Antología TEMA1

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LÍRICA POPULAR

JARCHA MOZÁRABE
Garid vos, ay yermaniellas, Decid vosotras, ay hermanillas,
¿com’ contener é mieu mali? ¿cómo refrenaré mi pesar?
Sin el habib non vivreyu Sin el amado yo no viviré, y volaré a buscarlo
Et volerai demadari.

¡Tanto amare, tanto amare, Tanto amar, tanto amar / amigo, tanto amar /
habib, tanto amare! Enfermaron unos
enfermieron olios nidios ojos ojos brillantes / y duelen tan mal.
e dolen tan male.

LÍRICA CASTELLANA
a) Albada b) Joven forzada a ser monja
Al alba venid, buen amigo, No quiero ser monja, no,
Al alba venid. Que niña namoradica só.
Amigo el que yo ma´s quería,
Venid al alba del día. Dejadme con mi placer,
Amigo el que yo más amaba, Con mi placer y alegría,
Venid a la luz del aba. Dejadme con mi porfía,
Venid a la luz del día, Que niña malpenadica só.
Non trayáis compañía.
Venid a la luz del alba,
Non trayáis gran compaña.

c) Joven forzada a ser monja


¿Agora que sé de amor me metéis monja?
¡Ay, Dios, qué grave cosa!
Agora que sé de amor de caballero,
Agora me metéis moja del monasterio.
¡Ay, Dios, qué grave cosa!

CANTIGA DE AMIGO
Tal vai o meu amigo Así va mi amigo con el amor que le causé como el ciervo
con amor que lh’eu dei herido por el montero del rey…
come cervo ferido Y si él [el ciervo] va herido, irá a morir al mar: así hará mi
amigo, si no me acuerdo yo de él.
de monterero del-rei.
– Tened cuidado, hija, que yo ya he visto a alguno que se
ha fingido enamorado para alcanzar mi amor.
Tal vai o meu amigo,
madre, con meu amor
come cervo ferido
de monteiro mayor.

E se el vai ferido,
irá morrer al mar:
si fará meu amigo
se eu d’el non pensar.

- E guardade-vos, filha,
ca já un atal vi
que se fez coitado
por guaanhar de mi.

