Las Similitudes Entre Cristo y Jose
Las Similitudes Entre Cristo y Jose
Las Similitudes Entre Cristo y Jose
• HIJO PRIMOGENITO
José fue durante toda su vida el hijo amado de su padre (Gen 37:3 «Israel quería a José más que a sus otros
hijos»).
Jesús fue el hijo amado de su Padre (Lc 3:22 «Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido»)
José al ser vendido como esclavo fue llevado a Egipto (Gen 37:28 «Así se llevaron a José a Egipto»)
Jesús cuando era un niño, fue llevado a Egipto para evitar que Herodes el Grande lo matara (Mt 2:14 «José se
levantó, tomó al niño y a su madre, y salió con ellos de noche camino de Egipto»)
José tuvo dos nombres, uno hebreo y uno egipcio (Gen 41:45 «El faraón le puso a José el nombre egipcio de
Safenat-panéah»)
Jesús tuvo dos nombres, uno representaba su divinidad y el otro su humanidad (Mt 1:23 «al que pondrán por
nombre Emanuel»; Lc 2:21 «y le pusieron por nombre Jesús»)
José testifico contra el pecado de sus hermanos y estos le odiaban (Gen 37: 2 «Y José llevaba a su padre
quejas de la mala conducta de sus hermanos»)
Jesús testifico contra los hombres y lo odiaron por ello (Jn 7:7 «Los que son del mundo no pueden odiarlos a
ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo»)
José fue traicionado por sus hermanos, que lo despojaron de su túnica y lo arrojaron en un pozo.
Jesús fue traicionado por un amigo que era más cercano que un hermano.
José fue vendido por Judá por 20 piezas de plata (Gen 37:28 «y lo vendieron a los ismaelitas por veinte
monedas de plata»)
Jesús fue vendido por Judas por 30 piezas de plata (Mt 26:15 «Ellos le pagaron treinta monedas de plata»)
José fue tentado y no cedió, pasando satisfactoriamente la prueba (Gen 39:7-12 «así que después de algún
tiempo la esposa de su amo se fijó en él, y un día le dijo: Acuéstate conmigo. Pero José no quiso, y le
contestó: Mire usted, mi amo ha dejado a mi cargo todo lo que tiene, y estando yo aquí, no tiene de qué
preocuparse. En esta casa nadie es más que yo; mi amo no me ha negado nada, sino solo a usted, pues es su
esposa; así que, ¿cómo podría yo hacer algo tan malo, y pecar contra Dios? Y aunque ella insistía con José
todos los días para que se acostara con ella y estuviera a su lado, él no le hacía caso. Pero un día José entró
en la casa para hacer su trabajo y, como no había nadie allí, ella lo agarró de la ropa y le dijo: Acuéstate
conmigo. Pero él salió corriendo y dejó su ropa en las manos de ella»)
Jesús fue tentado por Satanás y no cedió (Mt 4: 1-11 «Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el
diablo lo pusiera a prueba. Estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y después sintió hambre. El
diablo se acercó entonces a Jesús para ponerlo a prueba, y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que
estas piedras se conviertan en panes. Pero Jesús le contestó: La Escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el
hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios.’ Luego el diablo lo llevó a la santa
ciudad de Jerusalén, lo subió a la parte más alta del templo y le dijo: Si de veras eres Hijo de Dios, tírate
abajo; porque la Escritura dice: ‘Dios mandará que sus ángeles te cuiden. Te levantarán con sus manos, para
que no tropieces con piedra alguna.’ Jesús le contestó: También dice la Escritura: ‘No pongas a prueba al
Señor tu Dios.’ Finalmente, el diablo lo llevó a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y
la grandeza de ellos, le dijo: Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras. Jesús le contestó: Vete,
Satanás, porque la Escritura dice: ‘Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él.’ Entonces el diablo se apartó de
Jesús, y unos ángeles acudieron a servirle»).
José fue puesto en el calabozo, lugar de muerte con otros dos criminales (Gen 40:1-3 «Después de esto, el
copero, o sea el encargado de servirle vino al rey, y también el panadero, ofendieron a su amo, el rey de
Egipto. El faraón, o sea el rey, se enojó contra estos dos funcionarios, el jefe de los coperos y el jefe de los
panaderos, y los mandó presos a la casa del capitán de la guardia, donde estaba la cárcel. Era el mismo lugar
donde José estaba preso»).
Jesús fue puesto en la cruz, lugar de muerte con dos criminales (Mc 15:27 «Con él crucificaron también a dos
bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda»).
Con José, uno de los criminales murió y el otro vivió (Gen 40:21-22 «Al copero lo puso de nuevo en su trabajo,
y él volvió a darle la copa al faraón, como antes; pero al panadero lo mandó ahorcar, tal como José lo había
interpretado»)
Con Jesús, uno de los criminales murió y el otro vivió (Lc 23:39-43 «Uno de los criminales que estaban
colgados, lo insultaba: ¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos también a nosotros! Pero el otro
reprendió a su compañero, diciéndole: ¿No tienes temor de Dios, tú que estás bajo el mismo castigo? Nosotros
estamos sufriendo con toda razón, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este
hombre no hizo nada malo. Luego añadió: Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar. Jesús le
contestó: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso»)
José fue levantado del lugar de muerte (el calabozo) por el rey de la tierra (Gen 41:14 «Entonces el faraón
mandó llamar a José, y lo sacaron inmediatamente de la cárcel.»)
Jesús fue levantado de la muerte (en la cruz) por el Rey del universo (Col 2:12 «Al ser bautizados, ustedes
fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con él, porque creyeron en el poder de Dios, que lo
resucitó»)
José fue envestido por el faraón con autoridad y poder (Gen 41:40 «Tú te harás cargo de mi palacio, y todo mi
pueblo obedecerá tus órdenes. Solo yo seré más que tú, porque soy el rey»).
Jesús tenia toda el poder que su padre la había dado. (Mt 28:18 «Jesús se acercó a ellos y les dijo: Dios me
ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra»)
José fue libertador de su pueblo (Gen 47:25 «Y ellos contestaron: Usted es muy bondadoso con nosotros,
pues nos ha salvado la vida»)
Jesús vino a ser el Salvador de su pueblo (1 Tim 4:10 «Por eso mismo trabajamos y luchamos, porque hemos
puesto nuestra esperanza en el Dios viviente, que es el Salvador de todos, especialmente de los que creen»)