INTRODUCCION

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INTRODUCCION

Los riñones son un par de órganos con forma de judía con una función
crucial en el aparato excretor. Su función principal es eliminar los
desechos y el exceso de líquido mediante la formación de orina, pero
también producen hormonas que ayudan a mantener la presión
arterial, la producción de glóbulos rojos y el mantenimiento de los
huesos. Cada día, unos 1500 litros de sangre pasan por los riñones, lo
cual se traduce en 1-2 litros de orina excretados al día.

Existen muchas enfermedades que pueden afectar a la función renal,


tanto a corto como a largo plazo. Según la International Society of
Nephrology, más de 850 millones de personas tienen algún tipo de
problema en los riñones en todo el mundo y la prevalencia va en
aumento. Para poner en perspectiva esta cifra, cabe destacar que es
hasta 20 veces superior a los casos de cáncer globales. Aquí se
recogen algunas de las enfermedades renales más comunes y de
interés clínico.
DESARROLLO

Las enfermedades renales, también conocidas a nivel general como


nefropatías, son todas aquellas condiciones que afectan al
funcionamiento y estructura de los riñones. Estas patologías atacan a
las unidades anatómicas básicas de los riñones, conocidas como
nefronas. Las nefronas tienen como función principal filtrar la sangre
para regular la concentración de agua y sustancias solubles en el
organismo, por lo que son esenciales para el funcionamiento de estos
órganos.

Las personas con diabetes, presión arterial alta o un familiar cercano


con un problema renal son más proclives a desarrollar este tipo de
patologías a lo largo de su vida. A continuación, se citan algunas de
las enfermedades renales más frecuentes y destacables desde un
punto de vista médico.

1. ENFERMEDADES DEL RIÑON


1.1 .Enfermedad renal crónica

La enfermedad o insuficiencia renal crónica se define como la pérdida progresiva,


permanente e irreversible de la tasa de filtración glomerular a lo largo de un tiempo
variable. Según estudios, afecta aproximadamente al 10 % de la población adulta
española y a más del 20 % de los mayores de 60 años. Esta patología empeora
de forma progresiva con el paso de los años y puede permanecer asintomática
durante sus primeras etapas, así que podría estar muy infradiagnosticada a nivel
general.

La hipertensión arterial y la diabetes son las 2 causas principales de la


enfermedad renal crónica. También puede verse propiciada por trastornos
autoinmunitarios, defectos de nacimiento, lesiones al riñón, infecciones, cálculos
renales, problemas arteriales y muchas condiciones más. El control de la patología
subyacente puede retrasar el daño a los riñones, pero en etapas graves se debe
recurrir a la diálisis o el trasplante.

1. 1.2. Cáncer de riñón

Como su propio nombre lo indica, el cáncer de riñón se trata de una neoplasia


maligna que comienza en este órgano. Es uno de los cánceres más comunes
tanto en el sexo masculino como en el femenino, afectando a 1 de cada 46
varones y 1 de cada 80 mujeres. No suele presentar síntomas en sus etapas
más tempranas, pero cuando está desarrollado puede cursar con sangre en la
orina, un dolor en el costado que no desaparece, pérdida de apetito, cansancio y
fiebre.

La edad avanzada, el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión y otras muchas


condiciones se consideran factores de riesgo para el desarrollo de esta
enfermedad. Para la mayoría de los cuadros, la cirugía es el tratamiento inicial.
Este puede pasar por la extirpación del tumor o del riñón al completo. La terapia
dirigida, la inmunoterapia y la radioterapia pueden concebirse en los casos muy
avanzados y recurrentes.

1. 1.3.Cálculos renales
Los cálculos renales, conocidos popularmente como piedras en el riñón, son
masas sólidas compuestas de pequeños cristales que pueden depositarse en el
tracto urinario. Dicho de forma rápida y sencilla, estos compuestos se forman
cuando las sales y los minerales de la orina se concentran demasiado, lo cual
fomenta su cristalización. Al cabo del tiempo, pueden aumentar de tamaño de
manera considerable (1-2 centímetros).

