Abraham Valdelomar - Wikipedia, La Enciclopedia Libre

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Abraham

Valdelomar
escritor peruano

Pedro Abraham Valdelomar Pinto (Ica, 27


de abril[1] ​de 1888-Ayacucho, 3 de
noviembre de 1919), también mencionado
como el Conde de Lemos, fue un narrador,
poeta, periodista, dibujante, ensayista y
dramaturgo peruano. Está considerado
uno de los principales cuentistas del Perú,
junto con Julio Ramón Ribeyro.
Abraham Valdelomar

Información personal
Nombre de Pedro Abraham
nacimiento Valdelomar Pinto

Apodo Zambo Caucato


Nacimiento 27 de abril de 1888
Ica, Perú
Fallecimiento 3 de noviembre de
1919 (31 años)
Ayacucho, Perú
Causa de muerte Accidente
Sepultura Cementerio
Presbítero Matías
Maestro
Nacionalidad Peruana
Educación
Educado en Universidad Nacional
Mayor de San Marcos
Información profesional
Ocupación Narrador, poeta,
dibujante, periodista,
ensayista y
dramaturgo
Movimientos Colónida,
postmodernismo.
Seudónimo Conde de Lemos
Val-del-Omar
Paracas
Géneros Novela, cuento,
ensayo, poesía,
teatro, crónica
Obras notables El caballero Carmelo
El vuelo de los
cóndores

Nacido en Ica, a temprana edad se


trasladó con su familia al puerto de Pisco,
donde cursó parte de su educación
primaria (1892-1898), culminándola en
Chincha (1899). Se trasladó a Lima para
cursar su educación secundaria en el
Colegio Nuestra Señora de Guadalupe
(1900-1904). Luego ingresó a la Facultad
de Letras de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Interrumpió sus
estudios para incursionar en el periodismo,
así como en la política, como partidario de
Guillermo Billinghurst. Fue nombrado
director del diario oficial El Peruano y pasó
a Italia como secretario de la legación
peruana (1913). Tras la caída de
Billinghurst retornó al Perú (1914). Se
consagró al periodismo y pronto se hizo
conocido por su calidad de literato, al
publicar sus primeros relatos y poesías en
diarios y revistas. Fundó la revista literaria
Colónida (1916) y publicó su libro de
cuentos El caballero Carmelo (1918), que
marcó el inicio de la modernidad en la
narrativa peruana. Viajó a diversas
ciudades del Perú e incursionó una vez
más en la política, siendo elegido diputado
al Congreso Regional del Centro (1919),
durante el Oncenio de Augusto Leguía.
Estando en Ayacucho, sufrió una caída
accidental que le provocó la fractura de la
columna vertebral, a consecuencia de lo
cual falleció cuando apenas contaba con
la edad de 31 años.[2] [3] [4]

Valdelomar fue un escritor completo pues


abarcó prácticamente todos los géneros
literarios conocidos.[5] ​Sin embargo, lo
mejor de su creación ficticia se concentra
en el campo de la narrativa cuentística.
Sus cuentos se publicaron en revistas y
periódicos de la época, y él mismo los
organizó en dos libros: El caballero
Carmelo (Lima, 1918) y Los hijos del Sol
(póstumo, Lima, 1921). En ellos se
encuentran los primeros cuentos
neocriollos peruanos, de rasgos
posmodernistas, que marcaron el punto de
partida de la narrativa moderna del Perú.
El cuento «El caballero Carmelo», que da
nombre a su primer libro de cuentos, es un
relato nostálgico ambientado en Pisco,
durante su infancia, que versa en torno a
una pelea de gallos. Su colección de
cuentos Los hijos del Sol, se inspira en el
pasado histórico del Perú, remontándose
a la época de los incas.
Su poesía también es notable por su
evolución del modernismo al
postmodernismo, acercándose al
vanguardismo. Esta poesía tiene como
ejemplos notables a «Tristitia»[n 1] ​y «El
hermano ausente en la cena de Pascua»,
los cuales presentan a su autor como un
poeta dulce, tierno y profundo, que
rememora a sus padres y hermanos con
nostalgia hogareña.

Biografía

Infancia y adolescencia

Fue el sexto hijo de Anfiloquio Valdelomar


Fajardo y de María Carolina de la Asunción
Pinto Bardales. Hasta los cuatro años de
edad vivió en una pequeña casa en la Calle
Arequipa # 286 de su ciudad natal, Ica.[6] ​
Hasta el año 2007 podía apreciarse una
placa recordatoria en dicha casa
señalando el hecho; lamentablemente, el
terremoto de aquel año provocó el
derrumbe completo de esta primera casa
de Valdelomar.[7] ​

En 1892 se trasladó con su familia al


puerto de Pisco, donde su padre encontró
trabajo como empleado de la aduana. Allí
empezó sus estudios primarios. Las
experiencias de su infancia, vinculada al
mar y al campo, influyeron decisivamente
en su obra.[8] ​En 1899 se trasladó a
Chincha, donde concluyó su educación
primaria.[9]

En 1900 viajó a Lima donde estudió la


secundaria en el Colegio Guadalupe, que
por entonces tenía su sede en la actual
avenida Abancay, colindando con la
avenida Nicolás de Piérola y el Parque
Universitario.[10] ​Allí fundó y dirigió, junto
con Manuel Augusto Bedoya Lerzundi, un
periódico escolar, denominado La Idea
Guadalupana (1903).[11] ​Entre sus
condiscípulos se hallaban Felipe Cossío
del Pomar, Santiago Antúnez de Mayolo,
Eulogio Castillo y Enrique Basadre
Pastor.[12] ​En 1904 concluyó sus estudios
secundarios y durante unos meses
desempeñó el puesto de archivero en la
Inspección Municipal de Educación de
Chincha.[13]

Vida universitaria. Primeras


publicaciones

En 1905 ingresó a la Facultad de Letras de


la Universidad de San Marcos. Sin
embargo, dejó las clases al año siguiente
para trabajar como dibujante en las
revistas Aplausos y silbidos, Monos y
Monadas, Fray K. Bezón, Actualidades,
Cinema, Gil Blas y El Fígaro.[14] ​
Luego dio a luz sus primeras creaciones
literarias a través de diarios y revistas. Sus
primeros versos, de estilo modernista, los
publicó la revista Contemporáneos (1909);
sus primeros cuentos aparecieron en 1910
en las revistas Variedades, Ilustración
Peruana y Balnearios.[15] ​

Abraham Valdelomar en 1910.