E guardade-vos, filha,
ca já un vi atal
que se fez coitado
por de min guaanhar.
ANTOLOGÍA DE TEXTOS DE EL CANTAR DE MÍO CID por miedo al rey Alfonso, así la dejaran;
ellos no la abrirían, si él no la forzaba.
1. CANTAR DEL DESTIERRO. Los guerreros del Cid con grandes voces llaman;
a. Camino del destierro los de dentro, no les contestan palabra.
El Cid entra en Burgos, donde el Rey ha prohibido que le den posada y le vendan Espoleó el Cid su caballo, a la puerta se llegaba,
provisiones. Alza su tienda en un arenal del Arlanzón, cerca de la ciudad. sacó el pie del estribo, y le dio una patada.
No se abre la puerta, pues está bien cerrada.
[Comienza el manuscrito de Per Abbat] Una niña de nueve años, a sus ojos se mostraba:
Con lágrimas en los ojos, muy fuertemente llorando,
la cabeza atrás volvía y quedábase mirándolos. - ¡Tente, Campeador, que en buena hora ciñes espada!
Y vio la puertas abiertas, y cerrojos quebrantados El rey lo ha prohibido: de él entró anoche una carta,
y vacías las alcándaras1 sin las pieles, sin los mantos, en gran sigilo y fuertemente sellada.
sin sus pájaros halcones, sin los azores mandados. No osaríamos abriros ni acogeros por nada.
Suspiró entonces el Cid, que eran grandes sus cuidados. de hacerlo, perderíamos haciendas y casas,
Habló allí como solía, tan bien y tan mesurado: y aún, además, los ojos de la cara.
¡Cid, en nuestro mal, vos no ganaréis nada!
- Gracias a ti, Señor Padre, Tú que estás en lo más alto, Dios Creador os valga, con todas sus virtudes santas.
los que así mi vida han vuelto, mis enemigos son, malos.
Esto dijo la niña y volviese para su casa.
Allí aguijan los caballos, allí los sueltan de riendas. Bien ve el Cid que, del rey, ya no tiene la gracia.
En saliendo de Vivar, voló la corneja a diestra, Marchose de la puerta, por Burgos cabalgaba…
y cuando en Burgos entraron les voló a la mano izquierda.
Se encogió de hombros el Cid, y meneó la cabeza: c. El Cid, guerrero y político
La guerra es para el Cid un medio necesario de subsistencia, como profesión de un
- ¡Albricias, Fáñez, albricias!, pues nos echan de la tierra, caballero. Pelea con los moros para sustentarse y mantener a los suyos, y para obtener,
con gran honra por Castilla entraremos a la vuelta. paulatinamente, la gracia del rey. Porque el Poema tiene dos temas fundamentales: el del
vasallo socialmente desairado, que ha de hacer méritos para recuperar el favor real, y el
Nuestro Cid Rodrigo Díaz en Burgos con su gente entró. de padre, que debe conseguir botín y riquezas y una situación honorable para su mujer e
Es la compaña que lleva, de sesenta, con pendón. hijas. Son abundantes las batallas del Cantar; he aquí un fragmento de la de Alcocer.
Por ver al Cid y a los suyos, todo el mundo se asomó.
Toda la gente de Burgos a las ventanas salió, Se ponen los escudos ante sus corazones,
con lágrimas en los ojos, tan fuerte era su dolor. y bajan las lanzas envueltas en pendones,
Todos diciendo lo mismo, en su boca una razón: inclinan las caras encima de los arzones2,
y cabalgan a herirlos con fuertes corazones.
-¡Dios, qué buen vasallo el Cid! ¡Así hubiese buen señor! A grandes voces grita el que en buena hora nació:

b. Llegada a Burgos -¡Heridlos, caballeros, por amor del Creador!


Pero nadie se atreve a ofrecerle alojamiento: el rey lo ha prohibido. Se dirigen a una casa ¡Yo soy Ruiz Díaz, el Cid, de Vivar Campeador! […]
y llaman a la puerta; tras mucho insistir la abrirá una niña.
Allí vierais tantas lanzas hundirse y alzar,
El Campeador se dirigió a su posada,
y llegar a la puerta, la halló bien cerrada:
1
Alcándaras: perchas en que se colgaban prendas y en que se dejaban las aves de caza 2
arzones: sillas de los caballos

