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224488813-DFE

REPÚBLICA DEL ECUADOR


FUNCIÓN JUDICIAL
www.funcionjudicial.gob.ec

Juicio No: 17240202300092

Casillero Judicial No: 0


Casillero Judicial Electrónico No: 0913955415
[email protected], [email protected]

Fecha: viernes 17 de noviembre del 2023


A: DR. PEDRO LUIS ALDAS ALVAREZ
Dr/Ab.: PEDRO LUIS ALDAS ALVAREZ

TRIBUNAL DE GARANTÍAS PENALES CON SEDE EN LA PARROQUIA


QUITUMBE DEL DISTRITO METROPOLITANO DE QUITO, PROVINCIA DE
PICHINCHA

En el Juicio Especial No. 17240202300092 , hay lo siguiente:

VISTOS: En calidad de Juez Pluripersonal del Tribunal de Garantías Penales con


sede en la Parroquia Quitumbe, del Distrito Metropolitano de Quito, Provincia de
Pichincha, en virtud del sorteo de ley, este Tribunal compuesto por: Dra. Mirian
Janeth Escobar Pérez, Jueza Ponente, Dra. Rita Gallegos Rojas, Jueza; y, Dr. Juan
Carlos Mendez Pozo, Juez, en remplazo del Dr. Wilson Caiza Reinoso, Juez,
mediante acción de personal No. 10777-DP17-2023-VS, de fecha 17 de noviembre
de 2023, y que fuera puesta en conocimiento a las 16h27; en su condición de Juez
Constitucional, avocan conocimiento de la presente Petición de Medida Cautelar
Autónoma solicitada por el ciudadano HERNAN PATRICIO CARRILLO ROSERO s
orteada con fecha 14 de noviembre de 2023, a las 15h37, puesta en nuestro
conocimiento el día de hoy 17 de noviembre de 2023 a las 16h30. En relación a la
entrega del expediente se llama la atención a la Dirección Provincial del Consejo de
la Judicatura de Pichincha por la falta de atención y remisión de la causa a los
jueces legalmente sorteados, inobservando el principio de celeridad previsto en el
Art. 4 numeral 11 literal b) de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y
Control Constitucional, en concordancia con el Art. 86 numeral 2 literal a) de la
Constitución de la República, a sabiendas que se trata de una de medida cautelar
constitucional, la cual exige atención inmediata y prioritaria, por lo que se dispone a
las autoridades administrativas pertinentes realicen las correspondientes
investigaciones, para cuyo efecto ofíciese al Director General del Consejo de la
Judicatura y a la Fiscalía General del Estado.
Incorpórese al proceso el escrito de amicus curiae presentado por Alejandro David
Piedra Toledo, quien comparece en calidad de tercero interesado; incorpórese al
proceso el escrito presentado por las asambleístas Jhajaira Urresta Guzman, Esther
Cuesta Santana, Gissela Garzón Monteros y Pierina Sara Mercedes Correa Delgado,
quienes comparecen en calidad de terceros coadyuvantes; incorpórese al proceso el
escrito de amicus curiae presentado por Vivian Isabel Idrovo Mora, abogada
defensora de derechos, Ana Cristina Vera Sánchez; Ab. Lina María Espinosa
Villegas y Billy Navarrete Benavidez Director ejecutivo del Comité Permanente por la
Defensa de los Derechos Humanos (CDH Guayaquil); incorpórese al proceso el
escrito de amicus curiae presentado por Pedro Luis Aldas Alvarez; incorpórese al
proceso el escrito presentado por el Dr. Washington Andrade Escobar, quien
comparece en calidad de tercero coadyuvante; incorpórese al proceso el escrito de
amicus curiae presentado por Fernando Rafael Cerón Córdova, Presidente de la
Casa de la Cultura; incorpórese al proceso el escrito de amicus curiae presentado
por Veronica Yuquilema Yupangui, representante legal de la Fundación Regional de
Asesoría en Derechos Humanos ( INREDH); incorpórese al proceso el escrito de
amicus curiae presentado por Leónidas Iza Salazar, Presidente de la CONAIE, en
atención a los referidos escritos que anteceden se dispone: Conforme lo establece el
Art 12 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional,
téngase en cuenta a los referidos peticionarios en la calidad en la que comparecen,
así como los correos electrónicos señalados en sus respectivos escritos para futuras
notificaciones que les correspondan.- Incorpórese al proceso los anexos y escrito
presentados por el señor Christian Fabricio Proaño Jurado, en su calidad de
procurador judicial del Ing. Miguel Pesantez Urgiles, Administrador General de la
Asamblea Nacional del Ecuador y por tanto representante legal y extrajudicial de la
Asamblea Nacional del Ecuador, en atención al mismo se dispone: Téngase en
cuenta al referido peticionario en la calidad en la que comparece así como la
autorización dada a los Doctores Edgar Lagla Toapanta, Daniela Erazo y Diana
Naranjo como sus abogados defensores, así como los correos electrónicos
señalados para futuras notificaciones que le corresponda.
PRIMERO.- MEDIDA CAUTELAR.
1.1. JURISDICCION Y COMPETENCIA. El Art. 11 numeral 3 de la Constitución de la
República del Ecuador establece: “Los derechos y garantías establecidos en la
Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos serán de
directa e inmediata aplicación por y ante cualquier servidora o servidor público,
administrativo o judicial, de oficio o a petición de parte. Para el ejercicio de los
derechos y las garantías constitucionales no se exigirán condiciones o requisitos que
no estén establecidos en la Constitución o la ley (…)”; el Art. 160 numeral 2 del
Código Orgánico de la Función Judicial determina: “En las causas de protección de
derechos se aplicarán las reglas antes mencionadas, y además se tomarán en
cuenta para el sorteo a los tribunales penales”, así mismo el Art. 167 de la Ley
Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional expresa: “Juezas y
jueces de primer nivel.- Compete a las juezas y jueces de primer nivel conocer y
resolver, en primera instancia, la acción de protección, hábeas corpus, hábeas data,
acceso a la información pública, petición de medidas cautelares; y ejercer control
concreto en los términos establecidos en esta ley ”; y, por el sorteo de ley por el que
correspondió al Tribunal conocer esta Medida Cautelar autónoma; en consecuencia,
por los mandatos constitucionales y legales expresados, este Tribunal como Juez
pluripersonal tiene potestad para conocer y resolver en el presente caso y es
competente, tanto por el tiempo, como por las personas, por el territorio y la materia,
para conocer y resolver la presente petición.
1.2. VALIDEZ PROCESAL. No se ha omitido solemnidades sustanciales y además
se ha observado durante su tramitación los principios constitucionales establecidos
en el Art. 4 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control
Constitucional, razón por la que se declara su validez.
1.3. CONOCIMIENTO DE LOS HECHOS. Del conocimiento de los hechos por la
sola descripción de los mismos que deben reunir los requisitos previstos en la Ley
Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional (Art. 33) se tiene
que, comparece el señor Hernan Patricio Carrillo Rosero, ecuatoriano, mayor de
edad, casado, domiciliado en la ciudad de Quito, portador de la cédula de ciudadanía
1801938935, en contra de la Asamblea Nacional. En el libelo de la demanda el
accionante en la parte medular dice: “(…) Antecedentes de hecho: Hernán Patricio
Carrillo Rosero, con una destacada carrera como oficial de la Policía Nacional de la
cual llegó a ser su Comandante General, se desempeñó como ministro del Interior
entre marzo y septiembre de 2022. En el contexto de una crisis de seguridad, los
ataques al ministro Carrillo iniciaron inmediatamente después de su designación,
muchos venían de sectores "perjudicados" por su correcta actuación durante su
carrera en la Policía Nacional. Tras pocos meses en el cargo, las principales
organizaciones criminales amenazadas por su actuación, aprovecharon un
despreciable femicidio cometido dentro de una instalación policial para presionar su
salida de la cartera de Estado encargada de la seguridad ciudadana. Aún con
posterioridad a su salida como ministro, sus detractores políticos en la Asamblea
Nacional, impulsaron un juicio político y lograron su censura. En tanto no se
encontraba ya en el cargo, la censura se usó como un mecanismo para impedir su
participación política posterior. Patricio Carrillo Rosero fue censurado por la
Asamblea Nacional del Ecuador el día 23 de febrero del año 2023, según Resolución
RL-2021-2023-139. El 17 de mayo de 2023, el Sr. Guillermo Lasso Mendoza,
Presidente de la República del Ecuador, disolvió la Asamblea Nacional apelando a la
causal de grave crisis política y conmoción interna. Como consecuencia de esta
