Palacios Santa María de Iquique

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“SENTIRAN, DESTROZADOS, LOS LAMENTOS” NICOLAS PALACIOS, SANTA MARIA DE IQUIQUE Y LACUESTION SOCIAL Ennetnimero 70 de Ciudad las Césares se publicé un ponderado homenaje de Guillermo Andrade al doctor Nicolas Palacios (Colchagua, 1854- Santiago, 1911), al cumplirse el centenario de la publicacién de su afamada obra Raza Chilena. Libro escrito por un chileno para los chilenos (Valparaiso, 1904). En él pudimos interiorizarnos de las tesis “racistas” de Palacios acerca del origen “araucano-gético” del pueblo chileno, origen que haria de nuestro pueblo una excepeién en América, por las caracteristicas guerreras y patriarcales de las Tazas que se mezclaron para contigurar y decantar enel “roto”, ese hombre humilde del pueblo, que “habia nutrido los batallones victoriosos una generacién atrds”, y al que Palacios “veia ahora explotado en las salitreras y hacinado en los conventillos”. Se menciona igialmente en el citado anticulo la reedicién de esta obra en 1987 como causa de“... por razones diferentes, un interés renovado en distintos circulos”. No se deja de mencionar el hecho que Palacios “formaba entre los pensadores “sociales” de las primeras décadas delXX,...”, asi como el hecho que fuera valorizado por el importante autor socialista Julio César Jobet y mas recientemente por Cristién Gazmuri, hace la distinci6n entre un racismo “clasico”, que supone la estratificacién horizontal de la sociedad, como el definido por el conde de ‘Gobineau, que habla de una élite racial en los estratos superiores y una masa racialmente inferior, desvalorizando el mestizaje, y el racismo de Palacios, mas cercano al pensamiento valkisch alemén, en que la unidad racial comprende al pueblo (Yolk) como un todo, contrapuesto ala “nobleza degeneraday a los usureros”. Andrade califica el racismo de Palacios, acertadamente a nuestto juicio, ‘como un sentimiento racial “democritico”. En la reflexiva exposicién del pensamiento de Palacios juc desarrolla el autor encontramos numerosas observaciones, no exentas de unj caricter critico, que nos ilustran acerca del pensamiento politico y econémico del autor de Raza Chilena, y que nos ayudan a entender el porqué se lecaracteriza como uno de los pensadores originales de las posiciones politicas que se han definido como “nacionalistas”, en la historia politica chilena del siglo XX. Por tltimo, Andrade finaliza su articulo Yalorizando la elativaactulida! de as denuncs de Palacios en relacién con el capital “global” y el a ional en relacién con la ‘masificacion de los individuos. Entendiendo que el interés delarticulocitado est centrado en la obra especifica cuyo centenario se conmemora, y no a resela iografica ala presentacionextefa des pensamiento, hemos querido, aprovechando la, ocasién de dicha conmemoracién, contribuir ala revalorizacién de la figura del Dr. Palacios ‘mostrando a nuestros lectores un aspecto algo menos conocido de éste, cual es su ferviente interés por los problemas socials del pueblo trabajador, del cual estuvo muy cercano, como médico de las aliteras entre 1894 y 1908, aflo en que deja la provincia de ‘Tarapacd y regresa a Santiago, no abandonando su lucha contra los barones del salitre y a favor de la nacionalizacién de la industria salitrera. Durante este periodo de su vida, Palacios fue testigo pri ‘dc los movimientos sociales y sindic jue culminaron con la gran huelga del salitre de '907, la que fue: ‘con el bafio de sangre que se desaté en la Escuela Santa Maria de Iquique, el 21 de diciembre de ese afio, y del que nuestro autor fue testigo directo y cronista para el periédico EI Chileno de Valparaiso. ELMEDICO DE LA PAMPA Nicolés Palacios llegé a la provincia de Tarapacé en 1894. Habia nacido cuarenta afios antes, en Colchagua, y recibido su titulo de médico s6lo cuatro afios antes, en 1890, De joven simpati con las ideas liberales'y radicales