2
tantas adargas3 hundir y traspasar, y vosotras, hijas mías, sois mi corazón y mi alma.
tanta loriga4 abollar y desmallar, Entrad conmigo en Valencia, que ha de ser nuestra morada.
tantos pendones blancos, de roja sangre brillar, Esta heredad por vosotros yo me la tengo ganada.
tantos buenos caballos sin su dueños andar.
Gritan los moros: ¡Mahoma!; ¡Santiago!, la cristiandad. […] Madre e hijas allí las manos a nuestro Cid le besaban.
Con unas honras tan grandes por Valencia ellas entraban.
A Minaya Alvar Fáñez matárosle el caballo,
pero bien le socorren mesnadas5 de cristianos.
Tiene rota la lanza, mete a la espada mano, b. Cobardía de los infantes de Carrión.
y, aunque a pie, buenos golpes va dando. Los infantes de Carrión, nobles con los que el rey Alfonso casa a las hijas del Cid como
Violo mío Cid Ruy Díaz el Castellano, señal de perdón, demuestran muy pronto su cobardía en las batallas. Los rumores se
se fijó en un visir que iba en buen caballo, extienden por la Corte del Cid y el siguiente episodio no hace sino demostrar
y dándole un mandoble, con su potente brazo, definitivamente a los hombres del Campeador que las murmuraciones son ciertas.
Partiole por la cintura, y en dos cayó al campo.
A Minaya Alvar Fáñez le entregó aquel caballo: En Valencia, con los suyos, el Cid permaneció,
estaban también sus yernos, los infantes de Carrión.
-¡Cabalgad, Minaya: vos sois mi diestro brazo! Un día, en un escaño, dormía el Campeador;
un mal accidente sabed que les ocurrió:
2. CANTAR DE LAS BODAS saliose de la jaula, y quedó libre un león.
a. Conquista de Valencia A todos los presentes, les asaltó gran temor;
Tras la conquista de Valencia, el rey perdona al Cid y permite que la esposa e hijas del se ponen el manto al brazo los del Campeador,
héroe vayan a reunirse con él a esa ciudad. El texto recoge el momento del encuentro. y rodean el escaño protegiendo a su señor.
Fernán Gonzálvez, infante de Carrión,
En un extremo del campo nuestro Cid ya descabalga. no halló dónde subirse, ni abierta alguna habitación;
Fuese para su mujer que con sus hijas estaba. se escondió bajo el escaño: tanto era su pavor.
Al verlo doña Jimena échase a sus pies postrada: Diego Gonzálvez por una puerta salió,
Diciendo a grandes gritos: ¡Ya no veré más Carrión!
- Gracias, Campeador, os doy. ¡Qué bien ceñís vos la espada! Tras una viga lagar6 se metió con gran pavor;
Vos a mí me habéis sacado de muchas vergüenzas malas. el manto y el brial7 muy sucios los sacó.
Aquí me tenéis, señor, vuestras hijas me acompañan. En esto, despertó el que en buena hora nació.
Con Dios y vos por ayuda, buenas son y ya están criadas. El escaño rodeado de sus guerreros vio.

A la madre y a las hijas con grande amor las abraza. -¿Qué ocurre, caballeros, por qué esta alteración?
El gozo que sienten todos les hace soltar las lágrimas. - Sucede, señor honrado, que un susto nos dio el león.
Todas las mesnadas suyas con aquello se alegraban.
Allí con las armas juegan y los tablados quebrantan. Hincó el codo mío Cid, tranquilo se levantó;
Oíd lo que dijo el Cid, que en buen hora ciñó espada: el manto traía al cuello, y se dirigió al león;
apenas lo vio este, gran vergüenza sintió.
- Jimena, señora mía, mujer querida y honrada, Ante mío Cid, bajó la cabeza y el rostro hincó.
Mío Cid don Rodrigo del cuello lo tomó,
3
adargas: escudos de cuero
4
loriga: armadura de malla de acero 6
viga lagar: viga que, en el lagar, mueve la pieza que prensa la uva
5
mesnadas: ejércitos 7
brial: especie de túnica