En abril de 1910 se incorporó al ejército


cuando hubo el peligro de una guerra con
el Ecuador, durante el primer gobierno de
Augusto B. Leguía. A raíz de ello empezó a
escribir crónicas para El Diario de Lima,
que envió desde la Escuela Militar de
Chorrillos bajo el título de «Con la argelina
al viento».[16] ​

En julio de 1910 reanudó sus estudios en


la Facultad de Letras de la Universidad
Mayor de San Marcos. En agosto
emprendió viaje con la llamada Expedición
Científica Sanmarquina que recorrió
Arequipa, Cuzco y Puno.[17] ​Su fama
literaria se consolidó al año siguiente con
dos novelas cortas que dio a la luz: La
ciudad muerta y La ciudad de los tísicos,
publicadas por entregas en Ilustración
Peruana y en Variedades, respectivamente
(1911).[18]

Dicha obra temprana (poemas, crónicas


periodísticas y cuentos) está marcada por
la influencia del modernismo y de Manuel
González Prada; en sus novelas cortas se
denota la influencia del italiano Gabriele
D'Annunzio.

Partidario de Billinghurst. Viaje a


Roma

Una de sus primeras incursiones en la vida


política de su país se dio en septiembre de
1911, cuando protestó públicamente, junto
con el estudiantado universitario, contra la
arbitraria detención de José de la Riva
Agüero y Osma, joven como él, pero que ya
empezaba a destacar como hombre de
letras. Llegó a convertirse en uno de sus
grandes amigos. En ese mismo año
colaboró para el diario La Opinión
Nacional, cuyo director era Andrés Avelino
Aramburú Sarrio. Entre sus compañeros
redactores figuraban Federico More,
Antonio Garland y Zoila Aurora
Cáceres.[19] ​

En 1912 participó entusiastamente en la


campaña presidencial a favor de Guillermo
Billinghurst, apodado «Pan Grande».[20] ​En
retribución a su apoyo, el gobierno de
Billinghurst lo nombró a director del diario
oficial El Peruano (cargo que ejerció de 1
de octubre de 1912 a 30 de mayo de
1913).[21]

Los estudiantes billinghuristas lanzaron la


candidatura de Valdelomar a la
presidencia del Centro Universitario de San
Marcos (importante institución estudiantil,
antecedente de la Federación de
Estudiantes del Perú). Pero no logró el
respaldo de los estudiantes limeños,
opuestos a la politización de la
Universidad. El líder de estos, Alberto
Ulloa Sotomayor (hijo de Alberto Ulloa
Cisneros), publicó un artículo de protesta
en La Prensa. Valdelomar lo consideró
difamatorio y retó a Ulloa a un duelo de
espada. El duelo finalizó sin mayores
consecuencias y sin que ambos rivales
lograran reconciliarse (tiempo después,
Ulloa se amistó con Valdelomar y prologó
su libro de cuentos El caballero
Carmelo).[22] [23] ​Valdelomar no logró
ganar la presidencia del Centro
Universitario, por lo que decidió crear otro
Centro, claramente político, donde él
asumió la presidencia.[24] [25]
​ ​

Días antes de ese duelo, y por Resolución


Suprema N.º 484 de 12 de mayo de 1913,
fue nombrado Secretario de Segunda
Clase de la Legación Peruana en Italia. Se
embarcó el 30 de junio de 1913 en el vapor
Ucayali, con destino a Panamá, para luego
continuar a Nueva York y enseguida a
Roma.[26] ​Una vez más debió truncar sus
estudios universitarios, pero viajó con la
intención de retomarlos en Italia (lo que no
se concretaría).

Abraham Valdelomar en Roma, 1914.


Desde Roma escribió para el diario La
Nación de Lima sus «Crónicas de
Roma».[27] ​Mantuvo un nutrido
intercambio epistolar con su amigo Riva
Agüero, en el que se puede ver una mutua
admiración y respeto.[28] ​En Roma
escribió también su obra más importante,
El caballero Carmelo, cuento con el que
ganó el primer premio del concurso
literario convocado por el mismo diario La
Nación, que lo publicó en su edición del 13
de noviembre de 1913.[29] ​
Retorno al Perú. Labor literaria

En febrero de 1914, ocurrido el


derrocamiento de Billinghurst por el
coronel Oscar R. Benavides, Valdelomar
renunció a su cargo diplomático y retornó
al Perú.[30] ​De nuevo en la capital peruana,
sufrió una fugaz detención acusado de
conspirar contra el gobierno de facto (julio
de 1914).[31]

Trabajó luego como secretario personal


de Riva Agüero, bajo cuya influencia
escribió La mariscala, biografía novelada
de Francisca Zubiaga y Bernales (1803-
1835), esposa del presidente Agustín
Gamarra y figura destacada de la política
del Perú de inicios de la República.[32] ​De
dicha obra hizo luego una versión teatral,
con el mismo nombre, y en colaboración
con José Carlos Mariátegui (1916).[33]

Planeó también editar un libro de Cuentos


criollos bajo el título de La aldea
encantada, pero nunca llegaría a concretar
ese proyecto.[34] ​Dos de dichos cuentos
criollos, aparecieron publicados en el
diario La Opinión Nacional: El vuelo de los
cóndores y Los ojos de Judas (en julio y
octubre de 1914, respectivamente). Estos
cuentos se consideran como lo mejor de
su obra cuentística, junto con El Caballero
Carmelo.[33]

En 1915 empezó a trabajar como


secretario del Presidente del Consejo de
Ministros del segundo gobierno de José
Pardo y Barreda, Enrique de la Riva Agüero
(tío de José de la Riva Agüero).[35] ​Se
dedicó de lleno al periodismo y la
literatura. Se erigió como un influyente
líder de opinión y un portavoz de la
modernidad intelectual.
Labor periodística. El Palais Concert

Valdelomar colaboró sobre todo con el


diario La Prensa, donde tuvo a cargo la
sección «Palabras», dedicada a la crónica
política, desde julio de 1915 hasta su
alejamiento del diario en 1918. Se hizo
popular por sus burlas hacia los políticos
de entonces (entre parlamentarios y
ministros).[36] [37]
​ ​Allí fue donde hizo
conocido su seudónimo de El Conde de
Lemos.[38]

