Participación de Los Países en La Segunda Guerra Mundial

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DISEÑO METODOLÓGICO PARA EL APRENDIZAJE – N° 21 UNIDAD VI

PARTICIPACIÓN DE DOS PAÍSES DE AMÉRICA (EE. UU – PERÚ) IMPACTO SOCIAL DE LA SEGUNDA GUERRA
MUNDIAL; SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO

FUENTE A

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


Franklin D. Roosevelt condujo a los Estados Unidos a la guerra como miembro plenipotenciario de las “Naciones Unidas”,
gran alianza que acabaría por abarcar a 46 países. En colaboración con el primer ministro británico, Winston Churchill, el
presidente se dedicó a elaborar una estrategia militar y a supervisar las operaciones de Guerra. Los dos países ya habían
establecido una prioridad crítica: Primero se concentrarían en ganar la guerra en Europa. Se había llegado a este concepto
porque el eje Roma Berlín tenía un mayor potencial de guerra que Japón, consideración que se hizo más urgente cuando
Hitler atacó la unión soviética. Y es que sí Alemania triunfaba, el “continente” geopolítico sería un “dominio” de Hitler, desde
España hasta el litoral ruso en el Atlántico, y desde Escandinavia hasta el corazón de África.
Una guerra de esta magnitud, significó para los Estados Unidos una movilización en masa y considerables sacrificios. Todos
los hombres entre la edad de 18 y 45 años hubieron de prestar servicio militar. Más de 15 millones de hombres sirvieron en
las fuerzas armadas durante de la guerra. Cerca de 216 000 mujeres sirvieron como enfermeras y como infantes de marina.
Aunque en el momento de Pearl Harbor solo el 16% de la producción industrial estaba destinada a las necesidades
industriales, después de entrar en guerra, los Estados Unidos llegó a ser “el arsenal de la democracia”. La movilización dio
enorme ímpetu a la producción de aluminio y magnesio, aumentó la producción de electricidad casi 50% más que en 1937
y septuplicó la producción de maquinaria-herramienta. El 1939, la industria de la aviación norteamericana produjo menos
A de 6 000
partir de aeroplanos,
la lectura formule mientras su que en el año
pregunta máximo de 1944 produjo más de 96 000 aeroplanos. Para principios de 1944,
de investigación.
2.1 Completa los siguientes cuadros de acuerdohabía
la producción industrial de los Estados Unidos podido duplicar las de las naciones del Eje.
a la consigna:
Tomado de: Eliot, S., Estelle, H. y Leuchtemburg, W. (1999). Breve Historia de los Estados Unidos. (4ta edición). México: Fondo de Cultura Económica.

FUENTE B

Recuerda: Una hipótesis es la suposición de algo que podría, o no, ser posible. En este sentido, la hipótesis es un supuesto
o idea no probada que se redacta en forma de afirmación.

FUENTE C
LA GUERRA EN EL PACÍFICO
En los mismos meses en que los aliados estaban limpiando el Atlántico de la amenaza submarina y preparándose para el
asalto del continente europeo, la guerra en el otro lado del Mundo iba entrando en su etapa decisiva. Antes de poder
invadir Japón, había que tomar posiciones a distancia apropiada para un bombardeo aéreo, pero ¿Cómo lograrlo? La corta
ruta del norte, por la vía de las islas Aleutianas, era imposible por el mal tiempo para volar. En el Pacífico central cientos de
atolones y miles de islas – las Gilbert, Marshall, Carolinas y Marianas – cubiertas de aeropuertos y erizadas de defensas,
atravesaban el océano como una gigantesca telaraña.