decisión y según los plazos y procedimientos previstos, el Pleno del Consejo
Nacional Electoral, aprobó a convocatoria a Elecciones Presidenciales y Legislativas
anticipadas - 2023 mediante Resolución PLE-CNE-6-23-5-2023. Cumpliendo los
procesos de democracia interna, el Movimiento Político Nacional Construye listas 25,
inscribió a Patricio Carrillo Rosero como primer candidato en la lista nacional de
asambleístas. Una vez verificado el cumplimiento de requisitos y la no existencia de
inhabilidad alguna, el Consejo Nacional Electoral resolvió autorizar su inscripción.
Esta decisión fue impugnada por la Señora Marcela Aguiñaga -representante legal
de Revolución Ciudadana- quien argumentó precisamente la censura por parte de la
Asamblea Nacional como motivo suficiente para impedir la participación electoral de
Patricio Carrillo. El Pleno del Consejo Nacional revisó nuevamente la situación y se
ratificó en que Patricio Carrillo Rosero cumplía con todos los requisitos legales y
constitucionales y no pesaba sobre él ninguna de las inhabilidades para participar.
Así lo confirmó expresamente en su Resolución No. PLE-CNE-IS-19-6-2023-IC-
EPLA de 19 de junio de 2023: Cabe señalar que la censura par parte de la Asamblea
Nacional a un funcionario de Estada no suspende los derechos políticos y de
participación consagrados en la Constitución de la República y en la Ley Orgánica
Electoral y de Organizaciones Políticas de la República del Ecuador, Código de la
Democracia. La menciona resolución fue impugnada por el mismo sujeto político
ante el Tribunal Contencioso Electoral (en adelante también TCE) que examinó todo
el expediente y verificó el cumplimiento de requisitos y la no existencia de
inhabilidades, negando así la impugnación presentada. Pero no sólo interesa la
decisión final del TCE, sino los razonamientos esgrimidos a lo largo de la Sentencia
005-2019-TCE/187-2018-TCE. A continuación se transcriben las referencias más
relevantes: 61. Más aún, este Tribunal Contencioso Electoral tiene la obligación de
proteger el pleno ejercicio de los derechos políticos de las y los ecuatorianos. Al
respecto, la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), de la cual el
Ecuador forma parte desde el año 1969 y cuya ratificación se realizó en el año 1977,
en su artículo 23 reconoce como derechos políticos y las posibilidades de
reglamentación por los Estados parte, lo siguiente: Artículo 23. Derechos Políticos. 1.
Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a)
De participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes libremente elegidos: b) De votar y ser elegidos en elecciones
periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que
garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c) De tener acceso, en
condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. 62. En este
sentido, hay que resaltar que, los derechos políticos y de participación tienen un
espectro amplio y relevante, como el derecho a formar parte de los partidos y
movimientos políticos o postular para los cargos de elección popular, razón por la
cual, adquieren especial importancia a nivel internacional en diversos instrumentos
internacionales de derechos humanos, tales como: la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, Declaración Universal de Derechos Humanos.
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y, la CADH. Todos estos,
reconocen la importancia de la participación política en un Estado democrático. 63.
Los derechos de participación, igual que el resto de derechos constitucionales, no
son absolutos; de manera que, entran en la esfera de la labor legislativa, ajustándose
a las limitaciones que establezca la ley. A este respecto, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH), en su jurisprudencia sobre el tema relacionado a los
limites previstos en el artículo 23 inciso 2 de la CADH ha establecido que si bien la
ley tiene que establecer regulaciones, dichos límites deben ser proporcionales y
razonables, es así que, en el caso Castañeda Guzmán vs, Estados Unidos
Mexicanos, la Corte IDH aclaro que el artículo 23 se limitaba a ciertos aspectos
relacionados a la capacidad mental, y edad; mientras que, en el caso Yatama vs.
Nicaragua, la Corte IDH examinó la juridicidad internacional de la condición de
pertenencia a un partido político y las formalidades de inscripción para la
participación en un proceso electoral. 64. Sobre el tema relacionado a las
condiciones y formalidades previstas en el artículo 23 inciso 2. la Corte IDH fue clara
en señalar que "(..) Esta reglamentación debe encontrarse prevista en una ley no ser
discriminatoria, basarse en criterios razonables, atender a un propósito útil y
oportuno que la torne necesaria para satisfacer un interés público imperativo, y ser
proporcional a ese objetivo' 65. En este sentido, tal como se ha señalado, siendo que
no se advierte que la prohibición contenida en el artículo 85 de la Ley Orgánica de la
Función Legislativa hubiere sido prevista por el legislador como una inhabilidad para
ser candidato a un cargo de elección popular sino para el ejercicio de un cargo
público, no se evidencia que la censura dispuesta, como una sanción política, por la
Asamblea Nacional el 23 de febrero de 2023, en contra del señor Hernán Patricio
Carrillo Rosero, lo inhabilite para ser calificado como candidato a asambleísta
nacional. 66. Situación similar ocurre con las sanciones de naturaleza administrativa.
Al respecto, el Tribunal Contencioso Electoral en el caso 005-2019-TCE/187- 2018-
TCE ha señalado de manera enfática que: De los argumentos expuestos se
evidencia que la normativa ecuatoriana no contempla deforma expresa que, una de
las inhabilidades para ser candidato a una dignidad de elección popular sean las
sanciones impuestas, en vía administrativa. Como quedo descrito, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en la sentencia López Mendoza vs.
Venezuela párrafo 105, la limitación del derecho de ser elegido se refiere a una
restricción impuesta por vía de sanción, debería tratarse de una "condena, por juez
competente, en proceso penal'. Ninguno de esos requisitos se ha cumplido, pues, el
órgano que impuso dichos sanciones no era un juez competente, no hubo condena y
las sanciones no se aplicaron como resultado de un proceso penal, en el que
tendrían que haberse respetado las garantías judiciales consagradas en los artículos
de la Convención Americana. 67. En similar condición que la referida en el párrafo
anterior este Tribunal se pronunció en la sentencia No. 140-2019-TCE señalando: De
este modo, se justifica jurídicamente la imposibilidad de impedir que un dignatario de
elección popular que hubiere sido destituido por la Contraloría General del Estado en
virtud de faltas cometidas en el ejercicio de un cargo o función, deba ser impedido de
ejercer los derechos de participación. Como resulta evidente, la situación legal de
Patricio Carrillo Rosero fue revisada en dos ocasiones por el Consejo Nacional
Electoral y posteriormente ratificada en el órgano de justicia electoral: el Tribunal
Contencioso Electoral. Con su candidatura en firme, se presentó a las elecciones y
en el sufragio del día 20 de agosto de 2023 obtuvo el respaldo de 1'707.682
electores, lo que equivale a algo más del 20% del total de los sufragantes. Con
posterioridad a esta fecha, el Consejo Nacional Electoral anuló el proceso de
elecciones en el exterior, por lo que los resultados definitivos se conocen con
posterioridad a esas nuevas elecciones. A través de la Resolución PLE-CNE-9-5-11-
2023 se proclamaron resultados y se adjudicaron escaños, confirmando que Patricio
Carrillo Rosero obtuvo el segundo escaño de esa dignidad nacional con el respaldo
de 1'715.182.
La amenaza de vulneración de derechos
Incluso antes de la proclamación de resultados, la misma organización política que
impugnó en repetidas ocasiones su candidatura ha emprendido campañas
comunicacionales "advirtiendo" que no permitirá que el asambleísta electo Patricio
Carrillo ejerza su cargo.
En octubre de este año, la legisladora electa Yajaira Urresta tuvo la audacia de
presentar una acción de protección destinada a impedir los derechos políticos de
Patricio Carrillo. Por tercera ocasión se analizó el caso y la Jueza Constitucional
resolvió inadmitir la acción. Me refiero a la Acción de Protección No. 17460-2023-
03396. En su resolución, la jueza se remite a las decisiones ya tomadas por el
Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral y señala que la
accionante no ha podido demostrar ninguna violación de un derecho constitucional.
Los anuncios y advertencias de que impedirán la participación del asambleísta
Patricio Carrillo son públicos y cotidianos y la amenaza es real en tanto se acerca la
sesión de instalación de la Asamblea Nacional que además -según el Código de la
Democracia- deberá ser presidida por quienes hayan obtenido la más alta votación
nacional. Si bien la votación del Movimiento Construye representa la segunda más
alta votación del Legislativo, la primera es precisamente de los protagonistas de las
objeciones e impugnaciones de la candidatura de Patricio Carrillo y los autores de las
advertencias de que le impedirán el ejercicio de su cargo.
Todo esto permite anticipar que existe el grave riesgo de que los derechos políticos
de Patricio Carrillo y de un millón setecientos quince mil votantes, sean violados,
Dada su naturaleza, las medidas cautelares constitucionales. se convierten en el
mecanismo idóneo para evitar tal violación y garantizar el ejercicio real del derecho a
elegir y ser elegido.
Un cargo de elección popular no es equiparable a ningún "cargo público"
La distinción fundamental entre un cargo de elección popular y otro cargo público
radica en el origen del encargo o la responsabilidad. Mientras un cargo público
puede resultar de una designación directa o un concurso de méritos, un cargo de
elección popular es la representación misma del sistema democrático.
Quien ha sido electo como legislador, como concejal, como alcalde, no ha
establecido una relación laboral / contractual con un organismo público sino que
tiene una conexión directa y única con los ciudadanos que lo eligieron. Su legitimidad
y autoridad emanan de la voluntad del pueblo expresada a través del voto. Esto
implica un compromiso con la representación de los intereses y preocupaciones de la
comunidad que representa y hay una amplia gama de derechos y libertades que
entran en debate, los principales y más evidentes: el derecho a elegir y ser elegido,
fundamento de todo sistema democrático.
La naturaleza jurídica del juicio político
El juicio político, también conocido como implementar en algunos sistemas, es un
mecanismo propio del sistema de pesos y contrapesos. Se trata de un proceso de
control político a una autoridad electa o designada, que otorga a los sectores de
oposición una herramienta de evaluación de gestión o simplemente una evaluación
de confianza política en el caso de los sistemas parlamentarios.
Aunque resulta obvio, por la relevancia para el caso que nos ocupa, es esencial
comprender que el juicio político no es un proceso jurisdiccional, no garantiza todos
los elementos del debido proceso (los de juez imparcial o doble conforme sólo por
mencionar lo evidente) y de ninguna manera es asimilable a una sanción penal. Si ha
de asimilarse a algún tipo de sanción. Estaría más cerca de una administrativa.
En su esencia, el juicio político es un mecanismo que permite al órgano legislativo de
un país destituir a un funcionario público de alto rango. A diferencia de un proceso
penal, donde el objetivo es castigar al infractory, en algunos casos, privarlo de su
libertad, el juicio político es una herramienta de la confrontación política que en los
casos en que se asume con integridad, busca proteger la gestión institucional, la
transparencia y la gestión de cuentas. En la historia reciente de nuestro país, es
mucho más común que se trate de mecanismos de obstrucción del gobierno, una
pugna de poderes, o incluso una estrategia de visibilzación de determinados actores.
El carácter administrativo del juicio político se refleja en varios aspectos clave.
Primero, el órgano encargado de llevar a cabo el juicio político suele ser el poder
legislativo, que se arroga la representación de la sociedad y actúa en nombre de esta
para evaluar a los funcionarios públicos. En contraste, un proceso penal es dirigido
por fiscales y jueces, cuyo papel es buscar pruebas de culpabilidad y aplicar
sanciones penales.
En segundo lugar las consecuencias del juicio político difieren significativamente de
las de un proceso penal. La destitución del cargo público es la principal sanción que
puede imponerse en un juicio político. Esta acción tiene como objetivo preservar la
estabilidad institucional y la legitimidad del gobierno en lugar de castigar al
funcionario. Además aquellos destituidos a través de un juicio político pueden
enfrentar acciones legales posteriores si se considera que han cometido delitos
punibles, lo que muestra claramente la distinción entre las dos formas de sanción.
En tercer lugar, el estándar de prueba en un juicio político suele ser más flexible que
en un proceso penal. Mientras que en un juicio penal se requiere probar la
culpabilidad más allá de una duda razonable, en un juicio político se pueden
considerar causales hasta los asuntos con el menor rigor si una mayoría así lo
resuelve.
Jurisprudencia aplicable
En el caso López Mendoza vs Venezuela, la inhabilitación para ser candidato estaba
en la constitución venezolana (quien haya recibido sanciones de Contraloría) y sin
embargo, la Corte estableció que aquello contravenía la convención, precisamente
por no ser una sanción de juez penal competente.
104. La Corte debe determinar si las sanciones de inhabilitación impuesta al señor
López Mendoza por decisión de un órgano administrativo y la consiguiente
imposibilidad de que registrara su candidatura para cargos de elección popular son o
no compatibles con la Convención Americana. No corresponde, en cambio, que la
Corte se pronuncie sobre la interpretación del derecho interno venezolano y en
particular, sobre la compatibilidad o incompatibilidad del artículo 105 de la
LOCGRSNCF con la Constitución de Venezuela. Asimismo, la Corte considera que
para decidir el presente caso no es necesario realizar un pronunciamiento respecto a
los alegatos de derecho comparado presentados por el Estado. Si en el futuro se
presentara ante la Corte algún caso en que se haya aplicado una de las normas
citadas por el Estado, sería entonces procedente analizarlas a la luz de las
disposiciones de la Convención Americana.
105. Así pues, refiriéndose específicamente al caso concreto que tiene ante sí, la
Corte entiende que este punto debe resolverse mediante la aplicación directa de lo
dispuesto por el artículo 23 de la Convención Americana, porque se trata de
sanciones que 207 La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de
1999 establece en sus artículos 42 y 65 lo siguiente:
Artículo 42. Quien pierda o renuncie a la nacionalidad pierde la ciudadanía. El
ejercicio de la ciudadanía o de alguno de los derechos políticos sólo puede ser
suspendido por sentencia judicial firme en los casos que determine la ley.
106. Artículo 65. No podrán optar a cargo alguno de elección popular quienes hayan
sido condenados o condenadas por delitos cometidos durante el ejercicio de sus
funciones y otros que afecten el patrimonio público, dentro del tiempo que fije la ley,
a partir del cumplimiento de la condena y de acuerdo con la gravedad del delito
(énfasis añadido).
El artículo 23.1 de la Convención establece que todos los ciudadanos deben gozar
de los siguientes derechos y oportunidades los cuales deben ser garantizados por el
Estado en condiciones de igualdad: i) a la participación en la dirección de los asuntos
públicos directamente o por representantes libremente elegidos; ii) a votar y a ser
elegido en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual
y por voto secreto que garantice la libre expresión de los electores, y iii) a acceder a
las funciones públicas de su país.
107. El artículo 23.2 de la Convención determina cuáles son las causales que
permiten restringir los derechos reconocidos en el artículo 23.1, así como, en su
caso, los requisitos que deben cumplirse para que proceda tal restricción. En el
presente caso, que se refiere a una restricción impuesta por vía de sanción, debería
tratarse de una "condena, por juez competente, en proceso penal". Ninguno de esos
requisitos se ha cumplido, pues el órgano que impuso dichas sanciones no era un
"juez competente", no hubo "condena" y las sanciones no se aplicaron como
resultado de un "proceso penal", en el que tendrían que haberse respetado las
garantías judiciales consagradas en el artículo 8 de la Convención Americana.
