Golpe de Estado Informe

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EL GOLPE DE ESTADO EN HONDURAS

I. POLÍTICOS, EMPRESARIOS Y MILITARES: PROTAGONISTAS DE UN GOLPE ANUNCIADO

A. LOS HECHOS

1. LA DETENCIÓN Y EXPATRIACIÓN DEL PRESIDENTE

El domingo 28 de junio de 2009, un contingente de militares rodearon la residencia del presidente de


la República, Manuel Zelaya Rosales (2006-2010), lo detuvieron, lo trasladaron a la Fuerza Aérea
Hondureña y lo enviaron a Costa Rica, en un acto similar al que realizaban los militares en el pasado
cuando querían deshacerse de los antiguos jefes de las Fuerzas Armadas. El detonante principal fue la
convocatoria a una encuesta de opinión a realizarse ese mismo día, promovida por el Presidente de la
República, a través de la cual se le consultaría a la ciudadanía si deseaba que en las elecciones de
noviembre se colocara una cuarta urna (las otras tres corresponden al Presidente, a los diputados y a
los alcaldes) para votar por la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente en el 2010, cuyo
fin primordial sería la elaboración de una nueva Constitución de la República.

2. EL PROCESO DE PRODUCCIÓN DEL GOLPE DE ESTADO

El golpe de Estado se venía gestando desde varios días atrás, alimentado por una confrontación
creciente entre los tres poderes del Estado, específicamente entre los poderes Legislativo y Judicial
contra el Poder Ejecutivo. Una de las manifestaciones más evidentes fue el desconocimiento por dos
poderes del Estado, de la decisión del presidente de la República de destituir al jefe del Estado Mayor
Conjunto, General Romeo Vásquez Velásquez, por negarse a cumplir una orden del Ejecutivo,
facultad establecida en la propia Constitución de la República que se enmarca dentro de la
subordinación jerárquica de las Fuerzas Armadas al poder legítimamente constituido. La restitución
del mencionado General en su cargo en una operación relámpago por parte de la Corte Suprema de
Justicia y similar acción por parte del Congreso Nacional, que llegó al extremo de declarar héroe
nacional al militar, constituyó un atentado a la independencia de poderes y llevó al límite la negativa
de ambos poderes a realizar una consulta ciudadana.

La decisión de consumar el golpe de Estado se tomó el jueves 25 de junio cuando el mismo presidente
del Congreso pidió al pleno declarar deshabilitado al presidente de la República para continuar
desempeñando su cargo, y procedió a constituir una Comisión de Dictamen cuya resolución no se
produjo con la celeridad que se esperaba, lo que, unido a la cautela de embajador de los Estados
Unidos para apoyar la inhabilitación, impidió que el golpe de Estado se consumara ese mismo día.

"
3. EL DESENCADENANTE

La Constitución vigente en Honduras data de 1982 y en ella no se contemplan los mecanismos para
revisarla y crear una nueva. Los constituyentes de la época, conscientes de las debilidades de los
partidos políticos tradicionales, establecieron un conjunto de artículos denominados “pétreos” y una
advertencia encaminada a considerar como delito cualquier intento de reformarla. La iniciativa del
Presidente Zelaya de impulsar una consulta/encuesta ciudadana para preguntarle a la ciudadanía si
quería que se colocara una cuarta urna en las elecciones generales de 2009, para decidir sobre la
instalación de una Asamblea Nacional Constituyente que se encargaría de reformar la constitución,
recibió una reacción adversa de la clase política que recordaba constantemente que en el pasado
autoritario esa propuesta llevaba implícita un golpe de Estado y, derivado de ello, el empeño
continuista del Presidente de la República. A partir de ese momento, todo intento del Presidente para
realizar la consulta chocaba con la oposición del Poder Legislativo, primero, y del Poder Judicial,
después. Ambos intensificaban su oposición emitiendo constantes y veloces fallos de ilegalidad a las
iniciativas del poder Ejecutivo, relacionadas con la cuarta urna, ya sea en la fase de consulta o en la
fase de encuesta.

B. LA ALIANZA POLÍTICO-ECONÓMICA-MEDIÁTICA

Lo anterior permitió la confluencia de intereses diversos:

1. intereses político-partidarios, que aglutinaron a seguidores del Presidente del Congreso


Nacional, Roberto Micheletti, candidato perdedor en las elecciones primarias del partido
Liberal, con un fuerte resentimiento con el presidente del Poder Ejecutivo por no haberle dado
el apoyo suficiente para asegurar su triunfo; militantes del partido Nacional, que vieron la
iniciativa del Presidente Zelaya como una amenaza al triunfo del candidato de su Partido,
Porfirio “Pepe” Lobo; diputados de dos de los tres partidos pequeños, Pinu y Democracia
Cristiana, que se posicionaron al lado del presidente del Congreso Nacional en la
confrontación de poderes del Estado (la excepción la constituyó el partido Unificación
Democrática de tendencia izquierdista y con muy poca representación en el parlamento).

