Capítulo IV

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Capítulo IV: Los contratos de depósito en Roma y en Panamá

Generalidades de los contratos de depósito en Panamá

En la actualidad, y centrándonos en el concepto de contrato de depósito en la

República de Panamá, se constituye un depósito desde que se recibe la cosa

ajena y cuando se está en la obligación de guardarla o restituirla.

También, esta estrictamente estipulado que se puede constituir tanto de

manera judicial como de manera extrajudicial. En caso de que sea de manera

extrajudicial, puede ser de dos maneras, necesario o voluntario.

Respecto a la naturaleza y esencia de estos contratos, los contratos son

gratuitos, salvo pacto en contrario (es decir que el depositario tiene derecho

a exigir retribución por el depósito, la cual se arreglará a los términos del

contrato y, en su defecto, a los usos del lugar en que se constituya el

depósito).

Ahora, enfocándonos en lo que sería el depósito voluntario, se dice que es

aquel en el que se hace entrega por la voluntad del depositante. También


puede realizarse el depósito por dos o más personas, que se crean con

derecho a la cosa depositada, en un tercero, que hará la entrega en su caso a

la que corresponda.

Siguiendo en la línea de este tipo de depósito, si una persona capaz de

contratar acepta el depósito hecho por otra incapaz, queda sujeta a todas las

obligaciones del depositario, y puede ser obligada a la devolución por el

tutor, curador o administrador de la persona que hizo el depósito, o por e2sta

misma, si llega a tener capacidad.

En caso de que un depósito se haga por una persona capaz en otra que no lo

es, sólo tendrá la depositante acción para reivindicar la cosa depositada

mientras exista en poder del depositario, o a que éste le abone la cantidad en

que se hubiese enriquecido con la cosa o con el precio.

Otras de las generalidades de este tema de contratos son las obligaciones del

depositario, está expresamente dicho que el depositario está obligado a

guardar la cosa y restituirla, cuando le sea pedida, al depositante o a sus

causa- habientes, o simplemente a la persona que hubiese dio designada en


el contrato. La responsabilidad, en cuanto a guardar o perder la cosa, será

regida por lo dispuesto anteriormente.

Como se dijo, el depositario no puede servirse de la cosa depositada sin

permiso expreso del depositante, es decir, que en caso contrario se le podrá

imputar o podrá responder por daños y perjuicios.

Cuando el depositario tiene permiso para servirse o usar de la cosa

depositada, el contrato pierde lo que vendría siendo el concepto de depósito

y, en ese caso, se convertiría en un préstamo o un comodato. Cabe recalcar,

que, en tal caso de exigir un permiso, no puede ser presumido, se debe

probar su existencia.

En caso de que la cosa depositada se entregue cerrada o sellada, en un caso

más específico, debe ser restituida por el depositario en la misma forma, y en

caso de que se evidencia que el sello o cerradura fue forzado por su culpa,

tendrá que responder por daños y perjuicios. En estos, casos, se presume la

culpa en el depositario, a menos que se pruebe lo contrario, y en cuanto al

valor que fue depositado, cuando la fuerza sea imputable al depositario, se


estará esperando a la declaración del depositante, nuevamente, a menos que

se pruebe lo contrario.

A la hora de que la cosa depositada sea devuelta, tiene que ser con todos sus

productos y accesiones. Consistiendo en el depósito en dinero, se aplicará al

depositario lo dispuesto respecto al mandatorio.

También, se recalca que el depositario no puede exigir que el depositante

pruebe ser propietario de la cosa depositada. Sin embargo, si se llega a

descubrir que la cosa ha sido hurtada y quién es su verdadero dueño, se debe

hacer saber a éste el depósito. En este caso, si el dueño no reclama en el

término de un mes, quedará libre de toda responsabilidad el depositario,

devolviendo la cosa depositada a aquel de quien la recibió.

En el caso de que sean dos o más depositantes, si fueron solidarios y la cosa

depositada admitiese división, se podrá pedir cada uno de ellos más que su

parte. Cuando haya esta solidaridad, o la cosa no pueda ser dividida, regirá

los artículos 1028 y 1029, que estipulan que cada uno de los acreedores

solidarios pueden hacer lo que sea útil a los demás y no los que le sea

perjudicial, las acciones que se ejerzan contra cualquiera de los deudores


solidarios perjudicarán a todos estos, o bien, el deudor o los deudores

solidarios pueden pagar a cualquiera de los acreedores solidarios; pero si

hubiere sido judicialmente demandado por alguno, a éste se le deberá hacer

el pago.

