Ruben Tapia - Ese Juego No Se Juega

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«Ese “juego” no se juega»

GENERACIÓN POR LA VIDA


«Con educación salvamos vidas y cambiamos corazones»

Presenta

ESE “JUEGO” NO SE JUEGA


«No fue tu culpa»

Rubén Tapia
Ingeniero por la vida

www.generacionporlavida.org
1
«Ese “juego” no se juega»

Primera edición, junio 2022

Diseño de Portada: Vanessa de Jesús Ortiz Sandoval, Rubén Gerardo Tapia


Reynaga
Diseño de Contenido: Rubén Gerardo Tapia Reynaga
Derechos reservados ante el Instituto Nacional de Derechos de autor. No. de
folio 03-2022-042611483300-14
ISBN: 978-607-29-3537-2
D.R. © Ediciones Generación por la Vida
www.generacionporlavida.org

Versión tamaño carta, la cual es diferente a nuestra


edición impresa que es media carta. Esta obra se puede
compartir e imprimir sin límites. Se prohíbe su uso para
fines comerciales, ya que nuestro único objetivo es
proteger a nuestros niños en contra del abuso.

«Cuando me di cuenta que la


felicidad también es para mí,
empecé a darme cuenta que la culpa
no era mía y que no iba a permitir
que nadie nublara mi futuro»
(testimonio anónimo)

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«Ese “juego” no se juega»

INTRODUCCIÓN

Por fin llegó el final de clases y ahora todos los niños de 4to año de la primaria
del Instituto Libertad de México, así como de la escuela «Freedom Elementary
School» de Estados Unidos, estaban muy contentos de ir al campamento de
verano que se organizaba cada año en las cabañas ubicadas a orillas de un
maravilloso lago que estaba en el Estado de México.

Lugar místico donde había abundantes pinos, así como animales silvestres los
cuales vivían en paz con los habitantes de la zona.

Para esto, los niños de ambas escuelas viajaban acompañados de maestros y


padres de familia, que iban de voluntarios a realizar las dinámicas, así como
para proteger a los niños. El plan era pasar 2 semanas completas en este lugar
maravilloso.

Para organizarse, todos los alumnos se dividían en 4 equipos, elegidos al azar


de acuerdo con su sexo. Es decir, las mujeres se dividían en los equipos rosa y
amarillo, mientras que los hombres se separaban en los equipos azul y
naranja.

El objetivo era que tanto los niños de Estados Unidos aprendieran mejor
español, así como los de México aprendieran inglés, buscando fortalecer lazos
de amistad entre ambos países, así compartir la cultura que cada uno traía.

Los primeros en llegar al lugar fueron los de México, ya que se encontraban


cerca de la zona, caso contrario de los niños de Estados Unidos quienes tenían
que viajar en avión debido a que se encontraban bastante alejados del lugar.

Sin embargo, todo estaba organizado para que llegaran el mismo día, así que
tal cual estaba el plan los niños mexicanos llegaron a medio día, alrededor de
las 12pm, mientras que los niños estadounidenses llegaron por la tarde cerca
de las 4pm.

Una vez que entró el autobús donde venían los extranjeros, el encargado del
evento: el director Omar, les pidió a todos que entraran al salón principal,
debido a que era donde les iban a dar la bienvenida.

Al llegar al lugar vieron que había unas mesas llenas de comida de ambos
países. Todo se veía delicioso, incluso había dulces y otros postres, pero la

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«Ese “juego” no se juega»

indicación fue que antes de empezar a comer todos se sentaran en las bancas
de la sala para explicar las dinámicas.

Como el plan era que todos convivieran, se eligió al azar como iban a estar los
equipos los cuales quedaron de la siguiente manera:

Equipo Azul Equipo Rosa Equipo Naranja Equipo Amarillo


Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Esteban (Mex) Rachel (EUA) José (Mex) Nicky (EUA)
Luis (EUA) Irene (Mex) Juan (Mex) Christina (Mex)
Jorge (Mex) María (Mex) Michael (EUA) Karla (Mex)
Mario (EUA) Maricruz (Mex) Brian (EUA) Mirna (Mex)
Juan (Mex) Ester (EUA) Luis (Mex) Britany (EUA)
Nick (EUA) Vianey (Mex) Francisco (Mex) Beyonce (EUA)
Manuel (Mex) Melanie (EUA) Guillermo (Mex) Mariah (EUA)
Victor (Mex) Jessica (EUA) Howie (EUA) Paulina (Mex)
Alfred (EUA) Gloria (Mex) Christopher (EUA) Kelly (EUA)
John (EUA) Lindsay (EUA) Paul (EUA) Victoria (Mex)

Por otra parte, se hicieron equipos de limpieza, así como grupos para apoyar a
la realización de los juegos deportivos.

Como todos eran de la misma edad, es decir, se encontraban alrededor de los


9 años, se sintieron muy identificados unos con otros, así que después de
formarse los equipos, empezaron a comer todos los deliciosos platillos que
habían sido preparados para ellos.

Los maestros y padres de familia que estaban en el lugar se mostraban muy


felices de ver a los niños muy contentos, porque creían tener la seguridad que
las próximas dos semanas iban a ser una experiencia para los niños
inolvidable.

Y vaya que así fue, por eso te invito a que nos acompañes en esta historia,
donde algunos de estos niños pasaron por situaciones muy difíciles y que a lo
mejor otros amigos que tú conoces podrían estar viviendo, incluso te podría
pasar a ti mismo.

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«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 1
Ingresando al
campamento
Una vez que todos comieron hasta
saciarse, entre ellos mismos limpiaron
la sala donde fue la bienvenida para
después ir a los dormitorios. Cada
equipo contaba con una cabaña en la
que había literas para que todos
pudieran descansar muy
cómodamente.

Al principio varios se sentían un poco


raros, puesto que cada cabaña contaba
con dos habitaciones donde había
cinco camas y a la vez dos baños, lo
cual los sacaba de la privacidad a la que
estaban acostumbrados cuando
estaban en sus casas. Sin embargo,
todos se veían tan accesibles que inmediatamente se adaptaron.

Salvo una pequeña sala de tv que tenía la cabaña, no había otro lugar donde
reunirse debido a que las cabañas eran muy pequeñas y después de cierta
hora, sobre todo cuando empezara a oscurecerse, no estaba permitido andar
afuera para evitar algún riesgo.

Una vez que se acomodaron, después de bañarse se fueron a dormir, debido a


que mañana iban a empezar las competencias donde el equipo que ganara al
final del campamento iba a obtener varios premios.

Al día siguiente, siendo las 8 am sonó la campana, ya que el desayuno se servía


a las 9am. Una vez que todos iban ingresando al lugar, se sentía un ambiente
de mucha armonía.

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«Ese “juego” no se juega»

Salvo algunos que estaban cansados por el viaje, los demás mostraban tener
mucha energía. Estar en contacto con la naturaleza era una experiencia
incomparable, principalmente porque la mayoría vivía en grandes ciudades
donde era muy difícil poder ver tantos árboles y respirar ese aire fresco en el
que se refleja la obra del Creador.

Siendo ya las 10 am, una vez que se terminó el desayuno y la limpieza, sonó
nuevamente la campana porque iban a iniciar los juegos deportivos. Para
entonces, el profesor Sebastián- quien era el maestro de educación física- ya
tenía los roles del campeonato donde iba a haber juegos de futbol, básquetbol,
voleibol y carreras con sacos.

El plan era que durante las dos semanas hubiera diferentes juegos donde los
equipos que iban ganando obtendrían puntos. Obviamente, por respeto a los
niños y a las niñas, nunca los mezclaron ya que las capacidades físicas de
ambos son diferentes, y querían evitar que algún niño lastimara a alguna
mujer o viceversa.

Después de terminar la primera ronda, todos se veían cansados, puesto que


había sido un día muy largo. Así que antes de cenar, cada uno de ellos fue a
darse un baño para prepararse para comer.

La amistad que estaba surgiendo entre todos era muy buena. Tanto que ya se
empezaba a notar los pequeños grupos donde había compañeros con intereses
afines. Algunos estaban más identificados por el deporte, otro por las artes,
otros por la música o incluso a otros simplemente les gustaba platicar de
caricaturas o películas.

Estando en la fogata, Manuel se dio cuenta que Mario siempre estaba como
apartado. Como que no le gustaba mucho platicar y buscando ayudarlo a
formar parte del equipo, le dijo: «Hola Mario, ¿Cómo estás?», a lo que Mario
simplemente movió la cabeza diciendo que bien.

Parecía como si Mario estuviera en la luna desconectado del lugar. Manuel


notaba algo raro en la mirada de Mario porque estaba como ido. Incluso
durante los juegos deportivos no mostraba interés en involucrarse,
quedándose en la banca la mayor parte del tiempo.

Como Manuel era muy platicador le dijo: «Oye, me gusta tu camiseta ¿Dónde
la compraste?». Realmente a Manuel ni le importaba la camiseta, solamente

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«Ese “juego” no se juega»

quería que Mario no estuviera tan solo. En eso Mario volteó y con una sonrisa
le dijo que se la había regalo su abuelo en Estados Unidos. También le
comentó que a él le gustaba mucho dibujar y que en su casa tenía varios
dibujos que había hecho de extraterrestres.

«Órale que bien, a mi mí abuelo nunca me regala nada», le respondió Manuel.


A Mario se le hizo muy chistosa la respuesta que Manuel le dio, así que se
soltó riéndose.

Mario le contó a Manuel que él y sus padres vivían en casa de los abuelos
cuando perdieron su hogar por problemas económicos. Como la casa era muy
grande y también les quedaba más cerca el lugar donde ambos trabajaban, se
mudaron con él. Además, su abuelo vivía solo, porque él se había separado de
su abuela hace mucho tiempo.

En eso sonó nuevamente la campana, porque era hora de irse a dormir. Una
vez que entraron a la misma cabaña, debido a que eran del mismo equipo
azul, se despidieron deseándose buenas noches.

Al día siguiente -siendo nuevamente las 7am- sonó la campana. Esta vez ya
todos se sentían más cansados, tanto que en la cabaña del equipo azul nadie
hacia ruido, mostrando que no se habían levantado.

Para asegurarse que ninguno se quedara dormido, el director Omar fue a cada
cabaña donde estaban los niños a tocar la puerta y decirles que ya era hora de
levantarse. Lo mismo hizo la maestra Raquel con las niñas. Por cierto, Raquel
era una mujer muy simpática que en su instituto era la maestra de música.

Esta maestra se estaba ganando el cariño de casi todos de los niños, porque a
la mayoría de ellos les gustaba la música. Ella los estaba enseñando a
vocalizar, así todos los interesados podrían soñar que algún día serían las
próximas estrellas del pop y del rock.

Después de escuchar a ambos maestros decirles que se apuraran, con toda la


flojera del mundo se levantaron. Cuando Mario iba saliendo del baño Manuel
le dijo: «Hola, buenos días, ¿Cómo amaneciste?». Mario respondió que se
sentía un poco cansado y con dolor de cabeza, probablemente era por el viaje,
pero que seguro al rato se le quitaba.

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«Ese “juego” no se juega»

Como tenían el tiempo encima ya no dijeron nada y continuaron arreglándose


para el desayuno. Les habían dicho que el último equipo en llegar al comedor
lavaría los platos.

En ese día fueron las niñas del equipo rosa quienes lavaron los platos, porque
Inés (una niña muy sensible que no se veía muy simpática con todo mundo)
se había quedado dormida ocasionando que las demás pagaran el precio de su
retraso.

Horas más tarde, por fin se había terminado la primera ronda de deportes.
Marcos -quien era el psicólogo del campamento- les dijo a todos que iba a
haber un curso para dibujar, debido a que él era un excelente dibujante.

Manuel sabía que a Mario le gustaba dibujar, por ello fue a invitarlo a
inscribirse, ya que además de convivir también le podía ayudar a mejorar sus
técnicas de dibujo. Mario inmediatamente dijo que sí. Ambos se apuntaron en
la lista, para momentos más tardes empezar con las clases de dibujo.

Para Marcos el dibujo era como un desconectarse del mundo. Era su pasión
desde niño; así que ver a esos niños aprendiendo sus técnicas y ayudándoles a
despertar su creatividad, era algo que lo llenaba mucho y lo hacía sentir muy
útil. Incluso, siempre decía que para él trabajar en una escuela para niños era
como una aventura porque reconocía el valor incalculable de cada niño.

Siendo cerca de las 12:00pm Marcos les dijo a todos que ya había terminado la
sesión. Era tiempo de ir a descansar un poco y estar a tiempo a la 1pm en el
comedor, evitando así llegar tarde y los pusieran a lavar platos.

Como Manuel y Mario no estaban cansados, se quedaron platicando en el


patio del campamento, el cual era muy grande y estaba rodeado con un cerco
muy alto. Esto para proteger a los visitantes, tanto de animales, así como de
personas malas que quisieran meterse para causar algún daño.

Mario para entonces ya sentía más confianza con Manuel y le contaba más
cosas de su familia. A Manuel se le hacía muy extraño escuchar a Mario hablar
tanto de su abuelo.

Al principio pensaba que era sólo una persona importante, pero cuando le
comentó que muchas veces él se quedaba dormido en brazos de él ya era

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«Ese “juego” no se juega»

como muy extraño. Y no porque sea algo malo, pero Manuel no estaba
acostumbrado a dormir cerca de algún adulto que no fueran sus padres.

