Modulo III J. Martínez

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 14

MÓDULO III

VALORACIÓN DE EXTERNALIDADES
Y DE BIENES AMBIENTALES.
INTERNALIZACIÓN DE EXTERNALIDADES

III.1. Una negociación coasiana


Sea la empresa A que produce un bien a, cuyo precio estable es 80 unidades monetarias
y cuyos costos totales están definidos por la función C(a) = a2, de la manera siguiente:

Producción (unidades Costos Totales ($) Costos Marginales Ingresos Marginales Ingresos Totales
físicas) ($) ($) ($)
1 1 1 80 80
2 4 3 80 160
3 9 5 80 240
... ... ... ...
39 1,521 77 80 3,120
40 1,600 79 80 3,200
41 1,681 81 80 3,280

[Costo marginal (o incremental o adicional) es el aumento del costo total al producir una unidad
más. Ingreso marginal (o incremental o adicional) es el aumento del ingreso total al producir y
vender una unidad más; en este caso, el ingreso marginal es igual al precio, ya que éste es estable.
Si al vender más, la empresa se viera forzada a bajar el precio de venta, entonces el ingreso margi-
nal estaría por debajo del precio. Aquí, para simplificar el ejemplo, suponemos un precio estable].
Esa empresa A fabrica, por ejemplo, pasta de papel, y por tanto contamina el agua. Pero esta exter-
nalidad no está incluida en sus costos. La empresa A tiene un derecho implícito o se arroga el de-
recho a contaminar.
Aguas abajo existe la empresa B, cuyo proceso de producción del producto b requiere agua lim-
pia. Podría ser, por ejemplo, una empresa agrícola que usa agua para regar. Así, el grado de lim-
pieza que el agua debe tener, depende mucho del uso al que se dedique. Supongamos que la em-
presa B necesita un agua algo más limpia que la que le llega de la empresa A, y que es la empresa
B la que corre con los costos de descontaminación del agua. Así, una parte de los costos de la em-
presa B responden a la fabricación del producto a por la empresa A.
Supongamos que el producto b tiene un precio estable de 100 unidades monetarias, y que la fun-
ción de costos de la empresa B es así : C(b) = b2 + 30a , con lo cual indicamos que los costos de
la empresa B dependen de su propia producción pero también dependen (ya que debe depurar el
agua) de la producción de la empresa A.

Curso de economía ecológica 29


Aquí estamos midiendo el valor monetario de una externalidad por el costo de restauración o depu-
ración o descontaminación. Suponemos que existe una tecnología aplicada por al empresa B que
hace que el agua vuelva a su estado anterior al paso por la empresa A o por lo menos que la hace
utilizable por la empresa B. Supongamos que la empresa A fuera una empresa maderera en el
Ecuador o en la costa chilena, que exporta celulosa, contamina el agua, y simultáneamente produce
pérdidas de biodiversidad. Obviamente, no existe tecnología que permita restaurar la pérdida de
biodiversidad. La valoración monetaria de externalidades según el costo de restauración es aplica-
ble solamente en el caso de externalidades reversibles. Es decir, tal como veremos en lecciones
posteriores de este curso, hay distintos métodos para intentar dar valores crematísticos a las exter-
nalidades, que el mercado no valora. Uno de ellos es, precisamente, el averiguar el costo de restau-
ración del perjuicio causado o el costo del reemplazo del recurso natural agotado. Pero ese método
no es aplicable si el mal es irreversible. En el ejemplo del agua contaminada por la empresa A,
suponemos que el agua puede volver a un estado de calidad suficiente para los propósitos de la
empresa B, y no valoramos la contaminación del agua que aún permanezca.
El razonamiento de Coase (que ahora veremos) funciona bien cuando se trata de externalidades
mutuas entre empresas, o de una empresa hacia otra, y si esas empresas son capaces de atribuirles
a las externalidades un valor monetario actual. Si la externalidad hace sentir sus efectos en el futu-
ro, interviene entonces la cuestión (que veremos más a fondo en lecciones posteriores) de la tasa de
descuento o actualización. También funciona el razonamiento de Coase si se trata de externalida-
des entre consumidores (mi consumo de música fuerte produce molestias a los vecinos), o entre
empresas y consumidores, siempre que podamos identificar a todos los afectados y que éstos adju-
diquen valores monetarios a las externalidades.
En el ejemplo que aquí consideramos, la empresa B valora en 30a el coste de descontaminación
del agua. No se preocupa de si el agua tiene aún algún residuo nocivo después de esta contamina-
ción, que sólo alcanza el grado necesario para los propósitos de B. Existe pues, por hipótesis, una
tecnología que convierte en reversible la contaminación del agua por la empresa A, en un tiempo
corto, a un costo objetivamente igual a 30a.
Consideremos ahora cuáles son las cantidades producidas por ambas empresas, por separado, que
maximizan sus ganancias o beneficios. Sabemos que estas cantidades son aquellas para las que se
igualan ingresos marginales (aquí, iguales a los respectivos precios) y costos marginales (sin con-
tar, en la empresa A, el perjuicio que causa). Así,
la empresa A maximiza 80a - a2,
es decir, 80 - 2a = 0 ; por tanto, a=40.
la empresa B maximiza 100b - (b2 + 30a),
es decir, 100 - 2b = 0 ; por tanto, b=50.
Así, si a=40, y si b=50, entonces

