U4 Rec Fuentesdelderecho
U4 Rec Fuentesdelderecho
U4 Rec Fuentesdelderecho
Históricas
Reales materiales
Las fuentes del Derecho se clasifican en: Materiales
Formales
Históricas
Son las que están constituidas por documentos que contienen los textos de una
ley o conjunto de leyes. En este caso en particular, más que fuente, sólo son
datos para el legislador.
Reales o materiales
Formales
La ley
Se consideran fuentes La costumbre
La jurisprudencia
La Ley.
La costumbre.
Constituye una fuente de derecho, en tanto crea una norma a la cual el Estado
reconoce fuerza obligatoria.
Podemos decir que la costumbre es la forma primitiva en el desarrollo del
Derecho, así, podemos afirmar que ésta es la primera manifestación histórica
del Derecho. Se puede definir como la observancia uniforme y constante de
reglas de conducta obligatorias, elaboradas por una comunidad social para
resolver situaciones jurídicas.
Las normas que tienen como origen la costumbre, reciben, en conjunto el
nombre de Derecho Consuetudinario (nacido de la costumbre).
La Jurisprudencia.
El proceso legislativo
Formación de la Ley
Las etapas señaladas hasta aquí, son etapas dentro del poder Legislativo, y así
tenemos que la iniciativa puede presentarse ante cualquiera de las dos
Cámaras, con salvedad de lo dispuesto por el artículo 72, fracción h), de la
Constitución que dice:
“En los juicios de orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la
ley o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta, se fundará en los
principios generales del Derecho. Lo anterior facilita la solución del problema
que pudiera plantearse, cuando, existiendo una controversia jurídica, hay una
ley para resolverla; pero esa ley es contraria a la doctrina y distinta a la
costumbre. En este caso, el juez debe aplicar, en primer término, la ley, y sólo
cuando ésta no sea clara, interpretarla. Si se presenta un caso ante el juez y no
hay ley aplicable, debe resolver conforme a los principios generales de
Derecho”.
Las fuentes del conocimiento científico jurídico son todos aquellos elementos
sensorialmente perceptibles que aportan los datos precisos para lograr la
comprensión y conceptuación científica del Derecho.
Clasificación
Son múltiples los criterios bajo los cuales pueden ser clasificadas y
subclasificadas las fuentes del conocimiento jurídico; sin embargo son tres los
que acoge la generalidad de autores: 1) relación de contenido, 2) relación de
intermediario y 3) relación de tiempo.
En una perspectiva de conjunto encontramos las fuentes:
II. Indirectas o secundarias, son aquellas que informan sobre los estratos pre y
protojurídicos sobre los que descansa la estructura jurídica conocida por las
fuentes directas o principales. No se refieren específicamente a las formas y
vida del Derecho, pero sí tienen una relación subordinada o derivada. Éstas se
subdividen en:
B. Mediatas, que son las que producen los intermediarios para fines científicos
y aun artísticos, no jurídicos en sí, pero con proyección jurídica; entre las
que se ubican:
La búsqueda
“En este aspecto el autor depende exclusivamente de sus fuentes, que son el
punto de partida y representan la experiencia que existe sobre el tema. La
calidad de las mismas hará del trabajo especializado un éxito o un fracaso”.
Por tanto, lo primero será hacer una consulta de mayor a menor complejidad
para ir conociendo el tema sin dificultad, lo cual nos permitirá abarcarlo
profundamente; consultar fuentes generales (enciclopedias y diccionarios) en
las que se encuentre el tema; después manuales y finalmente monografías y
artículos de revistas especializadas.
Registros
Para llevar a cabo el registro, existen diversos tipos de fichas; entre las que
encontramos:
b) Ficha para fijar datos. Son papeletas de formato más reducido y sirven para
fines de referencia o nemotécnicos, para asentar datos obtenidos de las
fuentes y para incluir planteamientos u observaciones. Pueden ser extraídas
de una fuente de conocimiento científico: I) datos sobre la propia fuente o
sobre otras a que ella hace mención o referencia; II) datos sobre personas o
sujetos determinados; y III) conceptos, juicios, definiciones, planteamientos,
datos concretos, etc., que se dan en la fuente o, con ocasión de su manejo,
en el pensamiento del investigador; o sea, noticias o ideas sobre materias
singulares.
