Trabajo Parcial 3 Corte Psicobiologia
Trabajo Parcial 3 Corte Psicobiologia
Trabajo Parcial 3 Corte Psicobiologia
Integrantes:
Facultad de Salud
Psicología
Universidad de Pamplona
Psicobiología
Grupo BR
Docente:
7 de junio, 2022
INTRODUCCIÓN AL OLFATO Y AL GUSTO
Una pequeña superficie de la membrana mucosa que recubre la nariz (el epitelio
olfativo) contiene células nerviosas especializadas llamadas receptores olfativos. Estos
receptores poseen unas proyecciones similares a pelos (cilios) que detectan los olores.
Las moléculas transportadas por el aire al entrar en el conducto nasal estimulan los
cilios, desencadenando un impulso nervioso en las fibras nerviosas cercanas. Las fibras
continúan hacia arriba y atraviesan el hueso que forma el techo de la cavidad nasal
(lámina cribosa) y se conectan a unas dilataciones de las células nerviosas (bulbos
olfatorios). Estos bulbos forman los nervios craneales del olfato (nervios olfatorios). El
impulso viaja a través de los bulbos olfatorios, por los nervios olfatorios y alcanza el
cerebro. El cerebro interpreta el impulso como un olor distinto. Además, se estimula el
área del cerebro donde se almacena la memoria de los olores (el centro del olor y del
gusto en la parte media del lóbulo temporal). Los recuerdos permiten a la persona
distinguir e identificar muchos olores diferentes percibidos a lo largo de la vida.
impulso viaja a lo largo de estos nervios craneales hasta el cerebro, que interpreta
como un sabor diferente la combinación de impulsos de los diversos tipos de
receptores del gusto. La información sensorial sobre el olor, el sabor, la textura y la
temperatura de la comida es procesada por el cerebro de manera que se produce un
sabor característico al introducir el alimento en la boca y masticarlo.
EL GUSTO
Se ha podido comprobar que hay un área cortical secundaria del gusto en la corteza
cerebral, donde hay neuronas que son capaces de responder a combinaciones de
estímulos visuales, olfativos y gustativos. Por otro lado, el sistema del refuerzo cerebral
se considera un buen indicador de las consecuencias placenteras de la ingesta de un
determinado alimento, aumentando la probabilidad de que, a veces, el sujeto vuelva a
ingerir el alimento que le ha producido estas sensaciones agradables.
El sentido del gusto, junto con otros sentidos y sistemas, nos informa de si existe la
necesidad de ingerir un determinado alimento, de las posibles consecuencias
placenteras de esta ingesta y el momento en que estamos saciados.
Dulce
Salado
Amargo
Ácido
Umami
Las preferencias en la ingesta no dependen sólo del valor nutricional del alimento, sino
también de diferentes factores psicológicos y culturales. Podemos hablar de la
existencia, dentro de la boca, de una localización topográfica de las regiones que son
más sensibles a un determinado sabor. El dulce se percibe con mayor sensibilidad a la
punta de la lengua, el salado a lo largo de los lados posteriores-laterales, el ácido a los
lados medios-laterales y las sustancias amargas en la región posterior.
SALADO:
El receptor por el gusto salado parece un canal de Na +. Cuando ingerimos alimentos
con NaCl, el catión Na + se disocia del anión Cl – en contacto con la saliva. Cuando está
presente el Na + en la saliva, este entra en la célula gustativa a favor de gradiente de
concentración y así provoca la despolarización de la membrana.
AMARGO:
La transducción de la información del sabor amargo es ciertamente muy compleja. Una
sustancia amarga se puede unir a una proteína canal selectiva para el K + y generar el
bloqueo, incrementando, de este modo, los niveles intracelulares de K +. Del mismo
modo, una sustancia amarga se puede unir a un receptor acoplado a una proteína G,
haciendo aumentar la concentración del segundo mensajero (IP3) en el interior de la
célula receptora.