Compuso también los llamados Cuentos


chinos, una crítica hacia la dictadura de
Óscar R. Benavides en forma de apólogos
ambientados en China, que fueron
publicados igualmente en La Prensa
(1915) y uno de ellos en la revista Rigoletto
(1916).[39]

También publicó en La Prensa sus


«Crónicas frágiles», sobre temas
diversos;[40] ​los «Diálogos máximos», que
transmiten conversaciones líricas entre él
y su amigo José Carlos Mariátegui
representados bajo los nombres de
Aristipo y Manlio, respectivamente;[41] [42]
​ ​
la columna «Fuegos fatuos», donde
desplegó todo su humorismo e ironía;[43] ​
la columna «Impresiones», donde volcó
estampas de paisajes, ambientes y
personas; y finalmente sus comentarios
sobre la primera guerra mundial (entonces
llamada Gran Guerra), aparecidos en 1917
bajo el rótulo de «Al margen del cable».[40] ​

Ya por entonces llamaba la atención de la


gente con su atildada indumentaria, sus
públicas improvisaciones poéticas y sus
galanterías en confiterías y salones de té,
como en el famoso Palais Concert,
situado en el jirón de la Unión, cerca a
Palacio de Gobierno, lugar que cobijó a la
juventud intelectual de la época. Por lo
general formaba dúo con su gran amigo
José Carlos Mariátegui, seis años menor
que él.[44] ​Algunos le negaron originalidad
y lo acusaron de ser imitador del irlandés
Oscar Wilde y del italiano D’annunzio.

Pese a esas poses petulantes y


escandalosas, Valdelomar seguía siendo
en el fondo un hombre humilde, que
miraba al mundo con dulzura y gran
capacidad de emoción, tal como se
denota en varias de sus creaciones
literarias. La razón de su actitud arrogante
y provocadora, según el mismo lo
explicaba, era para que todos, en especial
la encopetada alta sociedad limeña,
prestaran atención a un escritor
provinciano como él, en una época en que
los escritores (y menos aun los
provincianos) todavía no tenían espacio ni
un lugar de respeto en la sociedad.

Colónida

Abraham Valdelomar en su casa de


Barranco, 1916.

En 1916 fundó la efímera pero influyente


revista literaria Colónida y encabezó el
movimiento intelectual del mismo nombre,
Movimiento Colónida, que cohesionó a una
generación de artistas y escritores en
torno a la ruptura con el academicismo
hispano y la libre renovación de temas y
estilos, convocando a las juventudes
provincianas a compartir su empeño y
atisbando con simpatía las nuevas
tendencias literarias italianas y francesas.
Ese mismo año se publicó Las voces
múltiples, libro que reunió poemas suyos y
de otros autores del movimiento: Pablo
Abril de Vivero, Federico More, Alfredo
González Prada, Alberto Ulloa Sotomayor,
Félix del Valle, Antonio Garland y Hernán
Bellido. En él aparecieron los poemas más
conocidos de Valdelomar: «Tristitia» y «El
hermano ausente en la cena pascual».[45]
En 1917 empezó a publicar en la revista
Mundo Limeño la serie de artículos
«Decoraciones de ánfora». Obtuvo el
premio del concurso de Círculo de
Periodistas con su ensayo «La psicología
de gallinazo».[46] ​En la revista Mundo
Limeño apareció en dos entregas su
novela corta o cuento largo: Yerba
santa,[47] ​así como el cuento: Hebaristo, el
sauce que murió de amor. Escribió también
su tragedia Verdolaga, de la que solo
conservamos fragmentos.[48]

En enero de 1918 tuvo un altercado con el


director de La Prensa, Glicerio Tassara, a
quien reclamó su decisión de encargar su
columna de «Palabras» a otro redactor,
aprovechando que se hallaba ausente de
la capital. Valdelomar consideró ofensiva
la respuesta que le dio Tassara y lo retó a
duelo, lo que no se concretó, al considerar
finalmente satisfactorias las explicaciones
que le dio. De todos modos, acabó
renunciando a La Prensa.[49] [50]
​ ​

En abril de 1918 salió a la luz su colección


de cuentos El caballero Carmelo
(encabezada por el cuento del mismo
nombre con que ganó el concurso de
1913).[51] ​En ese mismo año publicó su
ensayo sobre estética con meditaciones
taurinas: Belmonte, el trágico.[52] [53]
​ ​
Gira por el Perú

En 1918, Valdelomar decidió realizar una


gira por todo el país para dictar
conferencias. Su propósito era la
divulgación cultural, así como para
conocer la realidad de las provincias y
luego darlas a conocer en la capital.[54] ​De
mayo a noviembre de 1918 viajó por el
norte del país, recorriendo Trujillo,
Cajamarca, Chiclayo, Piura y otras
ciudades. Sus conferencias, expresadas
en un lenguaje galano, preciso y estético,
tuvieron gran acogida.[55] ​
El éxito de su gira norteña motivó a
Valdelomar dirigirse al sur con el mismo
fin. Recorrió los departamentos de
Arequipa, Puno, Cuzco, Moquegua e Ica,
entre febrero y agosto de 1919.[56] ​

De regreso a su tierra natal fue aclamado


unánimemente por la población iqueña, y a
instigación de ella, lanzó su candidatura a
diputado por Ica ante el Congreso
Regional del Centro. Estaba entonces
nuevamente en el poder el señor Augusto
B. Leguía, luego del golpe de Estado que
perpetró el 4 de julio de 1919. Valdelomar
se presentó como candidato del leguiísmo
y su triunfo fue proclamado el 5 de
septiembre de 1919.[57] ​

