El Existencialismo 1 (Teoría)
El Existencialismo 1 (Teoría)
El Existencialismo 1 (Teoría)
El Existencialismo
Concepto
Nunca ha habido un acuerdo general sobre la definición de existencialismo. El término a
menudo es visto como una conveniencia histórica que fue inventada por primera vez
para describir a muchos filósofos, en retrospectiva, mucho después de haber muerto.
De hecho, aunque generalmente se considera que el existencialismo se originó con la
obra de Kierkegaard, el primer filósofo prominente en adoptar el término para describir
su propia filosofía fue Jean-Paul Sartre.
Sartre propone la idea de que lo que "todos los existencialistas tienen en común es la
doctrina fundamental de que la existencia precede a la esencia" lo que significa que la
consideración más importante para las personas es el hecho de que son un ser
consciente ("existencia") que actúa de forma independiente y responsable—en lugar
de ser etiquetado con roles, estereotipos, definiciones, u otras categorías
preconcebidas que se ajustan al individuo ("esencia"). La vida real de la persona es lo
que constituye lo que podría llamarse su "verdadera esencia" en lugar de estar allí
atribuido a una esencia arbitraria que otros utilicen para definirla.
Uno de sus postulados fundamentales del existencialismo es que en el ser humano "la
existencia precede a la esencia" (Sartre), es decir, que no hay una naturaleza humana
que determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son,
así como el significado de sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre
y totalmente responsable de sus actos. Esto incita en el ser humano la creación de una
ética de la responsabilidad individual, apartada de cualquier sistema de creencias
externo a él.
En líneas generales el existencialismo busca una ética que supere a las moralinas y
prejuicios; busca una ética universal, válida para todos los seres humanos, que muchas
veces no coincide con los postulados de las diversas morales particulares de cada una
de las culturas preexistentes.
La vida se impone sobre la razón abstracta
El existencialismo se opone al racionalismo y al empirismo, centrados en la valoración
de la razón y del conocimiento como principio trascendente, sea que este se postule
como el punto de partida de la existencia o como su orientación vital.
El existencialismo se opone a la hegemonía de la razón como fundamento de la
reflexión filosófica porque desde la perspectiva de los existencialistas, la experiencia
humana no puede estar condicionada a la absolutización de uno de sus aspectos, ya
que el pensamiento racional como principio absoluto niega la subjetividad, las pasiones
y los instintos, tan humanos como la consciencia. Esto le confiere también un carácter
antiacademicista por oposición al positivismo.
Mirada filosófica puesta en el sujeto
El existencialismo propone centrar la mirada filosófica en el propio sujeto y no en
categorías supraindividuales. De esta manera, el existencialismo retorna a la
consideración del sujeto y su modo de existir frente al universo como experiencia
individual e individualizada. Le interesará, por lo tanto, reflexionar sobre el móvil de la
existencia y el modo de asimilarla. Por lo que pretende estudiar la propia condición de
la existencia en términos de sus posibilidades. Esto abarca, según Abbagnano, «el
análisis de las situaciones más comunes y fundamentales en que el hombre llegar a
encontrarse».
Libertad sobre la determinación exterior
Si la existencia precede a la esencia, el ser humano es libre e independiente de toda
categoría abstracta. La libertad, por lo tanto, debe ser ejercida desde la responsabilidad
individual, que derivaría en una ética sólida aunque independiente de un imaginario
previo.
Para el existencialismo la libertad implica la plena conciencia de que las decisiones y
acciones personales influyen en el entorno social, lo que nos hace corresponsables del
bien y del mal. De allí la formulación de Jean-Paul Sartre, según la cual la libertad es
responsabilidad total en soledad absoluta, es decir: "El hombre está condenado a ser
libre".
Esta pretensión de los existencialistas descansa en la lectura crítica de las guerras
históricas, cuyos crímenes han sido justificados a partir de categorías abstractas,
suprahumanas o supraindividuales, tales como los conceptos de nación, civilización,
religión, evolución, y pare de contar.
Angustia existencial
Si el temor puede definirse como el miedo a un peligro concreto, la angustia es, en
cambio, el temor de sí mismo, la inquietud ante las consecuencias de las propias
acciones y decisiones, el miedo a una existencia sin consuelo, el miedo a proferir daños
irreparables pues no hay excusas, justificaciones ni promesas. La angustia existencial
es, de algún modo, lo más semejante al vértigo.
