Hume

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Historia de la

filosofía
B L O Q U E I I I : F I L O S O F Í A
M O D E R N A

U n i d a d 7 : H u m e
La teoría empirista del conocimiento
I. El empirismo radical de David Hume

Contenidos 1. Impresiones e ideas


2. ¿De dónde proceden nuestras ideas?
3. Relaciones de ideas y cuestiones de hecho

II. La crítica de la idea de causalidad


1. Causa y efecto
2. En busca de la conexión necesaria
3. Un conocimiento probable

III. La crítica a la metafísica


1. ¿Qué es la sustancia?
2. ¿Existe el mundo exterior?
3. La identidad individual
4. El problema de Dios

IV. El escepticismo de Hume


1. Un fenomenismo escéptico
2. El significado de la crítica humeana

V. Una ética emotivista


1. La filosofía moral de Hume
2. El origen de la moralidad
3. Simpatía, utilidad y benevolencia
I. El empirismo radical de David Hume
1) Impresiones e ideas
- David Hume (1711-1776), la figura más completa y coherente del empirismo
- El conocimiento está formado por contenidos mentales basados en la
experiencia, que Hume denomina percepciones y que divide en dos grupos:
Impresiones, que son captadas por los sentidos de manera viva e intensa
Ideas, que son copias o imágenes de esas esas impresiones previas, más
débiles o de menor intensidad
- Las impresiones y las ideas pueden, a su vez, clasificarse en simples y
complejas:
Impresiones simples, como, por ejemplo, el sabor de esta manzana.
Impresiones complejas, como la suma del sabor, textura, olor, forma y
color de esa misma manzana.
Ideas simples, que son las correspondientes copias de las impresiones
simples anteriores
Ideas complejas, que pueden ser
copias de las impresiones complejas.
un producto de la asociación que nuestra mente establece entre otras
ideas diferentes
- Para Hume, la mente humana tiende a asociar las ideas de tres modos, lo que
permite a nuestra imaginación ligar unas ideas con otras, y elaborar ideas
complejas a partir de la combinación de diferentes ideas simples:
por semejanza
por contigüidad espacio-temporal
por relación de causa y efecto
I. El empirismo radical de David Hume
2) ¿De dónde proceden nuestras ideas?
- El principio básico del empirismo de Hume: la distinción entre impresiones e ideas:
todas las ideas de nuestra mente se originan en alguna impresión percibida
anteriormente (colores, sabores, sonidos, imágenes fantásticas, etc.)