Fallecimiento

El Congreso Regional del Centro decidió


instalarse en la ciudad de Ayacucho, por lo
que Valdelomar y los demás diputados
debieron marchar hacia dicha ciudad.[58] ​
Culminada la ceremonia de instalación del
Congreso, el 1 de noviembre de 1919, los
diputados regionales fueron invitados a
una cena de agasajo, que se realizó en la
segunda planta del Hotel Bolognesi (que
era una vieja casona colonial).
Transcurrido un rato, Abraham, que se veía
algo nervioso e inquieto, pidió permiso
para retirarse. Era ya de noche. En medio
de la oscuridad, se aventuró a bajar por
una empinada escalera de piedra, pero
resbaló (o perdió el equilibrio), cayendo
desde una altura de varios metros hasta
dar de espalda sobre un montículo de
piedras. Como consecuencia de ello sufrió
una fractura de la espina dorsal, cerca de
las vértebras lumbares, la cual, luego de
dos días de penosa agonía, le causaron la
muerte el 3 de noviembre de 1919, a las
dos y media de la tarde. Apenas contaba
con 31 años de edad.[59] [60]
Su ataúd conteniendo su cadáver fue
trasladado desde Ayacucho hasta
Huancayo sobre los hombros de 16
cargadores indígenas ayacuchanos. De
Huancayo, los restos del escritor fueron
llevados en tren hasta Lima, donde fueron
inhumados en el Cementerio Presbítero
Matías Maestro, no en un nicho, sino en la
tierra misma, tal como había sido su
deseo. Ilustres personalidades, familiares,
amigos y discípulos del escritor le
despidieron dedicándole discursos y
composiciones (16 de diciembre del
mismo año).[61]
Una leyenda sobre su muerte

Una versión escandalosa sobre la muerte


de Valdelomar circuló poco después,
asegurando que el escritor había fallecido
al caer dentro de un profundo silo u hoyo
de excrementos humanos. Esa versión —
cuyo origen no se ha podido precisar—
posiblemente fue difundida por los
enemigos del escritor, y tuvo tanta acogida
que hasta un escritor del nivel de Alberto
Hidalgo la asumió como verdadera.[62] ​
Hasta hoy día muchos educadores
difunden dicha versión en el Perú, aun
cuando diversos testimonios de personas
que estuvieron cerca del fatídico suceso
concuerdan unánimemente que el escritor
cayó desde lo alto de una escalera sobre
un montículo de piedras, lo que le produjo
la fatal rotura de la columna vertebral.[63] ​
[64]

Asimismo, se sabe que la razón por la que


Valdelomar bajó apresuradamente por la
escalera en medio de la oscuridad, fue su
deseo urgente de aplicarse una inyección
de morfina, según los testimonios
recogidos por Luis Alberto Sánchez.[65] ​

El Conde de Lemos
Abraham Valdelomar solía firmar sus
artículos periodísticos con el seudónimo
de El Conde de Lemos.[66] ​Pero ello no era
un escondite, pues todos los lectores
sabían quién estaba detrás de ese
aristocrático seudónimo. Se cree que lo
usó para provocar a la alta clase limeña,
ya que, a pesar de ser él un zambo o
mestizo de modesto origen, no tenía
reparos en presumir de un título nobiliario,
aunque en realidad no lo tuviera. Al mismo
tiempo sería un homenaje a la Lima
antigua, a la Lima de los Virreyes, a la que
Valdelomar evoca en algunas de sus
obras con nostalgia. No faltó algún
despistado que, al no entender ese
simbolismo, se esforzara en querer
demostrar a Valdelomar de que no
descendía del verdadero Conde de Lemos,
que fue Virrey del Perú entre 1667 y 1672.

Miguel Manuel del Priego, en su notable


biografía del escritor, que precisamente se
titula Valdelomar, el conde plebeyo (Lima,
2000), ha explicado con sentida emoción
la verdadera nobleza de Valdelomar:[67] ​

«Procedía Valdelomar
de una familia de clase
media y no tenía título
nobiliario alguno, pero
lo distinguió su nobleza
real, no debida al linaje
sino a los propios
méritos, según la idea
cervantina ‘cada uno es
hijo de sus obras’. Al
margen de las poses y
los desplantes que
gastaba para llamar la
atención, era un hombre
sencillo, bueno y
generoso, identificado
con el pueblo y poseía
auténtica aristocracia
espiritual.»

En cambio, sus enemigos o detractores lo


apodaron Zambo Caucato, aludiendo a su
fisonomía de zambo o de mestizo de
negro, indígena y español (es una
terminología racista que se originó en la
época colonial y que sigue usándose
hasta ahora), y lo de Caucato en alusión a
la más importante hacienda situada entre
Pisco e Ica, ciudad esta última en donde
nació Valdelomar.[68] ​Aunque ya con más
respeto, Valdelomar fue también apodado
por sus amigos como El Joven
Caucato.[69] ​

El Dandy. Presunta
homosexualidad
Sin duda, Valdelomar quiso ser un dandi o
dandy a la manera de Oscar Wilde, el
escritor británico.[70] ​Un dandi es una
persona muy refinada en sus modales y en
su vestir. Pero Valdelomar nunca usó el
seudónimo de El Dandy, ni tampoco fue su
apodo. Esta creencia deriva de un
documental dirigido por Alejandro
Guerrero para la televisión peruana,
titulado «Abraham Valdelomar, el Dandy»
(de la serie «Hombres de Bronce»).

Para ser un dandi había que vestir con


extremada elegancia y buen tono, usar
monóculo, ser despectivo con los
poderosos, rechazar la vulgaridad, ser
levemente sofisticado y equívoco, si no
francamente gay, y sobre todo, admirarse
a sí mismo. Valdelomar terminó su
aprendizaje de dandi en Roma y regresó al
Perú «usando quevedos con cinta bicolor,
guantes, escarpines, camisa de flotante
cuello, cinismo, insolencia y siempre una
irrestañable ternura, esa ternura que le
bañaba como un agua lustral.»[71] ​

Sobre una supuesta homosexualidad de


Valdelomar, Luis Alberto Sánchez creyó
haber encontrado indicios, al investigar
una relación que el escritor tuvo con un tal
Artemio Pacheco, entre 1918 y 1919, así
como el hallazgo de un poema
valdelomariano bastante elocuente,
titulado «Elegía». Alberto Hidalgo describe
también de manera muy sugestiva el
amaneramiento de Valdelomar, sus
cuidados estéticos corporales, su voz de
tiple y su manera ondulante al caminar.[72] ​

Tenemos, sin embargo, más información


de los amores heterosexuales de
Valdelomar, que de su supuesta
homosexualidad. La primera de sus
amadas, Rosa Gamarra Hernández
(hermana de uno de sus compañeros
universitarios), falleció prematuramente a
los 20 años de edad, antes de que el
escritor partiera hacia Italia. A ella le
dedica el poema «In Memoriam» fechado
el 13 de marzo de 1913. Asimismo, en
algunas de sus cartas, Valdelomar
menciona con afecto a una tal Angélica B.
(Badham), lamentándose haber sido muy
cruel con ella, lo que da a entender un
amorío tormentoso. Luego, ya de retorno
al Perú, tuvo un noviazgo con Consuelo
Silva Rodríguez, una mujer de elevada
educación que había estudiado en París.
Pero, a decir de Luis Alberto Sánchez, su
amor por estas damas habrían sido solo
«pasiones intelectuales».[73]
Características de su obra

Posmodernismo

Abraham Valdelomar.

