El Profeta Oseas
El Profeta Oseas
El Profeta Oseas
PUBLIC DOMAIN
PROFETA OSEAS. Habría vivido en el siglo VIII a. C. La Biblia dice que Dios le pidió
casarse con una prostituta. Oseas obedeció y se casó con Gomer, una prostituta de su país.
La situación matrimonial del profeta refleja la relación del pueblo de Israel, que traicionó su
pacto con el Señor. Pero Oseas no abandonó a su esposa, de la misma manera que Dios no
abandona a su pueblo.
¡Oseas, el profeta que se casó con una prostituta! Una cosa inaudita cuyo sentido se le
escapaba también a un fariseo llamado Simón, que invitó a Jesús a su casa, y que cuando
una prostituta del pueblo entró y besó los pies de Jesús, no pudo evitar un pensamiento de
desprecio: «Si fuera de verdad un profeta, sabría quién y qué clase de mujer le
abraza los pies».
A Oseas (se calcula que vivió alrededor del 730 a.c.) Dios le dijo que se casara con Gomer,
la prostituta, la cual dio a luz a dos hijos, cuyos nombres representan las consecuencias del
pecado del pueblo de Israel: No-amada y No-mi-pueblo.
El Dios de Oseas es un Dios enamorado, casado y luego traicionado por su pueblo que
prefiere a Baal, la divinidad cananea cuyo nombre literalmente significa Amo. Israel no ha
comprendido el amor de un Dios que ama como un marido fiel, y se vuelve a dioses que
son como amos.
“La castigaré por los días dedicados a Baal, cuando seguía a sus
amantes y se olvidaba de mí” (Oseas, 2,13).
Así dice Oseas, pero de repente, la llama de este amor perdona y olvida y, en los versículos
siguientes, el profeta exclama:
Esta declaración de amor es uno de los momentos más bellos del libro, y quizás si para los
católicos el matrimonio es un sacramento que muestra el amor de Dios, se debe también a
este profeta, que es imagen y figura de Jesús y su amor por la Iglesia.
Verdadera religión
Una de las palabras más importantes del libro es conocer al Señor. El pecado de Israel
nace justo de aquí, de considerar a Dios como a un ídolo más, un «amo», venerado y rezado
cuando se quieren obtener sus favores o satisfacer las propias necesidades.
Por eso, el pobre Oseas muestra con su desgraciado matrimonio que Dios no es así, sino que
ama a su pueblo como un esposo y quiere una relación íntima y personal con él, y que
perdona a pesar de las traiciones a su amor.