Unidad I Cuidados Intensivos

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Unidad I

Unidad de Cuidados
Intensivos

Enfermería
Avanzada I
Lic. Javier Céspedes Mata, ME.

LIC. JAVIER CÉSPEDES MATA, ME. 1


Enfoque histórico de los avances asistenciales en la atención al enfermo crítico

Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano.


Isaac Newton

Creación de las unidades de cuidados intensivos


El inicio de la atención del enfermo crítico puede situarse en la guerra de
Crimea (1854-1856), gracias a la iniciativa de la enfermera F. Nightingale.
Ciertamente, con la finalidad de atender mejor a los enfermos críticos
quirúrgicos por causa bélica, Nightingale agrupó a estos enfermos en
determinadas salas, que se caracterizaban por concentrar más recursos que el
resto de las salas del hospital y estaban atendidas por un grupo de enfermeras
Figura 1: Florencia
especialmente preparadas. Así, la concentración de enfermos graves en un Nightingale

mismo recinto y su atención por profesionales especializados justifica que aquel hecho pueda
considerarse el principio de la atención del enfermo crítico.

En el siglo XX, concretamente en 1923 y bajo la influencia de las aportaciones de los «big four» (los
«cuatro grandes»: W. Welch [anatomía patológica], W. Osler [medicina interna], W. Halsted
[cirugíageneral] y H. Kelly [ginecología]) en el Hospital Johns Hopkins (Baltimore, Maryland,
EE.UU.), W.E. Dandy puso en marcha la primera sala de recuperación de enfermos neuroquirúrgicos.
Poco después, en 1927, en el Sarah Morris Hospital (Chicago, Illinois, EE.UU.) se puso en marcha la
primera unidad para atender neonatos prematuros. En escenarios de la Segunda Guerra Mundial se
crearon salas de shock para reanimar y atender enfermos críticos quirúrgicos, en las que también se
concentraban los recursos. Sin embargo, aunque era en plena Segunda Guerra Mundial, fue un suceso
civil el que impulsó la organización de la atención del enfermo crítico y de las emergencias.

Bajo esta influencia, entre 1945 y 1950 se crearon también salas de


recuperación en la Clínica Mayo de Rochester (Minnesota, EE.UU.), en el
Strong Memorial Hospital de Rochester (Nueva York, EE.UU.) y en el Ochsner
Clinic de Nueva Orleans (Luisiana, EE.UU.). Un año crucial en la historia de
la medicina intensiva fue 1950, en que se creó la primera unidad para atender
a enfermos críticos tal como se entiende en nuestros días, en el Hospital Peter
Figura 2: Peter Safar
Bent Brigham de Boston, para enfermos intervenidos de cirugía cardíaca.

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Así, ya en 1958, P. Safar (fig. 1-2) acuña el término «unidad de cuidados intensivos» (UCI); en ese
año, el 25% de los hospitales de EE.UU. con más de 300 camas disponían ya de una UCI.

Avances tecnológicos que marcaron el desarrollo de los cuidados intensivos


A finales del siglo XIX, H. Dräger (1899) diseñó el primer manorreductor de presión de oxígeno, y el
mismo autor, en 1911, desarrolló el primer dispositivo de ventilación a presión positiva intermitente,
el Pulmotor (fig. 1-4), que incorporaba un cilindro de oxígeno o aire comprimido como fuente de
energía que llegaban al enfermo mediante una mascarilla nasobucal. En 1950,
V. Ray Bennett diseñó la primera válvula de demanda de oxígeno capaz de
elevar la presión durante la inspiración y caer a cero durante la espiración. En
otras palabras, se inventó la ventilación a presión positiva intermitente (VPPI).
Y algo dramático ocurrió asimismo ese año: la epidemia de poliomielitis en el
sur de California (EE.UU.), por lo que en el Rancho Los Amigos Hospital, en
Downey, se habilitó una gran sala con muchos «pulmones de acero» para
Figura 3: Pulmotor
atender enfermos críticos con insuficiencia respiratoria aguda.

Entre otros hitos técnicos acaecidos en la misma década destaca la aportación de J. H. Gibbon Jr.
(1952) en el desarrollo de la cirugía extracorpórea, en el University of Minnesota Medical Center
(Minneapolis, Minnesota, EE.UU.). En el mismo hospital, F. J. Lewis y M. Taufic desarrollan la
hipotermia en cirugía cardíaca (reparación del septo interauricular) en 1953. Entre 1952 y 1956, P. M.
Zoll desarrolla y aplica la primera desfibrilación eléctrica en un paro cardiorrespiratorio.

De forma concurrente, en la década de los cincuenta se realizan avances históricos tecnológicos


relacionados con el desarrollo del cateterismo venoso central. En efecto, R. Aubeniac realizó por
primera vez en 1952 un cateterismo de la vena subclavia mediante un procedimiento quirúrgico. Un
año después, S. I. Seldinger (1953) desarrolló la «técnica de Seldinger», ampliamente usada en la
actualidad.

Cinco años después de cateterizar quirúrgicamente la vena subclavia, J. A. Moncrief cateterizó


quirúrgicamente la vena femoral. Ya que estas aportaciones permitían acceder intravascularmente a
la aurícula derecha, R. E. Hughes y G. J. Magovern establecieron en 1959 el concepto de presión
venosa central y la relación entre la presión de la aurícula derecha y el volumen sanguíneo. J. N.

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Wilson consiguió, en 1962, acceder a la vena subclavia de forma percutánea y a su cateterismo
posterior; exactamente de la misma forma como se hace hoy en día.

J. Swan, del Cedars-Sinai Medical Center, que con la ayuda de W. Ganz y otros colaboradores
consiguió aplicar la idea desarrollando el catéter de presión capilar pulmonar; al insertar este catéter,
por ejemplo, a través de la vena subclavia, se conseguía traspasar la válvula tricúspide, acceder por
tanto al ventrículo derecho y, entonces, alcanzar la arteria pulmonar, lo que permitía conocer la presión
de enclavamiento. El catéter se dirigía por flotación mediante un globo (la vela o el paracaídas)
insertado en su extremo distal.

En 1966, la Academia Nacional de Ciencias y el Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos


realizan la primera conferencia sobre reanimación cardiopulmonar (RCP), y dos años después P. Safar
sienta y protocoliza las bases de la RCP, de posterior aceptación universal. En esta década, M. H.
Weil, R. B. Sudrann y H. Shubin describen clínicamente el shock (1961), y Weil, Shubin y W. Rand
establecen sus patrones hemodinámicos (1966), otro de los pilares que fundamentan la asistencia del
enfermo crítico.

Un drama también bélico, la guerra de Vietnam, tuvo como efecto colateral positivo la descripción
por D. Ashbaugh (1967) del «pulmón de Da Nang» o síndrome del distrés respiratorio del adulto, al
observar el desarrollo de insuficiencia respiratoria aguda en heridos de guerra. A partir de las
contribuciones descritas, sinérgicas todas ellas entre sí, se favoreció que se empezara a conceptualizar
otra de las piezas angulares de la asistencia del enfermo crítico, el síndrome de disfunción
multiorgánica: J. F. Burke (1963), L. D. MacLean (1967), J. J. Skillman (1969), N. L. Tilney (1973),
A. E. Baue (1975), este último recordando las aportaciones del cirujano E. D. Churchill, el primer
autor que ya en la Segunda Guerra Mundial describió de alguna manera el concepto.