108. La Corte estima pertinente reiterar que "el ejercicio efectivo de los derechos
políticos constituye un fin en sí mismo y, a la vez, un medio fundamental que las
sociedades democráticas tienen para garantizar los demás derechos humanos
previstos en la Convención y que sus titulares, es decir, los ciudadanos, no sólo
deben gozar de derechos sino también de "oportunidades". Este último término
implica la obligación de garantizar con medidas positivas que toda persona que
formalmente sea titular de derechos políticos tenga la oportunidad real para
ejercerlos. En el presente caso, si bien el señor López Mendoza ha podido ejercer
otros derechos políticos (supra párr. 94), está plenamente probado que se le ha
privado del sufragio pasivo, es decir, del derecho a ser elegido.
109. En virtud de lo que antecede, la Corte determina que el Estado violó los
artículos 23.1.b y 23.2 en relación con el artículo 1.1 de la Convención Americana, en
perjuicio del señor Leopoldo López Mendoza.
Petro vs Colombia
90. La Corte ha señalado, en relación con la protección a los derechos políticos, que
la democracia representativa es uno de los pilares de todo el sistema del que la
Convención forma parte, y constituye un principio reafirmado por los Estados
americanos en la Carta de la Organización de los Estados Americanos (en adelante
"Carta de la OEA")113. En este sentido, la Carta de la OEA, tratado constitutivo de la
organización de la cual Colombia es Parte desde el 12 de julio de 1951 establece
como uno de sus propósitos esenciales "la promoción y la consolidación de la
democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención".
91. En el Sistema Interamericano la relación entre derechos humanos, democracia
representativa y los derechos políticos en particular, quedó plasmada en la Carta
Democrática Interamericana, aprobada en la primera sesión plenaria del 11 de
septiembre de 2001 durante el Vigésimo Octavo Periodo Extraordinario de Sesiones
de la Asamblea General de la OEA. Dicho instrumento señala en sus artículos 1, 2 y
3 que:
Articulo 1
Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la
obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo
social, político y económico de los pueblos de las Américas.
Artículo 2
El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de
derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la
Organización de los Estados Americanos. La democracia representativa se refuerza
y profundiza con la participación permanente ética y responsable de la ciudadanía en
un marco de legalidad conforme al respectivo orden constitucional.
Articulo 3
Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a
los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su
ejercicio con sujeción al estado de derecho: la celebración de elecciones periódicas,
libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la
soberanía del pueblo: el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la
separación e independencia de los poderes públicos.
92. La Carta Democrática Interamericana hace entonces referencia al derecho de los
pueblos a la democracia, al igual que destaca la importancia en una democracia
representativa de la participación permanente de la ciudadanía en el marco del orden
legal y constitucional vigente, y señala como uno de los elementos constitutivos de la
democracia representativa el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al Estado de
Derecho. Por su parte, el artículo 23 de la Convención Americana reconoce derechos
de los ciudadanos que tienen una dimensión individual y colectiva, pues protegen
tanto aquellas personas que participen como candidatos como a sus electores. El
párrafo primero de dicho artículo reconoce a todos los ciudadanos los derechos: a)
de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de
representantes libremente elegidos: b) de votar y ser elegidos en elecciones
periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que
garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c) tener acceso, en
condiciones generales de igualdad, a funciones públicas de su país.
93. El ejercicio efectivo de los derechos políticos constituye un fin en sí mismo y. a la
vez, un medio fundamental que las sociedades democráticas tienen para garantizar
los demás derechos humanos previstos en la Convención. Además, de conformidad
con el artículo 23 convencional, sus titulares, es decir, los ciudadanos, no solo deben
gozar de derechos, sino también de "oportunidades". Este último término implica la
obligación de garantizar con medidas positivas que toda persona que formalmente
sea titular de derechos políticos tenga la oportunidad real para ejercerlos. Los
derechos políticos y su ejercicio propician el fortalecimiento de la democracia y el
pluralismo político. Por lo tanto, el Estado debe propiciar las condiciones y
mecanismos para que dichos derechos puedan ser ejercidos de forma efectiva,
respetando el principio de igualdad y no discriminación. La participación política
puede incluir amplias y diversas actividades que las personas realizan
individualmente u organizadas, con el propósito de intervenir en la designación de
quienes gobernarán un Estado o se encargarán de la dirección de los asuntos
públicos, así como influir en la formación de la política estatal a través de
mecanismos de participación directa o, en general, para intervenir en asuntos de
interés público, como por ejemplo la defensa de la democracia.
94. Por otro lado, la Corte recuerda que los derechos políticos no son absolutos, de
forma tal que su ejercicio puede estar sujeto a regulaciones o restricciones. Sin
embargo, la facultad de regular o restringir los derechos no es discrecional, sino que
está limitada por el derecho internacional, el cual requiere el cumplimiento de
determinadas exigencias que, de no ser respetadas, transforman la restricción en
ilegitima y contraria a la Convención Americana. En este sentido, el párrafo 2 del
artículo 23 de la Convención establece que la ley puede reglamentar el ejercicio y las
oportunidades a los derechos reconocidos en el párrafo 1 de dicho artículo.
"exclusivamente" en razón de la "edad, nacionalidad, residencia, idioma. Instrucción,
capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal".
Asimismo, cabe recordar que, como lo establece el artículo 29 de la Convención,
ninguna norma de la Convención puede ser interpretada en sentido de limitar los
derechos en mayor medida que la prevista en ella.
95. La Corte advierte que la Comisión y las partes sostienen interpretaciones
divergentes respecto al alcance del artículo 23.2 de la Convención, en particular
sobre si dicho artículo admite restricciones a los derechos políticos de autoridades
democráticamente electas como resultado de sanciones impuestas por autoridades
distintas a un "juez competente, en proceso penal", y las condiciones en que dichas
restricciones podrían ser válidas. Al respecto, el Tribunal recuerda que en el caso
López Mendoza Vs. Venezuela se pronunció sobre el alcance de las restricciones
que impone el artículo 23.2 respecto de la inhabilitación del señor Leopoldo López
Mendoza por parte del Contralor General de la República, mediante la cual le fue
prohibida su participación en las elecciones regionales del año 2008 en Venezuela.
En aquel precedente, la Corte señaló lo siguiente:
107. El artículo 23.2 de la Convención determina cuales son las causales que
permiten restringir los derechos reconocidos en el artículo 23.1. Así como, en su
caso, los requisitos que deben cumplirse para que proceda tal restricción. En el
presente caso, que se refiere a una restricción impuesta por vía de sanción, debería
tratarse de una "condena, por juez competente, en proceso penal". Ninguno de esos
requisitos se ha cumplido, pues el órgano que impuso dichas sanciones no era un
"juez competente", no hubo "condena" y las sanciones no se aplicaron como
resultado de un "proceso penal" en el que tendrían que haberse respetado las
garantías judiciales consagradas en el artículo 8 de la Convención Americana.
96. La Corte reitera que el artículo 23.2 de la Convención Americana es claro en el
sentido de que dicho instrumento no permite que órgano administrativo alguno pueda
aplicar una sanción que implique una restricción (por ejemplo. imponer una pena de
inhabilitación o destitución) a una persona por su inconducta social (en el ejercicio de