Si el depositante pierde, después de hacer el depósito, su capacidad para

contratar no puede devolverse el depósito sino a los que tengan la libre

administración tanto de sus bienes como de sus derechos.

Cuando se haga un depósito en el que se haya designado un lugar para la

devolución, el depositario tiene que llevar a él la cosa depositada; pero los

gastos que ocasione la traslación serán de cargo del depositante.

De lo contrario, si no se designa un lugar para la devolución, deberá hacerse

en el que se halle la cosa depositada, aunque no sea el mismo en que se hizo

el depósito, con tal de que no haya intervenido malicia de parte del

depositario.
Siguiendo esta línea, el depósito debe ser restituido al depositante cuando

sea reclamado, aunque en el contrato se haya fijado un plazo o un tiempo

determinado para la devolución.

En caso de que el depositario tenga motivos justificables para no conservar

el depósito, podrá, incluso ates del término o del plazo que se había

estipulado, restituirlo al depositante; y en caso de que este se resista, podrá

obtener del juez una consignación.

También, en caso de que por fuerza mayor hubiese perdido la cosa

depositada y recibido otra en su lugar, se estará obligado a entregar ésta al

depositante.

Y, por último, respecto a las obligaciones del depositario, el heredero del

depositario que de buena fe haya vendido la cosa que ignoraba ser

depositada, sólo está obligado a restituir el precio que hubiese recibido o

ceder sus acciones contra el comprador en el caso de que el precio no se le

haya pagado.
Ahora, viendo la otra cara de la moneda, hablaremos de las obligaciones del

depositante, que son significativamente menos extensas que la de los

depositarios, ya que lógicamente no cuentan con la responsabilidad, en la

mayoría del plazo estipulado con la cosa depositada.

La primera, es que el depositante está expresamente obligado a reembolsar

al depositario los gastos que haya hecho para la conservación de la cosa

depositada y a indemnizarle de todos los perjuicios que se le hayan seguido

del depósito.

Y el segundo, nos refiere a cuando el depositario puede retener en prenda la

cosa depositada hasta el completo pago de lo que se le deba por razón del

depósito.

Ahora, nos estaremos enfocando en dos tipos de depósitos, basándonos en

este código, el depósito necesario y el depósito judicial.

Las características que se debe poseer para ser considerado como depósito

necesario son:
1. Cuando se hace en cumplimiento de una obligación

2. Cuanto tiene lugar con ocasión de alguna calamidad, como incendio,

ruina, saqueo, naufragio, entre otras semejantes.

Ahora, el depósito comprendido cuando se haga cumplimiento de la

obligación será regido por las disposiciones de la ley que lo establezca, y en

su defecto, por las del depósito voluntario. El comprendido en cuanto tiene

lugar con ocasión de alguna calamidad se regirá por las reglas del depósito

voluntario.

Incluso, se reputa depósito necesario el de los efectos introducidos por los

viajeros en las fondas y los mesones. Los fondistas o los mesoneros

responden de ellos como tales depositarios, con tal que se hubiese dado

conocimiento a los mismos o a sus dependientes, de los efectos introducidos

en su casa y que los viajeros por su parte observen las prevenciones que

dichos posaderos o sustitutos les hubieran hecho sobre cuidado y vigilancia

de los efectos.

Por último, la responsabilidad a que se refiere lo anteriormente dicho

comprende los daños hechos en los efectos de los viajeros, tanto por los
criados o dependientes de los fondistas o mesoneros, como por los extraños;

pero no los que provengan de robo a mano armada, o sean ocasionados por

otro suceso de fuerza mayor.

Ya finalizando con las generalidades de este contrato en Panamá,

hablaremos del segundo tipo de depósito que se dijo anteriormente, el

Depósito Judicial.

Se le dice depósito judicial al que tiene lugar cuando se decrete el embargo o

secuestro de bienes litigiosos, o básicamente de cualquier bien para asegurar

el resultado del juicio.

El que es depositario de los bienes u objetos secuestrados no puede quedar

libre de su encargo hasta que se termine la controversia que lo motivó, a no

ser que el juez lo ordenare por consentir en ello todos los interesados, por

otra causa legítima.

