En Busca de Quijote. Dosier. Micomicona

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El Quijote, una novela infinita

El Quijote, una novela infinita

El Quijote es una novela que no se


acaba nunca. Desde que se publicó la
primera parte, allá por el año 1605, no
ha dejado de suscitar interpretaciones
nuevas, y lecturas diferentes. Podríamos
afirmar, que cada lector que se sumerge
en ella encuentra algo distinto, un nuevo
matiz, una nueva experiencia o un nue-
vo conocimiento, de ahí que El Quijote
parezca una novela infinita. Es una obra
que trata sobre filosofía, sociología, his-
toria, psicología, geografía, poesía, tea-
tro y, lo que es más importante, un libro
pleno de sabiduría que trata de la vida
y en el que se aprende muchísimo sobre
la condición humana. Seguramente las
Portada de la primera edición del Quijote. próximas generaciones hallarán en esta
obra visiones que nos están vedadas a
los lectores del siglo XXI, porque un
nuevo Quijote nace cada vez que alguien lo lee por vez primera.
El Quijote es una de las primeras novelas escritas y es la fuente de la que
beben todos los escritores. El modelo que ha alumbrado el camino de los
hallazgos técnicos de la novela durante los siglos XVIII, XIX, XX y XXI.
Harold Bloom, insigne estudioso anglosajón de la literatura, que defiende la
existencia de un canon occidental, asegura que uno de los pilares es Shakes-
peare y el otro, sin duda, El Quijote de Cervantes.
El Quijote, además, no tiene edad, es leído por personas de todas las ge-
neraciones. Bien es verdad que, por la riqueza extraordinaria de significados
que presenta, se aprecia de forma diferente desde la juventud que desde la
madurez. La juventud, se entusiasma con las anécdotas; el lector maduro
con los pensamientos, las conversaciones y las reflexiones sobre literatura,
de las que está lleno el libro. Pero, al que le gusta El Quijote, le gusta a
cualquier edad.

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Intruducción

El Quijote es una novela generadora de nuevos caminos, iniciática para


la literatura. El hallazgo genial de Cervantes, desde el punto de vista litera-
rio, fue crear un enfrentamiento entre dos personajes dispares, antitéticos,
un diálogo constante entre la visión idealista de don Quijote y la mirada
realista de Sancho, que se desarrolla en una obra itinerante a través de los
polvorientos campos de la Mancha. Posteriormente veremos este esquema
en numerosas obras literarias o cinematográficas.
El Quijote es una novela de humor, quizás la más grande jamás escrita.
Ha hecho reír a muchas generaciones y es imposible no soltar una carcajada
con las peripecias de nuestro caballero y Sancho durante la segunda salida,
es verdad que en la segunda parte el tono se vuelve más grave, menos hu-
morístico.
El Quijote es una novela sobre la ficción y cómo se relaciona con la rea-
lidad. El contraste y la confrontación entre lo imaginario y la fantasía, por
un lado, y la experiencia común y cotidiana, por otro. En el segundo volu-
men, la ficción y la realidad conviven en el mismo plano literario y las dos
dimensiones se confunden. Cervantes hace que los nuevos personajes que
aparecen ya hayan leído la primera parte que ha sido publicada con gran
éxito; para ellos, el protagonista del libro era un personaje de ficción, pero,
de pronto, se encuentran con él de manera real. De repente, ven, en carne
y hueso, el personaje de ficción. Esto es un juego. Una ficción dentro de la
ficción. Representa una verdadera novedad técnica y literaria; en definitiva,
una verdadera revolución en el arte de narrar.
El Quijote, por último, y, quizás sea una de sus dimensiones más pro-
fundas y fructíferas, es un canto a la libertad, una novela de hombres libres;
libertad entendida como la soberanía de cada uno de nosotros para decidir
su propia vida sin condicionantes, tan solo como libre expresión de nuestra
inteligencia y voluntad. La libertad y el libre albedrío son concebidos como
una intención y una meta sublimes. Durante toda la novela se defiende la
libertad en sociedad, en una España sometida por las injusticias y la des-
igualdad. Esta defensa de la libertad llega a la exageración en el episodio de
los galeotes, liberados por don Quijote, a pesar de ser reos, sencillamente
porque aplica una idea descontextualizada: «Dios y naturaleza hizo libres»
a los hombres, aunque Cervantes castiga este exceso en la defensa de la li-
bertad con el apedreamiento de don Quijote por los mismos a los que había
liberado.
Y así podríamos seguir páginas y páginas hablando de las enseñanzas
que nos deja este “ingenioso hidalgo” y su humilde escudero, porque como
reza el título de este apartado, son infinitas.