Los cálculos de calcio son los más comunes, aunque también pueden tener como
material mayoritario cistina, estruvita y ácido úrico. El dolor y la presencia de
sangre en la orina son algunos de los síntomas usuales, pero también pueden
presentarse náuseas, vómitos y otros signos. Los cálculos más pequeños casi
siempre pasan a través del tracto urinario por sí solos, pero en casos más
avanzados puede ser necesaria la administración de ciertos fármacos para ayudar
a su descomposición e, incluso, una intervención quirúrgica.

1.3.1 1.4Enfermedad renal poliquística

La enfermedad renal poliquística es una patología genética progresiva de los


riñones. Se caracteriza por el crecimiento de abundantes quistes en estos
órganos, lo cual se traduce en síntomas como dolor de espalda o en el costado,
insuficiencia renal, presencia de sangre en la orina, infecciones en las vías
urinarias recurrentes y dolor de cabeza, entre otros muchos. Pese a que esta
enfermedad curse con la aparición de bultos, cabe destacar que estos no
son cancerosos.

El tratamiento de esta condición es muy extenso y requiere abordar el crecimiento


de los propios quistes, la presión arterial alta (si existe), la disminución de la
función renal, el dolor y las infecciones frecuentes derivadas. Este cuadro se
asocia a múltiples complicaciones a largo plazo.

2. Pielonefritis

La pielonefritis o infección renal se define por la presencia de gérmenes en la


orina. Habitualmente es causada por bacterias, pero en casos excepcionales
puede ser fúngica o vírica. Suele cursar con fiebre, escalofríos, dolor de espalda,
necesidad de orinar a menudo y producción de orina turbia. Las mujeres están en
mayor riesgo de padecer esta condición que los hombres, pues su uretra es más
corta y favorece la colonización por microorganismos.

El tratamiento de esta enfermedad depende del agente causal, pero si este es


bacteriano se deben utilizar antibióticos. Es necesario llevar a cabo un cultivo de
orina y un antibiograma para que el fármaco de elección sea lo más efectivo
posible y evitar así farmacorresistencias derivadas.

El riñón se encarga de eliminar numerosas sustancias de desecho de


nuestro organismo (fundamentalmente urea). Además, está encargado
de controlar la cantidad de agua y de electrolitos (sales), unas
sustancias imprescindibles para el normal funcionamiento de las
células de nuestro cuerpo. Cuando a una persona le deja de funcionar
los riñones se realiza el tratamiento de la diálisis.

La diálisis es una técnica utilizada en aquellas


personas en las que no les funciona el riñón, bien
temporalmente (fracaso renal agudo) o
definitivamente (insuficiencia renal crónica). Esta
técnica permite limpiar de la sangre las
sustancias tóxicas acumuladas que no pueden
eliminarse por la orina y restaurar el balance de
agua y de electrolitos.
TIPOS DE DIALISIS
Existen 2 técnicas de diálisis:

 Hemodiálisis. En la hemodiálisis la sangre


del paciente es extraída de una vena a través
de un catéter (un tubo), pasa a través de una
máquina que se encarga de depurarla
(hemodializador o riñón artificial) y es
reintroducida de nuevo en el organismo a
través de otra vena. En general la
hemodiálisis se realiza en el hospital aunque
algunas personas tienen la máquina en casa.
 Diálisis peritoneal. En la diálisis peritoneal
las sustancias de desecho que no pueden
ser eliminadas por el riñón, son transferidas
por difusión desde la sangre a un líquido
que se ha introducido en el interior de la
cavidad abdominal. El líquido, ya con las
sustancias tóxicas, es posteriormente
extraído del abdomen y desechado. Por tanto
no requiere manipular la sangre. El líquido de
diálisis se introduce dentro de la cavidad
abdominal (en el peritoneo) a través de un
tubo de plástico (catéter) colocado
previamente en una intervención quirúrgica.
Este líquido intercambia con la sangre
diversas sustancias purificándola. Los
intercambios de la diálisis peritoneal se
realizan en casa, en el trabajo, en el lugar de
vacaciones o en cualquier otro sitio y el
paciente puede realizar sus actividades
normales mientras tiene el líquido de diálisis
en el interior de su peritoneo. Hay 2 tipos de
diálisis peritoneal:
 Diálisis peritoneal continua
ambulatoria, en la que siempre hay
líquido de intercambio dentro del
abdomen por lo que la diálisis se está
realizando las 24 horas del día los 365
días del año.
 Diálisis peritoneal automatizada, en la
que se realiza un intercambio continuo, a
través de una máquina, durante varias
horas seguidas mientras el paciente
duerme
¿Cuándo se realiza?