Hacia el sur del Ecuador, Japón ocupaba el archipiélago de Bismark, las islas Salomón al norte de Guadalcanal y toda nueva
Guinea excepto su extremidad. El general Mac Arthur deseaba avanzar por lo que él llamaba el eje Nueva Guinea –
Mindanao (Filipinas), pero Rabaul, colocado como una araña ponzoñosa en el centro de una telaraña a través del Eje, tenía
que ser eliminado antes. Mientras Japón ocupara el complejo de islas del flanco norte de Mc Arthur, podía enviar sus fuerzas
aéreas y navales a discreción contra sus comunicaciones; así pues, se decidió que el Almirante Nimitz había de barrer las
Gilbert, las Marshall y las Carolinas, m ientras MacArthur y Halsey limpiaban las Bismarck. Luego todos podrían unir sus
fuerzas para un impulso final en las Filipinas y la Costa de China.
Tomado de: Eliot, S., Estelle, H. y Leuchtemburg, W. (1999). Breve Historia de los Estados Unidos. (4ta edición). México: Fondo de Cultura Económica.

Como hemos visto, en el frente del Pacífico las principales potencias involucradas fueron el imperio del Japón y los Estados
Unidos. Por tanto, la derrota de los japoneses dependía principalmente de las estrategias militares norteamericanas, a
diferencia de lo ocurrido en Europa, donde la derrota de Alemania fue posible gracias a trabajo coordinado entre la Unión
Soviética, Gran Bretaña y los Estados Unidos. A continuación, analizaremos la derrota de Japón con la ayuda de la fuente E.

FUENTE D
LA DERROTA DEL JAPÓN
La ofensiva estadounidense, tras la derrota de Guadalcanal, se desarrolló en dos direcciones. La primera, encabezada por el
general MacArthur, se dirigió desde Australia hacia las Filipinas, tras la ocupación de Nueva Guinea y las islas Salomón. La
segunda partió de Hawaii y avanzó hacia Japón por el este, tras la conquista de las islas Gilbert, Marshall y Marianas. El avance
norteamericano fue muy lento, ante la durísima resistencia nipona y a pesar de la superioridad de Estados Unidos, que
disponía de nuevos materiales bélicos (portaviones, tanques y submarinos).
Estados Unidos recuperó las islas Marianas a finales de julio de 1944, y las Filipinas en octubre del mismo año, después de
la batalla de Leyte, en la que aparecieron los kamikazes, pilotos suicidas japoneses. En noviembre de 1944 se iniciaron los
bombardeos sobre Tokio y otras ciudades japonesas, que se prolongaron hasta el verano de 1945. A pesar de las Victorias
estadounidenses de Iwo Jima y Okinawa, entre marzo y junio de 1945, la rendición japonesa no se vislumbraba como
inmediata, y la guerra podía alargarse en el Pacífico a pesar de la derrota de Alemania en Europa. Ante ello, el nuevo
presidente de los Estados Unidos, Truman, decidió lanzar dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9
de agosto de 1945. El 2 de setiembre se producía la capitulación japonesa. La Guerra Había terminado.
Para el año 1945 la derrota del Japón era inminente, sin embargo, el imperio japonés seguía resistiendo.
Tomado de: Eliot, S., Estelle, H. y Leuchtemburg, W. (1999). Breve Historia de los Estados Unidos. (4ta edición). México: Fondo de Cultura Económica.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y EL PERÚ


Todos los países sudamericanos en un primer momento se declararon neutrales al iniciar la Segunda guerra Mundial, pero
con el ataque a la base naval estadounidense de Pearl Harbor, el 07 de diciembre de 1941, la neutralidad de Sudamérica
llegaba a su fin. Los países sudamericanos reunidos en Río de Janeiro del 15 al 28 de enero de 1942, acordaron romper todo
vínculo con los países del Eje, apoyar la causa aliada y confiscar las propiedades de los ciudadanos de los países del Eje a fin
de evitar la infiltración de espías, apoyo económico y material a la causa del Eje en Sudamérica, entre otras razones.

FUENTE E
EL PERÚ EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Perú en la Segunda Guerra Mundial permaneció neutral al declararse la guerra europea después de la invasión a Polonia
por los nazis el 1° de septiembre de 1939, ya en 1941 seis semanas después del ataque a Pearl Harbor, el Perú rompió sus
relaciones diplomáticas con el eje, pero no declaró la guerra a Alemania y Japón sino hasta el 12 de febrero de 1945, para
ser admitido como miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas. Ese mismo día, los aliados cruzaron la
frontera alemana por Reischwald e Italia ya se había pasado al bando aliado.

