Pejeluna ALTO Azcapotzalco
Pejeluna ALTO Azcapotzalco
Pejeluna ALTO Azcapotzalco
Suárez
Caaroal
del Laberinto
PEJELUNA
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PEJELUNA
AlCAPOTZALCO
COSEl BI8UOT!CA
2893709
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA METROPOLITANA
Rector Geneml
Dr. Julio Rubio Oca
Secretaria General
M. en C. Magdalena Fr~sán Orozco
Rector
-p~ 1:¿33 Lic. Edmundo Jacobo Molina
)... $ • '3 Secretario
M'ro. Adrián de Caray Sánch.,
\'~ u '" S O Coordinador de Exten..idn Universitaria
Lic. Alberto Dogart Murrieta
Jefe de In Sección Editorial
Lic. Valentín Alrnaraz Moreno
1
Algunos trazos del pincel.
Llueve.
Las nubes entre los montes más notables:
el Cerro de la Tortuga
y el Picacho Garra de Tigre.
Detrás del aguacero,
un pez resplandece en sus cabriolas.
2
Diez mil caballos detienen su marcha,
sujetan las bridas los guerreros;
7
todo es agitación; el combate, inminente;
los estandartes y su colorido
de aves exóticas;
relinchos y tambores,
los del corazón y el trepidante paso
en tregua momentánea.
3
Cuando el río se marcha
pedimos a la noche
que haga menos pesada la ruta.
8
Ah, nunca estuve solo,
adiviné la fuente por su ausencia.
Pero el camino sigue.
y cuando volvemos atrás los ojos,
el bambú ha crecido.
Es cada vez más dificil
encontrar el regreso.
4
El poeta se asoma al pozo.
Un pez de plata duerme.
Tiembla su mano
con el afán de hacerlo suyo.
Si besara el silencio,
si soltara la flor
que deshojó la brisa,
tal vez la luna no lo desdeñase.
5
Por qué no disfruto
y pongo sobre mi lengua un pétalo
hasta que el placer lo deshaga.
Apenas tomo el pincel
y ya quiero el final del poema;
la prisa es tósigo para mis huesos.
9
Si la arcilla requiere de la paciencia,
que mis dedos toquen el agua
como a un cuerpo amado.
Pudiera caer una gota sobre la tin ta
y hacer que los manuscritos crezcan
vegetales;
pudiera detener estas líneas
y reanudarlas en diez años;
pudiera unirme a las hormigas
que acarrean el árbol
o vivir simplemente.
6
¿Será que no tiene agujas el invierno
para remendar la tierra
con retazos que dejó el otoño?
Amarga es la certeza de nuestra desnudez
pues las aves se fueron a otros sitios.
7
Bajo la piedra
amo la forma resignada
10
de los dioses caídos.
Tanto los pulió la lluvia
que han perdido sus rasgos.
Guardaban las puertas de las Moradas
Prohibidas
y de los Deleites Humanos.
pero el humo los inclinaba a la clemencia.
Los amo.
No sólo ellos ya no tienen rostro.
8
Gozo con la saeta que da en el blanco.
El ciervo
deja un rastro de sangre en estas líneas.
11
DE LA FORMA BREVE
1
El árbol seco
-orilla de la senda-
piedad implora.
Lo vestí con mi pluma:
los pájaros bajaron.
2
Lo vi, lo supe:
el enhiesto ciprés
del camposanto
ama el viento. La tierra
ya no le pertenece.
3
La noche vino
más aprisa que siempre.
y fui un extraño,
solo, frente a los árboles
cargados de silencio.
12
4
Ya no me aflijo
pese a que cada día
son menos horas
las que regala el sueño
a mis ojos cansados.
5
Era noviembre.
el tiempo estaba loco
yno me trajo
flores de cempasúchil.
a pesar de las voces.
6
No había llovido
ni la niebla tejía
su agria mortaja.
Éramos los ausentes
en este mundo ajeno.
7
Yo no discuto
con las hierbas del patio
si las hormigas
13
las sajan. O si el viento
las llama por su nombre.