En eso, Mario le platicó que su abuelo y él tenían muchos juegos, pero que
estos eran secretos y nadie debería de conocerlos o saber de ellos. Por
curiosidad, Manuel le preguntó a Mario por qué eran secretos. Al principio
Mario no quería decir nada, pero la insistencia de Manuel era tanta. Mario
bajó la mirada y le contó a su amigo que una vez jugaron al dominó, el castigo
para quien perdía era desnudarse enfrente del otro

Escuchar eso para Manuel fue como si le cayera un balde de agua helada.
Pensaba que no había entendido bien lo que acababa de escuchar. Así que le
pregunto nuevamente: «¿Cómo dijiste?».

En ese momento, Mario no consideraba como algo grave lo que estaba


pasando en su casa. Para él, eso era sólo un juego que se jugaba y ya, pero que
no se debía contar porque era el juego entre él y su abuelo. Lo que le
preocupaba era romper el secreto y pacto que tenía con su abuelo.

De repente Mario reacciono y le dijo: «Nada, mejor hablemos de otra cosa,


porque nadie debe saber cómo juego con mi abuelo». Manuel le contó que él
también jugaba con sus primos y tíos pero que nunca se quitaban la ropa.
Entonces Mario queriendo compartir su juego, porque era muy inocente para
entender la gravedad del abuso que estaba sufriendo, le conto que a él no le
gustaba perder porque se tenía que desnudar delante de su abuelo, pero dice
que una vez su abuelo perdió y se tuvo que quitar la ropa delante de él.

Entonces Mario reflexionó y sintió algo extraño en su corazón que bien a bien,
no supo que era, pero aun así quiso compartir más detalles con Manuel
diciéndole: «A mí no me gusta perder, porque me tengo que desnudar delante
de mi abuelo. Pero una vez que mi abuelo perdió, fue él quien se tuvo que
quitar su ropa enfrente de mí». Mario era muy inocente para entender la
gravedad del abuso que estaba sufriendo, y el mismo no entendía por qué eso
lo hacía sentir emociones encontradas.

La primera vez que vio a su abuelo sin ropa, quedó bien impresionado porque
su cuerpo era muy diferente. Este le dijo que no se asustara, pues un día su
cuerpo iba a cambiar y sus genitales iban a estar más grandes

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«Ese “juego” no se juega»

Y como todo era un simple juego, su abuelo le pidió que lo tocara y


comprobara que era normal lo que estaba viendo. De hecho, también le confió
a Manuel:

«Él también toca todo mi cuerpo…y al final del juego los dos nos damos un
fuerte abrazo y nos decimos que nos queremos mucho».

Manuel estaba impresionado de lo que estaba escuchando. En eso tenía ganas


de decírselo a algún adulto porque aun cuando Mario se lo conto de una
manera tan tranquila dentro de él sabía que eso no estaba bien.

Como Mario notó que Manuel se estaba quedando callado, así como su cara
tenía facciones muy extrañas, se sintió incómodo y le dijo que se iba a ir a
descansar un poco, pero una vez más lo hizo refrendar su pacto de silencio.
Manuel no tuvo otra opción más que decirle que no se preocupara.

En eso, a Manuel le entró una sensación indescriptible en su cuerpo. Sentía


como si él estaba cargando por dentro una situación muy complicada. Manuel
sabía que eso no era un simple juego, pero no tenía las palabras ni los
conocimientos para digerir esto que acababa de escuchar.

Esa misma noche, Mario notó que Manuel estaba muy serio con él así que
decidió mantenerse un poco distante y así sucedió los siguientes dos días.

En eso el profesor Sebastián se dio cuenta que ya Mario y Manuel no se


hablaban. Se le hizo muy raro porque días antes se veían muy amigos, tanto
en las clases de dibujo, así como en los deportes, pero sobre todo en los ratos
libres donde era común verlos platicando.

Ese cambio en el comportamiento era muy evidente porque Mario era de esos
niños que le costaba mucho relacionarse con los demás, y viendo que él tenía
un amigo como Manuel, pues a Sebastián se le hizo muy extraño.

Además, porque el maestro Sebastián también se daba cuenta que Manuel ya


no era el mismo niño simpático que había llegado al campamento, así que
estando Manuel sentado en una de las bancas del patio del campamento el
profesor Sebastián se acercó y le dijo:

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«Ese “juego” no se juega»

«Hola Manuelito, ¿Cómo estás?», a lo que él le respondió que bien. Su actitud


no se veía como que anduviera contento por esta experiencia del
campamento.

Sin embargo, Sebastián queriendo ganarse la confianza de Manuel le


preguntó: «¿Te pasa algo?». Manuel insistía que no, que todo estaba bien.
Como Sebastián no le creía eso, una vez más le dijo: «Mira Manuelito, todos
tenemos problemas o situaciones que nos incomodan o afectan. Si te pasa algo
quiero que sepas que puedes confiar en mí, y lo que me platiques se va a
quedar entre nosotros».

Como ya no quiso insistir más, solo le extendió la mano para saludarlo.


Manuel quería decirle a Sebastián lo que había escuchado, pero la promesa
que había hecho se lo prohibía.

Así que sin decir nada sólo Manuel le dijo gracias y se levantó de la banca.
Sebastián no vio nada sospechoso, simplemente pensó que a lo mejor estaba
extrañando a su familia y amigos, así que se levantó de la banca y se fue a
buscar unas cosas a su habitación, porque pronto iniciaría la siguiente ronda
de juegos.

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«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 2
Me lo contó
Mario
«La víctima no tiene nada
de qué avergonzarse. Pero
ser víctima de por vida no
es ganancia, sino que hay
que esforzarse para pasar
del sufrimiento a la
felicidad.»

Al día siguiente, siendo alrededor de


las 3pm, estando Sebastián
escuchando música debajo de un
árbol del patio del campamento, se
acercó Manuel y le dijo: «Profe
¿Puedo hablar con usted?»

Sebastián inmediatamente se quitó los audífonos y le respondió que por


supuesto que sí. Manuel le dijo que le quería hablar de algo, pero primero le
preguntó si podía confiar en él y no contaría a nadie. Rápidamente Sebastián
le dijo que sí, que no se preocupara, se sintiera tranquilo pues él iba a guardar
discreción y no se iba a saber.

Entonces, a como pudo (porque esto era muy difícil de explicar para Manuel)
le comentó al profesor que Mario le había dicho que su abuelo tenía un juego
donde ambos se veían desnudos y se tocaban el pene, nalgas y otras partes
privadas.

Al escuchar el profesor Sebastían cada palabra que decía Manuel, empezó a


sentir dentro de él un dolor insoportable. Era como si una herida que estaba
cerrada se estuviera abriendo. Era como si fuera una película donde ya

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«Ese “juego” no se juega»

teniendo un supuesto final feliz, de repente aparecía la segunda parte


generando más daño a las personas.

Sebastián hizo hasta lo imposible para fingir que sólo estaba escuchando a
Manuel. Digamos que se puso su máscara de aquí nada pasa, simplemente son
cosas insignificantes de la vida, pero por dentro había una sensación que
generaba un despertar a sentimientos que no parecían ser reales pero que se
manifestaban en su cuerpo.

Era evidente que Sebastián empezó a sentir como su corazón se aceleraba y


como su cuerpo había alcanzado cierta temperatura que lo hizo sudar.

Cuando terminó Manuel de decir eso y otras cosas muy fuertes que Mario le
había contado, Sebastián tomó un respiro muy profundo y le preguntó si
alguien más sabía de esto, Manuel con su cabecita le respondió que no.

Sebastián estaba teniendo por dentro una fuga de emociones, no sabía que
decir. Lo primero que se le vino a la cabeza fue preguntar: «Manuel, ¿Tú qué
piensas de ese juego?».

Manuel le dijo que él estaba seguro de que eso estaba mal, porque incluso su
papá una vez había platicado con él y le había dicho que todos los niños
tienen partes privadas que nadie debe tocar, porque eso sería un abuso de
confianza.

Al escuchar Sebastián a Manuel, le dio gusto saber de padres que si hablan


estas temáticas con sus hijos para protegerlos. Tristemente él sabía de muchos
progenitores que por vergüenza o ignorancia no lo hablan con sus hijos y los
dejan vulnerables ante estos depredadores.

Sebastián estaba bloqueado y no sabía que decir. Miró al cielo pidiendo ayuda,
sentía que tenía que decir algo para ayudar a ambos niños, pues no solo era
Mario y su desconocimiento de todo lo que le iba a afectar como niño y como
adulto con las secuelas que deja en la mente, el cuerpo y el espíritu el abuso
sexual. También le preocupaba la angustia de Manuel por su amigo.

En eso, Sebastián por fin supo lo que tenía que decir. Así que después de
respirar profundamente miro a los ojos a Manuel y le dijo: «Mira Manuelito,
hiciste bien en decirme lo que está pasando, pero no quiero que te sientas mal
porque tú no has hecho nada malo.

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«Ese “juego” no se juega»

Sé que estas confundido por lo que está pasando, pero ahora que tú me has
contado esto, yo me voy a encargar de ayudar a Mario sin que nadie, ni
siquiera él se entere lo que tú me has confiado.»

Se notaba que Manuel tenía ganas de llorar, pero se mantuvo. En eso


Sebastián le dijo: «Tranquilo, tú ya hiciste tu parte, ahora me toca a mi actuar.
Todo va a estar bien. Sólo te pido que no dejes sólo a Mario.

Si gustas ya no vuelvan a tocar el tema porque de eso yo me voy a encargar,


pero es importante que Mario no se sienta solo. Si te fijas no convive con
nadie y eso es triste porque todos necesitamos amigos para ser felices».

Manuel sintió que se había quitado un peso de encima por lo que había
expresado, y le prometió a su profesor que así iba a ser. En eso se despidió y
fue directo a buscar a Mario para mostrarle unos dibujos que él había hecho.

A Mario le dio mucho gusto saber que Manuel quería seguir siendo su amigo.
Entre ellos ya no volvieron a tocar el tema, pero ahora Sebastián estaba entre
la espada y la pared.

Él sabía que ese campamento no estaba diseñado para tocar estas temáticas,
pero viendo las circunstancias era imposible fingir que no pasaba nada. Ese
momento lo sacudió tanto, las lágrimas estaban a punto de brotar. Antes de
que alguien se diera cuenta como se sentía, se levantó rápidamente y se dirigió
a su habitación.

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«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 3
El pasado del profe
Sebastián
«Muchas personas podrían pensar que a
partir de cierta edad los niños, o incluso
los adolescentes, ya deberían tener la
capacidad de decir NO, pero eso no es
verdad, porque una cosa es la edad
biológica y otra la edad o capacidad
psicológica para enfrentar una situación
de abuso sexual donde el depredador es
mayor y sabe perfectamente como
manipular a su vulnerable víctima.»

Al entrar a la habitación se fue inmediatamente al baño para echarse agua en


la cara. Mirándose al espejo quiso decirse a sí mismo que ese asunto ya estaba
superado y que no tenía por qué revivir lo que había pasado.

«¿Qué hago?», era la pregunta que no podía dejar de hacerse. Ver en Mario
una víctima que va a sufrir bastante fue sentir esa empatía con ese niño, ya
que él sabía que si Mario vivía en la misma casa de su depredador entonces
era obvio que los abusos iban a continuar.

En eso, Sebastián empezó a recordar su pasado. De como cuando era un niño


de alrededor de 7 años fue engañado por su maestro de primaria -quien era
alguien que estaba muy cercano a la familia- y en momento de “juego” esta
persona de aproximadamente de 24 años lo manipuló para tocarlo.

Hecho que se repitió durante todo el año, debido a que esta persona lo
convencía de jugar a cambio de regalos y de darle mejores notas, siendo esta
la causa principal por la culpa que se generó a sí mismo.

Incluso puede sonar fuerte que lo diga, pero Sebastián se sentía bien al ser
tocado. Por su inocencia, inmadurez y falta de conocimiento no lograba
distinguir entre algo sexual a una sensación recibida o lo que se conoce como
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«Ese “juego” no se juega»

caricias buenas o caricias malas. Tampoco sabía escuchar a su corazón, pues si


bien esas “caricias” o tocamientos podían agradar algo, también dejaban una
tristeza como alerta de que algo no estaba bien.

Algo que confundió mucho a Sebastián es que no hubo violencia en esos


actos; por lo tanto, simplemente lo tomó como si fuera algo, como un abrazo,
sin saber lo que le iba a pasar después.

Además, porque siendo este maestro alguien respetado por su familia, quien
daba clases de valores, él pensaba que eso que pasaba no estaba tan mal. Era
como si este maestro lo hubiera hecho creer que al estar en un lugar
privilegiado entonces era imposible que se estuviera equivocando.

Sebastián por más que ya no quería recordar lo que le había pasado, era
imposible. Esto porque otras cosas peores ocurrieron. Como los padres de
Sebastián trabajaban durante las tardes y en las mañanas él iba a la escuela,
casi no los veía, se sentía muy solito y carente de afecto y atención. Los padres
de Sebastián confiaron en el maestro y el niño se iba después de clases a su
casa para recogerlo en la noche.

Los directivos sabían de esta situación, pero como el maestro se mostraba con
una actitud intachable, así como porque él tenía el permiso de los padres de
Sebastían pues era casi imposible que alguien sospechara.

Parecía como si eso que escuchó le hubiera detonado su pasado que se le


reflejaba como un flashback en cámara rápida removiendo tanto dolor que
pensaba había sanado, pero que ahora dolía más que antes.