Si bien el presidente Óscar Benavides había mostrado alguna simpatía hacia el fascismo italiano y español, Manuel
Prado apoyó firmemente la causa aliada desde que asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939, y por este motivo fue
el único presidente latinoamericano que visitó a Roosevelt durante la guerra. No se llegaron a enviar tropas, pero sí, algunos
peruanos participaron voluntariamente enlistándose en las tropas aliadas.

Un primer incidente se produjo el 31 de marzo de 1941, cuando cinco buques de la Marina Mercantil Alemana, internados
desde 1939 – el München, el Hermonthis, el Montserrate y el Leipzig en El Callao y el Friesland en Paita, intentaron zarpar
sin contar con el permiso de las autoridades peruanas. El incidente tuvo consecuencias políticas al conllevar la confiscación
de los navíos restantes y también de los aviones de la compañía alemana Lufthansa.

En los meses siguientes, una serie de leyes restringieron las actividades económicas y financieras de los ciudadanos de los
países del Eje, decretándose también la confiscación de empresas y el cierre de los colegios y las asociaciones alemanas.
Entre 1942 y 1944, un total de 370 ciudadanos alemanes fueron deportados del Perú. A menudo esposas e hijos peruanos
siguieron voluntariamente a los padres de familia. El temor a la presencia de posibles espías nazis en Perú, la ruptura de las
relaciones diplomáticas con los países del eje y la colaboración con los Estados Unidos, llevaron al gobierno peruano a
decidir la expulsión de alemanes, italianos y japoneses del territorio nacional.

A los residentes de los países del eje en el Perú los pusieron bajo estricta vigilancia, especialmente a los japoneses que eran
numerosos, ya que desde antes de la guerra se les miraba con sospecha, por la política expansionista de Japón en el Pacífico.
Una gran cantidad de japoneses fueron recluidos primero en un hotel en Chaclacayo, y luego deportados a los campos de
concentración Cristal City, Kennedy y Seagoville en los Estados Unidos, muchos ya no regresaron y otros lo hicieron después
de la guerra.

La política de deportaciones fue más estricta con los japoneses y no demasiado con los alemanes que eran muy pocos, y
menos aún con los italianos que tenían mucho poder económico, siendo algunos dueños del Banco Italiano, que incluso no
fue confiscado, sino que fue adquirido por la familia Romero en febrero de 1942 y se le cambió el nombre a Banco de
Crédito. Vale la pena mencionar, que en los años previos a la guerra, durante el gobierno de Benavides, se dio una ley en
1936 que prohibía la inmigración de grupos raciales, en su artículo 3 decía lo siguiente: «Queda prohibida la inmigración en
grupos raciales. Sólo será permitida la de grupos ocasionales, como turistas, comisiones científicas o artísticas, comisiones
estudiantiles y congregaciones religiosas.» Si bien esta ley, estaba dirigida a cualquier grupo racial, no permitió que
inmigrantes judíos que huían del nazismo en Alemania, pudiesen llegar al Perú. La comunidad judía que ya estaba afincada
en nuestro país, se organizó para lograr que algunos intelectuales y artistas, pudieran hacerlo. Finalmente, esta anacrónica
y vergonzante ley, fue derogada en 1945 durante la presidencia de José Luis Bustamante y Rivero.
Tomado de: Cáceres, E. (2021). Perú en la Segunda Guerra Mundial. Recuperado de: https://www.iperu.org/peru-en-la-segunda-guerra-mundial

HISPANOAMERICANOS EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

FUENTE F: "Hispanos en el ejército de Estados Unidos". www.army.mil. Consultado el 03 de octubre de 2021.