8
¿Y si la casa
hecha de duras, tibias
maderas fuese
el cuerpo amado? Dime
ctJánto duele la ausencia.
14
LAs SENDAS
a)
Basho en bambú
trazó una mariposa.
Vuela su tinta.
b)
Para el murciélago
dormido boca abajo
el día es noche.
e)
Junto al sendero
kimonos y paraguas:
charlan las setas.
d)
Sed de la llama,
sed de la llama un grito,
ah, mariposa.
15
e)
Traduce el agua
al oído del niño
versos de Issa.
f)
¿A dónde van
las ínfimas hormigas
el mundo a cuestas?
g)
Inermes, solas,
a las hierbas sin nombre
las llamo amigas.
h)
Puesto en palabras
quizá una flor seria
la faz del alma.
16
POSTALES DEL CARIBE
l
Los mangles en la ría curvan sus troncos:
puentes de postal japonesa.
O serán ojos egipcios barandal y reflejo,
ojos de Ra sobre las aguas.
Las raicillas aéreas
hacen más oriental el paisaje;
unas cuan tas lí neas
y es más viejo este cuadro
del ojo de la cámara.
¿ Valdrá que un grillo
alce su voz entre el coro
o que una libélula fulgure
cuando en el lirio se detiene?
Las redes buscan tallos que asoman
del crisl2ll;
y luego el tapiz del arriba y abajo
hace más estrecha esa trama.
Toda hoja es hoy y siempre la de libro
y mangle:
17
ambas con estas líneas
que las sostienen en vilo.
2
¿Habrá algún pez
cuyo viaje en semicírculos
ondule hostias? O esta quietud
no la turba ni pájaro rasante
ni la gota que por extraña ley
condensó el silencio y da justo
en el blanco del ojo. Baste
por hoy este paseo en el Zen
de mangle yagua, la oblicua percepción
de quien hunde sus manos en las- letras
mientras estos ojos construyen puentes
que van de lo visible a lo oculto,
ven ojos desde el puente
de su ceguera y le arrancan
los élitros a su canto, porque la voz
es la escritura en el envés de la hoja
caída de los tiempos
cuando imagen y mano hendían la superficie
para que la huella durase más segundos
en esta aparición de un paisaje
oriental fuera de sus coordenadas.
18
3
En el atolón las naves
se niegan a morir pese a la herrumbre.
Eslabones de espuma las retienen,
islas de silencio las enclaustran,
madréporas y peces las sepultan.
Dolientes criaturas,
sus entrañas reciben
mil y mil, lo que no sabemos
si es chasquido de fuete o sudario.
¿Qué tempestad les clavó arpones?
¿Qué descuido hincó las anclas en su carne?
Naos en agonía,
si las llora el cielo,
si el huracán las toca,
bendigan esa pena. Aquí vienen
a morir los titanes, aquí la noche
los recibe en su seno. Antediluvianas,
su herrumbre sabe a sangre, el mar
les arranca despojos. Cuando su esqueleto
se abra en dos y las hunda
quien ahora las flagela,
piadoso, pondrá peces en los huesos.
El que quiera habitar el vientre de estas
criaturas,
19
de be pe rd e r e l mi ed o a la asfixia
y hundirse en el e ngail o ...
,
.
Am a n tes e l álamo y la pie d ra,
am antes seo iciosus.
Q u¿. liban de SII S lIluslos,
qué huesos qui ebra n e n su abrazo
)' quién u; ullf¡l de quié n si se mantie nen
vencie nd o g ravedad e n sus accio nes
si piedra ' ·"gela\. cali zo tro nco,
es cóp ula O simbi osis
del c ie lo co n la ti e rra.
IMÁGENES EN UNA GOTA DE AGUA
*
Por obra del agua nos dan nombre.
*
La guardé por largo tiempo
en el vientre de un cántaro roto,
lo besó la luna
bajo la apariencia de un ángel.
*
Baja el agua los peldaños d e la fuente ,
busca otra fuente más oscura;
en tanto, canta.
*
La torcaza fue tierra
hasta que la lluvia
humedeció su canto.
21
*
La luz ama al rocío.
lo consume.
