Alumbradas e Ilusas de Nueva Espana Un e
Alumbradas e Ilusas de Nueva Espana Un e
Alumbradas e Ilusas de Nueva Espana Un e
issn: 1131-5571
REVISTA DE LA INQUISICIÓN
Intolerancia y Derechos Humanos
Tercera Época
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EL INSTITUTO DE HISTORIA
DE LA INTOLERANCIA
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SUMARIO
SECCIÓN DE INQUISICIÓN
4 Making the Inquisition disappear. Vice-royal politics against the tribunal of Lima
(1761-1813)
Martin biErsack, Ludwig Maximilians, Universidad de Múnich���������������������������������������� 89
SECCIÓN DE INTOLERANCIA
MISCELÁNEA
3 San Miguel Pérez, Enrique. La impaciencia del bien� La construcción europea en el de-
recho, la política y la literatura del siglo XX� Dykinson, Madrid, 2015, 308 págs.
lEandro MartínEz PEñas, Universidad Rey Juan Carlos �������������������������������������������������273
fErnando ciaraMitaro*
adriana rodríGuEz dElGado **
* Universidad Autónoma de la Ciudad de México
** Escuela Nacional de Antropología e Historia
René Millar Carvacho en su estudio sobre la ser alcanzado gracias a las sabias y ortodoxas
Inquisición en Lima, en relación a los pro- directrices trazadas por santa Teresa de Ávila
cesos de alumbradismo, recordaba como (1515-1582), Luis de Molina (1536-1600) y
su “signiicación cuantitativa” era exigua; no san Juan de la Cruz (1542-1591). Empero
obstante, agregaba –contextualmente– como había espacio también para las “menos sabias”
esos caos no dejaban de deinir condiciones contemplaciones de los iluministas y las
cualitativas de gran importancia para la his- ilusas.3
toria de las mentalidades, del pensamiento
y de la religiosidad popular.1 El objetivo de El misticismo es aquella actitud religiosa que
este artículo es describir y ofrecer, a través de pone en primer lugar la relación directa entre
los casos inquisitoriales de 38 mujeres, una el creyente y Dios. Tal correlación no se mani-
muestra completa de todas las inquietudes y iesta a través de prácticas del culto o actos
turbaciones espirituales que se tenían en una religiosos exteriores, sino que se realiza solo
concreta sección femenina de la sociedad por medio de la contemplación divina, que
mexicana entre 1598 y 1803. Estas dos fechas, se concreta de manera misteriosa e inefable.
en efecto, encierran el periodo en el cual, Para realizar el perfecto anillo de conjunción
según los expedientes inquisitoriales custo- entre el ser humano y Dios, pero también
diados en el Archivo General de la Nación por no anular la individualidad espiritual del
de México (en adelante AGN), se desarro- alma, es necesaria la intervención de la gracia.
llaron unos procesos que, a veces con infor-
mación sumaria, otras con documentación La devotio moderna fue el único movimiento
cabal, involucraron unas mujeres que, por sus espiritual que gozó de gran apoyo en España,
creencias, errores o acciones, se consideraron siendo tolerada y algunas veces estimulada,
sospechosas en asuntos de fe, se reputaron incluso por las altas jerarquías eclesiásticas
alumbradas, ilusas o iluminadas. e inquisitoriales. Esta corriente bajomedie-
val de profundización y despertar espiritual,
Del misticismo a la herejía: que tuvo origen en las provincias brabante-
alumbradismo, quietismo, sas, no se difundió únicamente en la penín-
molinosismo sula ibérica, sino que todos los países de la
Europa occidental fueron inluenciados, e
De las llamas de los primeros autos de fe del Italia, en particular, fue uno de los centros de
siglo XVI y de las cenizas de las víctimas máxima difusión (aunque no contó entre sus
inquisitoriales lo que pudo emerger fue el ave adeptos con personalidades de elevado nivel
fénix del misticismo español, intrínsecamen- intelectual).4 Nació así un original concepto
te hispánico, expresado en el uso de la ora-
ción mental e interior.2 El particular estado herejía española� Conversos, alumbrados e Inquisición
de gracia que el misticismo indicaba podía (1449-1559), Madrid, Marcial Pons, 2010).
