Lec. 4 El Poder de La Unanimidad
Lec. 4 El Poder de La Unanimidad
Lec. 4 El Poder de La Unanimidad
El poder de la unanimidad
Efesios 4:15-16… sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo,
bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor.
Para aquellos de ustedes que no han estado los domingos anteriores que
llevamos con esta serie, hemos venido hablando del Secreto de la
Bendición.
Esto nos dice que hay una manera para elevar su vida, para aumentar su
economía; que hay una forma donde usted puede ser de bendición en lugar
del que necesita una bendición.
Hay mucha gente que llega a un alto nivel de poder económico, pero para
llegar allí les costó muchas, muchas lágrimas, heridas, desalientos, pérdida
de amigos o familiares y a algunos un rastro de sangre.
Pero la Palabra de Dios dice que esta bendición de la que estamos hablando
puede llevarle a un lugar en las alturas, y sin añadir tristeza. Y de eso vamos
a hablar hoy, con la ayuda de nuestro Señor Jesucristo.
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A continuación haré una revisión rápida para aquellos que necesiten
conectar los puntos, y luego compartiré algunas revelaciones poderosas con
ustedes en esta mañana.
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Después del capítulo 3 de Malaquías sólo dejó el capítulo 4 que contiene
5 versículos para hablar del día de Jehová, que es un día de juicio y
castigo para el mundo, pero de esperanza para el pueblo de Israel en el
versículo 2, Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de
justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como
becerros de la manada.
2. Creo de todo corazón que estas palabras son para su iglesia, porque
después de estas últimas palabras que leímos, ese silencio de 450 años,
Dios lo rompió el día en que el ángel Gabriel se le apareció a María y le
declaró: Bendita entre las mujeres.
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Y el v. 49 del mismo capitulo dice: Y así como hemos traído la imagen
del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
Esto nos indica que todos somos imagen del primer Adán, o somos
imagen del segundo Adán.
Alla afuera hay un mundo que es imagen del primer Adán, pero yo les
animo a cada uno de ustedes a ser imagen del segundo Adán. De modo,
que cada uno de nosotros debe ser imagen del segundo Adán.
Es un estado continuo de vida. Dios les dijo, los voy a bendecir, y esta
bendición los va a volver fructíferos, multiplicadores, fecundos, jueces de la
tierra, y tendrán dominio, ya de esto hemos hablado bastante en las
enseñanzas anteriores, y no quiero tomar mucho tiempo sobre esto en esta
mañana.
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Entonces usted no puede bendecir a nadie, pero si puede ser bendición para
alguien.
Porque la bendición de Dios es algo que lleva con usted de un lugar a otro,
cuando entra a un banco, cuando hace una negociación, cuando empieza su
propio negocio, cuando entra a trabajar a una empresa; por lo tanto, la
bendición de Dios no es transaccional, es algo que usted tiene en su vida
continuamente.
Nunca se disculpe por esa bendición, nunca se sienta avergonzado por esa
bendición. Es algo que el Señor Jesucristo puso sobre usted y le ha
capacitado y le ha empoderado (empoderar: es cuando alguien o un grupo
social desfavorecido adquiere poder e independencia para mejorar su
situación) para fructificar y prosperar.
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quieran con el resto, pero no se queden con mi porción. Porque esta es mi
manera de saber si ustedes quieren mantener la bendición o no.
Ahora noten lo que dice Malaquías 3:9, Malditos sois con maldición,
porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
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Ahora, la pregunta a nuestro Dios es ¿Por qué dijiste que toda la nación te
ha robado? Si sabemos que alrededor del mundo hay miles y miles de
personas que llevan sus diezmos a la iglesia fielmente.
La palabra Cristo significa ungido. Entonces Jesucristo está formado por las
palabras JESÚS y CRISTO, lo cual significa, “Jesús, el ungido”.
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De modo, que el Señor Jesucristo vino hace más de dos mil años y demostró
el uso de su poder para cambiar al mundo. Pero luego murió en la cruz y
resucitó al tercer día para derrotar a la muerte y a las huestes de maldad. Y
mediante su sangre, a través del bautismo en su nombre, hay perdón de
pecados.
Y después ascendió al cielo, y diez días más tarde, el Espíritu –esa unción
que vivía en el cuerpo del Señor Jesús–, ahora se muda a otro cuerpo.
Esto quiere decir que el Señor Jesucristo todavía está en la tierra a través de
su iglesia, su cuerpo. Permítanme probarles esto volviendo a 1 Corintios
12:12-18, 27, lo cual a veces le cuesta entender a muchos creyentes…
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos
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los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también
Cristo. 14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. 15 Si
dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del
cuerpo? 16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por
eso no será del cuerpo? 17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el
oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? 18 Mas ahora Dios ha
colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
Esto nos muestra que el cuerpo del Señor Jesucristo, su iglesia tiene
muchos, muchos miembros, pero todos ellos colectivamente están llamados
a ser un cuerpo donde mora el Espíritu de Jesucristo, la imagen del segundo
Adán.