*
Agua.
pido tu deseable lengua.
*
¿Quién arroja cántaros vacíos
entre la tempestad?
*
El relámpago quiere apagar la lluvia.
*
Fingen hongos
clavados en el suelo
los goterones del chubasco.
*
Después de la lluvia
el tac-tac de sus estacas
detiene el derrumbe.
22
*
Llora Dios por sus criaturas,
el mar se hace menos denso.
*
Con tu dedo de hoja,
pon una lágrima en mi lengua;
con tu ala de hoja
pon una lágrima, libélula.
*
A un colibrí
la jauría de la luz persigue.
*
El agua es invisible
sólo para quien la mira.
*
Alza esclusas la tristeza.
*
Agradezcamos al agua
su traje que desnuda.
23
*
Agua quieta es peligrosa,
pudre las im ágenes,
apaga los cuerpos.
*
¿ Se romperá en la roca
esa nube a medio río?
•
Hay otro bosque detrás del espejo .
•
Deseo el de las manos:
ser el pez y la cuchara,
el cisne, la oración, la pausa;
el beso que se toca,
la flor que se deshace.
*
Cam panas de vidrio,
¿a qué sabrán sus notas
cuando amainen nuestras vidas?
24
*
Qué nos falta decir
si no los barcos de papel
luego de la lluvia.
Sabemos su naufragio.
¿Otros niños
nos los darán en sueños?
*
Frente a mí, siempre estuvo un diamante.
25
ZOOLATRÍA
1
Los flamencos dibujan ideogramas de tinta
púrpura
bajo el cielo oscuro de septiembre;
si supiera leer esta escritura,
diría que llueve un trémolo de llamas.
¡Se quema el mar!,
el sol se ha desquiciado
o es la luna de vientre rojo y cántaro de lumbre
quien baja por agua al agua del estuario.
Pero el flamenco
-dice la noche con envidia-
sólo puede ser luna menguante.
27
¿Me atreveré a guardar,
como ellos,
el equilibrio en zancos?
Bajo el azul,
sobre el azul
yen el lodo
dejo este dibujo
con la esperanza
de que eclosione
y alce el vuelo.
2
Sobre el muro blanco
la nitidez de una libélula
lo fugaz se inmoviliza
28
trébol de cuatro noches
potro de cuatro hojas
sería el relámpago
frente al espejo
!a paradoja de la estatua
en el ojo de la luz
3
están las garzas como un grito en mi escritura
amo su perversa forma
4
La mirada del sapo en la penumbra
habla de la niebla. No sé, saltimbanqui;
no sé, niño gris, si estas palabras
dan piruetas. Amas la rosa
en cuyos párpados la noche
puso su llanto; amas el mar
-suma de todas las tristezas-.
Horrible hábito pedruzco
el de este monje que salmodia;
las hojas secas, quebradizas
nos protejan de su desatino.
Ávida criatura, Cuasimodo del habla,
mírame: no te besará la luna, nunca más;
no serás lirio, ni las de plumas infinitas
danzarán en torno tuyo. Mas si inten tas
cualquier leve relámpago, la roca
se derrumbará, y algo de aleteo
dirá que tu mirada floreció de súbito
en la niebla que ha puesto túnica
a los árboles.
30
y tú, torpe, ya no harás claustro
de la oscuridad
porque la luna bendijo tu pequeño drama.
5
Vayan en procesión por estas líneas
mis palabras
bajo la luna de azogue con el mar a cuestas;
no hay cumbre que ignoren ni lugar que
ansíen,
éxodo a ningún lado
porque del volcán nacieron las hijas
del subsuelo
cuyas mandíbulas trizan, alzan. Si se detienen,
cesa el tiempo: la fila,
aminora su marcha
y la última es la primera
en presentir el término de su peregrinaje.
Nosotros ignoramos en qué momento
detenernos
o si a mitad de la aventura siguen su camino
nuestras sombras. ¿Qué habrá debajo
de las armaduras del paciente Hefaistos?
Nervio y osadía bajo formas opuestas.