La atención del enfermo crítico es monetariamente muy costosa, por lo que, coincidiendo con la crisis
del petróleo de 1973, en 1974 D. Cullen describió el TISS (Therapeutic Intervention Scoring System)
en el Massachusetts General Hospital como un indicador del consumo de recursos del enfermo crítico
en la UCI y, también, como un reflejo indirecto de su gravedad. Para medir y evaluar la gravedad, W.
Knaus diseñó el APACHE (Acute Physiology and Chronic Health Evaluation) en 1981, en el George
Washington University Medical Center (Washington DC, EE.UU.

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Aparición de las sociedades de medicina crítica
El 10 de febrero de 1970, 29 médicos interesados en la atención del enfermo crítico celebraron, con
financiación propia, una reunión en Los Ángeles (California, EE.UU.) para debatir la constitución de
una organización con el compromiso de satisfacer las necesidades del enfermo crítico. A resultas de
aquella reunión, en noviembre de ese mismo año nació, con 54 miembros y bajo la presidencia de A.
Grenvik, la American Society of Critical Care Medicine.

En 1971, bajo la presidencia de G. Schoendorff, se funda la Sociedad Española de Medicina Intensiva


y Unidades Coronarias, que más tarde se transformó en la Sociedad Española de Medicina Intensiva
Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Asimismo, en 1979 se fundó la Sociedad Española de
Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC), y en 1988 se edita el primer número de
Enfermería Intensiva. (Nicolás, Ruiz, Jiménez, & Net, 2011)

Concepto De Enfermo Crítico


Comúnmente se considera que el enfermo crítico es el que se halla en riesgo vital inmediato o
potencial y cuya situación clínica sea reversible, incluyendo el soporte del potencial donante de
órganos (Instituto Nacional de Salud, 1997).

Paciente en estado crítico: Es aquél que presenta alteraciones vitales


de uno o más órganos que ponen en peligro su vida y que ingresa a la
unidad de cuidados intensivos (UCI) para ser objeto de monitoreo,
reanimación, mantenimiento de constantes vitales y tratamiento
definitivo. (Gutiérrez Lizardi, 2010)
Figura 4: Paciente critico

Existen dos aspectos que definen a un paciente crítico.


 El primero es el que establece la necesidad de ejercer sobre él una serie de controles estrictos,
lo que se conoce como monitoreo.
 El segundo es el que reconoce la necesidad del empleo de tratamientos especiales y o
inmediatos.

Los pacientes críticos son aquellos que se encuentran en una situación de inestabilidad fisiológica en
la cual pequeños cambios funcionales pueden llevar a un serio deterioro global, con daño orgánico
irreversible o muerte. El monitoreo, intermitente o continuo, está destinado a detectar estos cambios

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precozmente, a fin de proveer un tratamiento adecuado y restablecer una situación fisiológica más
estable, previniendo de tal modo el daño orgánico o la muerte.

El segundo aspecto que define a los pacientes críticos es la necesidad de recibir tratamientos
especiales. Estos tratamientos pueden ser urgentes, como el empleo de drogas vasoactivas en pacientes
en shock; intermitentes, como la diálisis; o continuos, como la ventilación mecánica. A su vez pueden
estar dirigidos a curar al paciente, como el empleo de antibióticos; o a sostener las funciones orgánicas
hasta que el organismo pueda retomar una función adecuada, tal el caso de la contrapulsación aórtica
durante el postoperatorio de cirugía cardiaca, o la asistencia respiratoria en el síndrome de dificultad
respiratoria aguda. (Lovesio, 2008)

También puede definirse como el enfermo afectado de un proceso fisiopatológico crítico


potencialmente recuperable, y que además requiere asistencia especializada y continuada en un área
tecnificada. Así pues, las características básicas que definen al enfermo crítico son cuatro:
 Nivel de gravedad (estado crítico).
 Reversibilidad potencial de la enfermedad.
 Asistencia y cuidados de enfermería continuos.
 Necesidad de un área tecnificada (UCI o similar). (Nicolás, Ruiz, Jiménez, & Net, 2011)

Unidad de cuidados intensivos


Una zona donde se ingresan pacientes para el tratamiento de una
insuficiencia orgánica real o inminente, sobre todo los que necesitan
ventilación asistida. En general existe al menos un profesional de
enfermería para cuidar a cada paciente y un médico asignado de forma
exclusiva a esta unidad durante las 24 h del día. (Whiteley, Bodenham,
Figura 5: Terapia Intensiva
& Bellamy, 2011)

Para cumplir con las actividades y objetivos precedentes, la Medicina Intensiva debe encuadrarse en
un contexto multidisciplinario y multiprofesional, y debe existir una relación armónica entre los
recursos humanos, tecnológicos, farmacológicos y arquitectónicos. En el presente módulo se
analizarán los aspectos generales que deben satisfacer dichos recursos. (Lovesio, 2008)

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El diseño de la unidad
El diseño de la planta física de una Unidad de Terapia Intensiva debe ser establecido sobre la base de
los pacientes que presuntamente serán asistidos en ella. En este sentido, para reconocer esta relación
es clásica la frase “la forma sigue a la función”.

Las características de la planta física deben ser tales que faciliten:


1) la observación directa de los pacientes como parte de la función de monitoreo.
2) la vigilancia de los monitores de variables fisiológicas.
3) la realización de intervenciones terapéuticas de rutina y de emergencia.
4) la obtención y el almacenamiento de la información referida al cuidado de los pacientes.

En la primera etapa, o de planeamiento, se deberán reunir los


arquitectos, los médicos responsables del área y la jefa de
enfermeras, y un representante de la administración del hospital. En
esta fase, los arquitectos deberán establecer varios planos
alternativos, que serán discutidos con los representantes médicos
hasta definir la idea más aproximada al proyecto final. Figura 6: arquitectura de la Terapia
Intensiva

En la segunda etapa, el grupo deberá expandirse, incorporando a representantes de todos los


departamentos que van a trabajar en la Unidad, incluso los de terapia respiratoria, radiología, farmacia,
servicios centrales y control de infección. Los representantes de estos departamentos podrán proveer
información útil para establecer un diseño final lo más libreposible de incongruencias o “errores de
planeamiento”.

El número de camas
La mayoría de las recomendaciones en este sentido establecen que la sala ideal no debe tener menos
de 8 camas ni más de 12, lo cual permite una adecuada división de los recursos humanos y un adecuado
rendimiento económico.

Existen varias maneras de establecer el número de camas necesarias en una institución en particular.
Las fórmulas generales se basan en el número total de camas del hospital y en el porcentaje de camas
médicas/quirúrgicas que deben estar disponibles para el cuidado especializado. Una recomendación

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aceptable es utilizar valores históricos de ocupación de camas de pacientes críticos, ya sea en la misma
institución o en instituciones similares en la misma área geográfica.