ACIDO:
Las soluciones ácidas generan iones de hidrógeno (H +) con el contacto con el agua. En
la célula gustativa, hay canales de K + que, en condiciones normales, están abiertos y
permiten la salida del K + a favor de gradiente de concentración. Los iones de H + se
pueden unir a sitios específicos de estos canales, cambiando su conformación
estructural y cerrando el poro del canal, evitando la corriente de salida del K +.
Asimismo, los iones de H + también pueden difundir a través de canales de Na +.
UMAMI:
Aminoácidos como la prolina, la arginina o el glutamato son capaces de despolarizar
las células gustativas cuando se unen a proteínas canal para determinados cationes.
Otros aminoácidos, como la leucina, tienen sabor amargo y su mecanismo de
transducción involucra sistemas de segundos mensajeros.
La vía gustativa
El nervio facial envía la información gustativa de los dos tercios anteriores de la lengua
mediante la cuerda timpánica (rama de este nervio); el glosofaríngeo envía la
información gustativa del tercio posterior de la lengua a través de la rama lingual; por
último, el par craneal vago envía la información gustativa proveniente de la epiglotis.
Los axones sensitivos primarios que inervan las células receptoras gustativas se
distribuyen en tres nervios craneales:
facial (VII)
glosofaríngeo (IX)
el vago (X).
Estos axones se proyectan hacia neuronas de las regiones rostral y lateral del núcleo
del tracto solitario a la altura del bulbo raquídeo (núcleo gustativo del núcleo del tracto
solitario). En el núcleo gustativo del tracto solitario las vías divergen. La parte de la
información que llega al hipotálamo lateral y la amígdala es importante para el
procesamiento de la información emocional y reforzando, relacionada con el gusto.
Otra parte de la información es la que va hasta el neocórtex y hace relieve en el núcleo
ventral posteromedial del tálamo. Las neuronas de este núcleo talámico envían sus
axones hacia la corteza gustativa primaria (localizada en la corteza frontal insular y
opercular). Las neuronas de esta región primaria proyectan hacia la corteza gustativa
secundaria (localizada en la corteza orbital frontal lateral caudal).
El gusto y la memoria
Distinguir diferentes sabores y poder almacenar información acerca de ellos, tiene gran
relevancia evolutiva, dado que los alimentos garantizan la supervivencia, mientras que
otras sustancias podrían amenazarla. El proceso para consumir alimentos, almacenar
recuerdos sobre ellos, y tomar decisiones con base en estas memorias, tiene varias fases
(Justel y Ruetti, 2012):
Neofobia: al consumir un nuevo sabor, se genera un rechazo innato, que hace que se
consuma poco de esta sustancia, con el fin de determinar qué cambios genera en el
organismo, y así decidir si es segura o no.
Atenuación de neofobia: Una vez el alimento se considera seguro, se almacena esta
información en la memoria, y se puede consumir en mayor cantidad o con
regularidad.
Aversión gustativa: Si el alimento por el contrario generó algún tipo de malestar, se
almacena en la memoria esta información del gusto, para evitar su consumo.
Adicionalmente es fundamental tener en cuenta que, en los seres humanos, estos
procesos se encuentran mediados por un entorno sociocultural, la comunicación, las
expectativas y los afectos.
EL OLFATO
El sistema olfativo es uno de los sentidos más antiguos en la historia filogenética de los
mamíferos. Como sensor químico, el sistema olfativo detecta los alimentos e influye en
el comportamiento social y sexual. Las células epiteliales olfativas especializadas
caracterizan al único grupo de neuronas capaz de regeneración.
El sistema olfativo
Del polo apical sale una dendrita hacia la superficie del epitelio, donde se
divide en cilios (las moléculas olorosas estimulan estos cilios). Los cilios
penetran en la capa de mucosa.
Del polo basal del axón de las neuronas sensoriales se proyecta hacia el bulbo
olfatorio atravesando el hueso craneal por la lámina cribriforme. En el bulbo
olfatorio las células sensoriales harán sinapsis con neuronas que llevarán la
información olfativa hasta el córtex.