Tiembla el rosal en su cáliz más puro,
31
claudican sus espinas frente a las poderosas
que le han puesto sitio. Todo lo que inicia
acaba, menos ellas en su noria. Han quedado
ciegas, el polvo las sepulta. Ah, las creí
vencidas;
no obstante, trepan las verticales
de la muerte,
viven sus sajaduras. Las que se agotan
son las mías;
ya no muerden, trizan, alzan mi ánimo;
y si, vuelven atrás la vista o van sin rumbo.
Las observa ubicua voz: adorarán en la falda
del Sinaí al Becerro de Oro de las apariencias
y quedarán fijas en esta hoja sin la hoja.
32
DE LO DIVERSO
2893709
SANDÍAS DE TAMAYO
35
Cuando bajan los ángeles a la tela
se petrifican las frutas
como en Xitle los amantes.
Sobre el horizonte
la media luna resplandece,
noche min eral para los que aman las cosas
yen comunió n con ellas las devoran.
El que bebe sangre de mitos
puede castigar la soberbia del lienzo
confinándolo a las sensaciones.
Mas hay algo de Dios en los ángeles caídos:
quizá la mirada que se mira
o las lunas de piedra
a cuyo convite no fuimos invitados.
36
TIJERAS
Tijeras,
si las acerco a mis ojos
miro por un antifaz el carnaval del mundo
o salta una rana de mi mano.
Mas si las abro, veo
la X de dos tibias.
38
Ylas tijeras vuelven
a manos de las Parcas.
39
LA REJA YLA LLUVIA
40
SIGUES EL RASTRO
41
VIVIMOS EL RITMO, LO CANTAMOS
44
LA GATA DEVORA A SUS HIJOS
45
ESTAS LÍNEAS
46
TRES ORACIONES
BAJO UN ALMENDRO MUERTO
47
l
Eras tú quien llegaba,
dolor dichoso.
Ah, Señor, ardí mi médula
en el amor a ti. No
era la llama simple
sino el gozo de tu hallazgo.
Hace ya varios días
que suelto mis palabras en preces
y en ellas me refugio.
Dame ánimo en la espera,
toma mis actos contritos:
enciende con ellos la amorosa luz
de una fogata.
IIIIIIIIIIIIIIIII I~Illi11111111111
2893709
48
2
¿Por qué, Señor, en lo más alto de su euforia
lo segaste?
Iban sus frutos recién en alabanza de la vida
cuando el filo de tu luz cimbró su tronco.
Míralo ahora en su desnuda muerte.
Ni los pájaros le cantan,
ni la lluvia le llora, pese a que perdió. Dime
si es el destino de los que alzan su estatura
desgajar su soberbia, desgajarse. Temo,
Señor, al rayo y sus corceles iracundos.
Yaunque sé que en la otra orilla nos esperas,
aún dudo que luego del abismo
haya otra estación en la que nunca el fuego
quemará mi rostro.
Perdona este amor a la vida.
Perdona mis raíces.
Gozo que los pájaros hagan nido,
gozo con las hojas que la sangre verdece
yen las que escribo las inteIjecciones
del deseo,
49
las pregun!as del hambre: El verbo
de tu Verbo ...
50
3
Pido comprender por qué este palio
que cublÍa la gloria de tu Nombre
se quemó. No quiero que estas páginas
sean sólo mortaja de los hechos.
Amo la luz tanto como la sombra.
No digan:
Su brazo se ha secado,
el lÍo ya no fluye.
Dame resignación para aceptar
lo inevitable;
mas permite que cada minuto sea de gozo,
que el mañana no turbe el ahora.
Si cortaron la flor y la pusieron en un vaso,
allí perfume la dicha verdadera
de crear y crecer en Nombre tuyo.
51
VIDA y PALABRA
1
casi de nada están hechas las palabras
mas las oigo correr en la escritura
las toco huelo muerdo
y me lavo las manos en su culpable zona
2
palabra
te toco
te lavo con sangre
55
3
Es el doble del objeto
no su sombra:
su fantasma
4
pon en un extremo de la balanza el Mundo
en el
otro platillo
una
sola palabra
5
la poesía no lleva al silencio
noria noria noria
fluye la canción del agua
hay un patio interior con arquerías
un aljibe perfumado por la luna
6
La poesía se abre las venas.
y para qué.