3
llevándolo de su mano, a la jaula lo volvió. en sus manos cogen cinchas, muy fuertes y duras son. […]
Todos asombrados quedan al ver a su señor, Comienzan a golpearlas infantes de Carrión;
y al palacio retornan loando su valor. con las cinchas corredizas las azotan con rigor;
Mío Cid por sus yernos preguntó y no los halló; con las espuelas agudas les causan un gran dolor;
aunque los llamó a altas voces, ninguno respondió. les rasgaron las camisas y las carnes a las dos;
Cuando los encontraron, estaban sin color; Allí las telas de seda limpia sangre las manchó;
nunca hubo tal rechifla como la que allí se armó, bien que lo sentían ellas en su mismo corazón.
pero ordenó que cesara mio Cid el Campeador. ¡Qué ventura sería esta, si así lo quisiera Dios,
Muchos tuvieron por deshonrados a los infantes de Carrión, que apareciese allí entonces nuestro Cid Campeador!
se sienten humillados por lo que aconteció. ¡Tanto allí las azotaron! Sin fuerzas quedan las dos.
Sangre mancha las camisas y los mantos de primor.
3. CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES Cansados están de herirlas los infantes de Carrión.
a. La afrenta de Corpes Prueban una y otra vez quién las azota mejor.
Con el pretexto de querer enseñar a sus esposas sus tierras en Carrión, los infantes Ya no podían ni hablar doña Elvira y doña Sol.
consiguen permiso del Cid para llevarse a sus hijas de viaje. Al llegar al robledal de En el robledo de Compres por muertas quedan las dos.
Corpes, llevan a cabo su venganza por las burlas sufridas en la corte de Ruy Díaz. Se les llevaron los mantos, las pieles de armiño ricas
y afligidas las dejaron, vestidas con las camisas,
Fuéronse de El Ansarera los infantes de Carrión. a las aves de los montes y a las fieras más bravías.
Ni de día ni de noche de caminar se cesó. Por muertas, sabed, las dejan, que a ninguna creen viva.
Atienza, fuerte montaña, a la izquierda les quedó; ¡Si que sería ventura que apareciese Ruy Díaz!
por esa Sierra de Miedes la comitiva pasó. […]
Lejos, a mano derecha, San Esteban les quedó;
por el robledal de Corpes entran los de Carrión. ACTIVIDADES
Nubes y ramas se junta. ¡Cuán altos los montes son!
Rondaban bestias muy fieras por el monte, alrededor. 1. CANTAR DEL DESTIERRO
Cerca de una limpia fuente un vergel allí creció; 1) Según los fragmentos, ¿el Cid representa los rasgos psicológicos de los héroes
mandaron alzar la tienda los infantes de Carrión. épicos? Justifica tu respuesta.
Con el bagaje q1ue llevan, duermen en esta ocasión. 2) ¿Cuáles son las primeras palabras que pronuncia el Cid en el poema? ¿Lo podrías
En brazos de sus mujeres les demostraron su amor. relacionar con la sociedad del momento? Explícalo brevemente.
¡Qué mal luego lo cumplieron a la salida del sol! 3) ¿Qué piensan las gentes de Burgos sobre el Cid?
Cargan luego las acémilas8 con los dones de valor, 4) ¿Antepone el Cid sus intereses a los de los demás? Pon al menos dos ejemplos de
y han recogido la tienda que de noche los guardó. esa actitud. ¿Qué rasgo de su personalidad demuestra con ello?
Adelante a sus criados envían allí los dos. 5) ¿Es el Cid un soldado cristiano y un buen señor con sus guerreros? Señala
De este modo lo mandaron los infantes de Carrión: fragmentos del texto que lo demuestren.
que atrás ninguno quedase, fuese mujer o varón, 6) Busca ejemplos en el texto de los rasgos estilísticos del Cantar que hemos
a no ser sus dos esposas, doña Elvira y doña Sol, estudiado.
que querían recrearse con ellas a su sabor.
Todos los demás se han ido, los cuatro solos ¡Por Dios! 2. CANTAR DE LAS BODAS
¡Cuánto mal que imaginaron infantes de Carrión! […] 1) ¿Qué relación tiene el Cid con su familia? Busca fragmentos del texto en el
Allí las pieles y mantos quitárosles a las dos; episodio de La conquista de Valencia que lo demuestren.
solo camisa de seda sobre el cuerpo les quedó. 2) ¿Es el Cid un guerrero inhumano y frío? Señala detalles donde se manifieste ese
Espuelas tiene calzadas los traidores de Carrión; carácter.
8
acémilas: mulas de carga

4
3) El Cantar de Mío Cid alterna fragmentos dramáticos con otros cómicos. Señala
rasgos de comicidad en el episodio de La cobardía de los infantes de Carrión.
4) ¿Cómo contrastan los hombres del Cid con los infantes? ¿Y el Cid? Indica
fragmentos concretos del texto que muestren esos contrastes.
5) ¿Afianza este episodio algún rasgo del Cid, puesto constantemente de relieve?
6) ¿Es novelesco o histórico este episodio? ¿Por qué?
7) Busca ejemplos en el texto de los rasgos estilísticos del Cantar que hemos
estudiado.

3. CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES


1) El detallismo descriptivo en la localización geográfica es habitual en la épica, pues
así la narración parece más histórica o realista. Señala los versos del fragmento que
ofrecen esas informaciones geográficas.
2) Indica algunos rasgos psicológicos de los infantes de Carrión, según actúan en el
texto.
3) Señala los versos que recogen comentarios valorativos del juglar y la modalidad
oracional que emplea en ellos.
4) Busca ejemplos en el texto de los rasgos estilísticos del Cantar que hemos
estudiado.

5
6
Romances

Romance histórico de Don Rodrigo Romance fronterizo


De la fatal desenvoltura de la Cava Florinda Del rey moro que perdió Alhama
De una torre de palacio Paseábase el moro
se salió por un postigo por la ciudad de Granada,
la Cava con sus doncellas, desde la puerta de Elvira
con gran fiesta y regocijo. hasta la de Vivarrambla.
Metiéronse en un jardín Cartas le fueron venidas
cerca de un espeso ombrío cómo Alhama era ganada.
de jazmines y arrayanes, ¡Ay de mi Alhama!
de pámpanos y racimos. Las cartas echó en el fuego,
Junto a una fuente que vierte, y al mensajero matara;
por seis caños de oro fino, echó mano a sus cabellos
cristal y perlas sonoras y las sus barbas mesaba;
entre espadañas y lirios, apeóse de la mula
reposaron las doncellas y en un caballo cabalga;
buscando solaz y alivio por el Zacatín arriba
al fuego de mocedad subido había a la Alhambra;
y a los ardores de estío. mandó tocar sus trompetas,
Daban al agua sus brazos, sus añafiles de plata,
y tentada de su frío porque lo oyesen los moros
fue la Cava la primera que andaban por el arada.
que desnudó sus vestidos. ¡Ay de mi Alhama!
En la sombreada alberca, Cuatro a cuatro, cinco a cinco
su cuerpo brilla tan lindo juntando se ha gran compaña.
que al de todas las demás Allí habló un viejo alfaquí,
como sol ha oscurecido. la barba bellida y cana:
Pensó la Cava estar sola, -¿Para qué nos llamas, rey,
pero la ventura quiso a qué fue vuestra llamada?
que entre unas espesas yedras - Para que sepáis, amigos
la miraba el rey Rodrigo. la gran pérdida de Alhama.
Puso la ocasión el fuego ¡Ay de mi Alhama!
en el corazón altivo, -Bien se te emplea, buen rey,
y amor batiendo sus alas abrasóle de improviso. buen rey, bien se te empleara;
De la pérdida de España mataste los bencerrajes,
fue aquí funesto principio que eran la flor de Granada;
una mujer sin ventura cogiste los tornadizos
y un hombre de amor rendido. de Córdoba la nombrada.
Florinda perdió su flor, Por eso mereces, rey,
el rey padeció el castigo; una pena muy doblada,
ella dice que hubo fuerza; que te pierdas tú y el reino y que se acabe Granada.
él, que gusto consentido. ¡Ay de mi Alhama!
Si dicen quién de los dos
la mayor culpa ha tenido, Romances novelescos y líricos
digan los hombres: la Cava, El enamorado y la muerte
y las mujeres: Rodrigo. Un sueño soñaba anoche,
soñito del alma mía,
De la batalla de Roncesvalles soñaba con mis amores
Ya comienzan los franceses que en mis brazos los tenía.
con los moros su batalla, Vi entrar señora tan blanca,
y los moros eran tantos, muy más que la nieve fría.
resollar no los dejaban. -¿Por dónde has entrado amor?
Allí dijo Baldovinos, oiréis bien lo que hablaba: ¿Cómo has entrado, mi vida?,
-¡Ay, compadre don Beltrán, las puertas están cerradas,
mal nos va en esta jornada! ventanas y celosías.
De la sed de mis heridas -No soy el Amor, amante:
a Dios quiero dar el alma; la Muerte tan rigurosa,
cansado traigo el caballo, déjame vivir un día!
más el brazo del espada. -Un día no puede ser,