30 Textos básicos para la formación ambiental


Costos Ingresos Ganancias

Empresa A 1600 3200 1600

Empresa B 3700 5000 1300

2900

Ahora bien, si ambas empresas se fusionaran, la despreocupación ecológica de la cual la empresa


A hacía gala en lo que concierne a la contaminación del agua, no tendría sentido, ya que descon-
taminar el agua implica ahora costos (iguales a 30a) para la nueva empresa que realiza una pro-
ducción conjunta de a y b. La nueva empresa internaliza las externalidades dentro de sus costos,
y su programa de maximización de ganancias es:
maximizar 80a - a2 + 100b - b2 - 30a
La producción de a bajaría ahora hasta a=25, ya que ahí los costos marginales (los propios de la
fábrica A más el costo de descontaminación del agua para la fábrica B) son iguales a 80 y coinci-
den con el precio de a. La producción de b seguiría siendo de 50 unidades. El nivel de contamina-
ción sería menor (al bajar la producción de a) y las ganancias totales serían mayores.

Producto Producción Costos Ingresos Ganancias


Totales Totales
A 25 625 2,000 -
B 50 3,250 5,000 -

3,875 7,000 3,125

Así pues, al fusionarse ambas empresas, aumenta la eficiencia de la situación. Ahora bien, supon-
gamos que no se fusionan, sino que los derechos de propiedad o títulos jurídicos sobre el ambiente
(en este ejemplo, sobre el agua) están bien definidos. Supongamos que está establecido que el con-
taminador paga, es decir, no se puede contaminar impunemente o, dicho de otro modo, suponga-
mos que la empresa A no tiene un derecho implícito a contaminar sin más. Entonces, la empresa B
aceptará que el agua esté contaminada en la medida que la empresa A le pague la descontamina-
ción. Si la producción de a es inferior a 25 unidades, A puede fácilmente compensar a B. Por
ejemplo, al pasar de a=20 a a=21, la ganancia marginal de A es de 39 unidades monetarias y el
costo marginal para B es sólo de 30 unidades monetarias. Así, la negociación llevaría a una inter-
nalización de la externalidad. Ese resultado a veces se glorifica bajo el nombre de “Teorema de
Coase”. El mismo resultado se conseguiría con otra atribución de títulos jurídicos sobre el ambien-
te. Supongamos que la empresa A tuviera derecho a contaminar por ser propietaria del curso de
agua. Si la producción de a es, por ejemplo, de 30 unidades, la empresa B pagará para que se
reduzca la producción de a y por tanto la contaminación, hasta el nivel a=25.