la función pública o fuera de ella) para el ejercicio de los derechos políticos a elegir y
ser elegido: sólo puede serlo por acto jurisdiccional (sentencia) del juez competente
en el correspondiente proceso penal. El Tribunal considera que la interpretación
literal de este precepto permite arribar a esta conclusión, pues tanto la destitución
como la inhabilitación son restricciones a los derechos políticos, no sólo de aquellos
funcionarios públicos elegidos popularmente, sino también de sus electores.
97. Esta interpretación literal resulta corroborada si se acude al objeto y fin de la
Convención para comprender los alcances del artículo 23.2 del mismo instrumento.
La Corte ha afirmado que el objeto y fin de la Convención es "la protección de los
derechos fundamentales de los seres humanos", así como la consolidación y
protección de un ordenamiento democrático. El artículo 23.2 de la Convención
corrobora esa finalidad, pues autoriza la posibilidad de establecer regulaciones que
permitan la existencia de condiciones para el goce y ejercicio de los derechos
políticos. De igual forma lo hace la Declaración Americana en su artículo XXVIII, en
el sentido de que reconoce la posibilidad de establecer restricciones al ejercicio de
los derechos políticos cuando estos son "necesarios en una sociedad democrática".
Para los mismos efectos, resulta relevante el artículo 32.2 de la Convención en el
sentido de que establece que "[I]os derechos de cada persona están limitados por
los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del
bien común, en una sociedad democrática".
98. La interpretación teleológica permite resaltar que, en las restricciones a los
derechos reconocidos por la Convención, debe existir un estricto respeto de las
debidas garantías convencionales. La Corte considera que el artículo 23.2 de la
Convención, al establecer un listado de posibles causales para la limitación o
reglamentación de los derechos políticos, tiene como objeto determinar criterios
claros y regímenes específicos bajo los cuales dichos derechos pueden ser
limitados. Lo anterior busca que la limitación de los derechos políticos no quede al
arbitrio o voluntad del gobernante de turno, con el fin de proteger que la oposición
política pueda ejercer su posición sin restricciones indebidas. De esta forma, el
Tribunal considera que las sanciones de destitución e inhabilitación de funcionarios
públicos democráticamente electos por parte de una autoridad administrativa
disciplinaria, en tanto restricciones a los derechos políticos no contempladas dentro
de aquellas permitidas por la Convención Americana, son incompatibles no solo con
la literalidad del artículo 23.2 de la Convención, sino también con el objeto y fin del
mismo instrumento.
Control de convencionalidad: la importancia de la jurisprudencia interamericana para
el Ecuador
En cualquier sistema jurídico comprometidos con el respeto a los derechos humanos
y el fortalecimiento de la democracia, la aplicación de los instrumentos de derechos
humanos es una piedra angular en la labor de los jueces constitucionales. Esta
práctica responde a la necesidad de garantizar la coherencia y la efectividad de las
normas y principios internacionales en el sistema legal interno, y es reflejo de un
concepto fundamental en el derecho contemporáneo: el control convencionalidad.
En el Ecuador hay que agregar que la propia Constitución integra los instrumentos
de derechos humanos al sistema interno y les otorga jerarquía constitucional
conformando lo que se conoce como bloque de constitucionalidad. Los jueces
constitucionales desempeñan un rol crucial al verificar que las decisiones y actos
estatales no violen los derechos consagrados en la Convención Americana, incluido
su desarrollo jurisprudencial. Esta labor es fundamental para prevenir y remediar
posibles abusos de derechos humanos y en la realización del Estado constitucional
de derechos y justicia.
Así lo ha ratificado la Corte Constitucional del Ecuador en la Sentencia No. 11-18-
CN/19: 267. La Corte IDH, en adelante, ha ido precisando las obligaciones que se
derivan del control de convencionalidad y que esta Corte Constitucional las adopta:
a) el control de constitucionalidad se complementa con el de convencionalidad y hay
que hacerlas de oficio: b) el control de convencionalidad lo hacen las autoridades
públicas en el marco de sus competencias; c) el control de convencionalidad es de
tratados y de las interpretaciones de sus órganos: y. d) el control de
convencionalidad también se aplica en las opiniones consultivas.
269. De estas interpretaciones, se deriva que todo operador judicial, y esto debe
incluir no solo a jueces y juezas, sino también a fiscales y a personas que se dedican
a la defensa pública, deben conocer y aplicar, en lo que corresponda, los estándares
desarrollados por la Corte IDH del mismo modo que lo harían con los preceptos
constitucionales.
275. El control de convencionalidad se complementa al control de constitucionalidad.
Toda autoridad pública, en el ámbito de sus competencias, debe observar tanto la
Constitución como la jurisprudencia de la Corte Constitucional, como la CADH y la
jurisprudencia de la Corte IDH, y cuando corresponda, según la convención, la
doctrina desarrollada por los mecanismos de protección internacional de derechos
humanos. Lo que no dicen las normas o interpretaciones nacionales, se
complementa con las normas y las interpretaciones de órganos internacionales de
derechos humanos.
282. Por todas estas razones, las autoridades de Estado en general, y los
operadores de justicia en particular, están obligados a realizar control de
convencionalidad en el marco de sus competencias y procedimientos. Esto es,
cuando en el ejercicio de sus funciones, encuentren normas más favorables o
estándares internacionales en los tratados, instrumentos internacionales, opiniones
consultivas, observaciones generales y más, deberán aplicar la norma que mejor
efectivice el ejercicio de derechos.
Las medidas cautelares autónomas como mecanismo idóneo en este caso
Las medidas cautelares constitucionales, establecidas en la Constitución de 2008.
representan una importante garantía jurisdiccional destinada a proteger los derechos
fundamentales de los ciudadanos. Su naturaleza radica en su capacidad para
prevenir o detener de manera inmediata amenazas o violaciones de los derechos
reconocidos en la Constitución y en tratados internacionales sobre derechos
humanos.
Una de las características fundamentales de estas medidas es su adecuación a la
gravedad de la violación que se pretende evitar o detener. Esto significa que las
medidas cautelares pueden variar en su alcance y naturaleza, dependiendo de la
situación específica.
Normas que se invocan
Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional
Art. 26.- Finalidad.- Las medidas cautelares tendrán por objeto evitar o cesar la
amenaza o violación de los derechos reconocidos en la Constitución y en
instrumentos internacionales sobre derechos humanos. Las medidas cautelares
deberán ser adecuadas a la violación que se pretende evitar o detener, tales como la
comunicación inmediata con la autoridad o persona que podría prevenir o detener la
violación, la suspensión provisional del acto, la orden de vigilancia policial, la visita al
lugar de los hechos. En ningún caso se podrán ordenar medidas privativas de la
libertad.
Art. 27.- Requisitos.- Las medidas cautelares procederán cuando la jueza o juez
tenga conocimiento de un hecho por parte de cualquier persona que amenace de
modo inminente y grave con violar un derecho o viole un derecho. Se considerará
grave cuando pueda ocasionar daños irreversibles o por la intensidad o frecuencia
de la violación. No procederán cuando existan medidas cautelares en las vías
administrativas u ordinarias, cuando se trate de ejecución de órdenes judiciales o
cuando se interpongan en la acción extraordinaria de protección de derechos.
Art. 28. Efecto jurídico de las medidas. El otorgamiento de medidas cautelares y su
adopción no constituirá prejuzgamiento sobre la declaración de la violación ni
tendrán valor probatorio en el caso de existir una acción por violación de derechos.
Art. 29.- Inmediatez.- Las medidas cautelares deberán ser ordenadas de manera
inmediata y urgente. La jueza o juez deberá ordenarlas en el tiempo más breve
posible desde que recibió la petición.