Los hispanoamericanos, también conocidos como latinos, sirvieron en todos los elementos de las fuerzas armadas
estadounidenses en la guerra. Lucharon en todas las batallas estadounidenses importantes de la guerra. Entre 400.000 y
500.000 hispanoamericanos sirvieron en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial,
de un total de 16.000.000, que constituyen entre el 3,1% y el 3,2% de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Se
desconoce el número exacto ya que, en ese momento, los hispanos no se tabulaban por separado, sino que generalmente
se incluían en el censo general de población blanca. Se mantuvieron estadísticas separadas para afroamericanos y asiáticos
americanos.
El 7 de diciembre de 1941, cuando Estados Unidos entró oficialmente en la guerra, los hispanoamericanos se encontraban
entre los muchos ciudadanos estadounidenses que se unieron a las filas del ejército, la Armada y la Infantería de Marina
como voluntarios o mediante el reclutamiento. Los hispanos no solo sirvieron como combatientes activos en los teatros de
guerra de Europa y el Pacífico, sino que también sirvieron en el frente interno como civiles. Cientos de mujeres hispanas se
unieron al Cuerpo Auxiliar del Ejército de Mujeres (WAAC) y Mujeres Aceptadas para el Servicio de Emergencia Voluntaria
(WAVES), sirviendo como enfermeras y en puestos administrativos. Muchos trabajaron en trabajos tradicionalmente
masculinos en las plantas de fabricación que producían municiones y material, reemplazando a los hombres que estaban
en guerra.
Cuando se incrementó el reclutamiento, algunos puertorriqueños de la isla fueron asignados como reemplazos a unidades
en la Zona del Canal de Panamá y las islas del Caribe Británico, que estaban compuestas principalmente por soldados
continentales (Estados Unidos continental). La mayoría de los puertorriqueños e hispanos que residían en Puerto Rico
fueron asignados al 65º Regimiento de Infantería de la Guardia Nacional de Puerto Rico. Estas fueron las únicas unidades
totalmente hispanas cuyas estadísticas se mantuvieron. Los aviadores puertorriqueños fueron enviados al Campo Aéreo
del Ejército de Tuskegee en Tuskegee, Alabama, para entrenar al famoso 99° Escuadrón de Combate de los Aviadores de
Tuskegee. Los aviadores de Tuskegee eran una unidad segregada de afroamericanos e hispanos de ascendencia africana.
Fueron las primeras personas de ascendencia africana en convertirse en aviadores militares en las fuerzas armadas de los
Estados Unidos. Más de 53.000 puertorriqueños e hispanos que residían en la isla sirvieron en la guerra. Según el senador
Robert Menéndez, más de 9.000 latinos murieron en defensa de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Debido
a la falta de documentación separada, se desconoce el número total de hispanoamericanos que murieron en el conflicto.

FUENTE G: Segregados: soldados afroamericanos en la II Guerra Mundial.