La diálisis se puede realizar de forma puntual en personas con un


fracaso renal agudo, en las que el acúmulo de urea, el de agua, la
acidosis o la elevación del potasio ponen en peligro la vida del
paciente o, de forma definitiva, en personas con insuficiencia renal
crónica avanzada.

Cómo debe prepararse al paciente

 Hemodiálisis. Depende de si la hemodiálisis es temporal o


definitiva:

 Cuando la hemodiálisis es temporal, en general en pacientes


con fracaso renal agudo en los que se espera que haya
recuperación parcial o total del riñón, la vena que se elige para
extraer y reintroducir la sangre debe ser una vena grande, la
yugular (en el cuello) o la femoral (en la ingle). En general se
suelen hacer 3 o 4 sesiones a la semana de 3 o 4 horas de
duración cada una hasta que el riñón se recupere (si es que se
recupera).

 Si la hemodiálisis es definitiva no se puede estar pinchando una


vena grande cada vez que haya que realizar una sesión de
diálisis. Por ello se debe realizar una pequeña intervención
quirúrgica, generalmente con anestesia local, para crear un
acceso venoso que facilite un lugar donde pinchar el catéter en
cada sesión de diálisis. Esta intervención consiste en crear una
fístula (en un brazo, una pierna o debajo de la clavícula) uniendo
una arteria con una vena. Esto produce una vena de gran
tamaño que se puede pinchar con facilidad y resiste múltiples
pinchazos. En ocasiones se introduce un trozo de tubo artificial
que une la vena con la arteria (injerto).

 Diálisis peritoneal. Requiere una pequeña intervención


quirúrgica con anestesia local para dejar un catéter (un tubito
flexible) colocado en el interior del abdomen. Este catéter se
suele introducir por debajo del ombligo y queda allí de forma
permanente; se abre y cierra para introducir y para extraer el
líquido del abdomen.

¿Cómo se realizan las sesiones de diálisis?

 Hemodiálisis. Las sesiones suelen hacerse en el hospital o en


lugares especialmente preparados donde disponen de diversas
máquinas y de personal especializado. Se suelen realizar 3
sesiones semanales de 3 a 5 horas cada una. Consiste
en colocar 2 agujas en la fístula creada, una para extraer la
sangre, que es bombeada hacia la máquina de diálisis, y otra
para reinyectarla una vez purificada desde dicha máquina.
Durante las horas que se está conectado a la máquina el
paciente no puede moverse; generalmente charla con las
personas de su entorno, lee, escucha música o mira la televisión.
 Diálisis peritoneal continua ambulatoria. Los pacientes
realizan ellos mismos varias sesiones diarias de diálisis
peritoneal (intercambios), en general de 4 a 5. En ellas, el
paciente introduce un líquido (que viene ya preparado en una
bolsa estéril) en el interior de la cavidad abdominal a traves del
catéter previamente colocado. El líquido permanece un tiempo
dentro del abdomen para recibir todas las impurezas de la
sangre y luego se retira, introduciendo inmediatamente más
líquido y así sucesivamente. El líquido retirado sale hacia una
bolsa que después debe desecharse. Durante el tiempo que el
líquido permanece en el abdomen (unas 4 o 5 horas entre un
intercambio y el siguiente) el paciente puede hacer una actividad
normal. El proceso de retirar e introducir líquido lleva
aproximadamente 30 minutos. Se pude ser algo flexible y, si
fuera necesario, las sesiones se pueden espaciar en
circunstancias concretas.
 Diálisis peritoneal automatizada. Este tipo de diálisis
peritoneal requiere una máquina especial. El intercambio se
realiza durante varias horas seguidas (unas 8 o 10) y, mientras
el paciente duerme en su propia casa, el líquido entra y sale de
forma continua hacia y desde el abdomen. Al finalizar se deja
líquido dentro del abdomen. Este tipo de diálisis permite que
durante el día, o no se necesite, o sólo sea necesario un único
intercambio, con lo que el paciente tiene mucha más autonomía.