2. Intereses político-institucionales, en torno a los que se agruparon las siguientes instituciones:


a) Corte Suprema de Justicia, de cuyos miembros ocho son del partido Liberal, incluido su
presidente, y siete son del partido Nacional. Todos ellos fueron nombrados por el Congreso
Nacional a propuesta de una Junta Nominadora, pero todos guardan un alto nivel de
subordinación hacia el partido que votó por ellos y, en el caso del presidente (de la Corte
Suprema) mantiene una relación de dependencia directa con respecto al presidente del
Congreso Nacional

b) Ministerio Público, dirigido por el fiscal general, perteneciente al partido Liberal, y el fiscal
general Adjunto, del partido Nacional, ambos nombrados recientemente por el Congreso
Nacional luego de fuertes negociaciones entre las bancadas en las que el presidente Micheletti
jugó un papel activo.

"
c) Procuraduría General de la República, liberal nombrada por el Congreso Nacional y con
fuerte dependencia de su partido.
d) Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, reelecto por el Congreso Nacional luego
de intensas negociaciones con el partido Liberal.

e) Tribunal Supremo Electoral, organismo altamente partidizado cuyo presidente pertenece al


partido Liberal y mantiene vínculos directos con el presidente del Congreso.

3. Intereses económicos, que juntaron a dirigentes empresariales de las organizaciones


gremiales, Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP) y Asociación Nacional de
Industriales (ANDI), que estaban disgustados con la decisión presidencial de aumentar
unilateralmente el salario mínimo en diciembre anterior, a pesar de la negativa empresarial a
aumentarlo.

4. Intereses mediáticos, que hicieron confluir a los principales dueños de medios de


comunicación

a) Rafael Ferrari, del Partido Liberal, dueño de canales de televisión 3, 5 y 7, y de una cadena
de radio y varias radios menores.
b) Carlos Flores, también del Partido Liberal, ex presidente de Honduras y dueño de Diario
La Tribuna, de mucha influencia en la zona central del país y padre de la vicepresidenta del
Congreso Nacional a quien colocó por su amistad con Roberto Micheletti, entonces presidente
del Congreso Nacional, con una relación de dependencia hacia el ex presidente.
c) Jorge Canahuatti, del Partido Nacional, dueño de los diarios El Heraldo y La Prensa, con
fuerte influencia en la zona central el primero y nacional el segundo, confrontado con el
gobierno desde el inicio, por cuestiones partidarias y por quedar excluido de los contratos del
gobierno. Desde dos años atrás el presidente comenzó a señalar a los "poderes fácticos" que lo
presionaban para conseguir beneficios económicos, dentro de los cuales se encontraban los
empresarios de medios de comunicación y otras actividades económicas, que se han señalado.
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C. LOS ARGUMENTOS SEÑALADOS

1. El presidente quería imponer la democracia participativa

La clase política del país, representada en el Congreso Nacional a través de los partidos actualmente
constituidos, ha manifestado una resistencia creciente a aceptar nuevas formas de democracia, como
la participativa, argumentando que la democracia representativa es la única forma de ejercicio de la
democracia y que los diputados al Congreso Nacional son los únicos facultados para opinar sobre los
asuntos públicos. La idea de consultar a la ciudadanía para opinar sobre un asunto de trascendencia
nacional, como la creación de una nueva Constitución adaptada a los cambios que ha experimentado
el contexto nacional e internacional luego de 28 años de haber sido emitida, alteró la calma legislativa
y sus diputados comenzaron a argumentar que la Constitución de la República no se podía cambiar
porque los constituyentes que emitieron la Constitución de 1982, actualmente vigente, decidieron que
habían artículos pétreos que hacían imposible que la Constitución fuera reformada.
"
2. El presidente desobedeció las órdenes judiciales

La insistencia del presidente de la República de continuar adelante con la idea de la cuarta urna, pese
a la oposición del Poder Legislativo, secundada por el Poder Judicial, llevó al límite la confrontación
entre los poderes del Estado y todos ellos terminaron con argumentaciones y contra argumentaciones
jurídicas que evidenciaron la politización partidaria del Poder Judicial que se posicionó al lado del
Poder Legislativo en el conflicto entre Poder Legislativo y Poder Ejecutivo. De esta manera, lo que
pudo haber sido un conflicto exclusivamente jurídico, que debía resolverse en los tribunales de
Justicia, se convirtió en un problema esencialmente político que se manejó públicamente como
problema jurídico, aunque privadamente, a través de negociaciones entre el poder ejecutivo y la
alianza político, económica, mediática, se manejó como problema político.

3. El presidente pretendía continuar en el poder

El argumento del continuismo comenzó a ser utilizado por el Congreso Nacional, secundado por los
dueños de medios de comunicación, la empresa privada, sectores conservadores, personas y grupos
interesados, y militares retirados que comenzaron a plantar la idea de que el presidente quería
continuar en el poder, a pesar de su reiterada afirmación de que él estaría en el gobierno hasta el
último día de su mandato y que la Asamblea Nacional Constituyente sería tarea del nuevo gobierno
que iniciaría en el 2010. En esta percepción pudieron influir declaraciones iniciales contradictorias
por parte de funcionarios allegados al presidente de la República, que pudieron contribuir a confundir
a los sectores en confrontación sobre este tema, aunque el mismo adquirió su propia dinámica y
comenzó a repetirse una u otra vez por parte de todos los componentes de la alianza política-
económica-mediática, hasta lograr un alto nivel de manipulación y desinformación.