Como él quería detener todo esto se puso los audífonos y las lágrimas
empezaron a salir sin control alguno. Se acostó en su cama para intentar
dormir algo mientras escuchaba música, pero era imposible. No había vuelta
atrás. Era como si una olla a presión estuviera a punto de explotar.

A como pudo logró conciliar el sueño y se quedó dormido con la música


prendida. De repente la campana que avisaba que era hora de cenar sonó
despertándolo.

Una vez que abrió los ojos no podía dejar de mirar el techo. Se sentía agotado.
Ni él mismo comprendía porque estaba sintiendo esto que él pensaba que ya
había quedado en el pasado.

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«Ese “juego” no se juega»

Después de dar un profundo respiro, fue al baño a lavarse la cara. En eso se


quedó mirando al espejo y se dijo a si mismo que no se iba a quedar
indiferente ante esta situación.

Es importante mencionar que Sebastián durante muchos años sintió una


culpa enorme porque aun cuando los eventos que ocurrieron donde a él lo
toqueteaban en sus genitales y demás partes del cuerpo, realmente él empezó
a sentir los daños en la adolescencia, cuando se sentía muy confundido acerca
de quién era y de que era lo que le gustaba.

Aun cuando ya estaba casado con su esposa Brenda y ya tenían 2 hijos, él


recordaba toda la desorientación que experimentó en esos días. No sabía si le
atraían los hombres o las mujeres o ambos. Se sentía muy confundido.
Pensaba que su vida estaba truncada, que se había echado a perder. Se sentía
triste y sin esperanza y no sabía ni por qué.

Cada día era muy pesado para él, como si su vida pasara por un filtro color gris
y así veía todo. Al ser muy pequeño y no saber lo que le pasaba él no entendía
porque se sentía de determinada manera.

Delante de sus amigos él se mostraba muy feliz, pero ya cuando estaba solo en
su cuarto encerrado, él simplemente ya no quería vivir pidiéndole a Dios que
le enviara una enfermedad para morirse… Sin embargo, así como quería morir,
también quería vivir pues amaba tanto a su familia.

Él sabía que si se quitaba la vida iba a dejar un dolor muy grande en todos
ellos, tal y como sucedió con un compañero de clases que simplemente se
suicidó y nadie supo por qué lo hizo, pero era muy evidente el gran dolor que
dejó en todos ellos. Más tarde supo que eso era vivir en dualidad -una de las
muchas secuelas que deja el abuso sexual en la vida- y así no se puede vivir en
paz y en calma.

Durante muchos años él se lastimaba a si mismo de muchas maneras, una de


ellas era reclamándose de cómo fue posible que no pudo decir no, como no
pudo alejarse. Se afectaba haciéndose sentir poca cosa por no haber tenido la
fortaleza para no caer en este juego perverso donde ni él mismo tenía
conocimientos del daño que le iba a ocasionar.

Todo en esa habitación se movía como en cámara lenta.

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«Ese “juego” no se juega»

Sebastián no tenía ganas de hacer nada, pero a la vez quería salir corriendo a
hablar con Mario, pero no podía porque había prometido no decir nada.
Dentro de él se escuchaba un grito silencioso donde le pedía ayuda al cielo
para saber qué decir y hacer.

En eso sonó nuevamente la campana de su reloj notificándole que ya eran las


8:30pm, momento que le tocaba a él dar un rondín para asegurar que todo el
perímetro del campamento estuviera seguro.

Para entonces ya todos los niños debían estar en sus cabañas, así que sin
pensarlo mucho Sebastián se puso de pie. Rápidamente se dio cuenta que
todo estaba seguro y se dirigió a la cabaña del equipo azul donde se
encontraban Mario y Manuel.

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«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 4
El profesor
Sebastián abrió su
corazón restaurado
«Necesitamos hacer un
llamado a la empatía, a la
sensibilización, a hacernos
más humanos porque eso es lo
que me preocupa, que cada día
somos más insensibles»
(Sonia Magali Cabrero Ruiz,
periodista y activista en contra del
abuso sexual infantil, en México)

Sebastián sabía que no tenía mucho


tiempo porque los niños solo podían
tener la Luz encendida hasta las 9:30
pm y siendo las 9:00pm sólo le
quedaba media hora. Entonces
después de mirar al cielo pidiendo ayuda se armó de valor y tocó la puerta.

En eso Manuel miró por la ventana y vio que era el profesor Sebastián y
simplemente abrió la puerta. Al oído le dijo a Manuel: «No te preocupes, sin
que nadie sepa lo que me dijiste, vengo a ayudar».

Manuel se puso nervioso porque no sabía que iba a pasar y tenía miedo que el
profesor le contara a Mario lo que le había dicho. Sebastián con voz alta les
pidió a todos que pasaran a la pequeña sala porque les quería contar una
historia.

Todos pensaron que iba a ser como un cuentacuentos así se acercaron a la


sala. En eso les pidió hacer un círculo en el piso, ya que él pensaba que si
todos estaban al mismo nivel iba a haber un ambiente más de confianza y no
parecería que estaban en alguna de sus clases.
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«Ese “juego” no se juega»

Una vez que llegó el último de los niños, Sebastián les pidió a todos que lo que
iban a escuchar ahí no lo contaran con nadie del campamento. Si después lo
querían contar con sus padres o algún otro amigo estaba bien, pero por la
naturaleza de lo que les iba a decir preferiría que no se supiera para que no
generara alguna situación de rumores durante las actividades.

Después de que todos prometieron guardar silencio, Sebastián tomo un fuerte


respiro y empezó diciéndoles los siguiente:

«Cuando yo era un niño, engañado por quien fue mi maestro de civismo. Su


nombre es, porque sigue vivo, Pablo.»

Después de decir el nombre de este señor, tuvo un bloqueo que pudo evadir,
ya que él sabía que no tenía mucho tiempo. Entonces continuando les dijo:
«Como les había dicho yo siendo un niño de alrededor de 7 años esta persona
me hizo creer que estábamos jugando un juego y abusaba de mí, de una
manera en que yo pensaba que era normal, pero no lo era.»

Los niños como que querían entender, pero no estaban seguros, entonces
Luis, otro niño que estaba presente, le pregunto: «Profesor no le entiendo, ¿A
qué se refiere con que él abusaba de usted?»

Sebastián pensaba que con decir sólo que abusaban de él, todos iban a
entender; pero el único que había captado la idea era Manuel, quien estaba
súper nervioso porque pensaba que iba a contarles a todos lo que él le había
dicho al profesor.

A Sebastián parecía como si le faltaba el oxígeno, pero una vez más se armó de
valor y les dijo: «Esta persona me quitaba mi ropa y me tocaba en todo mi
cuerpo. Yo era un niño y no tenía conocimiento de lo que es el abuso sexual
infantil (ASI).

Esto se los estoy contando porque después empezó en mi vida un periodo


muy largo de muchos años donde sufrí muchísimo por esto que pasó. Mi
dolor era tan fuerte, que yo mismo lastimaba mi cuerpo y me saboteaba en
muchas cosas que hacía, pensando en que con esto podía sentirme mejor o
incluso castigarme por la culpa y vergüenza que sentía, pero no era así, porque
entre más dolor me causaba, mi sufrimiento y culpa se incrementaban y mi
problema se hacía mayor.

20
«Ese “juego” no se juega»

Si les quiero contar lo que me sucedió es para ayudarlos a ustedes a


comprender lo que es esto y evitar que caigan en las trampas de un
depredador, porque así se les llama a las personas que tocan a los niños en sus
partes privadas y les hacen cometer actos malos.»

Al escuchar tremenda declaración todos se quedaron en shock. No sabían que


decir, hasta que de repente Luis nuevamente levantó la mano y le preguntó:
«Pero ¿Por qué lo hacía?». A lo que Sebastián le respondió: «Porque hay
personas malas y enfermas en este mundo que no les importa dañar a otros,
principalmente cuando estos son más pequeños y, por tanto, vulnerables e
inocentes.

Chavos, cuando llegué a la adolescencia y mi cuerpo empezó a transformarse


por los cambios hormonales, yo sufrí muchísimo. La mayor parte de mi
tiempo me la llevaba triste, sin ganas de vivir.

En esos días yo sentía los efectos del abuso, pero no sabía que me pasaba. Hoy
sé que cuando una persona pasa por un abuso sexual, incluso en el cerebro
hay algunos cambios que afectan la estabilidad emocional de las personas.

Por eso, aunque a mí me motivaban en mi casa diciéndome “ánimo, tú


puedes, eres genial” para mi realmente estas palabras o frases no eran nada,
pues yo lo que necesitaba era que alguien pudiera leer o descifrar el
significado de mis ojeras, de mis pesadillas, de mi comportamiento tan
extraños y de otras cosas. Es decir, que alguien me viera. Ahora entiendo que
aunque yo no sabía bien a bien lo que me estaba pasando, mi cuerpo daba
gritos de auxilio, pero en silencio.

Esto es muy delicado. Yo estaba muy confundido porque no sabía si yo era el


culpable o la víctima, pero me tomó años comprender que yo era la víctima.

Yo iba a esta escuela llena de valores, donde se hablaba abiertamente de


buscar el bien y evitar el mal y quien me tocaba indebidamente, estaba
protegido por esta institución, además de que gozaba de una buena
reputación, entonces yo pensaba que él malo era yo. Qué el que se había
equivocado era yo y eso ¡Duele muchísimo!

La culpa te come por dentro y es un dolor incontrolable que terminas


viviéndolo en silencio porque yo sentía mucha vergüenza en contárselo a
alguien».

21
«Ese “juego” no se juega»

El profesor Sebastián continuó diciéndoles que se sintió muy inestable y


cometió muchos errores. Incluso eso que le pasó, lo desubicó tanto que por
error y por creer que esa era la forma normal de relacionarse con las otras
personas para demostrar el afecto y sentir cariño, empezó a tener tocamientos
con otros adolescentes y de más edad. Sin embargo, todo esto le causaba más
dolor.

Al final se dio cuenta que las otras personas sólo lo estuvieran usando como
un simple objeto, pues esa forma de relacionarse no era la adecuada.

A medida que lo contaba, revivía y sentía en tiempo real lo que le había


sucedido. Pero pudo reponerse y miro a todos diciéndoles: «Por dentro se
siente un terrible vacío, donde cualquier muestra de cariño es suficiente para
ser presa de otro abusador, pues la mayor parte del tiempo yo era invisible
para el mundo. Y esto es una de las estrategias que el depredador usa para
dañar a los niños y adolescentes.»

Sebastián tenía el deseo involuntario de voltear a ver directamente Mario y


decirle: «No fue tu culpa», pero no podía por la promesa que había hecho. Por
ello cuando hablaba, miraba hacia todos lados pensando que todos entendían
el mensaje.

Después de cerrar y abrir los ojos, procedió sin rodeos: «Por eso niños les pido
que se alejen de cualquier persona que intente tocarlos en sus partes privadas
o los obligue a tocarlos a ellos, bajo engaños de que solo es un juego, que los
quieren mucho, que es lo normal y no sé qué otras mentiras. Y cuando me
refiero a partes privadas estoy hablando del pene, las nalgas, incluso la boca.
Que no nos de vergüenza decirle a nuestro cuerpo por su nombre. Nuestro
cuerpo es nuestro y debemos protegerlo

Cuando vean que alguien se acerca o incluso los ve de una manera


inapropiada confíen en sus instintos y en su corazón. Esa sabiduría interna
proviene de su esencia y sirve para advertirles de un peligro. Cuando una
persona no les “late” es por algo. Y mucho más, si además, les pide guardar el
secreto o de plano los amenaza. Retírense de ese lugar.

Si no les es posible alejarse ¡Griten! griten tan fuerte que alguien los alcance a
escuchar. Huyan, porque les aseguro que el daño es muy grave. Ahorita
ustedes creen que porque ya tienen 9 años ya están protegidos, pero no.

22
«Ese “juego” no se juega»

Conozco amigos que han pasado por esta desgracia a una edad mayor que la
de ustedes. Conozco a uno le tocó padecer este abuso teniendo 17 años.
Incluso, le puede pasar hasta un adulto.

Habrá gente que piensa que no es posible caer por tener esa edad, pero eso es
falso porque en el caso de mi amigo estaba bajo una especie de manipulación
y no se pudo escapar. Él por ser una persona inocente, sin malas intenciones y
sin información respecto al abuso sexual, no conocía las estrategias del
enemigo para engañarlo.

Por eso no tuvo la fortaleza y la visión para decir que ese juego no se juega.
Sobre todo, porque él estaba necesitado de amor, cariño, comprensión y al no
tenerlo en casa, fue presa fácil en las manos de su agresor.

Pero hoy ustedes sí lo saben, así que al primer signo de intento de abuso hacia
alguno de ustedes simplemente retírense.

No lo piensen dos veces, más vale prevenir que lamentar. Muchos han pasado
por esto y ha sido tan fuerte que, incluso, hay personas que se han quitado la
vida por no poder soportar el dolor. Hay personas como yo, que hemos
logrado salir adelante, pero después del abuso sexual ya no hay vuelta atrás.

Sí puedes sanar, pero el tiempo para sanar es muy largo y doloroso. No todos
tienen los medios para pedir, recibir y aceptar ayuda, así que eviten cualquier
situación de peligro. Si alguien los quiere llevar a algún lugar secreto sin el
permiso de sus padres digan ¡NO! ¡Corran! Y busquen ayuda de personas que
los protejan.

