Tema 17
Tema 17
Tema 17
1. INTRODUCCIÓN
3. EDAFOGÉNESIS
3.1. Procesos edafogénicos básicos
Fragmentación o meteorización física
Alteración o meteorización química
CONTEXTUALIZACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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1. INTRODUCCIÓN
Entendemos por suelo a las diferentes capas de material orgánico e inorgánico que
componen la corteza terrestre y sobre las cuales se desarrolla la mayor parte de los ciclos vitales
conocidos. No puede considerarse suelo el material suelto no consolidado sin materia viva (como
por ejemplo el que recubre la superficie de la Luna) que se encuentra en superficie ocultando las
rocas y al que comunmente se denomina regolito.
La importancia del suelo tiene que ver con el hecho de que es sobre él donde la vida tiene
lugar siendo un elemento natural muy complejo que puede presentar muchas variantes
dependiendo de la región geográfica, de las transformaciones que el ser humano haya aplicado
sobre el mismo, etc. Además, como su regeneración es muy lenta, el suelo debe considerarse
como un recurso no renovable y cada vez más escaso, debido a que está sometido a
constantes procesos de degradación y destrucción de origen natural o antropológico.
Para entender los tipos de suelos y su distribución es preciso considerar primero cómo se
forman y qué factores conducen a su diversidad.
La roca madre
Es un factor muy importante en la formación del suelo, ya que representa la fuente de los
materiales sólidos. En general, el material parental depende de los constituyentes esenciales de
los minerales que se liberan por meteorización de la roca madre y que permiten la neoformación
de éstos.
Son muchos los parámetros de la roca que inciden en la formación y evolución de los suelos,
pero de ellos podemos destacar tres:
b) Permeabilidad: regula la penetración y circulación del aire y del agua, lo que condiciona de
un modo decisivo la fragmentación, alteración y translocación de los materiales. A mayor
permeabilidad, mayor edafización.
Topografía
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Formadores biológicos
Los animales y los vegetales tienen gran influencia en el proceso de formación de los suelos,
siendo los vegetales los que tienen una influencia más decisiva, tanto la macro como la
microflora (hongos y bacterias). Esta última desempeña un importante papel como por ejemplo el
ejercido por las bacterias Nitrobacter entre otras, que fijan biológicamente el N2 atmosférico
contenido en la fase gaseosa del suelo en forma de nitratos y nitritos aptos para la absorción por
las raíces de los vegetales.
Clima
Es el factor edafogénico más importante. Distintos tipos de roca madre bajo el mismo clima
producen suelos semejantes, mientras que la misma en climas diferentes origina suelos
diferentes. Los elementos climáticos más influyentes son la temperatura y el balance hídrico.
De este modo, la temperatura condiciona la intensidad de la actividad química del suelo, ya que
la velocidad de las reacciones químicas aumenta con la temperatura. Por su parte el balance
hídrico del suelo influye en el desarrollo de la vegetación y la dinámica de la fase líquida del
suelo.
Tiempo
Con respecto al factor tiempo, indica el ritmo en la actuación de los procesos, así se habla de
suelos maduros cuando los procesos edafogenéticos han podido actuar el tiempo suficiente como
para haber desarrollado un perfil en equilibrio con las condiciones ambientales. El tiempo para la
formación de estos suelos puede osciliar entre unas cuantas decenas de años y varios miles de
años (en la mayoría de los casos). Por el contrario, los suelos jóvenes son aquellos que
evolucionan buscando un equilibrio ambiental.
3. EDAFOGÉNESIS
3ª Mezcla de todos estos productos minerales, restos orgánicos y sustancias químicas entre
sí y con el agua y el aire intersticial.
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3.1. Procesos edafogénicos básicos
Afectan tanto a la fase mineral como a la fase orgánica del suelo y actúan en la formación de
todos los suelos. Los procesos básicos de formación de un suelo son:
Alteración o meteorización química. En contacto con el aire, y sobre todo con el agua
los minerales de las rocas se alteran. Por otra parte, los organismos atacan a los minerales para
extraer elementos nutrientes y los transforman. Los principales procesos de alteración química
son:
Constituyentes inorgánicos
Dentro de los componentes minerales del suelo podemos distinguir aquellos minerales que
persisten con pequeños cambios en su composición, conocidos como minerales primarios (por
ejemplo cuarzo y feldespatos) y otros minerales, como los silicatos de la arcilla y los óxidos de
hierro que han sido formados por alteración de minerales menos resistentes. Son los llamados
minerales secundarios que predominan en la fracción arcilla.