4. El presidente quería instaurar el comunismo en el país

La cercanía del Presidente Zelaya con los países integrantes de la Alianza Bolivariana de las Américas
(ALBA) y Petrocaribe, le creó una imagen de centro izquierda que incomodó a empresarios y
políticos que comenzaron a asociar todas las decisiones gubernamentales con acciones encaminadas a
instaurar el comunismo en el país, situación que fue hábilmente manipulada por los medios de
comunicación y repetida insistentemente por los militares retirados que adquirieron un protagonismo
creado y estimulado por las fuerzas opositoras al gobierno. La cercanía a los países de la ALBA, en
particular, Venezuela, Nicaragua y Cuba, los llevó a estigmatizar a gobierno y ciudadanos de estos
países, y a considerar que la presencia de sus diplomáticos en el país constituía una amenaza para la
democracia.

5. El presidente ha incumplido sus funciones

El tema de la cuarta urna desplazó a todos los otros temas de la agenda nacional, acaparando la
atención de legisladores, funcionarios y medios de comunicación, al extremo que medios de
"
comunicación de la alianza político-económica-mediática dedicaban espacios casi completos a
cuestionar el tema y, por supuesto, el gobierno utilizaba el canal del Estado y un par de canales más,
para defender su posición en torno a la cuarta urna. La alianza opositora continuó cuestionando la
insistencia presidencial en mantener el tema y decidieron cuestionarlo por la falta de atención, que,
según ellos, le restaba a la fiebre AH1N1, inundaciones y terremotos.

D. EL PAPEL DE LOS MILITARES

Conforme avanzaba la confrontación entre poderes del Estado, en una evidente crisis de
ingobernabilidad política, la alianza opositora comenzó a acercarse al jefe del Estado Mayor
Conjunto, General Romeo Vásquez Velásquez, y a la Junta de comandantes, para pedirles que no
obedecieran las órdenes del presidente de la República, de repartir las cajas para la encuesta de
opinión en todo el país. A la vez que negociaba con la cúpula militar en privado, colocaba en la
agenda pública a militares retirados, protagonistas de la década de los ochenta, formados en plena
guerra fría, reafirmando posiciones anticomunistas, incitando a la desobediencia y haciendo llamados
a la insubordinación de los militares activos. La crisis permitió que personajes sumados en el
anonimato adquirieran visibilidad y se convirtieran en referentes notables para los medios de
comunicación de la alianza opositora, militarizando la agenda de los medios y polarizando la sociedad
en dos grupos fuertemente enfrentados, los que estaban a favor y los que estaban en contra. La
destitución del jefe del Estado Mayor y la renuncia del secretario de Defensa, Edmundo Orellana, fue
una consecuencia lógica de la presión político jurídica a que se vieron enfrentados los militares
durante varios días de confrontación.

Hasta ese momento las Fuerzas Armadas aparecían como víctimas de la polarización civil en el plano
político. A partir de ahí y luego de la restitución político-judicial del General en su cargo, y después
de su reconocimiento público en el Congreso Nacional como “héroe nacional”, por haberle
desobedecido al presidente de la República, el militar comenzó a participar en marchas y protestas
callejeras, y a dar entrevistas para los medios opositores, definiéndose claramente del lado de la
alianza político-económica-mediática. La Junta de comandantes, constituida por los jefes de las tres
fuerzas y el Inspector General, además del propio jefe del Estado Mayor Conjunto, decidió
involucrarse en la confrontación tomando partido por la alianza opositora y ejecutando el golpe de
Estado de la mañana de 28 de junio. Muchos años de profesionalización y creciente subordinación
militar a los gobiernos legítimamente constituidos fueron echados por la borda por los comandantes
militares que prefirieron anteponer sus intereses y rencores particulares, y sucumbir ante el poder
económico y político, cometiendo uno de los errores más grandes que marcarán negativamente a su
institución. En estos 28 años de construcción democrática, las Fuerzas Armadas lograron construir
paso a paso una fuerte legitimidad ante la sociedad, al grado que aparecían en las encuestas con un
nivel de aceptación similar al de la iglesia católica. Verlos en la calle, al lado de la Policía,
persiguiendo y golpeando a ciudadanos hondureños que se plantaron para rechazar el golpe de
Estado, representa un retroceso grave por el cual pagarán su precio ante la historia y ante la sociedad.

