El Chañar

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El chañar

Érase una vez, en un pueblo del norte de Chile, vivía un minero muy humilde
llamado miguel que por cariño sus conocidos lo llamaban Mic, él era un
padre soltero con una hija llamada Josefa, la cual era la luz de su vida. Ella era
una pequeña niña de 12 años, Josefa siempre estaba feliz y contenta con lo
poco que tenían. A menudo, pasaba sus días explorando las colinas cercanas
y jugando con los otros niños del pueblo, pero sobre todo le encantaban los
chañares y tenía uno al que cuidaba mucho. Mic siempre se esforzaba para
traer comida a la casa ya que en su trabajo no ganaba dinero suficiente ni
siquiera para pagar un colegio para Josefa.

Una mañana como cualquier otra, Mic se despertó por los sonidos de los
pepiteros y de los tamarugos meciendo sus hojas con el viento. El minero se
fue a trabajar y daba todo su esfuerzo para darle un futuro a su hija con la
esperanza de volverse rico algún día. Josefa, por otra parte durante el día se
encarga del cultivo de un chañar que estaba afuera de su casa el cual todos
los días regaba y cuidaba para que diera sus frutos. Ese mismo día, Mic
escucho a sus compañeros de trabajo hablar sobre una mina lejana que tenía
mucho oro y un cofre oculto. Mic, se emocionó y pensó que por fin podría ser
millonario como siempre quiso y ese mismo día fue directo a la mina.

Fueron muchas horas de viaje con sus compañeros, apreciaron una bandada
de cóndores andinos que volaban arriba de su cabeza y muchos zorros
culpeos caminando libremente por allí, mientras más caminaban en el
desierto se encontraban con muchas plantas y con un peculiar algarrobo que
le fascino porque le brindaba sombra, ahí mismo descansaron un rato, pero
por alguna razón su instinto le decía que no debía irse del gigante árbol.
Después de mucho tiempo de caminar encontró la famosa mina de la que se
hablaba, él estaba muy emocionado porque después de muchos años
encontraría la riqueza y podría darle a su hija todo lo que no pudo. Entro al
fondo de la mina y cada vez se iba haciendo más oscuro y más cerrado. Mic
estaba confundido ya que pasaba el tiempo y no encontraba nada, hasta que
después de un par de horas se rindieron, el pobre minero estaba muy
deprimido e ilusionado y solo le quedo de opción irse a su casa.

A pesar de sus esfuerzos no logro conseguir nada, ya era de noche, estaba


muy oscuro. Se dirigió a su casa y se llevó una inesperada sorpresa, él no lo
podía creer y empezó a llorar desesperadamente pues su hija estaba
desmayada en el piso, primero intento despertarla pero no funciono y lo
único que pudo hacer es llamar a una ambulancia. Estuvo mucho tiempo en
el hospital pero no fue nada grave y logro recuperarse. Mic se sintió muy
culpable de no haber llegado antes y haberla dejarla sola.

Mic se tomó el día siguiente libre para pasar tiempo con su hija ya que ha
estado muy ocupado con su trabajo. Salieron de la casa y vieron el chañar
que estuvo cultivando Josefa y ya había dado frutos. El padre se sintió muy
orgulloso de ella, pero mientras miraba el chañar se dio cuenta de un detalle,
debajo del árbol había una carta que no sabían quién la dejo ahí o el por qué,
pero igualmente la abrieron. Dentro del sobre decía que debían ir al desierto
y buscar el algarrobo más cercano y pues ahí encontraran un cofre con
mucho dinero. Mic cuando leyó eso se acordó de la mina de oro a la que fue
el día anterior y del algarrobo en el cual descanso y empezó a saltar de
alegría.

Mic y su hija emprendieron su viaje y caminaron hasta encontrar el


algarrobo. Llegaron y vieron que debajo del árbol había una pala y Mic
empezó a cavar todo el lugar y encontró el cofre que por dentro estaba lleno
de joyas, diamantes y dinero.

Con su nueva riqueza, Mic pudo proporcionarle a Josefa todo lo que siempre
había querido. Se mudaron a una hermosa casa en el centro de la ciudad y
Josefa pudo asistir a la escuela por primera vez en su vida. El padre
finalmente pudo darle la vida que se merecía y estaba muy agradecido, se dio
cuenta que el verdadero tesoro de su vida no era el oro que había
encontrado sino el amor que tenía por su hija. Sabía que ninguna riqueza
podría reemplazar la alegría y la felicidad que Josefa le trajo a su vida.

Sophia.

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