3) Relaciones de ideas y cuestiones de hecho


- El problema de la validez de nuestros conocimientos y creencias. ¿Cómo se formulan
las verdades en las que creemos? Mediante proposiciones que afirman o niegan algo.
- Hume distingue dos tipos de proposiciones:
las relaciones de ideas, que expresan la conexión existente entre ideas diferentes, y
que son siempre verdaderas. Son las proposiciones de la lógica y la matemática,
verdades exactas e incuestionables (ejemplo del triángulo, que expresa una verdad
necesaria)
las cuestiones de hecho, que no son proposiciones necesarias. Su negación no
implica contradicción lógica. Puedo afirmar algo sobre el mundo o la vida. Para
saber si se trata de una proposición cierta tengo que recurrir a la experiencia. Por
ejemplo, "el fuego produce calor". Es cierta porque hemos experimentado los
efectos del calor. "El fuego no produce calor" es una afirmación falsa, pero no
contradictoria en términos lógicos.
Las ciencias naturales, como la física, la química o la biología formulan cuestiones
de hecho cuya validez debe ser comprobada mediante la experiencia.
II. La crítica de la idea de causalidad
1) Causa y efecto 3) Un conocimiento probable
- La filosofía empirista como base de la crítica de la metafísica: la causalidad, el yo, la - La conexión causal no es tan firme ni segura como podría parecer. La inferencia causal, es
sustancia decir, sacar conclusiones a partir de la repetición de la experiencia, es útil en nuestra vida
cotidiana. Pero esa conexión casual no es estrictamente necesaria ni obligatoria, sino solo
- Gran parte del conocimiento se basa en las conexiones causales. Pensar en términos de
una relación probable.
causalidad implica que observamos una conexión necesaria entre la causa y el efecto
- Suponemos que si hay A, tendrá que aparece B posteriormente. Pero eso es para Hume solo
una suposición, no una certeza indudable como sostenían los racionalistas.
2) En busca de la conexión necesaria
- Esta posición humeana implica rebajar las pretensiones de certeza incuestionable que hasta
- ¿Cómo llegamos a esa idea de conexión necesaria? entonces habían tenido las ciencias. De este modo, las leyes de la ciencia son ahora, para
Las conexiones causales no son relaciones de ideas, sino cuestiones de hecho. Ejemplo Hume, suposiciones razonables, no seguras por completo, y no verdades necesarias, absolutas
de relación de ideas: "el doble de dos es igual a la mitad de ocho". Una verdad necesaria o definitivas.
como esta no puede ser negada porque implicaría una contradicción.
Las cuestiones de hecho no afirman verdades necesarias, sino situaciones contingentes.
Se puede negar una cuestión de hecho sin que eso resulte absurdo o imposible. La
comprobación sobre la falsedad o veracidad debe hacerse por medio de la experiencia.
Necesito verificarlo en la práctica. Puedo comprobar que el "fuego provoca calor". Decir
lo contrario implica ir contra la experiencia.
Para Hume, todas las ideas provienen de las impresiones. La pregunta que se formula
entonces es: ¿cuál es la impresión de la que proviene esta idea de conexión causal
necesaria entre dos fenómenos, por ejemplo, A y B?
La respuesta es la siguiente: aunque repitamos muchas veces la experiencia, lo único
que puedo percibir es la presencia del fenómeno A y la posterior aparición del
fenómeno B. Hume concluye que no es posible percibir ninguna impresión específica de
la presunta conexión necesaria entre los dos fenómenos.
Es la repetición la crea en nosotros un hábito que nos predispone a esperar que las
cosas sucederán de la misma manera la próxima vez. La creencia en la conexión causal
tiene su origen en la sensación creada por la costumbre, que nos lleva a anticipar lo que
creemos que va a ocurrir, porque ya lo hemos experimentado antes. Su conclusión es
que no existe una conexión necesaria entre causa y efecto, sino que esa relación es una
sensación provocada por el hábito.
III. La crítica a la metafísica
1) ¿Qué es la sustancia?
- Un problema que se plantea desde los orígenes de la filosofía en Grecia: ¿Cuáles son las
sustancias que realmente existen? ¿En qué consisten su propiedades?
- Para Descartes hay tres sustancias (Dios, la conciencia y los objetos materiales). Para Spinoza hay
una sola. Para Leibniz hay infinitas. Para Locke la sustancia es el soporte de las cualidades de todo
aquello que percibimos con los sentidos. De todos estos autores podría decirse que coinciden, junto
con Aristóteles, en que sustancia es aquello que existe por sí mismo de modo independiente. La
sustancia es lo que da existencia propia a las cosas, aquello sin lo cual las cosas no existirían.

2) Existe el mundo exterior?