E. LAS CONTRADICCIONES DEL CONGRESO NACIONAL

"
Lo ocurrido en el Congreso nacional durante el domingo 28 de junio pasará a la historia del país como
un ejemplo de los extremos a los que puede conducir la combinación de intolerancia, manipulación
del significado de la democracia, intereses personales, ideologización del conflicto político y
rivalidades extrapartidarias. Lo más lamentable es la reproducción de los viejos métodos militares que
combinaban mentiras sostenidas como verdades, silencio oficial ante la situación crítica,
sometimiento de los medios de comunicación opuestos al golpe, desinformación, ausencia de
información sobre lo que ocurre, intervención de teléfonos, detención de funcionarios, represión de
manifestantes, interrupción del fluido eléctrico, intento de controlar la comunicación electrónica y
auto proclamación como defensores de la nación. Lo anterior dio lugar a una serie de contradicciones
en que incurrieron los diputados y allegados, reproducidas fielmente por los medios de comunicación,
las cuales se resumen en lo siguiente:

1. La carta de renuncia del presidente del Ejecutivo

La justificación del golpe de Estado fue la renuncia que supuestamente había firmado y sellado el
presidente de la República el domingo 28 de junio, en la que indicaba que lo hacía por razones de
salud y para preservar la paz de la nación. La carta presentaba fecha del jueves 25 de junio, fecha en
que se había planificado el golpe de Estado como producto de las conversaciones entre el presidente
del Congreso Nacional y el jefe del Estado Mayor Conjunto y en la cual esperaban inhabilitar al
presidente de la República.

2. Sustitución versus derrocamiento

La argumentación central utilizada por los diputados del Congreso Nacional es que, ante el vacío
dejado por la renuncia del presidente de la República, el Congreso Nacional se ve obligado a
sustituirlo por el presidente del Congreso, a quien le toca constitucionalmente la sucesión en el cargo.
Sin embargo, ellos mismos y sus allegados han caído en contradicciones al repetir que el presidente
ha sido derrocado, relevado de su cargo, inhabilitado o separado del mismo por incumplir órdenes
judiciales. El Decreto Legislativo estableció improbar la actuación del presidente de la República y
separarlo de su cargo.

3. Espíritu de cuerpo versus intereses partidarios

El Congreso Nacional ha asumido posiciones bastante homogéneas ante el golpe de Estado. Ha


aparecido como un poder del Estado confrontado con otro poder del Estado, sin distinciones
partidarias entre liberales y nacionalistas, aunque a nivel individual cada uno apuesta a sus propios
intereses, como la distribución de cargos públicos en los siete meses que faltan para que el presidente
Zelaya termine su período presidencial, y la distribución de cargos en el Congreso Nacional, una vez
que inicie el próximo gobierno. Los nacionalistas apostaron al golpe confiando que esta crisis
ahondaría las diferencias del partido Liberal y les haría perder las elecciones de noviembre. Los
liberales apostaron al golpe pensando que el control del gobierno por siete meses les permitirá
disponer de recursos públicos para financiar su campaña y ganar los comicios de noviembre.

"
4. De candidato perdedor a presidente defacto

La pérdida de las elecciones primarias de su partido ante su opositor Elvin Santos, no fue un obstáculo
para incorporarlo como socio menor en el proceso de golpe de Estado, porque esa alianza lo fortalecía
frente al presidente quien lucía aislado de su partido. El resentimiento generado como resultado de sus
frustradas aspiraciones presidenciales por la vía legal, se vio compensado ante la posibilidad de ser
presidente por la vía ilegal, como producto de un golpe de Estado.

F. LAS DEBILIDADES GENERADORAS DE LA CRISIS

Es indudable que la crisis político-institucional que desembocó en el golpe de Estado del 28 de junio,
tiene raíces en la estructura del sistema político y en sus debilidades para enfrentar adecuadamente los
retos que supone la construcción de la democracia en nuestro país, entre las cuales podemos señalar
las siguientes:

1. Politización partidaria de las instituciones


’"

Todas las instituciones del Estado son políticas por naturaleza, pero imprimirle un sello partidario
excluyente, subordinado e irrespetuoso, traspasa los límites de lo aceptable y se convierte en una
debilidad que puede convertirse en una amenaza para el fortalecimiento democrático. La falta de
independencia y la limitación de la autonomía para desempeñarse frente a la ciudadanía se convierte
en una fuerte debilidad que ha aflorado en esta crisis con dimensiones tan grandes que deben motivar
a una profunda reflexión.

2. Candidatura presidencial de los presidentes del Poder Legislativo

En los últimos años se ha observado una creciente tendencia a la confrontación entre los poderes
Legislativo y Ejecutivo, particularmente en los dos últimos años de gobierno, cuando comienzan a
definirse los precandidatos y candidatos a la Presidencia de la República. Un factor explicativo clave
es el lanzamiento de las candidaturas presidenciales de los presidentes del Congreso Nacional que
lleva al parlamento a poner distancia ante el poder Ejecutivo e inclusive confrontarlo, para obtener
una mayor aceptación popular o para comenzar a ejercer el poder antes de obtenerlo. En años pasados
se realizó una reforma encaminada a impedir que este tipo de candidaturas se pudieran lanzar sin
antes haber renunciado a su cargo, pero la misma politización de las instituciones, en particular del
Sistema Judicial, ha hecho que los dos últimos presidentes de ese poder del Estado hayan lanzado sus
candidaturas a pesar de la prohibición derivada de una reforma constitucional.

