Proceso Térmico de La Cementación

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Proceso térmico de la cementación

La cementación es un tratamiento termoquímico que consiste


en carburar una capa superficial de una pieza de acero,
rodeándola de un producto carburante y calentándola a una
temperatura adecuada mediante difusión, modificando su
composición, impregnando la superficie y sometiéndola a
continuación a un tratamiento térmico, un temple y un
revenido, quedando la pieza con buena tenacidad en el
núcleo y con mucha dureza superficial.

El objetivo de la cementación es que en el templado del acero


proporciona dureza a la pieza, pero también fragilidad. Por el
contrario, si no se templa el material no tendrá la dureza
suficiente y se desgastará. Para conservar las mejores
cualidades de los dos casos se utiliza la cementación, que
endurece

la superficie de la pieza sin modificación del núcleo, dando


lugar así a una pieza formada por dos materiales, la del
núcleo de acero con bajo índice de carbono, tenaz y
resistente a la fatiga, y la parte de la superficie, de acero con
mayor concentración de carbono, más dura, resistente al
desgaste y a las deformaciones, siendo todo ello una única
pieza compacta. Consiste en recubrir las partes a cementar
de una materia rica en carbono, llamada cementante, y
someterla durante varias horas a altas temperatura de 900
°C. En estas condiciones es cuando tiene mayor capacidad
de disolución el carbono, que irá penetrando en la superficie
que recubre a razón de 0,1 a 0,2 milímetros por hora de
tratamiento. Una vez absorbido por la capa periférica del
acero, comienza el proceso de difusión del carbono hacia el
interior de la pieza (el espesor de la capa cementada
depende de la temperatura y del tiempo que dure la
operación). La pieza así obtenida se le da el tratamiento
térmico correspondiente, de temple y revenido, y cada una de
las dos zonas de la pieza, adquirirá las cualidades que
corresponden a su porcentaje de carbono. En ocasiones se
dan dos temples, uno homogéneo a toda la pieza y un
segundo temple que endurece la parte exterior. La
cementación encuentra aplicación en todas aquellas piezas
que tengan que poseer gran resistencia al choque y
tenacidad junto con una gran resistencia al desgaste, como
es el caso de los piñones, levas, ejes, etc. Podemos
diferenciar tres tipos de materiales cementantes:

• Sólidos
• Líquidos
• Gaseosos
Como revestir el material
Solidos:
Para la cementación en medio sólido, las piezas limpias y
libres de óxidos se colocan en la mezcla de cementación,
dentro de cajas de chapas de acero soldadas y selladas.
Estas cajas se cargan luego al horno de cementación, y se
mantienen ahí durante varias horas a una temperatura entre
900 ºC y 950 ºC aproximadamente, hasta obtener la
profundidad de la capa de difusión deseada. Como mezcla de
cementación se puede utilizar la de 70 % a 80 % de carbón
vegetal finalmente pulverizado, con un 20 % a 30 % de
alguno de los siguientes carbonatos: carbonato de bario
(BaCO3), carbonato de sodio (Na2CO3) o carbonato de
potasio (K2CO3) que actúan como catalizador y que
contribuyen al desprendimiento del carbono en estado
elemental, necesario para la cementación. Para el sellase de
la tapa de la caja de cementación puede utilizarse una masilla
hecha con arena de fundición mezclada con silicato de sodio
(vidrio soluble).

Los equipos utilizados para la cementación sólida son cajas


donde se cementa con mezcla cementante que rodea a la
pieza en un recipiente cerrado, el cual se calienta a la
temperatura adecuada durante el tiempo requerido y luego se
enfría con lentitud. Este equipo no se presta para alta
producción, siendo sus principales ventajas su economía,
eficiencia y la no necesidad de una atmósfera preparada. En
realidad, el agente cementante son los gases, que ésta pasta
rodea al material que desprende cuando se calienta en el
horno.
Líquidos:
Para la cementación en medio líquido, las piezas se
introducen en un baño de sales fundidas a 950 °C
aproximadamente, constituidas por una sal base
generalmente cloruro o carbonato de sodio, con adición de
una sal aportadora de carbono, cianuro de sodio o de potasio
y de una sal activante, cloruro de bario, mezclados en
porcentajes adecuados, según los resultados que se deseen
obtener. La presencia de nitrógeno en los cianuros provoca
también la formación de productos de reacción (nitruros) de
elevada dureza pero limitados a una finísima capa exterior.

Gaseosos:
La cementación gaseosa necesita de un equipo especial más
complicado y se aplica a la producción en masa de piezas
cementadas. Esta cementación tiene ventajas considerables
con respecto a la cementación en medio sólido y líquido, el
proceso es dos o tres veces más rápido, la tecnología es
menos perjudicial a la salud, y las propiedades del núcleo sin
cementar resultan mejores debido al menor crecimiento del
grano. El proceso se realiza en hornos especiales, en cuyo
interior se inyecta como gas cementante algún hidrocarburo
saturado tales como metano, butano, propano y otros. Al
calentar a unos 900 ºC y 1000 ºC aproximadamente, se
desprende el carbono elemental que cementa el acero. Por
ejemplo al calentar metano.

CH4 –> C + 2H2

Los equipos utilizados para la cementación gaseosa son más


eficientes y complejos que los anteriores, los ciclos son más
controlados, el calentamiento más uniforme, es más limpio y
requiere de menos espacio. La pieza se calienta en contacto
con CO y/o un hidrocarburo, por ejemplo alguna mezcla de
gases que contenga butano, propano o metano, que
fácilmente se descompone a la temperatura de cementación.
El gas tiene una composición típica de: CO 20 %, H2 40 % y
N2 40 %, pudiendo modificarse la composición de éste para
controlar el potencial de carbono.

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