3 Esas consideraciones generales acerca del misticismo,
alumbradismo y quietismo se encuentran en Fernando
1 René MILLAR CARVACHO, La Inquisición en Lima CIARAMITARO, “El Santo Oicio español y la herejía
(1697-1820), Madrid, Deimos, 1998, vol. III, p. 411. molinosista”, Contribuciones desde Coatepec, 13, 2007, p.
2 El debate historiográico sobre la “españolidad” de la 33-38. Además, se especiica que los vocablos “iluminista”
herejía alumbradista, según la clásica interpretación de o “iluminado” se emplean como sinónimos en la docu-
Menéndez Pelayo, ha sido revolucionado por la nueva mentación inquisitorial y la literatura.
lectura de Stefania Pastore, que subraya el origen conver- 4 El fundador de la devotio moderna fue el lamenco
so de todas heterodoxias (véase Stefania PASTORE, Una Geer de Groote (1340-1384), pero quien expresó más
de la sexualidad: ellos creían que suprimido el mujeres, seglares o eclesiásticos, eran llama-
acto sexual se intensiicaría la devoción, por dos “a la perfección en el Evangelio”.11
cuya razón se oponían al instituto matrimo-
nial, que precisamente tenía como elemento Sobre el origen de la comunidad de los alum-
constitutivo el acto carnal. Pero al perfecto brados se sabe muy poco, por ejemplo no se
alumbrado (el perfecto místico) le estaba conoce su fundador. Finalizando la centu-
permitido cualquier tipo de deseo libidinoso: ria decimoctava, tal vez fue refundada por
éste fue el mito erótico de la secta. Ésta, des- un bávaro, llamado Adam Weishaupt, que
preciando la igura del intermediario terre- dio vida a una especie de logia masónica.12
no, del pastor, anhelaba un contacto directo No hay concordancia entre las respuestas;13
con la divinidad, rechazando las ceremonias solamente se sabe que el presunto fundador
y practicando un culto de la personalidad fue educado por jesuitas y qué propio de las
reiteradamente sospechoso de herejía. Está reglas del orden de san Ignacio extrapoló
claro que desde el punto de vista teológico algunos artículos que después insertó en la
eran heterodoxos, como lo demuestra el uso constitución de los grupos de alumbrados, a
de la oración mental como único instrumen- los que también él pertenecía. Por cuanto el
to para lograr la perfección terrena. Además, alumbradismo –según Henry Kamen–14 se
airmaban que la mejor manera para enten- demostró una degeneración del verdadero
der la libertad consistía en renunciar a deter- misticismo, en particular en sus últimas fases,
minados ritos y comportamientos católicos, a veces poseía algunas características propias
como la oración en los lugares sagrados, las del misticismo que llegaba a desorientar a las
iglesias in primis, el culto a las imágenes, los autoridades.
ayunos y los mecanismos de responsabilidad
y conducta que exigían los mandamientos;10 A través de la lucha contra cada exceso, la
así se hubieran evitado todos los obstáculos al Inquisición española eliminó, durante los
libre ejercicio de la voluntad del alma. En in, primeros dos siglos de la edad moderna, a
el punto de vista extremamente subjetivo de los alumbrados más extremistas y los sobre-
los alumbrados aún pareció negar la eicacia vivientes protagonizaron los autos de fe del
de la gracia. 28 de febrero y 11 de abril de 1627. Hasta
inales de siglo ya no se escuchó hablar de los
Las creencias de estos místicos se difundieron
por toda España y las Américas, sin embargo, 11 Michele OLIVARI, “Momenti del cattolicesimo
el centro radiante fue Sevilla, donde las prác- italiano e spagnolo in età moderna”, Società e storia, 81,
1998, p. 620. A propósito del clima de fervor en la “bús-
ticas de los adeptos tuvieron siempre caracte- queda de la perfección” en un espacio del sistema impe-
rísticas peculiares y se distinguieron por un rial hispánico, el reino de Sicilia, véase Giovanna FIUME,
marcado barroquismo: el absoluto optimismo Il Santo Moro� I processi di canonizzazione di Benedetto
y el deseo de dar y recibir amor no manchado da Palermo (1594-1807), Milán, Franco Angeli, 2002, p.
110-116.
por el pecado original estaban en la base de 12 VEGA VIGUERA, op� cit�, p. 75.
una antropológica coniada actitud que fue 13 Henry KAMEN (La Inquisición española, Barcelona,
el fulcro de una vida laica y religiosa marca- Grijalbo, 1977, p. 83) localiza el germen del movimiento
damente ciudadana. En Sevilla, hombres y de los alumbrados en España en algunos frailes francis-
canos de origen converso de los que solo existen noticias
a partir de 1512. Sin embargo, no hay ninguna mención
al bávaro Weishaupt (1748-1830).