Créanme que, aunque uno no tiene la culpa, esta queda escrita en la mente, en
el cuerpo y en corazón, requiriendo mucho trabajo y tiempo de sanación para
borrarla. En algún momento nos damos cuenta que realmente no fue nuestra
culpa y nosotros como niños fuimos víctimas al ser engañados e inducidos
para caer en las trampas de ese delincuente y haber jugado ese “juego” que no
se juega.

Si el día de mañana alguno de ustedes pasa por este crimen llamado “Abuso
sexual infantil” nunca se guarden lo que sientan, pero no lo compartan con
cualquier persona. Busquen personas de confianza. Si es un adulto mejor
porque nosotros ya hemos vivido más experiencias y podemos comprenderlos
mejor.

23
«Ese “juego” no se juega»

Nunca se sientan avergonzados por sentir algo, porque los sentimientos no se


juzgan, pero si saben que pueden hacerse daño o dañar a alguien por la
atracción que sienten, entonces busquen ayuda.

Nunca permitas que te hagan sentir mal. Tú vales porque existes. Mírate al
espejo y aprecia la creación maravillosa que eres. Ningún robot podrá
superarte. Tú tienes un gran corazón para sentir y expresarse. Tienes tanto
para dar y recibir. Estás vivo para vivir la vida viviendo.

Si alguien te insulta por tu forma de ser, pues ignóralos puesto que nadie tiene
derecho a hacerte sentir menos.

Siempre busca la felicidad, pero para alcanzarla tienes primero que conocerte.
Saber cuáles son tus fortalezas y debilidades. Porque tus fortalezas te
impulsaran a alcanzar más logros y al conocer tus debilidades podrás ser más
precavido para no cometer errores de los cuales después te podrías arrepentir.

Por eso es muy importante que te conozcas y sepas lo maravilloso que eres.

Ámate por como eres, no por lo que tienes. Así como estás ¡Quiérete! No
esperes a tener cierta edad para empezar a valorarte. Hazlo hoy, mañana y
pasado también. Porque si basas tu vida en el tener y no en el ser, vas a perder
el tiempo y hasta la vida. Cuando sabes lo que vales, todo lo demás llegará por
añadidura.

No busques tener el cuerpo perfecto porque eso no existe, incluso las


celebridades tampoco lo tienen, pero si se ven mejor es porque utilizan efectos
especiales invirtiendo grandes cantidades de dinero para modificar su imagen,
pero el dinero nunca te va a dar esa felicidad.

Puedes vivir con lo básico y ser muy feliz o tener mucho dinero y sentirte
insatisfecho, así que no esperes al mañana y hoy ámate.

Siempre recuerda que no tienes que ser la copia de nadie. Tú eres especial.
Tus parámetros de belleza tú los decides. Eres guapo a tu manera y eso es lo
más importante.

Y un punto muy importante, edúcate. Sí, estudia. Lee contenidos que te hagan
ser más inteligente porque la sabiduría que vas a recibir te protegerá de que

24
«Ese “juego” no se juega»

otros te quieran engañar con falsos estilos de vida que llevan a una persona a
sufrir, principalmente aquellos que te hagan adicto a algo.

Conoce de todo un poco y de lo poco busca siempre conocer más. Nunca te


canses de aprender. Siempre recuerda que entre más sepas, podrás tener
mayores herramientas para tomar mejores decisiones.

Otro punto muy importante, cuida mucho tu mente y tu espíritu, porque si


ambos están debilitados, entonces tu cuerpo se va a debilitar y podría
convertirse en tu peor enemigo.

Porque si tienes un vacío espiritual, entonces buscarás satisfacer esos vacíos


con otras cosas, las cuales normalmente no van a ser buenas. Vicios como las
drogas, el cigarro, el alcohol, la pornografía es común que les llegue a las
personas débiles incrementando el dolor y las consecuencias en tu vida y
familia.

Por eso mis queridos estudiantes, siempre busquen tener un balance entre su
cuerpo, espíritu y mente. Si ustedes se mantienen firmes van a lograr ser la
mejor versión de ustedes mismos y a medida que vayan creciendo se darán
cuenta de lo importante que son y de cómo podrán ayudar a otros.

Una persona que vive encerrada en su propio mundo no puede alcanzar la


felicidad plena, porque esta se obtiene cuando ayudamos a los demás.

Nunca tengas miedo a dar o recibir un abrazo, porque todos lo necesitamos. A


lo mejor esos abrazos tuyos no son para que se los des a todo mundo, sino
sólo a aquellas personas especiales que te van a apreciar por quién eres.

Habrá otros que los rechacen, pero no es porque tú tengas algo malo sino
porque esas personas no se lo merecen, así que guárdalos para quienes
realmente estén a tu altura.

Tu vida no tiene que ser un libro abierto donde todo mundo pueda tener
acceso para leerlo, pero tampoco te guardes todo para ti mismo porque las
personas estamos diseñados por Dios para compartir. Te aseguro que hay
cosas más importantes que sólo pensar en una sensación o sentimiento
pasajero.

25
«Ese “juego” no se juega»

Siempre recuerda que tu pasado no te define, sino tu presente y las decisiones


que tomes hoy, pero ten mucho cuidado de que esas decisiones no te lleven a
problemas o consecuencias con daños irreversibles.

Yo cuando llevé esa vida de promiscuidad pude haberme contagiado de


alguna enfermedad de trasmisión sexual. Gracias a Dios a mí no me pasó, pero
a muchos otros que conozco no tuvieron tanta suerte como yo y padecen
enfermedades incurables que han marcado su vida.

Ese vacío que siente una persona que ha pasado por algún abuso sexual solo se
puede llenar con Dios, pero también con ayuda psicológica. Por eso, si alguno
de ustedes ha sufrido lo que yo he vivido o por algo similar, no duden en
acercarse conmigo.

Les aseguro que lo que me cuenten, nadie lo va a saber; porque tienen


derecho a que sus historias solo sean conocidas por quienes ustedes quieran,
principalmente por aquellas personas que realmente los vayan a ayudar.»

Después de darles las gracias por haberlo escuchado, les pidió a todos que se
dieran un fuerte abrazo. Y así fue, la realidad es que fue un momento tan
intenso que nadie lo interrumpió. Lo que el profesor Sebastián les contó jamás
se hubieran imaginado que le había pasado y el dolor que esto ocasionó en su
vida. Sobre todo, porque siempre lo veían tan contento y fuerte.

Una vez que terminó ese momento, el profesor Sebastián les pidió a todos que
se fueran a dormir. Él salió de la cabaña y se dirigió a su habitación para darle
gracias a Dios por haber puesto los medios para intentar orientar a los niños,
pidiéndole que quienes lo necesitaran, pudieran tener la valentía de acercarse
a pedir ayuda.

Sebastián les había hecho prometer a los niños que no contaran nada de lo
que habían escuchado, pero como sabía que eso podría no ser posible porque
nunca falta el chismosito que ande hablando. A la mañana temprano -antes
del desayuno- le pidió al director Omar un tiempo para contarle lo que había
pasado.

Una vez que finalizó Sebastián de hablar, el director le dijo: «¿Estás loco?,
¿Cómo se te ocurre hacer eso? Tú no eres el psicólogo de este campamento.
Aquí no venimos a hablar de esos temas. Cada niño tiene una familia y ellos

26
«Ese “juego” no se juega»

tienen que arreglar sus propios problemas. Nosotros los trajimos aquí para
otra cosa.

Entiendo tus buenas intenciones, pero te pasaste de la raya. Voy a hacer como
que nada ocurrió, pero si vuelves a decir algo, te voy a reportar ante la
dirección y eso no creo que sea algo bueno para ti. Solo piensa en lo delicado
que son estos temas. Te pueden correr de la institución. Piensa en tu familia.
Haber, respóndeme, ¿De qué van a vivir si te corren?»

Sebastián intentaba hablar, pero Omar estaba tan enojado que no lo dejaba
hablar. Para tranquilizarse el director agarró una botella de agua y mientras él
la bebía Sebastián aprovechó y le comentó: «Entonces ¿Que se suponía que
debía hacer? Un niño está siendo abusado por su abuelo. Ya te expliqué las
consecuencias de un abuso sexual en los niños, lo traumas que se generan».

A lo que Omar le respondió: «Pues lo hubieras hablado con Marcos, para algo
lo trajimos como psicólogo. Tú tienes que entender que tu labor es cuidar las
instalaciones, organizar los juegos deportivos ¡Nada más! ¿Sabes algo? esta
platica no tiene razón de ser. Así que no quiero volver a escucharte hablar de
esto con ningún niño porque en el momento que lo hagas te vas del
campamento».

Con una voz muy firme le preguntó el director: «¿Queda claro lo que acabo de
decir?», a lo que Sebastián se sintió obligado a responder que sí.

Después de esto, Sebastián salió de la oficina del director y se dirigió a su


habitación. Se le había espantado el hambre por lo que había vivido.

27
«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 5
Protegiendo a dos
víctimas (Mario y
Esteban)

«A la gente que vive esto en


silencio, yo le diría que no se deje
ganar por ese silencio y por esa
miseria que te va carcomiendo por
dentro que no es culpa tuya»
(Juan Carlos Cruz, sobreviviente
de ASI en Chile)

Una vez que volvió a tocar la campana,


ya era hora de iniciar los juegos
deportivos, así que Sebastián se dirigió al
cuarto donde tenía las pelotas de futbol
tratando de olvidar el trago amargo que había pasado. Se sentía como niño
regañado, cuando lo que él había hecho era algo bueno.

Al ver a todos los niños haciendo mucho escándalo cambió su cara, porque
tenía que ver el lado bueno de la vida, así que recargando su energía corporal
empezó a organizar los equipos para empezar el partido.

Una vez que terminó el último juego, ya cuando todos iban a las duchas para
prepararse para la comida, se le acercó otro niño del equipo azul diciéndole:
«Disculpe profesor Sebastián ¿Puedo hablar con usted?»

Poniendo su mejor cara le dijo: «Por supuesto que sí Esteban ¿Qué pasa?»
Sebastián notó que él estaba algo raro, como que no quería que nadie
escuchara la conversación.

Entonces el profesor adelantándose le dijo: «¿Qué te parece si vamos al salón


de dibujo?, ahí podemos platicar sin que nadie haga ruido». Con la cabeza
Esteban le dijo que sí, así que ambos se dirigieron a ese lugar.
28
«Ese “juego” no se juega»

Al entrar al cuarto, tomaron dos sillas y se sentaron. Como Esteban no sabía


que decir, Sebastián abrió la conversación: «¿Qué pasa hijo?, ¿Qué quieres
contarme?» Esteban expresó que quería decirle algo, pero no sabía cómo.

Entonces Sebastián le pidió que lo mirara cara a cara y le dijo: «Ayer yo les
conté algo muy delicado de mi pasado. Se los dije porque los quiero proteger.
Realmente cuando llegué a la cabaña no sabía por dónde empezar así que
simplemente empecé a decir lo que se me venía a la mente. Tú puedes decir lo
mismo.

Aquí estas en un lugar seguro. Nadie te va a criticar ni te va a juzgar. Siéntete


libre de expresar lo que piensas».

En eso Esteban no soportó más y se soltó llorando. Como en ese salón había
ventanas grandes -y no quería que nadie lo viera- hizo lo posible para
contenerse.

Para confortarlo Sebastián le dio un pañuelo que había en unos de los cajones
del salón. Se acercó a él, poniendo su mano en el hombro y le dijo que sea lo
que haya pasado ya no va a volver a ocurrir y que en ese momento no había
nada de qué preocuparse.

Entonces -y después de un largo de silencio- Esteban tomó valor y comenzó a


hablar con mucha timidez y hasta titubeando: «Eso qué nos contó la otra vez,
sobre lo que le había sucedido cuando era niño (y tomó aire para tener la
valentía de seguir hablando, mientras bajaba la mirada).

Una vecina que es amiga de mis padres me hace eso que usted nos platicó.

Yo también pensaba que era un juego…y ahora tengo mucho miedo de sufrir
lo que usted sintió por tantos años». Al terminar de confiar su secreto,
Esteban lucía como si hubiera soltado un costal muy pesado, hasta soltó un
suspiro de alivio.

En eso Sebastián le dijo: «Mira, esto que me pasó a mí, era porque yo no sabía
muchas cosas, pero contigo va a ser diferente. Nos vamos a armar de valor y
hablaremos con quién tú quieras para pedir ayuda.

29
«Ese “juego” no se juega»

No tienes nada de qué avergonzarte ya que tú no tienes la culpa de lo que ha


pasado.

Yo no te voy a obligar a nada, pero si me permites yo le puedo llamar a tus


padres y explicarles lo que ha ocurrido.

Prometo hacerlos comprender la situación para que te ayuden. Por esta


persona no te preocupes. Voy a orientar a tus padres para que pongan una
denuncia con la policía y la metan a la cárcel. ¿Me das permiso de hablar con
ellos?»

Esteban no accedió. Le dijo qué mejor después, porque tenía miedo de los
regaños o que le echaran la culpa. Además, él había accedido a jugar a ese
“juego” y, además, esta mujer le contó que si algún vecino la denunciaba por
tener la música fuerte cuando “jugaban” ella los iba a golpear tanto que iban a
terminar en el hospital.

Sebastián comprendió que, con estos comentarios de la abusadora, Esteban se


llenaba de miedo y se sometía a guardar silencio pues creía que iba a dañar a
sus padres. Es decir, el mismo modus operandi de casi todos los pedófilos, que
cuando el niño se empieza a dar cuenta que eso no es un juego, los intimidan.

