Resumen Bioetica Unidad 2
Resumen Bioetica Unidad 2
Resumen Bioetica Unidad 2
Tom Beauchamp y James Childress proponen un enfoque pluralista en ética biomédica basado en
cuatro principios prima facie: respeto de la autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia
- Cada principio está compuesto de reglas morales.
- El punto de partida de la teoría ética es la tradición médica occidental y la moral común: las
normas de conducta humana socialmente valoradas y aceptadas
¿Cómo funciona la teoría de los principios?
La teoría de los principios fue concebida para ayudar a las/os profesionales de la salud para
analizar y resolver desacuerdos y problemas éticos en el contexto de la atención y cuidado de la
salud
Esta teoría, dicen los autores, se emplea para ayudar a desarrollar guías de acción que se
complementan con casos paradigmáticos y datos empíricos
Los principios éticos deben ser respetados siempre, salvo cuando entran en conflicto entre sí. En
ese caso es necesario sopesar y evaluar qué principio tiene más peso en el caso en cuestión
Reglas y principios
Tanto los principios como las reglas son generalizaciones normativas que guían la acción.
Son prima facie, es decir, debe ser respetados en principio al menos hasta que entre en conflicto
entre sí. No son principios absolutos.
Principios: son más generales y tienen menos contenido. Guías generales para la acción (Ej. No
maleficencia).
Reglas: tienen más contenido y alcance más restringido. Son normas de conducta (Ej. No dañar)
Dilemas morales
La teoría de los principios al ser pluralista permite la existencia de dilemas morales. Distintos tipos:
1. Parte de la evidencia indica que un acto es moralmente correcto y otra parte de la evidencia que
es moralmente incorrecto. La evidencia no es concluyente (Ej.: violar el secreto médico para evitar
un mal mayor a otra persona).
2. Un agente considera que debería y no debería hacer el acto X (Ej.: retirar/no retirar un respirador
artificial).
¿Qué deberíamos hacer en esos casos?
En primer lugar, identificar y sopesar los principios y reglas en juego. Es preciso justificar la elección
por un principio u otro frente a un conflicto moral, es decir, demostrar que tengo razones suficientes
para mantener una postura.
En el texto de Luna dice:
Cuando nos encontramos frente a principios en conflicto pueden surgir dilemas éticos, Beauchamp y
Childress retoman elementos de la propuesta de Ross quien sostiene que hay varias obligaciones
básicas e irreductibles. Una obligaciones prima facie implica que debe cumplirse, salvo que entre en
conflicto con una obligación de igual o mayor magnitud
Modelos de justificación
B y C presentan 4 modelos de razonamiento moral…
Deductivo
Plantea la justificación desde una perspectiva ‘’desde arriba hacia abajo’’, descendente, que enfatiza
normas generales y teorías éticas como la base apropiada para arribar a los juicios morales
correctos. En esta disciplina, la conclusión se sigue lógicamente (deductivamente) de un conjunto
creíble de premisas. Se brinda una justificación adecuada si y solo si los principios generales y las
reglas junto con los hechos relevantes de una situación, sostiene la inferencia de los juicios
correctos o justificados
Inductivismo
Parte del caso y elabora la teoría a partir de allí por analogía. Este modelo de justificación procede
de manera ascendente. Brinda importancia a la tradición moral, la experiencia y los juicios como
base de las normas generales y la teoría.
El inductivismo sostiene que debemos utilizar los acuerdos y practicas existentes como el punto de
partida desde el cual generalizar normas tales como principios y reglas. A medida que se desarrolla
nuestro pensamiento y experiencia, generalizamos estos juicios para producir reglas y principios que
se pueden aplicar en contextos análogos. Pueden filtrarse sesgos, prejuicios y otro tipo de
elementos.