La ficha bibliográfica es lo primero que debemos hacer sobre todos los libros
que consultemos en nuestra investigación y deberá contener todos los
elementos indispensables para lograr una precisa individualización formal de la
fuente; tales elementos son:
1.- Apellidos y nombre (en ese orden y separados por una coma) del autor.
2.- Título íntegro de la fuente.
3.- Mención de terceros que hay participado como traductor, adicionador,
comentarista, prologuista, anotador, compilador o editor literario, científico o
artístico.
4.- Si incluye material documental complementario; como planos, mapas,
cuadros sinópticos, láminas, tablas de legislación, etc.; ya sea como apéndices
o dentro del propio texto.
5.- Características de la edición: nombre del editor y de la librería, lugar de la
edición, fecha y número de la misma (si lleva solo la fecha, se entenderá que
es la primera edición), se anotará si es un edición corregida, ampliada,
revisada, etc., cuando falten datos del editor o imprenta se indicará con las
abreviaturas: “s.p. de e.” O “s.p. de i”, según sea el caso cuando no consta el
año o fecha de al edición, se debe anotar: “s/a” o “s/f”; tratándose de revistas o
periódicos o de artículos incluidos en ellos, se indicará en la ficha del año, el
tomo, el número, etc., y las páginas, sección, etc., en que aparece el texto
individualizado; en cifras arábigas, el número de volúmenes y de tomos, el
número de páginas que comprende el volumen o cada uno de los volúmenes,
el tamaño o formato, y las demás características extrínsecas singularizadoras:
encuadernación, estado de conservación, buena bibliografía, márgenes
amplios, etc.
6. Noticia de ubicación de la fuente: indicación exacta de la biblioteca o lugar
en que se halla la fuente, los signos de clasificación y su colocación.
e) Fichas bio bibliográficas. Su formato tiene que ser mayor que el de las
bibliográficas, se sugiere el tamaño medio oficio (21 por 16.5 cm.) o como
medida mínima: 15 por 12 cm., y en ellas se hacen constar datos relativos a
la vida y a la obra de una determinada persona. En su anverso se
acostumbra consignar los datos sobre la vida de quien se trate y en el
reverso la bibliografía sumaria.
El verdadero índice o temario del contenido de los libros surge del material, y
no el material de un índice-proyecto que se estableciera antes de la
investigación.
Dado que este tema últimamente ha sido muy polémico hemos decidido
ofrecerles varios enfoques que al respecto han vertido varios especialistas a fin
de que tengan un panorama más amplio al respecto.
Valdría la pena señalar que los argumentos esgrimidos en esa sentencia por el
pleno, se enfocan a reconocer un derecho fundamental y una garantía
constitucional que es la contenida en el derecho a la libre asociación sindical.
En consecuencia, la sentencia se pronunció a favor de que jerárquicamente
privara el convenio de referencia por encima aún de la ley federal que se tildó
de inconstitucional. La ubicación jerárquica de los tratados por sobre las leyes
federales se desarrolló en esa resolución para sostener la invalidez del artículo
impugnado. Es decir, no se estableció tajantemente un esquema jerárquico de
las fuentes del ordenamiento, sino que se ubicó a los tratados por encima de
las leyes federales para apoyar los razonamientos de la sentencia en torno a la
inconstitucionalidad de las disposiciones de la Ley Burocrática relativas a la
libertad sindical. Este asunto en particular, nos es útil para ilustrar que, en
principio, no es posible encontrar sustento jurídico positivo de la
afirmación, dogmática por consecuencia, de que existe un sistema
jerárquico definido según el cual las normas externas se encuentran en un
rango superior a las nacionales o viceversa. Cabe señalar igualmente que
algunos autores se han pronunciado en el sentido de que existen leyes del
Congreso de la Unión con mayor jerarquía que otras a las que denominan
leyes constitucionales, las cuales se ubicarían, junto con los tratados, en un
rango intermedio entre la Constitución y el derecho ordinario (federal o local).
CONFLICTOS EN LA APLICACIÓN DE LOS TRATADOS
INTERNACIONALES AL INTERIOR. La importancia de determinar la jerarquía
de los tratados respecto al orden local deviene, más bien, de las
contradicciones que eventualmente pudieran suscitarse en la aplicación
preferente de uno de los dos órdenes.