Por eso decidió explicarle lo que pasaba al niño: «Mira, normalmente estas
personas amenazan a los niños haciéndoles creer que pueden lastimar a la
familia. Esto lo hacen porque saben que tú eres un niño muy bueno y les vas a
creer, pero te aseguro que una vez que intervenga la policía, ella irá a la cárcel
y no podrá lastimarte ni a ti ni a tu familia».

Esteban confiaba mucho en Sebastián, porque él sabía que su profesor era una
persona buena, porque se notaba que no le daba miedo decir las cosas con tal
de ayudar.

Al ver la seguridad que le estaba inspirando a Esteban, Sebastián le volvió a


preguntar: «¿Me das permiso de hablar con tus padres?». El pequeño le dijo
que si le daba permiso, pero que todavía no, mejor ya que se fuera a acabar el
campamento para no preocuparlos.

El profesor le dijo que estaba bien. Se iba a hacer lo que él quisiera, pero si se
volvía a sentir mal, que le avisara, pues él estaba ahí para escucharlo o para
explicarle lo que todavía no entendiera.

30
«Ese “juego” no se juega»

Después de decir «Gracias», Esteban se levantó y se dirigió hacia la cabaña


para darse un baño porque faltaba poco para la comida.

Al entrar a la cabaña Manuel, con su gran sensibilidad, se percató de sus ojos


enrojecidos por el llanto. Obviamente para no hacerlo sentir mal, disimuló
que se había dado cuenta que había llorado. Pero como no estaba seguro que
los otros dos compañeros fueran tan empáticos, les pidió que lo ayudaran a
llevar unas cosas a la lavandería, logrando que Esteban se quedara solo en la
cabaña.

Por otra parte, Sebastián no sabía qué hacer. Porque ya le habían llamado la
atención y estaba amenazado de que si tocaba el tema lo iban a correr del
instituto, así que se le ocurrió la idea de hablar con Marcos.

El dilema era como decirle lo que estaba sucediendo sin exponer su trabajo.
Entonces, después de terminar la comida, Sebastián se acercó a Marcos
preguntándole si le podía dar un momento, porque tenía algo que contarle.

Marcos inmediatamente le dijo que sí, así que se dirigieron a la sala de juntas
la cual en ese momento estaba desocupada.

31
«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 6
El silencio del
cobarde de Marcos
«Todo el mundo debe saber lo que es
el abuso sexual infantil y el daño que
se le genera a las víctimas, de lo
contrario nuestra sociedad se
seguirá cayendo a pedazos, porque
en la adultez se reflejan las heridas
de la infancia»

Al entrar a la sala, Marcos le dijo: «Bueno, tú dirás, ¿En qué te puedo ayudar?»
a lo que le respondió directamente: «¿Qué sabes de los programas de
prevención de abuso sexual infantil?». Definitivamente Marcos no esperaba
esa pregunta, pero respondió rápidamente que sabía su existencia, pero él no
los tenía.

Viendo la indiferencia o ignorancia de Marcos le pregunto que si los podía


conseguir y ver la manera de implementarlos en el campamento para verificar
si algún niño estaba pasando por alguna situación relacionada a eso.

Evidentemente Marcos no tenía ni la intención ni el interés de hacerlo. Le


respondió que el campamento ya se iba a acabar en una semana y media y que
no le veía caso tener que meterse en esas temáticas que a él no le habían
encargado.

Sin embargo, Sebastián insistía en la importancia de hablar de esos temas,


pero como Marcos lo evadía, le contó que él ya había detectado algunos casos
de abuso sexuales infantiles y que sí conocía del tema, es porque él era un

32
«Ese “juego” no se juega»

sobreviviente que había sufrido mucho en silencio lo que le había pasado, así
que no quería mantenerse indiferente.

Marcos después de escucharlo hablar así, se acobardó en decirle que no, por lo
que simplemente le expresó: «Déjame lo checo y te aviso». Aunque la
respuesta no le convenció mucho, por lo menos había una posibilidad de que
lo hiciera, así que después de darle las gracias se salió de esa sala donde
Marcos se quedó pensando en lo que iba a hacer.

Al día siguiente ya después del desayuno, Sebastián se acercó nuevamente a


Marcos para preguntarle que si había encontrado la información.

La respuesta que Sebastián recibió fue la siguiente: «Mira compañero,


entiendo tú interés en tocar estos temas por lo que me has comentado, pero a
mí no me contrataron para eso. Discúlpame, pero, ni tengo esa información ni
la pienso buscar»

Sebastián se quedó con la boca abierta al ver el grado de insensibilidad e


indiferencia que mostraba quien supuestamente era el experto en ayudar a los
niños con sus problemas.

Como él no se iba a quedar con esa respuesta le pidió que por favor no se
mantuviera indiferente. Le dijo que pensara en esos niños que están sufriendo
y en todas las consecuencias que van a seguir pasando porque ellos están
indefensos antes sus agresores.

Marcos le dijo que esos problemas eran para meter una denuncia penal y que
eso lo tenía que ver directamente con el director. De una manera muy
cortante se dio la media vuelta y dejó a Sebastián casi hablando solo. Como
cerca del lugar había niños no quiso armar ningún escandalo así que viendo
cómo se cerraba esa única opción, Sebastián no le quedo otra más que
quedarse callado.

Lamentablemente, Marcos fue a buscar al director Omar para contarle lo que


había ocurrido, de cómo Sebastián lo quería obligar a meterse en temáticas
muy delicadas donde no había nada que hacer, ya que esos problemas se
deben atender dentro de la familia y no en el campamento.

33
«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 7
La reunión
extraordinaria
«Para proteger a las
víctimas, hay que exponer el
abuso, aunque esto genere
caos porque es la única
forma de proteger a las
víctimas y detener a los
depredadores de dañar a
otros niños o adolescentes».

Después de escuchar hablar a


Marcos, el director Omar le pidió
a su asistente a que convocara a una reunión extraordinaria, pidiéndole que
llamara a todos los maestros y padres de familia.

Él quería tener el respaldo de todos para que quedara el antecedente del error
que Sebastián había cometido, ya que pensaba reportarlo antes las
autoridades del Instituto, pero sabía que necesitaba que todos estuvieran de
acuerdo, porque aunque el director se mostraba con mucha autoridad
realmente por dentro era un cobarde.

Una vez que todos recibieron el mensaje, uno a uno fue llegando a la sala. Al
entrar el último, se cerró la puerta y el director mostrando su enojo, se dirigió
a Sebastián diciéndole:

«Sebastián, como te dije anteriormente los niños aquí vienen a aprender


idiomas, a convivir, a tener un contacto con la naturaleza. Sin embargo, tú
insistes en meter temas que no son parte de nuestros objetivos. Ya te pedí
muchas veces que te enfocaras, pero pareciera que no me entiendes».

34
«Ese “juego” no se juega»

En eso la maestra Lindsay levantó la mano y todos voltearon a verla. Al lograr


captar su atención dijo: «No sé si ya tuvieron una reunión previa pero no
entiendo lo que están hablando».

Como Omar no sabía por dónde empezar, le pidió a Marcos que pusiera en
contexto a todos, pero como Marcos no estaba preparado para esa reunión
solo dijo que Sebastián estaba insistiendo en meter temáticas en el
campamento las cuales no eran parte de sus objetivos.

Cuando el director Omar se dirigió a Sebastián, él pensaba quedarse callado;


pero una vez que Marcos dijo tal estupidez, levantó la mano y les contó que él
se había dado cuenta que un par de estudiantes estaban pasando por abusos
sexuales en sus respectivos hogares.

También les contó que él fue víctima de este crimen y que sufrió mucho por
eso. De ahí el motivo de su preocupación por lo que les está pasando a estos
niños.

En eso la maestra Rachel dirigiéndose al director Omar y a Marcos les dijo:


«¿Qué acaso ustedes están tontos? ¿Cómo se les ocurre quedarse callados ante
esta situación? ¡Que poco grado de sensibilidad tienen!

En lugar de estar haciendo algo para ayudarlos, se ponen a agredir a quién si


tiene los pantalones para levantar la voz por esos niños que no tienen voz.

Por favor Sr. director, usted está en ese puesto para orientarnos. Esos niños
son su responsabilidad y si encuentra algo que los está afectando, es su
obligación denunciar esto. Y no se diga de usted Marcos. Qué vergüenza que
teniendo una especialidad enfocada en la salud mental de los niños salga con
tremenda estupidez»

Después de la regañada, todos se quedaron callados. No sabían que decir.


Entonces la Sra. Silvia se sumó y opinó que había que hablar inmediatamente
a la policía. Agregando, además, que creía que todo esto era culpa de los
padres de familia.

Entonces Sebastián tomó la palabra y dijo: «Haber, no quiero que se me


ofendan, pero no están comprendiendo la situación. No podemos hundir la
confianza de los niños ni tampoco podemos llamar a la policía en este
momento, sería muy traumatizante para ellos.

35
«Ese “juego” no se juega»

Recordemos que los niños están siendo lastimados cruelmente y aun cuando
ellos ahorita no tengan conciencia, es necesario que alguien los ayude para
cuando estén listo puedan denunciar. No es fácil denunciar. A mí me tomó
muchos años para hacerlo, lamentablemente cuando lo hice a mis 33 años el
delito ya había prescrito y no pude hacer nada.»

Para no verse tan mal, el director quiso cambiar el enfoque de la junta


diciéndole: «Maestro, tiene usted razón en querer ayudarlos, pero esas
situaciones se presentan en casa, no en las escuelas».

Definitivamente para Sebastián había sido una semana muy cargada de tantas
emociones que en ese momento ya lo tenían muy cansado, pero a como pudo
tomó un fuerte respiro para agarrar un poco de energía diciendo:

«A mí me abusaron en una escuela. Sí, fue un maestro quien me manipuló


para tocarme durante poco menos de un año. Nadie supo lo que me pasaba y
ese es el problema, que en el abuso sexual en muchos casos las consecuencias
vienen después, y uno se las tiene que tragar porque la culpa que uno siente es
tan grande que no hay forma de hablar»

Como nadie decía nada, les siguió diciendo: «Ahorita usted dice que hay que
denunciar, pero yo *cuando cumplí 28 años no estaba listo para hacerlo. Más
adelante cuando por fin me sentía preparado a los 33 años me encontré con una
ley que no me funcionaba, que no me apoyaba, que permitía a mi abusador
salirse con la suya y se olvidara el delito que había cometido en contra de mí*.

La impotencia de enfrentarte a un sistema que te da la espalda duele


bastante».

En eso, el maestro Fernando, quién era el encargado de los niños, buscando


sensibilizar al equipo le pidió que les contara lo que sentía. Era evidente que la
mayoría no tenía la menor idea de lo que es atravesar esto.

Entonces Sebastián se tomó un momento para pensar lo que iba a decir: «*Yo
antes era una persona que vivía en mucha oscuridad mental y emocional que me
comía. Que me mantenía en constante negatividad, en una falta de amor
propio. Con una autoestima totalmente baja. Una persona que no confiaba en sí
mismo. Una persona que no aplicaba la fe ya que su fe fue destruida
muchísimos años antes. Una persona con una oscuridad mental que no
superaba. Ese era yo antes.

36
«Ese “juego” no se juega»

Es indescriptible la forma en que me veía a mí mismo. La falta de valor hacia mi


persona. Las pocas ganas de vivir que tenía. Me levantaba todos los días
pensando que quería morirme. Me levantaba todos los días pidiéndole a Dios en
lugar de oportunidades o de cosas buenas, le pedía que me mandara una
enfermedad para morirme porque no quería seguir viviendo *.

En mi vida no había esperanza, ya que *la esperanza es algo que dejé de tener
cuando este señor me hizo este daño tan grande y la redescubrí hace poquito
tiempo, cuando empecé a tener esperanza de que todo iba a estar bien.

Fue una etapa muy difícil en mi vida. Una etapa muy oscura que, sólo
enfrentando mis traumas, enfrentando mi abuso por lo que era, por un abuso
sexual y buscando justicia es como he logrado dejar todo eso atrás.

Esa oscuridad en la que yo vivía no lo proyectaba tanto hacia afuera. Nomás se


proyectaba las consecuencias en el comportamiento. Es un redescubrimiento de
mi como persona, de lo que soy, de lo que tengo*.
He decido *Dar una vuelta total a mi vida y a mi comportamiento y a mi
autoestima y a mi forma de verlo. Y es por eso que ahorita estoy en esta lucha
no sólo por mi sino por toda la gente que pueda alcanzar con mi voz*»

En eso Fernando se levantó de su asiento dirigiéndose hacia Sebastián. Al


estar frente a él, Fernando le dio un abrazo y le dijo que contaba con él para
apoyarlo en lo que pudiera. Lo mismo hicieron todos los demás.

Salvo el director Omar y Marcos quienes después de escucharlo se les removió


el corazón y le pidieron disculpas.

En eso la maestra Raquel se dirigió hacia el director diciéndole: «Mire señor


director, si usted no puede o no quiere hacer nada, no se preocupe que yo me
encargo del asunto.

Si alguien le pregunta, usted solamente les dice que yo pedí permiso para
pedir apoyo al departamento de psicología donde puede que haya personal
más capacitado para saber qué hacer ante este tipo de situaciones. Lo que sí es
un hecho es que no podemos quedarnos callado y dejar a esos niños inocentes
ante esos delincuentes.