Historia
Algunos consideran que el existencialismo en sí atraviesa a toda la historia de la
humanidad (por ejemplo: en la Sumeria Epopeya de Gilgamesh se encuentran planteos
llenos de angustia, esperanza, duelo, melancolía, anhelos de eternidad que luego
reiterará siempre el existencialismo) ya que sus temas son los capitales de cada ser
humano y de todo el conjunto de la humanidad.
La aparición y desarrollo del existencialismo está estrechamente relacionada con el
proceso de la historia occidental. Por ello, para comprenderlo, vale la pena comprender
el contexto.
Antecedentes del existencialismo
El siglo XVIII es testigo de tres fenómenos fundamentales: la revolución francesa, la
revolución industrial y el desarrollo del iluminismo o Ilustración, un movimiento
filosófico y cultural que preconizaba la razón como principio universal y fundamento
del horizonte vital.
La Ilustración veía en el conocimiento y la educación los mecanismos para liberar a la
humanidad del fanatismo y el atraso cultural, lo que implicaba un cierto rearme ético
propugnado desde la universalidad de la razón.
Sin embargo, desde el siglo XIX en el mundo occidental ya era notorio que aquellas
banderas (razón, progreso económico de la industrialización, política republicana,
entre otros) no lograban evitar la decadencia moral de Occidente. Por eso, el siglo XIX
ve nacer muchos movimientos críticos de la razón moderna, tanto artísticos como
filosóficos y literarios.
El existencialismo tiene sus antecedentes en el siglo XIX en el pensamiento de
Kierkegaard (1813 – 1855) y Nietzsche (1844 – 1900). También, aunque menos
directamente, en el pesimismo de Arthur Schopenhauer (1788 – 1860), así como en las
novelas de Fiódor Dostoyevski (1821 – 1881).
El siglo XX y la formulación del existencialismo
El reacomodo de los sistemas económicos, políticos y del pensamiento de los siglos
anteriores, que auguraban un mundo racional, moral y ético, no dieron los resultados
esperados. En su lugar, se sucedieron las guerras mundiales, signos inequívocos de la
decadencia moral de Occidente y todas sus justificaciones espirituales y filosóficas.
El existencialismo, desde sus inicios, ya notaba la incapacidad de Occidente para
ordenar aquella transformación violenta. Los existencialistas del siglo XX que vivieron la
Segunda Guerra Mundial tuvieron frente a sí las pruebas de la decadencia de los
sistemas morales y éticos fundados en valores abstractos.
Entre los filósofos más representativos del existencialismo se encuentran Martin
Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Miguel de Unamuno, Simone de Beauvoir y
Albert Camus.
Sin embargo el existencialismo recién toma nombre en el siglo XX y particularmente
tras las terriblemente traumáticas experiencias que vivió la humanidad durante la
Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Durante estos dos conflictos
(que podrían ser calificados por una parte como casos extremos de la estupidez que
puede tener la humanidad y por la otra -concordando con Hannah Arendt- como las
formas en las que la violencia interhumana llega a su apogeo con una banalización del
mal) surgieron los pensadores que a posteriori se preguntaron explícitamente "¿qué
sentido tiene la vida?", "¿para o por qué existe el ser?", o "¿existe la libertad total?".
Desarrollo en el siglo XX
El existencialismo nace como una reacción frente a las tradiciones filosóficas
imperantes, tales como el racionalismo (del latín, ratio, razón. Es una corriente
filosófica que se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII,
formulada por René Descartes, es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la
razón en la adquisición del conocimiento y rechaza la idea de los sentidos, ya que nos
pueden engañar; defiende las ciencias exactas, en concreto las matemáticas y dice que
posee contenidos innatos, es decir, ya nacemos con conocimientos, solo tenemos que
"acordarnos" de ellos. Usa el método deductivo como principal herramienta para llegar
al verdadero conocimiento), o el empirismo (que resalta el papel de la experiencia
sobre todo el sentido de la percepción, que busca descubrir un orden legítimo dentro
de la estructura del mundo observable, en donde se pueda obtener el significado
universal de las cosas).
En los años 1940 y 50, existencialistas franceses como Jean-Paul Sartre, Albert Camus y
Simone de Beauvoir dieron a conocer escritos académicos y/o de ficción que
popularizaron temas existenciales del tipo de la libertad, la nada, el absurdo, entre
otros.