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Miguel de Cervantes: una vida perra

Miguel de Cervantes: una vida perra

El gran autor del Quijote, Miguel


de Cervantes Saavedra (Alcalá de He-
nares, 1547-1616), aunque desarrolla
su obra en el siglo XVII encuentra sus
raíces literarias y, también, las de su
pensamiento, en el Renacimiento y en
el concepto humanista de “hombre de
armas y de letras”, concepto del que
es prototipo el personaje de Don Qui-
jote. El ingenioso hidalgo don Qui-
jote de la Mancha (título con el que
apareció la primera parte de la obra),
obra cumbre de la literatura univer-
sal tiene como germen una intención
Retrato de Cervantes. paródica, la parodia de los libros de
caballerías que no deja de ser una re-
acción contra los ideales medievales,
como no podía ser menos en un hombre plenamente renacentista como fue
Cervantes.
La vida de Cervantes fue una vida muy difícil, terrible, como se dice
popularmente: una vida perra. Llena de dificultades de todo tipo, vivió la
guerra, el exilio, la prisión, las penurias económicas y, para remate, no con-
siguió el reconocimiento pleno de sus contemporáneos como escritor.

Infancia estudiosa

Nació en Alcalá de Henares en 1547, probablemente de ascendencia ju-


día porque su abuelo era recaudador de impuestos y su padre, cirujano,
oficios los dos muy habituales entre los judeo conversos. Siendo niño vivió
con su familia en Valladolid y en algunas ciudades andaluzas. Su padre, que
apenas podía sustentar a su familia, tenía una gran preocupación por la edu-
cación y por eso Cervantes pudo estudiar, probablemente con los jesuitas y

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Intruducción

en la Universidad de Salamanca, aunque no terminó sus estudios. Fue pupilo


aventajado de Juan López de Hoyos, quien lo introduce en la cultura clásica
y le transmite la avidez de la lectura.

Juventud conflictiva y bélica

Con apenas veintiún años Cervantes se ve obligado a abandonar España


por haber herido a otro hombre en un duelo, probablemente en defensa del
honor de su familia, en concreto por defender la honra de su hermana. Es con-
denado a la pena de amputación de la mano derecha. Para no sufrir la pena,
huye a Italia. Cervantes se empleó durante un año en Roma como criado del
cardenal Acquaviva, allí leería los clásicos Horacio y Virgilio, y conocería a los
grandes autores italianos: Dante, Petrarca, Boccaccio…, pero, sobre todo, en-
traría en contacto con el novedoso género novelístico, todavía muy primitivo.
Después se traslada a Nápoles y allí se enrola en la Armada que está for-
mando don Juan de Austria y participa en la memorable batalla de Lepanto
(1571) contra los turcos, donde resultará malherido: pierde la movilidad del
brazo izquierdo y la destreza de la mano (parece que era el destino de Cer-
vantes quedar manco). Su comportamiento en la batalla es muy destacado,

Pintura sobre la batalla de Lepanto.

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Miguel de Cervantes: una vida perra

por ello, en recompensa a su arrojo, don Juan de Austria le concede una


carta de recomendación para ser nombrado capitán en España. De regreso
a España, la nave donde viajaba fue apresada por piratas (1575) y conduci-
da a Argel. El cautiverio en aquel país duró cinco años. Durante los cuales
encabeza cuatro intentos de fuga. La carta de don Juan de Austria induce a
las autoridades de Argel a pensar que se trata de una persona ilustre y va-
liosa, razón por la cual fijarán el rescate en 500 escudos. Una fortuna para
la época. En 1580 lo frailes trinitarios convencen a comerciantes cristianos
para que adelanten la cuantiosa suma, cuando ya estaba a punto de ser em-
barcado como esclavo para Estambul.

