamente se
comprende que si ese despojo ya se ha consumado, el sujeto pasivo
deberá acudir a la autoridad competente en demanda y tutela de sus
derechos afectados. Dentro de dicho contexto, si un sujeto que se
ha visto despojado por otro (cuya conducta resulta ilegítima y
contraria al ordenamiento jurídico), pero dicha situación se ha
consumado y ha perdido por ello la característica de actualidad ,
y decide no recurrir a los tribunales de justicia sino a su vez
despojar al primer sujeto (actual detentador) y recuperar así el
terreno, bien podría incurrir en el delito de usurpación. Ello
demuestra que, en algunos supuestos, esta figura penal hasta
podría estar tutelando al simple detentador (aún ilegítimo
conforme al Derecho Civil) de la cosa: “… Carácter del título del
sujeto pasivo.- A diferencia de otras legislaciones que requieren
la legitimidad del título que funda la tenencia en cualquiera de
los modos que acabamos de ver, la nuestra no contiene referencia

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alguna en ese sentido, por lo cual se ha entendido que esa


legitimidad no es un presupuesto del delito; sólo sería necesaria
la existencia de “un poder de hecho y consolidado sobre la cosa”
(Soler); el delito de usurpación podría ser cometido, por lo
tanto, por el propietario contra el simple tenedor …” Creus
(Carlos); “ DERECHO PENAL, PARTE ESPECIAL ”, editorial Astrea,
Buenos Aires. 1ª edición, 1983. Tomo I, páginas 568 y 569. Dentro
de esta misma tesitura la jurisprudencia de la Sala Tercera ha
señalado lo siguiente: “… Reclama el recurrente la indebida
aplicación del artículo 225, inciso primero, del Código Sustantivo
y de los artículos 30 y 45 ibídem. Indica en sustento de su tesis
que el mencionado tipo penal no puede tutelar ningún derecho de la
ofendida sobre el bien, al no encontrarse dicho derecho dentro del
ámbito de cobertura de la norma. Esto último por cuanto la mejor
posesión es la del acusado; y que siendo la ofendida una
precarista "...nunca se puede llegar a afirmar que tiene o puede
tener derechos de posesión sobre el bien cuestionado." … Tampoco
lleva razón el impugnante en esta tesis sobre el bien jurídico
tutelado en el tipo penal de usurpación (artículo 225 del Código
Penal). Resulta evidente que el legislador penal no quiso cubrir
con el ámbito de tutela del bien jurídico únicamente al derecho
que hace surgir las cualificaciones para una posesión generadora
de la eficacia preclusiva propia de la usurpación, sino que dentro
del contexto de la mencionada tutela también aparece la posesión
precaria o ilegítima; con total prescindencia del derecho o
título; sea ésta de buena o mala fe o viciosa (en este mismo
sentido, la Sala ya se ha pronunciado anteriormente, muy
especialmente en el Voto 095-F de las 8:40 hrs. del 27 de marzo de
1992). En los hechos probados de la sentencia se tiene que la
ofendida compró el lote en disputa un mes antes que el acusado
decidiera penetrar en él, rompiendo los candados y usurpando
después la casa o rancho donde habitaba la ofendida con su hijo.
Está claro que el "derecho" adquirido por la mujer
es tan precario como su posesión, pero tal realidad no implica
que sea mejor la ejercida después por el imputado … alcanzada por

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medios antijurídicos que ha pretendido validar con un plano


catastrado que en modo alguno remueve la incerteza sobre el mejor
derecho de posesión; y obliga a aplicar la tutela inmediata que el
tipo penal prevé contra acciones como las desplegadas por el
usurpador. La aplicación que ha hecho el a quo de la ley
sustantiva es correcta desde la perspectiva de resguardar el bien
jurídico tutelado; y por ello manifiesta una certera apreciación
de la necesaria complementariedad que tiene en el análisis de
tipicidad penal no sólo el análisis de los elementos del tipo
penal (objetivos y subjetivos) sino también el examen de la lesión
o puesta en peligro del bien jurídico …”, Sala Tercera de la
Corte Suprema de Justicia, voto N° 405-F-93, de las 14:35 hrs. del
22 de julio de 1993. En este mismo sentido puede verse el votos N°
425-F-93, de las 9:20 hrs. del 29 de julio de 1993, entre otros.
Aplicando los anteriores principios al caso que nos ocupa,
fácilmente se llega a concluir no sólo que se dan todos los
presupuestos objetivos requeridos por el tipo penal, sino que -a
consecuencia de ello- la señora Virginia González califica como
ofendida, lo cual la legitimaba a interponer la denuncia
respectiva, cumpliendo así con el requisito de procedibilidad
exigido por el artículo 17 del Código Procesal Penal, esto es, la
instancia. En efecto, de acuerdo con el contenido del fallo de
instancia, la señora González adquirió mediante cesión, los
derechos que sobre el referido terreno venía ejerciendo José
Indalecio Jiménez Carrillo, cuyo reconocimiento y declaración
estaba gestionando en diligencias judiciales de información
posesoria. Dicho proceso aún se encuentra en trámite. Así las
cosas, es claro que a partir de dicha cesión (e independientemente
de la resolución judicial de fondo que se llegue a adoptar), la
persona que ha venido ejerciendo el poder de hecho sobre la cosa,
es precisamente la cesionaria González González, quien de forma
pacífica detenta el referido inmueble. Es en este contexto que se
da la conducta usurpadora del imputado Melesio Jiménez Carrillo,
quien mediante amenazas de muerte en contra del esposo de la
señora González y del testigo Pablo Talavera, no sólo ha

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inquietado esa pacífica posesión, sino que -además- ha


conseguido que, por el temor que han producido dichas amenazas,
los ofendidos se abstengan de ingresar al inmueble. Así las cosas,
es claro que la conducta adicional que se describe en la acusación
fiscal y en la querella, según la cual, una vez consumado el
despojo, el imputado junto con sus hermanos se dieron a la tarea
de cortar algunos árboles, no reviste ninguna importancia, a tal
punto que aún suprimida mentalmente, ello en nada afectaría la
tipicidad del hecho. Con base en lo anterior, al no presentarse el
defecto formal que se denuncia, se declara sin lugar el reproche.
" IV.- CUARTO MOTIVO POR LA FORMA : Falta de fundamentación .
[...] Ninguno de los alegatos no podría prosperar . En primer
término debe hacerse notar que, de nuevo, el impugnante parte de
varias premisas equivocadas que le conducen a conclusiones
inaceptables, por cuanto no es cierto que la efectiva ocupación
material y permanente del inmueble constituya un elemento
objetivo del tipo penal de la usurpación, lo cual descalifica por
completo los alegatos que se identifican como a) y d). Además, los
alegatos b), c), e) y g), se centran en cuestionar una
circunstancia que en realidad resulta irrelevante a efectos de
establecer la tipicidad de la conducta que se le atribuye al
imputado. Tal y como se indicó en el primer considerando de este
fallo, la acción usurpadora del encartado consistió esencialmente
en impedir, mediante amenazas, que la ofendida Virginia González y
su esposo Francisco Rojas, pudieran ingresar a la finca objeto de
esta sumaria, negándoseles así la posibilidad de ejercer la
posesión, aprovechándose de ello para –luego- extraer madera de
la misma . Así las cosas, a efectos de establecer la tipicidad de
dicha conducta, resultaría irrelevante si Melesio Jiménez vivía o
no en el terreno, o si sacó o no la madera, pues aún suprimiendo
hipotéticamente la referencia a dichas circunstancias, en nada se
vería menoscabado el juicio de tipicidad y reprochabilidad
establecido. Al respecto debe tenerse claro que para establecer la
detención o poder de hecho sobre un bien inmueble, no sería
necesaria la efectiva y permanente ocupación material del mismo,

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pues ello podría ejercerse a través de otro tipo de actos de


posesión (cuido, visitas, chapeas, mantenimiento, etc), sin
necesidad de vivir o permanecer todo el tiempo en el sitio. Por
otra parte, los reparos que se incluyen en los puntos d), e), i) y
j) resultan inconsistentes, pues se apoyan en la propia subjetiva
apreciación que de la prueba hace el recurrente, por lo que debe
ordenarse su rechazo. Asimismo, en lo que se refiere a las
amenazas que -contrario a lo que estima el impugnante- sí se
tuvieron por demostradas, en la sentencia sí se explica en qué
consistieron: siempre dentro del contexto de la finca en disputa,
para evitar el ingreso de los ofendidos a la misma, el imputado
Melesio Jiménez Carrillo le envió amenazas de muerte al señor
Francisco Rojas, ello por medio del testigo Pablo Talavera,
haciéndole saber que a ambos “ los iban a sacar en bolsa ” si
entraban al terreno. Incluso, dicho encartado le puso a Pablo
Talavera un “ chopo ” (arma de fuego) en la cabeza, ello con el
mismo propósito. Según indicó éste último, el encartado “… Nos ha
amenazado mucho. Mandaba razones …” (cfr. folio 322, línea 2). Por
último, conviene señalar que, en lo que atañe al reclamo que se
identifica como f), si bien es cierto ni en la requisitoria fiscal
ni en la querella se hace alusión a las amenazas como medio a
partir del cual se consumó el despojo, ello de ningún modo podría
calificarse como un vicio de incongruencia, pues (de cara al hecho
que venía acusándose) se trata de la inclusión de una
circunstancia que no modifica esencialmente la imputación ni
provoca indefensión, a tal punto que no tendría la virtud de
variar la calificación jurídica, agravar la figura o integrar un
delito continuado, de tal modo que no nos encontramos ante la
hipótesis prevista por los numerales 347 del Código Procesal
Penal, sino del 348. Nótese que, dejando de lado que el defensor
ni siquiera logra concretar cuál sería el agravio que se le generó
con esto al imputado, el hecho que al final de cuentas se tuvo por
demostrado es básicamente el mismo que se acusado, centrado en el
despojo de la finca por parte del encartado. Así las cosas, es
claro que ninguno de los defectos que se le apuntan al fallo se ha

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presentado, por cuanto el juzgador sí precisó en qué consistieron


las amenazas; aclaró que las mismas llevaban como propósito que
los ofendidos no pudieran ingresar a la finca; y que se dieron en
muchas oportunidades, todo lo cual hace necesario ordenar el
rechazo de los alegatos del defensor. VIII.- SEGUNDO MOTIVO POR
EL FONDO: [...] Ninguno de los alegatos podría prosperar . La
formulación del presente motivo por supuestos yerros in iudicando,
resulta defectuosa, pues en el mismo se irrespeta el cuadro
fáctico que se tuvo por demostrado. En efecto, a partir de su
propia interpretación de la prueba, el recurrente desconoce y
desborda la relación de hechos que se fijó en el fallo de mérito,
lo que le permite asegurar (sin que ello se derive de la
sentencia) que la ofendida no demostró su “ posesión ”, o que el
único poseedor y propietario del terreno en disputa lo ha sido el
señor Jorge Strarburguer. No obstante los anteriores defectos de
formulación, los cuales por sí solos facultarían a este tribunal
para ordenar el rechazo del motivo, es lo cierto que el impugnante
no lleva razón en sus apreciaciones. Tal y como se explicó en el
primer considerando de este fallo, el defensor establece algunas
afirmaciones erróneas, sobre los cuales estructura todo su
planteamiento, lo que descalifica por completo sus conclusiones,
pues no es cierto -según así lo entiende- que para la
configuración del delito de usurpación sea necesario que el sujeto
activo actúe con conocimiento de la “ propiedad ” ajena; que el
sujeto pasivo sea el “ legítimo poseedor ”; que para ostentar esta
última condición se requiera “ habitar ” el inmueble; que el
sujeto activo deba entrar en “ posesión ”; ni tampoco que la “
simple amenaza ” no sea objeto de sanción penal. Según se explicó
en el primer considerando del fallo, tales elementos no
constituyen elementos objetivos del tipo penal en discusión. En
todo caso, es notorio que en el presente motivo se pierden de
vista algunas circunstancias que sí se tuvieron por acreditadas en
el fallo, y que permiten establecer la tipicidad del hecho, esto
es, que mediante amenazas de muerte (que el recurrente califica de
“ simples ”) el imputado impidió que los ofendidos pudieran

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ingresar al terreno, obstaculizando e impidiendo el libre


ejercicio de su posesión del bien; y que la ofendida sí ejercía un
poder de hecho sobre el terreno. Con base en lo anterior, se
rechaza la queja."