3. Incapacidad política para lograr acuerdos

De manera creciente se ha observado la incapacidad política para articular consensos y alcanzar


acuerdos, característica que libró en el pasado a nuestro país de los enfrentamientos bélicos que se
produjeron en otros países de Centroamérica. Esta tendencia ha llegado a su máxima expresión en la
"
crisis que condujo al actual golpe de Estado, situación que pudo evitarse si hubiera existido voluntad
política para ceder en las dos partes en conflicto, mayor disposición a la negociación y mejor
preparación para la solución pacífica de los conflictos.

4. Recurrencia a poderes arbitrales

Una gran debilidad del sistema político hondureño, muy vinculada a la anterior, es la constante
búsqueda de poderes arbitrales para solucionar los conflictos. La recurrencia a las Fuerzas Armadas es
la actitud que lo ha caracterizado históricamente, aunque esta decisión ha terminado siempre, como
ahora, en golpes de Estado, luego de otorgarles un protagonismo político que no les corresponde. Una
nueva manifestación de esta tendencia se expresa en la recurrencia a las iglesias como factor
mediador y arbitral, papel que tampoco les corresponde por la condición laica del Estado hondureño.
En este proceso de polarización y posterior golpe de Estado, las iglesias hondureñas, tanto la católica
como las evangélicas, no sólo fallaron en su papel mediador, sino que se inclinaron por una de las
fuerzas en conflicto, exacerbando los ánimos e intensificando la polarización. Esta tendencia es
negativa porque le concede protagonismo político a dos instituciones que no deben tenerlo porque
ocupan y deben ocupar espacios que no deben estar contaminados por la política.

5. Cultura de la intolerancia, el irrespeto y la confrontación

Una característica relativamente nueva del sistema político hondureño es la intolerancia a los que son
y piensan diferente; el irrespeto al otro, incluidas las máximas autoridades de nuestro país; y la
tendencia a convertir diálogos en confrontación. Esta situación se ha observado con mucha
preocupación en la crisis actual tanto en el ámbito político como en el ámbito social. Llama la
atención que la confrontación llegó al límite, provocada y estimulada por los medios de comunicación
de la alianza opositora, impregnando a la sociedad de lo que hasta ahora ha sido una característica de
los medios de comunicación en general: ofensas, lenguaje soez, gritos, invasión de la privacidad,
agresión, acusaciones infundadas. Todo ello se vio en este proceso, lo que imposibilita más la
búsqueda de consensos y la solución pacífica de los conflictos.

G. UN GOLPE AL PROCESO DEMOCRÁTICO

Si no fuera por el drama provocado por el golpe de Estado, la detención y expulsión del presidente de
la República, la represión de manifestantes, las violaciones a las garantías individuales y los controles
a la libertad de expresión, provocaría hilaridad la forma en que los políticos hondureños definen la
democracia, el orden democrático y el fortalecimiento institucional. Mantienen el viejo concepto
ideologizado de democracia que colocaba a los militares como sus máximos defensores, consideran
orden democrático al castigo impuesto al presidente de un poder del Estado por atreverse a desafiar al
Congreso Nacional y denominan fortalecimiento institucional a la rapidez con que nombran a su
sustituto y a su nuevo gabinete. La situación se volvería más hilarante si los escuchamos razonando

"
sobre porqué lo sucedido no puede definirse como un golpe de Estado: no lo es, dicen, porque siguen
existiendo los tres poderes, no se ha roto el orden constitucional y no hay militares al frente de las
instituciones del Estado.

Los políticos hondureños le han dado un fuerte golpe al proceso de construcción democrática que se
ha venido gestando en los últimos 28 años, demostrando intolerancia, irrespeto a la independencia de
poderes, autoritarismo, ignorancia de los cambios que se han producido en el contexto internacional,
ambiciones desmedidas, subordinación a los grupos económicos y un profundo irrespeto al Estado de
Derecho.

Las Fuerzas Armadas se volvieron cómplices del rompimiento del orden constitucional y le
provocaron un profundo daño a su imagen institucional, sustituyendo su condición profesional,
apolítica y no deliberante, por la condición peyorativa de gorilas con que se les conocía hasta la
década de los ochenta. Se sumaron al juego de los protagonistas de la alianza político-económica y
mediática, y se convirtieron en instrumento para que ellos lograran sus objetivos y se quedaran con la
gloria, mientras la institución se quedaba con la ignominia.

Todas las personas, grupos y políticos tienen derecho a apoyar o rechazar sistemas ideológicos que
caracterizan a los países de nuestro continente; a lo que no tienen derecho es a imponer su criterio
particular como criterio general de la sociedad, a impedir que un presidente termine su mandato
constitucional porque no comparten con él sus simpatías personales con otros presidentes y a impedir
que la ciudadanía sea consultada sobre cualquier tema, incluyendo la elaboración de una nueva
Constitución. Manifestarse sobre estos y otros temas, es también un derecho de todos, pero expresar
públicamente nuestras preferencias y gritarlas con toda la fuerza que podamos, no nos hace superiores
a los otros.

