La Leyenda Del Cenote Mani

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La leyenda del cenote

Maní es un pequeño pueblo en la península de Yucatán. Una cuna de famosas


leyendas mayas y sobre todo de una culinaria espectacular. El pueblo de Maní está
ubicado a 100 km al sur de Mérida y a 16 km de Ticul. Maní es una población
antigua, del Período Posclásico mesoamericano. En el siglo XIII, desplazó su capital a
Uxma. 

En México se escuchado hablar sobre los aluxes, la Xtabay, el Uay Peek o el Uay
Kekén. Historias y leyendas milenarias del mundo maya que también han llegado a
ser conocidas por el mundo. Algunas de esas leyendas mayas tienen una conexión
profunda con sus pobladores y sus alrededores, como lo es la leyenda
del cenote Xcabachen de Maní…

Entre comida y leyendas


Primero, cuando se habla de Maní una de las primeras cosas que vienen a la mente
es su famoso poc-chuc, una comida típica hecha a base de carne de cerdo, jugo de
naranja agria, cebolla, chile habanero y otros ingredientes. Un platillo típico para los
locales y aclamado por turistas de todas partes.

Pero hay algo más profundo que un platillo excepcional, y el mismo significado del
nombre de Maní conecta con la famosa leyenda del cenote que se encuentra a la
entrada de la población: "El lugar donde pasó todo". Llegando a Maní se encuentra
un arco de piedra que tiene rejas, donde al bajar la escalinata hay un cenote que
tiene inscrito un mensaje: Aquí es donde Diego de Landa hace su "acto de fe"
quemando todo.

Leyenda del cenote de Maní


De acuerdo con el relato, es en la entrada del cenote donde el Fray Diego de Landa
ordeno su "acto de fe", mandó a quemar documentos y destruir esculturas mayas en
el movimiento franciscano para convertir a los autoctonos en la religión cristiana. 

Según la leyenda del cenote de Maní, el lugar era sagrado por una razón importante.
Dicen que cuando el mundo este llegando a su fin, y el agua sea escaza, el cenote de
Maní será el único lugar en el mundo en el que podremos encontrar corrientes de
agua. 

Se dice que de aquel  lugar saldrá un guardián agarrando una serpiente, el dios
Kukulcán, y exigirá una ofrenda, el sacrificio de un bebé. Después de este acto,
aquel guardián ofrecerá a los indígenas una cáscara de cocoyol con agua, donde
remojarán los labios y nunca más tendrán sed.
Otras versiones: hechicera de Maní
Existe otra versión a este relato, esta es que durante la época de esplendor maya
vivía una hechicera dotada con el don de la adivinación por los dioses del Mayab,
quien hizo muchas predicciones del futuro.

El pueblo quería conocer las profecías de la Xunci-Maní, se juntaban a su alrededor


para saber que sería lo que pasaría en el futuro. La mujer levantaba las manos en
alto y pronunciaba palabras que decáin "que solo los espíritus del monte podían
entender". 

La leyenda dicta que ella logró adivinar la llegada de los españoles mucho tiempo
antes de que tocarán tierra en el Nuevo Mundo. También dijo que el hombre no
tendría necesidad de caminar, porque extraños animales de movimiento propio los
trasladarían largas distancias y que llegarían grandes pájaros para llevarlos de un
reino a otro.

El único lugar que quedará con agua


De la misma manera, en una de sus últimas profecías habló de una gran guerra. Esta
guerra ocasionaría que las personas se vieran obligadas a recorrer tierras y largas
distancias para conseguir agua, agua que solo encontrarían en aquel cenote. 

Entonces, como la primera versión, el cenote Xkaabanch’e’en (Xcabachen) de Maní


sería el último sitio con agua disponible en el mundo y ocasionaría grandes batallas
para conseguirla.
 

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