POSESIÓN QUE SE ENCUENTRA AMPARADA POR EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NO


CONSTITUYE EL DELITO
[SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA]11

I.- Primer motivo de casación por el fondo : Indica el


recurrente, que el Tribunal erró al inaplicar la figura penal de
usurpación, debido a que inobservó las normas contenidas en los
artículos 277, 282 y 284 del Código Civil. Señala, que la
apreciación del a-quo respecto del instituto jurídico de la
posesión en materia de inmuebles, es incorrecta, pues en la
especie se demostró que su representado: “... realizaba una
posesión propia de aquellos que adquieren inmuebles en zonas
distintas a donde tienen asentada su residencia habitual...”.
Dice que los Jueces de instancia razonaron, que: “... si los
imputados tenían la posesión no podría configurarse el delito del
artículo 225, puesto que la acción típica –sea el despojo– jamás
podría concretarse ya que el ofendido no tenía la posesión del
inmueble...” , lo cual resulta falso, debido a que los imputados
habían traspasado en forma onerosa al ofendido, el derecho de
posesión que tenían sobre el inmueble, razón por la que: “...
nunca podían tener el derecho de posesión al tenor de la norma del
artículo 284 del Código Civil...”. Agrega, que el fallo parte de
una premisa falsa, como es, que la posesión ejercida por el
afectado era de naturaleza agraria y que por lo tanto, al no
demostrarse que hubiese ejercido actos inherentes a su
conservación, había perdido dicho derecho. El alegato no puede
prosperar: Mediante la figura de la usurpación, no se protege el

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derecho de propiedad, o el mejor derecho de posesión, sino la


posesión efectiva e incluso la mera tenencia y en el presente
caso, conforme analizó el Tribunal, independientemente de la
naturaleza (civil o agraria) de la posesión ejercida por el
agraviado, es un hecho incontrovertido que era de naturaleza
agraria la posesión que venían ejerciendo los acriminados. En este
sentido se expuso en el fallo de instancia, que: “... para mil
novecientos noventa y ocho, ambos encausados tenían consolidado la
posesión de hecho, al sostenerla directa y materialmente por mucho
más de un año, dentro de una esfera de poder y voluntad agraria,
concretados con siembra de plátanos, posesión que siempre resultó
notoria para la comunidad, al punto que en la titulación testigos
dieron fe en tal sentido. Así, para finales de noviembre de mil
novecientos noventa y nueve, Mateo Hilton Simons, adquiere la
titularidad de la mayor parte de ese inmueble, y con ello,
mejorando su posesión a la de derecho...”. (folio 680). Esta
constatación resulta de gran trascendencia, porque para que se
consolide el derecho de posesión de naturaleza agraria, no es
menester la buena fe, sino que como señala la doctrina autorizada:
“... En la posesión apta para la usucapión agraria no existe la
categorización de la posesión en de buena o mala fe. La posesión
agraria no necesita de tales categorías para atribuir al poseedor
los derechos de percepción de frutos, no responsabilidad en caso
de pérdida o deterioro del bien, pago de mejoras necesarias y
útiles, etc.; en todos los casos, el poseedor, sea nomine propio o
alieno, en concepto de dueño o en concepto distinto, los adquiere
independientemente de que crea o no que con su actitud está
lesionando otro derecho. Lo que se valora en la posesión agraria
es el trabajo (...) En el Derecho civil se habla de una buena fe
especial, para la usucapión, ligada al título, que exige la
creencia en el poseedor de que no existe vicio alguno
invalidatorio del mismo y de que el transmitente es el propietario
del bien o tiene el poder de realizar tal transmisión. En el
Derecho Agrario no puede concebirse la existencia de este
requisito en virtud de que el mismo se encuentra ligado al justo

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título que es desechado como requisito de la posesión apta para la


usucapión agraria...”. (Meza Lázarus, Álvaro: La Posesión
Agraria, 1ª edición, Alma Máter, San José, 1986, folios 159-160).
Al demostrar tanto el coimputado Hilton Simons, cómo otros
poseedores que habían explotado en forma ininterrumpida, pública y
pacífica el terreno, el Instituto de Desarrollo Agrario (I.D.A.)
otorgó a cada uno de ellos la titularidad sobre la parte
correspondiente, con apego a la Ley de Titulación de Tierras
ubicadas en Reservas Nacionales (número 7599, de 29 de abril de
1996). En este sentido, expresaron los Juzgadores, que: “... es
claro que el IDA, para la titulación de los lotes a nombre de
Mateo Hilton Simons, Maribel Murillo Ramírez y Alfonso Hudson
Hansell, mismos que lograron abarcar lo que era el terreno
adquirido por José Naím Campos Fernández... se ajustó al trámite
expresamente señalado en la ley, lo que exigía entrevistas a
colindantes o vecinos para determinar el tiempo de ocupación del
inmueble y desde luego la forma pública, continua y pacífica de
esta detentación; la presencia del propio interesado, y en fin,
plena corroboración de que se encontraban en ejercicio de la
posesión...”. (folio 678). En consecuencia, si la posesión
ejercida por los justiciables se encontraba amparada por el
ordenamiento jurídico, al punto de que por su medio uno de los
coimputados gestionó y obtuvo ante el Instituto de Desarrollo
Agrario la titularidad de gran parte del bien inmueble objeto del
conflicto, no puede considerarse que su conducta constituya un
ilícito penal. Las normas punitivas constituyen una fracción del
ordenamiento jurídico y en ese tanto, su aplicación debe armonizar
con el todo del que constituye parte integral. Por eso se afirma,
que la adecuación de la conducta al tipo, es sólo un indicio de su
antijuridicidad, la cual se define como: “... un juicio negativo
de valor que recae sobre un comportamiento humano y que indica que
ese comportamiento es contrario a las exigencias del Ordenamiento
jurídico...” , concebido en su integralidad, de manera que: “...
la antijuridicidad es un concepto unitario válido para todo el
Ordenamiento jurídico...”. ( Muñoz Conde, Francisco y García

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Arán, Mercedes: Derecho Penal, Parte General , Tirant lo blanch,


Valencia, 1993, p 233). No existe ilícito penal entonces en la
especie, pues no puede considerarse antijurídica la posesión
ejercida sobre el inmueble por los encartados, si la legislación
agraria amparaba los actos ejercidos por éstos, quienes ante la
ausencia del ofendido en la finca, procedieron a explotarla con
cultivos propios de la zona. En virtud de lo anterior, debe
declararse sin lugar el primer motivo de casación por el fondo
presentado por el impugnante."

# Análisis acerca de la "clandestinidad" para efectos de su


configuración
2004-1107

TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Segundo Circuito


Judicial de San José. Goicoechea, a las quince horas siete
minutos del veintisiete de octubre de dos mil cuatro.-

I- Como motivos por la forma, los cuales se resolverán como uno


solo al referise al mismo aspecto, plantea el apoderado de la
parte querellante y actora civil, que la sentencia carece de
fundamentación lo anterior por cuanto, el juzgador tiene por
demostrado que se dió el despojo de la propiedad, solo que no se
demostró la clandestinidad, situación que no comparte el
recurrente dado que la Asociación de Vivienda de Ciudad Quesada,
al percatarse de la invasión realizada por el imputado, actuó
inmediatamente para evitar el despojo, sin embargo el juzgador no
tuvo por acreditada la clandestinidad y por duda absuelve al
imputado, razones por las cuales solicita la nulidad de la
sentencia. Por mayoría se declara con lugar el reclamo. La
mayoría de esta Cámara luego del estudio del fallo determina, que
efectivamente el juzgador tuvo por demostrado en el considerando
primero, que la Asociación de Vivienda de San Juan Ciudad Quesada,
representada por el imputado VICTOR BLANDÓN HURTADO, adquirió la
finca motivo del conflicto, con el fin de ser utilizada en un

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proyecto de vivienda, sin embargo el imputado no obstante que


conocía esas circunstancias, invadió parte del inmueble y
construyó una rancha. Si analizamos la imputación realizada por
el Ministerio Público, que consta en el resultando de la sentencia
tenemos, que en todo momento se acusó a BLANDÓN HURTADO, de haber
invadido parte del inmueble comprado por la asociación bajo su
presidencia, haciéndolo con conocimiento de que el inmueble iba
ser destinado a construir viviendas y no obstante eso, actuando
con clandestinidad la invadió y contruyó una rancha. Si bien el a
quo considera que no se demostró la clandestinidad y por eso
absuelve al imputado, es evidente no que analizó debidamente la
imputación fiscal, la cual además de clandestinidad acusa el abuso
de confianza con que actuó el sujeto activo de la acción, el que
días antes era presidente de la asociación y teniendo conocimiento
de todas las circunstancias que rodeaban al inmueble, se valió de
su investidura de la cual aparentemente había sido despojado
recientemente, para realizar el despojo. No debemos perder de
vista, que la clandestinidad se refiere también respecto a la
persona que pueda evitar el despojo y no necesariamente en cuanto
a terceros o público que conocía del mismo. No motiva
adecuadamente el tribunal de sentencia, si el imputado había sido
despojado de la investidura de presidente y cuándo y si existió el
abuso de confianza, que si bien no se le titula así sí se deriva
de la acusación. Pareciera que el a quo circunscribe la
clandestinidad, a que el imputado sin ningún problema y rodeado de
personas ingresó al inmueble, sin embargo esta sola situación no
demerita la clandestinidad, puesto que bien puede ocurrir que en
este caso la directiva de la asociación o en otro caso el
propietario desconociera tal situación. Si la interpretación
fuera como lo plantea el juzgador, todos los propietarios deben
estar de guardia todo el día en sus propiedades y evitar que
entren las personas, sino se desvirtúa la clandestinidad, cuando
en realidad la posesión es uno de los atributos de la propiedad,
pero no necesariamente el propietario debe encontrarse todo el
tiempo en posesión de su inmueble, sino llegaríamos al absurdo

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citado anteriormente. Por lo expuesto, por mayoría se declara con


lugar el motivo de falta de fundamentación de la sentencia y se
anula la misma en su totalidad, vuelvan los autos al tribunal de
origen para nueva sustanciación."