Qué esta situación nos sirva a todos para estar más abiertos a este tipo de
circunstancia siempre teniendo en mente que lo más importante de todo es el

37
«Ese “juego” no se juega»

cuidado de nuestros niños, quienes el día de mañana van a ser nuestros líderes
y si queremos buenos líderes entonces debemos ayudarlos desde ahorita para
no tener representantes dañados, que sigan generando más problemas a
nuestra sociedad tal y como ocurre en nuestros países.»

Como el director Omar se sentía entre la espada y la pared delante de los


demás les dijo «Miren, me voy a hacer cargo de la situación. Me comunicaré
con mi jefe para pedirle autorización. Sólo les pido paciencia entre hoy y
mañana, ya que les recuerdo que nosotros estamos trabajando, pero el
personal de las oficinas está de vacaciones. Lo que sí les pido es que seamos
muy prudentes para que nadie sepa esto.

Estoy de acuerdo con lo que dice Sebastián, sobre la importancia de proteger a


los niños, principalmente para que nadie les vaya a decir algún comentario
donde todo se sepa y les hagan bullying».

Todos aceptaron. Confiando que esta vez sí iba a cumplir con su


responsabilidad, pues eso que el director tenía que hacer no era porque fuera
bueno o malo sino porque al aceptar un puesto donde haya niños tenía la
obligación de no quedarse callado cuando alguno de esos pequeñitos muestre
signos de cualquier tipo de abuso.

38
«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 8
La llamada
inesperada del
padre de
Esteban

«Si no cuidamos,
protegemos y damos
voz a los niños, pues
no somos una
sociedad, somos
animales, bestias,
pseudo-humanos»
(Sonia Magali Cabrero
Ruiz, periodista y activista
en contra del abuso sexual
infantil, en México)

Al día siguiente, siendo alrededor de las 11 am de repente sonó el teléfono del


asistente del director. Era el padre de Esteban pidiendo hablar con el profesor
Sebastián.

Como al asistente se le hizo muy rara esa llamada, antes de hablarle al


profesor Sebastián, se dirigió al director. En ese momento Omar no sabía que
Esteban era uno de los niños que estaban siendo agredidos, porque cuando le
preguntaron a Sebastián, él no quiso decirlo por respeto a ambos, ya que tanto
Mario como Esteban habían pedido guardar silencio.

Omar le dijo a su asistente que le dijera que ahorita el maestro estaba


ocupado pero que en un momento le iban a regresar la llamada. Para esto, el
director Omar le pidió a su asistente buscara a Sebastián para ver si él sabía lo
que podría estar ocurriendo.
39
«Ese “juego” no se juega»

Cuando Sebastián llegó con el director, después de preguntarle si tenía


conocimiento de la razón de ser de dicha llamada, él dijo que no sabía, pero
que si él lo autorizaba le gustaría regresarle la llamada para ver de qué se
trataba. Obviamente Sebastián sabía que esa llamada telefónica estaba
relacionada con la situación de Esteban, pero no se quería adelantar.

Para no hacerlo esperar, tomó el teléfono y le marco. Al contestar el Padre de


Esteban, Sebastián le dijo que él era el maestro de educación física poniéndose
a sus órdenes.

El Sr. Jorge, padre de Esteban, con la voz quebrada le pidió que le explicara lo
que estaba pasando con su hijo, porque hace un momento su niño le marcó
para decirle lo que le había pasado, pero como él no sabía que hacer,
simplemente le dijo que no se preocupara que todo iba a estar bien pero
realmente no sabía que hacer, estaba desesperado.

Entonces Sebastián le pidió que hicieran una videollamada para hablar más
fácilmente del asunto. Cuando se conectaron a través de la Internet era
evidente que el Sr. Jorge había llorado mucho porque tenía los ojos rojos. Al
principio Sebastián prefirió esperar a que el Sr. Jorge hablara, pero como no
decía nada tomó la palabra y le dijo:

«Mire, Sr. Jorge, sé lo que está pasando en este momento y simplemente le


digo que, si tiene que llorar pues llore, no se quede con ese dolor que lo está
afectando por dentro. Lo que sí le puedo decir es que si usted me lo permite,
yo lo quiero ayudar en esta situación». El Sr. Jorge le dio las gracias pidiéndole
que lo ayudara porque no sabía qué hacer.

Cuando Sebastián le preguntó por su esposa, él le dijo que estaba trabajando


en ese momento, pero no le diría nada aun, pues sufría problemas de la
presión y esa noticia podría ocasionarle algún daño, así que prefería no decirle
nada hasta que ella regresara a casa.

Entonces viendo la situación, Sebastián le dijo: «Mire, lo primero que yo haría


si estuviera en su lugar, es ir a la fiscalía de delitos sexuales, para que le den
contención y asesoría a usted y a su hijo. Ahí les indicarán el procedimiento a
seguir, primero para proteger a su hijo de más abusos y comience con el apoyo
de especialistas para procesar y sanar el abuso sexual. Y segundo para ejercer
la justicia en contra de la agresora.

40
«Ese “juego” no se juega»

Por otra parte, le pediría que venga por su hijo. Él lo necesita mucho. Mientras
tanto, trataré de no dejarlo y darle el apoyo que necesite en este tiempo.

Es muy importante que usted comprenda que su hijo no tuvo la culpa de


nada, sino que la causante fue la agresora, quién lo manipuló para cometer
esos actos. Por favor no haga sentir responsable a Esteban, él necesita toda la
comprensión y cariño de usted. También es importante que él tome terapia
psicológica.

Por mi experiencia le comento que *la terapia psicológica me dio muchísimas


herramientas. Yo invito a toda la gente a buscar ayuda, ayuda psicológica
porque solo no se puede. Se necesitan herramientas para poder salir adelante y
superar lo que tenga que superar*.

Sé que pedirle que se tranquilice puede ser algo complicado para usted, pero,
así como muchos hemos logrado salir adelante después del abuso, seguro que
su hijo también lo va a lograr, sólo hay que tener fe en que así va a ser y hacer
todo lo necesario para su bienestar y sanación.

Es importante recordar que los seres humanos tenemos capacidades de


supervivencia y Esteban -quizá sin saberlo- ya ha hecho uso de ellas, pues ha
logrado sobrevivir a la agresión sexual. Ahora que cuenta con el apoyo y
compresión de su familia, podrá recorrer el camino de la sanación y de la
justicia.

Como última recomendación, nunca deje solo a su hijo, abrácelo, protéjalo,


dígale que lo quiere mucho y que vale mucho, porque estos criminales
normalmente buscan niños o adolescentes solos, con autoestima baja».

El Sr. Jorge no podía hablar, porque sentía que si lo hacía se iba a soltar
llorando. Entonces, Sebastián le pasó su teléfono personal comprometiéndose
a orientarlo también a él, si lo necesitaba.

Probablemente te preguntarás del porqué Sebastián estaba tan servicial. La


razón es que cuando Sebastián era un niño, otra maestra se dio cuenta que a
él lo estaban abusando.

Sebastián recordaba que al principio el “juego” no lo veía mal, sin embargo,


también recuerda que cuando él le decía al maestro que ya no quería “jugar”

41
«Ese “juego” no se juega»

entonces esta persona lo amenazaba de una manera muy sutil de que si no


“jugaba” le iba a mostrar unas fotos a sus compañeros donde él salía desnudo.

Sebastián tenía mucho miedo de que esas fotos se distribuyeran en la Internet


así que seguía “jugando” fingiendo que todo estaba bien para que este tipo no
las subiera.

Sin embargo, uno de los niños que eran compañeros de Sebastián y estudiante
del maestro Pablo (quien era el agresor) se dio cuenta como una vez el
maestro lo tocó a él de manera inadecuada. Y en la confianza que le tuvo a su
maestra, a quien todas la conocían como Doña Mirna, le contó lo que había
sucedido.

Entonces ella, como sabía que Sebastián se iba a su casa mientras llegaban sus
padres, durante el recreo se acercó a él y de una manera muy tranquila le
preguntó que si alguien lo había tocado de alguna manera inapropiada.

Al principio Sebastián tenía miedo de hablar, pero la carita que mostraba


reflejaba el abuso. Al mostrarle su apoyo Doña Mirna, Sebastián accedió a
contarle todo. Le dijo que él le decía que la manera en cómo lo tocaba eran
“cariñitos”, por eso él pensaba que era sólo un juego, pero ya después él ya no
quería hacerlo, pero no sabía cómo salir de esa situación.

En eso Sebastián se soltó llorando. Ella trató de tranquilizarlo y le pidió


permiso para hablar con sus padres, diciéndole que no se preocupara, que él
no tenía la culpa y que todo iba a estar bien. Sebastián aceptó.

Inmediatamente Doña Mirna consiguió el teléfono de los padres de Sebastián


y les pidió que urgentemente fueran a la escuela. Al llegar ambos estaban muy
preocupados. Mientras el niño estaba en una salita sentado, la maestra de
Sebastián les pidió que lo acompañaran. Para eso el director del instituto ya
estaba enterado.

Cuando Doña Mirna les empezó a contar lo que había descubierto, el padre de
Sebastián quiso salir a golpear a Pablo, pero la profesora lo pudo controlar.
En eso el director le pidió que tuvieran fe en que se iba a hacer justicia, pero
que por favor confiaran en ellos, debido a que un escándalo podría afectar a su
hijo.

42
«Ese “juego” no se juega»

Como ya se iba a acabar el año, les ofrecieron a sus padres que se llevaran a su
hijo a su casa. Le dijeron que no se preocupara por las calificaciones, que le
iban a dar el año ya aprobado para que supuestamente Sebastián tuviera
tiempo para recuperarse, pero meses después se dieron cuenta que todo era
mentira.

Una semana después los padres volvieron a la escuela para saber en qué había
quedado el caso y se encontraron con la novedad de que el maestro Pablo, ya
no trabajaba ahí y que nadie sabía dónde estaba.

Le recomendaron que el próximo ciclo académico inscribieran a Sebastián en


otro instituto. En ese momento quedo al descubierto que habían fingido que
les interesaba le bienestar del niño, pero no era cierto, sino que esa era la
excusa perfecta para que la familia de Sebastián no pudiera regresar el
instituto y que el caso quedara en el olvido, tal y como había ocurrido a la
fecha.

Porque la estructura de poder de esta institución estaba tan contaminada que


preferían tapar el crimen en lugar de ayudar al niño afectado, olvidándose que
buscar justicia es parte del proceso de sanación.

El padre de Sebastián quería denunciar legalmente tanto a Pablo, así como a


la institución por encubrimiento, pero debido a las amenazas que recibieron
prefirieron no seguir adelante, ya que ellos le dijeron que si él insistía en
seguir adelante con la demanda todos iban a saber que Sebastián era el
involucrado e iba a salir en todos los medios de comunicación, lo que podría
afectarlo de por vida.

Como el padre de Sebastián seguía insistiendo, le prohibieron a él y a su


familia regresar a ese lugar, quedando el caso en el olvido, pero el daño en el
pequeño Sebastián ya estaba hecho.

Al día siguiente siendo alrededor de las 9am llegaron al campamento el Sr.


Jorge, padre de Esteban y su esposa. La razón por la que llegaron al día
siguiente fue porque Sebastián le pidió al Sr. Jorge que se esperara a
tranquilizarse, porque era necesario que con calma le contara a su esposa.

En esa videollamada les aseguró que su hijo estaba en buenas manos. También
les hizo hincapié sobre la necesidad de conservar la calma al llegar al

43
«Ese “juego” no se juega»

campamento, para evitar que los compañeros de Esteban se dieran cuenta de


lo que había pasado para no angustiar más a Esteban.

Esa mañana, antes de que sus padres llegaran, Sebastián se acercó con Esteban
y le dijo que sus padres venían en camino. Le aseguro que todo iba a estar
bien.

Que mientras ponían la denuncia ante el ministerio público se iban a mudar a


otra ciudad para que él se sintiera tranquilo alejado de esa persona.

Esteban se soltó llorando porque aun cuando iba a estar lejos de ella, le daba
mucho miedo de como lo fueran a ver sus padres. Para confortarlo Sebastián
le dio un abrazo. Le dijo que, así como él salió adelante, también él iba a estar
bien, porque ya no estaba solo, ahora tenía todo el apoyo de sus padres.

Una vez que Esteban se tranquilizó un poco, aprovechando que todos estaban
desayunando, fue a recoger sus cosas.

En el momento en que Sebastián recibió el mensaje del Sr Jorge diciéndole


que estaban afuera del campamento, él fue por el niño y lo ayudó a cargar sus
cosas. Todo se hizo con mucha prudencia evitando que ningún compañero se
diera cuenta de lo que estaba pasando.

Esta situación se manejó con mucho tacto, ya que tanto el director, así como
los demás maestros y padres de familia estaban enterados del caso, siendo esta
la razón por la que se aseguraron de que ningún compañero estuviera
presente mientras Esteban se iba con sus padres.

Los padres de Esteban, después de abrazarlo y decirle que lo querían mucho le


prometieron que ya nadie lo iba a volver a dañar, porque ellos siempre iban a
estar para protegerlo.

Antes de partir, todos le dieron las gracias a Sebastián por la ayuda que les
había dado. Ahí fue cuando él supo cuál era uno de los objetivos de su vida:
Ayudar a las víctimas de abuso sexual infantil, así como a las familias, ya que
era evidente que este crimen los afectaba a todos.

Después de entrar nuevamente al campamento, la maestra Raquel le preguntó


a Sebastián si el director Omar le había comunicado lo que iban a hacer por

44
«Ese “juego” no se juega»

los otros posibles casos. Sebastián estaba muy agotado en ese momento así
que simplemente le dijo que no había recibido ninguna noticia.