Coherentista
Se debe utilizar un ‘’equilibrio reflexivo’’ para la justificación. La teoría debe comenzar con nuestros
juicios ‘’sopesados o ponderados’’, estos se basan en las convicciones morales en las cuales
tenemos confianza y creemos que tienen el menor nivel de sesgo los juicios en los cuales
nuestras capacidades morales se pueden desplegar con la mayor probabilidad de distorsión
Se comienza con juicios paradigmáticos acercad e la corrección o incorrección moral, y a partir de
Autonomía
Concepto de autonomía
La palabra autonomía deriva del griego autos («propio») y nomos («regla», «autoridad» o «ley»), y
se utilizó por primera vez con referencia a la autorregulación y autogobierno de las ciudades-estado
helénicas independientes. Este término se ha ampliado de forma que en la actualidad también se
utiliza para las personas
La regulación personal de uno mismo, libre, sin interferencias externas que pretendan controlar, y sin
limitaciones personales, como por ejemplo una comprensión inadecuada, que impidan hacer una
elección. Una persona autónoma actúa libremente de acuerdo con un plan elegido. Una persona con
un déficit de autonomía, o es controlada por otros, al menos en algún aspecto de la vida, o es
incapaz de reflexionar y actuar en función de sus propios deseos y planes.
Podríamos decir que todas las teorías sobre la autonomía están de acuerdo en que hay dos
condiciones esenciales: a) la libertad (actuar independientemente de las influencias que pretenden
controlar), y b) ser agente (tener la capacidad de actuar intencionadamente)
Para que las acciones y elecciones de un agente sean consideradas autónomas tiene que ser: a)
intencionadamente; b) con conocimiento; c) en ausencia de influencias externas que pretendan
controlar y determinar el acto. La primera de estas tres condiciones para la autonomía no permite
gradación. Las acciones o son intencionadas o no lo son. Sin embargo, las otras dos condiciones (la
comprensión y la ausencia de influencias externas) sí pueden estar presentes en mayor o menor
grado
Autonomía, autoridad y comunidad
¿La autonomía es o no compatible con la autoridad?
No creemos que sean incompatibles, ya que un sujeto puede ejercer su autonomía para decidir
aceptar y cumplir las exigencias de una institución, tradición o comunidad que él considera una
buena fuente de orientación. Habiendo aceptado la autoridad de su institución religiosa, un testigo de
Jehová puede rechazar una transfusión de sangre y una católica negarse a abortar. La moral no está
formada por un conjunto de reglas personales que los individuos crean independientemente de la
sociedad, y la autoridad de los principios morales depende del contexto social y cultural. El hecho de
que sean compartidos no implica que no formen parte de los principios propios de cada individuo.
Principio de respeto a la autonomía
Ser autónomo no es lo mismo que ser respetado como agente autónomo. Respetar a un agente
autónomo implica, como mínimo, asumir su derecho a tener opiniones propias, elegir y realizar
acciones basadas tanto en sus valores como en sus creencias personales. Este respeto debe ser
activo, y no simplemente una actitud. Implica no sólo la obligación de no intervenir en los asuntos de
otras personas sino también la de asegurar las condiciones necesarias para que su elección sea
autónoma, mitigando los miedos y todas aquellas circunstancias que puedan dificultar o impedir la
autonomía del acto
¿Por qué estamos obligados a respetar a los demás?
Kant considera que el respeto a la autonomía deriva del reconocimiento de que toda persona tiene
un valor incondicional y la capacidad de determinar su propio destino. No respetar la autonomía de
un individuo significa tratarlo como un simple medio, es decir, sin tener en cuenta sus objetivos, sino
los objetivos de otro. Esto constituye una violación moral básica
Mill se centra más en la autonomía –o como él prefiere llamarla, la individualidad- como determinante
de la vida de las personas. Cree que deberíamos permitir que todo ciudadano se desarrolle en
función de sus convicciones personales, siempre que estas no interfieran con la libertad del resto;
pero si un sujeto tiene ideas falsas o mal calibradas, tenemos la obligación de intentar persuadirle
Definición del principio de respeto de la autonomía
Definición negativa: las acciones autónomas no deben ser controladas ni limitadas por otros. De
esta obligación deriva el derecho a la autodeterminación, que defiende una serie de derechos como
los de libertad, confidencialidad, privacidad, consentimiento y sinceridad.
Para que este principio sirva como guía práctica para la conducta tiene que ser especificado en
función del contexto, y si la especificación es apropiada señalará cuáles son las excepciones válidas.
El respeto a la autonomía, por tanto, sólo tiene valor prima facie y puede ser supeditado por otras
consideraciones morales. Consideremos unos ejemplos típicos, si mi elección supone un peligro
para la salud pública, un peligro potencial para seres inocentes o depende de unos recursos escasos
para los que no hay fondos disponibles, el resto de la sociedad puede justificadamente limitar el
ejercicio de mi autonomía.