- La pregunta de Hume: ¿de dónde viene nuestra idea de sustancia? Locke sostenía que solo
tenemos impresión de las cualidades, pues no existe ninguna impresión de la sustancia misma.
Hume da un paso más para afirmar que no tenemos ninguna prueba concluyente de que exista por
sí misma esa supuesta sustancia de la que hablan tanto Locke como la mayoría de los filósofos.
- Si no estamos seguros de la existencia de la sustancia, ¿podemos estar seguros de la existencia
real del mundo exterior? Aunque Hume no cuestiona la existencia del mundo sensible, no obstante,
lo considera una creencia de sentido común. La existencia del mundo exterior no es, como sostenía
Descartes, una verdad incuestionable de manera absoluta que podamos fundar racionalmente. No
es algo que podamos afirmar con total seguridad. Creemos en la existencia del mundo exterior, de
las cosas, porque, aunque no las percibamos, nuestra mente tiende naturalmente a interpretar la
realidad como algo estable y permanente, lo cual es muy útil y práctico para desenvolvernos en el
mundo. Se trata de una suposición útil, no una certeza indudable.
III. La crítica a la metafísica
3) La identidad individual
- La crítica de Hume no implica que él niegue la importancia que tiene
- Descartes creía que el cogito es una primera certeza incuestionable.
el sentimiento de identidad individual. Hay una utilidad práctica
Para Locke la existencia del yo pensante también es una verdad evidente
indudable en creer que tenemos un yo individual que no cambia. Lo que
de la que podemos estar completamente seguros.
Hume sostiene es que esa convicción, al contrario de lo que defendía
- El empirismo radical de Hume se diferencia de esta posición. No es Descartes, no es una certeza indudable, sino una creencia sensata que
posible para él identificar la impresión de la que procede la idea del yo, se mantiene gracias a la memoria.
la idea de identidad personal. El yo no puede ser encontrado en un
proceso de introspección. Lo que encontramos es una inacabable
sucesión de pensamientos, emociones y estados de ánimo que cambian
constantemente. No hay yo fijo, estable y permanente al que podamos
acceder.
- ¿De dónde proviene la creencia en el yo, por ejemplo en Descartes? De
la idea de que tiene que haber un lugar en el que ocurren los
pensamientos y las emociones. Suponemos que todos esos estados de
conciencia, que experimentamos como un flujo, tienen que manifestarse
en algún sitio, es decir, el supuesto "yo individual". Pero para Hume no
hay ninguna impresión de ese supuesto yo.
- El yo está cambiando, deviniendo todo el tiempo. No es el mismo yo el
de hoy que el de hace dos años. No existe ninguna impresión, para Hume,
de que el yo permanezca inalterable. Es por medio de la memoria que
nos identificamos con nuestro yo pasado. La memoria nos permite
reconstruir un relato coherente que relaciona nuestros cambiantes
contenidos mentales y nos hace creer que todos ellos suceden en el
mismo lugar, en nuestra conciencia individual.
III. La crítica a la metafísica
4) El problema de Dios
- El planteamiento empirista siempre procede del mismo modo: buscar - Más importante aún: la creencia en la causalidad como hábito solo
las impresiones en las que se basan nuestras ideas. Esa es la teoría que es válida para fenómenos que hemos experimentado. Pero no existe
hay que aplicar para comprobar la validez de las pruebas racionales ninguna experiencia empírica de Dios, por lo que no es legítimo
ofrecidas históricamente por los filósofos. aplicar sobre él un razonamiento causal -ya de por sí débil-, y
convertirlo en el origen del universo.
- El argumento ontológico de San Anselmo sostiene que la existencia de
- ¿Por que tantas personas creen en Dios? Porque esa creencia sirve
Dios es una verdad necesaria que se deriva de la misma divinidad
para ofrecer respuestas tranquilizadoras ante temores y esperanzas.
definida como el ser más perfecto. El ser más perfecto tiene que existir
El gran problema de las creencias religiosas sale a la luz cuando en
porque, de lo contrario, le faltaría perfección. Hume considera que este
nombre de ellas se adoptan comportamientos intolerantes y
argumento confunde una cuestión de hecho con una relación de ideas.
actitudes dogmáticas.
- Para Hume solo las relaciones de ideas son verdades realmente
necesarias, como las matemáticas. La existencia de Dios no es una
relación de ideas, sino una cuestión de hecho. Su existencia debería
comprobarse en la práctica.
- La crítica de la divinidad como causa creadora (la segunda vía de Santo
Tomás, la causalidad). Para Hume la conexión entre causa y efecto no es
una certeza indudable, sino solo una creencia probable basada en el
hábito. Que A produzca repetidas veces B no significa que eso vaya a
ocurrir siempre.
IV. El escepticismo de Hume
1) Un fenomenismo escéptico
- En síntesis, Hume lleva a cabo una crítica radical de conceptos metafísicos como la
causalidad, la sustancia, Dios, el mundo y el yo. Todas estas ideas son confusas y no
provienen de ninguna impresión sensible. Sobre la existencia real de esas ideas no
podemos tener certeza alguna.
- Solo se puede tener un conocimiento infalible de lo que percibimos por medio de
nuestras impresiones. Su teoría puede denominarse fenomenismo escéptico porque,
según ella, solo podemos tener seguridad de los fenómenos que captan nuestros
sentidos. También hay un escepticismo de Hume en cuanto a la posibilidad de
conocer con certeza las supuestas realidades metafísicas que puedan existir detrás
de los fenómenos.