Entonces Raquel no se pudo esperar y fue a buscar al director. Para mala


suerte de todos, la respuesta que Omar le dijo es que le habían prohibido
tocar ese asunto en el campamento.

Todo indicaba que esa institución también tenía cola que le pisen, por algunos
casos de abusos sexuales y encubrimientos, así que preferían evitar cualquier
escándalo.

Después de disculparse el director por la mala noticia, él se retiró a su oficina


para seguir atendiendo los asuntos administrativos del campamento.

Raquel estaba enfurecida así que nuevamente fue a buscar a Sebastián para
preguntarle si estaba de acuerdo en que tuvieran otra junta, a lo que él
inmediatamente le dijo que sí.

Entonces Raquel les mando mensaje por celular a todos notificándoles que era
urgente tener una reunión después de la comida.

Al llegar a la sala ya todos tenían idea de cuál era el tema, así que sin
preámbulos Raquel les informó la noticia del director. En eso Omar tomó la
palabra y dijo:

«Raquel, a lo mejor no me expliqué bien. Lo que me dijeron era que sí se iba a


buscar solucionar el problema: Me pidieron que no lo hiciera durante el
campamento. Pero el encargado del departamento de psicología me aseguró
que se iba a convocar una reunión para tocar el tema una vez que regresemos
al periodo escolar»

En eso la Sra. Silvia le dijo al director: «¡En serio sr. director!, ¿A poco usted
piensa que somos tan tontos para creernos ese cuento? Es obvio que
terminando este campamento se van a olvidar del asunto y ya nadie va a hacer
nada.

Seguramente han de ser una bola de inútiles como el psicólogo que tenemos
aquí que por lo visto no sirve para nada». Marcos para evitar un conflicto hizo
como que no había escuchado.

45
«Ese “juego” no se juega»

En eso Sebastián dijo: «Miren la situación es crítica, pero lo bueno es que ya


Esteban está recibiendo ayuda. Ahora me preocupa el otro estudiante. Yo
prometí no revelar quién es porque su amigo me hizo jurarle que no iba a
decir nada, pero eso no soluciona el problema».

Raquel se acercó a Sebastián y le dijo: «Maestro, sé que usted hizo una


promesa, pero como usted sabe ese niño va a volver a su casa y va a estar cerca
de ese degenerado. Entonces necesitamos saber quién es para ayudarlo.

Yo sugiero que ahorita hagamos como que no sabemos nada, pero una vez que
los niños lleguen a su ciudad alguno de nosotros lo acompañe con sus padres
y les diga lo que está pasando. Hay estrategias para que los niños cuenten
cuando son abusados sin afectar su confianza a los demás».

«Es Mario» respondió Sebastián.

Al ser un niño del grupo de Estados Unidos, la maestra Lindsay se ofreció a


tomar ese rol y ayudarlos. Sebastián y los demás estaban contentos de que por
lo menos ambos niños iban a recibir ayuda a pesar de las negligencias de esta
organización donde era evidente que les importaba más la “imagen” que
ayudar a las víctimas de estos casos.

Una vez que concluyó el campamento, era tiempo de regresar a casa a


disfrutar de unas muy merecidas vacaciones.

Siendo una tarde de verano, viendo como sus hijos estaban jugando en el
jardín, Sebastián se cuestionó acerca de lo que tenía que hacer. En eso, se le
ocurrió escribir un libro.

Al principio no sabía cómo expresar la impotencia que sentía de no poder


ayudar a las víctimas. Así que le pidió a su esposa que cuidara un momento a
sus hijos porque quería salir a caminar.

Por más que Sebastián pedía un poco de inspiración para su libro parecía que
estaba bloqueado. De repente al cruzar una calle se topó con un pequeño
parque donde había niños jugando.

Sebastián reflexionó en ese momento de que los niños en su inocencia sólo


quieren jugar, divertirse. Esta en su naturaleza. Pero también se acordó como
a él lo manipularon haciéndole creer que ese crimen era un simple juego. Al

46
«Ese “juego” no se juega»

mezclar todas las palabras llegó a la conclusión de que su libro se iba a llamar
«Ese “juego” no se juega».

Una vez que regresó a casa le contó a su esposa lo que iba a hacer. Ella lo
apoyó y le dijo que le iba a ayudar a publicar ese libro. Sebastián estaba muy
feliz por la vida que tenía, dándose cuenta de que Dios nunca lo dejó sólo,
porque aún en la desgracia siempre hubo algún aliado solidario que le
extendió la mano cuando sentía que se estaba hundiendo. Y ahora él quería
ser un aliado solidario para otros.

Además, se había propuesto volver a intentar demandar al tipo que lo había


abusado, buscando los medios para cambiar esa absurda ley que ayudaba al
depredador quitándole al derecho a la víctima a obtener justicia.

47
«Ese “juego” no se juega»

CAPÍTULO 9
Sebastián grita: «No más
silencio y exige la ley del
derecho al tiempo»

«Siendo un crimen tan


aberrante, ¿Cuál es la posición
de tu gobierno frente a este
daño a la niñez? Es decir, ¿Se
muestran activamente para
contrarrestar este mal o se
lavan las manos como Poncio
Pilatos fingiendo que eso no
pasa evadiendo su
responsabilidad social?»

Aprovechando las vacaciones de verano, teniendo el apoyo de su esposa,


Sebastián trabajó intensamente en su libro. Porque él tenía la confianza que
este contenido lleno de experiencias reales iba a hacer mucho bien a quien lo
fuera a leer.

Una vez que terminó de escribir el libreto principal, le pidió a su esposa que lo
leyera, porque ella al ser maestra de español en una preparatoria le ayudó en
la redacción.

Aun cuando se sentía satisfecho por el trabajo realizado en el libro, sentía que
no era suficiente, así que se comunicó con un par de amigos (Jimmy y Juan)
quienes también habían pasado por este tipo de abusos, invitándolos a cenar a
un restaurante de su ciudad porque quería contarles algo.

Al entrar al lugar ninguno de ellos se imaginaron que esa noche la vida de los
tres iba a dar un giro inesperado. Ya que después de mostrarles el borrador de

48
«Ese “juego” no se juega»

su libro, Sebastián les pidió que lo ayudaran a impulsar una ley donde los
delitos sexuales contra menores no prescribieran.

O por lo menos que no prescriban en tan pocos años, porque ahora que él
quería denunciar a su agresor, ya no podía porque el delito ya había prescrito.

Esto lo quería llevar a cabo porque sabía que hacerlo también era parte de su
sanación, así como quería dejar bien en claro ante la sociedad la magnitud de
este crimen para advertirle a estas personas, sean hombres o mujeres, que
quienes abusan sexualmente a un menor, ya sea con tocamientos o sin ellos,
con violencia o sin violencia, con consentimiento o sin el, pues hay muchas
formas de agredir sexualmente a los niños, están incurriendo en un delito muy
grave que se paga con cárcel.

Tanto Jimmy como Juan aceptaron inmediatamente. Aprovechando los


contactos que ellos tenían se comunicaron con un abogado quien aceptó
representarlos. Esta persona iba a buscar a los diputados de la ciudad para
pedirles que analizaran la ley actual buscando modificarla, implementando la
ley de derecho al tiempo que ya estaba vigente en otros países.

Un mes después el libro ya estaba listo y era necesario presentarlo. Con ayuda
de otras personas, Sebastián presentó su libro ante todos los medios de
comunicación, lo cual sirvió para presionar a los diputados a agilizar la
modificación de esta ley obsoleta.

Estando en la rueda de prensa después de presentar el libro, empezaron las


preguntas de los reporteros. La primera pregunta que le hicieron fue de un
periódico de su ciudad, la cual fue: «¿Por qué las personas deben leer tu
libro?»

A lo que él contestó: «En nuestra sociedad hay mucha ignorancia de lo que es


el abuso sexual infantil (ASI) y de todo el daño que está generando en
nuestros niños y adolescentes. Y la realidad es que los adultos estamos
fracasando en protegerlos y ayudar a quienes han o están pasando por esto.

Yo al desconocer lo que es el abuso sexual infantil y no entender que yo era la


víctima *por mucho tiempo pensé que no iba a poder salir de esa oscuridad en la
que vivía, pero sí se puede, por supuesto que sí.

49
«Ese “juego” no se juega»

Todos merecemos dar esa oportunidad de buscar la sanación, de buscar justicia.


Es muy importante apoyarnos de las personas correctas. Es muy importante
buscar justicia y no aceptar tantas consecuencias de por vida. Es muy
importante identificar todo ese daño y consecuencias en nuestro
comportamiento. Lo que esta adherido a nuestra personalidad, y que nos está
comiendo. Si se puede, claro que sí se puede*.

Entonces quiero que mi libro sea un material de esperanza tanto para proteger
a nuestros niños y adolescentes, así como para ayudar a las víctimas. Es decir,
que sirva de prevención, pero también de atención y sanación del abuso
sexual infantil»

En eso otra reportera tomó la palabra y le dijo: «Disculpe Sr. Sebastián mi


ignorancia o lo imprudente de mi comentario, porque entiendo que usted era
un niño, pero le agradecería si me pudiera orientar para comprender lo que a
usted le pasó ya que no me explico cómo pudo haber sucedido esto durante
tanto tiempo y usted no se haya logrado desconectar de la situación».

Después de un profundo respiro el profesor Sebastián le contesto: «Esa


pregunta estuvo por muchísimos años dentro de mí sin poder tener la
respuesta, y como lo dije al no comprender lo que me estaba pasando, de que
yo era la víctima pues la culpa me carcomía por dentro.

Pero, muchos años después pude comprender que realmente el poder que el
agresor tiene sobre su víctima va más allá de lo racional. Pero mientras
alcanzaba ese grado de comprensión, el dolor era tan intenso e indescriptible.

Por eso cuando se quiere culpar a un niño, adolescente o incluso a un joven


adulto de que nosotros iniciamos esto duele bastante, porque nuestro cuerpo,
mente y espíritu está tan roto que cualquier señalamiento nos pone
nuevamente en el banquillo de los acusados y el pasado secuestra nuestro
presente.

Aprender a perdonarme me costó bastante, pero hoy que sé que no fue mi


culpa entonces puedo comprender que quien abusó de mí, fue realmente
porque yo era un niño vulnerable. No quisiera echarles la culpa a mis padres,
pero creo que el hecho de que ellos siempre estaban ocupados en otras cosas
no les permitió ver como el enemigo se había infiltrado en mi casa, en mi vida,
en mi cuerpo y peor en mi corazón.

50
«Ese “juego” no se juega»

Por eso es tan fundamental que nosotros los sobrevivientes, y cualquier


persona que tiene conocimientos o ha escuchado testimonios de
sobrevivientes, no nos quedemos callados. Que hablemos abiertamente
porque este crimen se está cometiendo en todas partes.

Por eso es importante que todos los padres de familia tengan presente que sus
hijos pudieron haber sido abusados y seguramente hubieran deseado que
alguien los ayudara. Hay que tener empatía con las víctimas.

Porque abusar de un niño puede tomar un instante, pero sanar es un camino


larguísimo que, si no se recibe la ayuda adecuada e integral, podría ocasionar
que un niño, joven o adulto termine hasta quitándose la vida.

Y si además de todo, te topas con una institución que encubre el abuso, en


lugar de ayudarte a buscar justicia, entonces todo el daño se incrementa y
revictimiza alargando la agonía que terminamos padeciendo quienes hemos
pasado por esto».

En eso la reportera de una estación de radio, pide la palabra y le pregunta:


«Para el caso de las víctimas que nos pueden estar escuchando y que estén
padeciendo de este tipo de abusos ¿Qué recomendación le podría dar para
ayudarlos?»

Sebastián tenía muchísimas recomendaciones, las cuales venían en el libro,


pero para no dejar a la persona con la pregunta le respondió diciéndole:

«* Recuerdo que una terapeuta que tuve me recomendó que me levantara todos
los días pensando que todo iba a estar bien. Entonces, a pesar de cómo me
sintiera, que, si hubiera dormido poco o mucho, a pesar de que tuviera un día
muy ocupado, enfermo o lo que fuera ya que me levantara pensara en que todo
iba a estar bien. Era lo primero que pensaba cuando abría los ojos.
Hasta que todo empezó a estar bien. Y ese cambio me dio esperanza. *

«El abuso te destruye internamente y llega el punto en que tú te sientes un


desecho, algo inservible. Pero cuando tú te vez a través de los ojos de otra
persona en la cual tú sientes que eres creíble en ese momento empieza tú
reconstrucción y por supuesto empiezas a rescatar esa pequeña semilla de ese
niño, ese joven, esa esencia de uno chiquitita que estaba muy escondida, mucho

51
«Ese “juego” no se juega»

tiempo perdida, de repente aparece un foco y te la empieza a mostrar de nuevo y


empiezas a recuperar la sonrisa, la alegría, hasta la risa»1 .

Una vez que terminó de decir lo anterior, otra persona levantó la mano
pidiendo la palabra haciéndole la siguiente pregunta: «¿Cómo es tu relación
con Dios?»

Parecía que la prensa se había puesto de acuerdo para hacer preguntas que
llegaban directamente a su corazón y que retumbaban en su cabeza. Como ya
no se sentía en el banco de los acusados simplemente respondía lo primero
que se le venía a la mente:

«*Por mucho tiempo estuve enojado con Dios. De hecho, el utilizar la frase
“gracias a Dios” es parte terapéutico. Es parte de esa recuperación de mi fe, y de
mi espiritualidad que fue totalmente dañada y destruida por este señor y mucho
más pisoteada por la * institución* que lo encubrió.