de Bilbao, ‘Arana, Matta y Lastarria, Mas adelante se interes en las teoria racistas de Vacher de Lapouge, del conde de Gobineau y de Houston Stewart ‘Chamberlain, lo que lo llevé a investigar el origen &tnico del pueblo chileno, estudios que se plasmarianen su libro Raza Chilena. * Dela letra de la Cantata Popular Santa Maria de Iquique, de Luis Advis. Civdas de les ce Saves 21-33 WP 2- sTee. wAR. 2005 NICOLAS PALACIOS Palacios se radica en el sector salitrero de Alto Junin, en el departamento de Pisagua, Como médico de las salitreras tuvo ocasién de compenetrarse y entender mejor que nadie la vida del pampinoy la industria del salitre. Sus obligaciones eran atender las poblaciones obreras de varias “oficinas”, como eran llamados los. ‘campamentos semi permanentes en los que se desarrollaban las faenas de explotacién y en los jue habitaban miserablemente los obreros y sus lias. Este trabajo lo desarrollaban los médicos del salitre trasladandose de una oficina a otra en ferrocarril y, cuando no existia ramal ferroviario, a caballo. Residian en las mismas oficinas,encasas proporcionadas por las empresas. Ealitreras, y su sueldo se pagaba con el descuento que se hacia alos obreros para su atencién médica. "alacios llegé a conocer como pocos al elemento popular que poblaba la pampa salitrera, faciendo suyas las inquietudes de los trabajadores Representando estas inquietudes escribié varios articulos periodisticos para la prensa iquiquena, bajo el seudénimo de “Un Roto”, mostrando su profunda Identificacién con los chilenos mds pobres, a quienes asignaba, Segiin sus teorias raciales, el origen “qraucano-g6tico”, anteriormente mencionado y, de acuerdo a las Caractersticas que con tal origen racial asociaba, o le un carter guerrero y patriatcal. Esta identificacién y defensa publica de la causa de los trabajadores pronto Condujo a que Palacios fuera considerado un elemento peligroso,y la compat saliteraquelo empleaba lo despidiera, en el curso del afio 1907, trasadndose a vivir a Iquique, donde lo soprendié la gran huelga salitrera de ese afio y la masacre que puso fin al movimiento obrero. PALACIOS Y LA HUELGA DE 1907 Encor como deciamos, residiendo en Iquique en diciembre de 1907, Palacios fue requerido por su amigo epistolar Roberto Heméndez, director del periédico E/ Chileno, de Valparaiso, que se editaba bajo el control del Arzobispado de esta ciudad, para que escribiera una relacién de los hechos, a lo que Palacios accedié, solicitindole a Hernandez omitiera su nombre én la relacién, para no crearle una situacién més dificil que la que ya vivia en Iquique Herndndez, en sus memorias, Vistazo periodistico Glos ochenta afios (Valparaiso, Imprenta Victoria, 1958), relata que “el otro paso que di en seguida fue para dirigirme al doctor Nicolas Palacios, que residia en Iquique, pidiéndole una opinién suya, escrita, acerca de los trdgicos sucesos y su génesis. Yo habia entrado en relaciones epistolares con el sefior Palacios, cuando la publicacién de su libro Raza Chilena, que tan vivos comentarios habia producido. ¥no sali defraudado en mis expectativas, al acudir a una autoridad y aun conocedor y testigo de tan alta envergadura. El Chileno obtuvo, pues, de esa ‘procedencia, un amplio y cabal estudio sobre la materia, y cuya publicacion ‘por secciones abrillantd las columnas del diario casi durante un mes entero”. ‘Agrega Hernandez, en sus memorias, que Alejandro Venegas, quien, bajoel seudénimo de Doctor J. Valdés Cange, escribid ei libro Sinceridad, ala sazén residente en Valparaiso, donde se desempefiaba como director de ‘una escuela primaria del barrio. deE1Almendral, le apremio para que le revelara el nombre del angnime autor de larelacién de los hect Iquique, y que juntos convinieron en que ra de ncesidad y justicia darlo a conocer més tarde. Larelacién en cuestién jamés ha sido editada en Chile, aunque Oscar Bermiidez publicé en ia Revista Chilena de Historia y