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Roguemos a don Roldán una hora tienes de vida.
que una vez su cuerpo taña, Muy de prisa se vestía;
oír lo ha el Emperador ya se va para la calle
que allende el puerto cabalga; en donde su amor vivía.
más nos valdrá su socorro -¡Ábreme la puerta, blanca,
que toda nuestra sonada. ábreme la puerta, niña!
-No me lo roguéis, mis primos -¿Cómo te podré yo abrir
que ya rogado me estaba; si la ocasión no es venida?
mas rogadlo a don Reinaldos Mi padre no fue al palacio,
que a mí no me lo retraiga; mi madre no está dormida.
ni me lo retraiga aquí, -Si no me abres esta noche,
ni me lo retraiga en Francia ya no me abrirás, querida;
delante el Emperador, la muerte me está buscando,
estando comiendo a tabla, junto a ti vida sería.
pues más quiero yo ser muerto que sufrir tal -Vete bajo la ventana
sobarbada. donde labraba y cosía,
¡Oh malhaya los franceses te echaré cordón de seda
de Francia la muy nombrada, para que subas arriba,
que por tan pocos moricos y si el cordón no alcanzare,
el cuerno tocar mandaban! mis trenzas añadiría.
Ya desmayan los franceses, La fina seda se rompe;
ya comenzaban de huir. la Muerte que allí venía:
¡Oh cuán bien los esforzaba -Vamos, el enamorado,
ese Roldán paladín! que la hora ya está cumplida.
-¡Vuelta, vuelta los franceses
con corazón a la lid; Romance del prisionero
más vale morir por buenos, Que por mayo era, por mayo,
que deshonrados vivir! cuando hace el calor,
Volviendo van los franceses cuando los trigos encañan
con corazón a la lid; y están los campos en flor,
tantos matan de los moros, cuando canta la calandria
que no se puede decir. y responde el ruiseñor,
Por Roncesvalles arriba cuando los enamorados
huyendo va el rey Marsín, van a servir a amor;
caballero en una cebra, sino yo, triste, cuitado,
no por mengua de Rocín, que vivo en esta prisión;
la sangre que de él corría que ni sé cuándo es de día
las yerbas hace teñir; ni cuándo las noches son,
las voces que él iba dando sino por una avecilla
al cielo quieren subir: que me cantaba al albor.
-Reniego de ti Mahoma, Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón.
cabeza de oro te fiz;
sesenta mil caballeros
a ti te los ofrecí;
mi mujer Abraima, mora;
ofrecióte quince mil;
de todos estos, Mahoma,
tan solo me veo aquí

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GONZALO DE BERCEO
Había en una tierra un hombre labrador
que usaba más la reja que no otra labor,
más amaba a la tierra que a su Creador,
y era de todas formas hombre revolvedor.

Quería, aunque era malo, mucho a Santa María,


oía sus sermones siempre los acogía.
La saludaba siempre diciendo cada día:
"Ave, llena de gracia que pariste al Mesías"

Murió el avaricioso de tierra bien cargado


y en soga de diablos fue pronto cautivado.
Lo arrastraban con cuerdas de coces bien sobado,
le cobraban al doble que el pan que había robado.

Doliéronse los ángeles de esta alma mezquina


porque se la llevaban los diablos en rapiña,
quisieron socorrerla tenerla por vecina,
mas, para hacer tal pasta, les faltaba la harina.

Entonces habló un ángel dijo: "Yo soy testigo,


es verdad, no mentira esto que yo os digo.
El cuerpo que llevaba esta alma consigo
fue de Santa María vasallo y amigo".

Luego que este nombre de la Santa Regina


escucharon los diablos huyeron por la esquina.
Se derramaron todos igual que una neblina,
dejando abandonada aquella alma mezquina.