Yo crecí con mis padres quienes me educaron con una espiritualidad religiosa la
cual fue destruida. Entonces el camino ha sido muy duro para poder recuperar
una espiritualidad muy personal con Dios.

Yo tuve más de 10 años de autodestrucción hasta que tomé la decisión de buscar


una terapia y de aceptar el abuso que viví. Por mucho tiempo no tuve fe en nada.
Fue un proceso largo de autodestrucción el cual es muy doloroso y cansado,
pero vale la pena.

No es fácil, pero es hermoso reconstruirse, amarse nuevamente, valorarse


nuevamente, respetarse nuevamente. Empoderarse. Y ahorita mucho más
importante darle un propósito a todo ese daño.

Antes yo quería todos los días morir, hoy quiero vivir y aprovechar las
oportunidades que me de la vida para seguirle dando un propósito. Seguir
descubriéndome como persona. Seguir alimentándome como persona. La vida es
maravillosa. Me pone vivencias que me llenan y me alimentan y me ponen
personas que me enseñan, me inspiran a seguir adelante*.»

1
Tomado del testimonio de James Hamilton, sobreviviente de ASI en Chile. Minuto 14:18 del video en
https://www.youtube.com/watch?v=v5y9tuJk6Kg

52
«Ese “juego” no se juega»

Ya para terminar, se le permitió a otro reportero hacer una última pregunta la


cual decía: «¿Qué planes hay? Porque es evidente que usted está lanzando un
libro, pero realmente no creo que termine en esto por eso me surge la
curiosidad de cuáles son sus planes».

A lo que Sebastián le respondió: «Lo primero es dar a conocer mi libro


mientras a la par le pido al gobierno que cambie las leyes. Y una vez que estas
sean cambiadas voy a demandar a mi agresor y hacerlo pagar por lo que hizo,
porque sé que buscar justicia es un derecho que todos tenemos y que forma
parte de nuestro proceso de sanación.

Aclarando que *esto que hago no es sólo por mi sanación y por las personas que
mi mensaje pueda alcanzar. También es una sanación para ellos. Para mis
padres que son personas hermosas que tampoco merecían por eso. Porque ellos
confiaban en este abusador
Todos merecemos Amor, Respeto y Dignidad, hayamos vivido lo que hayamos
vivido. Te hayan hecho lo que te hayan hecho*.»

Por eso y más…

CONTINUARÁ…
Nota: El texto que está rodeado de * * corresponde a la entrevista realizada por Sonia
Magali en su canal de Youtube, el cual ha sido tomado con autorización de ella para
expresar lo que en su momento expresaba su entrevistado.

«Ojalá que, así como las leyes prescriben,


también el dolor prescribiera. Porque lo peor
del abuso sexual no termina en el momento en
que se lleva a cabo, sino en el tormento que se
desencadena después de haber jugado ese
“juego” que no se debe jugar»

53
«Ese “juego” no se juega»

MI REFLEXIÓN PERSONAL

Hoy que has terminado de leer esta historia, quiero contarte mi versión de la
realidad para que tú puedas estar más alerta y no caigas en ninguna situación
de riesgo.

Debido a que lamentablemente ha habido casos de adultos que teniendo


cierta posición de poder, han lastimado seriamente a muchos niños, como no
queremos que eso te suceda a ti, quiero contarte lo siguiente.

Primero que nada, es importante que comprendas que tu cuerpo es tuyo y lo


tienes para protegerlo como si fuera tu regalo más preciado. Sólo tú eres la
única persona en todo el mundo que puede cuidarlo todo el tiempo, así que te
pido que cuando te mires al espejo te digas a ti mismo que lo vas a amar y
proteger, y que vas a hacer hasta lo imposible para evitar salir dañado.

Por otra parte, como vimos en la historia, es necesario que en cuanto tengas el
presentimiento de que alguien quiere tocarte de manera indebida o
manipularte y obligarte a hacer cosas que dañarán tu mente, tu cuerpo y tu
espíritu, te alejes. Recuerda que aunque seas pequeño tienes derechos y uno
de ellos es a decir ¡No! A lo que no quieres. Deja bien en claro que ese juego
no te gusta y retírate inmediatamente de ese lugar.

Si la persona insiste, entonces grita. Tu voz va a ser tu principal herramienta


para evitar salir dañado.

Es importante que comprendas que todas las personas tenemos partes


privadas de nuestro cuerpo que no deben ser tocadas ni deben ser vistas por
nadie, salvo cuando tengas que ir a un médico, pero siempre que estes con la
protección de tus padres o algún adulto de confianza.

Yo también fui niño y entiendo la diferencia entre tener conocimientos de


niños y de adultos, ya que cuando yo era niño jamás me hubiera imaginado
que hubiera adulto que fueran capaces de hacer algo de esta gravedad.

Esto anterior, no es porque seas inteligente o burro, sino porque es normal


que al ir creciendo nos vamos dando cuenta que en este mundo hay gente
mala que no les importa dañar a los demás con tal de obtener un beneficio,
como en este caso un sucio placer temporal.

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«Ese “juego” no se juega»

En la medida en que vayas estudiando y aprendiendo de los demás, irás


teniendo conocimientos y habilidades para protegerte.

Es como un niño no puede manejar un carro, porque todavía no tiene los


conocimientos y habilidades para manejarlo. Pues así ocurre con la vida,
tienes que ir creciendo y aprendiendo cosas para que el día de mañana que
seas adulto puedas saber cómo protegerte de los problemas que tengas en tu
trabajo y en tu vida diaria, pero mientras llega ese día es importante cuidarte a
la edad que tienes para que cuando llegue ese momento este sano.

A lo mejor hay niños que lamentablemente han sido abusados en sus familias,
escuelas o cualquier otra institución a la que han pertenecido. Si tú te enteras
de algún caso, es importante por respeto no andar contándolo y menos
burlarte, pues ese niño no tuvo culpa de nada y no es motivo de vergüenza.
Esa responsabilidad es solo del perpetrador. Al contrario, debes ser sensible y
empático.

Pero lo que si puedes hacer es contárselo a algún adulto de tu confianza,


quien seguramente pedirá ayuda, ya que todo niño que ha pasado por el abuso
sexual necesita apoyo.

Y esto no es porque este loco, sino que cuando alguien pasar por alguna de
estas circunstancias sus emociones se desestabilizan. Así como cuando vamos
al médico porque nos enfermamos de gripa o de tos, pues ellos también
necesitan apoyo para evitar que esa situación les genere algún problema a
futuro.

Porque como lo leímos en la lectura, muchas veces las consecuencias mayores


del abuso no aparecen mientras se está siendo abusado, sino cuando uno va
creciendo y empieza a tener problemas de muchas índoles, situación que no
queremos que suceda.

Por eso es importante que todas las personas que han pasado por algún tipo
de abuso sepan que no fue culpa de ellos. Qué también tienen derecho a ser
feliz. Pero para dar el paso es necesario no caer en el victimismo, buscar ayuda
y convertirse en un héroe donde la principal vida que se salve es la de uno
mismo.

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«Ese “juego” no se juega»

Quiero aclarar, que la vida de Sebastián no es mi biografía, sino que es


levantar la voz por quienes no tienen voz. Porque que en él veo la obligación
que tenemos todos para luchar por la vida de todos nuestros niños.

Muchas gracias por haberme prestado tu tiempo para leer este libro, estando
seguro de que los conocimientos que has adquirido hasta este momento te
permitirán proteger tu cuerpo, tu alma y tu mente; así como ayudar a aquellas
personas que podrían estar sufriendo por haber jugado ese “juego” que no se
juega.

Nos vemos en el siguiente episodio

Rubén Tapia
Ingeniero por la vida

DEDICADO A:

• A Sonia Magali por ser una persona muy entregada a la causa, quien sin
necesidad de estar involucrada ha tomado la decisión de luchar contra este
crimen de la humanidad donde se han dañado vidas enteras, ocasionando que
estos niños cuando crecen se convierten en personas vulnerables para un
sistema que los empuja a una vida de adicciones, promiscuidad y mucho
sufrimiento.

Sabemos que la lucha es enorme y que aun cuando no contamos con todos los
recursos, el saber que hay personas tan maravillosas como usted, me motiva a
no quedarme callado y poner mi granito de arena en la prevención y apoyo a
las víctimas.

También gracias por todas sus aportaciones en este libro, definitivamente sin
usted, esta obra no hubiera quedado con la misma calidad con la que se
presenta

Por otra parte, quiero dedicarles este libro a todos los sobrevivientes de ASI
que buscan el cambio en nuestra sociedad. A nombre de todos los que
buscamos la verdad y la justicia «MUCHAS GRACIAS»

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«Ese “juego” no se juega»

AGRADECIMIENTO A:

A Vanessa de Jesús Ortiz Sandoval por haber digitalizado esta obra de una
manera tan impresionante que me llena de felicidad ver cada uno de los
dibujos que se muestra.

Gracias por confiar en mí y poner tu talento el cual seguramente beneficiará a


muchos niños, jóvenes y adultos quienes verán en esta obra la esperanza que
nuestro mundo tanto necesita.

OBJETIVOS DEL LIBRO:


a) Advertir a los padres de familia de los riesgos que existen alrededor de los
niños.
b) Proteger a los niños de posibles depredadores al cuidar su cuerpo, su mente
y su espíritu.
c) Mostrar la manera en cómo se está abusando sexualmente de los niños:
tocamientos, mostrar partes íntimas, exposición de pornografía…
d) Brindar esperanza a los sobrevivientes para que comprendan que hay
medios para volver a ser felices.
e) Orientar a los padres acerca de lo que deben hacer con sus hijos
posiblemente abusados.
f) Exponerle a la sociedad acerca del daño que se les hacen a los niños cuando
pasan por un abuso sexual, tanto para prevenir, así como ayudar a las víctimas.
g) Obligar a las autoridades de cualquier centro a promover medios seguros
para el cuidado de los niños, y en caso de haber alguna situación relacionada a
un abuso sexual infantil, actuar rápido tanto para deslindar responsabilidades,
así como apoyar a las víctimas y a sus familias. La presión debe ser tan grande
que no puede ser posible que tengan que pasar años para hacer justicia.
h) Que esta herramienta de la pauta para promover la comunicación entre
padres, tutores, maestros y los mismos niños, quienes muchas veces son
víctimas del silencio de los adultos.
i) Que miembros de las organizaciones, iglesias, institutos o cualquier grupo
que vean que hay víctimas de dichos lugares, puedan sumarse a exigir cuentas
a los líderes, para asegurar que siempre se actúe dándole prioridad a las víctimas
y velar en verdad por el bien superior de la niñez.

57
«Ese “juego” no se juega»

j) Pedirles a las autoridades gubernamentales a revisar el estatus legal en


temas de delitos sexuales contra menores, así como asegurar que este
implementada la ley de derecho al tiempo.

«PRIMERO EL BIENESTAR DE LOS


NIÑOS,
luego la imagen de las instituciones»

ÍNDICE
Introducción………………………………………………………………………………………………………………… 3

Capítulo 1 – Ingresando al campamento……………………………………………………………………… 5

Capítulo 2 - Me lo contó Mario…………………………………………………………………………………… 12

Capítulo 3 – El pasado del profe Sebastián………………………………………………………………….. 15

Capítulo 4 – El profesor Sebastián abrió su corazón restaurado………………………………….. 19

Capítulo 5 – Protegiendo a dos víctimas (Mario y Esteban)…………………………………………. 28

Capítulo 6 – El silencio del cobarde de Marcos……………………………………………………………. 32

Capítulo 7 – La reunión extraordinaria………………………………………………………………………… 34

Capítulo 8 – La llamada inesperada del padre de Esteban…………………………………………… 39

Capítulo 9 – Sebastián dice: «No más silencio y la ley del derecho al tiempo» …………… 48

Mi reflexión personal……………………………………………………………………………………………………. 54

Dedicatoria……………………………..……………………………………………………………………………………. 56

Agradecimientos y objetivos del libro…………………….……………………………………………………. 57

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«Ese “juego” no se juega»

ACERCA DEL AUTOR

Rubén Gerardo Tapia Reynaga

• Ingeniero en Mecatrónica egresado de Universidad La Salle Noroeste.


• Maestría en Administración de Negocios con especialidad en Calidad y
Productividad.
• En su experiencia profesional ha trabajado como facilitador de producción,
ingeniero de control de procesos, maestro Universitario, administrador de
proyectos, comerciante, conferencista, etc.
• Fundador del Proyecto «Generación por la Vida» así como Web Master del sitio
«www.generacionporlavida.org».
• Escritor de los cuentos: Matilde «La maceta que no tenía flores», La ventana de
mamá, Estambre «El gatito que quería ladrar», Lin la semillita de cereza, Abel
«Felicidad sin violencia ni adicciones», Yarni «The kitten who wanted to bark»,
etc...
• Escritor de los libros: El museo por la vida, Gritos internos «Episodio 1 - El
enfrentamiento y Episodio 2 - Del infierno a la lucha», «Ayúdame, es mi tiempo
de sanar», etc.

Los enlaces para adquirir los otros libros disponibles los encuentra en
www.generacionporlavida.org

ESE “JUEGO” NO SE JUEGA


«No fue tu culpa»
Fue terminado en abril del 2022 e impreso en junio del mismo año.
Ciudad Obregón Sonora México

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