Madurez de penurias

Tras casi doce años de ausencia, retorna a España en 1581, ya cumplido


los treinta y dos, sin trabajo, sin dinero: y con su familia llena de deudas
contraídas para pagar su rescate.
En 1584 nace su hija Isabel que tuvo con una tabernera casada. A los
tres meses se casa con Catalina de Salazar y se lleva a vivir con él a su hija
natural. Miguel y Catalina no tendrán descendencia.
A partir de su boda, Cervantes se dedica a escribir. De ese año, 1584, data
su primera novela, La Galatea, pero escribe teatro fundamentalmente, acti-
vidad con la que desea ganarse un espacio en la vida literaria que le permita
mantener a su familia: pero el teatro, que era el género que podía ofrecerle
ganancias y reconocimiento, ve nacer una nueva estrella que eclipsa a las
demás: Lope de Vega. Cervantes escribe comedias y entremeses, incluso llega
a pactar su estreno, pero nunca los verá representados.
En 1587, dado el escaso éxito económico de su teatro, solicita un trabajo
oficial y se le destina a Sevilla como recabador de provisiones (alimentos y
materiales) de la Armada Invencible. Este trabajo le hace viajar mucho por
Castilla y Andalucía (lo que contribuirá a su profundo conocimiento de la
vida y las personas del país, acervo que luego utilizará en el Quijote); Cer-
vantes considera en su afán recaudatorio que los eclesiásticos están obligados
a entregar provisiones, este rigor lo enfrenta a la Iglesia y es excomulgado.
En 1585, al no mejorar su situación económica, solicita ser gobernador
de una provincia en Guatemala, entre otros destinos, pero no le es concedi-
do ninguno. Se le responde oficialmente desde la corona con la famosa frase:
“Busque por acá en que se le haga merced”.
Conseguirá un puesto como recaudador de impuestos para la corona,
pero será estafado por un banquero; y por irregularidades contables es con-

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Intruducción

denado a prisión en 1592 en Sevilla, tres meses permanecerá encarcelado.


Parece ser que es en este momento cuando inicia la escritura de Don Quijo-
te, que quizás concebía, en principio, como una novela corta.
En 1603, viviendo en Valladolid, vuelve a sufrir un nuevo revés judicial
y es encarcelado nuevamente por el asunto de un asesinato cometido en la
puerta de su casa y habladurías sobre el comportamiento moral de las muje-
res que convivían con él, denominadas las “cervantas” (con Cervantes vivían
su mujer, sus dos hermanas, su hija y su sobrina).
En 1605, por fin, obtiene un cierto éxito al publicarse la primera parte de
Don Quijote, pero las siete ediciones que se imprimirán durante ese primer
año no alcanzan a solucionar sus graves problemas económicos. Cervantes
ya tiene 58 años.
En 1613, con 65 años de edad, y ya muy mermado de salud, aunque el
éxito del Quijote ha disminuido la sensación de fracaso, y ha mejorado algo
la economía familiar; el infortunio no lo abandona y aparece un escritor
desconocido que publica El Quijote apócri-
fo (o Quijote de Avellaneda); el librero Ro-
bles da prisas a Cervantes para que acabe su
segunda parte puesto que Avellaneda —fue-
ra quien fuese— se está llevando las ganan-
cias... Cervantes emplea sus ya escasas ener-
gías en escribir una segunda parte que es, si
cabe, mejor que la primera. En 1615 apa-
rece la segunda parte de Don Quijote, de
Cervantes y a los pocos meses, el 23 de abril
de 1616, enfermo y exhausto por el esfuer-
zo realizado con la escritura de la segunda
parte, fallece. Fue enterrado por caridad en
el convento de las Trinitarias Descalzas de
Madrid, sin que se sepa el lugar exacto en el
Portada del Quijote de Avellaneda. que descansan sus restos.

Obra narrativa de Cervantes

Cervantes es un escritor completo: cultivó la poesía, el teatro y la novela. Pero destacó en


la narrativa. Cultivó muchos subgéneros:
- la novela pastoril y de amores: La Galatea (1585)
- la novela corta de variada índole al modo realista: las doce Novelas ejemplares (1613)
- la parodia de los libros de caballerías: Don Quijote de la Mancha (en dos partes: 1605 y 1615)
- la novela bizantina, de publicación póstuma: Los trabajos de Persiles y Sigismunda, 1617).

