Filosofía Nahuatl I
Filosofía Nahuatl I
Filosofía Nahuatl I
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En cuanto a las condiciones requeridas para que exista la filosofía náhuatl,
tenemos al investigador mexicano Miguel León Portilla quien ha destacado en el
desarrollo y sistematización de esta tesis con su obra La Filosofía Náhuatl (1956),
entre otras. En su articulo El pensamiento prehispánico, considera que es a través
de la teoría de la invención histórica formulada por Edmundo O’Gorman, por la
que podemos hablar analógicamente de una filosofía prehispánica y de
aprehender sus modelos y categorías propias para repensarlas, reinventarlas y de
esta manera obtener un sentido para el hombre actual.
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a) Se preguntaron sobre el valor de lo que existe relacionado con el afán de
encontrar satisfacción en las cosas: “¿Qué era lo que acaso tu mente hallaba?
¿Dónde andaba tu corazón? Por esto dar tu corazón a cada cosa, sin rumbo lo
llevas: vas destruyendo tu corazón. Sobre la tierra, ¿acaso puedes ir en pos de
algo?” (“Cantares Mexicanos”, fol. 2 v).
c) Dudaron también de los mitos sobre el más allá, porque no estaban satisfechos
con las respuestas dadas por el saber religioso: “¿Se llevan las flores a la región
de la muerte? ¿Estamos allá muertos o vivimos aún? ¿Dónde esta el lugar de la
luz pues se oculta el que da la vida? (“Cantares Mexicanos”, fol. 61 r y 62 r).
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Estas interrogantes manifiestan la reflexión sobre las cosas y el hombre hasta
llegar a contemplarlos como problema. Es un empeño de descubrir problemas y
de tratar de resolverlos con la razón elaborando nuevas doctrinas acerca del
hombre, del mundo y de la divinidad. Los hombres dedicados a la reflexión fueron
los tlamatinime sabios o filósofos, pero no buscaron el conocimiento por el
conocimiento mismo, sino el conocimiento que se revela y manifiesta a través de
una totalidad, identificable con su existencia y sus modos de ser circunstancial e
histórico.
Bibliografia:
- Garibay Kintana, Ángel María, Poesía Náhuatl, Cantares Mexicanos, vol. II,
UNAM, México, 1993, (1965), y vol. III, 1993, (1968).
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- Garibay Kintana, Ángel María, Historia de la Literatura Náhuatl, vol. I, Porrúa,
México, 1987, (1953), y vol. III, 1987, (1954).
Años más tarde surgiría la cultura náhuatl de las raíces de la civilización tolteca, la
cual tenía una visión dual del universo, de la divinidad y de la vida. Flores y
cantos eran su norma de vida. La poesía, la verdad, el amor y la alegría
comprendían las flores y los cantos.
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Para la enseñanza y el aprendizaje de los saberes propios de la cultura había
lugares especiales, los "calmécatl" (donde habitaban los sacerdotes), destinados a
capacitar a todos aquellos hombres que aceptaran y siguieran las doctrinas de la
Toltequidad. Por supuesto que había personas dedicadas especialmente a
enseñar a los "macehuales" (los merecidos) principalmente la cultura, aquella que
les daba forma a su rostro y a su corazón, los tlamatinime. Su forma de
aprendizaje era a través de la observación, la búsqueda y la investigación. Pero
de los tlamatinime hablaremos más adelante.
La cultura, los conocimientos, el saber eran para los nahuas las fuentes
primordiales que dan al hombre la esencia humana. Son los que hacen al hombre
ser hombre y a la mujer ser mujer. Son los que les dan a ambos géneros la
humanidad.
Para los nahuas el hombre maduro tenía un corazón firme como la piedra, un
rostro sabio, es dueño de una cara, de un corazón, hábil y comprensivo. La mujer
ya lograda, en la que se ponen los ojos… la feminidad está en su rostro.
Todas las enseñanzas, todos los saberes, toda la poesía, la verdad, en su mínima
expresión, puesto que nadie puede poseer toda la verdad, era tarea de los
tlamatinime transmitirlos a los demás hombres y mujeres. Los tlamatinime eran
los encargados de dar forma a los rostros de hombres y mujeres, de forjarles una
personalidad, de hacerlos capaces de enfrentarse a las adversidades de la vida,
de dar amor a los demás, etc. Al mismo tiempo, era su tarea cultivar los
corazones de los hombres, hacerlos semejantes a los dioses, en otras palabras,
divinizar los corazones humanos era parte de la tarea de los tlamatinime.
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bien, en sociedad; siendo respetuosos de las tradiciones, de los derechos de los
demás, de la naturaleza, de las flores y de los cantos, etc.
Puede decirse que los tlamatinime eran algo así como un "todólogo" ya que entre
el cúmulo de sus conocimientos no faltaban el cálculo y las reflexiones puramente
racionales, las observaciones astronómicas; además del planteamiento que se
hacían con respecto del sentido de la vida y del más allá.
c) Psicólogos (teixcuitiani), pues formaba a los otros un rostro y les daba los
elementos para desarrollarlo.
1.-"El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.
3.-Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los códices.
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8.-Suya es la sabiduría transmitida, él es quien la enseña, sigue la verdad.
10.-Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una
enseñanza.
Línea 1.- El sabio: una luz, una tea, una gruesa tea que no ahúma.