FINALIDAD DE SU PENALIZACIÓN Y DERECHO PENAL COMO MECANISMO DE


REPRESIÓN
[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]12

"II. [...] El Derecho Penal, como mecanismo de represión de las


conductas humanas más intolerables para el conglomerado social,
selecciona de todas las conductas posibles, aquellas que, según la
valoración del legislador y por razones de política criminal,
deben ser aparejadas con la más grave reacción : la punitiva. En
este contexto es que se debe entender el delito de usurpación, que
no sólo está previsto para evitar el despojo de bienes inmuebles,
sino que, el telos legislativo en estos supuestos consiste en la
represión de ese despojo en los supuestos comisivos expresamente
previsto s por el numeral 225, inciso 1) del Código Penal , sólo
éstos merecerán la desaprobación jurídico penal, siendo,
totalmente factible que existan algunos despojos, probablemente
antijurídicos, pero no penalmente reprimidos. Así que, bien hace
el juzgador, en la enumeración de los hechos probados, al
calificar el despojo que se reprime, con base en una de las
categorías enumeradas por el Código Penal como uno de los medios
comisivos típicos del delito de que se trata; sin embargo, cuando
pretendemos encontrar la razón por la cual se estima que en efecto
se incurrió en la conducta dicha, particularmente, en los motivos
que llevaron a calificar de clandestina la acción del justiciable,
en realidad debemos de concluir que la sentencia recurrida resulta
absolutamente ayuna de fundamentación. En el fallo, lo único que
se hace al respecto es calificar la introducción del imputado en
el terreno como clandestina sin evidenciar los motivos por los

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cuales se le atribuye dicho calificativo, por otra parte, esta


situación luce como contradictoria a la luz de la prueba que se
transcribe en la misma sentencia y en donde se pone en evidencia
que la acción del imputado se desarrolló a vista y paciencia de
todo el pueblo, en horas de la mañana (confrontar manifestaciones
de José Luis Zúñiga Gómez y José Adalberto Ruíz Zúñiga). Otro
aspecto en el que resulta deficitario el fallo es en el
establecimiento efectivo de una tenencia o relación de hecho de la
ofendida con el terreno, relación de hecho que, como bien se
apunta en el fallo, es, precisamente, lo que pretende tutelar el
delito de usurpación. En el caso en cuestión, ciertamente el
juzgador deriva esa relación de hecho entre el terreno y su
supuesta tenedora de la circunstancia de la instalación de ciertos
servicios básicos como luz y agua (confrontar folio 105 del
expediente), pero deja de valorar otros aspectos probatorios que,
precisamente, apuntaban hacia un efectivo abandono del terreno por
parte de la señora Obregón Hernández, como lo son las deposiciones
de la coimputada Ligia Leal Ramírez, el mismo dicho del coimputado
Ronaldo Castillo Céspedez y las referencia de Víctor Julio Delgado
Martínez, aspectos que ni siquiera son abordados en el fallo de
comentario. Por todo lo dicho, procede acoger el reclamo contra el
fallo cuestionado, casar la sentencia y ordenar el reenvío para
nueva sustanciación. Por innecesario se omite pronunciamiento en
cuanto al motivo de fondo, también interpuesto."

CARACTERÍSTICAS Y MODOS DE EJERCER LA POSESIÓN


[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]13

"II. [...] es importante traer a colación un voto de esta Cámara,


en donde se pronunció de la siguiente forma (voto 106-F-99): " La
posesión como bien jurídico tutelado, también se concede al
propietario registral, porque al fin y al cabo, la posesión es
parte de los atributos que caracterizan el derecho de propiedad.
La posesión puede expresarse en diversos actos, como el pago de

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vigilantes, reparaciones, contratos, etc. Es decir, que para


ejercer el derecho de posesión no se requiere que el propietario y
poseedor residan permanentemente en el inmueble. Basta que se
realicen diversos actos de posesión o incluso que la inactividad
sobre el inmueble, responda, eventualmente, a una intención del
propietario. El hecho que el propietario registral no residiera en
el país, no es un elemento de juicio determinante que demuestre
que se trata de un fundo abandonado, como erróneamente lo destaca
el juzgador a folio 409. En principio debe admitirse que el
propietario registral de un fundo, también ejerce la posesión. No
se requiere que se demuestren actos de preservación y vigilancia,
como lo afirma el a-quo, pues frente al propietario se presume, en
principio, que también ejerce una posesión legítima, sin
desconocer, que en este asunto, según se ha mencionado, sí
existen algunos elementos de juicio que demuestran lo contrario.
El atraso de uno o dos años en el pago de los impuestos
municipales, tampoco es un indicador de abandono, que en todo
caso, se trata de un incumplimiento que se encuentra dentro de
los rangos normales de cualquier propietario, conforme a lo que
establece las reglas de la experiencia; el incumplimiento de las
obligaciones tributarias no puede catalogarse como un indicio
evidente que demuestre el abandono del inmueble.” . [...] el
artículo 92 de la Ley de Tierras y Colonizaciones establece que el
Instituto es quien interviene ante un caso de posesión precaria,
no obstante, para que se esté en presencia de tal circunstancia se
deben dar ciertos requisitos, a saber, que una persona realice
actos de posesión estables y efectivos, como dueño, en forma
pacífica, publica e ininterrumpida por más de un año con el
propósito de ponerlo en condiciones de producción para
subsistencia sobre un terreno inscrito a nombre de un tercero.
Esta Cámara ha dicho en relación a este tema lo siguiente: " Los
elementos que darían sustento a la posesión precaria, que
requiere, según lo prevé el artículo 92 de la ley del ITCO, que
durante más de un año, el ocupante realice actos de posesión
estables y efectivos, como dueño, haciéndolo de manera pacífica,

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pública e ininterrumpida con el fin de ponerlo en condiciones de


producir para su subsistencia o la de su familia. " (voto 2002-
140)."

PRESUPUESTOS PARA SU CONFIGURACIÓN


[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]14

II.- Por tratarse todos los motivos de temas correlacionados


entre sí, procede resolverlos en forma conjunta. Los reclamos no
resultan atendibles . En primer lugar, con relación a la
pretendida falta de fundamentación intelectiva y violación a las
reglas de la sana crítica que se le acusa a la sentencia, lo que
más bien sucede es que los recurrentes no comparten los argumentos
de la jueza de instancia. Incluso porque es claro que en este caso
no hubo realmente una controversia respecto a la forma en que
ocurrieron los hechos, sino más bien lo que ha existido es una
diferencia respecto a las consecuencias jurídicas de las
actuaciones realizadas por el imputado. En ese sentido la propia
juzgadora advierte que "En este asunto la valoración de la
prueba, particularmente testimonial ha sido sumamente pacífica
porque la versión brindada por el imputado fue corroborada por el
resto de prueba testimonial admitida y que fue ofrecida tanto por
la parte querellante como la propia defensa." (ver folio 418).
De manera que no es cierto que se hubiera afectado la validez de
la sentencia porque no se retomaran las diferentes declaraciones
testimoniales, si en realidad sobre los hechos no existió
controversia. Tampoco demuestran los recurrentes cómo podría haber
variado la decisión de absolver, si se hubieran valorado de otra
forma las declaraciones de los testigos de la parte ofendida y del
propio encartado. Es importante, como segundo punto, establecer
qué fue lo que la sentencia tuvo por demostrado, para analizar si
existe algún error en las consecuencias jurídicas que se
obtuvieron. Como tal se tuvieron como ciertos los siguientes

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hechos: "HECHOS PROBADOS: 1. El ofendido Darío Ernesto Sánchez


Córdoba es propietario Registral de un bien inmueble inscrito en
el partido de San José, matrícula número 215025-000, propiamente
en el cantón de Curridabat, el cual mide cuatrocientos veinte
metros cuadrados: siendo que la propiedad del ofendido se encontró
en litigio desde el año 1994 hasta el día treinta de octubre del
2003, fecha en la cual el Tribunal de Juicio del Primer Circuito
Judicial de San José, ordenó la puesta en posesión a favor del
ofendido Sánchez Córdoba. 2. Entre el año 1998 y hasta la fecha,
el encartado Ricardo Mata Arias sabiendo que la propiedad estaba
en litigio y se encontraba anotada registralmente por lo que tenía
un legítimo propietario procede a dar mantenimiento al inmueble en
cuestión cortando un árbol que peligraba caer, cercó el inmueble,
cortó la maleza y procedió a sembrar diferentes cultivos, para
evitar al vecindario un lote baldío donde se ocultaban
antisociales. 3. Que el ofendido Sánchez Córdoba nunca intentó
realizar actos efectivos de posesión sobre el inmueble durante el
período del litigio ni una vez que fue inscrito nuevamente a su
nombre a pesar de ver el lote cercado y con siembros, por lo que
el imputado Mata Arias en ningún momento impidió que el ofendido o
personas en su nombre ingresaran al lugar ." (ver folios 404 y
405). El tema fundamental para resolver este asunto, no es
respecto a la valoración de la prueba testimonial, como lo
pretenden los recurrentes, sino más bien respecto a las
consideraciones jurídicas sobre los hechos que se acreditaron.
Véase que incluso, el propio imputado acepta que él estuvo
realizando actos de siembra de cultivos, construcción de cercas y
tala de un árbol en el terreno (ver folio 406), asimismo reconoce
que él se interesó por averiguar en el Registro de la Propiedad de
quién era la propiedad. Por su parte, el querellante y aquí
ofendido, Dario Ernesto Sánchez Córdoba, también reconoce que tuvo
conversaciones con el acusado para cancelarle los gastos en que
incurrió con el mantenimiento del terreno, aunque pareciera que
fue precisamente sobre el monto definitivo que no lograron ponerse
de acuerdo. Incluso este testigo acepta que fue su abogado quien