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A modo de resumen

Don Quijote de la Mancha, la novela


A modo de resumen

Don Quijote es la historia de Alonso Quijano, un hidalgo que, en la


madurez de su vida, por su adicción a la lectura de libros de caballería,
acaba por confundir la realidad con las historias de caballeros andantes
que ha leído y decide desempolvar unas armas oxidadas de la familia y
salir a los campos de la Mancha a ejercer de caballero andante a “des-
fazer entuertos” con su viejo y achacoso caballo al que bautizará como
Rocinante.
Dado que todo caballero, necesita una dama como enamorada, su ima-
ginación de loco convierte
a una rústica aldeana en la
señora Dulcinea del Toboso.
Él se cambia el nombre y se
pone el de Don Quijote. Así
se cree preparado para salir
a buscar aventuras, pro vol-
verá después de haber sido
apaleado. En su aldea de nue-
vo consigue convencer a un
labrador, Sancho Panza, para
que sea su escudero. Sancho,
al contrario que Don Quijo-
te, es un hombre práctico con
sentido común, pero poco a
poco quedará contagiado por
los sueños de su señor.
En la segunda parte, Don
Quijote sale de nuevo con
Sancho. Después de algunas
peripecias, unos duques los
acogen en su palacio para
Estatuas dedicadas a don Quijote y Sancho en Madrid. burlarse de ellos y hacer

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Intruducción

creer a Don Quijote que Dulcinea y él están bajo un hechizo de Merlín.


Además, hacen a Sancho gobernador de la ínsula que le había prometido
don Quijote.
Don Quijote y Sancho llegan a Barcelona, y allí don Quijote es derrotado
por el Caballero de la Blanca Luna, en realidad su vecino el bachiller Sansón
Carrasco disfrazado. El desengañado caballero vuelve a su aldea cansado y
enfermo, justo antes de morir, recupera la cordura y muere arrepentido de
su locura.
Cervantes escribió la novela en dos partes: la primera es más divertida
y llena de peripecias; en la segunda hay un juego entre realidad y ficción,
entre esperanza y desengaño, con abundantes consejos morales y un final de
derrota y muerte.

Estructura de la novela

Esquema de estructura externa

Parte I (1605)

Trama Otras novelas


Cap. Salida
o período tratado intercaladas

1-7... 1.ª Una especie de novela


ejemplar: armado
caballero, escrutinio y
quema de libros.
Retorno, apaleado
(causas físicas)

...7-22 2.ª Período activista: Una pastoril Marcela y Grisóstomo


acciones y aventuras
mecánicas

23-46 Período cortesano- Una sentimental Cardenio y Luscinda


literario Fernando y Dorotea
(Micomicona)
Una psicológica El curioso
impertinente
Una morisca El cautivo

47-52 Regreso a casa Retorno, encantado


(causas psicológicas)

18
Sancho aclara las dudas a Sansón

Parte II (1615)

Cap. Salida Trama Sin otras novelas


o período tratado intercaladas.

1-7 3.ª Recuerdos de parte I Vida o literatura

8-29 Período activista: Episodios quijotescos:


menos aventuras
mecánicas, más La cueva de
complejas y Montesinos
psicológicas

30-58 Período cortesano- El palacio de los duques:


literario: duques, la ínsula Barataria
Ínsula Roque Guinart, hacia
Barcelona

59-63 Paréntesis y nervios


por edición de
Avellaneda

64-74 Regreso a casa Derrota y muerte de


don Quijote. Retorno,
por honra (causas
metafísicas)

© Jesucristo Riquelme.

Estructura interna

La novela durante las dos partes mantiene una estructura itinerante con
tres salidas y sus correspondientes regresos, por tanto, es una estructura
circular, que siempre vuelve al punto de partida.
La estructura interna del Quijote no es una serie de aventuras y esce-
nas costumbristas ensartadas una detrás de otra, muy al contrario, todas
las escenas presentan una progresión que da lugar a una evolución de sus
protagonistas, don Quijote y Sancho. De manera que hay una estructura na-
rrativa profunda en evolución con respecto a los personajes frente a lo que
ocurre en la novela de caballerías, en la que el héroe es un personaje plano
que se comporta de forma invariable a lo largo de toda la obra.
El principal hilo conductor de la novela es la presencia de don Quijote
(con Sancho desde el comienzo de la segunda salida). La sucesión de sus
aventuras y sus diálogos forman el tejido de la narración y la estructura del
relato. Otros elementos también tienen un importante papel a la hora de
conformar la estructura de la obra:

19
Intruducción

- la aparición frecuente del cura y el barbero, con el objetivo de devolver


a don Quijote a casa. En la segunda parte estas apariciones serán del
bachiller sansón Carrasco, siempre disfrazado.
- las estancias en las ventas: en una de ellas don Quijote es armado caba-
llero en medio de todo tipo de burlas.