Los requerimientos de espacio


Una vez que se ha establecido el número de camas de la unidad, se debe establecer el tamaño total de
la misma. En adición al número de camas, existen otros determinantes del espacio. En efecto, en una
UTI se requieren distintos tipos de espacios:
1) El espacio asignado para las camas, incluyendo el lugar necesario para los equipos de control y
la actividad a desarrollar.
2) El espacio de soporte para todas las actividades dentro de la unidad, incluyendo central de
monitoreo, sección para preparación de drogas, áreas limpias y sucias de soporte, etc.
3) Los espacios de apoyo técnico, que incluyen áreas de reunión, sala de visión de radiografías,
archivos, áreas de almacenamiento de equipamiento, oficina del director, habitaciones de
médicos de guardia, etc. A ello deben agregarse los espacios de tránsito, tanto para el personal
de la unidad como para los visitantes.

La localización de la Unidad
En esta situación se presentan dos posibilidades distintas: el diseño de una unidad nueva o el
reacondicionamiento de una preexistente. En cualquiera de las dos situaciones se deberá tener en
cuenta que existen servicios que deben estar próximos a la Unidad, otros que deben estar a distancia
y otros en que es indiferente. Por ejemplo, es deseable que una UTI que se ocupa fundamentalmente
de pacientes quirúrgicos esté localizada lo más próxima posible al área quirúrgica y a la sala de
emergencia. También es conveniente tener cerca el departamento de diagnóstico por imágenes; y si
no se dispone de un laboratorio cercano en la institución, tener en la unidad un equipo para los
exámenes de rutina inmediata.

Un aspecto a tener en cuenta son las vías de comunicación, incluyendo el servicio de ascensores para
traslado a otras áreas de la institución. Se debe prever una circulación separada para el personal de la
unidad y para los visitantes. Por su parte, el traslado de y hacia la unidad debe poder hacerse a través
de corredores separados de aquellos utilizados por el público general. Se debe poder preservar la
privacidad de los pacientes, y se debe poder realizar el transporte rápidamente y sin obstrucciones.

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Distribución espacial dentro de la Unidad
En adición al tamaño de la unidad y el número total de camas, también se debe establecer la
distribución espacial de las camas y su relación con las demás. En este sentido se pueden utilizar tres
diseños, cada uno con ventajas y desventajas.

 El primero es la disposición en una estructura abierta con múltiples camas situadas en un solo
ambiente. En este caso la forma puede ser variable, dependiendo de la superficie a utilizar.
 El segundo es la habitación privada, eventualmente orientada como para que sea posible controlar
varias habitaciones desde una estación central.
 El tercero es una solución intermedia, en habitaciones de dos o cuatro camas, con una central de
enfermería en cada habitación.

Geometrías posibles de las unidades de Terapia Intensiva.


 Lineal
 Escalonado
 Por cubiculos de cristal
 Circular
 Herradura
 Triangulo
 Adelante y atrás

Figura 7: Unidad de cuidados intensivos

La desventaja del diseño abierto es el alto nivel de actividad constante, con excesiva cantidad de
ruidos, falta de privacidad de los pacientes y posibilidad de desarrollo de infecciones cruzadas. La
ventaja de este diseño, particularmente si la unidad es pequeña, es el menor requerimiento de personal
en función de la tarea colaborativa desarrollada por el mismo.

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El diseño de habitación individual involucra un alto costo de enfermería, ya que para un cuidado de
excelencia se requiere una enfermera por habitación, y un auxiliar para las tareas de higiene de los
pacientes. El riesgo de estas unidades es la desatención del paciente en caso de no disponer de una
adecuada dotación de enfermería.

Al momento actual no existe una recomendación firme para ninguno de estos diseños, y se han
incorporado otras alternativas como la separación por mamparas vidriadas, unidades circulares con
acceso individual, etc. Aun en países con alto nivel de asistencia, como en EE.UU., la tendencia actual
a la contención de costos hace muy poco práctica la opción de Unidades de Terapia Intensiva con
habitaciones individuales.

El espacio de una cama


Una consideración muy importante al diseñar la unidad es
establecer el espacio por cama, incluyendo el área de apoyo
adyacente. El requerimiento mínimo para cada cama es de 9
m2, debiendo considerarse las necesidades implícitas en los
equipos de asistencia y monitoraje habituales, y el espacio
necesario para equipos de uso no continuo, como máquinas
para hemodiálisis, equipos de circulación extracorpórea, Figura 8: Unidad del paciente

equipos de plasmaferesis, etcétera.

El diseño debe permitir un libre acceso al paciente por todos los lados de la cama. Este acceso
generalmente es afectado por el emplazamiento de la cama y por el tipo de monitores o fuentes de
electricidad, oxígeno, aspiración, etc., que se conectan con ella.

Una de las consideraciones críticas para el diseño específico es que se debe mantener una adecuada
observación de los pacientes y de sus sistemas de monitoraje. Entre los cambios más significativos de
los últimos años se encuentra la aplicación de equipos de computación para el manejo de la
información recogida en la Unidad. Las unidades de trabajo a la cabecera de la cama son de gran
utilidad para el registro de enfermería, y en lo posible deben ser conectadas a los monitores de cabecera
para registrar y almacenar automáticamente los signos vitales.

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Es conveniente disponer de un espacio de almacenamiento particular para cada cama. En el mismo se
deberán ubicar los medicamentos, el material descartable, los utensilios propios del paciente y otros
enseres necesarios para una atención rápida y eficiente.

Otro elemento fundamental del diseño es la localización de las piletas para lavado de manos. Una
disposición ideal debería incluir una pileta por cama, pero aun en aquellas unidades que cuentan con
una disposición adecuada de lavabos, no resulta fácil incluir esta disciplina en el personal de
asistencia.

Otras consideraciones a tener en cuenta son:


1) la posibilidad de mantener en los pacientes críticos la orientación en el tiempo, fundamentalmente
en la secuencia día-noche, para lo cual es muy útil disponer de ventanas con vista al exterior.
2) el ayudar a mantener en el paciente una patente de sueño adecuada.
3) el mantener un correcto nivel de estímulo sensorial.

Utilitarios
Cada UTI debe tener fuentes de poder eléctrico, de agua, oxígeno, aire comprimido, vacío y control
ambiental (temperatura, humedad, iluminación) capaces de sostener las necesidades de los pacientes
y del equipo de asistencia bajo situaciones normales y de emergencia, debiendo cumplir con los
requerimientos y standard de las respectivas entidades de control.

La recomendación actual es utilizar una columna de utilitarios


en relación con cada cama, la cual provee las conexiones para
las fuentes de energía eléctrica, oxígeno, aire comprimido y
vacío, conteniendo los controles para temperatura e
iluminación. Esta podrá estar montada del techo y en relación
con un ángulo de la cama. Si no se puede disponer de estas
Figura 9: Utilitarios de UCI
columnas, los servicios precedentes deben ser aportados desde la
pared que está en relación con la cabecera de la cama.

