El Profeta Oseas

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Historias de la Biblia: El

profeta que se casó con una


prostituta

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PROFETA OSEAS. Habría vivido en el siglo VIII a. C. La Biblia dice que Dios le pidió
casarse con una prostituta. Oseas obedeció y se casó con Gomer, una prostituta de su país.
La situación matrimonial del profeta refleja la relación del pueblo de Israel, que traicionó su
pacto con el Señor. Pero Oseas no abandonó a su esposa, de la misma manera que Dios no
abandona a su pueblo.



Gelsomino del Guercio - publicado el 01/03/18

¡El caso de Oseas, entre amor, venganza y perdón,


parece una telenovela!

¡Oseas, el profeta que se casó con una prostituta! Una cosa inaudita cuyo sentido se le
escapaba también a un fariseo llamado Simón, que invitó a Jesús a su casa, y que cuando
una prostituta del pueblo entró y besó los pies de Jesús, no pudo evitar un pensamiento de
desprecio: «Si fuera de verdad un profeta, sabría quién y qué clase de mujer le
abraza los pies».
A Oseas (se calcula que vivió alrededor del 730 a.c.) Dios le dijo que se casara con Gomer,
la prostituta, la cual dio a luz a dos hijos, cuyos nombres representan las consecuencias del
pecado del pueblo de Israel: No-amada y No-mi-pueblo.

Es para asombrarse: al profeta se le pide que se haga cargo de la condición pecaminosa de


todo un pueblo. En términos evangélicos, puede decirse que el profeta carga sobre sí el
pecado de un pueblo y él mismo se convierte en pecado y en pecador, al casarse con
una mujer que es símbolo mismo del pecado de idolatría de Israel.

Es muy interesante al respeto subrayar que la palabra hebrea para designar la


prostitución significa también idolatría. Con lo que Oseas, casándose con Gomer, es
imagen de Dios, que hace una alianza con un pueblo idólatra que le traiciona.

Amor, venganza y perdón

El Dios de Oseas es un Dios enamorado, casado y luego traicionado por su pueblo que
prefiere a Baal, la divinidad cananea cuyo nombre literalmente significa Amo. Israel no ha
comprendido el amor de un Dios que ama como un marido fiel, y se vuelve a dioses que
son como amos.

Pero el Dios de Oseas es también un Dios enfadado que promete venganza:

“La castigaré por los días dedicados a Baal, cuando seguía a sus
amantes y se olvidaba de mí” (Oseas, 2,13).

Así dice Oseas, pero de repente, la llama de este amor perdona y olvida y, en los versículos
siguientes, el profeta exclama:

“Por ello, la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré al


corazón […]. Te haré mi esposa para siempre, te haré mi esposa
en justicia y en derecho, en amor y benevolencia, te haré mi esposa en la
fidelidad y tú conocerás al Señor” (Oseas, 2,14/19-21)).

Esta declaración de amor es uno de los momentos más bellos del libro, y quizás si para los
católicos el matrimonio es un sacramento que muestra el amor de Dios, se debe también a
este profeta, que es imagen y figura de Jesús y su amor por la Iglesia.

Verdadera religión
Una de las palabras más importantes del libro es conocer al Señor. El pecado de Israel
nace justo de aquí, de considerar a Dios como a un ídolo más, un «amo», venerado y rezado
cuando se quieren obtener sus favores o satisfacer las propias necesidades.

Por eso, el pobre Oseas muestra con su desgraciado matrimonio que Dios no es así, sino que
ama a su pueblo como un esposo y quiere una relación íntima y personal con él, y que
perdona a pesar de las traiciones a su amor.

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