En la segunda parte cambian los elementos que estructuran la obra y


existe una gran relación y cohesión compositiva, valga como ejemplo como
se van hilando las sentencias de don Quijote o los refranes de sancho. Tam-
bién es característica de esta segunda parte la morosidad narrativa o tempo
lento. Muestra de ello son los siete capítulos de preparación para la nueva
salida, en contraste con la primera salida, cuyos preparativos se habían con-
tado muy escuetamente en un solo capítulo. Otro aspecto novedoso estruc-
turalmente que aparece en la segunda parte es la división del relato en dos
puntos de vista, algo que podemos ver en el momento en que don Quijote
y Sancho se separan y el narrador nos muestra alternativamente a uno y a
otro, cambiando de capitulo cada vez, unos capítulos tratan las historias de
Sancho en al gobierno de la ínsula Barataria y otros, las aventuras de don
Quijote en el palacio de los duques.

Los habitantes de la novela. Quijote, Sancho y los demás

Un catálogo extensísimo de personajes habita la novela, de hecho, apare-


cen más de setecientos, aunque, en esencia, es una novela de dos personajes:
don Quijote y Sancho Panza.
No obstante, todos esos personajes muy secundarios, presentan la carac-
terística de no ser ya personajes planos o estereotipados como en la novelís-
tica anterior, sino seres humanos a los que vemos sentir, dudar, temer… De
entre ellos destaca el cura, el barbero o el bachiller Sansón Carrasco, que se
transmutará en otros dos personajes caballerescos. Por lo demás aparecen
innumerables personajes episódicos que configuran una tipología social y
literaria amplísima.
En esta novela en la que nada es lo que parece, que nos traslada a un
juego de espejos entre imaginación y realidad, existe un personaje esencial
que es doble: Dulcinea del Toboso/Aldonza Lorenzo. Dulcinea, que no es un
personaje real, solo habita en la mente fantástica e idealizada de don Quijo-

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Los habitantes de la novela. Quijote, Sancho y los demás

te que la construye a partir de un personaje real: Aldonza Lorenzo, pero que


no aparece nunca en la novela.
Cabe destacar a los personajes femeninos porque desde ellos vemos la
concepción bastante moderna que nos presenta Cervantes de las mujeres.
Casi todos los personajes femeninos tienen valores humanistas y las vemos
en las distintas peripecias defender su dignidad, la igualdad o la libertad.
Como máximo exponente de ello, está el personaje de la pastora Marcela
de la primera parte, que expone su derecho a ser culta, libre e independiente
de los hombres. Otra característica de las féminas de la novela, y que resulta
muy actual, es la abundancia de mujeres trasvestidas en hombre, es evidente
que no hay que hacer una lectura “trans”, porque esta presencia responde
a un gusto del público de la época, pero si muestra que Cervantes, al igual
que el humanismo de la época, comenzaba a ver a la mujer como un ser
humano fuerte y empoderado capaz de cualquier actividad, sin necesidad de
supeditarse a los hombres.

Don Quijote derrotado por el caballero de la Blanca Luna.

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Intruducción

Los dos personajes protagonistas, don Quijote y de Sancho (una de


las primeras parejas protagonistas que aparecen en la historia de la li-
teratura, y puede que la más lograda), muestran la dualidad idealismo -
realismo. Asistimos al despliegue progresivo de dos visiones muy distintas
de la vida: por un lado, la entrega al prójimo, la defensa a ultranza de la
verdad, de la justicia y de la libertad, y, por otro, el aprovechamiento de lo
que da la vida a favor de uno, sin abusar de otros. La convivencia de estos
dos maravillosos protagonistas produce un efecto inédito en el discurrir
progresivo de la novela y de su psicología: una influencia interna mutua.
Contemplamos un proceso de quijotización (en Sancho) y de sanchiza-
ción (en don Quijote) en la segunda parte de la novela. Son personajes de
profunda humanidad que alteran su manera de ser y de estar. La pugna de
contrarios también está encarnada por la concepción del amor: la ideal y
pura del sentimiento imaginario hacia Dulcinea y la familiar y práctica de
Sancho hacia Teresa Panza.