Art. 30.- Responsabilidad y sanciones.- El incumplimiento de las medidas cautelares


será sancionado de la misma manera que en los casos de incumplimiento de la
sentencia en las garantías jurisdiccionales constitucionales.
Art. 31.- Procedimiento.- El procedimiento para ordenar medidas cautelares será
informal sencillo, rápido y eficaz en todas sus fases. La jueza o el juez tendrán la
obligación de buscar los medios más sencillos que estén a su alcance para proteger
el derecho amenazado o que está siendo vulnerado.
Art. 32.- Petición.- Cualquier persona o grupo de personas podrá interponer una
petición de medidas cautelares, de manera verbal o escrita, ante cualquier jueza o
juez. Si hubiere más de una jueza o juez, la competencia se radicará por sorteo. En
la sala de sorteos se atenderá con prioridad a la persona que presente una medida
cautelar. En caso de que se presente la petición oralmente, se realizará el sorteo
sólo con la identificación personal. La petición podrá ser interpuesta conjuntamente
con el requerimiento de cualquiera de las garantías jurisdiccionales previstas en la
Constitución, cuando tenga por objeto detener la violación del derecho. En estos
casos, las medidas cautelares se tramitarán previamente a la acción para declarar la
violación de derechos por lo que no se requerirá la calificación del requerimiento para
que proceda la orden de medidas cautelares; de ser procedente, la jueza o juez
podrá ordenar las medidas cautelares cuando declare la admisibilidad de la acción.
El requerimiento se tramitará de conformidad con lo dispuesto en esta ley. El
peticionario deberá declarar si ha interpuesto otra medida cautelar por el mismo
hecho.
Art. 33.- Resolución.- Una vez que la jueza o juez conozca sobre la petición de
medidas cautelares, si verifica por la sola descripción de los hechos que se reúnen
los requisitos previstos en esta ley, otorgará inmediatamente las medidas cautelares
correspondientes. No se exigirán pruebas para ordenar estas medidas ni tampoco se
requiere notificación formal a las personas o instituciones involucradas. La jueza o
juez admitirá o denegará la petición de medidas cautelares mediante resolución
sobre la cual no se podrá interponer recurso de apelación. En el caso de que la jueza
o juez ordene las medidas correspondientes especificará e individualizará las
obligaciones, positivas y negativas, a cargo del destinatario de la medida cautelar y
las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que deben cumplirse; sin perjuicio de
que, por las circunstancias del caso, la jueza o juez actúe de forma verbal; y se
utilizarán los medios que estén al alcance de la jueza o juez, tales como llamadas
telefónicas, envios de fax o visitas inmediatas al lugar de los hechos.
La Corte Constitucional del Ecuador se ha pronunciado en ya muchas ocasiones
sobre el alcance este tipo de medidas, señalamos -por ejemplo- la Sentencia No. 66-
15-JC/19 en la cual se desarrollan criterios para que procedan las medidas
cautelares:
19. Frente a un derecho, reconocido en la Constitución o en un instrumento
internacional de derechos humanos, para que procedan las medidas cautelares debe
existir una acción u omisión que se encuentre en dos momentos: (1) cerca de
producirse una violación (amenaza): (2) se está produciendo la violación. El primer
momento se da antes de la violación, y el segundo momento durante la violación de
derechos. La violación a los derechos no se ha consumado en el primer momento y
solo cabría interponer medidas cautelares. Si se está produciendo derechos, se
causa un daño, entonces procede la garantía jurisdiccional de conocimiento que
corresponda -por ejemplo, la acción de protección de forma conjunta con la medida
cautelar o de manera autónoma.
20. Por ello, si se evita o se previene que se produzca la violación, entonces se ha
cumplido la finalidad de la medida cautelar. Si se detiene la violación que se está
cometiendo, también se cumple la finalidad de la medida cautelar. Por esta razón las
medidas cautelares tienen que ser adecuadas para prevenir o detener una violación
de derechos y tienen que ser inmediatas. La medida cautelar no tiene un fin
reparatorio ni el proceso es de conocimiento.
El caso que aquí se presenta es precisamente en el que corresponde una medida
cautelar autónoma, ante una amenaza inminente, la actuación del juez constitucional
está llamada a prevenir la violación de un derecho. ¿Qué derecho? el de ser elegido
en el caso de Patricio Carrillo y el de elegir en el caso del más de un millón
setecientos mil electores que le brindaron su respaldo. Derechos contenidos en la
Constitución e instrumentos de derechos humanos. ¿En qué circunstancias? En
aquellas descritas casi de forma exacta en dos sentencias de Corte Interamericana,
de obligatorio cumplimiento para el Ecuador: pretendida inhabilidad política a través
de sanción administrativa.
El caso cumple claramente con los supuestos que convierten a la medida cautelar
autónoma en la garantía jurisdiccional que asegure la realización de los derechos.
Petición
La inhabilitación de un representante electo mediante una sanción administrativa no
solo afecta al individuo en cuestión, sino que también socava el principio mismo de
representación democrática. Este tipo de mecanismos (inhabilitaciones políticas a
través de decisiones administrativas) se han hecho cada vez más comunes en un
contexto de retroceso democrático en la región. Eso precisamente explica el por qué
el Sistema Interamericano de Derechos Humanos ha establecido estándares para
evaluar estas restricciones.
El caso del asambleísta electo Hernán Patricio Carrillo Rosero se ajusta exactamente
a la jurisprudencia aquí analizada. Nos encontramos frente a la situación de un
ciudadano que en goce y ejercicio de sus derechos políticos participó como
candidato a la Asamblea Nacional y recibió el respaldo de más de 1.7 millones de
ecuatorianos. En contraste, existen figuras políticas que han pretendido impedir su
participación electoral primero a través de una sanción administrativa extemporánea
(pues ya no era Ministro de Estado), luego a través de objeciones, impugnaciones,
apelaciones: y que aún luego de haber recibido el respaldo popular amenazan con
impedir que Patricio Carrillo Rosero pueda actuar como legislador.
Los anuncios en este sentido han sido tantos y tan claros, que no se trata ya de una
posibilidad sino que podemos anticipar su actuación en este sentido. Impedir el
ejercicio de un legislador, aunque fuera tan solo en la sesión de instalación de la
Asamblea Nacional, sería una gravísima violación a sus derechos y a los derechos