Ventajas e inconvenientes

La diálisis peritoneal permite mucha más autonomía. El paciente


puede llevar una actividad diaria menos limitada que si tiene que
realizar hemodiálisis. Además es la técnica aconsejada si no existe
ningún centro cercano de hemodiálisis. Los pacientes llevan un catéter
visible insertado en el abdomen que queda cubierto por la ropa.
Pueden realizar cualquier actividad deportiva con el permiso de su
médico, incluso nadar. Pueden también viajar con menos restricciones
que los pacientes en hemodiálisis. Exige sin embargo una
determinada preparación y capacidad del paciente.

La hemodiálisis requiere menos preparación por parte del paciente y


solo necesita acudir a horas fijas al centro de diálisis. Los pacientes
pueden viajar pero necesitan concertar horarios con un centro de
hemodiálisis de la ciudad que visiten. Se pueden realizar actividades
deportivas.

¿Existe algún efecto adverso con estas técnicas?

 Hemodiálisis. Durante la sesión de hemodiálisis se producen


cambios de presión arterial que pueden producir mareos o
náuseas. A veces se producen dolores de cabeza o calambres.
Puede notarse cansancio tras la sesión que suele mejorar al día
siguiente. El lugar de la fístula puede infectarse o la fístula puede
trombosarse, es decir, obstruirse por la formación de coágulos
en su interior que en ocasiones deben ser retirados mediante
cirugía.
 Diálisis peritoneal. Pueden aparecer infecciones del orificio por
donde entra el tubo en el abdomen o infecciones del interior de
la cavidad peritoneal (peritonitis). En la infección de la pared
abdominal pueden apreciarse enrojecimiento, supuración o dolor
alrededor del tubo. En la peritonitis puede haber fiebre y dolor
abdominal o puede observarse que el líquido de diálisis sale
turbio al hacer los intercambios. Para evitarlas, el proceso de
intercambio debe realizarse con gran cuidado y de forma muy
limpia e higiénica. La mayoría de estas infecciones pueden
tratarse con antibióticos en casa, siendo necesario el ingreso
hospitalario únicamente en los casos graves o cuando no haya
respuesta a las medicinas administradas por boca.

Cuidados posteriores a la prueba

 Diálisis peritoneal. Los pacientes deben tener un consumo de


agua y sal que permita mantener un peso constante (ver dieta
en paciente con insuficiencia renal o diálisis). Deben tener un
cuidado exquisito a la hora de manipular el catéter y las bolsas
para evitar que se infecten, colocándose guantes, mascarilla y
haciendo todo el proceso con la mayor higiene posible. Si
hubiera sospecha de infección debe consultarse de forma
inmediata con el equipo médico.
 Hemodiálisis. Los pacientes deben cuidar el lugar de la
fístula. Deben comprobar a diario que la sangre pasa por ella sin
problemas y deben evitar manipular mucho el brazo o pierna
donde se haya realizado. Por ejemplo no se debe tomar la
tensión arterial en dicho brazo y no se deben extraer análisis de
sangre desde esa extremidad.

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