Si bien Valdelomar empieza circunscrito en


el modernismo, tal como se vislumbra en
sus primeros poemas, su elitismo y su
inquietud por abrirse a nuevos temas lo
hacen un modernista terminal o un
postmodernista. Aquí es necesario
precisar que tradicionalmente el
modernismo ha sido dividido en tres
etapas:

Premodernismo
Apogeo o Modernismo propiamente
dicho, y
Postmodernismo.

El Postmodernismo vendría a ser pues la


última fase del Modernismo.

Las características del Postmodernismo


son:

El retorno a la realidad inmediata. Los


escritores postmodernistas renegaron
del exotismo y los temas fantásticos
propios de la literatura modernista.
Buscaron recuperar la emoción por las
cosas humildes y simples de la vida
cotidiana y retornaron, en muchos
casos, a la literatura confidencial e
intimista.
El sencillismo y la depuración de las
formas de la expresión artística. Frente
al refinamiento del lenguaje modernista,
los escritores postmodernistas depuran
el lenguaje poético de los elementos
decorativos y optan por una forma de
expresión cada vez más clara y sencilla.
Sin embargo se conservó por largo
tiempo el gusto por la musicalidad en el
verso y la utilización de imágenes
sensoriales.

Los evidentes rasgos postmodernistas de


los cuentos criollos (como «El caballero
Carmelo») y los poemas familiares de
Valdelomar («Tristitia», «El hermano
ausente de la cena de Pascua»), favorecen
incluir al escritor dentro del
postmodernismo. Aunque hay que señalar
que el movimiento o grupo que lideró,
llamado Colónida, presenta facetas que
tanto lo acercan como lo separan del
modernismo, por la misma razón de la
heterogeneidad de las posiciones
asumidas por sus miembros. Colónida
representa en realidad una etapa de
transición de la literatura peruana donde
convergieron las fuerzas tradicionales y
las de renovación.[74] ​

Cuentos

Dentro de la cuentística valdelomariana,


destacan dos tipos de cuentos: los
cuentos criollos y los cuentos incaicos.[75] ​

Los cuentos criollos reproducen el modo


de vida y la sensibilidad del habitante de la
costa peruana, denominados criollos. El
más celebrado de ellos es El caballero
Carmelo, donde a través de un relato lleno
de ternura nos cuenta una triste historia de
su niñez, en torno a un gallo de pelea, muy
querido por él y sus hermanos. El crítico
Armando Zubizarreta fue el primero en
definirlo como cuento criollo,
considerándolo como el nacimiento de
una literatura verdaderamente nacional.
Otros cuentos notables son Los ojos de
Judas y El vuelo de los cóndores,
verdaderas obras maestras, donde el
autor rememora igualmente episodios de
su vida infantil en Pisco, tanto dentro del
entorno hogareño, como con la presencia
de otros personajes y situaciones.
Algunos críticos destacan su cuento
Hebaristo, el sauce que murió de amor, que
contiene una singular dosis de
humorismo.[76] [77]

Los cuentos incaicos se inspiran en la


historia y las leyendas de los incas. De
ellos, los más reproducidos en las
antologías son El alma de la quena, El
camino hacia el Sol, Los hermanos Ayar y El
alfarero. Están impregnadas de retórica
grandilocuente y de idealización del
pasado prehispánico, al estilo romántico y
modernista.[78]
Novelas cortas

La novela corta fue un género que


Valdelomar cultivó desde su adolescencia,
según su propio testimonio, siendo su
primera obra Yerba santa (aunque
publicada en 1917), que podría
considerarse precursora de su narrativa
criolla, aunque contenga más rasgos del
Romanticismo.[79] ​Otras dos novelas, La
ciudad muerta y La ciudad de los tísicos
(1911), son de estilo modernista
decadente; a decir de Luis Alberto
Sánchez, no son lo más representativo de
su narrativa.[80] [81]
​ ​Valdelomar anunció
también una novela de más alcance,
titulada El extraño caso del señor Huamán,
la cual se acerca al vanguardismo, pero de
ella solo se conservan fragmentos.[82]

Poesía

La poesía valdelomariana, aunque sin


llegar al nivel de su cuentística, fue
también importante para el desarrollo de
la literatura peruana, especialmente por su
aporte al postmodernismo. Si bien
Valdelomar comenzó con fallidos intentos
poéticos bajo el influjo romántico y
modernista, después compuso
destacables poesías que se pueden
circunscribir dentro del simbolismo, y
otras cercanas al vanguardismo (como
«Luna Park» y «Nocturno»). Y finalmente
se consolidó con sus poemas más
elaborados que evocan de manera sencilla
el hogar, la infancia y la aldea, en la misma
línea de sus cuentos criollos, ya
plenamente dentro del postmodernismo.
De esos poemas destacan «Tristitia» y «El
hermano ausente de la cena de
Pascua».[83] ​Esta poesía es de una
sensibilidad lírica extraordinaria que tiene
como máxima expresión la de ser un
vuelco hacia su interioridad, aunque una
interioridad directamente conectada con
la realidad.
Su relación con César Vallejo

Una anécdota cuenta que, cierto día, un


joven poeta trujillano se acercó a
Valdelomar para saludarlo. Y que, una vez
aceptada la reverencia, Valdelomar le dijo:
«Puede usted irse a su tierra diciendo que
tuvo el honor de estrechar la mano de
Abraham Valdelomar». Se ha querido
identificar a ese joven poeta con César
Vallejo (que en realidad era de Santiago de
Chuco), pero no hay ninguna prueba que lo
avale.[84] ​

Lo cierto es que, desde el primer momento


en que se conocieron ambos genios, hubo
siempre una mutua admiración. Y todo
indica que Vallejo recibió influencia de la
poesía valdelomariana, sobre todo en su
poesía inicial condensada en Los Heraldos
Negros, y en especial la sección «Las
canciones del hogar», en que el tema
familiar, asumido con amorosa filiación a
la vez de hijo y hermano, emparenta
estrechamente su poética con la de
Valdelomar.[83] ​