A diferencia del gusto, no ha sido posible determinar cuáles son los olores básicos. Los
estudios psicofísicos han hecho algunos intentos de clasificación. Se han propuesto
siete olores básicos, a partir de las cuales se derivan el resto: etérea, afrutado, floral,
camforácea, menta, pútrida y acre. Estas clasificaciones no son satisfactorias porque
no han conseguido relacionar las características de la estructura molecular con la
calidad sensorial. Cuando los receptores olfativos interactúan con las moléculas
olfativas responden generando potenciales graduados (locales) que se difunden
pasivamente por suma hasta llegar al segmento inicial del axón, donde se genera un
potencial de acción en alcanzar el umbral de descarga. Cada tipo de neurona olfatoria
expresa un solo tipo de receptor y, por tanto, transmite al cerebro información de un
tipo de receptor.
El bulbo olfatorio
Células mitrales
Células emplumadas
Células periglomerulares
Olor y memoria
Olor y emoción
El olfato también es muy emotivo. La industria del perfume se basa en esta conexión, y
los perfumistas desarrollan fragancias que buscan transmitir una amplia gama de
emociones y sentimientos; deseo, asco, tranquilidad. En un nivel más personal, el olor
es extremadamente importante cuando se trata de la atracción entre dos personas. La
investigación ha demostrado que nuestro olor corporal, producido por los genes que
componen nuestro sistema inmune, puede ayudarnos a elegir subconscientemente a
nuestras parejas (feromonas). Algunos científicos creen que los besos se desarrollaron
a partir del olfateo; ese primer beso es esencialmente un comportamiento primario
durante el cual olemos y probamos a nuestro compañero para decidir si son una
pareja. Gran parte de nuestra respuesta emocional al olfato está gobernada por la
asociación, algo que se confirma por el hecho de que diferentes personas pueden
tener percepciones completamente distintas del mismo olor.
Las feromonas
El olfato y la memoria
Así como el gusto tiene una influencia sobre la memoria, el olfato también afecta a lo
que recordamos. Hay numerosas evidencias que concluyen que la asociación entre
olores determinados y experiencias, podría mejorar la consolidación de recuerdos.
Adicionalmente, cuando se activa el olfato –y también ocurre con el gusto– se activa la
memoria de una forma involuntaria, es decir, sin que ese esté intentando evocar la
información de una forma activa y voluntaria
SOMESTÉSICA (TACTO)
Son de tipo mecano sensor y se sitúan en las articulaciones, músculos, tendones y piel.
El conjunto de todos ellos y la integración de su información en el tálamo y corteza
somestésica determina la percepción propioceptiva.
Receptores articulares: Tipo I: (tendinosos) órgano tendinoso de Golgi.
Sensibilidad corporal, referido a sensaciones que se perciben con todo el cuerpo como
la temperatura, la presión, el dolor y no están localizadas en un órgano concreto, a
diferencia de la vista, el oído, etc. La sensación de dolor visceral, de defecar, orinar,
saciedad, hambre, etc.
Ejemplos:
Este sistema transporta la señal sensorial de:
Tacto grosero.
Cosquilleo.
Picor.
Sensaciones sexuales.
Temperatura.
dolor.
Características del sistema Somestésico
Pobre organización espacial y en especial con el dolor. Poca capacidad para transmitir
señales repetitivas. 80% menor capacidad para detectar gradientes de intensidad. Los
centros subcorticales son más importantes en el procesamiento de las señales.
Los receptores sensoriales son los órganos capaces de captar los estímulos del medio
ambiente (órganos de los sentidos) y del medio interno (receptores viscerales), ambos
procesos esenciales para la adaptación y funcionamiento de los organismos.
Sensibilidad nociceptiva
Hay dos vías que conectan los receptores sensoriales con la corteza cerebral.
Son los Sistemas: Columna dorsal-lemnisco y Anterolateral.
¿Dónde se localiza y qué funciones tiene la corteza somatosensorial?
El tálamo, que está ubicado en la parte central del cerebro, procesa y coordina los
mensajes de los sentidos (como el tacto) que recibe del cuerpo.