2) El significado de la crítica humeana


- Después de semejante crítica, exceptuando las matemáticas, ¿podemos estar
seguros de algo? ¿No podemos siquiera confiar en el valor y la certeza de las
ciencias? ¿Lo que ella nos proporciona tiene algún valor si los conceptos de sustancia
y de causa no se sostienen?
- Hume es, pese a todo, un filósofo de la ilustración, un defensor de la investigación
científica, de la educación y la cultura. No duda en ningún momento del valor y la
utilidad que tiene la ciencia. Su análisis filosófico es crítico, muestra que las
afirmaciones de los científicos no son verdades absolutas y que las leyes de la ciencia
son solo creencias probables, es decir, en las que es razonable confiar. Su crítica
tiene como consecuencia rebajar las pretensiones epistemológicas del saber
científico, pero en ningún caso invalidar nuestra confianza en su valor práctico.
V. Una ética emotivista
1) La filosofía moral de Hume
- Una ética emotivista para superar las concepciones de todos aquellos
filósofos que han tratado de fundamentar las normas morales en la
racionalidad (intelectualismo moral de Sócrates, la búsqueda racional de
las virtudes dianoéticas en Aristóteles, la ley natural de los escolásticos,
etc.).
- Para Hume, la ética no puede basarse en la razón porque la razón solo
puede explicar cómo son las cosas, no decirnos cómo deberían ser. La ética
no es descriptiva, no describe la realidad, sino que señala cómo tenemos
que actuar y qué normas debemos seguir. Ninguna descripción sobre cómo
son las cosas puede conducirnos hacia las normas que nos digan cómo
deberían ser.

2) El origen de la moralidad
- El origen de la ética se encuentra en los sentimientos y emociones que
experimentamos cuando presenciamos una acción humana, sentimientos
que pueden ser de satisfacción o de rechazo.
- Las acciones que consideramos moralmente buenas son las que provocan
un sentimiento de aprobación, mientras que aquellas que juzgamos
moralmente malas son las que nos generan un sentimiento interno de
rechazo. Por ejemplo, en el caso de un asesinato, lo que nos hace
condenarlo moralmente, para Hume, no es un razonamiento, sino el
sentimiento que nos genera cuando nos representamos mentalmente esa
acción
V. Una ética emotivista
3. Simpatía, utilidad y benevolencia
- ¿Conduce inevitablemente la propuesta de Hume a un relativismo ético? Si lo que aceptamos o rechazamos moralmente depende solo de los sentimientos, ¿no
tendrá cada uno sus propios sentimientos particulares y, por lo tanto, sus propias valoraciones morales diferentes a las de los demás?
- A pesar de estos cuestionamientos razonables, Hume no era un relativista de la moral, porque pensaba que todas las personas compartimos una misma naturaleza
humana. Es posible para Hume hablar de normas morales generales, válidas para todos, basadas en la universalidad de la naturaleza humana. Según él, todos los
seres humanos experimentamos una emoción de rechazo muy parecida ante, como decíamos, un asesinato, porque nuestra constitución básica es básicamente la
misma.
- El egoísmo es ciertamente uno de los sentimientos básicos del ser humano; sentimiento que no es solo negativo, pues también nos ayuda a sobrevivir. A diferencia
de Hobbes, Hume no piensa que el egoísmo sea la única ni la principal motivación de las personas. Otras emociones más claramente positivas residen en nuestro
interior, aquellas que nos incitan a cooperar y a ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio. Hume llama simpatía (empatía) a esa capacidad que tenemos de
sintonizar con las emociones de los demás, poniéndonos en su lugar y comprendiendo sus razones. Otros sentimientos que, junto con la simpatía, forman el
fundamento de la moralidad y la base de nuestra vida en sociedad son la benevolencia o el deseo de ser útiles a los demás.
Gracias

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