Las disposiciones respecto de los requisitos de cada uno de los elementos precedentes son formuladas
por las autoridades de salud, y varían para cada país e incluso para cada localidad dentro de un mismo

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país. Todas ellas, sin embargo, deberán proveer el máximo de eficiencia y seguridad, tanto para los
pacientes como para el personal de asistencia. (Lovesio, 2008)

Los Recursos Humanos


La práctica de la medicina intensiva se debe llevar a cabo en un ambiente hospitalario o sanatorial,
dedicado a y definido por las necesidades de los pacientes críticamente enfermos.

Los pacientes críticos presentan necesidades especiales de monitoreo y soporte vital que debe ser
provisto por un grupo humano, incluyendo un médico con los conocimientos básicos, la habilidad
técnica, el tiempo necesario y la presencia física permanente para proveer dicho cuidado en forma
inmediata y adecuada. Este cuidado debe ser continuo y preventivo por naturaleza, asegurando que el
paciente sea manejado de una manera eficiente, humana y segura, utilizando recursos finitos de modo
de asegurar una alta calidad de cuidado y una evolución óptima.

La medicina de cuidado crítico debe ser provista por intensivistas, que son individuos entrenados
formalmente y capaces de brindar tales servicios, y que se encuentran libres de obligaciones
competitivas, tales como áreas de cirugía o responsabilidades administrativas. Los intensivistas en
práctica deben participar en un sistema que garantice la provisión de todos los servicios necesarios
durante las 24 horas del día. La relación con los otros servicios deberá estar establecida en el
organigrama de funcionamiento de la institución.

Las áreas de responsabilidad de la Unidad de Terapia Intensiva


incluyen:
1) El cuidado de pacientes.
2) La administración de la unidad.
3) La educación médica continuada.
4) La investigación clínica.
Figura 10: Cuidados intensivos

La intensidad de ejercicio de cada una de estas actividades varía según el nivel de cada unidad, pero
todas ellas deben ser realizadas en cierta medida en todas las unidades, única forma de cumplir
adecuadamente con su función específica, que es el cuidado integral del paciente crítico.

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La Unidad de Terapia Intensiva debe ser dirigida por un médico director. Este, en base a su
entrenamiento, interés, tipo de práctica y tiempo disponible debe poder asumir la dirección clínica,
administrativa y educativa de la Unidad. Específicamente, el director de la Unidad debe ser un médico
especialista, responsable de la calidad, seguridad y adecuación del cuidado de todos los pacientes de
la unidad.

Además del director médico, la unidad debe contar con un médico o más, de acuerdo con la magnitud
de los servicios que brinda, presente durante las 24 horas todos los días, que al menos maneje las
emergencias, incluyendo la reanimación cardiopulmonar, el control de la vía aérea, shock, trauma
complejo, etc. Además, un equipo de consultores especialistas debe estar disponible en caso de
necesidad, y participar en las rondas de seguimiento de pacientes con patologías específicas.

El equipo de enfermería debe estar entrenado para el servicio en la unidad. Es muy conveniente la
presencia de un enfermero director a fin de establecer las líneas de autoridad y responsabilidad para
brindar la atención de enfermería óptima en términos de calidad, seguridad y adecuación.

La exacta relación entre enfermeros y pacientes aún no se ha establecido. Sin embargo, un mínimo de
un enfermero por cada tres pacientes se considera imprescindible durante las 24 horas del día. Los
pacientes más graves pueden requerir un enfermero personal.

Además del personal permanente precedentemente citado, otros profesionales son imprescindibles
para el adecuado funcionamiento de la unidad, incluyendo kinesiólogos, terapistas físicos, terapeutas
respiratorios, psicólogos, etcétera. (Lovesio, 2008)

Competencias profesionales en la atención al enfermo crítico; Enfermería Intensiva


Desde los tiempos de F. Nightingale, la enfermería participa en la
atención al enfermo crítico como un estamento profesional capaz de
proporcionar cuidados de enfermería especializados a enfermos en
situación crítica de salud y/o de alto riesgo, anticipándose en la
detección de problemas, agilizando la toma de decisiones y
participando en la realización de procedimientos diagnósticos y Figura 11: Enfermeras Intensivistas

terapéuticos característicos de las UCI. La enfermería intensiva reúne los conocimientos y las
habilidades apropiados para evaluar y responder con efectividad a las complejas necesidades de los

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enfermos críticos y a los retos de las nuevas tecnologías también características de las UCI. Según las
directrices de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias, las competencias
genéricas de la enfermería intensiva incluyen:
 Prestar atención integral al individuo resolviendo, individualmente o integrados en un equipo
multidisciplinar, situaciones críticas de salud, teniendo en cuenta la relación coste-efectividad.
 Cuidar enfermos que, por su situación crítica, requieran utilización de técnicas diagnósticas y/o
terapéuticas con tecnología compleja.
 Diagnosticar, tratar y evaluar de forma efectiva y rápida respuestas humanas que se generan ante
los problemas de salud reales o potenciales que amenazan la vida.
 Establecer una relación efectiva con el enfermo y su familia para facilitarles el afrontamiento
adecuado de las situaciones complejas en que se encuentran.
 Trabajar y colaborar activamente en el equipo multidisciplinar ofreciendo su visión de experto en
el área que le compete.
 Participar en el desarrollo, implantación y evaluación de los estándares, guías de actuación y
protocolos para la práctica de la enfermería especializada.
 Gestionar los recursos asistenciales con el objeto de mejorar la relación coste-efectividad de ellos.
 Asesorar como expertos en el marco sanitario global y en todos los niveles de toma de decisiones.
 Asesorar y educar a los usuarios y al equipo de salud sobre los aspectos que directamente están
relacionados con la especialidad.
 Formar al equipo de salud y a otras personas que intervienen en la resolución de problemas de su
área de especialización.
 Dirigir y orientar programas para la formación de futuros especialistas.
 Desarrollar la base científica necesaria para la práctica de la enfermería intensiva.
 Enfocar las líneas de investigaciones e innovaciones recientes que sean relevantes para mejorar
los resultados del enfermo.