De hecho Vallejo admiraba vivamente a


Valdelomar, que era cuatro años mayor
que él, al punto de que lo entrevistó
cuando llegó a Lima e incluso le pidió que
prologara Los Heraldos Negros, a lo que
Valdelomar accedió, pero
desgraciadamente no pudo cumplir.[85] ​No
obstante, fue a través de la prensa que
Valdelomar aplaudió la obra de Vallejo y
profetizó su grandeza con estas
palabras:[86] ​

Hermano en el dolor y
en la Belleza, hermano
en Dios. Hay en tu
espíritu la chispa divina
de los elegidos. Eres un
gran artista, un hombre
sincero y bueno, un niño
lleno de dolor, de
tristeza, de sombra y de
esperanza... Tu espíritu,
donde anida la chispa
de Dios será inmortal,
procura dar otras obras
y vivirá radiante en la
gloria, por los siglos de
los siglos. Amén.
«La génesis de un gran
poeta». Revista
Sudamérica, Lima, año
I, número 11, 2 de
marzo de 1918

Producción literaria

Novelas cortas

1911 — La ciudad muerta


1911 — La ciudad de los tísicos
1917 — Yerba Santa

Cuentos

Valdelomar reunió sus cuentos criollos en


un proyecto de libro titulado La aldea
encantada (1914), el cual no llegó a
publicarse. [87] ​Luego dichos cuentos
formaron parte de su libro antológico El
caballero Carmelo (Lima, 1918).[88] ​Un
segundo libro suyo de cuentos, Los hijos
del Sol, inspirado en el pasado incaico, fue
publicado después de su muerte (Lima,
1921).[78]

Todos los cuentos reunidos en dichos


libros, sumados a otros recopilados de
periódicos y revistas, se pueden organizar,
siguiendo las denominaciones dadas por
el mismo autor, de la siguiente manera:
Cuentos criollos: Cuentos
El caballero humorísticos:
Carmelo La tragedia
(primer en una
premio del redoma
concurso La historia de
literario del una vida
diario "La documentada
Nación" de y trunca
Lima
La ciudad
(1913)).
sentimental.
Los ojos de Un cuento, un
Judas perro y un
El vuelo de salto
los cóndores
El buque Breve historia
negro veraz de un
Yerba santa pericote

La paraca Mi amigo
tenía frío y yo
Hebaristo, el
tenía un
sauce que
abrigo
murió de
cáscara de
amor
nuez
Cuentos
Almas
exóticos:
prestadas.
El palacio de
Heliodoro, el
hielo
reloj, mi
La virgen de
nuevo amigo.
cera
Cuentos incaicos:
Cuento Los
cinematográfico: hermanos
El beso de Ayar
Evans El alma de la
Cuentos yanquis: quena
El círculo de
El alfarero
la muerte
(Sañu-
(cuya
Camayok)
primera
El pastor y el
versión se
rebaño de
titulaba El
nieve
suicidio de
Los ojos de
Richard
los reyes,
Tennyson)
cuya primera
versión se
Tres senas, titulaba
dos ases Chaymanta
Cuentos chinos: Huayñuy
Las vísceras (Más allá de
del superior la muerte).
o sea La Chaymanta
historia de la Huayñuy,
poca cuya primera
vergüenza versión se
El hediondo titulaba El
pozo hombre
siniestro o maldito
sea La El cantor
historia del errante
Gran
Consejo de El camino
Siké" hacia el Sol
El peligro Cuentos
sentimental fantásticos:
o La causa El hipocampo
de la ruina de oro
de Siké Finis
Los Chin-Fu- desolatrix
Ton o sea La veritae
historia de
los
hambrientos
desalmados
Whong-Fau-
Sang o sea
La torva
enfermedad
tenebrosa

Poesía

La poesía valdelomariana, dispersa en


diarios y revistas, ha sido recogida en
recopilaciones hechas después del
fallecimiento del autor. En vida, este
publicó diez de sus composiciones
poéticas en el libro antológico Las voces
múltiples (Lima, 1916).[89]

A continuación, una lista de sus


composiciones poéticas en orden
cronológico:
1909 — Ha vivido 1916 —
mi alma... Crepúsculo
1909 — Los 1916 — Tristitia
pensadores 1916 — Fugaz
vencidos…
1916 — Confiteor
1910 — La
¿1916? — Abre el
ofrenda de
pozo…
Odhar…
1916 — La casa
1910 — Los
familiar
violines húngaros
1916 — Ritornello
1910 — La tribu
¿1916? —
de Korsabad
Cobardía
1910 — Brindis
¿1916? — En la
Quinta del virrey
1910 — La gran Amat
hora ¿1916? —
1910 — Las ¡Vosotros sois
últimas tardes felices!...
1911 — La torre 1916 — [Tu
de marfil cuerpo en once
1911 — Tríptico: módulos…]
La evocación 1916 — Loa
de las máxima a Andrés
abuelas Dalmau
Evocación de 1916 — A Tórtola
la ciudad Valencia (en
muerta colaboración con
Evocación de José Carlos
las granadas
¿1913? — Íntima Mariátegui y
1913 — In Alberto Hidalgo)
memoriam (a 1917 — Epistolae
Rosa Gamarra Liricae ad electum
Hernández) poetam juvenem
¿1913? — Diario 1917 — Ofertorio
íntimo 1917 — La ciudad
1913 — La viajera de los tísicos
desconocida 1917 — Ofrenda
1913 — El 1918 — L’enfant
hermano ausente
1918 — Yo,
en la cena de
pecador
pascua
¿1918? — Con
¿1913? — El
inseguro paso
conjuro
1913 — Luna Park 1918 — Ángelus
¿1914? — 1918 — Angustia
Corazón… 1918 — [Mientras
1914 — tanto, caminemos
Desolatrix (La por la escapada
cruz abre sus senda…]
brazos sobre el 1918 — [Vengo
pecho del hacia ti…]
muerto…)
1918 — La danza
¿1915? — El árbol de las horas
del cementerio
1919 — Blanca la
1915 — De novia
regreso
¿1919? — Vamos
1915 — El al campo…
Ministro de
Gobernación 1919 — En mi
1915 — dolor pusistéis
Liquidación 1919 — Elegía
nacional
1915 — El de
Huaraz
1915 —
Desolatrix (Un
álbum… Una
dama que entre
los folios tersos…)
1916 — Nocturno
¿1916? —
Optimismo
Prosa poética