10 Ibidem, p. 76. 14 Ibidem, p. 85.
alumbrados y los autos ofrecieron solo un lis- los hombres y las mujeres que se adhirieron
tado de víctimas de judaizantes portugueses a prácticas y creencias quietistas pensaran
y condenados por delitos contra la moral y en alejarse conscientemente de la ortodoxia
las buenas costumbres (bígamos, renegados católica”.
y sodomitas).
El quietismo, que conoció la cumbre de su
También los quietistas, como los alumbrados, difusión en la segunda mitad del siglo XVII
fueron místicos. Ellos compartían con el mis- (en Italia con particular intensidad), no tuvo
ticismo el objetivo de la unión con Dios por una resonancia comparable al luteranismo:
medio de la anulación de la voluntad humana, siempre se quedó en un agregado de doc-
que llamaban “estado de quietud”, un estado trinas de relativo bajo peril y su naturaleza
de total inercia, obtenido con la suspensión fue casi siempre transparente, poco visible y,
de las actividades intelectuales y con el aban- al mismo tiempo, penetrante. Se fue propa-
dono perinde ac cadaver a Dios. El quietista, gando desde las comunidades rurales disemi-
laico o clérigo, vive en estrecha relación con nadas en la Meseta central y en la inhóspita
el mundo circundante, no concibe la vida del Sierra Nevada, en Galicia y en los montes
claustro y no tiene exigencia que lo lleve a Universales, hasta los supremos grados de
organizarse con sus iguales; no posee, enton- la jerarquía religiosa, implicada solo en un
ces, una visión de la iglesia como institución segundo momento.
–ni menos de su particular “iglesia quietista”–.
Obviamente, actitudes quietistas están pre- Fueron los miembros del bajo clero español
sentes en el alumbradismo, por ejemplo, el (pero también del italiano) los protagonis-
desprecio de las actividades cotidianas de la tas de un proceso de adhesión que llenó las
vida cristiana, como la asistencia a los sacra- ilas de vastos cultos provinciales y que, entre
mentos, la oración vocal y los ejercicios ascé- 1670-1675 y los primeros años del siglo XVIII,
ticos. Los quietistas deseaban, pues, oponerse pareció casi oscurecer cada diversa manifes-
a la religión oicial, que consideraban solo tación de la vida cristiana. Deinitivamente
un “espectáculo vacío” de métodos, prácticas el quietismo “se podría considerar como un
y esquemas ijos, al que habrían sustituido la sistema de creencias apto para afrontar con-
contemplación y la “santa indiferencia”. diciones de extrema incertidumbre, condi-
ciones, pues, en las que la elección racional
Mucho se ha investigado acerca de las creen- sea condenada a quebrarse”.16 La renuncia a
cias religiosas de esta corriente mística, muy la racionalidad fue causa suiciente para con-
poco, al contrario, sobre la forma en que siderar a estos místicos entre los peores ene-
fueron asumidas por los ieles. El historia- migos del racionalismo jesuítico.
dor italiano Sandro Lombardini15 sostiene
que, en el mayor número de casos de los que La liberalidad y el principio de igualdad que el
conservamos documentación, escasísimas quietismo trajo consigo, en las prácticas de la
son las “testiicaciones aptas para sugerir que fe y en el proyecto social que hipotéticamente
ideaba, ofrecían salidas a las exigencias espi-
15 “Credere annullando la volontà. La difusione del rituales emergentes y a las diversas realidades
quietismo nel Piemonte del Seicento”, en Giovanna
FIUME (ed.), Il santo patrono e la città� San Benedetto il
psicológicas y sociales que se delineaban en
Moro: culti, devozioni, strategie di età moderna, Venecia,
Marsilio, 2000, p. 120. 16 Ibidem, p. 139.