Geografia, n° 136 (1968) un articulo titulado “El Dr. Nicolas Palacios y la industria del salitre”, en el que dio a conocer la informacion que Hernandez entrego en sus ‘memorias. Los extractos que ahora entregaremos han sido publicados en la obra Santa Maria de Iquique 1907: Documentos para su historia, del escritor Pedro Bravo Elizondo (Ediciones del {ioral Santiago, 1993). Elautor de esta obra es doctor en literatura latinoamericana de la Universidad de Iowa, profesor en la State University of Wichita, ¥y autor de articulos yy ensayos sobre la historia social y cultural chilena y latinoamericana, Para realizar este estudio, el autor investigé en Chile, Peri y Argentina, en la Biblioteca del Congreso en Washington y en el archivo sobre el anarquismo que se conserva en segtin se informa en las solapillas del libro, el que contiene una importante cantidad de documentos compuesta por informes, articulos de CIUDAD DE LOS CESARES prensa, discursos parlamentarios, manifiestos, Correspondeneiay un sinnimero de textos que arrojan una nueva luz sobre estos acontecimientos, los que marcan una fractura definitiva en la sociedad chilena, provocando la ruptura de la unidad social, luego de las rupturas en la unidad entre la Iglesia y el Estado y la ruptura en la unidad olitica provocada por la guerra civil de 1891. £1 estudio de Palacios se publicé en E/ Chileno entre el 5 de febrero de 1908 al 7 de marzo del mismo afio. En abril se publicé un extenso Epilogo de un Estudio, subtitulado: “Nuevos Rumbos a la Industria del Salitre. Chilenizacién. Razones morales y sociales que la abonan, Opiniones del autor de Raza Chilena.” Laconciencia moral de Nicolis Palacios lo lleva a defender al pueblo trabajador porque le hace ver la dura realidad que le circunda, A pesar de ser por conviccién enemigo del socialismo, esto no le ¢s obsticulo para percatarse de la miserable condicién humana en que viven y trabajan los obreros, de quienes comenta: “El pueblo chileno, este Gran Huérfano, esta dolorosamente penetrado en su aislamiento, de su abandono....por eso se asocia; por eso roba algunas horas asu trabajo para dedicarlas a organizarse, a educarse en politica, a buscar jefes leales y patriotas, aleen a reir, atento, grave, silencioso; por eso concentra sus fuerzas, modera sus pasiones, economiza sus energias: repara con un instinto maravilloso de raza uniforme, que ha de llegar el dia en que pesardn sobre su conciencia grandes responsabilidades, y se prepara para afrontarlas ymerecerlas”. Palacios no sélo constata la dura realidad del pueblo. También propone un programa para ayudar al pueblo salir de la dura situacion en que se encuentra. Plantea tres puntos basicos: ,_, |. Lainstruccién primaria, manual y técnica. 2. La implantacién o introduccién de industrias fabriles. 3. La poblacién metédica de nuestro territorio con familias chilenas escogidas. Luego de su experiencia iquiquefia, el Dr. Palacios decide regresar a Santiago, con su alma de triota entristecida por los trégicos sucesos de que sido testigo y cronista. En la capital continia su lucha contra los barones salitretos, publicando articulos en El Ferrocarril y La Unién de ‘Valparaiso, y radicaliza su posicidn con respecto a la chilenizacién del salitre con una conferencia dictada en el salén central de la Universidad de Chile, ei 9 de agosto de 1908 bajo el titulo de Nacionalizacion de la industria salitrera {Luego de la dura experiencia vivida como testigo de la huelga salitrera y la matanza del pueblo trabajador en la Escuela Santa Maria de Iquique, Palacios nunca pudo recuperarse de la tristeza que estos trégicos acontecimientos le produjeran, y que J sumieron en un profunda depresin, ileiendo alos 57 afios, el 11 de junio de 1911, de tna dolencia cardiaca, y siendo sepultado, segin sus deseos, envuelto en la bandera de la patria que tanto amo y que tan grandes dolores le caus6, En 1920 se cred en Iquique una “Escuela de proletarios