• Consultar a la ciudadanía no puede ser nunca un acto ilegal: cuando los integrantes de la
alianza política-económica y mediática asuman el significado de esta frase, será un gran
indicador de avance en cultura política democrática.
• Reconocer y respetar la coexistencia de personas, partidos y países que son o piensan
diferentes, será un gran indicador de que las Fuerzas Armadas hondureñas superaron su
condición primitiva y atrasada.
• Emitir una opinión no implica obligatoriamente estar a favor o en contra, cuando la
sociedad hondureña asuma este criterio, será un gran indicador de su capacidad para debatir y
proponer.

II. CARACTERIZACIÓN, EVOLUCIÓN Y PERSPECTIVAS

A. SE INTENSIFICA LA POLARIZACIÓN

El golpe de Estado producido en la madrugada del Domingo 28 de junio, ha ido evolucionando e


incorporando nuevos elementos del contexto nacional e internacional. Los bandos confrontados afinan sus
estrategias, reafirman sus posiciones, trabajan por su imagen y evalúan constantemente su situación. Ambos
"
saben que el tiempo es importante, que los plazos se vencen y que la situación debe resolverse en un tiempo
muy corto. En lo interno ambos bandos miden sus fuerzas (empresarios, iglesias y medios, moviendo a sus
empleados y feligreses, y los otros sumandos nuevas fuerzas sociales: maestros, mujeres, indígenas, y ONG
locales y regionales), mientras en el plano internacional el balance se inclina totalmente hacia uno de ellos, en
este caso hacia el presidente constitucional de la república. Estos días en que transcurre el plazo de la OEA,
el bando de la presidente constitucional reactiva juicios, gira órdenes de captura que no había ejecutado antes
contra ex
funcionarios y saca órdenes de captura con fechas anticipadas para sustentar las acusaciones contra el
presidente.

Mientras el bando que apoya al presidente de facto intensifica las medidas de fuerza para controlar las
acciones de resistencia, prorrogando el toque de queda, suspendiendo garantías individuales por 72 horas y
conteniendo a los manifestantes que tratan de llegar a la capital, el bando del presidente constitucional
capitaliza el rechazo ciudadano a la represión, aumenta sus apoyos internos con personas y organizaciones
que le han cuestionado en su desempeño gubernamental o en su insistencia con la cuarta urna, y redefine su
estrategia movilizadora, orientándola hacia las cabeceras de los departamentos del país, obligando a los
manifestantes a romper los cercos militares/policiales, cruzando montes caminando, debido a los fuentes
controles carreteros.

Mientras el bando del primero protege a los manifestantes que apoyan al presidente de facto con acciones de
limpieza de calles y resguardo directo realizadas por militares y policías, también reprime a los manifestantes
que lo cuestionan, cierran el paso en las carreteras, disparan a las llantas a los vehículos que no se detienen y
bajan de los autobuses urbanos e interurbanos a las personas que circulan por áreas de alto tráfico vehicular,
para evitar que se concentren en manifestaciones de apoyo al presidente constitucional.

El bando del presidente de facto intensifica las denuncias de corrupción, injerencia chavista, violación a la
constitución, narcotráfico, anarquía, desequilibrio mental del presidente y complicidad de sus allegados,
esperando mantener el rechazo al retorno del presidente constitucional con más fuerza que las exigencias de
la OEA y de los países e instituciones que lo han exigido.

El bando del presidente constitucional intenta abrir una brecha en el sistema judicial que se mantiene cerrado
en torno al presidente de facto, presentando una acción legal ante la Sala Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia, solicitando que, como medida cautelar, se ordene la repatriación inmediata del presidente José
Manuel Zelaya Rosales. Mientras el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos se mantiene firme en
su adhesión al presidente de facto (ha mantenido silencio personal e institucional ante la violación de las
garantías constitucionales vinculadas al toque de queda y la represión de manifestantes), los organismos de
derechos humanos civiles, CODEH y COFADEH, muestran un apoyo creciente al presidente constitucional.

La estrategia del presidente de facto hacia el exterior no termina de definirse y no sólo no avanza, sino que
enfrenta numerosas complicaciones. Una de ellas está relacionada con el propio presidente de facto que no
termina de darle coherencia a su discurso y legitimidad a su involucramiento en el golpe de Estado, cayendo
en numerosas contradicciones ante la prensa internacional. Otra de ellas se relaciona con el Canciller de facto
que mira el mundo como una aldea y conserva una visión inadecuada de las relaciones internacionales;

"
finalmente, el fracaso del llamado a embajadores clave para que se presenten en Tegucigalpa a recibir
instrucciones o destituirlos según el caso, pues hasta ahora únicamente ha recibido el respaldo incondicional
del embajador de Honduras en Washington que afirma con gran certeza, sin haber estado en el país, que aquí
no ha habido golpe de Estado y tampoco rompimiento del orden constitucional, apoyando con ello la posición
del presidente de facto. Menos expuesto a la opinión pública, pero en el mismo plano, se encuentra el
embajador de Honduras en Bruselas, quien es hijo del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.