Por lo que respecta a las minorías americanas no blancas, los nativos americanos vivieron la experiencia de servir en las
fuerzas armadas y trabajar en las industrias de guerra como una aceleración de su proceso de detribalización, alienación y
desarraigo. La minoría negra, a pesar de su mayor discriminación inicial, pudo por su organización, cohesión y número
aprovechar la coyuntura bélica como ninguna otra minoría.
La participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, tal y como quedó expresada en la Carta del Atlántico, al
tener como objetivo extender los principios de la libertad y la democracia a todos los pueblos y luchar contra la tiranía y el
racismo, parecía la oportunidad ideal para que la minoría negra reivindicara su ciudadanía plena y la participación sin
discriminación en el esfuerzo bélico. Para conseguir este objetivo contaba en 1940 con más de 150 periódicos negros;
líderes sindicales negros, como A. Philip Randolph, presidente de la Hermandad de mozos de coches-cama; movimientos
de base organizados durante los años de la depresión, como el Movimiento para empleos negros y el Movimiento para
boicot de comercios. También desde los años treinta había aumentado su influencia política, como electores decisivos del
Partido Demócrata, y disponía de un número de consejeros presidenciales sin precedentes.
Es cierto también que partían de la situación más adversa en 1940, pues al comenzar la movilización estaban discriminados
tanto en el ejército como en las industrias de guerra. Pero su lucha cívica y política, y sobre todo la necesidad de Estados
Unidos en 1942 de utilizar todos los recursos humanos disponibles para ganar la guerra, les hicieron avanzar en la lucha
contra la discriminación. Se consiguió muy poco en la lucha contra la segregación en el ejército, aunque se preparó el
camino de la integración tras la guerra.
La declaración que el presidente hizo a la prensa el 9 de octubre de 1940 sería la postura oficial de la Casa Blanca y del
ejército durante toda la guerra: se aumentarían las oportunidades de la minoría negra, pero sólo en unidades negras 43.
Incluso segregados, los soldados negros disfrutaban de ventajas con respecto a su situación anterior. Estaban bien
alimentados, tenían un salario regular, accedieron a cierta educación, gozaban de cierto prestigio y autoridad gracias al
uniforme. Pero las fuerzas armadas en general se perjudicaban con esta política, pues no podían utilizar todo el potencial.
Mayor éxito tuvo la lucha contra la discriminación racial en las industrias de defensa. En 1940 y 1941, la discriminación
racial y la cualificación exigida excluyeron prácticamente a los afroamericanos de los beneficios del empleo y la mejora de
salarios, de los que ya disfrutaban los trabajadores blancos: solamente un 0,65 por 100 de trabajadores negros estaba
excluido del servicio militar por trabajar en industrias de guerra, y en la industria aeronáutica únicamente había empleados
240 trabajadores negros.
A. Philip Randolf amenazó con realizar una marcha sobre Washington el 1 de julio de 1941 si el presidente no ponía fin a la
discriminación en las industrias de defensa y las fuerzas armadas. Cuando Roosevelt supo que 100.000 personas estaban
dispuestas a marchar sobre Washington, aprobó el decreto del 25 de junio de 1941, que acababa con la discriminación en
las industrias de defensa, aunque no en el ejército, y constituyó el Comité de prácticas de empleo justas —Fair Employment
Practices Commision (FEPC)—, la primera agencia federal desde la Reconstrucción, que luchaba por la igualdad de
oportunidades de los negros. A esta orden se sumó la decisión de la Junta de Trabajo de Guerra de prohibir la discriminación
racial en los salarios. La escasez de mano de obra a partir de 1942 hizo el resto, provocando un cambio espectacular en el
ámbito laboral.
Entre 1942 y 1944, un millón más de afroamericanos, de los que 600.000 eran mujeres, entraron en el mercado de trabajo.
Sin duda, los mayores avances durante la guerra se produjeron en el ámbito de la lucha de la minoría negra por sus derechos
civiles. La organización de la posible marcha sobre Washington en julio de 1941 supuso el nacimiento de una nueva forma
de lucha de la minoría negra, basada en la acción directa y la formación de asociaciones exclusivamente negras, pues A.
Philip Randolph transformó su amenaza de marcha sobre Washington en un poderoso movimiento, March on Washington
Movement (MOWM). Hubo otras formas de acción directa, como las sentadas de estudiantes en lugares segregados del
Norte urbano, y James Farmer organizó la primera asociación que pregonaba la resistencia pasiva y la no violencia —
Congress of Racial Equality (CORE)—, que organizó su primera sentada en mayo de 1942, en el restaurante Jack Spratt de
Chicago. También hubo avances en el Sur, como el aumento del número de afiliados a la NAACP, organización que entre
1940 y 1945 pasó de 50.000 a 450.000 miembros, un tercio de los cuales vivía en el Sur 45. Igualmente fue importante el
comienzo de la coalición entre la minoría negra (NAACP) y judía (Congreso de Judíos Americanos), así como la integración
racial en la CIO durante la guerra, haciendo que los sindicatos fueran por primera vez organizaciones relevantes dentro de
las comunidades negras.
Tomado de: Aurora Bosch, “Convertirse en americanos. Las minorías étnicas y las dos guerras mundiales en Estados Unidos”, Ayer, º 58 vol. 2, pp. 251-
252, 2005

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