y suplementeros”, con el fin de alfabetizar a este estamento de la sociedad, Se acordé darle el nombre de “Nicolas Palacios, como homenaje al celebrado ‘autor de Raza Chilena” (La Patria, Iquique, enero 16 de 1920), Era el mejor reconocimiento que el doctor Palacios podfa recibir del pueblo chileno, al que tanto amé y exalt6, ELESTUDIO El estudio que escribié Palacios a solicitud de su corresponsal Roberto Hemandez para el periédico EY Chileno de Valparaiso se resenta como “datos y opiniones”, escrito por “un escritor inglés” én colaboracién con “un distinguido escritor nacional”. En su parte primera, titulada “Patrones y obreros en las salitreras. Las quejas de los obreros”, Palacios ‘nos introduce en los reclamos formulados por los. obreros, que los llevaron a iniciar la huelga de 1907, haciendo ver la justicia de su petitorio, limitado a aspectos puramente econdmicos, entre otros: -Suprimir por completo el sistema de fichas y vales con que se pagaba a los obreros. --Pago de jomnales al tipo de cambio de 18 peniques. __-Permitir el libre comercio en todas las oficinas, en reemplazo del monopolio de los salitreros. ~Existencia de balanzas y varas en las 23 NICOLAS PALACIOS pulperias de las oficinas para evitar el robo del que eran objeto los obreros. .-Implemeniacién de diversas medidas de seguridad PRE prEveniosfeeuentes acidentesy desgracias laborales, ~Habilitacién de locales para fundar escuelas en las oficinas. .-Establecimiento de un sistema de desahucios e indemnizaciones. Estos eran algunos de los justos reclamos de os obreros, que Palacios informa en su estudio, refrendando la justicia del petitorio obrero, el cual, por lo demas, ya habia sido avalado por una comisién informante nombrada con ese objeto en elafio 1904, y presidida por el senador y en esa fecha jefe del gabinete don Rafael Errazuriz ‘Urmerieta, compuesta por varios diputados “y otros caballeros respetables” y de la que era secretario. don Paulino Affonso. Para asegurar la imparcialidad de las informaciones, también formaba parte de ddicha comisién un representante de la Combinacién saliera, es decir de a parte patronal. Esta comision habfa propuesto, con ligeras variantes, lo mismo gue en 1907 continuaban pidiendo los obreros. Sin embargo, segiin nos informa Palacios “nada ha cambiado, desde entonces, sino en laagravacién del mal estimulada por la falta de sancin”” Elestudio del Dr. Palacios se extiende sobre el tema de as fchas con las que se pagaba 8 los obreros, sistema de por si reprobable, pero que cn las condiciones en que se impuso en las oficinas comportaba caracteristcas que significaban una explotaci6n inicua. Entre otras situaciones derivadas del uso de estas fichas como salario podemos anotar el hecho que ellas no eran de libre ‘curso entre las distintas oficinas, lo que obligaba al obrero a gastarlas en las pulperias o almacenes pertenecientes a la misma compafiia, donde se ‘endian las mercaderias a precios monopélicos y sin que el trabajador tuviera derecho a intentar ‘comprar en otros almacenes. Igualmente, una vez ue un obrero dejaba de trabajar en una terminada oficina, sus fichas perdian valor en un plazo extraordinariamente corto, de modo que si no hacia uso de ellas dentro de ese plazo, que era. el tiempo que se le daba para abandonar la oficina y empezar su peregrinacién, con su familia a cuestas, de un campamento a otro, para lo} trabajo, quedaban en su bolsillo una cantidad de fichas de nulo valor, Muchas veces, y por propia decisién, las compaitias desmonetizaban sus fichas, es decir, es quitaban todo valor, informando de cello a través de la prensa iquiquefia. Los obreros, muchos de ells analfabetos, y de los que casi ninguno tenia acceso a la prensa escrita, no tenian forma de enterarse de la pérdida de valor de sus, fichas, y cuando se presentaban a canjearlas, se encontraban que ya s6lo servian “para entretener alos muchachos”, segin nos informa Palacios, con