57
SALA DE LOS ESPEJOS
EXPLORO LO QUE NO EXISTE
61
cuya tensada cuerda cantará
para henmos de muerte.
la noche se apodera de todo lo que toca
a sabiendas que la luz de bestias mansas
tendrá que arrancarle nuestra pesadilla
62
dos veces beses el azar desn ucado
lo fortuito del todo
lo total de los juegos
porque juegos son estas palabras
que el destino conjuga
y juegos los días a los que apostamos nuestra
ascención o caída
vida y palabra tienen el mismo peso
o son los ojos en alas de la falena
cuando ronda el ego donde la llama vacila
63
OSCURAS BESTIAS
1
con la daga
toco la carne de mi ángel enfermo
hago una incisión en sus muñecas
para que el alma
(si acaso los ángeles la tienen)
se desangre
el ángel me suplica
se muerde los labios
64
a los que pronto he de \legar
el filo roza el pubis
hiere el ambiguo sexo
no sé si grita o goza
lo vacía
(cada centímetro de piel
es un bosque de eucaliptos
allí queden
para que el ángel mire a su verdugo
para que el par de escarabajos giman
en su órbita
65
2
Fra Angélico
corromper el espíritu
obra es del demonio
pero el hálito tiembla
en el placer de acariciarse
pechos muslos
un ángel
(sus hombros
aún gritan alas fl áccidas)
mira su oscuro sexo
cuyo polen atrae a las moscas
en devoción por lo podrido
66
3
Xólotl respira fango
se niega a morir
para que asome el día
flota la desmembrada luna
cómo pesa el <Cielo
el MictIán está en su rostro
el oficiante se cubre
con la piel del desollado
feto de un dios
grito de la desmesura
tu rostro en la pecera
67
4
un murciélago dormido
y un paraguas en un clavo
plantean la misma perspectiva
68
5
Aserré la luz que entra por el ojo de
la cerradura: Polvo de amor y duelo que
guardo en frascos, polvo de mariposa marti-
rizada, molida piedra para que nazcan res-
plandores de mi mano.
69
murciélago que liba el tuétano del sol. O
que yo trepe al puente y me pierda en la
penumbra detrás de las últimas bestias ...
70
6
yo podría meter mis dedos
en la roja turbulencia de sus agallas
alzarla en vilo
mostrar a todos esta bestia
a contracorriente
a contravida
dio sus coletazos
71
7
con minuciosa paciencia cargan las hormigas
mi voz embalsamada
en el verde todavía de una hoja
es necesaria la noche
para que inicie
la procesión de las enardecidas por lo inúúl
ninguna sabe su desúno
ni les importa llevar a cuestas mi cadáver
72
8
los libros polvosos
las cartas que no contestamos
la penumbra que nos hace más torpes
signos son de nuestro infortunio
73
9
la falda alzada
el lago boca arriba
no hay asidero
para los que se entregan
el amor despedaza
se perderá la barca
hallará la dulce muerte
74
10
... -peces del aire altísimo-
!os hombres...
JOSÉ G OROSTIZA
75
mordidos por los peces y su propia
pesadumbre,
son islas llevadas por incierto sino
a ningún templo, a todas partes
donde los dioses asoman su rostro
y bendicen la muerte que cerró los párpados
azules de las orquídeas con un beso.
76
APARIENC IAS
79
las raíces en el último
traspaso. Su sombra
constituye la prueba
de que provienen del mismo
mortero donde Dios y el diablo
trituran la apariencia.
80
2
La piel de las cosas
no esconde su calavera;
basta esa certidumbre
para que la envidia
desove en la carne.
Lo que no se corrompe
tiene comprado el cielo
de ser sin asfixia Uno.
Los huesos, en cambio,
sostienen la armadura
al polvo condenada.
81
3
¿Quién cambió el retrato que cada mañana
miro?
Hace años escogí la senda
de la contemplación
con el deseo de hacer perenne
lo que no perdura.