Curso de economía ecológica 31


Examinemos gráficamente la producción de A.
Fig. III.1.1

Ganancia marginal

Coste externo
marginal

80

Coste externo marginal


30

C
10
Cantidad producida de a

10 20 25 30 40

Supongamos que la situación inicial es a=40. Al reducir la producción de a=40 a a=25, la em-
presa A pierde una ganancia igual al área C pero la empresa B se ahorra un costo igual a D +
C. Es decir, la empresa B puede compensar a la empresa A por su menor ganancia, y salir aún
ganando. Si los costos de transacción de tales negociaciones no existen o no son muy grandes (por
ejemplo, comisiones de intermediarios), entonces todo lo que hace falta para internalizar la
externalidad es que ésta tenga un valor monetario y que haya derechos de propiedad (o títulos
jurídicos) sobre el ambiente claramente definidos, y da lo mismo si el propietario del ambiente es
el contaminador o el contaminado.
Es importante darse cuenta de los supuestos restrictivos que hacen posible, en este caso, una nego-
ciación coasiana exitosa. Supongamos, por ejemplo, que la empresa A fuera una central térmica
que produce electricidad y, a la vez, produce dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno (que producen
lluvia ácida), y dióxido de carbono (que es un gas con efecto invernadero). Quiénes son los perju-
dicados? Son personas (y plantas y animales) que están tal vez muy distantes o que no han nacido

32 Textos básicos para la formación ambiental


aún. Es decir, un supuesto necesario es que los perjudicados sean identificados, y puedan acudir a
una negociación.

III.2. Un impuesto pigouviano


Supongamos que existen dos empresas, A y B, y que la producción de la empresa A im-
plica una externalidad negativa para la empresa B (por ejemplo, A contamina el agua que B aguas
abajo, necesita). Una solución alternativa a la negociación coasiana sería colocar un impuesto so-
bre la contaminación. Es decir, el contaminador, paga. Cuánto debe pagar? El impuesto pigouvia-
no (del nombre de Pigou, economista de Cambridge que sugirió esta solución en sus escritos de la
década de 1920) es un impuesto que es exactamente igual al coste externo marginal en el nivel
óptimo de contaminación. Veamos que significa ese lenguaje de economista, y veamos qué infor-
mación haría falta para lograr afinar tanto.
El nivel óptimo de contaminación no quiere decir el nivel cero sino el nivel donde se iguala la ga-
nancia marginal de la empresa y el costo externo marginal (medido, en nuestro ejemplo, por el
costo de restauración o descontaminación), es decir, una producción a=25. Es importante obser-
var que ese costo marginal de la externalidad es, en este ejemplo, constante, es decir, cada unidad
más de producción de a implica un costo extra de descontaminación (para la empresa B) de 30
unidades monetarias. Podríamos establecer otros supuestos, ya sea que el costo externo marginal
crece o, al contrario, que decrece (ya que descontaminar mucha agua contaminada resulta por uni-
dad más barato). Para simplificar la explicación, continuamos aquí con el mismo ejemplo del mó-
dulo "Una negociación coasiana", es decir, costo externo marginal constante, y medido por el costo
de reparación o restauración. Pero hace falta advertir que no hay razón para suponer, en general,
costos externos marginales constantes. Tal vez, al producir más y más pasta de papel por la empre-
sa A, hay un efecto acumulativo sobre la contaminación del agua y el costo marginal de desconta-
minación crece. O, por el contrario, resulta relativamente fácil descontaminar una gran cantidad de
agua y, en cambio, resulta muy caro eliminar la contaminación inicial, lo que nos daría un costo
marginal de descontaminación decreciente.
En general, somos incapaces de dar valores monetarios actualizados a los costos externos futuros,
irreversibles, inciertos, pero en este ejemplo sabemos que la empresa A produce una externalidad
cuyo valor es (por lo menos desde el punto de vista exclusivo de la empresa B) igual a 30 unidades
monetarias por cada unidad de a producida. Eso es lo que cuesta descontaminar el agua, que la
empresa A ha contaminado, para los propósitos de la empresa B, aunque tal vez el agua contenga
aún residuos peligrosos para otros usos agua abajo, externalidad que no valoramos.
Si la empresa A se ve obligada a pagar un impuesto pigouviano de 30 unidades monetarias por
unidad de producto, sus decisiones de producción serían las indicadas en la Figura III.2.1.
Fig. III.2.1.
Un impuesto pigouviano

Curso de economía ecológica 33


Ganancia marg.

Coste ext. marg.