El principio de respeto de la autonomía en sí no determina que es lo que una persona puede saber
o hacer libremente, o qué justificaciones pueden limitar la autonomía de un sujeto. Por ejemplo, un
paciente con un cáncer inoperable pregunta a su médico „no tengo cáncer ¿verdad?‟ el médico
miente y le contesta: „Está usted tan bien como hace diez años‟. Esta mentira priva al paciente de
información que puede resultarle útil para determinar cuál va a ser su futura línea de acción, y
supone, por tanto, una infracción del principio de respeto de la autonomía. Pero, ponderando, en
este caso el principio de beneficencia puede justificarse la mentira. Respetar la autonomía es, por
tanto, en ocasiones menos importante que atender a la beneficencia o a la compasión
Podemos considerar las exigencias afirmativas del principio, concretamente la obligación positiva de
ser respetuoso ofreciendo información y favoreciendo la toma de decisiones autónomas. Muchos
actos autónomos no serían posibles sin la cooperación activa que permita que las opciones sean
viables. Respetar la autonomía obliga a los profesionales a informar, a buscar y asegurar la
comprensión y la voluntariedad y a fomentar la toma de decisiones adecuada
Como los principios positivos y negativos funcionan de formas muy diversas en la vida moral, pueden
servir como apoyo para otras reglas morales más específicas (aunque otros principios, como el de
beneficencia y el de no-maleficencia, también sirven para justificar algunas de estas reglas). Las
siguientes sirven como ejemplo: (en el power dice que son las reglas morales del principio de respeto
de la autonomía)
1. Decir la verdad.
2. Respetar la intimidad de los demás.
3. Proteger la información confidencial.
4. Obtener el consentimiento de los pacientes para las intervenciones.
5. Ayudar a los demás a tomar decisiones, cuando se nos pida.
No maleficencia
Considerado el principio fundamental de la tradición hipocrática. Aun así, el juramento hipocrático
manifiesta la obligación de los profesionales tanto a la no maleficencia como a la beneficencia: “Haré
uso del régimen de vida para ayudar al enfermo, según mi capacidad y recto entender. Del daño y de
la injusticia me preservaré.”
Concepto de no maleficencia
Es la obligación moral de NO hacer DAÑO intencionadamente en el contexto de la atención y
cuidado de la salud
Es un principio muy extendido en el ejercicio de la medicina: ‘’primun non nocere’’: ante todo no
hacer daño.
Los autores diferencian entre los principios de no-maleficencia y beneficencia: no hacer daño es
diferente de ayudar a los demás:
-No-maleficencia:
1. No se debe causar daño o mal.
-Beneficiencia
2. Se debe prevenir el daño o mal.
3. Se debe evitar el daño o el mal.
4. Se debe promover el bien.
La obligación de no hacer daño a los demás puede en ocasiones ser más estricta que la obligación
de ayudar, pero las obligaciones de beneficencia también pueden resultar en algunos casos más
rigurosas que las obligaciones de no maleficencia.
Si en un determinado caso el daño producido es insignificante (por ejemplo, una pequeña
inflamación tras un pinchazo) y el beneficio importante (por ejemplo, siendo la intervención vital),
está claro que la beneficencia tiene prioridad sobre la no maleficencia.
Un cirujano pudiera salvar dos vidas inocentes matando a un preso que se encuentra en el
pabellón de los condenados a muerte para extraerle el corazón y el hígado y transplantarlos, este
sería el mejor resultado posible desde el punto de vista utilitarista (en las circunstancias expuestas),
pero no es moralmente defendible.
Algunos autores opinan que para no causar daño a los demás tenemos que asumir riesgos
importantes, mientras que, para beneficiar a los demás, por lo general no tenemos que aceptar
riesgos, ni siquiera moderados ni insignificantes. Pero esta afirmación depende de la situación,
especialmente en el ámbito de la ética profesional. En algunos países, los miembros del cuerpo de
sanidad no pueden desarrollar sus trabajos sin asumir riesgos al menos moderados, como por
ejemplo exponerse a enfermedades contagiosas
Reglas que se basan en el principio de no maleficencia
Reglas morales del principio de no maleficencia (formuladas negativamente: no harás X):
No matarás.