de más de un millón setecientos mil ecuatorianos y ecuatorianas que votaron por él.
La jurisprudencia de la Corte Interamericana citada aquí en abundancia, fue
mencionada también por el Tribunal Contencioso Electoral al pronunciarse sobre su
participación como candidato. Las circunstancias del caso se aplican de manera
exacta a los estándares -de obligatoria aplicación- desarrollados por la Corte: la
única restricción legítima para la participación política vendría de una sentencia
condenatoria de juez penal; una sanción administrativa no puede de ninguna manera
interferir, impedir, violar los derechos políticos, esenciales para la vida democrática
de un país. En consecuencia con este análisis e invocando la garantía jurisdiccional
idónea, solicitamos a ud, señor juez, emita medida cautelar a favor del señor Patricio
Carrillo Rosero que prevenga / evite la violación de sus derechos y los de sus
electores; impidiendo que se utilicen interpretaciones arbitrarias o ilegales destinadas
a impedir el ejercicio del cargo para el que fue electo. en particular:
Disponga al Ministerio de Trabajo del Ecuador que en el Registro de Impedimento e
Inhabilitaciones, en lo referente al impedimento registrado para el ciudadano Patricio
Carrillo Rosero, haga constar expresamente la excepción de cargo de elección
popular.
Disponga a todos los integrantes de la Comisión de Instalación de la Asamblea
Nacional, garanticen la posesión como asambleísta y participación de Hernán
Patricio Carrillo Rosero en la sesión de instalación de la Asamblea Nacional.
Disponga a todos los miembros del Consejo de Administración Legislativa y a la
Secretaría General de la Asamblea Nacional que garanticen la participación de
Hernán Patricio Carrillo Rosero en todo aquello que se corresponda a su calidad de
asambleísta nacional.
Solicito a usted señor juez, subsanar todo error u omisión de formalidad tal como lo
ordena la Constitución en la tramitación de garantías constitucionales de modo tal
que mi pedido se resuelva con la inmediatez que el caso exige y en aplicación de la
interpretación que mejor favorezca la realización de los derechos.”
1.4. FUNDAMENTOS DE DERECHO. - El Art. 87 de la Constitución de la República
instituye dos tipos de medidas cautelares, las conjuntas y las autónomas. Las
conjuntas son aquellas que son solicitadas con una acción constitucional, mientras
que las autónomas son independientes, es decir, que no requieren de ninguna
acción para ser solicitadas. En el caso estamos frente a una medida cautelar
autónoma. Ahora bien de conformidad con lo que establecen los Arts. 31 y 32 de la
Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional es obligación del
juez determinar si la petición cumple con los requisitos determinados en la Ley; al
efecto, analizada la petición de acuerdo a lo que prescribe el Art. 26 “Finalidad.- Las
medidas cautelares tendrán por objeto evitar o cesar la amenaza o violación de los
derechos reconocidos en la Constitución y en instrumentos internacionales sobre
derechos humanos. Las medidas cautelares deberán ser adecuadas a la violación
que se pretende evitar o detener, tales como la comunicación inmediata con la
autoridad o persona que podría prevenir o detener la violación, la suspensión
provisional del acto, la orden de vigilancia policial, la visita al lugar de los hechos. En
ningún caso se podrán ordenar medidas privativas de la libertad.” Conforme al Art.
27 de la Ley ibídem, se encuentra determinado que las medidas cautelares
contempladas en esta Ley “(…) procederán cuando la jueza o juez tenga
conocimiento de un hecho por parte de cualquier persona que amenace de modo
inminente y grave con violar un derecho o viole un derecho. Se considerará grave
cuando pueda ocasionar daños irreversibles o por la intensidad o frecuencia de la
violación” debiendo indicar que, conforme lo dispuesto en el Art. 28 de la referida ley,
el otorgamiento de dicha medida de ninguna manera constituirá un prejuzgamiento
sobre la declaración de la violación de derechos.
En relación a los requisitos que se debe cumplir para que proceda las medidas
cautelares, la Corte Constitucional en sentencia 66-15-JC-19, de fecha 10 de
noviembre del 2019, señala: ….” 25. El artículo 27 de la LOGJCC establece los
requisitos para que procedan las medidas cautelares. Las medidas cautelares
procederán cuando la jueza o juez tenga conocimiento de un hecho por parte de
cualquier persona que amenace de modo inminente y grave con violar un derecho o
viole un derecho. Se considerará grave cuando pueda ocasionar daños irreversibles
o por la intensidad o frecuencia de la violación.
No procederán citando existan medidas cautelares en las vías administrativas u
ordinarias, cuando se trate de ejecución de órdenes judiciales o cuando se
interpongan en la acción extraordinaria de protección de derechos.26. Los requisitos
son cuatro, que la Corte Constitucional ha reiterado en su jurisprudencia y que de
forma apropiada invoca la jueza en la causa (10): i) hechos creíbles o verosimilitud;
ii) inminencia; iii) gravedad; y, iv) derechos amenazados o que se están violando.
27. Los hechos creíbles deben desprenderse de la petición de medidas cautelares.
Por la naturaleza de las medidas cautelares, al no ser una acción de conocimiento,
no se requieren pruebas para demostrar la veracidad de lo descrito al momento de
presentar la petición o demanda. De ahí que lo resuelto no constituya un
prejuzgamiento sobre los hechos o la posible responsabilidad por esos hechos, como
lo dispone el artículo 28 de la LOGJCC, y que la medida pueda ser revocada si es
que los hechos no fueron ciertos o si no se presentaban los oíros requisitos," La
Corte Constitucional identificó este requisito como "verosimilitud fundada de la
pretensión". 28. La inminencia tiene que ver con el tiempo. La relación entre un
hecho u omisión con la violación del derecho tiene que ser estrecha. La violación del
derecho tiene que estar pronto a suceder o estar sucediendo.(…)
29. La gravedad está definida por la misma ley y tiene que ver con una o más de
estas tres categorías que pueden o no concurrir en un caso concreto: la
irreversibilidad del daño; la intensidad del daño producido por la potencial violación
de derechos; o la frecuencia de la y violación. Un daño es irreversible cuando no se
puede volverá un estado o condición anterior. Un daño es intenso cuando el daño es
profundo, importante, como cuando produce dolor o su cuantificación es
considerable o difícil de cuantificar. Una violación es frecuente cuando sucede
habitual monte e incluso cuando se puede determinar un patrón en la violación. (…)”