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le asesoró para no entrar en el lugar, sino para que presentara


esta denuncia (ver folio 412). Estos puntos de convergencia entre
ambas versiones permiten descartar que existiera algún vicio en la
sentencia, respecto al análisis probatorio de los hechos sometidos
al contradictorio, por lo que, es criterio de este tribunal que
los impugnantes no llevan ninguna razón cuando reclaman que la
jueza de mérito no valoró de manera adecuada y completa la prueba
testimonial evacuada en debate. Y es que, en realidad, la razón
fundamental por la cual se dictó la absolutoria fue precisamente
que, en criterio de la ad quo , no podría haberse configurado la
usurpación por parte del endilgado, debido a que faltaba, no solo
el elemento objetivo del despojo de la posesión del ofendido, en
lo cual coincide este Tribunal de Casación, sino también el
elemento subjetivo del dolo, que en este caso sería pretender
adueñarse como propietario del bien inmueble. Al respecto debe
hacerse notar, que la sola circunstancia de la ausencia de
posesión de la persona que se considera ofendida, en este caso la
propietaria registral, podría ser suficiente para que la conducta
del sujeto activo pudiera resultar atípica, pues no debe dejarse
de lado que de acuerdo a la descripción fáctica que incluye el
artículo 225 del Código Penal, el bien jurídico que se tutela es
la simple tenencia o posesión material sobre un inmueble, lo que
presupone que para que nazca a la vida jurídica dicha delincuencia
es indispensable que como presupuesto objetivo se haya perpetrado
el despojo del sujeto pasivo, es decir, que el mismo haya sido
desplazado en su detentación del terreno. Es necesario resaltar
además, que la usurpación requiere de alguna de las acciones
previstas por el artículo antes citado, en cuanto a que debe ser
por violencia, clandestinidad, engaño o abuso de confianza que se
realice el despojo. Sobre este tema la doctrina ha sido clara en
apuntar lo siguiente: "... La acción típica. La acción prevista en
el inciso primero del artículo 181, consiste en despojar del
inmueble a su tenedor o poseedor. El concepto de despojo da la
idea del hecho en relación con la persona a la que se desplaza. El
despojo se caracteriza por una doble consecuencia: de una parte,

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el poseedor, tenedor o sus representantes deben resultar


desplazados o excluidos de su ocupación; de otra, el usurpador ha
de estar en condiciones de permanecer en la ocupación. Las
consecuencias señaladas puede lograrlas el autor invadiendo el
inmueble, manteniéndose en él o expulsando a sus ocupantes ... se
despoja penetrando y expulsando al sujeto pasivo o a sus
representantes o impidiéndoles la entrada, si en el momento de la
invasión estaban ausentes. También cumple la acción típica quien
estando ya en el inmueble a un título que no le confiere su
tenencia, se mantiene en él o expulsa a sus ocupantes ..." Fontán
Balestra (Carlos), " DERECHO PENAL, PARTE ESPECIAL ", editorial
Abeledo Perrot, Buenos Aires. 8ª edición, 1978, páginas 396 y 397.
Asimismo, " ... La acción ejecutiva consiste en despojar.
Tratándose de un inmueble, necesariamente sólo puede producirse
por medio de invasión, permanencia o expulsión, ya sea que el
dueño esté presente, y por la fuerza se le expulse, ya sea que el
dueño esté ausente, y se expulse a sus representantes o,
finalmente, que no se le deje entrar. Ya que no es posible sacarle
al propietario la cosa y llevársela, es preciso sacar al
propietario de la cosa ... " Soler (Sebastián), " DERECHO PENAL
ARGENTINO ", editorial TEA, Buenos Aires. 3ª edición, 7ª
reimpresión, página 453. Lo anterior adquiere relevancia de cara a
la situación fáctica que se ventila en este caso, en tanto existe
abundante prueba no sólo testimonial, sino también documental, que
acredita que el imputado ingresó en el terreno para realizar los
actos de siembra, corta de un árbol y construcción de una cerca,
no sólo a vista de muchas personas, sino incluso levantando en
cada caso un acta notarial. Por eso, este Tribunal comparte la
afirmación de la sentencia en el sentido de que el imputado "
empezó a darle mantenimiento por su voluntad a vista y paciencia
de todo el vecindario (ocupación que se acredita en el acta de
folio 65), siempre en el entendido que no era de su propiedad,
haciendo intentos por localizar a los propietarios registrales del
inmueble haciendo constar en documentos los actos que realizaba
pero aclarando que no era su dueño y que el motivo por el que no

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ha devuelto el terreno es porque su legítimo dueño nunca hizo


ningún acto efectivo de posesión material de (sic) inmueble y
porque sus asesores legales le han indicado tener derecho al cobro
de mejoras" (ver folio 421). Sí debe esta Cámara de Casación,
hacer una observación particular respecto a lo que resolvió la
juzgadora de instancia, en relación con el tema de la ausencia de
posesión del sujeto pasivo, concretamente respecto a la actuación
del ofendido Dario Ernesto Sánchez Córdoba. Sobre ese aspecto, no
se comparte la argumentación en el sentido de que él no debió
entrar por la fuerza al terreno, derrumbando las cercas y quitando
los sembradíos, sin que antes hubiera tratado de conversar con la
persona que reclamaba las mejoras en el terreno. Es así como,
prima facie, no era correcto que el ingreso se hiciera por la
fuerza, sino que antes se debía realizar las negociaciones
respectivas. Lo que sucedió en este caso, de acuerdo con la propia
declaración de Sánchez Córdoba, fue que primero iniciaron
conversaciones con el imputado, para definir el monto de las
mejoras, pero como no llegaron a un acuerdo, se decidió acudir a
la vía penal denunciando el delito de usurpación, cuando
perfectamente el dueño registral del terreno tenía otros
mecanismos legales para entrar en posesión pacífica del terreno.
En definitiva lo que sucedió en este caso, fue que las partes no
lograron ponerse de acuerdo respecto al monto de las mejoras que
el acusado había hecho y de manera precipitada, deciden acudir a
la vía penal para resolver
el conflicto, cuando se debió acudir a la vía civil respectiva.
Se debe recordar que el derecho penal tiene la condición de ser la
última opción para resolver los conflictos por su carácter
fragmentario y sólo cuando no haya otra vía. Ahora bien, tampoco
existió error alguno en el rechazo de la acción civil
resarcitoria, no sólo porque se tuvo por demostrado que no hubo
delito alguno que perseguir, sino porque tal y como lo estableció
la sentencia, no se determinó que los hechos acreditados, fueran
generadores de algún daño material o moral para la parte
demandante. Con base en todo lo anterior, se rechaza el recurso

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de casación que formulan los representantes legales del


querellante y actor civil."

CRITERIO SOBRE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL


[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]15

"II.- Único motivo de casación por la forma. Falta de


fundamentación , con quebrando de los artículos 32, 142, 369, 443
y 444 del Código Procesal Penal. Explica la impugnante que el
tribunal estima prescrita la causa, porque aunque es una
usurpación, la acción del encartado se limitó al despojo y luego
se retiró del bien, cuando en realidad la consumación del hecho no
es una causa de extinción de la acción penal. A criterio del
Ministerio Público, el imputado aunque no permanezca en el
inmueble continúa ejerciendo actos de posesión y disposición,
porque el 30 de octubre de 2002 envía oficios al Minae referentes
a la condición de la estación de combustible, solicitando no
suspender los permisos, además en la misma declaración de fase
preparatoria el encartado admite que ejerce actos a través del
poder que dio a su hijo. El tribunal no analiza por qué el delito
se consumó y se agotó en el acto, tampoco considera la prueba que
demuestra que el imputado continúa o no llevando actos
perturbatorios de la posesión. Solicita se acoja el motivo y se
anule la sentencia. Lleva razón la impugnante, en la sentencia se
tiene por cierto que el imputado ya no ejerce posesión del
inmueble usurpado, sin recibir ni analizar prueba al respecto, por
lo que se acoge el motivo y se anula la sentencia . Para efectos
de resolver el Tribunal en sentencia señala: " Son conocidos por
el Tribunal de Juicio, los reiterados pronunciamientos
jurisprudenciales en cuanto al carácter de permanencia que
usualmente tienen estos delitos de Usurpación. Sin embargo, éste
no es un típico caso donde se da el despojo y la persona, al menos
don Humberto específicamente, se mantiene detentando el bien
despojado. De los antecedentes se desprende que la actuación de

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Calvo Mora se limita al propio día del presunto despojo y a partir


de allí, son sus hijos y también acusados en este proceso, Pablo
Andrés y Juan Carlos, quienes continúan al frente del negocio. No
así don Humberto quien, luego de esa acción específica, no se
mantuvo usurpando la gasolinera. Ello implica que en el caso
específico de este imputado, la acción se consumó y se agotó en el
acto y por ello es dable aplicarle las normas de prescripción en
la forma en que lo hace el Tribunal, sea, como si se tratara de un
delito común y corriente y no de uno de efectos permamentes "(f.
614-615) El tribunal no explica de dónde deduce que el imputado
sólo participa en el acto del despojo, ni tampoco de qué pruebas
deriva que son los hijos los que están ejerciendo la posesión
actual del bien, sino que son referencias generales sobre el
proceso, pero no de recepción o valoración de la prueba. Para
poder determinar los hechos que dan base a la prescripción,
referentes a la actuación del imputado, el Tribunal de Juicio debe
recabar prueba, porque no hay otra forma de llegar a determinar
que el imputado sólo estuvo en el despojo y cesó su participación,
pero no puede contarse la prescripción, tomando como base un hecho
demostrado, el cual no se sustenta en prueba alguna. Estos
aspectos pueden definirse pero una vez recogida la prueba, lo cual
debe hacerse en la fase de debate. Por ello, lleva razón la
impugnante, en que la sentencia no indica de dónde deduce que el
imputado sólo hizo una u otra actuación, como para poder
determinar que respecto de él se consumó la figura y le cubrió el
manto de la prescripción. Por lo expuesto, se declara con lugar el
motivo alegado y se anula la sentencia impugnada."

DELITO DE USURPACIÓN ES COMPETENCIA DE JUEZ PENAL Y NO DE JUEZ


AGRARIO
[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]16

"Por resolución de las 13:55 horas del 27 de febrero del 2006, el


Juez Agrario del Segundo Circuito Judicial de la Zona Atántica,

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planteó conflicto de competencia ante este Tribunal de Casación,


porque consideró que él no tiene competencia para resolver
respecto de un proceso por Usurpación. Señala que por una
modificación legal los Jueces Agrarios, ya no conocen de los
delitos de Usurpación y Daños que la Ley de Jurisdicción Agraria
establecía, sino que ahora, le corresponden a los Tribunales
Colegiados Penales. Por esto se declara incompetente para conocer
del asunto que le fue remitido por el Juzgado Penal de Pococí y
Guácimo. Analizados los argumentos del Juez Agrario así como la
solicitud del Ministerio Público para declarar la incompetencia y
lo resuelto por el Juez Penal de Pococí y Guácimo, concluye este
Tribunal de Casación que el competente para resolver y definir lo
que corresponda en derecho sobre este asunto lo es el Juzgado
Penal de Pococí y Guácimo. Lo anterior porque como bien lo indica
el Juez Agrario, ya no se encuentran vigentes las normas que
permitían a un Juez Agrario conocer del delito de Usurpación,
cuando los terrenos tuvieran vocación agrícola. Pero además de lo
anterior, resulta que en este caso, ni siquiera fue ésto lo que
motivó la incompetencia del Juzgado Penal, en ese sentido, si se
observa la solicitud del representante del Ministerio Público, que
consta a folios 35 y 36, expresamente se dice que "por ser los
hechos investigados de índole inminente agrario, pues se trata de
ver que cual de las dos partes tiene en realidad el legítimo
derecho sobre el inmueble, porque ambas partes aportan prueba
idónea que hace presumir que ambos de alguna manera llevan razón,
pero sin embargo en conflictos de tierras en donde se discute
quien es el verdadero poseedos del terreno, el órgano adecuado
para resolver estos conflictos lo es el Juzgado Agrario..." A
partir de esta solicitud, el Juez Penal de Pococí y Guácimo,
declara la incompetencia porque consideró que efectivamente, se
trataba de un proceso agrario y remitió las diligencias ante el
Juzgado Agrario. Como se puede observar, ni siquiera se consideró
que fuera una Usurpación de un fundo con vocación agraria, sino
que se envía al Juez Agrario, un proceso en que las pretensiones
del denunciante se dirigían en otro sentido, para que se conozca

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de la existencia o no de un hecho de índole penal, concretamente,


sobre la ocurrrencia o no del delito de Usurpación, esta denuncia
debe ser conocida y resuelta bajo la competencia del Juzgado
Penal, con los elementos y la valoración probatoria que
corresponda al caso. En consecuencia se ordena remitir el
expediente a esa Jurisdicción para que se resuelva lo que
corresponda en derecho."