Los Somato sentidos
Tacto Protopático
Sensibilidad táctil
Sensibilidad protopática: es la sensibilidad más primitiva y difusa, poco o nada
diferenciada, que responde a todos los excitantes cutáneos dolorosos, al calor y al frío
extremos y al tacto grosero; el sujeto no puede localizar con exactitud el lugar en el
que obra el estímulo, ni discriminarlo.
Tacto grosero
es incapaz de precisar tanto como el tacto fino; podría decirse que sólo aprecia
grandes rasgos de los objetos tocados, necesitándose los otros sentidos para conocer
correctamente lo que se está tocando.
Tipos de tacto
Las sensaciones percibidas por el tacto son de tres tipos y se transmiten al cerebro por
vías distintas:
Sensibilidad protopática. La más primitiva y poco diferenciada, responde a las
sensaciones más gruesas y amplias, como el dolor, el frío o calor extremo.
Sensibilidad epicrítica.
Sensibilidad termoalgésica.
Función que cumplen los corpúsculos de Meissner y Pacini
Los corpúsculos de Meissner o corpúsculos del tacto son un tipo de terminaciones
nerviosas en la piel que son responsables de la sensibilidad para el tacto suave. En
particular, tienen la mayor sensibilidad (el umbral de respuesta más bajo) cuando
reciben vibraciones de menos de 50 Hz.
Discapacidad somatosensorial
Ceguera, pérdida de visión, sordera y pérdida de audición, discapacidades olfativas y
gustativas (incluyendo anosmia, que es una incapacidad para oler), discapacidad
somatosensorial (falta de sensibilidad al tacto, calor, frío, y dolor), y trastornos del
equilibrio son sólo algunas discapacidades dentro el rango.
Introducción
Los oídos del ser humano, además de detectar sonidos, también intervienen en la
conservación del equilibrio corporal. Los receptores para dos modalidades sensitivas,
la audición y el equilibrio, están alojados en el oído. El oído externo, el oído medio y la
cóclea del oído interno se ocupan de la audición. Los conductos semicirculares, el
utrículo y el sáculo del oído interno intervienen en el equilibrio. Los receptores para la
audición y el equilibrio son las células ciliares, de las cuales seis grupos se hallan en
cada oído interno: uno en cada uno de los tres conductos semicirculares, otro en el
utrículo, uno más en el sáculo y otro en la cóclea. Los receptores presentes en los
conductos semicirculares detectan la aceleración angular; los receptores que se
encuentran en el utrículo perciben la aceleración lineal en la dirección horizontal y los
receptores en el sáculo detectan la aceleración lineal en la dirección vertical.
Oído externo y oído medio: El oído externo hace converger las ondas de sonido en el
meato auditivo externo (Se trata de una membrana que se encuentra situada al final
del conducto auditivo y señala el inicio del oído medio). En algunos animales, las orejas
pueden moverse como antenas de radar para orientarse hacia el sonido. Desde el
meato auditivo externo, las ondas de sonido pasan hacia dentro hasta la membrana
timpánica (tímpano).
Estructuras de los segmentos externos, medio e interno del oído humano. Las ondas
sonoras viajan del oído externo a la membrana del tímpano, a través del conducto
auditivo externo y llega hasta el tímpano. El movimiento de las ondas sonoras hace
que el tímpano vibre y a la vez transmita estas vibraciones a tres huesecillos diminutos
del oído medio. El oído medio es una cavidad llena de aire en el hueso temporal y
contiene los huesecillos del oído. El oído interno está compuesto de los laberintos óseo
y membranoso.