1918 — Tríptico heroico:


Oración a la bandera
Invocación a la patria
Oración a San Martín

Teatro

1911 — El vuelo (drama en dos actos


inspirado en el vuelo fatídico de Carlos
Tenaud, pionero de la aviación peruana.
Se conservan solo fragmentos).
1916 — La mariscala (drama en verso, en
6 jornadas, escrita en colaboración con
José Carlos Mariátegui)
1917 — Verdolaga (tragedia pastoril en 3
actos de la que solo se conservan
fragmentos)
¿? — Palabras (tragedia modernista y
alegórica en 1 acto)

Ensayos

1915 — La psicología de las tortugas


1916 — Ensayo sobre la caricatura
1916 — El estómago de la Ciudad de los
Reyes
1916 — Psicología del cerdo agonizante
1917 — Literatura de manicomio
1917 — Valores fundamentales de la
danza. Primer Premio del Ateneo de
Lima — Concurso del Círculo de
Periodistas, 1917.
1917 — Ensayo sobre la psicología del
gallinazo. Primer Premio, Presidente de
la República — Concurso del Círculo de
Periodistas, 1917.
1918 — Belmonte, el trágico. Ensayo de
una estética futura a través del arte
nuevo (libro de ensayos).

Crónicas y reportajes

1910 — Hacia el trono del sol


1910 — Con la argelina al viento (Medalla
de la Municipalidad de Lima, 1911).
1913 — Crónicas de Roma
1915 — Reportaje al Señor de los
Milagros

Narraciones y crónicas históricas

1917 — El sueño de San Martín


1918 — Los amores de Pizarro

Biografía

1915 — La mariscala (biografía de


Francisca Zubiaga de Gamarra)

A todas ellas habría que agregar otras


obras que Valdelomar anunció publicar
pero que no salieron a la luz o quedaron
inconclusas:
Neuronas, un libro de aforismos
filosóficos, del cual solo se ha
rescatado una parte.
Decoraciones de ánfora, libro de
crónicas.
Fuegos fatuos, libro de ensayos de
humor.
El extraño caso del señor Huamán,
novela corta o cuento largo, inconclusa.

Ediciones de obras completas

Obras. Textos y dibujos. Compilación a


cargo de Willy Pinto Gamboa. Prólogo
de Luis Alberto Sánchez. Bibliografía de
Luis Fabio Xamar y Willy Pinto Gamboa.
A modo de Apéndice, contiene el
Epistolario de Valdelomar, reunido y
anotado por Ricardo Silva-Santisteban.
Lima, Editorial Pizarro, 1979; 913 pp.[90] ​
Valdelomar / Obras. Tomos I y II. Edición
y prólogo de Luis Alberto Sánchez. Lima,
Ediciones Edubanco, 1988; 795 pp.
Abraham Valdelomar. Obras Completas.
Tomos I, II, III y IV. Edición, prólogo,
cronología y notas de Ricardo Silva-
Santisteban. Lima, Ediciones Copé-
Petroperú, 2001; 2648 pp.[91] ​

Véase también
Literatura peruana
Ica
Movimiento Colónida
Literatura española del Modernismo

Notas
1. Tristitia, el título del poema
emblemático de Valdelomar es una
palabra latina que significa «tristeza» y
se pronuncia tristizia. Sin embargo,
entre los escolares peruanos se ha
difundido su pronunciación
castellanizada.

