Criminología Educativa Modulo 1

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MODULO 1

Criminología Educativa
La Criminología Educativa tiene como objetivo la prevención de la criminalidad o
antisocialidad desde la escuela; ya sea para evitarlas, mediante la formación e información
del alumnado acerca de las amenazas y violencias propias de la convivencia humana; y/o
controlarlas, en tanto es en la escuela donde se pueden detectar las conductas antisociales y
darles pronto una solución para, con esto, evitar un desarrollo antisocial de los menores y
encaminarlos a ser alguien productivo para la sociedad.
La criminología educativa busca educar a las niñas, niños y adolescentes en edades
tempranas para así prevenir conductas violentas. Sin embargo, la figura de la y el
criminólogo educativo no está contemplada desde la Ley General de Educación. El objetivo
es evidenciar las fortalezas de incluir a una o un criminólogo educativo en las escuelas para
prevenir y erradicar violencias, así como para propiciar entornos de convivencia saludables
que coadyuven al aprendizaje.

Introducción a la criminología
El estudio del crimen conlleva y connota toda una serie de aspectos que forman parte de la
esencia del ser humano, como sus pasiones, su manera de convivir, su forma de imaginar,
lo que desea, qué valores le mueven. Todo ello es válido para entender por qué un
individuo o un grupo de ellos cualesquiera pretenden aprovecharse de otro u otros, a través
de un comportamiento que trasgrede y rompe un compromiso tácito en el que la libertad de
uno termina donde empieza la de otro. A ese comportamiento disruptivo y ventajista se le
ha etiquetado de muchas maneras. Quizá la denominación más comúnmente mal aceptada
sea la de delito, entendida desde el marco jurídico, que limita el ámbito del crimen a un
mero comportamiento ilegal, cuya regulación se establece a través de leyes consensuadas
entre los representantes políticos del pueblo y que se encuentran recogidas en un código
penal.

Pero la Criminología va más allá de la relación entre delito y castigo penal. Es el estudio
del crimen en sí mismo, de su naturaleza y por tanto, de la criminalidad, un concepto que se
vuelve fundamental, ya que en torno a éste y a la relación que establece con las variables
sociológicas, psicológicas y biológicas que afectan al individuo, se conformará el marco de
actuación de la ciencia criminológica, que, en última instancia, siempre tendrá un carácter
eminentemente práctico con el objetivo de lograr un mejor funcionamiento social.
La ciencia criminológica investiga al delincuente y no solo se ocupa del objeto, función,
extensión y explicación del delito. Una de las labores primordiales de la Criminología haya
sido no sólo explorar quién es el delincuente y cómo se le reconoce, sino también cómo se
le de tratar y como se le puede reconducir a la sociedad.

La conducta criminal es un componente más de la conducta antisocial causada por la acción


humana, entendida ésta como cualquier hecho que viole las reglas sociales o vaya contra
los demás, es decir, el comportamiento que produce un delito, entendido este como toda
conducta humana externa, culpable, penalmente antijurídica y punible, cuando encaja en las
descripciones del tipo legal y tiene señalada, en el Código Penal, una pena grave o menos
grave.

En la historia de la Criminología se han perfilado diversas corrientes que intentan


comprender el origen y las razones del crimen desde diferentes puntos de vista. Tres son los
principales enfoques:

1. El biológico: que considera que la conducta delictiva es consecuencia de alguna


patología o trastorno orgánico.
2. El psicológico: que busca la explicación del comportamiento delictivo en el mundo
anímico, en procesos psíquicos anormales o en vivencias subconscientes, o que
estima que el comportamiento criminal tiene idénticas características y se rige por
las mismas pautas que el comportamiento no criminal.
3. El sociológico: que contempla el hecho delictivo como “fenómeno social”.

Contextualización ala criminología juvenil


La adolescencia es una etapa esencialmente evolutiva de transición entre la infancia y el
estado adulto. En lo social, el adolescente debe atravesar un complejo proceso antes de
lograr una plena inserción en lo social, tras su rechazo instintivo de las normas y valores
sociales establecidos por los adultos y su adscripción a tipos de comportamiento social
independientes. El joven ha de aprender a ser ciudadano. Para Thomas Hobbes en Tratado
del ciudadano (1647) “...el hombre se hace apto para la Sociedad no por naturaleza,
sino a base de entrenamiento”.