No causarás dolor o harás sufrir a otros.
No incapacitarás a otros.
No ofenderás.
No privarás a los demás de los bienes de la vida
Tanto el principio como su especificación en estas reglas morales son prima facie, no absolutos
El concepto de daño
El concepto de no maleficencia se explica normalmente utilizando los términos daño e injuria. Injuria
significa tanto daño como injusticia, violación o agravio. El término daño tiene una ambigüedad
similar
Agraviar implica violar algún derecho, mientras que hacer daño no necesariamente. Las
enfermedades, los casos de fuerza mayor y la mala suerte causan daño sin agraviar; y cuando un
acto de agravio, como por ejemplo omitir la información prometida, acaba produciendo beneficios
existe agravio, pero no daño
Daño, es decir, obstaculizar, dificultar o impedir que se cumplan los intereses de una de las partes
por causas que incluyen condiciones autolesivas y los actos (intencionados o no) de la otra parte
El que un acto sea correcto no depende, como ocurre al castigar, del peso de las razones que los
justifican. Pero lo más importante quizá sea que lo que para una persona puede representar un daño
puede no serlo para otra, en función de sus distintos puntos de vista acerca de lo que puede suponer
un obstáculo para sus intereses
Beneficencia
El principio de beneficencia requiere potencialmente mayor implicación que el principio de no
maleficencia, ya que los sujetos deben dar pasos positivos para ayudar a otros, y no únicamente
abstenerse de realizar actos perjudiciales
Concepto de beneficencia
La beneficencia se refiere a una acción realizada en beneficio de otros; la benevolencia se refiere al
rasgo del carácter o a la virtud de estar dispuesto a actuar en beneficio de otros, y el principio de
beneficencia se refiere a la obligación moral de actuar en beneficio de otros. Muchos actos de
beneficencia no son obligatorios, pero un principio de beneficencia, tal y como nosotros lo
entendemos, impone una obligación de ayudar a otros a promover sus importantes y legítimos
intereses
Los autores brindan dos conceptualizaciones del principio de beneficencia:
1) La beneficencia positiva: que es la obligación moral de actuar en beneficio de otro, en este
contexto: promover el bienestar de los pacientes. NO es un ideal moral de benevolencia ni ayuda
humanitaria
2) La utilidad: que es la evaluación de riesgos y beneficios. (ej. Investigación con seres humanos).
Este último criticado a menudo porque parece permitir que los intereses de la sociedad dominen a
los intereses y derechos individuales. En la investigación médica, por ejemplo, el principio de utilidad
sugiere que la investigación peligrosa en seres humanos puede llevarse a cabo y debe realizarse si
un probable beneficio para la sociedad supera el peligro de la investigación en el individuo
Justicia
Concepto de justicia
Se interpreta a la justicia como trato igual, equitativo y apropiado a la luz de lo que se debe a las
personas o es propiedad de ellas. Una situación de justicia se presenta siempre que las personas
son acreedoras de beneficios o cargas a causa de sus cualidades o circunstancias particulares, tales
como causar daño o haber sido dañado por los actos de otra persona. Quien tiene una exigencia
válida basada en la justicia tiene un derecho y, por tanto, se le debe algo. Así pues, una injusticia
implica un acto erróneo u omisión que niega a las personas beneficios a los que tienen derecho o
que fallan en la distribución justa de las cargas
El término justicia distributiva se refiere a la distribución igual, equitativa y apropiada en la
sociedad, determinada por normas justificadas que estructuran los términos de la cooperación social.
Su ámbito incluye las políticas que asignan diversos beneficios y cargas, tales como la propiedad, los
recursos, los impuestos, los privilegios y las oportunidades
El término justicia distributiva se usa, algunas veces, en sentido amplio para referirse a la distribución
de todos los derechos y responsabilidades en la sociedad (La justicia distributiva se distingue
comúnmente de otros tipos de justicia, incluyendo la justicia penal, que se refiere a la justa aplicación
del castigo, habitualmente a través de la ley penal, y la justicia rectificadora, que se refiere a la justa
compensación por problemas transaccionales tales como rupturas de contratos y mala práctica,
habitualmente a través de la ley civil)
Los problemas de justicia distributiva surgen bajo condiciones de escasez y competición. Si existiera
abundante agua limpia para la eliminación industrial de materiales de desecho y no se derivará de
este empleo ningún daño subsiguiente a los seres humanos u otra forma de vida, no sería necesario
restringir su uso. Sólo si, por ejemplo, el suministro de agua para beber estuviera en peligro o si los
agentes contaminantes crearan problemas de salud pública o amenazara la vida salvaje tendríamos
que limitar la cantidad de emisiones permisibles
Principio de justicia formal
Es común a todas las teorías de la justicia un requisito mínimo, tradicionalmente atribuido a
Aristóteles: los iguales deben ser tratados igualmente, y los desiguales deben ser tratados
desigualmente.