Al revisar los expedientes inquisitoriales nos desde inales del siglo XVI y hasta princi-
percatamos de que los vocablos de alumbra- pios del XIX.26 De estas mujeres tenemos a
do (o alumbrada) e iluso (o ilusa) fueron utili- 18 españolas, o sea, la mayoría de los casos
zados indistintamente por los inquisidores de (47%), luego a ocho criollas, dos castizas, dos
México; la diferencia entre uno y otro estriba mestizas y una de origen africano (mulata),
en que el alumbrado novohispano del siglo pero, además, existen otros siete expedien-
XVII seguía un corpus doctrinal integrado tes donde no se consigna el origen étnico de
por cuatro principios básicos: aquellas (véase tabla siguiente. Etnia de las
ilusas novohispanas). Cifras que reairman la
1. proposiciones contrarias al dogma católi- tesis de que, para el periodo colonial, por lo
co, es decir, errores dogmáticos tales como: menos para el reino de la Nueva España, el
“nadie puede salvarse sin oración mental”; grupo mayoritario que cayó en las redes de
“desprecio a las obras exteriores”; “rechazo la Inquisición fue el de los españoles, ya fue-
de la intermediación de la iglesia”; ran provenientes de la metrópoli o nacidos en
América, aunque en este conjunto también se
2. prácticas de perfección cristiana o de as- incluyen a los castizos.
cetismo;
Etnia de las ilusas novohispanas
3. estados preternaturales o, que es lo mismo,
raptos, arrobos, visiones, revelaciones, bi- Españolas 47 %
locación, don de curación, etcétera;
Criollas 21 %
4. actitudes religiosas contrarias a la disciplina
eclesiástica, o sea, todos aquellos compor- Castizas 5%
tamientos negativos que se apartaban de la
enseñanza de la iglesia, como, por ejemplo, Mestizas 5%
el consumir muchas hostias, comulgar sin
confesarse o estando excomulgado. Mulatas 3%
En tanto que un iluso del siglo XVIII fue aquel Sin especiicación 19 %
que se suscribía a divulgar el haber tenido
revelaciones prodigiosas, poseer cierto don
Con respecto a su condición (estado civil),
de profecía y tener la gracia de realizar mila-
las fuentes revelan que las ilusas eran, en gran
gros. En otras palabras, los ilusos en la Nueva
España abandonaron por completo la prácti- mayoría, soleteras, con nueve casos (24%);
ca de la oración mental, herramienta impres- luego hubo cinco casadas, cinco viudas y
cindible de la que hacían gala los alumbrados seis doncellas; tres eran monjas –una domi-
españoles (e italianos) para alcanzar la tan nica del convento de Santa Catalina de Siena
ansiada comunicación directa con Dios. en Puebla, una capuchina del claustro de
San José en Oaxaca, una clarisa del de Santa
En la documentación inquisitorial novohis- Clara en Atlixco, en la región de Puebla–;
pana encontramos un corpus documental de
38 casos de alumbradas e ilusas que fueron a 26 El cuadro completo de las alumbradas e ilusas novo-
parar a las ilas de la Inquisición de México, hispanas se puede ver en el apéndice.
una era novicia del claustro de San Juan de la agregamos que eran mujeres que poseían el
Penitencia de la ciudad de México; inalmen- mejor status vivendi para obtener la salvación
te, de nueve mujeres, por la documentación eterna, que se dedicaban a la oración y vivían
existente, no podemos especiicar su estado con recogimiento.29 Características que hicie-
(véase tabla siguiente. Condición de las ilusas ron que ellas gozaran de la estimación de su
novohispanas). entorno social, empero este privilegio no solo
se debía a la fama de beata, igualmente inlu-
Condición de las ilusas novohispanas yó de sobremanera el ambiente de la época,
(estado civil) donde lo milagroso imbuía la cotidianidad
de los moradores de la Nueva España, por lo
Solteras 24 % menos desde inales del siglo XVI hasta la pri-
mera mitad del XVIII.
Doncellas 16 %
En cuanto a las edades de estas 38 alumbra-
Casadas 13 % das e ilusas vemos que la gran mayoría va de
los 18 a los 54 años, a excepción de una sola
Viudas 13 % mujer mayor de 80 años, por lo que se deduce
que eran féminas económicamente producti-
Monjas 8% vas, no obstante, en los documentos solo se
determina el oicio de unas cuantas; así tene-
Novicia 2% mos a seis costureras (16%), una labradora,
una fabricante de redes, una hilandera, una
Sin especiicar 24 % tejedora y una cigarrera (véase tabla siguiente.
Oicio de las ilusas novohispanas).