Pero si nadie entra a mis cavilaciones,
¿cuál mago tornó por otro
el retrato del joven
que fui apenas anoche?
Vana ha sido la búsqueda de una estatua,
inútiles mis afanes de guardar bajo tierra
todos los relojes,
la manía de aderezar con versos
el libro de los días.
Cada mañana las paredes alrededor
del cuadro
ganan en salitre. Arrancarlo a nada llevaría;
tal vez lo más cuerdo sea
venderse a lo Oscuro
o amar la luz que nos lleva a las cosas
82
ahítas de mansedumbre
en el ara donde oficia lo Eterno.
83
BREVE RELACIÓN DE TRAVESÍA
J)es6aulizor ~I mundo,
samficar,¡ nomÓl? de las cosas
para ganar su presencia...
RonERTO JUARROZ
A
No sé lo que digo
ni me importa lo que signifique.
¿Acaso la centeIla
escoge sitio? Los antiguos
leían las entrañas de las aves,
Delfos bramaba profecías ininteligibles.
Yo adivino en la nervadura de las hojas
la pasión de los rélampagos.
B
Antes que el barro se llamase forma
debió responder al bautismo de la sangre
antes que fuese hueso
se llamó lodo
(el corazón lo sabe)
en su hoguera tomaron cuerpo la taza
como una flor con ambrosía
la mano en súplica a la lluvia
el plato que otra mano decoró con mil
motivos
el cán taro breve
la tinaja cuyos pechos manan lluvia
no se caiga la vida
no se quiebre
85
e
Yo hablo en genérico
digo aves
y no alondra
las hierbas son hierbas
nunca espliego albahaca
diente de león
respiro en abstracto
el fresco aliento de la poesía
o mis palabras son de yeso
en la estatuaria de los dioses
que cerca del mar se desmoronan
D
Si las manos se juntan cuando rezo
el ángel de mi infancia sonríe a la madera
de mis decisiones tardías
(se cierra la bisagra del deseo)
86
Al separar los brazos
soy la cruz que suplica
porque no desgajen
el reino de los pobres
E
Los tablones en el patio
entre dos aguas mueren
no son
87
F
El árbol que se copia en el estanque
suelta cardúmenes;
cuál es más real,
si los dos tientan
el invisible aliento de las cosas.
Uno crece mar arriba,
el otro fluye río abajo;
aquél me da sus aves,
de éste morderé los frutos .
G
Pretérita es la memorable
materia de Dios y de los hombres:
barro, madera, aun el metal
vengativo o el cristal ilusorio.
Desde que la molécula reveló su secreto,
es imposible cantar a la sustancia.
88
Bebemos el orgullo
en copas falsamente ornamentadas
por el átomo. Perfectas, insensibles,
nos han desposeído de la muerte.
89
DE LAS COSAS COMUNES
1
Los árboles están a escasos milíme-
tros de ser cosas. Las sillas son árboles del
otoño; las mesas dan frutos . Hay animales
que se cosifican. Estira sus patas con lenti-
tud el mueble, saca la cabeza debajo del
mantel y se echa a andar por entremuros.
La mosca, la breve, la insistente , clava un
broche de intenso azulverdoso a lo podrido.
y la gloria, la gloria: vuelve estatuas a los
hombres.
2
Si la flauta despertase
qué dulce melodía
90
si esa flauta naciese del río que la busca
danzarían las cosas bajo el dosel del bosque
3
Una por día
a los calendarios
les arranco las hojas
y vuelan
donde liba el colibri
4
Se acumula en los cabellos
apaga el brillo de los ojos
5
Silla
parapl éj ica
condenada
92
a la misma posición
desde siempre y para siempre
por qué rus huesos
no se rebelan
trono de Dios
astilla en el costado
levántate y redime
o en cuatro movimien tos valsa
sobre el no que crüel te llama
anclada silla
ponte de pie pregona
tu condición arbórea
echa raíces
multiplica tu imagen
como el acróbata
que en una mano se sostiene
para otra silla y otro acró bata
y otra silla
hasta perderse en la Babel
que reta al cielo
93
Silla
parapl éj ica
por los travesaños
de tus extremidades subo
Zigurat de mi habla
tijera en puntas subo
a la tabla rasa cuyos lindes
besan el abismo por sus cuatro costados
yel espaldar me asusta
con sus grandes cuencas
de calavera astada
estremécete
silla
si te busco
o leña derrúmbate
y mira a orillas de la llama
hostia para la lumbre en ardorosa médula
si fuego pájaro
si carbón fruto
SI cenIza escritura sitiada
94
EL CIEGO TACfO MUESTRA LOS OBJETOS
95
aún duermen a pesar de todo. Les faltó
el aliento
que hace aletear la lluvia
o encogerse al roble cuando el rayo escribe
su ira. Entonces la palabra
afirmó: "Llámese diamante a la luz".