Ahora, este Tribunal, de las argumentaciones expuestas y de la documentación
entregada tanto por el accionante como por los terceros interesados, establece que
la Asamblea Nacional, en ejercicio de su potestad fiscalizadora, procedió a enjuiciar
políticamente al ex Ministro del Interior, General Inspector en Servicio Pasivo
Hernán Patricio Carrillo Rosero, y en consecuencia lo ha censurado mediante
Resolución del Pleno No. RL-2021-2023-139, de fecha 23 de febrero de 2023. Se
verifica que la Ley Orgánica de la Función Legislativa en su Artículo 85 determina
en la parte pertinente: “…. La censura tendrá como efecto la inmediata destitución
de la autoridad quien no podrá ejercer ningún cargo, en el sector público por un plazo
de dos años. En el caso de que la o el funcionario público ya no se encuentre en el
ejercicio de su cargo, la censura consistirá en la prohibición de ejercer algún cargo
en el sector público durante dos años posteriores a la Resolución de censura
adoptada por la Asamblea Nacional.” Además, se colige que el señor Hernán
Patricio Carrillo Rosero, se ha presentado como candidato a Asambleísta Nacional
por la agrupación Construye, siendo dicha candidatura objetada por cierta
agrupación política, empero, el Tribunal Contencioso Electoral, dentro del caso 186-
2023-TC, en sentencia de fecha 23 de julio de 2023, en su parte pertinente ha
referido: “…En este sentido, tal como se ha señalado, siendo que no se advierte que
la prohibición contenida en el artículo 85 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa
hubiere sido prevista por el legislador como una inhabilidad para ser candidato a un
cargo de elección popular sino para el ejercicio de un cargo público, no se evidencia
que la censura dispuesta, como una sanción política, por la Asamblea Nacional el 23
de febrero de 2023, en contra del señor Hernán Patricio Carrillo Rosero, lo inhabilite
para ser calificado como candidato a asambleísta nacional.” En este sentido el señor
Hernán Patricio Carrillo Rosero, se presenta como candidato y ha ganado un
escaño como asambleísta nacional por el Movimiento Construye en las elecciones
generales de 20 de agosto del 2023. Se conoce que actualmente el señor Hernán
Patricio Carrillo Rosero, consta en la página web del Ministerio de Trabajo con
impedimento legal para el ejercicio de cargo público. En este contexto es preciso
manifestar que la Corte Constitucional en el caso No. 122-22-JC, de fecha 25 de
octubre de 2023, referente a las medidas cautelares autónomas en el marco de un
proceso de enjuiciamiento político, señala: “25. En relación con el principio de
independencia de funciones, como elemento esencial del sistema democrático, hay
que partir de la concepción de que “el poder está repartido y controlado por los
órganos del poder constituido” en razón de la separación de poderes,14 sin que una
Función del Estado esté por encima de las demás. De modo que todas deben actuar
de manera coordinada y no interferir en la actividad propia de otra Función sea para
evitar o conseguir determinado resultado, pues de este principio se deriva la
obligación de respeto mutuo de las actividades particulares de cada órgano. 26. Lo
anterior adquiere especial relevancia cuando se trata de un enjuiciamiento político,
pues es imperativo que esta potestad no se vea truncada por intereses de otras
autoridades públicas en tanto “constituye la más representativa muestra del ejercicio
de las potestades de fiscalización y control político de la función legislativa […]. Es,
asimismo, una de las expresiones de los principios de responsabilidad, juridicidad y
separación de funciones, que caracteriza a los Estados de derecho
contemporáneos”.15 27. En este sentido, la independencia de funciones opera como
un límite al ejercicio del poder de otras Funciones del Estado, pues busca evitar
injerencias indebidas o desequilibrio de los pesos y contrapesos establecidos
constitucionalmente a fin de que, en el trámite de un enjuiciamiento político, la
Asamblea Nacional no se vea impedida de realizar el control de los actos del poder
público que la Constitución le ha encomendado.16 Es por ello que otros órganos del
Estado incluyendo a las autoridades jurisdiccionales están vedados de influir sobre
un proceso de control político para interrumpir, obstaculizar o truncar las atribuciones
del órgano decisor. … 35.- En esta línea, debe quedar claro, además, que la justicia
constitucional no puede emplearse como un mecanismo para evitar o suspender un
proceso de enjuiciamiento político ni tampoco para revisar la procedencia,
conveniencia, o corrección del inicio, trámite y/o resultado de este en el marco del
artículo 131 de la Constitución. La justicia constitucional no puede ser utilizada
para resolver conflictos de naturaleza política, pues estos deben ser resueltos
en la arena política y no trasladados a la esfera jurisdiccional. Un actuar en
contrario generaría un desbalance en el sistema de separación de poderes y
una desnaturalización, tanto del control político, como del control
jurisdiccional constitucional.(…)” ( las negrillas son nuestras) En el caso no se
advierte que exista una amenaza de modo inminente y grave con violar un derecho,
además no se concibe una situación precisamente de urgencia o un daño
irreversible que amerite la adopción urgente de alguna medida cautelar, además el
cumplimento o no de requisitos a efectos de la posesión del accionante como
asambleísta, lo deben verificar las instituciones públicas correspondientes, con
base en el principio de confianza que se tiene en las acciones de la administración
pública, que presupone que realizan respetando deberes, derechos y garantías
constitucionales, por lo que no le compete a este Tribunal, en el orden de
prevención, instar a la institución pública al cumplimiento del ordenamiento normativo
que rige en el país. Por lo expuesto y al tenor del Art. 27 de la Ley Orgánica de
Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional y fundamentados en el principio
de independencia judicial previsto en el Art. 168 de la Constitución de la República,
este Tribunal de Garantías Penales con sede en la parroquia de Quitumbe, considera
que esta medida cautelar deviene en improcedente y así lo declara. Remítase copia
certificada del presente auto a la Corte Constitucional, conforme lo dispone el Art. 38
de la LOGJYCC. Notifíquese.

f).- MENDEZ POZO JUAN CARLOS, JUEZ; GALLEGOS ROJAS RITA, JUEZA; ESCOBAR PEREZ
MIRIAN JANETH, JUEZA.

Lo que comunico a usted para los fines de ley.

INCA ORTIZ PAULINA TATIANA


SECRETARIA

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