80

50 Impuesto

Coste
30 externo
marginal

10 Cantidad
producida
10 20 25 30 40
de a

La ganancia marginal, después de pagar el impuesto, es igual a cero y por tanto la ganancia total
es máxima en el nivel de producción a=25. Esa sería pues la decisión de esa empresa.
Nótese los efectos distributivos distintos de una internalización de la externalidad lograda mediante
soluciones coasianas (según los títulos jurídicos sobre el ambiente -el agua, en este caso- sean de
la empresa A o de la empresa B), o mediante esa solución fiscal.
Supongamos que el costo externo marginal no fuera constante, como en nuestro ejemplo, sino que
fuera decreciente. Si inicialmente está por debajo de la ganancia marginal, entonces es posible
alcanzar nocionalmente ese nivel óptimo de contaminación y por tanto es posible fijar un impuesto
pigouviano OT (Fig. III.2.2.) igual al valor de costo externo marginal en el nivel óptimo de conta-
minación. Pero piensen ustedes en la situación contraria, es decir, que el valor del costo externo
marginal sea ya inicialmente superior a la ganancia marginal de la empresa: por ejemplo, que el
perjuicio actualizado (a qué tasa de descuento?) de los residuos radioactivos de una central nuclear
sea mayor que la ganancia que va ganando al vender más kilowatios.

34 Textos básicos para la formación ambiental


Fig. III.2.2.

Ganancia
marginal 8O

Costo
externo
marginal

Costo Externo Marginal

Ganancia Marginal

Cantidad producida de a
O 40

III.3. ¿Impuestos o normas cuantitativas?


a) Descontaminación: su costo marginal
Supongamos una central térmica que produce energía eléctrica y a la vez dióxido de azufre
(SO2). Si no existiera tecnología de descontaminación sólo podría dejar de producir SO2 si dejara
de producir electricidad, pero en este drástico caso, su costo marginal de descontaminación coinci-
diría con su curva de ganancia marginal. Es decir, al dejar de producir SO2 dejando de producir
electricidad, deja de ganar todos los aumentos de ganancia (ingresos menos costes) que tendría al
producir y vender esa electricidad.

Curso de economía ecológica 35


Tal vez esa central térmica pueda reducir un tanto la producción de SO2 instalando filtros (scrub-
bers) o cambiando de combustible (pasando de lignito a gas). Es lógico suponer que disminuir un
poco la contaminación no resulta muy caro, pero que disminuir radicalmente la contaminación es
mucho más caro. Eso explica la pendiente descendiente del costo marginal de descontaminar (Fig.
III.3.1).
Figura III.3.1.

Costo
m arginal de
descontaminar

T
A

Producción
de SO 2
O Y Z X

Supongamos que un fuerte movimiento ecologista intenta que el nivel de producción de SO2 sea
cero, pero que la autoridad competente tolera un nivel OY. Esa empresa, al pasar del nivel O de
producción de SO2 al nivel OY, se ahorra un costo equivalente al área CBYO. Supongamos por el
contrario que la autoridad competente venía tolerando unas emisiones de SO2 de esa central térmi-
ca iguales a OX, y que ahora impone un standard inferior, OY. Si la empresa en cuestión respeta
ese standard (ante las amenazas de derecho penal o administrativo, como cárcel o multas), enton-
ces incurre en un costo extra igual al área ABYX. Prefiere pagar ese costo extra a dejar de producir
electricidad, siempre que el costo marginal de descontaminar sea inferior a la ganancia marginal
obtenida mediante la producción y venta de electricidad.

36 Textos básicos para la formación ambiental


Supongamos ahora que, en vez de respetar ese standard o norma o límite obligatorio, la empresa se
ve obligada a pagar un impuesto sobre la producción de SO2. Qué decidirá hacer la empresa si el
impuesto es igual a OT? (Fig. III.3.1.) Producirá OZ unidades de SO2, ya que más allá de ese pun-
to le sale más barato descontaminar que pagar el impuesto, pero hasta ese punto le sale más barato
pagar el impuesto que descontaminar.
b) Comparación de un impuesto sobre la contaminación y de un standard común a todas las
empresas
Se trata aquí de discutir la cuestión de cuáles instrumentos de política económica ambien-
tal utilizar. De qué manera resulta más económico conseguir un objetivo? Es lo que se llama costo-
efectividad. No discutimos los objetivos físicos de descontaminación (fijados desde fuera de la
economía), sino el costo de alcanzar esos objetivos físicos. (Este es el enfoque de los economistas
Baumol y Oates).
Sean tres centrales térmicas que (como en la sección anterior) producen SO2 a la vez que producen
electricidad. Su tecnología es distinta, también lo es el combustible que queman (el lignito produce
más SO2 por kwh que el gas natural). Fijamos nuestra atención únicamente en el SO2, que puede
producir lluvia ácida, afectando de diversa manera los suelos calcáreos (que incluso se favorecen) o
los suelos ácidos. No prestamos atención a los resultados de las emisiones, sino a las emisiones
mismas.
Como las tres centrales son distintas, sus costos marginales de descontaminación son distintos
(Fig. III.3.2.). Todos descienden, pues descontaminar un poco, es barato, mientras que desconta-
minar mucho, es caro. (El origen común se debe sólo a comodidad expositiva).