Se puede dar el caso en el que el depositario de bienes secuestrados está

obligado a cumplir respecto de ellos todas las obligaciones como un buen

padre de familia.
Y, concluyendo con estas generalidades, en lo que no se halle dispuesto en

todos estos artículos, el secuestro judicial será el que rija por las

disposiciones del Código Judicial.i

Casos donde es utilizado el contrato de depósito: Roma

En Roma, los templos no tuvieron ninguna intervención en el comercio

bancario: pero tampoco se discute que los argentariiii admitían depósitos de

dinero con facultad de uso, con el que negociaban y obtenían grandes

beneficios. iii

Se constituían tales depósitos a vista y se devolvían contra entrega del

resguardo que el banquero extendía al cliente. En tales resguardos se

encuentra incluida, en algunas ocasiones, la promesa de pagar intereses, y

esto induce a creer que, en general, los argentinii asignaban a los depósitos

un pequeño interés.

El reconocimiento de este contrato fue un caso particular de la pérdida

general del rigorismo primitivo, que admitió cada vez más flexibilidades en
los contratos para acomodarlos a la vida diaria, y entre ellas, la posibilidad

de confiar a la custodia ajena sumas de dinero consideradas como género,

por lo que la figura, al aproximar sus contornos al mutuo, corría el riesgo de

ser conceptualmente devorada por este.

El proceso evolutivo del contrato de depósito llega, en tiempos de

Justiniano, al admitir un depósito retribuido. Lo cual deriva en una cierta

perplejidad, ya que puede identificarse o confundirse con el arrendamiento

de servicios pues sus diferencias no aparecen muy claras. iv

Es en Roma durante la última época clásica, donde el depósito es

conformado como contrato singular, dotado de unas características que le

dan identidad propia.

Los casos por los cuales se aplicaban los contratos de depósito eran de

distintos tipos, por ejemplo, cuando los ciudadanos romanos podían

depositar su dinero en bancos o entidades financieras para su custodia y

seguridad. Estos depósitos se regían por contratos de depósito que

establecían los términos y condiciones de la custodia del dinero, estos eran

conocidos como depósitos bancarios, que en lo que cabía, eran de los más

comunes.
También, se encontraban otras circunstancias como los depósitos con

objetos valiosos, en los que las personas depositaban objetos de valor, como

joyas, dinero, documentos importantes o reliquias religiosas, con individuos

de confianza, como amigos o instituciones religiosas, para su custodia y

protección.v

Otros de los casos eran por el ámbito de lo comercial, que se daba cuando

los comerciantes romanos utilizaban el contrato de depósito para almacenar

y resguardar sus mercancías en almacenes o depósitos antes de su venta o

distribución. El depositario tenía la responsabilidad de cuidar y mantener los

bienes en buen estado hasta que fueran reclamados o vendidos. vi

Y, por último, se veían casos por depósitos con garantía, que actualmente

son de los casos que más se ven, en transacciones comerciales y préstamos.

Por ejemplo, si alguien prestaba dinero, la persona que recibía el préstamo

podía entregar un bien mueble como garantía a través de un contrato de

depósito.

Casos donde es utilizado el contrato de depósito: Panamá


En Panamá, el contrato de depósito se utiliza en diversos casos para la

custodia y cuidado de bienes muebles. Se podrían dar casos como cuando

nosotros como ciudadanos panameños podemos utilizar el contrato de

depósito al abrir una cuenta bancaria. Cuando depositamos dinero en un

banco, se establece un contrato en el que el banco actúa como depositario y

se compromete a custodiar los fondos del cliente, y eso podríamos calificarlo

como un depósito bancario.

O por ejemplo, empresas y particulares pueden celebrar contratos de depósito para

almacenar bienes en instalaciones de almacenamiento o bodegas. Por ejemplo, una

empresa puede depositar su inventario en un almacén para su custodia hasta que

sea vendido o distribuido, en este caso, sería un depósito de almacenamiento de

bienes.

También, hemos visto los llamados depósitos de garantía o de plica, en el cual se el

contrato de depósito puede ser utilizado como garantía. Una parte puede depositar

un bien mueble como garantía para asegurar el cumplimiento de una obligación.

Por ejemplo, en un préstamo, el prestatario puede entregar un bien valioso como

garantía mediante un contrato de depósito.