ironia nientados los duefios de las salitreras a explicar las razones de este sistema tan injusto de ao “cuando ha venide por ad algin mandatary Jo suficientemente audaz para preguntarselas”, contestaban que no era posible tener en las oficinas dinero contante, porque estarian expuestas a ser asaltadas por los trabajadores. Contesta a ello Palacios, con indignacion, afirmando que en los afios que conoce la pampa jamés vio caso algun de asaltos, que los obreros ‘son hombres honrados y tranquilos”, que basta con un sereno para ‘mantener el orden en las oficinas y, poriltimo, los trabajadores podian cambiar ala par sus fic en las mismas oficinas “lo que prueba que tienen en ella por lo menes tanto dinero efectivo como el valor que aquellas representan”. Bor lo tanto no era verdad que el temot alos asaltos justificara el rol de “monederos particulares”, de “acufiadores ilegales”, que Palacios imputa a los salitreros, haciendo ver que en Europa un emisor de fichas “no alcanzaria a realizar negocio alguno, porque seria conducido ala carcel ipso facto”. Pero ademas, las fichas eran recibidas en os almacenes de las oficinas con un descuento sobre su valor nominativo que lleg6 a alcanzar al 30%. Estos almacenes compraban mercaderias de desecho en las tiendas de Iquique, a bajisimos precios, y luego eran vendidas a los trabajadores €omo mercaderias de primera calidad, a precios ‘que superaban a veces en un 50% del valor de la. thereaderia de primera comprada en plaza, y con el descuento del valor nominal de la ficha ya mencionado. Palacios resume, respecto de esta cuestion: “Fichas y monopolios del comercio son dos columnas del mismo monumento con que el Salitrero recoge con una mano lo que da con la otra, Asi se explica el que defiendan con el mismo tesén ambos privilegios”. Denunciaigualménte nuestro autora aera del “ horrible alcoholismo que esté destruyendo al trabajador de las salitreras....Adonde van los comerciantes ingleses implantan el mismo sistema, mientras se los aguantan. El truck system es conocido y odiado en todas las colonias y factorias inglesas... Aljuez le bastaria establecer la sola existenciadeexa clase de moneda en un centro cualquiera de trabajo para tener por comprobada {atirania del capital sobre la mano de obra” La denuncia de Palacios se extiende al sistema de balanzas y varas de las pulperias, mostrandonos como se obrero con el sistema de las libras chicas y las libras grandes, asi como con las, varas cortas y largas, por lo que se pedia la 24 CIUDAD DE LOS CESARES existencia de balanzas y varas en el exterior de las, pulperias con el objeto de evitar este engatio. Se Extiende sobre la obligacion que tenian los cbreros de las saliteras de pagar a través de un descuento ensu salario por el servicio médico, lo que en si tulsmo no seria reprochable, pero lo que denuncia Palacios, con amplio conocimiento de causa, es que el descuento hecho exclusivamente a los obretos pagaba el servicio médico “para el administrador 1) su familia, para los empléados y las suyas, para las Visitas y para cuanta persona inore en la oficina y que no sea jornalero, puesto éste es el unico ontribuyente para sostener dicho servicio, a no se le reconoce el derecho de elegir al médico pagado por é!, pues es el administrador o el gerente juienes lo imponen”. Expone acontinuacién la miseria material de las habitaciones obreras (“de las casas en las quese obliga a vivir en algunas oficinas, me llevo ‘fotografias como testigos, sin las cuales estaria expuesto a no ser creido”), las continuas violaciones asuintimidad, con el pretexto de buscar contrabando de mercaderias compradas en otros locales ajenos a la compaiiia, y la circunstancia de Jas condiciones inhumanas eri que son arrojados a latpampa los obreros con sus enseresy sus familias cusindo eran despedidos (“esta remenda amenaza para un padre de familia, de estar expuesto a

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