En consonancia, en base a su conocimiento, la responsabilidad de la enfermería intensiva puede


extenderse a todos aquellos enfermos críticos recuperables, con independencia del lugar físico en que
éstos se encuentren, dentro y fuera del hospital: unidades de cuidados intermedios, áreas de urgencias
y emergencias, unidades de reanimación posquirúrgica, traslados interhospitalarios de enfermos
críticos, atención en situaciones de catástrofes, etc. (Nicolás, Ruiz, Jiménez, & Net, 2011)

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El equipamiento de la unidad
Por definición, una Unidad de Terapia Intensiva debe tener la capacidad de proveer monitoreo básico
y ofrecer un apoyo terapéutico completo al paciente crítico. A los fines de cumplir con estos objetivos,
toda UTI debe disponer de los siguientes elementos:

Cuadro 1: Equipo de la UCI


a) Monitoreo continuo de electrocardiograma, con j) Camas con cabecera desmontable y posiciones
alarmas de baja y alta frecuencia. ajustables.
b) Monitoreo arterial continuo, invasivo y no k) Marcapasos transitorios.
invasivo. l) Equipos de control de temperatura.
c) Monitoreo de presión venosa central y de presión m) Sistema de determinación de volumen minuto
de arteria pulmonar. cardiaco.
d) Equipo para el mantenimiento de la vía aérea, n) Registro de oximetría de pulso para todos los
incluyendo laringoscopio, tubos endotraqueales, pacientes que reciben oxígeno.
etcétera. o) Registro de capnografía para los pacientes que
e) Equipo para asistencia ventilatoria, incluyendo se encuentran en asistencia respiratoria
bolsas, ventiladores, fuente de oxígeno y de aire mecánica.
comprimido. p) Ecografía a la cabecera del paciente.
f) Equipo para realizar aspiración. q) Acceso al departamento de diagnóstico por
g) Equipo de resucitación, incluyendo cardioversor imágenes para realización de tomografía
y desfibrilador, y drogas para el tratamiento de las computada, centellografía; y al laboratorio de
emergencias. cateterización cardiaca.
h) Equipo de soporte hemodinámico, incluyendo r) Posibilidad de realización de
bombas de infusión, equipos de calentamiento de broncofibroscopía.
sangre, bolsas de presurización, filtros de sangre. s) Equipamiento para monitoreo de presión
i) Monitores de transporte. intracraneana y saturación de oxígeno en el
bulbo de la yugular.

En servicios de derivación y en aquellos con alto volumen de cirugía cardiovascular también se deberá
disponer de sistema de oxigenación extracorpórea, balón de contrapulsación aórtica, dispositivo de
asistencia ventricular izquierda y posibilidad de administración de óxido nítrico.

El progreso continuo de la tecnología en los equipos de utilización habitual en la monitorización y


tratamiento de los pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos ofrece sin duda cada

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vez más posibilidades de actuación. Al mismo tiempo, esta alta tecnología conlleva mayores costos,
no siempre posibles de ser soportados por las instituciones de salud. Uno de los aspectos a tener en
cuenta es el elevado costo del mantenimiento y de la reparación, no siempre adecuadamente evaluado
en el momento de la adquisición. (Lovesio, 2008)

El monitoraje fisiológico
Cada cama debe disponer de la posibilidad de monitoraje completo, que incluye la presentación y el
análisis de una o más derivaciones electrocardiográficas, al menos dos presiones, y la medición directa
o indirecta de los niveles de oxígeno arterial. Esto debe ser mostrado tanto en formato analógico como
digital, para proveer la forma visual de las ondas y la interpretación numérica de frecuencia y valores
máximos, mínimos y medios de los distintos registros. Cada monitor debe tener la capacidad de
registrar en papel al menos dos ondas analógicas en forma simultánea en un formato de dos canales.
Debe disponer de alarmas para los valores críticos preestablecidos, tanto audibles como visibles.
Los monitores de cabecera deben estar localizados para permitir un fácil acceso y visión, y no deben
interferir con la visualización o el libre acceso al paciente. Si bien puede existir una conexión de los
monitores de cabecera a una central de monitoreo, ésta de ningún modo puede reemplazar los
controles a la cabecera del paciente.

Es deseable obtener los siguientes registros:


Electrocardiograma. Deben ser mostradas en forma continua una o más derivaciones
electrocardiográficas. Es recomendable que se pueda evaluar en forma computarizada la frecuencia y
realizar un análisis de la forma de onda, y deben existir alarmas para asistolia, taquicardia y fi brilación
ventricular, y frecuencias cardiacas máxima y mínima preestablecidas. Es deseable contar con una
función de memoria para reconocimiento de arritmias.

Ondas de presión. El equipo de monitoraje debe tener la capacidad de mostrar en forma analógica al
menos dos presiones en forma simultánea. En adición, se deben poder mostrar en forma digital los
valores máximo, mínimo y medio de las presiones constatadas. Las alarmas deben indicar los valores
críticos para los parámetros precedentes; y se deben poder registrar las ondas en forma simultánea con
el electrocardiograma.

Parámetros respiratorios. Cada estación de cabecera debe tener la capacidad de mostrar en forma
continua la oximetría de pulso. También se debe contar con un registro de CO2 de fin de espiración o

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medida de PCO2 transcutáneo, en particular en los pacientes en asistencia respiratoria mecánica. Debe
estar disponible un control de frecuencia respiratoria para los pacientes en riesgo de apnea.

Volumen minuto cardiaco (VMC) y variables derivadas. Es imprescindible en las UTI contar con la
posibilidad de la determinación a la cabecera de la cama del VMC, y la capacidad de obtener una serie
de índices derivados hemodinámicos y respiratorios.

Otros parámetros. Los monitores modernos cuentan con la capacidad de mostrar valores de
temperatura, frecuencia respiratoria, amplitud del segmento ST, presiones no invasivas, saturación
venosa de oxígeno, electroencefalograma continuo y otros parámetros fisiológicos. Además, cuentan
con un sistema de almacenamiento de datos que permite revisar en forma histórica los acontecimientos
de las últimas horas.

Información computarizada
El empleo de una información computarizada a la cabecera del paciente se ha hecho corriente en
muchas unidades de cuidado intensivo. Las terminales a la cabecera de la cama facilitan el manejo del
paciente, permitiendo a los médicos y enfermeros permanecer al lado del mismo durante el proceso
de ingreso y registro de la información. Para minimizar los errores, es recomendable que las variables
obtenidas por los monitores puedan ser ingresadas en forma automática. En adición, el sistema debe
estar interconectado con otros sistemas del hospital, permitiendo el ingreso de datos provenientes de
otros servicios, como laboratorio, radiología, etcétera. (Lovesio, 2008)

Políticas generales en la Unidad de Cuidados Intensivos


La concentración de pacientes en estado críticos en áreas especiales ha permitido detectar y tratar de
manera oportuna situaciones graves, que en muchos casos ponen en peligro la vida del enfermo, siendo
la meta principal mantener las funciones sistémicas durante el estado crítico.

Las “áreas críticas” que incluyen urgencias, quirófano, recuperación posoperatoria y cuidados
intensivos idealmente deben de estar localizadas en una sola área, y son una necesidad para hospitales
de tercer nivel, pues permiten ofrecer al enfermo en estado crítico mayores recursos para la solución
de sus problemas.