En este caso, podría afirmarse que no existe en el orden jurídico interno una
dificultad verdaderamente seria para dirimir un conflicto entre tratados o
convenciones internacionales y leyes nacionales que hayan sido expedidas con
anterioridad, pues tal conflicto se solventaría aplicando el principio del lex
posterior derogat priori, esto es que debe prevalecer la norma posterior en el
tiempo.
Según este criterio, la contradicción que pudiera suscitarse sólo sería aparente,
pues bastaría la determinación de la esfera competencial en que operan las
normas para estar en posibilidad de resolver en cada caso. Es decir, sería
suficiente determinar en que esfera se suscita la controversia para aplicar la
norma adecuada.
Debe decirse que resulta poco convincente este argumento, pues tal afirmación
resultaría aplicable indiscutiblemente si las dos esferas (la nacional y la interna)
estuvieran claramente delimitadas; pero como lo hemos destacado, las
relaciones internacionales se complican cada vez más, de tal manera que es
difícil encontrar campos perfectamente definidos sobre los cuales se originen
los conflictos.
Sin duda este criterio podría ser aplicable en determinados casos; pero en
realidad no hace sino confirmar nuestra afirmación de que no puede existir una
solución única y definitiva. No por lo menos con los elementos constitucionales
con los que se cuenta
Pongamos un ejemplo:
Puede darse el caso de que exista una ley vigente que regule determinada
materia y el estado, posteriormente, suscriba una convención en la que,
siguiendo los procedimientos constitucionalmente establecidos, se obligue a
legislar en diferente sentido.
A. Que la ley emitida con anterioridad no sea obstáculo para que el derecho
internacional pueda surtir efectos, aun y cuando esté en aparente contradicción
con la normatividad interna.
B. Que la ley emitida con posterioridad y en contravención a las normas
internacionales frene la aplicación del derecho internacional.
En esta categoría de casos será generalmente el Tribunal Constitucional quien
declare la solución a favor de la aplicación del derecho nacional o del
internacional según el caso y señale su inconstitucionalidad y posible
anulación.
C. Que la legislación nacional paralice completamente la aplicación del derecho
internacional.
Esta tercera categoría, que es la que con mayor frecuencia se presenta en los
órdenes jurídicos internos, ha ido cediendo su lugar a nuevas formas de
resolver los conflictos por los tribunales.
Surge con todo lo anterior una nueva interrogante: ¿Quién debe determinar qué
ley es la aplicable al caso concreto?
Por principio debe decirse que la contradicción entre normas internacionales y
de derecho interno generalmente plantea problemas de mera legalidad, es
decir, problemas de oposición entre tratados internacionales y leyes ordinarias,
en los cuales se trata de precisar si una norma ha sido correctamente aplicada,
o bien, de tratarse de oposición entre normas secundarias, determinar cual
debe ser aplicada con preferencia sobre la otra. Sin embargo, también pueden
suscitarse problemas de constitucionalidad propiamente dicha; esto es, casos
en los que sólo deba resolverse sobre la concordancia u oposición entre las
normas internacionales y los preceptos constitucionales.
En esa tesitura podría decirse que la determinación sobre qué ley en particular
es aplicable al caso concreto en un conflicto de normas, eventualmente podría
darse por el órgano de control constitucional o por una autoridad ordinaria,
según la instancia en que la cuestión haya sido planteada.
No obstante, podría argumentarse en contrario que si se considera que la
Constitución rige la totalidad del orden jurídico, el control de la legalidad sería
una forma indirecta de control constitucional, dado que en un sistema no
pueden separarse las partes de un todo.
La ley ordinaria
La ley ordinaria se puede emitir por dos medios, ya sea por parte del Ejecutivo
o por parte del Congreso, la cual deberá someterse para su aprobación a la
cámara de diputados como a la de senadores, para que a través de sus votos
ésta pueda ser aprobada y llevarla a efecto.
Los reglamentos
Son los instrumentos de orden jurídico que nos servirán para una mejor
interpretación y aplicación de la ley en cuestión, según sea el caso, ya que en
dado caso nos darán la pauta a seguir, ya sea aumentando la información o
dando las indicaciones pertinentes.