El Alma Ensayo

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Seminario Mayor san José

Filosofía de la Religión.

Filosofía, II semestre, 2021

Roky Esteban Prada Roldán.

EL ALMA Y SU EXISTENCIA

En un mundo marcado por las doctrinas voluntaristas y secularistas hay más de uno que se
atreve a negar algo tan claro como lo fue para los antiguos griegos la existencia del alma,
aludiendo la imposibilidad de comprobar empíricamente su existencia. Pero, aunque no se pueda
palpar por medio de los sentidos, se sabe que hay muchas cosas que en verdad existen que el
hombre no ha podido percibir, ¿acaso es necesario ver la electricidad en un cable para saber que
efectivamente la posee? Obviamente no, hay cosas que no son visibles al ojo humano y se sabe
que existen.

Clasificada por Platón como racional, concupiscible e irascible y por Aristóteles como
racional, sensible y vegetativa, ella, el alma, más que un vago concepto, ha sido un tema
polémico y debatido y estudiado a lo largo de la historia de la filosofía y de otras disciplinas.
Descartes concebía el alma en su Res cogitas, como algo diferente y separado del cuerpo,
concibiéndola como la sustancia que piensa que interactúa con su corporalidad, formando una
única persona individual (Morales, 2007). Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, es posible
plantear tres presupuestos acerca del alma, los cuales permiten descubrir que ésta no es de
ninguna manera una idea vaga sino que por el contrario, es una realidad: a) el alma es inmaterial;
b) el alma es inmortal y c) el alma no nace del cuerpo:

a) El alma es inmaterial: este aspecto es posible comprobarlo desde la inmaterialidad de los


actos del alma (Sellés, 2006) ¿se hace acaso material un unicornio pensado? Por supuesto
que no, ni lo anterior, ni ningún otro pensamiento surgido de la mente humana se puede
considerar como algo sensible, ello hace pensar que el hecho de que en el hombre exista
una realidad inmaterial como lo es la razón y sus contenidos, hace que la idea de un alma
inmaterial no sea tan descabellada después de todo.
b) El alma es inmortal: “Hay un poder propio de la permanencia y toda permanencia es
inmutable, y todo poder puede hacer algo, ni cuando no hace nada deja de ser un poder.”
diría San Agustín al hacer una apología acerca del alma, aludiendo aquel poder al alma;
pero entendiendo esto, ¿cómo se puede llegar a ésta conclusión sin llegar a recurrir a la
revelación de tipo religioso? es una noción difícil de desentrañar ciertamente si no es
iluminada desde el mismo campo donde se asevera su existencia, como es el campo de la
fe. Pero, no es una empresa imposible de hacer si se considera que en el ser humano hay
algo más que solo materia (corporalidad), pues esto es un hecho que no se puede negar, lo
sensible necesita de un principio que lo haga moverse, así como la plancha necesita
electricidad para funcionar, un vehículo la energía que proporciona la gasolina ¿Cómo el
cuerpo no reclamara un principio que haga que le haga tener vida?
c) El alma no nace del cuerpo: aunque es propia de un cuerpo, es claro que ésta no es como
una especie de producto surgida de la corporalidad, pues si fuese así, sería lógico pensar
que tuviese propiedades parecidas o incluso inferiores al cuerpo (por ser producto del
cuerpo), como lo sería el envejecer, la necesidad de alimento, las limitaciones corporales,
entre otras. Se da muy claro este aspecto en una persona con alguna deficiencia física, en
donde es notoria el ansia de su alma de hacer todo aquello de lo cual se ve impedida, sin
embargo, es consiente también de su imposibilidad, aunque esto no le impide tener
anhelos, sueños y proyectos que ninguna manera se han visto afectados por aquella
deficiencia.

El alma no es un concepto pasado de moda, ni una idea etérea o algo que deba ser estudiado
solo por las religiones, pues su realidad es algo que ha sido objeto de grandes presupuestos
filosóficos a lo largo de la historia, Sócrates, Platón, Aristóteles, San Agustín, Descartes, han sido
protagonistas de ello:

“(…) tú, alma mía, eres mejor que todo lo corpóreo, porque tú animas esa abultada
cantidad de tu cuerpo, y le das la vida que goza; lo que cuerpo ninguno puede hacer con
otro cuerpo. Pero tu Dios está tan lejos de ser corpóreo, que aun respecto de ti, que eres
vida del cuerpo, es Dios tu vida.” (San Agustín, 387 d. C).
REFERENCIAS

Morales, J. (2007). Filosofía de la Religión. Navarra, España. Ediciones Universidad de Navarra,


S.A.(EUNSA).

San Agustín de Hipona (387 d.C). Sobre la inmortalidad del alma.


https://www.educantabria.es/docs/Digitales/Bachiller/LECTURAS_DIGITAL/Docs/
ORTEGA/SanAgustin.pdf

Sellés, J. (2006). Antropología para inconformes. Navarra, España. Instituto de Ciencias para la
Familia. Universidad de Navarra. Ediciones Rialp. S.A.

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