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Criterios generales de ingreso
Desde el punto de vista teórico, son muchos los pacientes que, en un momento dado, pueden ser
candidatos a ingresar a la UCI y, por ello, es necesario elaborar normas y criterios que permitan una
selección idónea para una mejor atención. En general, se consideran cuatro conceptos para el ingreso
a la UCI, a saber:
1. Pacientes que presentan estado agudo crítico o están en inminencia de sufrirlo.
2. Todos los pacientes deben, en teoría, ser recuperables de los problemas que motivan su ingreso a
la unidad
3. Pacientes irrecuperables a largo plazo, pero que tienen un problema que pone en peligro su vida
en forma inmediata.
4. Pacientes que cumplen criterios de muerte cerebral y que reúnen criterios para la donación de
órganos. (Gutiérrez Lizardi, 2010)

Criterios de selección de pacientes


El nivel de gravedad permite identificar qué enfermos pueden beneficiarse de su ingreso en una UCI.
Así, en un artículo clásico de referencia, P. F. Griner (1972) identifica poblaciones a las que el ingreso
en una UCI no aportaría un beneficio; las de bajo riesgo, que estarían «demasiado bien para
beneficiarse», y las otras de excesivo riesgo, «demasiado graves para beneficiarse». (Nicolás, Ruiz,
Jiménez, & Net, 2011)

Se puede decir que las determinantes para la admisión a la UCI son las alteraciones posibles o reales
de los sistemas fisiológicos mayores y no la naturaleza del padecimiento, pudiendo resumir éstas en
los siguientes puntos:
a) Insuficiencia o inestabilidad de uno o más sistemas fisiológicos mayores. Estado que presenta el
paciente después de reanimación por paro.
b) Cardiorrespiratorio, insuficiencia respiratoria aguda, deshidratación grave, insuficiencia renal
aguda, y otros.
c) Alto riesgo. Sistemas fisiológicos mayores con estabilidad en peligro, que requieren monitoreo
en la UCI. Por ejemplo: arritmias que son letales, infarto agudo del miocardio, riesgos durante el
posoperatorio y en algunas situaciones más.
d) Necesidad de cuidados especiales, especializados o ambos. En casos de soporte ventilatorio
mecánico.
e) Posible donador de órganos.

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f) Cuidados paliativos.

Los modelos y criterios que sugiere JCHA (Joint Commission on Accreditation on Healthcare)
en su manual de Mejora de calidad y de seguridad para las UCI se les clasifica en los siguientes:

a) Modelo típico de política para admisión a la UCI


 Pacientes que requieren de ventilación mecánica por insuficiencia respiratoria.
 Pacientes que requieren de monitoreo hemodinámico invasivo o intravascular.
 Diferentes estados de choque: cardiogénico, séptico, hipovolémico, y otros.
 Pacientes sometidos a reanimación cardiopulmonar con buenos resultados.
 Pacientes que requieran de vasoactivos IV.
 Pacientes que requieran de transfusiones masivas. Pacientes que por cirugía de alto riego
requieran de evaluación fisiológica preoperatoria. Evaluación, tratamiento o ambos
 Pacientes posoperados que requieran de ventilación mecánica, monitoreo hemodinámico,
cuidados intensivos de enfermería o de monitoreo quirúrgico.
 Pacientes con amenaza de insuficiencia respiratoria o ventilatoria que requieran de tratamiento
médico para la prevención de la intubación.
 Sujetos intoxicados por drogas que satisfagan los criterios antes mencionados o que requieran
de asistencia médica intensiva para su desintoxicación, tratamiento o ambos.
 Pacientes que se tengan que someter a procedimientos diagnósticos o terapéuticos y, que por
su seguridad, sólo se deban efectuar en una UCI. Por ejemplo: endoscopia, broncoscopia,
diálisis, ultrafiltración arteriovenosa continua, inserción de marcapasos, tratamiento
trombolítico, o algunos otros.
 Pacientes con alteraciones hidroelectrolíticas graves, metabólicas, endocrinas que ameriten
una atención y vigilancia médica continua y estrecha, así como atención especializada de
enfermería (p. ej., cetoacidosis diabética, deshidratación grave, hipotermia hipertermia y
demás).
b) Modelo basado en prioridades
Este sistema distingue a aquellos pacientes que van beneficiarse si se atienden en la UCI (prioridad 1)
de aquellos que no se van a beneficiar de la admisión a la UCI (prioridad 4).

Prioridad 1 (alta). Enfermos Enfermo crítico e inestable, con de tratamiento intensivo y monitoreo,
cuyo tratamiento no se puede brindar fuera de la UCI. Estos tratamientos incluyen: soporte

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ventilatorio, uso continuo de vasoactivos mediante venoclisis. Los pacientes con prioridad 1 por lo
general no tienen límites en el tiempo en que van a recibir la terapia. Algunos ejemplos de estos
pacientes pueden ser individuos posoperados o los que desarrollan insuficiencia respiratoria aguda y
que requieran de soporte respiratorio mecánico, pacientes en choque o hemodinámicamente inestables
que requieran de monitoreo invasivo, administración de vasoactivos o ambos.

Prioridad 2 (alta). Estos pacientes requieren de monitoreo intensivo y requieren de intervención


inmediata. No se estipulan para ellos limitaciones clínicas. Entre ellos se encuentran a pacientes con
condiciones comórbidas asociadas que desarrollan padecimientos graves agudos, médicos o
quirúrgicos.

Prioridad 3 (media). Enfermo críticos e inestables, pero que tienen pocas posibilidades de
recuperarse por sus padecimientos subyacentes o por la propia naturaleza de la enfermedad aguda.
Los pacientes prioridad tres pueden recibir tratamiento intensivo para el alivio de su enfermedad
aguda; sin embargo, deben ponerse límites a los esfuerzos terapéuticos como intubación y reanimación
cardiopulmonar. Como ejemplos se incluyen pacientes con enfermedades metastásicas complicadas
con infección, tamponamiento cardiaco, obstrucción de la vía aérea.

Prioridad 4 (baja). Pacientes en quienes la admisión a la UCI se considera no apropiada. Su admisión


debe decidirse de manera individualizada, bajo circunstancias no usuales y a discreción del director
de la UCI. Estos pacientes pueden ubicarse dentro de las categorías siguientes:
 Escaso o nulo beneficio del cuidado en la UCI con base en el bajo riesgo de intervenciones
activas que pueden ser no seguras, si no se realizan dentro de una UCI. Incluye pacientes
sometidos a cirugía vascular, cetoacidosis diabética, individuos con estabilidad
hemodinámica, insuficiencia cardiaca congestiva moderada y sobredosis en un paciente
consciente.
 Pacientes con padecimientos terminales o padecimientos irreversibles que enfrentan una
muerte inminente (demasiado graves para beneficiarse de la UCI, por ejemplo, daño cerebral
grave irreversible, insuficiencia (falla) orgánica múltiple no reversible, cáncer metastático que
no responde a bioterapia, radioterapia o ambas, a menos que el paciente esté bajo un protocolo
específico de tratamiento).
 Pacientes con capacidad de decisión que declinan ser atendidos en una UCI, monitoreo
invasivo o ambos, y que desean sólo cuidados de confort, muerte cerebral en no donadores,

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pacientes en estado vegetativo persistente y personas que estén de manera permanente
inconscientes. (Gutiérrez Lizardi, 2010)

Nicolás, Ruiz, Jiménez, & Net, (2011) agregaron; Nosotros respetamos esta clasificación orientada al
nivel de prioridad y la consideramos muy válida, pero añadimos una quinta categoría atendiendo a las
potenciales instrucciones previas o voluntades anticipadas:

Prioridad 5 (baja). Rechazo del enfermo crítico a ingresar en una UCI; rechazo manifestado, por
ejemplo, mediante un documento de instrucciones previas y teniendo, por tanto, que aceptar en este
caso el principio bioético de «autonomía».

c) Modelo basado en diagnósticos


En este modelo se consideran las condiciones específicas de cada enfermedad para determinar lo
apropiada que pueda ser la admisión a la UCI. Está basado en sistemas fisiológicos mayores.