La violencia juvenil es considerada una grave epidemia de este comienzo de siglo. Los
menores de edad son los nuevos protagonistas de las crónicas violentas y los
comunicadores sociales reiteran informaciones e investigaciones periodísticas sobre los
“jóvenes violentos”. En amplios sectores de la sociedad se considera que existe “una clara
ausencia de valores en los niños y jóvenes”. Ausencia que se vuelca finalmente en los más
diversos patrones de comportamiento violento.

La delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos preferidos en los estudios


sobre la criminología por:
1. Por la personalidad de su protagonista, que exige un esfuerzo adicional del
investigador y de los operadores jurídicos para captar el significado de la conducta,
para comprender a su autor y para prescribir la respuesta adecuada.
2. Por su repercusión social, que se explica, no obstante, más por el impacto de
injustos estereotipos sociales que por a la entidad real de la criminalidad.
Fenómenos como el miedo al delito juegan un papel decisivo.
3. Porque pone en evidencia los conflictos que enfrentan al mundo del derecho y al de
ciencia tanto en el diagnóstico como la intervención. Política y ciencia hablan
lenguajes diferentes.

Entre los jóvenes predominan cuantitativamente las infracciones contra la propiedad:


hurtos, robos con fuerza en las cosas, robos con violencia o intimidación, agresiones, etc.

Criminología y contexto escolar


La actuación del criminólogo/a en el centro educativo podría dividirse en las siguientes seis
categorías, según el ámbito relacional de la vida del menor sobre el que se trabaje:

1. Relación del alumnado consigo mismo (trabajando la inteligencia emocional,


mejorando su autoestima y autoconcepto, desarrollando mejores herramientas
sociales…).
2. Relación del alumnado con demás alumnado,
3. Relación del alumnado con el profesorado.
4. Relación del alumnado con la familia
5. Relación del alumnado con la comunidad (mediante la educación en prevención
de todo tipo de conductas antisociales, enseñándoles cómo construir relaciones
sociales sanas y prosociales, fomentando el desarrollo de modelos de pensamiento y
conducta integradores e igualitarios basados en el respeto y la igualdad, fomentando
la corresponsabilidad en la familia…).
6. Relación del alumnado con el entorno próximo de la escuela (estudios de
criminología ambiental que ayuden a mejorar la seguridad de la escuela y el
alumnado)

Así mismo, de una manera más específica, podríamos identificar los objetivos principales
de la actuación del criminólogo/a con aquellas concretas conductas y modelos de
pensamiento antisociales que se pretenden prevenir. A modo de breve resumen, los
principales objetivos de la actuación criminológica serían:

Por un lado, el criminólogo/a educaría al alumnado en la prevención y detección de todo


tipo de violencias y conductas antisociales, entre las que se encuentran la violencia de
género, el bullying, la violencia doméstica, la ciberdelincuencia, la criminología vial, el
desarrollo de conductas adictivas (drogas, juego, dependencia emocional) y el maltrato
animal, entre otras.
Por otro lado, el criminólogo/a trabajaría en el desarrollo de modelos de conducta y de
pensamiento integradores e igualitarios; mediante la educación en feminismo y
coeducación, la integración y normalización de la libertad sexual y de género, así como
luchando contra todo tipo de discriminación.

Así, este trabajo preventivo llevado a cabo en el seno de la educación acabaría reportando
beneficios, tanto en el alumnado, como en el profesorado, el propio centro educativo y, por
supuesto, en la comunidad. Entre otras cosas, el alumnado observaría claras mejoras en su
calidad de vida y en la calidad de sus relaciones sociales. En consecuencia, su rendimiento
académico mejoraría. Y, por supuesto, se estarían previniendo multitud de conductas
antisociales y de riesgo, tanto en el momento actual, como en la futura vida adulta del
menor. Del mismo modo, la calidad del ambiente de trabajo del profesorado y la calidad de
vida del centro mejorarían. Finalmente, los beneficios más importantes, aparte de los que
obtiene el propio menor, los recibiría la sociedad. Educando a las futuras generaciones
evitaremos que, cuando estas crezcan y se desarrollen, cometan “los mismos errores” que
anteriores. Así, a largo plazo, la delincuencia en general se vería reducida. Por supuesto, el
incremento de la prevención y reducción de la delincuencia no sería puntual; sino que, si
educamos a las futuras generaciones a educar, generaremos un ciclo de aprendizaje,
educación y prevención en pro de la convivencia humana en nuestra sociedad.

El trabajo preventivo llevado a cabo en el seno de la educación acabaría reportando


beneficios, tanto en el alumnado, como en el profesorado, el propio centro educativo y,
por supuesto, en la comunidad.

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