Constituyentes orgánicos
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de retener iones, etc. Se trata de un constituyente transitorio del suelo, permaneciendo desde
unas pocas horas hasta cientos de años.
Aparte de los restos orgánicos muertos, en el suelo también existe materia orgánica viva,
entre los organismos que habitan en el suelo: bacterias, hongos, protozoos, gusanos, arácnidos
e insectos inferiores.
Fase líquida
La fase líquida está constituida por una disolución acuosa. El agua de la fase líquida del suelo
procede de la atmósfera (lluvia, nieve, etc.) y capas freáticas y puede clasificarse desde un punto
de vista físico en:
Fase gaseosa
La aireación del suelo es un proceso fundamental, ya que en gran parte controla los niveles
en el suelo de dos gases sustentadores de la vida: oxígeno y dióxido de carbono. Estos gases
intervienen en la respiración de las raíces de las plantas y de los microorganismos del suelo y
son responsables de las reacciones de oxidación.
El contenido y composición del aire del suelo está determinado por el contenido de agua
siendo la composición del aire del suelo parecida a la del aire atmosférico, pero mucho menos
constante.
Como los procesos edáficos actúan desde la superficie y van perdiendo intensidad conforme
profundizamos, el material se altera de un modo diferencial, pasando de un material homogéneo,
como es la roca madre, a un material heterogéneo formado por capas con diferentes
propiedades como es el suelo. Es decir, se produce la horizonación del material que queda
estructurado en capas a las que se denomina horizontes y su superposición constituye el perfil
del suelo.
Los horizontes constituyen las unidades para el estudio y para la clasificación de los suelos y
se representan por un código de letras y números. De este modo encontramos:
Horizonte O - Capa de hojarasca sobre la superficie del suelo, sin saturar en agua;
materia orgánica poco o nada transformada, frecuente en los bosques.
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Horizonte A - Formado en la superficie, con mayor contenido en materia orgánica
(transforrmada) que los horizontes situados debajo. Es un horizonte de fuerte lavado y en
él se pueden diferenciar varios subhorizontes:
- A0. Formado por restos vegetales que constituyen el humus bruto (sin transformar).
- A1. Contiene mezcla de materia orgánica más transformada (humus) y con algo de
materia mineral.
- A2. Predomina la materia mineral sobre el humus.
C y R no deberían ser calificados como horizontes sino como capas, sin embargo, se incluyen
como horizontes principales al considerarse como elementos muy importantes, ya que el suelo
procede de su evolución. De este modo, se denomina suelo maduro aquel en el cual podemos
encontrar todos los horizontes y subhorizontes.
Color
Esta propiedad permite deducir rasgos importantes en los suelos: un color oscuro o negro
indica alto contenido en materia orgánica, un color blanquecino indica presencia de carbonatos
y/o yesos, el rojo indica presencia de óxido de Fe, el amarillo presencia de hidróxido de Fe, etc.
Textura
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Estructura
La estructura de un suelo se puede definir como "el modo de agregación o unión de los
constituyentes del suelo" (partículas minerales, materia orgánica, etc.). Algunas estructuras son:
pH
La acidez del suelo mide la concentración en hidrogeniones (H+) existiendo dos tipos de
acidez: una la activa o real (debida a los H+ en solución) y otra de cambio o de reserva (para los
H+ adsorbidos). Ambas están en equilibrio dinámico. Si se eliminan H+ de la solución se liberan
otros tantos H+ adsorbidos. Como consecuencia, el suelo suele mostrar una fuerte resistencia a
cualquier modificación de su pH.
Los suelos pueden clasificarse de distintas formas siendo las clasificaciones más utilizadas
las que se basan en el perfil del suelo condicionado sobre todo por el clima. Según este criterio
los suelos pueden clasificarse del siguiente modo:
Aquellos que se forman cuando la influencia del clima domina sobre los demás factores.