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Somos el cuerpo de Jesucristo. Y ya vimos que Cristo, quiere decir el
ungido. De modo, que nosotros colectivamente formamos un sólo cuerpo
que tiene muchos miembros, pero que necesita tener la unción que había en
el Señor Jesucristo cuando estaba aquí en la tierra.
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Somos un cuerpo, y a esto es a lo que el Señor Jesucristo me llamó a hacer;
que cada vez que alguien me escuche predicar, su vida sea más fuerte y más
bendecida.
Que cuando salgan de este lugar vuelvan a sus casas con mejor ánimo que
cuando entraron, con más fe, con más revelación y con más bendición.
Esa es una larga historia; de modo, que sólo tomaré los puntos principales.
Josué 6:27 dice, Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó
por toda la tierra.
El siguiente lugar por conquistar era una ciudad mucho más pequeña que
Jericó llamada Hai; de modo que los israelitas pensaron, esto va a ser fácil.
Josué envió una misión de unos cuantos para que fuesen a esa ciudad para
observar el ambiente, y de regreso dijeron que no era necesario subir todo el
ejército del pueblo, pues con tres mil hombres que suban es suficiente.
Y así lo hicieron; pero la Palabra de Dios dice en Josué 7:4 Y subieron allá
del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de
Hai. 5 Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los
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siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada;
por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.
Josué se postró en tierra delante del arca del pacto y le preguntó a Dios ¿Por
qué ha sucedido esto?
Josué 7:19 Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el
Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho; no
me lo encubras. 20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente
yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21 Pues
vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos
de plata –4,5 libras–, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos –una
libra–, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en
medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.
Este pasaje nos muestra a nuestro Dios frustrado y enojado con todo el
pueblo de Israel por causa de un sólo hombre que tomó algo que estaba
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maldito. Porque es el principio que si un miembro se duele, todo el cuerpo
se duele.
Muchas veces vemos y leemos estas historias como si fueran una película
que nos han contado, pero no es una simple historia es una demostración de
que nuestro Dios ve a su pueblo como uno sólo. Somos muchos miembros,
pero al final somos un sólo cuerpo, un sólo pueblo.
Hay una bendición que es de tipo goteo que llega a cada uno de los que
obedecen individualmente. Si usted está bendecido, donde quiera que vaya
la bendición irá con usted; y lo que Dios ha bendecido, nadie puede
maldecir.
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Es verdad que soy un hijo de Dios, y hay una bendición que recibiré si le
obedezco a él. También he visto una bendición grande que ha llegado a la
iglesia porque un buen grupo de creyentes está bendecido.
Pero hay una bendición que creo que la iglesia no ha visto desde ese
capítulo cuatro de Hechos. Dice que era abundante gracia sobre TODOS
ellos, y no había ningún necesitado. Es porque esa no es una bendición
individual, esa es una bendición colectiva.
¿Qué pretendo hacer hoy con esto? Todo lo que procuro hacer con esto es
que lleguemos a tener un sólo corazón y una solo sentir.
No tengo control sobre ninguno de ustedes, ni les puede exigir nada. Lo que
si les digo con toda certeza es que lo único que tengo es la influencia que el
Señor Jesucristo ha puesto sobre mi vida, y es la unción y la voz para influir
en las personas que escuchan esta Palabra.
Quizá alguien pueda decir que Dios es demasiado drástico cuando vemos lo
que sucedió con la familia de Acán.
Una pregunta obligada aquí es ¿qué hizo enojar tanto a Dios contra el
pueblo de Israel?
Lo que enfureció tanto a nuestro Dios contra la nación de Isael fue que
pasaron más de cuatrocientos años en Egipto bajo la maldición del faraón, y
que después de estar libres de la esclavitud egipcia, en su primera victoria,
alguien se presta para detener la bendición colectiva.
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Recuerden que la promesa de la tierra prometida era para las doce tribus,
aunque sólo once fueron a la batalla contra Jericó.
Estoy conectado con usted, y usted está conectado conmigo. Ustedes me han
escuchado compartirles una frase con mucha frecuencia: “¡Quiero verlos
bendecidos a cada uno de ustedes!”. Pero yo no voy a estar conforme al
sentirme altamente bendecido por el Señor Jesucristo, porque mi sueño, mi
anhelo y mi visión es ver aquí una bendición colectiva.
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Y ¿Cómo se ve una bendición colectiva? La respuesta la tenemos en Hechos
4:34… Así que no había entre ellos ningún necesitado…
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