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Línea 2.- Un espejo horadado, un espejo agujerado por ambos lados.
Aquí se alude al tlachialoni: era algo así como un cetro, con un espejo agujerado
en la punta. Dicho artefacto formaba parte de los atavíos de algunos dioses. A
través de este instrumento los dioses miraban la tierra y las cosas humanas.
Línea 3.- Suya es la tinta negra y roja, de él son los códices, de él son los
códices.
En esta línea aparece el sabio como poseedor de los códices (amoxtli), los viejos
libros nahuas, de los cuales sólo muy pocos se salvaron de la destrucción que
acompañó a la conquista.
Las líneas 5, 6 y 7 son demasiado claras, que ni el mismo autor las comenta, así
que pasaré a comentar las que le siguen.
Línea 10.- Hace sabios los rostros ajenos, hace a los otros tomar una cara (una
personalidad) los hace desarrollarla.
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En las líneas 11 y 12 se constata el paralelismo entre la palabra náhuatl ixtli
(rostro) y la palabra griega prosopón (cara), tanto en su significado anatómico
como en un sentido metafórico de personalidad.
Aquí encuentro un problema, puesto que pareciera como si se refiere a alguien del
cual se recibe algo que sustenta el propio existir, o bien, puede referirse a alguien
que es la "luz que iluminara el camino de los demás".
14.- Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, cuidadosos; hace que
en ellos aparezca una cara (una personalidad).
Línea 17.- Conoce lo (que) está sobre nosotros (y), la región de los muertos.
Aquí nos encontramos con un rasgo fundamental del tlamatini (sabio) "conoce lo
(que está) sobre nosotros". Topan, " lo que nos sobre pasa", y mictlan, "la región
de los muertos", es decir, "el más allá"
Línea 20.- Gracias a él, la gente humaniza su querer y recibe una estricta
enseñanza.
Aquí es visto el tlamatini como todo un humanista, pues apunta a una cierta idea
de "lo humano", como calidad moral. Como un embrión del tipo humanista
aparece aquí el tlamatini entre los nahuas.
Pero en la cultura náhuatl, no sólo existieron los tlamatinime, pues al igual que en
la cultura griega, en tiempos de la Grecia clásica, cuando la filosofía que daría
forma al pensamiento occidental se germinaba, tenía sus enemigos, los sofistas,
así entre los nahuas, abundaban los amo qualli tlamatini, o falsos sabios.
Estos, eran todo lo contrario de los tlamatinime, no daban un rostro a los hombres
ni a las mujeres, ni tampoco cultivaban en ellos un sabio y prudente corazón, por
el contrario.
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Los amo qualli tlamatini o falsos sabios, hacían perder el rostro a los hombres.
Mientras que los tlamatinime son como un espejo para los macehuales, los
hombres, donde éstos se pueden ver claramente un rostro bien formado, los amo
qualli tlamatini son como un espejo ahumado (teixcuitiani) que impide a los
hombres contemplar claramente su rostro.
1.-"El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe
acerca de Dios.
Línea 1.- "El falso sabio: como médico ignorante, hombre sin sentido, dizque sabe
acerca de Dios.
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El falso sabio es sólo sabio en apariencia, pues de verdadero no puede tener
nada, si nunca ha conocido la verdad. Por eso no puede conocer a Dios, y miente
cuando dice conocerlo.
Como todos, los buenos y los malos somos susceptibles de habituarnos a hacer
las cosas que nos parecen normales, y tendemos por lo tanto a acostumbrarnos a
hacerlas.
Entre más vacío se está más se busca disfrazar y ocultar la propia vacuidad con
la jactancia y la estupidez.
Significa que el falso sabio para lo único que era bueno, era para dividir el pueblo
y hacer menos fácil de realizar las tareas que la cultura demandaba.
Habría que ver qué rostro hacía volver, o en qué lo hacía volver; diría más bien
que en qué transformaba el rostro de los hombres y mujeres el falso sabio. Tal
vez en un rostro deformado y estúpido.
Para resumir, los amo qualli tlamatini todo lo destruían, metían a la gente en
dificultades, hacían perder el rostro a los otros y misteriosamente acababan con
todo.
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He aquí la diferenciación que de los verdaderos y los falsos sabios hacían los
mismos nahuas. Queda claro, pues, que en la cultura náhuatl, al igual que en
otras distinguidas civilizaciones, hubo un gran desarrollo humanístico, por llamarlo
así, debido a su preocupación por la cultura, las ciencias, la educación, pero sobre
todo, debido al gran interés por la formación de hombres y mujeres, lo que en la
actualidad conocemos como formación humana.
Bueno, una vez que distinguimos entre los verdaderos y los falsos sabios nahuas,
sólo queda ensalzar a los primeros sabios, los verdaderos, por su valiosa y
fructífera tarea, ya que gracias a ellos su cultura es ahora reconocida en diferentes
partes del mundo, y es tenida como cuna de la posible filosofía prehispánica en
América.
BIBLIOGRAFÍA
- Códice Matritense de la Real Academia , ed. Facsimilar de don Fco. del Paso y
Troncoso, vol. VIII, últimas líneas del fol. 118 r. y primera mitad del 118 v; AP I, 8.
Citado por León Portilla en Filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, P. 65.
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