Esta corriente filosófica discute y propone soluciones a los problemas inherentes a la
condición humana, como el absurdo de vivir, la significancia e insignificancia del ser, el
dilema en las guerras, el eterno tema del tiempo, la libertad, la relación dios-hombre, el
ateísmo, la naturaleza del hombre, la vida y la muerte. El existencialismo busca revelar
lo que rodea al hombre, haciendo una descripción minuciosa del medio en el que se
desenvuelve el individuo (existente), para que éste obtenga una comprensión propia y
pueda dar sentido o encontrar una justificación a su existencia. Esta filosofía, a pesar de
los ataques provenientes con mayor intensidad de la religiosidad cristiana del siglo XX,
busca una justificación para la existencia humana. El existencialismo, de acuerdo a
Jean-Paul Sartre, dice que en la naturaleza humana la existencia precede a la esencia (lo
que para algunos es un ataque a dogmas religiosos), pensamiento iniciado por
Aristóteles y proseguido en Sartre, quien indica que los seres humanos primero
existimos y luego adquirimos esencia; es decir, sólo existimos y, mientras vivimos,
vamos aprendiendo de los demás humanos que han inventado cosas abstractas; el
humano, entiende Sartre, se libera en cuanto se realiza libremente y esa, es su esencia,
su esencia parte desde sí para sí .
El existencialismo y el arte
Algunos consideran que los conceptos desarrollados en la filosofía existencialista han
sido fuertemente influidos por el arte. Novelas, obras de teatro, películas, cuentos y
pinturas, sin que hayan sido catalogadas necesariamente como existencialistas,
sugieren ser precursoras de sus postulados. He aquí algunos autores y obras
representativas:
Las novelas, cuentos y relatos de Franz Kafka (1883 – 1924), como “El Proceso”, “El
Castillo”, La metamorfosis; en las cuales los protagonistas se enfrentan a situaciones
absurdas, carentes de explicación, aunque haya respuestas, a las que nunca tienen
acceso.
Algunos temas recurrentes en las obras de Dostoievski como Crimen y castigo, Los
endemoniados, Los hermanos Karamázov y El idiota incluyen el suicidio, la destrucción de
los valores familiares, el renacimiento espiritual a través del sufrimiento (siendo uno de
los puntos capitales), el rechazo a Occidente y la afirmación de la ortodoxia rusa y el
zarismo4.
Rainer Maria Rilke escribió poesía y novelas que influyeron directamente sobre los
existencialistas. Los cuadernos de Malte de Laurids influyó sobre La náusea de Sartre, y
Heidegger escribió un largo ensayo sobre uno de sus poemas. Muchos de los motivos
existencialistas se encuentran en los Cuadernos… la búsqueda de una existencia
auténtica y el enfrentamiento con la muerte, entre otros.
La obra del escritor portugués, Fernando Pessoa, en particular: El marinero y El libro del
desasosiego.
Obras de autores franceses como La náusea de Sartre; La peste de Camus; Viaje al fin de
la noche de Cèline; para acabar con El juicio de Dios de Antonin Artaud y la poesía y
dramaturgia de Jean Genet.
Una de las novelas más conocidas de Hermann Hesse: El lobo estepario, plantea una
situación en la que el protagonista, Harry Haller, se encuentra sumido en un profundo
dilema sobre su identidad. Hay dos almas viviendo en su pecho: un lobo y un hombre,
que representan la virtud y la humanidad, en contraste con la satisfacción salvaje de los
instintos y una profunda misantropía.
Las películas del cineasta sueco Ingmar Bergman, como El séptimo sello, Gritos y
susurros y Fanny y Alexander, o las del ruso Andrey Tarkovsky en casi toda su obra (por
ejemplo Solaris basada en el libro de Stanisław Lem usa como pretexto a la ciencia
ficción para dar lugar a reflexiones existencialistas) o en El espejo y especialmente en
su última obra: El sacrificio (o Sacrificio).
Ver: “Sartre, el hombre y las cosas”- Filosofía aquí y ahora II con José Pablo
Feinmann: youtube.com/watch?v=9nUolZ_bJp4
Bibliografía
Belaval, Yvon (dir.) (1981). La filosofía del siglo XX. v. 10. ISBN 968-23-1083-0.
Murdoch, Iris (1957). Sartre.
Ortega y Gasset, José (1958). ¿Qué es filosofía?
Prini, Pietro (1992). Historia del existencialismo: de Kierkegaard a hoy. ISBN 978-84-254-
1766-5.
Thody, Philip (1966). Jean-Paul Sartre.