Este principio de justicia formal (algunas veces llamado el principio de la igualdad formal) es ‘’formal’’
porque no establece ámbitos concretos en los que los iguales deban ser tratados igualmente y no
proporciona criterios para determinar si dos o más individuos son iguales de hecho o no. Sólo
establece que, sea cual sea el ámbito relevante que se ha de considerar, las personas iguales en
tales ámbitos deberían ser tratadas igualmente. Esto es, nadie debería ser tratado desigualmente, a
pesar de todo lo que les diferencia de otros, a menos que exista alguna diferencia entre ellos que
sea relevante para el tratamiento del tema en cuestión.
Todos los ciudadanos deberían tener derechos políticos iguales, acceso igual a los servicios públicos
y ser tratados igualmente por la ley. Pero ¿hasta dónde alcanza la igualdad? Un problema típico:
todas las explicaciones de la justicia en la asistencia sanitaria sostienen que, al desarrollar
programas y servicios diseñados para ayudar a las personas de una cierta clase, como los pobres o
las personas mayores, se debería hacer accesibles a todos los miembros de esa clase. Negar a
alguien el acceso a los beneficios, cuando otros en la misma clase los reciben, es injusto. Pero ¿es
también injusto negar el acceso a personas que lo necesitan igualmente y que están fuera de la
clase determinada?
En un caso, a una mujer en trabajo de parto -Hattie Mae Campbell- se le negó acceso a un servicio
de urgencias basándose en que estaba en el hospital equivocado, y que debería haber ido a otro
hospital donde se le habría proporcionado cuidado prenatal. La mujer y su hermana se refugiaron en
el aparcamiento del hospital, donde ella dio a luz a su hijo en su coche. Entonces, entabló pleito
contra el hospital, acusándole de que su política de no admitir a pacientes que no han sido enviados
por los médicos locales es una negación caprichosa y arbitraria del derecho constitucional a usar las
instalaciones del gobierno, la política del hospital clasificaba a los pacientes de acuerdo con el
criterio de si eran o no enviados por un médico local. Este sistema de clasificación daba como
resultado una manera diferente de tratar a los pacientes, basada en las categorías (o clases) a las
que pertenecían. Los iguales eran tratados igualmente, y los desiguales eran tratados desigualmente
El sistema de clasificación y tratamiento del hospital es justo según el principio formal de justicia
Principios materiales de justicia
Los principios que especifican las características relevantes para un tratamiento igual son materiales
porque identifican las propiedades sustantivas para la distribución. Consideremos el principio de
necesidad, que declara que la distribución basada en la necesidad es justa. Pero estamos
interesados sólo en necesidades fundamentales. Decir que alguien tiene una necesidad fundamental
de algo significa que la persona resultará dañada o afectada en perjuicio suyo de un modo
fundamental si esa necesidad no queda satisfecha. Por ejemplo, la persona podría ser dañada por la
malnutrición, el daño corporal o la falta de información crítica
No se pretende distribuir todos los bienes y servicios para satisfacer todas las necesidades tales
como necesidades de tablas de cama, equipamiento atlético y frenos antibloqueo (a menos que se
defienda una forma radical de igualitarismo)
Principios prima facie de justicia (reglas):
1) A cada persona una parte igual.
2) A cada persona de acuerdo con la necesidad.
3) A cada persona de acuerdo con el esfuerzo.
4) A cada persona de acuerdo con la contribución.
5) A cada persona de acuerdo con el mérito.
6) A cada persona de acuerdo con los intercambios del libre mercado
Una tesis moral plausible es que cada uno de estos principios materiales identifica una obligación
prima facie cuyo peso no puede evaluarse independientemente de las circunstancias particulares o
de las esferas en las que son especialmente aplicables