B. EL CONTEXTO NACIONAL

1. Alteración del orden constitucional

El bando del presidente de facto se ve en apuros para sostener que lo que pasó en Honduras el domingo 28
fue una simple y normal sustitución. No puede explicar por qué presentaron una supuesta renuncia del
presidente constitucional con fecha del 25 y la aceptaron hasta el 28, y mucho menos porqué una orden de
captura emitida por un magistrado de la corte, la dirigió por escrito al jefe del Estado Mayor Conjunto el 26,
cuando éste es un asunto exclusivamente policial, o explicar también por qué no canalizó esa orden al
secretario de Defensa por ley. Mucho menos puede explicar por qué el jefe del Estado Mayor Conjunto, en
decisión colegiada de la Junta de comandantes, ejecutó la orden de arrestar a un supuesto delincuente, quien
además era su superior jerárquico y, en lugar de entregarlo a los tribunales para que fuera juzgado, irrumpió
en su casa, lo condujo contra su voluntad hacia la Fuerza Aérea y lo mandó a dejar a otro país. Lo interesante
del caso es que cuando los periodistas extranjeros lo abordaron sobre algunas de estas inquietudes el
presidente de facto dijo que no sabía nada al respecto y los remitió a los que ordenaron y ejecutaron el hecho,
en abierta alusión al magistrado que firmó y al militar que ejecutó u ordenó hacerlo, que fue el jefe del Estado
Mayor Conjunto.

Por más esfuerzos que hace el bando del presidente de facto por estructurar una explicación mínimamente
aceptable, asesorado por abogados, políticos de tradición golpista y militares activos y retirados, con una gran
experiencia en estas actividades, no pueden explicar por qué se impidió que un presidente electo por mayoría
de votos en las elecciones de 2005 terminara su período gubernamental, si no existe en el país la figura del
mandato revocatorio y tampoco esa facultad en el Congreso Nacional, y menos que se le haya seguido un
juicio a la altura de su dignidad presidencial.

El bando del presidente de facto ha insistido en afirmar que no se ha producido ningún golpe de Estado y cita
para ello una colección de razones, comparaciones y justificaciones que tratan de evadir lo obvio: que se
violó la constitución de la república cuando lo condenaron (al exilio) sin el debido proceso, cuando se
nombró a un sustituto en circunstancias y condiciones dudosas, y cuando han realizado varias actividades
igualmente violatorias, relacionadas con lo siguiente: establecimiento de un toque de queda que impide la
libre circulación de la ciudadanía por cinco días y con posibilidades de prórroga; cierre de radios y canales de
televisión afines al gobierno constitucional; restricciones a los periodistas para hablar del presidente
constitucional (y ninguna para los que están en contra); represión de las manifestaciones a favor del
presidente constitucional (y protección de las manifestaciones a favor del gobierno de facto); detención de las
personas cercanas o afines al presidente constitucional (se mantienen en los cuarteles o se expulsan del país);
aparecimiento del Jefe del Estado Mayor Conjunto al lado del Presidente defacto en concentraciones
"
públicas, cuando existe un mandato constitucional que establece que las Fuerzas Armadas son obedientes,
apolíticas y no deliberantes.

2. El sistema de justicia al servicio del golpe

El sistema de justicia, fuertemente partidizado, se convirtió en un facilitador jurídico en todo el proceso del
golpe. La situación se mantiene en la actualidad y se ha podido observar la actitud que asumen sus máximos
exponentes al ser entrevistados por cadenas nacionales e internacionales, en particular el presidente de la
Corte Suprema de Justicia y el fiscal general de la República, olvidando la presunción de inocencia y
asumiendo la culpabilidad del presidente, sin haberlo sometido a un juicio transparente, apegado a ley y sin
sesgo político partidario.

3. El Involucramiento político-militar en el golpe

La actividad más intensa la mantienen el presidente Constitucional en el ámbito internacional y, en el ámbito


nacional, el presidente de facto, las Fuerzas Armadas, la Policía, el fiscal general de la República y el
presidente de la Corte Suprema de Justicia. Todos los otros actores políticos han pasado a asumir un papel de
observadores atentos del proceso, siempre listos a brindar el apoyo. Es el caso del Congreso Nacional, la
Procuraduría General de la República y el Comisionado General de los Derechos Humanos.