Curso de economía ecológica 37


Figura III.3.2.

Costo
marginal de
descontaminar

CMDESC
empresa 1

CMDESC
empresa 2
CMDESC
empresa 3
Producción
de SO 2
O

Si con una política super-ecológica, la contaminación fuera reducida a 0, el costo total de descon-
taminación sería por supuesto toda el área bajo cada una de las curvas (o rectas, en este caso) que
indican el costo marginal de descontaminación, desde los respectivos punto de producción actual
de SO2.
La autoridad competente podría imponer un límite obligatorio de producción de SO2 igual a cero.
Naturalmente, si la única manera de no producir SO2 es dejar de producir electricidad, ese límite
sería absurdo. Pero cabe reducir la emisión de SO2 con cambios tecnológicos. La autoridad compe-
tente cede a los ruegos de las empresas, que no quieren cargar con los altos costos marginales de
dejar totalmente de producir SO2, e impone en cambio un límite cuantitativo OS (Fig. III.3.3.)
igual para las tres empresas, medido en microgramos de SO2 por metro cúbico de emisión de gases
de combustión. El total de contaminación tolerado es así tres veces OS. Así, las empresas adquie-
ren un derecho implícito a contaminar (gratuitamente) en esa cuantía; si se pasan, multa o a la
cárcel.

38 Textos básicos para la formación ambiental


Figura III.3.3.

Costo
marginal de
descontaminar

B
CMDESC
empresa 1

C CMDESC CMDESC
empresa 3 empresa 2

Producción
O S
de SO
2

Esa permisividad de la autoridad (que no impone un standard O sino un standard OS) ahorra a las
empresas, respectivamente, las áreas DASO, DBSO y DCSO, que sería su respectivo costo total de
descontaminar si en vez del standard OS se les impusiera un nivel cero de descontaminación.
* * *

Curso de economía ecológica 39


Ahora bien, consideremos un cambio de instrumento. En vez de una norma común para
todas las empresas (una norma OS que implica una producción total de SO2 de tres veces OS), ese
mismo objetivo físico se logra mediante un impuesto. Qué ocurre entonces con los costos de las
empresas? El objetivo es el mismo, no hay un standard total más o menos tolerante que antes, pero
ese objetivo físico estará distribuido de otra manera entre las empresas, de una manera más eco-
nómica. Asimismo, los costos de la contaminación (y de la descontaminación) estarán ahora dis-
tribuidos de otra manera entre las empresas y la sociedad. Ahora las empresas ya no contaminan
gratis (hasta el límite tolerado OS) sino que pagan un impuesto sobre las emisiones de SO2 desde
la primera unidad producida.
Intuitivamente, a la empresa 1 que tiene costos de descontaminación mayores (Fig. III.2.1 y Fig.
III.3.2), le convendrá producir más SO2 que antes y pagar el impuesto, mientras a la empresa 3 le
puede convenir descontaminar (lo que le sale relativamente barato) en vez de pagar el impuesto.
El impuesto es tal (OT) que consigue el mismo nivel conjunto de contaminación (tres veces OS),
ya que (Fig. III.3.4.) los segmentos GS y SH son iguales. Lo que ahora contamina de más la em-
presa 1 (hasta el punto H), lo contamina de menos (por construcción de la figura, es decir, por la
elección astuta del nivel del impuesto) la empresa 3, que reduce su producción de SO2 desde S
hasta G. La empresa 2 contamina ahora lo mismo que bajo el sistema de norma común.

40 Textos básicos para la formación ambiental


Figura III.3.4.