La vieron los ángeles quedar desparramada,


las piernas y las manos con sogas bien atadas.
Parecía una oveja que yacía enzarzada;
fueron y la llevaron para la su majada.

Nombre tan milagroso y de virtudes tantas


que a los enemigos ahuyenta y espanta
no nos debe doler ni lengua ni garganta
que no digamos todos: "Salve Regina Santa".

A) Localiza este poema (autor, siglo, corriente, obra…)


B) Estructura externa: Realiza el análisis métrico de la primera estrofa y comprueba si el resto siguen la
misma pauta.
C) Haz un pequeño resumen con tus palabras de este fragmento.
D) Estructura interna: Este poema tiene carácter narrativo ¿Por qué? ¿Podrías localizar las estrofas que
constituyen la presentación, el nudo y el desenlace?

9
El libro de buen amor
Tú que al hombre forraste, iOh mi Dios y Señor!
Ayuda al Arcipreste, infúndele valor;
Que pueda hacer aqueste Libro de Buen Amor
Que a los cuerpos de risa y a las almas vigor.

Si quisiereis, señores, oír un buen solaz,


Escuchad el romance; sosegaos en paz,
No diré una mentira en cuanto dentro yaz:
Todo es como en el mundo se acostumbra y se haz.

Y porque mejor sea de todos escuchado,


Os hablaré por trovas y por cuento rimado;
Es un decir hermoso y es arte sin pecado,
Razón más placentera, hablar más delicado.

No penséis que es un libro necio, de devaneo,


Ni por burla toméis algo de lo que os leo,
Pues como buen dinero custodia un vil correo
Así, en feo libro está saber no feo [...]

Bajo la espina crece la noble rosa flor,


So fea letra yace saber de gran doctor;
Como so mala capa yace buen bebedor,
Así, so mal tabardo, está el Buen Amor

Palabras son del sabio y díjolo Catón:


El hombre, entre las peñas que tiene el corazón,
Debe mezclar placeres alegrar su razón,
Pues las muchas tristezas mucho pecado son.

Como de cosas serias nadie puede reír,


Algunos chistecillos tendré que introducir;
Cada vez que los oigas no quieras discutir
A no ser en manera de trovar o decir.

Por eso afirma el dicho de aquella vieja ardida


Que no hay mala palabra si no es mal tenida,
Toda frase es bien dicha cuando es bien entendida.
Entiende bien mi libro, tendrás buena guarida.

La burla que escuchares no la tengas por vil,


La idea de este libro entiéndela, sutil;
Pues del bien y del mal, ni un poeta entre mil
Hallarás que hablar sepa con decoro gentil [...]

En general, a todos dedico mi escritura;


Los cuerdos, con buen seso, encontrarán cordura;
Los mancebos livianos guárdense de locura;
Escoja lo mejor el de buena ventura.

Son, las de Buen Amor, razones encubiertas;


Medita donde hallares señal y lección ciertas,
Si la razón entiendes y la intención aciertas,
Donde ahora maldades, quizás consejo adviertas.

Donde creas que miente, dice mayor verdad,


En las coplas pulidas yace gran fealdad;
Si el libro es bueno o malo por las notas juzgad,

10
Las coplas y las notas load o denostad.

CONSEJOS DE DON AMOR


Busca mujer hermosa, atractiva y lozana,
Que no sea muy alta, pero tampoco enana;
Si pudieres, no quieras amar mujer villana,
Pues de amor nada sabe, palurda y chabacana.

Busca mujer esbelta, de cabeza pequeña,


Cabellos amarillos, no teñidos de alheña,
Las cejas apartadas, largas, altas, en peña;
Ancheta de caderas, esta es talla de dueña.

Ojos grandes, hermosos, expresivos, lucientes


Y con largas pestañas, bien claros, rientes;
Las orejas pequeñas, delgadas; para mientes
Si tiene el cuello alto, así gusta a las gentes.

La nariz afilada, los dientes menudillos,


Iguales y muy blancos, un poco apartadillos,
Las encías bermejas, los dientes agudillos,
Los labios de su boca bermejos, angostillos.