ALCANCES DEL CONCEPTO CLANDESTINIDAD Y DEBER DE ANALIZAR LA FACETA


SUBJETIVA DEL TIPO
[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]17

ÚNICO . [...] De tal manera, según se desprende del elenco de


hechos probados, a los encartados se les condena, pues “
aprovechándose que el señor Méndez López estaba enfermo ingresaron
a dicha propiedad en forma clandestina se alojaron en la casa de
la finca y no permitiendo (sic) que la ofendida y su familia
ingresan (sic) a la propiedad despojándola en forma total de un
bien inmueble de la denunciante ” (folio 342). Conforme al
contexto de la sentencia, pues la redacción no es del todo feliz
(cuestión que no ha sido objeto de impugnación), se entiende que
los encartados actuaron amparados en la clandestinidad, pues el
señor MÉNDEZ LÓPEZ, quien ejercía la posesión, sufrió una
enfermedad y en razón de la misma debió ausentarse del inmueble,
cuestión que fue aprovechada por los mencionados para introducirse
en el mismo. En efecto, partiendo de que la clandestinidad “ se da
cuando los actos fueron ocultos, o en ausencia del poseedor, o
bien con las precauciones necesarias para sustraerla al
conocimiento de quienes tenían derecho a oponerse ” (Tribunal de
Casación, V-298-94, 15:40 hrs. del 31 de agosto 1994); el ingreso

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en el inmueble, aprovechando la ausencia de quien poseía,


ingresaría dentro de tal previsión típica. Sin embargo, lo
anterior no es suficiente para que se configure el ilícito en
cuestión, pues concomitante con el aspecto objetivo, debe también
concurrir la faceta subjetiva del tipo penal. El dolo requiere el
conocimiento y voluntad de realizar los elementos del tipo
objetivo, de tal manera, para que se dé la “clandestinidad” no es
suficiente que el interesado se haya tenido que marchar del
inmueble, por estar enfermo, y que en tal momento los encartados
se hayan introducido al mismo; sino que se requiere que tal
ausencia sea conocida por los acusados y que se hayan aprovechado
de la misma. El mismo concepto de “clandestinidad”, el cual hace
alusión a lo secreto u oculto, implica un actuar “a espaldas” del
interesado y, como tal, la intención del sujeto activo de
aprovecharse de tal circunstancia. Sin embargo, la sentencia queda
en deuda respecto a tal aspecto pues, tal como critica la
recurrente, se limita a consignar el dato objetivo de que el señor
MÉNDEZ LÓPEZ debió alejarse de la propiedad por enfermedad y que
en tal lapso los encartados ingresaron a la misma. No obstante era
necesario que el Juez indicase las razones por las cuáles él
consideraba que los encartados tenían noticia de tal dato, o sea
que el susodicho se había ausentado de la propiedad por
enfermedad, y que sacaron provecho del mismo. Máxime que uno de
ellos había indicado en su declaración que “c uando nosotros
ingresamos, la señora Ligia se fue ” (folio 324), refiriéndose a
la señora SALAS QUESADA. De tal manera el fallo recurrido carece
de la debida fundamentación en aspectos esenciales e
intrínsecamente interrelacionados. Concretamente no resulta claro
si los encartados se enteraron de que el señor MÉNDEZ LÓPEZ, por
encontrarse enfermo, se había ausentado de la propiedad y
aprovecharon tal circunstancia para ingresar en el mismo; o bien
si creían o no actuar amparados en una orden de desalojo
administrativo; finalmente, si sabían o no que la señora SALAS
QUESADA no era la poseedora del inmueble y que, por el contrario,
lo eran TORRES VILLALOBOS y MÉNDEZ LÓPEZ. Es por ello que debe

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anularse la sentencia recurrida, así como el juicio que la


predeció, y disponerse, con diversa integración, la nueva
sustanciación de la causa. Omitiéndose el análisis de los
restantes motivos de su recurso y del otro impugnante, en virtud
de lo dispuesto. "

ANÁLISIS ACERCA DE LOS FALLOS DE CASACIÓN COMO CAUSAL INTERRUPTORA


[TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL]18

"II.- Se declara con lugar el motivo, pero por razones diversas a


las indicadas por el impugnante. El numeral 31 del Código
Procesal Penal regula los plazos de prescripción de la acción
penal, dispone: “Si no se ha iniciado la persecución penal, la
acción prescribirá: a) Después de transcurrido un plazo igual al
máximo de la pena, en los delitos sancionables con prisión; pero,
en ningún caso, podrá exceder de diez años ni ser inferior a tres.
b) A los dos años, en los delitos sancionables sólo con penas no
privativas de libertad y en las faltas o contravenciones.”. Otras
disposiciones también afectan el tema de la prescripción, como el
artículo 33 del Código Procesal Penal, estableciendo una serie de
actos procesales, a partir de los cuales, decidió el legislador
reducir a la mitad los plazos antes indicados en el precepto 31 de
la normativa procesal. Ese artículo 33 ha sufrido variantes en
su texto, así mediante Ley N° 8146 del 30 de octubre del 2001,
publicada en La Gaceta N° 227 del 26 de noviembre del 2001, se
reformó y en adelante se dispuso que iniciado el procedimiento,
los plazos establecidos en el artículo 31, se reducían a la mitad
para efecto de suspender o interrumpir la prescripción. En la
modificación legal efectuada, los plazos de prescripción se
interrumpían con los siguientes actos: “ a) La primera imputación
formal de los hechos al encausado, en los delitos de acción
pública. b) La presentación de la querella, en los delitos de
acción privada. c) La resolución que convoca por primera vez a la

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audiencia preliminar. d) La obstaculización del desarrollo normal


del debate por causas atribuibles a la defensa, según declaración
que efectuara el Tribunal en resolución fundada. e) El dictado de
la sentencia, aunque no se encuentre firme.” En la especie se
acusó al encartado por dos delincuencias, desobediencia y
usurpación. La reducción a la mitad del plazo del delito de
desobediencia y de usurpación es, en ambos casos, de dieciocho
meses, pues el primero, sancionado en el artículo 307 del Código
Penal tiene pena de prisión de quince días a un año, y el segundo,
previsto en el artículo 225, tiene pena de seis meses a tres años
de prisión; término de dieciocho meses, que volverían a correr
nuevamente en diversos momentos durante el proceso, precisamente,
cuando ocurra alguno de los actos interruptores previsto en el
numeral 33 del Código Procesal Penal. En la fallo de mérito el
razonamiento para declarar la prescripción de la acción fue el
siguiente: “… del estudio del expediente se desprende que el
último acto interruptor de la prescripción lo fue la sentencia de
este Tribunal, del día dos de abril del dos mil cuatro y este
mismo día se dictó la parte dispositiva, desde esa data hasta hoy
han transcurrido casi dos años y medio, por lo cual sobradamente
ha corrido el plazo de prescripción que regulan los numerales 33
con relación al 31 de cita.” (folio 700). Como se advierte, el
Juzgador toma la sentencia Nº 24-2004, de las dieciséis horas
treinta minutos del catorce de abril del dos mil cuatro, como el
último acto interruptor, a partir del cual se realiza el cálculo
de la prescripción. El gestionante por su parte, asume como
correcta la posición del Tribunal respecto a considerar esa
sentencia (la Nº 24-2004, de las dieciséis horas treinta minutos
del catorce de abril del dos mil cuatro), como el último acto
interruptor, pero lo que cuestiona es el término, manifestándose
en desacuerdo con los dieciocho meses computados por el a quo ,
pues estima que el aplicable en el caso, corresponde a tres años,
los que no habían transcurrido al momento de dictarse la sentencia
impugnada (de sobreseimiento, Nº 27-2006, de las quince horas
treinta minutos del veintidós de setiembre del dos mil seis). Al

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resolver el reclamo del impugnante resulta fundamental aclarar dos


aspectos medulares: 1.- Sentencia interruptora Esta Cámara
considera como sentencia interruptora de la prescripción, no solo
aquellas dictadas por el Tribunal de Juicio, sino también las
emitidas por el Tribunal de Casación Penal. El tratamiento del
tema en la jurisprudencia nacional ha suscitado polémica, así, la
Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia solo otorga dicho
efecto a las sentencias emitidas por el Tribunal Juicio, pues ha
indicado: “Cuando el legislador previó como causal interruptora
del plazo para esta sanción procesal, el dictado de la sentencia,
como lo establece el inciso d) del numeral 33 tantas veces
aludido, hizo referencia a la sentencia , es decir, al fallo que
pone fin al proceso y éste no es otro que el fallo de instancia,
aquél cuyos requisitos se describen, en forma pormenorizada, en el
artículo 363 del Código Procesal Penal. Por esa razón se refiere a
la sentencia y no al dictado de sentencia o de cualquier otra
resolución. Sólo así se comprende el sentido de la causal misma,
cual es el conceder la oportunidad de que, ante el fallo
definitivo, el plazo reinicie para así conceder un espacio a los
afectados para impugnarla y dar tiempo a los órganos competentes
para conocer de los recursos y pronunciarse en forma oportuna, sin
un compromiso apremiante de tiempo con el peligro de que la acción
penal se extinga con su transcurso. Ciertamente, las resoluciones
que dicta casación son sentencias, en el sentido de que, en muchas
ocasiones incluso ponen fin al proceso. Varias normas que regulan
el trámite en esta sede aluden al dictado de sentencia por parte
del órgano de casación (447, 450 del Código Procesal Penal). Sin
embargo, el inciso d) del numeral 33 utiliza los términos “la
sentencia”, precisamente para distinguirla –como efectivamente lo
hace- del resto de resoluciones y erigirla como la única capaz de
interrumpir el curso de la prescripción, porque es la que resuelve
y pone fin al proceso, aunque no se encuentre firme.” (Cfr. Sala
Tercera, voto Nº 383-2002, de las nueve horas cuarenta minutos del
treinta de abril del dos mil dos. En ese mismo sentido, otras
como el voto Nº 105-2003, de las nueve horas cinco minutos del