Podría nombrarse pez al libro moribundo,
y súbito saltase
en luminoso mantra esta criatura.
96
a la luna llamaríamos torcaza; a su marfil,
polvo de mariposas; a la puerta, hermana
del misterio ...
Yen esta confusión,
los ojos de las cosas se abrirían a las manos
y cada palma tendría un ojo
cuando tocasen su cuerpo desnombrado
en cuya cáscara los labios escriben untas .. .
97
INVENTARlO
A
Para que no perezcan
guardo los días en un arcón de cedro.
dí as con peces y jaguares.
noches de luna y coágulo.
El interior de esta barca
muestra paños umbríos.
y un lecho:
oscura madre a la deriva.
A veces lo abro.
reviso estos juguetes;
agua y pañuelo les devuelven su lustre.
Cuánto ha que dormitan en ellimho.
los tomo uno a uno,
bendigo su materia mutilada.
Son mis días los que yacen en la sombra;
no mis ojos. mis uñas. mi palabra.
Mientras las cosas ocupen tal espacio
no me impondrá la noche su cerrojo;
mi corazón las guarda en amorosa lumbre
98
La llave de este cofre
pertenece a las cosas que aún no son silencio.
B
Los muebles los espacios los muros
hablan de nuestra costumbre de sallemos
de pie
pese a que apenas disimula el maquillaje
las hostiles grietas
99
allá pusimos e! rostro del paisaje
la naturaleza muerta de! entorno
pilas de cosas inservibles acontecen
arqueología vana a la que quitamos polvo
con una escobilla ocupada en borrar
los rastros del poseso
e
construyamos otro cuarto
la casa reclama límites inciertos
empujemos las paredes más allá del mundo
D
(Jaula vacía)
100
E
Mirada animal tienen las cosas;
si ven, leve estremecimiento
nos recorre; la palabra se eriza
frente a sus alacranes,
hay huellas de ritos
en el polvo que las cubre,
velos de magia
que nos inmoviliza
frente a su cresteria de reptiles
antediluvianos. Miro
la mirada de esos ojos
calizos, siento sus intenciones.
Astillan la madera, hinchan
el vientre de los muebles, colman
de herrumbre rejas, tuberias;
esgrafian relámpagos en la loza,
descascaran los muros
para mostrar su esqueleto.
La muchedumbre
finge que las cosas nacen ciegas;
sólo algunos ven a su vez los ojos
fijos y, con prudente
ademán, acarician los objetos,
les hablan al oído. Agradece
101
a estos locos las frágiles
cadenas que aherrojan
el aliento de sus fauces.
F
Las piedras de la cocina -dicen,
un dia molieron la carne de sus amos.
El comal al rojo vivo quemaba los muslos,
las casas se tragaron a sus dueños.
No suceda otra vez, amadas bestias;
las alimentamos con nombres,
las bendecimos con signos.
El odio suministrado en dosis
es el antídoto contra el modo
humano de quererlas. A sus epitafios
pasamos nuestra lengua cuya mortal saliva
sabe de dioses y demonios. Dormiten
amaestradas cosas, inanimadas bestias.
y sueñen a placer cuando la mano las respire.
Vivan tan sólo en el hechizo de sus nombres
su plenitud de criaturas expulsadas.