En caso de contar con una unidad monovalente ejemplo; cuidados intensivos coronarios, los pacientes
con trastornos coronarios deben ingresar a ella; los individuos con otros diagnósticos se internan en
unidades monovalentes por especialidad o en unidades intensivas polivalentes o multidisciplinarias.

Cuadro 2: Entre las entidades que requieren ingreso a la UCI, están:


Sistema cardiaco Sistema pulmonar:
 Infarto agudo del miocardio y sus  Insuficiencia respiratoria aguda que requiera
complicaciones. soporte ventilatorio.
 Choque cardiogénico.  Embolia pulmonar con inestabilidad
 Arritmias complejas que requieran de vigilancia hemodinámica.
monitorizada estrecha, así como de  Pacientes en terapia intermedia que tengan
intervenciones. deterioro respiratorio.
 Insuficiencia cardiaca congestiva con dificultad  Necesidad de cuidados respiratorios de
respiratoria, necesidad de soporte hemodinámico enfermería de los que no se pueda disponer en
o ambas. áreas de menor diferenciación funcional del
 Urgencias hipertensivas. hospital.
 Hemoptisis masiva.

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 Angina inestable, en particular con arritmias,  Insuficiencia respiratoria con necesidad de
inestabilidad hemodinámica o con dolor intubación inminente.
retroesternal persistente.
 Tamponade cardiaco o constricción con
inestabilidad hemodinámica.
 Bloqueo A-V completo.
Trastornos neurológicos Ingesta de drogas o sobredosis de éstas
 Lesión cerebral aguda con alteraciones del estado  Inestabilidad hemodinámica por ingesta de
mental. drogas.
 Coma: metabólico, tóxico, o anóxico.  Ingestión de drogas con estado mental alterado
 Hemorragia intracraneal con posibilidad de con inadecuada protección de las vías aéreas.
herniación.  Convulsiones después de ingerir fármacos.
 Hemorragia aguda subaracnoidea.
 Meningitis con alteraciones del estado mental o
problema respiratorio. Trastornos gastrointestinales

 Alteraciones del SNC (sistema nervioso central)  Hemorragia gastrointestinal que pone en riesgo
o neuromusculares con deterioro neurológico o la vida, incluyendo hipotensión, angina,
de la función pulmonar. hemorragia continua, o situaciones comórbidas.
 Estado epiléptico.  Insuficiencia hepática fulminante.
 Muerte cerebral o pacientes que sean donadores  Pancreatitis grave.
potenciales de órganos que deben tratarse de  Perforación esofágica con o sin mediastinitis.
manera agresiva, mientras se decida la donación
de órganos. Cirugía
 Vasoespasmo.  Pacientes posoperados que requieren de
 Lesiones craneoencefálicas. monitoreo hemodinámico, soporte ventilatorio o
cuidados especiales de enfermería o ambos.

Trastornos endocrinos Otros


 Cetoacidosis diabética con inestabilidad  Choque séptico.
hemodinámica, alteraciones del estado mental,  Lesiones del medio ambiente (hipo o hipertermia,
insuficiencia respiratoria o con acidosis intensa. electrocución, casi ahogamiento).
 Tormenta tiroidea o coma mixedematoso con  Nuevos tratamientos en experimentación con
inestabilidad hemodinámica. complicaciones.

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 Estado hiperosmolar con coma, inestabilidad Monitoreo hemodinámico:
hemodinámica o ambas. Entidades clínicas que requieran de atención
 Otros problemas endocrinos como insuficiencia diferenciada de enfermería.
suprarrenal con inestabilidad hemodinámica.
 Hiperpotasemia grave con alteraciones del Hiperpirexia neuroléptica maligna
estado mental, que requiera de monitoreo NOTA. Si no se encuentra en alguno de los grupos
hemodinámico. anteriores se asigna al sistema orgánico mayor,
 Hipo e hipernatremia con convulsiones, donde se encuentra la causa que llevó a su ingreso.
alteraciones del estado mental. • Neurológico
 Hipo e hipermagnesemia con alteración • Cardiovascular.
hemodinámica o arritmias. • Respiratorio.
 Hipo e hiperpotasemia con arritimias o • Gastrointestinal.
debilidad muscular. • Metabólico/renal.
 Hipofosfatemia con debilidad muscular.

d) Modelo basado en parámetros objetivos


Este modelo incorpora la utilización de parámetros objetivos como parte de los criterios de admisión.
Los parámetros pueden modificarse de acuerdo a las condiciones locales.

Cuadro 3: Parámetros objetivos


Signos vitales Estudios de laboratorio
 Pulso < 40 o > de 150 latidos por minuto.  Na sérico < 110 mEq/L o > 170 mEq/L
 Presión arterial sistólica < 80 mm Hg o 20 mm  K < 2 mEq/L o > de 7 mEq/L
Hg por debajo de la PA habitual.  PaO2 < 50
 PAM < 60 mm Hg.  pH < 7.1 o > 7.7
 PAD > 120 mm Hg.  Glucosa sérica > 800 mg/dL
 Frecuencia respiratoria > 35 respiraciones por  Calcio sérico > 15 mg/dL
minuto.  Niveles tóxicos de fármacos o drogas o de otras
sustancias quimicas en pacientes con afección o
inestabilidad hemodinámica o neurológica.
Estudios de Gabinete Hallazgos físicos (presentación aguda).
 Radiología/ultrasonografía/tomografía (datos  Pupilas desiguales en paciente inconsciente.
recién documentados): Hemorragia vascular  Quemaduras de más de 40% de la superficie
cerebral, contusión o hemorragia subaracnoidea corporal.
con alteraciones del estado mental o signos  Anuria.

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neurológicos focales, Rotura de víscera, vejiga,  Obstrucción de la vía aérea.
hígado várices esofágicas o útero y Aneurisma  Coma.
disecante de aorta.
 Electrocardiograma: IAM (infarto agudo al
miocardio) con arritmias complejas, inestabilidad Estado epiléptico
hemodinámica, Taquicardia ventricular sostenida
 Cianosis.
o fibrilación ventricular y Bloqueo cardiaco
 Tamponamiento cardiaco.
completo con inestabilidad hemodinámica.

Áreas específicas de la Unidad de Cuidados Intensivos


En México, más del 90% de las unidades de cuidados intensivos son de orientación polivalente o
multidisciplinaria; algunos hospitales de tercer nivel cuentan, además, con una unidad de cuidados
intensivos coronarios. Son pocas las unidades monovalentes como las de cuidados posoperatorios, de
choque, de atención a enfermos en estado de coma, unidades metabólicas y para el aislamiento de
enfermos con padecimientos infectocontagiosos.