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veintiuno de febrero del dos mil tres). Por su parte, el


Tribunal de Casación ha mantenido que la sentencia emanada de una
Sala de Casación sí goza de efecto interruptor, así por ejemplo el
voto Nº 576-2002, de las once horas con cincuenta minutos del
primero de agosto del 2002: “El artículo 141 del Código Procesal
Penal refiere la forma como se manifestarán los tribunales en su
proceder, para ello dictarán resoluciones –concepto genérico- en
forma de providencias, autos y sentencias, donde las providencias
ordenan actos de mero trámite y las sentencias pondrán término al
procedimiento, además, los autos, en forma residual, se tratarán
de aquellas resoluciones que no sean providencias ni sentencias.
Por otra parte, el artículo 363 CPP recoge los requisitos que debe
de contener la sentencia, pero se refiere a la dictada por el
Tribunal de Juicio y que luego podrá ser recurrida ante la Sala
Tercera de la Corte Suprema de Justicia o ante este Tribunal de
Casación; además, podríamos incorporar dentro de esta situación la
sentencia de sobreseimiento, la cual puede ser dictada por el
Juzgado Penal o por el Tribunal de Juicio, así como por la Sala
Tercera y el Tribunal de Casación al conocer de los recursos de
casación. Especial relevancia merece el párrafo segundo del
artículo 447 CPP, el cual expone, en forma directa, el carácter de
“sentencia” de las resoluciones del Tribunal de Casación, así como
de la Sala Tercera, al decir; “Si se declara admisible -el recurso
de casación- y no debe convocarse a una audiencia oral, ni debe
ordenarse la recepción de pruebas, en la misma resolución dictará
sentencia .” (la negrita ha sido suplica y no corresponde al texto
original). Como desarrollo de las ideas anteriores, el artículo
450 CPP señala los caminos que puede seguir la cámara de casación
en sus resoluciones; inicialmente, puede anular, total o
parcialmente la sentencia impugnada, si estima que el recurso es
procedente, ordenando la reposición del juicio o de la resolución,
también podrá, en el caso de que la anulación sea parcial, indicar
el objeto concreto del nuevo juicio o resolución, por último, en
los demás casos, deberá enmendar el vicio y resolver el asunto de
acuerdo con la ley aplicable. Como vemos, en los casos del citado

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450 CPP, las resoluciones que resuelvan un recurso de casación


tendrán carácter definitivo sobre el asunto en cuestión y, en
algunos casos, podrán poner término al proceso y resolver el
asunto conforme al fondo del mismo, sin posibilidad de ulterior
recurso. No es característica propia de la “sentencia” que deba de
contar con la posibilidad o derecho a ser recurrida, porque en
realidad lo relevante, conforme al artículo 8 inc. 2.h) de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (o Pacto de San José)
es que el fallo inicial pueda ser recurrido y, de tal forma, hacer
efectivo el principio del debido proceso. Por ello, una sentencia
puede ser de primera instancia o, excepcionalmente, de segunda
instancia o de casación; donde la primera cuenta con el respectivo
recurso ante el superior en grado y, la segunda, la cual debe de
considerarse definitiva, imprime la característica de cosa
juzgada, salvo cuando ordene el reenvío del proceso a una
instancia inferior, pero de todas formas sigue considerándose
propiamente una sentencia. En definitiva, las resoluciones que
dicta este Tribunal de Casación, en conocimiento de los recursos
de casación interpuestos por alguna de las partes en el proceso,
tienen la facultad de poner término al proceso o devolver el mismo
a etapas anteriores para corregir defectos formales, con lo cual
revisten la condición de sentencias y, por lo tanto, actúan como
interruptores de la prescripción de la acción penal conforme al
artículo 33.e) CPP . En este sentido, como antecedente tenemos la
sentencia del Tribunal de
Casación Penal 2000-878 (ponente el Juez Dall’Anese Ruiz) en la
cual se dijo: “Ahora bien, la citación a juicio —interruptora de
la prescripción— se dictó el 08/10/1.996 (fl. 50) y a partir de
este momento todos los actos que impulsaron el proceso cortaron el
plazo y le dieron un efecto originario, es decir comenzó a correr
nuevamente por dos años; entre ellos, se extraen de una lectura
entre líneas: resolución que pone en conocimiento de partes el
resultado de una peritación, de 05/01/1.998 (fl. 103); auto que
ordenó prueba el 25/01/1.999 (fl. 107); y audiencia sobre prueba
para mejor proveer del 24/11/1.999 (fl. 145). Obsérvese que a

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partir de este último acto la prescripción se extendió hasta el


24/11/2.001, pero después se han realizado otras actuaciones,
incluida esta sentencia de casación que viene a interrumpir y dar
efecto originario al término de prescripción, de modo que
solamente operará fatalmente el plazo si de hoy en dos años no se
realiza acto alguno que de impulso procesal a la causa ” (en igual
sentido voto 2001-764 de este mismo Tribunal, ponente el Juez
Dall’Anese Ruiz). Por ello, no es lógico pensar, en la correcta
inteligencia del sistema procesal, que una sentencia dictada por
un juez de instancia, sea posible de ser anula o mantenerse su
eficacia por una resolución de carácter inferior, como lo sería un
auto, pues tal prerrogativa se establece para una resolución que
ostente la misma categoría de aquella que se revisa, como lo es,
la sentencia.” (En ese mismo sentido, entre otras, el voto Nº
764-2001, de las diez horas veinticinco minutos del veintiocho de
setiembre de dos mil uno). La Sala Tercera se ha referido a los
pronunciamientos del Tribunal de Casación, en el siguiente
sentido: “Esta Sala conoce la posición que sobre el tema
mantiene el Tribunal de Casación… que admite como causa
interruptora los fallos de casación, sin embargo los suscritos no
compartimos esa tesis, no porque se estime que resulte más
represiva, sino porque las razones mismas de la causal hacen que
sólo sea posible concebirla con respecto a la sentencia de
instancia. Las decisiones de los órganos de alzada,
independientemente de su alcance, se limitan a los puntos objeto
de reclamo, no abarcan la “decisión” de todos los temas objeto del
proceso, ni puede decirse que es la que lo define o resuelve en
definitiva, aún cuando lo que decida puede dar por terminada la
discusión y, en consecuencia, el proceso. No es este tipo de
sentencia o resolución la que el legislador quiso que tuviera
efecto interruptor y por eso las apreciaciones de la recurrente,
en cuanto sostiene que la sentencia de casación es causal
interruptora del curso de la prescripción para ambos hechos, no
son admisibles.” (Cfr. Sala Tercera, voto Nº 383-2002, de las
nueve horas cuarenta minutos del treinta de abril del dos mil

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dos). No obstante, el argumento anterior deja incólume las


razones por las cuales esta Cámara tiene a las sentencias emanadas
de las Salas de Casación como interruptoras de la prescripción. A)
Las resoluciones de las Salas de Casación son sentencias. Las
resoluciones dictadas por la Sala Tercera y el Tribunal de
Casación: A.1.) No son providencias, es decir, no ordenan actos
de mero trámite, propios de un juez tramitador; tampoco son
autos, si bien implican un juicio valorativo (necesidad de
fundamentación) por parte del Juzgador, no producen cosa juzgada
material. En consecuencia, siendo que el artículo 142 del Código
Procesal Penal dispone que solo existen tres tipos de
resoluciones: providencias, autos y sentencias, no siendo dichas
resoluciones providencias ni autos, por exclusión se considerarían
sentencias. A.2.) Una vez firmes –igual que las dictadas por
Tribunales de Juicio- producen cosa juzgada material, sin
posibilidad de reabrirse el proceso (salvo cuando proceda el
procedimiento de revisión). A.3.) Unas como otras, deben ser
deliberadas, votadas y redactadas. A.4.) Aún después de las
reformas a raíz de la promulgación de la Ley 8503, del 28 de abril
del 2006, publicada en la Gaceta Nº 108 del 6 de junio del 2006,
subsiste en el texto del numeral 447 del Código Procesal Penal la
referencia concreta a la “sentencia”, como la resolución dictada
por la Sala de Casación. A.5.) Los efectos de una resolución
nacida de una sala de casación penal -según el artículo 450 del
Código Procesal Penal- anulando total o parcialmente la resolución
impugnada, ordenando la reposición del juicio y la resolución,
podrían incluso implicar corregir el vicio y resolver conforme a
la ley, dando término al proceso; lo que sin duda se ha visto
fortalecido a partir de la aprobación de la Ley 8503, y las
prerrogativas dadas para analizar la prueba. A.6.) Finalmente,
tanto la Sala Tercera como el Tribunal de Casación reconocen el
carácter de sentencia de ambas instancias –tal y como se desprende
de los votos citados-. B) El artículo 33 inciso e) indica como
acto interruptor el dictado de la sentencia. A partir del
reconocimiento de la naturaleza jurídica de las resoluciones de

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las salas de casación penal, como sentencias, resulta imperativo


cuestionarse: ¿cómo hacer distinciones donde el legislador no las
hizo?. El inciso e) del artículo 33 del Código Procesal Penal es
claro, uno de los actos interruptores de la prescripción es: “El
dictado de la sentencia, aunque no se encuentre firme.” Los
argumentos dados por la Honorable Sala Tercera para negar ese
efecto interruptor a las sentencias de las salas de casación
penal, no resultan contundentes. Uno puramente gramatical,
asevera que el precepto “… se refiere a la sentencia y no al
dictado de sentencia o de cualquier otra resolución.”, otro en
el sentido de que “… hizo referencia a la sentencia , es decir,
al fallo que pone fin al proceso y éste no es otro que el fallo de
instancia”. Sin embargo, en el texto del inciso e) no existe
mención expresa a una sentencia en particular, o emitida por una
autoridad jurisdiccional en concreto y, como se ha indicado, tanto
las sentencias del Tribunal de Juicio como de las Salas de
Casación pueden poner fin al proceso. Es más, la apreciación de
la Sala Tercera en el voto Nº 383-2002, de las nueve horas
cuarenta minutos del treinta de abril del dos mil dos, externando
su preocupación respecto al tiempo necesario para que las
autoridades jurisdiccionales resuelvan la situación jurídica de
las partes; ofrece en realidad un argumento más, favorable a
contemplar las sentencias de las salas de casación penal como
interruptoras de la prescripción, precisamente, para que los
órganos competentes puedan conocer los asuntos reenviados “… sin
un compromiso apremiante de tiempo con el peligro de que la acción
penal se extinga con su transcurso.”. Incluso a mayor
abundamiento, la expresión inserta en el referido inciso e) del
numeral 33 (“ aunque no se encuentre firme ”), tampoco sería signo
de exclusión, en el sentido de que no tendrían que considerarse
como interruptoras las sentencias que no tengan oportunidad de ser
impugnadas, pues esa frase precedida de una coma, tan solo aclara,
que aún cuando algunas de las sentencias no estén firmes (ya sea
porque fueron apeladas –caso de los sobreseimientos dictados por
un Juez Penal-, casadas –caso de las sentencias de sobreseimientos