102
G
Ysi hiciéramos objetos inútiles
cuyo único sentido fuese existir sin ningún
sentido
greguerías rampan tes cuyo blasón
sea lo superfluo
H
mueren las cosas en el patio
sin una cruz que indique sus despojos
se oxida una lata rueda un pocillo
cuelgo cucharas de un naranjo
lo que era una silla pudre su esqueleto
105
No SUPE NOMBRAR
107
Decir es otra forma de silencio.
108
SI FUÉRAMOS CIEGOS, CANTARÍAMOS ...
amo la superficie
sólo la muerte nos transfigura
109
la muerte sola
la m uerte y su parvada
sus buenos días
buenamuerte corroída por eólica locura
no busqué rumbo
no supe encontrarte en la rosa de los vientos
me diste las constelaciones
la visión maldita del poeta cuando grita
¡tierra! íntimamente
y sus resecos labios también musitan: tierra
si se ancla en el mar que no puede beber
que nunca bebe
110
el poeta escribe lo que le dictan las cosas
escribe con los ojos
aunque lo ciegue el relámpago
de sus visiones
escribe con la piel cuando el deseo
lo fustiga
111
si nojueralllos ciegos
llamanamos a la luna solpara quefuese día,
cantonamos en la oscundad
para acompañamos...
nuestra voz enciende un faro
que gira y gira y gira hasta llamar
en su conjuro
alojo ciego de las injusticias
112
¡desátenme!
hermosa es la luz que resplandece
en los cráneos
el insomnio ocupa todas las habitaciones
me duele el mar
terriblemente el mar la nuca me golpea
donde había una almohada puso el mar
una roca
donde un ángel había los demonios aúllan
se mece el mar se mece en un sillón
levemente crujido
levemente goznes de los huesos
alguien puso una flor en el marco de la luna
una mariposa danza en torno de la vela
quemaré las palabras
las hojas cicatrices que hacia el mar nos llevan
agua en el fuego
aire en el polvo de esta flor ajada
113
ofreceremos los corazones a los dioses
colibrí yesca sonora
pico del lápiz
ay disecado Amor dile a las cosas
que el poeta vive
el asfódelo de tu libro
sobre un negro telón finge las alas
de un ángel
al que no ha mordido el deseo
la palabra deseo
114
abre la caja del mago
salta un pez de tus ojos
se quiebra el espejo
la palabra deseo
lanza un venablo
liba la sangre que la virgen gime
la palabra deseo
deseo la palabra
oso hormiguero
lamo hasta dejarla calavera
¡cómo grita el silencio!
¡gira en el laberinto de mi oreja!
¡gira y perjura!
¡jura y persigue las huellas del espanto!
115
quien se arranca la lengua
habla c.on su sangre
116
¿puedo apoyar mi sombra en su fortaleza?
¿puedo tomar el hacha y cercenar mi verso?
117
ÍNDICE
APRENDIZAJES EN LA LUZ
Ecos de las hachas de jade 7
De la forma breve 12
Las sendas 15
Postales del Cari~ 17
Imágenes en una gota de agua 21
Zoolatría 26
DE LO DIVERSO
Sandías de Tamayo 35
Tijeras 37
La reja y la lluvia 40
Sigues el rastro 41
Vivimos el ritmo, lo cantamos 42
La gata devora a sus hijos 45
Estas líneas 46
Tres oraciones bajo un almendro muerto 47
VIDA y PALABRA
Casi de nada 55
SALA DE LOS ESPEJOS
Exploro lo que no existe 61
Oscuras bestias 64
APARIENCIAS
Los árboles, el río 79
Breve relación de travesía 84
De las cosas comunes 90
El ciego Lacto muestra los objetos 95
Inventario 98
No supe nombrar 106
Si fue ramos ciegos, cantaríamos 109
119
PEJ1~LUNA de Ramón Iván Suárez Caamal, se terminó
de imprimir en los talleres de PECHE impresiones,
Méxicc>-Tacuba, 188, Col. Anáhuac C.P. 11320,
México, D.F., el mes de julio de 1996.
Se tiraron 1000 ejemplares más sobrantes para reposición.