Son suelos maduros, con buen drenaje. Distinguimos:
Estas zonas se caracterizan por la presencia de dos estaciones bien marcadas: época
lluviosa y época seca. Destacan los siguientes:
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Suelos de climas cálidos
7. 2. Suelos intrazonales
Su formación no depende del clima sino de otros factores y suelen tener mal drenaje.
Encontramos:
Son suelos inmaduros, ya que se desarrollan en laderas con grandes pendientes o por llevar
poco tiempo evolucionando.
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8. LA UTILIZACIÓN DEL SUELO
Debido a que los suelos sustentan el crecimiento de las plantas con raíces, se encuentran en
la base del sistema alimentario del que depende el ser humano. Constituyen el recurso que
explotamos por medio de la agricultura sin embargo, existen otros muchos usos dados al suelo
como son:
La evaluación de suelos constituye una técnica desarrollada para valorar las aptitudes de los
suelos para sus diferentes usos. Uno de los métodos es el de la capacidad agrológica de los
suelos con vistas a su posible utilización agrícola. Sin embargo, aunque los suelos pueden ser
productivos desde el punto de vista agrícola a través de la irrigación y la fertilización, también
pueden ser destruidos o irreparablemente dañados por agentes naturales o por una intervención
humana poco cuidadosa. Es por ello además, receptor de impactos como la erosión, la
contaminación, la sobreexplotación y el empobrecimiento de su fertilidad, la degradación
biológica, la compactación y la pérdida irreversible del mismo por recubrimientos artificiales.
La calidad de un suelo, es decir, su capacidad para desarrollar una serie de funciones, puede
verse afectada negativamente por la contaminación, que puede definirse como la concentración
de un elemento o de un compuesto químico a partir de la cual se producen efectos
desfavorables.
Algunos de los efectos desfavorables de los contaminantes en el suelo como sistema son:
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Las principales fuentes de contaminación de los suelos son:
Todos los compuestos de origen biogénico son fácilmente degradables por microorganismos.
De ahí que el suelo pueda considerarse un depurador natural de los residuos orgánicos. Sin
embargo hay que tener en cuenta que los efectos de un contaminante sobre los organismos
edáficos dependen de su biodisponibilidad, es decir, la disponibilidad de un contaminante con
respecto a un organismo específico.
El estudio del suelo debe plantearse como una continua observación del mismo a distintas
escalas macro y microscópicas. La información obtenida debe permitir establecer el modelo de
distribución de suelos en el paisaje, las relaciones entre los distintos suelos, así como determinar
los componentes y procesos de flujo en el sistema. Todo ello enfocado a interpretar cuál es el
comportamiento esperable de cada suelo, su respuesta frente acciones externas -principalmente
las de origen antrópico- y establecer cuáles han sido los procesos formadores que han actuado a
lo largo de la evolución del suelo.
El análisis de los suelos es esencialmente el examen en el laboratorio y es, por tanto, distinto
del examen en el campo excepto en aquellos casos en que, por ejemplo en los estudios de la
humedad del suelo, la esencia del método consiste en que se realiza en las condiciones de
campo.
Técnicas clásicas
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Técnicas avanzadas
CONCLUSIÓN
Como hemos podido observar, uno de los recursos naturales más importantes e indispensables
para la vida es el recurso suelo. Sin embargo, las proyecciones mundiales de disponibilidad de este
recurso son preocupantes. Se calcula que debido al actual ritmo de degradación de suelos, la
superficie cultivable del planeta pasará de los 1.500 millones de hectáreas en 1975, a 1.000
millones en el año 2025. Es decir, que la pérdida de suelos afectará posiblemente a una tercera
parte de la superficie arable de la Tierra.
De este modo, el impacto ambiental que sobre el suelo está ejerciendo el ser humano ha
originado que la contaminación y desaparición directa del mismo sea uno de los problemas
medioambientales que está recibiendo una creciente atención en los últimos años. Tanto es así,
que la 68ª sesión de la Asamblea General de la ONU se declaró 2015 Año Internacional de los
Suelos, año en el que se tendrá como objetivo aumentar la concienciación y la comprensión de la
importancia del suelo para la seguridad alimentaria y las funciones ecosistémicas esenciales.
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