La mayor parte de las unidades polivalentes consideran, bajo un buen diseño, a enfermos con
requerimientos específicos como los que se han mencionado.

Políticas específicas en la Unidad de Cuidados Intensivos

Reglamento de ingreso
1. Comunicación verbal, escrita o ambas del médico que solicita la valoración para el médico adscrito
de la UCI, explicando los motivos por los que el paciente requiere de cuidados intensivos.
2. El ingreso del enfermo es una decisión compartida entre el médico solicitante y el médico adscrito
a la UCI, quienes explican al enfermo y familiares el porqué del traslado y las características de
atención que ahí se proporcionan.
3. El médico adscrito de la UCI comunica a la jefa de enfermeras de sección, de la misma unidad, las
condiciones clínicas, necesidades de vigilancia y terapéutica intensiva del paciente a ingresar.
4. La jefa de sección implementa en un lapso de 5 a 15 min el módulo correspondiente para la atención
del enfermo.
5. La jefa de sección del servicio de procedencia, previa comunicación de su médico y con la jefa de
UCI, agiliza los trámites para el ingreso del paciente.

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6. El traslado se efectúa bajo vigilancia y responsabilidad directa del médico intensivista quien
implementa los cuidados necesarios para minimizar riesgos.
7. Elaboración por parte del médico tratante de una nota en el expediente, donde se especifica el
motivo de envío, estudios y evolución en las últimas 24 h. Si el paciente es de ingreso reciente, referir
su evolución desde su llegada al hospital.
8. Los traslados desde quirófano y recuperación posanestésica se efectúan bajo la responsabilidad y
supervisión del cuerpo médico del servicio de anestesiología.
9. El enfermo que ingresa en forma inesperada, es atendido primero en un cubículo con módulo de
reanimación cardiopulmonar; después del tratamiento inicial integral, el médico intensivista investiga
el motivo para tal decisión.
10. En caso de que la ocupación de camas de la UCI sea total, los ingresos serán valorados de acuerdo
a la cantidad y calidad de atención médico-enfermería requeridas por el ingreso y los que ocupan la
unidad; la decisión del ingreso a la UCI o a cuidados intermedios es responsabilidad del médico
intensivista.
11. El médico intensivista se responsabiliza de la no aceptación de un enfermo, documentando en el
expediente clínico esta determinación.

Reglamento manejo
1. La responsabilidad de la atención integral del paciente crítico corresponde al coordinador y cuerpo
médico-enfermería de la UCI.
2. La atención médico-enfermería a brindar se realiza de acuerdo al protocolo de vigilancia,
diagnóstico y tratamiento de las alteraciones fisiopatológicas principales.
3. El tratamiento estará a cargo del médico intensivista en conjunto con el médico tratante; este último
es quien conduce la atención del padecimiento primario.
4. Las interconsultas con los diferentes especialistas es decisión y responsabilidad del intensivista, que
hace el seguimiento hasta su realización.
5. El tratamiento integral del paciente es una labor conjunta del intensivista con la jefa de sección,
quienes supervisan su correcta aplicación.
6. El médico tratante efectúa sus indicaciones a través del médico intensivista.
7. Los estudios de laboratorio y gabinete, tanto de rutina como especiales, deben ser ordenados y
supervisados por el intensivista.
8. En caso de estudios diagnósticos y tratamiento fuera de la unidad, es responsabilidad del médico
intensivista y la jefa de sección decidir el momento oportuno para efectuarlos y las medidas necesarias

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durante el traslado; asimismo, notifica al enfermo y familiares el procedimiento a realizar, motivo y
riesgos.
9. El médico intensivista dará informes detallados sobre la evolución del enfermo, estudios a realizar
y estado actual, tanto a familiares como al médico tratante.

Reglamento de egreso
1. La estancia en la UCI será la mínima necesaria.
2. Las circunstancias de egreso pueden ser:
a) Programado.
b) No programado.
c) No previsto.
d) Por defunción.
3. El intensivista comunica la decisión de egreso a la jefa de sección, y ambos elaboran plan de las
condiciones de vigilancia terapéutica que debe de realizarse durante el traslado; este último puede ser
a cuidados intermedios o al servicio clínico de procedencia.
4. La jefa de la UCI comunica a la jefa de sección del servicio de destino del paciente el traslado y la
condición clínica del mismo; haciéndose entrega del enfermo y de su expediente clínico.
5. Transferencia a quirófano: se realiza de acuerdo a lo estipulado en el reglamento de la sala de
operaciones, con las siguientes especificaciones:
a) Invariablemente en forma conjunta médico cirujano y anestesiólogo acordarán plan de
vigilancia y tratamiento transoperatorio.
b) El médico tratante y el intensivista comunican al enfermo y a sus familiares la indicación
quirúrgica y sus riesgos.
c) El traslado es responsabilidad del personal médicoenfermería de la unidad, quienes determinan
los cuidados necesarios para minimizar riesgos.
d) Se hace entrega del paciente y del expediente clínico en quirófano, quedando toda la
responsabilidad a cargo del médico anestesiólogo y personal de enfermería del mismo.
6. Egreso no programado: Es aquel destinado a generar posibilidades asistenciales a enfermos con
mayores necesidades de cuidados intensivos ante la situación de ocupación total de camas.
7. Egreso no previsto: Es el solicitado por el enfermo o su familia cuando aún persiste la necesidad de
vigilancia, diagnóstico y tratamiento intensivo. Se elabora una nota clínica en el expediente, avalada
por la firma del enfermo o del familiar y se anota como alta voluntaria.

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8. Egreso por defunción: El egreso por fallecimiento se realiza de acuerdo con las normas de defunción
del hospital.

Nota; El expediente clínico completo es indispensable para efectuar el egreso del enfermo de la UCI.

Puntos Clave
1. Es imprescindible que todas las unidades de cuidados intensivos establezcan políticas de
funcionamiento de acuerdo a las normas generales de cada institución.
2. El establecer políticas en las unidades permite optimizar recursos humanos y electromédicos.
3. Éstas deben permitir funcionar a la unidad en forma autónoma y al mismo tiempo en un marco de
trabajo en equipo con el resto del hospital. (Gutiérrez Lizardi, 2010)

Bibliografía
Gutiérrez Lizardi, P. (2010). Protocolos y procedimientos en el paciente crítico. México: Editorial El
Manual Moderno, S.A de C.V.
Lovesio, C. (2008). Medicina Intensiva, Sexta edición. Rosario - Argentina: Corpus Editorial y
Distribuidora.
Nicolás, J. M., Ruiz, J., Jiménez, X., & Net, À. (2011). Enfermo crítico y emergencias. Barcelona
(España): Elsevier España, S.L.
Whiteley, S. M., Bodenham, A., & Bellamy, M. C. (2011). Guías Prácticas Churchill "Cuidados
Intensivos" tercera edición. Barcelona, España: Elsevier España, S.L.

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