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o sentencias de condena o absolutoria dictados por un Tribunal de


Juicio-, o fueron mal notificadas a alguna de las partes –no
obligando sino a las personas debidamente notificadas (artículo
155 del Código Procesal Penal)-), tiene efecto interruptor desde
su dictado. Por las razones dadas no resulta de recibo el
argumento dado por el Juzgador, quien fundamenta la sentencia de
sobreseimiento impugnada, considerando únicamente la sentencia del
Tribunal de Juicio Nº 24-2004, de las dieciséis horas treinta
minutos del catorce de abril del dos mil cuatro, como el último
acto interruptor, a partir del cual realiza el cálculo de la
prescripción, omitiendo toda consideración a una sentencia
posterior, precisamente la del Tribunal de Casación Penal, voto Nº
715-2005, de las diez horas con veinticinco minutos del 28 de
julio del 2005; razonamiento que es reiterado por el impugnante y
que esta Cámara no acepta por los motivos antes indicados. A
continuación otro aspecto vital para la resolución de este
reclamo, ¿cómo opera la reducción del plazo a la mitad en la
prescripción?. 2.- La reducción del plazo a la mitad en la
prescripción, solo opera una única vez, no se dan reducciones
progresivas. A partir de cada uno de los actos interruptores
previstos en el numeral 33 del Código Procesal Penal, comienza a
correr el término de prescripción, reducido a la mitad, una única
vez. En el caso concreto, si es el delito de desobediencia o el
de usurpación, cuyo término ordinario de prescripción –en ambos,
según lo indicáramos- corresponde a tres años, el mismo se ve
reducido a la mitad, una única vez, es decir, entre uno y otro
acto interruptor siempre contarán dieciocho meses , no operando
reducciones progresivas –como han interpretado algunos-. Siendo
erróneo sostener que entre uno y otro acto de interrupción, se
deba ir reduciendo el plazo de prescripción anterior, verbigracia,
entre la primera imputación y la convocatoria por primera vez para
la audiencia preliminar, dieciocho meses; entre la convocatoria
por primera vez para la audiencia preliminar y por ejemplo, una
obstaculización al normal desarrollo del debate por causas
atribuibles a la defensa, nueve meses, y así sucesivamente. En

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consecuencia, no lleva razón el impugnante cuando asevera que a


partir del último acto interruptor de la prescripción (que él
indica es la sentencia del Tribunal de Juicio) se contabilicen
tres años (plazo ordinario de prescripción conforme al artículo 31
del Código Procesal Penal), pues lo correcto es el plazo de
dieciocho meses indicados por el a quo (al aplicar la
reducción a la mitad del artículo 33 del Código Procesal Penal en
relación con la penalidad de cada delincuencia, según las reglas
del numeral 31). Sin duda existe una errónea interpretación de la
jurisprudencia que cita, el voto de la Sala Tercera Nº 010-2004,
de las nueve horas y cuarenta minutos del dieciséis de enero del
dos mil cuatro, que en realidad reproduce textualmente otro voto,
también de la Sala Tercera, el Nº 383-2002, de las nueve horas
cuarenta minutos del treinta de abril del dos mil dos; que al
referirse al artículo 33 del Código Procesal Penal, indicó: “El
precepto persigue, únicamente, fijar las reglas sobre el cómputo y
la interrupción de la prescripción, cuando ya el proceso se ha
iniciado. Además, como se indicó supra, el criterio que antes
sostuvo esta Sala significaría que, junto a los actos y
situaciones con eficacia interruptora que contemplan los incisos
a), b), c) y d) del artículo 33, habría que agregar uno más –el
“inicio del procedimiento”-, creado por vía jurisprudencial y no
legislativa; lo que, de cierto, perjudica los intereses del
acusado y atenta contra el principio de taxatividad que rige a
plenitud en materia de interrupción de la prescripción. Así las
cosas, debe enmendarse esa tesis y recalcar ahora que en las
causas cuyo trámite tuvo comienzo a partir del 1 de enero de 1998,
el “inicio del proceso” ni interrumpe la prescripción ni disminuye
los plazos a la mitad, sino que tales efectos solo se producen
cuando concurre alguno de los actos o situaciones que
taxativamente se establecen en los incisos del a) al d) del
artículo 33 del Código Procesal Penal. Esto significa que los
términos contemplados en el artículo 31 ibídem, seguirán corriendo
íntegros, hasta que ocurra alguno de esos actos o situaciones
descritos en los incisos del artículo 33 . Desde luego, la

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reducción de los plazos a la mitad –cuando se produzca en la forma


y condiciones expuestas-, operará una única vez; es decir, las
sucesivas interrupciones que ocurran no aparejarán ningún efecto
reductor, sino que comenzará a correr de nuevo el término con la
sola reducción hecha en la primera oportunidad.” Del cual es
posible concluir: a) aclara que el inicio del procedimiento no
interrumpe la prescripción; b) que la reducción a la mitad de los
plazos del artículo 31 del código de rito, solo se aplica cuando
se da uno de los actos interruptores previstos en el numeral 33;
c) que al darse uno de esos actos interruptores (la primera
imputación, la convocatoria por primera vez a la audiencia
preliminar, etc.) comenzará a correr el término reducido a la
mitad, solo una vez, y no de manera sucesiva según se presenten
los diversos actos interruptores. En este proceso, Ana Isabel
Barrera Benedict presentó dos denuncias ante la Fiscalía de San
Cruz, Guanacaste: i) la primera de ellas, el 04 de enero del
2000 por el supuesto delito de usurpación (según valoración del
ente fiscal) por hechos acontecidos el 23 de diciembre de 1999
(folios 1 a 2); ii) la segunda, por un supuesto delito de
desobediencia (según valoración del ente fiscal), por
acontecimientos de fecha 27 de junio del 2000 (folio 143). A
partir de ahí tienen lugar una serie de eventos procesales con
incidencia en el tema de prescripción, veamos: a) El encartado
Mario Vásquez Contreras es identificado el 20 de enero del 2000
por los hechos de la primera denuncia (folio 24) e indagado el 05
de junio del 2001 (folio 142); en esa misma fecha es indagado por
los hechos de la segunda denuncia (folios 168 y 169, primer acto
interruptor), a partir de ese momento, se acumulan las causas,
tramitándose en un legajo (cfr. resolución de las dieciséis horas
treinta minutos del siete de junio del dos mil uno, folio 170).
El Ministerio Público presenta acusación por el primer hecho
denunciado (folios 172 a 176), respecto al segundo, se dio una
solicitud de sobreseimiento definitivo (folios 177 a 178). No
obstante, la denunciante presentó querella el 02 de setiembre del
2002: por el primer evento acusó el delito de usurpación tanto al

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encartado Gunter Winter, como a la imputada Ana María Vargas Moya,


por el segundo, el de desobediencia solo acusó al justiciable
Gunter Winter (cfr. folios 287 a 310). b) A folio 200 se convocó
por primera vez para audiencia preliminar (segundo acto
interruptor) el día 15 de octubre del 2002, convocándose a las
partes para el día 05 de diciembre del 2002, en esa oportunidad
tiene lugar un acuerdo conciliatoria respecto a la encartada Ana
María Vargas, respecto de la cual se da una Sentencia de
Sobreseimiento Definitivo (resolución de las ocho horas del nueve
de diciembre del dos mil dos, cfr. folios 213 a 217). c) Se fija
la nueva fecha de celebración de la audiencia preliminar para el
día 04 de marzo del 2003 (cfr. folio 223), la cual no se realiza
debido a una sustitución en la defensa técnica del encartado, que
solicita una variación del señalamiento (cfr. folio 235 y 236).
d) Se reprograma la audiencia preliminar para el 24 de abril 2003
(folio 242), sin embargo, tampoco se verifica debido a una
petición del representante de la querella (folio 252 y 253). e)
Se convoca a las partes para el 20 de mayo del 2003 (folio 257 a
259) y en esa oportunidad, se realiza la audiencia preliminar
(cfr. folios 264 a 271). f) El expediente pasa al Tribunal de
Juicio de Guanacaste el 20 de junio del 2003 (frolio 286) y, como
consta a folio 333, se convoca el debate para el 10 de diciembre
del 2003, sin embargo, por un problema de salud del imputado
(constancia de folio 355 y 357) no se realiza. g) Se hace un
nuevo señalamiento para el 19 de marzo del 2004 (folio 358), en
esa fecha fue imposible localizar al traductor para el encartado,
por lo que suspende. f) Se reprograma el contradictorio para el
02 de abril del 2004, oportunidad en la que se realiza (folio 423
a 426); el Tribunal da a conocer la parte dispositiva en esa misma
fecha (folio 427) y la lectura integral de la sentencia Nº 24-
2004, de las dieciséis horas treinta minutos del catorce de abril
del dos mil cuatro, ocurre en esa misma fecha, el 14 de abril del
2004 (cfr. folios 428 a 462) (tercer acto interruptor); resultando
absuelto el encartado de toda pena y responsabilidad tanto de la
usurpación como de la desobediencia. g) La parte querellante y

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el Ministerio Público interponen recursos de casación (folios 465


a 504), el Tribunal de Casación Penal conoce la impugnación y
mediante resolución Nº 715-2005, de las diez horas con veinticinco
minutos del 28 de julio del 2005, anula la sentencia y ordena el
reenvío solo respecto del delito de desobediencia (folios 554 a
570) (cuarto acto interruptor) . h) El Tribunal de Juicio señala
la celebración del debate para el 30 de setiembre del 2005 (folio
577), el representante de la querella solicita variación del mismo
(folio 592 y 593), por lo que se reprograma para el 10 de octubre
del 2005 (folio 595); en esta ocasión la defensa técnica del
encartado solicita su variación (folio 608), así que se designa el
02 de noviembre del 2005 como la nueva fecha para el juicio (folio
617), sin embargo, como consta a folio 629 el traductor no se
presenta (folios 629 y 630) y es necesario realizar un nuevo
señalamiento, esta vez para el 27 de marzo del 2006 (folio 634),
en esta oportunidad las partes solicitan la suspensión del debate
ante la probabilidad de una negociación (folio 657), la misma no
prospera y se realiza otro señalamiento para el 17 de julio del
2006; no obstante, el defensor del encartado antes del juicio
gestiona ante el Tribunal una excepción de prescripción (folio 675
y 676), no presentándose para el debate alegando una incapacidad
(folio 677). El Tribunal de Juicio convoca de nuevo para juicio
el 25 de setiembre del 2006, pero mediante resolución de las
quince horas treinta minutos del veintidós de setiembre del dos
mil seis, acoge la excepción de prescripción, la que es impugnada
por la parte querellante en el recurso de casación del que conoce
esta Cámara (cfr. 720 a 726). En la especie, no ha operado la
prescripción del delito de desobediencia, tal y como lo asevera el
gestionante, pero por razones diversas a las invocadas en su
escrito de impugnación, el plazo de dieciocho meses entre unos y
otros de los actos procesales que la interrumpen, no se dio en
ninguno de los supuestos contemplados en la normativa, así: 1)
Entre la indagatoria (05 de junio del 2001) y la resolución que
convoca por primera vez a la audiencia preliminar (15 de octubre
del 2002) transcurrieron dieciséis meses y diez días, por lo que