La su boca pequeña, así, de buena guisa,


Su cara sea blanca, sin vello, clara y lisa;
Conviene que la veas primero sin camisa
Pues la forma del cuerpo te dirá: ¡esta aguisa!

En la cama muy loca, en la casa muy cuerda;


no olvides tal mujer, sus ventajas recuerda.
Estos que te aconsejo con Ovidio concuerda
Y para ello hace falta mensajera no lerda.

Hay tres cosas que tengo miedo de descubrir,


Son faltas muy ocultas, de indiscreto decir:
De ellas, pocas mujeres pueden con bien salir,
Cuando yo las mencione se echarán a reír.

Guárdate bien no sea vellosa ni barbuda


¡El Demonio se lleve la pecosa velluda!
Si tiene mano chica, delgada o voz aguda,
A tal mujer el hombre de buen seso la muda.

Le harás una pregunta como última cuestión:


Si tiene el genio alegre y ardiente el corazón;
Si no duda, si pide de todo la razón,
Si al hombre dice sí, merece tu pasión.

El conde Lucanor

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Cuento X
Lo que sucedió a un hombre que por pobreza y falta de otra cosa comía altramuces*

Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, de este modo:
-Patronio, bien sé que Dios me ha dado mucho más de lo que me merezco y que en todas las
demás cosas sólo tengo motivos para estar muy satisfecho, pero a veces me encuentro tan
necesitado de dinero que no me importaría dejar esta vida. Os pido que me deis algún consejo
para remediar esta aflicción mía.
-Señor conde Lucanor -dijo Patronio-, para que vos os consoléis cuando os pase esto os
convendría saber lo que pasó a dos hombres que fueron muy ricos.
El conde le rogó que lo contara.
-Señor conde -comenzó Patronio-, uno de estos hombres llegó a tal extremo de pobreza que
no le quedaba en el mundo nada que comer. Habiéndose esforzado por encontrar algo, no
pudo más que encontrar una escudilla de altramuces. Al recordar cuán rico había sido y
pensar que ahora estaba hambriento y no tenía más que los altramuces, que son tan amargos y
saben tan mal, empezó a llorar, aunque sin dejar de comer los altramuces, por la mucha
hambre, y de echar las cáscaras hacia atrás. En medio de esta congoja y este pesar, notó que
detrás de él había otra persona y , volviendo la cabeza, vio que un hombre comía las cáscaras
de altramuces que él tiraba al suelo. Este era el otro de quien os dije también había sido rico.
Cuando aquello vio el de los altramuces, preguntó al otro por qué comía las cáscaras.
Respondiole que, aunque había sido más rico que él, había ahora llegado a tal extremo de
pobreza y tenía tanta hambre que se alegraba mucho de encontrar aquellas cáscaras que él
arrojaba. Cuando esto oyó el de los altramuces se consoló, viendo que había otro más pobre
que él y que tenía menos motivo para serlo. Con este consuelo se esforzó por salir de pobreza,
lo consiguió con ayuda de Dios y volvió otra vez a ser rico.
Vos, señor conde Lucanor, debéis saber que, por permisión de Dios, nadie en el mundo lo
logra todo. Pero, pues en todas las demás cosas os hace Dios señalada merced y salís con lo
que vos queréis, si alguna vez os falta dinero y pasáis estrecheces, no os entristezcáis, sino
tened por cierto que otros más ricos y de más elevada condición las estarán pasando y que se
tendrían por felices si pudieran dar a sus gentes aunque fuera menos de lo que vos les dais a
los vuestros.
Al conde agradó mucho lo que dijo Patronio, se consoló y, esforzándose, logró salir, con
ayuda de Dios, de la penuria en que se encontraba. Viendo don Juan que este cuento era
bueno, lo hizo poner en este libro y escribió unos versos que dicen:
Por pobreza nunca desmayéis,
pues otros más pobres que vos veréis.

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