El
oído medio es una cavidad llena de aire en el hueso temporal, la cual se abre a través
del conducto auditivo (trompa de Eustaquio) hacia la nasofaringe y, a través de ésta, al
exterior. La trompa de Eustaquio suele estar cerrada, pero durante la deglución, la
masticación y los bostezos, se abre para conservar la misma presión de aire en los dos
lados de la membrana timpánica. Los tres huesecillos auditivos, el martillo, el yunque y
el estribo, están localizados en el oído medio. El oído medio es la parte del oído entre
el tímpano y la ventana oval. La función del oído medio es la de trasmitir los sonidos
del oído externo al oído interno. La ventana oval es una membrana que recubre la
entrada a la cóclea en el oído interno. Cuando el tímpano vibra, las ondas sonoras se
desplazan por los huesos del oído medio y pasan por el martillo y el yunque hacia el
estribo y posteriormente hacia la ventana oval.
Oído interno
El oído interno está constituido por la cóclea y los canales semicirculares. La cóclea es
el órgano sensorial principal de la audición. Las vibraciones de un sonido del oído
medio hacen que el líquido del oído interno se mueva. Luego, el líquido dobla las
pequeñas células pilosas (de pelo) en la cóclea. Cuando las células pilosas se mueven,
los impulsos se desplazan por el nervio coclear hasta el cerebro. Estos impulsos
nerviosos se convierten en sonido en el cerebro. Los canales semicirculares tienen
células especiales que detectan el movimiento y los cambios de posición. En los
canales semicirculares hay unas pequeñas "piedras" de calcio que ayudan a mantener
el equilibrio. Cuando usted se mueve de cierta manera, como cuando se pone de pie o
gira la cabeza, estas piedras también se mueven. Esto ayuda al cerebro a saber en qué
posición está su cuerpo.
Sistema vestibular
Utrículo.
Sáculo.
Canales semicirculares.
El utrículo y el sáculo se encargan de detectar las aceleraciones lineales y la posición de
la cabeza, el utrículo en el plano horizontal y el sáculo en el vertical. Por otra parte, los
canales semicirculares detectan las aceleraciones angulares que se producen en la
cabeza. La información se procesa comparando la señal que se recibe de ambos oídos,
ya que con la presencia de movimiento se va a producir un aumento o disminución de
la señal que estos emiten, es decir, ante un movimiento hacia la izquierda de la cabeza
se produce un aumento de la señal desde el oído izquierdo y una disminución del
derecho.
Audición biaural
Cuando se oye un sonido, cada uno de nuestros dos oídos reciben una información, así
se produce la audición binaural. Como nos sucede para la imagen en la visión
binocular, la utilización de los dos oídos es necesaria para dotar de algún "relieve" a los
sonidos (es la noción de estereofonía).
Elevación de la sonoridad
Cuando el mismo sonido llega a ambos oídos (sonido N º 2), la intensidad percibida es
mayor que si solo hubiese llegado a un oído (sonidos 1 y 3).
Sonido 1
Sonido 2
Sonido 3
El desarrollo de la audición humana
Las personas que sufren el deterioro o pérdida de su capacidad auditiva sienten que
una parte fundamental de su actividad comunicativa queda anulada, dando lugar a un
estado de frustración. El aislamiento producido por la pérdida de la capacidad de
escucha puede derivar en problemas de carácter depresivo y emocional. Es frecuente
que se produzcan crisis de irritabilidad y desconfianza injustificada. La sordera en este
tipo de pacientes puede provocar la exposición al peligro de alucinaciones auditivas
originándose delirios y otros problemas psicológicos graves.
Según un estudio en Holanda estudio en Holanda se descubrió que existe una clara
relación entre la pérdida de audición y el sentimiento de soledad, depresión, ansiedad
y somatización. Los jóvenes con pérdida de audición son más propensos a sufrir un
deterioro en su salud psicosocial que los discapacitados auditivos mayores, Se agrupó a
los participantes por edades de 18 a 29 años, de 30 a 39, etc. El test indicaba que el
grupo de los jóvenes experimentaba una clara relación entre el deterioro auditivo y el
aumento de la sensación de soledad. En el grupo de 30 a 39 años, el énfasis recaía en
la angustia y la somatización.