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sería improcedente acoger la excepción de prescripción. 2) Entre


la resolución que convoca por primera vez a la audiencia
preliminar (15 de octubre del 2002) y la sentencia del Tribunal de
Juicio de Guanacaste (14 de abril del 2004), tampoco han
transcurrido los dieciocho meses que ameritaría este proceso para
ordenar su prescripción, toda vez que entre uno y otro acto de
interrupción habían pasado diecisiete meses y veintinueve días.
3) Entre la sentencia del Tribunal de Juicio de Guanacaste (14 de
abril del 2004) y la emitida por el Tribunal de Casación (28 de
julio del 2005), transcurrieron quince meses y catorce días, por
lo que tampoco opera el instituto de la prescripción de la acción
penal. 4) Finalmente, entre la sentencia del Tribunal de Casación
(28 de julio del 2005) y la sentencia del Tribunal de Juicio
(objeto de esta impugnación) del 22 de setiembre del 2006, han
transcurrido trece meses y veinticuatro días, tiempo insuficiente
para que opere prescripción. Por las razones expuestas, se
declara con lugar el recurso interpuesto por el representante de
la querella. Se anula la sentencia de sobreseimiento dictada a
favor del imputado Günter Winter Schulze. Se ordena el reenvío
del expediente al Tribunal de origen para que, con otra
integración, se proceda a una nueva sustanciación.

ALCANCES
[TRIBUNAL DE CASACION PENAL]19

"II. [...] Es importante, en todo caso, enfatizar respecto a la


configuración de este delito [usurpación]. Al respecto la
doctrina ha sido clara en apuntar lo siguiente: "... La acción
típica. La acción prevista en el inciso primero del artículo 181,
consiste en despojar del inmueble a su tenedor o poseedor. El
concepto de despojo da la idea del hecho en relación con la
persona a la que se desplaza. El despojo se caracteriza por una

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doble consecuencia: de una parte, el poseedor, tenedor o sus


representantes deben resultar desplazados o excluidos de su
ocupación; de otra, el usurpador ha de estar en condiciones de
permanecer en la ocupación. Las consecuencias señaladas puede
lograrlas el autor invadiendo el inmueble, manteniéndose en él o
expulsando a sus ocupantes ... se despoja penetrando y expulsando
al sujeto pasivo o a sus representantes o impidiéndoles la
entrada, si en el momento de la invasión estaban ausentes. También
cumple la acción típica quien estando ya en el inmueble a un
título que no le confiere su tenencia, se mantiene en él o expulsa
a sus ocupantes ..."Fontán Balestra (Carlos), " DERECHO PENAL,
PARTE ESPECIAL ", editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires. 8ª
edición, 1978, páginas 396 y 397. Asimismo, " ... La acción
ejecutiva consiste en despojar. Tratándose de un inmueble,
necesariamente sólo puede producirse por medio de invasión,
permanencia o expulsión, ya sea que el dueño esté presente, y por
la fuerza se le expulse, ya sea que el dueño esté ausente, y se
expulse a sus representantes o, finalmente, que no se le deje
entrar. Ya que no es posible sacarle al propietario la cosa y
llevársela, es preciso sacar al propietario de la cosa ... " Soler
(Sebastián), " DERECHO PENAL ARGENTINO ", editorial TEA, Buenos
Aires. 3ª edición, 7ª reimpresión, página 453. De las citas
doctrinarias anteriores, se desprende que si el sujeto activo
entró en forma válida a la posesión del inmueble, no podría haber
despojo porque luego surja una controversia respecto a si tiene
derecho de mantenerse o no en el mismo. Lo que puede surgir, es
una discusión de índole civil, respecto a si se mantiene o no en
el lugar, pero no un delito de usurpación. En el presente caso,
incluso el juzgador de instancia, sí reconoce que el imputado
tenía una " justificación subjetiva, en el sentido de que según el
conocimiento del acusado al momento de asumir a título personal la
posesión sobre los terrenos que interesan, lo hacía en ejercicio
legítimo de un derecho de retención, derecho que en la realidad no
tenía " (ver folio 314 vuelto). Sin embargo, se equivoca al decir
que este falso conocimiento implique un error de prohibición

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indirecto, que tan solo tenga incidencia sobre el juicio de


reproche. Por el contrario, si el acusado entró en posesión del
bien en forma legítima y fue autorizado por la asociación
arrendante para mantenerse en el sitio, incluso con la obligación
de cobrar las mejoras, para liquidar deudas de la propia
institución que representaba, entonces lo que ocurre es que ni
objetiva ni subjetivamente hubo un despojo en los términos del
delito de usurpación. Como se ha dicho, la parte ofendida
equivocó la vía, al plantear una denuncia penal contra el aquí
acusado, sin tomar en cuenta que el derecho penal es una vía de
excepción (última ratio) para solucionar los conflictos sociales,
de donde sólo cuando se cumpla con todos los elementos objetivos y
subjetivos que exige la normativa penal de fondo, se estaría en
condiciones de predicar la tipicidad de una conducta, lo cual no
sucede en la especie. Debe quedar claro en este punto que el
delito de usurpación define, no sólo diferentes formas de cometer
el despojo (violencia, amenazas, engaño, abuso de confianza o
clandestinidad) sino que el propio acto de despojar se puede
producir de diferentes formas (invadiendo el inmueble,
manteniéndose en él o expulsando a los ocupantes). En este caso,
la sentencia refiere como forma para el despojo, el engaño, pero
resulta que este engaño, aceptando que lo hubiera, no provocó ni
una invasión, ni una expulsión y respecto a mantenerse en el
inmueble, esto tendría que haber requerido que la parte ofendida
hubiera pretendido la expulsión de él y sin embargo, mediante
engaño se mantuviera, situación que no es la que aquí se ha tenido
por demostrada. Incluso, es necesario hacer referencia al proceso
de desahucio a que alude el imputado en su recurso, al indicar que
él se apersonó en el proceso civil de desahucio y contestó cada
hecho de la demanda. Lleva en ese sentido razón el imputado, al
decir que fue el propio Tribunal Agrario el que decidió eliminar
la frase que ordenaba el desalojo de cualquier ocupante, para
limitar la orden de desalojo solamente contra la empresa
demandada. Concretamente, el Voto Nº 769 de las 09:00 horas del
28 de noviembre de 1997 en su parte resolutiva indicó: " En lo que

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ha sido objeto del recurso de apelación, se confirma la sentencia


recurrida de las catorce horas quince minutos del dos de julio de
mil novecientos noventa y siete. Se modifica la parte
dispositiva de dicho fallo eliminándose el estribillo de "que se
ordenará el desalojo de cualquier otra persona que ocupe dichos
inmuebles", quedando únicamente en cuanto ordena el desalojo del
inmueble o inmuebles objeto de este proceso del demandado" (ver
legajo adjunto de las copias certificadas del proceso de desahucio
de Junta Administrativa del Liceo Unesco contra Reforestadora Osa
Sociedad Anónima folio 82). De este mismo legajo, es posible
saber que desde esa fecha, la parte ofendida sabía que quien
estaba en posesión del inmueble lo era el aquí imputado. Por otra
parte y tomando los hechos que tuvo demostrados la sentencia, es
claro que el acusado no entró en forma ilegítima al terreno, sino
que lo hizo con autorización de la asociación que los arrendaba,
asimismo también se tuvo por demostrado que desde que la propiedad
fue dada en arriendo por parte de la parte ofendida, ésta no ha
vuelto a ejercer la posesión del inmueble."

FUENTES CITADAS

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1 CHACÓN BRAVO Jesús Francisco.El Delito de Usurpación. Tesis para
optar por el grado de Licenciatura en Derecho. Universidad de
Costa Rica. 1964.pp.3.
2 CHACÓN BRAVO Jesús Francisco.El Delito de Usurpación. Tesis para
optar por el grado de Licenciatura en Derecho. Universidad de
Costa Rica. 1964.pp.3.4.
3 Ley N° 4573 . CÓDIGO PENAL. Costa Rica, del 04/05/1970.
4 Ley N°7594.CÓDIGO PROCESAL PENAL. Costa Rica, del 10/04/1996.
5 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL .Resolución N° 2004-0574, de las diez
horas veinte minutos del diez de junio de dos mil cuatro.
6 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL .Resolución N°2004-0489, de las
nueve horas treinta y cinco minutos del veinte de mayo del dos mil
cuatro.
7 TRIBUNAL DE CASACION PENAL .Resolución N° 2004-0028, de las
once horas con veintiún minutos del veintidós de enero de dos mil
cuatro.
8 TRIBUNAL DE CASACION PENAL .Resolución N° 2003-1292, de las
dieciséis horas cincuenta y cuatro minutos del dieciocho de
diciembre del dos mil tres.-
9 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N° 2004-0385, de las
once horas cuarenta y cinco minutos del veintitrés de abril del
dos mil cuatro.
10 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N°2003-1002, de las
once horas cincuenta y cinco minutos del treinta de setiembre del
dos mil tres
11SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA .Resolución N°
2004-01393, de las diez horas diez minutos del tres de diciembre
del dos mil cuatro.
12 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL .Resolución N° 2004-1051, de laslas
diez horas del catorce de octubre de dos mil cuatro.
13 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL .Resolución N°2005-0022, de las
nueve horas con veinte minutos del veintisiete de enero de dos mil
cinco.
14 TRIBUNAL DE CASACION PENAL. Resolución N°2006-1028,de las
nueve horas cuarenta minutos del veintinueve de setiembre de dos
mil seis.
15 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N° 2006-0509, de las
diez horas cuarenta y seis minutos del veintiséis de mayo del dos
mil seis.
16TRIBUNAL DE CASACION PENAL. Resolución N°2006-0273 , de las
quince horas con cuarenta minutos del veinticuatro de marzo de dos
mil ses.
17 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL Resolución N°2006-00050, de las
nueve horas cuarenta minutos del veintidós de diciembre de dos
mil seis.
18 TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Resolución N°2006-00035, de las
quince horas del dieciocho de diciembre de dos mil seis.
19TRIBUNAL DE CASACION PENAL. Resolución N°2006-1024, de las
nueve horas veinte minutos del veintinueve de setiembre de dos
mil seis.

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