Estilo literario del Quijote

La lengua empleada por Cervantes es representante de la claridad y la


naturalidad propias del Renacimiento literario, pero de una gran riqueza lé-
xica, junto con un vasto vocabulario que, en el caso del Quijote sobrepasa
las 10.000 palabras. Hay presencia de múltiples figuras retóricas como antí-
tesis, contrastes, paralelismos, largos enunciados... Destacan los préstamos de
otras lenguas (latín, árabe, italiano, alemán, gallego, catalán), el uso de arcaís-
mos en el habla de don Quijote y el de barbarismos o errores, en el de Sancho.
Un rasgo estilístico que ya aparecía en el Lazarillo de Tormes, y que en El
Quijote será llevado un poco más allá, es la fusión del sentido trágico de la
vida, de una visión trascendente del mundo, teñida de nostalgia y melanco-
lía en don Quijote, con una atmósfera humorística permanente presente en
muchos de los episodios o en otros personajes, como Sancho.
Existe, por último, la variedad de tipos de texto. Aparecen novelas inter-
caladas, cuentos breves, refranes, representaciones teatrales como el retablo
de maese Pedro, monólogos, cartas, poemas, discursos o crítica literaria. En
resumen, toda una variedad tipológica de textos inmensa.
Existe también una gran variedad de registros en función de los persona-
jes, ya que guardan el decoro lingüístico, esto es, todos hablan según condi-

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Problemas de edición en El Quijote de 1605

ción y situación. Junto a las sentencias graves de don Quijote, se multiplican


los refranes y proverbios populares, especialmente en boca de Sancho.
Uno de los rasgos más relevantes en el estilo es el perspectivismo narrati-
vo o narrador múltiple. Efectivamente, existen varios narradores-autores y,
también, varios puntos de vista:

- la historia original era una crónica verdadera,


- el escritor árabe Cide Hamete Benengeli, que la encontró y la tradujo
(y también inventó)
- se transcribió al castellano (quizás con añadidos o correcciones),
- hay un narrador que cita al Cervantes dramaturgo y al Cervantes pri-
sionero en Argel,
- otros narradores relatan historias “ajenas” insertadas en el conjunto,
- algunos personajes nos cuentan cómo vieron ellos lo que ocurrió (des-
de don Quijote y Sancho hasta otros testigos),
- un narrador muy próximo a Cervantes se enerva ante su enemigo real
Avellaneda.

En definitiva, se produce un efecto parecido al de las cajas chinas o jue-


gos de espejos... Alguien cuenta que contaron que les habían contado que...
Y no sólo en 3.ª persona, sino también en 1.ª y en 2.ª persona.

Problemas de edición en El Quijote de 1605

Al enfrentarse a la edición de El Quijote siempre hay que resolver un


dilema previo que consiste en decidir si enmendar el error de Cervantes de
la primera edición (1605), llamada edición príncipe, con las correcciones
de la segunda edición (1606), o bien dejar el error de la pérdida del asno
de Sancho tal cual está, y explicar, en nota aparte o en la introducción, las
tribulaciones sucedidas durante la edición del libro en vida de Cervantes. En
esta adaptación hemos optado por la segunda opción, es decir, mantener el
texto de la primera edición y explicar cuál fue el error y dónde aparece. Esta
decisión de seguir la edición príncipe y aclarar el error en la introducción,
está basada en la orientación de las últimas ediciones especializadas apare-
cidas, como la publicada con ocasión del IV centenario del Quijote por la
RAE, editada por Francisco Rico.

23
Intruducción

Sancho abrazando a su rucio. Ilustración de Gustavo Doré.

Procedemos a aclarar el error lo más brevemente posible.

El olvido

En el capítulo 23 del Quijote (capítulo 12 de nuestra edición) todavía se


presenta al caballero y a su escudero a lomos de sus cabalgaduras, tras la
desgraciada aventura de los galeotes en que los dos han sido apedreados:

Subió don Quijote, sin replicarle más, y, guiando Sancho sobre su


asno, se adentraron por una parte de Sierra Morena, que cerca estaba,
a esconderse algunos días por aquellas asperezas, para que no los ha-
llase la Hermandad, si llegara a buscarlos.