Sin embargo, una particularidad que presen- Oicio de las ilusas novohispanas
ta la mayoría de estas féminas es el estado de
beata: además de casadas, viudas, doncellas Costureras 16 %
o solteras, decían ser de esta singular condi-
ción, por lo que se tiene un total de 17 bea- Labradora 2%
tas.27 Antonio Rubial esclarece que una beata
fue aquella que, por lo regular, vestía hábito Fabricante de redes 2%
religioso, aunque no forzosamente estaba
vinculada a una orden tercera.28 Nosotros Hilandera 3%
Puebla 13 %
Querétano 8%
Atlixco 2%
30 Por causa sobreseída consideramos a aquellos casos
Celaya 2% que seguían el curso del proceso, sin embargo, por dife-
rentes circunstancias, como la fuga, la enfermedad o has-
ta el fallecimiento de la rea, quedaron inconclusos. Tal
Guanajuato 2% fue el caso, por ejemplo, de María Romero, que murió
en cárceles secretas el 16 de septiembre de 1650 (véase
Ixmiquilpan 2% RUBIAL GARCÍA, “Las santitas del barrio…”, op� cit�, p.
36) o bien de Josefa Romero que, al igual que su herma-
na María, falleció en su celda el 7 de noviembre de 1657
Pachuca 3% (AGN, Inquisición, vol. 503, exp. 31, f. 267-272v).
Ilusas de las cuales se cono- Años del Ilusas con causas sobreseí- Años
ce el proceso completo proceso das (S) y denuncias (D)
31
Estas ilusas y alumbradas intentaron sustituir mental y los castigos corporales. De estos
la igura y las labores de los religiosos a través últimos –como la lagelación, los cilicios y
de pláticas espirituales y aunque se ufanaban los azotes– se puede decir que fueron los ele-
en decir que sus prédicas eran verdaderos mentos de piedad personal por los cuales se
coloquios de mística, solo se trató de sim- llegaba a los raptos, los arrobos, las visiones y
ples charlas religiosas enfocadas a ganarse la demás manifestaciones sobrenaturales.
admiración y el respeto de su comunidad. En
efecto, con sus enseñanzas, esas féminas pre- En la Nueva España se halló muy arraiga-
tendieron ganarse la deferencia de los varones, da la creencia de que el dolor físico era una
principalmente del clero. En ciertas ocasiones expresión de santidad, opinión que fue
fue tal su inluencia que algunas de ellas lle- perfectamente aprovechada por este tipo
garon a ser consejeras en asuntos de diversa de personajes femeninos, pues mediante el
índole, como ocurrió, por ejemplo, en 1686, autocastigo se consolidó su figura dentro
año de elección del cargo de hermano mayor de su entorno social. A este respecto, se
y de los consiliarios de la tercera orden fran- tiene el caso de tres alumbradas celebres
ciscana, en la cual la alumbrada Antonia de del siglo XVII por los martirios que padecie-
Ochoa –alias Antonia de Jesús– y su confesor, ron, se trata de la criolla Antonia de Ochoa
fray Clemente de Ledesma, ministro de dicha –ya citada–, de la española María de San
orden, confabularon para que ganase un pres- Joseph y la mestiza Francisca de los Ángeles,
bítero de apellido Villarreal. Así, valiéndose las cuales dijeron presentar estigmas en el
de su fama de santidad, la Antonia dijo que cuerpo, tales como llagas en el pecho y en las
en una de sus visiones había visto “a la junta manos, emulando con ellos el sufrimiento de
asustada y alborotada sobre la dicha elección”, Jesús cuando fue cruciicado.34
que no votasen por el candidato más fuerte,
el licenciado Antonio Rodríguez, sino por el En lo que respecta a los estados preternatu-
presbítero Villarreal, visión que fue utilizada rales, éstos fueron ciertos hechos fuera de lo
por fray Clemente para coaccionar a que otros ordinario, que no requerían de la interven-
miembros de la orden votasen por su favori- ción de Dios, ya que podían ser una manifes-
to (Villarreal), lo que, en un primer momen- tación de enfermedad, o bien, ser inducidos
to, llevó al éxito, ya que el día de la elección por sustancias psicotrópicas; eran “afectos
resultó vencedor el candidato de Ledesma; no del amor de Dios” todas aquellas demostra-
obstante el logro inicial, todo parece indicar ciones extraordinarias como raptos, arrobos,
que la votación fue sucesivamente anulada.33 levitaciones, temblores, visiones y hasta agre-