Referencias
1. Miguel de Priego, 2000, p. 26 Esta
fecha de nacimiento del 27 de abril
fue sostenida siempre por el propio
Abraham, así como por sus familiares
y amigos; sin embargo, los datos
consignados en su partida de
bautismo, conservada en la parroquia
de San Jerónimo de Ica, dan a
entender que el día de su nacimiento
fue el 15 de abril, lo cual se trataría de
un error del registrador (Libro de
bautismos N.º 41, folio N.º 77)..
2. Basadre, 2005, pp. 248-253.
3. Tauro del Pino, Alberto (2001).
«VALDELOMAR, Abraham».
Enciclopedia Ilustrada del Perú 17 (3.ª
edición). Lima: PEISA. pp. 2676-2677.
ISBN 9972-40-149-9.
4. Teodori de la Puente, Julio (2000).
«VALDELOMAR PINTO, Abraham». En
Lexus Editores, ed. Grandes
Forjadores del Perú (1.ª edición).
Lima: Lexus. pp. 413-414. ISBN 9972-
625-50-8.
5. González Vigil, 1987, p. 49.
6. Miguel de Priego, 2000, p. 26.
7. Panduro Astorga,, César (13 de
noviembre de 2011). «La casa de
Abraham». El Dominical de El
Comercio (Lima): 12.
8. Miguel de Priego, 2000, pp. 27-30.
9. Miguel de Priego, 2000, p. 37.
10. Miguel de Priego, 2000, p. 40.
11. Miguel de Priego, 2000, p. 61.
12. Sánchez, 1987, p. 35.
13. Miguel de Priego, 2000, p. 65.
14. Miguel de Priego, 2000, pp. 69-71.
15. Miguel de Priego, 2000, pp. 78-84.
16. Miguel de Priego, 2000, p. 91.
17. Miguel de Priego, 2000, p. 117.
18. Miguel de Priego, 2000, p. 134.
19. Miguel de Priego, 2000, pp. 139-141.
20. Miguel de Priego, 2000, p. 167.
21. Miguel de Priego, 2000, pp. 174-175.
22. Miguel de Priego, 2000, pp. 181-183.
23. Sánchez, 1987, pp. 48-51.
24. Sánchez, 1987, p. 84.
25. Basadre, 2005, p. 248.
26. Miguel de Priego, 2000, p. 183.
27. Miguel de Priego, 2000, p. 191.
28. Miguel de Priego, 2000, p. 214.
29. Miguel de Priego, 2000, pp. 209; 214.
30. Miguel de Priego, 2000, pp. 215.
31. Miguel de Priego, 2000, p. 223.
32. Miguel de Priego, 2000, p. 226.
33. Sánchez, 1987, p. 158.
34. Sánchez, 1987, p. 192.
35. Miguel de Priego, 2000, p. 234.
36. Miguel de Priego, 2000, pp. 279-280.
37. Sánchez, 1987, p. 176.
38. Sánchez, 1987, p. 233.
39. Miguel de Priego, 2000, pp. 234-235.
40. Miguel de Priego, 2000, p. 280.
41. Miguel de Priego, 2000, p. 281.
42. Sánchez, 1987, p. 216.
43. Sánchez, 1987, p. 237.
44. Miguel de Priego, 2000, pp. 251-254.
45. Miguel de Priego, 2000, pp. 272-274.
46. Miguel de Priego, 2000, p. 306.
47. Miguel de Priego, 2000, p. 319.
48. Miguel de Priego, 2000, p. 336.
49. Sánchez, 1987, pp. 285-292.
50. Miguel de Priego, 2000, pp. 351-352.
51. Sánchez, 1987, pp. 293-295.
52. Miguel de Priego, 2000, pp. 360-363.
53. Sosa Vivanco, Walter (16 de
septiembre de 2016). «César Vallejo
entrevista a Abraham Valdelomar, El
Conde de Lemos» (http://www.cronica
viva.com.pe/cesar-vallejo-entrevista-a-
abraham-valdelomar-el-conde-de-lemo
s/) . Lima: Crónica Viva. Consultado el
10 de abril de 2018.
54. Miguel de Priego, 2000, p. 365.
55. Miguel de Priego, 2000, pp. 366-398.
56. Miguel de Priego, 2000, pp. 399-401.
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58. Miguel de Priego, 2000, p. 427.
59. Miguel de Priego, 2000, pp. 434-435.
60. Sánchez, 1987, pp. 408-430.
61. Sánchez, 1987, pp. 424-427.
62. Hidalgo, 1920, pp. 65-66.
63. Sánchez, 1987, p. 413.
64. Miguel de Priego, 2000, pp. 440-441.
65. Sánchez, 1987, p. 412.
66. Sánchez, 1987, pp. 171; 233.
67. Miguel de Priego, 2000, pp. 11-12
[Introducción].
68. Sánchez, 1987, p. 15.
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70. Sánchez, 1987, p. 80.
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72. González Vigil, 1987, pp. 35-36.
73. González Vigil, 1987, pp. 34-35.
74. Cornejo Polar, 1980, pp. 87-88.
75. González Vigil, 1987, pp. 49-51.
76. González Vigil, 1987, pp. 50-51.
77. Basadre, 2005, p. 247.
78. González Vigil, 1987, p. 50.
79. González Vigil, 1987, p. 156.
80. Sánchez, 1987, pp. 74-76.
81. González Vigil, 1987, pp. 52-53.
82. González Vigil, 1987, p. 52.
83. González Vigil, 1987, p. 53.
84. Basadre, 2005, p. 251.
85. Miguel de Priego, 2000, pp. 360-361.
86. Sánchez, 1987, pp. 292-293.
87. González Vigil, 1987, p. 14.
88. González Vigil, 1987, p. 32.
89. González Vigil, 1987, p. 29.
90. González Vigil, 1987, p. 61.
91. «Obras completas - Tomo I, Abraham
Valdelomar - Gestión Cultural
PETROPERÚ» (https://cultura.petroper
u.com.pe/biblioteca-virtual/obras-com
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cultura.petroperu.com.pe. Lima.
Consultado el 23 de marzo de 2023.

Bibliografía consultada
Basadre, Jorge (2005). Historia de la
República del Perú 8.º periodo: El
comienzo de la irrupción de las masas
organizadas en la política (1930-1933)
(https://books.google.com/books/abou
t/Historia_de_la_Rep%C3%BAblica_del_
Per%C3%BA_1822.html?id=cAM7AQAAI
AAJ) 16 (9.ª edición). Lima: Empresa
Editora El Comercio S. A. ISBN 9972-
205-78-9.
Cornejo Polar, Antonio (1980). Historia
de la Literatura del Perú Republicano.
Tomo 8 de la Historia del Perú. Lima:
Editorial Juan Mejía Baca.
González Vigil, Ricardo (1987). Cayo
Córdova, Percy, ed. Abraham
Valdelomar. Colección: Los que hicieron
el Perú N.º 30. Lima: Empresa
Periodística Visión Peruana S.A.
Hidalgo, Alberto (1920). Muertos,
heridos y contusos (3.ª edición). Buenos
Aires: Imprenta Mercatali.
Miguel de Priego, Manuel (2000).
Valdelomar, el conde plebeyo. Biografía
(1.ª edición). Lima: Fondo editorial del
Congreso del Perú. ISBN 9972-755-27-2
|isbn= incorrecto (ayuda).
Sánchez, Luis Alberto (1987).
Valdelomar o la belle époque (3.ª
edición). Lima: INPROPESA.
Tamayo Vargas, Augusto (1969).
Abraham Valdelomar, vida y obra.
Bibliografía. Antología (3.ª edición).
Nueva York: Columbia University.

Bibliografía complementaria
Fernández Cozman, Camilo: La soledad
de la página en blanco: ensayos sobre
lírica peruana contemporánea. Lima,
Fondo Editorial de la Facultad de Letras
y Ciencias Humanas de la UNMSM,
2005.
Lino Salvador, Luis Eduardo: El ritmo y la
modernización de la lírica peruana: los
casos de González Prada, Eguren y
Valdelomar. Lima, Fondo Editorial de la
Universidad San Ignacio de Loyola,
2013.
Zubizarreta, Armando: Perfil y entraña de
"El Caballero Carmelo" (El arte del Cuento
Criollo). Lima, Editorial Universo, 1968.
Valdelomar por él mismo (cartas,
entrevistas, testimonios y documentos
biográficos e iconográficos). Edición,
prólogo, cronología y notas de Ricardo
Silva-Santisteban. Fondo Editorial del
Congreso del Perú, 2000. En dos tomos.
ISBN 9972-755-22-1 ISBN 9972-755-23-
1

Enlaces externos
Wikisource en español contiene obras
originales de Abraham Valdelomar.
Wikimedia Commons alberga una
categoría multimedia sobre Abraham
Valdelomar.
Todos los Cuentos de Abraham
Valdelomar (https://web.archive.org/we
b/20090802171615/http://www.scribd.c
om/doc/17231551/Abraham-Valdeloma
r-Cuentos-Completos)
Obra poética completa de Abraham
Valdelomar (https://www.scribd.com/do
c/18105100/Abraham-Valdelomar-Obra-
Poetica-Completa)

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title=Abraham_Valdelomar&oldid=153269825»

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