Y por último, hemos visto los depósitos de arrendamiento, que son conceptos que

hemos visto bastante seguido en nuestro país, en contratos de arrendamiento, el

arrendatario puede depositar una garantía en efectivo o bienes muebles como parte

del contrato, por lo tanto, el depósito actúa como seguridad para el arrendador en

caso de incumplimiento del contrato.vii

Ya que logramos ver algunos de los tantos casos que vemos frecuentemente en

nuestro país, refiriéndonos a los contratos de depósito, y recopilando lo que

incluímos en las generalidades, hemos visto casos que involucran a este tema.

En este caso, hablamos de un depósito judicial, en el cual se le niega a solicitud de

depósito de un vehículo a una exfuncionaria del Órgano Judicial, imputada por la

supuesta comisión de los delitos contra la seguridad colectiva, delincuencia

organizada y por el delito contra la administración pública, en la modalidad de

corrupción de servidores públicos.

En la audiencia, la jueza, tras escuchar y analizar los argumentos de las partes

intervinientes, basó su decisión de negar el depósito del auto, al considerar que el


vehículo está fuertemente vinculado a la causa investigada y no le asiste el

derecho.viii

Comparación entre las prácticas romanas y actuales

En referencia al contrato del depósito, la implementación de este ha cambiado de

manera significativa con el pasar de los siglos, y en este punto, pondremos a

comparación las practicas romanas junto con las prácticas actuales, buscando una

relación o diferencia entre ambas.

Sabemos que en la Antigua Roma el contrato de depósito estaba regido por el

Derecho Romano, que incluía disposiciones legales específicas en el Digesto de

Justiniano y otras fuentes legales que se utilizaban, sin embargo, en la actualidad,

ahora cada país tiene su propio marco legal y regulaciones que regulan los

contratos de depósito, y puede variar según la jurisdicción. Por ende, podemos

decir que estamos comparándolo en base a su marco legal y como se regula.

También, en las antiguas prácticas romanas el contrato de depósito se consideraba

principalmente como un contrato consensual, es decir, que se perfeccionaba


mediante el simple acuerdo de voluntades de las partes involucradas, en las

practicas actuales, los contratos de depósito generalmente requieren formalidades

adicionales, como una forma escrita o la firma de ambas partes, dependiendo de las

leyes aplicables en cada jurisdicción. En este punto, lo que estaríamos comparando

es la naturaleza y formalidad de los contratos.ix

En la Antigua Roma, el depositario tenía la obligación de custodiar diligentemente

los bienes depositados y responder por cualquier pérdida o daño, a menos que

pudiera probar que se debió a causas ajenas a su responsabilidad, eran muy

estrictos en ese sentido, en la actualidad, se sigue fomentando la custodia

responsable del depósito, pero, la responsabilidad del depositario puede variar

según los términos y condiciones del contrato, y puede estar sujeta a limitaciones o

exclusiones acordadas entre las partes. En este punto, comparamos las diferentes

responsabilidades del depositor.

Para concluir, esta comparación es la que más se ha podido diferenciar ya que tiene

que ver con el uso de las instituciones financieras, y lógicamente, en las antiguas

prácticas de Roma no contaban con tales, aunque existían algunas instituciones

financieras, como los argentarii los contratos de depósito podían realizarse con

una variedad de personas, como amigos, e incluso instituciones religiosas, en


cambio, en la actualidad los contratos de depósito se realizan a menudo a través de

instituciones financieras, como bancos, cajas de seguridad y corredores de bolsa,

que brindan servicios especializados de custodia y administración de activos.x


i
(Anónimo, 2014)
ii
Crawford, M. H. (1996). Roman Statutes. “En
la antigua Roma, existían entidades bancarias conocidas
como "argentarii" que ofrecían servicios de depósito y custodia de dinero. Los ciudadanos romanos
podían depositar su dinero con estos banqueros para su custodia y seguridad.”
iii
(Martinez- Radío, 1999)

iv
(Oliver Sola, 2009)
v
(Watson, 2004)
vi
(Buckland, 1966)
vii
(Anónimo, Codigo de Comercio de la Republica de Panama, 2016)
viii
(Organo Judicial de la República de Panamá, n.d.)
ix
(Luz María Martinez R. de C., 2007)
x
(Casas Farfán, 1998)

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