siones demoníacas. Manifestaciones que fue-
Otros medios por los cuales las llamadas ron exhibidas tanto en lugares sacros (iglesias,
alumbras e ilusas novohispanas hicieron conventos, ermitas) como en sitios públicos,
patente su “estado de santidad” fueron los calles y plazas novohispanas, con mucha
estados preternaturales y ciertas prácticas aluencia de transeúntes: el objetivo era que
de perfección cristiana tales como la oración una gran cantidad de gente las viera. Aunque
también hubo ocasiones en que esos estados pósito de la primera declaración procesual de
de enajenamiento se ejecutaron en reuniones la ilusa Ana Rodríguez de Castro, el “espíritu
particulares, tal como lo hicieron las herma- de la época” se revela asimismo a través del
nas Romero –Josefa, Nicolasa, Teresa y, en poderoso antagonismo ideal “que se signii-
menor grado, María–, quienes se dedicaron ca en dos grandes presencias invisibles pero
a dar “funciones” privadas de sus raptos, trascendentales: Dios y el demonio”.37
arrobos y visiones en las casas de personas
pudientes de la ciudad de México, a las que A in de cuentas, todas las características que
asistían como invitadas de honor. se han mencionado no solo fueron la vía para
aianzar la “santidad” de las alumbradas e ilu-
Otros elementos esenciales de los denomi- sas de México, sino que también se convirtie-
nados “afectos del amor de Dios” del alum- ron en la forma más fácil y rápida de obtener
bradismo mexicano fueron las agresiones dádivas, como banquetes, dinero, moradas,
demoníacas. En los procesos contra ilumi- entre tantas otras cosas posibles; lo que les
nados, así de hombres como de mujeres, no permitió ascender a un estatus socioeconó-
hubo ningún acusado que se haya salvado de mico más alto del que gozaban antes de ser
los embates del Demonio, aunque, siguiendo “tocadas con la luz divina de Dios”.
con el discurso de la época, las féminas eran
las más propensas a confundir las ilusiones De todo lo anterior se desprende que las 38
diabólicas con los fenómenos divinos.35 Así, alumbradas e ilusas novohispanas de los
el Diablo se aparecía como un ser que llena- siglos XVI al XVIII cumplieron con una fun-
ba la cabeza de su víctima con pensamientos ción social concreta, nada menos que la inter-
heréticos y tentaciones carnales. cesión de los hombres ante Dios. Función que,
de alguna manera y por una parte de la pobla-
En la Nueva España, especíicamente en el ción del virreinato, fue permitida y aceptada
periodo barroco, los martirios que imponían como algo natural, pero la realidad del asunto
la igura maléica se conviertieron en una es que se trató de un comportamiento des-
expresión de virtud cristiana, es decir, que viante, una peligrosa amenaza para la iglesia
los suplicios perniciosos fueron el medio más católica que negaba su legitimidad. De ahí
eicaz para fortalecer la santidad de aquellas la intervención –no siempre puntual– de las
mujeres consideradas alumbradas e ilusas, ya autoridades inquisitoriales mexicanas.
que “entre más vivas y persistentes fueran las
representaciones del demonio, más dignas de
admiración y de respeto eran las víctimas”.36
Como recuerda María Dolores Bravo, a pro-
Tabla
Fernando Ciaramitaro
beata,
Marina de San Miguel española 53 alumbrada
labradora
Ana de Guillamas o de
española no se dice beata alumbrada
Peralta
soltera,
Nicolasa Romero criolla 23-24 iluminada
costurera
casada,
María Romero criolla 30 iluminada
costurera
soltera,
Josefa Romero criolla 20 iluminada
costurera
soltera,
Teresa Romero criolla 18 iluminada
costurera
casada,
Agustina Rangel castiza 25-26 alumbrada
costurera
soltera,
Antonia de Ochoa criolla 34 alumbrada
costurera
casada,
Ana de Zayas criolla 45 fabricante de alumbrada
redes
doncella,
Beatriz de Jesús la Flores española no se dice ilusa
beata
Nicolasa María de la
española 40 soltera, beata alumbrada
Presentación
doncella,
Josefa de Aguirre española no se dice ilusa
beata
viuda,
María Guadalupe Rivera española 54 alumbrada
hilandera
doncella,
Margarita de Almaguer española no se dice ilusa
beata