Entre las personas de 40 a 49 años se hablaba principalmente de angustia,
autosuficiencia, depresión y ansiedad, y la somatización era la característica principal
entre las personas de 50 a 59 años. Por otro lado, no había ninguna característica
específica en el grupo de edad de 60 a 70 años. En todos los grupos de edad, cuanto
mayor era la pérdida de audición, peor era el estado de salud general. Por ejemplo, el
riesgo de padecer una depresión grave aumentaba un cinco por ciento por cada
decibel de pérdida auditiva de la persona. Del mismo modo, la probabilidad de
somatización y angustia aumentaba en un dos por ciento por cada decibel de pérdida
de audición. El sentimiento de soledad solía aumentar en un siete por ciento por cada
decibel de pérdida auditiva.
Los trastornos de este tipo vienen dados por daños selectivos en las áreas cerebrales
encargadas de los procesos alterados. La afasia de Wernicke (o sensorial) hace
referencia a la incapacidad de comprender el lenguaje, la sensación de un paciente con
este trastorno sería la de escuchar un idioma desconocido. En cambio, la agnosia
auditiva es la incapacidad de reconocer un objeto mediante el oído y, tratándose de
información verbal, la persona con agnosia no reconocería el lenguaje como tal.
También puede darse una incapacidad para percibir y apreciar la música, lo que se
conoce como amusia (no pueden reconocer o reproducir tonos o ritmos musicales). En
algunos casos, es posible que se dé un daño aún más específico, perdiendo
únicamente la capacidad para localizar sonidos o para imitarlos.
Además de estos trastornos en los que se da una pérdida de la función, también puede
haber trastornos en los que las personas escuchan sonidos que no existen. El más
conocido de estos, serían los acúfenos o tinnitus, que consiste en la percepción de un
pitido constante. En otros casos, el problema implica una activación errónea de la
actividad cerebral en las cortezas auditivas, produciendo alucinaciones. Esto se puede
dar en trastornos como la esquizofrenia (donde las alucinaciones pueden ser de
carácter amenazante). Otros casos de alucinación serían las alucinaciones musicales,
por las que se percibe música como si saliera de una radio inexistente y que no se
puede apagar. En el caso de la Paracusia de Willis, las alucinaciones auditivas se
acompañan de una reducción de la audición.
Procura no poner el volumen de la televisión y la música demasiado alto. Por otro lado,
no es recomendable tener funcionando varios aparatos sonoros al mismo tiempo. Ten
especial cuidado con esto si usas auriculares. En este caso, procura no subir el volumen
por encima del 60%, siempre deberías poder escuchar los sonidos que se producen
alrededor tuyo.
Asimismo, lo recomendado es no usar auriculares por más de una hora al día, así que
intenta respetar estos tiempos en la medida de lo posible. Si al quitarte los auriculares
notos un pitido, esto significará que los has llevado puestos durante demasiado
tiempo. Haz lo posible por no llegar a este punto por el buen cuidado del oído.
En la medida de lo posible, evita los ruidos fuertes. Esto quiere decir que te coloques lo
más lejos posible del altavoz en un concierto o en una discoteca y que intentes
mantenerte alejado de las obras, por ejemplo.
Ten en cuenta que la humedad puede provocar algunos problemas como otitis o
infecciones por hongos. Por eso, te recomendamos que te pongas tapones cuando
vayas a nadar a la piscina. En el caso de que no los utilices, sumérgete lentamente para
evitar contraer otitis, un problema que podría presentarse si el agua se queda
almacenada. Nunca hay que introducir elementos extraños, Hay quien se ayuda de
algún objeto, como puede ser una horquilla, para rascarse el oído, pero esto es algo
que debes evitar siempre, pues podrías producir daños en la membrana interior.
Tampoco es buena idea para el cuidado del oído el uso de bastoncillos de algodón para
retirar la cera, ya que solo conseguirás que se vaya más hacia el interior. En su lugar, es
mejor usar agua y jabón.
La limpieza de la zona tiene que formar parte de tu rutina de aseo y de cuidado del
oído. Sin embargo, como te decíamos, no uses bastoncillos, sino agua y jabón. Lávalos
y sécalos bien, pero recuerda dejar siempre algo de cera, ya que esta te protege de las
infecciones.