Costo
m arginal de

descontam inar

E B F
T CMDESC
empresa 1

C CMDESC CMDESC
empresa 3 empresa 2

Producción
O G S H
de SO2

Todas las empresas comparan lo que cuesta el impuesto con el costo marginal de descontaminar, y
prefieren pagar el impuesto mientras sea más barato que descontaminar. Así, para la empresa 1 por
ejemplo, a partir de H resulta más caro producir SO2 (ya que ha de pagar el impuesto) que no pro-
ducirlo, pero hasta ese punto, el costo marginal de descontaminar es superior al impuesto que ha de
pagar. El impuesto opera como una suerte de permiso de contaminación, pero ahora no gratuito! La
empresa contaminadora paga un impuesto y ella misma decide hasta qué punto va a contaminar.
Fijamos nuestra atención en lo que las empresas ahora dejan de pagar, o pagan de más, en costos
de descontaminación. No olvidemos nuestro punto de referencia super-ecológico inicial: nivel de
contaminación cero.
La empresa 2 queda como antes, en el sentido siguiente: contamina igual que antes y deja de pagar
DBSO, que debería pagar si se le impusiera una contaminación igual a cero. Eso también lo dejaba
de pagar bajo la norma común OS. Mientras antes ese ahorro se lo quedaba ella, ahora una buena
parte de él, el área TBSO, es transferido a la sociedad o al Estado como impuestos.

Curso de economía ecológica 41


La empresa 1 ahora contamina más, lo que a primera vista es lamentable, pero sabemos que ese
aumento es compensado por el descenso en la contaminación de la empresa 3. En comparación con
el nivel de contaminación 0, como ahora contamina más, se ahorra mayores costos de descontami-
nación. Concretamente, bajo la norma común que le permitía emitir OS, se ahorraba el área DASO
(que hubiera debido pagar con contaminación cero). Ahora se ahorra el área DFHO, que excede en
AFHS el ahorro anterior.
Por el contrario la empresa 3 contamina menos. La norma común OS le permitía ahorrarse DCSO
que hubiera debido pagar con nivel cero de contaminación. Ahora se ahorra menos, porque paga
más en costos de descontaminación; concretamente paga el área adicional ECSG, y sólo se ahorra
(con referencia a contaminación cero) el área DEGO.
En comparación con la situación de nivel cero de contaminación, la situación física es (bajo el
sistema de impuesto en vez de norma común) la misma, una contaminación igual a tres veces OS.
Pero la situación económica es bastante distinta bajo ambos sistemas. En el sistema de impuesto,
lo que las empresas dejan de pagar en costos de descontaminación, los gastos que se ahorran, es
mayor (pues el área AFHS que representa lo que la empresa 1 deja de pagar en costos de descon-
taminación al contaminar ahora más bajo el sistema de impuesto que bajo el sistema de norma
común, es un área mayor que el área ECSG que es el costo extra de descontaminación que paga la
empresa 3 al disminuir su contaminación desde OS a OG).
Para empresas y sociedad en conjunto, queda claro que el sistema de impuesto es más costo-
efectivo (consigue el mismo objetivo físico a menor costo) que el sistema de la norma, límite o
standard común. Aunque, al poner un impuesto, existe otro efecto: una buena parte de ahorro de
costos que para las empresas representa la tolerancia con sus emisiones de SO2, no se lo quedan
ahora las empresas sino la sociedad o el estado (en la forma de impuestos). Pero si las empresas
repercuten ese impuesto en los precios del kwh, los efectos distributivos son distintos (y el análisis
se complica, pues habría que estudiar el impacto del mayor precio en la demanda de kwh y por
tanto en la producción de SO2).
Visto este análisis, no sorprende que rara vez la autoridad competente imponga una norma física
común, sino que hace excepciones según el tipo de empresas. Eso es patente al examinar las direc-
tivas europeas sobre emisiones de SO2 en grandes instalaciones termoeléctricas.

III.4. Permisos de contaminación negociables


Los permisos (o licencias o derechos) de contaminación comerciables son un instrumento
de política económica ambiental alternativo a los standards o normas cuantitativas obligatorias que
dan lugar a multas u otras penas si no se respetan. Los permisos de contaminación comerciables
permiten alcanzar determinada reducción de emisiones (decidida desde fuera de la economía) de
una manera menos costosa, es decir, más costo-efectiva, que otros instrumentos.
La idea fue propuesta en la década de 1960 (por Crocker y Dales) y ha sido implementada en los
Estados Unidos para emisiones de dióxido de azufre, en mercados regionales bajo una bubble o
burbuja ya que el objetivo es reducir emisiones en regiones determinadas. El sistema se ha aplica-

42 Textos básicos para la formación ambiental

También podría gustarte