Lectoescritura Guia No 9
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El hecho que sea o no legal el aborto depende de las leyes que apruebe cada país
con respecto al mismo. Es un asunto de legislación nacional, es un aspecto que
entran a controvertir, dirimir o sancionar el congreso, senado o parlamento, según
sus funciones, independiente de religión, convicción moral o ideología. Si el
aborto, de acuerdo a legislación es permitido, pues sencillamente no faltará alguna
mujer que esté dispuesta a realizarlo, principalmente cuando la concepción ha
sido fruto de una violación.
Por otro lado hay que ver las condiciones sociales de determinado país de manera
global y no en el caso específico de cada mujer. Países en vía de desarrollo en
donde hay miles de millones de personas atrapadas en ciclos de pobreza e
ignorancia, son también los ambientes más propicios para embarazos indeseados.
En esos mismos países hay clases más privilegiadas en donde las mujeres
cuentan con servicios de salud e infraestructura económica para llevar a término
un embarazo; pero estos son casos aislados. Hay que buscar el bienestar global, y
pensar en resolver las necesidades de los más pobres, no satisfacer a los más
ricos e influyentes. Abortos realizados en clínicas ilegales y hospitales
clandestinos son los que causan más muertes entre mujeres en edad fértil;
permitir el aborto sería, respetar la libertad de cada mujer de disponer de su
cuerpo, y proveer a la sociedad de un sistema de salud respetuoso que ponga el
bienestar de las mujeres como una prioridad.
Una de las razones por las cuales estoy a favor del aborto es que el embrión
fecundado, en la primera etapa del embarazo, aún no constituye un ser humano,
sino un conjunto de células y por tanto, al decidir interrumpir el embarazo, en
realidad no se está acabando con la vida de una persona. Y hay que preguntarse
por qué los derechos de las mujeres, sobretodo este tan íntimo y relevante, está
en manos del estado. Me surgen preguntas como estas: ¿Que implicación tiene la
legalización del aborto en relación con los derechos humanos? ¿Acaso los
hombres tienen que pedir permiso para hacer libre uso de su cuerpo? ¿Cuándo se
ha visto a un hombre demandando al estado para someterse a una vasectomía?
¿No es, en alguna medida, un procedimiento que pone en peligro la vida?. Los
estándares con los que se tratan las necesidades de los hombres y mujeres son
diferentes, y moralmente “machistas”.
Los legisladores no tienen derecho a decidir sobre lo que las mujeres quieran
hacer respecto a un embarazo, porque cada niño que viene al mundo trae a sus
espaldas las consecuencias de las elecciones de sus padres. Si una madre
considera que no quiere traer el mundo a un niño por las razones que sean, hay
que escucharla y darle la oportunidad de que este proceso, doloroso y emotivo, se
haga en un ambiente respetuoso donde ella sienta que su voz cuenta. Así mismo
también hay que escuchar a la madre que, a pesar de los diagnósticos médicos,
quiere llevar a término un embarazo que se considera riesgoso. El punto clave de
la discusión es darle, por fin, una la voz a las mujeres.
El aborto no debe ser visto como una lucha entre religiosos y ateos sino como una
necesidad que impone el estado en cuestiones de salud pública y de dignidad de
las personas. El grupo pro vida justifica su postura en la intención de disminuir o
evitar la muerte de los embriones: la bibliografía ha demostrado con creces la
ineficacia de esta actitud y de esta posición. El grupo Ni Ni, que también demoniza
el aborto o lo considera una tragedia, no sólo es incorrecto desde la experiencia
de la mayoría de las mujeres, sino que es una verdadera estafa moral por parte de
un grupo radicalizado que no acepta las decisiones libres, individuales y morales
de las mujeres. Este grupo, pro vida, se ha ocupado sistemáticamente de mostrar
a las mujeres como egoístas y hedonistas, que sólo piensan en sí mismas. Sin
embargo, la decisión del aborto es una decisión, la mayoría de las veces, que
muestra un gran componente de responsabilidad.
Una sociedad democrática no puede definirse como tal si una mujer no es libre de
decidir su futuro reproductivo y cuándo quiere ser madre. La búsqueda de la
igualdad de género se basa en igualdad de oportunidades. La maternidad forzada
y aún la deseada desequilibran esta ecuación. Para que la mujer pueda
desempeñarse en la vida pública y no sea confinada a los cuidados del hogar y la
maternidad es necesario que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Por ello el
aborto es un bien social.
SI AL ABORTO
BIBLIOGRAFIA.