24
Problemas de edición en El Quijote de 1605

Dentro ya de Sierra Morena, don Quijote decide hacer penitencia a


imitación de la que había realizado Amadís de Gaula. Llegamos así al capí-
tulo 24 (capítulo 12 de nuestra edición) donde todavía el asno acompaña
a Sancho:

Pero don Quijote espoleó a Rocinante sin hacer caso a Sancho, que le
siguió con su acostumbrado jumento; y, tras rodear parte de la mon-
taña, hallaron en un arroyo, caída, muerta y medio comida por los
pájaros (…)

Hacía la mitad del capítulo 25 (capítulo 12 de nuestra edición), cuando


don Quijote halla por fin el agreste lugar donde va a poner en práctica sus pe-
nitencias, se apea de Rocinante y le da unas palmaditas para que vaya libre…

Y, diciendo esto, se apeó de Rocinante, y en un momento le quitó el


freno y la silla; y, dándole una palmada en las ancas, le dijo:
—Libertad te da el que sin ella queda, ¡oh, caballo tan bueno por tus
obras y tan desdichado por tu suerte! Vete por donde quieras.
Viendo esto Sancho, dijo:
—Yo también le daría palmaditas a mi rucio si estuviera aquí conmigo.

¡Sorpresa mayúscula!, de repente Sancho ha perdido su rucio, cuando


hacía poco le veíamos montado sobre él. Cervantes se había olvidado de tal
hecho. Cuando aparece de nuevo el rucio en el capítulo 42 (capítulo 16 de
nuestra edición), nada se ha dicho al respecto de su desaparición, y ahora
encontramos a Maritornes que, para atar a don Quijote a la reja de la ven-
tana, acude a las caballerizas y coge el cabestro del asno de Sancho…

Sabía Maritornes que sin duda don Quijote daría la mano que le ha-
bían pedido, así que se bajó del agujero y se fue a la caballeriza, donde
cogió el cabestro del jumento de Sancho Panza, y con mucha rapidez
se volvió al pajar en el momento en que don Quijote, puesto de pie
sobre la silla de Rocinante, alargaba la mano para alcanzar la ventana
enrejada diciendo (…)

La mala solución

Tal olvido no pasó inadvertido para nadie y, dado el éxito fulgurante de


la obra, tres meses después de la aparición de la primera, el impresor Juan

25
Intruducción

de la Cuesta lanza una segunda edición de la obra, en la que Cervantes in-


tentará solucionar el error.
Así, al comienzo del el capítulo 23 introduce una interpolación en la que
se cuenta cómo Ginés de Pasamonte —uno de los galeotes liberados— robó
el asno de Sancho. Pero se olvidó de suprimir la referencia se que hace a
Sancho y su asno en el capítulo 24, a que nos hemos referido más arriba.
Además, añade otra interpolación en el capítulo 30 en la que se nos cuenta
cómo recobro Sancho su rucio, el cual no vuelve a aparecer en la narración
hasta el capítulo 42(capítulo 16 de nuestra edición). Cervantes desautoriza
las interpolaciones de la segunda edición de 1605 al incluir la explicación
de la perdida del asno de Sancho en la segunda parte, como veremos a con-
tinuación.

Ajuste de cuentas en la segunda parte

En el capítulo 3 (capítulo 1 de nuestra edición) de la segunda parte del


Quijote (1615) se hallan reunidos don Quijote, Sancho y el bachiller Sansón
Carrasco en casa del hidalgo hablando de la publicación de la historia de
don Quijote. El bachiller dice que en el libro se olvida indicar que a Sancho
le roban su asno y que dicho fallo los lectores de la obra lo atribuyen al
autor…

Al revés, han sido muchísimos los que han gustado de la historia;


verdad es que algunos han criticado la memoria del autor, pues se le
olvida contar quién fue el ladrón que hurtó el rucio a Sancho, que
allí no se declara, y solo se infiere de lo escrito que se lo hurtaron, y
de allí a poco le vemos a caballo sobre el mismo jumento, sin haber
aparecido.

La respuesta la da Sancho que, en tono jocoso relata cómo Ginés de Pa-


samonte llevó a cabo el robo y cómo él rescato a su rucio. Respecto de quién
fue el responsable del olvido no lo tiene claro e indica que o bien fue Cide
Hamete, el historiador arábigo autor de la historia de don Quijote, o bien el
impresor de la obra, sin decantarse por uno u otro. Pero, Sancho, exime de
toda culpa al autor.

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