Qué es equilibrio
tipos de equilibrio
Cuando algunas de las regiones del sistema nervioso central o el oído se alteran por
alguna causa ya sea interna o externa, encontraremos fallas para mantener el
equilibrio del cuerpo, lo cual conlleva a aumentar la base de sustentación y a utilizar
otros tejidos para equilibrar el cuerpo.
Como sabemos, el oído es una maravilla del cuerpo humano; que además de
permitirnos escuchar a los sonidos de nuestro alrededor; es capaz de informar al
cerebro para que mueva los músculos necesarios que permiten mantener el equilibrio.
De ahí la importancia de cuidar nuestros oídos de las famosas infecciones, ruidos
constantes, etc. ya que pueden provocar vértigos y trastornos del equilibrio.
La externa que está compuesta por el pabellón de la oreja y el canal auditivo externo,
La media, que se encarga de conducir las ondas sonoras hacia el interior del oído. La
interna que contiene los elementos responsables de que exista una importante
relación entre oído y equilibrio. La zona interna del oído se encuentra dentro del hueso
temporal y guarda los órganos encargados de la audición y del equilibrio. Los órganos
fundamentales para el equilibrio son tres canales semicirculares conectados entre sí;
en los que se almacena la endolinfa, un líquido gelatinoso. En su interior, la endolinfa
se mueve cada vez que movemos la cabeza, siguiendo las leyes físicas de cualquier
líquido, y provoca el movimiento de unos pelitos que mandan señales al cerebro.
El cerebro interpreta estas señales y envía órdenes a los músculos para que nuestro
cuerpo mantenga el equilibrio. Cuando realizamos movimientos circulares, como al
girar sobre nosotros mismos, la endolinfa sigue moviéndose por unos momentos,
aunque ya estemos quietos. El cerebro recibe la información de que los músculos
están quietos, pero el oído indica que seguimos en movimiento, provocando esa
sensación de mareo y pérdida del equilibrio, que se pasa en un momento si
permanecemos erguidos y firmes hasta que la endolinfa se detenga.
Trastornos o afecciones del oído que provocan falta de equilibrio
Esta es una de las causas más comunes de vértigo. Y suele aparecer cuando se mueve
la cabeza, al inclinarla hacia abajo o hacia arriba, cuando te tumbas, te giras o te
sientas. Estos episodios suelen ser leves o más intensos. En el caso de que provoque
caídas, es recomendable que acudas a un especialista para recibir un tratamiento. La
aparición del VPPB se asocia a golpes en la cabeza, trastornos que dañan el oído
interno o daños ocasionados durante una cirugía de oído.
Fístula perilinfática
La fístula perilinfática aparece cuando se produce una fuga del líquido del oído interno
al oído medio. Y esto provoca inestabilidad, náuseas y mareo. Esto puede
desencadenarse a raíz de infecciones crónicas del oído, una lesión en la cabeza,
cambios en la presión del aire, incluso algunos nacen con este trastorno.
Cuando un herpes zóster (erupción cutánea que aparece por el virus de la varicela)
afecta a los nervios auditivos, faciales y vestibulares, ocasiona lo que se conoce como
herpes zóster ótico o síndrome de Ramsay Hunt. Provoca pérdida de audición, vértigo,
dolor de oído y sensibilidad facial.
Los canales en forma de bucle en el oído interno contienen líquido y sensores finos y
similares a vellos que te ayudan a mantener el equilibrio. En la base de los canales se
encuentran el utrículo y el sáculo, los cuales contienen un parche de células ciliadas
sensoriales cada uno.
El equilibrio de una persona
Gracias al equilibrio puedes hacer muchas cosas, desde montar una bicicleta sin caerte
hasta la simple acción de mantenerte de pie sin marearte.; además ayuda a mejorar la
confianza, previene las caídas y te ayuda a estar activo.
equilibrio inestable.
equilibrio estable.
equilibrio permanente.
Nervio del equilibrio