4. El Involucramiento económico- religioso y mediático en el apoyo

Los empresarios mantienen un apoyo activo, sabiendo que los días cercanos a la decisión de la OEA son
fundamentales para ganar cierto espacio en el ámbito internacional; por ello movilizan a sus empleados para
que participen en las manifestaciones públicas, organizan las mismas y financian parcialmente los costos. Las
iglesias aseguran el resguardo militar y policial, elaboran algunas consignas y movilizan a sus feligreses. Los
medios continúan con una defensa cerrada del golpe de Estado, con excepción de Diario Tiempo y Radio
Progreso en el norte del país;
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los medios menores se han abierto un poco pero siguen posicionados al lado del presidente de facto, lo que
hace que se mantenga el nivel de desinformación sobre lo que ocurre con las manifestaciones en favor del
presidente constitucional. El internet facilita la comunicación nacional e internacional que ha permitido
conocer lo que ocurre en el interior del país, y los pronunciamientos y adhesiones de personas, grupos e
instituciones que rápidamente se difunden a todos sus contactos.

5. Organización del gobierno defacto y distribución de cuotas de poder

De manera lenta pero precisa se va organizando el gobierno de facto y se van distribuyendo cuotas a los
participantes en el proceso golpista, incluidos los militares retirados, lo cual debe llamar la atención hacia una
posible remilitarización del Estado, esta vez con militares retirados ocupando puestos clave vinculados a la
seguridad nacional, mismos que hasta ahora estado en manos civiles. Un mensaje peligroso ha sido enviado
con el nombramiento de un ex oficial de inteligencia en la Dirección de Migración, existiendo la expectativa
de que también sean colocados en otros cargos clave como Marina Mercante y Empresa Nacional Portuaria.
"
6. Manipulación de la opinión pública

Las manifestaciones a favor del presidente de facto se encuentran impregnadas de ataques frontales con
mensajes subliminales: los ataques vienen de los políticos, empresarios y medios de comunicación
(intromisión de Chávez, irrespeto a la legalidad, calificativos de provocador y farsante) y los mensajes (Dios,
paz, democracia, diálogo, estabilidad orden, patria y no violencia) además de camisas blancas, banderas de
Honduras, entonación del himno nacional, revelan una marcada influencia religiosa (de hecho, las cúpulas de
las iglesias católica y evangélica se inclinaron por el golpe de Estado y se han constituido en un factor clave,
junto a los empresarios, en la movilización de manifestantes). Un hecho interesante de destacar es que
gradualmente van cambiando el sujeto/objeto de la movilización. De apoyar a Micheletti han pasado a
“apoyar a la democracia” en un intento de despersonalizar la adhesión a la causa golpista, tratando de
mantener un esfuerzo integrador que incluya a todas las preferencias religiosas y respete las preferencias
partidarias de los manifestantes, lo que combina muy bien con el papel de los medios de comunicación y lo
que afirma el presidente de facto cuando finaliza sus intervenciones públicas diciendo: “¡Dios está con
nosotros!
Institucionalizar mecanismos permanentes de participación ciudadana en la evaluación del rumbo que sigue
el país en cada gobierno. Para evitar que los conflictos políticos y sociales lleguen al límite y dar la
oportunidad a los dirigentes locales y nacionales que enmienden errores y atiendan las verdaderas necesidades
de una agenda social.

7. Una sociedad fuertemente dividida

Uno de los saldos más negativos del golpe de Estado del 28 de junio es la polarización extrema de la sociedad
entre los que están a favor y los que están en contra del mismo. La polarización partidaria, mediática y
religiosa ha impregnado la vida cotidiana y obligado a los más cautelosos a guardar silencio y posicionarse en
uno u otro extremo, cuando no les queda otra alternativa. La polarización se expresa también en los sectores
que apoyan el golpe (los perfumados, según el criterio popular) y los que lo cuestionan (la chusma, según los
otros) y va dando lugar a una nueva polarización (ricos y pobres) que desplaza a las polarizaciones más
conocidas y mejor manejadas por la sociedad (liberales y nacionalistas, católicos y evangélicos, nacionales y
extranjeros, jóvenes y mayores, motaguas y olimpistas). La polarización social, fuertemente estimulada desde
los medios de comunicación y las iglesias, constituye una profunda grieta en la vida democrática porque ha
socavado valores esenciales de la democracia como el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y el respeto a
la diversidad. Reconstruir la cohesión social es una tarea urgente para el país que pasa por la exigencia de
cuentas a los que propiciaron esta situación, el rechazo al autoritarismo manifiesto en los golpistas y la
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reflexión sobre el papel negativo que han jugado en este proceso todos los que provocaron, propiciaron y
estimularon la confrontación, para construir colectivamente la memoria histórica y sacar las lecciones que
nos ha dejado a todos esta experiencia golpista.

Reflexión final

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Si después de evaluar el contexto crítico en que se debate nuestra democracia con los aspectos que han sido
señalados, alguien se atreve a decir -y otros a escuchar- que la crisis golpista se solucionará anticipando las
elecciones generales, podemos irnos preparando, como país y como sociedad, para enfrentar una de las etapas
más oscuras de nuestro proceso político y podemos sentarnos a esperar en la puerta de nuestra casa, nuevos,
frecuentes e intensos pasos militares anunciando que la irracionalidad, el fanatismo, la represión y la
manipulación llegaron para quedarse.

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